JMJ
Pax
Cuidense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y sólo tenían uno en la barca. Jesús les hizo esta advertencia:
"Abran los ojos y tengan cuidado de la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan.
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen panes? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que no recuerdan?
¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos le contestaron:
"Doce".
Y Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Entonces él les dijo:
"¿Y aún siguen sin comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mar 6a. Ord. año Par antes Cuaresma
Antífona de Entrada
Pueblos todos, aplaudan; aclamen al Señor con gritos de júbilo.
Oración Colecta
Oremos:
Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Dios no le pone tentaciones a nadie
Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 12-18
Hermanos: Dichoso el hombre que supera la prueba, porque, una vez superada, recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que lo aman.
Ninguno, al ser tentado, diga:
"Es Dios quien me está tentando"; pues Dios no puede ser tentado por el mal ni tampoco él tienta a nadie. Cada uno es tentado a pecar por su propia pasión, que lo arrastra y lo seduce. Después la pasión concibe y da a luz el pecado, y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.
No se dejen engañar, mis queridos hermanos. Todo regalo valioso y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de las luces, en quien no hay cambios ni períodos de sombra. Por su libre voluntad nos engendró, mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos los primeros frutos entre sus criaturas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 93, 12-13a.14-15.18-19
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.
Dichoso el hombre a quién tú educas, Señor, a quien enseñas tu ley, y les das reposo después de la desgracia.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, no abandona a su heredad. Habrá de nuevo justicia en el juicio, y la apoyarán los hombres honestos.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.
Cuando me parece que voy a tropezar, tu amor me sostiene, Señor; aunque tenga mil preocupaciones, me alegran tus consuelos.
Señor, dichoso aquél a quien tú educas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Cuidense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y sólo tenían uno en la barca. Jesús les hizo esta advertencia:
"Abran los ojos y tengan cuidado de la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan.
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen panes? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que no recuerdan?
¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos le contestaron:
"Doce".
Y Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Entonces él les dijo:
"¿Y aún siguen sin comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, por medio de la cual tú te dignas hacernos partícipes de los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Proclamación del misterio
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Alma mía, bendice al Señor; alaba de corazón su santo nombre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre santo y todopoderoso:
que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva; a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
6ª semana. Martes
LA TAREA SALVADORA DE LA IGLESIA
— La Iglesia, lugar de salvación instituido por Jesucristo.
— La oración por la Iglesia.
— Por el Bautismo somos constituidos instrumentos de salvación en el propio ambiente.
I. Narra el Génesis que al ver el Señor cómo crecía la maldad del hombre y que su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haberlo creado, y consideraba borrarlo de la superficie de la tierra1. Pero, una vez más, la paciencia de Dios se puso de manifiesto y decidió salvar al género humano en la figura de Noé. El Señor dijo a Noé: Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. Después vino el diluvio, con el que Dios castigó a los demás, a causa de su mala conducta.
Los Padres de la Iglesia vieron en Noé la figura de Jesucristo, que será el principio de una creación nueva. En el arca vislumbraron la imagen de la Iglesia, que flota sobre las aguas de este mundo y acoge dentro de ella a cuantos quieren salvarse2. San Agustín nos dice: "En el símbolo del diluvio, en el que los justos fueron salvados en el arca, está profetizada la futura Iglesia, que salva de la muerte en este mundo por medio de Cristo y del misterio de la Cruz"3. El arca de Noé fue el lugar de salvación. Y San Agustín continúa diciendo que "quienes fueron salvados en el arca representan el misterio de la futura Iglesia, que se salva del naufragio por la madera de la Cruz"4. El grupo de justos salvados del diluvio en el arca es un presagio de la futura comunidad de Cristo5.
El mismo Señor, antes de su Ascensión a los Cielos, entregó a sus Apóstoles sus propios poderes en orden a la salvación del mundo6. El Maestro les habló con la majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos...; y la Iglesia comenzó enseguida, con autoridad divina, a ejercer su poder salvador.
Imitando la vida de Cristo, que pasó haciendo el bien7, confortando, sanando, enseñando, la Iglesia procura hacer el bien allí donde está. Es abundante, a lo largo de la historia, la iniciativa de los cristianos y de variadísimas instituciones de la Iglesia por remediar los males de los hombres, por prestar una ayuda humana a los necesitados, enfermos, refugiados, etc. Esa ayuda humana es y será siempre grande, pero, al mismo tiempo, es algo muy secundario; por la misión recibida de Cristo, Ella aspira a mucho más: a dar a los hombres la doctrina de Cristo y llevarlos a la salvación. "Y a todos –a aquellos de cualquier forma menesterosos, y a los que piensan gozar de la plenitud de los bienes de la tierra– la Iglesia viene a confirmar una sola cosa esencial, definitiva: que nuestro destino es eterno y sobrenatural, que solo en Jesucristo nos salvamos para siempre, y que solo en Él alcanzaremos ya de algún modo en esta vida la paz y la felicidad verdaderas"8.
II. Diariamente ha de ocupar un lugar de primer orden en nuestras oraciones la persona del Romano Pontífice, su tarea en servicio de la Iglesia universal, la ayuda que le prestan sus colaboradores más inmediatos: Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius9, nos enseña a pedir la liturgia. Es abrumador el peso que, con solicitud paterna, ha de llevar sobre sí el Vicario de Cristo: si consideramos en la presencia de Dios, si advertimos –no es difícil, al conocer comentarios de la prensa laicista, de otros medios de comunicación, etc.– la resistencia con que le combaten los enemigos de la fe; si conocemos la presión de los que abominan del afán apostólico de los cristianos y se oponen a la tarea evangelizadora que impulsa constantemente el Papa, pediremos fervientemente al Señor que conserve al Romano Pontífice, que lo vivifique con su aliento divino, que lo haga santo y lo llene de sus dones, que lo proteja de modo especialísimo.
En el Evangelio de la Misa de hoy10 el Señor advierte a sus discípulos que estén alerta y se guarden de una levadura: la de los fariseos y de Herodes. No se refiere aquí a la levadura buena que han de ser sus discípulos, sino a otra, capaz también de transformar la masa desde dentro, pero para mal. La hipocresía farisaica y la vida desordenada de Herodes, que solo se movía por ambiciones personales, eran un mal fermento que contagiaba a la masa de Israel, corrompiéndola.
Tenemos el gratísimo deber de pedir cada día que todos los fieles cristianos seamos verdadera levadura en medio de un mundo alejado de Dios, que la Iglesia puede salvar. "Estos tiempos son tiempos de prueba y hemos de pedir al Señor, con un clamor que no cese (Cfr. Is 58, 1), que los acorte, que mire con misericordia a su Iglesia y conceda nuevamente la luz sobrenatural a las almas de los pastores y a las de todos los fieles"11. No podemos dejar a un lado este deber filial con nuestra Madre la Iglesia, misteriosamente necesitada de protección y de ayuda: "Ella es Madre... una madre debe ser amada"12.
Es grande el daño que produce en las almas la mala levadura de la doctrina adulterada y de desdichados ejemplos, aumentados y aireados por gentes sectarias. Cuando nos encontremos ante la doctrina falsa, ante situaciones quizá escandalosas, debemos hacer examen y preguntarnos: ¿qué he hecho yo por sembrar buena doctrina?, ¿cómo es mi conducta en el cumplimiento de mis deberes profesionales?, ¿qué hago para que mis hijos, mis hermanos, mis amigos adquieran la doctrina de Jesucristo?, ¿cómo son mi oración y mi mortificación por la Iglesia?
Hemos de pedir también –son muchas las personas que lo hacen a diario en la Santa Misa, en el rezo del Santo Rosario y en otras ocasiones– por los Pastores todos de la Iglesia de Dios: junto al Papa, los Obispos. Es antiquísima la oración con que los fieles encomendamos al Señor al Ordinario del lugar: Stet et pascat in fortitudine tua, Domine, in sublimitate nominis tui. Siempre es grande la necesidad del favor divino que los Pastores de la Iglesia requieren para llevar adelante su misión. Tenemos la responsabilidad de ayudarles, y para ello pedimos que el Señor les sostenga y les ayude a apacentar su grey con la fortaleza divina y con la suavidad y altísima sabiduría que viene del Cielo.
Cada día, en la Santa Misa, con estas u otras palabras recogidas en las demás Plegarias Eucarísticas, reza el sacerdote: "A ti, pues, Padre misericordioso, te pedimos humildemente (...), ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa..., con nuestro obispo..., y todos aquellos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica"13. Así podemos acordarnos de las intenciones del Papa, de los Obispos, de rezar por los sacerdotes, por los religiosos y por todo el Pueblo de Dios; también por quien más necesitado esté en el Cuerpo Místico de Cristo, viviendo con naturalidad el dogma de la Comunión de los Santos.
III. En una carta de San Juan Leonardi al Papa Pablo V, quien le pedía algunos consejos para revitalizar al Pueblo de Dios, decía el santo: "Por lo que mira a estos remedios, ya que han de ser comunes a toda la Iglesia (...), habría que fijar la atención primeramente en todos aquellos que están al frente de los demás, para que así la reforma comenzara por el punto desde donde debe extenderse a las otras partes del cuerpo. Habría que poner un gran empeño en que los cardenales, los patriarcas, los arzobispos, los obispos y los párrocos, a quienes se ha encomendado directamente la cura de almas, fuesen tales que se les pudiera confiar con toda seguridad el gobierno de la grey del Señor"14. Nosotros no dejemos de pedir cada día por su santidad: que amen cada día más a Jesús presente en la Sagrada Eucaristía, que recen con piedad cada vez mayor a la Santísima Virgen, que sean fuertes, caritativos, que tengan gran amor a los enfermos, que cuiden esmeradamente la enseñanza del Catecismo, que den un testimonio claro de desprendimiento, de sobriedad...
Pero la Iglesia somos todos los bautizados, y todos somos instrumentos de salvación para los demás cuando procuramos permanecer unidos a Cristo con el cumplimiento fiel de nuestros deberes religiosos: la Santa Misa, la oración, la presencia de Dios durante el día...; cuando estamos unidos a la persona y a las intenciones del Romano Pontífice y del Obispo de la diócesis; cuando somos ejemplares en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales, familiares, cívicos; con un apostolado eficaz en el entramado de relaciones en el que discurre nuestra vida. Este apostolado se hace más urgente cuanta más cizaña encontramos en nuestro camino, cuando percibamos el efecto de esa mala levadura de la que habla el Señor.
Avivemos nuestra fe. El Pueblo de Dios –enseña el Concilio Vaticano II– ha de abarcar el mundo entero, reuniendo a todos los hombres dispersos, desorientados. Y para ello envió Dios a su Hijo, a quien constituyó heredero universal, para que fuera Maestro, Sacerdote y Rey nuestro15. Hoy podemos recordar el Salmo II, que proclama la realeza de Cristo, y pedimos a Dios Padre que sean muchas las almas en las que reine el Señor, muchos los pueblos que acojan la palabra de salvación que proclama la Iglesia, ya que también a Ella –como nos recuerda la Constitución Lumen gentium– le han sido dadas en heredad todas las naciones16.
1 Primera lectura. Año I, Gen 6, 5-8: 7 1-5.10. — 2 Hech 2, 40. — 3 San Agustín, De catechizandis rudibus, 18. — 4 Ibídem, 27. — 5 M. Schmaus, Teología Dogmática, vol. IV, p. 77. — 6 Mt 28, 18-20. — 7 Cfr. Hech 10, 38. — 8 San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra 4ª ed., Madrid 2001. — 9 Enchiridion Indulgentiarum, 1986. Aliae concesiones, n. 39. — 10 Mc 8, 14-21. — 11 San Josemaría Escrivá, o. c., p. 55. — 12 Juan Pablo II. Homilía 7-XI-1982. — 13 Misal Romano, Ordinario de la Misa. Canon Romano. — 14 San Juan Leonardi, Cartas al Papa Pablo V para la reforma de la Iglesia. — 15 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13. — 16 Cfr. ibídem.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Beato Jordán de Sajonia
1237
Fue el sucesor de Santo Domingo de Guzmán, y el gran propagador de la Comunidad de Padres Dominicos.
Nació en Sajonia (al sur de Alemania) y se doctoró en la Universidad de París. Santo Domingo de Guzmán le envió a un hombre de toda su confianza (a Fray Reginaldo) a que le propusiera hacerse religioso dominico, y aceptó. El Miércoles de Ceniza del año 1220 entró a la Comunidad de Santo Domingo.
El caso de Jordán de Sajonia es uno de los más impresionantes de la historia. Un hombre que entra a una comunidad y a los solos tres años de estar de religioso reemplaza al santo Fundador y llega a ser Superior General de toda la Comunidad.
Jordán sobresalía por su gran elocuencia y por la eficacia maravillosa de su palabra para conmover los corazones de los creyentes.
Primero fue nombrado superior Provincial de la región más difícil de gobernar que tenía esa comunidad, que era la Lombardía, Italia. Luego al morir santo Domingo, en 1222, los delegados de toda su Orden religiosa lo eligen como Superior General y reemplazo del fundador. Y en este cargo dura 15 años, hasta su muerte en 1237. Santo Domingo tiene el honor de haber sido el fundador de la Comunidad de Padres Dominicos, pero Jordán de Sajonia fue el gran propagador de esta comunidad. Basta con recordar que durante su mandato se fundaron 249 Casas de Congregación y se hicieron seis nuevas provincias de religiosos.
Dicen que Jordán de Sajonia es el Patrono de los Capellanes de Universidades, porque este santo sacerdote recibió de Dios unas cualidades admirables para lograr ejercer influencia entre los universitarios. Por nueve años había estudiado en la más famosa Universidad de La Sorbona en Paría, y allí aprendió muchas técnicas para lograr influir en favor de los estudiantes. Su gran preocupación fue siempre lograr hacer mejores a los que estudiaban en las Universidades. Un año predicaba la cuaresma en la Universidad de París y al año siguiente en la concurridísima Universidad de Bolonia y al tercer año se dirigía a predicar a la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y en todas partes los frutos espirituales que cosechaba eran admirables. En la Universidad de Alemania conquistó para su comunidad al más grande sabio en ciencias naturales de su época, a San Alberto Magno. Y conquistó también a Pedro de Tarantasia, que llegó a ser después el Pontífice Inocencio Quinto. Un famoso profesor de universidad previno a sus alumnos para que no se dejaran convencer por los discursos de Jordán, pero al oírle uno de sus elocuentes sermones, se convirtió él también en uno de sus más fervientes admiradores.
Uno de los antiguos biógrafos, compañero suyo, dice: "Las casas religiosas donde habitaba el Padre Jordán parecían colmenas, por los muchos jóvenes que entraban a hacerse religiosos, y por los muchos que de allí salían para ser superiores de otras casas religiosas. Por eso él al llegar a un convento mandaba hacer muchos hábitos religiosos, teniendo confianza en que Dios le enviaría muy numerosas vocaciones, y así le sucedía en todas partes".
El Padre Jordán no sólo se iba a las universidades a conseguir jóvenes muy bien instruidos, para que se hicieran religiosos, sino que también se iba a los campos y a los barrios obreros a invitar muchachos sanos, aunque fueran ignorantes, a que entraran en la comunidad. Y esto le valió la acusación de que él recibía a gentes que no le iban a dar gloria a su Congregación. Y sucedió una vez que recibió a unos 60 muchachos tan poco estudiados que casi no eran capaces ni de leer los salmos en la oración de la comunidad. Y a quienes lo criticaban por recibir esta clase de gentes, les respondió con unas palabras que resultaron ser una profecía o anuncio de lo que iba a suceder en el futuro: "Ténganles paciencia por ahora y concédanles tiempo para instruirse poco a poco, que un día se convertirán en grandes predicadores". Y esto se cumplió exactamente varios años después.
Cuando Dios le confía a una persona un oficio especial, le concede las cualidades que para ese oficio necesita. Y al Padre Jordán le confió Dios el oficio de conseguir muchísimas vocaciones para la vida religiosa, y por eso le concedió unas cualidades admirables. Recordemos algunas:
El Padre Jordán tenía unas cualidades que excedían a las que posee el común de las gentes. Dicen los que vivieron junto a él que la austeridad en el dominio de su lengua, de sus ojos y de la gula era algo impresionante, pero que sobre todo llamaba la atención el modo heroico como dominaba su ira para no ofender a nadie ni amargar la vida a ninguno.
Y no es que no fuera valiente. Cuando el emperador Federico II empezó a atacar ferozmente al Sumo Pontífice y a la religión, el Padre Jordán se fue al palacio y le dijo frente a frente al Emperador que ésta conducta era reprensible y que si no cambiaba de modo de proceder le llegarían desgracias muy grandes.
Pero con los pequeños sabía hacerse pequeño y con los débiles era extraordinariamente comprensivo. El tenía por cierto lo que más tarde afirmará y repetirá San Francisco de Sales, que "más moscas se logran cazar con una cuchara de dulce miel que un barril de amarga hiel".
Sus contemporáneos alababan mucho "las dotes de buen amigo" que poseía el Padre Jordán. Comprensivo, lleno de caridad, con deseos continuos de amoldarse a los demás para poder hacerles mayor bien. El mismo lo dice en uno de sus escritos: "Siempre me esforcé por tratar de estar de acuerdo con los demás en todo lo bueno y por tratar de no chocar contra nadie. Quise colocarme en el sitio de los otros para poder comprenderlos mejor. Nunca preferí mis propios gustos en contraposición de los de los demás. Con los soldados traté de amoldarme a ellos como si yo fuera un soldado. Con los campesinos como si fuera un campesino. Y sobre todo me propuse ser extremadamente comprensivo con los que sufren tentaciones, angustias y depresiones".
San Pablo recomienda a los seguidores de Cristo: "Rían con los que ríen, y lloren con los que lloran" (Rom. 12, 15). Es lo que hizo siempre Fray Jordán. Leamos un ejemplo: Una noche estaba rezando los salmos con un grupo de jóvenes recién llegados a su Comunidad, y de pronto a uno de ellos le vino una risa nerviosa y no fue capaz de controlarla, y enseguida los demás compañeros se contagiaron también y empezaron a reír todos, y no se pudo seguir el rezo. Uno de los superiores quiso regañarlos, pero el Padre Jordán les dijo: "Mis buenos jóvenes: tenemos que reírnos alegremente porque hemos logrado salirnos de la esclavitud del pecado y de los vicios en que nos tenía presos el mundo y ahora hemos llegado a ser del grupo de los preferidos de Dios. ¡Riámonos pues alegremente! Y él personalmente participó de aquella alegría juvenil.
Alguien le preguntó si un Padrenuestro rezado por un ignorante valía menos que uno rezado por un gran doctor de la Teología, y él respondió: "Un diamante valo lo mismo si está en manos de un sabio, que si está en manos de un analfabeta". Otro le preguntó: ¿Qué es más necesario para la vida del alma: rezar o meditar? Y le dijo: "Eso es como preguntar qué es más necesario para la vida del cuerpo si comer o beber. Ambas cosas son sumamente necesarias". Alguien le dijo: ¿Cuál es la posición mejor para rezar, sentado, arrodillado, de pies o postrado? Y respondió: "La mejor posición para rezar es aquella en la cual cada uno se siente mejor, con más fervor y con más inclinación a rezar bien". (Esta frase la repitió textualmente el Papa Pío XI, 700 años después de haber sido pronunciada por nuestro santo). El superior de una Comunidad le pidió que le quitara aquel cargo, aduciendo que ese oficio le traía cuatro males: orgullo, honores, trabajos y humillaciones. El Padre Jordán le respondió: "Los dos primeros sí son males y de ellos te libre Dios, y esfuérzate por evitarlos. Los otros dos, el trabajo y las humillaciones, son grandes bienes que te conseguirán un puesto altísimo en el Reino de los cielos".
El Padre Jordán, aprovechando que Dios le había concedido tal eficacia de la palabra que dondequiera que predicaba o hablaba la gente, conseguía vocaciones, fue recorriendo ciudades y países predicando y consiguiendo que muchísimos jóvenes entraran de religiosos. El Señor le concedió la inmensa alegría de que el fundador de la Comunidad, Domingo de Guzmán, fuera declarado santo por el Sumo Pontífice en 1234. Con esta bella noticia ya Jordán podía irse al cielo tranquilo. Y dispuso viajar a Jerusalén para visitar los Santos Lugares donde vivió y murió Nuestro Señor Jesucristo, y para visitar a los Padres Dominicos que trabajaban en esas tierras.
Pero en el viaje de regreso, el barco que lo transportaba fue lanzado por una violenta tempestad a las costas de Siria, frente a la ciudad de Tolemaida y Fray Jordán y los demás pasajeros murieron ahogados. Era el 13 de febrero del año 1237.
Las olas llevaron a las orillas del mar el cadáver del Padre Jordán y sus religiosos lo sepultaron con toda solemnidad. Después las gentes empezaron a conseguir milagros por su intercesión, y el Papa León Doce lo declaró Beato.
Padre Jordán: Gran promotor de vocaciones: recuérdanos siempre aquella frase de un gran Pontífice: "Las vocaciones existen. Lo que hay que hacer es cultivarlas."
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Benigno, Santo Presbítero y Mártir, Febrero 13
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir (s. IV). |
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Fuente: acoantioquena
Martiniano, Santo Eremita, Febrero 13
Eremita Martirologio Romano: En Atenas, en Grecia, san Martiniano, que había abrazado la vida eremítica cerca de Cesarea, en Palestina (c. 398).
donde San Martiniano se esforzaba espiritualmente, siguiendo sus pasos se salvó una joven llamada Fotini, después de que su barco se hundió y ella fue traída por las olas a la isla. |
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Fuente: Agustinos-es.org
Cristina de Spoleto, Beata Seglar Agustina, Febrero 13
Seglar Agustina Martirologio Romano: En Spoleto, ciudad de la Umbría, beata Cristina (Agustina) Camozzi, la cual, muerto su esposo, cedió por un tiempo a la concupiscencia de la carne, pero convertida, escogió la vida penitente, ingresando en la Orden Secular de San Agustín, distinguiéndose por su vida de plegaria y por el servicio a enfermos y pobres (1458). ORACIÓN |
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Fuente: santiebeati.it
Eustoquia (Lucrecia) Bellini, Beata Venció al demonio, Febrero 13
Monja Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, beata Eustoquia (Lucrecia) Bellini, virgen de la Orden de San Benito (1469). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Febrero 13
San Cástor de Aquitania, presbítero y eremita |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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