J†A
  JMJ
  Pax
  † Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1,   26-38
  Gloria a ti, Señor.
  En aquel tiempo, envió Dios al ángel Gabriel a una   ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado   José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel   entró donde estaba María y le dijo:
"Dios te salve, llena de gracia, el Señor   está contigo". 
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se   preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo:
"No temas, María,   pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que   pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el   Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la descendencia de   Jacob por siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al ángel:
"¿Cómo   será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?"
El ángel le   contestó:
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te   cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer de ti será santo y se llamará   Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez,   y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios nada   hay imposible".
María dijo:
"Aquí está la esclava del Señor, que me suceda   como tú dices".
Y el ángel la dejó.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
  Suplicamos tu   oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus   oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te   salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre   todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre   de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.   Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa! 
  Aclaración:   una relación muere sin comunicación   y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras   de vida eterna"   (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no   basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite   ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han   sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
  Por leer la Palabra, no se debe   dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse   el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al   Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y   nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias   por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en   CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
  Nota: es una película protestante, por eso   falta LA MADRE.
  Lo que no ven tus ojos (2 minutos):   http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
  El Gran Milagro (película completa):   http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
  Explicación:   http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
    "El GRAN tesoro oculto de la Santa   Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc 
  Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo,   tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc   14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y   no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros"   (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre   dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si   comulgamos   en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y   renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero   (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios,   que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos   auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es   ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la   Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo,   pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama   realmente?
  Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el   primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las   fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos   pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana:   0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses"   son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren   baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué   no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que   todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa   grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10;   Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
  Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir   "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir   "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad",   "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la   tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la   Misa?
  Estamos en el mundo para ser felices para siempre,   santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la   Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el   representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes   de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el   Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm   14,23). ¿Otros pecados mortales? no   confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al   menos en tiempo pascual (920),   abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos),   promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación   artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual   fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón,   borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de   venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver   más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
  Si no ponemos los medios para confesamos lo antes   posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al   infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22;   10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.).   Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves,   si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay   excusa.
   
    
  † Misal
   
  Anunciación   del Señor (25 de mar; si cae domingo se anticipa al sábado).
   
  Antífona de Entrada
  Cuando Jesús entró en el mundo dijo: Padre mío, he   venido para cumplir tu voluntad.
   
  Se dice "Gloria".
  Oración Colecta
  Oremos:
Señor, tú has querido que la Palabra se   encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos   confesamos a nuestro Redentor, como Dios y hombre verdadero, lleguemos a   hacernos semejantes a él en su naturaleza divina.
Por nuestro Señor   Jesucristo...
Amén.
   
    Yo quiero misericordia y no   sacrificios
  Lectura del libro del profeta Isaías 7,   10-14
  En aquellos días dijo el Señor a Ajaz:
"Pide al   Señor tu Dios una señal, en lo hondo del abismo o en lo alto del   cielo".
Respondió Ajaz:
"No la pido, pues no quiero poner a prueba al   Señor".
Isaías dijo:
"Escucha, heredero de David, ¿les parece poco cansar   a los hombres, que quieren también cansar a mi Dios? Pues el Señor mismo les   dará una señal. Miren, la joven está encinta y dará a luz un hijo, a quien le   pondrá el nombre de Enmanuel".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
    Sal 39, 7-8a.8b-9.10.11
  Aquí estoy, Señor, para hacer tu   voluntad.
  Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero hiciste   que te escuchara; no pides holocaustos ni víctimas. Entonces yo digo: "Aquí   estoy".
Aquí estoy, Señor, para   hacer tu voluntad.
  Para hacer lo que está escrito en el libro acerca de   mí. Amo tu voluntad, Dios mío, llevo tu ley en mi interior.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu   voluntad.
  He proclamado tu fidelidad en la gran asamblea; tú   sabes, Señor, que no me he callado.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu   voluntad.
  No he ocultado tu fidelidad en el fondo de mi corazón,   proclamé tu lealtad y tu salvación, no oculté tu amor y tu lealtad en la gran   asamblea.
Aquí estoy, Señor, para   hacer tu voluntad.
    "Aquí vengo, oh Dios, para hacer tu   voluntad"
  Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
  Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de   los chivos quite los pecados. Por eso, al entrar en este mundo, dice   Cristo:
No has querido sacrificio ni ofrenda, pero me has formado un cuerpo;   no has aceptado holocausto ni sacrificio por el pecado. Entonces yo dije: Aquí   vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad. Así está escrito de mí en un capítulo   del libro.
En primer lugar dice: No has querido ni has aceptado los   sacrificios, ofrendas, holocaustos ni víctimas por el pecado, que se ofrecen   según la ley. Después añade: Aquí vengo para hacer tu voluntad. De este modo   anula la primera disposición y establece la segunda. Por haber cumplido la   voluntad de Dios, y gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo   una vez para siempre, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.
Palabra de   Dios.
Te alabamos,   Señor.
    Honor y gloria a ti, Señor Jesús. 
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros,   y hemos contemplado su gloria.
Honor y gloria a ti, Señor   Jesús.
    El publicano regresó a su casa justificado, el fariseo   no
  † Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1,   26-38
  Gloria a ti, Señor.
  En aquel tiempo, envió Dios al ángel Gabriel a una   ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado   José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel   entró donde estaba María y le dijo:
"Dios te salve, llena de gracia, el Señor   está contigo". 
Al oír estas   palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba tal saludo.   El ángel le dijo:
"No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor.   Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será   grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David,   su padre; reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su reino no   tendrá fin".
María dijo al ángel:
"¿Cómo será esto, pues no tengo   relaciones con ningún hombre?"
El ángel le contestó:
"El Espíritu Santo   vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el   que va a nacer de ti será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente   Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que   todos tenían por estéril; porque para Dios nada hay imposible".
María   dijo:
"Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices".
Y el   ángel la dejó.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor   Jesús.
   
  Se dice "Credo".
  Oración de los Fieles
  Celebrante:
Al celebrar hoy el inicio de la   salvación del linaje humano, oremos, hermanos y hermanas, a Dios Padre   todopoderoso:
Respondemos: Escúchanos, Señor).
  Para que el Hijo de Dios, que se hizo hombre en el   seno de una virgen humilde y obediente, conceda a los fieles imitar a aquélla   que complació con su humildad al Señor y a nosotros nos ayudó con su obediencia,   roguemos al Señor.
Escúchanos,   Señor.
  Para que el Verbo de Dios, que al hacerse hombre en el   seno de María cumplió las antiguas profecías, realice también, con su   encarnación, los anhelos y esperanzas de los pueblos que aún ignoran la   presencia de Dios en el mundo, roguemos al Señor. 
Escúchanos, Señor.
  Para que el que enaltece a los humildes y colma de   bienes a los hambrientos dé fuerza a los decaídos, consuele a los tristes y   conceda su ayuda a los que sufren, roguemos al Señor. 
Escúchanos, Señor.
  Para que el que miró la humillación de María, su   sierva, ponga también sus ojos en nuestra debilidad y haga obras grandes en   nosotros, roguemos al Señor. Para la Salvación, oremos hermanos. 
Escúchanos, Señor.
  Celebrante:
Dios nuestro, que escogiste a santa   María Virgen como Madre del Salvador, escucha las oraciones de tu Iglesia; y haz   que, siguiendo el ejemplo de santa María y poniendo en ti toda nuestra   esperanza, obtengamos en abundancia los bienes que te hemos pedido. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
   
    Acepta, Señor, con bondad, los dones de tu Iglesia,   que reconoce haber tenido su origen en la encarnación de tu Hijo, y concédele   celebrar llena de gozo este memorial de tu amor. 
Por Jesucristo, nuestro   Señor.
Amén.
   
    El misterio de la   Encarnación
  En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y   salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios   todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen creyó el   anuncio del ángel: que Cristo, por obra del Espíritu Santo, iba a hacerse hombre   por salvar a los hombres. Así Dios cumplió sus promesas al pueblo de Israel y   colmó de manera insospechada la esperanza de otros pueblos.
Por eso,
los   ángeles te cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando   humildemente tu alabanza:
    Miren: la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y   le pondrá por nombre Dios con nosotros.
   
    Oremos:
Confirma, Señor, en nosotros la verdadera   fe mediante los sacramentos que hemos recibido; para que cuantos confesamos al   Hijo de la Virgen, como Dios y como hombre verdadero, podamos llegar a las   alegrías del Reino por el poder de su santa resurrección.
Por Jesucristo,   nuestro Señor.
Amén
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  † Meditación diaria
  25 de marzo
  ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR*
  Solemnidad
  — Verdadero Dios y perfecto hombre.
  — La culminación del amor divino.
  — Consecuencias de la Encarnación en nuestra   vida.
  I. Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo   nacido de mujer1.
  Como culmen del amor por nosotros, envió Dios a su Unigénito, que   se hizo hombre, para salvarnos y darnos la incomparable dignidad de hijos. Con   su venida podemos afirmar que llegó la plenitud de los tiempos. San Pablo   dice literalmente que fue hecho de mujer2. Jesús no apareció   en la tierra como una visión fulgurante, sino que se hizo realmente hombre, como   nosotros, tomando la naturaleza humana en las entrañas purísimas de la Virgen   María. La fiesta de hoy es propiamente de Jesús y de su Madre. Por eso, "ante   todas las cosas –señala fray Luis de Granada– es razón poner los ojos en la   pureza y santidad de esta Señora que Dios ab aeterno escogió para tomar   carne de ella.
  "Porque así como, cuando determinó criar al primer hombre, le   aparejó primero la casa en que le había de aposentar, que fue el Paraíso   terrenal, así cuando quiso enviar al mundo el segundo, que fue Cristo, primero   le aparejó lugar para lo hospedar: que fue el cuerpo y alma de la Sacratísima   Virgen"3. Dios preparó la morada de su Hijo, Santa María, con la   mayor dignidad creada, con todos los dones posibles y llena de   gracia.
  En esta Solemnidad aparece Jesús más unido que nunca a María.   Cuando Nuestra Señora dio su consentimiento, "el Verbo divino asumió la   naturaleza humana: el alma racional y el cuerpo formado en el seno purísimo de   María. La naturaleza divina y la humana se unían en una única Persona:   Jesucristo, verdadero Dios y, desde entonces, verdadero Hombre; Unigénito eterno   del Padre y, a partir de aquel momento, como Hombre, hijo verdadero de María:   por eso Nuestra Señora es Madre del Verbo encarnado, de la segunda Persona de la   Santísima Trinidad que ha unido a sí para siempre -sin confusión la naturaleza   humana. Podemos decir bien alto a la Virgen Santa, como la mejor alabanza, esas   palabras que expresan su más alta dignidad: Madre de Dios"4. ¡Tantas   veces le hemos repetido: Santa María, Madre de Dios, ruega por   nosotros...! ¡Tantas veces las hemos meditado al considerar el primer   misterio gozoso del Santo Rosario!
  II. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre   nosotros...5.
  A lo largo de los siglos, santos y teólogos, para comprender   mejor, buscaron las razones que podrían haber movido a Dios a un hecho tan   extraordinario. De ninguna manera era preciso que el Hijo de Dios se hiciera   hombre, ni siquiera para redimirlo, pues Dios –como afirma Santo Tomás de   Aquino– "pudo restaurar la naturaleza humana de múltiples maneras"6.   La Encarnación es la manifestación suprema del amor divino por el hombre, y solo   la inmensidad de este amor puede explicarla: Tanto amó Dios al mundo que le   entregó a su Hijo Unigénito...7, al objeto único de su Amor. Con   este abajamiento, Dios ha hecho más fácil el diálogo del hombre con Él. Es más,   toda la historia de la salvación es la búsqueda de este encuentro; la fe   católica es una revelación de la bondad, de la misericordia, del amor de Dios   por nosotros.
  Desde el principio, Dios fue enseñando a los hombres su gratuito   acercamiento. La Encarnación es la plenitud de esta cercanía. El   Emmanuel, el Dios con nosotros, tiene su máxima expresión en el   acontecimiento que hoy nos llena de alegría. El Hijo Unigénito de Dios se hace   hombre, como nosotros, y así permanece para siempre, encarnado en una naturaleza   humana: de ningún modo la asunción de un cuerpo en las purísimas entrañas de   María fue algo precario y provisional. El Verbo encarnado, Jesucristo, permanece   para siempre Dios perfecto y hombre verdadero. Este es el gran misterio que nos   sobrecoge: Dios, en su amor, ha querido tomar en serio al hombre y, aun siendo   obra de puro amor, ha querido una respuesta en la que la criatura se comprometa   ante Cristo, que es de su misma raza. "Al recordar que el Verbo se hizo carne,   es decir, que el Hijo de Dios se hizo hombre, debemos tomar conciencia de lo   grande que se hace todo hombre a través de este misterio; es decir, ¡a través de   la Encarnación del Hijo de Dios! Cristo, efectivamente, fue concebido en el seno   de María y se hizo hombre para revelar el eterno amor del Creador y Padre, así   como para manifestar la dignidad de cada uno de   nosotros"8.
  La Iglesia, al exponer durante siglos la verdadera realidad de la   Encarnación, tenía conciencia de que estaba defendiendo no solo la Persona de   Cristo, sino a ella misma, al hombre y al mundo. "Él, que es imagen de Dios   invisible (Col 1, 15), es también el hombre perfecto, que ha devuelto   a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado.   En Él la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en   nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido   en cierto modo con todo el hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con   inteligencia de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se   hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros excepto en   el pecado"9. ¡Qué valor debe tener la criatura humana ante Dios, "si   ha merecido tener tan grande Redentor"!10. Demos hoy gracias a lo   largo del día por tan inmenso bien a través de Santa María, pues Ella "ha sido   el instrumento de la unión de Jesús con toda la   humanidad"11.
  III. La Encarnación debe tener muchas consecuencias en la vida del   cristiano. Es, en realidad, el hecho que decide su presente y su futuro. Sin   Cristo, la vida carece de sentido. Solo Él "revela plenamente al hombre el mismo   hombre"12. Solo en Cristo conocemos nuestro ser más profundo y   aquello que más nos afecta: el sentido del dolor y del trabajo bien acabado, la   alegría y la paz verdaderas, que están por encima de los estados de ánimo y de   los diversos acontecimientos de la vida, la serenidad, incluso el gozo ante el   pensamiento del más allá, pues Jesús, a quien ahora procuramos servir, nos   espera... Es Cristo quien "ha devuelto definitivamente al hombre la dignidad y   el sentido de su existencia en el mundo, sentido que había perdido en gran   medida a causa del pecado"13.
  La asunción de todo lo humano noble por el Hijo de Dios (el   trabajo, la amistad, la familia, el dolor, la alegría...) nos indica que todas   estas realidades han de ser amadas y elevadas. Lo humano se convierte en camino   para la unión con Dios. La lucha interior tiene entonces un carácter   marcadamente positivo, pues no se trata de aniquilar al hombre para que   resplandezca lo divino, ni de huir de las realidades corrientes para llevar una   vida santa. No es lo humano lo que choca con lo divino, sino el pecado y las   huellas que dejaron en el alma el pecado original y el personal. El empeño por   asemejarnos a Cristo lleva consigo la lucha contra todo aquello que nos hace   menos humanos o infrahumanos: los egoísmos, las envidias, la sensualidad, la   pequeñez de espíritu... El verdadero empeño del cristiano por la santidad lleva   consigo el desarrollo de la propia personalidad en todos los sentidos: prestigio   profesional, virtudes humanas, virtudes de convivencia, amor a todo lo   verdaderamente humano...
  De la misma forma que en Cristo lo humano no deja de serlo por su   unión con lo divino, por la Encarnación lo terrestre no dejó de serlo, pero   desde entonces todo puede ser orientado por el hombre hacia Él. Et ego, si   exaltatus fuero a terra, omnia traham ad meipsum14. Y Yo,   cuando sea levantado de la tierra, atraeré todo hacia Mí. "Cristo con su   Encarnación, con su vida de trabajo en Nazareth, con su predicación y milagros   por las tierras de Judea y de Galilea, con su muerte en la Cruz, con su   Resurrección, es el centro de la creación, Primogénito y Señor de toda   criatura.
  "(...) Quiere el Señor a los suyos en todas las encrucijadas de la   tierra. A algunos los llama al desierto, a desentenderse de los avatares de la   sociedad de los hombres, para hacer que esos mismos hombres recuerden a los   demás, con su testimonio, que existe Dios. A otros, les encomienda el ministerio   sacerdotal. A la gran mayoría, los quiere en medio del mundo, en las ocupaciones   terrenas. Por lo tanto, deben estos cristianos llevar a Cristo a todos los   ámbitos donde se desarrollan las tareas humanas: a la fábrica, al laboratorio,   al trabajo de la tierra, al taller del artesano, a las calles de las grandes   ciudades y a los senderos de montaña"15. Ese es nuestro   cometido.
  Terminamos nuestra oración acudiendo a la Madre de Jesús, nuestra   Madre. "¡Oh María!, hoy tu tierra nos ha germinado al Salvador... ¡Oh María!   Bendita seas entre todas las mujeres por todos los siglos... Hoy la Deidad se ha   unido y amasado con nuestra humanidad tan fuertemente que jamás se pudo separar   ya esta unión ni por la muerte ni por nuestra ingratitud"16. ¡Bendita   seas!
  1   Liturgia de las Horas, Antífona 1 del Oficio de lectura. Cfr. Gal   4, 4-5. — 2 Cfr. Sagrada Biblia, Vol. VI, Epístolas de San Pablo a los   Romanos y a los Gálatas, EUNSA, Pamplona 1984, nota a Gal 4, 4. —   3 Fray Luis de Granada, Vida de Jesucristo, 1. — 4 San   Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 274. — 5 Jn 1, 14. —   6 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 1, a. 2. — 7 Jn   3, 16. — 8 Juan Pablo II, Ángelus en el Santuario de Jasna Gora,   5-VI-1979. — 9 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 22. —   10 Misal Romano, Himno Exsultet de la Vigilia pascual. — 11   Juan Pablo II, Audiencia general 28-I-1987. — 12 ídem, Enc.   Redemptor hominis, 4-III-1979, 11. — 13 Ibídem. — 14   Jn 12, 32. — 15 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa,   105. — 16 Santa Catalina de Siena, Elevaciones,   15.
  * La Iglesia celebra hoy el misterio de la Encarnación del Verbo   de Dios y, al mismo tiempo, la vocación de Nuestra Señora, que conoce a través   del Ángel la voluntad de Dios sobre Ella. Con su correspondencia -su fiat   comienza la Redención.
  Esta Solemnidad, tanto en los calendarios más antiguos como en el   actual, es una fiesta del Señor. Sin embargo, los textos hacen referencia   especialmente a la Virgen, y durante muchos siglos fue considerada como una   fiesta mariana. La Tradición de la Iglesia reconoce un estrecho paralelismo   entre Eva, madre de todos los vivientes, por quien con su desobediencia entró el   pecado en el mundo, y María -nueva Eva-, Madre de la humanidad redimida, por la   que vino la Vida del mundo: Jesucristo nuestro Señor.
  La fijación en el día de hoy, 25 de marzo, está relacionada con la   Navidad; además, según una antigua tradición, en el equinoccio de primavera   debían coincidir la creación del mundo, el inicio y el fin de la Redención: la   Encarnación y la Muerte y Resurrección de Cristo.
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  25 de marzo
  LA VOCACIÓN DE SANTA MARÍA
  — El ejemplo de Nuestra Señora.
  — Corresponder a la propia vocación.
  — El sí que nos pide el Señor.
  I. Al entrar al mundo dijo el Señor: Vengo, oh Dios, para hacer   tu voluntad1.
  La Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios es el hecho más   maravilloso y extraordinario, el misterio más entrañable de las relaciones de   Dios con los hombres y el más trascendental de la historia de la humanidad:   ¡Dios se hace hombre y para siempre! Y sin embargo este acontecimiento tuvo   lugar en un pueblo pequeño de un país prácticamente desconocido en su tiempo. En   Nazareth, "el que es Dios verdadero nace como hombre verdadero, sin que falte   nada a la integridad de su naturaleza humana, conservando la totalidad de la   esencia que le es propia y asumiendo la totalidad de nuestra esencia humana...   para restaurarla"2.
  San Lucas nos narra con suma sencillez este supremo   acontecimiento: En el sexto mes fue enviado un ángel a una ciudad de Galilea,   llamada Nazareth, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de   la casa de David, y el nombre de la virgen era María3. La   piedad popular ha representado desde antiguo a Santa María recogida en oración   cuando recibe la embajada del ángel: Dios te salve, llena de gracia, el Señor   es contigo. Nuestra Madre quedó turbada ante estas palabras, pero con una   turbación que no la deja paralizada. Ella conocía bien la Escritura por la   instrucción que todo judío recibía desde los primeros años y, sobre todo, por la   claridad y penetración que le daban su fe incomparable, su profundo amor y los   dones del Espíritu Santo. Por eso entendió el mensaje de aquel enviado de Dios.   Su alma está completamente abierta a lo que Dios le va a pedir. El ángel se   apresura a tranquilizarla y le descubre el designio del Señor sobre ella, su   vocación: has hallado gracia delante de Dios –le dice–: concebirás en   tu seno y darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y   será llamado Hijo del Altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre,   reinará eternamente sobre la casa de Jacob, y su Reino no tendrá   fin.
  "El mensajero saluda, en efecto, a María como llena de   gracia: la llama así como si este fuera su verdadero nombre. No llama a su   interlocutora con el nombre que le es propio en el registro civil, Miryam   (María), sino con este nombre nuevo: llena de gracia. ¿Qué significa este   nombre? ¿Por qué el arcángel llama así a la Virgen de   Nazareth?
  "En el lenguaje de la Biblia, gracia significa un don   especial que, según el Nuevo Testamento, tiene la propia fuente en la vida   trinitaria de Dios mismo, de Dios que es amor (cfr. 1 Jn 4,   8)"4. María es llamada llena de gracia porque este nombre   designa su verdadero ser. Cuando Dios cambia un nombre a alguien o le da un   sobrenombre, le destina a algo nuevo o le descubre su verdadera misión en la   historia de la salvación. María es llamada llena de gracia,   agraciadísima, en razón de su Maternidad divina.
  El anuncio del ángel descubre a María su propio quehacer en el   mundo, la clave de toda su existencia. La Anunciación fue para Ella una   iluminación perfectísima que alcanzó su vida entera y la hizo plenamente   consciente de su papel excepcional en la historia de la humanidad. "María es   introducida definitivamente en el misterio de Cristo a través de este   acontecimiento"5.
  Cada día –en el Ángelus–, muchos cristianos en todo el   mundo recordamos a Nuestra Madre este momento inefable para Ella y para toda la   humanidad; también cuando contemplamos el primer misterio de gozo del Santo   Rosario. Procuremos meternos en esa escena y contemplar a Santa María que abraza   con amorosa piedad la santa voluntad de Dios. "Cómo enamora la escena de la   Anunciación. –María –¡cuántas veces lo hemos meditado! está recogida en   oración..., pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al habla con Dios. En   la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace vida de su vida:   ¡no olvides el ejemplo de la Virgen!"6.
  II. Aquí estoy para hacer tu   voluntad7.
  La Trinidad Santísima había trazado un plan para Nuestra Señora,   un destino único y absolutamente excepcional: ser Madre del Dios encarnado. Pero   Dios pide a María su libre aceptación. No dudó Ella de las palabras del ángel,   como había hecho Zacarías; manifiesta, sin embargo, la incompatibilidad entre su   decisión de vivir siempre la virginidad, que el mismo Dios había puesto en su   corazón, y la concepción de un hijo. Es entonces cuando el ángel le anuncia en   términos claros y sublimes que iba a ser madre sin perder su virginidad: El   Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su   sombra; por eso el que nacerá será llamado Santo, Hijo de   Dios.
  María escucha y pondera en su corazón estas palabras. Ninguna   resistencia en su inteligencia y su corazón: todo está abierto a la voluntad   divina, sin restricción ni limitación alguna. Este abandono en Dios es lo que   hace al alma de María ser buena tierra capaz de recibir la semilla   divina8. Ecce ancilla Domini... he aquí la esclava del Señor,   hágase en mí según tu palabra. Nuestra Señora acepta con inmensa alegría no   tener otra voluntad y otro querer que el de su Amo y Señor, que desde aquel   momento es también Hijo suyo, hecho hombre en sus purísimas entrañas. Se entrega   sin limitación alguna, sin poner condiciones, con júbilo y libremente. "Así   María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino, se convirtió en Madre de   Jesús y, al abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de pecado alguno la   voluntad de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la Persona y a   la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la redención con Él   y bajo Él, con la gracia de Dios omnipotente. Con razón, pues, piensan los   Santos Padres que María no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de   Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia   libres"9.
  La vocación de Santa María es el ejemplo perfecto de toda   vocación. Entendemos la vida nuestra y los acontecimientos que la rodean a la   luz de la propia llamada. Es en el empeño por llevar a cabo ese designio divino   donde encontramos el camino del Cielo y la propia plenitud humana y   sobrenatural.
  La vocación no es tanto la elección que nosotros hacemos, como   aquella que Dios ha hecho de nosotros a través de mil circunstancias que es   necesario saber interpretar con fe y con un corazón limpio y recto. No me   habéis elegido vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros10.   "Toda vocación, toda existencia, es por sí misma una gracia que encierra en sí   otras muchas. Una gracia, esto es, un don, algo que se nos da, que se nos regala   sin derecho alguno de nuestra parte, sin mérito propio que lo motive o -menos   aún justifique. No es preciso que la vocación, el llamamiento a cumplir el   designio de Dios, la misión asignada, sea grande o brillante: basta que Dios   haya querido utilizarnos, servirse de nosotros, basta el hecho de que confíe en   nuestra colaboración. Es esto ya, en sí mismo, tan inaudito, tan grandioso, que   toda una vida dedicada al agradecimiento no bastaría para   corresponder"11.
  Hoy le será muy grato a Dios que le demos gracias por las   incontables luces que han ido señalando el itinerario de nuestra llamada, y que   lo hagamos a través de su Madre Santísima que tan fidelísimamente correspondió a   lo que el Señor quiso de Ella.
  III. Ne timeas...
  "No   temas.   Aquí   radica el elemento constitutivo de la vocación. El hombre, de hecho, teme. Teme   no solamente ser llamado al sacerdocio, sino también ser llamado a la vida, a   sus obligaciones, a una profesión, al matrimonio. Este temor muestra un sentido   de responsabilidad inmadura. Hay que superar el temor para acceder a una   responsabilidad madura: hay que aceptar la llamada, escucharla, asumirla,   ponderarla según nuestras luces, y responder: sí, sí. No temas, no temas,   pues has hallado la gracia, no temas a la vida, no temas tu maternidad, no temas   tu matrimonio, no temas tu sacerdocio, pues has hallado la gracia. Esta   certidumbre, esta conciencia nos ayuda de igual forma que ayudó a María. En   efecto, "la tierra y el paraíso esperan tu sí, oh Virgen Purísima". Son   palabras de San Bernardo, famosas y hermosísimas palabras. Espera tu sí,   María. Espera tu sí, madre que vas a tener un hijo; espera tu sí,   hombre que debes asumir una responsabilidad personal, familiar y   social...
  "Esta es la respuesta de María, la respuesta de una madre, la   respuesta de un joven: un sí para toda la vida"12, que nos   compromete gozosamente.
  La respuesta de María –fiat– es aún más definitiva que un   simple sí. Es la entrega total de la voluntad a lo que el Señor quería de   Ella en aquel momento y a lo largo de toda su vida. Este fiat tendrá su   culminación en el Calvario cuando, junto a la Cruz, se ofrezca juntamente con su   Hijo.
  El sí que nos pide el Señor, a cada uno en su propio   camino, se prolonga a lo largo de toda la vida, en acontecimientos pequeños unas   veces, mayores otras, en las sucesivas llamadas, de las cuales unas son   preparación para las siguientes. El sí a Jesús nos lleva a no pensar   demasiado en nosotros mismos y a estar atentos, con el corazón vigilante, hacia   donde viene la voz del Señor que nos señala el camino que Él traza a los suyos.   En esta correspondencia amorosa se van entrelazando, en perfecta armonía, la   propia libertad y la voluntad divina,
  Pidamos hoy a Nuestra Señora el deseo sincero y grande de conocer   con más hondura la propia vocación, y luz para corresponder a las sucesivas   llamadas que el Señor nos hace. Pidámosle que sepamos darle una respuesta pronta   y firme en cada circunstancia, pues solo la vocación es lo que llena una vida y   le da sentido.
  1   Heb 10, 5-7. — 2 Liturgia de las Horas, Segunda lectura. San León   Magno, Carta 28, a Flaviano, 3 — 3 Lc 1, 26-37. — 4   Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 8. — 5 Juan   Pablo II, loc. cit. — 6 San Josemaría Escrivá, Surco, n.   481. — 7 Salmo responsorial. Sal 39, 7. — 8 Cfr. M. D.   Philippe, Misterio de María, Rialp, Madrid 1986, p. 108. — 9 Conc.   Vat. II, Const. Lumen gentium, 56. — 10 Jn 15, 16. —   11 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, Rialp, 17ª ed., Madrid   1984, pp. 35-36. — 12 Juan Pablo II, Alocución   25-III-1982.
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  † Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en   www.iesvs.org)
   
  Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Margarita   Clitherow, Santa   Mártir, Marzo 25   
                                                        |                 
  |                        |                Margarita Clitherow, Samta  |           Mártir        Martirologio         Romano:         En York, en Inglaterra, santa Margarita Clitherow, mártir, la cual, con         la anuencia de su marido, abrazó la fe católica, en la que educó también a         sus hijos, y se preocupó de ocultar en su casa a sacerdotes que eran         perseguidos, por cuyo motivo fue detenida varias veces durante el reinado         de Isabel I, y finalmente, rehusando que su causa fuese llevada ante el         tribunal para que los ánimos de los consejeros del juez no cargasen con la         responsabilidad de su sentencia a muerte, la condenaron, por su fe en         Cristo, a ser asfixiada hasta la muerte bajo un gran peso (1586).         
  Etimológicamente: Margarita         = Aquella de belleza poco común, es de origen         latino.                   Tenemos la fortuna de poseer amplia información acerca de         Margarita Clitherow, gracias a la biografía escrita por su confesor, padre         John Mush, completada en sus detalles con otros documentos contemporáneos.         En York todavía podemos ver la casa del ayuntamiento donde fue juzgada, el         castillo en que estuvo encarcelada, la casa vecina al matadero, que se         cree haber sido su hogar durante su vida matrimonial y la habitación con         la buhardilla en la posada del Cisne Negro, que la tradición señala como         el lugar que ella alquiló para que se celebrara la misa, cuando se         consideró insegura su propia capilla.
  Margarita fue hija de un rico vendedor         de cera, llamado Tomás Middleton, que era hacendado de la ciudad de York y         que tuvo el cargo de comisario, del año 1564 a 1565. Este murió poco         después y su esposa, luego de cinco meses, contrajo nupcias con un hombre         de inferior condición, de nombre May, que estableció su residencia con la         familia en la casa Middleton y Davygate. 
  Allí fue donde Margarita se casó, en 1571, con Juan         Clitherow, ganadero y carnicero que, como el padre de Margarita, era un         hombre acomodado y había tenido cargos públicos. Había sido encargado de         puente y camarlengo con lo que llegó a merecer el derecho de usar el         título de Sir antes de su nombre.
  Margarita fue educada en el protestantismo, pero dos o         tres años después de su matrimonio abrazó la fe católica, después de         haberla estudiado, como su biógrafo nos dice: "al no encontrar         fundamento, verdad, ni consuelo cristiano en los ministros del Nuevo         Evangelio, ni en su propia doctrina y, al enterarse de que muchos         sacerdotes y laicos sufrían al defender la antigua fe católica".         
  Su esposo, bondadoso y de buen         carácter, parece no haberse opuesto entonces ni en ningún momento a los         deseos de su mujer. El no tenía madera de héroe y continuaba conforme a la         religión del Estado, pero tenía un hermano sacerdote, y un cierto Tomás         Clitherow que estuvo preso en el castillo de York a causa de su religión,         en 1600, fue probablemente otro de sus hermanos. 
  El señor Clitherow acostumbraba decir que encontraba dos         defectos en su mujer: que ayunaba demasiado y que nunca lo acompañaba a la         iglesia. Muy al principio, parecía que Margarita podía practicar su fe sin         mucha dificultad y podía buscar a los apóstatas y hacer que se         convirtieran, pero las leyes se hicieron más duras y fueron cumplidas más         estrictamente. 
  Varios cautelosos         amigos le advirtieron que fuera más circunspecta. Se le impusieron multas         al señor Clitherow por las continuas faltas de asistencia de su mujer a la         iglesia y a ella misma se le encarceló varias veces en el castillo, una de         ellas por dos largos años. Las condiciones de vida allí, como sabemos por         datos contemporáneos, eran muy malas; las celdas eran obscuras, húmedas,         llenas de parásitos, y muchos de los cautivos morían durante su reclusión;         aún así, Margarita consideraba esos períodos de encarcelamiento como         retiros espirituales, orando y ayunando cuatro días a la semana, práctica         que continuó después de obtener su libertad. No está clara la fecha en que         ella empezó a abrir su casa a sacerdotes fugitivos, pero se sabe que         continuó haciéndolo así hasta el fin, a pesar de la promulgación de la ley         que castigaba con la muerte el dar albergue a los sacerdotes.         
  Los padres Thompson, Hart Thirkill,         Ingleby y muchos otros habían estado ocultos en la cámara secreta para         sacerdotes, cuya entrada "era molesta para aquél que no estuviera         familiarizado con la gran estrechez de la puerta, que era sin embargo         amplia para un joven". 
  Más aún, a fin         de que no se privara a nadie de la misa, cuando se podía celebrar, el         padre Mush nos dice: "Ella había preparado dos cuartos, uno junto a su         propia casa, adonde ella pudiera tener acceso en cualquier momento, sin         ser vista o notada por sus vecinos. El otro, un poco distante de su casa,         mantenido en secreto para todos, excepto para aquellos que ella sabía eran         fieles y discretos. Ella preparaba este lugar para tiempos más calamitosos         a fin de que Dios pudiera ser servido allí, cuando su propia casa no se         considerara tan segura, aunque ella no pudiera acudir a ese lugar         diariamente, como lo deseaba. También proporcionaba y se encargaba del         cuidado de todo el material que se requería para el servicio del altar,         tanto ornamentos como vasos sagrados.
  Poseyendo una agradable figura, dotada de agudo ingenio y         alegría, Margarita tenía una encantadora personalidad. "Todos la         amaban", leemos, "y acudían a ella en demanda de auxilio, consuelo         y consejo en sus penas. Su servidumbre le tenía un amor tan reverente que,         a pesar de que su ama los corregía con razonable dureza por sus faltas y         negligencias y que sabían cuándo los sacerdotes frecuentaban la casa,         tenían tanto cuidado de conservar los secretos de su ama, como si fueran         sus verdaderos hijos". 
  En muchos         casos, gentes que sostenían otras creencias eran las primeras en escudarla         y advertirla de algún peligro que la amenazaba. Más aún, como una         verdadera mujer de Yorkshire, era una magnífica ama de casa y hábil para         los negocios. "Al comprar y vender mercancía", se nos dice,         "tenía mucho cuidado de saber su verdadero precio para satisfacer a su         esposo que lo dejaba todo a su confianza y discreción".         
  No nos sorprende encontrar que a         menudo urgía a su esposo a desentenderse de la tienda y todas sus         preocupaciones y dedicar sus energías a ventas al mayoreo. Empezaba cada         día con una hora y media dedicada a la oración y meditación. Si había         algún sacerdote disponible, se celebraba la misa y para escucharla se         arrodillaba atrás de sus hijos y sirvientes en el lugar más bajo, a un         lado de la puerta, tal vez para poder dar la señal de alarma en caso de         ser sorprendidos. 
  Dos veces por         semana, los miércoles y domingos, trataba de confesarse. Aunque no era una         mujer muy culta, había aprendido mucho de los sacerdotes que frecuentaban         la casa y conocía tres libros perfectamente: la Biblia, la Imitación de         Cristo, de Tomás de Kempis y el Ejercicio de Perrín. En alguna ocasión         -quizás en la cárcel-, había aprendido de memoria el pequeño oficio de         Nuestra Señora en latín, en previsión de que Dios la llamase alguna vez a         la vida religiosa. 
  El recuerdo de los         sacerdotes martirizados a quienes ella había conocido y que habían sufrido         en Knavesmire, estaba constantemente en ella y, cuando su esposo salía de         viaje, ella algunas veces iba descalza en peregrinación con otras mujeres         al lugar de la ejecución, fuera de las murallas de la ciudad. A todas         horas, era esto una acción peligrosa debido a los espías, pero         particularmente durante el día, y por lo tanto, iban generalmente de noche         y Margarita permanecía meditando y orando bajo la horca "todo el tiempo         que su acompañamiento se lo permitía". 
  Estas visitas pronto terminaron, ya que Margarita, durante         el último año y medio antes de su aprehensión final tuvo que permanecer         recluida en su propia casa, "como en libertad encadenada", por el delito         de haber enviado a su hijo mayor a una escuela allende los mares.         
  El 10 de marzo de 1586, el señor         Clitherow fue citado a comparecer ante el tribunal de York, establecido         por el Gran Consejo del Norte y, en ausencia del amo, su casa fue cateada.         No se encontró nada sospechoso, hasta que los esbirros llegaron a un         cuarto alejado, donde los niños y otros más estaban siendo instruidos por         un maestro de escuela llamado Stapleton, a quien ellos tomaron por         sacerdote. 
  En la confusión que se         siguió, el maestro pudo eludirlos y escapar por el cuarto secreto, pero         los niños fueron interrogados y amenazados. Un niño extranjero, de once         años, que vivía con la familia, se aterrorizó tanto, que descubrió la         entrada del cuarto de los sacerdotes. Nadie lo ocupaba, pero en una         alacena se encontraron vasos y libros que obviamente eran usados para la         celebración de la misa. Estos fueron confiscados y Margarita fue         aprehendida y llevada, primero ante el Consejo y después a prisión en el         castillo. 
  Una vez tranquilizada sobre         la seguridad de su familia, su valor nunca la abandonó y cuando dos días         más tarde se le reunió la señora Ana Tesk, a quien el mismo niño había         delatado por frecuentar los sacramentos, las dos amigas bromearon y rieron         juntas hasta que Margarita exclamó: "Hermana, estamos tan contentas         juntas que temo, a no ser que se nos separe, perder el mérito de estar         encarceladas." 
  Poco antes de que         se les citara a comparecer ante el juez, dijo: "Antes de partir, haré         felices a todos mis hermanos y hermanas del otro lado de la sala"; y,         mirando hacia ellos a través de una ventana -eran 35 y la podían fácil         mente ver desde allí- hizo un par de horcas con sus dedos y agradablemente         se rió de ellas. 
  Después de leído el         cargo, en que se le acusaba de albergar y sostener a los sacerdotes y de         oír la misa, el juez le preguntó si se consideraba culpable o inocente.         Ella replicó: "No conozco ninguna ofensa por la que me deba declarar         culpable", y cuando se le preguntó cómo quería ser juzgada, ella sólo         dijo: "No habiendo cometido ningún delito, no necesito ser         juzgada".
  Nunca se apartó de esta         posición, aunque se le instruyó varias veces y se le urgió a que se         declarara culpable y escogiera ser juzgada por un jurado. Ella sabía que         esto significaba la muerte de todas maneras, pero si aceptaba ser juzgada,         sus hijos, sirvientes y amigos serian llamados a atestiguar y, o mentirían         para salvarla, cometiendo perjurio o tendrían que dar testimonio de lo que         sabían y así sufrir el escándalo y la pena de haber causado su muerte.         
  Se hicieron muchos intentos para         persuadirla a que apostatara o, por lo menos, a que se sujetara al juicio         y un puritano, que había discutido con ella en la prisión, tuvo el valor         de ponerse en pie en la corte y declarar que la condenación, basada en la         acusación de un niño, era contraria a la ley de Dios y de los hombres. El         juez Clinch, que habría querido salvarla, fue dominado por los otros         miembros del Consejo y, finalmente, pronunció la terrible sentencia que la         ley inglesa decretaba para todo el que se negaba a declararse culpable, a         saber, que debería ser prensado hasta morir. Ella oyó la sentencia con la         mayor serenidad y dijo: "Gracias sean dadas a Dios; todo lo que El me         envíe es bien recibido. No soy digna de tener una muerte tan buena como         ésta".
  Después de esto, fue puesta en         prisión en casa de Juan Trew, en Ouse bridge. Ni siquiera entonces se le         dejó en paz, sino que fue visitada por diversas gentes que trataban en         vano de conmover su constancia, incluyendo a su padrastro, Enrique May,         que había sido elegido alcalde de York. Nunca le permitieron ver a sus         hijos y solamente una vez pudo entrevistarse con su marido y eso en         presencia del carcelero. 
  Margarita         iba a ser ejecutada el 25 de marzo, viernes de la Semana de Pasión y la         noche anterior, ella cosió su propia mortaja. Después pasó la mayor parte         del tiempo de rodillas. A las ocho de la mañana, el comisario llegó a         conducirla al calabozo, a pocos metros de la prisión y "todos se         maravillaron de verla gozosa y de alegre semblante". 
  Llegados al lugar de la ejecución, se arrodilló para rezar         y, algunos de los anglicanos ahí presentes le pidieron que rezara con         ellos; pero Margarita rehusó, como el beato Guillermo Hart lo había hecho         casi exactamente tres años antes. "Yo no rezaré con vosotros, ni         vosotros rezaréis conmigo", dijo, "ni yo diré Amén a vuestras         oraciones, ni vosotros a las mías". Ella rezó en voz alta por el Papa,         los cardenales, el clero, los príncipes cristianos, y especialmente por la         reina Isabel para que Dios la convirtiera a la fe y salvara su alma.         
  Entonces fue obligada a desnudarse y         tenderse boca bajo en el suelo. Se le puso una piedra lisa sobre sus         espaldas y sus manos fueron atadas a postes a los lados. Se colocó otra         losa encima de ella y se pusieron pesas sobre esta piedra, hasta llegar a         la cantidad de 700 u 800 kilos. Sus últimas palabras, al recibir el peso         sobre su cuerpo, fueron: "¡Jesús, Jesús, ten misericordia de mí!"         
  Tardó alrededor de un cuarto de         hora en morir, pero su cuerpo fue dejado seis horas en la prensa. Tenía         aproximadamente treinta años. A su esposo le había enviado su sombrero "en         señal de amorosa devoción, como cabeza de su familia" y a Inés, su hija de         doce años, sus zapatos y medias para significar que debería seguir sus         pasos. 
  La niñita se hizo monja en         Lovaina, mientras que dos de los hijos de la mártir fueron después         sacerdotes. Una de las manos de Margarita Clitherow se conserva en un         relicario en el Convento Bar, en York.
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  Vatican.va   
Emiliano   (Omeljan) Kovc, Beato   Sacerdote y Mártir, Marzo 25   
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  Etimológicamente: Emiliano =         Aquel que es gentil y amable, es de origen         latino.                   Cuando el Papa Juan Pablo II hizo su viaje pastoral a         Ucrania, entre los muchos actos que llevó a cabo en tan poco tiempo, uno         de los más importantes fue, sin duda, la beatificación de varios         ucranianos y ucranianas. 
  En el discurso, con motivo de tal         evento, el Papa –al dirigirse a los jóvenes–, les dijo: "Queridos         jóvenes. Vuestro pueblo está viviendo un paso difícil y complejo desde el         paso del régimen totalitario –que lo ha oprimido durante tantos años– a         una sociedad libre y democrática. La libertad requiere conciencias         fuertes, responsables y maduras. La libertad cuesta más que la         esclavitud.. No paséis del régimen comunista al del consumo. Es otra forma         de materialismo que, sin rechazar a Dios, en la realidad lo         niega".
  Nació el 20 de agosto de         1884 en Kosmach (región de Stanislaviv, actualmente Ivano-Frankivsk).         
  Fue ordenado sacerdote en 1911 e         incardinado en la diócesis de Stanislaviv. En 1922 pasó a la archieparquía         de Lvov, y ejerció su ministerio pastoral en Przemyslijany, en la región         occidental de Ucrania. 
  Los comunistas         lo encarcelaron en 1941, pero fue liberado por las tropas alemanas.         
  En 1942 los alemanes encerraron a los         judíos en la zona del gueto. Acusado de ayudar a los judíos a evitar la         deportación, fue arrestado el 30 de diciembre de 1942 y trasladado al         campo de concentración de Majdanek, en la cercanías de Lublin (Polonia).         
  Murió allí el 25 de marzo de 1944, a         los 60 años.
  Juan Pablo II lo ha         llevado al honor de los altares juntamente con otros 26 mártires.         Fue el 27 de junio del 2001.  | 
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  Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Lucia   Filippini, Santa   Fundadora, Marzo 25   
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  |                        |                Lucia Filippini, Santa  |           Fundadora del Instituto de         Maestras Pías        Martirologio         Romano:         En el Montefiascone, en la Toscana, santa Lucía Filippini, fundadora         del Instituto de Maestras Pías, para promover la enseñanza cristiana de         jóvenes y mujeres, especialmente las carentes de recursos (1732).         
  Etimológicamente: Lucía =         Aquella que lleva la luz, es de origen         latino.                   El Instituto de "Maestre Pie" no es tan conocido fuera de         Italia como merece serlo. Pero en una época en la que todavía no se         pensaba en la educación obligatoria, obró maravillas tanto en el         mejoramiento religioso como en el social de las mujeres de su país.         
  Aunque Santa Lucía no fue la verdadera         fundadora de esta notable organización, fue quizás la más celosa, la de         mayor influencia y la más santa entre todas sus primeras propulsoras.         
  Nacida un 13 de Enero de 1672, en         Tarquinia, en Toscana, distante aproximadamente nueve kilómetros de Roma,         quedó huérfana a temprana edad. Siendo aún joven, la seriedad de sus         intenciones, su gran piedad y sus notables cualidades llegaron a oídos del         obispo de la diócesis, cardenal Marcantonio Barbarigo, quien la persuadió         a ir a Montefiascone para trabajar en un instituto educacional para el         entrenamiento de maestros, que él había fundado y puesto bajo la dirección         de religiosas. 
  Lucía se dedicó en         cuerpo y alma al trabajo, donde tuvo contacto con la Beata Venerini, a         quien por ser la más eficaz y dedicada organizadora de un instituto         similar en Viterbo, el cardenal había llamado a Montefiascone para que con         tribuyera con su experiencia al bien de su fundación. 
  Ningún alumno pudo haber mostrado más aptitudes que Santa         Lucía. Su modestia, su caridad y su profunda convicción del valor de las         cosas espirituales, aunados a su decisión y su práctico sentido común, se         ganaron todos los corazones. 
  La obra         prosperó asombrosamente. Nuevas escuelas para niños y centros         educacionales se multiplicaron en todas direcciones y, en 1707, por deseo         expreso del Papa Clemente XI, ella fue a Roma a fundar allí la primera         escuela de "Maestre Pie" en la calle de Chiavi d´Oro. 
  Lucía pudo permanecer en la ciudad tan sólo un poco más de         seis meses, ya que sus obligaciones la llamaban a otras partes, pero los         niños acudían en multitudes que excedían, con mucho, el cupo destinado         para ellos; a Lucía antes de partir, se le llegó a conocer en casi todo el         distrito, como la Maestra Santa. 
  Como         Rosa Venerini, tenía el don de la palabra fácil y convincente. Sin         embargo, su fortaleza no igualaba el esfuerzo con que se dedicaba al         trabajo. Enfermó gravemente en 1726 y, a pesar de la atención médica que         se le dio en Roma, nunca pudo recuperar del todo su salud.         
  Murió con la más santa de las         muertes, el 25 de marzo de 1732, día que ella misma había predicho.         
  Santa Lucía Filippini fue canonizada         en 1930, siendo Papa Pío XI.  | 
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  Agapito   de Sínada, San   Obispo de Sínada, Marzo 25   
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  |                        |                Agapito de Sínada, San  |           Obispo de Sínada        Esta santo que recordamos hoy, murió en el siglo III. Nació         en Roma en el seno de la familia Anicia.
  Su fe era tan firme que no dudó lo más         mínimo en dedicarse a evangelizar. Se alimentaba de una continua oración y         de la presencia de Dios en cuanto pensaba y hacía.
  Fue obispo de Sínada, en Frigia (hoy Çifitkasaba, en         Turquía). Una de las armas de su apostolado fue la correspondencia. Quedan         muchas cartas de en las que se relatan sus dones taumatúrgicos y el         sentido de su apostolado epistolar.
  Una de estas cartas, dirigidas a su amigo san Teófilo,         obispo de Alejandría, dice:"Si me dices, muéstrame a tu Dios", te diré yo         a mi vez: "Muéstrame primero a tu hombre y te diré quién es mi         Dios".
  Cuando fue elegido obispo ,tuvo         que afrontar un problema serio: Belisario, general de Justiniano, había         entrado en Italia para luchar contra los Godos. Su intención era someter         la península bajo la jurisdicción de Constantinopla.
  El rey godo le pidió al Papa que intercediera para que no         llevase a cabo su propósito.
  Agapito         fue a Oriente pero no logró nada en su misión. No obstante tuvo el valor         de excomulgar al patriarca Antimo, y en su lugar consagró obispo a Menas         con la aprobación del propio Justiniano. De vuelta a Roma murió de repente.  | 
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  Fuente: Vatican.va   
Josafata   (Michaelina) Hordashevska, Beata   Co-Fundadora, Marzo 25   
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  |                        |                Josafata (Michaelina) Hordashevska,               Beata  |           Cofundadora de la congregación de         las Esclavas de María Inmaculada        Martirologio         Romano:         En el lugar de Chervonohrad, junto a Lwiw, en Ucrania, beata Josafata         (Miguelina) Hordáshevska, virgen, que fundó el Instituto de Hermanas         Esclavas de María Inmaculada, dedicándose a hacer el bien donde fuese         mayor la necesidad (1919).          (1869-1919)          Nació el 20 de diciembre de 1869 en         Lvov (Ucrania), en el seno de una familia numerosa, honrada y laboriosa,         de rito bizantino. 
  Tuvo que renunciar         a los estudios para dedicarse al trabajo, a fin de ayudar económicamente a         los suyos. 
  Sensible e interesada en         la vida espiritual, encontró un óptimo guía en el misionero basiliano         padre Jeremías Lomnitskyj, que apoyó su deseo de consagrarse al Señor.         
  A los 20 años emitió el voto de         castidad. En 1892 abandonó el proyecto de entrar en el monasterio de         clausura de las monjas basilianas, y juntamente con el padre Jeremías         fundó el instituto de las religiosas Esclavas de María Inmaculada, al         servicio del pueblo. 
  El 24 de agosto         de 1892 vistió el hábito religioso, tomando el nombre del gran obispo y         mártir ucraniano san Josafat Kuntsevych. Así nació la congregación de         Esclavas de María Inmaculada, la primera de vida activa para la asistencia         a los hijos de campesinos, a los enfermos y a los pobres de las comarcas,         así como para la instrucción de los analfabetos y los marginados.         
  Falleció el 25 de marzo de 1919.         
  Fue beatificada en Ucrania por Su         Santidad Juan Pablo II el 27 de Junio de 2001
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  Everardo   (Everado) de Nellenburg, Beato   Monje Benedictino, Marzo 25   
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  |                        |                Everardo (Everado) de Nellenburg,               Beato  |           Monje Benedictino        Martirologio         Romano:         En Schaffhausen, en Suabia, beato Everado, que, siendo conde de         Nellenburg, abrazó la vida monástica en el cenobio de Todos los Santos         (Allerheiligen), construido con su esfuerzo (1078).         
  Etimológicamente: Everardo =         Fuerte como un jabalí, es de origen         anglosajón.                   Llevado por los impulsos hacia la santidad, pensó que su         camino estaba centrado en la vida benedictina.
  Ya hacia el 1050 fundó el monasterio         de Allerheigen (Todos los Santos) en Schaffhausen.
  Tuvo la inmensa suerte de que fuera a consagrarlo el         propio Papa León IX el 22 de noviembre de 1049.
  Y juntamente con el monasterio consagró también otras tres         iglesias pocos años después.
  Era todo         un torrente de alegría y de satisfacción construyendo la paz entre la         gente, haciendo el bien y evitando que el mal se         extendiera.
  Murió en el año 1080, en         la fiesta de la Anunciación, pero su memoria tiene lugar en este         día.
  Su sepulcro, que está en la         iglesia del monasterio era muy visitado, prácticamente como un lugar de         peregrinaciones.
  Pero en la época de         la Reforma protestante –como ellos no quieren cultos a santos– decayó         mucho.
  El sarcófago se conserva         todavía con la figura de Everardo al natural.
  Igualmente, la esposa de Everardo, la condesa Ita, era muy         venerada. Entre otras cosas, fue ella la fundadora del monasterio femenino         de santa Inés. 
  Fue muy venerada en         aquellos tiempos.
  No hay mayor gozo         que hacer desaparecer de nuestro lado el mal, e implantar – con la gracia         y ayuda de Dios – el mundo del bien.  | 
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  Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Tomás   de Costacciaro, Beato   Eremita Camaldulense, Marzo 25   
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  |                        |                Tomás de Costacciaro, Beato  |           Eremita        Martirologio         Romano:         Junto a Costacciaro, en la Umbría, beato Tomás, ermitaño, que pasó         sesenta y cinco años en vida eremítica y la enseñó a otros a vivirla         (1337). 
  Etimológicamente: Tomás =         mellizo, es de origen arameo.                   El Beato Tomás nació en el pequeño pueblo de Costacciaro,         distante alrededor de once kilómetros de Gubbio, en Umbría.         
  Todavía niño, su corazón se inclinaba         por las prácticas piadosas y su padre lo llevaba a la campiña a visitar         los santuarios y lugares de peregrinación. 
  Fue de esta manera como conoció a los ermitaños         camaldulenses de San Romualdo, en su retiro de Sitria y, le atrajo de tal         suerte esa manera de vida, que obtuvo el consentimiento de su padre para         entrar en esa orden. 
  Pasó varios años         entre ellos, pero añoraba mayor penitencia y vida solitaria. Con el         consentimiento del abad, tomó posesión de una vieja cueva en Montecupo o         Montecucco, que se suponía haber estado habitada, en alguna ocasión, por         San Jerónimo. 
  Cuatro años vivió en         aquélla soledad y su manera de vida, como dice su biógrafo, fue sólo         conocida de Dios. Es cierto que haya vivido de raíces y frutas silvestres,         y que los fieles, no sabiendo de su existencia, no pudieron proporcionarle         alimentos, como lo hacían con los otros ermitaños. 
  Por último, accidentalmente fue descubierto por unos         viajeros que se habían extraviado en su camino. Sus penitencias y ayunos         lo habían dejado reducido a la piel y a los huesos y la gente piadosa le         trajo alimento y bebida, pero él no alteró su manera de vivir y regaló         todo a los pobres que se habían empezado a reunir a su alrededor.         
  Varios jóvenes quisieron unirse a él         y sujetarse a su disciplina, pero no los ató con ninguna promesa y les         permitió discurrir libremente. Ellos atesoraron sus dichos y sus milagros         y uno de ellos, posteriormente, escribió su vida. 
  Se dice que Tomás murió el año de 1337, agotado por las         austeridades y privaciones.
  Su culto         fue confirmado por Pío VI el 18 de Marzo de 1778           | 
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  Fuente:   ar.geocities.com/misa_tridentina01   
Hermelando,   Santo   Abad, Marzo 25   
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  |                        |                Hermelando, Santo  |           Abad        Martirologio         Romano:         En la isla de Antrum (hoy Aindre), cerca de Nantes, en Francia, san         Hermelando, el cual, después de servir en la corte real, se hizo monje del         monasterio de Fontenelle y finalmente fue designado primer abad del lugar         (c. 720).                   San Hermelando nació en la diócesis de Noyon y desde su más         temprana juventud aspiró a la vida religiosa. Sus padres, sin embargo,         tenían mundanas ambiciones respecto a él y lo enviaron a la corte del rey         Clotario III, donde fue nombrado escanciador. 
  Se dispuso casarlo y ya se hacían los         preparativos para la boda, cuando convencido de que esa no era la voluntad         de Dios para él, Hermelando abrió su corazón al rey que, aunque         entristecido ante la idea de separarse de él, consintió en que siguiera su         verdadera vocación. 
  Se trasladó a la         abadía de Fontanelle, en Normandía, y recibió el hábito de manos de San         Lamberto. Cuando San Pascasio, obispo de Nantes, solicitó monjes del         monasterio para que tomaran parte en la evangelización de su diócesis,         Lamberto escogió a Hermelando y le nombró superior de los doce hermanos         que fueron enviados. 
  Pascasio les dio         para que se establecieran un monasterio que él había construido en el         estuario del río Loira, en la isla llamada Aindré; ahí observaron la regla         de San Columbano, como la habían observado en Fontenelle. En aquélla         soledad, San Hermelando y sus hermanos vivieron una vida de gran         austeridad y, a pesar de su aislamiento, su fama se extendió rápidamente         entre los habitantes de tierra firme. Los padres llevaban a sus hijos para         que fueran educados por los monjes, que les enseñaban a ser buenos         cristianos así como el amor al estudio.
  El abad procuraba escapar a veces de la afluencia de         visitantes que frecuentaban el monasterio y en ciertas épocas, especial         mente en Cuaresma, se retiraba con otros varios monjes a Aindrette, una         pequeña isla vecina para pasar allí unos días de retiro y especial         austeridad. 
  San Hermelando tuvo el         don de profecía y podía leer los pensamientos de los hombres. También fue         famoso como obrador de portentos. Se dice que cierta vez cuando uno de sus         monjes hablaba del exquisito sabor de una lamprea que había gustado a la         mesa del obispo de Nantes, Hermelando preguntó: "¿No creéis que Dios sea         capaz de enviamos una aquí?" Al terminar de hablar, una ola arrojó una         lamprea a sus pies y, ese pequeño pez, distribuido por el abad, alimentó a         la comunidad entera de monjes. 
  Otra         leyenda refiere que, cuando el santo tuvo ocasión de visitar Coutances,         recibió hospitalidad de un ciudadano al que le quedaba solamente un poco         de vino para agasajar a sus huéspedes. Aunque un gran número de gente         participó del vino, el barril, en lugar de agotarse, se encontró lleno         milagrosamente. Cuando el santo envejeció, renunció a su oficio y se         retiró a Aindrette, donde pasó los últimos años de su vida en la         soledad.
  Murió alrededor del año 720 D.C.   | 
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  Fuente: ACI Prensa   
Dimas,   Santo   El buen ladrón, Marzo 25   
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  |                        |                Dimas, Santo  |           "HOY estarás conmigo en el         Paraíso"        Martirologio         Romano:         Conmemoración del santo ladrón, que en la cruz reconoció a Cristo, y de         Él mereció oír: Hoy estarás conmigo en el Paraíso (s.         I).                   Sólo poseemos noticias ciertas acerca de su muerte y de su         solemne canonización -por parte del mismo Jesucristo-, no repetida en la         historia de la Santidad. - Fiesta: 25 de marzo. 
  "Y con Él crucificaron dos ladrones,         uno a la derecha y otro a la izquierda de Él. Y fue cumplida la Escritura         que dice: Y fue contado entre los inicuos. 
  "Uno de los malhechores le insultaba diciendo: ¿No eres Tú         el Mesías? Sálvate a Ti mismo y a nosotros. 
  "Mas el otro, respondiendo, le reconvenía diciendo: ¿Ni         siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros, la         verdad, lo estamos justamente, pues recibimos el justo pago de lo que         hicimos; mas Éste nada ha hecho; y decía a Jesús Acuérdate de mí cuando         vinieres en la gloria de tu realeza. 
  "Díjole: En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el         Paraíso" (Marcos 17, 27s. y Lucas 23, 39-43). 
  Como hemos indicado al principio, nada más sabemos de San         Dimas con certeza histórica, pues son unas actas, aunque muy antiguas,         apócrifas las que iniciaron la leyenda sobre el mismo, que todos hemos         oído relatar alguna vez. 
  La Sagrada         Familia, según nos narra la Biblia, se vio obligada a huir a Egipto,         debido al peligro que corría la vida de Jesús, por la persecución de los         niños menores de dos años que Herodes el Grande había decretado.         
  En cierta ocasión en que los soldados         del rey -y empieza aquí la narración apócrifa- estaban sobre la pista de         la Familia Santa, y cuando ya les andaban muy cerca, José y María         encontraron una casa en la que fácilmente se podrían esconder, si les         dejaban entrar. 
  Esta casa era la que         habitaba Dimas con los suyos. José les pide que los escondan, pues los         soldados del rey con sus caballos, mucho más veloces que el sencillo         borrico que montan, ya casi les dan alcance. Pero los habitantes de         aquella casa se niegan a ello. 
  En         este momento sale el joven Dimas, que seguramente por su carácter y         decisión gozaba entre sus camaradas de gran autoridad, y dispone que se         queden y les esconde en un lugar tan oculto que la policía romana no         consigue descubrirlos, ni puede detenerlos. Jesús promete a Dimas,         agradecido, que su acto no quedará sin recompensa, y le anuncia que         volverán a verse en otra ocasión y aún en peores condiciones, y entonces         será Él, Cristo, quien ayudará a su benigno protector.         
  De este modo terminan su narración         las actas apócrifas. Explicación suficiente, sin embargo, para observar en         ella una diferencia total entre las leyendas atribuidas a Jesús, y la         sobriedad evangélica, aun en los momentos más sublimes en que para         confirmar su doctrina, Jesucristo obra algunos de sus milagros. Por esta         razón nos ceñiremos a continuación al relato evangélico, Palabra Viva, que         nos conduce a importantes enseñanzas. 
  ¿A qué fue debida la conversión de Dimas, un ladrón, un         malhechor, que seguramente en toda su vida no había visto a Jesús, aunque         hubiera oído hablar de Él, como de alguien grande, misteriosamente         poderoso y enigmático para muchos? 
  Porque en la cruz, Dimas se nos presenta ya convertido,         como creyente en la divinidad de Cristo: "¿Ni siquiera temes tú a Dios,         estando en el mismo suplicio?". 
  Un         autor moderno atribuye la conversión de Dimas a la mirada de Jesucristo,         la mirada clara de Cristo; en su cara abofeteada, escupida y demacrada, la         mirada que había obrado tantos prodigios y que convertía al que se         adentraba en ella con corazón limpio, en seguidor y discípulo...         
  Y el corazón de Dimas debía ser         limpio, a pesar de todos sus delitos. Inclinado al robo quizá por         circunstancias externas, circunstancias tal vez de tipo social, había         sabido conservar, empero, cierto cariño a los que le rodeaban, y un         respeto sincero a sus padres y a las vidas de los demás.         
  Y Dios, por la Sangre de su Hijo que         estaba a punto de derramarse, le premiaba lo bueno que había hecho y le         perdonaba lo malo. Y en su Amor insondable -Dios es Amor- le había         concedido las gracias suficientes y necesarias para aquel acto profundo de         fe. 
  Y a continuación el gran acto de         sometimiento a la Voluntad de Dios y a la justicia de los hombres:         "Nosotros, la verdad, lo estamos justamente, pues recibimos el justo pago         de lo que hicimos"; y después, en aquellos momentos solemnes, alrededor de         los cuales gira toda la Historia, quiera el hombre reconocerlo o no, la         petición confiada, anhelante a su Dios, que por él, con él y también por         nosotros moría en una cruz: "Acuérdate de mí, cuando vinieres en la gloria         de tu realeza". 
  Y de labios del mismo         Cristo oye Dimas las palabras santificadoras: "En verdad te digo que hoy         estarás conmigo en el Paraíso". 
  He         aquí un Santo original: hasta poco antes de morir, un ladrón, un         malhechor, de familia seguramente innoble, sin ningún milagro en su haber,         que puede ser, para nosotros, un magnífico tema de profunda         meditación.  | 
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  Fuente: OCarm.org   
Hilario   (Pawel) Januszewski, Beato   Mártir Carmelita, Marzo 25   
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  |                        |                Hilario (Pawel) Januszewski, Beato  |           Presbítero y         Mártir        Martirologio         Romano:         En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera,         en Alemania, beato Hilario Januszewski, presbítero de la Orden de los         Carmelitas Descalzos y mártir, que en tiempo de guerra, por confesar a         Cristo fue deportado desde Polonia a esta cárcel, y habiéndose contagiado         del tifus por asistir a los enfermos, falleció dejando un hermoso         testimonio de fe y caridad (1945). 
  Etimológicamente: Hilario =         Aquel que es alegre, es de origen latino.                   El P. Hilario Januszewski nació el 11 de junio de 1907 en         Krajenki (Polonia) y se le dio el nombre de Pawel. Fue educado         cristianamente por sus padres Martin y Marianne. Después de frecuentar el         colegio de Greblin ( donde su familia residía desde 1915), continuó sus         estudios en el Instituto de Suchary que abandonó más tarde por problemas         económicos familiares. Después de un tiempo la familia se trasladó a         Cracovia, donde pudo hacer algunos estudios y entró luego en el 1927 en la         Orden Carmelita. 
  Después de cumplir el noviciado en         Leopoli, el 30 de diciembre de 1928, emitió la profesión simple. Al         finalizar sus estudios en Cracovia, fue enviado al Colegio Internacional         San Alberto en Roma. Fue ordenado sacerdote el 15 de julio de 1934.         Habiendo obtenido el lectorado en teología y el premio destinado a los         mejores estudiantes de la Academia Romana de Santo Tomás, en el 1935         regresó a Polonia destinado al convento de Cracovia. 
  Apenas vuelto a Polonia fue nombrado profesor de Teología         Dogmática y de Historia de la Iglesia en el estudiantado de la Provincia         Polaca en Cracovia. El 1 de septiembre de 1939, el P. Eliseo         Sánchez-Paredes Arriaza, Provincial, lo nombró prior de la comunidad. En         aquel tiempo, desde hacía pocas semanas, Polonia estaba ocupada por los         alemanes. Un año después, los invasores decretaron el arresto de numerosos         religiosos y sacerdotes. El 18 de septiembre de 1940, del Carmelo de         Cracovia, fueron deportados por la Gestapo cuatro religiosos.         
  En el mes de diciembre, al ser         arrestado de nuevo algunos religiosos, el P. Hilario decidió cambiarse por         uno de los religiosos más ancianos y enfermos. Desde aquel día comenzó su         calvario. Fue enviado a la prisión de Montelupi (Cracovia), en el campo de         concentración de Dachau. Allí fue ejemplo de vida de oración, animando a         los otros y sembrando la confianza en un mañana mejor. Junto a otros         Carmelitas, entre los cuales estaba el Beato Tito Brandsma, se reunía a         menudo para orar. 
  Mientras, en el         campo de concentración, en la barraca 25, se extendía el tifus. Para         asistir a los enfermos se presentaron a las autoridades del campo 32         sacerdotes. Un par de días después se asoció espontáneamente el P. Hilario         Januszewski. Su apostolado duró 21 días, porque infestado del tifus moría         el 25 de marzo de 1945, pocos antes de la liberación del campo de         concentración. Su cuerpo fue quemado en el crematorio campestre de Dachau.         
  El P. Hilario Januszewski fue         beatificado el 13 de junio de 1999 por Juan Pablo II durante su viaje         apostólico en Varsovia (Polonia). En la misma ocasión el Papa ha         beatificado 108 mártires polacos de la segunda guerra mundial, víctimas de         la persecución nazista. 
  Para ver más         sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz         "click" AQUI   | 
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  Fuente:   ACI Prensa 
Isaac,   Santo   Patriarca, Marzo 25   
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  |                        |                Isaac, Santo  |           Hijo de Abraham y Sara. Los incidentes de su vida están         contenidos en Génesis 15-35, en una narrativa que ha sido estudiada por         muchos académicos, basados en varios documentos (J,E,P) utilizados en la         composición del Libro de Génesis (véase ABRAHAM). 
  De conformidad         con Génesis 17:17; 18:12; 21:6, su nombre significa "quien ríe". Tuvo la         circuncisión al octavo día después de su nacimiento, proclamándose el         legal ancestro del pueblo escogido (21:1-12). Sus primero años los vivió         en Bersabee, allí fue donde su padre lo tomó y llevó al Monte Moria para         ofrecerlo en sacrificio, y donde su vida milagrosamente fue salvada         (21:33; 22:19). Su madre murió cuando tenía treinta y seis años de edad         (cf. Génesis 17:17; 23:1).
  Unos pocos años más tarde, se casó con         Rebeca, la hija de Bathuel, a quien uno de los sirvientes de su padre         había traido de Mesopotamia, de acuerdo con indicaciones de Abraham (24).         La unión tuvo lugar en el sur del país, donde Isaac vivía y donde continuó         viviendo luego de que junto con Ismael sepultaron el cuerpo de Abraham en         una cueva de Machpelah (24:62, 67; 25:7-11). Muchos años pasaron antes de         que el deseo de Isaac, de tener niños fuera escuchado por Dios.
  De         los mellizos que procreó, Esaú fue el amado de Isaac, mientras que Jacob         era el favorito de Rebeca (25:21-28). La sequía y el hambre hicieron que         Isaac tomara el camino de Egipto, pero por llamado de Yahvé, detuvo su         rumbo en Gerara, en donde tuvo lugar un incidente similar a la falta de         votos de Abraham con Sara (26:1-11). Se nos indica que producto de la         envidia que había hacia la prosperidad de Isaac, los filisteos         principiaron a efectuar persecusiones, las cuales fueron soportadas por el         patriarca de manera paciente. Finalmente él salió para         Bersabee.
  Allí fue favorecido con una visión por parte de Yahvé, y         llegó a establecer una alianza solemne con Abimelech, Rey de Gerara         (26:12-33). Durante los últimos años de la carrera de Isaac, ocurrió el         muy conocido incidente mediante el cual confirió la divina bendición a         Jacob, la que había de ser para Esaú (27). A ello siguió la preocupación         de Isaac para proteger a Jacob del resentimiento de su hermano y de         asegurarle una esposa del linaje de su madre en Mesopotamia (28:1-5).         Luego del retorno de Jacob, Isaac murió a la edad de ciento ochenta años y         fue enterrado por sus hijos en la cueva de Machpelah (35: 27-29;         49:31).
  Tal y como es delineado en Génesis, la figura de Isaac es         mucho menos impactante que la de Abraham, su padre. Aún así, por la forma         de su vida, siempre silencioso, gentil, fiel a la guía de Dios, fue de         valor en la transmisión de las gloriosas promesas hechas a Abraham. Fue         fundamentalmente un hombre de paz, alquien que se ajustaba a ser un         príncipe de la paz. Alguien de quien el gran sacrificio del Monte         Calvario, fue previsto en la obediencia hasta la muerte en el Monte         Moria.  | 
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  Fuente:   Vatican.va 
María   Rosa (Margarita) Flesch, Beata   Fundadora, Marzo 25   
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  |                        |                María Rosa (Margarita) Flesch,               Beata  |           Fundadora del Instituto de Religiosas Franciscanas de         Santa María de los Ángeles         Nació el 24 de febrero de 1826 en Shönstat, localidad         situada cerca de Vallander, a orillas del río Rhin, donde sus padres,         Jorge Flesch e Inés Breitbach, vivían de la modesta producción de un         molino. En el bautismo recibió el nombre de Margarita. 
  El         nacimiento de sus dos hermanas, Mariana y Cristina, obligó al padre a         buscar un trabajo de molinero más rentable, que encontró en Urbach, en las         proximidades de Unkel. Fue el primer traslado de una serie que llevaría a         la familia Flesch a establecerse definitivamente en el hermoso valle del         torrente Focken, en Niederbraitbach, para administrar un molino. En 1832         una grave pérdida afectó a toda la familia: la muerte prematura de la         madre. 
  Jorge Flesch, no pudiendo educar solo a sus tres hijas         pequeñas, se casó por segunda vez con Helena Richarz, una viuda con un         hijo nacido de su matrimonio precedente. El carácter duro y difícil de         Helena se convirtió muy pronto en causa de sufrimiento para las tres         pequeñas. De la nueva unión nacieron otros dos hijos. Margarita, la         primogénita, se puso a disposición de la familia con un sentido de         responsabilidad superior a su edad, encontrando sólo en el padre algo de         apoyo y consuelo. 
  Mientras tanto, el don de la fe iba arraigándose         cada vez más en su alma, hasta el punto de que sostenía con alegría las         primeras pruebas difíciles de la vida. Frecuentaba de buen grado la         parroquia y se recogía largamente en oración. Un día, cuando aún tenía         siete años, notó por primera vez en la iglesia un cuadro que representaba         los estigmas de san Francisco. Ese episodio de la Verna se grabó vivamente         en el alma de Margarita, que desde entonces comenzó a cultivar una         devoción sincera y confiada al Poverello de Asís. 
  A la edad de 14         años, Margarita fue admitida a la primera comunión. Fue un día de gracia         particular. Pasó toda la tarde ante el sagrario, gustando la intimidad con         el Señor. Desde entonces, participó todos los días en la santa misa y         recibió la sagrada Comunión. 
  El 2 de abril de 1845 murió su padre,         dejando en la miseria a sus seis hijos y a su viuda. Margarita, que tenía         16 años, no se desanimó, y para ayudar a la familia trabajó como         costurera, bordadora y recolectora de hierbas medicinales, mientras que la         madrastra llevaba una vida poco decorosa. Mientras tanto, tuvo buenas         propuestas de matrimonio, pero las rechazó todas porque comprendió que         Jesús había aceptado su propósito, manifestado ya de niña, de permanecer         virgen. Con los ahorros de su duro trabajo, logró comprar en 1851 el         molino en el que vivía su familia ya desde hacía tiempo, en el valle de         Niederbraitbach. Sus hermanos ya eran mayores e independientes.         Finalmente, podía entregarse de lleno a los pobres, a los ancianos y a los         huérfanos. En la solemnidad de Todos los Santos de aquel año se trasladó a         una ermita anexa a la capilla de la Santa Cruz, un ambiente propicio para         el recogimiento y la oración. 
  En 1856, el Señor le mandó a su         primera compañera, Margarita Bonner, y, poco después, a la segunda,         Gertrudis Beisel. Era imprescindible encontrar una casa para los huérfanos         y un hospital para los enfermos. En 1861, en medio de muchas dificultades         e incomprensiones, se comenzó una nueva construcción en la cumbre del         monte situado detrás de la capilla de la Santa Cruz. 
  El 13 de         marzo de 1863, el obispo de Tréveris aprobó la nueva fundación y admitió a         la sierva de Dios y a sus compañeras a la toma del hábito religioso.         Margarita tomó el nombre de sor María Rosa. Bajo su guía iluminada, la         nueva familia religiosa recibió desde el primer momento un gran impulso,         con la apertura de nuevas casas filiales a orillas del Rhin, en la región         de Eifel, en Westfalia. En 1869, el obispo de Tréveris aprobó la Regla y         las Constituciones del nuevo Instituto de las Religiosas Franciscanas de         Santa María de los Ángeles, así llamadas en honor de la Porciúncula de         Asís. 
  La generosidad y la abnegación de las religiosas se         mostraron sobre todo en la dolorosa circunstancia de la guerra         franco-prusiana, en 1870. Más de cincuenta religiosas, es decir, casi la         mitad de los miembros del Instituto, con la fundadora a la cabeza, se         prodigaron en la asistencia a los heridos y moribundos, poniendo en         peligro su vida. En efecto, doce de ellas murieron mientras realizaban esa         obra caritativa. Al final de la guerra, muchas religiosas fueron         condecoradas por su valor civil. La madre María Rosa, que había ido hasta         el frente de batalla y había sido herida en el hombro por una bala,         recibió una de las condecoraciones más elevadas: la "Verdienstkreuz".         
  Sin embargo, el Señor quiso probar a la madre María Rosa con la         cruz y la humillación: en el capítulo general de 1878, la sierva de Dios         entregó su mandato a la superiora general; en su lugar eligieron a sor         Agata Simons, secretaria general. La nueva superiora general persiguió sin         motivo a la sierva de Dios y dispuso su traslado a la casa más lejana, en         Niederwenigern, donde le asignaron una celda sin ventanas y la trataron         como la última de las convertidas. 
  Sor María Rosa aceptó la         humillación con plena obediencia y perfecta sumisión, perdonando repetida         y explícitamente a quienes le causaban esa pena. La sierva de Dios soportó         estas humillaciones durante veintiocho años. Con su comportamiento humilde         y heroico, fue la luz del Instituto. Murió el 25 de marzo de 1906, después         de recibir con gran devoción los santos sacramentos.
  Fue         beatificada, bajo el pontificado de S.S. Benedicto XVI, el 24 de mayo de         2008.  | 
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  Fuente: Santiebeati.it   
Procopio   de Sázava, Santo   Abad, Marzo 25   
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  |                        |                Procopio de Sázava, Santo  |           Abad        Martirologio         Romano:         En Sázava, en Bohemia, san Procopio, que, dejando mujer e hijo, abrazó         la vida eremítica y después presidió el monasterio fundado allí por él         mismo, celebrando las divinas alabanzas en rito griego y en lengua eslava         (1053). 
  Etimológicamente: Procopio =         Aquel que se prodiga, es de origen griego                   Es uno de los santos Patrones del Bohemia (actual República         Checa), su representación es abundante en el País, en especial el episodio         legendario, según el cual San Procopio logró atar el demonio a un arado,         haciéndoselo tirar de él.
  Sobre su historia se han sido escritas         ocho obras, la primera de las cuales es de 1061-67 y otras dos estoy en         lengua bohemia, uno en versos y uno en prosa.
  Desaforadamente estas obras, todas escritas hace muchos         siglos, relatan hechos diferentes y a veces contradictorios, a fuerza, es         necesario resumir y compaginar las distintas informaciones, teniendo         presente que dichos relatos puedan incluir leyendas         doradas.
  Procopio nació hacia el 975,         en el castillo de Kourim cerca de Chotoun y recibe su instrucción en las         letras eslavas en Vysehrad, que fue el centro administrativo y         eclesiástico del Bohemia, cerca de Praga y dónde existía una famosa         escuela de la lengua eslava.
  Está         comprobado que el alfabeto eslavo fue inventado por el santo obispo         Cirillo y aprobado por la Iglesia, teniendo en cuenta que el Cristianismo         eslavo influenció en Bohemia ya desde los años 869-870, es decir después         del bautismo del duque Borivoj por acción de San         Metodio.
  Agreguemos ahora que en la         época de su nacimiento, que fue alrededor del 975, Bohemia pertenecía,         eclesiásticamente hablando, a la diócesis de rito latino de Ratisbona y         que en aquel año fue erigida la nueva diócesis latina de Praga; pero pese         a estos eventos los duques bohemios opinaban firmemente que debía usarse         la liturgia eslava.
  Las buenas         relaciones que existieron entre Procopio y la familia ducal, indica su         noble origen y que el nombre griego Procopio llegó ciertamente a Bohemia a         través de la liturgia eslava.
  Él fue         sacerdote diocesano de vida honesta y casta, dedicado al servicio de Dios;         después de su ordenación fue recibido entre los canónigos de Vysehard         cercanos a la iglesia de San Clemente.
  Siguiendo las costumbres locales, y tal como otros         sacerdotes, Procopio era casado y tuvo a un hijo llamado Jimram (Emeramo)         quien también llegará a ser monje en el monasterio de su padre, quien,         como a menudo sucedía en aquella época, influenciado por el gran         movimiento benedictino, fue atraído por el ascetismo de los benedictinos y         se hizo monje, casi con certeza en el monasterio de Brevnov, uno de los         dos existentes en aquella época en Bohemia.
  Pero después de un breve tiempo, Procopio averiguó a sus         superiores la posibilidad de asumir una vida aún más austera, y con el         permiso de ellos, se apartó en soledad en una gruta cerca del río Sázava a         unos dos millas del nativo castillo de Kourim.
  Por el año 1009 construyó una capilla y la dedicó a la         Virgen y a San Juan Bautista; dedicado a la oración y a la meditación, no         descuidó la regla benedictina "Ora y labora" dedicándose a desbrozar el         agreste terreno para preparar un área arable.
  Y aquí se introduce la leyenda señalada al inicio, de         haber obligado al diablo, a tirar el arado por él. Tal como ocurrió con         muchos otros santos ermitaños, su soledad atrajo a muchos visitantes, a         los que habló de la fe y curó sus enfermedades con hierbas; era natural         que algunos quisieran participar de aquella vida de oración y a         penitencia, lo que dio inicio a una pequeña aldea de ermitaños, el actual         nombre bohemio de la localidad, significa "las chozas negras" y         probablemente recuerda sus orígenes.
  Un día el duque Oldrich (Ulderico) siguiendo un ciervo en         la selva, se extravió y Procopio lo localizó; de tal encuentro nació una         relación de amistad y respeto, por lo que el duque sufragó la mano de obra         necesaria para la construcción de un monasterio, mismo que contó entre sus         monjes, al hijo y al nieto de Procopio: Jimram y Vito.
  Después de la muerte del duque Oldrich, el título lo         heredó su hijo Bretislav duque de Moravia, el que luego de una visita al         monasterio quedó tan complacido con la vida de Procopio, que decidió         hacerlo elegir abad, cargo que él no había querido.
  El nuevo y primero abad de Sázava, quiso que la Comunidad         siguiera la Regla de San Benito, la liturgia del ritual occidental romano,         la lengua litúrgica eslava. Bajo su guía, los monjes además de los         trabajos normales, se dedicaron a obras literarias y artísticas, ampliando         cada vez más las relaciones con el mundo eslavo.
  Fue paternal con sus monjes más allá de lo que se pueda         contar, exigiéndoles con el ejemplo y también con amonestaciones; durante         su gobierno, no les faltó nunca nada.
  En todo caso, Procopio tomó parte de la vida eclesiástica         de Bohemia en sus tiempos, estuvo en buenas relaciones con el duque         Bretislav y con Sebér (Severo) el obispo de Praga, quien presidió el         entierro del santo abad de Sázava, cuando murió el 25 de marzo         1053.
  Los monjes lo veneraron         enseguida como santo, lo testimonia el culto existente en Hungría, país         que lo acogió entre el 1056 y el 1061, pocos años después de la muerte del         abad, los monjes expulsados por el duque Spytihnev II; su "elevación",         como entonces fue definida la proclamación de un santo de parte de un         obispo, ocurrió 40 años después de su muerte en el año 1093, pero la misma         no fue reconocida oficialmente, desconocemos los         motivos.
  De todos modos, la         canonización oficial ocurrió el 4 de julio de 1204, bajo el pontificado de         Inocencio III; se cuenta que el papa se apresuró en hacer tal         proclamación, después de que en un sueño Procopio le dio un golpe en la         cabeza con el anillo pastoral de los abades.
  La fiesta religiosa por San Procopio de Sázava se celebra         el 4 de julio; él es venerado como Patrón de los campesinos y mineros;         también algunos manantiales de aguas saludables, cerca del monasterio,         llevan su nombre. 
  Sus reliquias,         excluido un brazo devuelto en 1669 a Sázava, fue trasladado al 1588 al         monasterio en Praga, dónde ahora se veneran en la Iglesia Ognissanti del         castillo real.
  El martirologio romano lo recuerda el 25 de         marzo.  | 
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  Fuente: Zenit.org   
Maria   Alfonsina Danil Ghattas, Beata   Fundadora, 25 de marzo   
                                                        |                 
  |                        |                Maria Alfonsina Danil Ghattas,               Beata  |           Co-fundadora de la Congregación         de las Hermanas Dominicas del Santísimo Rosario de         Jerusalén        Fecha         de beatificación:         22 de noviembre de 2009, en la basílica de la Anunciación de         Nazaret.                   Nacida el 4 de octube de 1843, desde pequeña Mariam         Soultaneh, como fue su nombre de pila, sentía una especial devoción a la         Vírgen María y al rezo del rosario: "¡Qué madre bella, María! No la puedo         describir; ninguna imagen se asemeja ni un poco a su inmensa belleza.         ¡Bienaventurado quien goza eternamente!", dice en uno de sus escritos         divulgados por su comunidad.
  Fue gracias a su relación estrecha con         María que pudo ver con claridad cuando tenía sólo 14 años su llamado a la         vida religiosa. Su amor a la Virgen le ayudó a afrontar también algunas         dificultades como la oposición de su mismo padre a su vocación. No         obstante en 1860 vistió el hábito en la comunidad de San José de la         aparición tomando el nombre de Marie-Alphonsine.
  "Se distinguía por su profunda piedad y firme adhesión a         la fe católica. Fundó la asociación de las Hijas de María y también otra         orientada a las Madres cristianas. Prosiguió su labor apostólica en         Belén", asegura el postulador para su causa, padre Vito Tomás Gómez,         OP.
  Tras 14 años de vida comunitaria         sintió un fuerte llamado de la misma Madre de Dios a dejar a las hermanas         de San José de la aparición para fundar una congregación que se dedicara         al rezo del rosario. Para ello tuvo que solicitar una dispensa a Roma y         regresar a vivir a la casa de sus padres. Este permiso lo obtuvo en 1880,         luego de muchas dificultades y con la ayuda del padre Josèph Tannùs         Yammìn, un sacerdote del patriarcado latino.
  Así, ella junto con otras cinco postulantes comenzaron a         formar parte de esta nueva comunidad. El 6 de octubre de 1883, la hermana         Marie-Alphonsine, quien quiso conservar el mismo nombre como religiosa en         su nueva comunidad, recibió el hábito de la Congregación del Rosario. En         1885 fue admitida para hacer su profesión y pronunciar sus primeros         votos.
  Marie-Alphonsine pasó 42 años         al servicio de su comunidad: abrió en Belén un taller para dar trabajo a         las jóvenes pobres de la ciudad, luego fue Jaffa de Nazaret donde asistió         a su director espiritual, el padre Tannous Giuseppe hasta el momento de su         muerte. Más tarde fue a Beit Sahur, Salt, Nablus, Zababdeh, Belén,         Jerusalén y, finalmente a Ain Karem, donde mandó fundar un orfanato. Allí         permaneció hasta su muerte muerte el 02 de marzo de         1927.
  "¡Oh Señor! ¡Es así que te         muestras generoso y que consuelas a los pecadores que no te suplican! ¿De         qué cosa será hecha tu caridad hacia tus amigos y elegidos? ¡Oh María         madre mía! ¿quién te puede comprender? ¿Quién puede darse cuenta de tu         compasión hacia las hijas de tu raza, especialmente aquellas que se         sienten desorientadas en su vida?", escribió la futura         beata.
  En todos los lugares donde         habitaba concentró su acción en enseñar a leer o escribir, enseñar los         trabajos manuales, fundar confraternidades para mujeres, enseñar el         catecismo y, por supuesto, difundir el rezo del rosario. "La mortificación         de sí mismo atrae gracias inmensas, así como la oración y la modestia",         repetía constantemente Marie-Alphonsine.
  Hoy son cerca de 300 hermanas de la Congregación del Santo         Rosario, presentes en Palestina e Israel, Jordania, Líbano, Siria,         Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Roma.
  La secretaria general de la Congregación, sor Ildefonsa,         explicó en declaraciones a la agencia italiana Sir, que no sólo la         congregación, sino toda la comunidad cristiana, en especial en Galilea         está preparándose desde hace tiempo para esta         ceremonia.
  La beatificación "será,         para nuestras comunidades cristianas, una invitación al valor, a         permanecer a pesar de las dificultades", añadió la         religiosa.
  "Me he donado con una         ofrenda total por todo lo que la Divina Providencia quería de mí. No         encuentro ningún mal en aquello que sufro porque soy una ofrenda del         Rosario", decía Marie-Alphonsine.  | 
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  Fuente:   Martirologio Romano 
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  San         Quirino, mártir En Roma, en el cementerio de Ponciano, en la vía         Portuense, san Quirino, mártir (s. inc.). 
  Santa Matrona,         mártir En Tesalónica, de Macedonia, santa Matrona, mártir, que,         siendo esclava de una hebrea, a escondidas daba culto a Cristo, y         descubierta por su señora, sufrió muchas penalidades, fue azotada con         varas y en la confesión de Cristo entregó a Dios su espíritu incorrupto         (s. inc.). 
  San Mona, obispo En Milán, en la región         transpadana, san Mona, obispo (c. 300).
  Beato Jacobo Bird,         mártir En Winchester, en Inglaterra, beato Jacobo Bird, mártir, que         bajo la misma reina, a los diecinueve años de edad, convertido desde poco         al catolicismo, rechazó participar en una liturgia herética, mereciendo         por ello llegar a la celebración del culto celestial (1592).           | 
   San   Tarasio, (en griego: Ταράσιος),   (c. 730–25 de febrero de 806) fue patriarca de Constantinopla desde el 25 de   diciembre de 784 hasta su muerte en 806.
  Tarasio nació y murió en Constantinopla. Hijo de un juez de alto   rango, desde su infancia tuvo relación con otras familias importantes, como la   del último patriarca, Focio. Tarasio desarrolló una carrera en la administración   seglar y pasó a ser secretario imperial (asekretis). En este cargo, como   mostró simpatías tanto por los Iconodulas como por la obediencia a las órdenes   imperiales, la emperatriz Irene le nombró patriarca en 784, aunque en aquel   tiempo era seglar. Sin embargo, como todos los bizantinos educados, estaba muy   versado en teología. Para poder ser nombrado patrirca Tarasio fue ordenado   apresuradamente sacerdote.
  En 784 participó en el Concilio de Nicea, convocado para tratar la   controversia iconoclasta. Mientras duraron las deliberaciones se produjeron   varios tumultos. Finalmente se condenó la iconoclasia y se afirmó oficialmente   la veneración de las imágenes.
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  Fuentes: IESVS.org; EWTN.com;   hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
   
  Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
   
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