lunes, 9 de octubre de 2017

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 09/10/2017. Beato John H. Newman ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

¿Quién es mi prójimo?

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

Gloria a Ti, Señor.

En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó:
"Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?"
Jesús le dijo:
"¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?"
El doctor de la ley contestó:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser; y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo:
"Has contestado bien; si haces eso vivirás".
El doctor de la ley para justificarse, le preguntó a Jesús:
"¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús le dijo:
"Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones los cuales le robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo un levita que pasó por allí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: "Cuida de él y lo que gastes demás te lo pagaré a mi regreso".
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?"
El doctor de la ley le respondió:
"El que tuvo compasión de él".
Entonces Jesús le dijo:
"Anda y haz tú lo mismo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

lun 27a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Señor Dios, tú eres mi auxilio y el único apoyo de mi vida; te ofrezco de corazón un sacrificio y te daré gracias, Señor, porque eres bueno.

Oración Colecta

Oremos:
Míranos, Señor, con amor y multiplica en nosotros los dones de tu gracia para que, llenos de fe, esperanza y caridad, permanezcamos siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Se levantó Jonás para huir del Señor

Lectura del libro del profeta Jonás 1, 1-16; 2, 1. 11

El Señor le dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay, y le dijo:
"Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predica en ella que su maldad ha llegado hasta mí". Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor, y llegó a Jafa, donde encontró un barco que salía para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para dirigirse a Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor desencadenó un gran viento sobre el mar y provocó una tormenta tan fuerte que el barco estaba a punto de naufragar. Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar cada uno a su dios; luego echaron al mar la carga para aligerar la nave.
Mientras tanto, Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo:
"Qué haces aquí durmiendo? Levántate e invoca a tu Dios, a ver si él se compadece de nosotros y no perecemos".
Luego se dijeron unos a otros:
"Echemos suertes para ver quién tiene la culpa de esta desgracia".
Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:
"Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia. ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?".
Él les respondió:
"Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra". Entonces aquellos hombres tuvieron mucho miedo y le dijeron:
"¿Por qué has hecho esto?" (Pues él acababa de decirles que iba huyendo del Señor). Y como el mar seguía encrespándose, le preguntaron:
"¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se calme?"
El les respondió:
"Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se calmará, pues sé que por mi culpa les ha sobrevenido esta tormenta tan fuerte".
Los hombres se pusieron a remar para alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía encrespándose en torno a ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo:
"Señor, no nos hagas morir por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de la muerte de un inocente, ya que es clara tu voluntad".
Entonces levantaron a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor; le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas. Dispuso el Señor que una ballena se tragara a Jonás, el cual estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches. Entonces el Señor le ordenó a la ballena que vomitara a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 2

En el peligro grité al Señor y me atendió.


En el peligro grité al Señor y me atendió. Desde el vientre del abismo te pedí auxilio y me escuchaste.


En el peligro grité al Señor y me atendió.

Me habías arrojado al fondo, en alta mar, me rodeaba la corriente, tus torrentes y tus olas me arrollaban.
En el peligro grité al Señor y me atendió.

Entonces pensé: Me has arrojado de tu presencia; ¿quién pudiera ver otra vez tu santo templo?
En el peligro grité al Señor y me atendió.

Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor y llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo.
En el peligro grité al Señor y me atendió.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo dice el Señor: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.

Evangelio

¿Quién es mi prójimo?

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

Gloria a Ti, Señor.

En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó:
"Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?"
Jesús le dijo:
"¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?"
El doctor de la ley contestó:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser; y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo:
"Has contestado bien; si haces eso vivirás".
El doctor de la ley para justificarse, le preguntó a Jesús:
"¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús le dijo:
"Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones los cuales le robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo un levita que pasó por allí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: "Cuida de él y lo que gastes demás te lo pagaré a mi regreso".
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?"
El doctor de la ley le respondió:
"El que tuvo compasión de él".
Entonces Jesús le dijo:
"Anda y haz tú lo mismo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que con la muerte de tu Hijo llevaste a término y perfección los sacrificios de la antigua alianza, acepta y bendice estos dones, como aceptaste y bendijiste los de Abel, para que lo que cada uno te ofrece, sea de provecho para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Para perpetuar su amor, el Señor nos ha dejado el memorial de sus prodigios, y ha dado a sus amigos el signo de un banquete que les recuerde para siempre su alianza.

Oración después de la comunión

Oremos:
Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana para poder vivir como hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 9/10-1 San Dionisio (Obispo, y compañeros mártires, blanco)

Antífona de Entrada

Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, que mantuviste firme en medio de los tormentos a tu santo mártir san Dionisio, protege a quienes celebramos hoy su triunfo para que no caigamos nunca en las tentaciones del enemigo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Somos "los moribundos" que estamos bien vivos

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 4-10

Hermanos: Continuamente damos pruebas de que somos servidores de Dios con todo lo que soportamos: sufrimientos, necesidades y angustias; golpes, cárceles y motines; cansancio, noches de no dormir y días de no comer. Procedemos con pureza, sabiduría, paciencia y amabilidad; con la fuerza del Espíritu Santo y amor sincero, con palabras de verdad y con el poder de Dios.
Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos, en medio de la honra y de la deshonra, de la buena y de la mala fama. Somos los "impostores" que dicen la verdad; los "desconocidos" de sobra conocidos; los "moribundos" que están bien vivos; los "condenados" nunca ajusticiados; los "afligidos" siempre alegres; los "pobres" que a muchos enriquecen; los "necesitados" que todo lo poseen.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 125

Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar: entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Aun los mismos paganos con asombro decían: "Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor". Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas grandes por su pueblo el Señor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora, nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Al ir, iban llorando, cargando su semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes son la luz del mundo

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Ustedes son la sal de la tierra, Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las obras buenas que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu mártir san Dionisio fue capaz de soportar todos los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Testimonio y ejemplo de los mártires

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la sangre del glorioso mártir san Dionisio, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santo mártir san Dionisio fue fiel en tu servicio y generoso en el sufrimiento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Día 09/10-2 San Juan Leonardi (Presbítero, blanco)

Antífona de Entrada

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor, porque estuve enfermo y me visitaron. Yo les aseguro que cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo han hecho.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor y Dios nuestro, que en el amor a ti y al prójimo has querido resumir tus mandamientos, concédenos que, a ejemplo de san Juan Leonardi, no neguemos a nadie nuestra ayuda y merezcamos ser llamados con él a compartir el Reino de tu Hijo, que vive y reina contigo...
Amén.

 

Primera Lectura

Nosotros predicamos a Jesucristo y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-2.5-7

Hermanos: Puesto que, por la misericordia de Dios, estamos encargados del ministerio de la predicación, no sólo no desfallecemos, sino que renunciamos a actuar en forma oculta y vergonzosa, a proceder con astucia o a falsear el mensaje de Dios. Solamente predicamos la verdad, y en esto consiste nuestra recomendación ante el juicio que hagan de nosotros en la presencia de Dios todos los hombres.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor, y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que ha hecho brillar su luz en nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se manifiesta en el rostro de Cristo. Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 95

Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.

Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.

Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.

"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de hombres.
aleluya.

Evangelio

Confiado en tu palabra, echaré las redes

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
"Lleva la barca lago adentro y echen sus redes para pescar".
Simón replicó:
"Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes".
Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo:
"¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!"
Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres".
Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos y haz que el memorial del amor infinito de tu Hijo, que estamos celebrando, aumente en nosotros, a ejemplo de tus santos, nuestra generosidad contigo y con el prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Acción de los santos en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:

Antífona de la Comunión

Nadie tiene mayor amor por sus amigos que el que da la vida por ellos.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que este sacramento de tu amor que hemos recibido, nos dé fuerza para imitar el ejemplo de san Juan Leonardi que se consagró a ti de todo corazón y se prodigó sin descanso por el bien de tu pueblo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

27ª semana. Lunes

Y CUIDÓ DE ÉL

— Cristo es el Buen samaritano, que baja del Cielo para curarnos.

— Compasión efectiva y práctica para quien nos necesita.

— Caridad con los más próximos.

I. La parábola del Buen Samaritano que leemos en la Misa1, y que solo recoge San Lucas, es uno de los relatos más bellos y entrañables del Evangelio. En ella, el Señor nos enseña quién es nuestro prójimo y cómo se ha de vivir la caridad con todos. Es posible que el Señor no se encontrara lejos de la ruta que lleva de Jericó a Jerusalén, pues muchas veces revestía sus enseñanzas con detalles tomados de las circunstancias que le rodeaban. Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto.

Muchos Padres de la Iglesia y escritores cristianos antiguos identifican a Cristo con el Buen Samaritano2; el hombre que cayó en manos de los ladrones es figura de la humanidad herida y despojada de sus bienes por el pecado original y los pecados personales. "Despojaron al hombre de su inmortalidad, y lo cubrieron de llagas, inclinándole al pecado"3, afirma San Agustín. Y San Beda comenta que los pecados se llaman heridas porque por ellos se destruye la integridad de la naturaleza humana4. Los salteadores del camino son el demonio, las pasiones que incitan al mal, los escándalos...; el levita y el sacerdote que pasaron de largo simbolizan la Antigua Alianza, incapaces de curar. La posada era el lugar donde todos pueden refugiarse y representa a la Iglesia. "... ¿Qué le habría ocurrido al pobre judío, si el samaritano se hubiera quedado en su casa? ¿Qué habría ocurrido a nuestras almas si el Hijo de Dios no hubiera emprendido su viaje?"5. Pero Jesús, movido por la compasión y la misericordia, se acercó al hombre, a cada hombre, para curar sus llagas, haciéndolas suyas6. En esto se demostró el amor de Dios hacia nosotros, en que envió a su Hijo Unigénito al mundo para que por Él tengamos vida... Queridos –escribe San Juan a los primeros fieles–, si así nos amó Dios también nosotros debemos amarnos los unos a los otros7.

"La parábola del Buen Samaritano está en profunda armonía con el comportamiento de Cristo mismo"8, pues toda su vida en la tierra fue un continuo acercarse al hombre para remediar sus males materiales o espirituales. Esta misma compasión hemos de tener nosotros, de tal manera que nunca pasemos de largo ante el sufrimiento ajeno. Aprendamos de Jesús a pararnos, sin prisas, ante quien, con las señales de su mal estado, está pidiendo socorro físico o espiritual. En la caridad atenta, los demás verán a Cristo mismo que se hace presente en sus discípulos.

II. La parábola tuvo su origen en la pregunta de un doctor de la ley, que le interpeló: ¿Quién es mi prójimo? Para que a todos quedara claro, el Señor hizo desfilar ante el herido diversos personajes: Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote; y viéndole pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino llegó hasta él, y al verlo se movió a compasión, y acercándose vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino, lo hizo subir en su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó.

Quiere enseñarnos Jesús que nuestro prójimo es todo aquel que está cerca de nosotros –sin distinción de raza, de afinidades políticas, de edad...– y necesite nuestro socorro. El Maestro nos ha dado ejemplo de lo que debemos hacer nosotros. "Este Samaritano (Cristo) lavó nuestros pecados, sufrió por nosotros, cargó con el hombre medio muerto, llevándole a la posada, esto es, a la Iglesia, que recibe a todos y que no niega su auxilio a nadie, y a la cual nos convoca Jesús diciendo: Venid a Mí... (Mt 11, 28). Una vez que le llevó a la posada, no se marchó inmediatamente, sino que se quedó con él una jornada entera, cuidándole día y noche... Cuando a la mañana siguiente quiere marcharse, da de su buen dinero dos denarios y encarga al posadero, a los ángeles de su Iglesia, que cuiden y lleven al Cielo al que Él había cuidado en las angustias de este tiempo"9.

El Señor nos anima a una compasión efectiva y práctica, que pone el remedio oportuno, ante cualquier persona que encontremos lastimada en el camino de la vida. Estas heridas pueden ser muy diversas: lesiones producidas por la soledad, por la falta de cariño, por el abandono; necesidades del cuerpo: hambre, vestido, casa, trabajo...; la herida profunda de la ignorancia...; llagas en el alma producidas por el pecado, que la Iglesia cura en el sacramento de la Penitencia, pues Ella "es la posada, colocada en el camino de la vida, que recibe a todos los que llegan, cansados del viaje o cargados con los sacos de sus culpas, en donde, dejando la carga de los pecados, el viajero fatigado descansa y, después que ha descansado, se repone con saludable alimento"10.

Debemos poner los medios para remediar esas situaciones de indigencia, como Cristo mismo lo haría en esas circunstancias. ¡Qué buenos medios son la caridad y la compasión para identificarnos con el Maestro! "Bajo sus múltiples formas –indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas y psíquicas y, por último, la muerte– la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad de salvación. Por ello, la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí mismo (Mt 8, 17) e identificarse con los más pequeños de sus hermanos (Mt 25, 40; 45). También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia, que, desde sus orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos"11.

Cuando nos acerquemos a quien padece necesidad hemos de hacerlo con una caridad eficaz y poniendo el corazón, haciendo nuestra aquella miseria que tratamos de remediar. Advierte un autor clásico castellano que "el que de veras desea acertar a contentar a Dios, entienda que una de las cosas principales que para esto sirven es el cumplimiento de este mandamiento de amor, con tal que este amor no sea desnudo y seco, sino acompañado de todos los afectos y obras que del verdadero amor se suelen seguir, porque de la otra manera no merecería el nombre de amor..."12. Y añade a continuación: "debajo de este nombre de amor, entre otras muchas cosas, se encierran señaladamente estas seis, conviene a saber: amar, aconsejar, socorrer, sufrir, perdonar y edificar"13.

III. La parábola del Buen Samaritano nos indica "cuál debe ser la relación de cada uno de nosotros con el prójimo que sufre. No nos está permitido pasar de largo, con indiferencia, sino que debernos pararnos junto a él. Buen samaritano es todo hombre, que se para junto al sufrimiento de otro hombre de cualquier género que ese sea"14. Dios nos pone al prójimo con sus necesidades y carencias en el camino de la vida, y el amor hace lo que la hora y el momento exigen. No siempre son actos heroicos y difíciles; por el contrario, muchas veces el Señor nos pide una sonrisa, una palabra de aliento, un buen consejo, saber callar ante una palabra molesta o impertinente, visitar a un amigo que se encuentra enfermo o un poco solo, ejercitarnos en las muestras de educación habituales, como el saludo, dar las gracias... Hay profesiones –señalaba el Papa Juan Pablo II– que son una continua obra de misericordia, como en el caso del médico o de la enfermera15... Pero cualquier oficio exige un trato atento, compasivo y respetuoso con las personas con las que el trabajo nos pone en relación. Hemos de ejercitarnos en ver a Cristo en las personas que tratamos.

A todos hemos de acercarnos en sus necesidades espirituales y materiales, pero, porque la caridad es ordenada, debemos dirigirnos de modo muy particular a quienes están más próximos porque Dios los ha puesto –hermanos en la fe, familia, amigos, compañeros de trabajo...– o porque ha querido, a través de las circunstancias de la vida, que pasemos a su lado para cuidarles. "Pues si tan misericordioso y humano fue un samaritano hacia un desconocido, ¿quién nos perdonará si descuidamos a nuestros hermanos en males mayores?", se pregunta San Juan Crisóstomo. Y, después de aconsejar que no indaguemos por qué otros no lo han hecho –especialmente si son heridas del alma–, dice: "Cúrale tú y no pidas a nadie cuenta de su negligencia. Si encontrases una moneda de oro, a buen seguro que no pensarías: ¿por qué no la ha hallado otro? Al contrario, correrías a tomarla cuanto antes. Pues has de saber que cuando encuentras a tu hermano herido, has encontrado algo que vale más que un tesoro: el poder cuidarle"16. No dejemos de hacerlo.

1 Lc 10, 25-37. — 2 Cfr. San Agustín, Sermón sobre las palabras del Señor, 37. — 3 ídem, en Catena Aurea, vol. V, p. 513. — 4 Cfr. San Beda, Comentario al Evangelio de San Lucas, in loc. 5 R. A. Knox, Sermones pastorales, Rialp, Madrid 1963, p. 140. — 6 Is 53, 4; Mt 8, 17; 1 Pdr 2, 24; 1 Jn 3, 5. — 7 1 Jn 4, 9-11. — 8 Juan Pablo II, Carta Apost. Salvifici doloris, 11-II-1984, 28. — 9 Orígenes, Homilía 34 sobre San Lucas. — 10 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. VI, p. 519. — 11 S. C. para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 22-III-1986, 68. — 12 Fray Luis de Granada, Guía de pecadores, 1, 2, 16. — 13 Ibídem. — 14 Juan Pablo II, loc. cit., 28. — 15 Ibídem, 29. — 16 San Juan Crisóstomo, Contra ludeos, 8.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
John Henry Newman, Beato Cardenal, 9 de octubre  

John Henry Newman, Beato

Anglicano Convertido

En Birmigham, Inglaterra, Beato John Henry Newman, presbítero anglicano al que sus estudios de la historia de la fe lo llevaron a reconocer que las raíces del cristianismo están en la Iglesia Católica a la que, luego de su conversión, sirvió como sacerdote y posteriormente como Cardenal. ( 1890)

Fecha de beatificación: 19 de septiembre de 2010 por S.S. Benedicto XVI, fijando su festividad para el 9 de octubre, fecha de su conversión.

 

Nacido en la Ciudad de Londres, el 21 de febrero de 1801, el mayor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; murió en Edgbaston, Birmingham, el 11 de agosto de 1890. Han habido ciertas discusiones sobre su ascendencia con respecto a su lado paterno. Su padre fue John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier, de una familia Hugonote establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el apellido se escribió alguna vez "Newmann"; está claro que muchos judíos, ingleses o extranjeros, lo han llevado; y la insinuación era que el cardenal era de ascendencia judía.

Pero no se han encontrado ninguna evidencia documentaria para confirmar tal idea. Su alcurnia francesa es indudable. Recibió de su madre su entrenamiento religioso, un Calvinismo modificado; y probablemente ayudó a la "concisión lúcida" de su verbo cuando trataba de temas abstrusos. Su hermano Francis William, también escritor, pero carente de elegancia literaria, se separó de la Iglesia Inglesa para adherirse al Deísmo; Charles Robert, el segundo hermano, era bastante errático y profesaba el ateísmo. Una de las hermanas, Mary, murió joven; Jemima tiene un lugar en la biografía del cardenal durante la crisis de su carrera anglicana; y estamos en deuda con una hija de Harriet, Anne Mozley, por las "Cartas y Correspondencia" de 1845, que contienen una secuela de la propia mano del Cardenal Newman de la "Apología" Clásica desde el día en que fue completada, la "Apología" será siempre la principal autoridad de los primeros pensamientos de Newman, y de su juicio acerca del gran resurgimiento religioso, conocido como el Movimiento de Oxford, del cual fue el guía, el filósofo y el martir. Su inmensa correspondencia, de la cual la mayor parte permanece sin publicarse, no puede cambiar esencialmente nuestra estima hacia quien, aunque sutil al grado de bordear el refinamiento, fue también impulsivo y abierto con sus amigos, así como enérgico en sus posiciones con el público.

A la edad de siete años, Newman fue enviado a una escuela privada conducida por el doctor Nicolás, en Ealing, en la misma que el padre de Thomas Henry Huxley enseñó matemáticas. Newman se distinguió por su diligencia y buena conducta, como también evidenció cierta timidez y marginación, pues no tomaban parte en los juegos escolares. Él mismo dijo haber sido "muy supersticioso" en estos primeros años. Tomó gran deleite por la lectura de la Biblia, y también por las novelas de Walter Scott, que entonces estaban en curso de publicación. Más tarde leyó algunas obras de escépticos como Paine, Hume, Voltaire y probablemente fue influenciado por sus ideas. A la edad de quince años, durante su último año en la escuela, se "convirtió", un incidente del cual escribió en su Apología que "es más cierto que tener las manos o los pies"". Este incidente que marcó su vida ocurrió durante el otoño de 1816, cuando "cayó bajo la influencia de un determinado credo, y recibió en su intelecto "impresiones de dogma que, a través de la misericordia de Dios, nunca han sido borrados u oscurecidos" (Apología, parte 3). Salvado de la experiencia de una escuela pública, que podía ser muy dura en esa época, disfrutó de la vida escolar. Aparte de sus estudios académicos (en los cuales sobresalió), actuó obras de teatro en latín, tocaba el violín, ganó premios de oratoria y editó publicaciones periódicas, en la cuales escribió artículos en el estilo de Addison.

Su infancia feliz llegó a un abrupto final en marzo de 1816, cuando se dio un colapso financiero sobrevenido por las guerras napoleónicas y el Banco de su padre se vio obligado a cerrar. Su padre intentó sin éxito la gestión de una fábrica de cerveza en Alton, Hampshire, y Newman se quedó en la escuela durante las vacaciones de verano a causa de la crisis familiar. El período comprendido entre principios de agosto, al 21 de diciembre de 1816, Newman siempre lo consideró como el punto de inflexión de su vida. Sólo en la escuela y conmocionado por el desastre familiar, cayó enfermo en agosto. Más tarde llegó a ver esta época como una de las tres grandes enfermedades providenciales de su vida, ya que fue en el otoño de 1816 que tuvo una conversión religiosa bajo la influencia de uno de sus maestros, el Rev. Walter Mayers, quien recientemente se había convertido del calvinismo al evangelismo. Hasta este momento, Newman ha tenido una crianza convencional en un hogar fiel a la Iglesia de Inglaterra, donde se hizo hincapié en la Biblia en lugar de dogmas o sacramentos, y en donde alguna especie de "entusiasmo" evangélico habría sido mal visto.

Su fe se identificó entonces como evangélica y calvinista y llegó a sostener que el Papa era el Anticristo. Fue matriculado el 4 de diciembre de 1816 en el Trinity College, en Oxford, para entrar como residente en junio del año siguiente, y en 1818 obtuvo una beca de £60, por los nueve años siguientes. Pero esta suma habría sido imposible para que permaneciera en la universidad, y en 1819 el banco de su padre suspendió el pago. En ese año se matriculó en el Lincoln´s Inn. La ansiedad por obtener buenos resultados en los examenes finales produjo el resultado opuesto; fracasó y se graduó con apenas honores de tercera clase en 1821. Deseando a permanecer en Oxford, dio clases privadas y aplicó para una beca en Oriel, "el reconocido centro del intelectualismo en Oxford". Para su alivio y alegría fue elegido el 12 de abril de 1822. Edward Bouverie Pusey fue también elegido miembro de la misma sociedad en 1823.

En 1821 había renunciado a la intención de estudiar para abogado, y decidió tomar órdenes, fue ordenado el 13 de junio de 1824; y por sugerencia de Pusey se convirtió en párroco de San Clemente, en Oxford, donde permaneció dos años. Y aquí los puntos de vista en los que había sido educado lo decepcionaron; el Calvinismo no era una llave al fenómeno del ser humano como aparecen en el mundo. Escribió artículos sobre Cicerón, etc., y su primer "Ensayo sobre Milagros" ("Essay on Miracles"), en la que toma una posición estrictamente protestante, buscando perjudicar a aquellos alejados de la Escritura. Bajo la influencia de Richard Whateley, luego Arzobispo Anglicano de Dublín, quien en 1825 lo hizo su vicedirector del St. Mary´s Hall. Whateley lo estimuló a través de discusiones, le enseñó la noción del cristianismo como organismo social y soberano diferente al estado, pero lo condujo en dirección hacia ideas "liberales" y lógica nominalista. Newman contribuyó en tal tema en el libro de Whateley, alguna vez famoso.

De Hawkins, cuyo voto decisivo lo hizo rector de Oriel, Newman obtuvo las doctrinas católicas de la tradición y regeneración bautismal, así como cierta precisión de términos que, mucho después, dieron origen al malentendido de Kingsley de los métodos de Newman al escribir. De otro clérigo de Oxford aprendió a creer en la sucesión apostólica. Y la "Analogía" de Butler, que leyó en 1823, marcó un hito en sus opiniones religiosas. Probablemente no sea mucho decir que su libro profundo se convirtió en la guía de la vida de Newman, y dio origen no solo al "Ensayo en Desarrollo" ("Essay on Development") sino también al "Gramática de Asentimiento" ("Grammar of Assent"). En particular ofreció un conjunto de ética y conciencia de rechazo que confirmaron sus primeras creencias en un dador de leyes y un juez íntimamente presentes en el alma. En otra línea sugería el sistema sacramental, o la "Economía", de que los Alejandrianos Clemente y San Atanasio son exponentes. En resumen, en este período formativo las fuentes de donde Newman derivó sus principios así como sus doctrinas eran anglicanas y griegas, no romanas o germanas. Su calvinismo se derrumbó, al tiempo que se retiró de la Sociedad Bíblica. Estaba creciendo ardientemente anti-erastiano; y Whateley vio los elementos de un nuevo partido en la Iglesia reuniendo al que Oriel había escogido como su promesa intelectual, pero quien Oxford conociera como crítico y antagonista de la "Marcha de Mente" ("March of Mind").

Su universidad en 1828 lo hizo Vicario de St. Mary´s (que era también la iglesia de la universidad), y en su púlpito brindó los "Sermones Parroquiales" ("Parochial Sermons"), sin elocuencia o postura, ya que no tenía ofrendas populares, pero con una maravillosa seriedad y una sabiduría de la naturaleza humana rara vez igualada. Cuando fueron publicados, se dijo que ellos "superan todos los demás sermones fuera del mercado así como las historias de Scott superan cualquier otra historia." No eran discutibles; y la teología católica tendría muy poco que objetarles. Su estilo escarmentado, fertilidad de ilustración, y su corta pero aguda energía, no han perdido nada con el paso de los años. En tono son severos y frecuentemente melancólicos, como la manifestación de un espíritu solitario. Si bien afable e incluso compasivo, el carácter peculiar de Newman incluía una profunda reserva. No tenía su composición -como él mismo afirma- un gramo de alegría. Siempre fue el intelectual de Oxford, no demócrata, receloso de los movimientos populares, pero hábilmente interesado en estudios políticos como sosteniendo las fortunas de la Iglesia. Esta disposición fue intensificada por su amistad con Keble, cuyo "Año Cristiano" ("Christian Year") fue publicado en 1827, y con R. Hurrel Froude, hombre de pensamiento impetuoso y de práctica de auto-negación. En 1832 discutió con Dr. Hawkins, quien no toleraría la idea pastoral que Newman tanto apreciaba de su trabajo universitario. Renuncio a su tutoría, emprendió un largo viaje alrededor del Mediterráneo con Froude, y regresó a Oxford, donde el 14 de julio de 1833, Keble predicó el sermón del tribunal sobre "Apostasía Nacional." Aquél día, el aniversario de la Revolución Francesa, dio origen al Movimiento de Oxford.

El viaje de Newman a las costas del Norte de África, Italia, Grecia Occidental, y Sicilia (Diciembre de 1832 - Julio de 1833) fue un episodio romántico, del que sus diarios han preservado los incidentes y el color. En Roma vio a Wiseman en la Universidad Inglesa; la ciudad, como madre de la religión de su tierra nativa, lo embrujó de tal manera que nunca se olvidó de ella. Se sintió llamado para alguna grande misión; y cuando la fiebre lo atrapó en Leonforte en Sicilia(donde estaba errando solo) gritó, "No debo morir, no he pecado en contra de la luz".

En el Cabo Ortegal, el 11 de diciembre de 1832 había compuesto el primero de una serie de poemas, denso, apasionado, y original que profetizaba que la Iglesia reinaría como en el principio. Encalmado en las Estrecheces de Bonifacio, buscó guía a través de tiernos versos, "Guía, Luz Bondadosa", merecidamente atesorada por todo aquél de raíces Anglo-parlantes. Han sido llamados la canción marchante del huésped tractariano. Pero durante las primeras etapas de aquella travesía no estuvo claro, incluso para el líder mismo en qué dirección se movían --lejos de la revolución ciertamente. La reforma estaba en el aire, diez obispados irlandeses habían sido suprimidos; la separación del estado podía no estar lejos. Había necesidad de resistencia a los enemigos externos, y de una segunda, pero católica, reforma interna. La Iglesia primitiva debía de alguna manera ser restaurada en Inglaterra. Newman empezó las "Tratados para los Tiempos" ("Tracts for the Times").

"Fue poco después de 1830", dice Pattison severamente, "que los tratados desolaron la vida de Oxford". La posición de Newman era designada la Via Media. Newman sostenía que la iglesia inglesa era católica en origen y doctrina, anatematizaba como herejías las peculiares ideas de Calvino o Lutero, pero no se podía más que protestar en contra de las "Corrupciones Romanas", que eran excrecencias de la verdad primitiva. De aquí que Inglaterra defendiera a los Padres, cuya enseñanza estaban en el Libro de Oración; Newman apelaba a la antigüedad, y su norma era la indivisibilidad de la Iglesia. "Charles -decía Newman- es el rey, Laud el prelado, Oxford la ciudad sagrada, de este principio". El estudio patrístico se convirtió en orden del día.

El propio Newman resume así los tres principios básicos de sus ideas religiosas hacia 1833:

"El primero era el principio del dogma. Mi batalla era contra el liberalismo; y por liberalismo entiendo el principio antidogmático y sus consecuencias... Desde los quince años, el dogma ha sido el principio fundamental de mi religión. No conozco otra; no puedo hacerme a la idea de otra especie de religión; la religión como mero sentimiento es para mí un sueño y una burla. Sería como haber amor filial sin la realidad de un padre, o devoción sin la realidad de un ser supremo...

En segundo lugar, yo tenía confianza en la verdad de cierta enseñanza religiosa definida, basada sobre los cimientos del dogma, a saber: que hay una Iglesia visible, con sacramentos y ritos que son los canales de la gracia invisible...

En cuanto al tercer punto,... -mi opinión [negativa] sobre la Iglesia de Roma-..." (Apologia pro vita sua, 42-45).

Newman mantuvo durante toda su vida una firme adhesión a sus dos primeros principios (el dogma y el sistema sacramental). Por el contrario, su tercer principio (la oposición a la Iglesia de Roma) se fue diluyendo gradualmente, hasta que renunció a él completamente en 1845. Al ir recuperando el ciclo completo de las verdades cristianas, Newman dio la impresión de estar difundiendo la doctrina de la Iglesia de Roma. Por eso fue acusado de "papismo", la acusación más nociva que podía formularse en la Inglaterra de esa época. Teniendo esto en cuenta, Newman dedicó tres tracts a la cuestión de la Iglesia romana. En ellos sostuvo que la Iglesia anglicana estaba situada en la Via media entre los reformadores protestantes y los seguidores de Roma, que la única Iglesia visible se había dividido en tres ramas, la griega, la romana y la anglicana, y que la verdad revelada debía hallarse íntegra antes de la división, en la doctrina de la antigüedad. El propio Newman señalaba la grave dificultad de su teoría: Hasta entonces la Via media sólo había existido en el papel, pero nunca había sido puesta en práctica.

Hurrell Froude murió el 28 de febrero de 1836. Newman y Keble publicaron en 1838 los "Retazos de Richard Hurrell Froude", extractos de sus diarios personales y sus cartas. Newman creía que los papeles de Froude mostraban que las opiniones católicas estaban inseparablemente vinculadas con las nociones más elevadas de santificación interior, de una vida y un corazón renovados. El protestantismo inglés se escandalizó y endureció su oposición a los "tractarianos".

En 1839 Newman presintió por primera vez que después de todo la Iglesia de Roma podía tener razón en su controversia con la Iglesia anglicana. Al estudiar las historias de los monofisitas y los donatistas entrevió que la Iglesia de Roma era igual a la Iglesia de los Padres. Sin embargo ese pensamiento se desvaneció y sus antiguas convicciones permanecieron como antes.

En 1840 Newman publicó "La Iglesia de los Padres", compilación de artículos anteriores, en los que intentaba presentar la atmósfera, sentimientos y costumbres de la Iglesia primitiva. De 1838 a 1841 dirigió la revista mensual British Critic y la convirtió en un órgano eficaz del movimiento tractariano.

Entretanto muchos tractarianos comenzaron a inclinarse hacia Roma. Para mantenerlos dentro de la Iglesia anglicana, mostrándoles que era genuinamente católica, Newman escribió el Tract 90. Éste, el último y más famoso de los Tracts for the Times, fue publicado el 27 de febrero de 1841. Su objetivo era demostrar que los "Treinta y nueve artículos" anglicanos podían ser interpretados de modo que fuesen compatibles con la doctrina católica. La reacción protestante fue muy fuerte. En Oxford la junta de directores de colegios condenó a Newman por desleal. Newman fue objeto de mucha maledicencia por parte de los liberales de Oxford y de la tendencia evangélica en general.

Durante el verano de 1841, cuando Newman se encontraba en Littlemore traduciendo los tratados de San Atanasio contra Arrio, la historia de los arrianos se le apareció bajo una nueva luz: Los arrianos eran como los protestantes, los semiarrianos seguían la Via media como los anglicanos y de nuevo Roma era ahora lo que fue entonces. Poco después vino sobre Newman un segundo golpe. Uno tras otro los obispos anglicanos comenzaron a acusarlo y a rechazar el Tract 90; y continuaron haciéndolo durante los siguientes tres años. En octubre de 1841 un tercer golpe sacudió la fe de Newman en la Iglesia anglicana: la creación de un obispado anglicano en Jerusalén, con jurisdicción sobre las congregaciones luteranas y calvinistas. En noviembre de ese año Newman redactó una protesta solemne contra dicha medida y la envió al arzobispo de Canterbury y a su propio obispo.

Newman estaba en su lecho de muerte en lo que respecta a la iglesia anglicana. En 1842 se retiró a Littlemore, y vivió bajo condiciones monásticas con un pequeño grupo de seguidores. Su vida fue de gran austeridad física, a la vez que de ansiedad. A sus discípulos les asignó la tarea de escribir sobre la vida de los santos ingleses, mientras que él escribía "Ensayos sobre el desarrollo de la doctrina cristiana", y poco a poco fue reconciliándose con el credo y la liturgia de la Iglesia católica romana, gracias a sus estudios sobre la relación de la Iglesia de Inglaterra y la de Roma. En febrero de 1843 publicó un anuncio anónimo en el Diario Conservador de Oxford, una retractación formal de todas las afirmaciones que pronunciara contra Roma. En septiembre predicó su último sermón como anglicano, retirándose de Santa María, en Littlemore.

El 9 de octubre de 1845, durante un período de agitada acción en Oxford, Newman fue recibido en la Iglesia por el padre Domenico Barberi, Pasionista Italiano. El evento, aunque largo en prospecto, irritó y angustió a sus conciudadanos quienes no lo perdonaron sino hasta muchos años después. Se sintió su importancia, se desconocen las causas. De ahí una enajenación que sólo el exquisito candor de la propia delineación de Newman en la "Apología" podría satisfacer completamente.

Su conversión divide una vida de casi noventa años en partes iguales, la primera más dramática y su perspectiva determinada, la segunda hasta aquí la hemos contado imperfectamente, pero pasó un cuarto de siglo "sub luce maligna", bajo sospecha de un lado y otro, sus planes frustrados, sus motivaciones tergiversadas. Llamado por Wiseman a Oscott, cerca de Brimingham, en 1846, viajó en octubre a Roma, y fue ordenado sacerdote por el Cardenal Fransoni. El papa aprobó su esquema para establecer en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri; en 1847 regresó, y, además de establecer la casa en Londres, tomó un trabajo de misionero en Brimingham. De ahí se mudó a Edgbaston, donde aún permanece la comunidad. En 1859 se añadió una gran escuela. La espaciosa iglesia renacentista, consagrada en 1909, es en conmemoración de los cuarenta años que Newman vivió allí. Luego de sus "Sermones para Diferentes Congregaciones" ("Sermons to Mixed Congregations"), que exceden en vigor e ironía sobre sus propias publicaciones. Siempre se sintió "paucorum hominum, sum", su afabilidad no era para la multitud. Como católico se inició con bastante entusiasmo. Sus "Discursos sobre Dificultades Anglicanas"("Lectures on Anglican Difficulties") fueron oídos en Londres por grandes audiencias; "Pérdida y Ganancia" ("Loss and Gain"), aunque no es una gran historia, tiene muchos comentarios alegres y toques personales; "Callista" recuerda su viaje por el Mediterráneo; el sermón en el sínodo de Oscott titulado "La Segunda Primavera" ("The Second Spring") tiene una extraña y delicada belleza. Se dice que Macaulay lo sabía por el corazón. "Cuando Newman decidió unirse a la Iglesia de Roma" observa R.H.Hutton, "su genialidad floreció con una fuerza y libertad como nunca desplegó en la comunión anglicana." Además, "En ironía, en humor, en elocuencia, en fuerza imaginativa, los escritos posteriores, y como podemos llamarla, porción emancipada de su carrera, excediendo de lejos los escritos de su aprendizaje teológico". Pero la literatura Católica también ganó una voz persuasiva y una clásica dignidad de la que hasta hoy no hay otro ejemplo.

Su propia secesión, precedida por la de Ward (Conflictos internos de la peor clase en Oxford), y seguida por muchos otros, habían alarmado a los ingleses. En octubre de 1850 la instauración de una jerarquía territorial católica en Inglaterra hizo estallar una furiosa agitación protestante contra esa supuesta "agresión papal", por la que el país se dividió en sedes católicas, y un cardenal romano anunció de la Puerta Flaminian su compromiso para gobernar Westminster. La nación se volvió loca por la emoción.

Newman impulsó un plan para que se dieran conferencias a cargo de laicos en las ciudades grandes, en defensa de esa medida eclesiástica. El propio Newman colaboró en Birmingham, escribiendo una de sus mejores obras, las "Conferencias sobre la situación actual de los católicos en Inglaterra". Como consecuencia de esas conferencias, Newman fue demandado por difamación por el ex dominico Giacinto Achilli, quien había cometido delitos de seducción de mujeres y cautivaba a sus auditorios ingleses con relatos de las corrupciones de Roma y las crueldades de la Inquisición. Los jueces y el jurado se dejaron llevar por sus prejuicios protestantes, por lo cual Newman fue declarado culpable de difamación y multado con cien libras. A los ojos del pueblo inglés su prestigio quedó bastante rebajado. Luego de la apelación el veredicto fue anulado; y "The Times" admitió que había habido un error judicial cuando Newman fue declarado culpable. Los católicos de todo el mundo lo apoyaron. Sus agradecimientos se encuentran en la dedicación de sus "Lectures" de Dublin. Pero siempre recordaba que debía ese juicio a la precipitación y descuido de Wiseman.

Aún le esperaban muchas más dificultades. Los años entre 1851 y 1870 le trajeron desastres a una serie de nobles proyectos con los que buscaba servir a la religión y a la cultura. Los obispos irlandeses pidieron a Newman que fundara una universidad católica en Dublín. Era una gran oportunidad para servir a la educación superior del laicado, objetivo de gran importancia para Newman. En 1852 Newman pronunció diez discursos en Dublín sobre la naturaleza y objetivo de la educación universitaria, los cuales fueron publicados como primera parte de su obra "Idea de una universidad". Newman sostenía que apartar la teología de las universidades era menoscabar la plenitud e invalidar el crédito de todo aquello que se enseñaba en ellas. Sin embargo la nueva universidad debía tener autonomía. Su objetivo (la educación liberal) no quedaba modificado por ser católica.

Newman inauguró la universidad el 3 de noviembre de 1854, con un equipo de profesores de primera categoría y un puñado de estudiantes. La desconfianza que el arzobispo de Dublín (Cullen) sentía hacia Newman obstaculizó mucho la labor de este último, quien finalmente renunció al rectorado en noviembre de 1858.

Como escritor de inglés en prosa Newman aparece como la perfecta personificación de Oxford, derivando de Cicerón el arte lúcido y calmado de la exposición, de las tragedias griegas un pensativo refinamiento, de los Padres una preferencia por la enseñanza personal sobre la científica, de Shakespeare, Hooker y aquella vieja escuela el uso del idioma. No quiso aprender el alemán; no conocía a Goethe, ni a Hegel; tomó algunos principios de Coleridge, probablemente indirectamente, y, nunca fue más allá de Aristóteles en sus vistazos generales a la educación. De la estrechez puritana de sus primeros veinte años fue entregado cuando descubrió la Iglesia como algo esencial para el cristianismo. Luego agrandó esa concepción hasta que se convirtió a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Sin embargo no hizo ningún intento por ampliar las bases educativas de Oxford, en 1830, en que mantuvo su posición, a pesar de su continua lectura y estudio. La teología escolástica, excepto en su lado Alejandrino, la mantuvo sin tocarla; no hay nada en ellas en sus "Lectures" o en su "Grammar of Assent". Escribió enérgicamente en contra de la iluminación poco profunda de Brougham; no imprimió ninguna palabra de Darwin, o Huxley, o incluso Colenso. Lamentó la caída de Döllinger, pero no podía consentir la idea alemana por la cual, como de hecho fue aplicada, el juicio privado de los historiadores rechazaban los dogmas de la Iglesia. Conciencia para él era la revelación interna de Dios, el catolicismo es la revelación externa y objetiva. Esta fuerza de dos dimensiones se la oponía al agnóstico, al racionalista, al simple mundano. Pero parece haber pensado que los hombres son demasiado prematuros para emprender una reconciliación positiva entre fe y ciencia, o quien intentó a través de una vasta síntesis sanar los conflictos modernos con Roma. Le dejó tal obligación a las siguientes generaciones; y, aunque por el principio del desarrollo y la filosofía del asentimiento concreto proporcionando espacio para ello, no contribuyó hacia su cumplimiento en detalle. Probablemente sea recordado como el Obispo Católico Butler, quien extendió la "Analogía"dibujada desde la experiencia de la Iglesia histórica, probando estar de acuerdo con la naturaleza de las cosas, no obstante trascendiendo grandemente con el esquema visible a través de su mensaje, instituciones y propósito, que son igualmente sobrenaturales.

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San Luis Beltrán
Misionero
Año 1581

San Luis Beltrán: pídele a Dios que nos mande muchos y santos misioneros.

 Ciertos malos espíritus no se alejan, sino con oración y sacrificios (Jesucristo).

Este santo misionó las regiones selváticas del norte de Colombia y se vio libre como por milagro de los más terribles peligros contra su vida.

Nació en Valencia, España, en 1526, y fue bautizado en la misma pila bautismal en la que habían bautizado 175 años antes a San Vicente Ferrer, el cual era familiar de su padre. Tuvo el honor de que la ordenación sacerdotal se la confiriera santo Tomás de Villanueva. Y a estos grandes hombres de Dios los imitó siendo extremadamente humilde, y practicando la obediencia en grado heroico.

Santa Teresa le escribió preguntándole si debía fundar un convento en su ciudad. Nuestro santo le respondió: "El asunto sobre el cual me pide información es tan importante que me dediqué por varios días a pedirle a Nuestro Señor que me iluminara lo que le debía responder. Ahora le digo que sí, que lo debe fundar. Y le añado una noticia más: su comunidad va a ser tan ayudada por Dios, que dentro de cincuenta años será una de las más importantes en la Iglesia Católica". Y así sucedió.

En las comunidades religiosas hay un cargo de enorme importancia. Es el del encargado de formar a los futuros religiosos. Se le llama Maestro de novicios. San Luis Beltrán ejerció ese cargo en España, en su comunidad de Padres Dominicos, casi por 30 años (con interrupciones) y formó gran número de fervorosos religiosos. Era muy estricto y exigente, pero sabía dar las órdenes con tan gran bondad y amabilidad, que todos sus súbditos lo amaban y estimaban.

Para librarse del deseo de sobresalir ante los demás, colocó en la puerta de su habitación un gran letrero con esta frase de San Pablo: "Si lo que busco es agradar a la gente, ya no seré servidor de Cristo".

En 1562 fue enviado como misionero a las tribus de indios en el norte de Colombia. Cuando llegó no sabía hablar sino el español, pero Dios le concedió el don de lenguas y en poco tiempo aprendió a hablar en los idiomas de sus indígenas, de una manera tan admirable que nadie se explicaba cómo lo había logrado. En casi siete años (de 1562 a 1569) convirtió miles de indios desde Panamá hasta el Golfo de Urabá, en regiones palúdicas y llenas de toda clase de mosquitos y de alimañas peligrosas. En los registros que dejó escritos por su propia mano señala que bautizó más de 15,000 indios. Predicó a tribus sumamente salvajes que varias veces trataron de asesinarlo pero no lo lograron.

Pero sus más peligrosos enemigos eran ciertos colonizadores españoles que cometían toda clase de injusticias contra los indígenas, y que al ser reprendidos por el santo misionero, se propusieron eliminarlo. Primero le ofrecieron un vaso de refresco, que contenía un fuerte veneno. Él le dio la bendición al vaso, y este se rompió en muchos pedazos. Los indios narraban que un colono quiso disparar su escopeta contra el misionero y que la escopeta estalló, retorciéndose su cañón y quedando en forma de cruz. El santo tenía una fe capaz de conseguir milagros.

Cuentan que cuando deseaba convertir a algún pecador hacía esta penitencia. Al anochecer, en esas selvas aparecen millones y millones de mosquitos muy hambrientos. Él se quitaba la camisa y dejaba que le picaran, y de vez en cuando les decía: "Hermanitos, ya comieron lo suficiente. Ahora déjenle el puesto a sus compañeros, que también quieren comer". Y los miles de mosquitos se iban para que llegaran los otros que estaban también muy hambrientos.

En 1569 fue llamado a España a seguir formando los futuros misioneros. A estos les insistía en que el arma más poderosa para ganar almas es rezar mucho y hacer sacrificios. Y les repetía que las buenas palabras del que enseña religión deben ir siempre acompañadas de buenas obras, porque si con el mal ejemplo destruimos lo bueno que sembramos con la predicación, eso es fatal.

Murió el 9 de octubre del año 1581.

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Fuente: Archimeridabadajoz.org
Juan Leonardi, Santo Presbítero y Fundador, Octubre 9  

Juan Leonardi, Santo

Presbítero
Fundador de la Orden de Clérigos Regulares de la Madre de Dios

Martirologio Romano: San Juan Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en la Toscana, donde ejercía como farmacéutico, para llegar a ser sacerdote, y con el fin de enseñar a los niños la doctrina cristiana, restaurar la vida apostólica del clero y propagar la fe cristiana, instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por ello muchas contradicciones. También inició el Colegio de Propaganda Fide, en el que, agotado por los trabajos, descansó piadosamente (1609).

Juan nació en Diecimo (Toscana, Italia) en 1542.

Estando en Luca, estudiando farmacia, formó parte de un grupo de jóvenes cristianos bajo la dirección de los dominicos cuya misión principal era asegurarse una intensa vida cristiana a través de la oración, los sacramentos y la formación y asistiendo a los pobres y peregrinos. Este grupo se constituyó en congregación laical, conocida como los "Colombinos".

A sus veintiséis años, Juan Leonardi ejercía su profesión de farmacéutico. Pero seguía sintiendo la llamada al sacerdocio, que su director espiritual orientó hacia los estudios eclesiásticos, dejando entonces la farmacia y celebrando su primera misa el 6 de enero de 1571.

Con la ayuda de los "Colombinos", impartía clases de religión y catequesis en la iglesia de San Juan y ante el éxito el obispo le confió la catequesis en todas las iglesias de Luca. Ante la imposibilidad de atender personalmente las demandas de los párrocos, escribió un folleto con la síntesis de la doctrina cristiana y el modo de enseñarla. De ahí surgió la fundación de la Compañía de la Doctrina Cristiana, formada por laicos que fue aprobada por el papa Clemente VIII en 1604.

San Juan Leonardi fundó la Fraternidad de Sacerdotes Reformados de la Santísima Virgen que tras su muerte adoptó el nombre de Clérigos Regulares de la Madre de Dios. En 1584 el papa Gregorio XIII confirmaba la Orden que en 1581 había aprobado el obispo de Luca. Dicha Orden daba especial importancia a la obediencia, la pobreza y la penitencia.

Juan y sus clérigos en Roma, donde en 1601 fundaron un convento, destacaron en la enseñanza de la doctrina cristiana y la comunión frecuente.

En 1603, Juan Leonardi, en colaboración con el español Juan Bautista Vives y el jesuita Martín de Funes, fundaron un centro de estudios misionales, que con el tiempo sería el Colegio Urbano de Propaganda Fide.

Juan murió en Roma en 1609.

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Dionisio de París, Santo Primer obispo de París, Octubre 9  

Dionisio de París, Santo

Primer obispo de París

Martirologio Romano: San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires, de los cuales la tradición quiere que el primero, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fuese el primer obispo de París, y que junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padeciesen en las afueras de la ciudad (s. III).

Etimología : Dionisio = Aquel que mantiene la fe en Dios, viene del griego


Dionisio legó a Francia hacia el 250 ó 270 desde Italia con seis compañeros con el fin de evangelizarla. Fue el primer obispo de París, y apóstol de las Galias.

Dionisio fundó en Francia muchas iglesias y fue martirizado en el 272, junto con Rústico y Eleuterio, durante la persecución de Valeriano. Según creen algunos es en Montmartre (mons Martyrum), o en el sur de la Isla de la Cité, según otros, donde se eleva, en la actualidad, la ciudad de Saint-Denis lugar en el que fueron condenados a muerte.

Según las Vidas de San Dionisio, escritas en la época carolingia, tras ser decapitado, Dionisio anduvo durante seis kilómetros con su cabeza bajo el brazo, atravesando Montmartre, por el camino que, más tarde, sería conocido como calle de los Mártires. Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una piadosa mujer descendiente de la nobleza romana, llamada Casulla, y después se desplomó. En ese punto exacto se edificó una basílica en su honor. La ciudad se llama actualmente Saint-Denis.

La tradición del culto a San Dionisio de París, fue creciendo poco a poco, dándole a conocer, llegando a confundirlo con Dionisio Areopagita (obispo de Atenas) o con Dionisio el Místico. Esta confusión proviene del siglo XII cuando el abad Suger falsificó unos documentos por razones políticas, haciendo creer que San Dionisio había asistido a los sermones de Pablo de Tarso.

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Fuente: Vatican.va
Cirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros; Santos Mártires de Turón en Asturias, Octubre 9  

Cirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros; Santos

9 Lasallistas y 1 Pasionista

Martirologio Romano: En la localidad de Turón, en la región española de Asturias, santos mártires Inocencio de la Inmaculada (Manuel) Canoura Arnau, presbítero de la Congregación de la Pasión, y ocho compañeros, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que, durante la revolución, en odio a la fe fueron asesinados sin juicio previo, alcanzando así la victoria (1934). Sus nombres son: santos Cirilo Bertrán (José) Sanz Tejidor, Marciano José (Filomeno) López López, Victoriano Pío (Claudio) Bernabé Cano, Julián Alfredo (Vilfrido) Fernández Zapico, Benjamín Julián (Vicente) Alonso Andrés, Augusto Andrés (Román) Martín Fernández, Benito de Jesús (Héctor) Valdivieso Sáez y Aniceto Adolfo (Manuel) Seco Gutiérrez.

La Iglesia eleva hoy a la gloria de los altares a nueve Hermanos de las Escuelas Cristianas (Lasalianos) y a un Padre Pasionista. Ocho Hermanos dirigían una escuela en Turón, un pueblo situado en el centro de un valle minero de la región asturiana, en el nordeste de España y fueron martirizados en 1934. El noveno Hermano es de Cataluña y murió cerca de Tarragona en 1937. El Padre Pasionista prestaba asistencia sacramental a la escuela de Turón. Se trata de la glorificación de diez personas que llevaron la fidelidad de sus vidas consagradas hasta dar su sangre en testimonio y en defensa de su fe y de su misión evangelizadora. En consecuencia, esa solemne decisión eclesial redunda en la glorificación de la hermosa tarea de educar cristianamente a los niños de todos los tiempos.

La mayoría de estos religiosos se hallaban en plena juventud: cuatro de ellos tenían menos de 26 años y el mayor 46. Sus nombres son:

Hno. CIRILO BERTRÁN (JOSÉ SANZ TEJEDOR), director de la comunidad, nació en Lerma, provincia de Burgos, el 20 de marzo de 1888. Los padres eran humildes trabajadores: de ellos aprende la austeridad y el espíritu de sacrificio. Ingresó en el Noviciado de los Hermanos en Bujedo e hizo su primera profesión religiosa en agosto de 1905. En su vida apostólica se muestra comprometido y celoso. Nombrado director de la escuela de Turón, a donde llega en 1933, su actitud prudente y serena es de gran ayuda para los Hermanos de la comunidad. En el verano de 1934 participa en un retiro de un mes en Valladolid: será la mejor preparación para su encuentro con el Señor en el martirio que tendrá lugar dentro de unos meses.

Hno. MARCANO JOSÉ (FILOMENO LÓPEZ LÓPEZ), nació en El Pedregal, provincia de Sigüenza Guadalajara, el 17 de noviembre de 1900. Pertenece a una familia de trabajadores y aprende desde niño a soportar las molestias del trabajo y afrontar con ánimo las dificultades de la vida. A sugerencia de un tío suyo ingresa en el Instituto de los Hermanos de La Salle, pero una enfermedad en el oído le obliga a regresar a su familia. Pronto será admitido de nuevo, pero a condición de dedicarse a trabajos manuales. Se halla en la comunidad de Mieres (Asturias) cuando acepta sustituir a un Hermano de Turón, asustado por las tensiones de ese momento. Esto ocurría en el mes de abril de 1934, seis meses antes del sacrificio supremo que el Señor le pedirá. Une así su destino al de sus compañeros de comunidad, a la que siempre ha prestado sus servicios con bondad y cariño.

Hno. VICTORIANO PÍO (CLAUDIO BERNABÉ CANO), nació en San Millán de Lara, provincia de Burgos, el 7 de julio de 1905. Sus padres, labradores, le inculcaron desde los primeros años las virtudes de laboriosidad y espíritu de servicio. Ingresó en el Instituto de los Hermanos de La Salle en Bujedo en 1918. Las leyes de 1933, obligan a los Hermanos, por prudencia, a cambiar frecuentemente de residencia y él es trasladado del Colegio de Palencia a la escuela de Turón. Le costó mucho el cambio, pero lo aceptó con espíritu de sacrificio y obediencia. Llevaba solamente diez días en Turón cuando el Señor le pidió un sacrificio mayor, el sacrificio de su vida.

Hno. JULIÁN ALFREDO (VILFRIDO FERNÁNDEZ ZAPICO), nació en Cifuentes de Rueda, provincia de León, el 24 de diciembre de 1903. Los buenos consejos de sus padres y la influencia de un tío sacerdote con el cual fue obligado a vivir durante algún tiempo después de la muerte prematura de su madre, hacen crecer su piedad natural y lo inclinan muy joven a la vida religiosa. A los 17 años ingresa en el noviciado de los Capuchinos de Salamanca. Pero a causa de una inesperada enfermedad regresa a su casa. Tiene 22 años cuando Dios le da a conocer a los Hermanos de La Salle y en 1926 ingresa en el noviciado de Bujedo. Muestra gran madurez y piedad que suscita la admiración de sus compañeros más jóvenes. En su labor educativa manifiesta asimismo una dedicación extraordinaria, sobre todo al preparar a los niños a la primera comunión. En el verano de 1933 es destinado a la comunidad de Turón. El año anterior había hecho su profesión perpetua sellando su compromiso definitivo con el Señor. Cuando Dios le llama al sacrificio de su vida, se encuentra preparado para responder sin vacilación.

Hno. BENJAMÍN JULIÁN (VICENTE ALONSO ANDRÉS), nació en Jaramillo de la Fuente, provincia de Burgos, el 27 de octubre de 1908. Muy joven ingresa en el Instituto de los Hermanos de La Salle. Tuvo que vencer algunas dificultades en los estudios debido a su falta de preparación inicial. La misma decisión manifestó en los avatares de su itinerario religioso. Cuando el 30 de agosto de 1933 emitió sus votos perpetuos con plena madurez y decisión, recogía el fruto de su tesón y de su generosidad. Cuando recibió la orden de cambiar de la escuela de Compostela, tanto los alumnos como las familias lo sintieron mucho y querían impedirlo a toda costa, pero él con generosa disponibilidad, aunque con mucha nostalgia, aceptó y se trasladó a Turón. Los que pasaron por aquel lugar nunca olvidarían su alegría y el optimismo que mostraba en sus comentarios y juicios sobre la situación en aquellos momentos. Tanta sencillez y fortaleza sólo podían proceder de un corazón saturado de Dios, quien lo eligió para su encuentro con El.

Hno. HÉCTOR VALDIVIELSO (BENITO DE JESÚS). sus padres se trasladaron a Buenos Aires unos años antes de su nacimiento, que tuvo lugar el 31 de octubre de 1910. Fue bautizado en la iglesia de San Nicolas de Bari, que se encontraba en la zona donde se alza actualmente el Obelisco de la Avenida 9 de Julio. Cuando sus padres, a causa de dificultades financiarias, se vieron obligados a regresar a España, estableciéndose en Briviesca (Burgos), conoció y entró en el centro de formación de los Hermanos de La Salle en Bujedo. Después hizo el Noviciado Misionero que los Hermanos tenían en Lembecq-lez-Hal, Bélgica, movido del deseo de realizar un día el apostolado en la tierra donde había nacido, la Argentina. En espera de poder realizarse sus sueños, los Superiores lo destinaron a la escuela de Astorga (León). En septiembre de 1933 fue destinado a Turón. En el corto tiempo que permaneció en la cuenca minera, se mostró como siempre, plenamente entregado a la clase y a las asociaciones juveniles de la Cruzada Eucarística y la Acción Católica. Su dedicación a los jóvenes le convirtió, él joven, en candidato predilecto para el martirio, cosa que no tardó en realizarse. Es el primer Santo Argentino.

Hno. ANICETO ADOLFO (MANUEL SECO GUTIÉRREZ), el benjamín de la comunidad, había nacido en Celada Marlantes, provincia de Santander, el 4 de octubre de 1912. Aunque quedó pronto huérfano de madre, la piedad de su padre era tal que fueron tres los hijos que entregó a Dios en el Instituto de S. Juan Bautista de La Salle. Entró en el Noviciado en 1928 y emitió sus primeros votos en 1930. En medio de su trabajo, su mayor preocupación era el cultivo de su vida espiritual. Ella le movía a preocuparse intensamente por los demás, sobre todo en lo referente al cumplimiento del deber y a la entrega generosa a Dios. Después de permanecer un año en el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes en Valladolid, fue destinado a Turón en agosto de 1933. La sonrisa serena y atractiva que adornaba permanentemente su rostro, tuvo que impresionar sin duda a los mismos asesinos que, a sus 22 años, le condujeron a la eternidad.

Hno. AUGUSTO ANDRÉS (ROMÁN MARTÍNEZ FERNÁNDEZ) nació en Santander el 6 de mayo de 1910. Heredó de su padre, militar de profesión, el sentido de la precisión y del orden; y de su madre, piadosa y sencilla, la gentileza que tanto admiraban sus profesores, sus compañeros y después sus alumnos. Cuando manifestó la intención de hacerse religioso -era el hijo mayor y el único varón en casa cuando su padre murió- su madre no se resignaba. Pero una enfermedad del joven doblegó la resistencia materna. Prometió a la Virgen que aceptaría los deseos de su hijo si sanaba y, habiendo obtenido la curación, autorizó el ingreso en los Hermanos de La Salle. En 1922 finalizó su noviciado y emitió con decisión sus primeros votos religiosos. Se hallaba en el colegio de Palencia en 1933, cuando la dispersión le llevó al que había de ser su postrer destino, la comunidad de Turón. Su valor y decisión fueron llamativos en los últimos momentos de su existencia, pues él fue quien dirigió las últimas palabras a sus verdugos. Fueron palabras llenas de entereza y de aceptación del martirio, propias de un corazón totalmente entregado a Dios.

PRESBÍTERO INOCENCIO DE LA INMACULADA (MANUEL CANOURA ARNAU), nació en el Valle del Oro, provincia de Mondoñedo, el 10 de marzo de 1887. Ingresó en la Congregación de los Pasionistas a la edad de 14 años. Recibió el Subdiaconado en Mieres en 1910 y el Diaconado en junio de 1912. El 20 de septiembre de 1920 fue ordenado sacerdote. Desde entonces empezó para este Padre instruido y celoso, una vida de intenso apostolado sacerdotal, en el que cabe resaltar su dedicación a la enseñanza de la filosofía, de la teología, de la literatura en las diversas casas a las que fue destinado. Su último destino fue de nuevo Mieres, a comienzos de septiembre de 1934. La causa de que se hallara con los Hermanos en Turón fue que había sido requerido su servicio sacramental, al que se había ofrecido de buen grado cuando le pidieron que fuera a confesar para preparar a los niños a celebrar el primer viernes de mes, que coincidía con el 5 de octubre.

El martirio de estos Hermanos no llegó de modo inesperado. La situación que vivía España era difícil: la masonería y el comunismo luchaban por el poder y por hacer desaparecer la tradición religiosa. Se habían programado una serie de iniciativas contra la Iglesia, los sacerdotes y los religiosos. Se promovió una campaña de odio y violencia que en ciertos lugares llegó a crueles desenlaces, incluso más allá de las previsiones de los grupos dirigentes. Asturias era una región minera con gran cantidad de inmigrados cuyo régimen de vida era duro y se sentían desarraigados de sus mejores tradiciones. La campaña contra la burguesía y contra la Iglesia encontró allí un terreno especialmente preparado. Así sucedió que el 5 de octubre un grupo de rebeldes arrestó a los ocho Hermanos que trabajaban en la escuela de Turón y al sacerdote pasionista que estaba con ellos. Los nueve religiosos fueron concentrados en la "casa del pueblo" a la espera de la decisión que había de tomar el "Comité revolucionario".

Bajo la presión de algunos extremistas, el Comité decidió la condena a muerte de estos religiosos que tenían una notable influencia en la localidad, ya que gran parte de las familias mandaban sus hijos a su escuela. La decisión se tomó en secreto: los religiosos serían fusilados en el cementerio del pueblo, poco después de la una de la madrugada, el 9 de octubre de 1934. Los asesinos fueron reclutados de otros lugares porque en el pueblo de Turón no encontraron quienes estuvieran dispuestos a perpetrar semejante crimen. Las víctimas comprendieron de inmediato las intenciones del Comité y se prepararon generosamente al sacrificio con la oración, la confesión y el perdón que otorgaron a sus asesinos. A la hora prevista por el Comité, caminaron juntos y serenos al cementerio. En el centro del mismo estaba preparada una fosa delante de la cual alinearon a los religiosos. Fueron muertos con dos cargas de fusilería y rematados a tiros de pistola. La serenidad y valentía con la que los Hermanos y el P. Pasionista aceptaron el martirio impresionó a los mismos asesinos como más tarde ellos mismos declararían. Pocos meses después de su muerte sus cuerpos fueron exhumados y trasladados con grandes manifestaciones de adhesión al mausoleo donde reposan en Bujedo, en la provincia de Burgos.

El Hno. JAIME HILARIO (MANUEL BARBAL COSÍN) nació el 2 de enero de 1898 en Enviny, diócesis de Urgel, provincia de Lérida. Vivió en un ambiente profundamente cristiano, en los trabajos del campo y ruda labor de un pueblo de alta montaña. A sus trece años entró en el Seminario de La Seo de Urgel. Pero, debido a una enfermedad del oído que será una cruz a lo largo de su vida, tuvo que abandonar los estudios eclesiásticos. En 1917 decidió entrar en el noviciado de los Hermanos de La Salle. El 24 de febrero del mismo año, en Irún, tomó con el hábito religioso el nombre de Hno. Jaime Hilario. Un año más tarde iniciaba su misión de educador y catequista. Fue en Mollerusa, en Pibrac, cerca de Toulouse (Francia), en Calaf, su tierra natal. En este período se hizo patente su capacidad literaria, colaborando en revistas en la difusión de los valores cristianos. En adelante su sordera le impedirá seguir su labor educativa. Tuvo que trasladarse a Cambrils (Tarragona) para ocuparse de las labores del campo. El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil española. El Hno. Jaime Hilario se refugia en una casa amiga de Mollerusa, en donde permanece en régimen de libertad vigilada. Después es trasladado a la cárcel de Lérida y, puesto que procedía de Cambrils, es conducido a Tarragona y encarcelado en el barco " Mahon " con otros sacerdotes y seglares cristianos. El 15 de enero de 1937 se celebró su juicio sumarísimo. No quería abogado defensor porque iba a decir siempre la verdad. Por obediencia aceptó la defensa del Sr. Juan Montañés, pero no permitió que se disimulase su condición de religioso. El Tribunal Popular de Tarragona lo condenó a muerte. Aceptó el veredicto con serenidad admirable y allí mismo envió a sus familiares una carta en la que expresaba su alegría de morir mártir. El abogado tramitó la solicitud de gracia, que fue concedida a las otras 24 personas que habían sido juzgadas con él; pero él, el único religioso del grupo, fue ejecutado. El 18 de enero de 1937, a las 3,30 de la tarde, el Hno. Jaime Hilario fue fusilado en el bosquecillo del Monte de la Oliva, junto al cementerio de Tarragona. Con asombro del piquete, el mártir siguió en pie después de dos descargas sucesivas. El grupo arrojó las armas y se dio a la fuga. El jefe del pelotón, furioso, se acercó a la víctima y disparó en la sien del héroe. Sus últimas palabras a los que iban a fusilarle fueron: -¡Amigos, morir por Cristo es reinar!

Estos mártires (los nueve de Turón y el Hno. Jaime Hilario) fueron beatificados juntos por el Papa Juan Pablo II el 29 de abril de 1990. Además desde el 21 de noviembre de 1999 la Iglesia honra su fe y su sacrificio, declarándolos Santos y proponiéndolos como ejemplo al pueblo cristiano.

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Fuente: EWTN.com
Abraham, Santo Patriarca del A.T., Octubre 9  

Abraham, Santo

Patriarca del Antiguo Testamento

Martirologio Romano: Conmemoración de san Abraham, patriarca y padre de todos los creyentes, que, llamado por Dios, salió de su patria, la ciudad de Ur de Caldea, y peregrinó por la tierra que Dios había prometido a él y a sus descendientes. Manifestó toda su fe en Dios, esperando contra toda esperanza al no negarse a ofrecer en sacrificio al hijo unigénito, Isaac, que el Señor le había dado, ya anciano, de su esposa Sara.

Etimología: Abraham = Aquel que es padre de muchos pueblos


La historia de Abraham se encuentra en el primer libro de la Biblia, el Libro del Génesis.

Con Abraham fundó Dios en el mundo la verdadera religión.

Vivía en la ciudad de Ur, cerca de los ríos Tigris y Eufrates, cuando Dios le pidió el sacrificio de alejarse de su tierra, que era muy fértil, y de su hermosa ciudad e irse a un país desconocido y desértico, lejos de familiares y amigos. Abraham aceptó este sacrificio, y Dios en pago le prometió que sus descendientes poseerían por siempre aquel país.

Abraham deseaba tener un hijo que prolongara su familia, y Dios permitió que su esposa fuera estéril y que a la edad de 90 años Abraham todavía no lograra tener el hijo que tanto deseaba. Sin embargo Nuestro Señor le prometió que su descendencia sería tan numerosa como las arenas del mar y Abraham creyó a esta promesa de Dios, y esta fe le fue apreciada y recompensada.

Dios se le aparece en forma de viajero peregrino (acompañado de dos ángeles disfrazados también) y Abraham los atiende maravillosamente bien. Dios le promete que dentro de un año tendrá un hijo. Sara la esposa, que está oyendo detrás de una cortina, se ríe de esta promesa, porque le parece imposible ya que ellos dos son muy viejos. Dios manda que al niño le pongan por nombre "Isaac", que significa "el hijo de la sonrisa". Y cuando el jovencito tiene 12 años, Dios pide a Abraham que vaya a un monte y le ofrezca el hijo en sacrificio. Abraham acepta esto que le cuesta muchísimo y cuando ya va a matar a Isaac, un ángel le detiene la mano y oye una voz del cielo que le dice: "He visto cuán grande es tu generosidad. Ahora te prometo que tu descendencia nunca se acabará en el mundo". Y luego ve un venado enredado entre unas matas de espinas y lo ofrece en sacrificio a Dios.

Los enemigos atacaron a la ciudad donde vivía Lot, el sobrino de Abraham, llevándose a todos prisioneros. Entonces el patriarca reunió a sus obreros (318) y atacó por sorpresa a los enemigos y libertó a todos los cautivos. En acción de gracias llevó a Melquisedec, sacerdote de Jerusalén, la décima parte de todo lo que había conseguido. Desde entonces quedó la costumbre de dar para Dios y para los pobres el diezmo, o sea la décima parte de lo que cada uno gana.

Nuestro Señor le comunicó a su amigo Abraham que iba a destruir a Sodoma por que en esa ciudad se cometían pecados de homosexualidad. Abraham le rogó a Dios que no la destruyera si había allí siquiera diez personas buenas. Pero como no las había, cayó una lluvia de fuego y los mató a todos. Solo se salvó Lot, por ser el sobrino de Abraham. Pero la mujer de Lot desobedeció la orden de los ángeles y al salir de la ciudad se puso a mirar hacia atrás y quedó convertida en estatua de sal.

Abraham fue padre de Isaac, del cual nacieron Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob se llaman los doce Patriarcas, de los cuales se formó el pueblo de Israel. Dios le cambió el nombre de Abrán, que significa "padre", por el nombre de "Abraham", que significa: padre de muchos pueblos.

La S. Biblia alaba a Abraham porque creyó contra toda esperanza y porque nunca dudó de que Dios sí cumple lo que promete, aunque parezca imposible.

Santo Patriarca Abraham, pídele a Dios que nos conceda una fe tan grande como la tuya, y el perseverar fieles a nuestra religión hasta la muerte.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste día, Octubre 9  

Otros Santos y Beatos

Santos Diodoro, Diomedes y Dídimo, mártires

En Laodicea, de Siria, pasión de los santos Diodoro, Diomedes y Dídimo (s. inc.).

Santa Publia, monja

En Antioquía, de Siria, conmemoración de santa Publia, que, al morir su marido, entró en un monasterio, y mientras cantaba con sus compañeras vírgenes las palabras del salmo "los ídolos de los gentiles son oro y plata" y "sean semejantes los que los hacen", al pasar allí el emperador Juliano el Apóstata ordenó que la abofeteasen y reprendiesen con aspereza (s. IV).

San Sabino, eremita

En la región de Bigorre (Saint-Savin-de-Lavedan), a los pies de los montes Pirineos, san Sabino, eremita, que ilustró la vida monástica en Aquitania (s. V).

San Bernardo de Rodez, abad

En el monasterio de Montsalvy, en Francia, san Bernardo de Rodez, abad de los canónigos regulares de ese cenobio (1110).

San Luis Bertrán, religioso presbítero

En Valencia, en España, san Luis Bertrán, presbítero de la Orden de Predicadores, que en América meridional predicó el evangelio de Cristo y defendió a varios pueblos indígenas (1581).

San Guntero, eremita

En el monasterio de Brevnov, en Bohemia, san Guntero, eremita, que, abandonando los bienes de la tierra, abrazó la vida monástica y, más tarde, se retiró a la soledad de los bosques situados entre Baviera y Bohemia, viviendo y muriendo desligado de todo, pero al mismo tiempo muy unido a Dios y a los hombres (1045).

San Domnino, eremita

En Tiferno, junto al Tíber (hoy Città di Castello), en la Umbría, san Domnino, eremita (610).

San Gisleno, monje

En la región de Hainaut, en Austrasia, san Gisleno, que vivió como monje en una celda que él mismo se había construido (s. VII).

San Domino, mártir

En la ciudad llamada Julia (hoy Fidenza), en el territorio de Parma, en la vía Claudia, san Domino, mártir (s. IV).

San Deusdedit, monje mártir

En el monasterio de Montecasino, san Deusdedit, abad, que fue encarcelado por el tirano Sicardo y, consumido por el hambre y las privaciones, entregó su espíritu a Dios (834).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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