lunes, 29 de mayo de 2017

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 29/05/2017. Santa Julia Úrsula ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Tengan valor, porque yo he vencido al mundo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 29-33

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijeron los discípulos a Jesús:
"Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora estamos seguros de que lo sabes todo y que no es necesario que nadie te pregunte; por eso creemos que saliste de Dios".
Jesús les contestó:
"¿Ahora creen? Pues miren, se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en la que cada uno de ustedes se irá a lo suyo y a mí me dejarán solo. Aunque yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho todo esto, para que puedan encontrar la paz en su unión conmigo. En el mundo encontrarán dificultades y tendrán que sufrir, pero tengan ánimo: yo he vencido al mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

lun 7a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán fuerza para ser mis testigos hasta los lugares más remotos del mundo. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Infunde, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

¿Han recibido al Espíritu Santo, cuando abrazaron la fe?

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 19, 1-8

En aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo llegó a Efeso, después de haber recorrido las regiones montañosas. 
Encontró allí a algunos discípulos, a quienes preguntó: 
"¿Han recibido el Espíritu Santo al aceptar la fe?" 
Ellos respondieron: 
"Ni siquiera hemos oído que exista un Espíritu Santo". 
Pablo replicó: 
"Pues ¿qué bautismo han recibido?" 
Ellos respondieron: 
"El bautismo de Juan".
Pablo les dijo:
"Juan bautizaba para que se convirtieran, diciendo al pueblo que creyeran en el que iba a venir 
después de él, es decir, en Jesús".
Cuando oyeron esto se bautizaron en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran unos doce hombres en total.
Durante tres meses Pablo estuvo asistiendo a la sinagoga; allí hablaba del reino de Dios con gran valentía convenciendo a los que discutían con él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 67, 2-3.4-5ac.6-7ab

Cantemos a Dios un canto de alabanza.

Se levanta Dios y sus enemigos se dispersan, huyen de su presencia quienes lo odian, desaparecen como desaparece el humo; como se derrite la cera ante el fuego, así perecen los malvados ante Dios. Cantemos a Dios un canto de alabanza. En cambio los justos se alegran en la presencia de Dios, saltan de gozo y se llenan de alegría. Canten a Dios, celebren su nombre, su nombre es el Señor, alégrense en su presencia.
Cantemos a Dios un canto de alabanza.

Padre de los huérfanos y defensor de las viudas, ése es Dios en su morada santa. Dios procura un hogar a los indefensos; libera a los cautivos dándoles prosperidad.
Cantemos a Dios un canto de alabanza.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
Aleluya.

Evangelio

Tengan valor, porque yo he vencido al mundo

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 29-33

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijeron los discípulos a Jesús:
"Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora estamos seguros de que lo sabes todo y que no es necesario que nadie te pregunte; por eso creemos que saliste de Dios".
Jesús les contestó:
"¿Ahora creen? Pues miren, se acerca la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en la que cada uno de ustedes se irá a lo suyo y a mí me dejarán solo. Aunque yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho todo esto, para que puedan encontrar la paz en su unión conmigo. En el mundo encontrarán dificultades y tendrán que sufrir, pero tengan ánimo: yo he vencido al mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este santo sacrificio nos purifique, Señor, y llene nuestras almas con la fuerza divina de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

En la espera de la venida del Espíritu Santo

En verdad es justo y necesario que todas las criaturas, en el cielo y en la tierra, se unan en tu alabanza, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu Hijo, Señor del universo.
El cual, habiendo entrado una vez para siempre en el santuario del cielo, ahora intercede por nosotros, como mediador que asegura la perenne efusión del Espíritu. 
Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y los apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés.
Por este misterio de santificación y de amor, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

No los dejaré huérfanos, dice el Señor; vendré de nuevo a ustedes y se alegrarán sus corazones. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Ven, Señor, en ayuda de tu pueblo, y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, la novedad de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Pascua. 7ª semana. Lunes
Decenario al Espíritu Santo

EL DON DE CONSEJO

— El don de consejo y la virtud de la prudencia.

— El don de consejo es una gran ayuda para mantener una conciencia recta.

— Los consejos de la dirección espiritual. Medios que facilitan la actividad de este don.

I. Son muchas las ocasiones de desviarnos del camino que conduce a Dios, muchos son los senderos equivocados que a menudo se presentan. Pero el Señor nos ha asegurado: Yo te haré saber y te enseñaré el camino que debes seguir; seré tu consejero y estarán mis ojos sobre ti1. El Espíritu Santo es nuestro mejor Consejero, el más sabio Maestro, el mejor Guía. Cuando os entreguen –prometía el Señor a los Apóstoles refiriéndose a situaciones extremas en las que se encontrarían– no os preocupéis de cómo o qué hablaréis, porque se os dará en aquella hora lo que debéis decir. No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre será el que hable por vosotros2. Tendrían una especial asistencia del Paráclito, como la han tenido los cristianos fieles a lo largo de los siglos en circunstancias similares.

La conducta de tantos mártires cristianos prueba cómo se ha cumplido en la vida de los fieles aquella promesa que les hizo Jesús. Conmueve el comprobar la serenidad y la sabiduría de personas a veces de escasa cultura, incluso de niños, según ha quedado constancia en numerosos documentos. El Espíritu Santo, que nos asiste aun en las circunstancias de menos relieve, lo hará de una manera singular cuando debamos confesar nuestra fe en situaciones difíciles.

El Espíritu Santo, mediante el don de consejo, perfecciona los actos de la virtud de la prudencia, que se refiere a los medios que se deben emplear en cada situación. Con mucha frecuencia debemos tomar decisiones; unas veces en asuntos importantes, otras, en materias de escasa entidad. En todas ellas, de alguna manera, tenemos comprometida nuestra santidad. Dios concede el don de consejo a las almas dóciles a la acción del Espíritu Santo, para decidir con rectitud y rapidez. Es como un instinto divino para acertar en el camino que más conviene para la gloria de Dios. De la misma manera que la prudencia abarca todo el campo de nuestro actuar, el Espíritu Santo, por el don de consejo, es Luz y Principio permanente de nuestras acciones. El Paráclito inspira la elección de los medios para llevar a cabo la voluntad de Dios en todos nuestros quehaceres. Nos lleva por los caminos de la caridad, de la paz, de la alegría, del sacrificio, del cumplimiento del deber, de la fidelidad en lo pequeño. Nos insinúa el camino en cada circunstancia.

La vida interior de cada uno es el primer campo donde este don ejerce su acción. Ahí, en el alma en gracia, actúa el Paráclito de una manera callada, suave y fuerte a la vez. «Es tan hábil para enseñar este sapientísimo Maestro, que es lo más admirable ver su modo de enseñar. Todo es dulzura, todo es cariño, todo bondad, todo prudencia, todo discreción»3. De estas «enseñanzas» y de esta luz en el alma vienen esos impulsos, las llamadas a ser mejores, a corresponder más y mejor. De aquí vienen esas resoluciones firmes, como instintivas, que cambian una vida o son el origen de una mejora eficaz en las relaciones con Dios, en el trabajo, en el actuar concreto de cada día.

Para dejarnos aconsejar y dirigir por el Paráclito debemos desear ser por entero de Dios, sin poner conscientemente límites a la acción de la gracia; buscar a Dios por ser Quien es, infinitamente digno de ser amado, sin esperar otras compensaciones, tanto en los momentos en que todo se presenta más fácil como en situaciones de aridez. «A Dios hay que buscarle, servirle y amarle desinteresadamente; ni por ser virtuoso, ni por adquirir la santidad, ni por la gracia, ni por el Cielo, ni por la dicha de poseerle, sino solo por amarle; y cuando nos ofrece gracias y dones, decirle que no, que no queremos más que amor para amarle; y si nos llega a decir pídeme cuanto quieras, nada, nada le debemos pedir; solo amor y más amor, para amarle y más amarle»4. Y con el amor a Dios llega todo lo que puede saciar el corazón del hombre.

II. El don de consejo supone haber puesto los demás medios para actuar con prudencia: recabar los datos necesarios, prever las posibles consecuencias de nuestras acciones, echar mano de la experiencia en casos análogos, pedir consejo oportuno cuando el asunto lo requiera... Es la prudencia natural, que resulta esclarecida por la gracia. Sobre ella actúa este don; es el que hace más rápida y segura la elección de los medios, la respuesta oportuna, el camino que debemos seguir. Existen casos en los que no es posible aplazar la decisión, porque las circunstancias requieren una respuesta segura e inmediata, como la que dio el Señor a los fariseos que le preguntaban con mala fe si era lícito o no pagar el tributo al César. El Señor pidió una moneda con que se pagaba el tributo, y les preguntó: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: del César. Entonces les dijo: Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Al oírlo se quedaron admirados y dejándole se marcharon5.

El don de consejo es de gran ayuda para mantener una conciencia recta, sin deformaciones, pues, si somos dóciles a esas luces y consejos con que el Espíritu Santo ilumina nuestra conciencia, el alma no se evade ni autojustifica ante las faltas y los pecados, sino que reacciona con la contrición, con un mayor dolor por haber ofendido a Dios. Este don ilumina con claridad el alma fiel a Dios para no aplicar equivocadamente las normas morales, para no dejarse llevar por los respetos humanos, por criterios del ambiente o de la moda, sino según el querer de Dios. El Paráclito advierte, por sí o por otros, acerca de la senda recta y señala los caminos a seguir, quizá distintos de los que sugiere el «espíritu del mundo». Quien deja de aplicar las normas morales, importantes o menos importantes, a su conducta concreta es porque prefiere hacer su antojo antes que cumplir la voluntad de Dios.

Ser dóciles a las luces y mociones interiores que el Espíritu Santo inspira en nuestro corazón de ningún modo excluye «el que se consulte a los demás, ni el que se escuchen humildemente las directrices de la Iglesia. Al contrario, los santos se han mostrado siempre presurosos a someterse a sus superiores, con el convencimiento de que la obediencia es el camino real, el más rápido y seguro, hacia la santidad más alta. El Espíritu Santo inspira Él mismo esta filial sumisión a los legítimos representantes de la Iglesia de Cristo: Quien a vosotros oye, a mí me oye, y el que a vosotros desecha a mí me desecha (Lc 10, 16)»6.

III. Este don de consejo es particularmente necesario a quienes tienen la misión de orientar y guiar a otras almas. Santo Tomás enseña que «todo buen consejo acerca de la salvación de los hombres viene del Espíritu Santo»7. Los consejos de la dirección espiritual –por los que tantas veces y de modo tan claro nos habla el Espíritu Santo– debemos recibirlos con la alegría de quien descubre una vez más el camino, con agradecimiento a Dios y a quien hace sus veces, y con el propósito eficaz de llevarlos a la práctica. En ocasiones estos consejos tienen particulares resonancias en el alma de quien las recibe, promovidas directamente por el Espíritu Santo.

El don de consejo es necesario para la vida diaria, tanto para los propios asuntos como para aconsejar a nuestros amigos en su vida espiritual y humana. Este don corresponde a la bienaventuranza de los misericordiosos8, pues «hay que ser misericordiosos para saber dar discretamente un consejo saludable a quienes de él tienen necesidad; un consejo provechoso, que lejos de desalentarles les anime con fuerza y suavidad al mismo tiempo»9.

Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos conceda ser dóciles a sus inspiraciones, pues el mayor obstáculo para que el don de consejo arraigue en nuestra alma es el apegamiento al juicio propio, el no saber ceder, la falta de humildad y la precipitación en el obrar. Facilitaremos la acción de este don, si nos acostumbramos a llevar a la oración las decisiones importantes de nuestra vida: «no tomes una decisión sin detenerte a considerar el asunto delante de Dios»10; si procuramos despegarnos del propio criterio: «no desaproveches la ocasión de rendir tu propio juicio», aconseja San Josemaría Escrivá11; si somos completamente sinceros a la hora de pedir un consejo en la dirección espiritual, o a la hora de hacer una consulta moral en algún asunto que nos afecta muy directamente: de ética profesional, o para valorar si Dios pide más generosidad para formar una familia numerosa... Si somos humildes, si reconocemos nuestras limitaciones, sentiremos la necesidad, en determinadas circunstancias, de acudir a un consejero. Entonces no acudiremos a uno cualquiera, «sino a uno capacitado y animado por nuestros mismos deseos sinceros de amar a Dios, de seguirle fielmente. No basta solicitar un parecer; hemos de dirigirnos a quien pueda dárnoslo desinteresado y recto (...). En nuestra vida encontramos compañeros ponderados, que son objetivos, que no se apasionan inclinando la balanza hacia el lado que les conviene. De esas personas, casi instintivamente, nos fiamos; porque, sin presunción y sin ruidos de alharacas, proceden siempre bien, con rectitud»12.

El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida13. Si procuramos seguir al Señor cada día de nuestra vida, no nos faltará la luz del Espíritu Santo en todas las circunstancias. Si tenemos rectitud de intención, no permitirá Él que caigamos en el error. Nuestra Madre del Buen Consejo nos conseguirá las gracias necesarias, si acudimos a Ella con la humildad del que sabe que por sí solo tropezará y tomará frecuentemente sendas equivocadas.

1 Sal 32, 8. — 2 Mt 10, 19-20. — 3 Francisca Javiera del Valle, Decenario al Espíritu Santo, Rialp, 4ª ed., Madrid 1974, p. 96. — 4 ídem, loc. cit. — 5 Mt 22, 20-22. — 6 M. M. Philipon, Los dones del Espíritu Santo, Palabra, Madrid 1983, pp. 273-274. — 7Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, en Escritos de Catequesis, Rialp, Madrid 1975, p. 153. — 8 ídem, Suma Teológica, 2-2, q. 52, a. 4. — 9 R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, 9ª ed., Madrid 2003, vol. II, p. 637. — 10 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 266. — 11 Ibídem, n. 177. — 12 ídem, Amigos de Dios, 86 y 88. — 13 Jn 8, 12.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Voto y Félix, Santos Eremitas, Mayo 29  

Voto y Félix, Santos

Eremitas

Todo Aragón, con Zaragoza, está dominado por los sarracenos que hace más de medio siglo llegaron a España. Los cristianos sobreviven como pueden su fe en una situación nueva que aún no está del todo clarificada. Ahora resulta que los cristianos de siempre, los discípulos de Jesucristo de toda la vida, tienen que pagar tributos especiales al moro si quieren seguir haciendo las prácticas cristianas. Así, disgustados y humillados como muchos otros, viven los hermanos Voto y Félix que son gente perteneciente a la nobleza, piadosos y buenos con los pobres.

Voto es amante de la caza. Ha herido a un ciervo en el monte, y recorre el terreno revolviendo arbustos y mirando en la maleza para atraparlo. Alertado por los ladridos, ve a los perros acosando al animal que va huyendo; espolea a su caballo y se una a la persecución. El ciervo se despeña por un precipicio y, cuando Voto quiere darse cuenta, se le ha desbocado el caballo. Se encomienda a san Juan Bautista en su apuro y el caballo se inmoviliza, sin saber cómo, al mismo borde de la sima. (Aún hoy los vecinos devotos del lugar se atreven a mostrar en la peña las huellas que dejaron allí los hierros del animal).

Entre asustado y agradecido, inspecciona Voto el lugar, encontrando entre las matas y arbustos una ermita dedicada a san Juan Bautista que en su interior tiene un hombre muerto y una escritura donde se lee: "Yo, Juan, eremita en este sitio, habiendo despreciado al mundo, fundé como pude esta ermita en honor de san Juan Bautista, y aquí descanso en paz. Amén.". En una situación como la suya está aturdido y no sabe qué hacer ¡son tantas las cosas sucedidas en tan poco tiempo!... decide dar sepultura al muerto y, terminada la obra de piedad, regresa a su casa con el alma encogida y ansiando poner al corriente de los acontecimientos a su hermano Félix.

De la conversación deducen que el muerto bien pudiera ser Juan, el de Atarés, de quien nadie daba razón desde hacía años, después que desapareció; si acertaran en su conjetura, todo se explica por el retiro a una vida solitaria y santa. Ahora todo se les junta en la cabeza: la presencia de los moros y las dificultades para ser hombres íntegros de fe; lamentan el tiempo desperdiciado en cazas y naderías, conversan sobre el sentido de la vida; no se les va de la cabeza el milagroso parón del caballo a punto de despeñarse y el descubrimiento del solitario, muerto y ya enterrado, de la ermita... "¿No estará en todo esto hablándonos Dios?".

Deciden repartir sus bienes entre los pobres y se marchan al monte Panno; construyen dos ermitas junto a la que ya había y comienzan un retiro en paz. Allí contemplan con piedad la Pasión de Cristo, meditan animosamente las verdades eternas; es parco su alimento de raíces, hierbas y frutos que da el campo, en alguna trampa caen animales y, de tarde en tarde, sorbetean algunos huevos de nidadas salvajes; uno y otro se sienten movidos, además, a añadir mortificación por los pecados propios y ajenos. No les faltan momentos de tentaciones, se sienten a veces con ganas de volver a la civilización; uno alienta al otro cuando manifiesta debilidad o cansancio y juntos se apoyan con la oración.

Descubierta su presencia por otros que van ocupando el monte huyendo de la esclavitud que supone convivir con los discípulos del Profeta, van agregándose gentes que construyen otras cabañas donde vivir en la proximidad y abrigo de los eremitas. Recordando las gestas de don Pelayo en Asturias se aprestan a organizar una posible defensa en caso de necesidad; eligen como capitán a don García Jiménez que es militar y tiene experiencia en la lucha contra los mahometanos; en todo este nuevo modo de vivir, Voto y Félix ayudan con su aprobación sin abandonar su principal cometido orante. Voto muere primero, el día 29 de mayo, algo después se despidió Félix de este mundo y su fiesta se celebra el mismo día por la unión mantenida en el sitio, tiempo y modo de santidad.

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Fuente: OP.org.ar
Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos Mártires, Mayo 29  

Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos

Mártires

Guillermo fue uno de los primeros frailes a los que fue encargado el oficio de inquisidor en la diócesis de Tolosa (Francia) "en favor de la fe cristiana y de la obediencia a la Iglesia romana".

Fue apresado dolosamente por los herejes en Aviñón junto con otros frailes de nuestra Orden: el presbítero Bernardo de Rochefort y el hermano García de Aure, junto con otros ocho compañeros de ambos cleros.

Estos ilustres protomártires dominicos, como testigos excelsos de su fe, se entregaron al martirio "gozosos como hombres apostólicos" y cantando el Te Deum, (Vidas de los frailes, Parte V c. I, 1) la noche de la ,Ascensión del Señor, un 29 de mayo de 1242. Sus reliquias se perdieron en el s. XVI.

La lista de mártires está integrada por:
- Guillermo Arnaud (Dominico);
- Bernardo di Roquefort (Dominico);
- Garcia d'Aure (Dominico converso, nativo de la diócesis de Comminges);
- Stefano di Saint-Thibery (inicialmente abad, luego fraile menor);
- Raimondo Carbonius (fraile menor);
- Raimondo di Cortisan (conocido como "el Escritor", detto "lo Scrittore", canonico de Tolosa y archidiacono de Lézat);
- Bernardo (miembro del clero de la catedral de Tolosa);
- Pietro d'Arnaud (notario de la inquisición);
- Fortanerio (clérigo);
- Ademaro (clérigo);
- El Prior de Avignonet (Monje profeso en Cluse, cuyo nombre lastimosamente no se conoce).

Pío IX confirmó su culto el 6 de septiembre de 1866.

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Fuente: Diosbendice.org
Sisinio, Martorio y Alejandro, Santos Mártires, Mayo 29  

Sisinio, Martorio y Alejandro, Santos

Mártires

Mártires muertos en Medol (Tirol) el 29 de mayo del 397.

Aunque el cristianismo estaba a punto de convertirse en religión de Estado, los cristianos todavía eran perseguidos en unos lugares del Imperio. Algunos funcionarios cerraban los ojos, e incluso llegaban a ser cómplices. Así murieron Sisinio, Martorio y Alejandro, misioneros que Vigilio, obispo de Trento, había enviado a divulgar el Evangelio en esa diócesis.

Sisinio era un diácono originario de Capadocia, Martorio y su hermano Alejandro no habían recibido más que órdenes menores: de lector y de portero.

Al llegar, los notables del lugar los sometieron a mil vejaciones, bajo la mirada indiferente de las autoridades. El enojo de estos paganos se aumentó cuando les vieron construir una iglesia y realizar conversiones. Y se desencadenó el día en que Sisinio fue a retirar con sus manos a un neófito al que querían sacrificar a los dioses.

Se lanzaron sobre la iglesia para saquearla y le rompieron el cráneo a Sisinio con el cuerno que servía para llamar a la oración. Ataron a Martorio a un árbol del jardín y le atravesaron el pecho y el vientre con palos puntiagudos. A su compañero Alejandro, lo pasearon por el pueblo con un cencerro colgado al cuello y después lo tiraron vivo a una hoguera en la que ya ardían los cuerpos de sus compañeros.

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Fuente: Vatican.va
Úrsula Ledóchowska, Santa Fundadora, 29 de mayo  

Fundadora de la Congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante

Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria), segunda de nueve hijos. Su madre, de nacionalidad suiza, descendía de una familia noble; su padre procedía de la antigua y noble familia polaca Ledóchowski, en la que destacaron hombres de Estado, militares, eclesiásticos y personas consagradas. Creció en un clima familiar lleno de amor y exigente. María Teresa, su hermana mayor, fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver (Hermanas Claverianas), conocida como "madre de África", fue beatificada por el Papa Pablo VI en el año 1975; su hermano Vladimiro, un año menor que ella, fue superior general de la Compañía de Jesús de 1915 a 1942. Otro de sus hermanos, Ignacio, general del ejército polaco, murió asesinado por los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen, el año 1945.

En 1883 la familia se trasladó de Austria a Polonia. Tres años después, Julia entró en el convento de las Ursulinas de Cracovia. Durante la profesión religiosa, emitida en 1889, tomó el nombre de María Úrsula de Jesús. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles circunstancias sociales, políticas y morales de su tiempo. En 1904 fue elegida superiora del convento de Cracovia. En ese tiempo emprendió valientes iniciativas apostólicas. Abrió un internado para jóvenes universitarias -el primero en Polonia-, donde las muchachas no sólo pudieran encontrar un lugar seguro, sino también una sólida formación religiosa: les organizaba la Congregación mariana y cursos para profundizar la visión cristiana de la vida, dirigidos por eminentes teólogos.

Convencida de la necesidad de cambiar las Constituciones según las nuevas necesidades pastorales, se dirigió a Roma en 1907. En una audiencia, propuso al Papa Pío X realizar su trabajo apostólico en el corazón de la Rusia hostil a la Iglesia. Con la bendición del Vicario de Cristo, ese mismo año, al concluir su cargo de superiora del convento de Cracovia, acompañada de otra religiosa, ambas vestidas de civil, pues la vida religiosa estaba prohibida en ese país, partió hacia San Petersburgo.

Las religiosas vivían en la clandestinidad y, aunque eran vigiladas continuamente por la policía secreta, realizaban una intensa labor educativa y de formación religiosa, también con vistas a promover buenas relaciones entre polacos y rusos.

En 1908, la Santa Sede, a causa de las grandes dificultades de comunicación, aprobó la erección canónica de la casa de San Petersburgo como casa autónoma, con noviciado. La madre Úrsula fue nombrada superiora. Al año siguiente, la actividad del convento se extendió a Finlandia, donde construyó una escuela con internado para muchachas.

Cuando estalló la primera guerra mundial, en 1914, la madre Úrsula, al ser ciudadana austríaca, tuvo que salir de Rusia y emigró a Escandinavia: primero a Suecia y luego a Dinamarca, desde donde podía mantener más fácilmente contactos con sus religiosas de San Petersburgo. Para evitarles las consecuencias de la revolución bolchevique, trasladó la comunidad a Estocolmo, donde fundó un instituto de lenguas para muchachas. En 1917 se trasladó, con toda la comunidad, a Aalborg, en Dinamarca, donde abrió una casa para niños huérfanos de los inmigrantes polacos.
Durante el tiempo de su estancia en Escandinavia, además de su apostolado educativo, trabajó intensamente en la promoción del compromiso ecuménico. Asimismo, colaboró con el Comité de ayuda a las víctimas de la guerra en Polonia, fundado por Henryk Sienkiewicz, famoso escritor polaco premiado con el premio Nobel por su libro "Quo vadis".

La casa de sus religiosas se convirtió en un apoyo para la gente de diversas orientaciones políticas y religiosas. Su amor ardiente a la patria iba unido a la apertura a los otros. Cuando le preguntaban cuál era su orientación política, respondía sin vacilar: "Mi política es el amor". En ese tiempo, la Santa Sede le concedió el permiso para transformar su convento autónomo de Ursulinas en la congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante.

La espiritualidad de la congregación se centra en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la participación en su misión por medio de la labor educativa y el servicio al prójimo, especialmente a los que sufren, a los que viven en soledad, a los marginados y a los que buscan el sentido de su vida.

Úrsula educaba a sus religiosas para amar a Dios sobre todas las cosas y en Dios a toda persona humana y a toda la creación. Recomendaba, como testimonio creíble de una relación personal con Cristo, la sonrisa, la serenidad de espíritu, la humildad y la capacidad de vivir la vida ordinaria como camino privilegiado para la santidad. Ella misma era un ejemplo notable de ese tipo de vida.

La congregación se desarrolló rápidamente. Nacieron comunidades de religiosas Ursulinas en Polonia y en otras regiones. En 1928 abrió en Roma la casa general y una pensión para muchachas pobres. Las Ursulinas comenzaron también a trabajar entre los pobres de los suburbios de la ciudad eterna. En 1930 se establecieron en Francia.

La madre Úrsula fundó numerosos centros de educación y de enseñanza; enviaba a las religiosas a dar catequesis y a trabajar en zonas pobres; organizaba ediciones de libros para niños y jóvenes; ella misma escribió libros y artículos.

Trató de iniciar y apoyar organizaciones eclesiales para niños (Movimiento Eucarístico), para la juventud y para las mujeres. Participaba activamente en la vida de la Iglesia y del país. Recibió condecoraciones estatales y eclesiásticas.

Ejerció gran influjo sobre la vida de la madre Úrsula su tío Mieczyslaw, arzobispo de Gniezno-Poznan, primado de Polonia y después prefecto de la Sagrada Congregación para la propagación de la fe.

Murió en Roma el 29 de mayo de 1939. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de junio de 1983 en Poznan y canonizada por el mismo Papa el 18 de mayo de 2003 en la Basílica Vaticana.

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Fuente: Vatican.va
Elías de San Clemente (Teodora Fracasso), Beata Monja Carmelita, 29 de mayo  

Elías de San Clemente (Teodora Fracasso), Beata

Sor Elías de San Clemente nació en Bari (Italia) el 17 de enero de 1901. A los cuatro días fue bautizada, con el nombre de Teodora, en la iglesia de Santiago por su tío don Carlo Fracasso, capellán del cementerio. Recibió la confirmación en 1903.

En 1929, su padre, Giuseppe Fracasso, maestro pintor y decorador edil, con grandes sacrificios abrió un negocio para la venta de pinturas. Su madre, Pasqua Cianci, se ocupaba de las labores domésticas.

Considerados ambos como óptimos cristianos practicantes, tuvieron nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en tierna edad. Representaron un punto seguro de referencia en su crecimiento humano y espiritual para los cinco hijos que quedaron en vida: Prudenzia, Ana, Teodora, Domenica y Nicola.

En 1905 la familia se trasladó a la calle Piccinni, a una casa que tenía un pequeño jardín; allí Teodora, a la edad de cuatro o cinco años, afirmó haber visto en sueños a una bella "Señora" que se paseaba entre las hileras de lirios florecidos y después desapareció repentinamente con un haz de luz, a la cual le prometió hacerse monja cuando fuese mayor.

El 8 de mayo de 1911 recibió la primera Comunión; la noche precedente vio en sueños a santa Teresa del Niño Jesús, que le predijo: "Serás monja como yo".

Entró en la asociación dominica "Beata Imelda Lambertini", cultivando una profunda piedad eucarística; pasó enseguida a la "Milicia Angélica" de santo Tomás de Aquino. Reunía periódicamente a las amigas en su casa para meditar y orar juntas.

La vocación religiosa de Teodora comenzó a definirse con la ayuda del padre Pedro Fiorillo, o.p., su director espiritual, que la introdujo en la Tercera Orden Dominica, en la cual, admitida como novicia el 20 de abril de 1914 con el nombre de Inés, hizo la profesión el 14 de mayo de 1915, con dispensa especial por tener sólo catorce años.

A finales de 1917, Teodora decidió dirigirse al padre jesuita Sergio Di Gioia para pedir consejo, el cual, convertido en su nuevo confesor, después de un año, decidió encaminarla, junto con su amiga Clara Bellomo, futura sor Diomira del Amor Divino, al Carmelo de San José, al que acudieron ambas por vez primera en diciembre de 1918.

Durante el año 1919, bajo la guía sabia y prudente del padre Di Gioia, se preparó espiritualmente para su ingreso en el monasterio.

Entró en la Orden de los Carmelitas Descalzos el 8 de abril de 1920 y vistió el hábito el 24 de noviembre del mismo año, tomando el nombre de sor Elías de San Clemente. Emitió los primeros votos el 4 de diciembre de 1921: "Sola a los pies de mi Señor crucificado —escribió—, lo miré largamente, y en aquella mirada vi que él era toda mi vida". Además de santa Teresa de Jesús, tomó como guía a santa Teresa del Niño Jesús. Hizo la profesión solemne el 11 de febrero de 1925.

Su camino, desde el inicio, no fue fácil. Ya en los primeros meses del noviciado había tenido que afrontar con gran espíritu de fe no pocas dificultades. Siempre observante de las Reglas y de los actos comunitarios, sor Elías pasaba gran parte de la jornada en su celda, dedicada a los trabajos de costura que se le encomendaban; la madre priora la nombró sacristana en 1927. En las pruebas la orientó el padre Elías de San Ambrosio, procurador general de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que la había conocido en 1922, con ocasión de una visita al Carmelo de San José, y con el cual la joven religiosa mantuvo una edificante correspondencia epistolar, con gran provecho.

Afectada en enero de 1927 de una fuerte gripe que la debilitó mucho, sor Elías comenzó a acusar frecuentes dolores de cabeza, de los que no se lamentaba, y que soportaba sin tomar ninguna medicina.

Pocos días antes de Navidad, el 21 de diciembre, sor Elías comenzó a tener una fuerte fiebre y otras molestias, a las que no se dio la debida importancia. Sin embargo, la situación se hizo cada vez más preocupante. El 24 de diciembre la visitó un médico que, aunque diagnosticó una posible meningitis o encefalitis, no consideró la situación clínica particularmente grave, por lo que hasta la mañana siguiente no fueron convocados a la cabecera de la enferma dos médicos, los cuales desgraciadamente constataron que sus condiciones eran irreversibles.

Murió a mediodía del 25 de diciembre de 1927. Hizo su entrada en el cielo en un día de fiesta, como lo había predicho: "Moriré en un día de fiesta". El arzobispo de Bari, mons. Augusto Curi, celebró el funeral al día siguiente en presencia de los familiares de la sierva de Dios y con la participación de mucha gente.

La joven carmelita dejó en todos un profundo recuerdo, y también una gran enseñanza: es necesario caminar con gozo hacia el Paraíso porque es el destino de todo creyente.

Fue beatificada por S.S. Benedicto XVI el 18 de marzo de 2006.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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