lunes, 11 de febrero de 2013

Martes por los ángeles custodios. 12/02/2013. Santa Eulalia ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús y observaron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavárselas. 
-Conviene saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos 
meticulosamente, observando así la tradición de sus antepasados; y al regresar de la plaza, si no se lavan, 
no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como la purificación de vasos, jarras y bandejas-. Así que los fariseos y los escribas le preguntaron:
"¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen sin purificarse las manos?"
Jesús les contestó:
"Qué bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me dan culto, pues las doctrinas que enseñan son preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios y siguen la tradición de los hombres".
Y añadió:
"¡Qué bien saben anular el mandamiento de Dios para conservar su tradición! Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será castigado con la muerte.
Ustedes, en cambio, afirman que si uno dice a su padre o a su madre: "Declaro corbán, es decir, ofrenda sagrada, los bienes con los que te podía ayudar", en ese caso ya no está obligado a socorrer a su padre o a su madre, anulando así el mandamiento de Dios con esta tradición que ustedes se transmiten. Y hacen muchas otras cosas semejantes a ésta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mar 5a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; tú eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

Oración Colecta

Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y habitar en los rectos y sinceros de corazón; concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza

Lectura del libro de Génesis 1, 20-31; 2, 1-4a

Y dijo Dios:
"Llénense las aguas de seres vivos, y que las aves vuelen sobre la tierra a lo ancho del firmamento".
Y creó Dios por especies los grandes peces marinos y todos los seres vivientes que se deslizan y llenan las aguas; y creó también las aves por especies. Vio Dios que era bueno. Y los bendijo diciendo:
"Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar; y que también las aves se multipliquen en la tierra".
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios:
"Produzca la tierra seres vivientes por especie: ganados, reptiles y bestias salvajes por especies".
Y así fue. Hizo Dios las bestias salvajes, los ganados y los reptiles del campo según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Entonces dijo Dios:
"Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, según nuestra semejanza, para que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las bestias salvajes y los reptiles de la tierra".
Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios diciéndoles:
"Crezcan y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra".
Y añadió:
"Les entrego todas las plantas que existen sobre la tierra y tienen semilla para ser sembradas; y todos los árboles que producen frutos con su semilla les servirán de alimento; y a todos los animales del campo, a las aves del cielo y a todos los seres vivos que se mueven por la tierra les doy como alimento toda clase de hierba verde".
Y así fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todo lo que contienen. Cuando llegó el día séptimo, Dios había terminado su obra, y descansó el día séptimo de todo lo que había hecho. Bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él había descansado de toda su obra creadora.
Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.
Palabra de Dios. 
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 8, 4-5.6-7.8-9

¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

Al ver el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que cuides de él?
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

Lo hiciste apenas inferior a un dios, coronándolo de gloria y esplendor; le diste poder sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies.
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

Rebaños y ganados, todos juntos, y aun las bestias salvajes; los pájaros del cielo, los peces del mar y todo cuanto surca la senda de los mares.
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Inclina, Dios mío, mi corazón a tus preceptos y dame la gracia de cumplir tu voluntad.
Aleluya.

Evangelio

Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones humanas

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los fariseos y algunos escribas procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús y observaron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavárselas. 
-Conviene saber que los fariseos y los judíos en general no comen sin antes haberse lavado las manos 
meticulosamente, observando así la tradición de sus antepasados; y al regresar de la plaza, si no se lavan, 
no comen; y observan por tradición otras muchas costumbres, como la purificación de vasos, jarras y bandejas-. Así que los fariseos y los escribas le preguntaron:
"¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen sin purificarse las manos?"
Jesús les contestó:
"Qué bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me dan culto, pues las doctrinas que enseñan son preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios y siguen la tradición de los hombres".
Y añadió:
"¡Qué bien saben anular el mandamiento de Dios para conservar su tradición! Pues Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre, será castigado con la muerte.
Ustedes, en cambio, afirman que si uno dice a su padre o a su madre: "Declaro corbán, es decir, ofrenda sagrada, los bienes con los que te podía ayudar", en ese caso ya no está obligado a socorrer a su padre o a su madre, anulando así el mandamiento de Dios con esta tradición que ustedes se transmiten. Y hacen muchas otras cosas semejantes a ésta".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas

Señor, que este sacrificio nos purifique y nos renueve, y nos ayude a obtener la recompensa eterna prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:

Antífona de la Comunión

Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 12/02 Santa Eulalia (virgen y mártir, rojo)

Antífona de Entrada

Como las vírgenes prudentes, santa Eulalia, conserva su lámpara encendida para salir al encuentro de Cristo.

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Dios, salvador nuestro, que al conmemorar hoy a santa Eulalia virgen,
aprendamos, a ejemplo suyo, a servirte con amor y alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Yo te desposaré conmigo para siempre

Lectura del libro del profeta Oseas 2, 16. 17. 21-22

Esto dice el Señor:
"Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era joven, como el día en que salió de Egipto.
Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 44

Escúchame, hija mía, y presta oído.

Escúchame, hija mía, y presta oído, olvida tu nación y tu familia: prendado está el rey de tu hermosura, ante él, que es tu Señor, la frente inclina.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

Revestida de oro y de brocados, majestuosa penetra la princesa; la llevan ante el rey y un grupo de doncellas va tras ella.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

En gozoso cortejo del palacio del rey cruzan las puertas. A cambio de tus padres tendrás hijos que príncipes harás sobre la tierra.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Esta es la joven virgen previsora, a quien el Señor encontró en vela, y que, al llegar el Señor, entró con él a la boda.
Aleluya.

Evangelio

¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó un grito:
"¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!"
Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras:
Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.
Las previsoras les contestaron:
"No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo".
Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él les respondió:
"Yo les aseguro que no las conozco".
Por eso, estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos, en reconocimiento de las maravillas realizadas por tu amor en la vida de santa Eulalia, virgen, y haz que nuestro sacrificio de alabanza sea grato a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Ya viene el esposo; salgamos al encuentro de Cristo, el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que este sacramento fortalezca en nosotros tu amor, para que aceptemos los sufrimientos de nuestra vida como una forma de participar en la pasión de Cristo y nos esforcemos por vivir unidos a ti, a ejemplo de santa Eulalia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

5ª semana. Martes

EL CUARTO MANDAMIENTO

— Bendiciones de Dios a quien cumpla este mandamiento. La promesa de una larga vida. El «dulcísimo precepto».

— Amor con obras a los padres. Qué significa honrar a los padres.

— El amor a los hijos. Algunos deberes de los padres.

I. En el Evangelio de la Misa1, Nuestro Señor declara el verdadero alcance del Cuarto Mandamiento del Decálogo frente a las explicaciones erróneas de la casuística de escribas y fariseos. El mismo Dios, por boca de Moisés, había dicho: Honra a tu padre y a tu madre, y quien maldiga al padre o a la madre, será reo de muerte.

Es tan grato a Dios el cumplimiento de este mandamiento que lo adornó de incontables promesas de bendición: El que honra a su padre expía sus pecados; y cuando rece será escuchado. Y como el que atesora es el que honra a su madre. El que respeta a su padre tendrá larga vida2. Esta promesa de una larga vida a quien ame y honre a sus padres se repite una y otra vez. Honra a tu padre y a tu madre; así prolongarás la vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar3. Y Santo Tomás de Aquino, al explicar este pasaje, enseña que la vida es larga cuando está llena, y esta plenitud no se mide por el tiempo, sino por las obras. Se vive una vida llena cuando está repleta de virtudes y de frutos; entonces se ha vivido mucho, aunque muera joven el cuerpo4. El Señor promete también la buena fama –a pesar de sufrir calumnias–, riquezas y una descendencia numerosa. En cuanto a la descendencia, sigue diciendo Santo Tomás de Aquino que no solo existen «hijos de la carne»: hay diversas razones por las cuales se originan otros modos de paternidad espiritual, que requieren su correspondiente respeto y aprecio5.

A pesar de la claridad con que se expone este mandamiento en estos y otros muchos pasajes del Antiguo Testamento, los doctores y los sacerdotes del templo habían tergiversado su sentido y cumplimiento6. Enseñaban que si alguien decía a su padre o a su madre: lo que de mi parte pudieras recibir o necesitar, sea «corban», que significa ofrenda7, los padres no podían ya tomar nada de esos bienes aunque estuvieran muy necesitados, pues, como habían sido declarados ofrenda para el altar, constituiría entonces un sacrilegio. Esta costumbre era frecuentemente un mero artificio legal para seguir gozando de sus bienes y quedar desligados de la obligación natural de ayudar a sus padres necesitados8. El Señor, Mesías y Legislador, explica en su justo sentido el alcance del Cuarto Mandamiento, deshaciendo los profundos errores que había en aquella época sobre esta materia.

El Cuarto Mandamiento, que es también de derecho natural, requiere de todos los hombres, pero especialmente de aquellos que quieren ser buenos cristianos, la ayuda abnegada y llena de cariño a los padres, que se realiza cada día en mil pequeños detalles y se pone particularmente de relieve cuando los progenitores son ancianos o están más necesitados9. Cuando hay verdadero amor a Dios, quien nunca nos pide cosas contradictorias, se encuentra el modo oportuno de vivir el amor a los padres, incluso en el caso de que esos hijos tengan que cumplir primero con otras obligaciones familiares, sociales o religiosas. Hay aquí un campo grande de responsabilidades filiales, que los hijos deben examinar con frecuencia delante de Dios, en su oración personal. Dios paga con la felicidad, ya en esta vida, a quien cumple con amor esos deberes para con sus padres, aunque alguna vez puedan resultar costosos. San Josemaría Escrivá solía llamar a este mandamiento el «dulcísimo precepto del Decálogo», porque es una de las más gratas obligaciones que el Señor nos ha dejado.

II. El cumplimiento amoroso del Cuarto Mandamiento tiene sus raíces más firmes en el sentido de nuestra filiación divina. El único que puede considerarse Padre en toda su plenitud es Dios, de quien se deriva toda paternidad en el cielo y en la tierra10. Nuestros padres, al engendrarnos, participaron de esa paternidad de Dios que se extiende a toda la creación. En ellos vemos como un reflejo del Creador, y al amarles y honrarles rectamente, en ellos estamos honrando y amando también al mismo Dios, como Padre.

En el tiempo litúrgico de la Navidad hemos contemplado a la Sagrada Familia –Jesús, María y José– como modelo y prototipo de amor y espíritu de servicio para todas las familias. Jesús nos ha dejado el ejemplo y la doctrina que debemos seguir para cumplir como Dios quiere el dulce precepto del Cuarto Mandamiento. Ante todo, Jesús reafirmó que el amor a Dios tiene unos derechos absolutos, y a él deben subordinarse todos los amores humanos: Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí11. Por eso, es contrario a la voluntad de Dios, y, en consecuencia, no es verdadero amor, el apegamiento desordenado a la propia familia, que se convierte en obstáculo para cumplir la voluntad de Dios: Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios12.

Jesús nos dejó un ejemplo acabado de entrega plena a la voluntad de su Padre celestial –¿no sabíais que es necesario que Yo esté en las cosas de mi Padre?13, les dirá a María y a José cuando le encuentran en Jerusalén–, y al mismo tiempo es el perfecto Modelo de cómo hemos de cumplir este precepto y del aprecio que debemos tener por los vínculos familiares: vivió sujeto a la autoridad de sus padres14, y aprendió de San José su oficio15, ayudándole a sostener el hogar; realizó el primero de sus milagros a ruegos de su Madre16; escogió entre sus parientes a tres de sus discípulos17; y, antes de morir por nosotros en la Cruz, confió a Juan el cuidado de su Madre Santísima18; sin contar los innumerables milagros que realiza movido por las lágrimas o las palabras de una madre19 o de un padre20: al Señor le llegan con especial acento las oraciones de los padres cuando rezan por sus hijos.

Son muchas las manifestaciones en las que se hace realidad el Cuarto Mandamiento, en las que mostramos nuestra honra y nuestro amor hacia nuestros padres. «Los honramos cuando pedimos rendidamente a Dios que todas las cosas les sucedan próspera y felizmente, que gocen de la estima y respeto de los demás y que alcancen gracia ante el mismo Dios y ante los Santos que están en el Cielo.

»Además, honramos a nuestros padres cuando los socorremos con lo necesario para su sustento y una vida digna, como se comprueba por el testimonio de Cristo, al reprobar la impiedad de los fariseos... Ese deber es más exigente cuando se encuentran enfermos de peligro. Entonces hay que poner todos los medios para que no omitan la confesión, ni los demás sacramentos que deben recibir los cristianos (...).

»Por último, una vez difuntos, se honra a los padres cuidando sus exequias, sepulturas y funerales, elevando por ellos sufragios y las misas de aniversarios, y ejecutando fielmente cuanto mandaron en su testamento». Así se expresa y resume el Catecismo Romano21.

Si, por desgracia, los padres estuvieran lejos de la fe, el Señor nos dará gracia para realizar con ellos un apostolado lleno de aprecio y respeto, que consistirá, de ordinario, en oración y mortificación por ellos, y en el ejemplo de una conducta filial alegre, ejemplar, llena de cariño, junto con el empeño de buscar ocasiones para acercarles a quienes les puedan hablar de Dios con más autoridad, porque los hijos no pueden constituirse por iniciativa propia en maestros de sus padres.

III. El primer deber de los padres es amar a los hijos, con amor verdadero: interno, generoso, ordenado, con independencia de sus cualidades físicas, intelectuales o morales, y les sabrán querer con sus defectos. Deben amarlos en cuanto son sus hijos y porque lo son; y también porque son hijos de Dios. De ahí que sea deber fundamental de los padres amar y respetar la voluntad de Dios sobre sus hijos, más aún cuando reciben una vocación de entrega plena a Dios –incluso muchas veces la pedirán al Señor y la desearán para esos hijos–, porque «no es sacrificio entregar los hijos al servicio de Dios: es honor y alegría»22. Este amor debe ser operativo, que se traduzca eficazmente en obras. El verdadero amor se manifestará en el empeño esforzado para que sus hijos sean trabajadores, austeros, educados en el sentido pleno de la palabra... y, sobre todo, buenos cristianos. Que arraiguen en ellos los fundamentos de las virtudes humanas: la reciedumbre, la sobriedad en el uso de los bienes, la responsabilidad, la generosidad, la laboriosidad, que aprendan a gastar sabiendo las necesidades que muchos padecen actualmente en el mundo...

El amor verdadero llevará a los padres a preocuparse por el colegio donde estudian sus hijos, a estar muy pendientes de la calidad de la enseñanza que reciben, y de modo particular de la enseñanza religiosa, pues de ella puede depender su misma salvación. El amor a los hijos les moverá a buscar un lugar adecuado para la época de vacaciones y el descanso –con frecuencia sacrificando otros gustos o intereses–, evitando aquellos ambientes que harían imposible, o al menos muy difícil, la práctica de una verdadera vida cristiana. Los padres no deben olvidar que son administradores de un inmenso tesoro de Dios y que, por ser cristianos, no constituyen una familia más –y así lo enseñarán con oportunidad a sus hijos–, sino que forman una familia en la que Cristo está presente, lo cual les da unas características completamente nuevas. Esta realidad viva impulsará a los padres a ser ejemplares en toda ocasión (vida de familia, deberes profesionales, sobriedad, orden...). Y los hijos encontrarán en ellos el camino que conduce a Dios. «En el rostro de toda madre se puede captar un reflejo de la dulzura, de la intuición, de la generosidad de María. Honrando a vuestra madre, honraréis también a la que, siendo Madre de Cristo, es igualmente Madre de cada uno de nosotros»23.

Terminemos nuestra oración poniendo a nuestras familias bajo la protección de la Santísima Virgen y de los santos Ángeles Custodios.

1 Mc 7, 1-13. — 2 Ecl 3, 4-5, 7. — 3 Ex 20, 12. — 4 Cfr. Santo Tomás, Sobre el doble precepto de la caridad, Marietti, n. 1245. — 5 Cfr. ibídem, n. 1247. — 6 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1985, pp. 299-300. — 7 Mc 7, 11. — 8Cfr. B. Orchard y otros, Verbum Dei, Herder, Barcelona 1963, vol. III, in loc. — 9 Cfr.Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 48. — 10 Ef 3, 15.— 11 Mt 10, 37; cfr. también Lc 9, 60; 14, 2. — 12 Lc 9, 60. — 13 Lc 2, 49. — 14 Cfr. Lc 2, 51. — 15 Cfr.Mc 6, 3. — 16 Cfr. Jn 2, 1-11. — 17 Cfr. Mc 3, 17-18; 6, 3. — 18 Cfr. Jn 19, 26-27. —19 Cfr. Lc 7, 11-17; Mt 15, 22-28. — 20 Cfr. Mt 9, 18-26; 17, 14-20. — 21 Catecismo Romano, III, 5, nn. 10-12. — 22 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 22. — 23 Juan Pablo II, Alocución 10-I-1979.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Eulalia
Mártir
(año 304)

Eulalia significa: "la que habla bien" Eu = bien, Lal = hablar.

Santa Eulalia es una de las santas más famosas de España. Los datos acerca de su vida y de su muerte los encontramos en un himno que en honor de ella se escribe el poeta Prudencio en el siglo cuarto. Y allí se cuenta lo siguiente:

Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció el decreto del emperador Diocleciano prohibiendo a los cristianos dar culto a Jesucristo, y mandándoles que debían adorar a los falsos ídolos de los paganos. La niña sintió un gran disgusto por estas leyes tan injustas y se propuso protestar entre los delegados del gobierno.

Viendo la mamá que la jovencita podía correr algún peligro de muerte si se atrevía a protestar contra la persecución de los gobernantes, se la llevó a vivir al campo, pero ella se vino de allá y llegó a la ciudad de Mérida.

Eulalia se presentó ante el gobernador Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes que mandaban adorar ídolos y prohibían al verdadero Dios eran totalmente injustas y no podían ser obedecidas por los cristianos.

Daciano intentó al principio ofrecer regalos y hacer promesas de ayudas a la niña para que cambiara de opinión, pero al ver que ella seguía fuertemente convencida de sus ideas cristianas, le mostró todos los instrumentos de tortura con los cuales le podían hacer padecer horriblemente si no obedecía a la ley del emperador que mandaba adorar ídolos y prohibía adorar a Jesucristo. Y le dijo: "De todos estos sufrimientos te vas a librar si le ofreces este pan a los dioses, y les quemas este poquito de incienso en los altares de ellos". La jovencita lanzó lejos el pan, echó por el suelo el incienso y le dijo valientemente: "Al sólo Dios del cielo adoro; a El únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más".

Entonces el juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.

Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.

El culto de Santa Eulalia se hizo tan popular que hasta el gran San Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa. Y en la muy antigua lista de mártires de la Iglesia Católica, llamada "Martirologio romano", hay esta frase: "el 12 de febrero, se conmemora a Santa Eulalia, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Jesucristo".

Joven mártir Eulalia: a tu protección encomendamos tantas personitas jóvenes que en este tiempo tienen que enfrentarse, no y a los perseguidores que matan a quienes se niegan a ofrecer sacrificios a los ídolos, sino que tienen que oponerse a quienes quieren que dediquen su vida a la sensualidad, a las drogas, a los vicios, a las malas amistades y al pecado, que son monstruos mucho peores que los ídolos, y son perseguidores más crueles que los que mataban el cuerpo, porque lo que ellos matan es la vida del alma. Santa Eulalia: te recomendamos a nuestra juventud que vive en medio de tantos peligros y que corre cada día el riesgo de ser infiel a Cristo. Que de tan grandes peligros nos libre siempre el Señor.

Dijo Jesús: Quien sacrifica su vida por mi, la ganará para la vida eterna.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Benito de Aniane, Santo Monje, Febrero 12  

Benito de Aniane, Santo

Monje

Martirologio Romano: En el monasterio de San Cornelio de Indam, en Germania, tránsito de san Benito, abad de Aniano (o de Aniane), que propagó la Regla benedictina, confeccionó un Consuetudinario para uso de monjes y trabajó con empeño en la instauración de la liturgia romana (821).

Etimología: Benito = Benedicto = Aquel a que Dios bendice, es de origen latino.

Benito fue hijo de Aigulfo de Maguelone; servía de escanciador al rey Pepino y a su hijo Carlomagno. A la edad de veinte años resolvió buscar el Reino de Dios con todo su corazón. Tomó parte en la campaña de Lombardía, pero, después de haberse casi ahogado en Tesino, cerca de Pavía, tratando de salvar a su hermano, hizo voto de abandonar el mundo por completo. A su vuelta a Languedoc, confirmó su determinación por consejo de un ermitaño llamado Widmar, y fue a la abadía de Saint-Seine, a veinticuatro kilómetros de Dijon, donde lo admitieron como monje. Pasó allí dos años y medio aprendiendo la vida monástica y llegó al dominio de sí mismo por medio de severas austeridades. No satisfecho con guardar la regla de San Benito, practicaba otros puntos de perfección que encontró prescritos en las reglas de San Pacomio y San Basilio. Cuando el abad murió, los hermanos estaban dispuestos a elegirlo para que lo substituyera, pero no quiso aceptar el cargo, porque sabía que había monjes que se oponían a todo lo que fuera reforma sistemática.

Con este motivo, Benito abandonó Saint-Seine y, al regresar a Languedoc, construyó una pequeña ermita junto al arroyo Aniane, en sus propias tierras. Aquí vivió algunos años en privación voluntaria, orando continuamente a Dios para que le enseñara a hacer su voluntad. Algunos ermitaños, de los cuales uno era el santo Widmar, se pusieron bajo su dirección. Ganaban su sustento con el trabajo manual, vivían a pan y agua, excepto los domingos y grandes fiestas, cuando añadían un poco de vino o leche, si se los daban de limosna. El superior trabajaba con ellos en los campos y algunas veces se dedicaba a copiar libros. Cuando el número de sus discípulos aumentó, Benito dejó el valle y construyó un monasterio en un sitio más espacioso. Amaba tanto la pobreza, que por mucho tiempo utilizó cálices de madera o vidrio o peltre para celebrar la misa, y si le daban ornamentos valiosos de seda, los obsequiaba a otras iglesias. Sin embargo, posteriormente, cambió su modo de pensar sobre este punto, y construyó un claustro y una majestuosa iglesia adornada con pilares de mármol, y la dotó de cálices de plata, ricos ornamentos; además compró libros para la biblioteca. En breve tuvo muchos religiosos bajo su dirección. Al mismo tiempo, llevaba al cabo la inspección general de todos los monasterios de Provenza, Languedoc y Gascuña, y llegó a ser, con el tiempo, el director y supervisor de todos los monasterios del imperio; reformó a muchos con tan buen tino, que no encontró gran oposición. El que principalmente recibió su influencia fue el monasterio de Gellone, fundado por San Guillermo de Aquitania en 804.

Para tenerlo a la mano, el emperador Luis el Piadoso obligó a Benito primero a habitar en la abadía de Maurmünster, en Alsacia, y después, como todavía quería tenerlo más cerca, construyó un monasterio en el Inde, conocido más tarde como Cornelimünster, a unos 11 kilómetros de Aquisgrán, residencia del emperador y su corte. Benito vivió en el monasterio, pero continuó ayudando a la restauración de la observancia monástica por toda Francia y Alemania. A él se debe principalmente, la redacción de los cánones para la reforma de los monjes del concilio de Aquisgrán en 817. En ese mismo año presidió la asamblea de abades para poner en vigor el restablecimiento de la disciplina. Su estatutos, los Capitula de Aquisgrán, fueron añadidos a la regla de San Benito e impuestos a todos los monjes del imperio. Benito también escribió el "Codex Regularum" (Código de Reglas), una colección de todas las reglas monásticas existentes en su tiempo; compiló asimismo un libro de homilías para uso de los monjes, sacado de las obras de los Padres de la Iglesia; pero su obra más importante fue la "Concordia Regularum," la "Concordancia de Reglas," en la cual compara las reglas de San Benito de Nursia con las de otros patriarcas de la observancia monástica para mostrar su semejanza.

Este gran restaurador del monasticismo en el occidente, agotado por las mortificaciones y fatigas, sufrió mucho de continuas enfermedades en sus últimos días. En 821 murió tranquilamente, en Inde, a la edad de setenta y un años. Grande como era la energía e influencia de San Benito de Aniane, hay que admitir que su plan para una revolución pacífica de la vida monástica no pudo ser llevado al cabo como él había proyectado. De acuerdo con Edmund Bishop, la idea que tenía Benito y su patrono, el emperador Luis, era ésta:

Todas las casas habían de reducirse a una uniformidad absoluta de disciplinas, observancia, y aun hábito, de acuerdo con el modelo de Inde; se nombrarían visitadores para que vigilaran la observancia de la regla según las constituciones. El nuevo plan sería lanzado en la asamblea de abades en Aquisgrán en 817. "Pero planear es una cosa," el Sr. Bishop agrega, "y llevar al cabo es otra. Es claro que en la asamblea general de abades, Benito, respaldado como estaba por el emperador para conservar la paz y poder llevar a cabo reformas substanciales, tuvo que renunciar a muchos detalles de observancia que él estimaba mucho. Parece que esto mismo afirma su biógrafo y amigo Ardo, quien había observado todo personalmente. Sin embargo, los decretos de esta asamblea, de la cual era Benito al mismo tiempo autor, alma y vida fueron un punto decisivo en la historia de los benedictinos, porque éstos formaron la base de la legislación y práctica posterior. Después del gran fundador, Benito de Nursia, ningún otro hombre ha influido tanto en el monasticismo occidental como lo hizo el segundo Benito, el de Aniane." ("Liturgia Histórica," 1918, pp. 212-213).

Pocos de los entendidos en esta materia tienen tanto derecho para opinar sobre la historia monástica del siglo nueve, como Edmud Bishop.

Estas palabras suyas forman un tributo notable a la obra que el gran reformador monástico llevó al cabo; pero, como ha señalado Dom David Knowles, su influencia fue bastante diferente de la de Benito de Nursia: "Benito de Aniane nunca fue un guía espiritual para monjes."

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Humbelina, Beata Abadesa, Febrero 12  

Humbelina, Beata

Abadesa

Martirologio Romano: En el monasterio de July, en la región de Troyes, en Francia, beata Humbelina, priora, la cual, convertida por su hermano san Bernardo de una vida mundana, con el consentimiento de su marido abrazó la vida monástica (1136).

Etimología: Humbelinda = Aquella que guía a los suyos, es de origen germánico.

Modernamente, para crecer como persona creyente, es muy importante adherirse a un grupo. Este te ayuda mucho a madurar en tu camino de fe, y te alienta cuando te hace falta. Todos necesitamos sentirnos seres vivos. Y el grupo te impulsa justamente a eso.

Fue una religiosa del siglo XII. Su familia vivía tan profundamente la vida cristiana que todos fueron religiosos o religiosas.

Cuando detrás, en el fondo y enfrente de una persona se encuentra una familia a carta cabal, es normal que en ese ambiente reine la concordia y el afán por escalar la meta más importante de esta vida: la santidad.

Al hablar un día con su padre acerca de su vocación religiosa, éste le dijo: Mira la nieve que hay sobre el Monte Jura. Es muy bella la panorámica. Es cierto. Pero lo que más importa es que esa nieve se convertirá en el agua que riegue estas tierras.

Sin ella, todo sería u desierto en el que no crece nada.

Los monjes encerrados en los monasterios parecen inútiles, pero son la fuente de la que mana el bien espiritual para todos los demás.

Otra vez preguntaba Humbelina: ¿Cómo servir mejor a Dios?
Entonces habló con prudencia y alegría a su marido acerca de su propósito de meterse a monja.

Y sin dudarlo mucho, se marchó al convento de Jully, en que ya estaban su cuñada Isabel y su sobrina Adelina.

A la muerte de Isabel, fue ella quien ocupó el cargo de abadesa del monasterio.
Había una sana competición. La más sana que existe: luchar por ver quién es mejor y más santo o santa.

Su hermano san Bernardo le dijo un día que preveía que iba a ser santa. Cuando le llegó el momento final, fueron sus hermanos a verla pasar a la casa del padre.

Su culto fue confirmado en 1763.

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Fuente: santiebeati.it
Tomás Hemmeford y compañeros, Beatos Presbíteros y Mártires, Febrero 12  

Tomás Hemmeford y compañeros, Beatos

Presbíteros y Mártires

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Tomás Hemmeford, Jacobo Fenn, Juan Nutter, Juan Munden y Jorge Haydock, presbíteros, que, por fidelidad a la Iglesia romana y ante la pretensión de la reina Isabel I de atribuirse el primado en lo espiritual, fueron condenados a muerte, y descuartizados mientras aún respiraban (1584).

Tomás Hemmeford nació en Dorsetshire (hoy Dorset), un contado de Inglaterra. Estudió en Oxford y, convertido al catolicismo, fue a culminar sus estudios religiosos en el Colegio Inglés en Roma. Ordenado sacerdote en 1583 retornó a su patria.

Jacobo Fenn nació en Montacute, Inglaterra. Hizo sus estudios en el internado del Corpus Christi College y en el Gloucester Hall de la Universidad de Oxford. Se casó y fue profesor. Luego de enviudar, ingresó al colegio inglés en Reims (Francia) emprendiendo estudios religiosos, se ordenó de sacerdote en 1580.

Juan Nutter hermano del beato Robert Nutter, nació en Burnley, Inglaterra. Estudió en el Saint John´s College de Cambridge, pero para continuar sus estudios religiosos se cambió al colegio inglés en Reims (Francia). Fue ordenado sacerdote en 1581.

Juan Munden nació en Coltley, Inglaterra, estudió en el New College de Oxford, y sus estudios religiosos los sigue en el colegio inglés en Reims (Francia). Fue ordenado sacerdote en 1582.

Sus normales vidas sacerdotales tuvieron contexto dentro de la trágica persecución perpetrada contra la Iglesia Católica por los monarcas británicos. En aquel período la reina Isabel I, quien deseaba se reconociera su supremacía incluso en el ámbito espiritual, condenó a la muerte a muchos católicos por su fidelidad al Romano Pontífice, entre ellos a los jesuitas Tomás Hemmeford, Jacobo Fenn, Juan Nutter y Juan Munden, junto a Jorge Haydock, sacerdote del vicariato apostólico de Inglaterra. Todos ellos fueron descuartizados vivos en Tyburn, cerca de Londres, el 12 de febrero de 1584.

Estos mártires fueron beatificados el 15 de diciembre de 1929 por el Papa Pío XI, y desde ese día el Martirologió Romano conmemora el día de hoy su nacimiento al reino de los cielos.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Febrero 12  

Otros Santos y Beatos

Santos Saturnino y compañeros mártires de Abitinia, mártires
En Cartago, ciudad de África, conmemoración de los santos mártires de Abitinia, que durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, por haberse reunido para celebrar la eucaristía dominical en contra de lo establecido por la autoridad, fueron apresados por los magistrados de la colonia y los soldados de guardia. Conducidos a Cartago e interrogados por el procónsul Anulino, a pesar de los tormentos confesaron su fe cristiana y la imposibilidad de renunciar a la celebración del sacrificio del Señor, derramando su sangre en lugares y momentos distintos (304). Estos son los nombres: santos Saturnino, presbítero, con cuatro hijos: Saturnino junior y Félix, lectores, y María e Hilarión, aún niño; Dativo o Sanator, Félix, otro Félix, Emerito y Ampelio, lectores; Rogaciano, Quinto, Maximiano o Máximo, Telica o Tacelita, otro Rogaciano, Rogato, Januario, Casiano, Victoriano, Vicente, Ceciliano, Restituta, Prima, Eva, otro Rogaciano, Givalio, Rogato, Pomponia, Januaria, Saturnina, Martín, Clautos, Félix junior, Margarita, Mayor, Honorata, Victorino, Pelusio, Fausto, Daciano, Matrona, Cecilia, Victoria, Berectina, virgen cartaginesa, Secunda, Matrona y Januaria.

San Melecio, obispo
Conmemoración de san Melecio, obispo de Antioquía, que, por defender la fe de Nicea, fue exiliado varias veces y falleció mientras presidía el primer Concilio Ecuménico de Constantinopla. San Gregorio de Nisa y san Juan Crisóstomo exaltaron su figura (381).

San Antonio, "Cauleas", obispo
En Constantinopla (Estambul, hoy en Turquía), san Antonio, apellidado "Cauleas", obispo, que en tiempo del emperador León VI trabajó denodadamente para asegurar la paz y la unidad en la Iglesia (901).

San Ludano, laico
En el lugar de Northeim, en Alsacia, junto al río Ill, san Ludano, oriundo de Escocia, que descansó en el Señor mientras peregrinaba al sepulcro de los santos apóstoles (1202).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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