viernes, 8 de marzo de 2013

Sábado de la Virgen María. 09/03/2013. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, a unos que presumían de ser hombres de bien y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola:
"Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro un recaudador de impuestos. El fariseo, de pie, hacía interiormente esta oración:
"Dios mío, te doy gracias, porque no soy como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ése que recauda impuestos para Roma. Ayuno dos veces por semana, y pago los diezmos de todo lo que poseo".
Por su parte, el recaudador de impuestos, manteniéndose a distancia, no se atrevía siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
"Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador".
Les digo que éste bajó a su casa reconciliado con Dios, y el otro no. Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

sab 3a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios: él perdona todas tus culpas.

Oración Colecta

Oremos: 
Concédenos, Señor, que celebrando con alegría esta Cuaresma, de tal modo penetremos el significado del misterio pascual, que obtengamos la plenitud de sus frutos. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Yo quiero misericordia y no sacrificios

Lectura del libro del profeta Oseas 5, 15c; 6, 1-6

Esto dice el Señor:
"En su angustia me buscarán y me dirán:
"Vengan, regresemos al Señor; él nos ha despedazado y él nos sanará; él nos ha herido y él nos vendará. Después de dos días nos devolverá la vida, al tercero nos levantará, y viviremos en su presencia. Esforcémonos en conocer al Señor; su venida es tan segura como la aurora; como aguacero descenderá sobre nosotros, como lluvia primaveral que riega la tierra".
¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? Tu amor es como nube mañanera, como rocío que pronto se disipa. Por eso los he herido por medio de los profetas; los he aniquilado con las palabras de mi boca, y mi juicio resplandece como la luz. Porque quiero amor, y no sacrificios, y prefiero el conocimiento de Dios, más que los holocaustos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 50, 3-4.18-19.20-21ab

Misericordia quiero y no sacrificios.

Ten piedad de mí, Dios mío, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa; lava del todo mi maldad, limpia mi pecado.
Misericordia quiero y no sacrificios.

No es el sacrificio lo que te complace, y si ofrezco un holocausto no lo aceptarías. El sacrificio que Dios quiere es un espíritu arrepentido: un corazón arrepentido y humillado tú, Dios mío, no lo desprecias.
Misericordia quiero y no sacrificios.

Favorece a Sión por tu bondad, reconstruye las murallas de Jerusalén; entonces te agradarán los sacrificios prescritos, holocaustos y ofrenda perfecta.
Misericordia quiero y no sacrificios.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús. 
Hagámosle caso al Señor que nos dice: "No endurezcan su corazón".
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

El publicano regresó a su casa justificado, el fariseo no

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, a unos que presumían de ser hombres de bien y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola:
"Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro un recaudador de impuestos. El fariseo, de pie, hacía interiormente esta oración:
"Dios mío, te doy gracias, porque no soy como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ése que recauda impuestos para Roma. Ayuno dos veces por semana, y pago los diezmos de todo lo que poseo".
Por su parte, el recaudador de impuestos, manteniéndose a distancia, no se atrevía siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
"Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador".
Les digo que éste bajó a su casa reconciliado con Dios, y el otro no. Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Tú que nos purificas con tu gracia para que nos acerquemos dignamente a tu Eucaristía, concédenos, Señor, celebrarla de tal modo que podamos rendirte una alabanza perfecta. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Significado espiritual de la Cuaresma

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Por él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.
Por eso, 
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

El publicano, manteniéndose a distancia, se golpeaba el pecho y decía: "Señor, ten piedad de mí, porque soy un pecador".

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios de misericordia, que no cesas de alimentarnos con tu santa Eucaristía, concédenos venerarla siempre con respeto y recibirla con fe profunda. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 9/03-1 Santa Francisca Romana (Religiosa, blanco)

Antífona de Entrada

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, tú que otorgaste a santa Francisca Romana la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde; ayúdanos a vivir fielmente nuestra vocación cristiana, para que reproduzcamos cada día mejor, en nosotros, la imagen de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos...
Amén.

Primera Lectura

La mujer que teme al Señor merece alabanza.

Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa: muy superior a las perlas es su valor.
Su marido confía en ella y, con su ayuda, él se enriquecerá; todos los días de su vida le procurará bienes y no males.
Adquiere lana y lino y los trabaja con sus hábiles manos. Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso; abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.
Son engañosos los encantos, y vana la hermosura; merece alabanza la mujer que teme al Señor.
Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33

Bendigamos al Señor a todas horas.

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les soy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.

Evangelio

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó, para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió:
"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Dios misericordioso, que transformaste a santa Francisca Romana, para hacer de ella una mujer nueva a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro .
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Yo les aseguro, dice el Señor, que los que han dejado todo para seguirme, recibirá cien veces más y alcanzarán la vida eterna.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, al celebrar la memoria de santa Francisca Romana, nos has colmado con los dones consagrados que hemos recibido; concédenos que sus saludables efectos nos purifiquen y su auxilio nos fortalezca siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Día 09/03-2 Santo Domingo Sabio (Santo, blanco)

Antífona de Entrada

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor; que te bendigan tus santos; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, tú has querido darnos una prueba suprema de tus santos; concédenos ahora que su intercesión nos ayude y su ejemplo nos mueva a imitar fielmente a tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina contigo...
Amén.

Primera Lectura

El Señor es su heredad

Lectura del libre del Deuteronomio 10, 8-9

Moisés habló al pueblo y dijo:
"El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y sí hacen todavía hoy. Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 14

El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Si se mantienen en mi palabra, serán de verdad discípulos míos y conocerán la verdad, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

El verdadero amor

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba:
"¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?"
El respondió:
"¿No han leído que el creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?" De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Ellos insistieron:
"¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?"
El les contestó:
"Por lo tercos que son les permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero al principio no era así. Ahora les digo yo que si uno se divorcia de su mujer, no hablo de prostitución, y se casa con otra, comete adulterio.
Los discípulos le replicaron:
"Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse".
Pero él les dijo:
"No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Algunos no se casan porque nacieron incapacitados para ello; otros, porque los hombres los incapacitaron; y otros eligen no casarse por causa del Reino de los cielos. Quien pueda poner esto en práctica, que lo haga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Señor, escucha con bondad nuestra súplica y protégenos con la intercesión de tus santos, para que tributemos siempre un culto digno a tu divina Majestad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones.
Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión; y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios rebosando de alegría.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, Padre del consuelo y de la paz, concede a tu pueblo, reunido en la fiesta de los santos, para alabar tu nombre, recibir tu misericordia, por el misterio de Cristo en que ha participado, la prenda de la eterna redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

Cuaresma. 3ª semana. Sábado

EL FARISEO Y EL PUBLICANO

— Necesidad de la humildad. La soberbia lo pervierte todo.

— La hipocresía de los fariseos. Manifestaciones de la soberbia.

— Aprender del publicano de la parábola. Pedir la humildad.

I. Misericordia, Dios mío... Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias1. El Señor se conmueve y derrocha sus gracias ante un corazón humilde.

Nos presenta San Lucas en el Evangelio de la Misa de hoy2 a dos hombres que subieron al Templo a orar: uno fariseo y publicano el otro. Los fariseos se consideraban a sí mismos como puros y perfectos cumplidores de la ley; los publicanos se encargaban de recaudar las contribuciones, y eran tenidos por hombres más amantes de sus negocios que de cumplir con la ley. Antes de narrar la parábola, el Evangelista se preocupa de señalar que Jesús se dirigía a ciertos hombres que presumían de ser justos y despreciaban a los demás.

En seguida se pone de manifiesto en la parábola que el fariseo ha entrado al Templo sin humildad y sin amor. Él es el centro de sus propios pensamientos y el objeto de su aprecio: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo. En vez de alabar a Dios, ha comenzado, quizá de modo sutil, a alabarse a sí mismo. Todo lo que hacía eran cosas buenas: ayunar, pagar el diezmo...; la bondad de estas obras quedó destruida, sin embargo, por la soberbia: se atribuye a sí mismo el mérito, y desprecia a los demás. Faltan la humildad y la caridad, y sin ellas no hay ninguna virtud ni obra buena.

El fariseo está de pie. Ora, da gracias por lo que hace. Pero hay mucha autocomplacencia, está "satisfecho". Se compara con los demás y se considera superior, más justo, mejor cumplidor de la ley. La soberbia es el mayor obstáculo que el hombre pone a la gracia divina. Y es el vicio capital más peligroso: se insinúa y tiende a infiltrarse hasta en las buenas obras, haciéndoles perder su condición y su mérito sobrenatural; su raíz está en lo más profundo del hombre (en el amor propio desordenado), y nada hay tan difícil de desarraigar e incluso de llegar a reconocer con claridad.

""A mí mismo, con la admiración que me debo". —Esto escribió en la primera página de un libro. Y lo mismo podrían estampar muchos otros pobrecitos, en la última hoja de su vida.

"¡Qué pena, si tú y yo vivimos o terminamos así! —Vamos a hacer un examen serio"3. Pedimos al Señor que tenga siempre compasión de nosotros y no nos deje caer en ese estado. Imploremos cada día la virtud de la humildad y hagamos hoy el propósito de estar atentos a las diversas y variadas expresiones en que se pone de manifiesto el pecado capital de la soberbia, y a rectificar la intención en nuestras obras cuantas veces sea necesario.

II. Algunos fariseos se convirtieron, y fueron amigos y fieles discípulos del Señor, pero muchos otros no supieron reconocer al Mesías, que pasaba por sus calles y plazas. La soberbia hizo que perdieran el norte de su existencia y que su vida religiosa, de la que tanto alardeaban, quedara hueca y vacía. Sus prácticas de piedad se consumían en formalismos y meras apariencias, realizadas de cara a la galería. Cuando ayunan, demudan su rostro para que los demás lo sepan4; cuando oran, gustan de hacerlo de pie y con ostentación en las sinagogas o en medio de las plazas5; cuando dan limosna, lo pregonan con trompetas6.

El Señor recomendará a sus discípulos: No hagáis como los fariseos. Y les explica por qué no deben seguir su ejemplo: Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres7. Con palabra fuerte, para que reaccionen, les llama hipócritas, semejantes a sepulcros blanqueados: vistosos por fuera, repletos de podredumbre por dentro8.

La vanagloria "fue la que los apartó de Dios; ella les hizo buscar otro teatro para sus luchas y los perdió. Porque, como se procura agradar a los espectadores que cada uno tiene, según son los espectadores, tales son los combates que se realizan"9. Para ser humildes no podemos olvidar jamás que quien presencia nuestra vida y nuestras obras es el Señor, a quien hemos de procurar agradar en todo momento.

Los fariseos, por la soberbia, se volvieron duros, inflexibles y exigentes con sus semejantes, y débiles y comprensivos consigo mismos: Atan pesadas cargas a los demás y ellos ni siquiera ponen un dedo para moverlas10. A nosotros el Señor nos dice: El mayor entre vosotros ha de ser vuestro servidor11. Y el Espíritu Santo, por medio de San Pablo: llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo12. Una de las manifestaciones más claras de la humildad es el servir y ayudar a los demás, no ya en acciones aisladas sino de modo constante.

Quizá uno de los reproches más duros que les hace el Señor es este: Vosotros no habéis entrado y a los que iban a entrar se lo habéis impedido13. Han cerrado el camino a aquellos a quienes tenían que guiar. ¡Guías ciegos!14 les llamará en otro lugar. La soberbia hace perder la luz sobrenatural para uno mismo y para los demás.

La soberbia tiene manifestaciones en todos los aspectos de la vida. "En las relaciones con el prójimo, el amor propio nos hace susceptibles, inflexibles, soberbios, impacientes, exagerados en la afirmación del propio yo y de los propios derechos, fríos, indiferentes, injustos en nuestros juicios y en nuestras palabras. Se deleita en hablar de las propias acciones, de las luces y experiencias interiores, de las dificultades, de los sufrimientos, aun sin necesidad de hacerlo. En las prácticas de piedad se complace en mirar a los demás, observarlos y juzgarlos; se inclina a compararse y a creerse mejor que ellos, a verles defectos solamente y negarles las buenas cualidades, a atribuirles deseos e intenciones poco nobles, llegando incluso a desearles el mal. El amor propio (...) hace que nos sintamos ofendidos cuando somos humillados, insultados o postergados, o no nos vemos considerados, estimados y obsequiados como esperábamos"15.

Nosotros hemos de alejarnos del ejemplo y de la oración del fariseo y aprender del publicano: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador. Es una jaculatoria para repetirla mucha veces, que fomenta en el alma el amor a la humildad, también a la hora de rezar.

III. El Señor está cerca de aquellos que tienen el corazón contrito, y a los humillados de espíritu los salvará16. El publicano dirige a Dios una oración humilde, y confía, no en sus méritos, sino en la misericordia divina: quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Oh Dios, ten compasión de mí que soy un pecador.

El Señor, que resiste a los soberbios pero a los humildes da su gracia17, lo perdona y justifica. Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no.

El publicano "se quedó lejos, y por eso Dios se acercó más fácilmente... Que esté lejos o que no lo esté, depende de ti. Ama y se acercará; ama y morará en ti"18.

También podemos aprender de este publicano cómo ha de ser nuestra oración: humilde, atenta, confiada. Procurando que no sea un monólogo en el que nos damos vueltas a nosotros mismos, a las virtudes que creemos poseer.

En el fondo de toda la parábola late una idea que el Señor quiere inculcarnos: la necesidad de la humildad como fundamento de toda nuestra relación con Dios y con los demás. Es la primera piedra de este edificio en construcción que es nuestra vida interior. "No quieras ser como aquella veleta dorada del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté, no importa para la solidez de la obra.

"—Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa"19.

Cuando una persona se siente postergada, herida en detalles pequeñísimos, debe pensar que todavía no es humilde de verdad: es la ocasión de aceptar la propia pequeñez y ser menos soberbios: "no eres humilde cuando te humillas, sino cuando te humillan y lo llevas por Cristo"20.

La ayuda de la Virgen Santísima es nuestra mejor garantía para ir adelante en esta virtud. "María es, al mismo tiempo, una Madre de misericordia y de ternura, a la que nadie ha recurrido en vano; abandónate lleno de confianza en el seno materno, pídele que te alcance esta virtud (de la humildad) que Ella tanto apreció; no tengas miedo de no ser atendido, María la pedirá para ti de ese Dios que ensalza a los humildes y reduce a la nada a los soberbios; y como María es omnipotente cerca de su Hijo, será con toda seguridad oída"21. Después de considerar las enseñanzas del Señor, y de contemplar el ejemplo humilde de Santa María, podemos acabar nuestra oración con esta petición: "Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo"22.

1 Salmo responsorial. — 2 Lc 18, 9-14. — 3 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 719. — 4 Cfr. Mt 6, 16. — Cfr. Mt 6, 5. — 6 Cfr. Mt 6, 2. — 7 Mt 23, 5. — 8 Cfr. Mt 23, 27. — 9 San Juan Crisóstomo, Hom. sobre San Mateo, 72, 1. — 10 Lc 11, 46. — 11 Mt 23, 11. — 12 Gal 6, 2. — 13 Lc 11, 53. — 14 Mt 15, 14. — 15 B. Baur, En la intimidad con Dios, p. 89. — 16 Sal 33. — 17 Sant 4, 6. — 18 San Agustín, Sermón 9, 21. — 19 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 590. — 20 Ibídem, n. 594. — 21 J. Pecci -León XIII-, Práctica de la humildad, 56. — 22 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 31.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Domingo Savio, Santo Adolescente Santo, Marzo 9  

Domingo Savio, Santo

 

Adolescente Santo

Martirologio Romano: En Mondonio, en el Piamonte, santo Domingo Savio, que, dulce y jovial desde la infancia, todavía adolescente consumó con paso ligero el camino de la perfección cristiana.

Etimología: Domingo = Aquel que es consagrado al señor, es de origen latino.

PATRONO de:
. Niños y Adolescentes
. Niños Cantores
. Estudiantes
. Monaguillos
. Mamás Embarazadas

Nace en Riva de Chieri, Italia, en la humilde casita de los esposos Carlos y Brígida, el 2 de abril de 1842. Al año siguiente toda su familia se traslada a las colinas de Murialdo. Es un niño del pueblo, nacido en una familia profundamente cristiana y joven, pobre y repetidamente probada.

El 8 de abril de 1849 hace su Primera Comunión. Muy temprano, vestido de fiesta, Domingo se dirige a la Iglesia parroquial de Castelnuovo. Es el primero en entrar al templo y el último en salir. Aquel día fue siempre memorable para él. Arrodillado al pie del altar, con las manos juntas y con la mente y el corazón transportados al cielo, pronuncia los propósitos que venía preparando desde hacía tiempo: "Propósitos que yo, Domingo Savio, hice el año de 1849, a los siete años de edad, el día de mi Primera Comunión:

1. Me confesaré muy a menudo y recibiré la Sagrada Comunión siempre que el confesor me lo permita.
2. Quiero santificar los días de fiesta.
3. Mis amigos serán Jesús y María.
4. Antes morir que pecar".
Estos recuerdos fueron la norma de todos sus actos hasta el fin de su vida.

El 2 de octubre de 1854 conoce a Don Bosco. Este santo sacerdote lo guiará por el camino de la santidad juvenil, convirtiéndose en su padre, maestro y amigo. Lo lleva a estudiar a Turín. Tiene en ese momento12 años y medio. Allí pasa su adolescencia, viviendo como pupilo con los muchachos pobres que el mismo Don Bosco recoge en su Oratorio.

El 1 de marzo de 1857 su delicada salud se agrava. El médico aconseja que vaya a su casa y allí se reponga. Al despedirse de Don Bosco y de sus compañeros les dice: "Nos veremos en el paraíso". Intuía que muy pronto iba a morir.

Efectivamente, el 9 de marzo, postrado en la cama, en un momento se incorpora y le dice a su papá que lo asiste: "Papá, ya es hora", y va repitiendo las oraciones de los moribundos que entre sollozos lee el papá. Luego parece adormecerse. Pasados algunos minutos entreabre los ojos y con voz clara y sonriente exclama: "Adiós, querido papá, adiós. ¡Oh, qué hermosas cosas veo!", y expira con las manos juntas sobre el pecho, tan dulcemente que su padre cree que se adormece de nuevo. Tenía 14 años y 11 meses.

A los dos años de su muerte Don Bosco escribe un librito narrando la vida de este su querido alumno. De los hechos allí narrados son testigos todos sus compañeros; pero lo que no todos ellos conocen bien son las grandes motivaciones de la fe que orientaron la vida de Domingo Savio, cosa que sí conoce Don Bosco, ya que lo atendía en el sacramento de la Confesión y en la dirección espiritual.

¡Adolescente santo, de sólo 15 años de edad! El primero que a tan corta edad, sin ser mártir, fue declarado santo por el Papa Pío XII el 12 de junio de 1954. En esa ocasión el mismo Papa dijo: "Con admiración se descubren en él los maravillosos caminos de la gracia, y una adhesión permanente y sin reservas a las cosas del cielo que su fe percibía con rara intensidad". Su antecesor el Papa Pío XI dijo de él: "Pequeño, mejor aún, gran gigante del espíritu".

¿Qué hizo de extraordinario este niño y adolescente para que la Iglesia lo eleve al honor de los altares y lo proponga como modelo de vida cristiana?

Veamos los rasgos de su santidad

Perfil de su niñez:
Una vida en la presencia de Dios, a quien sentía vivo y presente en todo momento. Algunos ejemplos: Se levanta de la mesa y no quiere comer porque un invitado se sienta y empieza a comer sin rezar antes. Los domingos es el primero en llegar a la iglesia, y si la encuentra cerrada se arrodilla junto a la puerta para rezar, haya buen tiempo o esté nevando; y luego su mayor alegría es poder hacer de monaguillo en la santa misa; y su compostura durante la oración es objeto de admiración de los que lo ven: manos juntas, ojos fijos en el sagrario, absorto en la presencia de Jesús. Al recorrer solo y a pie, entre matorrales, los 18 kilómetros para ir diariamente a la escuela, un tío le pregunta: ¿No tienes miedo de ir solo? La respuesta de Domingo, de 10 años, no se hace esperar: "Yo no estoy solo; me acompaña el Ángel de la Guarda".

El amor personal a Cristo y a su Madre: Esta vida en la presencia de Dios es puesta en evidencia desde su temprana Primera Comunión, con aquel propósito que es la clave de otros tres: "Mis amigos serán Jesús y María". Los otros tres los hizo como medios para mantener y acrecentar dicha amistad, y son el leit-motiv en sus momentos más importantes. Las lágrimas que vierte tienen su fuente en este precoz concepto del pecado: así por ejemplo pide perdón a su mamá en vísperas de su Primera Comunión; pide perdón cuando cree haber herido su amistad con Cristo por haber cedido ante la invitación de algunos compañeros a darse un baño en un arroyo, motivo por el que lloró repetidamente, y no cedió nunca más a otras invitaciones, como cuando lo invitaban a "hacerse la rabona" y no concurrir a la escuela. Por eso decide elegir a amigos que no le impidan mantener su amistad con Jesús y con la Virgen María.

El cumplimiento heroico del humilde deber cotidiano: A sus padres no les daba sino "satisfacciones". Para ir a la escuela recorría, con sus 10 años de edad, 18 kilómetros diarios, con cualquier tiempo. Domingo era un chico de recia voluntad, sostenida por la gracia de la amistad con Jesús y María. Don Bosco escribe: "Domingo no se ha hecho notorio en los primeros tiempos del Oratorio por cosa alguna, fuera de su perfecta docilidad y de una exacta observancia de las reglas de la casa…y una exactitud en el cumplimiento de sus deberes más allá de la cual no sería fácil llegar". A este respecto, cierta vez sus compañeros pupilos notaron que Domingo faltaba en el almuerzo; lo buscaron en vano; le dijeron a Don Bosco, y él fue a la iglesia donde por la mañana había participado en la Misa y había comulgado, y allí lo encontró junto al altar, inmóvil, con los ojos fijos en el Sagrario desde hacía 7 horas; lo llamó por su nombre y nada, tuvo que tocarlo en el hombro para que se diera cuenta; y al enterarse de que ya estaban almorzando pidió humildemente perdón a Don Bosco por la trasgresión a las reglas de la casa.

Con sus compañeros sobresale en dos actitudes: rechaza aprobarlos y seguirlos en sus comportamientos reprensibles; pero por otro lado irradia simpatía y "es la delicia de ellos", a tal punto que acepta en lugar de quienes lo han acusado falsamente, un humillante castigo. Es decir: tiene firmeza unida a dulzura.

Perfil de su adolescencia:
La edad de la adolescencia: se caracteriza por la inestabilidad, que Domingo supo domarla a fuerza de dominio de sí mismo y de docilidad a las directivas de Don Bosco, y más que nada con su habitual recogimiento en Dios. Y las otras características propias de esta edad también las puso al servicio de su santidad de adolescente: afirmación de sí mismo, llamado a grandes horizontes, fervor de sentimiento. Esto se hace evidente en el exaltante descubrimiento y en el apasionado deseo de la santidad ("¡Yo quiero hacerme santo!"), en su viva ternura demostrada para con la Virgen María, como también con sus amigos más íntimos, en su voluntad de acción, de dominio, de construcción de alguna "obra" (funda la Compañía de La Inmaculada: grupo de compañeros buenos que se comprometen a ayudarse mutuamente y a ayudar a Don Bosco en la educación de los chicos del Oratorio, que los había artesanos rústicos y jóvenes burgueses y aristocráticos, chicos que se peleaban a pedradas, que faltaban a clase, que tenían costumbres de blasfemar, que con placer se entretenían con revistas pornográficas, que no se hacían problemas de tomar a golpes de puño y puntapiés a los otros, que se enfurecían por nada). En medio de éstos es como Domingo ha vivido y ha construido su santidad: con cuatro viajes diarios por las calles de Turín para ir a la escuela; con un Reglamento y un horario de Internado cristiano. En resumen, se halla inmerso en nuestro mundo moderno (aunque no hay todavía bicicletas y televisores), metido en todo aquello que aún hoy es la sustancia de la vida de un estudiante de 15 años.

Aparecen turbaciones y arranques bruscos, como el endurecimiento para consigo que sigue al descubrimiento de que la santidad es posible, las dudas de conciencia que lo llevan a querer confesarse cada tres o cuatro días, el ansia de penitencias extraordinarias ("¡para unirme –dice- a los sufrimientos de Jesús en la cruz!"). También aparece lo trágico de algunas circunstancias: el desgarrón hiriente de sus truncadas amistades, la alarma por su endeble salud, la dolorosa partida del Oratorio… Todo esto hace de Domingo un verdadero y simpático adolescente. Un santo "joven estudiante".

La presencia de un guía: La adolescencia es una etapa de conquista de la personalidad, a la vez que de gran necesidad de guía y formación individual. Domingo tuvo la suerte de encontrar un guía espiritual en Don Bosco y de saber aprovecharlo. Y así se encuentran la generosidad de un adolescente con la luz de un verdadero sacerdote amigo del alma. Cuando llegó al Oratorio leyó el cartel puesto sobre la puerta del cuarto de Don Bosco: "¡Denme almas, y llévense lo demás!"; y con espontaneidad le dijo: "Don Bosco, aquí se trata de un negocio, la salvación de las almas. Pues bien, yo seré la tela y usted será el sastre. Haga de mí un hermoso traje para el Señor". A esta docilidad en dejarse guiar, atribuye Don Bosco la orientación de Domingo hacia su santidad de estudiante. En este contexto aparece la función decisiva de la Confesión frecuente. Así va descubriendo el misterio de la redención: Jesús es comprendido como el Salvador; María como La Inmaculada y La Dolorosa. Su alma y la de sus compañeros deben ser salvadas…a través del misterio de la cruz.

Su devoción a la Virgen María: La estadía con Don Bosco coincide con el acontecimiento mundial de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Como santo "adolescente", Domingo es el fruto de aquel 8 de diciembre de 1854. En ese día hace una confesión general, y delante del altar de la Inmaculada se consagra personalmente a Ella. De aquí en adelante ve a María con su rostro de "Inmaculada", y su propósito de la Primera Comunión adquiere una nueva dimensión: "el pecado al que preferirá la muerte es ahora, de manera más precisa, la impureza". Los esfuerzos heroicos de adolescente para conservar intacta su pureza, especialmente con el control de los ojos, se deben a su gran devoción hacia La Inmaculada vivida con espíritu caballeresco y con ardiente ternura. Había días que terminaba con dolor de cabeza, por el esfuerzo de controlar la curiosidad y no mirar cosas que perturbaban su alma limpia y ponían en peligro su amistad con Jesús y María, exponiéndolo a dejarse llevar por pensamientos y deseos impuros (tan comunes en esa edad).

También contempla a la Virgen con su rostro de "Dolorosa": todos los miércoles hace la comunión en su honor y por la conversión de los pecadores; cada viernes se hace acompañar por algunos compañeros para rezar en la capilla la Corona de los Siete Dolores; más de una vez es visto en extática oración ante el altarcito del dormitorio, donde campea una imagen de la Dolorosa; cada sábado hubiera querido ayunar a pan y agua por Ella (Don Bosco no le permite esto último).

Esta doble devoción es la inspiradora de su apostolado, especialmente en la Compañía de la Inmaculada, que exige de sus miembros una verdadera consagración de sí mismos a María.

Algunos años después de su muerte se aparece a Don Bosco en uno de sus famosos sueños. Éste le pregunta: "Domingo, ¿qué es lo que más te consoló en el momento de tu muerte?". Y la respuesta de Domingo: "La asistencia de la poderosa y amable Madre del Salvador".

Su amor a Jesús. La misa y la comunión cotidiana (cuyos efectos se prolongan a través de frecuentes visitas a la capilla que está junto al patio de juegos), enseñan a Domingo a considerarlo como Salvador de su alma y de la de sus compañeros. Su odio por el pecado crece a medida que comprende el precio que por él ha pagado Cristo y su Madre. Su espíritu de penitencia lo lleva a sufrir para asemejarse a Jesús, por ejemplo cuando es calumniado, cuando se cubre con una sola frazada en pleno invierno o pone piedritas entre las sábanas (al enterarse Don Bosco le prohíbe esta penitencia), cuando transforma sus sabañones en llagas, cuando se le suministran medicinas amargas… Su celo apostólico se ve alimentado en la misma fuente: quiere impedir o reparar el pecado porque arruina el fruto de la sangre de Cristo, y quiere hacer el bien a sus compañeros para asegurar el fruto de esta sangre divina. Este es el sentido de varias de sus intervenciones, como la de impedir el desafío a pedradas de dos compañeros, interponiéndose entre ellos con un crucifijo en la mano y pidiendo que arrojen la primera piedra contra él; el de narrar cosas edificantes o bien enseñar a hacer bien la señal de la cruz durante los tiempos de recreo... (su preocupación era atender de modo particular a los compañeros díscolos, a los recién llegados al Oratorio y a los solitarios, a los compañeros de clase con dificultades y a los enfermos).

Obsesión por la santidad en la alegría: A partir de una predicación de Don Bosco sobre la santidad se desata en su alma una verdadera efervescencia. Realiza un gran descubrimiento: ¡Dios le quiere santo! Y da su explicación: "Yo quiero entregarme todo al Señor. Yo debo y quiero pertenecer todo al Señor". Por un momento Domingo piensa imitar a los santos en sus prácticas de penitencia y en unas prolongadas y extraordinarias prácticas de piedad. Pero aquí interviene su guía espiritual Don Bosco: "Domingo, lo que Dios quiere de ti, como adolescente, es que cumplas siempre bien tus deberes de estudiante, trates de hacer el bien a tus compañeros y estés siempre alegre". Y cosa maravillosa: este nuevo impulso de querer ser santo y de que es posible lograrlo, le proporciona una profunda alegría, y de tal modo la suscita que la alegría viene a definir esta santidad tan salesiana y juvenil: "Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer, porque Jesús lo quiere".

¿Por qué este adolescente es Patrono de las mamás embarazadas?

Estando Domingo en el Oratorio en Turín, un día le pide a Don Bosco que le deje ir a ver a su mamá porque está enferma. Don Bosco no sabe explicarse, pues nadie se lo había dicho, ni él mismo lo sabía; pero ante la insistencia de Domingo se lo permite. Al llegar cerca de la casa los familiares le quieren impedir que entre a ver a su mamá, pues está luchando por dar a luz a un nuevo hijo y corre grave peligro de morir en el intento. Domingo no hace caso y entra, se arroja sobre la mamá, la abraza, la besa y disimuladamente deja sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. Regresa después al oratorio y se presenta a Don Bosco para agradecerle el permiso y para decirle que su madre está perfectamente bien. Efectivamente la mamá pudo dar a luz sin ningún problema a su hijito. Todos vieron que esto fue un milagro. La mamá conservó este escapulario. Y lo prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario.

Se lo puede adquirir en las librerías y/o santerías salesianas, con la imagen del Patrono Domingo Savio, junto con la oración y la historia detallada de este milagro.

El 9 de marzo se recuerda el nacimiento al cielo de Santo Domingo Savio, siendo el 6 de mayo la fecha fijada para la celebración litúrgica de su fiesta.

Además de la Vida de Domingo Savio escrita por Don Bosco, hay abundante bibliografía y estudios sobre este adolescente santo. Hay libritos escritos para niños, para adolescentes, para educadores, para todos. Los que no lo conocen se van a sorprender de su santidad extraordinaria viviendo lo ordinario de su vida de estudiante cristiano.

ORACIÓN DE LA MADRE EN LA ESPERA DE UN HIJO

Señor Jesús, por intercesión de Santo Domingo Savio te ruego
con amor por esta dulce esperanza que llevo en mi seno.

Me has concedido el inmenso don de esta pequeña vida que alienta
en la mía; te doy humildemente gracias por haberme escogido como
instrumento de tu amor. En esta dulce espera, ayúdame a vivir en continuo
abandono a tu divina voluntad.

Concédeme un corazón de madre, puro, fuerte y generoso.

Te ofrezco las preocupaciones del porvenir:
las ansias, los temores, los deseos en favor de la criatura que no conozco aún.
Haz que nazca sana en el cuerpo,
aparta de ella todo mal físico y todo peligro para el alma.

Tú, María, que gozaste las inefables alegrías de una maternidad santa,
dame un corazón capaz de transmitir una fe viva y ardiente.

Santifica mi espera,
bendice mi gozosa esperanza,
haz que el fruto de mi seno sea fecundo en virtud y santidad,
como le concediste al adolescente Santo Domingo Savio.
Amén.



ORACIÓN A SANTO DOMINGO SAVIO

Santo Domingo Savio,
que en la escuela de Don Bosco
aprendiste a recorrer los caminos de la santidad juvenil:
enséñanos a imitar tu amor a Jesús y a María,
y tu ansia de llevar a tus compañeros a ser sus amigos;
alcánzanos del Señor que,
practicando tu lema
"Antes morir que pecar",
podamos conseguir nuestra salvación eterna.
Amén.

 

Dibujos animados:

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Historieta:

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Santa Francisca Romana 
(año 1440)
Esposa, madre, viuda y apóstol seglar.

Francisca nació en Roma en el año 1384. Y en cada año, el 9 de marzo, llegan cantidades de peregrinos a visitar su tumba en el Templo que a ella se le ha consagrado en Roma y a visitar el convento que ella fundó allí mismo y que se llama "Torre de los Espejos".

Sus padres eran sumamente ricos y muy creyentes (quedarán después en la miseria en una guerra por defender al Sumo Pontífice) y la niña creció en medio de todas las comodidades, pero muy bien instruida en la religión. Desde muy pequeñita su mayor deseo fue ser religiosa, pero los papás no aceptaron esa vocación sino que le consiguieron un novio de una familia muy rica y con él la hicieron casar.

Francisca, aunque amaba inmensamente a su esposo, sentía la nostalgia de no poder dedicar su vida a la oración y a la contemplación, en la vida religiosa. Un día su cuñada, llamada Vannossa, la vio llorando y le preguntó la razón de su tristeza. Francisca le contó que ella sentía una inmensa inclinación hacia la vida religiosa pero que sus padres la habían obligado a formar un hogar. Entonces la cuñada le dijo que a ella le sucedía lo mismo, y le propuso que se dedicaran a las dos vocaciones: ser unas excelentes madres de familia, y a la vez, dedicar todos los ratos libres a ayudar a los pobre y enfermos, como si fueran dos religiosas. Y así lo hicieron. Con el consentimiento de sus esposos, Francisca y Vannossa se dedicaron a visitar hospitales y a instruir gente ignorante y a socorrer pobres. La suegra quería oponerse a todo esto, pero los dos maridos al ver que ellas en el hogar eran tan cuidadosas y tan cariñosas, les permitieron seguir en esta caritativa acción. Pronto Francisca empezó a ganarse la simpatía de las gentes de Roma por su gran caridad para con los enfermos y los pobres. Ella tuvo siempre la cualidad especialísima de hacerse querer por la gente. Fue un don que le concedió el Espíritu Santo.

En más de 30 años que Francisca vivió con su esposo, observó una conducta verdaderamente edificante. Tuvo tres hijos a los cuales se esmeró por educar muy religiosamente. Dos de ellos murieron muy jóvenes, y al tercero lo guió siempre, aun después de que él se casó, por el camino de todas las virtudes.

A Francisca le agradaba mucho dedicarse a la oración, pero le sucedió muchas veces que estando orando la llamó su marido para que la ayudara en algún oficio, y ella suspendía inmediatamente su oración y se iba a colaborar en lo que era necesario. Veces hubo que tuvo que suspender cinco veces seguidas una oración, y lo hizo prontamente. Ella repetía: "Muy buena es la oración, pero la mujer casada tiene que concederles enorme importancia a sus deberes caseros".

Dios permitió que a esta santa mujer le llegaran las más desesperantes tentaciones. Y a todas resistió dedicándose a la oración y a la mortificación y a las buenas lecturas, y a estar siempre muy ocupada. Su familia, que había sido sumamente rica, se vio despojada su sus bienes en una terrible guerra civil. Como su esposo era partidario y defensor del Sumo Pontífice, y en la guerra ganaron los enemigos del Papa, su familia fue despojada de sus fincas y palacios. Francisca tuvo que irse a vivir a una casona vieja, y dedicarse a pedir limosna de puerta en puerta para ayudar a los enfermos de su hospital. Y además de todo esto le llegaron muy dolorosas enfermedades que le hicieron padecer por años y años. Ella sabía muy bien que estaba cosechando premios para el cielo.

Su hijo se casó con una muchacha muy bonita pero terriblemente malgeniada y criticona. Esta mujer se dedicó a atormentarle la vida a Francisca y a burlarse de todo lo que la santa hacía y decía. Ella soportaba todo en silencio y con gran paciencia. Pero de pronto la nuera cayó gravemente enferma y entonces Francisca se dedicó a asistirla con una caridad impresionantemente exquisita. La joven se curó de la enfermedad del cuerpo y quedó curada también de la antipatía que sentía hacia su suegra. En adelante fue su gran amiga y admiradora.

Francisca obtenía admirables milagros de Dios con sus oraciones. Curaba enfermos, alejaba malos espíritus, pero sobre todo conseguía poner paz entre gentes que estaban peleadas y lograba que muchos que antes se odiaban, empezaran a amarse como buenos amigos. Por toda Roma se hablaba de los admirables efectos que esta santa mujer conseguía con sus palabras y oraciones. Muchísimas veces veía a su ángel de la guarda y dialogaba con él.

Francisca fundó una comunidad de religiosas seglares dedicadas a atender a los más necesitados. Les puso por nombre "Oblatas de María", y su casa principal, que existe todavía en Roma, fue un edificio que se llamaba "Torre de los Espejos". Sus religiosas vestían como señoras respetables. No tenían hábito especial.

Nombró como superiora a una mujer de toda su confianza, pero cuando Francisca quedó viuda entró también ella de religiosa, y por unanimidad las religiosas la eligieron superiora general. En la comunidad tomó por nombre "Francisca Romana".

Había recibido de Dios la eficacia de la palabra y por eso acudían a ella numerosas personas para pedirle que les ayudara a solucionar los problemas de sus familias. El Espíritu Santo le concedió el don de consejo, por el cual sus palabras guiaban fácilmente a las personas a conseguir la solución de sus dificultades.

Cuando llegaban las epidemias, ella misma llevaba a los enfermos al hospital, lo atendía, les lavaba la ropa y la remendaba, y como en tiempo de contagio era muy difícil conseguir confesores, ella pagaba un sueldo especial a varios sacerdotes para que se dedicaran a atender espiritualmente a los enfermos.

Francisca ayunaba a pan y agua muchos días. Dedicaba horas y horas a la oración y a la meditación, y Dios empezó a concederle éxtasis y visiones. Consultaba todas las dudas de su alma con un director espiritual, y llegó a tal grado de amabilidad en su trato, que bastaba tratar con ella una sola vez para quedar ya amigos para siempre. A las personas que sabía que hablaban mal de ella, les prodigaba mayor amabilidad.

Estaba gravemente enferma, y el 9 de marzo de 1440 su rostro empezó a brillar con una luz admirable. Entonces pronunció sus últimas palabras: "El ángel del Señor me manda que lo siga hacia las alturas". Luego quedó muerta, pero parecía alegremente dormida.

Tan pronto se supo la noticia de su muerte, corrió hacia el convento una inmensa multitud. Muchísimos pobres iban a demostrar su agradecimiento por los innumerables favores que les había hecho. Muchos llevaban enfermos para que les permitieran acercarlos al cadáver de la santa, y así pedir la curación por su intercesión. Los historiadores dicen que "toda la ciudad de Roma se movilizó", para asistir a los funerales de Francisca.

Fue sepultada en la iglesia parroquial, y al conocerse la noticia de que junto a su cadáver se estaban obrando milagros, aumentó mucho más la concurrencia a sus funerales. Luego su tumba se volvió tan famosa que aquel templo empezó a llamarse y se le llama aún ahora: La Iglesia de Santa Francisca Romana.

Cada 9 de marzo llegan numerosos peregrinos a pedirle a Santa Francisca unas gracias que nosotros también nos conviene pedir siempre: que nos dediquemos con todas nuestras fuerzas a cumplir cada día los deberes que tenemos en nuestro hogar, y que nos consagremos con toda la generosidad posible a ayudar a los pobres y necesitados y a ser extraordinariamente amables con todos. Santa Francisca: ruégale al buen Dios que así sea.

He aquí la descripción de una mujer admirable. "Que las gentes comenten sus muchas buenas obras" (S. Biblia. Proverbios 31).

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Catalina Vigri de Bolonia, Santa Virgen, 9 Marzo  

Catalina Vigri de Bolonia, Santa

Religiosa


Etimológicamente significa " casta, pura". Viene de la lengua griega.

He aquí otra chica con inquietudes espirituales a la que no le seducen los encantos y esplendores de los palacios reales.

Efectivamente, era hija de una familia ilustre de Italia. Vivía encantada con la princesa Margarita, hija de Nicolás de Est, marqués de Ferrara.

Desde que naciera el 8 de Septiembre del año 1413 de nuestra era, se fue haciendo una joven muy guapa, notaba de día en día que su camino no era la corte ni las riquezas.

A la temprana edad de los doce años buscaba con anhelo en dónde ser mejor y hallar más pronto la perfección a la que Dios nos llama a cada ser humano.

Una vez que la princesa Margarita contrajo matrimonio, ella pudo respirar a pleno pulmón. Se había quedado libre de toda atadura a la corte.

Llegó para ella el momento en el cual, aunque con muchas dificultades, se decidió por entrar en el convento de las Terciarias de san Francisco de Asís.

La dejaron entrar, y ella se sintió más feliz que nunca. Al comenzar su vida de relaciones humanas con las hermanas, todas se quedaban contentas por su trato, sus atenciones personalizadas y por su grado de santidad y de bondad que reflejaba su lindo rostro, imagen de su casta alma.

En el capítulo en el cual se elige a la madre abadesa, todas las hermanas pensaron casi unánimemente que la mejor sería Catalina.

En este convento estuvo toda su vida, hasta el año de su muerte que tuvo lugar en 1463.

Escribió muchos libros acerca de la piedad y de la vida religiosa. Todo el mundo, fino y atento a las cosas del alma, conoce su mejor libro titulado "Siete Armas Espirituales".

Ella, en su sencillez y con las mejores intenciones, se lo dedicó a todo aquel o aquella que sufra tentaciones.

El Papa Clemente VIII la inscribió en el martirologio incruento y Benedicto XIII la llevó a la gloria de los altares.

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Paciano (Pacià) de Barcelona, Santo Obispo, 9 Marzo  

Paciano (Pacià) de Barcelona, Santo

Obispo

 

Etimológicamente significa "pacífico". Viene de la lengua latina.

Este catalán universal vino al mundo en el siglo IV. Antes de que lo nombraran obispo de Barcelona, en el año 365, había estado casado.

Su hijo Dexter era el Ministro de Asuntos Exteriores del emperador Teodosio y gobernador en tiempos de Honorio.

Era una persona muy inteligente. Por este motivo se entregó, entre otras cosas, a escribir muchos libros, que tenían como eje central de sus narraciones, la disciplina de la Iglesia.

Es una pena que se haya perdido casi todo este rico material. El propio san Jerónimo escribía las dedicatorias de los libros de la gente ilustre. Pues bien, de Paciano dijo que leyendo sus libros se aprendía la elocuencia , la delicadeza de su lenguaje, reflejo de su castidad y pureza, su santidad de vida y su profundo estudio meditativo de la Sagrada Escritura.

Su único libro, "Exhortación a la penitencia" es todo un clásico en esta materia y una guía práctica para alcanzar la santidad.

Es curioso que Juan Pablo II haya publicado en mayo del 2002 una Exhortación titulada "Misericordia Dei = Misericordia de Dios", en la que invita a los cristianos que no descuiden este Sacramento del perdón de Dios.

Es el signo más palpable a nivel de realidad eclesial, de cómo se muestra Dios un Padre con entrañas de misericordia.

También se conservan sólo tres cartas de las muchas que escribió contra los herejes novacianos. De estas cartas data el famoso dicho que todo el mundo conoce: "Mi nombre es Cristiano, mi apellido Católico".

También hay un sermón sobre el bautismo en la Enciclopedia Benedictina.

Lleno de la gracia de Dios y con fama de santidad, Paciano murió en Barcelona en el año 390.

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Bosa de York, Santo Monje y Obispo, 9 de marzo  

Monje y Obispo
Marzo 9

 

Etimológicamente significa "día lunar del Suna de los indios Muiscas".

¿Resignarse frente a las contradicciones? Resignarte no, sino darle tu confianza. El Resucitado nunca niega que en la condición humana existe el secreto de una esperanza e incluso de una felicidad. Resignarte no, pero sí ceder en tu interior, abandonarte al Espíritu Santo, al Cristo que está vivo.

Este joven monje y obispo de Inglaterra luchó lo indecible por mantener la unión con Dios, a pesar de que la vida no le fue fácil en su tiempo.

Murió en el año 686. Cuando llegó a su juventud, soñó con entregar su vida al Señor como la mejor ofrenda de su vida en aras de conseguir su santidad y hacer el bien a su pueblo.

En el 678 fue consagrado obispo de Deira, ahora la diócesis protestante de Yorshire. Lo consagró san Teodoro.

El obispo anterior, san Wilfrido, lo echó fuera de su sede el rey Egfrido porque no quería aceptar la división de la diócesis.

Volvió en el año 686, pero volvió a desterrarlo el rey.

Entonces se hizo cargo de la diócesis Bosa. Se distinguió por su gran santidad de vida y por su enorme habilidad política en el trato con el terrible y caprichoso rey.

El gran historiador y sabio de las Islas Británicas, Beda el Venerable, al hablar de Bosa dice estas palabras: "Fue un hombre muy querido por Dios... y por todos gracias a la santidad y méritos poco comunes de su persona".

Uno de sus discípulos fue san Acca, quien más tarde seguiría y tendría un gran éxito como san Wilfrido en Hexham.

Lo que importa es no perder nunca la confianza en el Resucitado, aunque surjan dificultades de orden político y social.

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Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa
Bruno Bonifacio de Querfurt, Santo Obispo y mártir, Marzo 9  

Bruno Bonifacio de Querfurt, Santo

Obispo Camaldulense y mártir

Martirologio Romano: En Moravia oriental, san Bruno, obispo de Querfurt y mártir, el cual, cuando acompañaba a Italia al emperador Otón III, movido por la autoridad de san Romualdo abrazó la disciplina monástica, recibiendo el nombre de Bonifacio. Vuelto a Alemania y creado obispo por el papa Juan X, durante una expedición apostólica fue despedazado, junto con dieciocho compañeros, por unos idólatras (1009).

Etimología: Bruno = Aquel que es de piel oscura, viene del germánico


Segundo apóstol de los prusianos y mártir, nacido alrededor del año 970; murió el 14 de Febrero de 1009. Generalmente es representado con una mano cortada, y es conmemorado el 15 de Octubre.

Bruno era miembro de una de las nobles familias de Querfurt y comúnmente se ha dicho que fue pariente del emperador Otto III, sin embargo Hefele (en Kirchenlex, II, s.v. Bruno) lo niega enfáticamente. Cuando tenía escasamente seis años de edad, fue enviado al Arzobispo Adalberto de Magdeburg para ser educado y tuvo como profesor al erudito Geddo en la escuela de la catedral.

El era un alumno laborioso y de buen comportamiento, y mientras era aún un muchacho ascendió al canon de la catedral. El quinceañero Otto III se apegó a Bruno, lo incluyó en su corte y lo llevó a Roma cuando el joven emperador fue allí en el año 996 para ser coronado. En Roma Bruno conoció a San Adalberto, arzobispo de Praga, quien fue asesinado un año mas tarde por los paganos prusianos a los cuales había ido en misión.

Luego de la muerte de Adalberto, Bruno se encontró con un intenso deseo por el martirio. Pasó mucho de su tiempo en el monasterio de Aventine, en donde Adalberto se había convertido en monje y en donde el Abad Johannes Canaprius escribió la vida de Adalberto. Bruno, no obstante, no ingresó en la vida monástica allí, sino en el monasterio de Pereum, una isla entre los pantanos, cerca de Ravenna.

Pereum estaba bajo el dominio del fundador de la Reforma Camaldoli, San Romualdo, un santo que tuvo gran influencia sobre el emperador Otto III. Bajo la guía de San Romualdo, Bruno se sometió a un severo entrenamiento acético el cual incluía el trabajo manual, el ayuno toda la semana excepto Domingos y Jueves, vigilias nocturnas y azotes sobre la espalda desnuda; en adición Bruno sufría profundamente de fiebre.

El encontró placer en su amistad con uno de los hermanos, de la misma edad que el, Benedicto de Benevento, quien compartía su celda y fue uno con el en mente y espíritu. El emperador Otto III deseaba convertir al cristianismo y colonizar las tierras entre el Elbe y el Oder, las cuáles estaban ocupadas por eslavos. El esperaba obtener estos fines a través de la ayuda del monasterio que sería fundado en esta región por algunos de los mas celosos pupilos de Romualdo.

En 1001, Benedicto y Joannes, otro hermano del mismo monasterio, fueron cargados de regalos del emperador a Polonia, en donde fueron bien recibidos por el Duke Boleslas, cristiano, quién les enseño el lenguaje del pueblo. Durante este tiempo, Bruno estudio el lenguaje de Italia, en donde permaneció con Otto aguardando un nombramiento apostólico por parte del Papa. Silvestre II lo convirtió en arzobispo sobre los paganos y le dio el pallium, pero dejó la consagración al arzobispo de Magdeburg, quien tenia la supervisión sobre la misión a los eslavos. Abandonando Roma en 1003, Bruno fue consagrado en Febrero 1004 por el arzobispo Tagino de Magdeburg y donó su propiedad para la fundación de un monasterio. Cuando comenzó la Guerra entre el emperador Henry II y el duque polaco, Bruno no fue capaz de ir a Polonia enseguida; con lo cual, comenzando en el Ratisbon en el Danubio, fue a Hungria en donde San Adalberto también había trabajado. Aquí el finalizó su vida de San Adalberto, un conmemorativo literario de mucho valor.

Bruno buscó convertir al gobernante húngaro Achtum y a su principado "Hungría-Negra", pero encontró tanta oposición, incluida la de los monjes griegos, que el éxito era imposible. En Diciembre de 1007, fue a Rusia. Aquí el Gran duque Vladimir lo entretuvo por un mes y le dio un territorio extendiéndose sobre las posesiones de los Petschenegen, quienes vivían en las costas del mar Negro, entre el Danubio y el Don. Estos eran considerados los mas fieros y crueles de las tribus paganas. Bruno paso cinco meses con ellos, bautizó cerca de treinta adultos y ayudo a negociar un tratado de paz con Rusia y dejo en ese país a uno de sus compañeros, a quien el había consagrado obispo. Alrededor de la mitad del año 1808, el regreso a Polonia y allí consagro un Obispo para Suecia. Mientras estaba en Polonia, se enteró que Benedicto y sus cuatro compañeros habían sido asesinados por ladrones el 11 de Mayo de 1003. Haciendo uso de los informes de testigos oculares, escribió la conmovedora historia de la vida y la muerte de los así llamados "hermanos polacos". Cerca del fin de 1008 escribió una memorable, pero ineficaz, carta al emperador Henry II, exhortándolo a mostrar clemencia y a llegar a la paz con Boleslas de Polonia. Cerca de fin de año, acompañado por dieciocho camaradas, fue a fundar una misión entre los Prusianos, pero el terreno no era fértil y Bruno y sus compañeros viajaron hacia la frontera con Rusia, predicando valientemente en la marcha. En el límite de Rusia fueron atacados por paganos, toda la compañía fue asesinada, Bruno con gran compostura encontró la muerte por decapitación. El duque Boleslas rescato los cuerpos de la masacre y los traslado a Polonia. Se dice que la ciudad de Braunsberg fue llamada así por San Bruno.

Poco después de su muerte, San Bruno y sus compañeros fueron venerados como mártires. Poco valor puede ser agregado al legendario informe del martirio por un tal Wipert. El compañero-pupilo de Bruno, Dithmar o Thietmar, obispo de Merseburg da un pequeño informe de el en sus Crónicas VI, 58.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

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