JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"
Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó:
"Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del Reino de Dios".
Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
jue 9a. Ord. año Par desp Pentecostés
Canten al Señor un cántico nuevo,hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
La palabra de Dios no está encadenada
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 8-15
Querido hermano: Recuerda siempre que Jesucristo, descendiente de David, resucitó de entre los muertos, conforme al Evangelio que yo predico. Por este Evangelio sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo sobrellevo todo por amor a los elegidos, para que ellos también alcancen en Cristo Jesús la salvación y, con ella, la gloria eterna. Es verdad lo que decimos:
"Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo".
Eso es lo que has de enseñar. Adviérteles a todos, delante de Dios, que eviten las discusiones por cuestión de palabras, lo cual no sirve para nada, sino para perdición de los oyentes. Esfuérzate por presentarte ante Dios como un trabajador intachable que no tiene de qué avergonzarse, y predica fielmente la verdad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 24
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrine. Tú eres nuestro Dios y salvador, y tenemos en ti nuestra esperanza.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Porque el Señor es recta y bondadoso indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Con quien guarda su alianza y sus mandatos el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su alianza.
Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.
Este es el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste.
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"
Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó:
"Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo:
"No estás lejos del Reino de Dios".
Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus santos.
Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Acudan al Señor, pongan en él su confianza y no quedarán defraudados.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor,por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
9ª semana. Jueves
EL PRIMER MANDAMIENTO
— Adorar al único Dios. La idolatría moderna.
— Razones para amar a Dios. Algunas faltas y pecados contra el primer mandamiento.
— El primer mandamiento abarca todos los aspectos de nuestra vida. Manifestaciones del amor a Dios.
I. El Evangelio de la Misa narra la pregunta de un escriba, quien, lleno de buena voluntad, quiere saber cuál de los preceptos de la ley es el esencial, el más importante1. Jesús ratifica lo que ya había expresado con claridad la Antigua Ley: Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Señor; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El escriba se identifica plenamente con la enseñanza de Jesús, y a continuación repite despacio las palabras que acaba de oír. El Señor tiene para él una palabra cariñosa que incita a la definitiva conversión: No estás lejos del Reino de Dios.
Este mandamiento, en el que se resumen toda la Ley y los Profetas, comienza por la afirmación de la existencia de un único Dios, y así ha sido recogido en el Credo: credo in unum Deum. Es una verdad conocida por la luz natural de la razón, y el pueblo elegido sabía bien que todos los dioses paganos eran falsos; y, sin embargo, los ídolos fueron para ellos una tentación constante, y una causa frecuente de su alejamiento del Dios verdadero, el que les sacó de la tierra de Egipto. Los Profetas se sentirán impulsados a recordarles la falsedad de aquellas deidades que conocían al ponerse en contacto con naciones cuyo poder y cultura, muy superior a la de ellos, les atraía y deslumbraba. Se trataba de pueblos más ricos, materialmente más avanzados, pero sumidos en la oscuridad de la superstición, de la ignorancia y del error. Con frecuencia, el pueblo elegido no supo apreciar la riqueza incomparable de la revelación, el tesoro de la fe. Dejaron la única Fuente de las aguas vivas para ir a cisternas rotas y agrietadas que ni tenían agua, ni capacidad para retenerla2.
Los antiguos paganos, hombres civilizados para la época en que vivieron, se inventaron ídolos a los que adoraban de formas diversas. Muchos hombres civilizados de nuestros días, nuevos paganos, levantan ídolos mejor construidos y más refinados: parece producirse en nuestros días una verdadera adoración e idolatría3 por todo aquello que se presenta bajo capa de "progreso" o que proporciona más bienestar material, más placer, más comodidad..., con un olvido prácticamente completo de su ser espiritual y de su salvación eterna. Son actuales aquellas palabras de San Pablo en la Carta a los Filipenses: su Dios es el vientre, y su gloria la propia vergüenza, pues ponen el corazón en las cosas terrenas4. Es la idolatría moderna, a la que se ven tentados también muchos cristianos, olvidando el inmenso tesoro de su fe, la riqueza del amor a Dios.
El primer mandamiento del Decálogo se lesiona cuando se prefieren otras cosas a Dios, aunque sean buenas, pues entonces se las está amando desordenadamente. En estos casos, el hombre pervierte la ordenación de las criaturas, usando de ellas para un fin opuesto o distinto de aquel para el que fueron creadas. Al romper el orden divino que el Decálogo nos señala, el hombre ya no encuentra a Dios en la creación; fabrica entonces su propio dios, detrás del cual radicalmente se esconde en su propio egoísmo y soberbia. Más aún, el hombre intenta neciamente colocarse en lugar de Dios, erigirse a sí mismo como fuente de lo que está bien y de lo que está mal, cayendo en la tentación que el demonio puso a nuestros primeros padres: seréis como dioses si no obedecéis los mandatos de Dios5. De aquí la necesidad –porque la tentación es real para cada hombre, para cada mujer– de preguntarnos muchas veces, y lo hacemos hoy en nuestra oración, si verdaderamente Dios es lo primero en nuestra vida, lo más importante, el Sumo Bien, que orienta nuestra conducta y nuestras decisiones. Y esto lo veremos mejor si examinamos el interés que ponemos en conocerle cada vez mejor, pues nadie ama lo que no conoce; si respetamos el tiempo que destinamos a nuestra formación doctrinal-religiosa...; si vivimos un desprendimiento efectivo de los bienes que poseemos o usamos para que nunca se conviertan en el bien primero... Amarás al Señor tu Dios... y a Él solo adorarás: el empeño en seguir el camino que Él quiere para nosotros –la vocación personal de cada uno– es el modo concreto de vivir ese amor y esa adoración.
II. Son muchas y muy poderosas las razones que nos mueven a amar a Dios: porque Él nos sacó de la nada y Él mismo nos gobierna, nos facilita las cosas necesarias para la vida y el sustento...6. Además, esta deuda que tenemos con Él por el mero hecho de existir, se vio aumentada al elevarnos al orden de la gracia y al redimirnos del poder del pecado por la Muerte y Pasión de su Hijo Unigénito y los incontables beneficios y dones que constantemente recibimos de Él: la dignidad de ser hijos suyos y templos del Espíritu Santo... Sería una tremenda ingratitud, si no le agradeciéramos lo que nos ha dado. Más aún –señala Santo Tomás–, sería como si nos fabricáramos otro Dios, como cuando los hijos de Israel, saliendo de Egipto, se hicieron un ídolo7.
El verdadero amor –el humano, y de modo eminente el amor a Dios– ennoblece y enriquece siempre al hombre, le hace parecerse un poco más a su Creador.
La historia personal de cada hombre pone de manifiesto cómo la dignidad y la felicidad, incluso humana, se logran en el camino del amor a Dios, nunca fuera de él; y cuando la razón última de una vida se cifra en cualquier otro motivo se está expuesto a caer bajo el dominio de las propias pasiones. Se ha dicho con verdad que "el camino del infierno es ya un infierno"; se cumplen aquellas palabras del Profeta Jeremías a quienes se sentían deslumbrados por los ídolos de las naciones vecinas: los dioses ajenos -decía el Profeta- no os concederán descanso8.
Dejar de amar a Dios es entrar por una senda en la que una cesión llama a otra, pues quien ofende al Señor "no se detiene en un pecado, sino, por el contrario, es empujado a consentir en otros: quien comete pecado esclavo es del pecado (Jn 8, 34). Por eso no es nada fácil salir de él, como decía San Gregorio: "el pecado que no se extirpa por la penitencia, por su mismo peso arrastra a otros pecados""9. El amor a Dios lleva a detestar el pecado, a alejarse –con el auxilio de su gracia, con la lucha ascética– de cualquier ocasión en la que pueda haber ofensa a Dios, a hacer penitencia por las faltas y pecados de la vida pasada.
Debemos hacer con frecuencia actos positivos de amor y de adoración al Señor: llenando de contenido cada genuflexión –signo de adoración– ante el Sagrario, o quizá repitiendo las palabras Adoro te devote, o las que decimos al recitar el Gloria en la Santa Misa: Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias.
Se falta al amor de Dios cuando no se le da el culto debido, cuando no se ora o se ora mal, en las dudas voluntarias contra la fe, en la lectura de libros, periódicos o revistas que atentan a la fe o a la moral, al dar crédito a supersticiones o a doctrinas –aunque se presenten como científicas– que se oponen a la fe, ambas fruto de la ignorancia; al exponerse o exponer a los hijos, a aquellas personas que tenemos a nuestro cuidado a influencias dañinas para la fe o la moral; al desconfiar de Dios, de su poder o de su bondad... "Y este es el índice para que el alma pueda conocer con claridad si ama a Dios o no, con amor puro. Si le ama, su corazón no se centrará en sí misma, ni estará atenta a conseguir sus gustos y conveniencias. Se dedicará a buscar la honra y gloria de Dios y a darle gusto a Él. Cuanto más tiene corazón para sí misma menos lo tiene para Dios"10. Nosotros queremos tener puesto el corazón en el Señor y en las personas y en las tareas que realizamos por Él y con Él.
III. El amor a Dios no solo se expresa dando a Dios el culto que le es debido, de modo particular en la Santa Misa, sino que debe abarcar todos los aspectos de la vida del hombre, y tiene muchas manifestaciones. Amamos a Dios a través de nuestro trabajo bien hecho, del cumplimiento fiel de nuestros deberes en la familia, en la empresa, en la sociedad; con nuestra mente, con el corazón... con el porte exterior, propio de un hijo de Dios... Este mandamiento exige en primer lugar la adoración, dar gloria a Dios, que no es una actividad más entre otras diversas, sino la finalidad última de todas nuestras acciones, incluso de lo que puede parecer más vulgar: ya comáis, ya bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios11. Esta actitud fundamental de adoración exige en la práctica hacerlo todo, al menos desear hacerlo, para agradar a Dios: es decir, actuar con rectitud de intención.
El amor a Dios, y el verdadero amor al prójimo, se alimenta en la oración y en los sacramentos, en la lucha constante por superar nuestros defectos, en el empeño por mantenernos en Su presencia a lo largo del día. De modo particular, la Sagrada Eucaristía debe ser la fuente donde se alimente continuamente nuestro amor al Señor. Así podremos decir, con las palabras del Adoro te devote: tibi se cor meum totum subiicit: Te adoro, Señor..., a Ti se somete mi corazón por completo.
Pensemos en qué tenemos puesto el corazón a lo largo del día. Veamos en nuestra oración si tenemos "industrias humanas" para acordarnos mucho del Señor en nuestras jornadas y así amarle y adorarle.
1 Mc 12, 28-34. — 2 Cfr. Jer 2, 13. — 3 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 7. — 4 Flp 3, 19. — 5 Gen 3, 5. — 6 Catecismo Romano, III, 2, n. 6. — 7 Cfr. Santo Tomás, Sobre el doble precepto de la caridad, 1. — 8 Jer 16, 13. — 9 Santo Tomás, loc. cit. — 10 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 9, 5. — 11 1 Cor 10, 31.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Marcelino y Pedro, Santos Mártires, Junio 2
MártiresMuchísimas veces en la historia se ha confirmado el dicho: "El hombre propone y Dios dispone", es decir, que a menudo Dios "dispone" lo contrario de lo que el hombre se ha "propuesto". Fue lo que sucedió con los santos Marcelino y Pedro. San Dámaso, casi adivinando su misión de transmitir la memoria de innumerables mártires, como él mismo dice, escribió a un niño la narración del verdugo de los santos Marcelino y Pedro. |
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Santa Blandina
Una carta de los cristianos de Vienne y de Lyon a las iglesias de Asia nos permite saber lo que fue de un grupo de hermanos lioneses que en tiempos de Marco Aurelio fueron objeto de una redada de las autoridades.- Se les acusaba de incesto y canibalismo, y la suposición de que celebraban monstruosas orgías secretas provocó un gran alboroto.
Destaca el valor de una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora. Su nombre era Blandina y extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso. La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión: ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros! Conducidos a las fieras, para común espectáculo, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero éstas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro momento.
Luego Blandina, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. La persona que consideramos la más débil resulta ser la más fuerte. Cuando reconocemos nuestra debilidad es cuando la fuerza ilimitada de Dios puede operar a través nuestro. Santa Blandina: «Soy cristiana, nosotros no negociamos ninguna maldad».- Es patrona de Lyon ( Francia) y patrona con santa Zita de las criadas.
Himno
Testigos de la sangre
Con sangre rubricada,
Frutos de amor cortados
Al golpe de la espada.
Testigos del amor En sumisión callada;
Canto y cielo en los labios
Al golpe de la espada.
Testigos del dolor De vida enamorada;
Diario placer de muert
Al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
Por la sangre sagrada;
Pidamos ser sus mártires,
Y a cada madrugada.
Poder morir la vida
Al golpe de la espada. Amén
Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir Santa Blandina, nos concedas el don de fortaleza con el que ella salió vencedora en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Santa Blandina: ora pro nobis
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Mártires de Lyon
Corría el año 177 de nuestra Era; y con él, a su postrimería, corrían los días de Marco Aurelio, emperador meditabundo. La inminencia de la celebridad anual que en Lyon, ciudad cabecera de la Galia, situada en la confluencia del Saona y del Ródano, se solemnizaba todos los años en las calendas del mes sextil (agosto), reunía en derredor del altar de Roma y de Augusto a los legados de las tres Galias. En esta famosa conmemoración, las jóvenes y aguerridas cristiandades de Lyon y de Viena del Delfinado sostuvieron una serie de luchas cruentísimas y triunfales. Lavaron sus estolas en la sangre del Cordero y volaron a los brazos de Cristo con alas plateadas de paloma. De los episodios de estas luchas nos queda una relación auténtica pormenorizada, salvada por Eusebio en el libro V de su Historia eclesiástica, que yo —spatiis exclusus iniquis— me veo forzado a resumir.
Los siervos de Cristo que habitan Viena y Lyon, en la Galia, a sus hermanos del Asia y de la Frigia, que profesan la misma fe e idénticas esperanzas en la redención que nosotros, paz, gracia y gloria de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Nuestro Señor.
... No tenemos palabras con que expresar en este mensaje la intensidad de la opresión y la saña de los gentiles contra los santos y los tormentos que los bienaventurados mártires soportaron. El Fuerte Armado descargó en nosotros toda la furia y el poder de su brazo. Se nos echó de nuestras casas, se nos privaron los baños, el foro y hasta la pública convivencia. Con todo, la gracia de Dios combatió contra ellos; alejó a los débiles; pero quedaron enhiestos y firmes los sólidos pilares de la fe, que demostraron que las tribulaciones temporales no merecen consideración ante la perspectiva de la gloria que en nosotros será revelada. La plebe frenética les infligió toda suerte de sevicias: escarnios, golpes, lapidaciones y cárcel indistinta; mientras no llegaba el gobernador...
Fueron interrogados por este orden:
Vetio Epagato, el más conspicuo de nuestros hermanos. Había llegado a la plenitud del amor de Dios y del prójimo, y hervía de Espíritu Santo. Varón representativo en nuestra comunidad, no se avino al expeditivo procedimiento y reclamó que se le oyera; la plebe aulló; el presidente se limitó a la pregunta escueta: "¿Eres cristiano?" Su respuesta fue afirmativa y tajante: "Soy cristiano". La pequeña grey fiel le calificó de paráclito de la cristiandad lionesa.
... En las detenciones en masa de fieles de ambas iglesias, que de día en día y con ritmo creciente íbanse haciendo, como la cizaña en el trigo, anduvieron mezclados con los santos algunos paganos que estaban al servicio de los nuestros; los cuales, caídos en la paranza de Satán, declararon que nosotros hacíamos cenas como las de Tiestes e incestos como los de Edipo. Entonces pareció tener realidad la palabra evangélica: Día vendrá cuando el que os diere muerte creerá haber rendido culto a Dios.
... Llegó el segundo interrogatorio de mártires, iniciado por Vetio Epagato. Abriólo el diácono de Viena (del Delfinado), Santo de nombre y de vida; siguió el de Maturo, simple neófito pero invencible púgil; continuó Atalo, originario de Pérgamo, columna y sostén de la cristiandad lionesa, y Blandina finalmente. En ella Cristo hizo gallardísimo alarde de que lo que es ruin y rahez, sin atractivo físico, desdeñable a los ojos de los hombres, se juzgó digno de gloria muy grande ante el acatamiento dé Dios. Todos nosotros recelábamos, y hasta su propia ama según la carne, que estaba con nosotros, mártires designados, que Blandina no pudiera dar testimonio de su fe, tanta era la flaqueza de su cuerpo. Para acabar con ella los verdugos se relevaban; a cada momento parecía que iba a quebrarse el tenue hilo de su vida; mas en la confesión se rejuvenecía y para ella constituía una insuflación de nueva vida decir: Soy cristiana; y nosotros no hacemos ningún mal. Y en diciéndolo parecía embellecerse.
Santo, de Viena, se mantuvo firme como un risco marino en medio del oleaje, combatido de sal asidua. No se dignó decir su nombre, ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni su condición de esclavo o libre, ni su grado eclesiástico. A todas las preguntas capciosas contestaba en latín paladino: Soy cristiano. A las más delicadas partes de su cuerpo aplicáronsele láminas de bronce al rojo. Santo perseveró inconmovible en su silencio y en su confesión. La fuente de agua paradisíaca que brotó del costado de Cristo le comunicaba refrigerio y reciedumbre. También la tortura para él era fuente de juventud.
... En gran ansiedad y congoja teníamos el caso de Biblis, dama conspicua de nuestra cristiandad, que en el primer asalto de terror había renegado. Creídos estábamos que Satanás la había ya engullido; mas el asalto segundo la despertó de su ceguera y de su momentánea embriaguez. Aquel dolor pasajero hízola pensar en la gehena de fuego; y con vehemencia echó en rostro a los calumniadores:¿Cómo podéis pensar que esta gente coma carne de niños si les está mandado abstenerse de sangre de animales?Biblis abjuró de su abjuración y se sumó al grupo de los mártires.
... Satanás inspiró a los verdugos una nueva suerte de martirio exangüe: el encierro colectivo y promiscuo en noche perpetua de una zahurda más que plutónica, con ambos pies en un cepo, separados el uno del otro hasta el quinto agujero. En número muy grande, anónimamente, murieron de asfixia en aquellas tinieblas palpables, irrespirables; y sus almas volaron en canoros bandos, como alondras, al aire vivo del amanecer, allá, hacia la esfera que huye más del suelo...
... El bienaventurado Potino, a quien el Espíritu confiara el episcopado de Lyon, había ya colmado la rotación de nueve decenios. Era como un ángel que hubiese envejecido. Apenas respirar podía. Fue sacado de las tinieblas y arrastrado por la venerable melena al tribunal. El gobernador le preguntó cuál era el Dios de los cristianos. Respondió: Si tú lo merecieras le conocerías. Atado de manos y pies, por que no huyese, saturado de oprobios se le volvió a sepultar en la carcenal negrura y en el aire irrespirable. Dos días después, silenciosamente como un ave cautiva, dio suelta a su acérrimo espíritu aleluyante.
En la tartera confusión de la mazmorra, en desconcertante promiscuidad, andaban mezclados los creyentes y los renegados a quienes la apostasía de nada les valiera. En este comedio iba a producirse una poderosa intervención de Dios y una inconmensurable misericordia de Jesús. Quienes tras el primer arresto habían renegado de su fe compartían los sufrimientos con los que la habían confesado. Aquellos permanecían detenidos por sospecha de las cenas de Tiestes y de los incestos de Edipo, y su castigo había de ser más fiero que el de los cristianos partícipes de sus cadenas. Roíales trágicamente la conciencia de su cobardía, al paso que los cristianos exultaban por la proximidad de su liberación y por beber el cáliz inebriante del martirio.
... Maturo, Santo, Atalo y Blandina fueron excarcelados; vencedores de la sevicia de los hombres, iban a encararse con la voracidad de las fieras. Este era el postrer y sensacional programa de los festivales olímpicos con que las tres Galias solemnizaban las calendas de agosto, en derredor del altar de Día Roma y de Augusto, en el cerco del anfiteatro.
A Maturo y Santo sólo les faltaba la postrera fase del combate para merecer la corona incorruptible: sufrieron azotes, zarpazos y dentelladas de bestias, todos los crudelísimos antojos de una multitud delirante. Ambos se ofrecieron en espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. De Santo no se oyeron más palabras que las de su confesión: Soy cristiano. Maturo soportó toda la variedad de luchas que se veían en los gladiadores profesionales.
Quedaba Atalo como olvidado. El populacho, que harto bien le conocía, le reclamó a gritos. Se le hizo dar la vuelta al ruedo, con un letrero infamante: ¡Atalo, cristiano! Enteróse el gobernador de su condición de ciudadano de Roma. Tuvo escrúpulos el melindroso gobernador; determinó que se le devolviera al báratro infernal del que se creía ya redimido, mientras consultaba con el emperador qué debía hacerse con ese delincuente honrado. Esta obligada demora no fue ni inútil ni estéril. En este lapso de tiempo la inconmensurable misericordia de Cristo tuvo una espléndida manifestación en la misma cárcel. Los vivos vivificaron a los muertos. Allí estuvo el dedo de Dios. Esta mudanza ocasionó un júbilo inenarrable de nuestra Madre Virginal. El milagro fue que quienes anteriormente renegaron de Cristo quisieron de nuevo medirse con el perseguidor; se reanimaron a nueva vida. Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se enmiende y viva, les tornó sabroso y fácil el regreso a la casa del Padre de familia.
En el ínterin llegó la orden del César: Decapitación para Atalo, ciudadano romano; para los restantes, la voracidad de las fieras. Cristo fue magníficamente glorificado por quienes le negaron; y su Iglesia les incorporó en el ejército de mártires que visten túnicas blancas. Mientras duró el interrogatorio individual Alejandro, de nación frigio y médico de profesión, avecindado de muchos años en la Galia lionesa, conocido y amado de todos por su amor a Dios, por su libertad de palabra, copiosamente dotado del carisma apostólico, de pie cerca del tribunal, exhortaba con señas a los interrogados que proclamasen su fe. Se le culpó de haber sido él quien promovió aquella retractación colectiva. Se le preguntó que quién era, respondió:Cristiano. Fue condenado a las bestias.
Dios, que eligió lo más flaco de este mundo para confusión de lo más fuerte, había reservado para la lucha final a dos seres entecos. Blandina fue sacada al anfiteatro, llevando de la mano a Póntico, mozuelo en su primer bozo, de quince años escasos. Con refinadísima perversidad todos los días se les había sacado por que viesen los suplicios de sus hermanos en la fe. La plebe, ebria y sedienta de sangre, no se apiadó de la niñez del muchacho venerando ni respetó el augusto carácter de la mujer. Ambos recorrieron todo el ciclo de los tormentos. A Pontico infundíale bríos la muchacha. Pontico le precedió en la muerte y en la liberación. Libróse, como gamo, del cazador; como pájaro, del lazo del parancero.
Quedaba Blandina, la última de todos, madre virgen y feliz de haber enviado al Rey de los siglos, inmortal e invisible, a muchos hijos victoriosos. Sobreabundaba de gozo como partícipe en un festín nupcial. Recorrió toda la cadena de los tormentos ya conocidos y superados. Se la brindó, por fin, a un toro furioso, que, como arista leve, la proyectaba hacia arriba, como en un ansia de vuelo y de cielo... Fue inmolada por fin.
Los cadáveres de los mártires de Lyon, durante seis días, quedaron insepultos, en la gran inverecundia de la muerte, bajo las miradas de Dios y el estupor de los cielos. Incinerados al fin, llevó solemnemente al mar sus pavesas leves el Ródano sonoroso y raudo, fluviorum rex, majestuoso rey de los ríos de Francia.
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Erasmo de Formia, Santo Obispo y Mártir, Junio 2
Obispo y Mártir San Erasmo de Formia, muerto hacia 303 d. C. también conocido como San Elmo, es el santo patrón de los marineros. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Eugenio I, Santo LXXV Papa, Junio 2
San Eugenio I nació en Roma. Fue elegido por expresa voluntad del emperador Constante, un año antes de la muerte de Martín, mientras éste era conducido en cadenas a Constantinopla. El clero romano y el mismo Eugenio I no se opusieron a la voluntad de Constante, probablemente no por sumisión o miedo, sino por motivos de oportunidad. Tal vez no quería indisponer al emperador quien, por ejemplo, hubiera podido hacer elegir a un papa monotelista; o quizás dando muestras de condescendencia no se quiso comprometer aún más la ya precaria posición del Papa Martín. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Nicolás el Peregrino, Santo Patrono de Trani, Junio 2
Contrariamente al más célebre San Nicolás, patrono de Bari, de este San Nicolás llamado El Peregrino, poseemos poquísimos datos. |
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Fuente: Op.org.ar
Sadoc, Beato Mártir, Junio 2
Sadoc siendo aún joven recibió el hábito de manos de santo Domingo -según la tradición-. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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