martes, 11 de abril de 2017

[ † ] Domingo de Ramos. 09/04/2017. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

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Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: “Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso”? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero (“Amar a Dios sobre todas las cosas”) y tercero (“Santificar las fiestas”). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los “dioses” son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! “Una misa vale más que todos los tesoros del mundo”… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir “Padre Nuestro” si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir “Santificado sea Tu Nombre”, “Venga a nosotros Tu Reino”, “Hágase Tu Voluntad”, “Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día” y “no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo”, si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).


Misal


Domingo de Ramos
Domingo de Ramos “De la pasión del Señor”
Bendito el que viene en el nombre del Señor
Señor, auxilio mío, ven y líbrame
Velen y oren, dice el Señor
Fieles del Señor, alábenlo
¿Eres tú el Mesías?
No conozco a ese hombre del que hablan
¡Viva el rey de los judíos!
“De veras este hombre era hijo de Dios”
En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo nuestro Señor en Jerusalén para consumar su misterio pascual. Por lo tanto, en todas las misas se conmemora esta entrada del Señor por medio de una procesión (I) o de una entrada solemne (II), antes de la misa principal, y por medio de una entrada sencilla (III), antes de las demás misas. Pero puede repetirse la entrada solemne (no la procesión), antes de algunas otras misas que se celebren con gran asistencia del pueblo.

Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén
Primera forma: Procesión Antífona “Hosanna al Hijo de David”.
Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel.
Hosanna en el cielo.
Saludo
Queridos hermanos:
Después de habernos preparado desde el principio de la Cuaresma con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con la entrada de Jesús en Jerusalén.
Acompañemos con fe y devoción a nuestro salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que, participando ahora de su cruz, podamos participar un día, de su gloriosa resurrección y de su vida.

Bendición de los ramos
Oremos:
Aumenta, Señor, la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y concede a quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a él para dar frutos de buenas obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Y rocía los ramos con agua bendita.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (11, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: “Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo.Si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle: ‘El Señor lo necesita y lo devolverá pronto’”.
Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron. Algunos de los que allí estaban les preguntaron: “¿Por qué sueltan al burro?” ellos les contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los molestó.
Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús monto en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Exhortación para la procesión
Al iniciar la procesión, el celebrante u otro ministro idóneo puede hacer una exhortación con estas palabras u otras parecidas:
Queridos hermanos:
Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros, con júbilo, al Señor.
Y se inicia la procesión hacia el templo donde va a celebrarse la misa. Al avanzar la procesión, el coro y el pueblo entonan los siguientes cánticos u otros apropiados.
Antífona I
Los hijos de Israel, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, clamando: “Hosanna en el cielo”.
Si se cree conveniente, puede alternarse esta antífona con los versículos del salmo 23.

Salmo 23
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. ¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. Ese obtendrá la bendición de Dios y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria!
Y ¿quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor, poderoso en la batalla. ¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria.
Al entrar la procesión en la iglesia, se canta el siguiente responsorio u otro cántico alusivo a la entrada del Señor en Jerusalén.

Responsorio “Al entrar el Señor”
R. Al entrar el Señor en la ciudad santa, los hijos de Israel, anticipándose a la resurrección del Señor de la vida, con palmas en las manos, clamaban: Hosanna en el cielo.
V. Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén, el pueblo salió a su encuentro con palmas en las manos, clamando: Hosanna en el cielo.

El sacerdote da fin a la procesión diciendo la oración colecta y prosigue la misa de la manera acostumbrada.

Segunda forma: Entrada solemne
Donde no se pueda hacer la procesión fuera de la Iglesia, la entrada del Señor se celebra dentro del templo por medio de una entrada solemne, antes de la misa principal.
Los fieles se reúnen ante la puerta del templo, o bien, dentro del mismo templo, llevando los ramos en la mano. El sacerdote, los ministros y algunos de los fieles, van a algún sitio adecuado del templo, fuera del presbiterio, en donde pueda ser vista fácilmente la ceremonia, al menos por la mayor parte de la asamblea.Mientras el sacerdote se dirige al sitio indicado, el pueblo entona la:

Antífona:
“Hosanna al Hijo de David”
O algún otro cántico adecuado. Después se bendicen los ramos y se lee el Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén. Después del Evangelio, el sacerdote va solemnemente hacia el presbiterio a través del templo mientras se canta el:

Responsorio: “Al entrar el Señor”
O algún otro cántico adecuado. Al llegar al altar, el sacerdote prosigue con la misa de la manera acostumbrada.

Tercera forma: Entrada sencilla
En todas la demás misas de este domingo, en las que no se hace la entrada solemne, se recuerda la entrada del Señor en Jerusalén por medio de una entrada sencilla.
Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta:

Antífona de Entrada
Seis días antes de la Pascua, cuando el Señor entró en Jerusalén, salieron los niños a su encuentro llevando en sus manos hojas de palmera y gritando: Hosanna en el cielo. Bendito tú, que vienes lleno de bondad y de misericordia.
Puertas, abríos de par en par; agrandaos, portones eternos, porque va a entrar el Rey de la gloria.
Y ¿quién es el Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos es el Rey de la gloria. Hosanna en el cielo. Bendito tú, que vienes lleno de bondad y de misericordia.

U otro cántico sobre el mismo tema. El sacerdote, al llegar al altar, hace la debida reverencia, va a la cede y saluda al pueblo. Seguidamente la misa se desarrolla como de costumbre. Cuando no se puede hacer ni la procesión ni la entrada solemne, es conveniente hacer una celebración de la palabra de Dios, acerca de al entrada mesiánica y de la pasión del Señor.

La misa
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a Cristo, nuestro salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día, de su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (50, 4-7)
En aquel entonces, dijo Isaías:
“El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 21
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Todos los que me ven, de mí se burlan; me hacen gestos y dicen: “Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo libre”.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros. Mis manos y mis pies han taladrado y se pueden contar todos mis huesos.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Reparten entre sí mis vestiduras y se juegan mi túnica a los dados. Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de Israel.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?      

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 6-11)
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.

Evangelio
† Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (14, 1—15, 47)
Andaban buscando apresar a Jesús a traición y darle muerte
C. Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y de los panes Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando una manera de apresar a Jesús a traición y darle muerte, pero decían:
S. “No durante las fiestas, porque el pueblo podría amotinarse”.
Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura
C. Estando Jesús sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso, en Betania, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y derramó el perfume en la cabeza de Jesús. Algunos comentaron indignados:
S. “¿A qué viene este derroche de perfume? Podía haberse vendido por más de trescientos denarios para dárselos a los pobres”.
C. Y criticaban a la mujer; pero Jesús replicó:
 “Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien, porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo que podía. Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se recordará también en su honor lo que ella ha hecho conmigo”.
Le prometieron dinero a Judas Iscariote
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero; y él andaba buscando una buena ocasión para entregarlo.
¿Dónde está la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?
C. El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos:
S. “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”
C. El les dijo a dos de ellos:
 “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘
El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ El les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes.
Prepárennos allí la cena”.
C. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a entregar
C. Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a la mesa, cenando les dijo:
“Yo les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo conmigo, me va a entregar”.
C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. “¿Soy yo?”
C. El respondió:  “Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato que yo. El Hijo del hombre va a morir, como está escrito: pero, ¡ay de aquel que va entregar al Hijo del hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!”
Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre, sangre de la nueva alianza
C. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partio y se lo dio a sus discípulos, diciendo:
“Tomen: esto es mi cuerpo”.
C. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo:
 “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres
C. Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos y Jesús les dijo:
 “Todos ustedes se van a escandalizar por mi causa, como está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas; pero cuando resucite iré por delante de ustedes a Galilea”.
C. Pedro replicó:
S. “Aunque todos se escandalicen, yo no”.
C. Jesús le contestó:
 “¨Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres”.
C. Pero él insistía:
S. “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”.
C. Y los demás decían lo mismo.
Empezó a sentir terror y angustia
C. Fueron luego a un huerto, llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos:
 “Siéntense aquí mientras hago oración”.
C. Se llevo a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
 “Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí, velando”.
C. Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se alejara de él aquella hora. Decía:
“Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”.
C. Volvió a donde estaban los discípulos, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
 “Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora ? Velen y oren, para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil”.
C. De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras. Volvió y otra vez los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño; por eso no sabían qué contestarle. El les dijo:
 “Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren que el hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está cerca el traidor”.
Deténganlo y llévenlo bien sujeto
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él, gente con espadas y palos, enviada por los sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S. “Al que yo bese, ése es. Deténgalo y llévenselo bien sujeto”.
C. Llegó se acercó y le dijo:
S. “Maestro”.
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los presentes desenvainó la espada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
“¿Salieron ustedes a apresarme con espadas y palos, como si se tratara de un bandido? Todos los días he estado entre ustedes, enseñando en el templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser para que se cumplieran las Escrituras”.
C. Todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más con una sábana, y lo detuvieron; pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo.
¿Eres tú el Mesías, el hijo de Dios bendito?
C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los pontífices, los escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote y se sentó con los criados, cerca de la lumbre, para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban una acusación contra Jesús para condenarlo a muerte y no la encontraban. Pues, aunque muchos presentaban falsas acusaciones contra él, los testimonios no concordaban. Hubo unos que se pusieron de pie y dijeron:
S. “Nosotros lo hemos oído decir: ‘Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro, no edificado por hombres’ ”.
C. Pero ni aun en esto concordaba su testimonio. Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le preguntó a Jesús:
S. “¿No tienes nada que responder a todas esas acusaciones?”.
C. Pero él no le respondió nada. El sumo sacerdote le volvió a preguntar:
S. “¿Eres tú el Mesías y el Hijo de Dios bendito?”.
C. Jesús contestó: “Si lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del cielo”.
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando:
S. “¿Qué falta hacen ya más testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?”.
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. “Adivina quien fue”,
C. y los criados también le daban de bofetadas.
No conozco a ese hombre del que ustedes hablan
C. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llego una criada del sumo sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, lo miro fijamente y le dijo:
S. “Tú también andabas con Jesús Nazareno”.
C. El lo negó, diciendo:
S. “Ni sé ni entiendo lo que quieres decir”.
C. Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó.
La criada, al verlo, se puso de nuevo a decir a los presentes:
S. “Ese es uno de ellos”.
C. Pero él lo volvió a negar. Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:
S. “Claro que eres uno de ellos, pues eres galileo”.
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. “No conozco a ese hombre del que hablan”.
C. En seguida cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las palabras que le había dicho Jesús: ‘Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres’, y rompió a llorar.
¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
C. Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Este le preguntó:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C. El respondió: “Sí lo soy”.
C. Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le pregunto de nuevo:
S. “¿No contestas nada?. Mira de cuántas cosas te acusan”.
C. Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado. Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en un motín.
Vino la gente y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les dijo:
S. “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”
C. Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato les volvió a preguntar:
S. “¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?”
C. Ellos gritaron:
S. “¡Crucifícalo!”
C. Pilato les dijo:
S. “Pues, ¿qué mal ha hecho?”
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. “¡Crucifícalo!”
C. Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas.
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de espinas que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él dirigiéndole este saludo:
S. “¡Viva el rey de los Judíos!”
C. Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo.
Llevaron a Jesús al Gólgota
C. Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir “lugar de la Calavera”). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó.
Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno.
Fue contado entre los malhechores
C. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la escritura que dice: Fue contado entre los malhechores.
Ha salvado a otros y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban por ahí lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole:
S. “¡Anda! Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz”.
C. Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían:
S. “Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos”.
C. Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban.
Y dando un fuerte grito, Jesús expiró
C. Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente:
 “Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?”
C. (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. “Miren, está llamando a Elías”
C. Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo:
S. “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo”.
C. Pero Jesús dando un fuerte grito, expiró.
Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes.
C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo:
S. “De veras este hombre era Hijo de Dios”.
C. Había también ahí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor de José) y Salomé, que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además de ellas, otras muchas que habían venido con él a Jerusalén.
José tapó con una piedra la entrada del sepulcro
C. Al anochecer, como era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios.
Se presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extraño de que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, le preguntó si ya hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, señor Jesús.

Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Acudamos a Jesús, nuestro Rey y Mesías, nuestro único Salvador, y sabiendo que sube a Jerusalén para consumar nuestra liberación definitiva, salgamos a su paso diciendo:
Bendito el que viene en  nombre del Señor.
Porque das a tu Iglesia el privilegio de vivir y contemplar los misterios de tu amor:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque, consumando tu obra redentora, borraste los pecados del mundo:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque haciéndote hombre, hiciste de nuestra historia una historia de salvación universal:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque fuiste capaz de padecer hasta el extremo y de aceptar con confianza la voluntad de Dios, tu Padre:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque visitas a los agonizantes, das la vida eterna a los difuntos, y nos regalas el don de la esperanza que no falla:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque nos permites acompañarte en tu sacrificio, en tu banquete y en tu victoria pascual:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Celebrante:
Adéntranos, Señor, en el misterio de tu amor, haz que te descubramos presente en nuestras vidas como el enviado de Dios, y escucha nuestras oraciones de alabanza, súplica y acción de gracias. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Que la pasión de tu Hijo, actualizada en este santo sacrificio que vamos a ofrecerte, nos alcance, Señor, de tu misericordia, el perdón que no podemos merecer por nuestras obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
La Pasión del Señor
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor. El cuál, siendo inocente, se dignó padecer por los pecadores y fue injustamente condenado por salvar a los culpables; con su muerte borró nuestros delitos y, resucitando, conquistó nuestra justificación.
Por eso, te alabamos con todos los ángeles y te aclamamos con voces de júbilo, diciendo:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos Señor, llegar, por medio de su resurrección, a la meta de nuestras esperanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Meditación diaria
Domingo de Ramos
ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN
— Entrada solemne, y a la vez sencilla, en Jerusalén. Jesús da cumplimiento a las antiguas profecías.
— El Señor llora sobre la ciudad. Correspondencia a la gracia.
— Alegría y dolor en este día: coherencia para seguir a Cristo hasta la Cruz.
I. “Venid, y al mismo tiempo que ascendemos al monte de los Olivos, salgamos al encuentro de Cristo, que vuelve hoy de Betania y, por propia voluntad, se apresura hacia su venerable y dichosa pasión, para llevar a plenitud el misterio de la salvación de los hombres”1.
Jesús sale muy de mañana de Betania. Allí, desde la tarde anterior, se habían congregado muchos fervientes discípulos suyos; unos eran paisanos de Galilea, llegados en peregrinación para celebrar la Pascua; otros eran habitantes de Jerusalén, convencidos por el reciente milagro de la resurrección de Lázaro. Acompañado de esta numerosa comitiva, junto a otros que se le van sumando en el camino, Jesús toma una vez más el viejo camino de Jericó a Jerusalén, hacia la pequeña cumbre del monte de los Olivos.
Las circunstancias se presentaban propicias para un gran recibimiento, pues era costumbre que las gentes saliesen al encuentro de los más importantes grupos de peregrinos para entrar en la ciudad entre cantos y manifestaciones de alegría. El Señor no manifestó ninguna oposición a los preparativos de esta entrada jubilosa. Él mismo elige la cabalgadura: un sencillo asno que manda traer de Betfagé, aldea muy cercana a Jerusalén. El asno había sido en Palestina la cabalgadura de personajes notables ya desde el tiempo de Balaán2.
El cortejo se organizó enseguida. Algunos extendieron su manto sobre la grupa del animal y ayudaron a Jesús a subir encima; otros, adelantándose, tendían sus mantos en el suelo para que el borrico pasase sobre ellos como sobre un tapiz, y muchos otros corrían por el camino a medida que adelantaba el cortejo hacia la ciudad, esparciendo ramas verdes a lo largo del trayecto y agitando ramos de olivo y de palma arrancados de los árboles de las inmediaciones. Y, al acercarse a la ciudad, ya en la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los que bajaban, llena de alegría, comenzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que había visto, diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el Cielo y gloria en las alturas!3.
Jesús hace su entrada en Jerusalén como Mesías en un borrico, como había sido profetizado muchos siglos antes4. Y los cantos del pueblo son claramente mesiánicos. Esta gente llana –y sobre todo los fariseos– conocían bien estas profecías, y se manifiesta llena de júbilo. Jesús admite el homenaje, y a los fariseos que intentan apagar aquellas manifestaciones de fe y de alegría, el Señor les dice: Os digo que si estos callan gritarán las piedras5.
Con todo, el triunfo de Jesús es un triunfo sencillo, “se contenta con un pobre animal, por trono. No sé a vosotros; pero a mí no me humilla reconocerme, a los ojos del Señor, como un jumento: como un borriquito soy yo delante de ti; pero estaré siempre a tu lado, porque tú me has tomado de tu diestra (Sal 72, 23-24), tú me llevas por el ronzal”6.
Jesús quiere también entrar hoy triunfante en la vida de los hombres sobre una cabalgadura humilde: quiere que demos testimonio de Él, en la sencillez de nuestro trabajo bien hecho, con nuestra alegría, con nuestra serenidad, con nuestra sincera preocupación por los demás. Quiere hacerse presente en nosotros a través de las circunstancias del vivir humano. También nosotros podemos decirle en el día de hoy: Ut iumentum factus sum apud te... “Como un borriquito estoy delante de Ti. Pero Tú estás siempre conmigo, me has tomado por el ronzal, me has hecho cumplir tu voluntad; et cum gloria suscepisti me, y después me darás un abrazo muy fuerte”7. Ut iumentum... como un borrico soy ante Ti, Señor..., como un borrico de carga, y siempre estaré contigo. Nos puede servir de jaculatoria para el día de hoy.
El Señor ha entrado triunfante en Jerusalén. Pocos días más tarde, en esa ciudad, será clavado en una cruz.
II. El cortejo triunfal de Jesús había rebasado la cima del monte de los Olivos y descendía por la vertiente occidental dirigiéndose al Templo, que desde allí se dominaba. Toda la ciudad aparecía ante la vista de Jesús. Al contemplar aquel panorama, Jesús lloró8.
Aquel llanto, entre tantos gritos alegres y en tan solemne entrada, debió de resultar completamente inesperado. Los discípulos estaban desconcertados viendo a Jesús. Tanta alegría se había roto de golpe, en un momento.
Jesús mira cómo Jerusalén se hunde en el pecado, en su ignorancia y en su ceguera: ¡Ay si conocieras por lo menos en este día que se te ha dado, lo que puede traerte la paz! Pero ahora todo está oculto a tus ojos9. Ve el Señor cómo sobre ella caerán otros días que ya no serán como este, día de alegría y de salvación, sino de desdicha y de ruina. Pocos años más tarde, la ciudad sería arrasada. Jesús llora la impenitencia de Jerusalén. ¡Qué elocuentes son estas lágrimas de Cristo! Lleno de misericordia, se compadece de esta ciudad que le rechaza.
Nada quedó por intentar: ni en milagros, ni en obras, ni en palabras; con tono de severidad unas veces, indulgente otras... Jesús lo ha intentado todo con todos: en la ciudad y en el campo, con gentes sencillas y con sabios doctores, en Galilea y en Judea... También ahora, y en cada época, Jesús entrega la riqueza de su gracia a cada hombre, porque su voluntad es siempre salvadora.
En nuestra vida, tampoco ha quedado nada por intentar, ningún remedio por poner. ¡Tantas veces Jesús se ha hecho el encontradizo con nosotros! ¡Tantas gracias ordinarias y extraordinarias ha derramado sobre nuestra vida! “El mismo Hijo de Dios se unió, en cierto modo, con cada hombre por su encarnación. Con manos humanas trabajó, con mente humana pensó, con voluntad humana obró, con corazón de hombre amó. Nacido de María Virgen se hizo de verdad uno de nosotros, igual que nosotros en todo menos en el pecado. Cordero inocente, mereció para nosotros la vida derramando libremente su sangre, y en Él el mismo Dios nos reconcilió consigo y entre nosotros mismos y nos arrancó de la esclavitud del diablo y del pecado, y así cada uno de nosotros puede decir con el Apóstol: el Hijo de Dios me amó y se entregó por mí (Gal 2, 20)”10.
La historia de cada hombre es la historia de la continua solicitud de Dios sobre él. Cada hombre es objeto de la predilección del Señor. Jesús lo intentó todo con Jerusalén, y la ciudad no quiso abrir la puertas a la misericordia. Es el misterio profundo de la libertad humana, que tiene la triste posibilidad de rechazar la gracia divina. “Hombre libre, sujétate a voluntaria servidumbre para que Jesús no tenga que decir por ti aquello que cuentan que dijo por otros a la Madre Teresa: “Teresa, yo quise... Pero los hombres no han querido”“11.
¿Cómo estamos respondiendo nosotros a los innumerables requerimientos del Espíritu Santo para que seamos santos en medio de nuestras tareas, en nuestro ambiente? Cada día, ¿cuántas veces decimos a Dios y no al egoísmo, a la pereza, a todo lo que significa desamor, aunque sea pequeño?
III. Al entrar el Señor en la ciudad santa, los niños hebreos profetizaban la resurrección de Cristo, proclamando con ramos de palmas: “Hosanna en el cielo”12.
Nosotros conocemos ahora que aquella entrada triunfal fue, para muchos, muy efímera. Los ramos verdes se marchitaron pronto. El hosanna entusiasta se transformó cinco días más tarde en un grito enfurecido: ¡Crucifícale! ¿Por qué tan brusca mudanza, por qué tanta inconsistencia? Para entender algo quizá tengamos que consultar nuestro propio corazón.
“¡Qué diferentes voces eran –comenta San Bernardo–: quita, quita, crucifícale y bendito sea el que viene en nombre del Señor, hosanna en las alturas! ¡Qué diferentes voces son llamarle ahora Rey de Israel, y de ahí a pocos días: no tenemos más rey que el César! ¡Qué diferentes son los ramos verdes y la cruz, las flores y las espinas! A quien antes tendían por alfombra los vestidos propios, de allí a poco le desnudan de los suyos y echan suertes sobre ellos”13.
La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén pide a cada uno de nosotros coherencia y perseverancia, ahondar en nuestra fidelidad, para que nuestros propósitos no sean luces que brillan momentáneamente y pronto se apagan. En el fondo de nuestros corazones hay profundos contrastes: somos capaces de lo mejor y de lo peor. Si queremos tener la vida divina, triunfar con Cristo, hemos de ser constantes y hacer morir por la penitencia lo que nos aparta de Dios y nos impide acompañar al Señor hasta la Cruz.
“La liturgia del Domingo de Ramos pone en boca de los cristianos este cántico: levantad, puertas, vuestros dinteles; levantaos, puertas antiguas, para que entre el Rey de la gloria (Antífona de la distribución de los ramos). El que se queda recluido en la ciudadela del propio egoísmo no descenderá al campo de batalla. Sin embargo, si levanta las puertas de la fortaleza y permite que entre el Rey de la paz, saldrá con Él a combatir contra toda esa miseria que empaña los ojos e insensibiliza la conciencia”14.
María también está en Jerusalén, cerca de su Hijo, para celebrar la Pascua. La última Pascua judía y la primera Pascua en la que su Hijo es el Sacerdote y la Víctima. No nos separemos de Ella. Nuestra Señora nos enseñará a ser constantes, a luchar en lo pequeño, a crecer continuamente en el amor a Jesús. Contemplemos la Pasión, la Muerte y la Resurrección de su Hijo junto a Ella. No encontraremos un lugar más privilegiado.
1 San Andrés de Creta, Sermón 9 sobre el Domingo de Ramos. — 2 Cfr. Num 22, 21 ss. 3 Lc 19, 37-38. — 4 Zac 9, 9. — 5 Lc 19, 40. — 6 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 181. — 7 ídem, citado por A. Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1983, p. 124. — 8 Lc 19, 41. — 9 Lc 19, 42. —10 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 22. — 11 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 761. — 12 Himno a Cristo Rey. Liturgia del Domingo de Ramos. — 13 San Bernardo, Sermón en el Domingo de Ramos, 2, 4. — 14 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 82.
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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Vadim o Bademio, Santo Mártir, Abril 9  
Vadim o Bademio, Santo
Vadim o Bademio, Santo

Mártir

Etimológicamente: Vadim es un nombre propio masculino de origen incierto. Se baraja en un origen eslavo, aunque algunos investigadores consideran que es de origen persa. También es posible la procedencia árabe, relacionada con la palabra wadi. En español ha dado lugar a Bademio, del latín Bademus.

Archimandrita, mártir. Nació en el siglo IV en Bethlapat, Persia. Fue ejecutado por orden del rey Sapor II en el año 376.

En el año 36 de la persecución de Sapor II, Bademio fue arrestado junto a siete de sus monjes. Durante meses estuvo encadenado en una mazmorra. Al mismo tiempo un noble cristiano llamado Nersan, príncipe de la satrapía de Aria, también fue encarcelado por negarse a adorar al sol. Al principio Nersan parecía decidió a mantenerse en su fe, pero ante la visión de las posibles torturas terminó cediendo y prometió aceptar al dios solar. Para probar la sinceridad de Nersan el rey Sapor ordenó que Bademio fuera trasladado a la celda de Nersan, que se encontraba en una cámara en su palacio real. Sapor le dijo a Nersan que si mataba a Bademio le devolvería sus privilegios y derechos como príncipe.

Nersan aceptó las condiciones del rey. Le dieron una una espada y se dispuso a hundirla en el pecho del monje. Sin embargo, se vio asaltado por un repentino terror, así que se detuvo al instante y fue incapaz de levantar el arma para golpear. Sin embargo, a pesar del miedo que sentía, continuó tratando de clavar su alma en el costado de Bademio. Sin embargo, una combinación de miedo, vergüenza, remordimiento y respeto le invadión y sus golpes resultaron débiles e imprecisos. Sin embargo las heridas del mártir eran tan numerosas que los testigos que presenciaron el martirio admiraron la invencible paciencia de Bademio, que aguardaba la muerte impertérrito.

El decidido mártir amonestó a su torturador diciéndole: Infeliz Nersan, mira a que foso de impiedad te ha llevado tu apostasía. Con gozo voy al encuentro de la muerte; pero con gusto estaría dispuesto a morir bajo una mano que no fuera la tuya: ¿Por qué debes ser tú mi verdugo?

Nersan tuvo que golpear cuatro veces a Bademio para separarle la cabeza de su cuerpo. Poco tiempo después, asaltado por los remordimientos y la vergüenza por lo que había hecho, Nersan se suicidó. El cuerpo de San Bademio fue arrojado fuera de la ciudad por los persas sasánidas, pero los cristianos recogieron sus restos y los enterraron en secreto. Sus discípulos fueron liberados de su prisión en el año 379, tras la muerte del rey Sapor.
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Acacio de Amida, Santo Obispo, Abril 9  
Acacio de Amida, Santo
Acacio de Amida, Santo

Opispo

Martirologio Romano: En Amida, de Mesopotamia, san Acacio, obispo, que, para redimir a unos persas cautivos y sometidos a crueles torturas, interesó al clero y vendió a los romanos los vasos sagrados de la Iglesia (s. V).

Etimológicamente: Acacio = Aquel que no tiene malicia, es de origen griego.

El santo de hoy pertenece al siglo V. Fue obispo y confesor de Amida, Irak.

No le quedó más remedio que vivir el instante. No pensaba en el pasado nunca.

En el año 419, el emperador Teodosio II le envió como embajador al rey de los Persas. Misión nada fácil. El asunto era el siguiente: ver la manera de convocar un concilio de las iglesia persas. Lo promovía un nestoriano.

A los dos años estalló una guerra entre los dos imperios. Los Bizantinos hicieron 7000 prisioneros.

Tan malos eran que querían dejarlos morir en las cárceles de hambre porque – según comentaban los altos jefes – eran muchos para darles cada día de comer.

Ante esta realidad concreta, el obispo Acacio actuó al instante. Vendió los vasos sagrados de su iglesia para pagar sus rescate y liberarlos. Muchos, en agradecimiento al obispo, se hicieron cristianos.

Al enterarse el rey Persa Bahram V de lo que había hecho Acacio, dejó de perseguir a los cristianos nestorianos de su imperio. Le dieron una nueva misión diplomática para que negociase la paz en el año 422.
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Liborio de Le Mans, Santo Obispo, 9 de abril  
Liborio de Le Mans, Santo
Liborio de Le Mans, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de los cenomanos (hoy Le Mans), en la Galia Lugdunense, san Liborio, obispo (s. IV).


San Liborio, por lo general se lo considera el cuarto Obispo de Le Mans, Francia, pero es difícil determinar exactamente la época en que ejerció este ministerio. Lo que sí se sabe, es que fue alrededor del 380, y que estuvo en él durante 49 años.

En algunos documentos se cuenta que uno de sus sucesores, el Obispo Aldrico, al consagrar la catedral (el 21 de junio de 835) quiso que uno de loa altares fuera dedicado al santo del lugar: Liborio.

En el año 836, el Obispo de Paderborn envió una delegación a Le Mans para conseguir alguna reliquia del Santo por haber tenido noticias de sus milagros.

Entre las dos Diócesis se estableció una suerte de "Fraternidad" por la cual San Liborio se convirtió también en Patrono de Paderborn.

Es el protector de los enfermos de cálculos renales y sus imágenes suelen representarlo como un anciano obispo, dándole como atributo identificatorio unas pequeñas piedras en recuerdo del legendario milagro producido durante la traslación de las reliquias

Su culto se difundió mucho en Francia, Alemania, España e Italia.
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Antonio Pavoni, Beato Mártir Dominico, Abril 9  
Antonio Pavoni, Beato
Antonio Pavoni, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Bricherasio, cerca de Pinerolo, en el Piamonte, beato Antonio Pavoni, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que fue apuñalado al salir de la iglesia, después de predicar contra la herejía (1374).

Etimológicamente: Antonio = Aquel que es digno de estima, es de origen latino.

Nacido en Savigliano, provincia de Cuneo, Italia en el año 1326.

Joven inteligente y pío, fue monje con apenas 15 años, y sacerdote a los 25.

En 1360, el Papa Urbano V lo nombró Inquisidor General para luchar contra las herejías en Lombardy y Genoa, siendo uno de los más jóvenes en ocupar ese cargo. Un trabajo duro y difícil, y casi una sentencia de muerte al tener que enfrentar a los herejes.

Su apostolado duró 14 años.

En 1368 fue elegido prior de Savigliano, construyó la nueva abadía, misma que fue hecha sin ningún lujo, mientras, los herejes esperaban cualquier oportunidad para atacar y usar cualquier obstentación como arma para desacreditarlo.

Antonio era amigo de la pobreza, llevaba una vida simple y sencilla, lo que encolerizaba a los herejes por no poder desacreditarlo, entonces deciden matarlo.

El Domingo de Pascua, después de que él predicara contra la herejía en Brichera, siete herejes lo apuñalaron. Era el 9 de abril de 1374.

Fue enterrado en Savigliano, lugar que se convirtió en sitio de peregrinasiones hasta 1827, año en que los restos fueron trasladados a la iglesia dominica de Racconigi.

Fué beatificado el 4 de diciembre de 1856, por el Papa Pío IX.
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Celestina (Catalina) Faron, Beata Religiosa; Virgen y Mártir, Abril 9  
Celestina (Catalina) Faron, Beata
Celestina (Catalina) Faron, Beata

Religiosa y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beata Celestina Faron, virgen de la Congregación de las Pequeñas Siervas de la Inmaculada Concepción y mártir, la cual, al ser ocupada militarmente Polonia durante la guerra, fue encarcelada por la fe de Cristo y, agotada por las privaciones, alcanzó la gloriosa corona (1944).

Etimológicamente: Celestina = Aquella caída del cielo, es de origen latino.

Katarzyna (Catalina en castellano o Caterina en italiano) Faron, nacida en Zabrzez, Polonia, el 24 de abril de 1913, forma parte del grupo de mártires del nazismo.

Ofreció su vida por la conversión de un sacerdote.

Arrestada por la Gestapo fue condenada a trabajos forzados en el campo de concentración de Auschwitz. Afrontó heróicamente el sufrimiento, muriendo el día de Pascua del año 1944.

La joven religiosa fue beatificada por S.S. Juan Pablo II en Polonia, el 13 de Junio de 1999 junto con otros
107 mártires y a Edmundo Bojanowski fundador de la Congregación a la que ella pertenecía: Las Pequeñas Siervas de la Inmaculada Concepción y en la que tomó el nombre de Celestina.
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Fuente: acoantioquena.com
Demetrio de Tesalónica, Santo Mártir. Abril 9  
Demetrio de Tesalónica, Santo
Demetrio de Tesalónica, Santo

Mártir

Martirologio Romano: Cerca de Sirmio, en Panonia, san Demetrio, mártir, muy venerado en todo el Oriente y, de modo especial, en la ciudad de Tesalónica (s. III/IV).

Etimológicamente: Demetrio = Aquel que se dedica a la agricultura o la Tierra, es de origen griego.

Nació en la ciudad de Solún, Grecia.

Sus padres, quienes practicaban el Cristianismo en secreto, lo bautizaron y le enseñaron la religión.

Su padre, procónsul romano, falleció cuando Demetrio era mayor de edad.

El emperador Maximiano (s. IV) nombró a Demetrio gobernador y militar de toda Tesalónica. La principal función de San Demetrio era defender la provincia de los enemigos, obligándolo el emperador a que exterminara también a los cristianos.

Demetrio en lugar de esto comenzó a eliminar las costumbres paganas y a los paganos los convertía a la fe cristiana.

Pronto llegó a oídos del emperador que el procónsul Demetrio era cristiano; y sabiéndolo Demetrio, se preparó para la muerte, repartió sus pertenencias a los pobres, haciendo una vida de ayuno y penitencia.

El emperador recluyó al procónsul y comenzó a distraerse con escenas de gladiadores y circos, donde llevaba a la arena a los cristianos.

El conocido gladiador Liaco fácilmente dominaba a los sumisos cristianos en las luchas y ante la exaltada multitud los arrojaba sobre las lanzas de los guerreros.

El joven cristiano San Néstor, visitó a San Demetrio en el cautiverio y San Demetrio lo bendijo para un combate cuerpo a cuerpo con Liaco. Reforzado por Dios, San Néstor venció al orgulloso gladiador.

En cuanto Maximiano conoció la razón por la que Néstor había ganado, ordenó que San Demetrio fuera traspasado con las lanzas de sus celadores, y que San Néstor fuera decapitado con su propia espada.

El cuerpo del mártir San Demetrio fue arrojado como alimento para las bestias, pero los pobladores lo sepultaron en secreto.

Durante el gobierno del emperador Constantino el Grande (324-337) ante la tumba del mártir San Demetrio fundaron un templo y a los 100 años fueron encontradas sus santas reliquias.

La biografía de san Demetrio dice que liberaba reclusos de las manos de los contrarios y les ayudaba a llegar hasta Solún.

Desde el siglo VII junto a sus reliquias comenzó a fluir una aromática y milagrosa mirra, lo cual se divulgó en esa época. "por su composición no es agua, es más espesa y eso no se parece a ninguna sustancia conocida por nosotros... Es sumamente aromática no solo de lo que conocemos como artificial sino en relación a todo lo creado por Dios."
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Fuente: Franciscanos.org
Tomás de Tolentino, Beato Mártir Franciscano, Abril 9  
Tomás de Tolentino, Beato
Tomás de Tolentino, Beato

Sacerdote y mártir de la
Primera Orden Franciscana

Martirologio Romano: En Tana, en la India occidental, beato Tomás de Tolentino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y mártir, que, habiendo viajado hasta el imperio de China para anunciar el Evangelio, al dirigirse después hacia el territorio de los tártaros y de los hindúes coronó su misión con un glorioso martirio (1321).

Etimológicamente: Tomás = gemelo, mellizo. Es de origen arameo.

(1260-1321)

León XIII aprobó su culto el 23 de julio de 1894.

Tomás de Tolentino y tres compañeros también franciscanos: el sacerdote Jaime de Padua, el clérigo fray Pedro de Siena y el religioso laico fray Demetrio de Tiflis, de origen georgiano o armenio, conocedor de lenguas asiáticas, murieron mártires en la India. Pero sólo el culto de Tomás fue oficialmente confirmado por la Iglesia.

Nacido hacia el año 1260 en Tolentino, ciudad de la Marca de Ancona (Italia), Tomás ingresa en la Orden de los Hermanos Menores en 1285 y forma parte de los espirituales de las Marcas, seguidores de Ángel Clareno. En 1290 parte como misionero, y a través de Grecia llega a Armenia, donde los franciscanos alcanzan la amistad del rey Aitón II, que en 1291 envía a Tomás como legado suyo al Papa Nicolás IV, al rey de Francia y al rey de Inglaterra para solicitar de ellos ayuda contra los sarracenos. En 1296 vuelve por segunda vez a Italia, en esta ocasión para defender a los espirituales de Clareno ante el Ministro General Juan de Morrevallo y la “comunidad” de la Orden.

En 1307 lo encontramos de nuevo en Europa como enviado especial de Juan de Montecorvino, el célebre misionero franciscano y primer Arzobispo de Pekín, para pedir ayuda y especialmente personal para la misión de China. Tomás se entrevistó con Clemente V en Poitiers, y obtuvo de él muchas ayudas.

En los años 1308-1320 ejerce el apostolado en China, junto a Juan de Montecorvino. Hacia finales de 1320 lo encontramos en Ormuz, en el Golfo Pérsico.
Con los tres compañeros, los hermanos Jaime, Pedro
Tomás de Tolentino, Beato
Tomás de Tolentino, Beato
y Demetrio, llega al actual Bombay.

Desembarcan en la isla Salsetta, en la ciudad de Tana, donde los acogen algunos cristianos nestorianos. Hospedados en una familia, son identificados por los mahometanos de la ciudad y conducidos ante el Cadí (Juez), al cual explica Pedro la doctrina cristiana, no sin oponerla a la doctrina musulmana, al Corán y a Mahoma. Esta fue la acusación causante de su condena y del martirio. Cuatro sicarios los arrestan nuevamente y decapitan a tres de ellos, comenzando por Tomás, mientras fray Pedro, por el momento, escapa de la muerte; pero es alcanzado días más tarde y decapitado también. El martirio de los tres primeros tuvo lugar el 3 de abril de 1321, y el de Pedro el 11 del mismo mes y año, todos en Tana.

El sacrificio de estos heroicos mártires está documentado en las relaciones de privadas y sobre todo por la del Beato Odorico de Pordenone, viajero contemporáneo y misionero en China. En 1326 llegó a Tana, y transportó por mar los cuerpos de los mártires, no sin gravísimos peligros, a Zaiton, en China; luego describió su martirio. La cabeza del Beato Tomás fue posteriormente llevada a Tolentino, su patria, donde el glorioso mártir fue venerado con culto público, confirmado por León XIII.
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Santa Casilda de Toledo / ACI Prensa
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Casilda de Toledo, Santa Virgen Eremita, Abril 9  

La virgen mora que vino de Toledo

Martirologio Romano: En el lugar llamado San Vicente, cerca de Briviesca, en la región de Castilla, en España, santa Casilda, virgen, que, nacida en la religión mahometana, ayudó con misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel y después, ya cristiana, vivió como eremita (1075).

Etimológicamente: Casilda = Aquella que canta con alegría, es de origen árabe.

En el cerro que domina el valle, en el santuario actual, descansan desde el 1750 las reliquias de Santa Casilda, -"la virgen mora que vino de Toledo", muy venerada en Burgos, en la urna, obra de Diego de Siloé, rematada por su propia imagen yacente. El lugar ha sido centro de peregrinación durante siglos y no deja de frecuentarlo la piedad de nuestros contemporáneos.

En torno a santa Casilda todo lo que encontramos es incierto, confuso y contradictorio. Pero su figura tiene el encanto de la sencillez y el sabor de lo heroico en el amor. Cautivó al pueblo cristiano medieval y le animó a la fidelidad. Su propio nombre -casida en árabe significa cantar- es como un verso con alas de canción.

Ni siquiera se conoce con exactitud el nombre de su padre, rey moro de Toledo, al que se nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su condición, unos lo describen como un sanguinario perseguidor de los cristianos, mientras que otros lo presentan como apacible y bondadoso.

La princesita mora tiene un natural abundante en clemencia y ternura. Rodeada de todo tipo de comodidades y atenciones en la fastuosidad de la corte, no soporta la aflicción de los desafortunados que están en las mazmorras. Siente una especial piedad con los cautivos pobres y los intenta consolar llevándoles viandas en el hondón de su falda. Un día, cuando realizaba esta labor misericordiosa, fue sorprendida por su padre que le preguntó por lo que transportaba, contestando ella que "rosas" y ¡rosas aparecieron al extender la falda!

Quizá fueron los mismos cautivos cristianos quienes, viendo lo recto de su conducta, le hablaron de Cristo; posiblemente correspondieron a sus múltiples delicadezas y dádivas de la mejor manera que podían, instruyéndola en la fe cristiana.

Pero, aunque en su corazón era ya de Cristo, ¿cómo podría recibir ella el Bautismo con los lazos tan fuertes del Islam que la rodeaban?

Comienza una grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y la ciencia médica de palacio es incapaz de curarla. El Cielo le revela que encontrará remedio en las aguas milagrosas de San Vicente, allá por la Castilla cristiana. Almamún prepara el viaje de su hija con comitiva real. En Burgos recibe Casilda el Bautismo y marcha luego a los lagos de San Vicente, junto al Buezo, cerca de Briviesca. Recuperada la salud según se le dijo, decide consagrar a Cristo la virginidad de su cuerpo milagrosamente curado y resuelve pasar el resto de sus días en la soledad, dedicada a la oración y a la penitencia.

Murió de muy avanzada edad, siendo sepultada en la misma ermita que ella mandó construir. Pronto se convirtió en lugar de peregrinación. Cuentan que los caminantes sintieron desde entonces su especial protección y las mujeres la invocan contra el flujo de sangre, y hasta dicen que basta que una mujer pruebe las aguas y eche una piedra al lago para tener asegurada la descendencia.

Se juntan la historia, la imaginación del pueblo sencillo y la bruma del misterio en torno a la santa. Resta aprender la lección del ejemplo. El amor a Cristo hace posible el trueque del regalo propio de la corte morisca por la aspereza de una vida austera y penitente.
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Fuente: ServitasCadiz.com
Ubaldo Adimari, Beato Presbítero Servita, Abril 9  
Ubaldo Adimari, Beato
Ubaldo Adimari, Beato

Presbítero Servita

Martirologio Romano: En el monte Senario, en la Toscana, beato Ubaldo Adimari, presbítero de la Orden de Siervos de María, que pasó de la milicia terrestre al servicio de María, por obra de san Felipe Benizi (1315).

Etimológicamente: Ubaldo = Aquel de espíritu inteligente, es de origen germánico.

Ubaldo nació en Borgo Sansepolcro, en la región de Toscana, a mediados del siglo XIII. Ya “desde tierna edad amó la vida religiosa” – como atestigua fray Pablo Attavanti en su Diálogo sobre el origen de la Orden-.Primero estudió filosofía y humanidades; más tarde, por su devoción y reverencia hacia la Virgen gloriosa, ingresó en la Orden de los frailes Siervos de santa María y se dedicó al estudio de la teología.

Fray Ubaldo era considerado como “insigne modelo de virginidad” –agrega Attavanti- y pronto adquirió fama de santidad. Era emprendedor y poseía un magnífico espíritu de trabajo; nunca se dejó vencer por una vida fácil y cómoda.

Lo que cuenta la tradición sobre su trato frecuente y amistad con san Felipe, añade a su imagen un rasgo muy personal y confirma la fama de sus virtudes.

En efecto, la obra titulada Sobre el origen y en alabanza de los Siervos de fray Tadeo Adimari y la Vida de Felipe de Florencia de Nicolás Borghese, que a su vez recogen datos de la antiquísima “Leyenda” de san Felipe, refieren que el Santo, hallándose en Todi en trance de agonía y sin conocimiento desde hacía tres horas, a la llegada de fray Ubaldo, quien había sido advertido prodigiosamente de este suceso, de improviso se incorporó un poco, abrazó a su hermano y amigo, y, contento de haberlo visto, murió en la paz del Señor.

No se sabe a ciencia cierta en cual convento de la Orden vivió el Beato, pero hay indicios para suponer que pasó sus últimos años en el convento de Monte Senario, en donde resplandeció por sus virtudes y milagros; según se cuenta, allí murió en olor de santidad el año 1315.

Fue sepultado en Monte Senario –como se lee en la Crónica de la Orden de la bienaventurada Virgen María de fray Miguel Poccianti-. En el año 1707 bajo el altar mayor de la iglesia de Monte Senario, cerca del sepulcro de nuestros siete santos Padres, fue hallado un cuerpo, que por su considerable estatura nadie dudó que fuera el del beato Ubaldo; efectivamente, fray Pablo Attavanti atestigua en la citada obra que el Beato era “un hombre bien parecido y de gran estatura”. El Papa Pío VII confirmó su culto en el año 1821. El cuerpo del beato Ubaldo fue trasladado en 1969 a la capilla de san José de la Basílica de Monte Senario, donde es venerado con gran piedad.
Oración
Señor, Dios nuestro,
principio de la unidad y fuente del amor,
concede a tus hijos que,
a imitación del beato Ubaldo
y por intercesión suya,
te glorifiquen con la santidad del cuerpo
y la unión de los corazones.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
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Fuente: santiebeati.it
Valdetrudis, Santa Monja, 9 de abril  
Valdetrudis, Santa
Valdetrudis, Santa

Monja

Martirologio Romano: En Castroloco (hoy Mons), de Henao, en Neustria, santa Valdetrudis, hermana de santa Aldegundis, que, siendo esposa de san Vicente Madelgario y madre de cuatro santos, a semejanza de su marido se ofreció a Dios y recibió el hábito monástico en el cenobio fundado por ella misma (688).

Etimológicamente: Valdetrudis = Aquella que gobierna con mano de hierro, es de origen germánico.

En la historia de la cristiandad no faltan, aunque a menudo desconocidos, los casos de enteras familias elevadas al honor de los altares, como por ejemplo la santa hoy celebrada, Valdetrudis, que es venerada ya sea con su familia de origen, aquella en la que creció: la cual estaba formada por sus padres san Walberto y santa Bertilia y su hermana santa Aldegondis, o con aquella familia que formó con su marido Vincenzo (Vicente) Maldegario con quien procreó cuatro hijos: Landerico (Obispo de París), Dentellino (quien murió siendo todavía joven), Aldetrudis (abadesa del monasterio de Maubeuge) y Madelberta (también ella abadesa del mismo monasterio), todos, esposo e hijos, son venerados como santos.

Junto a Maldegario formó una familia de condiciones bastante acomodadas. En cuanto los hijos fueron bastante grandes, los pareja decidió separarse, sin disolver el vínculo matrimonial, para poder dedicarse al servicio de Dios en la vida religiosa. Maldelgario emprendió entonces la fundación de un monasterio cerca de Haumont, donde se volvió monje asumiendo el nombre religioso de Vincenzo. Su mujer Valdetrudis, en cambio, esperó todavía dos años para luego apartarse del mundo, yendo a vivir en soledad en una pequeña vivienda. Fue invitada por la hermana Aldegondis a unirse a la comunidad de Maubeuge, pero ella creyó poder llevar una vida todavía más austera quedándose fuera de la abadía.

Con el pasar del tiempo, perdió la tranquilidad que buscaba por la cantidad de visitantes que acudían a ella en busca de consejo, eso la motivó a emprender la fundación de su propio convento cerca de Chateaulieu, en el centro de lo que actualmente es la ciudad de Mons en Bélgica.

Siguió ganando notoriedad por sus numerosas obras de misericordia y le fueron atribuidas bastantes curaciones milagrosas, tanto durante su vida como luego de su muerte. Su alma regresó a Dios por el año 688, para ese año ya tenía once años de viuda. Su culto se desarrolla a partir al menos por el IX siglo, momento en el que un monje de Mons redactó en latín una hagiografía de Valdetrudis. Su nombre fue introducido en el Martirologio Romano en el año 1679. Santa Valdetrudis es la patrona de Mons, ciudad que también custodia sus reliquias en una iglesia del siglo XV, construida cerca de Chateaulieu.
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San Lorenzo de Irlanda

San Lorenzo, arzobispo, nació en Irlanda hacia el año 1128, de la familia O’Toole que era dueña de uno de los más importantes castillos de esa época. Cuando el niño nació, su padre dispuso pedirle a un conde enemigo que quisiera ser padrino del recién nacido. El otro aceptó y desde entonces estos dos condes, se hicieron amigos y no luchó más el uno contra el otro.   Cuando el niño tenía diez años, al jovencito le agradó inmensamente la vida del monasterio y le pidió a su padre que lo dejara quedarse a vivir allí, porque en vez de la vida de guerras y batallas, a él le agradaba la vida de lectura, oración y meditación.

Lorenzo llegó a ser un excelente monje en ese monasterio. Su comportamiento en la vida religiosa fue verdaderamente ejemplar. Dedicadísimo a los trabajos del campo y brillante en los estudios. Fervoroso en la oración y exacto en la obediencia. Fue ordenado sacerdote y al morir el superior del monasterio los monjes eligieron por unanimidad a Lorenzo como nuevo superior.   Por aquellos tiempos hubo una tremenda escasez de alimentos en Irlanda por causa de las malas cosechas y las gentes hambrientas recorrían pueblos y veredas robando y saqueando cuanto encontraban.



El abad Lorenzo salió al encuentro de los revoltosos, con una cruz en alto y pidiendo que en vez de dedicarse a robar se dedicaran a pedir a Dios que les ayudara.   Las gentes le hicieron caso y se calmaron y él, sacando todas las provisiones de su inmenso monasterio las repartió entre el pueblo hambriento. La caridad del santo hizo prodigios en aquella situación tan angustiada. En el año 1161 falleció el arzobispo de Dublín (capital de Irlanda) y clero y pueblo estuvieron de acuerdo en que el más digno para ese cargo era el abad Lorenzo.   Tuvo que aceptar. Lo primero que hizo fue tratar de que los templos fueran lo más bellos y bien presentados posibles.

Luego se esforzó porque cada sacerdote se esmerara en cumplir lo mejor que le fuera posible sus deberes sacerdotales. Y enseguida se dedicó a repartir limosnas con gran generosidad.   En el año 1170 los ejércitos de Inglaterra invadieron a Irlanda llenando el país de muertes, de crueldad y de desolación. Los invasores saquearon los templos católicos, los conventos y llenaron de horrores todo el país. El arzobispo Lorenzo hizo todo lo que pudo para tratar de detener tanta maldad y salvar la vida y los bienes de los perseguidos.     Se presentó al propio jefe de los invasores a pedirle que devolviera los bienes a la Iglesia y que detuviera el pillaje y el saqueo.

El otro por única respuesta le dio una carcajada de desprecio. Pero pocos días después murió repentinamente. El sucesor tuvo temor y les hizo mucho más caso a las palabras y recomendaciones del santo.    Estando en Londres de rodillas rezando en la tumba de Santo Tomás Becket (un obispo inglés que murió por defender la religión) un fanático le asestó terribilísima pedrada en la cabeza. Gravemente herido mandó traer un poco de agua. La bendijo e hizo que se la echaran en la herida de la cabeza, y apenas el agua llegó a la herida, cesó la hemorragia y obtuvo la curación.

El Papa Alejandro III nombró a Lorenzo como su delegado especial para toda Irlanda, y él, deseoso de conseguir la paz para su país se fue otra vez en busca del rey de Inglaterra a suplicarle que no tratara mal a sus paisanos. El rey no lo quiso atender y se fue para Normandía. Y hasta allá lo siguió el santo, para tratar de convencerlo, pero a causa del terribilísimo frío y del agotamiento producido por tantos trabajos, murió allí en Normandía en 1180 al llegar a un convento.


Oremos

Señor, tú que colocaste a San Lorenzo de Irlanda en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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Calendario    de Fiestas Marianas: Nuestra Señora de la Clemencia o la  Misericordia de Absam, cerca de Innsbruck, Austria (1797)

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

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