JMJ
Pax
Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones humanas
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús y observaron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavárselas.
-Conviene saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos
meticulosamente, observando así la tradición de sus antepasados; y al regresar de la plaza, si no se lavan,
no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como la purificación de vasos, jarras y bandejas-. Así que los fariseos y los escribas le preguntaron:
"¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen sin purificarse las manos?"
Jesús les contestó:
"Qué bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me dan culto, pues las doctrinas que enseñan son preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios y siguen la tradición de los hombres".
Y añadió:
"¡Qué bien saben anular el mandamiento de Dios para conservar su tradición! Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será castigado con la muerte.
Ustedes, en cambio, afirman que si uno dice a su padre o a su madre: "Declaro corbán, es decir, ofrenda sagrada, los bienes con los que te podía ayudar", en ese caso ya no está obligado a socorrer a su padre o a su madre, anulando así el mandamiento de Dios con esta tradición que ustedes se transmiten. Y hacen muchas otras cosas semejantes a ésta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mar 5a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; tú eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y habitar en los rectos y sinceros de corazón; concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza
Lectura del libro de Génesis 1, 20-31; 2, 1-4a
Y dijo Dios:
"Llénense las aguas de seres vivos, y que las aves vuelen sobre la tierra a lo ancho del firmamento".
Y creó Dios por especies los grandes peces marinos y todos los seres vivientes que se deslizan y llenan las aguas; y creó también las aves por especies. Vio Dios que era bueno. Y los bendijo diciendo:
"Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar; y que también las aves se multipliquen en la tierra".
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios:
"Produzca la tierra seres vivientes por especie: ganados, reptiles y bestias salvajes por especies".
Y así fue. Hizo Dios las bestias salvajes, los ganados y los reptiles del campo según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Entonces dijo Dios:
"Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra".
Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles:
"Crezcan y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra".
Y añadió:
"Les entrego todas las plantas que existen sobre la tierra y tienen semilla para ser sembradas; y todos los árboles que producen frutos con su semilla les servirán de alimento; y a todos los animales del campo, a las aves del cielo y a todos los seres vivos que se mueven por la tierra les doy como alimento toda clase de hierba verde".
Y así fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todo lo que contienen. Cuando llegó el día séptimo, Dios había terminado su obra, y descansó el día séptimo de todo lo que había hecho. Bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él había descansado de toda su obra creadora.
Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 8, 4-5.6-7.8-9
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Al ver el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que cuides de él?
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Lo hiciste apenas inferior a un dios, coronándolo de gloria y esplendor; le diste poder sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies.
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Rebaños y ganados, todos juntos, y aun las bestias salvajes; los pájaros del cielo, los peces del mar y todo cuanto surca la senda de los mares.
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Inclina, Dios mío, mi corazón a tus preceptos y dame la gracia de cumplir tu voluntad.
Aleluya.
Evangelio
Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones humanas
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús y observaron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavárselas.
-Conviene saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos
meticulosamente, observando así la tradición de sus antepasados; y al regresar de la plaza, si no se lavan,
no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como la purificación de vasos, jarras y bandejas-. Así que los fariseos y los escribas le preguntaron:
"¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen sin purificarse las manos?"
Jesús les contestó:
"Qué bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me dan culto, pues las doctrinas que enseñan son preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios y siguen la tradición de los hombres".
Y añadió:
"¡Qué bien saben anular el mandamiento de Dios para conservar su tradición! Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será castigado con la muerte.
Ustedes, en cambio, afirman que si uno dice a su padre o a su madre: "Declaro corbán, es decir, ofrenda sagrada, los bienes con los que te podía ayudar", en ese caso ya no está obligado a socorrer a su padre o a su madre, anulando así el mandamiento de Dios con esta tradición que ustedes se transmiten. Y hacen muchas otras cosas semejantes a ésta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, que este sacrificio nos purifique y nos renueve, y nos ayude a obtener la recompensa eterna prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio de nuestra salvación en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:
Antífona de la Comunión
Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 6/02 San Pablo Miki y compañeros (mártires, rojo)
Antífona de Entrada
Aquéllos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir por él, con él se gozan eternamente.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, que quisiste llamar a la vida eterna por medio de la cruz a Pablo Miki y a sus compañeros, y les diste fortaleza para morir por ti; concédenos, por su intercesión, que sepamos vivir con honradez y sin miedo la fe que profesamos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20
Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo.
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 125
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar: entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor". Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas grandes por su pueblo el Señor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora, nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Al ir, iban llorando, cargando su semilla, al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
Aleluya.
Evangelio
Vayan y enseñen a todas las naciones
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en honor de tus santos mártires y concédenos permanecer firmes en la confesión de tu nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque la sangre del glorioso san Pablo Miki y compañeros, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo,así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Ustedes son lo que han perseverado conmigo en mis pruebas y yo les preparo un Reino, dice el Señor, para que en él coman y beban en mi mesa.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor y Dios nuestro, que admirablemente ilustraste el misterio de la cruz con el ejemplo de tus santos mártires, concédenos la gracia, ya que hemos sido alimentados con el Cuerpo de Cristo, de seguirlo con fidelidad en la Iglesia para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
5ª semana. Martes
EL CUARTO MANDAMIENTO
— Bendiciones de Dios a quien cumpla este mandamiento. La promesa de una larga vida. El "dulcísimo precepto".
— Amor con obras a los padres. Qué significa honrar a los padres.
— El amor a los hijos. Algunos deberes de los padres.
I. En el Evangelio de la Misa1, Nuestro Señor declara el verdadero alcance del Cuarto Mandamiento del Decálogo frente a las explicaciones erróneas de la casuística de escribas y fariseos. El mismo Dios, por boca de Moisés, había dicho: Honra a tu padre y a tu madre, y quien maldiga al padre o a la madre, será reo de muerte.
Es tan grato a Dios el cumplimiento de este mandamiento que lo adornó de incontables promesas de bendición: El que honra a su padre expía sus pecados; y cuando rece será escuchado. Y como el que atesora es el que honra a su madre. El que respeta a su padre tendrá larga vida2. Esta promesa de una larga vida a quien ame y honre a sus padres se repite una y otra vez. Honra a tu padre y a tu madre; así prolongarás la vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar3. Y Santo Tomás de Aquino, al explicar este pasaje, enseña que la vida es larga cuando está llena, y esta plenitud no se mide por el tiempo, sino por las obras. Se vive una vida llena cuando está repleta de virtudes y de frutos; entonces se ha vivido mucho, aunque muera joven el cuerpo4. El Señor promete también la buena fama –a pesar de sufrir calumnias–, riquezas y una descendencia numerosa. En cuanto a la descendencia, sigue diciendo Santo Tomás de Aquino que no solo existen "hijos de la carne": hay diversas razones por las cuales se originan otros modos de paternidad espiritual, que requieren su correspondiente respeto y aprecio5.
A pesar de la claridad con que se expone este mandamiento en estos y otros muchos pasajes del Antiguo Testamento, los doctores y los sacerdotes del templo habían tergiversado su sentido y cumplimiento6. Enseñaban que si alguien decía a su padre o a su madre: lo que de mi parte pudieras recibir o necesitar, sea "corban", que significa ofrenda7, los padres no podían ya tomar nada de esos bienes aunque estuvieran muy necesitados, pues, como habían sido declarados ofrenda para el altar, constituiría entonces un sacrilegio. Esta costumbre era frecuentemente un mero artificio legal para seguir gozando de sus bienes y quedar desligados de la obligación natural de ayudar a sus padres necesitados8. El Señor, Mesías y Legislador, explica en su justo sentido el alcance del Cuarto Mandamiento, deshaciendo los profundos errores que había en aquella época sobre esta materia.
El Cuarto Mandamiento, que es también de derecho natural, requiere de todos los hombres, pero especialmente de aquellos que quieren ser buenos cristianos, la ayuda abnegada y llena de cariño a los padres, que se realiza cada día en mil pequeños detalles y se pone particularmente de relieve cuando los progenitores son ancianos o están más necesitados9. Cuando hay verdadero amor a Dios, quien nunca nos pide cosas contradictorias, se encuentra el modo oportuno de vivir el amor a los padres, incluso en el caso de que esos hijos tengan que cumplir primero con otras obligaciones familiares, sociales o religiosas. Hay aquí un campo grande de responsabilidades filiales, que los hijos deben examinar con frecuencia delante de Dios, en su oración personal. Dios paga con la felicidad, ya en esta vida, a quien cumple con amor esos deberes para con sus padres, aunque alguna vez puedan resultar costosos. San Josemaría Escrivá solía llamar a este mandamiento el "dulcísimo precepto del Decálogo", porque es una de las más gratas obligaciones que el Señor nos ha dejado.
II. El cumplimiento amoroso del Cuarto Mandamiento tiene sus raíces más firmes en el sentido de nuestra filiación divina. El único que puede considerarse Padre en toda su plenitud es Dios, de quien se deriva toda paternidad en el cielo y en la tierra10. Nuestros padres, al engendrarnos, participaron de esa paternidad de Dios que se extiende a toda la creación. En ellos vemos como un reflejo del Creador, y al amarles y honrarles rectamente, en ellos estamos honrando y amando también al mismo Dios, como Padre.
En el tiempo litúrgico de la Navidad hemos contemplado a la Sagrada Familia –Jesús, María y José– como modelo y prototipo de amor y espíritu de servicio para todas las familias. Jesús nos ha dejado el ejemplo y la doctrina que debemos seguir para cumplir como Dios quiere el dulce precepto del Cuarto Mandamiento. Ante todo, Jesús reafirmó que el amor a Dios tiene unos derechos absolutos, y a él deben subordinarse todos los amores humanos: Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí11. Por eso, es contrario a la voluntad de Dios, y, en consecuencia, no es verdadero amor, el apegamiento desordenado a la propia familia, que se convierte en obstáculo para cumplir la voluntad de Dios: Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios12.
Jesús nos dejó un ejemplo acabado de entrega plena a la voluntad de su Padre celestial –¿no sabíais que es necesario que Yo esté en las cosas de mi Padre?13, les dirá a María y a José cuando le encuentran en Jerusalén–, y al mismo tiempo es el perfecto Modelo de cómo hemos de cumplir este precepto y del aprecio que debemos tener por los vínculos familiares: vivió sujeto a la autoridad de sus padres14, y aprendió de San José su oficio15, ayudándole a sostener el hogar; realizó el primero de sus milagros a ruegos de su Madre16; escogió entre sus parientes a tres de sus discípulos17; y, antes de morir por nosotros en la Cruz, confió a Juan el cuidado de su Madre Santísima18; sin contar los innumerables milagros que realiza movido por las lágrimas o las palabras de una madre19 o de un padre20: al Señor le llegan con especial acento las oraciones de los padres cuando rezan por sus hijos.
Son muchas las manifestaciones en las que se hace realidad el Cuarto Mandamiento, en las que mostramos nuestra honra y nuestro amor hacia nuestros padres. "Los honramos cuando pedimos rendidamente a Dios que todas las cosas les sucedan próspera y felizmente, que gocen de la estima y respeto de los demás y que alcancen gracia ante el mismo Dios y ante los Santos que están en el Cielo.
"Además, honramos a nuestros padres cuando los socorremos con lo necesario para su sustento y una vida digna, como se comprueba por el testimonio de Cristo, al reprobar la impiedad de los fariseos... Ese deber es más exigente cuando se encuentran enfermos de peligro. Entonces hay que poner todos los medios para que no omitan la confesión, ni los demás sacramentos que deben recibir los cristianos (...).
"Por último, una vez difuntos, se honra a los padres cuidando sus exequias, sepulturas y funerales, elevando por ellos sufragios y las misas de aniversarios, y ejecutando fielmente cuanto mandaron en su testamento". Así se expresa y resume el Catecismo Romano21.
Si, por desgracia, los padres estuvieran lejos de la fe, el Señor nos dará gracia para realizar con ellos un apostolado lleno de aprecio y respeto, que consistirá, de ordinario, en oración y mortificación por ellos, y en el ejemplo de una conducta filial alegre, ejemplar, llena de cariño, junto con el empeño de buscar ocasiones para acercarles a quienes les puedan hablar de Dios con más autoridad, porque los hijos no pueden constituirse por iniciativa propia en maestros de sus padres.
III. El primer deber de los padres es amar a los hijos, con amor verdadero: interno, generoso, ordenado, con independencia de sus cualidades físicas, intelectuales o morales, y les sabrán querer con sus defectos. Deben amarlos en cuanto son sus hijos y porque lo son; y también porque son hijos de Dios. De ahí que sea deber fundamental de los padres amar y respetar la voluntad de Dios sobre sus hijos, más aún cuando reciben una vocación de entrega plena a Dios –incluso muchas veces la pedirán al Señor y la desearán para esos hijos–, porque "no es sacrificio entregar los hijos al servicio de Dios: es honor y alegría"22. Este amor debe ser operativo, que se traduzca eficazmente en obras. El verdadero amor se manifestará en el empeño esforzado para que sus hijos sean trabajadores, austeros, educados en el sentido pleno de la palabra... y, sobre todo, buenos cristianos. Que arraiguen en ellos los fundamentos de las virtudes humanas: la reciedumbre, la sobriedad en el uso de los bienes, la responsabilidad, la generosidad, la laboriosidad, que aprendan a gastar sabiendo las necesidades que muchos padecen actualmente en el mundo...
El amor verdadero llevará a los padres a preocuparse por el colegio donde estudian sus hijos, a estar muy pendientes de la calidad de la enseñanza que reciben, y de modo particular de la enseñanza religiosa, pues de ella puede depender su misma salvación. El amor a los hijos les moverá a buscar un lugar adecuado para la época de vacaciones y el descanso –con frecuencia sacrificando otros gustos o intereses–, evitando aquellos ambientes que harían imposible, o al menos muy difícil, la práctica de una verdadera vida cristiana. Los padres no deben olvidar que son administradores de un inmenso tesoro de Dios y que, por ser cristianos, no constituyen una familia más –y así lo enseñarán con oportunidad a sus hijos–, sino que forman una familia en la que Cristo está presente, lo cual les da unas características completamente nuevas. Esta realidad viva impulsará a los padres a ser ejemplares en toda ocasión (vida de familia, deberes profesionales, sobriedad, orden...). Y los hijos encontrarán en ellos el camino que conduce a Dios. "En el rostro de toda madre se puede captar un reflejo de la dulzura, de la intuición, de la generosidad de María. Honrando a vuestra madre, honraréis también a la que, siendo Madre de Cristo, es igualmente Madre de cada uno de nosotros"23.
Terminemos nuestra oración poniendo a nuestras familias bajo la protección de la Santísima Virgen y de los santos Ángeles Custodios.
1 Mc 7, 1-13. — 2 Ecl 3, 4-5, 7. — 3 Ex 20, 12. — 4 Cfr. Santo Tomás, Sobre el doble precepto de la caridad, Marietti, n. 1245. — 5 Cfr. ibídem, n. 1247. — 6 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1985, pp. 299-300. — 7 Mc 7, 11. — 8 Cfr. B. Orchard y otros, Verbum Dei, Herder, Barcelona 1963, vol. III, in loc. — 9 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 48. — 10 Ef 3, 15.— 11 Mt 10, 37; cfr. también Lc 9, 60; 14, 2. — 12 Lc 9, 60. — 13 Lc 2, 49. — 14 Cfr. Lc 2, 51. — 15 Cfr. Mc 6, 3. — 16 Cfr. Jn 2, 1-11. — 17 Cfr. Mc 3, 17-18; 6, 3. — 18 Cfr. Jn 19, 26-27. — 19 Cfr. Lc 7, 11-17; Mt 15, 22-28. — 20 Cfr. Mt 9, 18-26; 17, 14-20. — 21 Catecismo Romano, III, 5, nn. 10-12. — 22 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 22. — 23 Juan Pablo II, Alocución 10-I-1979.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
6 de febrero
Los Mártires del Japón
San Pablo Miki y Compañeros
"Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico."
Fueron 26, martirizados el mismo día, 5 de febrero del año 1597.
En el año 1549 San Francisco Javier llegó al Japón y convirtió a muchos paganos.
Ya en el año 1597 eran varios los miles de cristianos en aquel país. Y llegó al gobierno un emperador sumamente cruel y vicioso, el cual ordenó que todos los misioneros católicos debían abandonar el Japón en el término de seis meses. Pero los misioneros, en vez de huir del país, lo que hicieron fue esconderse, para poder seguir ayudando a los cristianos. Fueron descubiertos y martirizados brutalmente. Los que murieron en este día en Nagasaki fueron 26. Tres jesuitas, seis franciscanos y 16 laicos católicos japoneses, que eran catequistas y se habían hecho terciarios franciscanos.
Los mártires jesuitas fueron: San Pablo Miki, un japonés de familia de la alta clase social, hijo de un capitán del ejército y muy buen predicador: San Juan Goto y Santiago Kisai, dos hermanos coadjutores jesuitas. Los franciscanos eran: San Felipe de Jesús, un mexicano que había ido a misionar al Asia. San Gonzalo García que era de la India, San Francisco Blanco, San Pedro Bautista, superior de los franciscanos en el Japón y San Francisco de San Miguel.
Entre los laicos estaban: un soldado: San Cayo Francisco; un médico: San Francisco de Miako; un Coreano: San Leon Karasuma, y tres muchachos de trece años que ayudaban a misa a los sacerdotes: los niños: San Luis Ibarqui, San Antonio Deyman, y San Totomaskasaky, cuyo padre fue también martirizado.
A los 26 católicos les cortaron la oreja izquierda, y así ensangrentados fueron llevados en pleno invierno a pie, de pueblo en pueblo, durante un mes, para escarmentar y atemorizar a todos los que quisieran hacerse cristianos.
Al llegar a Nagasaki les permitieron confesarse con los sacerdotes, y luego los crucificaron, atándolos a las cruces con cuerdas y cadenas en piernas y brazos y sujetándolos al madero con una argolla de hierro al cuello. Entre una cruz y otra había la distancia de un metro y medio.
La Iglesia Católica los declaró santos en 1862.
Testigos de su martirio y de su muerte lo relatan de la siguiente manera: "Una vez crucificados, era admirable ver el fervor y la paciencia de todos. Los sacerdotes animaban a los demás a sufrir todo por amor a Jesucristo y la salvación de las almas. El Padre Pedro estaba inmóvil, con los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín cantaba salmos, en acción de gracias a la bondad de Dios, y entre frase y frase iba repitiendo aquella oración del salmo 30: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". El hermano Gonzalo rezaba fervorosamente el Padre Nuestro y el Avemaría".
Al Padre Pablo Miki le parecía que aquella cruz era el púlpito o sitio para predicar más honroso que le habían conseguido, y empezó a decir a todos los presentes (cristianos y curiosos) que él era japonés, que pertenecía a la compañía de Jesús, o sociedad de los Padres jesuitas, que moría por haber predicado el evangelio y que le daba gracias a Dios por haberle concedido el honor tan enorme de poder morir por propagar la verdadera religión de Dios. A continuación añadió las siguientes palabras:
"Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico. Y como mi Señor Jesucristo me enseñó con sus palabras y sus buenos ejemplos a perdonar a los que nos han ofendido, yo declaro que perdono al jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y a todos los que han contribuido a nuestro martirio, y les recomiendo que ojalá se hagan instruir en nuestra santa religión y se hagan bautizar".
Luego, vueltos los ojos hacia sus compañeros, empezó a darles ánimos en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría muy grande, especialmente en el del niño Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el Paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo. El niño Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado los santísimos nombres de Jesús, José y María, se puso a cantar los salmos que había aprendido en la clase de catecismo. A otros se les oía decir continuamente: "Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía". Varios de los crucificados aconsejaban a las gentes allí presentes que permanecieran fieles a nuestra santa religión por siempre.
Luego los verdugos sacaron sus lanzas y asestaron a cada uno de los crucificados dos lanzazos, con lo que en unos momentos pusieron fin a sus vidas.
El pueblo cristiano horrorizado gritaba: ¡Jesús, José y María!
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Fuente: ar.geocites.com/misa_tridentina01
Amando de Maastricht, San Obispo, Febrero 6
Obispo Martirologio Romano: En Elnon, también en la Galia Bélgica, sepultura de san Amando, obispo de Maastricht, que predicó la palabra de Dios por diversas regiones, llegando incluso a los eslavos, y finalmente, construido un monasterio, terminó allí su vida (c. 679). |
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Fuente: Franciscanos.org
Pedro Bautista Blásquez Mártir, Febrero 6
Mártir en Japón San Pedro Bautista nace en San Esteban del Valle el año 1542, tres siglos más tarde que San Francisco. No pudo conocerlo, naturalmente, pero posiblemente sí conoció al gran reformador de su Orden, Pedro de Alcántara. |
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Fuente: ACI Prensa
Mateo Correa Magallanes, Santo Presbítero y Mártir, Febrero 6
Presbítero y Mártir Mexicano Martirologio Romano: En Durango, ciudad de México, san Mateo Correa, presbítero y mártir, que en medio de la persecución desatada contra la Iglesia se negó a revelar el secreto de confesión, recibiendo por ello la corona del martirio (1927). |
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Fuente: LaVerdadCatolica.org
Francisco Spinelli, Beato Presbítero y Fundador, Febrero 6
Presbítero Martirologio Romano: En Rivolta d'Adda, en la región de Crema, en Italia, beato Francisco Spinelli, presbítero, que, a pesar de vejaciones y dificultades persistentes, soportadas con paciencia, fundó y dirigió una congregación de hermanas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento (1913). |
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Fuente: Vatican.va
Alfonso María Fusco, Beato Presbítero y Fundador, 6 de febrero
Presbítero Martirologio Romano: En Angri, cerca de Salerno, en la Campania, beato Alfonso María Fusco, presbítero, el cual ejerció su ministerio entre los agricultores, preocupándose sobre todo por la formación de jóvenes pobres y huérfanos, y fundó la congregación de Hermanas de San Juan Bautista (1910). |
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Fuente: ar.geociteis.com/misa_tridentina01
Guarino de Palestrina, Santo Obispo, Febrero 6
Obispo Martirologio Romano: En Palestrina, en el Lacio, san Guarino, obispo, notable por su vida austerísima y su amor a los pobres (1159). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Vedasto (Vaast) de Arras, Santo Obispo, Febrero 6
Obispo Martirologio Romano: En Arras, en la Galia Bélgica, san Vedasto, obispo, que fue enviado por san Remigio, obispo de Reims, a esta ciudad devastada, y allí catequizó al rey Clodoveo, gobernó aquella Iglesia durante cuarenta años y llevó a cabo una importante labor evangelizadora entre los paganos de la región (c. 540). |
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Fuente: ACI Prensa
Dorotea y Teófilo, Santos Mártires, Febrero 6
Mártires Martirologio Romano: En Cesarea de Capadocia, santos mártires Dorotea, virgen, y Teófilo, estudiante (c. s. IV). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Febrero 6
San Antoliano, mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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