sábado, 27 de febrero de 2016

Domingo por la Santísima Trinidad. 28/02/2016. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienz

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado a matar a unos galileos mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario:
"¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante".
Entonces les dijo esta parábola:
"Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador:
"Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?"
El viñador le contestó:
"Señor, déjala todavía este año; voy aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto; si no, el año que viene la cortaré"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

3er. Dom de cuaresma Ciclo C

Antífona de Entrada

Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí que estoy solo y afligido.

 

No se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios misericordioso, fuente de toda bondad, que nos has propuesto como remedio del pecado el ayuno, la oración y las obras de misericordia, mira con piedad a quienes reconocemos nuestras miserias, estamos agobiados por nuestras culpas y reconfórtanos con tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Yo-soy me envía a ustedes

Lectura del libro del Exodo 3, 1-8.13-15

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro, Jetró, sacerdote de Madián.
En cierta ocasión llevó el rebaño más allá del desierto, hasta el Horeb, la montaña de Dios, y el Señor se le apareció en una llama que salía de un zarzal. Moisés observó con gran asombro que la zarza ardía sin consumirse, y se dijo:
"Voy a ver de cerca esa cosa tan extraña, por qué la zarza no se quema".
Viendo el Señor que Moisés se había desviado para mirar, lo llamó desde la zarza:
"¡Moisés, Moisés !"
El respondió :
"Aquí estoy".
Le dijo Dios:
"No te acerques; quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada".
Y añadió:
"Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob".
Entonces Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Pero el Señor le dijo:
"He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra sus opresores y conozco bien sus sufrimientos. He descendido para librar a mi pueblo de la opresión de los egipcios, para sacarlo de aquellas tierras y llevarlo a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel".
Moisés le dijo a Dios:
"Está bien, me presentaré a los israelitas y les diré: "El Dios de sus padres me envía a ustedes. "Pero cuando me pregunten cuál es su nombre, ¿qué les voy a responder?"
Dios le contestó a Moisés:
"Mi nombre es Yo-soy".
Y añadió:
"Esto les dirás a los israelitas:
Yo-soy me envía a ustedes".
También les dirás:
"El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, me envía a ustedes.
Este es mi nombre para siempre; con este nombre me han de recordar de generación en generación".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 102

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor hace justicia y le da la razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad, y sus prodigios al pueblo de Israel.
El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia.
El Señor es compasivo y misericordioso.

Segunda Lectura

La vida del pueblo escogido es una advertencia para nosotros

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 1-6. 10-12

Hermanos: No quiero que olviden que en el desierto nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, todos cruzaron el mar Rojo y todos se sometieron a Moisés, por una especie de bautismo en la nube y en el mar. Todos comieron el mismo alimento milagroso y todos bebieron de la misma bebida espiritual; porque bebían de una roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. Sin embargo, la mayoría desagradó a Dios y por eso murieron en el desierto.
Todo esto sucedió como advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos lo hicieron. No murmuren ustedes, como algunos de ellos murmuraron y perecieron a manos del ángel exterminador. Todas estas cosas les sucedieron a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros, y fueron puestas en las Escrituras como advertencia para los que vivimos en los últimos tiempos.
Así pues, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Conviértanse, dice el Señor, porque ya está cerca el Reino de los cielos.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Si no se arrepienten, perecerán de manera semejante

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado a matar a unos galileos mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario:
"¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante".
Entonces les dijo esta parábola:
"Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador:
"Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?"
El viñador le contestó:
"Señor, déjala todavía este año; voy aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto; si no, el año que viene la cortaré"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

No se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el destino del universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su pueblo:

Por la santa Iglesia de Dios, para que busque día con mayor afán el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen purificarse de todas sus faltas y pecados, roguemos al Señor.
Respondemos al Señor: Escúchanos, Padre.

Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y constancia por la paz y el bienestar de sus súbditos, a fin de que reine entre los pueblos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y constancia por la paz y el bienestar de sus súbitos, a fin de que reine entre los pueblos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Por los enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren, para que Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus males, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda preservar en la fe y progresar en el mutuo amor,
Escúchanos, Padre.

Celebrante:
Dios nuestro, que has enviado a tu hijo, rey profeta, para anunciar el Evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista, escucha nuestras súplicas y haz que tu palabra resuene con fuerza en el mundo, y a nosotros nos transforme e instrumentos eficaces de libertad y salvación para todos los hombres.
Por Jesucristo Señor nuestro.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que esta Eucaristía, Señor, nos obtenga a quienes imploramos tu perdón, la gracia de saber perdonar a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La penitencia de espíritu

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno .
Porque misericordiosamente estableciste este tiempo especial de gracia, para que tus hijos busquen de nuevo la pureza del corazón y, así, libres de todo afecto desordenado, de tal manera se apliquen a las realidades pasajeras, que más bien pongan su corazón en las que duran para siempre.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

El ave ha encontrado un refugio y la tórtola un nido dónde poner a sus polluelos. Dichosos los que se acercan a tu altar, Señor. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre, rey mío y Dios mío.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Tú que nos has alimentado ya desde esta vida, con el pan del cielo prenda de nuestra salvación, concédenos, Señor, manifestar en todos nuestros actos el misterio de tu Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Cuaresma. Tercer domingo

EL SENTIDO DE LA MORTIFICACIóN

— Para seguir de verdad a Cristo es necesario llevar una vida mortificada y estar cerca de la Cruz. Quien rehúye el sacrificio, se aleja de la santidad.

— Con la mortificación nos elevamos hasta el Señor. Perder el miedo al sacrificio.

— Otros motivos de la mortificación.

I. Si todos los actos de la vida de Cristo son redentores, la salvación del género humano culmina en la Cruz, hacia la que Cristo encamina toda su vida en la tierra: Tengo que recibir un bautismo, y ¡cómo me siento urgido hasta que se cumpla!1, dirá a sus discípulos camino de Jerusalén. Les revela las ansias incontenibles de dar su vida por nosotros, y nos da ejemplo de su amor a la Voluntad del Padre muriendo en la Cruz. Y es en la Cruz donde el alma alcanza la plenitud de la identificación con Cristo. Ese es el sentido más profundo que tienen los actos de mortificación y penitencia.

Para ser discípulo del Señor es preciso seguir su consejo: el que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame2. No es posible seguir al Señor sin la Cruz. Las palabras de Jesús tienen vigencia en todos los tiempos, ya que fueron dirigidas a todos los hombres pues el que no toma su cruz y me sigue –nos dice a cada uno– no puede ser mi discípulo3. Tomar la cruz –la aceptación del dolor y de las contrariedades que Dios permite para nuestra purificación, el cumplimiento costoso de los propios deberes, la mortificación cristiana asumida voluntariamente– es condición indispensable para seguir al Maestro.

"¿Qué sería un Evangelio, un cristianismo sin Cruz, sin dolor, sin el sacrificio del dolor? –se preguntaba Pablo VI–. Sería un Evangelio, un Cristianismo sin Redención, sin Salvación, de la cual –debemos reconocerlo aquí con sinceridad despiadada– tenemos necesidad absoluta. El Señor nos ha salvado con la Cruz; con su muerte nos ha vuelto a dar la esperanza, el derecho a la Vida..."4. Sería un cristianismo desvirtuado que no serviría para alcanzar el Cielo, pues "el mundo no puede salvarse sino con la Cruz de Cristo"5.

Unida al Señor, la mortificación voluntaria y las mortificaciones pasivas adquieren su más hondo sentido. No son algo dirigido primariamente a la propia perfección, o una manera de sobrellevar con paciencia las contrariedades de esta vida, sino participación en el misterio de la Redención.

La mortificación puede parecer a algunos locura o necedad, residuo de otras épocas que no engarzan bien con los adelantos y el nivel cultural de nuestro tiempo. También puede ser signo de contradicción o piedra de escándalo para aquellos que viven olvidados de Dios. Pero todo esto no debe sorprender: ya San Pablo escribía que la Cruz era escándalo para los judíos, locura para los gentiles6 y en la medida en que los mismos cristianos pierden el sentido sobrenatural de sus vidas se resisten a entender que a Cristo solo le podemos seguir a través de una vida de sacrificio, cerca de la Cruz. "Si no eres mortificado nunca serás alma de oración"7. Y Santa Teresa señala: "Creer que (el Señor) admite a Su amistad a gente regalada y sin trabajos es disparate"8.

Los mismos Apóstoles que siguen a Cristo cuando es aclamado por multitudes, aunque le amaban profundamente e incluso estaban dispuestos a dar su vida por Él, no le siguen hasta el Calvario, pues aún –por no haber recibido al Espíritu Santo– eran débiles. Existe un largo camino entre ir en pos de Cristo cuando este seguimiento no exige mucho, y el identificarse plenamente con Él, a través de las tribulaciones, pequeñas y grandes, de una vida mortificada.

El cristiano que va por la vida rehuyendo sistemáticamente el sacrificio, que se rebela ante el dolor, se aleja también de la santidad y de la felicidad, que está muy cerca de la Cruz, muy cerca de Cristo Redentor.

II. El Señor pide a cada cristiano que le siga de cerca, y para esto es necesario acompañarle hasta el Calvario. Nunca deberíamos olvidar estas palabras: el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí9. Mucho antes de padecer en la Cruz, ya Jesús hablaba a sus seguidores de que habrían de cargar con ella.

Hay en la mortificación una paradoja, un misterio, que solo puede comprenderse cuando hay amor: detrás de la aparente muerte está la Vida; y el que con egoísmo trata de conservar la vida para sí, la pierde: el que quiera salvar su vida la perderá: y el que la pierda por mí la hallará10. Para dar frutos, amando a Dios, ayudando de una manera efectiva a los demás, es necesario el sacrificio. No hay cosecha sin sementera: si el grano de trigo no muere al caer en la tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto11. Para ser sobrenaturalmente eficaces debe uno morir a sí mismo mediante la continua mortificación, olvidándose por completo de su comodidad y de su egoísmo. "—¿No quieres ser grano de trigo, morir por la mortificación, y dar espigas bien granadas? —¡Que Jesús bendiga tu trigal!"12.

Debemos perder el miedo al sacrificio, a la voluntaria mortificación, pues la Cruz la quiere para nosotros un Padre que nos ama y sabe bien lo que más nos conviene. Él quiere siempre lo mejor para nosotros: Venid a mí los que estáis fatigados y cargados, nos dice, que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es suave, y mi carga, ligera13. Junto a Cristo, las tribulaciones y penas no oprimen, no pesan, y por el contrario disponen al alma para la oración, para ver a Dios en los sucesos de la vida.

Con la mortificación nos elevamos hasta el Señor; sin ella quedamos a ras de tierra. Con el sacrificio voluntario, con el dolor ofrecido y llevado con paciencia y amor nos unimos firmemente al Señor. "Como si dijera: todos los que ardáis atormentados, afligidos y cargados con la carga de vuestros cuidados y apetitos, salid de ellos, viniendo a mí, y yo os recrearé, y hallaréis para vuestras almas el descanso que os quitan vuestros apetitos"14.

III. Para decidirnos a vivir con generosidad la mortificación, interesa comprender bien las razones que le dan sentido. A algunos les puede costar ser más mortificados porque no han entendido o descubierto ese sentido. Son varios los motivos que impulsan al cristiano hacia la mortificación. El primero es el que hemos considerado anteriormente: desear identificarse con el Señor y seguirle en su afán de redimir en la Cruz, ofreciéndose a Sí mismo en sacrificio al Padre. Nuestra mortificación tiene así los mismos fines de la Pasión de Cristo y de la Santa Misa, y se traduce en una unión cada vez más plena a la Voluntad del Padre.

Pero la mortificación es también medio para progresar en las virtudes. El sacerdote, en el diálogo que precede al Prefacio de la Misa, alza sus manos al cielo mientras dice: —Levantemos el corazón, y se oye al pueblo fiel: —¡Lo tenemos levantado hacia el Señor! Nuestro corazón debe estar permanentemente dirigido hacia Dios. El corazón del cristiano debe estar lleno de amor, con la esperanza siempre puesta en su Señor. Para eso es preciso que no esté atrapado y prisionero de las cosas de la tierra, que vaya quedando más purificado. Y esto no es posible sin la penitencia, sin la continua mortificación, que es "medio para ir adelante"15. Sin ella, el alma queda sujeta por las mil cosas en que tienden a desparramarse los sentidos: apegamientos, impurezas, aburguesamiento, deseos de inmoderada comodidad... La mortificación nos libera de muchos lazos y nos capacita para amar.

La mortificación es medio indispensable para hacer apostolado, extendiendo el Reino de Cristo: "La acción nada vale sin la oración: la oración se avalora con el sacrificio"16. Muy equivocados andaríamos si quisiéramos atraer a otros hacia Dios sin apoyar esa acción con una oración intensa, y si esa oración no fuese reforzada con la mortificación gustosamente ofrecida. Por eso se ha dicho, de mil modos diferentes, que la vida interior, manifestada especialmente en la oración y la mortificación, es el alma de todo apostolado17.

No olvidemos, por último, que la mortificación sirve también como reparación por nuestras faltas pasadas, hayan sido pequeñas o grandes. De ahí que en muchas ocasiones le pidamos al Señor que nos ayude a enmendar la vida pasada: "emendationem vitae, spatium verae paenitentiae... tribuat nobis omnipotens et misericors Dominus": Que el Señor omnipotente y misericordioso nos conceda la enmienda de nuestra vida y un tiempo de verdadera penitencia18. De este modo, por la mortificación, hasta las mismas faltas pasadas se convierten en fuente de nueva vida. "Entierra con la penitencia, en el hoyo profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y pecados. —Así entierra el labrador, al pie del árbol que los produjo, frutos podridos, ramillas secas y hojas caducas. —Y lo que era estéril, mejor, lo que era perjudicial, contribuye eficazmente a una nueva fecundidad.

"Aprende a sacar, de las caídas, impulso: de la muerte, vida"19.

Le pedimos al Señor que sepamos aprovechar nuestra vida, a partir de ahora, del mejor de los modos: "Cuando recuerdes tu vida pasada, pasada sin pena ni gloria, considera cuánto tiempo has perdido y cómo lo puedes recuperar: con penitencia y con mayor entrega"20. Y, cuando algo nos cueste, vendrá a nuestra mente alguno de estos pensamientos que nos mueva a la mortificación generosa: "¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia... Y mil motivos más"21.

1 Cfr. Lc 12, 50. — 2 Mt 16, 24. — 3 Lc 14, 27. — 4 Pablo VI, Alocución, 24-III-1967. — 5 San León Magno, Sermón 51. — 6 1 Cor 1, 23. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 172. — 8 Santa Teresa, Camino de perfección, 18, 2. — 9 Mt 10, 38. — 10 Mt 16, 24 ss. — 11 Jn 12, 24-25. — 12 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 199. 13 Mt 11, 28-30. — 14 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 1, 7, 4. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 232. — 16 Ibídem, n. 81. — 17 Cfr. J. B. Chautard, El alma de todo apostolado, Ed. Palabra, 5ª ed., Madrid 1978 — 18 Misal Romano, fórmula de intención de la Misa. — 19 San Josemaría Escrivá, loc. cit., n. 211. — 20 ídem, Surco n. 996. — 21 ídem, Camino, n. 232.

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6º domingo de san josé

MUERTE Y GLORIFICACIóN DE SAN JOSÉ

— Muerte del Santo Patriarca entre Jesús y María. Patrono de la buena muerte.

— Glorificación de San José.

— Petición de vocaciones.

I. Muy bienaventurado fue José, asistido en su hora postrera por el mismo Señor y por su Madre... Vencedor de esta mortalidad, aureoladas sus sienes de luz, emigró a la Casa del Padre...1.

Había llegado la hora de dejar este mundo y, con él, los tesoros, Jesús y María, que le estaban encomendados y a quienes, con la ayuda de Dios, les procuró lo necesario con su trabajo diario. Había cuidado del Hijo de Dios, le había enseñado su oficio y ese sinfín de cosas que un padre desmenuza con pequeñas explicaciones a su hijo. Terminó su oficio paterno, que ejerció fielmente: con la máxima fidelidad. Consumó la tarea que debía llevar a cabo.

No sabemos en qué momento tuvo lugar la muerte del Santo Patriarca. Cuando Jesús tenía doce años es la última vez que aparece en vida en los Evangelios. También parece cierto que el hecho de la muerte debió de tener lugar antes de que Jesús comenzara el ministerio público. Al volver Jesús a Nazareth para predicar, la gente se preguntaba: ¿Pero no es este el hijo de María?2. De ordinario no se hacía referencia directa de los hijos a la madre, sino cuando ya había muerto el cabeza de familia. Cuando es invitada María a las bodas de Caná, al comienzo de la vida pública, no se nombra a José, lo que sería insólito según las costumbres de la época si el Santo Patriarca viviera aún. Tampoco se menciona a lo largo de la vida pública del Señor. Sin embargo, los habitantes de Nazareth llaman en cierta ocasión a Jesús el hijo del carpintero, lo que puede indicar que no había pasado mucho tiempo desde su muerte, pues aquellos todavía le recuerdan. José no aparece en el momento en que Jesús está a punto de expirar. Si hubiera vivido aún, Jesús no habría confiado el cuidado de su Madre al Apóstol predilecto. Los autores están conformes en admitir que la muerte de San José tuvo lugar poco tiempo antes del ministerio público de Jesús.

No pudo tener San José una muerte más apacible, rodeado de Jesús y de María, que piadosamente le atendían. Jesús le confortaría con palabras de vida eterna. María, con los cuidados y atenciones llenos de cariño que se tienen con un enfermo al que se quiere de verdad. "La piedad filial de Jesús le acogió en su agonía. Le diría que la separación sería corta y que pronto se volverían a ver. Le hablaría del convite celestial al que iba a ser invitado por el Padre Eterno, cuyo mandatario era en la tierra: "Siervo bueno y fiel, la jornada de trabajo ha terminado para ti. Vas a entrar en la casa celestial para recibir tu salarlo. Porque tuve hambre y me diste de comer. No tenía morada y me acogiste. Estaba desnudo y me vestiste...""3.

Jesús y María cerraron los ojos de José, prepararon su cuerpo para la sepultura... El que más tarde lloraría sobre la tumba de su amigo Lázaro vertería lágrimas ante el cuerpo del que por tantos años se había desvivido por Él y por su Madre. Y los que le vieron llorar, pronunciarían quizá las mismas palabras que en Betania: ¡Mirad cómo le amaba!

Es lógico que San José haya sido proclamado Patrono de la buena muerte, pues nadie ha tenido una muerte más apacible y serena, entre Jesús y María. A él acudiremos cuando ayudemos a otros en sus últimos momentos. A él pediremos ayuda cuando vayamos a partir hacia la Casa del Padre. Él nos llevará de la mano ante Jesús y María.

II. San José goza de la gloria máxima, después de la Santísima Virgen4, como corresponde a su santidad en la tierra, en la que gastó su vida en favor del Hijo de Dios y de su Madre Santísima. Por otra parte, "si Jesús honró en vida a José más que a todos los demás, llamándole padre, también le ensalzaría por encima de todos, después de su muerte"5.

Inmediatamente después de su muerte, el alma de San José iría al seno de Abrahán, donde los patriarcas y los justos de todos los tiempos aguardaban la redención que había comenzado. Allí les anunciaría que el Redentor estaba ya en la tierra y que pronto se abrirían las puertas del Cielo. "Y los justos se estremecerían de esperanza y de agradecimiento. Rodearían a José y entonarían un cántico de alabanza que ya no se interrumpiría en los siglos venideros"6.

Muchos autores piensan, con argumentos sólidos, que el cuerpo de San José, unido a su alma, se encuentra también glorioso en el Cielo, compartiendo con Jesús y con María la eterna bienaventuranza. Consideran que la plena glorificación de San José tuvo lugar probablemente después de la resurrección de Jesús. Uno de los fundamentos en que se basa esta doctrina, moralmente unánime desde el siglo xvi, es el dato que aporta San Mateo de los sucesos que ocurrieron a la muerte del Señor: ...muchos cuerpos de los santos, que habían muerto, resucitaron7. Doctores de la Iglesia y teólogos piensan que Jesús, al escoger una escolta de resucitados para afirmar su propia resurrección y dar más realce a su triunfo sobre la muerte, incluiría en primer lugar a su padre adoptivo. ¡Cómo sería el nuevo encuentro de Jesús y de San José! "El glorioso patriarca –afirma San Francisco de Sales– tiene en el Cielo un crédito grandísimo con aquel que tanto le favoreció, conduciéndole al Cielo en cuerpo y alma (...). ¿Cómo iba a negarle esta gracia quien toda la vida le obedeció? Yo creo que José, viendo a Jesús (...), le diría: "Señor mío, acuérdate de que cuando bajaste del Cielo a la tierra te recibí en mi familia y en mi casa, y cuando apareciste sobre el mundo te estreché con ternura entre mis brazos. Ahora tómame en los tuyos y, como te alimenté y te conduje durante tu vida mortal, cuida tú de conducirme a la vida eterna""8. Jesús se sentiría dichosísimo al complacerle.

En cierta ocasión, San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, respondía con estas palabras a un chico joven que le preguntaba directamente dónde estaría el cuerpo de San José: ""En el Cielo, hijo mío, en el Cielo. Si hubo muchos santos que resucitaron –lo dice la Escritura– cuando resucitó el Señor, entre ellos estaría, seguro, San José." A la misma pregunta respondía en otra ocasión: "Hoy es sábado; podemos fijarnos en los misterios gloriosos (...). Al contemplar rápidamente el cuarto misterio, la Asunción de Nuestra Señora, piensa que la Tradición nos dice que San José murió antes, asistido por la Santísima Virgen y por Nuestro Señor. Es seguro, porque lo dice la Sagrada Escritura, que –cuando Cristo salió vivo del sepulcro– con Él resucitaron muchos justos, que subieron con Él al Cielo (...). ¿No es lógico que quisiera tener a su lado al que le había servido de padre en la tierra?""9.

Así podemos contemplar hoy al Santo Patriarca, al considerar el cuarto misterio glorioso del Santo Rosario: le vemos con su cuerpo glorioso, de nuevo junto a Jesús y María, intercediendo por nosotros en cualquier necesidad en que nos encontremos.

Fecit te Deus quasi patrem Regis et dominum universae domus eius. Te hizo Dios como padre del Rey y como señor de toda su casa. Ruega por nosotros10.

III. "Piadosamente se puede admitir, pero no asegurar –enseña San Bernardino de Siena– que el piadosísimo Hijo de Dios, Jesús, honrase con igual privilegio que a su Santísima Madre a su padre nutricio; del mismo modo que a esta la subió al Cielo gloriosa en cuerpo y alma, así también el día de su resurrección unió consigo al santísimo José en la gloria de la Resurrección; para que, como aquella Santa Familia –Cristo, la Virgen y José– vivió junta en laboriosa vida y en gracia amorosa, así ahora en la gloria feliz reine con el cuerpo y alma en los Cielos"11.

Los teólogos que sostienen esta doctrina, cada vez más general, aducen otras razones de conveniencia: la dignidad especialísima de San José por la misión que le tocó ejercer en la tierra y la fidelidad singular con que lo hizo, se vería más confirmada con este privilegio; el amor indecible que Jesús y María profesan al Santo Patriarca parece pedir que le hagan ya partícipe de su resurrección, sin esperar al fin de los tiempos; a la santidad sublime de San José, que tanto antecede y excede a los demás santos, conviene una participación anticipada del premio final de todos; la afinidad con Jesús y María, el trato íntimo que tuvo con la Humanidad del Redentor, parecen exigir mayor exención de la corrupción del sepulcro; la misión singularísima de San José, como Patrono universal de la Iglesia, le coloca en una esfera superior a todos los cristianos, y esto parece reclamar que él no entre en igualdad de condiciones con los demás en la sujeción a la muerte, sino que, en una especial posesión de la plena inmortalidad, ejerza su patrocinio universal12.

San José cumplió en la tierra fidelísimamente la misión que Dios le había encomendado. Su vida fue una entrega constante y sin reservas a su vocación divina, en bien de la Sagrada Familia y de todos los hombres13. Ahora, en el Cielo, su corazón sigue albergando "una singular y preciosa simpatía para toda la humanidad"14, pero de modo muy particular para todos aquellos que, por una vocación específica, se entregan plenamente a servir sin condiciones al Hijo de Dios en medio de su trabajo profesional, como él lo hizo. Pidámosle hoy que sean muchos quienes reciban la vocación a una entrega plena y que respondan generosamente a la llamada; que Dios otorgue ese honor inmenso a aquellos hijos, hermanos, parientes o amigos que, por circunstancias determinadas, podrían encontrarse más cerca de recibir esa llamada del Señor.

Al Santo Patriarca le pedimos que todos los cristianos seamos buenos instrumentos para hacer llegar esa voz clara del Señor a las almas, pues la mies sigue siendo abundante y los obreros pocos15.

1 Liturgia de las Horas, Himno Iste quem laeti. — 2 Cfr. Mc 6, 1. — 3 M. Gasnier, Los silencios de San José, p. 179. — 4 Cfr. B. Llamera, Teología de San José, p. 298. — 5 Isidoro de Isolano, Suma de los dones de San José, IV, 3. — 6 Ibídem, p. 181. — 7 Mt 27, 52. — 8 San Francisco de Sales, Sermón sobre San José, 7; en Obras selectas de..., BAC, Madrid 1953, vol. 1, p. 351. — 9 Cit. por L. Mª Herrán, La devoción a San José en la vida y enseñanzas de Monseñor Escrivá de Balaguer, Palabra, Madrid 1981, p. 46. — 10 Cfr. Liturgia de las Horas, Solemnidad de San José, Responsorio a la Segunda lectura. — 11 San Bernardino de Siena, Sermón sobre San José, 3. — 12 Cfr. B. Llamera, o. c., pp. 305-306. — 13 Cfr. Juan Pablo II, Exhor. Apost. Redemptoris custos, 15-VIII-1989, 17. — 14 Pablo VI, Homilía 19-III-1969. — 15 Cfr. Mt 9, 37.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Leandro
Arzobispo
(año 600)

Leandro significa: hombre con fuerza de león. (Le = león, Andro = fuerza).

San Leandro se ha hecho famoso porque fue el que logró que se convirtieran al catolicismo las tribus de visigodos que invadieron a España y el que logró que su rey se hiciera un fervoroso creyente.

Su madre era hija Teodorico, rey de los Ostrogodos, que invadieron a Italia. Tuvo tres hermanos santos. San Fulgencio, obispo de Ecija. San Isidoro, que fue el sucesor de Leandro en el arzobispado de Sevilla, y Santa Florentina.

Desde niño se distinguió Leandro por su facilidad para hablar en público y por la enrome simpatía de su personalidad. Siendo muy joven entró de monje a un convento de Sevilla y se dedicó a la oración, al estudio ya la meditación.

Cuando murió el obispo de Sevilla, el pueblo y los sacerdotes lo eligieron a él para que lo reemplazara. Desde entonces Leandro se dedicó por completo a convertir a los arrianos, esos herejes que negaban que Jesucristo es Dios. El rey de los visigodos, Leovigildo, era arriano, pero San Leandro obtuvo que el hijo del rey, San Hermenegildo, se hiciera católico. Esto disgustó enormemente al arriano Leovigildo, el cual mandó matar a Hermenegildo. El joven heredero del trono prefirió la muerte antes que renunciar a su verdadera religión y murió mártir. La Iglesia lo ha declarado santo. La conversión de Hermenegildo fue un fruto de las oraciones y de las enseñanzas de San Leandro.

Leandro fue enviado con una embajada o delegación a Constantinopla y allá trabó amistad con San Gregorio Magno, que era embajador del Sumo Pontífice. Desde entonces estos dos grandes santos y sabios tuvieron una gran amistad que fue de mucho provecho para el uno y el otro. Se escribían, se consultaban y se aconsejaban frecuentemente. Y se cumplió lo que dice la Sagrada Escritura: "Encontrar un buen amigo, es mejor que encontrar un tesoro".

El rey desterró al obispo Leandro por haber convertido a Hermenegildo al catolicismo. Y el santo aprovechó el destierro para escribir dos libros contra el arrianismo, probando que Jesucristo sí es verdadero Dios y que los herejes que dicen que Cristo no es Dios, están totalmente equivocados.

El rey Leovigildo estando moribundo se dio cuenta de la injusticia que había hecho al desterrar a Leandro y lo mandó volver de España y antes de morir le recomendó que se encargara de la educación de su hijo y nuevo rey de España, Recaredo. Y esto fue algo providencial, porque el santo obispo se dedicó a instruir sumamente bien en la religión a Recaredo y lo hizo un gran católico. Y luego San Leandro demostró tal sabiduría en sus discusiones con los jefes arrianos que logró convertirlos al catolicismo. Y así toda España se hizo católica: El rey Recaredo , sus ministros y gobernadores y los jefes de los arrianos. El que más alegría sintió por esto fue el Sumo Pontífice San Gregorio Magno, el cual envió a San Leandro una carta de felicitación y lo nombró Arzobispo.

San Leandro reunió a todos los obispos de España en un Concilio en Toledo y allí dictaron leyes sumamente sabias para obtener la santificación de los sacerdotes, y el buen comportamiento de los fieles católicos. Para recordarle a la gente que Jesucristo es Dios como el Padre y el Espíritu Santo, mandó este buen arzobispo que en la Santa Misa se recitara el Credo que ahora se dice en las Misas de los domingos (costumbre que después siguió la Iglesia católica en todo el mundo).

Dios, a las personas que quiere hacer llegar a mayor santidad las hace sufrir más, para que ganen más premios en el cielo. San Leandro sufrió de muchas enfermedades con gran paciencia. Y uno de los males que más lo atormentó fue la gota, en las piernas (o inflamación dolorosa de las articulaciones por cristalización del ácido úrico). El Papa San Gregorio, que también sufría de ese mismo mal, le escribió diciéndole: "Dichosa enfermedad que nos hace ganar méritos para el cielo y al obligarnos a estar quietos nos brinda la ocasión de dedicarnos más al estudio y a la oración".

San Leandro murió en el año 596 y España lo ha considerado siempre como un gran benefactor y como Doctor de la Iglesia.

San Leandro bendito: que también los gobernantes de ahora se conviertan como tu discípulo Recaredo, en fervientes católicos. Amen.

Quien aparta a un pecador de su mal camino, asegura su propia salvación (Apóstol Santiago)

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Hilario, Santo XLVI Papa, 28 (29) de febrero  

Hilario, Santo

Febrero 28 (Febrero 29 en años bisiestos)


Hilarus, natural de Cerdeña.

Cuando sólo era diácono tuvo una intervención muy especial en el concilio de Éfeso actuando como legado del papa
san León I el Magno, en el 449. No firma la deposición de san Flaviano, patriarca de Constantinopla. Tan mal se pusieron las cosas en aquél concilio – el del latrocinio– que llegó a temer las iras de los adversarios y huyó llevando la apelación de Flaviano al papa. (Este texto se descubrió en el 1882). Desde Roma escribe a la emperatriz Pulqueria dándole información precisa de lo ocurrido. También intervino en la cuestión controvertida entre griegos y latinos sobre la fijación de la fecha común para celebrar la fiesta de la Pascua.

Hilario sucedió al papa san León en la Sede de san Pedro a finales del 461. Y en los siete años que duró su pontificado gobernó la Iglesia dedicándose por entero y con firmeza a asentar principios teóricos y prácticos en materia de disciplina y jurisdicción. Era la puesta en marcha de ese funcionamiento interno que la Iglesia había de ir tejiendo en el tiempo buscando el bien de los pastores y de los fieles y para la mejor difusión del Evangelio. De modo especial hubo de intervenir en la corrección de abusos por parte de altos eclesiásticos en las Galias, como es el caso del obispo Hermes, usurpador de la sede narbonense, sin mediación del arzobispo Leoncio. También tomó decisiones en el caso de Mamerto, en Viena, que consagraba obispos sin conocimiento del metropolitano. Y para no ser menos, corrigió igualmente abusos cometidos en España, en la provincia Tarraconense, donde algún obispo abandonó a su grey y fijó arbitrariamente su residencia en lugar diferente, algún otro interfería en labores pastorales ajenas y además existían consagraciones ilegales de obispos. El deseo que el papa expresa en la carta dirigida a Leoncio es trabajar "en pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo".

En estos asuntos solía usar una forma colegiada de gobernar inclinándose a promover encuentros de obispos, más o menos numerosos, que le asesoraran sobre las cuestiones difíciles, le ayudaran a mirar cada problema desde distintos ángulos y le proporcionaran elementos de juicio suficientes para poder tomar decisiones justas con el ministerio y con las personas.

En Roma fomentó el culto, edificó capillas en la basílica constantiniana de Letrán, construyó un monasterio dedicado a san Lorenzo y dejó testimonio de la devoción agradecida que profesó al Apóstol y evangelista san Juan a quien atribuyó siempre la gracia de haber sido librado de la ira de los hombres, cuando el Latrocinio de Éfeso.
Murió el último día de febrero del año 468.

San Hilario conocía bien al hombre; ese espíritu humano que es proclive a pactar con la soberbia, la comodidad, el afán de poder y el bien que reportan las riquezas; eso tan común de lo que no están exentos ni los jerarcas de ayer, ni los de hoy. Su fortaleza de entonces con disposiciones claras, supongo que ayudará a los que profetizan, santifican y mandan a estar bien vigilantes en su esfuerzo personal de fidelidad al Evangelio. De ese modo no hay peligro de que el servicio a la Iglesia que comporta el ministerio se pervierta convirtiéndose en instrumento de lucro personal.

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Fuente: Magnificat.ca
Román, Santo Abad, 28 Febrero  

Román, Santo

Son escasas las noticias que han llegado hasta nosotros de este ilustre ermitaño y célebre fundador de Monasterios, sobre todo de su juventud y formación intelectual. Parece que apenas tenía estudios pero sí gozaba de una sabiduría e inteligencia nada comunes y que en su hogar familiar había recibido una esmerada educación cristiana que, a pesar de las no pocas dificultades por las que el trajín de la vida le arrastró, jamás llegó a olvidar.

Su vida se mueve en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de Occidente se desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de Europa amenazan avasallarlo todo. De hecho reina la barbarie y la desolación. El cristianismo que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder celebrar sus actos fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que tan sólo le interesa el materialismo y la barbarie, polos opuestos a la dulzura y valores eternos que predica la fe de Jesucristo.

La Divina Providencia iba dirigiendo los pasos de Román y poco a poco le hacía ver que aquella vida que llevaba no podía satisfacer ni llenar las ansias de su corazón. Estaba dotado de un carácter vivo, fogoso y expansivo. Por otra parte también le arrastraba la soledad y la entrega a Dios en el silencio y la oración. ¿Quién vencerá la batalla?

Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior, renuncia a todas las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y se retira a la soledad para vivir la vida eremítica. Allí pasa unos años no teniendo otra compañía que los árboles, las plantas y algunos animales. Toda su jornada la pasa entregado a la oración, a la mortificación y hace también algunos trabajos manuales.

Pronto se enteran algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor entrega al Señor, y le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los cimientos de aquel género de vida que llamará la atención por aquellos alrededores y que será foco de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida y escritos de los Padres del Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó que, sin abandonar su Patria, en la misma Galia, podía él y los suyos organizar el mismo género de vida que aquellos Padres... De aquí surgió su célebre convento de Condat que será después la semilla de otros muchos Monasterios o una especie de lauras aglutinadas en torno al abad o padre espiritual de todo el Monasterio.

Cierto día se sumó a aquellos monjes el mismo hermano de Román, llamado Lupicino, que después también será inscrito en el Catálogo de los Santos. Entre los dos llevaban la dirección del Monasterio. Lupicino era más fogoso que Román y a veces era un tanto duro en las penitencias que él se imponía y quería también para los demás. Entonces aparecía Román, y con su gran bondad, traía la paz y descargaba a los monjes de penitencias exageradas.

Gracias al buen hacer de Román no hubo nunca excisiones en el Monasterio y todos vivían como verdaderos hermanos, teniendo, como dice el libro de los Hechos "un mismo sentir y siendo todo común entre ellos".

Román también supo ser duro e intransigente con los príncipes y nobles cuando veía que los derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos. Condat se había convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de allí salían fervorosos misioneros y trabajadores para todo los campos en la viña del Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia de códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de vida espiritual y obradores de muchos prodigios.
Lleno de méritos expiraba el año 460.

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Fuente: LaVerdadCatolica.org
Daniel Brottier, Beato Sacerdote, 28 Febrero  

Daniel Brottier, Beato

Nació en La Ferté Saint-Cyr (Francia), su biógrafo no escribió datos de su familia y su niñez, sólo se tienen datos biográficos a partir de su ingreso en el seminario diocesano y al ser ordenado sacerdote de la Congregación del Espíritu Santo.

Para evangelizar en África, se unió a los misioneros de la congregación del Espíritu Santo. Enviado a Senegal en 1902, su celo apostólico se volcó en dar a conocer a Cristo entre los paganos.

Durante siete años de predicación, enfermó debido a las carencias y el clima africano. Regresó a su país y se dedicó a educar y asistir a niños y jóvenes abandonados.

Al estallar la Primera I Guerra Mundial se preguntó: "¿Qué puedo hacer frente a esta barbarie que arrasa con la salud, la vida y la civilización?", la respuesta fue ofrecerse como capellán de los militares.

Durante cuatro años de entrega arriesgó la vida. Fue esperanza para los soldados y salvación para los moribundos.

Los testigos de su trabajo reconocieron su estoicismo y le hicieron digno de la Legión de Honor y la Cruz de Guerra.

En 1923, después de la contienda se ocupó de la dirección de la Casa de Huérfanos Aprendices de Auteil, con 175 alumnos Trece años después, antes de su muerte, la población estudiantil aumentó a 1400.

Confió el mantenimiento de la obra a la Providencia divina y a la intercesión de santa Teresa del Niño Jesús, y nunca faltó lo necesario en la institución.

El padre Brottier destacó por ser hombre de oración y humildad, con dotes de creatividad, iniciativa y capacidad administrativa. Propició la construcción de la Catedral de Dakar (Senegal) y participó en la integración de la Unión Nacional de Excombatientes, obra de beneficio social.

Durmió en la paz del Señor, en París, el 28 de Febrero de 1936 y los milagros se suscitaron.

Juan Pablo II lo beatificó en 1984.

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Fuente: Franciscanos.org
Timoteo Trojanowski, Beato Mártir, 28 Febrero  

Timoteo Trojanowski, Beato

1908 - 1942

Religioso que profesó entre los Franciscanos Conventuales en 1930.

Trabajaba en el convento de Niepokalanów, en el reparto de los periódicos franciscanos y en la enfermería.

Era muy dado a la oración y a la práctica de la caridad.

Arrestado el 14 de octubre de 1941, fue deportado al campo de exterminio de Auschwitz; de él dice un testigo: "Fray Timoteo soportaba con fortaleza el hambre, el frío y el duro trabajo. No se desalentaba, no perdía el ánimo. Consolaba y exhortaba a la confianza en la protección divina a los prisioneros laicos que trabajaban con nosotros".

Por las durísimas condiciones de la prisión, a los dos meses de permanencia en el campo contrajo una pulmonía y murió el 28 de febrero de 1942.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"
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Carlo Gnocchi, Beato Presbítero y Fundador, 28 de febrero  

Carlo Gnocchi, Beato

Presbítero y Fundador
de la Fondazione Pro Juventute (actual Obra Don Gnocchi)

Cuando comas un ñoqui, reza "Don Gnocchi (se pronuncia igual), ruega por nosotros"

Fecha de beatificación: 25 de octubre de 2009 en la Plaza del Duomo de Milán (Italia). Durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

 

Carlo Gnocchi nació en San Colombano al Lambro, en Milán, Italia, el 25 de octubre de 1902 fue un sacerdote italiano, creador de la "Fondazione Pro Juventute" (actual Obra Don Gnocchi), que ayuda a los niños con discapacidad múltiple.

Nació en San Colombano al Lambro, villa cercana a Milán, en 1902, en el seno de una familia rural. Fue ordenado sacerdote en 1924, también fue profesor de teología y religión en colegios, liceos y universidades de su ciudad natal.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue oficial y capellán del Batallón Alpino (Cuerpo de Infantería de Montaña) del Ejército Italiano (1941-1945). En aquellos momentos el Padre Gnocchi (o Don Gnocchi, como es llamado en Italia), concibe la idea de crear una fundación que ayude a los niños mutilados y discapacitados físicos y psíquicos por causa de la guerra. Así, en 1942, nació su obra máxima, la "Fondazione Pro Juventute" (hoy Obra Don Gnocchi). Un año más tarde tuvo una audiencia con el Papa Pío XII, en la cual presentó su fundación.

Falleció de un cáncer al páncreas en Milán el 28 de febrero de 1956, a la edad de 54 años. Su proceso de beatificación comenzó en 1962, y fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II en 2002.

Su vida es recordada, actualmente, a través de un film de la RAI, titulada "El ángel de los niños".

Para bajar las películas, hacer clic en SAVE y luego en DOWNLOAD


22:50

PELICULA FATHER OF MERCY P.1 ESPAÑOL

http://gloria.tv/?media=336177

22:56

PELICULA FATHER OF MERCY P.2 ESPAÑOL

26:19

PELICULA FATHER OF MERCY P.4 ESPAÑOL

24:33

PELICULA FATHER OF MERCY P.3 ESPAÑOL

03:32

PELICULA FATHER OF MERCY P.5 FIN ESPAÑOL

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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