viernes, 20 de enero de 2012

Lecturas Domingo 22 de Enero de 2012

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 14-20)

Gloria a ti, Señor.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el

Evangelio de Dios y decía:

"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".

Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Palabra del Señor.

Gloria a ti Señor, Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Día del Señor

Descúbrenos, Señor, tus caminos

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor

Antífona de Entrada

Cantad al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, cantad al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jonás (3, 1-5. 10)

En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: "Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar".

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: "Dentro de cuarenta días Nínive será destruida".

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 24

Descúbrenos, Señor,

tus caminos.

Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.

Descúbrenos, Señor,

tus caminos.

Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros.

Descúbrenos, Señor,

tus caminos.

Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.

Descúbrenos, Señor,

tus caminos.

 

Segunda Lectura

Lectura de la primera carta

del apóstol san Pablo a los

Corintios (7, 29-31)

Hermanos: Les quiero decir una cosa: la vida es corta. Por tanto, conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran; los que sufren, como si no sufrieran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no compraran; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran de él; porque este mundo que vemos es pasajero.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 14-20)

Gloria a ti, Señor.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el

Evangelio de Dios y decía:

"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".

Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Palabra del Señor.

Gloria a ti Señor, Jesús.

 

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante:

Hermanos, Dios nos da la salvación y nos llama a convertirnos y a creer en Él. Por eso oremos con confianza para que su Reino llegue a nosotros y en nosotros crezca.

Digamos:

Venga a nosotros tu Reino.

Para que la Iglesia presente el Reino ya cercano, comprometiéndose en la transformación de nuestra sociedad y en la conversión de sus estructuras.

Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

Para que la invitación del Señor a seguirlo resuene en el corazón de los jóvenes, y le respondan con generosidad.

Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

Para que en nuestra sociedad impere la justicia, y reine Dios y su verdad.

Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

Para que cuantos van a morir y no conocen a Jesús, se conviertan a Él, y cuantos ya le conocemos nos dejemos transformar por su amor.

Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

Para que el Señor nos instruya en sus caminos, se nos manifieste como Salvador y nos ayude a vivir con rectitud y humildad de corazón. Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

Para que los que compartimos el Pan y el Vino de la vida nos dejemos involucrar en la obra salvadora de Jesús.

Oremos.

Venga a nosotros tu Reino.

 

Celebrante:

Escucha, Padre, nuestras oraciones, y haz que no desaprovechemos el tiempo presente, para que cuando vengas nos encuentres aguardando tu Reino de justicia y de paz.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Dominical III

Nuestra salvación por el Hijo de

Dios hecho hombre

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino al prever el remedio en la misma debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el principio de nuestra salvación, por Cristo, nuestro Señor.

Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

22 de enero. 5º Día del Octavario

CRISTO Y LA IGLESIA

— En la Iglesia encontrarnos a Cristo.

— Imágenes y figuras de la Iglesia. Cuerpo místico de Cristo.

— La Iglesia es una comunión de fe, de sacramentos y de régimen. La Comunión de los Santos.

I. La misión de Cristo no terminó con su Ascensión a los Cielos. Jesús no es solo un personaje histórico que nació, vivió, murió y resucitó para ser exaltado a la diestra de Dios Padre, sino que vive actualmente entre nosotros de un modo real, aunque misterioso.

Ante el peligro de que los primeros cristianos viviesen del solo recuerdo histórico de aquel Jesús que muchos de ellos "habían visto", y ante la situación de otros que parecían vivir solamente pendientes de la nueva venida de Cristo, que ellos juzgaban inminente, el autor de la Carta a los Hebreos escribió: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por los siglos1. Aunque los Apóstoles y los primeros guías de la fe mueran y no puedan dar testimonio directo de su fe, queda a los fieles un Maestro y un Guía que no morirá nunca, que vive para siempre coronado de gloria. Los hombres desaparecen; Cristo queda eternamente con nosotros. Él existió ayer con los hombres, en un pasado histórico concreto; vive hoy en los Cielos, a la diestra del Padre, y está hoy a nuestro lado, dándonos continuamente la Vida a través de los sacramentos, acompañándonos de modo real en las vicisitudes de nuestro caminar. La Humanidad Santísima de Cristo fue asumida solo por un tiempo determinado; la Encarnación fue decretada desde la eternidad, y el Hijo de Dios, nacido de María Virgen en el tiempo y en la historia, en los días de César Augusto, permanece hombre para siempre, con un cuerpo glorioso en el cual resplandecen las señales de la Pasión2.

Cristo vive resucitado y glorioso en el Cielo y, de forma misteriosa pero real, en su Iglesia, que no es un movimiento religioso inaugurado por su predicación, sino que dice relación a la propia Persona de Jesús. La Iglesia nos hace presente a Cristo; es en Ella donde lo encontramos.

La grandeza de la Iglesia está precisamente en esa íntima relación con Jesús; por eso, es un misterio no abarcable con palabras. Ningún lenguaje humano es capaz de expresar su insondable riqueza, que toma origen en la misma Persona de Jesús y tiene como finalidad perpetuar su presencia salvadora entre nosotros. Más aún, la misión única de la Iglesia consiste en hacer presente a Cristo, que se fue a los Cielos, pero anunció que estaría con nosotros todos los días hasta la consumación de los siglos3, y conducirnos hasta Él. Afirma el Concilio Vaticano II que Él es el autor de la salvación y el principio de paz y de unión, y constituyó a la Iglesia "a fin de que fuera para todos y para cada uno el sacramento visible de esta unidad salvadora"4.

II. Señalaba Pablo VI que es decisivo para quienes seguimos a Cristo conocer la naturaleza de la Iglesia. "Y este conocimiento es tanto más importante, especialmente para nosotros católicos, cuanto que tantos errores, tantas ideas inexactas, tantas opiniones particulares circulan en las discusiones de nuestro tiempo". ¡Cuánta ignorancia, cuánto error! Muchos olvidan o desconocen que "la Iglesia es un misterio, no solo en el sentido de la profundidad de su vida, sino en el sentido también de que es una realidad no tanto humana e histórica y visible, cuanto divina y superior a nuestra natural capacidad de conocer"5.

La Sagrada Escritura muestra su naturaleza mediante diversas figuras que se complementan. Todas tienen como centro a Jesucristo y giran en torno a la unidad: es como un redil, cuya puerta es Cristo; rebaño, que tiene como Buen Pastor a Jesús, que nunca lo dejará en manos del enemigo o sin pastos; campo y viña del Señor; edificio, cuya piedra angular es Cristo, que tiene como cimiento a los Apóstoles y en el que los fieles realizan la función de piedras vivas. La Iglesia, llamada también Jerusalén de arriba y Madre nuestra, es descrita igualmente como esposa inmaculada6. Como explica San Pablo a los primeros cristianos de Corinto, la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo7. A través de esta imagen se expresa con claridad cómo la Iglesia pertenece a Cristo y está unida a Él. Entre Jesús y la Iglesia, entre Jesús y los cristianos se establece una corriente de vida que los hace inseparables8. Por la unión vital e íntima entre Cristo y la Iglesia se pueden afirmar realidades que tomadas al pie de la letra solo pueden aplicarse a la Iglesia, y viceversa. Así, puede decirse que Cristo es perseguido cuando la Iglesia es perseguida9, que Cristo es amado cuando son amados los miembros de su Cuerpo, que se niega a Cristo cuando no se quiere ayudar a los fieles10. También podemos decir que "la pasión expiatoria de Cristo se renueva y en cierto modo se continúa y se completa en el Cuerpo místico, que es la Iglesia... Con razón, pues, Jesucristo, que padece todavía en su Cuerpo místico, desea tenernos por socios en la expiación, y esto lo exige también nuestra situación en Él; porque siendo como somos Cuerpo místico de Cristo, es necesario que aquello que padece la cabeza lo padezcan con ella los miembros"11. Se trata, pues, de una unión estrechísima y misteriosa.

Esta unión no impide que cada fiel tenga su propio ser, su propia personalidad. El yo individual de cada hombre no queda anulado al unirse a Cristo, ni tampoco el ser propio de la Iglesia, aunque sea configurado y vivificado por Él. Los fieles creyentes reciben del Señor la misma vida de la gracia; y esta participación de la vida divina configura la unión entre ellos. La íntima comunión de los fieles abarca tanto el aspecto interior, espiritual e invisible como el carácter externo y visible de la Iglesia. "Si la Iglesia es un cuerpo –explicaba Pío XII–, necesariamente ha de ser uno e indiviso; según aquello de San Pablo: Muchos formamos un solo cuerpo (Rom 7, 5). Y no solamente debe ser uno e indiviso, sino también algo concreto y claramente visible (...). Por lo cual se apartan de la verdad divina aquellos que se forjan una imagen de la Iglesia de tal manera, que no pueda ni tocarse ni verse, siendo solamente un ser "neumático", como dicen, en el que muchas comunidades de cristianos, aunque separadas mutuamente en la fe, se junten, sin embargo, por un lazo invisible. Mas el cuerpo necesita también multitud de miembros, que de tal manera estén trabados entre sí, que mutuamente se auxilien"12.

III. La unidad de los fieles que forman el Cuerpo místico de Cristo está constituida por una comunión de fe, de sacramentos y de jerarquía, cuyo centro es el Papa.

La Iglesia es una comunión de fe, es decir, está formada por todos los bautizados, que han recibido una misma llamada de Dios y han correspondido con generosidad a esa llamada divina. Como consecuencia, confiesan la misma doctrina y están unidos por la misma vida divina que les comunica el Bautismo. Esta íntima unión, que brota de la fe, abraza conjuntamente la doctrina y la vida. En la antigüedad, cuando un bautizado se separaba de la doctrina o de la vida profesada y vivida por todos en la Iglesia, se le consideraba como ex-comulgado, esto es, que había roto la común-unión de todos. Después pasó a ser un acto de la autoridad de la Iglesia por el que se consideraba a alguien fuera de la Iglesia, en casos extremos y especialmente graves.

En el Cuerpo místico de Cristo existe también una comunión de bienes espirituales, en los que se participa principalmente a través de los sacramentos. Por ellos se da a los fieles la vida divina, se les alimenta y fortalece. La Sagrada Eucaristía es la cima de la vida de la Iglesia, pues en ella se da la Comunión en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, se alcanza la unión más íntima entre Cristo y sus discípulos y, al mismo tiempo, se refuerza la unión entre todos los que componen la Iglesia. La Sagrada Eucaristía es "la fuente y el culmen de la vida cristiana"13.

La Iglesia es también una comunión de mutuas ayudas sobrenaturales. En ella se da una gran variedad y pluralidad de carismas y vocaciones, ordenadas a la unidad y bajo una misma jerarquía, cuyo centro es el Papa, sin el cual no puede subsistir la unión de una misma fe.

La unidad de la Iglesia tiene su concreción en la Comunión de los Santos. Este dogma expresa la unión de los cristianos entre sí, pues si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es honrado, todos los otros a una se gozan14. "La interdependencia de los cristianos unidos a Cristo por la caridad sacramental se organiza a distancia. Da a cada uno los tesoros de todos los demás, y a los demás los tesoros de cada uno"15. Todos nos necesitamos, todos nos podemos ayudar; de hecho, nos estamos beneficiando continuamente de los bienes espirituales de la Iglesia. Nuestra oración, el ofrecimiento del trabajo, de las pequeñas incomodidades que traerá el día de hoy, pueden ayudar eficazmente a tantos hermanos que están en camino de la fe y a quienes, estando cerca, no tienen aún la plena comunión. La consideración de esta eficaz ayuda que prestamos a otros nos debe alentar a cumplir acabadamente los deberes más pequeños y a darles un sentido sobrenatural, presentándolos al Señor como una ofrenda, pues "de la misma manera que en un cuerpo natural la actividad de cada miembro repercute en beneficio de todo el conjunto, así también ocurre con el cuerpo espiritual que es la Iglesia: como todos los fieles forman un solo cuerpo, el bien producido por uno se comunica a los demás"16. Esto nos debe animar a prestar ayuda a otros a través de la oración y del cumplimiento fiel del trabajo profesional. Un día, admirados, podremos contemplar en Dios el bien tan grande que hicimos a muchos cristianos y a la Iglesia entera desde nuestro despacho, la cocina, el quirófano o la besana. No dejemos que se pierda una sola hora de labor, una contrariedad o una larga espera. Todo lo podemos convertir en gracia y vivificar así, unidos a Cristo, todo su Cuerpo místico.

Señor, mira complacido a tu pueblo y derrama sobre él los dones de tu Espíritu, para que crezca sin cesar en el amor a la verdad y busque, en la doctrina y en la práctica, la perfecta unidad de los cristianos17.

1 Heb 13, 8. — 2 Cfr. Sagrada Biblia, Epístola a los Hebreos, EUNSA, Pamplona 1987, nota a Heb 13, 8. — 3 Mt 28, 20. — 4 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 9. — 5 Pablo VI, Alocución 27-IV-1966. — 6 Cfr. Conc. Vat. II, loc. cit., 6. — 7 Cfr. 1 Cor 12, 12-17. — 8 Cfr. Conc. Vat. II, loc. cit., 7. — 9 Cfr. Hech 9, 5. — 10 Cfr. Mt 25, 35-45. — 11 Pío XI, Enc. Miserentissimus Redemptor, 8-V-1928. — 12 Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943, 7. — 13 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 11; Decr. Presbyterorum ordinis, 5. — 14 1 Cor 12, 26. — 15 Ch. Journet, Teología de la Iglesia, Desclée de Brouwer, Bilbao 1960, p. 252. — 16 Santo Tomás, Sobre el Credo, en Escritos de catequesis, Rialp, Madrid 1975, p. 99. — 17 Misal Romano, Misa por la unidad de los cristianos, Cielo C. Oración colecta.

 

 

 

Tercer Domingo
ciclo b

DESPRENDIMIENTO PARA SEGUIR A CRISTO

— Los discípulos, dejadas todas las cosas, siguen a Jesús. Necesidad de un desprendimiento completo para responder a las llamadas que nos dirige el Señor.

— Algunos detalles de pobreza cristiana y de desprendimiento.

— La limosna y el desprendimiento de los bienes materiales.

I. El Evangelio de la Misa nos narra la llamada de Cristo a cuatro de sus discípulos: Pedro, Andrés, Santiago y Juan1. Los cuatro eran pescadores y se encuentran trabajando, echando las redes o arreglándolas, cuando Jesús pasa y les llama. Estos Apóstoles ya conocían al Señor2 y se habían sentido profundamente atraídos por su Persona y por su doctrina. El llamamiento que ahora reciben es el definitivo: Seguidme y os haré pescadores de hombres. Jesús, que les ha buscado en medio de su trabajo, emplea un símil sacado de su profesión, la pesca, para señalarles su nueva misión.

Estos pescadores, al instante, lo dejaron todo para seguir al Maestro. También de San Mateo se nos dice que, relictis omnibus, dejadas todas las cosas, se levantó de la mesa donde cobraba los tributos y se fue con Cristo. Y el resto de los Apóstoles, cada uno en las peculiares circunstancias en que los encontró Jesús, debieron de hacer lo mismo.

Para seguir a Cristo es necesario tener el alma libre de todo apegamiento: del amor a sí mismo en primer lugar, de la excesiva preocupación por la salud, del futuro..., de las riquezas y bienes materiales. Porque cuando el corazón se llena de los bienes de la tierra, ya no queda lugar para Dios. A unos les pedirá el Señor la renuncia absoluta para disponer de ellos con más plenitud, como hizo con los Apóstoles, con el joven rico3, con tantos, a lo largo de los siglos, que han encontrado en Él su tesoro y su riqueza. Y a todo el que pretenda seguirle, le exige Cristo un desprendimiento efectivo de sí mismo y de lo que tiene y usa. Si este desasimiento es real, se manifestará en muchos hechos de la vida ordinaria, pues siendo bueno el mundo creado, el corazón tiende a apegarse desordenadamente a las criaturas y a las cosas. Por eso necesita el cristiano una vigilancia continua y un examen frecuente, para que los bienes creados no impidan la unión con Dios, sino que sean un medio para amarle y servirle. "Vigilen, pues, todos para ordenar rectamente sus afectos –advierte el Concilio Vaticano II–, no sea que, en el uso de las cosas de este mundo y en el apego a las riquezas, encuentren un obstáculo que les aparte, contra el espíritu de pobreza evangélica, de la búsqueda de la perfecta caridad, según el aviso del Apóstol: Los que usan de este mundo, no se detengan en eso, porque los atractivos de este mundo pasan (Cfr.1 Cor 7, 31)"4. Estas palabras de San Pablo a los cristianos de Corinto, que recoge la Segunda lectura de la Misa, son una invitación a poner nuestro corazón en lo eterno, en Dios.

La renuncia que pide el Señor ha de ser efectiva y concreta. Como dirá más tarde el mismo Jesús, es imposible servir a Dios y a las riquezas5. Si renunciamos a la propia vida por Cristo, con más motivo hemos de hacerlo con los bienes pasajeros que, en definitiva, duran poco y valen poco.

II. El desasimiento cristiano no es desprecio de los bienes materiales, si se adquieren y se utilizan conforme a la voluntad de Dios, sino hacer realidad en la propia vida aquel consejo del Señor: Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura6. Cuanto mayor es el desprendimiento, se descubre que mayor es la capacidad de querer a los demás y de apreciar la bondad y belleza de la creación.

Pero un corazón tibio y dividido, dado a compaginar el amor a Dios con el amor a los bienes, a la comodidad y al aburguesamiento, muy pronto desalojará a Cristo de su corazón y se encontrará prisionero de los bienes, que entonces se han convertido para él en males. No debemos olvidar que todos arrastramos como secuela del pecado original la tendencia a una vida más fácil, al aburguesamiento, al afán de dominio, a la preocupación por el futuro. A esta tendencia, que existe en todo corazón, se une la carrera desenfrenada por la posesión y el disfrute de medios materiales, como si fuera lo más importante de la vida, que parece extenderse cada vez más en la sociedad en que vivimos. En todas partes se observa una clara tendencia, no al legítimo confort, sino al lujo, a no privarse de nada placentero. Es una gran presión que se hace sentir por todas partes y que no debemos olvidar, si queremos de verdad mantenernos libres de estas ataduras para seguir a Cristo y ser ejemplos vivos de templanza, en medio de esa sociedad que debemos conducir hasta el Señor. La abundancia y el disfrute de bienes materiales nunca darán la felicidad al mundo; el corazón humano solo encontrará en su Dios y Señor la plenitud para la que fue creado. Cuando no se actúa con la necesaria fortaleza para vivir ese desprendimiento, "el corazón queda entonces triste e insatisfecho; se adentra por caminos de un eterno descontento y acaba esclavizado ya en la tierra, víctima de esos mismos bienes que quizá se han logrado a base de esfuerzos y renuncias sin cuento"7.

La pobreza y el desasimiento cristianos no tienen nada que ver con la suciedad y dejadez, con el desaliño o la falta de educación. Jesús va bien vestido. Su túnica, confeccionada seguramente por su Madre, es en el Calvario objeto de sorteo, porque era sin costura y de un solo tejido de arriba abajo8; era una vestidura orlada9. También observamos cómo en casa de Simón nota la falta de las normas usuales de educación y le echa en cara que no le haya ofrecido agua para lavarse los pies ni le haya saludado con el beso de la paz y que no unja su cabeza con óleo...10. La casa de la Sagrada Familia en Nazaret era modesta, limpia, sencilla, ordenada, alegre, sin desperfectos no recompuestos por dejadez o desidia, agradable, donde daba gusto estar. Frecuentemente no faltarían unas flores o algún pequeño detalle de adorno colocado con gusto.

La pobreza del cristiano que se ha de santificar en medio del mundo está muy ligada al trabajo del que vive y sostiene a su familia; en el estudiante su pobreza se relaciona con un estudio serio y un tiempo bien aprovechado, con la clara conciencia de que contrae con su formación una deuda con la sociedad y con los suyos, y que debe prepararse con competencia para ser útil; la pobreza de la madre de familia estará íntimamente unida al cuidado de su hogar, de la ropa, de los muebles..., para que duren, al prudente ahorro, que la llevará a evitar los caprichos personales, al examen de calidades en lo que compra, lo que supondrá en ocasiones recorrer más de una tienda, comparar precios... Y en relación a los hijos, ¡cómo agradecen luego el haber sido educados con esa cierta austeridad, que entra por los sentidos y que no necesita demasiadas explicaciones cuando se ve hecha vida en los padres! Y esto aunque se trate de una familia de posición desahogada. Los padres les dejan una gran herencia cuando descubren que el trabajo es el mejor y más sólido capital, cuando muestran el valor de las cosas y enseñan a gastar teniendo en cuenta las necesidades que padecen muchos en la tierra, cuando les educan para ser generosos.

III. El desprendimiento efectivo de los bienes supone sacrificio. Un desprendimiento que no cuesta es poco real. El estilo de vida cristiana supone un cambio radical de actitud frente a los bienes terrenos: se procuran y se usan no como si fueran un fin, sino como medio para servir a Dios, a la familia, a la sociedad. El fin de un cristiano no es tener cada vez más, sino amar más y más a Cristo, a través de su trabajo, de su familia, también a través de los bienes. La generosa preocupación por las necesidades ajenas que vivían los primeros cristianos11 y que San Pablo enseñó a vivir también a los fieles de las comunidades que iba fundando, será siempre un ejemplo de permanente vigencia: un cristiano jamás podrá contemplar con indiferencia las necesidades espirituales o materiales de los demás, y debe poner los medios para contribuir generosamente a solucionar esas necesidades. Unas veces con su aportación económica, otras cediendo su tiempo para obras buenas, sabiendo que entonces no solo se remedian las necesidades de los santos (de otros hermanos en la fe), sino que también se contribuye mucho a la gloria del Señor12.

La generosidad en la limosna a personas necesitadas o a obras buenas ha sido siempre una manifestación, no única, del desprendimiento real de los bienes y del espíritu de pobreza evangélica. Limosna, no solo de lo superfluo, sino aquella que se compone principalmente a base de sacrificios personales, de pasar necesidad en algún campo. Esta ofrenda, hecha con sacrificio de aquello que nos parecía quizá necesario, es gratísima al Señor. La limosna brota de un corazón misericordioso, y "es más útil para quien la ejerce que para aquel que la recibe. Porque quien la ejerce saca de allí un provecho espiritual, mientras quien la recibe solo temporal"13.

El Señor, como a los Apóstoles, nos ha invitado a seguirle, cada uno en unas peculiares condiciones, y para responder a esa llamada debemos vigilar si también nosotros hemos dejado todas las cosas, aunque de hecho tengamos que usar de ellas. Examinemos si somos generosos con lo que tenemos y usamos, si estamos desprendidos del tiempo, de la salud, si nuestros amigos nos conocen por ser personas que habitualmente viven con sobriedad, si somos generosos en la limosna, si evitamos gastos que son en el fondo capricho, vanidad, aburguesamiento, si cuidamos aquello que usamos: libros, instrumentos de trabajo, ropa; veamos, en definitiva, si nuestro deseo de seguir al Señor va acompañado del necesario desprendimiento de las cosas, y si este desprendimiento es real, si se expresa en hechos concretos. También Jesús pasa a nuestro lado; no dejemos que por cuatro cosas –basura las llama San Pablo14–, estemos retrasando esa unión más honda con Cristo.

1 Mc 1, 14-20. — 2 Jn 1, 35-42. — 3 Mc 10, 21. — 4 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 42.  5 Lc 16, 13.  6 Mt 6, 33.  7 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 118. — 8 Jn 19, 23. — 9 Mt 9, 20; 14, 36. — 10 Lc 7, 36-50. — 11 Cfr. Hech 2, 44-47. — 12 2 Cor 9, 12. — 13 Santo Tomás, Comentario a la 2ª Epístola a los Corintios, 8, 10. — 14 Flp 3, 8.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

San Vicente
Mártir
Año 304

San Vicente: ¡que nos consigas del cielo la gracia de Dios 
que nos vuelva muy valientes para proclamar nuestra fe!

 

Vicente significa: "Vencedor, victorioso".

San Vicente era un diácono español, y su martirio se hizo tan famoso que San Agustín le dedicó cuatro sermones y dice de él que no hay provincia donde no le celebren su fiesta. Roma levantó tres iglesias en honor de San Vicente y el Papa San León lo estimaba muchísimo. El poeta Prudencio compuso en honor de este mártir un himno muy famoso.

Era diácono o ayudante del obispo de Zaragoza, San Valerio. (Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdocio). Como el obispo tenía dificultades para hablar bien, encargaba a Vicente la predicación de la doctrina cristiana, lo cual hacía con gran entusiasmo y consiguiendo grandes éxitos por su elocuencia y su santidad.

El emperador Diocleciano decretó la persecución contra los cristianos, y el gobernador Daciano hizo poner presos al obispo Valerio y a su secretario Vicente y fueron llevados prisioneros a Valencia. No se atrevieron a juzgarlos en Zaragoza porque allí la gente los quería mucho. En la cárcel les hicieron sufrir mucha hambre y espantosas torturas para ver si renegaban de la religión. Pero cuando fueron llevados ante el tribunal, Vicente habló con tan grande entusiasmo en favor de Jesucristo, que el gobernador regañó a los carceleros por no haberlo debilitado más con más atroces sufrimientos. Les ofrecieron muchos regalos y premios si dejaban la religión de Cristo y se pasaban a la religión pagana. El obispo encargó a Vicente para que hablara en nombre de los dos, y éste dijo: "Estamos dispuestos a padecer todos los sufrimientos posibles con tal de permanecer fieles a la religión de Nuestro Señor Jesucristo". Entonces el perseguidor Daciano desterró al obispo y se dedicó a hacer sufrir a Vicente las más espantosas torturas para tratar de hacerlo abandonar su santa religión.

El primer martirio fue un tormento llamado "el potro", que consistía en amarrarles cables a los pies y a las manos y tirar en cuatro direcciones distintas al mismo tiempo. Este tormento hacía que se desanimaran todos los que no fueran muy valientes. Pero Vicente, fiel a su nombre, que también significa "valeroso", aguantó este terrible suplicio rezando y sin dejar de proclamar su amor a Jesucristo.

El segundo tormento fue apalearlo. El cuerpo de Vicente quedó masacrado y envuelto en sangre. Pero siguió declarando que no admitía más dioses que el Dios verdadero, ni más religión sino la de Cristo. El mismo jefe de los verdugos se quedó admirado ante el valor increíble de este mártir.

Entonces el gobernador le pidió que ahora sí le dijera dónde estaban las Sagradas Escrituras de los cristianos para quemarlas. Vicente dijo que prefería morir antes que decirle este secreto.

Y vino el tercer tormento: la parrilla al rojo vivo. Lo extendieron sobre una parrilla calientísima erizada de picos al rojo vivo. Los verdugos echaban sal a sus heridas y esto le hacía sufrir mucho más. Y en todo este feroz tormento, Vicente no hacía sino alabar y bendecir a Dios.

San Agustín dice: "El que sufría era Vicente, pero el que le daba tan grande valor era Dios. Su carne al quemarse le hacía llorar y su espíritu al sentir que sufría por Dios, le hacía cantar". Si no hubiera sido porque Nuestro Señor le concedió un valor extraordinario, Vicente no habría sido capaz de aguantar tantos tormentos. Pero Dios cuando manda una pena, concede también el valor para sobrellevarla.

El tirano mandó que lo llevaran a un oscuro calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios cortantes y que lo dejaran amarrado y de pie hasta el día siguiente para seguirlo atormentando para ver si abandonaba la religión de Cristo. El poeta Prudencio dice: "El calabozo era un lugar más negro que las mismas tinieblas; un covacho que formaban las estrechas piedras de una bóveda inmunda; era una noche eterna donde nunca penetraba la luz".

Interviene Dios. Pero a medianoche el calabozo se llenó de luz. A Vicente se le soltaron las cadenas. El piso se cubrió de flores. Se oyeron músicas celestiales. Y una voz le dijo: "Ven valeroso mártir a unirte en el cielo con el grupo de los que aman a Nuestro Señor". Al oír este hermoso mensaje, San Vicente se murió de emoción. el carcelero se convirtió al cristianismo, y el perseguidor lloró de rabia al día siguiente al sentirse vencido por este valeroso diácono.

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Fuente: ACI Prensa
Laura Vicuña, Beata Virgen Adolecente, Enero 22  

Laura Vicuña, Beata

Virgen Chilena

Martirologio Romano: En Junín de los Andes, en Argentina, beata Laura Vicuña, virgen, que nació en la ciudad de Santiago de Chile, fue alumna del Instituto de María Auxiliadora y, para obtener la conversión de su madre, a los trece años ofreció a Dios su vida (1904).

Etimología: Laura = Aquella que triunfa, es de origen latino.

Nació el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile. Es la primogénita del matrimonio de José Vicuña y Mercedes del Pino. Poco después de nacer la segunda hija: Julia, muere su padre quedando la familia en la indigencia. Mercedes emigra con otros chilenos a la Argentina buscando un bienestar Así llega a Neuquén en 1899, finalmente llega a la estancia del Quilquihué de Junín de los Andes a trabajar como dependiente y donde comienza a convivir con Manuel Mora (el dueño de la misma). Laura y Julia ingresan al colegio María Auxiliadora de Junín de los Andes. Desde su llegada Laura es muy sensible a la fe cristiana. A los 10 años recibe la primera Comunión.

En sus segundas vacaciones al volver a la estancia, ya adolescente, Manuel Mora trata de abordarla y es rechazado. Durante una fiesta la invita a bailar y al ser nuevamente rechazado la arrastra fuera de la casa y debe dormir a la intemperie. Mora decide no pagar más la cuota de la escuela, para acorralarla, pero las hermanas la reciben gratuitamente Laura decide ofrecer su vida por la conversión de su madre.

Al poco tiempo sobreviene una inundación en el colegio en un crudo invierno, Laura se enferma . La madre se la lleva a su casa pero no se recupera. Entonces decide regresar a Junín, Mora furioso por haber perdido a Mercedes y ser rechazado por Laura le propina una feroz paliza a la joven. Viendo próxima su muerte Laura le dice a su madre de su ofrecimiento: "mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a El " y le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Muere un 22 de enero de 1904, sin cumplir los 13 años. Sus restos desde 1956 están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca (Argentina. El 3 de septiembre de 1988 Juan Pablo II la declara Beata.

EL MILAGRO

Estudiado y aprobado por la Iglesia Para la Beatificación de "LAURA VICUÑA PINO"
Les presentamos un extracto del relato efectuado por Sor OFELIA LOBOS ARELLANO, persona que recibió el don de la vida y la salud, religiosa que pertenece al Instituto Hijas de María Auxiliadora, (Santiago de Chile).
Testimonio extraído de:
http://www.lauravicuna.cl

Los primeros síntomas de lo que sería más tarde una enfermedad incurable, los experimenté en el año 1947. Con frecuencia tenía fiebre, me sentía decaída y con dificultades para respirar. Esta sintomatología se presentó en forma oscilante, respondiendo parcialmente con antibióticos.

Progresivamente el cuadro se hizo intenso y duradero con mayor rebeldía a los medicamentos hasta llegar a 1955 año en que, por ser portadora de supuración pulmonar y broncoestasias bilaterales con gran compromiso del estado general, fui sometida a dos intervenciones quirúrgicas.

En Junio de ese mismo año se realizó el primer tiempo operatorio que consistió en la extirpación de la língula y los segmentos anteriores y lateral del lóbulo medio del pulmón derecho. Recuerdo que tuve muchas complicaciones. Mí situación era peor que antes de la operación. A lo largo de trés años fui empeorando. Los episodios febriles se sucedieron más intensos y prolongados con aumento de la dificultad respiratoria. Todos los tratamientos fueron ineficaces. A fines de 1957 fue indispensable el uso de oxígeno.

El médico que me atendió a principios de 1958 pronosticó mi muerte para el invierno de ese mismo año, la que sería causada por insuficiencia pulmonar y mal estado general. En el mes de Mayo, me encontré en situación límite (Craquexia-amiloidosis por supuración crónica). Yo misma no me explicaba porqué no moría.

Encontrándome en estas condiciones, fui invitada a pedir mi curación por intercesión de Laurita. Lo medité un par de horas tratando de descubrir la voluntad de Dios. De pronto se hizo una luz muy grande de mí y comprendí que por intercesión de ella, Dios haría lo que yo eligiera. Sentí que era muy fácil morir, pero también que no podía ser tan egoísta como para negarme a vivir, dedicándome a servir a la juventud de acuerdo al carisma Salesiano que tanto entusiasmó a Laura y que por las circunstancias de la vida no pudo realizar. Entonces, pedí la vida y la salud necesaria para poder trabajar. En ese mismo momento sentí que mis pulmones se dilataban rápidamente, desapareciendo la fiebre y todo otro malestar. Me retiré el oxígeno. Era cerca de la medianoche por lo que me dispuse a descansar. Al día siguiente desperté temprano y al bajarme de la cama no sentía ni mareo ni debilidad en las piernas, absolutamente nada. Sentí que nunca hubiera estado enferma.

Han pasado 42 años a la fecha, durante este tiempo he gozado de la salud necesaria para desempeñar mi trabajo en medio de niños y jóvenes.

Doy Gracias a Dios, a mi protectora LAURA VICUÑA, a mis Superioras y Hermanas, a mi familia, a los médicos y enfermeras y a todas las personas que me han brindado su apoyo a lo largo de mi vida.

¡ Sor Ofelia Lobos trabaja actualmente en el Liceo María Auxiliadora de los Andes, existen radiografías anteriores a la intercesión donde se observa medio pulmón y radiografías posteriores con los dos pulmones en pleno funcionamiento!

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Fuente: www.caminando-con-jesus.org
Valero (Valerio), Santo Obispo de Zaragoza, Enero 22  

Valero (Valerio), Santo

Obispo de Zaragoza

Martirologio Romano: Conmemoración de san Valerio o Valero, obispo de Zaragoza, en la Hispania Tarraconense (hoy España), que tomó parte en el primer Concilio de Illiberis y, conducido a Valencia junto con san Vicente, murió en el destierro (305/315).

Los nombres de Valeriano, Valerio y Valero proceden de la noble estirpe romana de los Valerios, y derivan del verbo valere, de donde procede también el nombre de Valentín. En todos ellos subyace la idea de valiente, fuerte, eficaz, vigoroso.

OBISPO DE ZARAGOZA

San Valero, fue elegido obispo de Zaragoza, en el año 290, y dedicó su vida a predicar la fe cristiana y evangelizar a sus fieles. Había nacido en Zaragoza y murió desterrado en Anet (Eure y Loira), el año 315. Su biógrafo, el poeta cristiano-romano Prudencio, nos cuenta que pertenecía a la familia consular de los Valerios.

LA FORTALEZA CRISTIANA

Alcanzó una larga longevidad. Hubo de resistir durante su episcopado, la persecución de Diocleciano y Maximiano. Pero digno heredero de la tradición de fortaleza de los cristianos, sabiendo, como los mártires que le habían precedido, que estaba arriesgando su vida, no dejó nunca de predicar y de reconfortar a los perseguidos. Es el santo patrón de la ciudad de Zaragoza.

PERSEGUIDO POR DACIANO

Llegó a oídos de Daciano, gobernador de Hispania, que el obispo Valero y su diácono Vicente predicaban abiertamente la fe cristiana. Mandó detenerlos y conducirlos cargados de cadenas a Valencia, donde él residía. No se arredró Valero ante Daciano; pero éste, que entendía que hacer mártires cristianos fortalecía la fe que pretendía desarraigar, en vez de debilitarla; y no deseando ensañarse con un pobre anciano, lo condenó al destierro, reteniendo preso en Valencia a su discípulo y diácono Vicente, a que cruelmente martirizó.

DATOS ESCASOS DE SU VIDA

De su vida se nos han transmitido pocos datos, lo que no es extraño, teniendo en cuenta que estamos en los inicios del siglo IV. Los últimos años de su episcopado no podía cumplir con el cargo de la predicación, por un problema en la lengua, por lo que fue llamado "el tartamudo". Pero encontró un magnífico ayudante en el diácono Vicente, San Vicente Mártir, que fue traído por sus padres desde Huesca, para que lo educara. Como hemos dicho anteriormente en esta época, a principios del siglo IV, todo lo cristiano resultaba una clara amenaza para el imperio romano y Diocleciano y Maximino desencadenaron una cruel persecución contra la Iglesia, principalmente contra obispos, presbíteros y diáconos. Valero y Vicente fueron llevados prisioneros a Valencia para ser juzgados por un tribunal. Vicente halló el martirio y Valero fue desterrado a Enate, pueblo cercano a Barbastro. Como San Valero por su problema de locución, no se pronunció ante el tribunal valenciano, tomó Vicente la palabra y dirigió su atención principal hacia él, y pagó con la vida su discurso, siendo San Valero desterrado. CONCILIO DE ELVIRA

Sabemos que estuvo presente en el primer Concilio español del que existe noticia: el de Elvira, en Granada. Prudencio, en su Peristéphanon nos dice que Vicente, natural de Huesca y martirizado en Valencia era su diácono. Juntos fueron apresados en Zaragoza y le acompañó en su cautiverio hasta la ciudad del Turia durante la persecución de Diocleciano, y en donde salvó la vida, tal vez en vista de su ancianidad. Hubo más de un obispo cesaraugustano con el nombre de Valero, en la Edad Antigua. Y no hay duda -por las Actas del Concilio de Elvira- acerca de que era un Valero quien gobernaba la diócesis Zesarausgustana a comienzos del siglo IV.

RETIRADO A LA ORACION Y PENITENCIA

Valero se retiró al pueblo de Anet, donde se entregó unos doce años a la oración y penitencia en el templo que había hecho edificar en honor de su diácono el mártir Vicente, una vez conocido su martirio, hasta su fallecimiento en el año 315. Murió lleno de años y méritos. Su cuerpo fue sepultado cerca de Anet, en el castillo de Strada, de donde fue trasladado a Rota en 1065 y de allí a Zaragoza en 1170 por orden del rey Alfonso II de Aragón.

SUS RELIQUIAS

Después de la invasión musulmana, cuando acababa de nacer el Reino de Aragón, llegaron noticias de que se habían descubierto sus restos en el Pirineo. Se supuso que el obispo había sido exilado a aquellas tierras poco hospitalarias. En 1050, lo que se creyó que era su cuerpo venerable fue llevado a la sede episcopal de Roda de Isábena, entonces cabeza eclesial de Aragón. Sus reliquias, entonces muy veneradas y solicitadas, sufrieron varios traslados, sobre todo durante la ocupación de España por los árabes. Estuvieron primero en el castillo de Estrada y posteriormente fueron trasladados a Roda de Isábena, entonces cabeza eclesial de Aragón.

LA ENTRADA DE ALFONSO I

Cuando las tropas de Alfonso I y de Gastón de Bearn entraron en Zaragoza en 1118, la restauración de la diócesis cristiana exigía la presencia física de las reliquias de San Valero. El capítulo de Roda fue generoso y envió, en sucesivos momentos, primero un brazo y, más tarde, en 1170, ya bajo el cetro de Alfonso II, el cráneo del obispo confesor. Cuando Don Pedro de Luna fue elegido papa, regaló a la Seo, en 1397, el relicario para guardar el cráneo del obispo patrono y protector de Zaragoza. Hecho por orfebres y esmaltadores del taller de Aviñón, en plata sobredorada y con pedrerías, es una de las mejores piezas góticas que guarda Aragón

SU RETRATO EN EL MUSEO

Un retrato de San Valero, que reproduce los rasgos de Benedicto XIII, se guarda en el Museo Capitular de Zaragoza. Su festividad se celebra el día 29 de enero en la ciudad de Zaragoza, siendo este día el postre popular de todos los zaragozanos el típico "Roscón de San Valero". Ya es tradición que en la plaza del Pilar se reparta cada año un gran roscón bendecido y repartido entre 10.000 personas y que se coloca a las 10 de la mañana en la Plaza del Pilar.

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Fuente: Vatican.va
Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato Médico Laico, 22 de enero  

Ladislao Batthyány-Strattmann, Beato

Médico Laico

Martirologio Romano: En Viena, capital de Austria, beato Ladislao Batthyány-Strattmann, que, siendo padre de familia, dio testimonio del Evangelio con la santidad de su vida y de sus obras, tanto en el ambiente familiar como en la sociedad civil. Honró como cristiano el nombre y la dignidad de médico, entregado con toda caridad a cuidar a los enfermos, para los cuales fundó un hospital en el que solamente acogía a los pobres y miserables, dejando de lado todo género de vanidad (1931).

Nació el 28 de octubre de 1870 en Dunakiliti (Hungría), sexto hijo de una familia de la antigua nobleza húngara. En 1876 la familia se trasladó a Kittsee Köpcseny, actualmente en Austria, a causa del permanente peligro de desbordamientos del Danubio.

Cuando tenía doce años perdió a su madre, que murió a la edad de treinta y nueve años. Ese hecho dejó una profunda huella en su espíritu. A menudo decía: "Seré médico y curaré gratuitamente a los enfermos pobres".

Después de los estudios de secundaria, tardó varios años antes de elegir profesión. Su padre quería que se dedicara a administrar el patrimonio familiar; por eso, se inscribió en la facultad de Agraria, en la universidad de Viena. Estudió también química, física, filosofía, literatura y música.

En 1896 comenzó los estudios de medicina en la universidad de Viena y en 1900 obtuvo el doctorado.

Se casó el 10 de noviembre de 1898 con la condesa María Teresa Coreth, una mujer de profunda religiosidad. El matrimonio fue muy feliz. Dios los bendijo con trece hijos.
En 1902 Ladislao fundó un hospital privado en Kittsee, con veinticinco camas, donde trabajó como médico. Al inicio era médico general; luego se especializó como cirujano y, más tarde, sobre todo como oculista. Durante la primera guerra mundial, el hospital fue ampliado a 120 camas para la curación de los soldados heridos.

Después de la muerte de su tío Odón Batthyány-Strattmann, en 1915, Ladislao heredó el castillo de Körmend (Hungría), y también el título de "príncipe", así como el apellido Strattman. En 1920 la familia se trasladó de Kittsee a Körmend y en una parte del castillo montó un hospital, sobre todo para su actividad de oculista. En este campo, Ladislao llegó a ser un gran especialista, famoso tanto en su patria como en el extranjero.

Muchos pobres de Körmend, pero también de otras regiones, le pedían su ayuda y su consejo. Él los curaba gratuitamente. Como "precio" por la terapia y los cuidados, les pedía que rezaran un padrenuestro por él. También su farmacia les proporcionaba gratuitamente las medicinas. A menudo, incluso, les daba dinero para sus necesidades.

Ladislao no sólo se preocupaba de la salud física, sino sobre todo del bien espiritual de sus pacientes. Antes de las operaciones invocaba, juntamente con los enfermos, la bendición de Dios. Estaba convencido de que como médico sólo dirigía la operación, pues la curación era un don del Señor. Se sentía instrumento en las manos de Dios. Cuando los enfermos salían del hospital, les daba imagencitas y un librito titulado "Abre los ojos y ve", para ayudarles en su vida religiosa.
Muchos de sus pacientes, y de sus familiares, lo consideraban ya un santo.

Ladislao y su mujer se esforzaron siempre por educar cristianamente a sus hijos. Todos los días la familia participaba en la santa misa, después de la cual Ladislao les impartía una breve instrucción cristiana, y les daba una tarea concreta que debían realizar como una obra buena. Por la tarde, se rezaba el rosario en familia y luego conversaban sobre las actividades del día y la tarea asignada.

Su fe se mostró firme cuando se vio afectado por una enfermedad grave. A su hija Lilli le escribió desde el hospital Löw, en Viena: "No sé por cuánto tiempo Dios me dará este sufrimiento. Antes me daba una gran alegría en la vida; por eso, ahora, a los sesenta años, debo aceptar también los tiempos difíciles con gratitud". A su hermana le decía: "Soy feliz. Sufro muchísimo, pero amo mis dolores y me consuela el hecho de que los soporto por Cristo".

Murió el 22 de enero de 1931, en Viena, después de catorce meses de graves sufrimientos, con fama de santidad.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 23 de marzo de 2003.

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Guillermo José Chaminade, Beato

Presbítero y Fundador
del Instituto de las Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María

Martirologio Romano: En la ciudad de Burdeos, en Francia, beato Guillermo José Chaminade, presbítero, que trabajó audazmente con gran celo pastoral durante los tiempos de persecución y deseoso de atraer a los laicos a la devoción a la Santísima Virgen María, y para favorecer las Misiones, fundó el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María (1850).

Etimología: Guillermo = Aquel que es un protector decidido, es de origen germánico.

Nació en Périgueux (Francia) en 1761: era el décimo cuarto hijo de una familia profundamente cristiana, que tuvo la alegría de ver cuatro hijos sacerdotes. En 1771 ingreso al Seminario Menor de Moussidan, donde, cuatro años más tarde, hace votos privados de pobreza, castidad y obediencia. Recibió la Ordenación sacerdotal en 1785.

En 1790, después del inicio de la Revolución Francesa, se transfirió para Bordéus y allí pasó la mayor parte de su vida. En 1791 se negó a jurar la Constitución Civil del Clero y ejerció el ministerio sacerdotal clandestinamente, poniendo su vida en continuo peligro. En este período conoce a la Venerable María Teresa Charlotte de Lamourous (1754-1836), que se tornó una de sus más estrechas colaboradoras y que él ayudó a fundar la Obra de Misericordia de Bordéus para la protección de las jóvenes. En 1795 se dedico a acoger en la diócesis a sacerdotes que, habiendo hecho el juramento constitucional, deseaban reconciliarse con la Iglesia. Atendió en este ministerio cerca de cincuenta sacerdotes.

En 1797 se vio obligado a huir para Zaragoza (España), donde permaneció durante tres años. Allí, junto a la Virgen del Pilar, forjó sus convicciones mariano-apostólicas y recibió la inspiración de fundar una familia de laicos y religiosos a la Virgen María.

En Noviembre de 1800 regreso a Bordéus e intento reorganizar sobre bases nuevas la Congregación Mariana, para ser una institución laical que después, en 1810, se tornó el Primer Instituto Secular del Mundo. Se esforzó por dar a sus miembros una sólida formación religiosa y orientarlos para objetivos apostólicos bien precisos, exhortándolos a ofrecer a la sociedad indiferente y descristianizada el ejemplo de un pueblo de santos, como hicieran los cristianos de la Iglesia primitiva. Esta Congregación fue la base de su incansable actividad evangelizadora, orientada para la cristianización de Francia. Chaminade fue considerado un precursor de la participación activa de los laicos en la vida de la Iglesia. En estos años cuidó también de la reorganización de la diócesis de Bazas, de la cual fue nombrado Administrador Apostólico.

En 1801 la Santa Sede lo nombró misionero apostólico, lo que le constituyo la confirmación oficial de sus instituciones sobre la Iglesia de ese nuevo tiempo. El Padre Chaminade concibió su ministerio y la Congregación Mariana, como una misión permanente y estable, orientada para la formación en la fe, con nuevos métodos y trabajando en íntima alianza con María.

En 1816, juntamente con la venerable Adèle de Batz de Trenquelléon (1789-1828), fundo en Agen el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y, en el año siguiente, en Bordéus, la Compañía de María. Sus primeros miembros, que con el tiempo se llamarían marianistas, eran congregados marianos, mujeres y hombres, que querían responder al Señor con una entrega más radical, como prolongando su compromiso bautismal y su consagración a la Virgen María.

Los dos Institutos se desenvolvieron rápidamente en Francia y, en 1839, recibieron el "decretum laudis" del Papa Gregorio XVI. Dado que la educación era una necesidad prioritaria en esta época, las dos ramas de Marianistas se dedicaron a las escuelas primarias, secundarias y de artes y oficios, uniendo la educación moral a la formación en la fe. Nacerán así mismo algunas escuelas, más la Revolución de 1830 hizo que no prosperasen.

Entre tanto, el Padre Chaminade se dedico especialmente a redirigir las Constituciones y escribir importantes circulares sobre la Congregación – Alianza con María y la vida religiosa marianista. Las comunidades y las obras continuaban creciendo en Francia, después en Suiza (1839) y en los Estados Unidos de América (1849). A partir de 1836 las hijas de María inmaculada, pusieron en práctica el deseo de su fundadora, fallecida en 1828, crearon escuelas rurales en el Sur este de Francia, aseguraron así mismo la instrucción y educación cristiana de las jóvenes y la promoción de la mujer.

Los últimos diez años de su vida constituyeron para él un período de dura prueba: dificultades en la salud, problemas financieros, defección de algunos discípulos, incomprensión y desconfianzas, obstáculos en el ejercicio de su misión de fundador. Más todo fue enfrentado con gran confianza en María, fiel a su conciencia y a la Iglesia, repleto de fe y de caridad. Murió en paz, rodeado de muchos de sus hijos, junto a la capilla de la Magdalena en Bordéus, el día 22 de Enero de 1850.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000 en Burdeos, Francia.

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Fuente: palotinos.net
Vicente Pallotti, Santo Presbítero y Fundador, Enero 22  

Vicente Pallotti, Santo

Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: En Roma, san Vicente Pallotti, presbítero, fundador de la Sociedad del Apostolado Católico, que con sus escritos y actividades fomentó la vocación de todos los bautizados en Cristo para trabajar a favor de la Iglesia (1850).

San Vicente Pallotti nació en Roma, el 21 de abril de 1795, en la "Vía del Pellegrino, 130", sus padres se llamaban Pedro Pablo Pallotti y María Magdalena, su padre nacido en "San Giorgio di Coscio" y su madre de "Roma", él no pertenecía a una familia noble pero si de clase acomodada, para lo que es hoy clase media alta, sus padres tuvieron 10 hijos, el cual Vicente era el tercero, entre todos fue el que más se distinguió, el cual varios murieron y de los otros poco o nada se sabe, sus padres fueron unos grandes educadores en la fe cristiana, don Pedro Pablo acostumbraba ir diariamente a misa y llevar a sus hijos, María Magdalena le gustaba mucho fomentar la oración, la pureza y sencillez. Pedro Pablo era un sencillo y humilde comerciante y María Magdalena era ama de casa, el cual tuvo más tiempo en la formación de sus hijos. Esta fe, infundida por sus padres le ayudó mucho a Vicente, el cual había nacido en el tiempo de la revolución Francesa, por tanto él pretendía acabar con la iglesia y colocar a todos contra ella, el cual tomo una confianza en sus padres y en Dios, lo cual ayudaría más adelante en la misión que Dios tenia para él.

San Vicente cuando era niño, era considerado ejemplar, callado, calmado, no tenia dudas hábiles físicamente hablando, enfermizo, propenso en las reflexiones, el cual lo que inclinaba a la vida espiritual para que pudiera llegar al sacerdocio, en las actividades de diversión, encontramos las estampas de santos, un pequeno altar y acompanar a sus padres a la iglesia o en las oraciones. Luego en su infancia comenzó a estudiar el cual se destacaba mucho por su comportamiento y por tanto recibía varias veces, repetidos premios, cuando comenzaron sus estudios superiores, mantenían en problemas con latin, por consiguiente mejoró, gracias a una novena que hizo el Espíritu Santo, el cual le ayudó por toda la vida, como se iba desenvolviendo a los largo de su trabajo.

Hizo su primera comunión y confirmación a sus 7 anos y consiguió un permiso para comulgar varias veces por semana, ayudaba como acólito en la iglesia de San Felipe Neri, en el altar del mismo santo. Tuvo un desprendimiento material increíble , el valor que tenía el dinero para Vicente era dar gloria a Dios y colaborarle a los pobres, al igual que otras cosas materiales, Ejemplo: Donaciones de sus cosas. Por lo tanto ganó una neumonía el cual llevó a la muerte, por consiguiente sabemos que dentro de la historia de San Vicente, en su niñez ya se desarrollaba su vocación del sacerdocio, el cual no se puede negar y olvidar porque es una gracia exclusiva por Dios, Vicente no se negó a su llamado, el cual tuvo un gran apoyo familiar, tenía una tía que era monja Clarisa el cual le tocó vivir un tiempo con ellos, porque los franceses le destruyeron el convento donde se estaban hospedando, ella motivaba mucho a su sobrino con San Francisco de Asis, para mostrárselo como modelo y querer entrar en uno de los ramos de la orden franciscana, la de los capuchinos, sin embargo, no tuvo mucha suerte porque el director espiritual: El P. Bernardino Fazzini (que hasta su muerte - en 1837 - guiaba a San Vicente Pollotti), los miembros de la orden franciscana capuchina, el médico de la familia, por tanto no era recomendado para San Vicente, por su constitución tan débil de su cuerpo, para llevar a cabo su vocación.

A sus 17 años, Pallotti, lo admitieron al Clero Diocesano, el cual fue más estricto en su horarios, actividades, por tanto fue ayudado para solo sus estudios, y en parte espiritual San Vicente Pallotti, siempre permanecía consciente en lo que estaba siempre haciendo, pero casi no le gustaba perder el tiempo. Para Pallotti, el tiempo del seminario no fue fácil, por cuestión de la Revolución Francesa, el cual tuvo y realizó muchos daños a la Madre Iglesia, y a lo que la relacionaba. En el caso de los seminarios fueron cerrados, y los estudios se hacían en las casas, por eso es que San Vicente Pallotti vivía con sus padres en el tiempo de estudios, por tanto las contrariedades, las autoridades no dejaban de promover la preparación para los jóvenes, por tanto estaban bajo el cuidado del Párroco, habían también otros grupos para suplir la vida comunitaria.

Pallotti en el transcurrir de su vida (principalmente antes de ser ordenado), escribía su diario espiritual, lleno de luz y de una estrecha relación con Dios, por tanto el acto de la misericordia más grande es el amor a Dios, y deja ver los trazos con el amor al Padre y con las demás personas, tenía a Dios como todo en su vida y vale la pena escribir uno de sus pensamientos:

" !Dios mío!"
No el entendimiento, sino Dios
No la voluntad, sino Dios.
No el alma, sino Dios
No la vista, sino Dios.
No el odio, sino Dios
No el olfato, sino Dios.
No el gusto y el habla, sino Dios
No el tacto, sino Dios.
No el corazón, sino Dios.
No el cuerpo, sino Dios.
No el aire, sino Dios.
No el alimento y la bebida, sino Dios.
No el vestido, sino Dios.
No los bienes materiales, sino Dios
No las riquezas, sino Dios,
No los honores, sino Dios
No las distinciones humanas, sino Dios
No las dignidades, sino Dios.
No las promociones, sino Dios
!Dios en todo y siempre!



Vicente Pallotti, sacerdote

Vicente Pallotti fue ordenado en Roma en la basílica de san Juan de Letran, el 16 de mayo de 1818, y fue minucioso en la parte espiritual, lo primero la obediencia, la confianza y la importancia de su director espiritual y antes de recibir los ministerios y profeso 4 votos: pobreza, castidad, obediencia, y defender públicamente la doctrina de la inmaculada concepción, por el cual la iglesia no había sido proclamada Dogma de fe en la iglesia. Dos meses después de su ordenación presbiteral, al presentar sus exámenes finales en la universidad, recibe los títulos en Doctor de Filosofía y teología, el cual san Vicente Pallotti fue llamado para dictar clases como repetidor en el área dogmático, el cual duró 10 años, se dio cuenta que no era lo que Dios le tenía preparado, pero pudo aprender mucho y encaminar por su carisma a sus alumnos, llegó a dar dirección espiritual a varios grupos y a mucha gente, que era simplemente laicos hasta papas (GREGORIO XVI Y PIO ), en 1825 fue nombrado Director espiritual en el Seminario Romano, en 1833 aumenta su dirección espiritual con los alumnos del Colegio de propaganda, colegio destinado a los futuros misioneros y sacerdotes de varios países de misión.

Pallotti acostumbraba a orar y escribir, algunas veces se le notaba que se encontraba agotado y todo esto lo hacía por el bien de las almas y dar más gloria a Dios, es un simple sacerdote. Fue uno de los sacerdotes más buscados en Roma, para las confecciones, siempre veían filas para ser atendidos por él, le permitieron desarrollar dones extraordinarios como: Conocer pensamientos, algo común de las personas en común y en confesión. Para esto debemos tener conocimientos de otras situaciones que sucedan como lo fue la elección del Papa GREGORIO XVI.

San Vicente Pallotti, era un gran colaborador en las misiones y los otros sacerdotes pedía ayuda, pedían láminas, oraciones, ornamentos, dinero para la construcción y arreglo de los templos, de éstos pedidos fue definiéndose la obra de su vida: La Unión del Apostolado Católico (comunidad de sacerdotes y hermanos), obra que tuvo que luchar mucho. Pallotti sabía cuando podía manifestar su opinión y defender la voluntad de Dios, como él ciertamente tenía la capacidad de saber, en 1835 recibió la parroquia del Espíritu Santo de los Napolitanos, el cual ayudó para las reuniones del grupo Obra en formación.

El cólera

En 1837, Roma fue azotado por el cólera, Pallotti reaccionó intensificado la asistencia espiritual y la predicación, fue ayudado por otros sacerdotes en esta misión.

Ayudó brindando alimentos a víctimas del cólera, repartiendo unas boletas para reclamar alimentos, en 1838 inauguró la Pia Casa sw caridad, que consiste en un albergue para ninas huérfanas o que están bajo peligro de ser explotadas por el mundo, esta obra surgió un poco después en la rama femenina de la comunidad, que sería conocidas como Palotinas.

Sus actividades ya han sido mencionadas y tuvo la colaboración de otras personas como: Jacó Salvati, un pequeno comerciante y el cual pallotti curó a su hijas y así se volvió un grande colaborador y companero, el Padre Rafael Melia, conocido con el colegio de las misiones el cual quedó maravillado con Pallotti, porque decidió seguirlo como su maestro y permaneció fiel con él, y su obra hasta su muerte, en 1876, estos 2 son grandes colaboradores de su fundación, salvati de lo que hoy llamamos "Sociedad del Apostolado Católico", otra relación fue con ELISABETTA SANNA, era una mujer deficiente en Roma que llegó de paso y que tuvo que vivir allí hasta el día de su muerte, se encontró a Pallotti por la divina misericordia de la divina providencia y terminó siendo su director espiritual, una mujer poca instruida y hablaba en unos de los reinos que se dividía Italia y sin embargo no les permitía impedir lo que decía el uno del otro.

Tenía una vida espiritual inmensa, porque fue muy bien dirigida por Pallotti, fue parte de la obra y estuvo muy cerca de ella, murió VII anos después de Pallotti y es considerada venerable en la iglesia, gracias a virtudes y esperar que sea canonizada y tener a alguien intercediendo por nosotros y por su obra Palotina.

Este joven sacerdote fue conocido por muchas personas, para colaborar en seminarios, colegios, conventos, cuartel del ejército pontificio, para retiros, misiones, trabajos sociales como escuelas nocturnas, para instruir a jóvenes en la religión sino también en los oficios profesionales, la obra en el cuartel fue seguida por varios anos, en el hospital militar "Centro Preti", hasta después de su muerte cuando la santa sede lo reclamó.

La iglesia vivió un tiempo en revolución y un último ano de vida estalló un fuertemente, hasta el punto de perseguir el Clero y matar a miembros de éste, Pallotti fue librado de haber sido asesinado, a pesar que le dispararon y tuvo que ser escondido en unos de los colegios en Roma (Colegio Irlandes), donde incluso entró el ejército para coger personas que se estuvieran escondiendo, por eso para Pallotti es un milagro que no lo cogieron y lo mataron.

Últimos trabajos

Uno de los últimos trabajos de Pallotti con la comunidad fue la dirección de la octava de la EPIFANIA, los Palotinos celebraron solemnemente esta fiesta en el ano 1839, hasta el concilio Vaticano II, era algo que se ponía arto empeño, para presentar no solamente al pueblo Romano, sino también al extranjero, sino que se celebraba de acuerdo al rito latino y a ritos orientales, Pallotti quería que todos escucharan el llamado de Dios y se convirtieran y ganaran su salvación.

Al ingresar a su casa Pallotti regaló su abrigo a un mendigo y ganó una neumonía (estaba muy frío y peor todavía porque era un frío húmedo que lo llevo a enfermarse) y se complicó hasta su desenlace final hasta sus últimos días de vida, sin expresar queja alguna a pesar de tratamientos. Pedían en la comunidad para que Pallotti fuera curado, pero el lo dejaba en las manos de Dios, Vaccari, uno de los miembros que pretendía retirarse, fue motivado por Pallotti para seguir la obra ya que sería vencida y desarrollada, Vaccari fue el primer sucesor de San Vicente Pallotti como Rector de la comunidad y fue fielmente hasta su muerte, Pallotti oraba continuamente y el 22 de enero de 1850 al anochecer fue la muerte suya, fue difundida rápidamente, como todo gran santo fue honrado en su pueblo en la velación.

A San Vicente se le atribuyeron grandes intervenciones y situaciones milagrosas, después fueron registrados cuatro milagros para ser canonizado, el de un niño que cayó de un tercer piso, y se fracturó el cráneo y que por su cirugía quedó curado, la cura de una mujer que estaba paralítica y la sanción de un campesino, que su enfermedad lo llevaba a la muerte y la intervención del padre ADALBERTO TUROWSKI, Rector General de la Sociedad (1947-1953) en 1950 fue dirigido a una operación quirúrgica el cual no tuvo una insuficiencia cardiaca, el cual los doctores no daban un buen diagnóstico, el cual se hizo una novena pidiendo la intercesión de Pallotti, unos días después estaba ya en casa- sano.

Canonización

Este proceso fue iniciado en 1852, en la diócesis de Roma, en 1887 fue llevado al tribunal de causa de santos, en 1906 fue abierta la tumba donde estaba este cuerpo incorrupto, en 1932, PIO XI certificó que Pallotti ejercitaba las virtudes cristianas en un grado heroico. En 1950, comprobado 2 milagros, fue declarado Beato por PIO XII, el 20 de enero de 1963 en la Basílica de San Pedro fue proclamado Santo de la iglesia, esta fecha tiene un significado enorme para los Palotinos, porque celebrada por el Beato Papa Juan XXIII (Papa del Concilio), se dio durante el concilio Vaticano II, el cual sus temas expresan y dan a entender lo mismo que San Vicente Pallotti promovía en su vida, reunir los cristianos y renovar, dinamizar el apostolado católico entre los laicos.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Anastasio (Magundat), Santo Mártir, Enero 22  

Anastasio (Magundat), Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Sergiopolis, ciudad de Persia (hoy Irán), pasión de san Anastasio, monje y mártir, que, después de muchos tormentos que sufrió en la ciudad de Cesarea de Palestina, fue estrangulado y degollado junto a un río por orden del rey de los persas, Cosroes, después de haber presenciado la muerte de setenta compañeros (628).

Etimología: Anastasio = Aquel que tiene fuerza para resucitar, es de origen griego.

La Cruz de Jesucristo, llevada a Persia por Cósraes, el año 614, después del sitio y saqueo de Jerusalén, siguió obteniendo victorias. El trofeo visible de una de ellas fue San Anastasio, un joven soldado del ejército persa. Al saber que el rey había traído la Cruz desde Jerusalén, Anastasio (que antes de ser bautizado se llamaba Magundat), empezó a informarse sobre la religión cristiana. Las verdades de la fe le impresionaron de tal modo que, al volver a Persia después de una expedición, abandonó el ejército y se retiró a Hierápolis. Ahí se alojó en casa de un herrero, cristiano persa muy devoto, con el que hacía frecuentemente oración. Las imágenes sagradas que el herrero le mostraba, le impresionaban profundamente, y le daban ocasión de instruirse más y de admirar el valor de los mártires, cuyos sufrimientos estaban representados en las iglesias. Anastasio pasó después a Jerusalén, donde fue bautizado por el obispo Modesto. Ahí recibió en realidad el nombre de Anastasio, para recordarle, según el significado de la palabra griega, que había resucitado de entre los muertos a una vida espiritual, pues su nombre persa era Magundat. Para cumplir plenamente sus votos y obligaciones bautismales, Anastasio solicitó ser recibido en un convento de Jerusalén. El abad le ordenó que estudiase el griego y aprendiese de memoria el salterio; después, le cortó los cabellos y le concedió el hábito monacal, en 621.

Los primeros pasos del futuro mártir en la vida monástica, no fueron fáciles. El demonio le asaltó con toda especie de tentaciones, recordándole las prácticas supersticiosas que su padre le había enseñado. Anastasio se defendió, manifestando a su confesor todas sus dificultades e insistiendo en la oración y el cumplimiento de sus obligaciones. Movido de un gran deseo de dar su vida por Cristo, Anastasio pasó a Cesarea, que se hallaba entonces bajo el dominio persa. Habiendo atacado audazmente los ritos y supersticiones de la religión de sus paisanos, fue aprehendido y llevado ante el gobernador Marzabanes, a quien declaró que era persa de nacimiento y que se había convertido al cristianismo. Marzabanes le condenó a ser encadenado por el pie a otro criminal, a llevar una cadena desde el cuello hasta el otro pie, y a transportar piedras. Más tarde, el gobernador le mandó llamar nuevamente, pero no pudo conseguir que Anastasio abjurase de la fe. El juez le amenazó con escribir al rey si no cedía, a lo cual respondió el santo: "Escribe a quien quieras; yo soy cristiano, y no me cansaré de repetirlo; soy cristiano". El juez le sentenció a ser apaleado. Los verdugos se preparaban a atarle en el suelo, pero el santo declaró que se sentía con valor suficiente para resistir el suplicio sin que le atasen. Simplemente, pidió permiso de quitarse su hábito de monje, para que no fuese tratado con el desprecio que sólo su cuerpo merecía. Quitándose, pues, el hábito, se tendió en el suelo y permaneció inmóvil durante la tortura. El gobernador le amenazó nuevamente con informar al rey sobre su obstinación. Anastasio respondió: "¿A quién debo temer: a un hombre mortal, o al Dios que hizo todas las cosas de la nada?" El juez le repitió que sacrificase al fuego, al sol y a la luna. El santo replicó que nunca reconocería como dioses a las criaturas que Dios había hecho para el servicio del hombre. El gobernador le mandó nuevamente a la prisión.

El abad de Anastasio, al recibir la noticia de su martirio, le envió dos monjes y ordenó que se hicieran oraciones por él. El santo, que pasaba el día acarreando piedras, tenía todavía fuerzas para emplear gran parte de la noche en la oración. Uno de sus compañeros le sorprendió orando y se maravilló al verle reluciente, como un espíritu glorioso y rodeado de ángeles, y llamó a otros presos para mostrárselo. Anastasio estaba encadenado a un malhechor condena do por un crimen público. Para no molestarle, el santo oraba con la cabeza inclinada y con el pie junto al de su compañero. Marzabanes hizo saber al mártir que el rey estaba dispuesto a contentarse con una simple abjuración oral, y que el santo quedaría después en libertad de elegir entre la corte o el convento. El gobernador le hacía notar que podía guardar en su corazón su fe en Jesucristo, ya que bastaba con que renunciase a El de palabra en su presencia, en forma totalmente privada, "de suerte que no sería una gran injuria a Jesucristo". Anastasio contestó que jamás representaría la comedia de renegar de Dios en apariencia. Entonces, el gobernador le dijo que tenía orden de enviarle encade nado a Persia para comparecer ante el rey. "No es necesario que me encadenes -replicó el santo-, que yo iré voluntaria y gozosamente a sufrir por Cristo". El día señalado, el mártir partió de Cesarea con otros dos prisioneros cristianos, seguido por uno de los monjes que su abad había enviado. Dicho monje fue quien escribió más tarde las actas de su martirio.

Una vez llegados a Betsaloe de Asiria, cerca del Eufrates, donde se hallaba el rey, los prisioneros fueron encerrados en un calabozo, mientras llegaba la orden de comparecer ante el soberano. Un legado del rey fue a interrogar al santo, quien respondió así a sus magníficas promesas: "Mi pobre hábito religioso es una prueba de que desprecio de todo corazón las vanas pompas del mundo. Los honores y riquezas que me ofrece un rey que morirá pronto, no me tientan". Al día siguiente, retornó el legado e intentó doblegar al santo con amenazas, pero éste le dijo tranquilamente: "Señor, no gastéis inútilmente vuestro tiempo conmigo. Por la gracia de Cristo espero permanecer inconmovible. Haced, pues, vuestra voluntad sin tardanza". El legado le sentenció a ser apaleado a la manera persa. El castigo se repitió durante tres días; al tercer día el juez ordenó que tendieran de espaldas al mártir y que descargaran sobre él una pesada plancha sobre la que se hallaban dos soldados. El cuerpo del mártir fue macerado hasta los huesos. El legado de Cósroes, admirado ante la paciencia y tranquilidad del santo, fue a informar nuevamente al soberano. Durante la ausencia del legado, el carcelero, que era cristiano, pero carecía del valor suficiente para renunciar a su cargo, dejó entrar a la prisión a cuantos lo deseaban. Los cristianos acudieron al punto; todos querían besar los pies y las cadenas del mártir y conservar como reliquias todos los objetos que habían tocado su cuerpo. El santo, confuso e indignado, trató de impedir esto, pero no lo consiguió. Después de infligirle nuevos suplicios, Cósroes ordenó finalmente que Anastasio y todos los prisioneros cristianos fuesen ejecutados. Los dos compañeros de Anastasio y otros sesenta y seis cristianos fueron estrangulados en su presencia, uno tras otro. Anastasio, con los ojos fijos en el cielo, dio gracias a Dios por la muerte tan feliz que le esperaba, y declaró que hubiese deseado un suplicio más largo; pero, viendo que Dios había reservado para él ese ignominioso castigo de esclavos, lo aceptó gozosamente. Los verdugos le estrangularon y después le decapitaron.

El martirio tuvo lugar el 22 de enero del año 628. El cadáver de Anastasio y los de sus compañeros fueron arrojados a los perros, pero éstos dejaron intacto el cuerpo del mártir. Los cristianos lo recogieron más tarde y le dieron sepultura en el monasterio de San Sergio, a un kilómetro y medio del lugar de su martirio. El sitio se llamaba Sergiópolis (actualmente Rasapha, en Irak). El monje que le había asistido durante su martirio se llevó consigo el "colobium" del santo, es decir, su túnica de lino sin mangas. Más tarde, las reliquias de San Anastasio fueron trasladadas a Palestina, después a Constantinopla, y finalmente a Roma, donde quedaron depositadas en la iglesia de San Vicente. Esta es la razón por la que los dos mártires son celebrados en el mismo día.

El séptimo Concilio Ecuménico, reunido contra los iconoclastas, aprobó el uso de las imágenes de este mártir que se conservaban y veneraban en Roma junto con su cabeza.

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Domingo de Sora, Santo

Domingo de Sora, Santo

Abad

Martirologio Romano: En Sora, ciudad del Lacio (hoy Italia), santo Domingo, abad, que fundo algunos monasterios en diversas partes de Italia y, con su anhelo de reforma, condujo a otros a una vida regular (1031).

En los archivos de Foligno de Etruria, ciudad natal de Santo Domingo, se afirma que existe la costumbre de invocar su protección contra los rayos, pero no se indica cuál es el origen de esta práctica.

Tal vez se trata de algún incidente ocurrido en los primeros años de la vida de Santo Domingo, ya que los documentos sólo hablan de él, a partir del momento en que tomó el hábito.

Domingo consagró toda su actividad a la fundación de iglesias y monasterios benedictinos en varias partes de Italia; en Scandrilia, Soya, Sangro y otras ciudades.

Según parece, en cada nuevo monasterio nombraba a un abad, de suerte que quedaba libre para recomenzar su tarea en otro sitio. En los intervalos entre las diferentes fundaciones, Santo Domingo se consagraba a la oración, hasta que Dios le daba a conocer el sitio donde quería que fundase el próximo monasterio.

En medio de esta vida tan ocupada, el santo encontraba todavía tiempo para trabajar con las almas, y más de una vez el cielo ratificó con sorprendentes milagros sus esfuerzos por la conversión de los pecadores. Un monje llamado Juan, discípulo y constante compañero suyo, nos ha dejado una narración de dichos milagros, de algunos de los cuales fue probablemente testigo ocular.

Santo Domingo murió en 1031, a los ochenta años de edad, en Sora.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 22  

Otros Santos y Beatos

San Gaudencio, obispo
En la ciudad de Novara, en la Liguria (hoy Italia), san Gaudencio, a quien se considera el primer obispo de esta sede (c. 418).

San Barnardo, monje y obispo
En el monasterio de Romans, junto al río Isère, en la región de los Alpes franceses, sepultura de san Barnardo, obispo de Vienne, que, dejando el servicio del emperador Carlomagno, abrazó la milicia de Cristo, repartió entre los pobres los bienes recibidos de su padre, construyó dos cenobios, el de Ambronay y el de Romans, en donde terminó sus días (842).

Beata María Mancini, religiosa
En la ciudad de Pisa, en la Toscana (hoy Italia), beata María Mancini, la cual, después de enviudar dos veces y no tener descendencia, siguiendo las indicaciones de santa Catalina de Siena, estableció la vida común en el monasterio de Santo Domingo, que presidió durante diez años (1431).

Beato Antonio della Chiesa, religioso presbítero
En Como, ciudad de Lombardía (hoy Italia), beato Antonio della Chiesa, presbítero de la Orden de Predicadores, que restableció la vida cenobita en algunos conventos de la Orden, acompañando con indulgencia la debilidad humana y corrigiéndola con firmeza (1459).

Beato Guillermo Patenson, presbítero y mártir
En la ciudad de Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Patenson, presbítero y mártir, que durante el reinado de Isabel I fue condenado a muerte por ser sacerdote. Estando en la prisión, reconcilió con la Iglesia a otros seis compañeros de cárcel, completando su martirio en Tyburn, donde fue descuartizado (1592).

Santos Francisco Gil de Federich y Mateo Alonso de Leziniana, religiosos presbíteros y mártires
En Tonquín (hoy Vietnam del Norte), santos Francisco Gil de Federich y Mateo Alonso de Leziniana, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que después de una infatigable predicación del Evangelio fueron encarcelados durante el reinado de Trinh Doanh y, heridos con espada, obtuvieron una muerte gloriosa por Cristo (1745).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

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