jueves, 4 de mayo de 2017

[ † ] Jueves del Santísimo Sacramento. 05/05/2017. COMIENZA NOVENA 100 AÑOS DE FATIMA. San Florian ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente Aquél que ha venido de Dios ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma no muera".
Jesús añadió:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 3a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Cantemos al Señor; su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, muéstranos siempre ese amor que en estos días de Pascua nos has revelado con mayor claridad; y concédenos que, libres del error y del pecado, sigamos con fidelidad tus enseñanzas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, el ángel del Señor dijo a Felipe:
"Ponte en camino hacia el sur por la ruta que baja de Jerusalén a Gaza a través del desierto".
El se puso en camino. Al mismo tiempo un etíope, hombre de confianza y ministro de Candace, reina de los etíopes, y encargado de todos sus tesoros que había ido a Jerusalén en peregrinación, regresaba sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe:
"Acércate y ponte junto a esa carroza".
Felipe fue corriendo y, al oír que leía al profeta Isaías, le dijo:
"¿Entiendes lo que estás leyendo"?
El respondió:
"¿Cómo lo voy a entender, si nadie me lo explica?"
Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. El pasaje que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; como cordero, mudo ante el esquilador, tampoco él abrió su boca. Por ser humilde no se le hizo justicia. Nadie hablará de su descendencia, porque ha sido arrancado de la tierra.
El etíope preguntó a Felipe:
"Te ruego que me digas a quién se refiere el profeta, ¿a sí mismo o otro?"
Felipe tomó la palabra y, partiendo de este pasaje de la Escritura, le anunció la buena noticia de Jesús. Siguieron su camino y llegaron a un lugar donde había agua. Entonces el etíope dijo:
"Aquí hay agua. ¿Hay algún impedimento para que me bautices?"
Entonces, el etíope mandó detener la carroza, ambos se acercaron al agua y Felipe lo bautizó. Después de salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope no lo volvió a ver, pero continuó alegre su camino.
Por su parte, Felipe fue a parar a Asdod; y, desde allí, fue anunciada la buena noticia en todas las ciudades por las que iba pasando hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 65, 8-9.16-17.20

Tu salvación, Señor, es para todos.

Pueblos, bendigan a nuestro Dios, hagan oír con fuerza su alabanza: él nos conserva la vida, y no permite que tropiecen nuestros pies.
Tu salvación, Señor, es para todos.

Vengan a escuchar los que respetan a Dios, y les contaré lo que hizo a mi favor. Mi boca lo invocó, mi lengua lo alabó.
Tu salvación, Señor, es para todos.

Bendito sea Dios, que no ha rechazado mi súplica ni me ha retirado su amor.
Tu salvación, Señor, es para todos.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Aleluya.

Evangelio

Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo concede; y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente Aquél que ha venido de Dios ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que quien lo coma no muera".
Jesús añadió:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que por medio de estos dones, que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina; concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Cristo vive por siempre e intercede por nosotros

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos ante ti; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre.
Por eso, 
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para el que murió y resucitó por ellos. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Ven Señor, en ayuda de tu pueblo, y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, el gozo de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. 3ª semana. Jueves

EL PAN QUE DA LA VIDA ETERNA

— El anuncio de la Sagrada Eucaristía en la sinagoga de Cafarnaún. El Señor nos pide una fe viva. Himno Adoro te devote.

— El Misterio de fe. La transubstanciación.

— Los efectos de la Comunión en el alma: sustenta, repara y deleita.

I. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Este es el pan que baja del Cielo para que si alguien come de él no muera1. Es el sorprendente y maravilloso anuncio que hizo Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, que hoy leemos en el Evangelio de la Misa. Continúa el Señor: Yo soy el pan vivo que ha bajado del Cielo. Si alguno come de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo2.

Jesús revela el gran misterio de la Sagrada Eucaristía. Sus palabras son de un realismo tan grande que excluyen cualquier otra interpretación. Sin la fe, estas palabras no tienen sentido. Por el contrario, aceptada por la fe la presencia real de Cristo en la Eucaristía, la revelación de Jesús resulta clara e inequívoca, y nos muestra el infinito amor que Dios nos tiene.

Adoro te devote, latens deitas, quae sub his figuris vere latitas: te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias, decimos con aquel himno a la Sagrada Eucaristía que compuso Santo Tomás y que desde hace siglos fue adoptado por la liturgia de la Iglesia. Es una expresión de fe y de piedad, que puede servirnos para manifestar nuestro amor, porque constituye un resumen de los principales puntos de la doctrina católica sobre este sagrado Misterio.

Te adoro con devoción, Dios escondido..., repetimos en la intimidad de nuestro corazón, despacio, con fe, esperanza y amor. Quienes estaban aquel día en la sinagoga entendieron el sentido propio y realista de las palabras del Señor; de haberlo entendido en un sentido simbólico o figurado no les hubiera causado la extrañeza y confusión que San Juan describe a continuación, y no hubiera sido ocasión de que muchos le dejaran aquel día. Dura es esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?3, dicen mientras se marchan. Es dura –sigue siendo dura– para quienes no están bien dispuestos, para quienes no admiten sin sombra alguna que Jesús de Nazaret, Dios, que se hizo hombre, se comunica de este modo a los hombres por amor. Te adoro, Dios escondido, le decimos nosotros en nuestra oración, manifestándole nuestro amor, nuestro agradecimiento y el asentimiento humilde con que le acatamos. Es una actitud imprescindible para acercarnos a este misterio del Amor.

Tibi se cor meum totum subiicit, quia te contemplans totum deficit: a Ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte. Sentimos necesidad de repetírselo muchas veces al Señor, porque son muchos los incrédulos. También a nosotros, a todos los que queremos seguir al Señor muy de cerca, nos pregunta:¿También vosotros queréis marcharos?4. Y al ver la desorientación y la confusión en que andan tantos cristianos que se separaron del tronco de la fe, que tienen el alma como adormecida para lo sobrenatural, se reafirma nuestro amor: Tibi se cor meum totum subiicit... Nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía debe ser muy firme: «creemos que, como el pan y el vino consagrados por el Señor en la Última Cena se convirtieron en su Cuerpo y en su Sangre, que enseguida iban a ser ofrecidos por nosotros en la Cruz, así también el pan y el vino consagrados por el sacerdote se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, sentado gloriosamente en el Cielo, y creemos que la presencia misteriosa del Señor, bajo la apariencia de aquellos elementos, que continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera, real y substancial»5.

II. No se pueden mitigar las palabras del Señor: el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. «Este es el misterio de nuestra fe», se proclama inmediatamente después de la Consagración en la Santa Misa. Ha sido y es la piedra de toque de la fe cristiana. Por la transubstanciación, las especies de pan y vino «ya no son el pan ordinario y la ordinaria bebida, sino el signo de una cosa sagrada, signo de un alimento espiritual; pero adquieren un nuevo significado y un nuevo fin en cuanto contienen una "realidad", que con razón denominamos ontológica; porque bajo dichas especies ya no existe lo que había antes, sino una cosa completamente diversa (...), puesto que convertida la sustancia o naturaleza del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, no queda ya nada de pan y de vino, sino las solas especies: bajo ellas Cristo todo entero está presente en su realidad física, aun corporalmente, aunque no del mismo modo como los cuerpos están en un lugar»6.

Nosotros miramos a Jesús presente en el Sagrario, quizá a pocos metros, o se nos va el corazón hacia la iglesia más cercana, y le decimos que sabemos, mediante la fe, que Él está allí presente. Creemos firmemente en la promesa que hizo en Cafarnaún y que realizó poco tiempo después en el Cenáculo: Credo quidquid dixit Dei Filius: nihil hoc verbo veritatis verius: creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

Nuestra fe y nuestro amor se deben poner particularmente de manifiesto en el momento de la Comunión. Recibimos a Jesucristo, Pan vivo que ha bajado del Cielo, el alimento absolutamente necesario para llegar a la meta.

En la Sagrada Comunión se nos entrega el mismo Cristo, perfecto Dios y perfecto Hombre; misteriosamente escondido, pero deseoso de comunicarnos la vida divina. Cuando le recibimos en este Sacramento, su Divinidad actúa en nuestra alma, mediante su Humanidad gloriosa, con una intensidad mayor que cuando estuvo aquí en la tierra. Ninguno de aquellos que fueron curados: Bartimeo, el paralítico de Cafarnaún, los leprosos... estuvo tan cerca de Cristo –del mismo Cristo– como lo estamos nosotros en cada Comunión. Los efectos que produce este Pan vivo, Jesús, en nuestra alma son incontables y de una riqueza infinita. La Iglesia lo sintetiza en estas palabras: «todo el efecto que la comida y la bebida material obran en cuanto a la vida del cuerpo, sustentando, reparando y deleitando, eso lo realiza este sacramento en cuanto a la vida espiritual»7.

Oculto bajo las especies sacramentales, Jesús nos espera. Se ha quedado para que le recibamos, para fortalecernos en el amor. Examinemos hoy cómo es nuestra fe; ante tantos abandonos, veamos cómo es nuestro amor, cómo preparamos cada Comunión. Le decimos con Pedro: hemos conocido y creído que Tú eres el Cristo8. Tú eres nuestro Redentor, la razón de nuestro vivir.

III. La Comunión sustenta la vida del alma de modo semejante a como el alimento corporal sustenta al cuerpo. La recepción de la Sagrada Eucaristía mantiene al cristiano en gracia de Dios, pues el alma recupera las fuerzas del continuo desgaste que sufre debido a las heridas que permanecen en ella por el pecado original y los propios pecados personales. Mantiene la vida de Dios en el alma, librándola de la tibieza; y ayuda a evitar el pecado mortal y a luchar eficazmente contra los pecados veniales.

La Sagrada Eucaristía aumenta también la vida sobrenatural, la hace crecer y desarrollarse. Y a la vez que sacia espiritualmente, da al alma más deseos de los bienes eternos: el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá nunca sed9. «La comida material primero se convierte en el que la come y, en consecuencia, restaura sus pérdidas y acrecienta sus fuerzas vitales. La comida espiritual, en cambio, convierte en sí al que la come, y así el efecto propio de este sacramento es la conversión del hombre en Cristo, para que no viva él sino Cristo en él y, en consecuencia, tiene el doble efecto de restaurar las pérdidas espirituales causadas por los pecados y deficiencias, y de aumentar las fuerzas de las virtudes»10.

Por último, la gracia que recibimos en cada Comunión deleita a quien comulga bien dispuesto. Nada se puede comparar a la alegría de la Sagrada Eucaristía, a la amistad y cercanía de Jesús, presente en nosotros. «Jesucristo, durante su vida mortal, no pasó jamás por lugar alguno sin derramar sus bendiciones en abundancia, de lo cual deduciremos cuán grandes y preciosos deben ser los dones de que participan quienes tienen la dicha de recibirle en la Sagrada Comunión; o mejor dicho, que toda nuestra felicidad en este mundo consiste en recibir a Jesucristo en la Sagrada Comunión»11.

La Comunión es «el remedio de nuestra necesidad cotidiana»12, «medicina de la inmortalidad, antídoto contra la muerte y alimento para vivir por siempre en Jesucristo»13. Concede al alma la paz y la alegría de Cristo, y es verdaderamente «un anticipo de la bienaventuranza eterna»14.

Entre todos los ejercicios y prácticas de piedad, ninguno hay cuya eficacia santificadora pueda compararse a la digna recepción de este sacramento. En él no solamente recibimos la gracia, sino el Manantial y la Fuente misma de donde brota. Todos los sacramentos se ordenan a la Sagrada Eucaristía y la tienen como centro15.

Oculto bajo los accidentes de pan, Jesús desea que nos acerquemos con frecuencia a recibirle: el banquete, nos dice, está preparado16. Son muchos los ausentes y Jesús nos espera, a la vez que nos envía a anunciar a otros que también a ellos les aguarda en el Sagrario.

Si se lo pedimos, la Santísima Virgen nos ayudará a ir a la Comunión mejor dispuestos cada día.

1 Jn 6, 48-50. — 2 Jn 6, 51. — 3 Jn 6, 60. — 4 Cfr. Jn 6, 67. — 5 Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 24. — 6 Pablo VI, Enc. Mysterium fidei, 3-lX-1965. — 7 Conc. de Florencia, Bula Exultate Deo: Dz 1322-698. — 8 Jn 6, 70. — 9 Jn 6, 35. — 10 Santo Tomás, Coment. al libro IV de las Sentencias, d. 12, q. 2, a. 11. — 11 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la Comunión. — 12 San Ambrosio, Sobre los misterios, 4. — 13San Ignacio de Antioquía, Epístola a los efesios, 20. — 14 Cfr. Jn 6, 58; Dz 875. — 15Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 65, a. 3. — 16 Cfr. Lc 14, 15 ss.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

NOComienza el 4 de Mayo pero si se pasó, nada evita comenzarla más tarde.

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS

 

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

 

ORACIÓN PREPARATORIA

 

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Rezar la oración del día correspondiente:

 

ORACIÓN FINAL

 

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

DÍA PRIMERO

Penitencia y reparación

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA SEGUNDO

Santidad de vida

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA TERCERO

Amor a la oración

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA CUARTO

Amor a la Iglesia

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.

 

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA QUINTO

María, salud de los enfermos

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA SEXTO

María, refugio de los pecadores

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA SÉPTIMO

María, alivio de las almas del purgatorio

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente vuestras misericordias.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA OCTAVO

María, Reina del Rosario

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.

Meditar y rezar la oración final.

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DÍA NOVENO

El Inmaculado Corazón de María

Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.

ORACIÓN DE ESTE DÍA

¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.

Meditar y rezar la oración final.

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San Florián de Lorch fue un oficial del ejército romano, responsable de la brigada bomberos, que fue martirizado por su fe en tiempos de Diocleciano; es patrono de Polonia, de los bomberos, limpiadores de chimeneas, entre otros.

San Florián nació cerca del año 250 en la ciudad de Aelium Cetiumin, hoy conocida como Saint Pölten en Austria.

Según la tradición, cuando era comandante del ejército romano en Baviera (Alemania) y arribó el cónsul Aquilino con la disposición de hacer valer el edicto de persecución contra los cristianos, este se negó a apoyarlo. El principal motivo fue porque Florian profesaba el cristianismo y por ello decidió compartir la misma suerte que sus compañeros.

Actas de la época detallan que el mártir decidió entregarse a los soldados de Aquilino confesando su fe. Después, ante la negativa de adorar dioses romanos, recibió azotes y fue despellejado.

El Martirologio Romano indica que murió en Lorch, hoy Alemania, por orden directa de Aquilino. Fue arrojado desde el puente al río Enns con una piedra atada al cuello en el 304.

Posteriormente sus reliquias se trasladaron a Roma, y el Papa Lucio III, en 1138, regaló una parte de ellas al rey Casimiro de Polonia y al obispo de Cracovia. Desde entonces, se considera a San Florián como patrono de Linz, de Polonia y de Austria superior. Actualmente sus reliquias son veneradas en Cracovia, en la iglesia de San Florián.

A este santo se le suele representar con una cubeta de agua en la mano, porque según una leyenda detuvo un incendio tan solo con un balde de agua.

Además, San Florián tiene múltiples patronazgos como el del cuerpo de bomberos, los deshollinadores de chimeneas, fabricantes de jabón, cerveceros, viticultores; también se invoca su protección sobre los que están en peligro de ahogarse.

San Florián
fiel amigo y soldado de Jesucristo,
trabajador de la viña del Evangelio.

Hoy te invoco con toda confianza,
porque eres mi compañero
en el camino de cada día.

Tú que vives por siempre
en el gozo del Cielo,
vela por mi y mi familia,
por mi pueblo y por toda la humanidad en general.

Protégeme,
dame generosidad y coraje
y haz de intercesor ante Dios.

Concédeme, Señor,
que este momento de oración
me sirva de alegría y ayuda,
para imitar a San Florián
con su constancia en la fe
y en tu camino.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén. 

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Afra de Brescia, Santa Mártir, Mayo 4  

Afra de Brescia, Santa

Mártir

Una mártir de la que conocemos muy poco, que en algunas oportunidades es confundida con Santa Afra de Augusta.

La ´pasión´ escrita por autor desconocido, no da información precisa sobre la identidad de la santa, pero se señala que es esposa del noble Italico Brescia.

De acuerdo al relato, Afra estaba en el anfiteatro para ver como iban a ser torturados Faustino y Giovita, quienes, haciendo la señal de la cruz frenaron a cinco toros salvajes que docilmente se pusieron al pie de los santos.

Viendo tal portento, unos tres mil espectadores se convirtieron al cristianismo. Entre ellos estaba Afra, quien fue denunciada como cristiana al emperador Adriano y fue condenada al martirio luego de la decapitación de Faustino y Giovita.

Afra, Faustino y Giovita son los santos patrones de Brescia.

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Fuente: AmigosDeSantaBrigida.com
Ricardo Reynolds, Santo Mártir, Mayo 4  

Ricardo Reynolds, Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los padres, fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde perecieron ahorcados juntamente con Juan Haile, presbítero, párroco de la cercana localidad de Isleworth (1535).

Etimológicamente: Ricardo = Aquel que es un caudillo o líder, es de origen germánico.

 

Nació hacia 1490 de la familia Reynolds de Pinhoe, en el condado de Devon (Inglaterra). Fue alumno destacado del Colegio de Cristo(Cambridge) y socio del Colegio Corpus Christi , se graduó como bachiller en Teología. En 1513 profesó en el Monasterio de Syon, de la Orden del Santísimo Salvador.

Conocedor eximio del hebreo y el griego, su fama de erudito en Sagradas Escrituras, su ortodoxia y santidad de vida le valieron la consideración de ser uno de los mejores teólogos de su tiempo en Inglaterra, siendo ponderado por el mismo Santo Tomás Moro, canciller del reino y mártir poco después de él.

Por defender el Primado de Pedro, y oponerse a la ley de Supremacía de Enrique VIII fue brutalmente martirizado en Tyburn (Londres) junto a tres monjes cartujos y al sacerdote secular Alejandro Hales el 4 de mayo de 1535. Canonizado el 25 de octubre de 1970 por Pablo VI, junto a otros
39 mártires de Inglaterra y Gales su fiesta se fijó el 4 de mayo.

ORACIÓN
Que San Ricardo interceda por nosotros, nos impulse a vivir el Evangelio en plenitud unidos a la Sede de Pedro, y mantenga valerosos en la defensa de esa misma fe.
AMÉN

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San Gregorio "El iluminador"

 

Fundador y santo patrón de la Iglesia Apostólica Armenia, llamado el segundo Iluminador de Armenia, tras los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé.

Martirologio Romano: En Armenia, san Gregorio, apellidado el Iluminador, obispo, que, después de sobrellevar muchos trabajos, se retiró a una cueva cerca de la confluencia del Éufrates ramificado y allí descansó en paz. Es considerado apóstol de los armenios (c. 326).

Pertenecía a la línea real de la Dinastía arsácida, siendo el hijo de un parto de nombre Anak, que asesinó a Chosrov I rey de Armenia, y por lo tanto, trajo la ruina sobre sí mismo y su familia. Su madre se llamaba Okohe, y los biógrafos armenios afirman que la primera influencia cristiana que recibió fue en el momento de su concepción, que tuvo lugar cerca del monumento elevado a la memoria del santo apóstol Tadeo.

Educado en Cesarea de Capadocia por un cristiano noble llamado Euthalius, Gregorio solicitó, al llegar a la mayoría de edad, ser el encargado de evangelizar en la doctrina cristiana su tierra natal. A los 22 años se casó con una cristiana de nombre Mariam, de cuyo matrimonio nacen dos hijos, Vartanés y Aristakés. Tras siete años de enlace, interrumpen su vida matrimonial de común acuerdo, siguiendo las enseñanzas de san Pablo. Gregorio se va de Cesarea y Mariam se retira a un convento, para llevar una vida retirada, pero sin ser religiosa.

En ese momento reina el Armenia Tiridates III, hijo del rey Chosroes. Influido en parte por el hecho de que Gregorio era el hijo del enemigo de su padre, capturó a Gregorio y le sometió a un cruel encarcelamiento de catorce años en un agujero en la llanura de Ararat. En ese mismo lugar se levanta hoy en día la iglesia de Khor Virap, cerca de la histórica ciudad de Artashat.

Las crónicas ortodoxas describen numerosas y variadas formas de tortura sufridas por el santo, hasta llegar a ser juzgado y condenado a muerte en doce ocasiones, penas a las que sobrevivió, ayudado, según la tradición, por una mujer creyente que le llevaba cada día un trozo de pan.

Tirídates cayó en profunda tristeza, rozando con la locura y durante un día de caza, comienza una vida errante en el bosque, padeciendo un síndrome similar a la licantropía, ante el que nadie podía acercársele ni llevarlo al palacio. La hermana del rey tiene, según la leyenda, una visión, en la cual Dios le revela que solamente Gregorio, que está en la mazmorra de Artashat, puede curar a su hermano. Gregorio fue requerido para restaurar la razón del rey, en base a su reconocida santidad. Una vez en la corte, predica la religión cristiana y hace oración a Dios para curar al rey Tirídates. Cuando éste sana, pide el bautismo y en 301, Armenia se convirtió en el primer país que adoptó el cristianismo como religión del estado.

La causa del cristianismo parecía garantizada: el Rey, los príncipes y el pueblo compitieron entre sí en la obediencia a Gregorio. Como resultado, se establecieron numerosos monasterios, iglesias y escuelas. En 302, Gregorio recibió su consagración como Patriarca de Armenia de parte de Leontius de Cesarea. En 318 Gregorio nombró a su hijo Aristaces como su sucesor.

Hacia el año 331 se retiró a una cueva y vivió como un ermitaño en el Monte Sebuh, en la provincia de Daranalia en la Alta Armenia, y allí falleció pocos años después sin que nadie le acompañase. Cuando se descubrió que había muerto, su cadáver fue trasladado a la aldea de Thodanum (o Tharotan). Los restos del santo fueron repartidos por varios países a modo de reliquias. Se cree que su cabeza se encuentra en Italia, su mano derecha en Echmiadzin, Armenia, y su izquierda en la Santa Sede de Cilicia, en Antelias, Líbano.

A su muerte la Iglesia armenia se convirtió en extremadamente rica, pues además de los antiguos templos que el rey había confiscado para los católicos, se le otorgaron grandes extensiones de tierra. La iglesia se convirtió en la dueña de aproximadamente 10000 explotaciones ganaderas, que fueron utilizadas igual por el clero que por los príncipes. Era tal la importancia económica de la institución que durante las épocas de guerras la iglesia estaba obligada a ayudar al rey con soldados e impuestos. Se sabe que la iglesia, en un caso de necesidad, se vio obligada a proporcionar al rey 5.000 caballeros y 4.000 soldados de infantería.

La fuente más autorizada de la vida de Gregorio es Agathangelos, secretario del rey, cuya Historia de Tiridates fue publicado por el Mekhitarists en 1835. También aparece ampliamente en la Historiae Armenicae de Moisés de Chorene y en la obra de Simeon Metaphrastes. en 1749 se publicó en Venecia una biogrfía de Gregorio compuesta por el Vartabed Mateo, publicado en armenio, obra se tradujo al inglés por el reverendo S.C. Malan en 1868.

Gregorio es venerado en la Iglesia Católica Apostólica Romana, Iglesia Católica Armenia, Iglesia Apostólica Armenia, Iglesia Ortodoxa, Antiguas Iglesias Orientales y por las Iglesias Orientales Católicas.

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Beato Juan Martín Moyë

 

Nació el 27 de enero de 1730 en Cutting, Francia. Fue el sexto de trece hermanos. Sus padres eran agricultores con ciertos recursos, personas sensibilizadas y comprometidas con la fe. Antes de nacer, su madre supo por un sueño que sería santo. La tendencia que mostró en su infancia así lo ratificaba. Era un niño en el que calaron hondamente las enseñanzas y el testimonio de su ejemplar familia. Junto a ella comenzó a experimentar una irresistible devoción por la Pasión, se enamoró de todo gesto caritativo, y se abrazó a la penitencia. Amaba la oración, rezaba piadosamente con los brazos en cruz, y tenía arte para conmover el corazón de otros chicos a los que narraba la vida de san Martín y les instruía explicando el catecismo encaramado en un peral. De su madre heredó la generosidad con los necesitados, y si veía a un pobre no dudaba en desprenderse de lo que tenía, incluidos sus zapatos. Fue alumno aventajado en la universidad de Pont-a-Mousson regida por los jesuitas. Estaba dotado para los idiomas, cualidad que le iba a servir, y mucho, en su labor misionera. Fue brillante en los estudios filosófico-teológicos, un gran especialista experto en la historia de la Iglesia.

Se ordenó en 1754 y dada su trayectoria académica pensaron que era idóneo para ocupar la cátedra de letras del seminario mayor. Pero él eligió la misión pastoral y fue designado coadjutor de la parroquia de san Víctor de Metz. Como era un hombre que amaba la virtud, se rodeó expresamente de buenas compañías, sacerdotes íntegros que sabía iban a ayudarle en el alto ideal que se había propuesto. Entre los santos, el de su mayor devoción fue san Francisco de Sales, a quien eligió como patrono. Siendo director espiritual del seminario mayor, halló entre los presbíteros un alma gemela, Luis Jobal, que moriría prematuramente, y del que fue su biógrafo. Ambos compartieron similares anhelos. Tuvieron como objetivo la infancia desamparada y falta de instrucción. Para Juan fue prioritario remediar tantas carencias detectadas en sus constantes incursiones por las calles, en las que veía a prostitutas, jóvenes vagabundos, ancianos y enfermos. Se propuso no dejar desasistidos a los niños que podían morir sin recibir el bautismo. Observó qué buena era cualquier manifestación popular de fe, como los desfiles procesionales, pero incapaces para erradicar problemas a los que conduce la falta de cultura. En cambio, una adecuada formación iría penetrando en el estrato social por influjo de la acción individualizada. El problema era que el acceso a ella estaba vedado para los pobres. Y en resolver este vacío puso sus miras. Luego verbalizó este sentimiento: «No hay nada más importante que la educación de la niñez y la juventud puesto que de ella depende toda la vida».

Había ejercido su ministerio en las parroquias de San Livier, de San Víctor y de Santa Cruz. Y cuando se hallaba en Dieuze se produjo una curación prodigiosa por su mediación en un niño moribundo que había sido víctima de un incendio. A la madre, que había acudido a él angustiada buscando su consuelo y a la que aseguró que el niño sanaría, le rogó que fuese prudente ante el hecho. Pero ella proclamó el milagro a los cuatro vientos, lo cual supuso para Juan un cúmulo de problemas e incomprensiones de gran alcance. Otro tanto sucedió cuando emprendió la tarea de instruir a las niñas indigentes de los pueblos a través de la Congregación de Hermanas de la Providencia, fundada por él. La creación de «miniescuelas» en barrios apartados, proyecto que había acariciado y para el que contó con la generosidad de Marguerite Lecomte, fue considerado un golpe bajo para los altos estamentos de la sociedad y suscitó recelos dentro del clero. El obispo vetó la apertura de nuevos centros, y Juan pasó por un trance espiritual doloroso. Luis Jobal le ayudó y compartió con él la convicción de que la obra era fruto de la providencia. El beato siguió confiando en Dios. Además, Marguerite ya había sembrado la semilla de la Congregación nacida bajo el sello de una fe inalterable en las previsiones divinas; no había vuelta atrás. Al tiempo, el prelado levantó la prohibición.

En 1772 recaló en Macao, China. Nunca se había apagado su deseo de ser misionero. «No me prometí convertir primero muchas almas sino hacer y sufrir en China lo que Dios quisiera», dijo después. Durante diez años se integró de tal modo en el país que hasta adoptó la forma externa de vestir de los ciudadanos chinos. Con astucia evangélica, en un lugar que prohibía la presencia de misioneros, recorrió montañas y ríos, ocultándose en los frondosos campos de maíz. Fue descubierto en distintas ocasiones y castigado: «A veces tenía tanto miedo que no sentía el dolor». Jamás dejó de animar, consolar y difundir la fe. Compuso oraciones en chino, lengua que llegó a dominar, bautizó a millares de niños, muchos en trance de morir, ayudó a las mujeres y a los jóvenes, proporcionó formación a los sacerdotes, auxilió a los pobres… Fue un apóstol valeroso y perseverante; un gran confesor que vivió amparado siempre en la oración. Regresó a Francia en 1783 y se dedicó a fortalecer la fe de sus hijas, algunas vacilantes y tendentes a una cierta relajación. Cuidando a soldados enfermos en Tréveris, Alemania, contrajo el tifus. Murió el 4 de mayo de 1793. Pío XII lo beatificó el 21 de noviembre de 1954.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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