JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente preguntó a Jesús:
"¿Qué señal puedes ofrecernos para que, al verla, te creamos? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió:
"Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron:
"Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les contestó:
"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mar 3a. Sem Pascua
Alabemos a nuestro Dios todos cuantos lo tememos, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Mesías. Aleluya.
Oremos:
Dios nuestro, tú que abres las puertas de tu Reino a quienes renacen del agua y del Espíritu, haz fructificar en nosotros la gracia del bautismo para que, libres de toda culpa, podamos alcanzar la herencia que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Llenen la tierra y sométanla
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 7, 51-60; 8, 1
En aquellos días, Esteban decía a la gente, a los ancianos y a los escribas:
"Ustedes, hombres testarudos, tercos y sordos, siempre se han resistido al Espíritu Santo. Eso hicieron sus antepasados y lo mismo hacen ustedes. ¿A qué profeta no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del Justo, a quien ustedes acaban de traicionar y asesinar.
Ustedes recibieron la ley por mediación de ángeles, pero no la han cumplido".
Al oír esto, se llenaron de rabia y apenas podían contener su furor contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, mirando fijamente al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y exclamó:
"Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".
Ellos, dando grandes gritos se taparon los oídos, se lanzaron como un solo hombre contra él, lo sacaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos habían dejados sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba así;
"Señor Jesús, recibe mi espíritu".
Luego cayó de rodillas, y gritó con fuerte voz:
"Señor, no les tengas en cuenta este pecado".
Y dicho esto, murió.
Saulo aprobaba este asesinato.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 30, 3cd-4.6-7d y 8a.17 y 21ab
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Señor, sé para mí roca de amparo y fortaleza protectora. Tú eres mi roca y mi fortaleza; guíame y condúceme por el honor de tu nombre.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
A tus manos confío mi espíritu: tú el Dios fiel, me rescatarás; yo confío en el Señor. Me llenaré de júbilo y alegría por tu amor.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, sálvame por tu amor. Al amparo de tu presencia nos ocultas de las intrigas de los hombres.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan de la vida, dice el Señor, el que viene a mí ya no tendrá hambre.
Aleluya.
Es mi Padre quien da el verdadero pan
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente preguntó a Jesús:
"¿Qué señal puedes ofrecernos para que, al verla, te creamos? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió:
"Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron:
"Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les contestó:
"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar
el himno de tu gloria:
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 2/05 San Atanasio (obispo y doctor de la Iglesia, blanco)
Antífona de Entrada
En la asamblea de da la palabra el Señor, lo llena de espíritu de sabiduría e inteligencia, lo viste con un traje de honor.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que le has dado un doctor a tu Iglesia en la figura de tu obispo san Atanasio; haz que todo cuanto él enseñó bajo el magisterio del Espíritu, arraigue para siempre en nuestros corazones; y el que, por gracia tuya, es nuestro protector, sea también nuestro abogado y atraiga sobre nosotros tu misericordia.
Por nuestro, Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Te daré un corazón sabio y prudente
Lectura del primer libro de los Reyes 3, 11-14
En aquellos días dijo el Señor a Salomón:
"Por haber pedido esto, y no una vida larga, ni riquezas , ni la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para acertar en el gobierno, te daré lo que has pedido: un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes de ti ni lo habrá después de ti, Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama mayores que las de rey alguno. Y si caminas por mis sendas, guardando mis preceptos y mandatos, como hizo tu Padre David, te daré larga vida".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 188
Enséñame, Señor, tus leyes.
¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras.
Enséñame, Señor, tus leyes.
Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
Enséñame, Señor, tus leyes.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.
Enséñame, Señor, tus leyes.
Bendito eres, Señor; enséñame tus leyes.
Enséñame, Señor, tus leyes.
Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca.
Enséñame, Señor, tus leyes.
Mi alegría es el camino de tus preceptos más que todas las riquezas.
Enséñame, Señor, tus leyes.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Alumbre así nuestra luz a los hombres, para que vean nuestras buenas obras y den gloria a nuestro Padre.
Aleluya.
Evangelio
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 22-25
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles:
"Todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre.
El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Sea agradable a tus ojos, Señor, el sacrificio que te ofrecemos con gozo en la fiesta de san Atanasio, cuya vida y doctrina nos impulsan a alabarte con todo nuestro ser.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Este es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les reparta la ración a sus horas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que cuantos hemos sido fortalecidos con Cristo, verdadero pan de vida y único maestro de los hombres, aprendamos del ejemplo de san Atanasio a conocer tu verdad y a vivirla con amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Pascua. 3ª semana. Martes
RECTITUD DE INTENCIÓN
— Pureza de intención y presencia de Dios. Actuar de cara a Dios.
— Vigilantes ante las alabanzas y elogios. "Para Dios toda la gloria". Rectificar.
— Examinar los motivos que mueven nuestras acciones. Omisiones en el apostolado por falta de rectitud de intención.
I. La vida de los primeros fieles y su testimonio en el mundo nos dan a conocer su temple y valentía. No tenían como norma de conducta aquello que era más fácil o más cómodo o más popular, sino el cumplimiento acabado de la voluntad de Dios. "No hacían caso de los peligros de la muerte (...), ni de su pequeño número, ni de la multitud de sus contrarios, ni del poder, fuerza y sabiduría de sus enemigos; porque tenían fuerzas mayores que todo eso: el poder de Aquel que había muerto en la Cruz y había resucitado"1. Tenían la mirada fija en Cristo, que dio su vida por todos los hombres. No buscaban su gloria personal ni el aplauso de sus conciudadanos. Actuaban con rectitud de intención, con la mirada puesta en su Señor. Esto es lo que permite decir a San Esteban en el momento de su martirio: Señor, no les tengas en cuenta su pecado2, como leemos en la Misa de hoy.
La intención es recta cuando Cristo es el fin y el motivo de nuestras acciones. "La pureza de intenciones no es más que presencia de Dios: Dios nuestro Señor está presente en todas nuestras intenciones. ¡Qué libre estará nuestro corazón de todo impedimento terrenal, qué limpia será nuestra mirada y qué sobrenatural todo nuestro modo de obrar cuando Jesucristo reine de verdad en el mundo de nuestra intimidad y presida toda nuestra intención!"3.
Por el contrario, quien busca la aprobación ajena y el aplauso de los demás puede llegar a deformar la propia conciencia: Se puede entonces tomar como criterio de actuación "el qué dirán" y no la voluntad de Dios. La preocupación por la opinión de los demás podría transformarse en miedo al ambiente; se llegaría fácilmente entonces a neutralizar la actividad apostólica de los cristianos, quienes "han tomado sobre sí una tarea urgente que han de cumplir en la tierra"4: la evangelización del mundo.
En ocasiones, por no desentonar con el ambiente, se comienza con facilidad a no ser del todo coherente con los principios. Se cae en la tentación de inclinarse hacia el lado en que es más fácil recoger sonrisas y cumplidos, o, en el mejor de los casos, del lado de la mediocridad. Es lo que ocurrió con los fariseos. "Ella (la vanagloria y la cobardía) fue la que los apartó de Dios; ella les hizo buscar otro teatro para sus luchas, y esto los perdió. Porque como se procura agradar a los espectadores que cada uno tiene, según los espectadores, tales son los combates que se realizan"5. Por el contrario, el que busca de verdad a Cristo ha de saber que su conducta –sobre todo si su vida se desarrolla en un medio poco cristiano– será impopular y combatida en muchas ocasiones.
Debemos procurar, en primer lugar, en nuestras actuaciones, agradar a Cristo. Si aún buscara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo6. Y el mismo San Pablo replicaba así a algunos fieles de Corinto que criticaban su apostolado: En cuanto a mí, muy poco se me da ser juzgado por vosotros o por cualquier otro tribunal, que ni aun a mí mismo me juzgo... Quien me juzga es el Señor7.
Los juicios humanos son a menudo errados y poco fiables. Solo Dios puede juzgar nuestras acciones y también nuestras intenciones. "Entre las sorpresas que nos esperan en el día del juicio, no será la menor el silencio que el Señor guardará sobre aquellas de nuestras acciones que nos valieron los aplausos de nuestros semejantes (...). En cambio, puede suceder que haya inscrito en nuestro activo algunas acciones que nos hayan atraído críticas, censuras (...). Nuestro juez es el Señor. Y a Él es a quien hemos de agradar"8. Preguntémonos muchas veces al día: ¿hago en este momento lo que debo?, ¿busco la gloria de Dios, o la propia vanidad, el quedar bien? Si somos sinceros en esas ocasiones, tendremos luz para rectificar la intención, si fuera necesario, y dirigirla al Señor.
II. Una mala intención destruye las mejores acciones; la obra puede estar bien hecha, incluso ser beneficiosa, pero, por estar corrompida en su fuente, pierde todo su valor a los ojos de Dios. La vanidad o el buscarse a uno mismo puede destruir, a veces totalmente, lo que podría haber sido una obra de santidad. Sin rectitud de intención equivocamos el camino.
En algunas ocasiones el recibir un pequeño elogio es un signo de amistad y puede ayudarnos en el camino del bien. Pero debemos dirigirlo con sencillez al Señor; además, una cosa es recibir un elogio, una señal de ser bien recibidos, y otra, el buscarlo. Y siempre hemos de estar atentos y vigilantes ante las alabanzas, pues "muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía (...), encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente (...). Y aquello que había de serle motivo de alabanza a Dios se le convierte en causa de separación"9.
El Señor señala en diversas ocasiones el pago de las buenas obras hechas sin rectitud de intención: ya recibieron su recompensa, dice refiriéndose a los fariseos que buscaban el ser alabados y considerados. Se ha obtenido lo que se había buscado: una mirada de aprobación, un gesto admirativo, una palabra elogiosa. Y de todo eso quedará solo humo en muy poco tiempo: nada para la eternidad. ¡Qué fracaso haber perdido tanto por tan poco! Dios recibe nuestras acciones –aunque sean pequeñas– si las hemos ofrecido con intención pura: hacedlo todo para la gloria de Dios10, nos aconseja San Pablo. Las dos pequeñas monedas que aquella pobre viuda echó en el cepillo del Templo11, se convirtieron en un gran tesoro en el Cielo.
El Señor contempla nuestra vida y tiene cada día la mano extendida para ver qué le ofrecemos: acepta aquello que verdaderamente hacemos por Él. De lo demás ya recibimos nuestra triste recompensa aquí abajo. "Pureza de intención. —Las sugestiones de la soberbia y los ímpetus de la carne los conocemos pronto... y peleas y, con la gracia, vences.
"Pero los motivos que te llevan a obrar, aun en las acciones más santas, no te parecen claros... y sientes una voz allá dentro que te hace ver razones humanas..., con tal sutileza, que se infiltra en tu alma la intranquilidad de pensar que no trabajas como debes hacerlo —por puro Amor, sola y exclusivamente por dar a Dios toda su gloria.
"Reacciona enseguida cada vez y di: "Señor, para mí nada quiero. —Todo para tu gloria y por Amor""12.
Qué estupenda jaculatoria para repetirla muchas veces: "Señor, para mí nada quiero. —Todo para tu gloria y por Amor". Nos ayudará a vivir el desprendimiento de tantas cosas y a rectificar la intención en muchas ocasiones.
III. Para ser personas de intención recta es conveniente examinar los motivos que mueven nuestras acciones: considerar en la presencia de Dios lo que nos induce a comportarnos de una manera o de otra, lo que nos lleva a reaccionar de este modo, si existen omisiones en nuestro apostolado por falsos respetos humanos, si nos amoldamos con facilidad a un ambiente poco cristiano, etcétera. A la luz de la fe podremos descubrir los puntos de cobardía o de vanagloria que puede haber en la conducta.
Nos indica el Señor una norma clara: cuando des limosna no lo vayas pregonando...13, no publicar lo que hacemos, no detenernos en lo que nos parece que hemos hecho bien. Ni en el momento de hacerlo, ni después: que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha. No dejar de hacer tampoco aquello que debemos.
Tenemos un testigo de excepción. Ninguno de nuestros actos pasa inadvertido ante nuestro Padre Dios. Nada le es indiferente, esto ya es recompensa suficiente, un gran motivo para rectificar la intención en el trabajo y en las obras de apostolado. "Una impaciente y desordenada preocupación por subir profesionalmente, puede disfrazar el amor propio so capa "de servir a las almas". Con falsía –no quito una letra–, nos forjamos la justificación de que no debemos desaprovechar ciertas coyunturas, ciertas circunstancias favorables...
"Vuelve tus ojos a Jesús: Él es "el Camino". También durante sus años escondidos surgieron coyunturas y circunstancias "muy favorables", para anticipar su vida pública. A los doce años, por ejemplo, cuando los doctores de la ley se admiraron de sus preguntas y de sus respuestas... Pero Jesucristo cumple la Voluntad de su Padre, y espera: ¡obedece!
"—Sin perder esa santa ambición tuya de llevar el mundo entero a Dios, cuando se insinúen esas iniciativas –ansias quizá de deserción–, recuerda que también a ti te toca obedecer y ocuparte de esa tarea oscura, poco brillante, mientras el Señor no te pida otra cosa: Él tiene sus tiempos y sus sendas"14.
Vigilancia nos pide el Señor, porque si nos descuidamos, buscaremos la recompensa de aquí abajo, y dejaremos de hacer el bien por cobardía, por respetos humanos, por miedo a la opinión de los demás. No nos vaya a suceder "como la nave, que ha realizado muchos viajes, y ha escapado de muchas tempestades, pero en el mismo puerto choca contra una roca y se le caen por la borda todos los tesoros que guardaba; así, quien, después de muchos trabajos, no rechaza el deseo de alabanzas, naufraga en el mismo puerto"15.
Somos más libres cuando hacemos las cosas solamente por Dios. Así no estamos supeditados al "qué dirán" ni a la gratitud humana, que es siempre frágil. La rectitud de intención nos ayuda a realizar un apostolado más fecundo en cualquier ambiente y en cualquier circunstancia, nos señala el camino de la libertad anterior.
1 San Juan Crisóstomo, Hom. sobre San Mateo, 4. — 2 Hech 7, 59. — 3 S. Canals, Ascética meditada, p. 143. — 4 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 93. — 5 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 72. — 6 Gal 1, 10. — 7 1 Cor 4, 3-4. — 8 G. Chevrot, En lo secreto, p. 33. — 9 San Gregorio Magno, Moralia, 10, 47-48. — 10 1 Cor 10, 31. — 11 Mc 12, 42. — 12 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 783. — 13 Mt 6, 2-4. — 14 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 701. — 15 San Juan Crisóstomo, Hom. de perect. Evang.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Atanasio, nombre que significa "inmortal", nació en Egipto, en la ciudad de Alejandría, en el año 295. Llegado a la adolescencia, estudió derecho y teología. Se retiró por algún tiempo a un yermo para llevar una vida solitaria y allí hizo amistad con los ermitaños del desierto; cuando volvió a la ciudad, se dedicó totalmente al servicio de Dios.
Era la época en que Arrio, clérigo de Alejandría, confundía a los fieles con su interpretación herética de que Cristo no era Dios por naturaleza.
Para considerar esta cuestión se celebró un concilio (el primero de los ecuménicos) en Nicea, ciudad del Asia Menor. Atanasio, que era entonces diácono, acompañó a este concilio a Alejandro, obispo de Alejandría, y con su doctrina, ingenio y valor sostuvo la verdad católica y refutó a los herejes y al mismo Arrio en las disputas que tuvo con él.
Cinco meses después de terminado el concilio con la condenación de Arrio, murió san Alejandro, y Atanasio fue elegido patriarca de Alejandría. Los arrianos no dejaron de perseguirlo y apelaron a todos los medios para echarlo de la ciudad e incluso de Oriente.
Fue desterrado cinco veces y cuando la autoridad civil quiso obligarlo a que recibiera de nuevo en el seno de la Iglesia a Arrio, excomulgado por el concilio de Nicea y pertinaz a la herejía, Atanasio, cumpliendo con gran valor su deber, rechazó tal propuesta y perseveró en su negativa, a pesar de que el emperador Constantino, en 336, lo desterró a Tréveris.
Durante dos años permaneció Atanasio en esta ciudad, al cabo de los cuales, al morir Constantino, pudo regresar a Alejandría entre el júbilo de la población. Inmediatamente renovó con energía la lucha contra los arrianos y por segunda vez, en 342, tuvo que emprender el camino del destierro que lo condujo a Roma.
Ocho años más tarde se encontraba de nuevo en Alejandría con la satisfacción de haber mantenido en alto la verdad de la doctrina católica. Pero llegó a tanto el encono de sus adversarios, que enviaron un batallón para prenderlo. Providencialmente, Atanasio logró escapar y refugiarse en el desierto de Egipto, donde le dieron asilo durante seis años los anacoretas, hasta que pudo volver a reintegrarse a su sede episcopal; pero a los cuatros meses tuvo que huir de nuevo. Después de un cuarto retorno, se vio obligado, en el año 362, a huir por quinta vez. Finalmente, pasada aquella furia, pudo vivir en paz en su sede.
San Atanasio es el prototipo de la fortaleza cristiana. Falleció el 2 de mayo del año 373. Escribió numerosas obras, muy estimadas, por las cuales ha merecido el honroso título de doctor de la Iglesia.
"Sed astutos como serpientes"
Remontaba el Nilo una noche, cuando notó que le seguían. Era la galera de la policía imperial. "¿Habéis visto a Atanasio?", preguntaron. "Precisamente, no está lejos". La nave cruzó ligera. Atanasio viró la suya y así escapó al peligro.
En otra oportunidad le acusan de haber estado con una prostituta. En pleno juicio, Atanasio envía a su asistente a preguntarle: "Juras que me conoces y que he hecho lo que acabas de declarar?" "Sí, lo juro" dice la meretriz, demostrando públicamente la falsedad del juicio.
Fuente: Heraldos del Evangelio, 2014
Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Fiesta de María Reparadora. Santos: Félix, Flaminia, Saturnino, Germán, Celestino, Exuperio, Ciriaco, Teódulo, Florencio, Eugenio, Longinos, Zoe, mártires; Antonino Pierozzi, confesor; Daniel, monje
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José María Rubio y Peralta, Santo Apóstol de Madrid, Mayo 2
Apóstol de Madrid Andaluz de nacimiento, pero madrileño de adopción, José María Rubio Peralta, más conocido como el Padre Rubio, nació en el almeriense pueblo de Dalías en 1864. Desde su más tierna infancia destaca por su humildad, sencillez, amor a Jesús, capacidad de sacrificio, sufrimiento, obediencia… Sencillo y callado, cursó sus estudios de seminarista en Granada y Madrid, donde fue ordenado sacerdote. Su primera misa la celebró en el altar de la Virgen de la Consolación, en la actual iglesia de San Isidro. Como sacerdote diocesano, desempeñó su ministerio como coadjutor en Chinchón, y párroco en Estremera.
una acción social imparable, que le valió el nombre de 'padre de los pobres' y el título póstumo de "Apóstol de Madrid". Desprendido y generoso, entrega su dinero, su ropa, su comida, su propio tiempo… Es un prodigio en caridad. Atiende y cuida a los enfermos, ayuda a los pobres, visita a barrios como La Ventilla, Entrevías… para llevar a Jesús e impulsar mediante voluntarios la creación de escuelas y la atención y ayuda a niños, jóvenes, adultos, enfermos, obreros… |
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Fuente: OsaNet.org
Guillermo Tirry, Beato Mártir, Mayo 2
Nacido en la ciudad de Cork (Irlanda) en el seno de una familia de comerciantes profundamente católica, de la que procedía un tío obispo con el mismo nombre, entró en la Orden de San Agustín, estudiando en Valladolid, París y Bruselas. Por obediencia a las decisiones de sus superiores, regresó a Irlanda algunos años antes del comienzo del levantamiento del Ulster (1641). En 1646 fue nombrado secretario del Padre provincial Driscoll, y en 1649 prior del convento de Skreen. Tras la llegada de Cromwell, que le hizo imposible el ejercicio de este oficio, sirvió a Fethard (Tipperary) como preceptor, ejerciendo ocultamente el ministerio sacerdotal. |
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Wiborada de San Gallo, Santa Virgen y Mártir, Mayo 2
Nacida en el siglo IX en Klingna, Aargau. Miembro de la nobleza Suavia. |
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Nicolás Hermansson, Beato Obispo, 2 de mayo
Obispo Martirologio Romano: En Linköping, en Suecia, beato Nicolás Hermansson, obispo, el cual, exigente consigo mismo, se entregó totalmente a su Iglesia y a los pobres, y recibió la custodia de las reliquias de Santa Brígida (1391).
Nicolás (Nils) Hermansson fue un destacado obispo y poeta de la Suecia medieval, estrechamente asociado con el Santa Brígida. Nicolás nació un Skanninge (Ostergotland). Temprano en la vida decidió ser un sacerdote. Estudió en París y Orleans; en su retorno a Suecia en 1358 fue canónigo en Linköping y Uppsala. En 1361 era al mismo tiempo archi-diácono y vicario general de la antigua e importante diócesis de Linköping, misma que administró durante la ausencia de su obispo. En 1374 fue elegido obispo de Linköping, cargo en el que lo ratificó el Papa Gregory XI, pero por la oposición del Rey Alberto no pudo tomar posesión hasta 1375. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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