JMJ
Pax
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma.
Pero él les dijo:
"¿De qué se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo:
"¿Tienen algo de comer?"
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. El lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo:
"Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras. Y añadió:
"Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Jue 8a. de Pascua
Antífona de Entrada
Todos alabamos, Señor, tu poder y tu sabiduría: porque has abierto la boca a los mudos y has hecho elocuente la lengua de los niños. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que has reunido pueblos de toda la tierra para alabar tu nombre, concede a todos tus hijos, nacidos a una vida nueva por medio del bautismo, tener una misma fe y manifestarla en la vida con un mismo amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Ustedes le dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 11-26
En aquellos días, como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba, toda la gente, asombrada, se reunió alrededor de ellos junto al pórtico de Salomón. Pedro, al ver esto, dijo al pueblo:
"Israelitas, ¿por qué se admiran de este suceso? ¿Por qué nos miran como si nosotros lo hubiéramos hecho caminar por nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la gloria de su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, quien había resuelto dejarlo en libertad. Ustedes rechazaron al Santo y al Justo, pidieron que se diera libertad a un asesino y mataron al autor de la vida. Pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre a quien ven y conocen; la fe en Jesús lo ha sanado totalmente en presencia de todos ustedes. Ya sé, hermanos, que lo hicieron por ignorancia, igual que sus jefes. Pero Dios cumplió así lo que había anunciado por los profetas: que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sean borrados sus pecados. Llegarán así tiempos de consuelo de parte del Señor, que les enviará de nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba destinado. El cielo debe retenerlo hasta que lleguen los tiempos en que todo sea restaurado, como anunció Dios por boca de los santos profetas en el pasado.
Moisés, en efecto, dijo: El Señor su Dios les suscitará de entre sus hermanos un profeta como yo; escuchen todo lo que les diga; y el que no escuche a este profeta será excluido del pueblo.
Todos los profetas, de Samuel en adelante, anunciaron estos días.
Ustedes son los descendientes de los profetas y de la alianza que Dios estableció con sus antepasados, diciendo a Abrahán: A través de tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Por ustedes, en primer término, Dios ha suscitado a su siervo enviándoselo como bendición, para que cada uno se convierta de sus maldades".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 8, 2a.5.6-7.8-9
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que cuides de él?
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Lo hiciste apenas inferior a un dios, coronándolo de gloria y esplendor; le diste poder sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies.
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Rebaños y ganados, todos juntos, y aun las bestias salvajes; los pájaros del cielo, los peces del mar y todo cuanto surca las sendas de los mares.
¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.
Aleluya.
Evangelio
Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de entre los muertos al tercer día
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma.
Pero él les dijo:
"¿De qué se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo:
"¿Tienen algo de comer?"
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. El lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo:
"Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras. Y añadió:
"Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, recibe con bondad el sacrificio que te ofrecemos, para darte gracias por los nuevos bautizados, y pedirte para ellos tu constante ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este día en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Nosotros somos el pueblo redimido por Dios; anunciemos las maravillas del Señor que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener nuestra felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Octava de Pascua. Jueves
AL ENCUENTRO DEL SEÑOR
— Aparición a los Once. Jesús conforta a los Apóstoles. Presencia de Jesucristo en nuestros sagrarios.
— La Visita al Santísimo, continuación de la acción de gracias de la Comunión y preparación de la siguiente. El Señor nos espera a cada uno.
— Frutos de este acto de piedad.
I. Después de haberse aparecido a María Magdalena, a las demás mujeres, a Pedro y a los discípulos de Emaús, Jesús se aparece a los Once, según nos narra el Evangelio de la Misa1. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Les mostró luego las manos y los pies y comió con ellos. Los Apóstoles tendrán para siempre la seguridad de que su fe en el Resucitado no es efecto de la credulidad, del entusiasmo o de la sugestión, sino de hechos comprobados repetidamente por ellos mismos. Jesús, en sus apariciones, se adapta con admirable condescendencia al estado de ánimo y a las situaciones diferentes de aquellos a quienes se manifiesta. No trata a todos de la misma manera, pero por caminos diversos conduce a todos a la certeza de su Resurrección, que es la piedra angular sobre la que descansa la fe cristiana. Quiere el Señor dar todas las garantías a quienes constituyen aquella Iglesia naciente para que, a través de los siglos, nuestra fe se apoye sobre un sólido fundamento: ¡El Señor en verdad ha resucitado! ¡Jesús vive!
La paz sea con vosotros, dijo el Señor al presentarse a sus discípulos llenos de miedo. Enseguida, vieron sus llagas y se llenaron de gozo y de admiración. Ese ha de ser también nuestro refugio. Allí encontraremos siempre la paz del alma y las fuerzas necesarias para seguirle todos los días de nuestra vida. «Acudiremos como las palomas que, al decir de la Escritura (Cfr. Cant 2, 14), se cobijan en los agujeros de las rocas a la hora de la tempestad. Nos ocultamos en ese refugio, para hallar la intimidad de Cristo: y veremos que su modo de conversar es apacible y su rostro hermoso (Cfr. Cant 2, 14), porque los que conocen que su voz es suave y grata, son los que recibieron la gracia del Evangelio, que les hace decir: Tú tienes palabras de vida eterna (S. Gregorio Niseno, In Canticum Canticorum homiliae, V)»2.
A Jesús le tenemos muy cerca. En las naciones cristianas, donde existen tantos sagrarios, apenas nos separamos de Cristo unos kilómetros. Qué difícil es no ver los muros o el campanario de una iglesia, cuando nos encontramos en medio de una populosa ciudad, o viajamos por una carretera, o desde el tren... ¡Allí está Cristo! ¡Es el Señor!3, gritan nuestra fe y nuestro amor. Porque el Señor se encuentra allí con una presencia real y sustancial. Es el mismo que se apareció a sus discípulos y se mostró solícito con todos.
Jesús se quedó en la Sagrada Eucaristía. En este memorable sacramento se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y la Sangre, juntamente con el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor y, por consiguiente, Cristo entero. Esta presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía es real y permanente, porque, acabada la Santa Misa, queda el Señor en cada una de las formas y partículas consagradas no consumidas4. Es el mismo que nació, murió y resucitó en Palestina, el mismo que está a la diestra de Dios Padre.
En el Sagrario nos encontramos con Él, que nos ve y nos conoce. Podemos hablarle como hacían los Apóstoles, y contarle lo que nos ilusiona y nos preocupa. Allí encontramos siempre la paz verdadera, la que perdura por encima del dolor y de cualquier obstáculo.
II. La piedad eucarística, dice Juan Pablo II, «ha de centrarse ante todo en la celebración de la Cena del Señor, que perpetúa su amor inmolado en la cruz. Pero tiene una lógica prolongación (...), en la adoración a Cristo en este divino sacramento, en la visita al Santísimo, en la oración ante el sagrario, además de los otros ejercicios de devoción, personales y colectivos, privados y públicos, que habéis practicado durante siglos (...). Jesús nos espera en este Sacramento del Amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las graves faltas y delitos del mundo»5.
Jesús está allí, en el sagrario cercano. Quizá a pocos kilómetros, o quizá a pocos metros. ¿Cómo no vamos a ir a verle, a amarle, a contarle nuestras cosas, pedirle? ¡Qué falta de coherencia, si no lo hiciéramos con fe! ¡Qué bien entendemos esta costumbre secular de las «cotidianas visitas a los divinos sagrarios»!6. Allí el Maestro nos espera desde hace veinte siglos7, y podremos estar junto a Él como María, la hermana de Lázaro –la que escogió la mejor parte8–, en su casa de Betania. «Os diré –son palabras de San Josemaría Escrivá– que para mí el Sagrario ha sido siempre Betania, el lugar tranquilo y apacible donde está Cristo, donde podemos contarle nuestras preocupaciones, nuestros sufrimientos, nuestras ilusiones y nuestras alegrías, con la misma sencillez y naturalidad con que le hablaban aquellos amigos suyos, Marta, María y Lázaro. Por eso, al recorrer las calles de alguna ciudad o de algún pueblo, me da alegría descubrir, aunque sea de lejos, la silueta de una iglesia: es un nuevo Sagrario, una ocasión más de dejar que el alma se escape para estar con el deseo junto al Señor Sacramentado»9.
Jesús espera nuestra visita. Es, en cierto modo, la devolución de la que Él nos ha hecho en la Comunión y «es prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Señor, allí presente»10. Es continuación de la acción de gracias de la Comunión anterior, y preparación para la siguiente.
Cuando nos encontremos delante del sagrario bien podremos decir con toda verdad y realidad: Dios está aquí. Y ante este misterio de fe no cabe otra actitud que la de adoración: Adoro te devote... Te adoro con devoción, Deidad oculta; de respeto y asombro; y, a la vez, de confianza sin límites. «Permaneciendo ante Cristo, el Señor, los fieles disfrutan de su trato íntimo, le abren su corazón pidiendo por sí mismos y por los suyos y ruegan por la paz y la salvación del mundo. Ofreciendo con Cristo toda su vida al Padre en el Espíritu Santo, sacan de este trato admirable un aumento de su fe, su esperanza y su caridad. Así fomentan las disposiciones debidas que les permiten celebrar con la devoción conveniente el memorial del Señor y recibir frecuentemente el pan que nos ha dado el Padre»11.
III. «Comenzaste con tu visita diaria... —No me extraña que me digas: empiezo a querer con locura la luz del Sagrario»12. La Visita al Santísimo es un acto de piedad que lleva pocos minutos, y, sin embargo, ¡cuántas gracias, cuánta fortaleza y paz nos da el Señor! Allí mejora nuestra presencia de Dios a lo largo del día, y sacamos fuerzas para llevar con garbo las contrariedades de la jornada; allí se enciende el afán de trabajar mejor, y nos llevamos una buena provisión de paz y alegría para la vida de familia... El Señor, que es buen pagador, agradece siempre el que hayamos ido a visitarle. «Es tan agradecido, que un alzar de ojos con acordarnos de Él no deja sin premio»13.
En la Visita al Santísimo vamos a hacer compañía a Jesús Sacramentado durante unos minutos. Quizá ese día no han sido muchos quienes le han visitado, aunque Él los esperaba. Por eso le alegra mucho más el vernos allí. Rezaremos alguna oración acostumbrada junto a la Comunión espiritual, le pediremos ayudas –espirituales y materiales–, le contaremos lo que nos preocupa y lo que nos alegra, le diremos que, a pesar de nuestras miserias, puede contar con nosotros para evangelizar de nuevo el mundo, le diremos, quizá, que queremos acercarle un amigo... «¿Qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle. ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina?»14.
Cuando dejemos el templo, después de esos momentos de oración, habrá crecido en nosotros la paz, la decisión de ayudar a los demás, y un vivo deseo de comulgar, pues la intimidad con Jesús no se realizará completamente más que en la Comunión. Nos habrá servido, en fin, para aumentar la presencia de Dios en medio del trabajo y de nuestras ocupaciones diarias. Nos será fácil mantener con Él un trato de amistad y de confianza a lo largo del día.
Los primeros cristianos, desde el momento en que tuvieron iglesias y reserva del Santísimo Sacramento, ya vivían esta piadosa costumbre. Así comenta San Juan Crisóstomo estas breves palabras del Evangelio: «Y entró Jesús en el templo. Esto era lo propio de un buen hijo: pasar enseguida a la casa de su padre, para tributarle allí el honor debido. Como tú, que debes imitar a Jesucristo, cuando entres en una ciudad debes, lo primero, ir a la iglesia»15.
Una vez en la iglesia, podremos localizar fácilmente el sagrario –que es a donde se debe dirigir en primer lugar nuestra atención–, pues deberá estar situado en un lugar «verdaderamente destacado» y «apto para la oración privada». Y en él, la presencia de la Santísima Eucaristía estará indicada por la pequeña lámpara que, como signo de honor al Señor, arderá de continuo junto al tabernáculo16.
Al terminar nuestra oración le pedimos a nuestra Madre Santa María que nos enseñe a tratar a Jesús realmente presente en el sagrario como Ella le trató en aquellos años de su vida en Nazaret.
1 Cfr. Lc 24, 35-48. — 2 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 302. — 3 Cfr. Jn 21, 7. — 4 Cfr. Concilio de Trento, Can. 4 sobre la Eucaristía, Dz 836. — 5 Juan Pablo II,Alocución, 31-X-1982. — 6 Pío XII, Enc. Mediator Dei, 20-XI-1947. — 7 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 537. — 8 Cfr. Lc 10, 42. — 9 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 154. — 10 Pablo VI, Enc. Mysterium fidei, 3-IX-1965. — 11 Cfr.Instrucción sobre el Misterio Eucarístico, 50. — 12 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 683. — 13 Santa Teresa, Camino de perfección, 23, 3. — 14 San Alfonso Mª de Ligorio, Visitas al Stmo. Sacramento, 1. — 15 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. III, p. 14. — 16 Cfr. Instrucción sobre el Misterio Eucarístico, 53 y 57. Cfr.Código de Derecho Canónico, can. 938 y 940.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Aniceto, Santo XI Papa, Abril 20
Fuente: Archidiócesis de Madrid
XI Papa Martirologio Romano: En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para tratar juntos acerca de la fecha de la Pascua (c. 166).
Las noticias que tenemos sobre su vida son pocas. Es el décimo sucesor de San Pedro; fue Papa entre San Pío I y San Sotero; rigió a la Iglesia por el tiempo que duran once años- desde el 155 al 166- y era originario de Emesa, en Siria. |
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Inés de Montepulciano, Santa Religiosa, abadesa. Abril 20
Martirologio Romano: En Montepulciano, también de la Toscana, santa Inés, virgen, que vistió el hábito de las vírgenes a los nueve años, y a los quince, en contra de su voluntad, fue elegida superiora de las monjas de Procene, fundando más tarde un monasterio, sometido a la disciplina de santo Domingo, donde dio muestras de una profunda humildad (1317).
Nació alrededor del año 1270. Hija de la toscana familia Segni, propietarios acomodados de Graciano, cerca de Orvieto.
remedio con los baños termales cercanos; pero fallece en el año 1317. |
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Marcelino de Embrun, Santo Obispo, Abril 20
Obispo Martirologio Romano: En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli (c. 374).
Vino al mundo en la provincia romana de Africa y murió en Embrun (Alpes), el 13 de abril del año 374. |
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Fuente: notidiocesis.com.mx
Sara de Antioquía, Santa Mártir, Abril 20
Mártir Etimológicamente: Sara = Aquella que es una princesa, nombre de origen bíblico.
Esta santa padeció el martirio durante la persecución del emperador Diocleciano. |
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Fuente: paxtv.org || Hijas de Santa María de la Providencia
Clara Bosalta, Beata Fundadora, Abril 20
Fundadora de la Pequeña Casa Martirologio Romano: En Pianello Lario, en Italia, beata Clara (Dina) Bosatta, virgen, que, con la ayuda del beato Luis Guanella, fundó la Pequeña Casa de la Divina Providencia (1887).
Pianello Lario es un pequeño pueblo a orillas del lago de Como, al norte de Italia. Rosa y Alejandro están felices porque ha nacido su hija Dina, una más para aumentar la ya numerosa familia. Son muy buenas personas y también buenos cristianos. La llevan enseguida a bautizar. |
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Fuente: Franciscanos.org
Anastasio Pankiewicz, Beato Mártir Franciscano, Abril 20
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En el lugar de Hartheim, cerca de Linz, en Austria, mientras era conducido al campo de concentración de Dachau, beato Anastasio Pankiewicz, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que hasta la muerte dio testimonio de su fe contra un régimen que oprimía la dignidad cristiana (1942).
Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo. |
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Oda, Beata Monja Premonstratense, Abril 20
Religiosa Etimológicamente: Oda = Aquella poseedora de grandes riquezas, es de origen sajón
Hija de una familia de la nobleza de Brabant, Bélgica. |
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Simón Rinalducci de Todi, Beato Presbítero Agustino, Abril 20
Presbítero Agustino Martirologio Romano: En Bolonia, de la Emilia, beato Simón de Todi Rinalducci, presbítero de la Orden de los Eremitas de San Agustín, que con su enseñanza y su ejemplo edificó a los jóvenes estudiantes y a todo el pueblo de Dios (1322).
Nació a finales del siglo XIII en Todi, Italia. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Abril 20
Santos Sulpicio y Serviano, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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