viernes, 16 de mayo de 2014

Domingo por la Santísima Trinidad.18 /05/2014. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado a las 15 o 16:00 hs según diócesis

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No pierdan la paz, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, si no, se lo habría dicho, porque voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes. Y ya saben el camino a donde yo voy".
Tomás le dijo:
"Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?"
Jesús le respondió:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto".
Le dijo Felipe:
"Señor, muéstranos al Padre y nos basta".
Jesús le replicó:
"Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: "Muéstranos al Padre?" ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?
Las palabras que yo les digo no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras que hago yo, y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

5o. Dom de Pascua Ciclo A

Antífona de Entrada

Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre; y haz que, cuantos creemos en Cristo, obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Eligieron a siete llenos del Espíritu Santo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7

En aquellos días, como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas quejas de los judíos griegos contra los hebreos, de no ser bien atendidas sus viudas en el servicio de caridad de todos los días. Los apóstoles convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:
"No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y sabiduría, y los encargaremos de este servicio. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra".
Todos estuvieron de acuerdo y eligieron a Esteban, lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Simón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén se multiplicaba grandemente el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 32

El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.

Que los justas aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos.
El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.
El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.

Segunda Lectura

Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9

Hermanos: Acercándose al Señor Jesús, la piedra viva rechazada por los hombres, pero escogida y preciosa a los ojos de Dios, ustedes también, como piedras vivas, entran en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo destinado a ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Tengan presente que está escrito: "Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado".
Dichosos, pues, ustedes los que han creído. En cambio, para aquellos que se negaron a creer, vale lo que dice la Escritura: "La piedra que rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra angular, y también: tropiezo y roca de escándalo".
Tropiezan en ella los que no creen en la Palabra, y en esto se cumple un designio de Dios. Ustedes, en cambio, son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios y pueblo de su propiedad, para que proclamen la obras maravillosas del que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si por mí, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Yo soy el camino, la verdad y la vida

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No pierdan la paz, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones, si no, se lo habría dicho, porque voy a prepararles un lugar. Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes. Y ya saben el camino a donde yo voy".
Tomás le dijo:
"Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?"
Jesús le respondió:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto".
Le dijo Felipe:
"Señor, muéstranos al Padre y nos basta".
Jesús le replicó:
"Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: "Muéstranos al Padre?" ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?
Las palabras que yo les digo no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras que hago yo, y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo:
A cada petición, respondemos:
Por tu misericordia, Señor, óyenos.

Para que Cristo, Esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.

Por tu misericordia, Señor, óyenos.

Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la Buena Nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Por tu misericordia, Señor, óyenos.

Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje el dolor y las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Por tu misericordia, Señor, óyenos.

Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los humanos que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
Por tu misericordia, Señor, óyenos.

Celebrante:
Señor Dios, Padre todopoderoso, que te has revelado en Cristo como maestro y redentor; escucha las oraciones de tu Iglesia y haz que, acercándonos a él, la piedra angular desechada por los humanos, pero escogida y preciosa ante ti, seamos edificados como templo del Espíritu y sacerdocio sagrado. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que por medio de estos dones nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La nueva vida en Cristo

En verdad justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, los creyentes atraviesan los umbrales del Reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección hemos resucitado todos.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Yo soy la vid verdadera, ustedes las ramas, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Ven Señor, en ayuda de tu pueblo, y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos ya desde ahora, la novedad de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. Quinto domingo

SER JUSTOS

— Ser justos con quienes nos relacionamos, con quienes dependen de nosotros, con la sociedad.

— La promoción de la justicia.

— Fundamento y fin de la justicia.

I. La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra1.

La justicia es la virtud cardinal que permite una convivencia recta y limpia entre los hombres. Sin esta virtud, la convivencia se torna imposible, la sociedad, la familia, la empresa dejan de ser humanas y se convierten en lugares donde el hombre atropella al hombre. La justicia regula la convivencia de la sociedad humana en cuanto humana, es decir, basada en el respeto de los derechos personales; "es principio fundamental de la existencia y de la coexistencia de los hombres, como también de las comunidades humanas, de las sociedades y de los pueblos"2.

Un aspecto de esta virtud atañe a las relaciones con el vecino, con el compañero, con el amigo, con el colega y, en general, con toda persona: regula estas relaciones de los hombres entre sí, dando a cada uno lo que le es debido. Otra faceta de la justicia se refiere a los deberes de la sociedad en relación a lo que a cada individuo le corresponde. Por último, existe otro plano de la justicia, que regula aquello que cada individuo concreto debe a la comunidad a la que pertenece, al todo del que forma parte.

La justicia en una sociedad viene de quienes la componen. Son las personas quienes proyectan en la sociedad su justicia o su injusticia, sobre todo quienes en ellas tienen más responsabilidad. Y esto es válido en la familia, en la empresa, en la nación o en el conjunto de naciones que componen el mundo. Si de verdad queremos que la justicia impere en una sociedad –ya se trate de una aldea o de la nación–, hagamos justos a los hombres que la componen: que cada uno de nosotros comience a ser justo en ese triple plano: con quienes nos relacionamos cada día, con quienes dependen de nosotros, dando lo que debemos a la sociedad de la que formamos parte. Esta es la primera obligación moral de la justicia, ser justos en todos los aspectos de nuestra vida: convivir con rectitud y limpieza, ser justos con la familia, con el vecino... con el Estado. La lucha porque impere una mayor justicia en la sociedad es fruto de una serie de decisiones personales, que van modelando el alma de la persona que ejercita esta virtud. Con actos concretos de justicia, el hombre se moverá cada vez con más facilidad por "una voluntad constante e inalterable de dar a cada uno lo suyo"3, pues en esto consiste la esencia de esta virtud.

Si hay una tarea noble y bella que corresponde al común de los ciudadanos es precisamente la de trabajar, con responsabilidad personal, por una sociedad más justa, recta y limpia.

II. "Dios nos llama a través de las incidencias de la vida de cada día, en el sufrimiento y en la alegría de las personas con las que convivimos, en los afanes humanos de nuestros compañeros, en las menudencias de la vida de familia. Dios nos llama también a través de los grandes problemas, conflictos y tareas que definen cada época histórica, atrayendo esfuerzos e ilusiones de gran parte de la humanidad"4. La fe nos lleva a estar presentes, a intervenir muy directamente en los afanes nobles, en las "menudencias de la vida de familia" y "en los conflictos y tareas que definen cada época histórica"... para santificarnos nosotros y santificar esas realidades, haciéndolas más humanas, más justas, para llevarlas a Dios. "Se comprende muy bien la impaciencia, la angustia, los deseos inquietos de quienes, con un alma naturalmente cristiana (Cfr. Tertuliano, Apologeticum, 17), no se resignan ante la injusticia personal y social que puede crear el corazón humano. Tantos siglos de convivencia entre los hombres y, todavía, tanto odio, tanta destrucción, tanto fanatismo acumulado en ojos que no quieren ver y en corazones que no quieren amar"5.

La fe nos urge porque es grande la necesidad de justicia que existe en el mundo. "Los bienes de la tierra, repartidos entre unos pocos; los bienes de la cultura, encerrados en cenáculos. Y, fuera, hambre de pan y de sabiduría, vidas humanas que son santas, porque vienen de Dios, tratadas como simples cosas, como números de una estadística. Comprendo y comparto esa impaciencia, que me impulsa a mirar a Cristo, que continúa invitándonos a que pongamos en práctica ese mandamiento nuevo del amor.

"Todas las situaciones por las que atraviesa nuestra vida nos traen un mensaje divino, nos piden una respuesta de amor, de entrega a los demás"6.

El cristiano se esfuerza en remediar lo injusto por amor a Jesucristo y a sus hermanos los hombres. El justo, en el pleno sentido de la palabra, es aquel que va dejando a su paso amor y alegría y no transige con la injusticia allí donde la encuentra, ordinariamente en el ámbito en el que se desarrolla su vida: en la familia, en su empresa, en el municipio donde tiene su hogar... Si hacemos examen, es posible que encontremos injusticias que remediar: juicios precipitados contra personas o instituciones, rendimiento en el trabajo, trato injusto a otras personas...

III. El origen, la gran fuerza que mueve al hombre justo, es el amor a Cristo; cuanto más fieles al Señor seamos, más justos seremos, más comprometidos estaremos con la verdadera justicia. Un cristiano sabe que el prójimo, el "otro", es Cristo mismo, presente en los demás, de modo particular en los más necesitados. "Solo desde la fe se comprende qué es lo que de verdad nos jugamos con la justicia o la injusticia de nuestros actos: acoger o rechazar a Jesucristo"7. Este es el gran motor de nuestras acciones. Esto es lo que solo los cristianos, mediante la fe, podemos ver: Cristo nos espera en nuestros hermanos. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed... Omisiones: Cada vez que dejasteis de hacerlo con uno de mis hermanos más pequeños, dejasteis de hacerlo conmigo8.

El Señor está en cada hombre que padece necesidad. "Los pobres de la sociedad, personalmente considerados, así como las zonas, los grupos étnicos o culturales, los enfermos, los sectores de la población más pobres y marginados tienen que ser preocupación constante de la Iglesia y de los cristianos. Es preciso aumentar los esfuerzos para estar con ellos y compartir sus condiciones de vida, sentirnos llamados por Dios desde las necesidades de nuestros hermanos, hacer que la sociedad entera cambie para hacerse más justa y más acogedora en favor de los más pobres"9.

"Hay que reconocer a Cristo, que nos sale al encuentro, en nuestros hermanos los hombres"10. Bastaría examinar nuestro espíritu de atención, de respeto, de afán de justicia, enriquecido por la caridad, para conocer con qué fidelidad seguimos a Cristo. Y al revés, si es profundo y verdadero el trato y el amor a Cristo, ese trato y ese amor se desbordan inconteniblemente hacia los demás.

"Las exigencias espirituales y materiales del servicio cristiano a los demás, son grandes: en la voluntad, en el sentimiento, en las obras. Ante ellas, con la ayuda de la gracia divina, el cristiano ni se acobarda ni se atolondra con un nervioso frenesí de "gestos" sorprendentes. Pero tampoco "se queda tranquilo": caritas enim urget nos: porque nos acucia la caridad de Cristo (2 Cor 5, 14)"11, que nos lleva más allá de la mera justicia, pero –como es claro– supone haber satisfecho lo que es justo.

"Para que este ejercicio de la caridad sea verdaderamente irreprochable y aparezca como tal –enseña el Concilio Vaticano II– , es necesario (...) cumplir antes que nada las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia"12.

La práctica de la justicia nos lleva a un constante encuentro con Cristo. En último extremo, "hacerle justicia a un hombre es reconocer la presencia de Dios en él"13.

Por eso también, en el cristiano no puede haber verdadera justicia si no está informada por la caridad14, porque quedaría a ras de tierra, empequeñecida. Cristo, en nuestras relaciones con el prójimo, quiere más de nosotros. A Él hemos de pedirle "que nos conceda un corazón bueno, capaz de compadecerse de las penas de las criaturas, capaz de comprender que, para remediar los tormentos que acompañan y no pocas veces angustian las almas en este mundo, el verdadero bálsamo es el amor, la caridad"15.

1 Salmo responsorial. Sal 33, 4-5. — 2 Juan Pablo II, Audiencia general, 8-XI-1978. — 3 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 58, a. 1. — 4 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 110. — 5 Ibídem, 111. — 6 Ibídem. — 7 P. Rodríguez, Fe y vida de fe, EUNSA, Pamplona 1974, p. 215. — 8 Cfr. Mt 25, 45. — 9 Conferencia Episcopal Española, Testigos del Dios vivo, 28-VI-1985, n. 59. — 10 San Josemaría Escrivá, o. c., 111. — 11 F. Ocáriz, Amor a Dios, amor a los hombres, Palabra, 3ª ed., Madrid 1973, p. 109. — 12 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 8. — 13 P. Rodríguez, o. c., p. 217. — 14 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 4, a. 7. — 15 San Josemaría Escrivá, o. c., 167.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

San Juan I

Papa y mártir

(año 526)

Era italiano, de Toscana. En 523 fue elegido Sumo Pontífice. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de los arrianos. Y sucedió que el emperador Justino de Constantinopla decretó cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los arrianos niegan que Jesucristo es Dios y esto es algo muy grave y contrario a la religión Católica). El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a Constantinopla y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes que habían dado contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que apoyaran a los herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad.

Más de 15,000 fieles salieron en Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos, y estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos.

Y Teodorico se encendió en furiosa rabia, y al llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió, que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes consejeros, Boecio y Símaco.

Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.

 

San Félix de Cantalicio

Religioso

(Año 1587)

¿En qué imitaré a San Félix? ¡Dios mío ilumíname!.

El que se humilla será enaltecido. (Jesucristo).

Nació en Cantalicio (Italia) en 1513. Hijo de dos campesinos muy pobres y muy piadosos. De niño tuvo por oficio pastorear ovejas, y allá en el campo, trazaba una cruz en la corteza de un árbol, y ante esa cruz pasaba horas rezando. Le encantaba rezar el Santo Rosario. Y decía que en cualquier oficio y a cualquier hora hay que acordarse de Dios y ofrecer por El todo lo que se hace o sufre.

Cuando ya era mayor, un día estaba arando el campo y de pronto los bueyes se asustaron y se le lanzaron encima. Al sentir que iba a morir allí pisoteado, prometió a Nuestro Señor dedicarse a una vida más perfecta. Salió ileso del accidente y al oír leer un libro de vidas de santos sintió un fuerte deseo de imitar a los grandes amigos de Dios en la oración y en la penitencia. Entonces le preguntó a un amigo cuál era la Comunidad religiosa más exigente y fervorosa que existía en ese entonces. El otro le dijo que eran los padres Capuchinos. Y hacia allá se dirigió a pedir que lo admitieran.

El superior, para que no se hiciera ilusiones le describió de manera muy fuerte las penitencias que había que hacer en aquella comunidad y la gran pobreza en que allí se vivía. Félix le preguntó: "Padre ¿en mi habitación hay un crucifijo?". "Sí, lo habrá", le dijo el superior. "Pues bastará mirar a Cristo Crucificado y su ejemplo me animará a sufrir con paciencia". El superior comprendió que este joven amaba y meditaba la Pasión de Cristo, y lo admitió.

El oficio de Félix desde que entró a la comunidad hasta que se murió, fue por 40 años, el de pedir limosna por las calles de Roma, para ayudar a los necesitados. Era un oficio duro, cansado y humillante, pero él lo hacía con una alegría que impresionaba gratamente a la gente. A su compañero de limosnería le decía: "Amigo: los ojos en el suelo, el espíritu en el cielo y en la mano, el santo rosario". Y repetía: "o santo, o nada". "La única tristeza es la de no ser santo". Y con lo que recogía ayudaba a familias muy necesitadas y a enfermos y gente abandonada.

La gente se admiraba de sus buenos consejos y le preguntaba en qué libro había aprendido tanta sabiduría y él respondía: en un libro que tiene seis páginas: cinco son las heridas de Cristo Crucificado, y la sexta es la Sma. Virgen María.

Siempre alegre, parecía no sufrir. Se chistoseaba con San Felipe Neri. Un día San Felipe le dice: "Fray Félix, que te quemen vivo los herejes, para que te consigas un gran puesto en el cielo". Fray Félix le responde: "Padre Felipe: que lo picadillen los enemigos de la religión para que así se consiga una gran gloria en la eternidad".

Siempre viajaba descalzo por calles y caminos, todos los días. Dormía sobre una tabla. La mayor parte de la noche la pasaba rezando. Se alimentaba con las sobras que quedaban de la mesa de los demás. Cuando ya estaba anciano, un cardenal le dijo: "Fray Félix, ya no cargue más esa maleta de mercados que recoge para los pobres. Ya es tiempo de descansar", y el santo le respondió: "Monseñor: el burro se hizo para llevar cargas. Mi cuerpo es un borriquillo y si lo dejo descansar le puede hacer daño al alma".

Ya desde pequeño nunca se sentía ofendido cuando lo humillaban e insultaban. Cuando alguien lo insultaba u ofendía muy fuertemente le decía: "Que Dios te haga un santo. Pediré a Dios que te haga un buen santo".

Ayunaba muchas veces a pan y agua. Trataba de ocultar los dones sobrenaturales que recibía del cielo, para que nadie los supiera, pero muchas veces mientras ayudaba a Misa se elevaba por los aires.

Eran tantas las veces que repetía la frase "Gracias a Dios", que las gentes sencillas al verlo decían: allá viene el hermanito "Gracias a Dios".

San Carlos Borromeo le pidió unos consejos para obtener que sus sacerdotes se hicieran más santos y le respondió: "Que cada sacerdote se preocupe por celebrar muy bien la Misa y por rezar muy devotamente los salmos que tiene que rezar cada día, el Oficio Divino".

Al franciscano Padre Montalto que iba a ser nombrado Sumo Pontífice le dijo: "Si un día lo nombran Papa, esmérese por ser un verdadero santo, porque si no es así, sería mucho mejor que se quedara como sencillo fraile en un convento". Montalto llegó a ser Papa Sixto V y siempre recordaba el consejo del humilde hermano Félix.

Desde pequeñito se sintió favorecido por la Santísima Virgen y le tuvo un cariño inmenso. Cuando pasaba por frente a las imágenes de Nuestra Señora le repetía aquello que a San Bernardo le agradaba tanto decirle: "Acuérdate que eres mi Madre". Y le decía frecuentemente: "Yo soy siempre un pobre niño y los niños no pueden andar sin la ayuda de la madre. No me sueltes jamás de tus manos".

Pocos minutos antes de morir se llenó de alegría y de emoción y exclamó: "Veo a mi Madre, la Virgen María, que viene rodeada de ángeles a llevarme".

Murió el 18 de mayo de 1587 a los 72 años.

El Papa Sixto V decía que en su tiempo ya se habían obtenido 18 milagros por intercesión de Félix de Cantalicio.

En 1712, el Papa Inocencio XI lo declaró santo.

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Fuente: ACIprensa.com
Rafaela María del Sagrado Corazón, Santa Co-Fundadora, Mayo 18  

Rafaela María del Sagrado Corazón, Santa

Co-Fundadora de las
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús

Rafaela María del Rosario Francisca Rudencinda Porras y Ayllón nació en Pedro Abad, Córdoba, el 1 de marzo de 1850.

Era miembro de una familia de once hermanos y dos hermanas. Al morir los padres, las hermanas pasaron un tiempo en las clarisas de Córdoba.

A la edad de 15 años habia hecho voto de castidad perpetua, e intensificó su piedad y obras de caridad.

Con la ayuda de Mons. Ceferino González, la santa y su hermana Dolores fundan el Instituto de Adoradoras del Santísimo Sacramento e Hijas de María Inmaculada, pero al poco tiempo se traslada junto con otras 16 religiosas a Madrid, donde se les concede la aprobación diocesana en 1877, y 10 años más tarde, el Papa León XIII apruebla la Congregación con el nombre de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Pronto se multiplicaron las fundaciones de nuevas casas: obras de apostolado y adoración reparadora. En la base de todo estaba la altísima y continua oración, que la M. Rafaela vivía e infundia en sus hijas, y sus heroicas virtudes, sobre todo la profundísima humildad, tanto que alguien llamó a la Madre "la humildad hecha carne".

Sin embargo, surgen pronto las desconfianzas, las incomprensiones, el arrinconamiento, el largo y absoluto olvido; graves dificultades que surgieron en el gobierno, la movieron a renunciar a favor de su hermana Dolores. Durante 30 años permaneció en el aislamiento, realizando duros trabajos y sufriendo pacientemente terribles humillaciones.

El Año Santo 1925, el 6 de enero, falleció.

Fue beatificada el 18 de mayo de 1952 y el 23 de enero de 1977 el Papa Paulo VI la canonizó.

En muchos santorales se la recuerda el 6 de enero y en otros el 18 de mayo.

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Fuente: Corazones.org
Leonardo Murialdo, Santo Fundador, Mayo 18  

Leonardo Murialdo, Santo

Fundador

Leonardo Murialdo no es un hombre lejano: nace en Turín (Italia) el 26 de octubre de 1828 y muere en la misma ciudad el 30 de marzo de 1900. Es una persona dulce y noble, un hermano que se entrega todo a otros hermanos que no tienen casa y familia, que están solos y sin cariño, que non conocen a Dios.

A los 17 años, después de una crisis religiosa, decide consagrarse a Dios y en 1851 recibe la ordenación sacerdotal. Es el cura de los barrios pobres, el apóstol de los pequeños limpiachimeneas, de los chicos de la calle, de los encarcelados, de los jóvenes obreros.

Piensa en la formación profesional de los jóvenes, en su capacitación para el mundo adulto y obrero. En 1866 acepta dirigir el colegio "Artesanitos", una institución para chicos pobres y huérfanos.

Dócil a la voluntad de Dios y para dar continuidad a su misión educativa, el 19 de marzo de 1873 dio vida a la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo), formada por sacerdotes y laicos.

La pedagogía de san Leonardo se puede resumir "en el espíritu de dulzura, de paciencia y de familiaridad, porque éste es el secreto para realizar el bien entre los niños y los jóvenes". Este estilo educativo encuentra su fuente en el amor misericordioso de Dios que Murialdo experimentó desde su juventud. Todo esto se puede resumir en el vivir con los niños y jóvenes como "amigo, hermano y padre".

Hoy los Josefinos de Murialdo continúan en la Iglesia su amor hacia los niños y los jóvenes en los centros juveniles, colegios, casa-hogar, parroquias, misiones... Están presentes en varios países de América Latina, de Europa y de Africa.

El 3 de mayo de 1970 Leonardo Murialdo es proclamado santo por el Papa Pablo VI. Su fiesta se celebra el 30 de Marzo, los salesianos lo festejan el 18 de Mayo.

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Erik IX de Suecia, Santo Rey, Mayo 18  

Erik IX de Suecia, Santo

Rey de Suecia
(~1120 - Gamla Uppsala, 18 de mayo de 1160)

Rey de Suecia de 1156 a 1160.

Es el fundador de la Casa de Erik. Sus obras se encaminaron a la consolidación y propagación de la fé cristiana en Escandinavia. Es considerado el santo patrón de la ciudad de Estocolmo. Su festividad es el día 18 de mayo.

Nació en Västergötland, hijo de un noble llamado Jedvard (esto se sabe porque un hermano de Erik tenía el patronímico Jedvardsson) del cual no se sabe nada. En 1150 fue electo rey por los suecos de Uppland, al mismo tiempo que reinaba en Suecia Sverker I, por lo que Erik fue rival de éste último. Después del asesinato de Sverker en 1154, Erik fue el soberano de toda Suecia, aunque algunos historiadores medievales, como Saxo Grammaticus, lo consideran un usurpador.

Probablemente su derecho a ocupar el trono le venía por su matrimonio con Cristina Bjørnsdatter, noble danesa nieta del rey Inge I de Suecia.

Las obras conocidas durante su reinado tienen un carácter religioso. Se terminó y consagró la Catedral de la Vieja Uppsala. Contando con el apoyo y consejo de San Enrique, Erik emprendió la primera Cruzada de Finlandia en 1155, con el fin de cristianizar a los finlandeses paganos. Esta cruenta guerra finalizaría con la victoria de Erik y constituiría el fundamento para un largo dominio sueco en Finlandia, que duraría hasta el siglo XIX.

Murió asesinado en 1160 el día de la Ascensión del Señor, junto a la Catedral de la Vieja Uppsala, cuando salía de misa. Fue abordado por varios hombres, derribado de su caballo y decapitado. Los sospechosos eran gente ligada a la Casa de Sverker, que pretendía controlar nuevamente el gobierno de Suecia. La Leyenda de San Erik, un manuscrito medieval que narra la vida del monarca, culpa al príncipe danés Magnus Henriksen, pretendiente al trono sueco. Magnus habría obtenido el apoyo de algún sector de la nobleza sueca, que decidió deshacerse de Erik, probablemente por su impopular política de pagar diezmo a la iglesia.

Fue sepultado en la catedral de Gamla Uppsala. En 1167 sus restos fueron guardados como reliquias, y en 1273 trasladados a la nueva Catedral de Uppsala, sede del nuevo arzobispado.

Es considerado el santo patrono de Estocolmo y el escudo de armas de la ciudad contiene la efigie del rey.

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Fuente: EWTN.com
Félix de Cantalicio, Santo Capuchino, Mayo 18  


Félix de Cantalicio, Santo

Nació en Cantalicio (Italia) en 1513. Hijo de dos campesinos muy pobres y muy piadosos. De niño tuvo por oficio pastorear ovejas, y allá en el campo, trazaba una cruz en la corteza de un árbol, y ante esa cruz pasaba horas rezando. Le encantaba rezar el Santo Rosario. Y decía que en cualquier oficio y a cualquier hora hay que acordarse de Dios y ofrecer por El todo lo que se hace o sufre.

Cuando ya era mayor, un día estaba arando el campo y de pronto los bueyes se asustaron y se le lanzaron encima. Al sentir que iba a morir allí pisoteado, prometió a Nuestro Señor dedicarse a una vida más perfecta. Salió ileso del accidente y al oír leer un libro de vidas de santos sintió un fuerte deseo de imitar a los grandes amigos de Dios en la oración y en la penitencia. Entonces le preguntó a un amigo cuál era la Comunidad religiosa más exigente y fervorosa que existía en ese entonces. El otro le dijo que eran los padres Capuchinos. Y hacia allá se dirigió a pedir que lo admitieran.

El superior, para que no se hiciera ilusiones le describió de manera muy fuerte las penitencias que había que hacer en aquella comunidad y la gran pobreza en que allí se vivía. Félix le preguntó: "Padre ¿en mi habitación hay un crucifijo?". "Sí, lo habrá", le dijo el superior. "Pues bastará mirar a Cristo Crucificado y su ejemplo me animará a sufrir con paciencia". El superior comprendió que este joven amaba y meditaba la Pasión de Cristo, y lo admitió.

El oficio de Félix desde que entró a la comunidad hasta que se murió, fue por 40 años, el de pedir limosna por las calles de Roma, para ayudar a los necesitados. Era un oficio duro, cansado y humillante, pero él lo hacía con una alegría que impresionaba gratamente a la gente. A su compañero de limosnería le decía: "Amigo: los ojos en el suelo, el espíritu en el cielo y en la mano, el santo rosario". Y repetía: "o santo, o nada". "La única tristeza es la de no ser santo". Y con lo que recogía ayudaba a familias muy necesitadas y a enfermos y gente abandonada.

La gente se admiraba de sus buenos consejos y le preguntaba en qué libro había aprendido tanta sabiduría y él respondía: en un libro que tiene seis páginas: cinco son las heridas de Cristo Crucificado, y la sexta es la Sma. Virgen María.

Siempre alegre, parecía no sufrir. Se chistoseaba con San Felipe Neri. Un día San Felipe le dice: "Fray Félix, que te quemen vivo los herejes, para que te consigas un gran puesto en el cielo". Fray Félix le responde: "Padre Felipe: que lo picadillen los enemigos de la religión para que así se consiga una gran gloria en la eternidad".

Siempre viajaba descalzo por calles y caminos, todos los días. Dormía sobre una tabla. La mayor parte de la noche la pasaba rezando. Se alimentaba con las sobras que quedaban de la mesa de los demás. Cuando ya estaba anciano, un cardenal le dijo: "Fray Félix, ya no cargue más esa maleta de mercados que recoge para los pobres. Ya es tiempo de descansar", y el santo le respondió: "Monseñor: el burro se hizo para llevar cargas. Mi cuerpo es un borriquillo y si lo dejo descansar le puede hacer daño al alma".

Ya desde pequeño nunca se sentía ofendido cuando lo humillaban e insultaban. Cuando alguien lo insultaba u ofendía muy fuertemente le decía: "Que Dios te haga un santo. Pediré a Dios que te haga un buen santo".

Ayunaba muchas veces a pan y agua. Trataba de ocultar los dones sobrenaturales que recibía del cielo, para que nadie los supiera, pero muchas veces mientras ayudaba a Misa se elevaba por los aires.

Eran tantas las veces que repetía la frase "Gracias a Dios", que las gentes sencillas al verlo decían: allá viene el hermanito "Gracias a Dios".

San Carlos Borromeo le pidió unos consejos para obtener que sus sacerdotes se hicieran más santos y le respondió: "Que cada sacerdote se preocupe por celebrar muy bien la Misa y por rezar muy devotamente los salmos que tiene que rezar cada día, el Oficio Divino".

Al franciscano Padre Montalto que iba a ser nombrado Sumo Pontífice le dijo: "Si un día lo nombran Papa, esmérese por ser un verdadero santo, porque si no es así, sería mucho mejor que se quedara como sencillo fraile en un convento". Montalto llegó a ser Papa Sixto V y siempre recordaba el consejo del humilde hermano Félix.

Desde pequeñito se sintió favorecido por la Santísima Virgen y le tuvo un cariño inmenso. Cuando pasaba por frente a las imágenes de Nuestra Señora le repetía aquello que a San Bernardo le agradaba tanto decirle: "Acuérdate que eres mi Madre". Y le decía frecuentemente: "Yo soy siempre un pobre niño y los niños no pueden andar sin la ayuda de la madre. No me sueltes jamás de tus manos".

Pocos minutos antes de morir se llenó de alegría y de emoción y exclamó: "Veo a mi Madre, la Virgen María, que viene rodeada de ángeles a llevarme".

Murió el 18 de mayo de 1587 a los 72 años.

El Papa Sixto V decía que en su tiempo ya se habían obtenido 18 milagros por intercesión de Félix de Cantalicio.

En 1712, el Papa Inocencio XI lo declaró santo.

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Fuente: iteadjmj.com
Venancio de Camerino, Santo Mártir, Mayo 18  

Venancio de Camerino, Santo

Camerino, ciudad del ducado de Espoleto, junto a la Marca de Ancona, fue patria, y al mismo tiempo teatro, del glorioso martirio de San Venancio.

Desde la edad de quince años empezó este santo a desear con ansia que todos conociesen y amasen a Jesucristo. Este celo suyo contribuía al crecimiento de la Iglesia y a la ruina de la idolatría.

Llegó esto a oídos de Antíoco, que gobernaba aquella ciudad por orden de Decio. Y, como Venancio supo que le habían mandado prender, él mismo se presentó y le dijo que los dioses que adoraba no eran sino hombres y mujeres de vida estragada y disoluta, invención del diablo, para que en ellos adorasen el vicio; que no hay más que un solo Dios, Criador de Cielo y Tierra, cuyo único Hijo se hizo hombre y se dejó prender y matar para libramos de la servidumbre y dé la muerte que acarrea el pecado.

Irritado el gobernador al ver que un imberbe joven osase vilipendiar en su presencia el culto de los ídolos, mandó a los soldados que le prendiesen y atormentasen del modo más cruel que pudieran imaginar.

Empezaron los verdugos por azotarle con tanta fiereza, que hubiera muerto en este martirio si no enviara Dios un ángel, el cual quebrantó sus prisiones y alejó a los que le maltrataban. Pero estos desventurados, en vez de ablandarse por esta maravilla, más crueles que fieras, colgándole cabeza abajo, le quemaron el cuerpo con planchas encendidas, y le abrían la boca para que, recibiendo el humo, se ahogase.

Muchos de los que presenciaban estos tormentos, viendo la constancia del mártir, se convirtieron a la fe, entre los cuales se cuenta Anastasio Cornientario, admitido después a la palma del martirio.

Antioco, admirado de que Venancio no hubiese todavía muerto, quiso ver si con promesas y halagos le arrancaría de su propósito. Viendo que nada podía conseguir, le llamó y trató de inobediente a sus órdenes, mandando que le partiesen los dientes y las quijadas, y le echasen en un muladar.

Le sacó de allí un ángel; y como le hubiesen llevado ante un juez para oír su sentencia, hablándole Venancio en defensa de la religión cristiana, cayó el juez de su tribunal y murió diciendo que el Dios de Venancio era el verdadero, a quien todos debían adorar, desechando los ídolos.

Antioco, luego que llegó esto a su noticia, mandó que Venancio fuese arrojado a los leones, los cuales, olvidados del hambre y de su natural fiereza, se postraron a sus pies lamiéndole la cara, predicando el mártir entre tanto la fe de Jesucristo al pueblo que había concurrido a aquel espectáculo, y exhortándolo a que obedeciesen al verdadero Dios, supuesto que hasta las bestias fieras se amansaban reconociéndole como a su Señor, traspasando las leyes de la naturaleza por cumplir en todo su divina voluntad. Desesperados con esto los verdugos, volvieron al Santo a la prisión.

El gobernador, ciego ya de ira y de cólera, y cada vez más empedernido y desatinado, dispuso que nuevamente le arrastrasen por lugares ásperos y pedregosos a mil pasos de la ciudad. En este martirio consiguió su corona; obrando antes el santo mártir un prodigio, que fue con la señal de la cruz sacar agua de una piedra para apagar la sed de sus verdugos. Muchos se convirtieron a la fe a vista de esta maravilla, a los cuales, juntamente con Venancio, mandó degollar el gobernador en el mismo sitio. Todo esto acaeció en el año 250.

Fue canonizado por Clemente X.

Baronio dice que las actas de este santo mártir, que vio en Camerino, están llenas de inexactitudes, de las cuales ha entresacado la Iglesia lo que hay de verdad para ponerlo en su Oficio. No debe confundirse este Santo con otro del mismo nombre, obispo y mártir, de que habla el Martirologio el día 1 de Abril.

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Blandita Merten, Beata Ursulina, Mayo 18  

Blandita Merten, Beata

Blandina fue el nombre elegido por María Magdalena Merten cuando ingresó a la Orden de las Ursulinas.

Nació en el pueblo de Düppenweiler, Alemania el 10 de julio de 1883. Ingresó a las Ursulinas en 1908 e hizo sus votos finales en 1913. Fue una activa maestra en Saarbrücken y Trier. Contrajo tuberculosis en 1916 y murió por esa enfermedad el 18 de mayo de 1918 en el convento en Trier.

Durante su vida dio muestras de su gran piedad y durante su enfermedad fue notoria su paciencia y fe profunda.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1987.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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