miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lecturas Jueves 08 de Diciembre de 2011. Inmaculada Concepción de María: Fiesta de guardar. Faltar es pecado mortal (Catecismo 2181).

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 26-38)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".

María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó:

"El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó:

"Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Inmaculada Concepción de Santa María Virgen

Solemnidad

Cantemos al Señor un canto nuevo

¡Ven, Señor Jesús!

Antífona de Entrada

Con gozo intenso me gozaré en el Señor y en mi Dios se alegrará mi alma, pues me ha vestido una túnica de salvación y me ha cubierto con un manto de inocencia, como la novia se enjoya para su boda.

Se dice Gloria.

 

Oración Colecta

Oremos:

Dios todopoderoso, que por la inmaculada concepción de la Virgen María preparaste una morada digna para tu Hijo y, en atención a los méritos de la muerte redentora de Cristo, la preservaste de toda mancha de pecado, concédenos, por su maternal intercesión, vivir en tu presencia sin pecado.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (3, 9-15. 20)

Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: "¿Dónde estás?"

Este le respondió: "Oí tus pasos en el jardín; y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí". Entonces le dijo Dios:

"¿Y quien te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?" Respondió Adán: "La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí". El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Por qué has hecho esto?" Repuso la mujer: "La serpiente me engañó y comí".

Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente: "Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.

Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de morder su talón".

El hombre le puso a su mujer el nombre de "Eva", porque ella fue la madre de todos los vivientes.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 97

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

 

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (1, 3-6. 11-12)

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo,

bendita tú entre las mujeres.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 26-38)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".

María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó:

"El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó:

"Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante:

Oremos, a Dios, por intercesión de María, la Virgen Inmaculada y pidámosle que escuche nuestras oraciones en favor de todo el mundo.

Por María, escúchanos.

Por la Iglesia del tercer milenio cristiano: para que viva la fe con autenticidad y la transmita con fidelidad e ilusión.

Oremos.

Por María, escúchanos.

Por el Papa y nuestro Obispo: para que María Inmaculada les anime, conforte y sostenga en su ministerio.

Oremos.

Por María, escúchanos.

Por nuestros gobernantes: que con sentido de justicia sirvan al pueblo que les confió una misión de servicio y promoción de la sociedad.

Oremos.

Por María, escúchanos.

Por los jóvenes: para que María les enseñe a amar la pureza, la belleza y la sencillez.

Oremos.

Por María, escúchanos.

Por las madres de familia: para que, mirando a la Madre de Jesús, se animen a servir al Señor en sus hogares.

Oremos.

Por María, escúchanos.

Por nosotros: para que María, la Virgen Inmaculada, nos enseñe a hacer lo que Jesús nos pide.

Oremos.

Por María, escúchanos.

 

Celebrante:

Mira a la Madre de tu Hijo, inclina tu oído a nuestras oraciones y bendícenos con tu gracia para que vivamos como Ella en continua fidelidad a tu plan de salvación.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio de salvación que vamos a ofrecerte en esta festividad de la santísima Virgen María, a la que, desde su concepción, preservaste de todo pecado y, por su intercesión, concédenos el perdón de

todas nuestras culpas.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio propio

El misterio de María y la Iglesia.

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque preservaste a la Virgen María de toda mancha de pecado original para que, enriquecida con la plenitud de tu gracia, fuese digna Madre de tu Hijo, imagen y comienzo de la Iglesia, que es la esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura.

Purísima tenía que ser, Señor, la Virgen que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad.

Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo…

 

Antífona de la Comunión

Grandes cosas se cantan de ti, María, porque de ti ha nacido el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido, nos ayuden, Señor, a superar la debilidad que nos dejó el pecado original, del cual, por singular privilegio, preservaste a la santísima Virgen María en su inmaculada concepción.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Meditación diaria

 

Adviento. 2ª semana. Jueves

COMENZAR DE NUEVO

— Hemos de luchar contra los propios defectos y pasiones hasta el final de nuestros días. La vida cristiana no es compatible con el aburguesamiento.

— Contar con las derrotas. Recomenzar muchas veces.

— El Señor desea que comencemos de nuevo después de cada fracaso: ese es el fundamento de nuestra esperanza.

I. En estos días de Adviento se nos presenta la figura de Juan el Bautista como modelo para imitar en muchas virtudes, y como figura dispuesta por Dios para preparar la llegada del Mesías. Con él se cierra el Antiguo Testamento y se llega al umbral del Nuevo.

El Señor nos anuncia en el Evangelio de la Misa de hoy que desde los días de Juan hasta ahora el Reino de los Cielos padece violencia, y quienes se esfuerzan lo conquistan1. Padece violencia la Iglesia por parte de los poderes del mal, y padece violencia el alma de cada hombre, inclinada al mal como consecuencia del pecado original. Será necesario luchar hasta el final de nuestros días para seguir al Señor en esta vida y contemplarle eternamente en el Cielo. La vida del cristiano no es compatible con el aburguesamiento, la comodidad y la tibieza. «Hay quien no es capaz ni siquiera de cambiarse de sitio por Dios. Quisieran sentir gustos y consuelos de Dios sin hacer más esfuerzos que tragar lo que Él les echa en la boca, y gozar lo que les pone en el corazón sin mortificarse ellos en nada; sin dejar sus gustos y veleidades. Pero esperan en vano. Porque mientras ellos no salgan a buscar a Dios, por mucho que le llamen, no le encontrarán»2.

Ahora es un momento especialmente propicio para que examinemos cómo luchamos contra las propias pasiones, los defectos, el pecado, el mal carácter... Esa lucha «es fortaleza para combatir las propias debilidades y miserias, valentía para no enmascarar las infidelidades personales, audacia para confesar la fe también cuando el ambiente es contrario.

»Hoy, como ayer, del cristiano se espera heroísmo. Heroísmo en grandes contiendas, si es preciso. Heroísmo –y será lo normal– en las pequeñas pendencias de cada jornada»3.

Esta lucha que nos pide el Señor a lo largo de toda nuestra vida, y especialmente en estos tiempos litúrgicos en que se nos manifiesta de modo más cercano en su Santísima Humanidad, se concretará muchas veces en fortaleza para cumplir delicadamente nuestros actos de piedad con el Señor, sin abandonarlos por cualquier otra cosa que se nos presente, sin dejarnos llevar por el estado de ánimo de ese día o de ese momento; se concretará en el modo de vivir la caridad, corrigiendo formas destempladas del carácter (del mal carácter), esforzándonos por tener detalles de cordialidad, de buen humor, de delicadeza con los demás; en realizar bien el trabajo, que hemos ofrecido a Dios; en hacer un apostolado eficaz a nuestro alrededor; en poner los medios oportunos para que nuestra formación no se estanque... Ordinariamente será una lucha en lo pequeño. «Oigamos al Señor, que nos dice: quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho (Lc 16,10). Que es como si nos recordara: lucha cada instante en esos detalles en apariencia menudos, pero grandes a mis ojos; vive con puntualidad el cumplimiento del deber; sonríe a quien lo necesite, aunque tú tengas el alma dolorida; dedica, sin regateo, el tiempo necesario a la oración; acude en ayuda de quien te busca; practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad»4.

Nuestro amor al Señor se expresará en recomenzar muchas veces en este esfuerzo diario para no dejarnos vencer por la comodidad y la pereza, siempre al acecho. «El diablo no duerme, ni es aún la carne muerta, por eso no ceses de prepararte para la batalla. A la diestra y a la siniestra están los enemigos, que nunca descansan»5. No descansemos tampoco nosotros en una lucha alegre y con metas concretas. El Señor está de nuestro lado y ha puesto un Ángel Custodio que nos prestará inestimables ayudas, si acudimos a él.

II. En nuestro andar hacia el Señor no siempre venceremos. Muchas derrotas serán de escaso relieve; otras sí tendrán importancia, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más a Dios. Y comenzaremos de nuevo, con la ayuda del Señor, sin desánimos ni pesimismo, que son fruto de la soberbia, sino con paciencia y humildad para empezar una vez más aunque no veamos fruto alguno.

En muchísimas ocasiones oiremos al Espíritu Santo: Vuelve a empezar..., sé constante, no importa el reciente fracaso, no importan todas las experiencias negativas anteriores juntas..., vuelve a empezar con más humildad, pidiendo más ayuda a tu Señor.

En lo humano, la genialidad es fruto, normalmente, de una prolongada paciencia, de un esfuerzo repetido incesantemente y mejorado sin cesar. «El sabio repite sus cálculos y renueva sus experiencias, modificándolas hasta dar con el objeto de sus investigaciones. El escritor retoca veinte veces su obra. El escultor rompe uno después de otro sus intentos hasta que expresan su creación interior... Todas las creaciones humanas son fruto de una perpetua vuelta a empezar»6. En lo sobrenatural, nuestro amor al Señor no se manifiesta tanto en los éxitos que creemos haber alcanzado como en la capacidad de comenzar de nuevo, de renovar la lucha interior. La mediocridad espiritual, la tibieza, es, por el contrario, el abandono y la dejadez en nuestros propósitos y metas de vida interior. En el camino que conduce a Dios, «dormir es morir»7. El desánimo, que lleva siempre en sí mismo un punto de soberbia y de excesiva confianza en uno mismo, induce al abandono de los propósitos y metas que el Espíritu Santo sugirió un día en la intimidad del corazón.

Con frecuencia, el progreso de la vida interior viene después de fracasos, quizá inesperados, ante los que reaccionamos con humildad y deseos más firmes de seguir al Señor. Se ha dicho con razón que la perseverancia no consiste en no caer nunca, sino en levantarse siempre. «Cuando un soldado que está combatiendo recibe alguna herida o retrocede un poco, nadie es tan exigente o tan ignorante de las cosas de la guerra que piense que eso es un crimen. Los únicos que no reciben heridas son los que no combaten; quienes se lanzan con más ardor contra el enemigo son quienes reciben los golpes»8.

Pidámosle a la Virgen la gracia de no abandonar jamás nuestra lucha interior, aunque sea triste y catastrófica nuestra experiencia anterior, y la gracia y la humildad de recomenzar siempre.

Pidámosle también hoy a Nuestra Señora ser constantes en nuestro apostolado, aunque aparentemente no se vea fruto alguno. Un día, quizá cuando ya estemos en su presencia, el Señor nos hará contemplar los frutos de un apostolado que en ocasiones nos parecía estéril, y que fue siempre eficaz. La semilla que se siembra da siempre su fruto: una, cien; otra sesenta; otra, treinta...9. Mucho fruto para una sola semilla.

III. Levantaos, alzad la cabeza. Se acerca vuestra liberación10.

Se nos narra en los Hechos de los Apóstoles que un día Pedro y Juan subían al Templo para orar y se encontraron con un cojo de nacimiento que pedía limosna. Entonces Pedro le dijo: No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, eso te doy: en el nombre de Jesucristo Nazareno levántate y anda11.

En el nombre de Jesucristo... Así hemos de recomenzar nosotros en el apostolado y en nuestra lucha contra todo lo que intenta separarnos de Dios. Esa es nuestra fuerza. No comenzamos de nuevo por un empeño personal, como si tratáramos de afirmar que nosotros podemos sacar adelante las cosas. Nosotros no podemos nada. Precisamente, cuando nos sentimos débiles, la fuerza de Cristo habita en nosotros12. ¡Y es una fuerza poderosa!

Como San Pedro que, después de aquella noche perdida en la que no había pescado nada, echa de nuevo las redes al mar solo porque el Señor se lo manda: Maestro, le dice, toda la noche hemos estado fatigándonos y no hemos cogido nada; pero porque Tú lo dices echaré la red13. A pesar del cansancio, a pesar de que no es hora para pescar, aquellos hombres volverán a tomar las redes, que ya estaban lavando para otro día. Los elementos humanos que hacían aconsejable la pesca han quedado atrás. El motivo de iniciar de nuevo la tarea es la confianza de Pedro en su Señor. Pedro obedece sin más razonamientos.

El fundamento de nuestra esperanza está en que el Señor desea que recomencemos de nuevo cada vez que hemos tenido un fracaso, quizá aparente, en nuestra vida interior o en nuestro apostolado. «Porque Tú me lo dices, Señor, comenzaré de nuevo». Si vivimos así, eliminaremos para siempre en nuestra vida el fantasma del desaliento, que a tantas almas ha sumido en la mediocridad espiritual y en la tristeza.

Recomienza de nuevo... Nos lo dice Jesús con especial intimidad en estos días en que la Navidad se acerca. «Cuando tu corazón caiga, levántalo, humillándote profundamente ante Dios con reconocimiento de tu miseria, sin maravillarte de haber caído, pues no tiene nada de admirable que la enfermedad sea enferma, la debilidad débil, y la miseria mezquina. Sin embargo, detesta con todas tus fuerzas la ofensa que has hecho a Dios y, con valor y confianza en su misericordia, prosigue el camino de la virtud que habías abandonado»14.

1 Mt 11, 12. — 2 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 2. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 82. — 4 Ibídem, 77. — 5 T. Kempis, Imitación de Cristo, II, 9, 8. — 6 G. Chevrot, Simón Pedro, Madrid 1980, p. 34. — 7 San Gregorio Magno, Hom. 12 sobre los Evangelios. — 8 San Juan Crisóstomo, Exhort. II a Teodoro 5. 9 Mt 13, 8. — 10 Cfr. Is 35, 4. — 11 Hech 3, 6. — 12 2 Cor 11-12. — 13 Lc 5, 5. — 14 San Francisco de Sales, Introd. a la vida devota, 3, 9.

 

 

8 de diciembre

INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN*

Solemnidad

— La Virgen en el misterio de Cristo.

— Su plenitud de gracia recibida en el instante de su Concepción Inmaculada.

— Para imitar a la Virgen es necesario tratarla. Devociones.

I. Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas1. Son palabras que la Liturgia pone en labios de Nuestra Señora en esta Solemnidad, y expresan el cumplimiento de la antigua profecía de Isaías.

Todo cuanto de hermoso y bello se puede decir de una criatura, se lo cantamos hoy a nuestra Madre del Cielo. «Exulte hoy toda la creación y se estremezca de gozo la naturaleza. Alégrese el cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia. Destilen los montes dulzura de miel y júbilo las colinas, porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo y nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David su siervo, es decir, en esta inmaculadísima y purísima Virgen, por quien llega la salud y la esperanza a los pueblos»2, canta un antiguo Padre de la Iglesia.

La Trinidad Santa, queriendo salvar a la humanidad, determinó la elección de María para Madre del Hijo de Dios hecho Hombre. Más aún: quiso Dios que María fuera unida con un solo vínculo indisoluble, no solo al nacimiento humano y terrenal del Verbo, sino también a toda la obra de la Redención que Él llevaría a cabo. En el plan salvífico de Dios, María está siempre unida a Jesús, perfecto Dios y hombre perfecto, Mediador único y Redentor del género humano. «Fue predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios juntamente con la Encarnación del Verbo, por disposición de la Divina Providencia»3.

Por esta elección admirable y del todo singular, María, desde el primer instante de su ser natural, quedó asociada a su Hijo en la Redención de la humanidad. Ella es la mujer de la que nos habla el Génesis en la Primera lectura de la Misa4. Después de cometido el pecado de origen, dijo Dios a la serpiente: Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. María es la nueva Eva, de la que nacerá un nuevo linaje, que es la Iglesia. En razón de esta elección, la Virgen Santísima recibió una plenitud de gracia mayor que la concedida a todos los ángeles y santos juntos, como correspondía a la Madre del Salvador. María está en un lugar singular y único entre Dios y los hombres. Ella es la que en la Iglesia ocupa después de Cristo el lugar más alto y el más cercano a nosotros5; es el ejemplar acabado de la Iglesia6, modelo de todas las virtudes7, a la que hemos de mirar para tratar de ser mejores. Es tan grande su poder salvador y santificador que, por gracia de Cristo, cuanto más se difunde su devoción, más atrae a los creyentes hacia su Hijo y hacia el Padre8.

En Ella, purísima, resplandeciente, fijamos nuestros ojos, «como en la Estrella que nos guía por el cielo oscuro de las expectativas e incertidumbres humanas, particularmente en este día, cuando sobre el fondo de la liturgia del Adviento brilla esta solemnidad anual de tu Inmaculada Concepción y te contemplamos en la eterna economía divina como la Puerta abierta, a través de la cual debe venir el Redentor del mundo»9.

II. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre todas las mujeres10.

Por una gracia del todo singular, y en atención a los méritos de Cristo, Santa María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original, desde el primer instante de su concepción. Dios «la amó con un amor tan por encima del amor a toda criatura, que vino a complacerse en Ella con singularísima benevolencia. Por esto, tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos sus dones celestiales, sacados del tesoro de su divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente libre siempre de toda mancha de pecado, y toda hermosa y perfecta, manifestó tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios ni nadie puede imaginar fuera de Dios»11.

Esta preservación del pecado en Nuestra Señora es, en primer lugar, plenitud de gracia del todo singular y cualificada; la gracia, en María enseñan los teólogos, se adelantó a la naturaleza. En Ella todo volvía a tener su sentido primitivo y la perfecta armonía querida por Dios. El don por el que careció de toda mancha le fue concedido a modo de preservación de algo que no se contrae. Fue exenta de todo pecado actual, no tuvo ninguna imperfección ni moral, ni natural, no tuvo inclinación alguna desordenada, ni pudo padecer verdaderas tentaciones internas; no tenía pasiones descontroladas; no sufrió los efectos de la concupiscencia. Jamás estuvo sujeta al diablo en cosa alguna.

La Redención alcanzó también a María y actuó en Ella, pues recibió todas las gracias en previsión de los méritos de Cristo. Dios preparó a la que iba a ser la Madre de su Hijo con todo su Amor infinito. «¿Cómo nos habríamos comportado, si hubiésemos podido escoger la madre nuestra? Pienso que hubiésemos elegido a la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Cristo: siendo Omnipotente, Sapientísimo y el mismo Amor (Deus caritas est, Dios es amor, 1 Jn 4, 8), su poder realizó todo su querer»12.

Desde esta fiesta grande divisamos ya la proximidad de la Navidad. La Iglesia ha querido que ambas fiestas estén cercanas. «Del mismo modo que el primer brote verde señala la llegada de la primavera en un mundo helado y que parece muerto, así en un mundo manchado por el pecado y de gran desesperanza esa Concepción sin mancha anuncia la restauración de la inocencia del hombre. Así como el brote nos da una promesa cierta de la flor que de él saldrá, la Inmaculada Concepción nos da la promesa infalible del nacimiento virginal (...). Aún era invierno en todo el mundo que la rodeaba, excepto en el hogar tranquilo donde Santa Ana dio a luz a una niña. La primavera había comenzado allí»13. La nueva Vida se inició en Nuestra Madre en el mismo instante en que fue concebida sin mancha alguna y llena de gracia.

III. Tota pulchra es, María, eres toda hermosa, María, y no hay mancha alguna de pecado en Ti.

La Virgen Inmaculada será siempre el ideal que debemos imitar. Ella es modelo de santidad en la vida ordinaria, en lo corriente, sin llamar la atención, sabiendo pasar oculta, Para imitarla es necesario tratarla. Durante estos días de la Novena hemos procurado, con Ella, dar un paso hacia adelante. Ya no la podemos dejar; sobre todo, porque Nuestra Madre no nos deja.

Aquella profecía que un día hiciera la Virgen, Me llamarán bienaventurada todas las generaciones...14, la estamos cumpliendo ahora nosotros y se ha cumplido al pie de la letra a través de los siglos: poetas, intelectuales, artesanos, reyes y guerreros, hombres y mujeres de edad madura y niños que apenas han aprendido a hablar; en el campo, en la ciudad, en la cima de un monte, en las fábricas y en los caminos, en situaciones de dolor y de alegría, en momentos trascendentales (¡cuántos millones de cristianos han muerto con el dulce nombre de María en sus labios o en su pensamiento!), se ha invocado y se llama a Nuestra Señora todos los días. En tantas y tan diversas ocasiones, millares de voces, en lenguas diversísimas, han cantado alabanzas a la Madre de Dios o le han pedido calladamente que mire con misericordia a esos hijos suyos necesitados. Es un clamor inmenso el que sale de esta humanidad dolida hacia la Madre de Dios. Un clamor que atrae la misericordia del Señor. Nuestra oración en estos días de preparación para la gran Solemnidad de hoy se ha unido a tantas voces que alaban y piden a Nuestra Señora.

Sin duda ha sido el Espíritu Santo quien ha enseñado, en todas las épocas, que es más fácil llegar al Corazón del Señor a través de María. Por eso, hemos de hacer el propósito de tratar siempre confiadamente a la Virgen, de caminar por ese atajo la senda por donde se abrevia el camino- para llegar antes a Cristo: «conservad celosamente ese tierno y confiado amor a la Virgen nos alienta el Romano Pontífice. No lo dejéis nunca enfriar (...). Sed fieles a los ejercicios de piedad mariana tradicionales en la Iglesia: la oración del Ángelus, el mes de María y, de modo muy especial, el Rosario»15.

María, llena de gracia y de esplendor, la que es bendita entre todas las mujeres, es también nuestra Madre. Una manifestación de amor a Nuestra Señora es llevar una imagen suya en la cartera o en el bolso; es multiplicar discretamente sus retratos a nuestro alrededor, en nuestras habitaciones, en el coche, en el despacho o en el lugar de trabajo. Nos parecerá natural invocarla, aunque sea sin palabras.

Si cumplimos nuestro propósito de acudir con más frecuencia a Ella, desde el día de hoy, comprobaremos en nuestras vidas que «Nuestra Señora es descanso para los que trabajan, consuelo de los que lloran, medicina para los enfermos, puerto para los que maltrata la tempestad, perdón para los pecadores, dulce alivio de los tristes, socorro de los que rezan»16.

1 Antífona de entrada. Is 61, 10. — 2 San Andrés de Creta, Homilía I en la Natividad de la Santísima Madre de Dios. — 3 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 61. — 4 Gen 3, 9-15; 20. — 5 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 54. — 6 Ibídem, 63. — 7 Ibídem, 65. — 8 Ibídem, 65. — 9 Juan Pablo II, Alocución 8-XII-1854. — 10 Evangelio de la Misa, Lc 1, 28. — 11 Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8-XII-1854. — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 171. — 13 R. A. Knox, Tiempos y fiestas del año litúrgico, p. 298. — 14 Cfr. Lc 2, 48. — 15 Juan Pablo II, Homilía 12-X-1980. — 16 San Juan Damasceno, Homilía en la Dormición de la B. Virgen María.

* Esta fiesta fue instituida por Pío IX con motivo de la proclamación del dogma, el 8 de diciembre de 1854. La definición dogmática precisó el sentido de la verdad de fe y afirmó de modo solemne la fe constante de la Iglesia. Esta festividad se celebraba en Oriente desde el siglo viii y un siglo después en muchos lugares de Occidente.

 

Si desea adquirir los libros: http://www.palabra.es/buscar.asp?buscar=Hablar+con+Dios&tc=8501

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

LA CONCEPCIÓN INMACULADA DE MARÍA
Solemnidad: 8 de Diciembre

 

El dogma proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.

 "...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

 


Inmaculada, Juan de Juanes, 1568

 

 

AVE MARIA PURÍSIMA.

 

 

 

¿Por qué es importantísimo entender este dogma?

 

Una respuesta basada a las revelaciones de la beata Anna Katharina Emmerick:

 

Dios es puro amor, pura luz. Y la luz no se puede mezclar con las tinieblas. Al pecar Adán indirectamente aceptó ser esclavo de Satanás. Por el pecado de Adán, todos nacemos con el pecado original, todos somos concebidos bajo el poder de las tinieblas, esclavos de Satanás (el hijo de un esclavo pertenece a su dueño), por eso se introdujo el mal en el género humano (como una enfermedad hereditaria) y ahora morimos (Adán era inmortal, no se enfermaba nunca, tenía ciencia infusa, etc.).

 

El Mesías no se podía encarnar hasta que germinara la semilla de la Inmaculada Concepción tomada de Adán antes de pecar y transmitida de generación en generación (la famosa bendición de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, siguiendo el árbol genealógico de Jesús). Para que germinara con el calor mínimo hubo que esperar a que la raza judía fuera cada vez más Santa (por eso no se podría mezclar con los paganos, por la heredabilidad de la automaldición del pecado hasta la cuarta generación), hasta llegar al fuego de amor ardiente de Santa Ana. En el plan de Dios, Dios no "pudo" encarnarse antes: el que ama quiere estar con el amado, pero el Verbo hecho carne no pudo ser nieto de Adán y Eva, ya que contaba con la cooperación libre del hombre.

Desde antes de la creación, Dios estableció que sin la Inmaculada no habría encarnación. Hoy celebramos que gracias a la Inmaculada, el alba antes del Sol (su Hijo), comenzó la regeneración del género humano degenerado por el pecado original, que no podía entrar al Cielo.

 

Ojalá que esta brevísima explicación, nos haga comprender lo importante que es bautizar a los niños lo antes posible como pide el código de derecho canónico.

 

El bautismo corta sus cadenas de esclavitud a Satanás. Dios podría ayudarnos más si no rechazáramos su ayuda/gracia. ¿Cuántos accidentes de niños, enfermedades, muertes, se podrían haber evitado si los mismísimos padres hubieran bautizado antes a sus hijos. ¿Es que no desean que sean Hijos de Dios? ¿Es que no desean Su bendición? ¿es que prefieren maldecir a sus hijos? ¿tolerarían verlos encadenados a la serpiente horrible y esperar quién sabe qué demorando su liberación por el bautismo?

Bautizar a los niños lo antes posible es tan importante como darles de comer. ¿acaso permitiríamos que su alma muera de hambre y sed un minuto más si lo pudiéramos evitar? Las almas "mueren" de amor esperando que la Santísima Trinidad inhabite en ellas y sin embargo los padres prefieren postergar el bautismo por mil excusas vanas.

Por algo la inmensa mayoría de santos fue bautizado dentro de los pocos días de nacer.

Abuelas/os, expliquen esto a sus hijos. Tías/os, expliquen esto a sus hermanos.

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Fuente: www.NarcisaDeJesus.com
Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa Virgen Laica Ecuatoriana, Diciembre 8  

Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa

"La Violeta de Nobol"

Martirologio Romano: En Lima, ciudad de Perú, beata Narcisa de Jesús Martillo Morán, virgen nacida en Ecuador, que, privada de padres y desprovista de sustento, después de muchos trabajos fue recibida en la hospedería de un cenobio, donde se dio a la oración continua y a la áspera penitencia.

Etimología: Narcisa = aquella que produce sopor, en referencia a la flor del mismo nombre; es de origen griego

Nació el 29 de Octubre 1832, en Nobol, arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) el día de San Narciso.

Sus padres eran agricultores y buenos cristianos. La fecha de su bautismo es desconocida.

Contaba con 7 años cuando recibió el sacramneto de la Confirmación de manos de Mons. Francisco Javier de Garaicoa, primer Obispo de Guayaquil, el 16 de Septiembre de 1839, dentro de las fiestas patronales del Señor de los Milagros de Daule.

A los 15 años aprendió el oficio de costurera que ejerció a domicilio y en las familias vecinas. Desde muy joven recibió como don del Espíritu Santo, un gran amor a la Oración: dejaba a menudo los juegos y los amigos para retirarse a su habitación o junto a un árbol de guayabo en la hacienda familiar, para orar.

Pasó su vida en familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una admósfera de caridad, alegría y paz entre sus cuatro hermanos y sus cuatro hermanas.

Siendo niña perdió a su madre. Así, ella tuvo que encargarse de la crianza y educación de sus hermanos menores. En esos años conoció la vida de
Santa Marianita de Jesús, quien apenas había sido beatificada poco tiempo antes, y a quien imitará con su vida, hasta tal punto que uno de sus directores espirituales escribió "basta leer la vida de Santa Marianita para conocer las virtudes de Narcisa".

De esa época de su vida se recuerda su caridad, su alegría, su gran amor por la oración y la gran importancia que le daba a la dirección espiritual.

Cuando tenía 18 años muere su padre, y ella emigra a Guayaquil. Allí trabaja como costurera y comienza a dirigirse con Luis Tola, quien después será obispo de Portoviejo.

En la catedral de Guayaquil, y antes en la parroquia de Daule, dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente a los niños, a quienes les enseñaba catecismo. También trabajó con jóvenes abandonadas y refugiadas en la "Casa de las Recogidas" y visitaba a los enfermos y moribundos. Después se trasladó algún tiempo a Cuenca para atender a Monseñor Amadeo Millán, quien era su director espiritual, y que había contraído tuberculosis.

En 1867, cuando fallece monseñor Millán, regresa a Guayaquil, a la "Casa de las Recogidas", donde, junto con la Beata Mercedes de Jesús Molina, enseña costura a las niñas huérfanas.

Algunos de sus directores han destacado el amor que ella tenía a Jesús en la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Cuando vivía en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas a imitación de María y en las obras de apostolado y de caridad.

En 1868 se trasladó a Lima (Perú) para continuar la dirección espiritual con el sacerdote franciscano Pedro Gual, quien poco después partió para Roma. Por esto tuvo que comenzar a dirigirse con el p. Manuel Medina, de quienes son la mayoría de los escritos que nos han llegado sobre ella. Este sacerdote, previendo un posible proceso de beatificación, los hizo corroborar con la firma de un Notario Público.

En Lima vivió en el Convento del Patrocinio como huésped o como pensionista, nunca como religiosa, ganándose el sustento con las labores de su propia mano.

En Septiembre de 1869 se inicia su última enfermedad. En los últimos momentos de su vida los dolores de su enfermedad se hicieron muy intensos, pero ellas los soportó heroicamente, abandonándose a la voluntad de Dios, y ofreciéndose como víctima por la conversión de los pecadores. Falleció el 8 de Diciembre después de haber comulgado.

Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992, y en la actualidad el Ecuador está de fiesta por que el Vaticano ya a anunciado su próxima canonización.

Su canonización se realizó el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

Sus milagrosas intercesiones

Para su beatificación

Juan Pesántez Peñaranda es un hombre solitario. Nunca se casó y tampoco conoce sus orígenes familiares porque a los nueve meses fue regalado a una pareja en Gualaceo, la que a los 10 años abandonó para ir a trabajar en las bananeras de Pasaje, en El Oro.

Allá fue donde se golpeó la frente con un tallo de plátano, lo que le originó varios tumores, que luego se comprobaron eran cancerosos. Pero en 1967, tras repetidas intervenciones quirúrgicas que no le ayudaron a superar el mal que padecía, recibió "la sanación de Narcisita", dice, mientras limpia los pasillos del colegio La Inmaculada, de Guayaquil, donde trabaja por más de tres décadas.

Tenía algo más de 20 años y muchos le decían que pida un milagro.

Pero él no creía. "Solo tenía fe en un Dios lejano", dice, y cuenta que un día, mientras estaba en el hospital Luis Vernaza, se le acercó un policía quien le sugirió que le escriba a "Narcisita, que era milagrosa, pero le dije que no creía en eso y me quedé dormido".

Sin embargo, mientras descansaba tuvo un sueño. Ahí habló con ella y le dijo: 'Narcisita, si es de curarme, ¡cúrame!, sino ¡llévame!'. "Y me respondió 'te vas a curar. Anda ponle una velita a la Virgen'. Cuando me desperté conté a todos que me iba a sanar, pero la mayoría pensaban que la enfermedad me había vuelto loco"

Para sorpresa de todos, la curación fue real, una comisión médica del Vaticano revisó el caso de Pesántez y en 1991 lo calificó como "un milagro de curación de Narcisa de Jesús".

Cuenta que tras la sanación, su fe en Dios creció. Llegó a ser de la corriente carismática, actualmente no participa ya de ese grupo pero su fe no a claudicado, va regularmente a misa y visita con frecuencia la iglesia San José, en Guayaquil, donde estaban los restos de Narcisa cuando él superó el cáncer.

>Para su canonización

Edermina Victoria Arellano Plúas, que para el 2008 tenía 20 años, y estaba por terminar sus estudios de colegio, Luego desea trabajar como secretaria.

Ella vive en Nobol, donde aprendió el oficio de corte y confección, pero no se imagina vivir dedicada a la costura como lo hiciera Santa Narcisa de Jesús Martillo, a quien, dice, debe la vida.

La joven que, según la Iglesia, recibió un milagro de la sierva, tras la reconstrucción de sus genitales externos, se considera una devota de la Beata, aunque no intenta seguir sus pasos.

Edermina se imagina en una oficina contestando llamadas y manejando el computador, y no descarta casarse y tener hijos.

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Sofronio de Chipre, Santo Obispo, Diciembre 8  

Sofronio de Chipre, Santo

Obispo de Chipre



Etimología: Sofronio = prudente. Viene de la lengua griega.

Este nombre te parece raro. Y lo es, pero si recuerdas la historia, sabrás que fue uno de los siete sabios de Grecia en la antigüedad.

El fue un estudioso escritor que nació en Siracusa y vivió en el siglo VI antes de Cristo.

En el calendario cristiano aparecen dos santos con este nombre. Uno de ellos celebra su fiesta en marzo, Sofronio el "sofista", es decir, el sabio por el conocimiento que tenía de la filosofía griega.

Nació en Damasco. Se pasó veinte años con un ermitaño para aprender el arte de ser santo.

El mismo patriarca de Alejandría le pidió que fuera a su lado para que le ayudase a luchar contra los herejes orientales, sobre todo contra los Monotelitas.

Pasado algún tiempo, se convirtió en el patriarca de Jerusalén. Sintió pena al ver la ciudad de los cristianos en manos de los musulmanes. Era el año 638.

Su celo pastoral le llevó a ayudar, consolar y a desvivirse por los fieles cristianos.

Creía que algún día podría ser mártir, aunque no tuvo ocasión, a pesar de su difícil trabajo.

El Sofronio del 8 de diciembre vivió también en un ambiente griego. Fue obispo de Chipre y sucesor de san Damián..

El martirologio romano le dedica estas palabras:"El fue, en un mundo admirable, el protector de los pobres, los huérfanos y de las viudas.
Alivió a los pobres y a los oprimidos".

___________________________________________________________________________________________Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Eutiquiano, Santo Papa y Mártir, Diciembre 8  

Eutiquiano, Santo

XXVII Papa

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Eutiquiano, papa (283).

San Eutiquiano nació en Luni, en Etruria, en 275 y murió en 283. Se sabe muy poco de él. Su pontificado fue bajo el imperio de Probo. Durante su pontificado la Iglesia fue objeto de muchas persecuciones y los mártires fueron muchísimos.

Hombre sencillo y misericordioso, se dio a la tarea de dar cristiana sepultura a multitud de cristianos que murieron martirizados por no negar su fe, recorriendo diversos sitios; en un mismo día dio sepultura a más de 300. Dispuso que que sus cuerpos fueran envueltos no en una simple sábana blanca, como era costumbre, sino cubiertos con una dalmática roja, rica túnica reservada al emperador. En la liturgia actual la llevan los diáconos en las funciones solemnes.

Instituyó la bendición de la recolección de los campos.

Murió mártir en Roma, víctima de la persecución pagana. Fue enterrado en las catacumbas de San Calixto, siendo el último Papa allí sepultado.

 

José María Zabal Blaco, Beato Padre de Familia y Mártir, Diciembre 8  

José María Zabal Blaco, Beato

Mártir Laico

Martirologio Romano: En el pueblo Picadero de Paterna, de la región de Valencia, beato José María Zabal Blasco, mártir, el cual, siendo padre de familia, en la persecución contra la fe superó los tormentos de su pasión con la fortaleza de Cristo (1936).

(Valencia, 20-III-1898 + Picadero de Paterna 8-XII-1936)

Casado, padre de tres hijos.

Empleado de la Estación del Norte de Valencia.

Hombre de fe profunda, destacó por su apostolado social desarrollado en su difícil ámbito laboral con alegría, jovialidad y auténtico sentido cristiano.

Para ver más sobre los 233 mártires en España haz "click"
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Fuente: SVDargentina.org.ar
Luis Aloisio Liguda, Beato Presbítero y Mártir, Diciembre 8  

Luis Aloisio Liguda, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Baviera, de Alemania, beato Luis Liguda, presbítero de la Sociedad del Verbo Divino y mártir, que, encarcelado al ser invadida Polonia durante la guerra, fue cruelmente asesinado por los guardias de la prisión, confesando a Cristo hasta la muerte (1942).

El P. Aloisio Liguda nació el 23 de enero de 1898.

Ingresó a la Sociedad del Verbo Divino en el año 1913.

Fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1927.

Obtuvo el título en literatura polaca e historia y publicó varios libros sobre la homilética.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el P. Aloisio fue Rector de Gorna Grupa.

Arrestado, fue primero enviado a Stutthof, luego a Sachsenhausen y finalmente al campo de concentración de Dachau.

Fue conducido al terrible bloque 29, reservado a los prisioneros con tuberculosis.

Junto con sus compañeros, no fue condenado a morir en las cámaras de gas sino que el 9 de diciembre de 1942 fue ahogado en el tanque de agua del campo.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"
AQUI

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Fuente: Cpalsj.org
Natal (Nadal) Chabanel, Santo Mártir Jesuita, Diciembre 8  

Natal (Nadal) Chabanel, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la región de Ontario, en Canadá, pasión de san Nadal Chabanel, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, habiendo hecho voto ante Dios de permanecer hasta la muerte en su querida misión del territorio Hurón, caminando por el bosque con un cierto apóstata fue muerto por él en odio de la fe. Su memoria se celebra el diecinueve de octubre, junto con sus compañeros (1649).

San Natal Chabanel es el patrono de todas las Casas jesuitas donde sus misioneros aprenden los idiomas de misión. Es casi una sutil ironía de los superiores de la Compañía. La determinación se debe a la extraordinaria dificultad que tuvo el santo en aprender la lengua hurona. El voto de permanecer firme en la misión es un buen desafío.

Esas Casas reciben el nombre de Maison Chabanel para los jesuitas de lengua francesa y de Chabanel House para los de idioma inglés.

Nacimiento y formación jesuita

Escasos datos existen de la vida de Natal Chabanel. Sabemos que nace en la diócesis de Mendé, Francia, el 2 de febrero de 1613.

El 9 de febrero de 1630, a los 17 años de edad, entra en la Compañía de Jesús, en el Noviciado de Toulouse.

Después de los votos, hace los estudios de filosofía en la misma ciudad de Toulouse, entre los años 1632 a 1634. El magisterio lo ejerce también en Toulouse, en el Colegio, desde 1634 hasta 1637. Con éxito, enseña en las clases de retórica y filosofía.

En octubre de 1637, da comienzo a los estudios de teología. Su ordenación sacerdotal tiene lugar en Toulouse en 1640. Al terminar la teología es destinado a enseñar en el Colegio de Rhodez.

La Tercera probación la cumple desde el mes de octubre de 1642 al mes de julio de 1643.

Las noticias desde Nueva Francia

Desde su ingreso al Noviciado y durante toda la formación jesuita, Natal ha devorado las Relaciones que los misioneros franceses escriben desde el lejano Canadá. Un deseo generoso nace en su alma. Dios lo está llamando.

Al finalizar la Tercera probación, pone fin a su discernimiento misionero. Él irá al Canadá y se ofrece. Quiere seguir las huellas de
Juan Brébeuf
, Isaac Jogues y sus compañeros. No tiene dudas. No le asustan los peligros. Más bien le ayudan. Conoce ya el martirio de René Goupil en manos iroquesas. Sabe también que Isaac Jogues está prisionero, que ha sido torturado y vive como esclavo.

En la Misión del Canadá

Inmediatamente después de la Tercera probación, Natal es destinado al Canadá, pues se ha ofrecido con insistencia.

No sabemos nada de su partida. Tampoco del viaje, si fue duro o fácil. A Quebec llega el 15 de agosto de 1643. Después de un año en la ciudad, se embarca por fin para su meta tanto tiempo deseada, la Misión de Santa María, en el país de los hurones.

En la Misión de los hurones

Su primer destino es ser compañero del P.
Juan Brébeuf
, quien ha regresado a la Misión hurona después de tres años de ausencia. La tarea principal es aprender el idioma. Y para ello tiene al mejor de los maestros. Brébeuf es el que ha iniciado a casi todos los misioneros.

Pero Natal sufre. Todo le parece muy difícil. No puede con el idioma. Siente una profunda repugnancia a todas las costumbres de los hurones. No soporta sus olores, sus comidas, ni siquiera sus tiendas llenas de humo. La desolación está en todas partes. El fracaso le parece insuperable. Lucha, pero no puede. ¿Quiere el Señor que él vuelva a Francia?

Juan Brébeuf
lo acompaña en su tristeza. Lo anima y lo ayuda a discernir. Es un amigo que sufre.

Una carta del Superior

El P. Pablo Raguenau es el Superior de los misioneros en Huronia. Con paz y cariño, sigue cada una de las etapas tristes de Natal. Queda una carta de él al Provincial de Francia:

"Aquí Natal, después de tres y cuatro años dedicado al estudio de la lengua hurona, ha progresado muy poco. Ni siquiera puede darse a entender en las cosas más sencillas. No le falta memoria ni inteligencia y tiene el deseo de darse a la misión.

Su manera de ser está lejos de las costumbres de los hurones. No es capaz de aceptar de ellos casi nada. La presencia de los hurones no la soporta. No tolera sus conversaciones ni su modo de vivir. Hasta la habitación de los Padres, hecha a la manera hurona, le parece repugnante. No puede dormir en el suelo ni pasar, de la mañana hasta la tarde, en una tienda llena de humo. Le molesta la nieve que cubre todos los caminos. Los insectos son su mayor tormento, de día y de noche. No soporta la pobre comida de los indígenas. Con ansias, busca un espacio, un rincón donde refugiarse. Desea estudiar en paz, pero los niños entran y gritan. Sufre mucho. Parece que Dios le ha quitado toda consolación sensible. Es algo heroico.

Me ha hablado de su deseo de volver a Francia. Con lágrimas, me ha dicho: ¿No sería mejor regresar? Tal vez allí podría ser más útil. En Francia encontraré un modo de vivir más conforme a mi manera de ser. Tendré trabajos que podré desempeñar con éxito. Podría sentir las consolaciones que tuve en otro tiempo. Viviré como tantos jesuitas santos que han dado la vida por la perfección del prójimo".

Una decisión heroica

El 20 de junio de 1647, Natal decide permanecer en la misión hasta la muerte.

Su discernimiento, tan doloroso, termina con la gracia que viene de Dios. También lo mueven el ejemplo de sus amigos y el sacrificio de ellos por la misión. Isaac Jogues ha vuelto al Canadá. Él lo ha visto y abrazado. De sus labios y de los de
Juan Brébeuf
, ha conocido los detalles de la muerte de René Goupil, la esclavitud y las torturas de Isaac, la huida a Francia, el recibimiento triunfal en la patria y ha admirado su regreso. También ha seguido los pasos de Jogues en la nueva misión de los iroqueses. Ha llorado su muerte y la de Juan de La Lande. Él, Natal, no puede ser cobarde.

Ese día 20 de junio, fiesta del Corpus Christi, sella su decisión con un voto solemne:

"Jesús, por tu disposición admirable, has querido llamarme para ser ayudante de tus apóstoles en este país de los hurones. No me he mostrado digno, pero tengo el deseo de responderte. Yo, Natal Chabanel, en presencia del Santísimo Sacramento, hago mi voto de perpetua permanencia en esta misión de los hurones, comprendiendo todo, tal como los Superiores de la Compañía lo dispongan. Te ruego aceptarme como esclavo perpetuo de esta misión y de hacerme digno de este sublime oficio".

Es heroico agradecer a Dios la cruz, y con un voto remachar los clavos para siempre.

A la Misión de los petuns

Un año después, es destinado por el P. Pablo Raguenau a las misiones de los petuns, como compañero de San
Carlos Garnier
. En este destino puede verse la mano cariñosa del Superior. Carlos es un misionero experimentado, su optimismo puede ser contagioso.

Poco antes de marcharse a la tierra de los petuns, Natal se abre a su confesor, el P. Pedro Chastellain:

"Ignoro lo que me pasa, o lo que Dios quiere de mí. Me siento muy cambiado. Por naturaleza soy un cobarde. Pero ahora que voy a una misión mucho más peligrosa y en que la muerte no parece estar lejana, no tengo miedo. Esto no es mío. Que Dios me lleve totalmente a Él".

Con
Carlos Garnier
, vive algunos meses. Es el único tiempo feliz de Natal. Dios parece haberlo aceptado y la consolación va entrando con fuerza en el corazón. Con su compañero, recorre las chozas y empieza a sentir la dicha del éxito.

La terrible guerra de los iroqueses

Entretanto, en la tierra de los hurones la guerra recrudece terriblemente. Los iroqueses se ensañan contra sus tradicionales enemigos. Y la muerte también llega a los misioneros.

El día 16 de marzo de 1649, en Santa María, el P. Pablo Raguenau observa el humo que se eleva desde los bosques. Es la misión de San Luis la que arde. Unas horas después llegan mujeres despavoridas y los niños de los hurones. Los iroqueses han atacado y
Juan Brébeuf
y Gabriel Lalement han decidido quedarse con su pueblo.

El P. Raguenau siente que la sangre se hiela en sus venas. Ambos, sin duda, están en las manos de los iroqueses. El P. Raguenau organiza la defensa de Santa María. Si llegan los iroqueses, todo puede perecer.

Al día siguiente, llegan a Santa María 300 hurones desde la nación del Oso. Ellos anuncian que otros también vienen en ayuda. De inmediato entonces, sigilosamente, salen los hurones hacia San Luis y San Ignacio. Primero tienen un revés; después, con los socorros, viene la victoria. Santa María parece estar a salvo.

El 19 de marzo, llegan los hurones que, con el desastre iroqués, se han liberado. El jefe Esteban Annaotaha narra a los horrorizados jesuitas los detalles del martirio de
Juan Brébeuf
y de Gabriel Lalement. En las aldeas, dicen, sólo hay cenizas.

El día 20, los jesuitas y la mitad de los guerreros viajan a San Luis y a San Ignacio. Sólo encuentran ruinas, silencio y muerte. Sollozando, recogen el cuerpo ennegrecido de
Juan Brébeuf
y el cadáver del torturado Gabriel Lalement. Los envuelven en sábanas y mantas y con veneración los llevan a Santa María.

El abandono de la Misión hurona

Los sachems se reúnen. Deciden abandonar todas las aldeas. No es posible luchar, con flechas, contra los iroqueses armados con mosquetes. En una semana, comienza el gran éxodo. Algunos buscan refugio en la nación de los neutrales. Otros se dirigen al norte, hacia los algonquines. Centenares parten hacia la tierra de los petuns. La nación hurona está deshecha.

Los jesuitas deciden entonces acompañarlos. Determinan dejar la Misión de Santa María y reconstruirla en otro sitio. Con doce hurones cristianos, celebran consejo. Es necesario trasladarse a la isla Ahoendoe.

El P. Raguenau organiza los trabajos para la partida. Los hurones construyen una barcaza de 16 metros y una balsa de troncos. Con prisa empaquetan y enfardan todo: ropa, maíz, provisiones, semillas y pescado ahumado. Con especial cuidado, envuelven los vasos sagrados, ornamentos, imágenes y libros. Las reliquias de sus mártires las ponen en una caja, con fuertes cerraduras.

El 14 de junio de 1649, después de asegurarse de que no hay iroqueses en la cercanía, se embarcan todos, aun los animales. Los hurones los siguen en sus canoas entonando tristes canciones de muerte. Santa María es destruida a fuego.

Desembarcan en Ahoendoe y aprisa comienzan las construcciones. Es el verano y es necesario estar preparados para un invierno que puede ser muy crudo. Los hurones, hambrientos, empiezan a llegar desde todas partes. Los problemas de alimentación son la mayor de las preocupaciones de los misioneros.

La guerra amenaza a los petuns

En noviembre, algunos hurones regresan desde la tierra de los petuns. Traen la peor de las noticias. Los iroqueses han levantado también sus hachas de guerra contra la tribu del Tabaco.

El P. Raguenau queda aterrado. En Etarita viven los PP.
Carlos Garnier
y Natal Chabanel y, a 15 kilómetros más lejos, los PP. Adrián Grélon y Leonardo Garreau.

Con la mayor de las angustias, el P. Pablo escribe al superior de los cuatro,
Carlos Garnier
, una larga carta. Él desea, y así lo ordena por obediencia, que él y los otros tres se dirijan a la nueva Santa María de Ahoendoe, de inmediato. Garnier debe discernir y sólo una poderosa razón puede hacerlos obrar en contrario.

El discernimiento

En Etarita, a principios de diciembre, Carlos y Natal Chabanel reciben la carta. La leen silenciosamente y con tristeza se miran ambos. Sí, el peligro existe. Pero ése no puede ser un motivo para abandonar a los cristianos.

Conversan, discuten, rezan y disciernen. Al fin y al cabo el P. Raguenau ha dejado a ellos la última decisión.
Carlos Garnier
toma la decisión del heroísmo. Partirá Natal Chabanel y él se quedará con los petuns. En carta que escribe al P. Pablo Raguenau, explica:

"No tengo temor alguno por mi vida. Lo que más sentiría sería abandonar a mis cristianos. Ellos me necesitan en su hambre, miseria y en el terror de la guerra. Dejaría de utilizar la oportunidad que Dios me da, de morir por Él. Pero en todo momento estoy dispuesto a dejarlo todo y morir en la obediencia".

El martirio

Bajo el doble mandato de la obediencia, Natal Chabanel sale de Etarita el 5 de diciembre de 1649. El sendero pasa por la aldea de San Matías. Ahí debe pasar la noche. Con sus amigos, se confiesa y celebra la Misa, la última de su vida.

Al día siguiente, cuando se despide, le dice al P. Leonardo:

"Voy a donde me llama la obediencia. No sé si voy a llegar. Si llego, rogaré al Superior que me devuelva a la misión. Siento necesidad de servir a Dios hasta la muerte".

En la madrugada del día 7 de diciembre, emprende su viaje. Es un sendero difícil. Son seis leguas que deben ser recorridas a través del bosque y de la nieve. Hace mucho frío. Al anochecer, los ocho hurones cristianos que lo acompañan se duermen junto al fuego. Natal permanece en vigilia y empieza a rezar.

A medianoche oye el alarido y los cantos de los iroqueses que pasan. Son los que regresan de la aldea de San Juan y que han dado muerte a
Carlos Garnier
. Los hurones huyen de inmediato, aterrorizados. Ninguno socorre a Natal. Este también huye. Pretende seguir a sus cristianos. No le es posible alcanzarlos. Agotado cae y de rodillas dice su oración:

"No importa que yo muera. Esta vida vale muy poco. La gloria del cielo no pueden quitármela los iroqueses".

Esto narraron, en San Matías, los hurones que lograron huir.

Una búsqueda incesante

Los jesuitas deciden buscar a Natal. Se niegan a aceptar su muerte. Con los hurones, recorren todos los sitios imaginables. Si está muerto, quieren llevarse sus restos. Si está vivo, ansían socorrerlo. Pero no encuentran ni la menor huella.

Un mes más tarde, tropiezan con un hurón apóstata de nombre Homareenhaket que lleva el sombrero y la manta de Natal. Interrogado, responde que él ha encontrado al Padre en el bosque, desmayado, encima de su bolso de libros. Él había querido ayudarlo y transportarlo en su canoa, pero no fue posible. No dijo más. La sospecha de la traición quedó clavada en el corazón de los jesuitas.

Dos años después supieron la verdad. El hurón apóstata confesó su crimen. Él lo había encontrado junto a la orilla. Con su hacha le había dado muerte. Lo había despojado y echado el cuerpo al río. El hurón dijo que lo había matado por odio a la fe. Desde que su familia se había hecho cristiana, los suyos no habían experimentado sino desdichas y calamidades.

Ese día fue el 8 de diciembre de 1649, la fiesta de la Inmaculada.

La glorificación

San Natal Chabanel fue canonizado el 26 de junio de 1930, conjuntamente con
Juan Brébeuf
, Isaac Jogues, René Goupil, Juan de La Lande, Antonio Daniel, Gabriel Lalement y Carlos Garnier. Un grupo de "amigos en el Señor", en la tierra y en el cielo.

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Patapio, Santo Eremita, Diciembre 8  

Patapio, Santo

Eremita

Martirologio Romano: Conmemoración de san Patapio, solitario, el cual, oriundo de la Tebaida, vivió en Constantinopla, en Blaquernas, y fue sepultado en el monasterio de los egipcios (s. V/VI).

Nació en Tebas, Egipto, de joven dejó a sus piadosos padres, su herencia y a sus conocidos para vivir en el desierto egipcio, devoto de la oración incesante. Después de muchos años, a pesar de su deseo por la soledad, muchísimos peregrinos le pedían sus oraciones y consejo. Para librarse de las atenciones de los hombres, hizo una cosa sorprendente: abandonó el desierto y se mudó a Constantinopla, se instalando en Blachernae, donde, por el alboroto de la ciudad, podía pasar inadvertido.

Cuando creció en la obediencia a los mandamientos de Cristo, la gracia de obrar milagros creció en él, y otra vez se hizo muy conocido. Una vez un hombre ciego se lanzó ante Patapios en la calle, y el santo lo curó en un instante invocando el nombre de Cristo. Una vez sanó a un hombre lisiado por la hidropesía, ungiéndolo con el aceite de un candil.

Después de haber sido una bendición para la iglesia por años con sus oraciones y milagros, San Patapios se durmió en paz, y fue enterrado en la iglesia del Monasterio de los Egipcios cerca de Constantinopla. En 1904 sus reliquias preciadas e incorruptas fueron descubiertas en una construcción de un monasterio pequeño cerca de Corintio. Desde ese momento el monasterio ha estado dedicado a San Patapios, y muchos milagros son obrados allí.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Diciembre 8  

Otros Santos y Beatos

San Macario, mártir

En Alejandría, en Egipto, conmemoración de san Macario, mártir, el cual, en tiempo del emperador Decio, al aconsejarle el juez con muchas razones que renegase de Cristo, él profesó con mayor constancia la fe, por cuyo motivo finalmente fue quemado vivo (250).

San Eucario, obispo

En Tréveris, de la Galia Bélgica, san Eucario, considerado el primer obispo de esta ciudad (s. III).

San Romarico, abad

En el monte Vósego (hoy Remiremont), en Burgundia, san Romarico, abad, el cual, siendo noble del rey Teudeberto, se retiró al monasterio de Luxueil y después fundó un cenobio en una propiedad suya, que el mismo dirigió (653).

San Teobaldo de Marliaco, abad

En el monasterio de Vaux-de-Cernay, en la región de París, san Teobaldo de Marliaco, abad de la Orden cisterciense, que prestaba los más humildes servicios a sus hermanos (1247).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

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