JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
"Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes con sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos sanarán".
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, el Señor los asistía y confirmaba la palabra acompañandola con señales.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
Ascensión del Señor (en algunos países)
Debido a que en algunas regiones la solemnidad de la Ascensión del Señor es celebrada el jueves de la sexta semana de Pascua, se proponen para este día dos formularios de Misa: 1. El correspondiente a la Solemnidad de la Ascensión. 2. El que corresponde al séptimo domingo de Pascua.
Antífona de Entrada
Galileos, ¿qué hacen allí mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya.
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, llenar nuestro corazón de gratitud y de alegría por la gloriosa Ascensión de Jesucristo, tu Hijo, ya que su triunfo es también nuestra victoria; pues a donde Ilegó él, nuestra cabeza, tenemos la esperanza cierta de Ilegar nosotros como miembros de su cuerpo.
El, que vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
Se fue elevando a la vista de sus apóstoles
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
Ya traté en mi primer libro, querido Teófilo, de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado sus instrucciones por la acción del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido.
Después de su pasión, Jesús se les presentó con muchas y evidentes pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Un día, mientras comían juntos, les mandó:
"No salgan de Jerusalén; esperen la promesa que les hice de parte del Padre; porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días".
Los que lo acompañaban le preguntaron:
"Señor, ¿vas a restablecer ahora el reino de Israel?"
Jesús les contestó:
"A ustedes no les toca conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su autoridad. Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra".
Después de decir esto, lo vieron elevarse hasta que una nube lo ocultó de su vista.
Cuando estaban mirando atentamente al cielo mientras él se iba, se acercaron dos hombres con vestidos blancos y les dijeron:
"Galileos, ¿por qué se han quedado mirando al cielo? Este Jesús que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto irse".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 46, 2-3.6-7.8-9
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.
Todos los pueblos, aplaudan; aclamen a Dios con gritos de alegría. Porque el Señor es grande y temible, es el rey de toda la tierra.
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al sonido de las trompetas: Toquen para Dios, toquen; toquen para nuestro rey, toquen.
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.
Porque Dios es el rey de toda la tierra: toquen con destreza. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su santo trono.
Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.
Segunda Lectura
Lo hizo sentar a su derecha en el cielo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-13
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por amor al Señor, les ruego que, como corresponde a la vocación a la que han sido llamados, se comporten con gran humildad, amabilidad y paciencia, aceptándose mutuamente con amor. Preocúpense de conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es fruto del Espíritu. Uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como también es una la esperanza que encierra la vocación a la que han sido llamados; un solo Señor, una fe, un bautismo, un Dios que es Padre de todos, que está sobre todos, actúa en todos y habita en todos.
A cada uno de nosotros, sin embargo, le ha sido dada la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: Al subir a lo alto llevó consigo cautivos, repartió dones a los hombres. Eso de "subió" ¿no quiere decir que también bajó a las regiones inferiores de la tierra? Y el que bajó es el mismo que ha subido a lo alto de los cielos para llenarlo todo. Y fue también él quien constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros apóstoles y doctores. Capacita así a los creyentes para la tarea del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, hasta que logremos ser hombres perfectos, hasta que consigamos la madurez conforme a la plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, Aleluya,
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
Aleluya.
Evangelio
Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
"Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes con sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos sanarán".
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, el Señor los asistía y confirmaba la palabra acompañandola con señales.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Hermanos y hermanas, acudamos con confianza a Jesucristo, el Señor, que subió al cielo y allí vive cerca del Padre para orar por nosotros.
(Respondemos a cada petición: Te lo pedimos, Señor).
Por la santa Iglesia de Dios: para que alcance la unidad que quiso para ella su Fundador y, fiel a su misión, anuncie el Evangelio a toda criatura, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Por el pueblo de Israel y por todos los pueblos del universo: para que conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Por los enfermos: para que el Padre que glorificó el cuerpo de su Hijo, cure también los dolores de nuestra carne, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Por nuestra comunidad, para que espere sin desfallecer la venida del Reino y viva siempre en la unidad de la Iglesia, roguemos al Señor.
Te lo pedimos, Señor.
Celebrante:
Señor nuestro, Jesucristo, que para manifestar las maravillas de tu majestad subiste al cielo ante tus apóstoles; concédenos la ayuda de tu bondad y, según tu promesa, permanece siempre con nosotros. Tú que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio que te ofrecemos en acción de gracias por la ascensión de tu Hijo, y concédenos que esta Eucaristía eleve nuestro espíritu a los bienes del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque Jesús, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido hoy ante el asombro de los ángeles a lo más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de vivos y muertos.
No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y tambien los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios todopoderoso, que ya desde este mundo nos haces participar de tu vida divina; aviva en nosotros el deseo de la patria eterna, donde nos aguarda Cristo, Hijo tuyo y hermano nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
jue 6a. Sem Pascua
Antífona de Entrada
Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos se fundieron. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que nos has hecho partícipes de los dones de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. El cual vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
Pablo se estableció en la casa de Aquila; trabajaba y predicaba en la sinagoga
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
18, 1-8
En aquellos días, Pablo partió de Atenas y fue a Corinto. Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, el cual acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a causa del decreto por el cual el emperador Claudio había expulsado de Roma a todos los judíos. Pablo se unió a ellos y, como eran del mismo oficio -se dedicaban a fabricar tiendas de campaña-, se quedó trabajando en casa con ellos. Todos los sábados conversaba en la sinagoga, tratando de convencer a judíos y griegos. Pero, cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a la predicación de la palabra, dando testimonio ante los judíos que Jesús era el Mesías. Como se oponían y no dejaban de insultarlo, sacudió su ropa en señal de protesta y les dijo:
"Ustedes son los responsables de cuanto les suceda. Mi conciencia está limpia. En adelante, pues, me dirigiré a los paganos".
Dicho esto, se fue de allí, y entró en la casa de un tal Ticio Justo, que adoraba al verdadero Dios y vivía junto a la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia, y muchos de los corintios que oían la predicación, creían y se bautizaban.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 97, 1-2.3ab.3cd-4
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad.
Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; su mano le ha dado la victoria, su santo brazo.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad.
El Señor hace pública su victoria, a la vista de las naciones muestra su salvación; ha recordado su amor y su fidelidad en favor de Israel.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad.
Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios. Aclamen al Señor habitantes de toda la tierra, estallen de gozo, griten de alegría, canten.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Nos los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón.
Aleluya.
Evangelio
Su tristeza se transformará en alegría
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Dentro de poco dejarán de verme; pero, dentro de otro poco volverán a verme".
Al oír esto, algunos de sus discípulos comentaban:
"¿Qué significa esto? Acaba de decirnos: "Dentro de poco dejarán de verme, pero dentro de otro poco volverán a verme". También nos ha dicho: "Porque me voy al Padre"".
Y se preguntaban:
"¿Qué quiere decir con eso de "dentro de poco?" No sabemos a qué se refiere".
Sabiendo Jesús que deseaban una aclaración, les dijo:
"Están preocupados por el sentido de mis palabras: "Dentro de poco dejarán de verme, pero dentro de otro poco volverán a verme". Yo les aseguro que ustedes llorarán y gemirán, mientras que el mundo se sentirá satisfecho.
Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, sacerdote y víctima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que anunciaban los sacrificios de la antigua alianza, y ofreciéndose a sí mismo por nuestra
salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno,que en Cristo resucitado nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Solemnidad de la Ascensión del Señor
JESÚS NOS ESPERA EN EL CIELO
— Culmina en este misterio la exaltación de Cristo glorioso.
— La Ascensión fortalece y alienta nuestro deseo de alcanzar el Cielo. Fomentar esta esperanza.
— La Ascensión y la misión apostólica del cristiano.
I. Una bendición fue el último gesto de Jesús en la tierra, según el Evangelio de San Lucas1. Los Once han partido desde Galilea al monte que Jesús les había indicado, el monte de los Olivos, cercano a Jerusalén. Los discípulos, al ver de nuevo al Resucitado, le adoraron2, se postraron ante Él como ante su Maestro y su Dios. Ahora son mucho más profundamente conscientes de lo que ya, mucho tiempo antes, tenían en el corazón y habían confesado: que su Maestro era el Mesías3. Están asombrados y llenos de alegría al ver que su Señor y su Dios ha estado siempre tan cercano. Después de aquellos cuarenta días en su compañía podrán ser testigos de lo que han visto y oído; el Espíritu Santo los confirmará en las enseñanzas de Jesús, y les enseñará la verdad completa.
El Maestro les habla con la Majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra4. Jesús confirma la fe de los que le adoran, y les enseña que el poder que van a recibir deriva del propio poder divino. La facultad de perdonar los pecados, de renacer a una vida nueva mediante el Bautismo... es el poder del mismo Cristo que se prolonga en la Iglesia. Esta es la misión de la Iglesia: continuar por siempre la obra de Cristo, enseñar a los hombres las verdades acerca de Dios y las exigencias que llevan consigo esas verdades, ayudarles con la gracia de los sacramentos...
Les dice Jesús: recibiréis el Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Y después de decir esto, mientras ellos miraban, se elevó, y una nube lo ocultó a sus ojos5. Así nos describe San Lucas la Ascensión del Señor en la Primera lectura de la Misa.
Poco a poco se fue elevando. Los Apóstoles se quedaron largo rato mirando a Jesús que asciende con toda majestad mientras les da su última bendición, hasta que una nube lo ocultó. Era la nube que acompañaba la manifestación de Dios6: «era un signo de que Jesús había entrado ya en los cielos»7.
La vida de Jesús en la tierra no concluye con su muerte en la Cruz, sino con la Ascensión a los Cielos. Es el último misterio de la vida del Señor aquí en la tierra. Es un misterio redentor, que constituye, con la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el misterio pascual. Convenía que quienes habían visto morir a Cristo en la Cruz entre insultos, desprecios y burlas, fueran testigos de su exaltación suprema. Se cumplen ahora ante la vista de los suyos aquellas palabras que un día les dijera: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios8. Y aquellas otras: Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo y voy a Ti, Padre Santo9.
La Ascensión del Señor a los Cielos la contemplamos en el segundo misterio glorioso del Santo Rosario. «Se fue Jesús con el Padre. —Dos Ángeles de blancas vestiduras se aproximan a nosotros y nos dicen: Varones de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo? (Hech 1, 11).
»Pedro y los demás vuelven a Jerusalén –cum gaudio magno– con gran alegría. (Lc 24, 52). —Es justo que la Santa Humanidad de Cristo reciba el homenaje, la aclamación y adoración de todas las jerarquías de los Ángeles y de todas las legiones de los bienaventurados de la Gloria»10.
II. «Hoy no solo hemos sido constituidos poseedores del paraíso –enseña San León Magno en esta solemnidad–, sino que con Cristo hemos ascendido, mística pero realmente, a lo más alto de los Cielos, y conseguido por Cristo una gracia más inefable que la que habíamos perdido»11.
La Ascensión fortalece y alienta nuestra esperanza de alcanzar el Cielo y nos impulsa constantemente a levantar el corazón, como nos invita a hacer el prefacio de la Misa, con el fin de buscar las cosas de arriba. Ahora nuestra esperanza es muy grande, pues el mismo Cristo ha ido a prepararnos una morada12.
El Señor se encuentra en el Cielo con su Cuerpo glorificado, con la señal de su Sacrificio redentor13, con las huellas de la Pasión que pudo contemplar Tomás, que claman por la salvación de todos nosotros. La Humanidad Santísima del Señor tiene ya en el Cielo su lugar natural, pero Él, que dio su vida por cada uno, nos espera allí. «Cristo nos espera. Vivimos ya como ciudadanos del cielo (Flp 3, 20), siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también en medio de la alegría y de la serenidad que da el saberse hijo amado de Dios (...).
»Si, a pesar de todo, la subida de Jesús a los cielos nos deja en el alma un amargo regusto de tristeza, acudamos a su Madre, como hicieron los apóstoles: entonces tornaron a Jerusalén... y oraban unánimemente... con María, la Madre de Jesús (Hech 1, 12-14)»14.
La esperanza del Cielo llenará de alegría nuestro diario caminar. Imitaremos a los Apóstoles, que «se aprovecharon tanto de la Ascensión del Señor que todo cuanto antes les causaba miedo, después se convirtió en gozo. Desde aquel momento elevaron toda la contemplación de su alma a la divinidad sentada a la diestra del Padre; la misma visión de su cuerpo no era obstáculo para que la inteligencia, iluminada por la fe, creyera que Cristo, ni descendiendo se había apartado del Padre, ni con su Ascensión se había separado de sus discípulos»15.
III. Cuando estaban mirando atentamente al cielo mientras Él se iba, se presentaron junto a ellos dos hombres con vestiduras blancas que dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, vendrá de igual manera que le habéis visto subir16. «También como los Apóstoles, permanecemos entre admirados y tristes al ver que nos deja. No es fácil, en realidad, acostumbrarse a la ausencia física de Jesús. Me conmueve recordar que, en un alarde de amor, se ha ido y se ha quedado; se ha ido al Cielo y se nos entrega como alimento en la Hostia Santa. Echamos de menos, sin embargo, su palabra humana, su forma de actuar, de mirar, de sonreír, de hacer el bien. Querríamos volver a mirarle de cerca, cuando se sienta al lado del pozo cansado por el duro camino (Cfr. Jn 4, 6), cuando llora por Lázaro (Cfr. Jn 11, 35), cuando ora largamente (Cfr. Lc 6,12), cuando se compadece de la muchedumbre (Cfr. Mt 15, 32, Mc 8, 2).
»Siempre me ha parecido lógico y me ha llenado de alegría que la Santísima Humanidad de Jesucristo suba a la gloria del Padre, pero pienso también que esta tristeza, peculiar del día de la Ascensión, es una muestra del amor que sentimos por Jesús, Señor Nuestro. Él, siendo perfecto Dios, se hizo hombre, perfecto hombre, carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Y se separa de nosotros, para ir al cielo. ¿Cómo no echarlo en falta?»17.
Los ángeles dicen a los Apóstoles que es hora de comenzar la inmensa tarea que les espera, que no se debe perder un instante. Con la Ascensión termina la misión terrena de Cristo y comienza la de sus discípulos, la nuestra. Y hoy, en nuestra oración, es bueno que oigamos aquellas palabras con las que el Señor intercede ante Dios Padre por nosotros mismos: no pido que los saques del mundo, de nuestro ambiente, del propio trabajo, de la propia familia..., sino que los preserves del mal18. Porque quiere el Señor que cada uno en su lugar continúe la tarea de santificar el mundo, para mejorarlo y ponerlo a sus pies: las almas, las instituciones, las familias, la vida pública... Porque solo así el mundo será un lugar donde se valore y respete la dignidad humana, donde se pueda convivir en paz, con la verdadera paz, que tan ligada está a la unión con Dios.
«Nos recuerda la fiesta de hoy que el celo por las almas es un mandato del Señor, que, al subir a su gloria, nos envía como testigos suyos por el orbe entero. Grande es nuestra responsabilidad: porque ser testigo de Cristo supone, antes que nada, procurar comportarnos según su doctrina, luchar para que nuestra conducta recuerde a Jesús, evoque su figura amabilísima»19.
Quienes conviven o se relacionan con nosotros nos han de ver leales, sinceros, alegres, trabajadores; nos hemos de comportar como personas que cumplen con rectitud sus deberes y saben actuar como hijos de Dios en las incidencias que acarrea cada día. Las mismas normas corrientes de la convivencia –que para muchos quedan en algo externo, necesario para el trato social– han de ser fruto de la caridad, manifestaciones de una actitud interior de interés por los demás: el saludo, la cordialidad, el espíritu de servicio...
Jesús se va, pero se queda muy cerca de cada uno. De un modo particular lo encontramos en el Sagrario más próximo, quizá a menos de un centenar de metros de donde vivimos o trabajamos. No dejemos de ir muchas veces, aunque solo podamos con el corazón en la mayoría de las ocasiones, a decirle que nos ayude en la tarea apostólica, que cuente con nosotros para extender por todos los ambientes su doctrina.
Los Apóstoles marcharon a Jerusalén en compañía de Santa María. Junto a Ella esperan la llegada del Espíritu Santo. Dispongámonos nosotros también en estos días a preparar la próxima fiesta de Pentecostés muy cerca de nuestra Señora.
1 Lc 24, 51. — 2 Cfr. Mt 28, 17. — 3 Cfr. Mt 16, 18. — 4 Mt 28, 18. — 5 Primera lectura. Hech 1, 7 ss. — 6 Cfr. Ex 13, 22; Lc 9, 34 ss. — 7 San Juan Crisóstomo,Homilías sobre los Hechos, 2. — 8 Jn 20, 17. — 9 Jn 17, 11. — 10 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, Rialp, 24ª ed., Madrid 1979, Segundo misterio glorioso. — 11San León Magno, Homilía I sobre la Ascensión. — 12 Cfr. Jn 14, 2. — 13 Cfr. Apoc. 5, 6. — 14 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 126. — 15 San León Magno,Sermón 74, 3. — 16 Hech 1, 11.— 17 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 117. — 18 Jn 17, 15. — 19 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 122.
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EL OSO DE CORBINIANO ... al entrar encontraréis un borrico, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: (Lc 22) Como un borrico de noria soy junto a ti, y siempre estaré contigo (Sal 72) De la leyenda de Corbiniano, fundador de la diócesis de Frisinga, tomaba el cardenal Ratzinger, en su autobiografía, la imagen del oso. Un oso –cuenta la leyenda– había despedazado el caballo de Corbiniano en su viaje a Roma. El santo lo regañó severamente por aquella fechoría y, como castigo, le cargó el fardo que hasta entonces había llevado el caballo sobre sus lomos. Así, el oso tuvo que arrastrar el fardo hasta Roma y solo allí lo dejó en libertad Corbiniano. El oso que llevaba la carga del santo le recordaba al Cardenal uno de los sermones de san Agustín sobre los salmos, donde el Santo veía expresada su vida. Aquello que él ve en estos versículos es también como un «autorretrato», una explicación de su vida y luz en su camino. San Agustín, como el Cardenal, había elegido una vida de estudio, pero el Señor lo destinó a hacer «de animal de tiro», borrico que tira del carro de Dios en este mundo. Ut iumentum factus sum... como un borrico, dice el salmo. ¡Cuántas veces, comentaba el Cardenal, se rebeló el santo de Hipona contra las menudencias de llevar sobre las espaldas su carga, que le impedían la gran labor intelectual que sentía como su vocación más profunda! Pero precisamente el mismo salmo le ayudaba a escapar de toda amargura: sí, es cierto, me he convertido en un borrico, un animal de carga, pero precisamente de este modo estoy contigo, te sirvo, me tienes en tus manos:como un borrico soy junto a Ti, y siempre estaré contigo. Así como el animal de tiro es el más próximo al campesino y cumple para él su trabajo, de la misma manera él, justamente en este humilde servicio a la Iglesia, estaba más cerca de Dios, totalmente en sus manos y era, hasta el fondo, su instrumento. No podría estar más cerca de su Señor, no podría ser más importante para Él. El oso con la carga que sustituyó al caballo del santo Corbiniano –o bien al burro de carga del santo–, convirtiéndose en animal de carga contra su voluntad, ¿no era y es una imagen de lo que debo ser y de lo que soy?, se preguntaba el Cardenal. Por Ti he llegado a ser un animal de carga y precisamente así estoy en todo y para siempre contigo1, le decía al Señor, recordando la responsabilidad que el Papa había cargado, desde hace años, sobre sus hombros. San Josemaría Escrivá se consideraba también a sí mismo como un borrico de carga que quería ser fiel al Maestro, por encima de todo. Muchas veces utilizó como jaculatoria esas palabras del Salmo: Ut iumentum factus sum apud te et ego semper tecum... Como un borriquillo soy junto a Ti, y siempre estaré contigo. Renunció a cargos y privilegios que le ofrecían sus buenas condiciones intelectuales y humanas, para servir –sin brillo humano, decía– a su Señor. «Sigue considerando –aconsejaba– las cualidades del borrico, y fíjate en que el burro, para hacer algo de provecho, ha de dejarse dominar por la voluntad de quien le lleva...: solo, no haría más que... burradas. De seguro que no se le ocurre otra cosa mejor que revolcarse en el suelo, correr al pesebre... y rebuznar. »¡Ah Jesús! –díselo tú también–: "ut iumentum factus sum apud te!" –me has hecho tu borriquillo; no me dejes, "et ego semper tecum!" –y estaré siempre Contigo. Llévame fuertemente atado con tu gracia: "tenuisti manum dexteram meam..." –me has cogido por el ronzal; "et in voluntate tua deduxisti me..." –y hazme cumplir tu Voluntad. ¡Y así te amaré por los siglos sin fin! –"et cum gloria suscepisti me!"»2. Ut iumentum... como un borrico. Así somos, Señor, ante Ti, con unos deseos grandes de servirte. Por otra parte, un borrico no necesita demasiados cuidados. Se conforma con poco.
Cfr. El día que cambié mi vida |
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Voto y Félix, Santos Eremitas, Mayo 29
Eremitas Todo Aragón, con Zaragoza, está dominado por los sarracenos que hace más de medio siglo llegaron a España. Los cristianos sobreviven como pueden su fe en una situación nueva que aún no está del todo clarificada. Ahora resulta que los cristianos de siempre, los discípulos de Jesucristo de toda la vida, tienen que pagar tributos especiales al moro si quieren seguir haciendo las prácticas cristianas. Así, disgustados y humillados como muchos otros, viven los hermanos Voto y Félix que son gente perteneciente a la nobleza, piadosos y buenos con los pobres. |
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Fuente: OP.org.ar
Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos Mártires, Mayo 29
Mártires Guillermo fue uno de los primeros frailes a los que fue encargado el oficio de inquisidor en la diócesis de Tolosa (Francia) "en favor de la fe cristiana y de la obediencia a la Iglesia romana". |
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Fuente: Diosbendice.org
Sisinio, Martorio y Alejandro, Santos Mártires, Mayo 29
Mártires Mártires muertos en Medol (Tirol) el 29 de mayo del 397. |
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Fuente: Vatican.va
Úrsula Ledóchowska, Santa Fundadora, 29 de mayo
Fundadora de la Congregación de Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria), segunda de nueve hijos. Su madre, de nacionalidad suiza, descendía de una familia noble; su padre procedía de la antigua y noble familia polaca Ledóchowski, en la que destacaron hombres de Estado, militares, eclesiásticos y personas consagradas. Creció en un clima familiar lleno de amor y exigente. María Teresa, su hermana mayor, fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver (Hermanas Claverianas), conocida como "madre de África", fue beatificada por el Papa Pablo VI en el año 1975; su hermano Vladimiro, un año menor que ella, fue superior general de la Compañía de Jesús de 1915 a 1942. Otro de sus hermanos, Ignacio, general del ejército polaco, murió asesinado por los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen, el año 1945. |
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Fuente: Vatican.va
Elías de San Clemente (Teodora Fracasso), Beata Monja Carmelita, 29 de mayo
Sor Elías de San Clemente nació en Bari (Italia) el 17 de enero de 1901. A los cuatro días fue bautizada, con el nombre de Teodora, en la iglesia de Santiago por su tío don Carlo Fracasso, capellán del cementerio. Recibió la confirmación en 1903. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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