JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Les dejo la paz, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les puede dar. No se inquieten ni tengan miedo. Ya escucharon lo que dije: "Me voy, pero regresaré a ustedes". Si de verdad me aman, deberían alegrarse de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Les he dicho esto antes de que suceda, para que cuando suceda crean.
Ya no hablaré mucho con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningún poder sobre mí, tiene que ser así para que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo la misión que me encomendó".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 5a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Alabemos a nuestro Dios todos cuantos lo tememos, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Mesías. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la resurrección de tu Hijo nos has abierto las puertas de la vida eterna, concédenos creer fielmente en ti y esperar confiadamente el cumplimiento de tus promesas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Contaban a la comunidad cristiana lo que había hecho Dios por medio de ellos
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 19-28
En aquellos días, llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que se ganaron a la gente.
Apedrearon a Pablo y, pensando que estaba muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Pero, después que sus discípulos lo asistieron, él se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente salió hacia Derbe con Bernabé.
Pablo y Bernabé, después de anunciar el Evangelio y hacer bastantes discípulos, regresaron a Listra, Iconio y Antioquía. A su paso animaban a los discípulos y los exhortaban a permanecer firmes en la fe. Les decían:
"Tenemos que pasar muchos sufrimientos para poder entrar en el reino de Dios".
Designaron responsables en cada iglesia y, después de orar y ayunar, los encomendaron al Señor, en quien habían creído.Luego atravesaron Pisidia, llegaron a Panfilia y después de predicar la palabra en Perge, llegaron a Atalía.
De allí regresaron por mar a Antioquía de Siria, donde habían sido encomendados a la protección de Dios para la misión que acababan de realizar. Al llegar, reunieron a la comunidad y contaron todo lo que había hecho Dios por medio de ellos, y cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe. Pablo y Bernabé permanecieron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 144, 10-11.12-13ab.21
Bendigamos al Señor eternamente.
Que tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reinado y hablen de tus hazañas.
Bendigamos al Señor eternamente.
Que den a conocer a los hombres tus hazañas, la gloria y el esplendor de tu reinado. Tu reinado es eterno, tu gobierno permanece para siempre.
Bendigamos al Señor eternamente.
¡Que mi boca alabe al Señor! ¡Que todo ser viviente bendiga su santo nombre, ahora y por siempre!
Bendigamos al Señor eternamente.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para entrar así en su gloria.
Aleluya.
Evangelio
Les doy mi paz
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Les dejo la paz, mi paz les doy. Una paz que el mundo no les puede dar. No se inquieten ni tengan miedo. Ya escucharon lo que dije: "Me voy, pero regresaré a ustedes". Si de verdad me aman, deberían alegrarse de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Les he dicho esto antes de que suceda, para que cuando suceda crean.
Ya no hablaré mucho con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningún poder sobre mí, tiene que ser así para que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo la misión que me encomendó".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos, llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar también de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La nueva vida en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por él, los hijos de la luz amanecen a la vida eterna, los creyentes atraviesan los umbrales del Reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección hemos resucitado todos.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Si hemos muerto en Cristo, también viviremos con él; ésta es nuestra fe. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Mira, Señor, con bondad a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Pascua. 5ª semana. Martes
MI PAZ OS DEJO
— El Señor comunica Su paz a los discípulos.
— La paz verdadera es fruto del Espíritu Santo. Misión de pacificar el mundo, comenzando por nuestra propia alma, la familia, el lugar de trabajo...
— Sembradores de paz y de alegría.
I. El Evangelio de la Misa recoge una de aquellas promesas que Jesús hizo a sus discípulos más íntimos en la Última Cena, y que se verían realizadas después de la Resurrección: La paz os dejo, mi paz os doy; no la doy yo como la da el mundo1. Y más adelante, en la misma Cena, les repetirá: Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación, pero confiad: yo he vencido al mundo2. Ahora, después de la Resurrección, Jesús se presenta delante de ellos y les dice: Pax vobis!, la paz sea con vosotros3. Pondría el Señor el acento entrañable de otras ocasiones. Y con este saludo amigable quedaron disipados el temor y la vergüenza que pesaban sobre los Apóstoles por haberse comportado con cobardía durante la Pasión. De esta forma –a través del saludo, de su expresión acogedora– se ha vuelto a crear el ambiente de intimidad en el que Jesús les comunica su propia paz.
Desear la paz era la forma usual de saludo entre los hebreos. Y ese mismo saludo lo siguieron usando los Apóstoles, según vemos por sus cartas4, y los primeros cristianos, como han dejado constancia en muchas inscripciones. La Iglesia lo utiliza en la liturgia en determinadas ocasiones; por ejemplo, antes de la Comunión el celebrante desea a los presentes la paz, condición para participar dignamente del Santo Sacrificio5. Pax Domini, la Paz del Señor.
A lo largo de los siglos los cristianos supieron poner una intención más honda en las mismas fórmulas de saludo, impregnándolas de sentido sobrenatural, que calaron hondamente en el pueblo y han sido durante generaciones vehículo para hacer el bien y signo externo de una sociedad que tenía el corazón cristiano. En nuestros días parece que se va perdiendo esa huella de Dios en el saludo habitual. Sin embargo, nos puede ser de gran utilidad para la propia vida interior poner un especial empeño en mantener y vivificar el sentido cristiano del saludo y de las despedidas; eso contribuirá a mantener la presencia de Dios en nuestras vidas.
Si nos acostumbramos, por ejemplo, a saludar al Ángel Custodio de la persona con quien nos encontramos, podremos con facilidad y sencillez dar mayor elevación al trato con los demás. Será consecuencia de la presencia de Dios que llevamos en el alma. No perdamos el sentido sobrenatural en lo habitual de cada día: «Y les dijo: Paz a vosotros. Nos debería dar vergüenza –decía San Gregorio Nacianceno– prescindir del saludo de la paz, que el Señor nos dejó cuando iba a dejar este mundo»6. Sea cual sea nuestro saludo habitual, siempre puede ser motivo para vivir mejor la fraternidad con los demás, para rezar por aquellas personas y darles paz y alegría, como hizo el Señor con sus discípulos.
«En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre (Lc 1, 44) (...). El sobresalto de alegría que sintió Isabel, subraya el don que puede encerrarse en un simple saludo cuando parte de un corazón lleno de Dios. ¡Cuántas veces las tinieblas de la soledad, que oprimen a un alma, pueden ser desgarradas por el rayo luminoso de una sonrisa o de una palabra amable!»7.
II. El saludo ordinario del pueblo hebreo recobra en boca del Señor su sentido más profundo, pues la paz era uno de los dones mesiánicos por excelencia8. Con frecuencia despedía a quienes había hecho algún bien con estas palabras: Vete en paz9. A los discípulos les encarga una misión de paz. En la casa en que entréis decid primero: paz a esta casa10.
El desear la paz a los demás, el promoverla a nuestro alrededor es un gran bien humano, y cuando está animado por la caridad es también un gran bien sobrenatural. El tener paz en nuestra alma –condición para poder comunicarla– es señal cierta de que Dios está cerca de nosotros; es además un fruto del Espíritu Santo11. San Pablo exhortaba con frecuencia a los primeros cristianos a vivir con paz y alegría: alegraos (...), vivid en paz y el Dios de la caridad estará con vosotros12.
La paz verdadera es fruto de la santidad, del amor a Dios, de la lucha que supone el no dejar que se apague este amor por nuestras tendencias desordenadas y por nuestros pecados. Cuando se ama a Dios, el alma se convierte en un árbol bueno que se da a conocer por sus frutos. Las acciones que lleva a cabo revelan la presencia del Paráclito y, en cuanto causan un gozo espiritual, se llaman frutos del Espíritu Santo13. Uno de estos frutos es la paz de Dios que supera todo conocimiento14, la misma que Jesucristo deseó a los Apóstoles y a los cristianos de todos los tiempos. «Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy..., la paz os dejo..., la paz sea con vosotros..., y esto, en medio de la tribulación»15.
La paz verdadera es la «tranquilidad en el orden»16; orden entre Dios y nosotros, orden entre nosotros y los demás. Si mantenemos ese orden tendremos paz y podremos comunicarla. El orden con Dios supone el deseo firme de desterrar de nuestra vida todo pecado, y el de poner a Cristo como centro de nuestra existencia. El orden con los demás lleva en primer lugar a vivir esmeradamente las relaciones de justicia (en las obras, en las palabras, en los juicios), pues la paz es obra de la justicia17. Y más allá de la justicia, la misericordia, que nos moverá en tantas ocasiones a ayudar, a consolar, a sostener a quienes lo necesitan. «Donde hay amor a la justicia, donde existe respeto a la dignidad de la persona humana, donde no se busca el propio capricho o la propia utilidad, sino el servicio a Dios y a los hombres, allí se encuentra la paz»18.
El Señor nos ha dejado la misión de pacificar la tierra, comenzando por poner paz en nuestra alma, en la familia, en el lugar donde trabajamos... Contribuiremos eficazmente a que cesen rencores y discordias, a crear un clima de colaboración y de entendimiento mutuo. La paz en una familia, en una comunidad del tipo que sea, no consiste en la mera ausencia de riñas y de disputas, lo que en ocasiones podría ser solo un signo de indiferencia mutua. La paz consiste en la armonía que lleva a colaborar en proyectos y en intereses comunes; la paz verdadera lleva a preocuparnos de los demás, de sus proyectos, de sus intereses, de sus penas.
El Señor desea que fomentemos en nuestro corazón grandes deseos de paz y de concordia en medio de este mundo que parece alejarse cada vez más de esta paz, porque los hombres en ocasiones no quieren tener a Dios en su corazón. A nosotros los cristianos nos pide que dejemos paz y alegría allí por donde pasemos.
III. Cristo es nuestra paz19. Desde hace veinte siglos nos repite: la paz os dejo, mi paz os doy. Nos lo dice a cada uno para que con nuestra vida lo pregonemos por todo el mundo, por ese mundo, quizá pequeño, en el que cada día se desenvuelve nuestra existencia.
La vida de los primeros cristianos ayudó a muchos a encontrar el sentido de su existencia. Llevaron la paz a la familia y a la sociedad en la que se desenvolvía su vida. En muchas inscripciones de aquella época se puede encontrar el saludo con que invocaban y se deseaban la paz. Esta paz, que es de Dios, permanecerá en la tierra mientras haya hombres de buena voluntad20. Una buena parte de nuestro apostolado consistirá en llevar la serenidad y la alegría a las personas que nos rodean; con más urgencia cuanto mayor sea la inquietud y la tristeza que encontremos a nuestro paso. «Deber de cada cristiano es llevar la paz y la felicidad por los distintos ambientes de la tierra, en una cruzada de reciedumbre y de alegría, que remueva hasta los corazones mustios y podridos, y los levante hacia Él»21.
Los demás deberían recordar a cada cristiano como a un hombre, a una mujer, que –aunque tuvo sufrimientos y pruebas como los demás– ofreció al mundo una imagen sonriente y sacrificada, amable y serena, porque vivió como un hijo de Dios. Este puede ser el propósito de nuestra oración de hoy: «Que nadie lea tristeza ni dolor en tu cara, cuando difundes por el ambiente del mundo el aroma de tu sacrificio: los hijos de Dios han de ser siempre sembradores de paz y de alegría»22. Esto solo es posible cuando somos conscientes de nuestra filiación divina.
El sabernos hijos de Dios nos dará paz firme, no sujeta a los vaivenes del sentimiento o de los incidentes de cada día, serenidad y firmeza, que tanto necesitamos. Mantener esta disposición abierta y amigable ante los demás nos incitará a luchar seriamente contra las posibles antipatías, que tienen su fundamento en una visión poco sobrenatural de las personas; contra las asperezas del carácter, que quitan la paz del ambiente y que indican falta de mortificación; contra el egoísmo; contra la comodidad..., que son obstáculos serios para la amistad y para el apostolado.
El deseo sincero de paz que el Señor pone en nuestro corazón nos debe llevar a evitar absolutamente todo aquello que causa división y desasosiego: los juicios negativos sobre los demás, las murmuraciones, las críticas, las quejas.
Acudamos a la Virgen, nuestra Madre, para no perder nunca la alegría y serenidad. «Santa María es –así la invoca la Iglesia– la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: "Regina pacis, ora pro nobis!" –Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?...–. Te sorprenderás de su inmediata eficacia»23.
1 Jn 14, 27. — 2 Jn 16, 33. — 3 Jn 20, 19-21. — 4 Cfr 1 Pdr 1, 3; Rom 1, 7. — 5 Cfr.Mt 5, 23. — 6 San Gregorio Nacianceno, en Catena Aurea, vol. VI, p. 545. — 7 Juan Pablo II, Hom. Roma, 11-II-1981. — 8 Cfr. Is 9, 7; Miq 5, 5. — 9 Cfr. Lc 7, 50; 8, 48. — 10 Lc 10, 5. — 11 Gal 5, 22. — 12 2 Cor 13, 11. — 13 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 1-2, q. 70, a. 1. — 14 Flp 4, 7. — 15 San Josemaría Escrivá, Cfr. Camino, n. 258. — 16 San Agustín, La Ciudad de Dios, 19, 13, 1. — 17 Is 32, 17. — 18 A. del Portillo, Homilía, 30-III-1985. — 19 Ef 2, 14. — 20 Lc 2, 14. — 21 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 92. — 22 Ibídem, n. 59. — 23 Ibídem, n. 874.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Bernardino de Siena, San Bernardino de Siena: |
San Bernardino fue el más famoso predicador del 1400 y sus sermones sirvieron de modelos de predicación para muchos oradores en los siglos siguientes.
Nació cerca de Siena en Italia en el año 1380. Su padre era gobernador. El niño quedó huérfano de padre y madre a los siete años. Dos tías se encargaron de su educación y lograron formarlo lo mejor posible en ciencias religiosas y darle una educación muy completa. Sus estudios de bachillerato los hizo con tal dedicación que obtuvo las mejores notas.
Era muy simpático en el trato y las gentes gozaban en su compañía. Pero cuando oía a alguien que empleaba un vocabulario grosero y atrevido le corregía con toda valentía, para que abandonara esa mala costumbre.
Era muy bien parecido y un día un compañero lo incitó a cometer una acción impura. Bernardino le respondió dándole una sonora bofetada. Otro día un estudiante invitó a los compañeros del curso a cometer impurezas y Bernardino los animó a todos contra el impuro y le lanzaron barro y basura por la cara hasta hacerlo salir huyendo. Pero en el resto de su vida Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad.
De joven se afilió a una asociación piadosa llamada "Devotos de Nuestra Señora" que se dedicaba a hacer obras de caridad con los más necesitados. Y sucedió que en el año 1400 estalló en Siena la epidemia de tifo negro. Cada día morían centenares de personas y ya nadie se atrevía a atender los enfermos ni a sepultar a los muertos, por temor a contagiarse. Entonces Bernardino y sus compañeros de la asociación se dedicaron a atender a los apestados. Trabajaban de día y de noche. Bernardino preparaba muy bien a los que ya se iban a morir, para que murieran en paz con Dios y bien arrepentidos de sus pecados. Y como por milagro, este grupo de jóvenes se libró del contagio de la peste del tifo. Pero cuando pasó la enfermedad, Bernardino estaba tan débil y sin alientos, que estuvo por varios meses postrado en cama, con alta fiebre. Esto le disminuyó mucho las fuerzas de su cuerpo, pero le sirvió enormemente para aumentar la santidad de su alma.
Cuando ya recobró otra vez su salud, de vez en cuando se alejaba de casa y a quienes le preguntaba a dónde se dirigía les respondía: "Voy a visitar a una personita de la cual estoy enamorado". La gente creía que era que se iba a casar, pero un día sus tías le siguieron los pasos y se dieron cuenta de que se iba a una ermita donde había una estatua de la Virgen Santísima y allí le rezaba con gran fervor.
En el año 1402 entró de religioso franciscano. Lo recibieron en un convento cercano a su familia, pero como allí iban muchos amigos a visitarlo pidió que lo enviaran a otro más alejado y donde la disciplina era muy rígida, y así en el silencio, la oración y la mortificación se fue santificando.
Nuestro santo nació el día de la fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen, el 8 de septiembre. Y en esa misma fecha recibió el bautismo. Y también un 8 de septiembre recibió el hábito de franciscano y en ese gran día de la Natividad de Nuestra Señora recibió la ordenación sacerdotal (en 1404). Fue pues siempre para él muy grata y muy significativa esta santa fecha.
Los primeros 12 años de sacerdocio los pasó Bernardino casi sin ser conocido de nadie. Vivía retirado, dedicado al estudio y la oración. Dios lo estaba preparando para su futura misión.
Ni la voz ni las cualidades oratorias le ayudaban a Bernardino para tener éxito en la predicación. Entonces se dedicó a pedir a Nuestro Señor y a la Sma. Virgen que lo capacitaran para dedicarse a evangelizar con éxito y de pronto Dios le envió a predicar. Y esto sucedió de un modo bien singular. Durante tres días seguidos, estando rezando todos los religiosos por la mañana, de pronto un joven novicio, sin poder contenerse, interrumpió la oración y le dijo: "Hermano Bernardino: no ocultes más las cualidades que Dios te ha dado. Vete a Milán a predicar". Iguales palabras le fueron dichas cada uno de los tres días. Todos consideraron que esto era una manifestación de la voluntad de Dios y le aconsejaron que se fuera a la gran ciudad a predicar la Cuaresma. Y los éxitos fueron impresionantes. Las multitudes empezaron a asistir en inmensas cantidades a sus sermones. Al principio le costaba mucho hacerse oír a lo lejos pero le pidió con toda fe a la Virgen Santísima y Ella le concedió una voz potente y muy sonora (en vez de la voz débil y desagradable que antes tenía).
Y desde 1418 hasta su muerte, por 26 años Bernardino recorre pueblos, ciudades y campos predicando de una manera que antes la gente no había escuchado. Se levantaba a las 4 de la mañana y durante horas y horas preparaba sus sermones. Y el efecto de cada predicación era un entusiasmarse todos por Jesucristo y una gran conversión de pecadores. Muchísimos terminaban llorando de arrepentimiento al escuchar sus palabras. Cuando su voz potentísima gritaba en medio de la silenciosa multitud: "Temblad tierra entera, al ver que la criatura se ha atrevido a ofender a su Creador", a las gentes les parecía que el piso se movía debajo de sus pies y empezaban a llorar con gran arrepentimiento. Casi siempre tenía que predicar en las plazas y campos porque en los templos no cabía la gente que deseaba escucharle.
Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Cada día predicaba bastantes horas y varios sermones. A todos y siempre les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados y que hicieran penitencia por su vida mala pasada. Atacaba sin compasión los vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un intenso amor a Jesucristo y la Virgen María.
Por todas partes llevaba y repartía un estandarte con estas tres letras: JHS (Jesús, Hombre, Salvador) e invitaba a sus oyentes a sentir un gran cariño por el nombre de Jesús. Donde quiera que San Bernardino predicaba, quedaban muchos estandartes en palacios y casas con sus tres letras: JHS.
En Polonia predicó contra los juegos de azar y las gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían. Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado conseguir imprimiendo cartas de naipe.
Los envidiosos lo acusaron ante el Papa diciendo que Bernardino recomendaba supersticiones. El Papa le prohibió predicar, pero luego lo invitó a Roma y lo examinó delante de los cardenales y quedó tan conmovido el Sumo Pontífice al oírle sus predicaciones, que le dio orden para que pudiera predicar por todas partes.
Durante 80 días predicó en Roma e hizo allí 114 sermones con enorme éxito.
El Papa quiso nombrarlo arzobispo, pero el santo no se atrevió a aceptar. Entonces lo nombraron superior de los franciscanos, porque era el que más vocaciones había conseguido para esa comunidad.
Cuando Bernardino entró en la comunidad de franciscanos observantes, solamente había en Italia 300 de estos religiosos. Cuando él murió ya había más de 4,000.
Los grandes sacrificios que tenía que hacer para predicar tantas veces y en tan distintos sitios, y los muchos ayunos y penitencias que hacía, lo fueron debilitando notoriamente. En su rostro se notaba que era un verdadero penitente, pero esta misma apariencia de austero y mortificado, le atraía más la admiración de las gentes. El único lujo que aceptó en sus últimos años, fue el de un borriquillo, para no tener que hacer a pie todos sus largos viajes.
Era tal su deseo de progresar en el arte de la elocuencia y del buen predicar, que donde quiera que sabía que había un buen predicador, se iba a escucharlo y aún ya lleno de años, se sentaba como simple discípulo para escuchar las clases de los maestros afamados que enseñaban cómo hablar bien en público.
Y acompañaba sus predicaciones con admirables milagros y prodigios.
En su ciudad natal, Siena, había muchas divisiones y peleas. Se fue allá y predicó 45 sermones que devolvieron la paz a toda esa región. Uno de los oyentes logró copiar esos sermones y se conservan como una verdadera joya de la elocuencia sagrada, donde se combinan la teología con los consejos prácticos y la agradabilidad con la profundidad. Verdaderamente Bernardino era un gran maestro de oratoria.
En 1444, mientras viajaba por los pueblos predicando, con muy poca salud pero con un inmenso entusiasmo, se sintió muy débil y al llegar al convento de los franciscanos en Aquila, murió santamente el 20 de mayo.
En su sepulcro se obraron numerosos milagros y el Papa Nicolás V ante la petición de todo el pueblo, lo declaró santo en 1450 a los 6 años de haber muerto.
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Fuente: VidasEjemplares.org
Colomba (Paloma) de Riete, Beata Virgen, Mayo 20
Beata nacida en Rieti en el año 1467 y muerta en Perugia (ciudad de Italia Central y capital de la región de Umbría) en 1501. |
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Lucífero de Cagliari, Santo Obispo, Mayo 20
Obispo Etimológicamente significa "portador de luz". Viene de la lengua latina. |
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Fuente: Mercaba.org
Lidiade Tiatira, Santa Comerciante, 20 de mayo
Comerciante Martirologio Romano: Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura, que fue la primera que creyó en el Evangelio en Filipos, en Macedonia, cuando lo predicó el apóstol san Pablo (s. I). Ser el primero en hacer algo es un modo seguro de hacer que tu nombre figure en el libro de los récords. La primera persona en dar la vuelta al globo. La primera persona en correr la milla en menos de tres minutos. La primera persona en llegar al Polo Sur. Lidia también fue una de las primeras. Su familia fue la primera en Europa en convertirse al cristianismo y ser bautizada. |
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Fuente: Vatican.va
Arcángel Tadini, Santo Párroco, 20 de mayo
Fundador de la Congregación de Nació en Verolanuova (Brescia, Italia), el 12 de octubre de 1846. Su padre, secretario del Ayuntamiento, se casó en primeras nupcias con Giulia Gadola, con quien tuvo siete hijos y de la que quedó viudo a los 39 años. Después se casó con su cuñada, Antonia Gadola, madre de Arcángel, el cual fue de salud delicada y precaria. Hizo los estudios primarios en su pueblo natal y luego en el instituto de Lovere, como sus hermanos. En 1864 ingresó en el seminario de Brescia, donde se encontraba también su hermano Julio. En aquel período sufrió un accidente que lo dejó cojo para toda la vida. |
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Fuente: Vatican.va
Josefa Stenmanns, Beata Co-Fundadora, Mayo 20
Co-Fundadora de la Congregación Nació el 28 de mayo de 1852 en Issum, en la Baja Renania (Alemania). Era la mayor de siete hermanos. Ya desde su infancia mostró gran preocupación por los pobres y por los que sufren, a quienes visitaba con su madre. También cuidaba con responsabilidad a sus hermanos menores. Cuando dejó la escuela, contribuyó a los ingresos familiares con su trabajo como tejedora de seda. Ya en su juventud comenzaron a manifestarse las cualidades que la caracterizarían: su naturaleza maternal y jovial, la amabilidad y la compasión. Siempre buscaba a los enfermos y necesitados, y la gente se dirigía a ella en busca de consejo para resolver sus problemas. Sin que ella misma lo supiera, Dios estaba preparando el carácter y los talentos que necesitaría para sus futuras tareas. |
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Fuente: Vatican.va
Marta Wiecka, Beata Religiosa, Mayo 20
Hija de la Caridad Nació el 12 de enero de 1874 en Nowy Wiec al noroeste de Polonia. Fue bautizada seis días después con los nombres de Marta Ana. Era la tercera de los 13 hijos de Marcelino y Paulina. Sus padres, dueños de un campo de cien hectáreas, vivían un ambiente de fe profunda. En la casa de Marta se rezaba el Rosario en familia todos los días, se leían las biografías de los santos u otros libros religiosos, y se compartía el contenido de la homilía dominical. |
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Fuente: Vatican.va
Luis Talamoni, Beato Sacerdote y Fundador, 20 de mayo
Sacerdote Fundador de la Martirologio Romano: En Milán, Italia, beato Luis Talamoni, sacerdote, que, cultivando su vocación de educar a los jóvenes, ejerció su propio ministerio con mucha dedicación y activa participación a las dificultades de su tiempmo decidió fundar la Congregacion de Hermanas de la Misericordia (1926). Luis Talamoni nació en Monza el 2 de octubre de 1848, segundo de seis hijos de un modesto sombrerero. Frecuentó el oratorio del Carrobiolo, guiado por el barnabita Luis M. Villoresi, y fue uno de los primeros alumnos del instituto para los clérigos pobres fundado por el mismo padre. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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