JMJ
Pax
El deseo de la paz de ustedes se cumplirá
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10,1-12.17-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir. Y les dijo:
"La cosecha es mucha y los trabajadores pocos; por tanto, rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino. Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: "Que la paz reine en esta casa"; si allí hay gente amante de la paz, el deseo de la paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman de lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles:
"Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: "Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca". Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad".
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús:
"Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
El les contestó:
"Vi a Satanás caer del cielo como rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda fuerza del Enemigo; y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten; alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
Palabra de Señor.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
14o. Dom Ord Ciclo C
Recordaremos, Señor, los dones de tu amor en medio de tu templo. Que todos los hombres de la tierra te conozcan y alaben, porque es infinita tu justicia.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado, concédenos participar ahora de una santa alegría y, después en el cielo, de la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Yo haré correr la paz como un río
Lectura del libro del profeta Isaías 66, 10-14
Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman; alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de su pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria.
Porque así dice el Señor:
"Yo haré correr la paz sobre ella, como un río, y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo.
En Jerusalén serán ustedes consolados. Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado; y los siervos del Señor conocerán su poder".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del Salmo 65
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu obra es admirable".
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
El transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Llevo en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 6,14-18
Hermanos: No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Porque para Cristo Jesús de nada vale el estar circuncidado o no, sino el ser una nueva criatura.
Para todos los que viven conforme a esta norma y también para el verdadero Israel, la paz y la misericordia de Dios.
De ahora en adelante, que nadie me ponga más obstáculos, porque llevo en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes, amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que su palabra habite en ustedes con toda su riqueza.
Aleluya.
El deseo de la paz de ustedes se cumplirá
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10,1-12.17-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir. Y les dijo:
"La cosecha es mucha y los trabajadores pocos; por tanto, rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino. Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: "Que la paz reine en esta casa"; si allí hay gente amante de la paz, el deseo de la paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman de lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles:
"Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: "Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca". Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad".
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús:
"Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
El les contestó:
"Vi a Satanás caer del cielo como rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda fuerza del Enemigo; y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten; alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
Palabra de Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús. Se dice "Credo".
Oración de los Fieles
Celebrante: Hermanos, pidamos al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones:
Responderemos a cada petición: Escúchanos Padre.
Oremos a Dios Padre por el Papa, por nuestros obispos, y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas, y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que Él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este propósito hasta el fin de sus días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Celebrante: Dios nuestro, que al darnos la vocación cristiana nos pides estar siempre dispuestos a anunciar el Evangelio por todo el mundo, escucha nuestras oraciones y concédenos aquella valentía y libertad apostólicas que son necesarias, para hacer presente en el mundo tu palabra de amor y tu mensaje de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, y nos ayude a conformar cada día más nuestra vida con los ejemplos de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
El misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
El cual, compadecido del extravío de los seres humanos, quiso nacer de la Virgen; sufriendo en la cruz, nos libró de eterna muerte y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:
Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a Él.
Oración después de la Comunión
Dios omnipotente y eterno, que nos has alimentado con el sacramento de tu amor, concédenos vivir siempre en tu amistad y agradecer continuamente tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Décimo cuarto Domingo
ciclo c
COMO UN Río DE PAZ
— El Señor viene a dar la paz a un mundo que carece de ella.
— La violencia y la inquietud tienen sus raíces en el corazón de los hombres. Son consecuencias del pecado.
— La paz comienza en el alma con el reconocimiento de aquello que separa de Dios; con una profunda contrición. Promotores de paz en el mundo, comenzando por las personas más cercanas.
I. La Liturgia de este Domingo se centra de modo particular en la paz como un gran bien para el alma y para la sociedad. En la Primera lectura1, el Profeta Isaías anuncia que la era del Mesías se caracterizará por la abundancia de este don divino; será como un torrente de paz, como un torrente en crecida, resumen de todos los bienes: el gozo, la alegría, el consuelo, la prosperidad prometida por Dios a la Jerusalén restaurada tras el destierro de Babilonia. Como un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo. Isaías se refiere al Mesías, portador de esa paz que es, a un mismo tiempo, gracia y salvación eterna para cada uno y para todo el pueblo de Dios. La nueva Jerusalén es imagen de la Iglesia y de todos nosotros.
El Evangelio de la Misa2 relata el envío de los discípulos anunciando la llegada del Reino de Dios. A su paso se repiten los milagros: ciegos que recuperan la vista, leprosos que quedan limpios, pecadores que se mueven a penitencia, y por todas partes van llevando la paz de Cristo. El mismo Señor, antes de partir para esta misión apostólica, les había encargado: Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Y si hay allí gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz... Este mensaje lo repetirá la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Después de tantos años vemos, sin embargo, que el mundo no está en paz; la ansía y clama por ella, pero no la encuentra. En pocas ocasiones se ha nombrado tanto la palabra paz, y quizá pocas veces la paz ha estado más lejos del mundo. Incluso "dentro de cada país, y en no pocas naciones, el estado habitual tampoco tiene nada que ver con la paz. No que haya guerra, lo que generalmente se entiende por guerra, pero sí falta de paz. Lucha de razas, lucha de clases, lucha entre ideologías, lucha de partidos. Terrorismo, guerrillas, secuestros, atentados, inseguridad, motines, conflictos, violencia. Odios, resentimientos, acusaciones, recriminaciones"3. Paz, paz, dicen. Y no hay paz4. No hay paz en la sociedad, ni en las familias, ni en las almas. ¿Qué ocurre para que no haya paz? ¿Por qué tanta crispación y tanta violencia, por qué tanta inquietud y tristeza en las almas, si todos desean la paz?
Quizá el mundo esté buscando la paz donde no la puede encontrar; quizá se la confunde con la tranquilidad, es posible que se haga depender de circunstancias externas y ajenas al hombre mismo. La paz viene de Dios y es un don divino que sobrepuja todo entendimiento5, y se otorga solo a los hombres de buena voluntad6, a quienes procuran con todas sus fuerzas acomodar su vida al querer divino. "La paz, que lleva consigo la alegría, el mundo no puede darla.
"—Siempre están los hombres haciendo paces, y siempre andan enzarzados con guerras, porque han olvidado el consejo de luchar por dentro, de acudir al auxilio de Dios, para que Él venza, y conseguir así la paz en el propio yo, en el propio hogar, en la sociedad y en el mundo.
"—Si nos conducimos de este modo, la alegría será tuya y mía, porque es propiedad de los que vencen; y con la gracia de Dios –que no pierde batallas– nos llamaremos vencedores, si somos humildes"7. Entonces seremos portadores de la paz verdadera, y la llevaremos como un tesoro inapreciable allí donde nos encontremos: a la familia, al lugar de trabajo, a los amigos..., al mundo entero.
II. En los comienzos, antes de que se cometiera el pecado original, todo estaba ordenado para dar gloria a Dios y para felicidad de los hombres No existían las guerras, los odios, los rencores, la incomprensión, las injusticias... Por ese primer pecado, al que se añadieron luego los pecados personales, el hombre se convirtió en un ser egoísta, soberbio, mezquino, avaro... Ahí hemos de buscar la causa de todos los desequilibrios que vemos a nuestro alrededor: "la violencia y la injusticia –señala Juan Pablo II– tienen raíces profundas en el corazón de cada individuo, de cada uno de nosotros"8. Del corazón proceden "todos los desórdenes que los hombres son capaces de cometer contra Dios, contra los hermanos y contra ellos mismos, provocando en lo más íntimo de sus conciencias un desgarrón, una profunda amargura, una falta de paz que necesariamente se refleja en el tejido de la vida social. Pero es también del corazón humano, de su inmensa capacidad de amar, de su generosidad para el sacrificio, de donde pueden surgir –fecundados por la gracia de Cristo– sentimientos de fraternidad y obras de servicio a los hombres que como río de paz (Is 66, 12) cooperen a la construcción de un mundo más justo, en el que la paz tenga carta de ciudadanía e impregne todas las estructuras de la sociedad"9. La paz es consecuencia de la gracia santificante, como la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, es consecuencia del pecado.
El futuro de la paz está en nuestros corazones10, pues el pecado no fue tan poderoso que pudiera borrar completamente la imagen de Dios en el hombre, sino solo "ensuciarla, deformarla, debilitarla; pudo herir su alma, pero no aniquilarla; oscurecer su inteligencia, pero no destruirla; dar entrada al odio, pero no eliminar la capacidad de amar; torcer la voluntad, pero no hasta el punto de hacer imposible la rectificación"11. Por eso, aunque el hombre tiende al mal cuando se deja llevar por su naturaleza caída, sin embargo puede, con la ayuda de la gracia, vencer estas pasiones desordenadas, y poseer y comunicar la paz que Cristo nos ganó. La vida del cristiano se convierte entonces en una lucha alegre por rechazar el mal y por alcanzar a Cristo. En esa lucha encuentra una seguridad llena de optimismo, y cuando pacta con el pecado y con sus errores la pierde, y se convierte entonces en una fuente de malestar o de violencia para sí mismo y para los demás.
Como un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo. Solo en Cristo encontraremos la paz que tanto necesitamos para nosotros mismos y para quienes están más cerca. Acudamos a Él cuando las contrariedades de la vida pretendan quitarnos la serenidad del alma. Acudamos al sacramento de la Penitencia y a la dirección espiritual si, por no haber luchado suficientemente, hubiera entrado la inquietud y el desasosiego en nuestro corazón.
III. La presencia de Cristo en el corazón de sus discípulos es el origen de la verdadera paz, que es riqueza y plenitud, y no simple tranquilidad o ausencia de dificultades y de lucha. San Pablo afirma que Cristo mismo es nuestra paz12; poseerle y amarle es el origen de toda serenidad verdadera.
Este fluir de paz en nuestro corazón, como un torrente en crecida, comienza por el reconocimiento de nuestros pecados, de las faltas, negligencias y errores. Entonces, si somos humildes y miramos a Cristo, descubriremos su gran misericordia, "como si estuviese ahí detrás como escondido para decirnos: esas son las miserias que he tomado sobre Mí para mostrarte muy personalmente, en esta soledad y en este dolor, cuál es el amor del Padre, único capaz de librarte de ellas, de darles en cierto modo la vuelta y utilizarlas para tu salvación. Entonces podrá resonar en el oído de nuestro corazón la palabra: tu fe te ha salvado y te ha curado. ¡Vete en paz!"13. No hay paz sin contrición, sin una profunda sinceridad con nosotros mismos que lleva a reconocer aquello que en nuestra vida aleja de Dios y de los hermanos, y sinceridad honda, sin paliativo alguno, en la Confesión.
Con este sosiego interior, que habremos de encontrar recomenzando muchas veces y no pactando jamás con nuestros defectos y errores, podremos entonces salir al mundo, a ese espacio en el que se desenvuelve nuestro quehacer diario, para ser promotores de la paz que el mundo no tiene y que, por tanto, no puede dar.
Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa... No se trata de un simple saludo, es la paz de Cristo que han de llevar sus discípulos a todos los caminos. Diremos a todos que la verdadera paz "se funda en la justicia, en el sentido de la dignidad inviolable del hombre, en el reconocimiento de una igualdad indeleble y deseable entre los hombres, en el principio básico de la fraternidad humana, es decir, en el respeto y amor debido a cada hombre"14. La paz del mundo comienza en el corazón de cada hombre.
El cristiano que vive de fe es el hombre de paz que contagia serenidad; se está bien a su lado y los demás buscarán su compañía. Pidamos a Nuestra Señora, al terminar este rato de oración, que sepamos acudir con humildad a la fuente de la paz (el Sagrario, la Confesión, la dirección espiritual) si viéramos que el desasosiego, el temor, la tristeza o la inquietud quieren penetrar en nuestro corazón. Regina pacis, ora pro nobis... ora pro me.
1 Is 66, 10-14. — 2 Lc 10, 1-12, 17-20. — 3 F. Suárez, La paz os dejo, Rialp, Madrid l973, p. 47. — 4 Cfr. Jer 6, 14 — 5 Flp 4, 7 — 6 Cfr. Lc 2, 14. — 7 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 102. — 8 Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada de la Paz, 8-XII-1984, n. 1. — 9 A. del Portillo, Homilía a participantes del Año Internacional de la Juventud, 30-III-1985. — 10 Cfr. Juan Pablo II, o. c., n. 3 — 11 F Suárez, o. c., p. 63. — 12 Ef 2, 14. — 13 S. Pinckaers, En busca de la felicidad, Palabra, Madrid 1981, p. 157. — 14 Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1971.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santo Tomás Apóstol
Siglo I
SEÑOR: AUMÉNTANOS LA FE
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Fuente: www.mercaba.org
Heliodoro, Santo Obispo, Julio 3
Obispo de AltinoEtimológicamente significa "don del sol". Viene de la lengua griega. |
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Guntier de Bretaña, Santo Ermitaño, Julio 3
ErmitañoPara Dios no hay acepción de personas. Todas, sea cual sea la profesión o el rango social al que pertenezcan, están llamadas a la perfección. |
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San León II
En Roma, en la basílica de San Pedro, san León II, papa, conocedor tanto de la lengua griega como de la latina, amante de la pobreza y de los pobres, que acogió las decisiones del Tercer Concilio de Constantinopla.
San León, que era originario de Sicilia, fue elegido para suceder al papa san Agatón a principios del año 681. Su breve pontificado ha pasado a la historia sobre todo porque fue él quien confirmó las actas del sexto Concilio ecuménico (Constantinopla III), que había condenado a los monotelitas y censurado al papa Honorio I por no haberse mostrado suficientemente firme respecto de esos herejes. Los monotelitas afirmaban que hay en Cristo una sola voluntad, en vez de distinguir la voluntad divina y la humana, «...sin división, sin conmutación, sin separación, sin confusión, según la enseñanza de los Santos Padres; y dos voluntades, no contrarias -¡Dios nos libre!-, como dijeron los impíos herejes, sino que su voluntad humana sigue a su voluntad divina y omnipotente, sin oponérsele ni combatirla, antes bien, enteramente sometida a ella» (Constantinopla III, Dz. 291).
San León mandó trasladar las reliquias de numerosos mártires de las catacumbas a la capilla que había construido con ese fin. Mons. Duchesne ha demostrado que san León construyó también la iglesia de «San Jorge in Velabro», que fue la iglesia titular del cardenal Newman. El Liber Pontificalis alaba el celo que San León demostró como maestro y predicador, así como su caridad con los necesitados. Era un predicador elocuente y un músico muy hábil. El Liber Pontificalis hace notar que el santo Pontífice conocía a la perfección el griego y el latín; pero eso era algo normal entre los sicilicianos del siglo VII.
Casi todos los datos que poseemos sobre san León II proceden del Liber Pontificalis (ed. Duchesne, vol. I, pp. 359-362). Para conocer sobre la cuestión del papa Honorio y el conflicto monotelita puede leerse un artículo sencillo en la «Cronología de los Papas», de Mathieu-Rosay (tr. castellana, Rialp, 1990)
Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Anatolio de Cosntantinopla, Santo Patriarca de Constantinopla, Julio 3
Patriarca de ConstantinoplaSan Flaviano murió a causa de los malos tratos que había recibido en la asamblea conciliar de Efeso. Anatolio, que fue elegido para sucederle en la sede de Constantinopla, fue consagrado por el monofisita Dióscoro de Alejandría. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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