JMJ
Pax
Cuando les quiten al novio, entonces ayunarán
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron:
"¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?"
Jesús les respondió:
"¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Viernes de Ceniza
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme.
Oremos:
Confírmanos, Señor, en el Espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma; y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Este es el ayuno que yo quiero
Lectura del libro del profeta Isaías 58, 1-9a
Esto dice el Señor:
"Grita con fuerte voz, no te contengas, levanta la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus rebeldías, a la descendencia de Jacob sus pecados.
Me buscan a diario, desean conocer mi voluntad, como si fueran un pueblo que se comporta rectamente, que no quisiera apartarse de lo que Dios considera justo. Me piden sentencias justas, desean estar cerca de Dios. Y, sin embargo, dicen: "¿Para qué ayunar, si tú no te das cuenta? ¿Para qué mortificarnos, si tú no te enteras?"
En realidad utilizan el día del ayuno para hacer lo que les da la gana y explotar a sus trabajadores. Ayunan entre pleitos y riñas golpeando criminalmente con el puño. No ayunen de esta manera, si quieren que su voz se escuche en el cielo. ¿Es acaso ése el ayuno que yo quiero cuando alguien decide mortificarse? Inclinan la cabeza como una caña, y se acuestan sobre cenizas con vestido de luto. ¿A eso le llaman ayuno, día grato al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como la aurora y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder
caminará ante ti y te seguirá la gloria del Señor.
Entonces invocarás al Señor y él te responderá; pedirás auxilio y te dirá: "Aquí estoy"".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 50, 3-4.5-6a.18-19
A un corazón contrito, Señor, tú no lo desprecias.
Ten piedad de mí, Dios mío, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa; lava del todo mi maldad, limpia mi pecado.
A un corazón contrito, Señor, tú no lo desprecias.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado; contra ti, contra ti solo pequé. A un corazón contrito, Señor, tú no lo desprecias. No es el sacrificio lo que te complace, y si ofrezco un holocausto no lo aceptarías. El sacrificio que Dios quiere es un espíritu arrepentido: un corazón arrepentido y humillado tú, Dios mío, no lo desprecias.
A un corazón contrito, Señor, tú no lo desprecias.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Busquen el bien y no el mal, para que vivan, y el Señor estará con ustedes.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cuando les quiten al novio, entonces ayunarán
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron:
"¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?"
Jesús les respondió:
"¿Es que pueden estar tristes los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que les quitarán al novio; entonces ayunarán".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor, que el sacrificio que te ofrecemos en este tiempo de preparación para la Pascua, nos haga agradables a tus ojos y más generosos en la práctica de la penitencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Los frutos del ayuno
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa, por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Señor, enséñanos tus caminos, instrúyenos en tus sendas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te pedimos, Señor todopoderoso, que la participación en tus sacramentos nos purifique de todas nuestras culpas y nos disponga a recibir los dones de tu bondad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. Viernes después de Ceniza
TIEMPO DE PENITENCIA
— El ayuno y otras muestras de penitencia en la predicación de Jesús y en la vida de la Iglesia.
— Contemplar la Humanidad Santísima del Señor en el Vía Crucis. Afán redentor.
— La fuente de las mortificaciones pequeñas que nos pide el Señor está en la tarea cotidiana. Ejemplos. Las mortificaciones pasivas. Importancia del espíritu de penitencia en la mortificación de laimaginación, de la inteligencia y de los recuerdos.
I. Narra el Evangelio de la Misa1 que los discípulos de Juan el Bautista le preguntaron a Jesús: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
El ayuno era, entonces y siempre, una muestra más del espíritu de penitencia que Dios pide al hombre. «En el Antiguo Testamento se descubre, cada vez con una riqueza mayor, el sentido religioso de la penitencia, como un acto religioso, personal, que tiene como término el amor y el abandono en Dios»2. Acompañado de oración, sirve para manifestar la humildad delante de Dios3: el que ayuna se vuelve hacia el Señor en una actitud de dependencia y de abandono totales. En la Sagrada Escritura vemos ayunar y realizar otras obras de penitencia antes de emprender un quehacer difícil4, para implorar el perdón de una culpa5, obtener el cese de una calamidad6, conseguir la gracia necesaria en el cumplimiento de una misión7, prepararse al encuentro con Dios8, etc.
Juan el Bautista, conocedor de los frutos del ayuno, enseñó a sus discípulos la importancia y la necesidad de esta práctica de penitencia. En esto coincidía con los fariseos piadosos y amantes de la Ley, a quienes les sorprende que Jesús no lo haya inculcado a los Apóstoles. Pero el Señor sale en defensa de los suyos:¿Acaso los amigos del esposo pueden andar afligidos mientras el esposo está con ellos?9. El esposo, según los Profetas, es el mismo Dios que manifiesta su amor a los hombres10.
Cristo declara aquí, una vez más, su divinidad y llama a sus discípulos los amigos del esposo, sus amigos. Están con Él y no necesitan ayunar. Sin embargo, cuando les sea arrebatado el esposo, entonces ayunarán. Cuando Jesús no esté visiblemente presente, será necesaria la mortificación para verle con los ojos del alma.
Todo el sentido penitencial del Antiguo Testamento «no era más que sombra de lo que había de venir. La penitencia –exigencia de la vida interior confirmada por la experiencia religiosa de la humanidad y objeto de un precepto especial de la revelación divina– adquiere en Cristo y en la Iglesia dimensiones nuevas, infinitamente más vastas y profundas»11.
La Iglesia en los primeros tiempos conservó las prácticas penitenciales, en el espíritu definido por Jesús. Los Hechos de los Apóstoles mencionan celebraciones del culto acompañadas de ayuno12. San Pablo, durante su desbordante labor apostólica, no se contenta con padecer hambre y sed cuando las circunstancias lo exigen, sino que añade repetidos ayunos13. Y siempre la Iglesia ha permanecido fiel a esta práctica penitencial, determinando en cada época los días en que los fieles deben ayunar y recomendando esta práctica piadosa, con el consejo oportuno de la dirección espiritual.
Pero el ayuno es solo una de las formas de penitencia. Existen otras formas de mortificación corporal que hemos de practicar, que nos facilitan la conversión y la unión con Dios. Podemos preguntarnos hoy cómo vivimos el sentido penitencial en toda nuestra vida, y de modo singular en este tiempo litúrgico de Cuaresma en que nos encontramos.
II. Haced penitencia, dice Jesús al comienzo de su vida pública, como había predicado ya el Bautista, y como luego hicieron los Apóstoles en el comienzo de la Iglesia. Tenemos necesidad de ella para nuestra vida de cristianos, y para reparar por tantos pecados propios y ajenos. Sin un verdadero espíritu de penitencia y de conversión sería imposible el trato con Jesucristo, y nos dominaría el pecado. No debemos rehuirla por miedo, por considerarla inútil, por falta de sentido sobrenatural. «¿Tienes miedo a la penitencia?... A la penitencia, que te ayudará a obtener la vida eterna. —En cambio, por conservar esta pobre vida de ahora, ¿no ves cómo los hombres se someten a las mil torturas de una cruenta operación quirúrgica?»14. Rehuir la penitencia significaría también rehuir la santidad y quizá, por sus consecuencias, la misma salvación.
Nuestro afán por identificarnos con Cristo nos llevará a aceptar su invitación a padecer con Él. La Cuaresma nos prepara a contemplar los acontecimientos de la Pasión y Muerte de Jesús. Sobre todo, los viernes de Cuaresma, que tienen un recuerdo especial del Viernes Santo en que Cristo consumó la Redención, podemos meditar los acontecimientos de aquel día, que han quedado recogidos en la tradicional devoción del Vía Crucis. Por eso aconseja San Josemaría Escrivá: «El Vía Crucis. —¡Esta sí que es devoción recia y jugosa! Ojalá te habitúes a repasar esos catorce puntos de la Pasión y Muerte del Señor, los viernes. —Yo te aseguro que sacarás fortaleza para toda la semana»15.
Con esta devoción contemplaremos la Humanidad Santísima de Cristo, que se nos revela sufriendo como hombre en su carne sin perder la majestad de Dios. Acompañando a Jesús por la Vía Dolorosa, podremos revivir aquellos momentos centrales de la Redención del mundo y contemplar a Jesús condenado a muerte que carga con la Cruz (2ª estación) y emprende un camino que también nosotros debemos seguir. Cada vez que Jesús cae al suelo por el peso del madero, hemos de espantarnos, porque son nuestros pecados –los pecados de todos los hombres– los que agobian a Dios; y los deseos de conversión acudirán a nuestro corazón: «La Cruz hiende, destroza con su peso los hombros del Señor (...). El cuerpo extenuado de Jesús se tambalea ya bajo la Cruz enorme. De su Corazón amorosísimo llega apenas un aliento de vida a sus miembros llagados (...). Tú y yo no podemos decir nada: ahora ya sabemos por qué pesa tanto la Cruz de Jesús. Y lloramos nuestras miserias y también la ingratitud tremenda del corazón humano. Del fondo del alma nace un acto de contrición verdadera, que nos saca de la postración del pecado. Jesús ha caído para que nosotros nos levantemos: una vez y siempre»16.
La contemplación de esos sufrimientos de Jesús, y las mortificaciones voluntarias que hagamos deseando unirnos al afán redentor de Cristo, aumentarán también nuestro espíritu apostólico en esta Cuaresma. Él dio su Vida para acercar los hombres a Dios.
III. La fuente de las mortificaciones que nos pide el Señor está casi siempre en la tarea cotidiana. Muchas nacen con el día: levantarnos a la hora prevista, venciendo la pereza en este primer momento; la puntualidad; el trabajo bien acabado en los detalles; las molestias del calor o del frío; sonreír, aunque estemos cansados o sin ganas; sobriedad en la comida y bebida; orden y cuidado en las cosas que tenemos y usamos; rendir el propio juicio... Pero para eso es preciso, ante todo, seguir este consejo: «Si de veras deseas ser alma penitente –penitente y alegre–, debes defender, por encima de todo, tus tiempos diarios de oración –de oración íntima, generosa, prolongada–, y has de procurar que esos tiempos no sean a salto de mata, sino a hora fija, siempre que te resulte posible. No cedas en estos detalles.
»Sé esclavo de este culto cotidiano a Dios, y te aseguro que te sentirás constantemente alegre»17.
Además de las mortificaciones llamadas pasivas, que se presentan sin buscarlas, las mortificaciones que nos proponemos y buscamos se llaman activas. Entre estas, tienen especial importancia para el progreso interior y para lograr la pureza de corazón las mortificaciones que hacen referencia a nuestros sentidos internos: mortificación de la imaginación, evitando el monólogo interior en el que se desborda la fantasía, y procurando convertirlo en diálogo con Dios, presente en nuestra alma en gracia; también, cuando tendemos a dar muchas vueltas en nuestro interior a un suceso en el que parece que hemos quedado mal, a una pequeña injuria (probablemente hecha sin mala intención) que, si no cortamos a tiempo, el amor propio y la soberbia van haciendo cada vez mayor hasta quitarnos la paz y la presencia de Dios. Mortificación de la memoria, evitando recuerdos inútiles, que nos hacen perder el tiempo18 y quizá nos podrían acarrear otras tentaciones más importantes. Mortificación de la inteligencia, para tenerla puesta en aquello que es nuestro deber en ese momento19; también, en muchas ocasiones, rindiendo el juicio, para vivir mejor la humildad y la caridad con los demás. En definitiva, se trata de apartar de nosotros hábitos internos que veríamos mal en un hombre de Dios20, en una mujer de Dios. Decidámonos a acompañar de cerca al Señor en estos días, contemplando su Humanidad Santísima en las escenas del Vía Crucis: ver cómo voluntariamente recorre el camino del dolor por nosotros.
1 Mt 9, 14-15. — 2 Pablo VI, Const. Paenitemini, 17-II-1966. — 3 Cfr. Lev 16, 29-31. — 4 Cfr. Jue 20, 26; Est 4, 16. — 5 1 Re 21, 27. — 6 Jdt 4, 9-13. — 7Hech 13, 2. — 8 Ex 34, 28; Dan 9, 3. — 9 Mt 9, 15. — 10 Cfr. Is 54, 5. — 11Pablo VI, Const. Paenitemini, 17-II-1966. — 12 Cfr. Hech 13, 2 ss. — 13 Cfr. 2 Cor 6, 5; 11, 27. — 14 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 224. — 15 Ibídem, n. 556. — 16 ídem, Vía Crucis, III. — 17 ídem, Surco, n. 994. — 18 Cfr. ídem,Camino, n. 13. — 19 Cfr. Ibídem, n. 815. — 20 Cfr. ídem, Camino, n. 938.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Juliana, (o Ileana) Mártir, Santa Biografía 16 de febrero S III
Febrero 16
Cuando llegó la paz de Constantino, la matrona Sofronia tomó las reliquias del cuerpo de la mártir Juliana con la intención de llevarlas consigo a Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar en Puzoli donde le edificó un templo que luego destruyeron los lombardos. Las reliquias se vieron peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde reposan y se veneran con gran devoción. |
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Onésimo Santo Mártir, 16 de febrero
Etimológicamente significa "ayuda, bienhechor". Viene de la lengua griega. |
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Fuente: EWTN.com
Macario, San Abad, Febrero 16
Abad Martirologio Romano: Conmemoración de san Macario el Grande, presbítero y abad del monasterio de Scete, en Egipto, que, considerándose muerto al mundo, vivía sólo para Dios, enseñándolo así a sus monjes (c. 390). Oración
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Bernardo de Escammaca Religioso, 16 de febrero
Febrero 16
Etimológicamente significa "corazón de oro". Viene de la lengua alemana. |
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Beato José Allamano, presbítero y fundador
En Turín, en Italia, beato José Allamano, presbítero, que, lleno de fervor, para propagar la fe cristiana fundó las congregaciones de hombres y de mujeres denominadas Misioneros y Misioneras de la Consolata.
Nació en Castelnuovo d'Asti el 21 de enero de 1851. Sus padres eran campesinos y tuvieron cinco hijos. José fue el cuarto. A los 3 años perdió a su progenitor, y a partir de entonces su madre, su maestra Benedetta Savio, su tío san José Cafasso y san Juan Bosco se ocuparían de formarle en las distintas etapas de su vida. Su encuentro con éste último se produjo en 1862. José era uno de los moradores del Oratorio de Valdocco y tuvo la gracia de tenerle como confesor. Los cuatro años que pasó junto a Don Bosco, como le sucedió a otros muchachos, dejaron una profunda huella en su vida. De hecho, el afecto por este gran maestro perduró siempre en su corazón. No en vano había descubierto su vocación junto a él. De Valdocco partió a Turín. No había quien lo detuviese. Por eso, cuando sus hermanos mostraron frontal oposición a su decisión de convertirse en sacerdote, se posicionó advirtiendo con firmeza: «El Señor me llama hoy … no sé si me llamará aún dentro de dos o tres años». Así es. El «tren de las 5», dicho en términos metafóricos, pasa a esa hora exacta y no a otra, y José lo tomó. Son radicales decisiones que cambian la vida, cascada inextinguible de bendiciones.
Su salud era lamentable. En más de una ocasión estuvo a punto de morir. La debilidad que fue compañera de su vida se hizo patente el primer año de su permanencia en el seminario. Pero como Dios dilata las fuerzas humanas hasta límites insospechados, atravesó ese itinerario llenándolo con sus virtudes que edificaron al resto de sus compañeros, y fue ordenado en 1873. Poseía excelentes cualidades para la formación. Por eso, y aunque le hubiera agradado especialmente la labor pastoral ejercida en una parroquia, pasó siete intensos años dedicados a los seminaristas en calidad de asistente y director espiritual del seminario mayor por expresa designación del arzobispo, Mons. Gastaldi. Mientras, seguía completando sus estudios. Obtuvo la licenciatura en teología y la acreditación para impartir clases en la universidad entre los años 1876 y 1877. Además de enseñar derecho canónico y civil, se convirtió en el decano de estas facultades. En 1880 le designaron rector del santuario de la Consolata, patrona de Turín. Inicialmente temió a su juventud y la inexperiencia de sus 29 años. El bondadoso arzobispo, que ya le había animado cuando le encomendó el seminario, le escuchó paternalmente y acogió benévolo su inquietud: «Pero monseñor, soy muy joven», había dicho José. Y el prelado nuevamente le alentó: «Verás que te amarán. Es mejor ser joven, así, si cometieras errores, tendrás tiempo para corregirlos». Inspirado consejo. Ese fue el destino de José hasta el final.
Tomó como estrecho colaborador a su amigo y dilecto compañero, el P. Santiago Camisassa. Y juntos sellaron una bellísima historia de amistad que duró más de cuatro décadas, compartiendo colegialmente, con caridad y respeto, proyectos diversos que pusieron en marcha. Entre los dos convirtieron el santuario en un templo ricamente restaurado y espiritualmente renovado haciendo de él un importante núcleo mariano. José era un gran confesor. Fue rector del santuario de san Ignacio, un lugar en el que había resonado también la voz de su tío, san José Cafasso, que incendió su corazón con un amor singular por los seminaristas y sacerdotes. Allamano convirtió el lugar en un centro de espiritualidad genuino que estaba a rebosar; tal era su influjo sobre las gentes. Se había propuesto «hacer bien el bien y sin hacer ruido». Tenía un espíritu misionero ejemplar acrecentado al tratar con uno de ellos que estaba destinado en Etiopía, Guillermo de Massia, y el celo apostólico que le caracterizaba lo inculcó a los sacerdotes. Lo tenía claro: él no había podido ir a misiones, pero otros podrían hacerlo. Y llevó a su oración este anhelo.
En 1900 se libró milagrosamente de una grave enfermedad por las fervientes oraciones dirigidas a la Virgen de la Consolata y la ayuda del cardenal Richelmy. Un año después recibió la autorización para dar inicio a su fundación. Primeramente surgieron los misioneros. En 1909 mantuvo una audiencia con Pío X, quien alentándole en otro nuevo paso, le dijo: «...si no tienes vocación para fundar religiosas, te la doy yo». Y el 29 de enero de 1910 puso en marcha la fundación de las misioneras de la Consolata. Tres años más tarde partían para las misiones. Este incansable apóstol y gran formador de jóvenes y sacerdotes, devoto de María e impulsor de una revista mariana, estuvo implicado en numerosas acciones, incluidas las que llevó a cabo durante la Primera Guerra Mundial. Murió en Turín el 16 de febrero de 1926. En su testamento hizo notar: «Por ustedes he vivido tantos años, y por ustedes he consumido bienes, salud y vida. Espero que, al morir, pueda convertirme en su protector desde el cielo». Fue beatificado el 7 de octubre de 1990 por Juan Pablo II.
Oremos
Concédenos, Señor todopoderoso, que el ejemplo del Beato José Allamano nos estimule a una vida más perfecta y que cuantos celebramos su fiesta sepamos también imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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Calendario de fiestas marianas: Nuestra Señora de la Espina, Chalons-sur-Marne, Francia (Siglo 19)
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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