miércoles, 15 de junio de 2016

Miércoles de San José. 15/06/2016. Santa María Micaela del Santísimo Sacramento ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Tu padre, que ve lo secreto, te recompensará

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuidado con practicar las buenas obras para ser vistos por la gente, porque entonces su Padre del cielo no los recompensará. Por eso, cuando des limosna, no vayas pregonándolo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los alaben los hombres. Les aseguro que ya han recibido su recompensa.
Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y las esquinas de las plazas para que los vea la gente. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tu, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ayunen, no anden tristes como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que la gente vea que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, de modo que nadie note tu ayuno, sino tu Padre, que está en lo escondido. Y tu Padre, que ve hasta lo más escondido, te recompensará".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mie 11a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos haga dignos de esta presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Apareció un carro de fuego y Elías subió al cielo

Lectura del segundo libro de los Reyes 2, 1.6-14

Cuando el Señor se disponía a arrebatar a Elías en un torbellino al cielo, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. Al llegar a Jericó, Elías dijo a Eliseo:
"Quédate aquí, yo tengo que ir por orden del Señor hasta el Jordán". Respondió Eliseo:
"Por el Señor y por tu vida, que no te dejaré".
Y se fueron los dos. Cincuenta hombres del grupo de los profetas vinieron y se detuvieron enfrente, a cierta distancia, mientras Elías y Eliseo se detuvieron a la orilla del Jordán. Elías se quitó el manto y, doblándolo, golpeó con él las aguas; éstas se dividieron, y los dos cruzaron por tierra seca. Y cuando pasaron a la otra orilla, Elías dijo a Eliseo:
"Pídeme lo que quieras antes de que sea arrebatado de tu presencia".
Respondió Eliseo:
"Dame como herencia dos tercios de tu espíritu".
Elías le contestó:
"Pides mucho. Si me ves cuando sea arrebatado, te será concedido; si no me ves, no se te concederá".
Mientras iban caminando y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacía el cielo.
Eliseo lo seguía con la vista y gritaba:
"¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!"
Cuando dejó de verlo, se quitó sus vestidos y los partió en dos. Recogió el manto de Elías, que se le había caído, y regresó a la orilla del Jordán. Tomó el manto de Elías y golpeó con él las aguas, al tiempo que decía:
"¿Dónde está el Señor, Dios de Elías, dónde está?"
Golpeó las aguas, que se dividieron, y Eliseo pasó el río.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 30, 20.21.24

Amemos al Señor todos sus fieles.

¡Qué grande es tu bondad, Señor! Tú la reservas para los que te respetan, y la ejerces en presencia de todos con los que se refugian en ti.
Amemos al Señor todos sus fieles.

Al amparo de tu presencia, los ocultas de las intrigas de los hombres; bajo la tienda los proteges de las lenguas murmuradoras.
Amemos al Señor todos sus fieles.

Amen al Señor todos sus fieles, pues el Señor protege a sus leales, pero castiga sin compasión al orgulloso.
Amemos al Señor todos sus fieles.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada,
dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Tu padre, que ve lo secreto, te recompensará

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuidado con practicar las buenas obras para ser vistos por la gente, porque entonces su Padre del cielo no los recompensará. Por eso, cuando des limosna, no vayas pregonándolo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los alaben los hombres. Les aseguro que ya han recibido su recompensa.
Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y las esquinas de las plazas para que los vea la gente. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tu, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ayunen, no anden tristes como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que la gente vea que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, de modo que nadie note tu ayuno, sino tu Padre, que está en lo escondido. Y tu Padre, que ve hasta lo más escondido, te recompensará".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio que vamos a ofrecerte, Señor, nos purifique y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El universo restaurado en Cristo

En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. Siendo él de condición divina, se despojó de su rango, y por su sangre derramada en la cruz puso en paz todas las cosas; y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

11ª semana. Miércoles

LA ORACIÓN MENTAL

— Necesidad y frutos.

— La oración preparatoria. Ponerse en presencia de Dios.

— La ayuda de la Comunión de los Santos.

I. El Evangelio de la Misa de hoy1 es una llamada a la oración personal. Cuando oréis -nos dice Jesús-, no seáis como los hipócritas, que son amigos de orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse delante de los hombres... Tú, por el contrario, cuando te pongas a orar, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo oculto...

El Señor, que nos da esta enseñanza acerca de la oración, la practicó en su vida en la tierra. El Santo Evangelio nos refiere las muchas veces que se retiraba Él solo para orar2. Y este mismo ejemplo lo siguieron los Apóstoles y los primeros cristianos, y después todos aquellos que han querido seguir de cerca al Maestro. "El sendero, que conduce a la santidad, es sendero de oración; y la oración debe prender poco a poco en el alma, como la pequeña semilla que se convertirá más tarde en árbol frondoso"3.

La oración diaria nos mantiene vigilantes ante el enemigo que acecha continuamente, nos hace firmes ante pruebas y dificultades, aprendemos en ella a servir a los demás, es el faro de luz intensa que ilumina el camino y ayuda a ver con claridad los obstáculos. La oración personal nos mueve a realizar mejor el trabajo, a cumplir los deberes con la propia familia y con la sociedad, y tiene una influencia decisiva en las relaciones con los demás. Pero, sobre todo, nos enseña a tratar al Maestro y a crecer en el amor. "¡No dejéis de orar! –nos aconseja el Papa Juan Pablo II–. ¡La oración es un deber, pero también es una gran alegría, porque es un diálogo con Dios por medio de Jesucristo!"4.

En la oración estamos con Jesús; eso nos debe bastar. Vamos a entregarnos, a conocerle, a aprender a amar. El modo de hacerla depende de muchas circunstancias: del momento que pasamos, de las alegrías que hemos recibido, de las penas... que se convierten en gozo cerca de Cristo. En muchas ocasiones traemos a la consideración algún pasaje del Evangelio y contemplamos la Santísima Humanidad de Jesús, y aprendemos a quererle (no se ama sino lo que se conoce bien); examinamos otras veces si estamos santificando el trabajo, si nos acerca a Dios; cómo es el trato con aquellas personas entre las que transcurre nuestra vida: la familia, los amigos...; quizá al hilo de la lectura de algún libro –como el que tienes entre las manos–, convirtiendo en tema personal aquello que leemos, diciendo al Señor con el corazón esa jaculatoria que se nos propone, continuando con un afecto que el Espíritu Santo ha sugerido en lo hondo del alma, recogiendo un pequeño propósito para llevarlo a cabo en ese día o avivando otro que habíamos formulado...

La oración mental es una tarea que exige poner en juego, con la ayuda de la gracia, la inteligencia y la voluntad, dispuestos a luchar decididamente contra las distracciones, no admitiéndolas nunca voluntariamente, y poniendo empeño en dialogar con el Señor, que es la esencia de toda oración: hablarle con el corazón, mirarle, escuchar su voz en lo íntimo del alma. Y siempre debemos tener la firme determinación de dedicar a Dios, a estar con Él a solas, el tiempo que hayamos previsto, aunque sintamos gran aridez y nos parezca que no conseguimos nada. "No importa si no se puede hacer más que permanecer de rodillas durante este tiempo, y combatir con absoluta falta de éxito contra las distracciones: no se está malgastando el tiempo"5. La oración siempre es fructuosa si hay empeño por sacarla adelante, a pesar de las distracciones y de los momentos de aridez. Nunca nos deja Jesús sin abundantes gracias para todo el día. Él "agradece" siempre con mucha generosidad el rato en que Le hemos acompañado.

II. Es de particular importancia ponernos en presencia de Aquel con quien deseamos hablar. Con frecuencia, el resto de la oración puede depender de estos primeros minutos en los que ponemos empeño en estar cerca de Quien sabemos nos ama y espera nuestra súplica, un acto de amor, que consideremos junto a Él un asunto que nos preocupa..., o sencillamente que permanezcamos en su presencia mirándole y sabiendo que nos mira. Si cuidamos con esmero, con amor, estos primeros momentos, si nos situamos de verdad delante de Cristo, una buena parte de la aridez y de las dificultades para hablar con Él desaparecen..., porque eran simplemente disipación, falta de recogimiento interior.

Para ponernos en presencia de Dios al comenzar la oración mental, debemos hacernos algunas consideraciones, que nos ayuden a alejar de nuestra mente otras preocupaciones. Le podemos decir a Jesús: "Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, para escucharme. Está en el Tabernáculo, realmente presente bajo las especies sacramentales, con su Cuerpo, su Sangre, Alma y Divinidad; y está presente en nuestra alma por la gracia, siendo el motor de nuestros pensamientos, afectos, deseos y obras sobrenaturales (...): ¡que me ves, que me oyes!

"Enseguida –nos sigue diciendo San Josemaría Escrivá–, el saludo, como se acostumbra a hacer cuando conversamos con una persona en la tierra. A Dios se le saluda adorándole: ¡te adoro con profunda reverencia! Y si a esa persona la hemos ofendido alguna vez, si la hemos tratado mal, le pedimos perdón. Pues, a Dios Nuestro Señor, lo mismo: te pido perdón de mis pecados, y gracia para hacer bien, con fruto, este rato de conversación contigo. Y ya estamos haciendo oración, ya nos encontramos en la intimidad de Dios.

"Pero, además, ¿qué haríamos si esa persona principal, con la que queremos charlar, tiene madre, y una madre que nos ama? ¡Iríamos a buscar su recomendación, una palabra suya en favor nuestro! Pues a la Madre de Dios, que es también Madre nuestra y nos quiere tanto, hemos de invocarla: ¡Madre mía Inmaculada! Y acudir a San José, el padre nutricio de Jesús, que también puede mucho en la presencia de Dios: ¡San José, mi Padre y Señor! Y al Ángel de la Guarda, ese príncipe del Cielo que nos ayuda y nos protege... ¡Interceded por mí!

"Una vez hecha la oración preparatoria, con esas presentaciones que son de rigor entre personas bien educadas en la tierra, ya podemos hablar con Dios. ¿De qué? De nuestras alegrías y nuestras penas, de nuestros trabajos, de nuestros deseos y nuestros entusiasmos... ¡De todo!

"También podemos decirle, sencillamente: Señor, aquí estoy hecho un bobo, sin saber qué contarte... Querría hablar contigo, hacer oración, meterme en la intimidad de tu Hijo Jesús. Sé que estoy junto a Ti, y no sé decirte dos palabras. Si estuviera con mi madre, con aquella persona querida, les hablaría de esto y de lo otro; contigo no se me ocurre nada.

"¡Esto es oración (...)! Permaneced delante del Sagrario, como un perrito a los pies de su amo, durante todo el tiempo fijado de antemano. ¡Señor, aquí estoy! ¡Me cuesta! Me marcharía por ahí, pero aquí sigo, por amor, porque sé que me estás viendo, que me estás escuchando, que me estás sonriendo"6.

Y junto a Él, incluso cuando no sabemos muy bien qué decirle, nos llenamos de paz, recuperamos las fuerzas para sacar adelante nuestros deberes, y la cruz se torna liviana porque ya no es solo nuestra: Cristo nos ayuda a llevarla.

III. Junto a Cristo en el Sagrario, o allí donde nos encontremos haciendo el rato de oración mental, perseveraremos por amor, cuando estemos gozosos y cuando nos resulte difícil y nos parezca que aprovechamos poco. Nos ayudará en muchas ocasiones el sabernos unidos a la Iglesia orante en todas las partes del mundo. Nuestra voz se une al clamor que, en cada momento, se dirige a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo. "A la hora de la oración mental, y también durante el día –nos continúa diciendo San Josemaría Escrivá–, recordad que nunca estamos solos, aunque quizá materialmente nos encontremos aislados. En nuestra vida (...) permanecemos siempre unidos a los Santos del Paraíso, a las almas que se purifican en el Purgatorio y a todos nuestros hermanos que pelean aún en la tierra. Además, y esto es un gran consuelo para mí, porque es una muestra admirable de la continuidad de la Iglesia Santa, os podéis unir a la oración de todos los cristianos de cualquier época: los que nos han precedido, los que viven ahora, los que vendrán en los siglos futuros. Así, sintiendo esta maravilla de la Comunión de los Santos, que es un canto inacabable de alabanza a Dios, aunque no tengáis ganas o aunque os sintáis con dificultades –¡secos!–, rezaréis con esfuerzo, pero con más confianza.

"Llenaos de alegría, pensando que nuestra oración se une a la de aquellos que convivieron con Jesucristo, a la incesante plegaria de la Iglesia triunfante, purgante y militante, y a la de todos los cristianos que vendrán. Por tanto (...), cuando te encuentres árido en la oración, esfuérzate y di al Señor: Dios mío, yo no quiero que falte mi voz en este coro de alabanza permanente dirigida a Ti y que no cesará nunca"7.

En la diaria oración se encuentra el origen de todo progreso espiritual y una fuente continua de alegría, si ponemos empeño y vamos decididos a estar "a solas con quien sabemos nos ama"8. La vida interior progresa al compás de la oración, y repercute en las acciones de la persona, en su trabajo, en su apostolado, en su mortificación...

Acudamos con frecuencia a Santa María para que nos enseñe a tratar a su Hijo, pues ninguna persona en el mundo supo dirigirse a Cristo como lo hizo su Madre. Y junto a Ella, San José, que tantas veces habló con Jesús, mientras trabajaba, en el descanso, durante un viaje, mientras paseaban por los alrededores de Nazaret... Después de María, José fue quien más horas pasó junto al Hijo de Dios. Él nos enseñará a tratar al Maestro y, si se lo pedimos, nos ayudará cada día a sacar propósitos firmes, concretos y claros que nos ayudarán a mejorar el trabajo, a limar las asperezas del carácter, a ser más serviciales, a estar alegres por encima de todas las contradicciones que pueden sobrevenir...

Sancte Ioseph, ora pro eis, ora pro me! San José, ruega por ellos (aquí podemos fijar nuestra atención en las personas concretas por las que deseamos pedir con particular intensidad), ruega por mí.

1 Mt 6, 1-6; 16-18. — 2 Cfr. Mt 14, 23; Mc 1, 35; Lc 5, 6; etc. — 3 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 295. — 4 Juan Pablo II, Alocución, 14-III-1979. — 5 E. Boylan, El amor supremo, Rialp, Madrid 1954, vol. II, p. 141. — 6 San Josemaría Escrivá, Registro Histórico del Fundador, 20165, p. 1410. — 7 Ibídem, 20165, p. 1411. — 8 Santa Teresa, Vida, 8, 2.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa María Micaela, quien rescató a muchas mujeres de la prostitución

 

 

 

"Mi Providencia y tu fe mantendrán la casa en pie", era la frase sobre Dios que Santa María Micaela del Santísimo Sacramento pedía que colocaran sus religiosas en cada casa. Con su sacrificado apostolado rescató a muchas mujeres de la "mala vida".

Santa María Micaela nació en Madrid (España) en 1809 en una familia de clase alta, pero desde pequeña tuvo que afrontar grandes pesares. Sus padres murieron inesperadamente, su hermanita perdió la razón y su otra hermana fue desterrada por los enemigos políticos de su esposo.

Tuvo que acompañar a su hermano en su trabajo como embajador en París y luego en Bruselas. Solía madrugar para hacer sus prácticas de piedad, ir a Misay hacer obras de caridad con los pobres y enfermos. Desde el mediodía tenía que asistir a los banquetes diplomáticos y diversas actividades, mostrándose sonriente a pesar de no sentirse bien de salud.

Al volver a Madrid se encuentra con María Ignacia Rico con quien visitó el hospital San Juan de Dios, donde había mujeres de la mala vida que habían caído enfermas y Micaela se quedó impresionada con la vida horrorosa y cruel de las prostitutas.

Con su amiga Ignacia consiguieron una casita para albergar a las muchachas, redimirlas y salvarlas. Esto generó habladurías e incomprensiones para con Micaela en la alta sociedad y el clero, perdiendo a sus amistades. Pero la Santa dejó su elegante barrio y se fue a vivir con las pobres mujeres.

Santa Micaela solía escuchar voces interiores de Dios, pero su director espiritual le prohíbe hacerles caso. Ella por obediencia no siguió la voz que le decía que la comida estaba envenenada y se enfermó. Más adelante le llega un santo director espiritual, San Antonio María Claret, con quien pudo crecer en santidad.

Cierto día va a una "casa de citas" a rescatar a una muchacha que estaba allí obligada. La insultaron, le lanzaron piedras y la insultan con vulgaridades, pero Santa Micaela salva a la chica sonriendo, como si estuviera recibiendo todos los honores.

Más adelante la reina de España la manda llamar para pedirle unos consejos. Funda la comunidad de Hermanas Adoratrices del Santísimo sacramento dedicadas a adorar a Cristo Jesús en la Eucaristía y a trabajar por preservar a las muchachas en peligro, y a redimir a las pobres que ya cayeron en los vicios y en la impureza.

Madre Micaela había socorrido por varios años a los enfermos de la peste de tifo negro sin contagiarse, pero en 1865 se fue a Valencia a ayudar a los enfermos del cólera y contrajo la mortal enfermedad. Partió a la Casa del Padre el 24 de agosto. Fue canonizada en 1934.

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Amós, Santo Profeta del A.T., Junio 15  

Amós, Santo

Profeta

Martirologio Romano: Conmemoración de san Amós, profeta, que siendo pastor de Tecoa y cuidador de sicómoros, fue enviado por Dios a los hijos de Israel para defender su justicia y santidad contra sus prevaricaciones (s. X a.C.).

Etimológicamente: Amós = Aquel que es fuerte, es de origen hebreo.

 

Amós es el primer profeta escritor y sus vaticinios, que constituyen para nosotros el primer documento del profetismo, son también una preciosa fuente de noticias sobre su vida y sobre las costumbres de su pueblo, siete siglos y medio antes de Cristo. Predicó entre el 762 y el 750 a.C., después de una precisa vocación divina que lo sacó de su pueblo, Téqoa, cerca de Belén, y de su oficio de criador de rebaños y cortador de sicómoros.

Jeroboam II, aprovechando el desinterés de Egipto y de Asia, había ampliado los límites de Israel; pero las fáciles victorias habían suscitado una situación social desordenada: había pocos ricos, ávidos de riqueza, y muchos pobres, marginados y explotados inhumanamente por los comerciantes, magistrados y funcionarios deshonestos; además, el ocio, la pereza y el deseo de placeres habían frenado el antiguo impulso religioso del pueblo de Dios. El sentimiento religioso de la antigua Alianza había sido reemplazado por la exaltación presuntuosa del hombre y por su poder.

Contra esta mentalidad laica y el cumplimiento puramente formal de la Ley, Amós levanta su voz para anunciar el inminente castigo de Dios, que destruirá a Israel, castigará a los ricos y hará desaparecer ese vacío culto idólatra de la riqueza: "Porque oprimís al pobre y le imponéis tributo del grano; casas de piedras labradas habéis construido, pero no las habitaréis; habéis plantado viñas deliciosas, pero no beberéis su vino. Porque sé que son numerosos vuestros crímenes y que son grandes vuestros pecados... Buscad el bien y no el mal, a fin de que viváis y así el Señor Dios estará con vosotros como decís... Odiad el mal y amad el bien, restableced el juicio en la puerta, y quizá Yahvé se apiade del resto de Jesé".

El peor mal está en la presunción de haber cumplido los propios deberes religiosos con el ofrecimiento de sacrificios pingües y generosos, es decir, con un culto exterior que oculta una vida desordenada moral y socialmente. La justicia divina lanza por boca del profeta el último llamamiento antes del desastre.

Amós propone elegir entre una vida con Dios y una vida sin Dios. Pero esta prueba extrema será también un llamamiento providencial a vivir la alianza hecha con su pueblo, "elegido entre todas las familias de la tierra", esa alianza que llegará a su perfección en el eterno reino del Mesías. Terminada su misión profética, Amós regresó a su pueblo, en donde, según una tradición que cuenta Epifanio y que se encuentra en el Martirologio Romano fue muerto con un golpe en la cabeza por el hijo del sacerdote Amasías, para hacer callar esa voz incómoda, particularmente severa contra la hipocresía de los sacerdotes.

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Pedro Crisci de Foligno, Santo Sacristán, Junio 15  

Pedro Crisci de Foligno, Santo

Sacristán

Etimológicamente significa "roca, piedra". Viene de la lengua hebrea.

Nada aproxima más a la misteriosa presencia del Resucitado, Cristo de comunión, que está plenamente en este misterio de comunión que es su Cuerpo, la Iglesia.

Pedro. Fue un confesor del siglo XIV. Era frecuente en la Edad que se tratara de locos a las personas que inspiraban deseos de santidad. No te olvides de que era una sociedad – tanto como ahora – utilitaria y práctica.

Esto le pasó al santo de hoy. Nació en Foligno entre el año 1200 y 1300, esto es, en uno de los períodos más fervorosos en Italia.

Recuerda que fue la edad de Dante, Giotto, Bonifacio VII y de Arnolfo.

Pero la autoridad y los mismos ciudadanos no veían con buenos a ojos a Pedro.

Su conducta significaba para muchos de ellos perplejidad.

De joven tuvo una vida normal, hasta tumultuosa. Pero, cuando cumplió los 30, se convirtió de veras.

Lo veían mal porque era un inconformista como le ocurrió a san Francisco de Asís y a tantos otros santos.

Lo dejó todo para hacer entrega de sus bienes a los pobres. Es posible que se metiera a terciario franciscano.

Rezaba mirando al sol, símbolo de Cristo.
Su casa era la catedral de la ciudad. En ella trabajaba todo el día. Su estilo de vida atrajo la atención de la Inquisición.

Lo examinaron e interrogaron varias veces. Su fe había sido siempre ortodoxa.
Murió en el año 1323.

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Fuente: ENCICLOPEDIA CATÓLICA || ACI Prensa
Bernardo de Menthon, Santo Ayudante de los alpinistas, Junio 15  

Bernardo de Menthon, Santo

Ayudante de los viajeros

Nació en el año 923, probablemente en el castillo Menthon, cerca de Annecy, en Savoya; murió en Novara, en 1008. Fue descendiente de una rica familia aristocrática, y recibió una esmerada educación. Rechazó contraer un matrimonio honorífico propuesto por su padre y de-cidió consagrarse al servicio de la Iglesia. Poniéndose bajo la dirección de Pedro, Archidiácono de Aosta, bajo cuya dirección progresó rápidamente, Bernardo fue ordenado sacerdote y considerando su sabiduría y virtud fue ordenado Archidiácono de Aosta (en 966), haciéndose cargo del gobierno de la diócesis, secundando al obispo. Viendo la ignorancia e idolatría que todavía imperaban entre los pueblos de los Alpes, resolvió consagrarse a su convertirlo. Por cuarenta y dos años se dedicó a predicar el Evangelio a esos pueblos y llevó la luz de la fe incluso a algunos cantones de Lombardía, ocasionando numerosas conversiones y obrando varios milagros.

Por otra razón, sin embargo, el nombre de Bernardo será célebre por siempre. Desde los mas antiguos tiempos hubo un camino a través de los Alpes Peninos, desde el valle de Aosta hasta el cantón suizo de Valais, en el que está ahora el paso del Gran San Bernardo. Este paso está cubierto por nieves permanentes de siete a ocho pies (de 2 a 2,4 metros, N. del T.) de profundidad, y sus movimientos a veces acumula hasta cuarenta pies (un metro) de altura. Aunque el paso era en extremo peligroso, especialmente en primavera a raíz de las avalanchas, no obstante era utilizado por peregrinos franceses y germanos camino a Roma. Para comodidad y protección de los viajeros San Bernardo fundó un monasterio y hospedaje en el punto más alto del paso, a 8.000 pies (2.400 metros, aproximadamente, N. del T.) sobre el nivel del mar, en el año 962.

Algunos años más tarde estableció otro hospedaje en el Pequeño San Bernardo, un monte de los Grandes Alpes, de 7.076 pies (2.160 metros, N. del T.) sobre el nivel del mar. Ambos fueron puestos a cargo de monjes agustinos, luego de conseguir la aprobación pontificia en una visita a Roma.

Estos hospedajes son famosos por su generosa hospitalidad extendida a todos los viajeros que pasan por el Gran y el Pequeño San Bernardo, así llamados en honor al fundador de estas instituciones de caridad. En todas las estaciones del año, pero especialmente durante las duras tormentas de nieve, los heroicos monjes acompañados por sus bien entrenados perros, salen en busca de víctimas que podrían sucumbir a la dureza del clima. Les ofrecen comida, ropa, y refugio a los desafortunados viajeros que corren peligro de muerte.

Los monjes dependen de donaciones y colectas para sustentarse. Actualmente, la Orden cons-ta de unos cuarenta miembros, la mayoría de lo cuales vive en los hospedajes mientras algunos viven con vecinos del lugar.
La última obra en la vida de San Bernardo fue la reconciliación de dos nobles cuyo antagonismo amenazó en convertirse en una situación fatal. San Bernardo fue sepultado en el convento de Saint Lawrence. Venerado como santo desde el S. XII en varios lugares del Piemonte (Aosta, Novara, Brescia), no fue canonizado sino hasta 1681, por Inocencio XI.

Su fiesta es celebrada en algunos santorales el 15 de junio y en otros el 28 de mayo.

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Fuente: Santopedia.com | ACI Prensa
Vito de Lucania, Santo Adolescente Mártir, Junio 15  

Vito de Lucania, Santo

Adolescente Mártir

Hijo de un pagano siciliano, tuvo como preceptores a los cristianos Santa Crescencia y San Modesto, que le bautizaron a escondidas de su padre. Intentó, sin éxito, convertir al hijo del gobernador Valeriano. Estuvo encarcelado durante siete años a causa de su fe cristiana.

Murió martirizado en 303 junto a Santa Crescencia y San Modesto durante las persecuciones de Diocleciano. Su cuerpo se conserva en la Iglesia Colegiata de Omegna, guardado en una urna es sacado en una procesión solemne el último sábado de agosto

El culto a estos tres santos se remonta a tiempos muy antiguos; sus nombres aparecen en el llamado martirologio de San Jerónimo o Hieronymianum. Dieron su vida por la fe en la provincia romana de Lucania, en el sur de Italia.

La veneración a San Vito se extendió tanto por Alemania, que su nombre se incluyó entre los Catorce Santos Protectores y se le consideró como patrono especial de los epilépticos y de los afectados por esa enfermedad nerviosa llamada 'Baile de San Vito' (el nombre actual de esta enfermedad es corea de Sydenham), tal vez por eso se le tiene también por protector de los bailarines y actores. Asimismo, se le invocaba contra el peligro de las tormentas, contra el exceso de sueño, mordeduras de serpientes y contra todo daño que las bestias pueden hacer a los hombres. A menudo se le representa acompañado de alguna fiera. San Vito, Modesto y Crescencia, a los que se le atribuían poderes sobrenaturales, murieron por negarse rotundamente a rendir sacrificio a los dioses. Fueron sometidos a diversas torturas de las que salieron ilesos. Los mártires murieron en Lucania, agotados por sus sufrimientos.

La catedral de Praga está dedicada a este santo.

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Fuente: Mercaba.org
Germana Cousin, Santa Pastoricita, Junio 15  

Germana Cousin, Santa

El pueblo de Pibrac, a unos kilómetros de Toulouse, se levanta en las vertientes de una colina por cuya falda corre un arroyo llamado el Courbet. No muy lejos, en la llanura que domina este arroyo, en medio de un paisaje muy descubierto cuya vista se extiende hasta los Pirineos al sur, se encuentra una casa rústica de ladrillos y adobes donde nació Germana Cousin en 1579. Su llegada al mundo pareció señalar el fin tan deseado de las guerras de religión, que habían ensangrentado durante años el reino, y especialmente el Languedoc.

Maitre Laurent, el padre de Germana, honrado labrador, gozaba en el pueblo de cierta consideración, puesto que llegó a ser cónsul, o sea alcalde, en 1573 y 1574. Era modesta su alquería, pero la explotación de varias fincas le proporcionaba una renta decente. Entre los años 1575 y 78 casó en terceras nupcias con la que iba a ser madre de nuestra Santita, con Marie Laroche. Nació Germana enclenque, escrofulosa e impedida de la mano derecha; desde los años más tiernos quedó huérfana. Hugo, su hermanastro, nacido de la primera mujer, quedaba por amo de la casa. Le llevaba a Germana unos treinta años, Su mujer, Armanda Rajols, despiadada, mandona, regentaba sus cosas con dura mano; trataba reciamente a la pobre tullida, que no valía para las labores de casa y sólo podía prestar insignificantes servicios, como hilar el copo o guardar las ovejas; la mantenía arrinconada como pestífera con el fin de evitar que a nadie se le pegara su repugnante escrófula. Hacía con Germana las veces de madre una pobre sirvienta llamada Juana Aubian, quien descubría sus llagas, las lavaba y curaba, llevando a la chiquilla a su lado al amor de la lumbre, partiendo con ella la comida y la cama hasta que la juzgaron bastante crecida para que se echara a dormir sola debajo de las escaleras del establo contiguo a las habitaciones de la casa. La bondadosa Juana Aubian era una mujer profundamente caritativa: no sabía leer ni escribir, pero poseía esa intuición de las cosas sobrenaturales que el Señor deposita en las almas sencillas y puras. Ella fue quien instruyó a Germana en las verdades de la fe y abrió su corazón al amor de Dios, hablándole de las maravillas que el Salvador obra en favor de los desventurados.

Puesto que no valía para ser empleada en las faenas del campo, Germana fue arrinconada como pastora, sin que los suyos pudieran sospechar que, al igual de los patriarcas, de Genoveva, la pastora de Nanterre, o de Juana de Arco, la pastora de Domrémy, este título iba a ser mas adelante su gloria y la característica de su santidad, aunque la suya debía de realizarse dentro de los estrictos límites de una vida del todo oculta en Dios. Los vecinos de Pibrac sólo sabían de ella que era tullida y atormentada por los duros tratos de su madrastra: probaba ser sonriente y bondadosa, y tan dedicada a la oración y frecuentación de la iglesia, que le habían puesto el apodo de la beata. En el campo, mientras vigilaba su rebaño se la veía postrarse de rodillas tan pronto como se oía el tañido del Angelus; a veces dejaba pacer a su rebaño y echaba a correr hasta la iglesia: no se le desmandaban sus ovejas, que seguían paciendo la hierba alrededor del huso, que quedaba clavado en la tierra todo el tiempo que duraba su ausencia. Fue notorio el hecho de que nunca se las atacaron los lobos, a pesar de que la selva de Bouconne cercana era la guarida de fuertes bandas, que solían encarnizarse contra rebaños, niños y hasta labradores. Una secreta virtud parecía salir de su huso y tenerlos a raya.

Esta era la vida de Germana durante todo el año: en los fuertes calores del verano como en las recias heladas del invierno, cuidadosa y silenciosa, vigilaba su rebaño. Cuando cerraba la noche se recogía con él y se pasaba las noches durmiendo debajo de las escaleras del establo, junto a sus ovejas, tan cerca del Niño Dios en el aprisco de Belén como los pastores de Navidad. Por la mañana, cuando salía a los pastos, se llevaba en el delantal una ración de pan, no el mejor de casa por cierto: se le reservaban los mendrugos, y ella misma los iba a recoger en el arca, pan de la humillación voluntaria de la pequeña Cenicienta, que no aspiraba a más que al último lugar en casa. Este pan que se le consentía, como las migajas caídas de la mesa de los ricos, Germana lo compartía con los más pobres. En aquel entonces se viajaba a pie; ¡cuántos vagabundos, peregrinos y menesterosos en busca de pan iban y venían por los caminos pidiendo delante de las puertas y a la entrada de los pueblos! Germana los veía acercarse desde lejos, se iba hacia ellos y, abriendo su delantal, compartía con ellos el consuelo del pan y de su sonrisa. Quiso El Señor manifestar con un prodigio notorio cuán agradable era delante de Él la caridad de Germana.

Se aproximaba el término de su vida. Armanda, que tenía barruntos de la prodigalidad de la joven para con la gentuza, viéndola cierto día marcharse de casa con una provisión que abultaba más que acostumbraba, resolvió seguirla con un garrote en la mano, con ánimo de confundirla delante de testigos presenciales de su fechoría, hizo que parara delante de unos vecinos, tirándola bruscamente del delantal. y ocurrió el milagro: a los pies de la joven, desparramadas en el suelo, se le caían como llovidas del cielo unas flores silvestres. Los testigos contemporáneos tuvieron cuidado de añadir: "Y no era la estación de las flores". Armanda, aterrorizada por el prodigio celeste, quería volver a mejores sentimientos. "Vuelve con nosotros, te acomodaremos una buena habitación, comerás con nosotros". pero Germana rechazaba con suavidad sus propuestas. Tenía afición a su camaranchón: ¿acaso no era el mísero alojamiento en el que Jesucristo Nuestro Señor le había comunicado su consuelo y su alegría?

Tan estupendo milagro ocurrió algunos años antes de su muerte; pero ya había sido glorificada por Dios delante de los vecinos del lugar. El párroco de Pibrac, don Guillermo Carné, se hacía lenguas de la santidad de la joven, tan devota a los oficios y tan caritativa con todos. Sabedor de las luces que Dios le deparaba en los misterios de la fe, le dio permiso para que diera la doctrina a los niños. Fue Germana una maravillosa catequista; acudían a ella las criaturas en los campos para oírla hablar de Dios, valiéndose de las cosas visibles para poner al alcance de sus oyentes los altos secretos de la realidad invisible, no de otra manera que Nuestro Señor cuando enseñaba a los corazones puros y sencillos en un maravilloso lenguaje de parábolas. A todos les inculcaba su ardiente amor a la Eucaristía, puesto que solía comulgar cada domingo, sin faltar en ninguna de las fiestas de la iglesia. Un día, pues, dirigiéndose a la parroquia cuando se preparaba a vadear el arroyo, se encontró con que las aguas salidas de madre le impedían el paso. Las gentes se reían de la beata. Pero Germana, con santo atrevimiento, se prepara a cruzar las aguas como solía. Y ocurrió el milagro: las aguas arremolinadas y sucias se apartan, dejándola pasar a pie enjuto. Volvió a reproducirse el prodigio después de la misa. La noticia se difunde en la comarca y cunde la voz de que la pequeña pastora del tío Lorenzo es una santa. En una canción popular muy divulgada aparece Germana: se la llama la violeta de Pibrac. Pero la Santa no hace caso de lo que dicen de ella; sigue con su vida oculta, aguantando con admirable paciencia sus miserias y trabajos, fiel a su condición humilde, de secreto martirio, hasta su muerte.

Un sacerdote de la diócesis de Auch, al hacer de noche el viaje a Toulouse, y dos religiosos que habían encontrado asilo en las ruinas de un antiguo castillo cercano a Pibrac, afirmaron que en medio de la noche habían visto doce formas blancas dirigirse hacia la llanura y levantarse después hacia el cielo haciendo escolta a una joven vestida de blanco y coronada de flores silvestres. Al entrar de madrugada en el pueblo, se enteraron de que había muerto en la noche una joven tullida tenida en fama por sus virtudes. Había muerto Germana Cousin en aquella noche de junio de 1601, sin ruido, sola, tal como había vivido, debajo de las escaleras del establo.

Fue enterrada en la iglesia de Pibrac, frente al púlpito, en la concesión que poseía su familia. En 1644, al enterrar una allegada de Germana, el sepulturero Guillermo Cassé descubre aterrorizado un cuerpo en perfecto estado de conservación casi a ras del suelo. Era el cuerpo de una joven que parecía haber sido enterrada el día anterior. La noticia se difunde en el pueblo. Los ancianos reconocen a Germana Cousin: su cuello lleva todavía las señales de sus lamparones, la mano derecha no se parece a la otra. Entonces vuélvense a contar los milagros ocurridos en vida de Germana; queda expuesto su cuerpo en la iglesia y se produce el primer milagro póstumo: la señora del castillo de Beauregard fue curada de un absceso del seno que ponía en peligro la vida de su recién nacido. En testimonio de gratitud hizo donación de un ataúd de plomo, en el que quedó depositada la preciosa reliquia del cuerpo de la Santa.

Iba a empezar una serie de milagros tan manifiestos, tan frecuentes y sonados, que hacen de Santa Germana una de las más grandes taumaturgas de todos los tiempos: paralíticos y ciegos, personas atacadas de abscesos infecciosos o de incurables llagas purulentas, enfermos y tullidos que se acercaban al sepulcro de Germana, se encontraban súbitamente curados durante la santa misa. Los expedientes en los que constan los primeros milagros fueron consultados en 1661 por don Jean Dufour, arcediano de la catedral de Toulouse, y más tarde, en 1700, por el párroco de la Dalbade; no obstante, tardaba el proceso de beatificación a pesar de las curaciones milagrosas, que no cesaban. Un legajo de documentos fue confiado en 1739 a un misionero apostólico en Mesopotamia para que lo entregase, a su paso por Roma, a la Sagrada Congregación de Ritos; dichos documentos debieron de extraviarse, puesto que nunca fueron remitidos a Roma. En 1793, en pleno período revolucionario, los miembros del Comité de Salvación Pública, queriendo llevar a cabo un designio sacrílego de sustraer los "cadáveres" a la devoción de las muchedumbres, se encarnizaron sobre el cuerpo de Germana, arrojándole en un foso de cal viva, mientras se mandaba el ataúd de plomo a Toulouse para que sirviera para la fabricación de balas. Pasada la oleada revolucionaria, se descubrió por segunda vez el cuerpo: apareció casi intacto, a pesar de haber permanecido durante años bajo la acción de la cal viva, Entonces se volvió a tratar del proceso de beatificación.

En enero de 1845 el expediente era entregado, por fin, a la Sagrada Congregación de Ritos. Gregorio XVI dio su firma dos días antes de morir para aprobar los trabajos de la Comisión apostólica. Fue Pío IX quien tuvo la alegría de proclamar Beata a Germana en 1854, y Santa en 1867. Al terminar el siglo no se contaban menos de cuatrocientos milagros realizados por la intercesión de la Santa. Para el proceso de beatificación sólo se retuvieron los cuatro más conocidos: en 1845 la casa de las religiosas del Buen Pastor, de Bourges, a quienes faltaba hasta el pan, debe a su intervención dos multiplicaciones milagrosas de pan y harina; en 1828 Jacquette Cathala, niña de siete años, fue instantáneamente curada de un raquitismo incurable; Felipe Lucas, niño de doce años, igualmente de una fístula en la cadera. Entre los numerosos milagros realizados por la intercesión de la Santa de Pibrac mentaremos el de que fue favorecida María Teresa de España en febrero de 1845. La esposa de don Carlos, que vivía exilada en Bourges, padecía de un hipo tan alarmante con congestión de la garganta, que los médicos habían abandonado toda esperanza de salvarla. Doña María Teresa se puso al cuello una medalla de la Santa, se durmió y despertó al día siguiente totalmente curada.

Las fiestas de la canonización se celebraron con un esplendor incomparable tanto en la capilla Sixtina como en la ciudad de Toulouse, en medio de un alborozo general, que destaca la gran popularidad que disfruta la Santa de Pibrac. Hoy en día la aldea de Santa Germana sigue siendo un centro de peregrinación donde acuden los fieles todos los domingos. Cuando se celebra la gran peregrinación anual el 16 de junio, la muchedumbre no cabe en la pequeña parroquia. Una basílica empezada a levantar a principios de siglo está todavía sin acabar. El actual párroco, superior de la Congregación de los Misioneros de los Campos, confía en que su terminación ha de ser obra de la devoción a la Santa, cuyo resplandor sigue iluminando las tierras de Languedoc, a las que tanto ha amado. Todo resulta maravilloso en la historia de Santa Germana. Dios ha revestido a la flor de los campos y el lirio de los valles de la gloria de los santos para manifestar una vez más al mundo cómo se complace en revelar a los humildes sus secretos misterios, ocultos en su seno desde los orígenes de la creación.

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Fuente: Vatican.va
Albertina Berkenbrock, Beata Virgen y Mártir, Junio 15  

Albertina Berkenbrock, Beata

Albertina Berkenbrock nació el 11 de abril de 1919 en Saõ Luís, municipio de Imaruí, al norte de Brasil, y fue bautizada el 25 de mayo sucesivo. Recibió la Confirmación el 9 de marzo de 1925 y la primera Comunión el 16 de agosto de 1928. Su familia, profundamente católica, provenía de Westfalia (Alemania). Frecuentaban regularmente la iglesia y rezaban todos los días en el hogar. La sierva de Dios vivió en este ambiente propicio, donde sus padres pusieron los cimientos de su fe sencilla y pura. Su formación religiosa prosiguió con la catequesis de preparación para los sacramentos.

Su madre recordaba que Albertina fue siempre muy obediente, dócil y piadosa. Ayudaba mucho en los quehaceres del hogar así como en las labores del campo; en la escuela era amada tanto por sus maestros como por sus compañeros. Fue siempre muy sencilla, modesta en el vestir, serena y delicada. De su sentido cristiano de la vida nacía su inclinación a la bondad, a la piedad y a la virtud, en la medida en que una niña de 12 años podía comprenderlas y vivirlas.

La sierva de Dios tenía dos puntos de referencia espirituales: la Virgen Madre de Dios y san Luis Gonzaga. Su ambiente familiar, su sensibilidad de niña, su formación religiosa y su profunda devoción a san Luis constituyen los presupuestos para identificar en el alma de la sierva de Dios no sólo una honestidad natural, sino también la plena conciencia del sentido de pecado y de la custodia de su pureza.

Tres palabras son particularmente recurrentes en los testimonios de quienes conocieron a Albertina: "delicada", "modesta" y "reservada". Otro elemento que emerge con fuerza de los testimonios es su gran sentido de caridad, que manifestaba acompañando a las niñas más pobres, jugando y compartiendo con ellas su pan. Lo hacía, en particular, con los hijos de Idanlício, su asesino, que trabajaba para su familia; esto tenía un mérito especial porque eran de raza negra y en esa región, de colonización germánica e italiana, existía un fuerte sentimiento racista.

Idanlício Cipriano Martins tenía 33 años y vivía con su mujer y sus hijos cerca de la casa de los Berkenbrock. El 15 de junio de 1931, hacia las cuatro de la tarde, Albertina estaba apacentando el ganado de su familia cuando el padre le pidió que fuera a buscar un buey que se había alejado. En el camino encontró a Idanlício, que se ofreció a ayudarle. Con engaño, la condujo a un bosque cercano pidiéndole tener una relación sexual. Albertina se opuso con firmeza para salvaguardar su pureza, e Idanlício intentó violarla. Al no lograrlo, el hombre extrajo una navaja y le cortó la garganta, causándole la muerte en el acto. Albertina tenía doce años y medio.

Dos días después se celebró su funeral. Los habitantes de Saõ Luís y de muchas aldeas vecinas participaron con gran conmoción, no sólo por el modo trágico como había muerto, sino sobre todo por el heroísmo con el que había defendido su pureza. En el lugar del martirio se construyó posteriormente una capilla dedicada a santa Inés —otra virgen mártir de los primeros siglos del cristianismo—, a la que acudían sin cesar multitudes de peregrinos para pedir gracias a través de la sierva de Dios.

En 1952, en la misma capilla en la que Albertina había recibido la primera Comunión, se reunió el tribunal eclesiástico de la archidiócesis de Florianópolis para incoar el proceso de beatificación y canonización. Con la división de la archidiócesis y la creación de la diócesis de Tubarão, los pastores de esta nueva circunscripción eclesiástica se encargaron de promover la causa. El 16 de diciembre de 2006 Su Santidad Benedicto XVI firmó el decreto sobre el martirio de la sierva de Dios Albertina Berkenbrock y el 20 de octubre de 2007 la beatificó.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Albertina, contacte a:
Vicepostulação da Causa A. Berkenbrock
C.P. 341
88701-970 Tubarão, BRAZIL

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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