miércoles, 8 de junio de 2016

Jueves del Santísimo Sacramento. 08/06/2016. Beata Ana María Taigi ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Todo el que se enoje contra su hermano, será llevado ante el tribunal

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 10a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, de cuya mano proviene el don de servirte y de alabarte, ayúdanos a vencer en esta vida cuanto pueda separarnos de ti.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Elías hizo oración y cayó un fuerte aguacero

Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46

En aquellos días, dijo Elías a Ajab:
"Vete a comer y a beber, pues ya se oye el ruido de la lluvia".
Ajab se fue a comer y a beber. Elías, mientras tanto, subió a la cumbre del monte Carmelo, se arrodilló y con su cabeza tocó la tierra. Entonces le dijo a su criado:
"Ve a divisar el mar".
El criado fue a ver y le dijo:
"No se ve nada".
Elías insistió:
"Ve otra vez".
El criado volvió siete veces, y a la séptima le dijo:
"Una nubecilla, como la palma de la mano, sube del mar".
Entonces Elías le dijo:
"Ve a decirle a Ajab que enganche su carro y se vaya, para que no lo detenga la lluvia".
Y en un instante el cielo se oscureció de nubes, empezó a soplar el viento y cayó un fuerte aguacero.
Ajab montó en su carro y se fue a Yezrael, y Elías, por inspiración y con la fuerza del Señor, se ciñó la túnica y fue corriendo delante del carro de Ajab hasta la entrada de Yezrael.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 64

Señor, danos siempre de tu agua.

Señor, Tú cuidas de la tierra; la riegas y la colmas de riquezas. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua, como acequias.
Señor, danos siempre de tu agua.

Tú preparas las tierras para el trigo: riegas los surcos, aplanas los terrenos, reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los renuevos.
Señor, danos siempre de tu agua.

Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con flores adornadas.
Señor, danos siempre de tu agua.

Los prados se visten de rebaños, de trigales los valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta.
Señor, danos siempre de tu agua.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor: Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.

Evangelio

Todo el que se enoje contra su hermano, será llevado ante el tribunal

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio que vamos a ofrecerte en comunión con toda tu Iglesia, te sea agradable, Señor, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Jesús, buen samaritano.

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Continúa, Señor, en nosotros tu obra de salvación por medio de esta Eucaristía
para que, cada vez más unidos a Cristo en esta vida, merezcamos vivir con él eternamente.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

___________________________________________________________________________________________

Dia 9/06 San Efrén (diácono y doctor de la Iglesia, blanco)

Antífona de Entrada

Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento; y los que enseñaron a muchos la justicia, serán como estrellas eternas.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, que infundiste en san Efrén tu admirable doctrina, concédenos, por su intercesión, ser fieles a sus enseñanzas y dar testimonio de ellas con nuestra conducta.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Sobre todo, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales, y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 36

Rectas y sabias son las palabras del justo.

Confía en el Señor, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra; que agradar al Señor sea tu deleite, y él te dará cuanto deseas.
Rectas y sabias son las palabras del justo.

Pon tu vida en las manos del Señor, en él confía, y él hará que tu justicia y tu derecho brillen igual que el sol de mediodía.
Rectas y sabias son las palabras del justo.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; él que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.

Evangelio

La boca habla de lo que está lleno el corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 61 43-45

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que la participación en esta Eucaristía nos llene, Señor, de la luz de tu espíritu que iluminó a san Efrén, y lo hizo instrumento de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Efrén, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Nosotros proclamamos a Cristo crucificado: fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Alimentados con este sacramento, te pedimos, Señor, que fieles a las enseñanzas de san Efrén, te demos gracias sin cesar por los dones recibidos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

__________________________________________________________________________________________

Meditación diaria

10ª semana. Jueves

MOTIVOS PARA LA PENITENCIA

— Quitar lo que estorba. Renuncia al propio yo. Corredención.

— Invitación de la Iglesia a la penitencia. Su influencia en la oración. Sentido penitencial de los viernes.

— Algunos campos de la mortificación. Condiciones.

I. Convocó Jesús a la muchedumbre y a sus discípulos, y les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará1.

El Señor ya había enseñado que para ser su discípulo era necesario desasirse de los bienes materiales2; aquí pide un desprendimiento más profundo: la renuncia a lo que se es, al propio yo, a lo más íntimo de la persona. Pero en el discípulo de Cristo cada entrega lleva consigo una afirmación: dejar de vivir para mí mismo, a fin de que Cristo viva en mí3. La "vida en Cristo", por cuyo amor todo lo sacrifiqué...4, escribe San Pablo a los cristianos de Filipo, es una verdadera realidad de la gracia. La existencia cristiana es toda ella una afirmación: de vida, de amor, de amistad. Yo he venido -nos dice Jesús- para que tengan vida y la tengan en abundancia5. Nos ofrece la filiación divina, la participación en la vida íntima de la Trinidad Beatísima. Y lo que estorba a esta admirable promesa es el apegamiento a nuestro yo, a la comodidad, al bienestar, al propio éxito... Por eso es necesaria la mortificación, que no es algo negativo, sino desprendimiento de sí para permitir que Jesús esté en nosotros. De ahí la paradoja: "para Vivir hay que morir"6: morir a sí mismo para tener vida sobrenatural. Si vivís según la carne, moriréis; si con el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis7.

Si alguno quiere venir en pos de mí... Para responder a la invitación de Jesús, que pasa a nuestro lado, necesitamos caminar paso a paso, progresar de continuo. Es preciso "morir cada día un poco", negarse: negar al hombre viejo8, que llevamos dentro de nosotros, aquellas obras que nos separan de Dios o dificultan crecer en su amistad. Para caminar hacia la santidad a la que el Señor nos ha llamado es necesario someter las inclinaciones desordenadas, las pasiones, pues después del pecado original y de los pecados personales ya no están debidamente sujetas a la voluntad. Para progresar en pos de Cristo debemos ser dueños de nosotros mismos y orientar nuestros pasos en una determinada dirección: "somos como un hombre que lleva un asno; o conduce al asno o el asno le conduce a él. O gobernamos las pasiones o ellas nos gobernarán"9. Cuando no hay mortificación, "parece como si el "espíritu" se fuera reduciendo, empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito... Y el cuerpo se agranda, se agiganta, hasta dominar. —Para ti escribió San Pablo: "castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a otros, venga yo a ser reprobado""10.

El mismo San Pablo nos señala otro motivo de penitencia: Ahora me gozo en mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en beneficio de su cuerpo que es la Iglesia11. ¿Es que la Pasión de Cristo no fue suficiente por sí sola para salvarnos? –se pregunta San Alfonso Mª de Ligorio–. Nada faltó, sin duda, de su valor y fue plenamente suficiente para salvar a todos los hombres. Con todo, para que los méritos de la Pasión se nos apliquen, debemos cooperar por nuestra parte, llevando con paciencia los trabajos y tribulaciones que Dios nos mande, para asemejarnos a Jesús12.

Nosotros somos los primeros que nos beneficiamos de esta participación en los sufrimientos de Cristo13 cuando le seguimos con una mortificación generosa; además, la eficacia sobrenatural de la penitencia alcanza a la propia familia, de modo particular a los más necesitados, a los amigos, a los colegas, a esas personas que queremos acercar al Señor, a toda la Iglesia y al mundo entero.

II. "La Iglesia –al paso que reafirma la primacía de los valores religiosos y sobrenaturales de la penitencia (valores capaces como ninguno para devolver hoy al mundo el sentido de Dios y de su soberanía sobre el hombre, y el sentido de Cristo y de su salvación)– invita a todos a acompañar la conversión interior del espíritu con el ejercicio voluntario de obras externas de penitencia"14. El dolor, la enfermedad, cualquier tipo de sufrimiento físico o moral, ofrecido a Dios con espíritu penitente, en lugar de ser algo inútil y dañino adquiere un sentido redentor "para la salvación de sus hermanos y hermanas. Por lo tanto, no solo es útil a los demás, sino que realiza incluso un servicio insustituible. El sufrimiento, más que todo lo demás, hace presente en la historia de la humanidad la fuerza de la Redención"15.

La Iglesia nos recuerda frecuentemente la necesidad de la mortificación. Si alguno quiere venir en pos de mí... De modo particular ha querido que un día a la semana, el viernes, consideremos la necesidad y los frutos del negarse a uno mismo y que nos propongamos alguna mortificación especial: la abstinencia de la carne, o bien algo costoso (trabajo mejor realizado, hacer la vida más grata a aquellos con quienes convivimos...) o una práctica piadosa (lectura espiritual, el Santo Rosario, la Visita al Santísimo, el ejercicio piadoso del Vía Crucis...) o alguna obra de misericordia (hacer compañía a un enfermo, dedicar tiempo a alguien que está necesitado, limosna...). Pero no debemos contentarnos solo con esta muestra de penitencia semanal, que es recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor, de lo que sufrió por nosotros y del valor del sacrificio; diariamente espera el Señor que sepamos negarnos en pequeñas cosas, que vivificarán el alma y harán fecundo el apostolado.

III. En primer lugar, debemos tener presentes las llamadas mortificaciones pasivas: ofrecer con amor aquello que nos llega sin esperarlo o que no depende de nuestra voluntad (calor, frío, dolor, ser pacientes ante una espera que se prolonga más allá de lo previsto, una contestación brusca que nos desconcierta...). Junto a las mortificaciones pasivas, aquellas que tienden a facilitar la convivencia (poner empeño en ser puntuales, escuchar con interés verdadero, hablar cuando se hace sentir un silencio incómodo, ser afables siempre venciendo los estados de ánimo, vivir con delicadeza las normas habituales de cortesía: dar las gracias, pedir disculpas cuando sin querer hemos podido molestar a alguien...) y el trabajo (intensidad, orden, acabar con perfección la tarea, ayudar y facilitar la tarea a otros...). Mortificación de la inteligencia (evitar actitudes críticas que faltan a la caridad, mortificación de la curiosidad, no juzgar con precipitación) y de la voluntad (luchar con empeño contra el amor desordenado de sí mismo, evitar que las conversaciones se centren en nosotros, en lo que hemos hecho, en nuestras cosas, en lo que personalmente nos interesa...). Mortificación activa de los sentidos (de la vista, del gusto, viviendo la sobriedad y ofreciendo un pequeño sacrificio que nos cueste en las comidas...). Mortificación de la sensibilidad, de la tendencia a "pasarlo bien" como primer objetivo de la vida... Mortificación interior (pensamientos inútiles que retardan el camino de la santidad..., de modo muy particular cuando estos pensamientos se presentan en la oración, en la Santa Misa, en el trabajo).

Examinemos en la presencia de Dios si de verdad podemos decir con alegría que llevamos una vida mortificada. Si cada día dominamos el cuerpo, si hemos ofrecido al Señor, con afán redentor, el dolor y la contrariedad que, de algún modo, siempre están presentes en todo camino. Si de verdad estamos decididos a perder la vida –paso a paso, poco a poco– por amor de Cristo y del Evangelio.

Nuestra mortificación y penitencia en medio del mundo tiene una serie de cualidades. En primer lugar, ha de ser alegre. "A veces –comentaba aquel enfermo consumido de celo por las almas– protesta un poco el cuerpo, se queja. Pero trato también de transformar "esos quejidos" en sonrisas, porque resultan muy eficaces"16. Muchas sonrisas y gestos amables deben nacer –si somos mortificados– en medio del dolor y de la enfermedad.

Continua, que facilite la presencia de Dios allí donde nos encontremos, que ayude a realizar un trabajo más intenso y acabado, y nos lleve a mantener unas relaciones sociales más amables, donde el espíritu apostólico esté siempre presente.

Discreta, amable, llena de naturalidad, que se note por sus efectos en la vida ordinaria, con sencillez, más que por unas manifestaciones poco normales en un fiel corriente.

Por último, la mortificación ha de ser humilde y llena de amor, porque nos mueve la contemplación de Cristo en la Cruz, a quien deseamos unirnos con todo nuestro ser; nada queremos si no nos lleva a Él.

En la mortificación, como en el Calvario, encontramos a María: pongamos en sus manos los propósitos concretos de este rato de oración, pidámosle que nos enseñe a comprender en toda su hondura la necesidad de una vida mortificada.

1 Mc 8, 34-39. — 2 Cfr. Lc 14, 33. — 3 Gal 2, 20. — 4 Flp 3, 8. — 5 Jn 10, 10. — 6 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 187. — 7 Rom 8, 13. — 8 Ef 4, 21. — 9 E. Boylan, El amor supremo, p. 113. — 10 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 841. — 11 Col 1, 24. — 12 Cfr. San Alfonso Mª de Ligorio, Reflexiones sobre la Pasión, 10. — 13 Cfr. Pablo VI, Const. Apost. Paenitemini, 17-II-1966, II. — 14 Ibídem. — 15 Juan Pablo II, Carta Apost. Salvifici doloris, 11-II-1984, 27. 16 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 253.

___________________________________________________________________________________________

Meditaciones sobre la Sagrada Eucaristía. 7

PRENDA DE VIDA ETERNA

— Un adelanto del Cielo.

— Participación en la Vida que nunca acaba.

— María y la Eucaristía.

I. Iesu, quem velatum nunc aspicio... Jesús, a quien ahora veo escondido, te pido que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirarte, con el rostro ya descubierto, sea yo feliz con la visión de tu gloria. Amén1.

Un día, por la misericordia divina, veremos a Jesús cara a cara, sin velo alguno, tal como está en el Cielo, con su Cuerpo glorificado, con las señales de los clavos, con su mirada amable, con su actitud acogedora de siempre. Le distinguiremos enseguida, y Él nos reconocerá y saldrá a nuestro encuentro, después de tanta espera. Ahora le vemos escondido, oculto a los sentidos. Lo encontramos cada día en mil situaciones: en el trabajo, en los pequeños servicios que prestamos a quienes están junto a nosotros, en todos los que comparten con nosotros la misma fatiga y los mismos gozos... Pero le hallamos sobre todo en la Sagrada Eucaristía. Allí nos espera y se nos da por entero en la Comunión, que es ya un adelanto de la gloria del Cielo. Cuando le adoramos, tomamos parte de la liturgia que se celebra en la Jerusalén celestial, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos y donde Cristo está sentado a la derecha de Dios Padre. Aquí en la tierra nos unimos ya al coro de los ángeles que le alaban sin fin en el Cielo, pues este sacramento "aúna el tiempo y la eternidad"2.

La Sagrada Eucaristía es ya un adelanto y garantía del amor que nos aguarda; en ella "se nos da una prenda de la gloria futura"3. Nos da fuerzas y consuelo, nos mantiene vivo el recuerdo de Jesús, es el viático, las "viandas" necesarias para recorrer el camino, que en ocasiones puede hacerse cuesta arriba. "Al anunciar la Iglesia en la celebración eucarística la muerte del Señor, proclama también su venida. Anuncio que va dirigido al mundo y a sus propios hijos, es decir, a sí misma"4. Nos recuerda que nuestros cuerpos, recibiendo este sacramento, "no son ya corruptibles, sino que poseen la esperanza de la resurrección para siempre"5. El Señor lo reveló claramente en la sinagoga de Cafarnaún: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo le resucitaré en el último día6.

Jesús, a quien ahora vemos oculto –Iesu quem velatum nunc aspicio...–, no ha querido esperar el encuentro definitivo, que tendrá lugar después de la jornada de trabajos aquí en la tierra, para unirse íntimamente con nosotros. Ahora, en el Santísimo Sacramento, nos hace entrever lo que será la posesión en el Cielo. En el Sagrario, oculto a los sentidos pero no a la fe, nos espera en cualquier momento en que queramos visitarle. "Allí está como detrás de un muro, y desde allí nos mira como a través de celosías (Cant 2, 9). Aun cuando nosotros no lo veamos, Él nos mira desde allí, y allí se encuentra realmente presente, para permitir que le poseamos, si bien se oculta para que le deseemos. Y hasta que no lleguemos a la patria celestial, Jesús quiere de este modo entregársenos completamente y vivir así unido a nosotros"7.

II. El Señor nos enseña con frecuencia en el Evangelio que muchas cosas que nosotros consideramos reales y definitivas son como imágenes y copias de las que nos aguardan en el Cielo. Cristo es la verdadera realidad, y el Cielo es la Vida auténtica y definitiva; la felicidad eterna, la que realmente tiene contenido, a cuya sombra la de esta vida no es sino un mal sueño. Cuando el Señor nos dice: El que come de este pan vivirá para siempre8, nos habla del Alimento por excelencia y de la Vida que nunca acaba y que es la plenitud del existir.

Para agradecer de todo corazón el inmenso regalo de Jesús presente en la Sagrada Eucaristía, pensemos que se nos da ya como Vida definitiva, como anticipo de la que tendremos un día para siempre en la eternidad; ante esta consideración, "todo el clamor y el estrépito de las calles, todas las grandes fábricas que dominan nuestros paisajes –escribe R. Knox–, son solo ecos y sombras si pensamos por un momento en ellas a la luz de la eternidad; la realidad está aquí, está encima del altar, en esa parte del mismo que nuestros ojos no pueden ver ni nuestros sentidos distinguir. El epitafio colocado en la tumba del Cardenal Newman debería ser el de todo católico –afirma este autor inglés–: Ex umbris el imaginibus in veritatem, desde las sombras y las apariencias hacia la verdad. Cuando la muerte nos lleve a otro mundo, el efecto no será el de una persona que se duerme y tiene sueños, sino el de una persona que se despierta de un sueño a la plena luz del día. En este mundo estamos tan rodeados por las cosas de los sentidos, que las tomamos por la realidad absoluta. Pero algunas veces tenemos un destello que corrige esta perspectiva errónea. Y, sobre todo, cuando vemos al Santísimo Sacramento entronizado, debemos mirar a ese disco blanco que brilla en la Custodia como si fuera una ventana a través de la cual, por un momento, llega hasta aquí la luz del otro mundo"9, el que contiene toda plenitud.

Cuando contemplamos la Sagrada Forma en el altar o en la Custodia, vemos a Cristo mismo que nos anima y alienta a vivir en la tierra con la mirada en los Cielos, en Él mismo, a quien veremos glorioso, rodeado de los ángeles y de los santos. Aquí en la tierra es Cristo en persona quien acoge al hombre, maltratado por las asperezas del camino, y lo conforta con el calor de su comprensión y de su amor. En la Eucaristía hallan su plena actuación las dulcísimas palabras: Venid a Mí, todos los que estáis fatigados y cargados, que Yo os aliviaré10. Ese alivio personal y profundo, que es la única medicina verdadera de toda nuestra fatiga por los caminos del mundo, lo podemos encontrar –al menos como participación y pregustación– en ese Pan divino que Cristo nos ofrece en la mesa eucarística11. No dejemos de recibirle como merece.

III. Muy próxima a Jesús encontramos siempre a Nuestra Señora: en el Cielo y aquí en la tierra, en la Sagrada Eucaristía. Los Hechos de los Apóstoles nos señalan que después de la Ascensión de Jesús al Cielo, María se encuentra junto a los Apóstoles, unida a ellos –ejerciendo ya su oficio como Madre de la Iglesia– en la oración y en la fracción del pan12, "comulgando en medio de los fieles con el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de su propio Hijo (...). María reconocía en el Cristo de la Misa y de sus comuniones eucarísticas al Cristo de todos los misterios de la Redención. ¿Qué mirada humana osaría medir la profundidad de la intimidad en que el alma de la Madre y la del Hijo se volvían a encontrar en la Eucaristía?"13. ¿Cómo sería la Comunión de Nuestra Señora mientras permaneció aquí en la tierra?

Después de su Asunción a los Cielos, María contempla cara a cara, de nuevo, a Jesús glorioso, está íntimamente unida a Él, y en Él conoce todo el plan redentor, en el centro del cual se hallan la Encarnación y su Maternidad divina. En torno a Él, en el Cielo y en la tierra, los ángeles y los santos le alaban sin cesar. María, más que todos juntos, ama y adora a su Hijo realmente presente en el Cielo y en la Eucaristía, y nos enseña a tener en nosotros los mismos sentimientos que Ella tuvo en Nazareth, en Belén, en el Calvario, en el Cenáculo; nos anima a tratarle con el amor con el que Ella adora a su Hijo en el Cielo y en el Sacramento del Altar14. Mirando esta inmensa piedad de Nuestra Señora, podemos nosotros repetir: Yo quisiera, Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre...

La Virgen Santísima, cerca siempre de su Hijo, nos alienta y nos enseña a recibirle, a visitarle, a tenerle como centro de nuestro día, al que dirigimos frecuentemente nuestros pensamientos, al que acudimos en las necesidades. En el Cielo, muy cerca de Jesús, veremos a María y, junto a Ella, a nuestro Padre y Señor San José. La gloria del Cielo será, en cierto modo, la continuación del trato que aquí en la tierra tenemos con ellos.

"Muchas veces los autores medievales han comparado a María con la Nave bíblica que trae el Pan desde lejos. Realmente así es. María es la que nos trae el Pan Eucarístico; es la Mediadora; es la Madre de la vida divina que Él da a las almas. Sobre todo, a la luz de la Maternidad espiritual de María nos agrada considerar las relaciones entre María y la Eucaristía; como Madre, nos dice Ella: venid, comed el Pan que yo os he preparado, comed bastante, que os dará la vida verdadera"15.

Es la invitación maternal que nos hace llegar en estos días en los que todavía tenemos presente la pasada festividad del Corpus et Sanguis Christi y siempre.

1 Himno Adoro te devote. — 2 Pablo VI, Breve Apost. al Cardenal Lercaro, 16-VII-1968. — 3 Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 47. — 4 M. Schmaus, Teología dogmática, Rialp, 2ª ed., Madrid 1963, vol. VI, p. 448. — 5 San Ireneo, Contra las herejías, 1, 4, 18. — 6 Jn 6, 54. — 7 San Alfonso Mª de Ligorio, Práctica del amor a Jesucristo, 2. — 8 Jn 6, 58. — 9 R . A. Knox, Sermones pastorales, p. 435. — 10 Mt 11, 28. — 11 Cfr. Juan Pablo II, Homilía 9-VII-1980. — 12 Hech 2, 42. — 13 M. M. Philipon, Los sacramentos en la vida cristiana, pp. 139-140. — 14 Cfr. R. M. Spiazzi, María en el misterio cristiano, p. 202. — 15 Ibídem, pp. 203-204.

___________________________________________________________________________________________

 

Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Efrén
poeta
Doctor de la Iglesia
Año 373

Espíritu Santo: envíanos muchos poetas y escritores que como tu fiel discípulo San Efrén, redacten bellos escritos que nos entusiasmen a todos por nuestra santa religión católica.

 

Efrén significa: "muy fructífero".

San Efrén logró ya durante su vida gran fama como poeta y compositor de himnos religiosos, y en la antigüedad fue el más grande poeta cantor de la Santísima Virgen. La Iglesia Católica lo ha declarado Doctor de la Iglesia y los antiguos lo llamaban "Arpa del Espíritu Santo". Tenía especialísima cualidad para escribir poesías, y San Basilio dice que era tal la estimación que los antiguos tenían por sus escritos, que después de las lecturas de la Sagrada Escritura, en varias iglesias se leía alguna página escrita por este santo.

El mejor triunfo de San Efrén es el que a él le debemos en gran parte la introducción de los cánticos sagrados e himnos en las ceremonias católicas. Por medio de la música, los himnos se fueron haciendo populares y se extendieron prontamente por todas las iglesias. Los himnos de San Efrén se hicieron famosos por todas partes.

Efrén nació en Nisibe, Mesopotamia (Irak) en el año 306. El afirma de sí mismo que de joven no le daba mucha importancia a la religión, pero que cuando le llegaron las pruebas y los sufrimientos, entonces así se dio cuenta de que necesitaba de Dios.

El santo narra que en un sueño vio que de su lengua nacía una mata de uvas, la cual se extendía por muchas regiones, llevando a todas partes racimos muy agradables y provechosos. Con esto se le anunciaba que sus obras (sus himnos y cantos) se iban a extender por muchas regiones, llevando alegría y agradabilidad.

El obispo lo nombró director de la escuela de canto religioso de su ciudad, y allí formó muchos maestros de canto para que fueran a darle solemnidad a las fiestas religiosas de diversas parroquias.

Los persas de Irán invadieron la ciudad de Nisibe, tratando de acabar con la religión católica, y entonces Efrén junto con gran número de católicos, huyeron a la ciudad de Edesa, y en esa ciudad pasó los últimos años de su vida, dedicado a componer sus inmortales poesías, y a rezar, meditar y enseñar religión a cuantos más podía. Dicen que la idea de dedicarse a componer himnos religiosos le llegó al ver que los herejes llevaban mucha gente a sus reuniones por medio de los cantos que allí recitaban. Y entonces Efrén dispuso hacer también muy simpáticas las reuniones de los católicos, por medio de himnos y cánticos religiosos, y en verdad que logró conseguirlo.

Para mejor inspirarse, nuestro santo buscaba siempre la soledad de las montañas, y en los sitios donde santos monjes y eremitas vivían en oración y en continuo silencio. Allí lejos del remolino de la vida social, le llegaba mejor la inspiración de lo alto.

Pero el obispo de Edesa al darse cuenta de las cualidades artísticas del santo lo nombró director de la escuela de canto de la ciudad y allí estuvo durante 13 años (del 350 al 363) formando maestros de canto para las parroquias. Y sus himnos servían en las iglesias para exponer la doctrina cristiana, alejar las herejías y los vicios, y aumentar el fervor de los creyentes. Y aun hoy sus composiciones poéticas siguen siendo de grandísimo provecho para los lectores. El expone las enseñanzas de la religión católica demostrando gran admiración por nuestros dogmas, o grandes verdades de la fe.

Dicen los historiadores que cuando hablaba de la segunda venida de Cristo y el día del juicio final, empleaba una elocuencia tan vigorosa que el pueblo estallaba en gemidos y sonoros llantos. Y en sus predicaciones consideraba como deber suyo principalísimo prevenir y preparar al pueblo para que nadie se dejara engañar por los errores de las sectas.

Los herejes se quejaban de que los muy bien ensayados coros de Efrén en los templos católicos atraían tantos devotos, que los templos de las sectas se quedaban vacíos.

La humildad de San Efrén era tan grande que se creía totalmente indigno de ser sacerdote (Aunque las gentes lo consideraban un gran santo, y su vida era la de un fervoroso monje o religioso). Por eso prefirió quedarse de simple diácono.

La última vez que tomó parte en los asuntos públicos fue en el año 370 cuando hubo una gran carestía y una pavorosa escasez de alimentos. Los ricos habían acaparado los alimentos y se negaban a repartirlos entre los pobres por temor a que se aprovecharan los avivados. Entonces San Efrén se ofreció de mediador y como a él si le tenían total confianza, organizó un equipo de entrenados distribuidores y logró llevar cuantiosos alimentos a las gentes más necesitadas. En una grandísima epidemia organizó un grupo de 300 camilleros y con ellos recogía a los enfermos y los llevaba a sitios especiales para tratar de conseguir su curación. Uno de sus biógrafos comenta: "Estas dos labores fueron dos ocasiones formidables que Dios le dio a nuestro santo, para que se ganara dos bellísimas coronas más para la eternidad: la de calmar el hambre de los más pobres y la de devolverles la salud a los enfermos más abandonados". Seguramente al llegar al cielo, habrá oído de labios de Jesús aquella bellísima frase que El prometió que dirá un día a los que ayudan a los pobres y enfermos: "Estuve enfermo y me fuiste a visitar: tuve hambre y me diste de comer. Ven al banquete preparado desde el comienzo de los siglos". (Mt. 25,40).

De San Efrén se conservan 77 himnos en honor de Cristo, de la Virgen Santísima y de los temas más sagrados de la religión católica. Su admiración inmensa hacia los sufrimientos son verdaderamente admirables y conmovedoras. Con razón las gentes lloraban cuando lo escuchaban o cuando leían sus emocionantes escritos. Por Jesús y por María tenía los más profundos sentimientos de simpatía y admiración. A María la llama siempre "Madre de Dios".

Su muerte sucedió probablemente en junio del año 373.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Corazones.org
Ana María Taigi, Beata Madre de familia, Junio 9  

Ana María Taigi, Beata

Madre de Familia y Mística

Tal vez no hubo en toda Roma, durante el siglo XIX, una mujer más notable que Ana María Taigi, la abnegada y trabajadora esposa de un criado y la madre ejemplar de muchos hijos, quien fue honrada con la particular estimación de tres sucesivos Pontífices y cuya pobre casa fue el centro de reunión para muchos de los altos personajes de la Iglesia y el Estado que buscaban su intercesión, su consejo y su opinión, en las cosas de Dios.

Ana María Antonia Gesualda nació el 29 de mayo de 1769, en Siena, donde su padre era boticario. La familia perdió sus bienes y, reducida a la pobreza, emigró a Roma, donde los padres de Ana trabajaron en el servicio doméstico en casas particulares, mientras que la joven se internaba en una institución que se encargaba de educar a los niños sin recursos. A la edad de trece años, Ana comenzó a ganarse el pan con su trabajo. Durante algún tiempo estuvo empleada en una fábrica de tejidos de seda y después entró al servicio ce una noble dama en su palacio.

Al convertirse en mujer, experimentó una fuerte inclinación por los vestidos ostentosos y el deseo de ser admirada, lo que en ocasiones la puso al borde del mal, y si no cayó en los abismos del pecado fue por sus buenos principios. Además, en 1790, cuando tenía veintiún años, se salvó de las tentaciones al casarse con Domenico Taigi, un servidor del palacio Chigi. Aun entonces seguían atrayéndola las cosas del mundo, pero poco a poco, la gracia se iba adueñando de su corazón y sintió remordimientos de conciencia que la impulsaron a hacer una confesión general.

Esposa y madre ejemplar
Su primer intento de abrir el corazón ante un sacerdote, chocó con una seca negativa; pero la segunda tentativa tuvo éxito. Encontró la guía espiritual que necesitaba.. en un fraile servita, el padre Angelo, quien habría de ser su confesor durante muchos años. El sacerdote se dio cuenta desde un principio que estaba tratando con un alma elegida y ella, por su parte, siempre consideró el momento en que conoció al padre Angelo como la hora de su conversión. Desde aquel día renunció a todas las vanidades del mundo y se contentó con vestir las ropas más sencillas. No volvió a tomar parte en diversiones mundanas, a menos que su esposo se lo pidiera especialmente. Su mayor consuelo y alegría los encontró en la oración, y su generoso deseo de someterse a mortificaciones externas, tuvo que ser moderarlo por su confesor quién lo adaptó a los límites en que no afectara los deberes de su vida diaria como ama de casa. Su marido era un buen hombre, pero de escasas luces y muy quisquilloso; si bien apreciaba las evidentes cualidades de su esposa, nunca pudo comprender los heroicos esfuerzos de Ana por adquirir la santidad ni sus dones especiales. Ella siempre cumplía su deberes cotidianos del hogar con extraordinaria entrega.

Con referencia a la época en que la beata comenzaba ya a ser conocida y admirada, Domenico declaró: "Con frecuencia sucedía que. al regresar a casa, la encontraba llena de gente desconocida. Pero en cuanto Ana me veía, dejaba cualquiera, ya fuese una gran señora o tal vez un prelado el que tuviese con ella, se levantaba y acudía a atenderme con el afecto y la solicitud de siempre. Se podía ver que lo hacía con todo el corazón; se habría arrodillado en el suelo a quitarme los zapatos, si yo se lo hubiese permitido. En resumidas cuentas, aquella mujer era una felicidad para mí y un consuelo para todos... Con su maravilloso tacto, era capaz de mantener una paz celestial en el hogar, a pesar de que éramos muchos, de muy distinto temperamento y había toda clase de problemas, sobre todo cuando Camilo, mi hijo mayor, se quedó a vivir con nosotros durante los primeros tiempos de su matrimonio. Mi nuera era una mujer que se complacía en crear la discordia y se empeñaba en desempeñar el papel de ama de casa para molestar a Ana; pero aquella alma de Dios sabía cómo mantener a cada cual en el puesto que le correspondía y lo hacía de una manera tan sutil, tan suave, que no la puedo describir. A veces llegaba yo a la casa cansado, de mal humor y hasta enojado, pero ella siempre se las arreglaba para aplacarme y hacerme alegre la existencia."

La familia que Ana debía cuidar estaba formada por sus siete hijos, dos de los cuales murieron cuando eran pequeños, su marido y sus padres, que vivían con ella. Cada mañana, los reunía a todos para orar; a los que podían. Los llevaba a oír misa y por la noche volvían a reunirse todos para escuchar lecturas espirituales y rezar las plegarias. Ana se preocupaba, sobre todo, de vigilar la conducta de los niños.

También tenía tiempo la beata para trabajar en sus costuras con las que, muchas veces, complementó el escaso salario de su marido, y, otras, pudo socorrer a los más pobres que ella, porque siempre fue extraordinariamente generosa y enseñó a sus hijos a serlo.

Visiones y experiencias místicas
Se diría que un trabajo doméstico tan excesivo hubiese monopolizado las energías de cualquier mujer; sin embargo, las obligaciones familiares no la privaban de entregarse a experiencias místicas de gran altura. Para dar una idea de lo que era aquello, recurrimos a las memorias sobre la beata, escritas después de su muerte por el cardenal Pedicini, a quien conoció por intermedio de su confesor y con quien compartió, durante treinta años la dirección espiritual de aquella alma elegida. Muy posiblemente, a través del cardenal se dieron a conocer las excelsas virtudes y dones sobrenaturales de la beata. Desde el momento de su conversión, Dios la gratificó con maravillosas intuiciones sobre sus designios respecto a los peligros que amenazaban a la Iglesia, sobre acontecimientos futuros y sobre los misterios de la fe. Estas cosas se le revelaron a Ana en un "sol místico" que reverberaba ante sus ojos y en el que vio también las iniquidades que los hombres cometían continuamente contra Dios. En aquellas ocasiones sentía que era su deber dar satisfacciones al Señor por aquellos agravios y ofrecerse como víctima.

Por eso sufría Ana verdaderamente agonías físicas y mentales cuando se entregaba a la plegaria por la conversión de algún pecador endurecido. Con frecuencia leía los pensamientos y adivinaba los motivos entre las gentes que la visitaban y, en consecuencia, podía ayudarlas de una manera que parecía sobrenatural. Entre las personalidades que estuvieron relacionadas con ella, debe mencionarse a San Vicente Strambi, a quien ella pronosticó la fecha exacta de su muerte.

En los primeros años después de su conversión, Ana María tuvo abundantes consuelos espirituales y arrobamientos, pero más tarde, especialmente durante los últimos años de su vida, sufrió grandemente por los ataques de Satanás. Estas pruebas, aunadas a los quebrantos de su salud y a las murmuraciones y calumnias, le dieron ocasión para mostrar resignación y soportarlas alegremente. El 9 de junio de 1837 murió, al cabo de nueve meses de agudos sufrimientos, a la edad de sesenta años.

Fue beatificada en 1920 y su sepulcro se encuentra en Roma, en la iglesia San Crisógono, de los padres Trinitarios, en cuya orden la beata era terciaria. Su cuerpo yace en ataúd de cristal para que su cuerpo incorrupto pueda contemplarse.

Es la patrona de las mujeres que reciben maltrato verbal de sus esposos.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Ana, contacte a:
Father Michael Pintacura
U.S.A. Vice Postulator - Taigi
P.O. Box 610313
San Jose, CA 95161-0313

___________________________________________________________________________________________

Amada de Bolonia, Beata Religiosa, Junio 9  

Amada de Bolonia, Beata

Religiosas
Junio 9

Etimológicamente significa "amada", de la lengua latina.

Eran tres amigas que decidieron hacerse monjas por amor a Dios en el convento dominico de Bolonia. Las tres conocían la obra y milagros de su fundador santo Domingo.

El propio Domingo le puso a una de ellas el nombre de "Amada". Vistas sus cualidades, la envió a que reformara el convento de san Sixto. De esta chica echó santo Domingo siete diablos.

Cecilia era otra de las tres amigas a quien el santo envió a reformar otro convento. Le había pedido a Domingo, echada a sus pies, entrar en la Orden.

Las tres amigas fueron a ver a santa Inés en Bolonia para que les ayudara en la nueva fundación. Hicieron a Cecilia la primera priora del convento.

Estuvo mucho tiempo en este cargo. Cuando ya era mayor, se le preguntó que hablara de santo Domingo. Recordaba de él su amabilidad con las hermanas y su pensamiento alegre, su humanidad y su atención.

La más impresionante de las tres era
Diana. Era muy guapa y gentil. Lo dejó todo por seguir a su maestro santo Domingo por haberlo oído predicar.

Tuvo dificultades para que el padre la dejara entrar en el convento. Al final, al ver la voluntad de su hija, se lo permitió.

Era muy impulsiva. Cuando llegó un día santo Domingo a visitar el convento, ella le dijo que quería construir uno en Bolonia. Se lo permitió, pero mientras tanto el padre e Diana había cambiado de opinión.

Santo Domingo murió por aquellos días. Su muerte le afectó un montón. Pronto se hizo amiga de Jordan de Sajonia, nombrado superior general de la Orden. Tenía ya la orden de la construcción del convento de Bolonia. La amistad de los dos estaba basada no simplemente en la belleza de Diana sino en su vida espiritual. Al fin, con un grupo de amigas recibió el hábito de manos del superior general. Las cartas que se escribieron los dos demuestran una honda espiritualidad.
Diana murió en el año 1236.

___________________________________________________________________________________________

Placido de Amiterno, Santo Abad, Junio 9  

Placido de Amiterno, Santo

Abad

Etimológicamente significa " de carácter suave". Viene de la lengua latina.

Plácido fue un abad del siglo XIII. No sabía ni leer ni escribir y, sin embargo, tenía mucha cultura.

Llevaba todos los dones de su inventiva personal hacia la escucha de los otros. Solía repetir cuando oía para grabarlo en su memoria.

Desde niño, trabajó en el campo con sus padres en Amiterno. Era ya todo un hombre cuando pensó que la vida del campo no era lo suyo.

Partió a una de esas peregrinaciones medievales con la intención de no volver nunca más.

Se vino a Santiago de Compostela. Permaneció en la ciudad del Apóstol durante un año hasta que volvió a casa.

Llegó tan enfermo que apenas si podía moverse. No le prestaba atención a los médicos. Así estuvo durante cinco años.

Un día, sin esperarlo, se puso bueno. Y enseguida emprendió una nueva peregrinación a Roma.

Pasó por su mente hacerse ermitaño, pero esta vida tampoco era para él.

Entonces se metió a benedictino en el monasterio de san Nicolás. Y justamente al año, pasó servir a la iglesia de san Nicolás y del Salvador.

Cuando sufrió la tentación de una mujer que iba tras él con no muy buenas intenciones, se largó a una ermita durante doce años.

La gente comenzó a ir a esta cueva en peregrinación. Fundó un monasterio dedicado al Espíritu Santo con la regla de Claraval.
Murió en el año 1248.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: www.aciprensa.com
José de Anchieta, Beato Sacerdote, Junio 9  

José de Anchieta, Beato

Jesuita

Nació el 19 de marzo de 1534 en San Cristobal de La Laguna, (Tenerife). A los 14 años ingresó al Colegio de Artes, anexo a la Universidad en Coimbra, destacando como uno de los mejores alumnos y como un gran poeta. Componía versos latinos con extrema facilidad y era llamado el "Canario de Coimbra". El 1 de mayo de 1551 ingresó a la Compañía de Jesús y comenzó sus estudios de Filosofia. Debido a un enfermedad en 1553 partió de Tejo (Lisboa) a Brasil, donde inició su primera labor de catequesis con los indios tupis.

En 1565 fue enviado a São Vicente de Rio de Janeiro, donde colaboró en la construcción de un colegio y del primer hospital de la ciudad llamado la Casa de la Misericordia. Este mismo año fue ordenado sacerdote. Luego regresó a São Vicente, donde por espacio de seis años colaboró en el colegio además de realizar un imporrante trabajo apostólico y literario. Entre 1577 y 1587 fue designado superior de los jesuítas en Brasil, incentivando aún más el trabajo en las escuelas y la catequesis con los niños. Falleció el 9 de junio de 1597, a la edad de 63 años. El 10 de agosto de 1736 el Papa Clemente XII declaró al Padre Anchieta como "Venerable".

El Padre José de Anchieta fue beatificado por Juan Pablo II el 22 de junio de 1980

___________________________________________________________________________________________

ente: www.op.com.ar
Diana degli Andalò. Beata Religiosa, Junio 8  

Diana degli Andalò. Beata

Virgen Dominica

Diana de Andaló (abreviación del nombre del noble padre: Andrea Lovello), es una de las más características y simpáticas figuras de los orígenes de la Orden. Ayudó al beato Reginaldo a fundar el convento de Bolonia.

En el año de 1219, cuando Domingo se dirigía a Bolonia, Diana junto con otras jóvenes hizo en manos del bienaventurado Patriarca la promesa de vida religiosa.

Una vez superada la gran oposición dé los familiares qué incluso llegaron a fracturarle una costilla, entró en el monasterio dé Santa Inés, fundado por el beato Jordán y de él recibió el hábito.

Se comportó como una verdadera madre con las hermanas y murió en el año de 1236. Se conservan cincuenta cartas de Jordán de Sajonia dirigidas a ella, que son un hermoso testimonio de la espiritualidad de la Familia dominicana y de la fraternidad entre frailes y hermanas.

Su culto fue confirmado por León XIII el 8 de agosto de 1888.

___________________________________________________________________________________________

Columba de Iona, Santo Abad, 9 de junio  

Columba de Iona, Santo

Abad
(7 de diciembre de 521 - 9 de junio de 597)

Fue una destacada figura entre los monjes misioneros gaélicos que reintrodujeron el cristianismo en Escocia a comienzos de la Edad Media.

Infancia y juventud en Irlanda
Era hijo de Fedlimid and Eithne, del clan Uí Néill, y nació en Gartan, cerca de Lough Gartan, Donegal. Por línea paterna era descendiente de Niall of the Nine Hostages, un rey irlandés del siglo V. Profesó como monje y fue ordenado sacerdote. Según la tradición, hacia 560 se vio envuelto en una disputa con San Finnian acerca de un salterio. Columba copió el manuscrito en el scriptorium siguiendo órdenes de San Finnian, quien pretendía quedarse con la copia. La disputa fue la causa de la batalla de Cúl Dreimhne, que tuvo lugar en 561, y en la que hubo numerosas bajas. (La copia del salterio mencionada en esta historia se identifica tradicionalmente con el Cathach de San Columba). Como penitencia por esas muertes, Columba decidió marchar como misionero a Escocia para convertir a tantas personas como habían muerto en la batalla. Se exilió de Irlanda, a donde solo regresaría en una ocasión, varios años después.

Escocia
En 563 viajó a Escocia con doce compañeros. De acuerdo con la leyenda, desembarcó en la punta sur de la península de Kintyre, cerca de Southend. Sin embargo, como todavía tenía a la vista su tierra natal, se movió hacia el norte, a la costa oeste de Escocia.

En 563 le fue concedida tierra en la isla de Iona, que se convirtió en el centro de su misión evangelizadora entre los pictos. Además de sus tareas dirigiendo el único foco de cultura letrada de la región, adquirió una gran reputación como hombre santo gracias a su actividad diplomática enter las tribus; se cuentan también varias historias de milagros realizados por él en su afán por convertir a los pictos. Visitó al rey pagano Bridei I, rey de Fortriu, en su base de Inverness, y consiguió ganarse su respeto. Desde entonces jugó un importante papel en la política del país.

Fue muy enérgico en su predicación del evangelio y, además de fundar varias iglesias en las Hébridas, trabajó para convertir su monasterio de Iona (la Abadía de Iona) en una escuela para misioneros. Fue un renombrado hombre de letras, al que se le atribuye la composición de varios himnos y la copia de su propia mano de más de 300 libros. Una de las épocas veces, si no la única, que dejó Escocia tras su llegada fue, hacia el final de su vida, cuando regresó a Irlanda para fundar el monasterio de Durrow. Murió en Iona y está enterrado en la abadía que él mismo fundó.

La principal fuente de información sobre la vida de Columba es la Vita Columbae, escrita por Adomnan, noveno abad de Iona, que falleció en 704. Tanto la Vita Columbae como Beda el Venerable refieren la visita de Columba a Bridei. Mientras que Adomnán solo explica que Columba visitó a Bridei, Beda relata una tradición más tardía, quizá de origen picto, según la cual el santo llegó a convertir al rey de los pictos. Otra fuente temprana es un poema en alabanza de Columba, probablemente compuesto también en el siglo VII, que tiene 25 estrofas de cuatro versos de siete sílabas cada uno.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Vatican.va
Luis Boccardo, Beato Canónigo y Fundador, Junio 9  

Luis Boccardo, Beato

Fundador de las Hijas de Jesús Rey

Nació en Moncalieri el 9 de agosto de 1861. En 1875 entró en el seminario diocesano; recibió la ordenación sacerdotal el 7 de junio de 1884. Sus superiores lo destinaron a una parroquia de Pancalieri, como vicepárroco de su hermano Juan María. Antes de transcurrir un año, el beato José Allamano lo llamó a ejercer el cargo de vicerrector y padre espiritual del centro de formación de sacerdotes Virgen del Consuelo, en Turín, tarea a la que se sumó la enseñanza de varias materias en la escuela de teología del seminario.

El centro de formación de sacerdotes Virgen del Consuelo era una institución concebida y realizada por el teólogo Luigi Guala; los sacerdotes recién ordenados, antes de ser enviados a desempeñar la función de vicarios parroquiales, perfeccionaban allí durante dos años sus estudios, en especial el de materias morales. Casi todos los presbíteros de la archidiócesis se formaron en él; alcanzó su mayor esplendor durante el rectorado de san José Cafasso, de 1849 a 1860. Precisamente en ese centro don Luis formó espiritual e intelectualmente a varias generaciones de presbíteros.

En 1913 murió don Juan María, fundador de las "Hijas Pobres de San Cayetano", dejando a su hermano Luis al frente de la congregación, que ya contaba con numerosas casas en varias regiones de Italia. En 1919 el arzobispo de Turín le encomendó la dirección del Instituto para ciegos, que nadie quería aceptar a causa de la dificilísima situación económica en la que se encontraba. Don Luis no se amedrentó: saneó la economía del Instituto para ciegos y organizó la congregación de las "Hijas Pobres de San Cayetano", construyendo su nueva casa general cerca de la estación de Turín, más accesible y cómoda para las religiosas que debían partir hacia otras partes de Italia.

Además, fundó la sección piamontesa de la Unión apostólica del clero, escribió libros muy apreciados de espiritualidad y vidas de santos (entre ellos, el famoso "Confesión y dirección") y artículos para varios periódicos, predicó ejercicios espirituales, y desempeñó un infatigable apostolado en las cárceles. A él se debió también la fundación de escuelas de religión, que dirigió y en las que enseñó, en un tiempo en que el régimen de Mussolini había prohibido la enseñanza de esta materia en las escuelas públicas.

En 1931, pocos años antes de su muerte, construyó y donó a la archidiócesis el hermoso santuario de Jesucristo Rey y Sacerdote, el primero del Piamonte en difundir esta devoción propuesta por el Papa. Al año siguiente fundó la rama contemplativa de las Hijas Pobres de San Cayetano, las "Hijas de Jesús Rey", religiosas invidentes de vida contemplativa, que aún hoy mantienen vivo el ideal de entregarse totalmente al Señor en la oración por todos los hombres.

Las características más sobresalientes de la figura del canónigo Luis Boccardo son: el amor al sacerdocio y la solicitud por los sacerdotes, en especial por los más jóvenes, por cuyo bienestar espiritual y físico, y por cuya formación moral y cultural se preocupó concretamente; la "pastoral del ambiente", o sea, la vida y el testimonio del sacerdote en todos los lugares y en todas las situaciones diarias; y la atención a los discapacitados, en quienes veía el corazón herido de Cristo y, en él, el sentido y el significado de su misma existencia y vocación.

Murió el 9 de junio de 1936. El 14 de abril de 2007 fue beatificado por el Papa Benedicto XVI.

Si usted tiene información relevante para la cononización del Beato Luis, contactar a:
Congregazione della Sacra Famiglia
Via Giovanni Piamarta, 6
25121 Brescia, ITALY

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Magnificat.ca
Primo y Feliciano, Santos Hermanos Mártires, Junio 9  

Primo y Feliciano, Santos

San Primo y San Feliciano, hermanos, nacieron en Roma, ilustres por su sangre y por su fe.

Acusados por cristianos ante los emperadores Diocleciano y Maximiano, fueron presos y encarcelados; pero el ángel del Señor los libró de la prisión. A los pocos días, por no haber querido adorar la estatua de Hércules, los azotaron cruelmente y entregaron al juez Promoto, el que los exhortó a obedecer a los emperadores; mas, viendo que todas sus diligencias eran vanas, los hizo separar, llevando a Primo a la cárcel, y quedando allí Feliciano, al cual recomendó que mirase por su vejez. "Mira Jesucristo por ella -respondió Feliciano- ochenta años tengo, y treinta ha que el Señor me alumbró para dedicarme a El totalmente".

Mandóle el juez azotar, y después le hizo clavar en un palo; y, haciendo traer a Primo delante de si, le dijo que su hermano estaba ya cambiado; pero Primo le respondió que "sabía que su hermano estaba firme en la confesión de Cristo".

Finalmente, después de varios martirios, fueron degollados el día 9 de Junio año del nacimiento del hijo de Dios de 303.

___________________________________________________________________________________________

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).

 

Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:

REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com

Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.