JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó:
"Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?"
Jesús le dijo:
"¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?"
El doctor de la ley contestó:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser; y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo:
"Has contestado bien; si haces eso vivirás".
El doctor de la ley para justificarse, le preguntó a Jesús:
"¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús le dijo:
"Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones los cuales le robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo un levita que pasó por allí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: "Cuida de él y lo que gastes demás te lo pagaré a mi regreso".
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?"
El doctor de la ley le respondió:
"El que tuvo compasión de él".
Entonces Jesús le dijo:
"Anda y haz tú lo mismo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
lun 27a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Señor Dios, tú eres mi auxilio y el único apoyo de mi vida; te ofrezco de corazón un sacrificio y te daré gracias, Señor, porque eres bueno.
Oración Colecta
Oremos:
Míranos, Señor, con amor y multiplica en nosotros los dones de tu gracia para que, llenos de fe, esperanza y caridad, permanezcamos siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Se levantó Jonás para huir del Señor
Lectura del libro del profeta Jonás 1, 1-16; 2, 1. 11
El Señor le dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay, y le dijo:
"Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predica en ella que su maldad ha llegado hasta mí". Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor, y llegó a Jafa, donde encontró un barco que salía para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para dirigirse a Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor desencadenó un gran viento sobre el mar y provocó una tormenta tan fuerte que el barco estaba a punto de naufragar. Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar cada uno a su dios; luego echaron al mar la carga para aligerar la nave.
Mientras tanto, Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo:
"Qué haces aquí durmiendo? Levántate e invoca a tu Dios, a ver si él se compadece de nosotros y no perecemos".
Luego se dijeron unos a otros:
"Echemos suertes para ver quién tiene la culpa de esta desgracia".
Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:
"Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia. ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?".
Él les respondió:
"Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra". Entonces aquellos hombres tuvieron mucho miedo y le dijeron:
"¿Por qué has hecho esto?" (Pues él acababa de decirles que iba huyendo del Señor). Y como el mar seguía encrespándose, le preguntaron:
"¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se calme?"
El les respondió:
"Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se calmará, pues sé que por mi culpa les ha sobrevenido esta tormenta tan fuerte".
Los hombres se pusieron a remar para alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía encrespándose en torno a ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo:
"Señor, no nos hagas morir por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de la muerte de un inocente, ya que es clara tu voluntad".
Entonces levantaron a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor; le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas. Dispuso el Señor que una ballena se tragara a Jonás, el cual estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches. Entonces el Señor le ordenó a la ballena que vomitara a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 2
En el peligro grité al Señor y me atendió.
En el peligro grité al Señor y me atendió. Desde el vientre del abismo te pedí auxilio y me escuchaste.
En el peligro grité al Señor y me atendió.
Me habías arrojado al fondo, en alta mar, me rodeaba la corriente, tus torrentes y tus olas me arrollaban.
En el peligro grité al Señor y me atendió.
Entonces pensé: Me has arrojado de tu presencia; ¿quién pudiera ver otra vez tu santo templo?
En el peligro grité al Señor y me atendió.
Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor y llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo.
En el peligro grité al Señor y me atendió.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo dice el Señor: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.
Evangelio
¿Quién es mi prójimo?
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó:
"Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?"
Jesús le dijo:
"¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?"
El doctor de la ley contestó:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser; y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo:
"Has contestado bien; si haces eso vivirás".
El doctor de la ley para justificarse, le preguntó a Jesús:
"¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús le dijo:
"Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones los cuales le robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo un levita que pasó por allí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: "Cuida de él y lo que gastes demás te lo pagaré a mi regreso".
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?"
El doctor de la ley le respondió:
"El que tuvo compasión de él".
Entonces Jesús le dijo:
"Anda y haz tú lo mismo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que con la muerte de tu Hijo llevaste a término y perfección los sacrificios de la antigua alianza, acepta y bendice estos dones, como aceptaste y bendijiste los de Abel, para que lo que cada uno te ofrece, sea de provecho para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Para perpetuar su amor, el Señor nos ha dejado el memorial de sus prodigios, y ha dado a sus amigos el signo de un banquete que les recuerde para siempre su alianza.
Oración después de la comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana para poder vivir como hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 3/10 San Francisco de Borja ( religioso, blanco)
Antífona de Entrada
Estos son los santos que recibieron la bendición la bendición del Señor, a los que hizo justicia el Dios de salvación; éste es el grupo que busca al Señor.
Oración Colecta
Oremos:
¡Oh Dios!, que has llamado a san Ignacio de Borja para que buscase tu reino sobre todas las cosas por el camino de la caridad perfecta; concédenos que, fortalecidos por su intercesión, avancemos con espíritu de alegría en el camino del amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lo que para mí era ganancia, lo he estimado como perdida
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
3, 7-14
Hermanos: Lo que para mí era ganancia, por Cristo, lo he estimado como pérdida. Y más todavía: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo. Y aunque poseo el premio, porque Cristo Jesús me lo ha entregado, hermanos, yo a mí mismo me considero corno si aún no hubiera conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Vengan conmigo, dice el Señor, y los haré pescadores de hombres.
Aleluya.
Evangelio
El que se humilla será enaltecido
†Lectura de l santo Evangelio según san Lucas
18, 9-14
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús esta parábola por algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos, y despreciaban a los demás:
"Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era un fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo".
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador".
Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, escucha con bondad nuestra súplica y protégenos con la intercesión de tus santos, para que tributemos siempre un culto digno a tu divina Majestad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Prefacio
La gloria de los santos
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo.
Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por este sacramento que hemos recibido, concédenos, Señor, imitar a san Francisco de Borja en su caridad y en su celo apostólico, para que gustemos los frutos de tu amor y no entreguemos a la salvación de nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
27ª semana. Lunes
Y CUIDÓ DE ÉL
— Cristo es el Buen samaritano, que baja del Cielo para curarnos.
— Compasión efectiva y práctica para quien nos necesita.
— Caridad con los más próximos.
I. La parábola del Buen Samaritano que leemos en la Misa1, y que solo recoge San Lucas, es uno de los relatos más bellos y entrañables del Evangelio. En ella, el Señor nos enseña quién es nuestro prójimo y cómo se ha de vivir la caridad con todos. Es posible que el Señor no se encontrara lejos de la ruta que lleva de Jericó a Jerusalén, pues muchas veces revestía sus enseñanzas con detalles tomados de las circunstancias que le rodeaban. Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto.
Muchos Padres de la Iglesia y escritores cristianos antiguos identifican a Cristo con el Buen Samaritano2; el hombre que cayó en manos de los ladrones es figura de la humanidad herida y despojada de sus bienes por el pecado original y los pecados personales. "Despojaron al hombre de su inmortalidad, y lo cubrieron de llagas, inclinándole al pecado"3, afirma San Agustín. Y San Beda comenta que los pecados se llaman heridas porque por ellos se destruye la integridad de la naturaleza humana4. Los salteadores del camino son el demonio, las pasiones que incitan al mal, los escándalos...; el levita y el sacerdote que pasaron de largo simbolizan la Antigua Alianza, incapaces de curar. La posada era el lugar donde todos pueden refugiarse y representa a la Iglesia. "... ¿Qué le habría ocurrido al pobre judío, si el samaritano se hubiera quedado en su casa? ¿Qué habría ocurrido a nuestras almas si el Hijo de Dios no hubiera emprendido su viaje?"5. Pero Jesús, movido por la compasión y la misericordia, se acercó al hombre, a cada hombre, para curar sus llagas, haciéndolas suyas6. En esto se demostró el amor de Dios hacia nosotros, en que envió a su Hijo Unigénito al mundo para que por Él tengamos vida... Queridos –escribe San Juan a los primeros fieles–, si así nos amó Dios también nosotros debemos amarnos los unos a los otros7.
"La parábola del Buen Samaritano está en profunda armonía con el comportamiento de Cristo mismo"8, pues toda su vida en la tierra fue un continuo acercarse al hombre para remediar sus males materiales o espirituales. Esta misma compasión hemos de tener nosotros, de tal manera que nunca pasemos de largo ante el sufrimiento ajeno. Aprendamos de Jesús a pararnos, sin prisas, ante quien, con las señales de su mal estado, está pidiendo socorro físico o espiritual. En la caridad atenta, los demás verán a Cristo mismo que se hace presente en sus discípulos.
II. La parábola tuvo su origen en la pregunta de un doctor de la ley, que le interpeló: ¿Quién es mi prójimo? Para que a todos quedara claro, el Señor hizo desfilar ante el herido diversos personajes: Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote; y viéndole pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino llegó hasta él, y al verlo se movió a compasión, y acercándose vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino, lo hizo subir en su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó.
Quiere enseñarnos Jesús que nuestro prójimo es todo aquel que está cerca de nosotros –sin distinción de raza, de afinidades políticas, de edad...– y necesite nuestro socorro. El Maestro nos ha dado ejemplo de lo que debemos hacer nosotros. "Este Samaritano (Cristo) lavó nuestros pecados, sufrió por nosotros, cargó con el hombre medio muerto, llevándole a la posada, esto es, a la Iglesia, que recibe a todos y que no niega su auxilio a nadie, y a la cual nos convoca Jesús diciendo: Venid a Mí... (Mt 11, 28). Una vez que le llevó a la posada, no se marchó inmediatamente, sino que se quedó con él una jornada entera, cuidándole día y noche... Cuando a la mañana siguiente quiere marcharse, da de su buen dinero dos denarios y encarga al posadero, a los ángeles de su Iglesia, que cuiden y lleven al Cielo al que Él había cuidado en las angustias de este tiempo"9.
El Señor nos anima a una compasión efectiva y práctica, que pone el remedio oportuno, ante cualquier persona que encontremos lastimada en el camino de la vida. Estas heridas pueden ser muy diversas: lesiones producidas por la soledad, por la falta de cariño, por el abandono; necesidades del cuerpo: hambre, vestido, casa, trabajo...; la herida profunda de la ignorancia...; llagas en el alma producidas por el pecado, que la Iglesia cura en el sacramento de la Penitencia, pues Ella "es la posada, colocada en el camino de la vida, que recibe a todos los que llegan, cansados del viaje o cargados con los sacos de sus culpas, en donde, dejando la carga de los pecados, el viajero fatigado descansa y, después que ha descansado, se repone con saludable alimento"10.
Debemos poner los medios para remediar esas situaciones de indigencia, como Cristo mismo lo haría en esas circunstancias. ¡Qué buenos medios son la caridad y la compasión para identificarnos con el Maestro! "Bajo sus múltiples formas –indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas y psíquicas y, por último, la muerte– la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad de salvación. Por ello, la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí mismo (Mt 8, 17) e identificarse con los más pequeños de sus hermanos (Mt 25, 40; 45). También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia, que, desde sus orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos"11.
Cuando nos acerquemos a quien padece necesidad hemos de hacerlo con una caridad eficaz y poniendo el corazón, haciendo nuestra aquella miseria que tratamos de remediar. Advierte un autor clásico castellano que "el que de veras desea acertar a contentar a Dios, entienda que una de las cosas principales que para esto sirven es el cumplimiento de este mandamiento de amor, con tal que este amor no sea desnudo y seco, sino acompañado de todos los afectos y obras que del verdadero amor se suelen seguir, porque de la otra manera no merecería el nombre de amor..."12. Y añade a continuación: "debajo de este nombre de amor, entre otras muchas cosas, se encierran señaladamente estas seis, conviene a saber: amar, aconsejar, socorrer, sufrir, perdonar y edificar"13.
III. La parábola del Buen Samaritano nos indica "cuál debe ser la relación de cada uno de nosotros con el prójimo que sufre. No nos está permitido pasar de largo, con indiferencia, sino que debernos pararnos junto a él. Buen samaritano es todo hombre, que se para junto al sufrimiento de otro hombre de cualquier género que ese sea"14. Dios nos pone al prójimo con sus necesidades y carencias en el camino de la vida, y el amor hace lo que la hora y el momento exigen. No siempre son actos heroicos y difíciles; por el contrario, muchas veces el Señor nos pide una sonrisa, una palabra de aliento, un buen consejo, saber callar ante una palabra molesta o impertinente, visitar a un amigo que se encuentra enfermo o un poco solo, ejercitarnos en las muestras de educación habituales, como el saludo, dar las gracias... Hay profesiones –señalaba el Papa Juan Pablo II– que son una continua obra de misericordia, como en el caso del médico o de la enfermera15... Pero cualquier oficio exige un trato atento, compasivo y respetuoso con las personas con las que el trabajo nos pone en relación. Hemos de ejercitarnos en ver a Cristo en las personas que tratamos.
A todos hemos de acercarnos en sus necesidades espirituales y materiales, pero, porque la caridad es ordenada, debemos dirigirnos de modo muy particular a quienes están más próximos porque Dios los ha puesto –hermanos en la fe, familia, amigos, compañeros de trabajo...– o porque ha querido, a través de las circunstancias de la vida, que pasemos a su lado para cuidarles. "Pues si tan misericordioso y humano fue un samaritano hacia un desconocido, ¿quién nos perdonará si descuidamos a nuestros hermanos en males mayores?", se pregunta San Juan Crisóstomo. Y, después de aconsejar que no indaguemos por qué otros no lo han hecho –especialmente si son heridas del alma–, dice: "Cúrale tú y no pidas a nadie cuenta de su negligencia. Si encontrases una moneda de oro, a buen seguro que no pensarías: ¿por qué no la ha hallado otro? Al contrario, correrías a tomarla cuanto antes. Pues has de saber que cuando encuentras a tu hermano herido, has encontrado algo que vale más que un tesoro: el poder cuidarle"16. No dejemos de hacerlo.
1 Lc 10, 25-37. — 2 Cfr. San Agustín, Sermón sobre las palabras del Señor, 37. — 3 ídem, en Catena Aurea, vol. V, p. 513. — 4 Cfr. San Beda, Comentario al Evangelio de San Lucas, in loc. — 5 R. A. Knox, Sermones pastorales, Rialp, Madrid 1963, p. 140. — 6 Is 53, 4; Mt 8, 17; 1 Pdr 2, 24; 1 Jn 3, 5. — 7 1 Jn 4, 9-11. — 8 Juan Pablo II, Carta Apost. Salvifici doloris, 11-II-1984, 28. — 9 Orígenes, Homilía 34 sobre San Lucas. — 10 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. VI, p. 519. — 11 S. C. para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 22-III-1986, 68. — 12 Fray Luis de Granada, Guía de pecadores, 1, 2, 16. — 13 Ibídem. — 14 Juan Pablo II, loc. cit., 28. — 15 Ibídem, 29. — 16 San Juan Crisóstomo, Contra ludeos, 8.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Francisco de Borja
Año 1572
Señor: que como tu amigo Francisco de Borja sepamos dominar el cuerpo y el orgullo
y dedicarnos con todas nuestras fuerzas y cualidades a obtener
que las gentes te amen más y te sirvan mejor. Amén.
Domino mi cuerpo para no ser descalificado en el día final (San Pablo).
La familia española Borja o Borgia se hizo célebre cuando Alfonso Borgia fue elegido papa con el nombre de Calixto III y luego cuando otro Borgia fue nombrado Pontífice y se llamó Alejandro VI. Este Borgia antes de ser Pontífice había tenido cuatro hijos, y uno de ellos fue el padre de nuestro santo.
Francisco de Borja era nieto del Papa Alejandro VI por parte del padre; nieto del rey Fernando de Aragón por parte de la madre, primo del emperador Carlos Quinto e hijo del Duque de Gandía.
En su familia se preocuparon porque el joven recibiera la mejor educación posible y fue enviado a la corte del emperador para que allí aprendiera el arte de gobernar. Esto le fue de gran utilidad para los cargos que tuvo que desempeñar más tarde.
Contrajo matrimonio con Leonor de Castro, una joven de la corte del emperador y tuvo seis hijos. Su matrimonio duró 17 años y fue un modelo de armonía y de fidelidad.
El emperador Carlos V lo nombró virrey de Cataluña (con capital Barcelona) región que estaba en gran desorden y con muchas pandillas de asaltantes. Francisco puso orden prontamente y demostró tener grandes cualidades para gobernar. Más tarde cuando sea Superior General de los jesuitas dirá: "El haber sido gobernador de Cataluña me fue muy útil porque allá aprendí a tomar decisiones importantes, a hacer de mediador entre los que se atacan, y a ver los asuntos desde los dos puntos de vista, el del que ataca y el del que es atacado".
La reina de España era especialmente hermosa, pero murió en plena juventud, y Francisco fue encargado de hacer llevar su cadáver hasta la ciudad donde iba a ser sepultada. Este viaje duró varios días, y al llegar al sitio de su destino, abrieron el ataúd para constatar que sí era ese el cadáver de la reina. Pero en aquel momento el rostro de la difunta apareció tan descompuesto y maloliente, por la putrefacción que Francisco se conmovió hasta el fondo de su alma, y se propuso firmemente: "Ya nunca más me dedicaré a servir a jefes que se me van a morir". En adelante se propone dedicarse a servir únicamente a Cristo Jesús que vive para siempre.
La gente empezó a notar que la vida y el comportamiento del virrey Francisco cambiaban de manera sorprendente. Ya no le interesaban las fiestas mundanas, sino los actos religiosos. Ya no iba a cacerías y a bailes, sino a visitar pobres y a charlar con religiosos y sacerdotes. Un obispo escribía de él en ese tiempo: "Don Francisco es modelo de gobernantes y un caballero admirable. Es un hombre verdaderamente humilde y sumamente bondadoso. Un hombre de Dios en todo el sentido de la palabra. Educa a sus hijos con un esmero extraordinario y se preocupa mucho por el bienestar de sus empleados. Nada le agrada tanto como la compañía de sacerdotes y religiosos". Algunos criticaban diciendo que un gobernador no debería ser tan piadoso, pero la mayor parte de las personas estaban muy contentas al verlo tan fervoroso y lleno de sus virtudes.
En 1546 murió su santa esposa, la señora Leonor. Desde entonces ya Francisco no pensó sino en hacerse religioso y sacerdote. Escribió a San Ignacio de Loyola pidiéndole que lo admitiera como jesuita. El santo le respondió que sí lo admitiría, pero que antes se dedicara a terminar la educación de sus hijos y que aprovechara este tiempo para asistir a la universidad y obtener el grado en teología. Así lo hizo puntualmente (San Ignacio le escribió recomendándole que no le contara a la gente semejante noticia tan inesperada, "porque el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo").
En 1551, después de dejar a sus hijos en buenas posiciones y herederos de sus muchos bienes, fue ordenado como sacerdote, religioso jesuita. Esa fue "la noticia del año" y de la época, que el Duque de Gandía y gobernador de Barcelona lo dejaba todo, y se iba de religioso, y era ordenado sacerdote. El gentío que asistió a su primera misa fue tan extraordinario que tuvo que celebrarla en una plaza.
En 1554 fue nombrado por San Ignacio como superior de los jesuitas en España. Dicen que él fue propiamente el propagador de dicha comunidad en esas tierras. Con sus cualidades de mando organizó muy sabiamente a sus religiosos y empezó a enviar misioneros a América. El número de casas de su congregación creció admirablemente.
Lo primero que se propuso fue dominar su cuerpo por medio de fuertes sacrificios en el comer y beber y en el descanso. Era gordo y robusto y llegó a adelgazar de manera impresionante. Al final de su vida dirá que al principio de su vida religiosa y de su sacerdocio exageró demasiado sus mortificaciones y que llegaron a debilitar su salud.
Otro de sus grandes sacrificios consistió en dominar su orgullo. Los primeros años de su vida religiosa los superiores lo humillaron más de lo ordinario, para probar si en verdad tenía vocación. A él, que había sido Duque y gobernador, le asignaron en la comunidad el oficio de ayudante del cocinero, y su oficio consistía en acarrear el agua y la leña, en encender la estufa y barrer la cocina. Cuando se le partía algún plato o cometía algún error al servir en el comedor, tenía que pedir perdón públicamente de rodillas, delante de todos. Y jamás se le oyó una voz de queja o protesta. Sabía que si no dominaba su orgullo nunca llegaría a la santidad.
Una vez el médico le dijo al hacerle una curación dolorosa: "Lo que siento es que a su excelencia esto le va a doler". Y él respondió: "Lo que yo siente es que usted le diga excelencia a semejante pecador".
Cuando la gente lo aplaudía o hablaba muy bien de él, se estremecía de temor. Un día afirmaba: "Soy tan pecador, que el único sitio que me merezco es el infierno". A otro le decía: "Busqué un puesto propio para mí en la Biblia, y vi que el único que me atrevería a ocupar sería a los pies de Judas el traidor. Pero no lo pude ocupar, porque allí estaba Jesús lavándole los pies". Así de humildes son los santos.
Al morir San Ignacio lo reemplazó el Padre Laínez. Y al morir éste, los jesuitas nombraron como Superior General a San Francisco de Borja. Durante los siete años que ocupó este altísimo cargo se dedicó con tan grande actividad a su oficio, que ha sido llamado por algunos, "el segundo fundador de los jesuitas". Por todas partes aparecieron casas y obras de su comunidad, y mandó misioneros a los más diversos países del mundo. El Papa y los Cardenales lo querían muchísimo y sentían por él una gran admiración. Organizó muy sabiamente los noviciados para sus religiosos y con su experiencia de gobernante dio a la Compañía de Jesús una organización admirable.
El Sumo Pontífice envió un embajador a España y Portugal a arreglar asuntos muy difíciles y mandó a San Francisco que lo acompañara. La embajada fue un fracaso, pero por todas partes las gentes lo aclamaron como "el santo Duque" y sus sermones producían muchas conversiones.
Al volver a Roma se sintió muy debilitado. Se había esforzado casi en exceso por cumplir sus deberes y se había desgastado totalmente. Y el 30 de septiembre de 1572 entregó su alma al Creador. Uno de los que trataron con él exclamó al saber la noticia de su muerte: "Este fue uno de los hombres más buenos, más amables y más notables que han pisado nuestro pobre mundo".
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Dionisio el Areopagita, Santo Discípulo de San Pablo, Octubre 3
Discípulo de San Pablo Martirologio RomanoConmemoración de san Dionisio Areopagita, que se adhirió a Cristo al escuchar al apóstol san Pablo hablando ante el Areópago, y fue primer obispo de Atenas (s. I). |
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Juliano de Palermo, Beato Monje, Octubre 3
Monje del siglo XV Etimología: Juliano = de cabellera abundante y rizada. Viene de la lengua griega. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Domingo Spadafora, Beato Presbítero dominíco, Octubre 3
Presbítero Dominico Martirologio Romano: En Montecerignone, de la Romagna, beato Domingo Spadafora, presbítero de la Orden de Predicadores, que trabajó diligentemente en el ministerio de la predicación (1521). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Gerardo de Brogne, Santo Abad, Octubre 3
Abad Martirologio Romano: En la región de Namur, en Lotaringia, san Gerardo, primer abad del monasterio de Brogne, que él mismo había fundado. Trabajó para instaurar la disciplina monástica en Flandes y Lotaringia, y ayudó a muchos monasterios a recuperar la observancia primitiva (959). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Quintín, San Mártir, Octubre 3
Mártir Martirologio Romano: En la región de la Galia Turonense, san Quintín, mártir (s. VI) |
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Ambrosio Francisco Ferro y 29 compañeros mártires, Beatos Mártires de Brasil, 3 de octubre
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Evaldo el Blanco y Evaldo el Negro, Santos Presbíteros y Mártires, Octubre 3
Presbíteros y Mártires Martirologio Romano: Entre los sajones, dos santos mártires de nombre Ewaldo, uno llamado Negro y el otro Blanco, ambos presbíteros y oriundos de Inglaterra, que,siguiendo el ejemplo de san Willibrordo y sus compañeros, pasaron a evangelizar a los sajones y, habiendo comenzado a predicar a Cristo, fueron apresados por los paganos, consumando el martirio (695). |
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Fuente: MadreGuadalupe.com
María Guadalupe (María Francisca) Ricart Olmos, Beata Religiosa y Mártir, Octubre 3
Primera Mártir Servita Martirologio Romano: En la aldea de Silla, cerca de Valencia, en España, beata María Guadalupe (María Francisca) Ricart Olmos, religiosa de la Orden de los Siervos de María y mártir, que en la misma persecución recibió el martirio por su testimonio en favor de Cristo (1936). Oración
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Szilard Ignác Bogdánffy, Venerable Obispo y Mártir, 3 de octubre
Obispo y MártirEn la prisión de Aiud, Transilvania (Rumania), venerable Szilard Ignác Bogdánffy, Obispo Auxiliar de Satu Mare y Oradea, mártir durante la ocupación comunista en Rumania († 1953) Szilard Ignác Bogdánffy nació el 21 de febrero 1911 en la localidad de Feketetó de Banat del Norte (después condado Torontál de Hungría, hoy en Serbia), donde su padre ejerció la función docente. En 1920 la familia se trasladó a Cruceni, donde su padre Szilard Bogdánffy recibió un nuevo puesto de profesor. En 1925 se trasladaron a Timisoara. |
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Fuente: Martirologio Romono
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Octubre 3
Santa Cándida, mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
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