sábado, 14 de octubre de 2017

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 15/10/2017. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

JA

JMJ

Pax

Inviten al banquete de bodas a todos los que encuentren

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
"El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir. Envió de nuevo a otros criados que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda".
Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron. Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, las cuales dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego les dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos e inviten al banquete de bodas a todos los que encuentren".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de invitados. Cuando el rey entró a saludar a los invitados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?"
Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados:
"Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

28a. Dom Ord Ciclo A

Antífona de Entrada

Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos inspire y acompañe siempre, para que podamos descubrirte en todos y amarte y servirte en cada uno.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El Señor preparará un banquete y enjugará las lágrimas de todos los rostros

Lectura del libro del profeta Isaías 25, 6-10

En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos y manjares sustanciosos. El arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor. En aquel día se dirá:
"Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae, porque la mano del Señor reposará en este monte".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 22

Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu bastón me dan seguridad.
Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
Habitaré en la casa del Señor toda la vida.

Segunda Lectura

Todo lo puedo unido a Aquél que me da fuerza

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 12-14.19-20

Hermanos: Yo sé lo que es vivir en pobreza y también lo que es tener de sobra. Estoy acostumbrado a todo: lo mismo a comer bien que a pasar hambre; lo mismo a la abundancia que a la escasez. Todo lo puedo unido a Aquél que me da fuerza. Sin embargo, han hecho ustedes bien en socorrerme cuando me vi en dificultades.
Mi Dios, por su parte, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas las necesidades de ustedes, por medio de Cristo Jesús. Gloria a Dios, nuestro Padre, por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Que el padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento.
Aleluya.

Evangelio

Inviten al banquete de bodas a todos los que encuentren

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
"El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir. Envió de nuevo a otros criados que les dijeran:
"Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda".
Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron. Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, las cuales dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego les dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos e inviten al banquete de bodas a todos los que encuentren".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de invitados. Cuando el rey entró a saludar a los invitados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?"
Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados:
"Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante: Llenos de confianza en el Señor, oremos, hermanos y hermanas, por todos los seres humanos y por todas sus necesidades:
Respondemos: Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios conceda el espíritu de paciencia y de caridad a los cristianos perseguidos por su nombre y los ayude a ser testigos fieles y verídicos de su Evangelio, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios conceda prudencia a los gobernantes y honradez a todos los gobernados, a fin de que se mantengan la armonía y la justicia en la sociedad, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor, el único que puede hacer prosperar el trabajo del ser humano, bendiga los esfuerzos de los trabajadores y haga que la tierra dé frutos abundantes para todos, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios no permita que en la hora de nuestra muerte, desesperados y sin acordarnos de él, nos sintamos como arrancados de este mundo, sino que, confiados y con una gran paz, lleguemos a la vida feliz y eterna, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Celebrante:
Dios nuestro, que invitas a todos los seres humanos al banquete de tu Hijo, escucha nuestras súplicas y concédenos la sabiduría de Espíritu, para que sepamos discernir y anunciar la esperanza a la que estamos llamados y la gloria que nos tienes reservada en la mesa del reino de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, nuestras ofrendas, y concédenos que esta Eucaristía nos ayude a conseguir la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio pascual y el pueblo de Dios

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Los que buscan riquezas, sufren pobreza y hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te pedimos, Señor, humildemente, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido en alimento, nos comuniquen su misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Vigésimo octavo Domingo
ciclo a

LOS INVITADOS AL BANQUETE

— Nos espera el Cielo. Correspondencia a la llamada del Señor. Ayudar a otros a que no rehúsen la invitación.

— Llamada a participar de la intimidad divina. No existen excusas razonables para no asistir a la Cena del Rey.

— Voluntad salvadora de Cristo. Nuestro afán apostólico se ha de dirigir a todas las almas.

I. La liturgia de este domingo presenta la salvación como un banquete regio, símbolo de todos los bienes, al que Dios nos invita. Preparará el Señor de los ejércitos para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos... Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos... Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todas las gentes...1. Desde antiguo, y mediante símbolos fácilmente comprensibles, los Profetas habían anunciado el Cielo como destino definitivo de la humanidad. El mismo Dios nos habría de conducir hasta ese monte santo. Así lo expresa el Salmo responsorial: El Señor es mi pastor... me conduce hacia fuentes tranquilas. Me guía por el sendero justo... Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan... Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor, por años sin término2.

Jesús es nuestro Pastor y de mil maneras nos invita a seguirle, pero no quiere obligarnos a ir contra nuestra voluntad. Y aquí está el misterio del mal: los hombres podemos rehusar este ofrecimiento. El Evangelio de la Misa nos habla de este rechazo. El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Y, según la costumbre, el rey envió a sus siervos para recordar a los invitados que ya estaba todo preparado y que se les esperaba. Ante la sorpresa del rey, los convidados no quisieron ir. Y el Señor, queriendo expresar la solicitud de Dios con sus hijos, relata en la parábola que el soberano volvió a enviar de nuevo a sus servidores: Nuevamente envió a otros criados ordenándoles: Decid a los invitados: mirad que tengo ya preparado mi banquete... La bondad de Dios se expresa en esta divina insistencia y en la exuberancia de los bienes: he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. A pesar de todo, los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otros a sus negocios, los demás echaron mano de los criados y los maltrataron hasta matarlos. En otras parábolas (la de los viñadores, por ejemplo) se exigía algo debido, el fruto de lo que se había dejado para administrarlo; aquí, en cambio, nada se exige, se ofrece todo. ¡Y es rechazado! El Señor ofrece bienes inimaginables, y los hombres en muchas ocasiones no los valoramos. Con mucha pena debió Jesús relatar esta parábola. Es la repulsa al amor de Dios a través de los siglos.

Los convidados pueden estar representados hoy, entre otros, por esos hombres que, sumergidos en sus asuntos y negocios terrenos, parecen no necesitar para nada de Dios. Y cuando son avisados de que el Cielo les espera, reaccionan con violencia, como en la parábola. A pesar de todo, tenemos la obligación santa de acercarnos a los que nos rodean, «de sacudirles de su modorra, de abrir horizontes diferentes y amplios a su existencia aburguesada y egoísta, de complicarles santamente la vida, de hacer que se olviden de sí mismos y que comprendan los problemas de los demás.

»Si no, no eres buen hermano de tus hermanos los hombres, que están necesitados de ese "gaudium cum pace" —de esta alegría y esta paz, que quizá no conocen o han olvidado»3. Muchos responderán y llegarán a tiempo al banquete.

II. La imagen del banquete es considerada en otros lugares de la Sagrada Escritura como símbolo de intimidad y de salvación. He aquí que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo4. Y se repite una y otra vez la solicitud de Dios, el afán divino por una intimidad mayor, que tendrá su culminación en el encuentro definitivo con Él en el Cielo, dentro de un tiempo, quizá no muy largo. ¡Ábreme, hermana mía, amada mía...! Que está mi cabeza cubierta de rocío y mis cabellos de escarcha de la noche5, dice Dios al alma de tantas maneras. ¿Cómo es nuestra correspondencia a las mil llamadas que nos hace llegar el Señor? ¿Cómo es nuestra oración, que nos adentra en la intimidad con Dios, pues el Cielo comienza ya aquí en la tierra? ¿Nos excusamos fácilmente ante un compromiso de un mayor amor, de una más honda correspondencia? ¿Nos sentimos responsables de que llegue a muchos la invitación divina? ¿Nos interesa y preocupa la salvación de todos aquellos que conocemos?

Es muy grave rechazar la invitación divina, vivir como si Dios no fuera importante y el encuentro definitivo con Él estuviera tan lejano que no mereciera la pena prepararse para él. Ante la salvación, bien absoluto, no hay ninguna excusa que sea razonable: ni campos, ni negocios, ni salud, ni bienestar... Hoy los pretextos que algunos aducen para no acudir a las amables invitaciones del Señor son iguales a los que leemos en la parábola: sus preocupaciones terrenas, como si lo de aquí abajo fuera lo definitivo; otros varían, «pero el hecho sigue siendo el mismo: no aceptan la salvación de Dios y se excluyen voluntariamente por preferir otra cosa. Se quedan con lo que eligen, pierden lo que rechazan»6. ¡Qué pena tan grande nos debe producir el comprobar cómo muchos –por unas razones u otras– parecen rechazar la intimidad con Dios y ponen en peligro su salvación eterna!

Pero el Señor quiere que se llene su casa, su actitud es siempre salvadora: Id, pues, a los cruces de los caminos y llamad a las bodas a todos los que encontréis. Los criados, saliendo a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. Nadie queda excluido de la intimidad divina. Solo aquel que se aparta a sí mismo, que resiste la amable invitación del Señor, repetida una y otra vez.

«Ayúdanos, Señor –exclamaba San Agustín–, a dejarnos de malas y vanas excusas y a ir a esa cena... No sea la soberbia impedimento para ir al festín, alzándonos con jactancia, ni nos apegue a la tierra una curiosidad mala, distanciándonos de Dios, ni nos estorbe la sensualidad las delicias del corazón. Haz que acudamos... ¿Quienes vinieron a la cena, sino los mendigos, los enfermos, los cojos, los ciegos? (...). Vendremos como pobres, pues nos invita quien, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecer con su pobreza a los pobres. Vendremos como enfermos, porque no han menester médico los sanos sino los que andan mal de salud. Vendremos como lisiados y te diremos: Endereza mis pasos conforme a tu palabra (Sal 118, 113). Vendremos como ciegos y te pediremos: Ilumina mis ojos para que jamás duerma en la muerte (Sal 12, 4)»7.

III. Id, pues, a los cruces de los caminos y llamad a las bodas... Son palabras dirigidas a nosotros, a todos los cristianos, pues la voluntad salvadora de Dios es universal8: abarca a todos los hombres de todas las épocas. Cristo, en su Amor por los hombres, busca la conversión de cada alma con infinita paciencia, hasta el extremo de morir en la Cruz. Cada hombre puede decir de Jesús: me amó y se entregó a Sí mismo por mí9. De esta actitud salvadora del Maestro participamos quienes queremos ser sus discípulos. Los criados, saliendo a los caminos, reunieron a todos los que encontraron... Como a Jesús, nos ha de interesar la salvación de todas las almas. El portero que nos indica la puerta del ascensor, el médico que nos acaba de extender una receta, la señora que sube al autobús en la parada siguiente a la nuestra, los niños que salen del colegio, el profesor que anuncia el día del examen... todos son objeto del desvelo divino y, por eso mismo, parte importante de nuestro afán apostólico. «Fíjate bien: hay muchos hombres y mujeres en el mundo, y ni a uno solo de ellos deja de llamar el Maestro.

»Les llama a una vida cristiana, a una vida de santidad, a una vida de elección, a una vida eterna»10.

Nos urge a los cristianos llevar a las almas, una a una, hasta el Señor. La misma solicitud con que Cristo nos anima, nos conforta, hemos de tener nosotros con quienes tratamos todos los días, siguiendo el consejo: «lleva a todos sobre ti, como a ti te lleva el Señor»11. Hemos de abrir nuevos horizontes a su existencia, a veces encerrada en unas aspiraciones solamente terrenas, cortas; descubrirles la necesidad de tratar cada día a Dios con confianza; animarles a ofrecer sus trabajos; ayudarles a que encuentren la raíz de muchas de sus vacilaciones, del vacío interior que a veces experimentan... Nadie puede pasar a nuestro lado sin que nuestras palabras y nuestras obras le hayan hablado de Dios. El pensamiento de su salvación eterna y de su felicidad temporal, que no alcanzarán fuera de Dios, nos empujará a buscar la ocasión oportuna o a crearla para que, con paciencia, les llegue la llamada del Señor. Tiene que dolernos su ignorancia religiosa, su visión pobre y terrena de las cosas.

Nuestra Madre Santa María nos enseñará a tratar a cada persona con el interés y el aprecio con que la mira su Hijo.

1 Primera lectura, Is 25, 6-10. — 2 Salmo responsorial, Sal 22, 1-6. — 3 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 900. — 4 Apoc 3, 20. — 5 Cant 5, 2. — 6 F. Suárez, Después, Rialp, Madrid 1978, p. 172. — 7 San Agustín, Sermón 112, 8. — 8 Cfr. 1 Tim 2, 4. — 9 Gal 2, 20. — 10 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 13. — 11 San Ignacio de Antioquía, Epístola a Policarpo, 1, 2.

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15 de octubre

SANTA TERESA DE JESÚS,
DOCTORA DE LA IGLESIA*

Memoria

— Necesidad de la oración. Su importancia capital en la vida cristiana.

— Trato con la Humanidad Santísima de Jesús.

— Dificultades en la oración.

I. Santa Teresa nos ha dejado constancia de cómo con la oración salen adelante los "imposibles", aquello que humanamente parecía insuperable, y que el Señor a veces nos pide.

Más de una vez a lo largo de su vida escuchó estas palabras del Señor: ¿Qué temes? Y aquella mujer mayor, enferma, cansada recibía ánimos para sus empresas y volvía a la brecha superando todos los obstáculos. Un día, después de la Comunión, cuando su cuerpo parecía resistirse a nuevas fundaciones, oyó en su interior a Jesús, que le decía: "¿Qué temes? ¿Cuándo te he faltado Yo? El mismo que he sido, soy ahora; no dejes de llevar a cabo esas dos fundaciones" se refería el Señor a Palencia y Burgos. La Madre Teresa exclamó: "¡Oh, gran Dios, cómo son diferentes vuestras palabras a las de los hombres!". Y "así -prosigue la Santa quedé determinada y animada que todo el mundo no bastara a ponerme contradicción"1. Años más tarde escribirá de la fundación hecha en Palencia, que se presentaba llena de dificultades: "En esta fundación nos va todo tan bien, que no sé en qué ha de parar"2. Y en otro lugar: "Cada día se entiende más cuán acertado fue hacer aquí esta fundación"3. Y lo mismo diría de la otra ciudad: "También en Burgos hay tantas que quieren entrar, que es lástima no haber dónde"4. Esto la llenaba de gozo y alegría, a pesar de lo mucho que le costó: "Porque ir yo a Burgos con tantas enfermedades (...), siendo tan frío, parecióme que no se sufriría"5. Nunca la dejó sola el Señor.

Es en la oración donde sacamos fuerzas para ir adelante, para llevar a cabo lo que el Señor nos pide. Y esto se cumple igualmente en la vida del sacerdote, de la madre de familia, de la religiosa, del estudiante... Por eso es grande el empeño del demonio en que dejemos nuestra oración diaria, o en que la hagamos de cualquier manera, mal, pues "sabe el traidor que tiene perdida al alma que persevere en la oración y que todas las caídas que pueda tener la ayudan después, por la bondad de Dios, a dar un salto mayor en su servicio al Señor: algo le va en ello"6. Las almas que han estado cerca de Dios siempre nos han hablado de la importancia capital de la oración en la vida cristiana. "No nos extrañe, pues -enseñaba el Santo Cura de Ars, que el demonio haga todo lo posible para movernos a dejar la oración o a practicarla mal"7.

La oración es el fundamento firme de la perseverancia, pues "el que no deja de andar e ir adelante -enseña la Santa, aunque tarde, llega. No me parece es otra cosa perder el camino sino dejar la oración"8. Por eso hemos de prepararla con tanto esmero: sabiendo que estamos delante de Cristo vivo y glorioso, que nos ve y que nos oye como a aquellos que se le acercaban en los años en que permaneció en la tierra visiblemente. ¡Qué distinto es el día en el que, con quietud, con amor, hemos cuidado bien ese rato diario que dedicamos a hablar con el Señor, que nos escucha atentísimo! ¡Qué alegría poder estar ahora junto a Cristo! "Mira qué conjunto de razonadas sinrazones te presenta el enemigo, para que dejes la oración: "me falta tiempo" cuando lo estás perdiendo continuamente; "esto no es para mí", "yo tengo el corazón seco"...

"La oración no es problema de hablar o de sentir, sino de amar. Y se ama, esforzándose en intentar decir algo al Señor, aunque no se diga nada"9.

Hagamos el propósito de no dejarla nunca, de dedicarle el mejor tiempo que nos sea posible, en el mejor lugar, delante del Sagrario cuando nuestros quehaceres lo permitan.

II. Nuestra oración se hará más fácil si, junto al decidido empeño de no consentir distracciones voluntarias en ella, procuramos tratar a la Humanidad Santísima de Jesús, fuente inagotable de amor, que facilita tanto el cumplimiento de la voluntad divina.

La propia Santa nos cuenta la importancia decisiva que tuvo en su vida un pequeño acontecimiento, que dejó una huella indeleble en su alma: "Entrando un día en el oratorio escribe, vi una imagen que habían traído allí a guardar (...). Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese de una vez para no ofenderle"10. No era sensiblería lo que la hacía llorar, sino amor a Cristo, que tanto nos ama y tanto padeció por nosotros en prueba de amor. ¡Y resulta tan natural buscar en una imagen, en un retrato, el rostro que se ama! Por eso, añadirá más adelante: "¡Desventurados de los que por su culpa pierden este bien! Bien parece que no aman al Señor, porque si le amaran, holgáranse de ver su retrato, como acá aun da contento ver el de quien se quiere bien"11.

Nos ayudará en muchas ocasiones servirnos también de la imaginación para representarnos con imágenes claras a Jesús que nace en Belén, que anda en compañía de María y de José, que aprende a trabajar... las zozobras del Corazón de María en la huida a Egipto... su dolor en el Calvario. Otras veces nos acercaremos al grupo de los íntimos, a quienes Jesús les explica, a solas, una parábola; le acompañaremos en aquellas largas caminatas de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo...; entraremos con Él en casa de sus amigos de Betania y contemplaremos el cariño con que le reciben aquellos hermanos, y aprenderemos nosotros a tratarle mejor en el Sagrario. No podemos tener una figura desdibujada y lejana de Jesús. Él es el Amigo siempre cercano y atento.

En la oración mental vamos a encontrarnos con Cristo vivo, que nos espera. "Teresa reaccionó contra los libros que proponían la contemplación como un vago engolfarse en la divinidad (cfr. Vida, 22, 1) o como un "no pensar en nada" (cfr. Castillo interior, 4, 3, 6), viendo en ello un peligro de replegarse sobre uno mismo, de apartarse de Jesús, del cual nos "vienen todos los bienes" (cfr. Vida, 22, 4). De aquí su grito: "apartarse de Cristo... no lo puedo sufrir" (Vida, 22, 1). Este grito vale también en nuestros días contra algunas técnicas de oración que no se inspiran en el Evangelio y que prácticamente tienden a prescindir de Cristo, en favor de un vacío mental que dentro del cristianismo no tiene sentido"12.

Muchas dificultades desaparecen cuando nos ponemos en su presencia, cuidando muy bien la oración preparatoria que acostumbremos a hacer: Creo, Señor, firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia... Y si estamos en su presencia, como aquellos que le escuchaban en Nazareth o en Betania, ya estamos haciendo oración. Le miramos, nos mira...; le formulamos una petición..., hacemos nuestro lo que quizá estamos leyendo, deteniéndonos en un párrafo, o sacando un propósito para nuestra vida ordinaria: atender mejor a la familia, sonreír aunque estemos cansados o con dificultades, trabajar con más intensidad y presencia de Dios, hablar con un amigo para que se confiese... Nos ocurrirá como a Santa Teresa, y como a todos aquellos que han hecho oración verdadera: "Siempre salía consolada de la oración y con nuevas fuerzas"13, nos confiesa.

III. No nos desanimemos si, a pesar de todo, nos cuesta la oración, si tenemos distracciones, si nos parece que no obtenemos mucho fruto. El desaliento es en muchas ocasiones la mayor dificultad para perseverar en la oración. Santa Teresa también nos relata sus luchas y sus dificultades: "Muy muchas veces, algunos años, tenía más cuenta con desear se acabase la hora que tenía por mí de estar y escuchar cuando daba el reloj, que no en otras cosas buenas; y hartas veces no sé qué penitencia grave se me pusiera delante que no la acometiera de mejor gana que recogerme a tener oración"14.

Si procuramos rechazar las distracciones y nos empeñamos en buscar más al Señor de los consuelos, que los consuelos de Dios, como han señalado tantos autores espirituales, nuestra oración terminará siempre llena de frutos. En muchas ocasiones será un gran bien incluso carecer de consuelos sensibles, para así buscar con más rectitud de intención a Jesús y unirnos más íntimamente a Él. A veces, esta aridez que se experimenta en la oración no es una prueba de Dios, sino el resultado de la falta de interés verdadero en hablar con Él, de no haber preparado el ánimo, de falta de generosidad en sujetar la imaginación... Hemos de saber rectificar con generosidad y con prontitud. "En todo caso, para quien se empeña seriamente vendrán tiempos en los que le parecerá vagar en un desierto y, a pesar de todos sus esfuerzos, no "sentir" nada de Dios. Debe saber que estas pruebas no se le ahorran a ninguno que tome en serio la oración. Pero no debe identificar inmediatamente esta experiencia, común a todos los cristianos que rezan, con la noche oscura de tipo místico. De todas maneras, en aquellos períodos debe esforzarse firmemente por mantener la oración que, aunque podrá darle la impresión de una cierta "artificiosidad", se trata en realidad de algo completamente diverso: es precisamente entonces cuando la oración constituye una expresión de su fidelidad a Dios, en presencia del cual quiere permanecer incluso a pesar de no ser recompensado por ninguna consolación subjetiva"15.

Ahora, como en los tiempos revueltos de Santa Teresa, es "menester mucha oración", pues "su necesidad es grande"16. La necesita la Iglesia, la sociedad, las familias... y nuestra alma. La oración nos permitirá salir adelante en todas las dificultades y nos unirá a Jesús, que cada día nos espera en el trabajo, en nuestros deberes familiares..., pero de una manera particular en ese tiempo que le dedicamos solo a Él.

1 Santa Teresa, Fundaciones, 29, 6. — 2 ídem, Carta 348, 3. — 3 ídem, Carta 354, 4. — 4 ídem, Carta 145, 8. — 5 ídem, Fundaciones, 28, 11. — 6 ídem, Vida 19, 2. — 7 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la oración. — 8 Santa Teresa, Vida, 19, 5. — 9 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 646. — 10 Santa Teresa, Vida, 9, 1. — 11 Ibídem, 9, 6. — 12 Juan Pablo II, Homilía en Ávila, 1-XI-1982. — 13 Santa Teresa, Vida, 29, 4. — 14 Ibídem, 8, 3. — 15 C. Para la Doctrina de la Fe, Carta Sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, 15-X-1989, n. 30. — 16 Cfr. Santa Teresa, Carta 184, 6.

* Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. Ingresó en el Carmelo a los 18 años. A los cuarenta y cinco, respondiendo a las gracias extraordinarias que recibía del Señor, emprendió la reforma de la Orden, ayudada por San Juan de la Cruz. Sufrió con entereza muchas dificultades y contradicciones. Sus escritos son un modelo seguro para alcanzar a Dios. Murió en Alba de Tormes el 4 de abril de 1582, Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia el 17 de septiembre de 1970.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-inicia-la-novena-a-san-antonio-maria-claret-fundador-de-los-claretianos-66628/

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Santa Teresa de Jesús

"Nada te turbe, nada te espante. 
Todo se pasa. Dios no se muda. 
La paciencia todo lo alcanza. 
Quien a Dios tiene, nada le falta. 
Sólo Dios basta." 


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Santa Teresa de Jesús-película
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Santa Teresa de Jesús. Capitulo 1 y 2 de 8
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01:54:12

Santa Teresa de Jesús. Capitulo 3 Y 4 de 8
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Santa Teresa Capitulo 5 de 8
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Santa Teresa de Jesús. Capitulo 6 de 8
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Santa Teresa de Jesús. Capitulo 7 y 8
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SANTA TERESA DE AVILA-HISTORIETA-
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SANTA TERESA DE AVILA-HISTORIETA-2parte
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Una "flecha divina" marcó el corazón de Santa Teresa de Jesús y su autopsia lo confirmó

Santa Teresa de Jesús (1515-1582), la primera mujer Doctora de la Iglesia, relató en sus escritos una de las experiencias místicas que marcó profundamente su corazón. Este hecho fue tan impactante que la llevó a hacer un voto especial a Dios que la impulsó en sus reformas, fundaciones y camino de santidad.

Cuenta la Santa y escritora mística que cierta vez vio a su izquierda un ángel en forma humana. Era de baja estatura y muy hermoso, su rostro lucía encendido y dedujo que debía ser un querubín, uno de los ángeles de más alto grado.

"Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios", describió Santa Teresa de Jesús.

"Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios".

"No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento", explicó la Doctora de la Iglesia (Vida 29,13).

Este tipo de vivencias espirituales es llamado en la Iglesia como "la transverberación", que es la experiencia mística de ser traspasado en el corazón causando una gran herida.

Más adelante, buscando corresponder a este regalo divino, Santa Teresa hizo el voto de hacer siempre lo que le pareciese más perfecto y agradable a Dios. Es así que el resto de su vida, la reformadora y fundadora carmelita se esforzó por cumplir perfectamente este juramento.

Cuando la Santa partió a la Casa del Padre, la autopsia reveló que en el corazón de Santa Teresa estaba la cicatriz de una herida larga y profunda. En lafamilia carmelita, la fiesta de "la transverberación" de Santa Teresa de Jesús se celebra cada 26 de agosto.

Como legado, la Doctora de la Iglesia también dejó plasmada su experiencia mística en la siguiente poesía de amor, titulada "Mi Amado para mí":

Ya toda me entregué y di
Y de tal suerte he trocado
Que mi Amado para mi 
Y yo soy para mi Amado.
 
Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó herida
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado. 
 
Hirióme con una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado,
Y mi Amado para mí
Y yo soy para mi Amado.

 


Virgen y Doctora de la Iglesia
(1515-1582)

                                     

"En la cruz está la gloria, Y el honor,
Y en el padecer dolor, Vida y consuelo,
Y el camino más seguro para el cielo."

 

Reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y de los Carmelitas Descalzos; "mater spiritualium" (título debajo de su estatua en la basílica vaticana); patrona de los escritores católicos y Doctora de la Iglesia (1970): La primera mujer, que junto a Santa Catalina de Sena recibe este título.

   

Nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515.

Su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de  Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada. En su casa eran 12 hijos. Tres del primer matrimonio de Don Alonso y nueve del segundo, entre estos últimos, Teresa.  Escribe en su autobiografía: "Por la gracia de Dios, todos mis hermanos y medios hermanos se asemejaban en la virtud a mis buenos padres, menos yo".

De niños, ella y Rodrigo, su hermano,  eran muy aficionados a leer vidas de santos, y se emocionaron al saber que los que ofrecen su vida por amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo. Así que dispusieronse irse a tierras de mahometanos a declararse amigos de Jesús y así ser martirizados para conseguir un buen puesto en el cielo. Afortunadamente, por el camino se encontraron con un tío suyo que los regresó a su hogar. Entonces dispusieronse construir una celda en el solar de la casa e irse a rezar allá de vez en cuando, sin que nadie los molestara ni los distrajese.

La mamá de Teresa murió cuando la joven tenía apenas 14 años. Ella misma cuenta en su autobiografía: "Cuando empecé a caer en la cuenta de la pérdida tan grande que había tenido, comencé a entristecerme sobremanera. Entonces me arrodillé delante de una imagen de la Santísima Virgen y le rogué con muchas lágrimas que me aceptara como hija suya y que quisiera ser Ella mi madre en adelante. Y lo ha hecho maravillosamente bien".

Sigue diciendo ella: "Por aquel tiempo me aficioné a leer novelas. Aquellas lecturas enfriaron mi fervor y me hicieron caer en otras faltas. Comencé a pintarme y a buscar a parecer y a ser coqueta. Ya no estaba contenta sino cuando tenía una novela entre mis manos. Pero esas lecturas me dejaban tristeza y desilusión".

Afortunadamente el papá se dio cuenta del cambio de su hija y la llevó a los 15 años, a estudiar interna en el colegio de hermanas Agustinas de Ávila. Allí, después de año y medio de estudios enfermó y tuvo que volver a casa.

Providencialmente una persona piadosa puso en sus manos "Las Cartas de San Jerónimo", y allí supo por boca de tan grande santo, cuán peligrosa es la vida del mundo y cuán provechoso es para la santidad el retirarse a la vida religiosa en un convento. Desde entonces se propuso que un día sería religiosa.

Comunicó a su padre el deseo que tenía de entrar en un convento. Él, que la quería muchísimo, le respondió: "Lo harás, pero cuando yo ya me haya muerto". La joven sabía que el esperar mucho tiempo y quedarse en el mundo podría hacerla desistir de su propósito de hacerse religiosa. Y entonces se fugó de la casa. Dice en sus recuerdos: "Aquel día, al abandonar mi hogar sentía tan terrible angustia, que llegué a pensar que la agonía y la muerte no podían ser peores de lo que experimentaba yo en aquel momento. El amor de Dios no era suficientemente grande en mí para ahogar el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".

La santa determinó quedarse de monja en el convento de Ávila. Su padre al verla tan resuelta a seguir su vocación, cesó de oponerse. Ella tenía 20 años. Un año más tarde hizo sus tres juramentos o votos de castidad, pobreza y obediencia y entró a pertenecer a la Comunidad de hermanas Carmelitas.

Poco después de empezar a pertenecer a la comunidad carmelitana, se agravó de un mal que la molestaba. Quizá una fiebre palúdica. Los médicos no lograban atajar el mal y éste se agravaba. Su padre la llevó a su casa y fue quedando casi paralizada. Pero esta enfermedad le consiguió un gran bien, y fue que tuvo oportunidad de leer un librito que iba a cambiar su vida. Se llamaba "El alfabeto espiritual", por Osuna, y siguiendo las instrucciones de aquel librito empezó a practicar la oración mental y a meditar. Estas enseñanzas le van a ser de inmensa utilidad durante toda su vida. Ella decía después que si en este tiempo no hizo mayores progresos fue porque todavía no tenía un director espiritual, y sin esta ayuda no se puede llegar a verdaderas alturas en la oración.

A los tres años de estar enferma encomendó a San José que le consiguiera la gracia de la curación, y de la manera más inesperada recobró la salud. En adelante toda su vida será una gran propagadora de la devoción a San José, Y todos los conventos que fundará los consagrará a este gran santo.

Teresa tenía un gran encanto personal, una simpatía impresionante, una alegría contagiosa, y una especie de instinto innato de agradecimiento que la llevaba a corresponder a todas las amabilidades. Con esto se ganaba la estima de todos los que la rodeaban. Empezar a tratar con ella y empezar a sentir una inmensa simpatía hacia su persona, eran una misma cosa.

En aquellos tiempos había en los conventos de España la dañosa costumbre de que las religiosas gastaban mucho tiempo en la sala recibiendo visitas y charlando en la sala con las muchas personas que iban a gozar de su conversación. Y esto le quitaba el fervor en la oración y no las dejaba concentrarse en la meditación y se llegó a convencer de que ella no podía dedicarse a tener verdadera oración con Dios porque era muy disipada. Y que debía dejar de orar tanto.

A ella le gustaban los Cristos bien chorreantes de sangre. Y un día al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?", y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad. Y Dios en cambio le concederá enormes progresos en la oración y unas amistades formidables que le ayudarán a llegar a la santidad.

Teresa tuvo dos ayudas formidables para crecer en santidad: su gran inclinación a escuchar sermones, aunque fueran largos y cansones y su devoción por grandes personajes celestiales. Además de su inmensa devoción por la Santísima Virgen y su fe total en el poder de intercesión de san José, ella rezaba frecuentemente a dos grandes convertidos: San Agustín y María Magdalena. Para imitar a esta santa que tanto amó a Jesús, se propuso meditar cada día en la Pasión y Muerte de Jesús, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Y en honor de San Agustín leyó el libro más famoso del gran santo "las Confesiones", y su lectura le hizo enorme bien.

Como las sequedades de espíritu le hacían repugnante la oración y
el enemigo del alma le aconsejaba que dejara de rezar y de meditar porque todo eso le producía aburrimiento, su confesor le avisó que dejar de rezar y de meditar sería entregarse incondicionalmente al poder de Satanás y un padre jesuita le recomendó que para orar con más amor y fervor eligiera como "maestro de oración" al Espíritu Santo y que rezara cada día el Himno "Ven Creador Espíritu". Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".

Y el Divino Espíritu empezó a concederle Visiones Celestiales. Al principio se asustó porque había oído hablar de varias mujeres a las cuales el demonio engañó con visiones imaginarias. Pero hizo confesión general de toda su vida con un santo sacerdotes y le consultó el caso de sus visiones, y este le dijo que se trataba de gracias de Dios.

Nuestro Señor le aconsejó en una de sus visiones: "No te dediques tanto a hablar con gente de este mundo. Dedícate más bien a comunicarte con el mundo sobrenatural". En algunos de sus éxtasis se elevaba hasta un metro por los aires (Éxtasis es un estado de contemplación y meditación tan profundo que se suspenden los sentidos y se tienen visiones sobrenaturales). Cada visión le dejaba un intenso deseo de ir al cielo. "Desde entonces – dice ella – dejé de tener medio a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".

Teresa quería que los favores que Dios le concedía permanecieran en secreto, pero varias personas de las que la rodeaban empezaron a contar todo esto a la gente y las noticias corrían por la ciudad. Unos la creían loca y otros la acusaban de hipócrita, de orgullo y presunción.

San Pedro Alcántara, uno de los santos más famosos de ese tiempo, después de charlar con la famosa carmelita, declaró que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa.

La transverberación. Esta palabra significa: atravesarlo a uno con una gran herida. Dice ella: "Vi un ángel que venía del tronco de Dios, con una espada de oro que ardía al rojo vivo como una brasa encendida, y clavó esa espada en mi corazón. Desde ese momento sentí en mi alma el más grande amor a Dios".

Desde entonces para Teresa ya no hay sino un solo motivo para vivir: demostrar a Dios con obras, palabras, sufrimientos y pensamientos que lo ama con todo su corazón. Y obtener que otros lo amen también.

Al hacer la autopsia del cadáver de la santa encontraron en su corazón una cicatriz larga y profunda.

Para corresponder a esta gracia la santa hizo el voto o juramento de hacer siempre lo que más perfecto le pareciera y lo que creyera que le era más agradable a Dios. Y lo cumplió a la perfección. Un juramento de estos no lo pueden hacer sino personas extraordinariamente santas.

En aquella época del 1500 las comunidades religiosas habían decaído de su antiguo fervor. Las comunidades eran demasiado numerosas lo cual ayudaba mucho a la relajación. Por ejemplo el convento de las carmelitas de Ávila tenía 140 religiosas. Santa Teresa exclamaba: "La experiencia me ha demostrado lo que es una casa llena de mujeres. Dios me libre de semejante calamidad".

Un día una sobrina de la santa le dijo: "Lo mejor sería fundar una comunidad en que cada casa tuviera pocas hermanas". Santa Teresa consideró esta idea como venida del cielo y se propuso fundar un nuevo convento, con pocas hermanas pero bien fervorosas. Ella llevaba ya 25 años en el convento. Una viuda rica le ofreció una pequeña casa para ello. San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de la ciudad apoyaron la idea. El Provincial de los Carmelitas concedió el permiso.

Sin embargo la noticia produjo el más terrible descontento general y el superior tuvo que retirar el permiso concedido. Pero Teresa no era mujer débil como para dejarse derrotar fácilmente. Se consiguió amigos en el palacio del emperador y obtuvo una entrevista con Felipe II y este quedó encantado de la personalidad de la santa y de las ideas tan luminosas que ella tenía y ordenó que no la persiguieran más. Y así fue llenando España de sus nuevos conventos de "Carmelitas Descalzas", poquitas y muy pobres en cada casa, pero fervorosas y dedicadas a conseguir la santidad propia y la de los demás.


Se ganó para su causa a San Juan de la Cruz, y con él fundó los Carmelitas descalzos. Las carmelitas descalzas son ahora 14,000 en 835 conventos en el mundo. Y los carmelitas descalzos son 3,800 en 490 conventos.

Por orden expresa de sus superiores Santa Teresa escribió unas obras que se han hecho famosas. Su autobiografía titulada "El libro de la vida"; "El libro de las Moradas" o Castillo interior; texto importantísimo para poder llegar a la vida mística. Y "Las fundaciones: o historia de cómo fue creciendo su comunidad. Estas obras las escribió en medio de mareos y dolores de cabeza. Va narrando con claridad impresionante sus experiencias espirituales. Tenía pocos libros para consultar y no había hecho estudios especiales. Sin embrago sus escritos son considerados como textos clásicos en la literatura española y se han vuelto famosos en todo el mundo.

Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582 y la enterraron al día siguiente, el 15 de octubre. ¿Por qué esto? Porque en ese día empezó a regir el cambio del calendario,  cuando el Papa añadió 10 días al almanaque para corregir un error de cálculo en el mismo que llevaba arrastrándose ya por años. 

     

Oración a Santa Teresa de Jesús
 - de San Alfonso de Ligorio

Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
 hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mi también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres. 

Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor, 
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.

 Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.   

Amén.

   

Poemas de Santa Teresa

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Fuente: Agustinos-es.org
Gonzálo de Lagos, Beato Presbítero Agustino, Octubre 15  

Gonzálo de Lagos, Beato

Presbítero

Martirologio Romano: En Torresvedras, en Portugal, beato Gonzalo de Lagos, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que se distinguió por su dedicación a enseñar los preceptos cristianos a los niños y a los incultos (1422).

Etimología: Gonzalo = Aquel que esta dispuesto para luchar, nombre de origen latino medieval


Nació en Lagos (Algarve), al sur de Portugal hacia el 1360. Hijo de pescadores, y pescador él mismo, hasta el día en que visitando una iglesia agustiniana en Lisboa, sintió la llamada a la vida religiosa. En el 1380, vistió el hábito agustiniano. Se distinguió bien pronto por el amor al estudio. Gran teólogo, aunque, por espíritu de humildad, a pesar de su indudable capacidad, llegado el momento rehusó el título de maestro en teología.

Ordenado sacerdote, fue muy apreciado tanto como predicador como por su trabajo pastoral y labor con las almas. Buen orador, le encantaba dedicarse a enseñar la religión a los más humildes, y sobre todo gustaba enseñar el catecismo a los niños, a los obreros y a las personas ignorantes.

Prior de los más importantes conventos de la Provincia Portuguesa, como el de Lisboa y el de Santarem, no buscaba más que servir con amor a los hermanos en los trabajos más humildes, lo mismo hacía de portero, de enfermero que de cocinero. Mostró siempre un gran celo religioso. Fue ejemplar su espíritu de piedad, unido a un profundo sentido ascético. Excelente calígrafo, miniaturista, escribió varios libros corales y compositor de cánticos sagrados.

En 1412, fue elegido Prior del convento de Torres Vedras, no muy lejos de Lisboa, donde permanece hasta el final de su vida. Allí continuó su incansable actividad en el campo religioso, social y pedagógico, aliviando el sufrimiento de los pobres, que sentían por él un gran afecto filial.

Murió el 15 de octubre de 1422 y fue sepultado en la iglesia conventual de Torres Vedras, llamada de Nuestra Señora de Gracia.

Ya venerado como santo en vida, su culto se divulgó nada más morir. Su recuerdo se mantiene todavía hoy muy vivo entre sus paisanos, -que le conocen como S. Gonzalo-, lo invocan como protector de la gente del mar y patrono de la juventud.

Doy fe de ello. A primeros del mes de junio de 2000, un grupo de agustinos que concluíamos el período de "Formación Permanente", visitábamos su ciudad natal. En su iglesia parroquial, en una hornacina, al fondo a la izquierda del templo, estaba su imagen. Al acercarme a observarla y rezar, una señora me abordó; se alegró de conocer a un agustino y me comentó que era "su santo", y que un grupo de señoras "se turnaban" para cuidar de la iglesia y mantenerla abierta...

Sus reliquias se conservan en la iglesia ex-agustiniana de Nuestra Señora de Gracia.
El Papa Pío V confirmó su culto en 1778.

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Aurelia de Estrasburgo, Santa Virgen, Octubre 15  

Aurelia de Estrasburgo, Santa

Virgen Eremita

Etimología: Aurelia = Aquella que brilla como el oro, viene del latín

Fue una princesa de la familia de Hugo Capet, quien por escapar del matrimonio huyó a Alsacia y vivió como eremita. Solamente el Obispo Wolfgang de Ratisbon sabía que ella estaba viva.

Documentos reales del siglo X validan su existencia de una iglesia dedicada a Aurelia y de una cripta en dicho templo muy venerada por la población por guardar sus reliquias, durante la Edad Media solían pedir su ayuda en casos de fiebre. Luego de la reforma protestante la iglesia mencionada pasó a manos de los luteranos, quienes en 1524 profanaron la tumba de la santa y se deshicieron de las reliquias, pero sin conseguir eliminar el culto que mantiene vivo hasta hoy.

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Fuente: Agustinos-es.org
Magdalena de Nagasaki, Santa Mártir, Octubre 15  

Magdalena de Nagasaki, Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En Nagasaki, de Japón, santa Magdalena, virgen y mártir, que, en tiempo del emperador Yemitsu, fue fuerte de ánimo tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante trece días (1634).

Hija de nobles y fervientes cristianos, nació en 1611 en las proximidades de la ciudad japonesa de Nagasaki. Refieren fuentes antiguas que era una mujer hermosa y de delicada constitución. Por su fe católica, sus padres y hermanos habían sido condenados a muerte y martirizados cuando ella todavía era muy joven.

En 1624, conoció a dos agustinos recoletos, los padres Francisco de Jesús y Vicente de san Antonio, llegados al Japón unos meses antes. Atraída por la profunda espiritualidad de ambos misioneros, se consagró a Dios como "terciaria" agustina recoleta. Desde aquel momento, su vestido de gala fue el hábito de terciaria, y su mayor solicitud la oración, la lectura de libros religiosos y el apostolado.

Los tiempos eran difíciles. La persecución que arreciaba contra los cristianos era cada día más sistemática y cruel. Magdalena enseñaba el catecismo a los niños y pedía limosna a los comerciantes portugueses a favor de los pobres. En 1629, se refugió con los padres Franciso y Vicente y varios centenares de cristianos en las montañas de Nagasaki. En noviembre de aquel mismo año, fueron capturados los dos misioneros, y ella permaneció escondida, soportando con serena alegría sufrimientos y estrecheces. Infundía valor para mantenerse firmes en la fe, animaba a cuantos por temor o debilidad habían renegado de Cristo, visitaba a los enfermos, bautizaba a los recién nacidos y para todos tenía una palabra de aliento.

En vista de los frecuentes apostasías de cristianos aterrorizados por las torturas a que eran sometidos y deseosa de unirse para siempre a Cristo, Magdalena decidió desafiar a los tiranos. Vestida con su hábito de terciaria, en septiembre de 1634, se presentó ante los jueces. Llevaba consigo un pequeño fardo llenos de libros religiosos para rezar y leer en la cárcel. Ni las promesas de un matrimonio ventajoso ni las torturas consiguieron doblegar su voluntad. A primeros de octubre, fue sometida al tormento de la "forca" o "fossa". Suspendida por los pies, con la cabeza y el pecho introducidos en una cavidad cubierta con tablas para hacer aún más difícil la respiración, la valiente joven invocaba durante el martirio los nombres de Jesús y de María, y cantaba himnos al Señor. Resistió trece días en este tormento, hasta que una noche una fuerte lluvia inundó la fosa y la mártir se ahogó. Los verdugos quemaron su cuerpo y esparcieron las cenizas en el mar para que los cristianos no conservaran reliquias suyas.

Beatificada en 1981, fue canonizada por Juan Pablo II el 18 de octubre de 1987 junto a otros 15 mártires en Japón.

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Fuente: Santiebeati.it
Sofía (Suia), Santa Mártir, Octubre 15  

Sofía (Suia), Santa

Mártir

Etimología: Aquella que posee sabiduría. Viene de la lengua griega

Antigua mártir muy venerada en Morgongiori. Según una antigua tradición, Sofía, nació en Cagliari a fines del siglo III dentro de una antigua familia noble. A sus 15 años testimonia fervorosamente y con gran coraje su fe en Cristo. Procesada por ser cristiana muere mártir en las persecución de Diocleciano junto a sus compañeras Cecilia y Gina.

Sus reliquias están, desde 1526, en una cripta de la Catedral de Cagliari, como muestra del gran testimonio de fe en Sardinia.

En Morgongiori se celebra una gran festividad el 15 de octubre, y para el 16 se realiza una peregrinación, llevando la imagen de la Santa, y que tiene como destino la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, el trayecto dura unas tres horas y media.

La imagen de la Santa, recorre de mano en mano toda la peregrinación como hermana y compañera en la fe, luego, antes del ingresar a su destino, es adornada con ropa de fiesta y objetos preciosos.

La peregrinación concluye en la iglesia Parroquial, donde la imagen de la virgen y mártir, portada por el párroco es colocada en un sitio especial para luego efectuarse la Celebración Eucarístíca con la participación de los alegres peregrinos.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Tecla de Kitzingen, Santa Abadesa, Octubre 15  

Tecla de Kitzingen, Santa

Abadesa

Martirologio Romano: En Kitzingen, de Germania, santa Tecla, abadesa, que, enviada desde Inglaterra para ayudar a san Bonifacio, presidió primero el monasterio de Ochsenfurt y después el de Kitzingen (c. 790).

Etimología: Tecla = Aquella que es la gloria de Dios, viene de la lengua griega.


Santa Tecla, de quien el Martirologio Romano hace mención en la fecha de hoy, fue una de las religiosas enviadas por Santa Tetta a Alemania para ayudar a San Bonifacio en su empresa de evangelización. Probablemente, Santa Tecla hizo el viaje junto con su pariente, Santa Lioba; en todo caso, es cosa cierta que fue súbdita suya en la abadía de Bischofsheim, hasta que San Bonifacio la nombró abadesa de Ochsenfurt.

Cuando murió Santa Hadeloga, fundadora y primera abadesa del convento de Kitzingen-auf-Main, Santa Tecla fue elegida para sucederle, sin dejar por ello de gobernar la abadía de Ochsenful. La santa desempeñó ese cargo muchos años, con gran fervor y espíritu religioso.

Su nombre no figura en la lista de las abadesas de Kitzingen, pero probablemente se alude a ella con el apelativo de Heilga, es decir, "la santa". Santa Tecla dio gran ejemplo de humildad y caridad, no sólo a sus súbditas, sino a todos los habitantes de la región.

Las reliquias de la santa y de sus predecesoras, que se hallaban en la abadía de Kitzingen, fueron vergonzosamente profanadas y destruidas durante la Guerra de los Campesinos, en el siglo XVI.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste día, Octubre 15  

Otros Santos y Beatos

San Barses, obispo y confesor

En Edesa, ciudad de Siria, conmemoración de san Barses, obispo, que condenado al destierro por el emperador arriano Valente a causa de su fe católica, hubo de morar en lejanas tierra y, fatigado al tener que cambiar por tres veces de lugar, falleció un día desconocido del mes de marzo (379).

San Severo, obispo

En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Severo, obispo, que, discípulo de san Lupo de Troyes, acompañó a san Germán de Auxerre a Bretaña para extirpar la herejía de Pelagio, y también predicó el Evangelio entre los germanos (s. V).

Beato Narciso Basté Basté, religioso presbítero y mártir

En Valencia, en España, beato Narciso Basté Basté, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, aceptando con fidelidad las palabras de Cristo, en tiempo de persecución contra la fe, por su muerte pasó a la vida de la gloria (1936).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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