martes, 12 de septiembre de 2017

[ † ] Martes por los ángeles custodios. /09/2017. San ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Pasó la noche en oración y eligió a doce discípulos, a los que llamó apóstoles

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19

Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

12 de Septiembre
El Santísimo Nombre de María
Memoria libre

Antífona de entrada     Cf. Jdt 13, 18.19
El Señor, el Dios altísimo, te ha bendecido a ti, Virgen María,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Él ha engrandecido tanto tu nombre,
que los hombres no dejarán de alabarte.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso,
que la bienaventurada Virgen María,
nos obtenga tu misericordia
a quienes celebramos su glorioso nombre
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor,
que la intercesión de la siempre Virgen María,
acompañe nuestras ofrendas,
y que la veneración de su santísimo nombre
nos haga agradables a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión     Cf. Lc 1, 48
Me llamarán feliz todas las generaciones,
porque Dios miró con bondad la pequeñez de su servidora.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre,
alcanzar la gracia de tu bendición
por medio de María, la Madre de Dios,
y a cuantos celebramos su nombre
concédenos recibir su auxilio en todas las necesidades.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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mar 23a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Me invocarán y yo los escucharé y los libraré de su esclavitud dondequiera que se encuentren.

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Dios nos dio una vida nueva con Cristo, perdonándonos nuestros pecados

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 6-15

Hermanos: Puesto que ustedes han aceptado a Cristo Jesús, el Señor, vivan como verdaderos cristianos: arraigados y cimentados en él, con fe firme, como se lo enseñaron a ustedes, y en continua 
acción de gracias. 
Que nadie los engañe con teorías y razonamientos falsos, que se fundan en tradiciones meramente humanas y en valores de este mundo, pero no en Cristo. Porque en el cuerpo de Cristo habita toda la plenitud de la divinidad, e incorporados a él, que es la cabeza de todos los ángeles, también ustedes participan de su plenitud. Por su unión con Cristo, ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión hecha por mano de hombres, que consiste en el despojo de la carne, sino con la circuncisión que procede de él. Por el bautismo fueron sepultados con Cristo y también resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de la alianza; pero Dios les dio una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos los pecados. él anuló el documento que nos era contrario, cuyas cláusulas nos condenaban, y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo. Con esto, Dios les quitó su poder a los principados y potestades y los humilló a la vista de todos, llevándolos cautivos en el cortejo triunfal de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 144

El Señor es bueno con todos.

Dios y rey mío, yo te alabaré; bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte.
El Señor es bueno con todos.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
El Señor es bueno con todos.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu Reino y narren tus proezas a los hombres.
El Señor es bueno con todos.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. 
Aleluya.

Evangelio

Pasó la noche en oración y eligió a doce discípulos, a los que llamó apóstoles

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19

Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte con amor y la felicidad eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

23ª semana. Martes

LA ORACIÓN DE CRISTO. NUESTRA ORACIÓN

— El Señor, desde el Cielo, sigue intercediendo por nosotros. Su oración es siempre eficaz.

— Frutos de la oración.

— Las oraciones vocales.

I. Se lee en el Santo Evangelio1 que Cristo salió al monte a orar, y pasó toda la noche en oración. Al día siguiente, eligió a los Doce Apóstoles. Es la oración de Cristo por la Iglesia incipiente.

En muchos lugares evangélicos se nos muestra Cristo unido a su Padre Celestial en una íntima y confiada plegaria. Convenía también que Jesús, perfecto Dios y Hombre perfecto, orase para darnos ejemplo de oración humilde, confiada, perseverante, ya que Él nos mandó orar siempre, sin desfallecer2, sin dejarse vencer por el cansancio, de la misma manera que se respira incesantemente.

Jesús hizo peticiones al Padre, y su oración siempre fue escuchada3. Sus discípulos conocían bien este poder de la oración del Señor. Después de la muerte de Lázaro, la hermana de este, Marta, le dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano; pero sé que cuanto pidas a Dios, te lo otorgará4. En el momento de la resurrección de Lázaro, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas5. Por Pedro rogará antes de la Pasión: Simón, Simón, le advierte, Satanás os busca para zarandearos como el trigo; pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos6. Y Pedro se convirtió después de su caída. Igualmente, había rogado por los Apóstoles y por todos los fieles cristianos en la Última Cena: No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal... Santifícalos en la verdad...7. Jesús conoce el abatimiento en el que van a caer sus discípulos pocas horas más tarde, pero su oración los sostendrá; les obtendrá fuerzas para ser fieles hasta dar la vida por el Maestro.

En esta oración sacerdotal de la Última Cena suplica el Señor a su Padre por todos los que han de creer en Él a través de los siglos. Pidió el Señor por nosotros, y su gracia no nos falta. «Cristo vivo nos sigue amando todavía ahora, hoy, y nos presenta su corazón como la fuente de nuestra redención: Semper vivens ad interpellandum pro nobis(Heb 7, 25), En todo momento nos envuelve, a nosotros y al mundo entero, el amor de este corazón que tanto ha amado a los hombres y que es tan poco correspondido por ellos»8. Procuremos nosotros corresponder mejor.

Desde el Cielo, Jesucristo, «sentado a la derecha del Padre»9, intercede por quienes somos miembros de su Iglesia, y «permanece siempre siendo nuestro abogado y nuestro mediador»10. San Ambrosio nos recuerda que Jesús defiende siempre nuestra causa delante del Padre y su ruego no puede ser desechado11; pide al Padre que los méritos que adquirió durante su vida terrena nos sean aplicados continuamente.

¡Qué alegría pensar que Cristo, siempre vivo, no cesa de interceder por nosotros!12. Que podemos unir nuestras oraciones y nuestro trabajo a su oración, y que junto a ella alcanzan un valor infinito. En ocasiones, a nuestra oración le faltan la humildad, la confianza, la perseverancia que le serían necesarias; apoyémosla en la de Cristo; pidámosle que nos inspire orar como conviene, según las intenciones divinas, que haga brotar la oración de nuestros corazones y la presente a su Padre, para que seamos uno con Él por toda la eternidad13. Más aún: hagamos de nuestra vida entera una ofrenda íntimamente unida a la de Jesús, a través de Santa María: ¡Padre Santo! Por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, vuestro muy amado Hijo, y me ofrezco a mí mismo en Él, con Él y por Él, a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas14. Así nuestra oración y todos nuestros actos, unidos íntimamente a los de Jesús, adquieren un valor infinito.

II. El Maestro nos enseñó con su ejemplo la necesidad de hacer oración. Repitió una y otra vez que es necesario orar y no desfallecer. Cuando también nosotros nos recogemos para orar nos acercamos sedientos a la fuente de las aguas vivas15. Allí encontramos la paz y las fuerzas necesarias para seguir con alegría y optimismo en este caminar de la vida.

¡Cuánto bien hacemos a la Iglesia y al mundo con nuestra oración! ¡Con estos ratos, como el de ahora, en los que permanecemos junto al Señor! Se ha dicho que quienes hacen oración verdadera son como «las columnas del mundo», sin los cuales todo se vendría abajo. San Juan de la Cruz enseñaba bellamente que «es más precioso delante de Dios y del alma un poquito de este amor puro, y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras juntas»16, que poco o nada valdrían fuera de Cristo. Precisamente porque la oración nos hace fuertes ante las dificultades, nos ayuda a santificar el trabajo, a ser ejemplares en nuestros quehaceres, a tratar con cordialidad y aprecio a quienes conviven o trabajan con nosotros. En la oración descubrimos la urgencia de llevar a Cristo a los ambientes en que nos desenvolvemos, urgencia tanto más apremiante cuanto más lejos de Dios se encuentren quienes nos rodean.

Santa Teresa se hace eco de las palabras de un «gran letrado», para quien «las almas que no tienen oración son como un cuerpo con "perlesía" o tullido, que aunque tiene pies y manos, no los puede mandar»17. La oración es necesaria para querer más y más al Señor, para no separarnos jamás de Él; sin ella el alma cae en la tibieza, pierde la alegría y las fuerzas para hacer el bien.

El diálogo íntimo de Jesús con Dios Padre fue continuo: para pedir, para alabar, para dar gracias; en toda circunstancia, el Señor se dirige al Padre. A eso debemos aspirar nosotros, a tratar a Dios siempre, y especialmente en los momentos que dedicamos de lleno a hablar con Él, como en la Santa Misa y ahora, en este rato en el que nos encontramos con Él. También a lo largo del día, en las situaciones que tejen nuestra jornada: al comenzar o al terminar el trabajo o el estudio, mientras esperamos el ascensor, al encontrar por la calle a una persona conocida. Aquella invocación llena de ternura –¡Abbá, Padre!– estaba constantemente en los labios del Señor; con ella empezaba muchas veces sus acciones de gracias, su petición o su alabanza. ¡Cuánto bien traerá a nuestra alma el acostumbrarnos a llamar a Dios así: ¡Padre!, con ternura y confianza, con amor!

Todos los momentos solemnes de la vida del Señor están precedidos por la oración. «El Evangelista señala que fue precisamente durante la oración de Jesús cuando manifestó el misterio del amor del Padre y se reveló la comunión de las Tres Divinas Personas. Es en la oración donde aprendemos el misterio de Cristo y la sabiduría de la Cruz. En la oración percibimos, en todas sus dimensiones, las necesidades reales de nuestros hermanos y de nuestras hermanas de todo el mundo; en la oración nos fortalecemos de cara a las posibilidades que tenemos delante; en la oración tomamos fuerzas para la misión que Cristo comparte con nosotros»18.

Solía decir el Santo Cura de Ars que todos los males que muchas veces nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal19. Formulemos nosotros el propósito de dirigirnos con amor y confianza a Dios a través de la oración mental, de las oraciones vocales y de esas breves fórmulas, las jaculatorias, y tendremos la alegría de vivir la vida junto a nuestro Padre Dios, que es el único lugar en el que merece la pena ser vivida.

III. El Espíritu Santo nos enseña a tratar a Jesús en la oración mental y mediante la oración vocal, quizá también ton esas oraciones que de pequeños aprendimos de nuestras madres. Aun siendo omnisciente como Dios, el Señor, en cuanto hombre, debió de aprender de labios de su Madre la fórmula de muchas plegarias que se habían transmitido de generación en generación en el pueblo hebreo, y nos dio ejemplo de aprecio por la oración vocal. En su última plegaria al Padre utilizará las palabras de un Salmo. Y nos enseñó la oración por excelencia, elPadrenuestro, donde se contiene todo lo que debemos pedir. Laoración vocal es una manifestación de la piedad del corazón y nos ayuda para mantener viva la presencia de Dios durante el día, y en esos momentos de la oración mental en los que estamos secos y nada se nos ocurre.

El texto de las oraciones vocales, muchas de raigambre bíblica, tanto de la liturgia como otras que fueron compuestas por santos, han servido a innumerables cristianos para alabar, dar gracias y pedir ayuda, desagraviar. Cuando acudimos a estas oraciones estamos viviendo de modo íntimo la Comunión de los Santos, y apoyamos nuestra fe en la fe de la Iglesia20.

Para rezar mejor y evitar la rutina, nos puede ayudar este consejo: «procura recitarlas con el mismo amor con que habla por primera vez el enamorado..., y como si fuera la última ocasión en que pudieras dirigirte al Señor»21.

1 Lc 6, 12-19. — 2 Cfr. Lc 16, 1. — 3 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 21, a. 4. — 4 Jn 11, 21 — 5 Jn 11, 42 — 6 Lc 22, 32 — 7 Cfr. Jn 17, 15 ss. — 8 Juan Pablo II, Homilía en la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, París 1-VI-1980. — 9Misal Romano, Símbolo niceno-constantinopolitano. — 10 San Gregorio Magno,Comentario al Salmo 5. — 11 Cfr. San Ambrosio, Comentario a la Epístola a los Romanos, 8, 34. — 12 Heb 7, 25. — 13 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, El Salvador, p. 351. — 14 P. M. Sulamitis, Ofrenda al Amor misericordioso. — 15 Cfr. Sal 41, 2. —16 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, Canción 29, 2 b. — 17 Santa Teresa de Jesús, Castillo interior, Moradas primeras, 1, 6. — 18 Juan Pablo II, Homilía 13-I-1981. — 19 Santo Cura de Ars, Sermón sobre la oración. — 20 Cfr. G. Chevrot, En lo secreto, Rialp, Madrid 1960, pp. 100-101. — 21 Cfr. San Josemaría Escrivá, Forja, n. 432.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre

Hoy es la fiesta del Santísimo Nombre de María, luz que ilumina los cielos y la tierra

 "el nombre de la virgen era María" (Lc. 1, 27).

El evangelista San Lucas revela el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume (Jesús Marí Ballester).

En el libro "Mes de María" del Padre Eliecer Salesman, se explica que

María en el idioma popular significa: "La Iluminadora". (S. Jeronimo M 1.23.780). En el idioma arameo significa: "Señora" o "Princesa" (Bover). El significado científico de María en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer).

En el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa: "La preferida de Yahvé Dios". (Exodo 15, 20). Mar o Myr, en Egipcio significaba la más preferida de las hijas. Y "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero -Yahvé-. Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio significaría: "La Hija preferida de Dios" (Zorell).

En el libro "El secreto admirable del Santísimo Rosario" (p. 68), San Luis María Grignion de Montfort cuenta que la Virgen, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro, se le apareció a Santa Matilde y le dijo:

"El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra".

Desde muy antiguo, en la historia de la salvación, siempre se ha tenido un respeto especial por la forma con la que cada uno es nombrado porque, tal como como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2158-2159), "el nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva".

"El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz".

Por lo tanto, si el nombre de los hombres comunes merece respeto, con mayor razón los cristianos están llamados a honrar los Santos Nombres de Jesús y de la Virgen María.

Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.

1683, 11-12 de Septiembre. Batalla de Viena vs invasión turca.

En 1682 el Sultán Mehmet IV declaró la guerra y escribió al emperador Leopoldo I: "Primero nosotros le ordenamos a que nos espere en su ciudad de residencia, Viena, para que le podamos decapitar... (...) Nosotros lo exterminaremos a usted y a todos sus seguidores... (...) Los niños y los adultos serán expuestos a las mas atroces torturas antes de ultimarlos en la manera mas ignominiosa imaginable..."

Kara Mustafa Pasha, frente al ejército Otomano del Sultán, llegó a las puertas de Viena y la sitió el 14 de julio. El emperador Leopoldo y la mayoría de las tropas y ciudadanos huyeron de la ciudad, quedando en ella solo 5000 civiles y 11,000 soldados al mando de Ernst Rüdiger von Starhemberg. El número de invasores era superior a los defensores, 20:1. Se propusieron destruir sus murallas socavándolas y dinamitándolas. En Septiembre, los defensores estaban sin comida y extenuados. Los turcos lograron abrir boquetes en la muralla y la ciudad estaba al borde de la derrota cuando providencialmente les llegó auxilio. 

Juan Sobieski n.1629, coronado rey de Polonia en 1674, bien llamado el "León del Norte" vino al rescate. Partió de Cracovia el 15 de Agosto. En camino las tropas visitaron el santuario de la Virgen de Cñestochowa, patrona de Polonia, se consagraron a ella y Sobieski puso a Polonia bajo su protección. El 6 de Septiembre, los polacos cruñaron el Danubio 30km, N.O. de Viena y se unieron con las fuerñas imperiales y otras que habían respondido a la llamada de formar una Liga Santa de defensa con el respaldo del Papa Inocencio XI. (Luis XIV de Francia no respondió y mas bien aprovechó la oportunidad para atacar ciudades alemanas).

El 11 de Septiembre las tropas de Sobieski llegaron a Viena. Aunque los turcos les superaban en número (según cálculos de Sobieski, 76,000 vs 300,000), sabían que el futuro de Europa y de la cristiandad estaban en juego. El 12 de Septiembre, temprano en la mañana, Sobieski fue a Misa y se puso en manos de Dios.

La victoria salvó a Europa y frustró el plan de conquista islámica de Europa. Sobieski dio todo el crédito por la victoria a Dios. Dijo: "Veni, vidi, Deus vicit". En agradecimiento a Nuestra Señora por la victoria obtenida, el Papa Inocencio XI extendió la fiesta delDulce Nombre de María a la Iglesia Universal, el 12 de Septiembre. Comienña la reconquista de Hungría.

 

Oración para invocar el nombre de María

¡Madre de Dios y Madre mía María!
Yo no soy digno de pronunciar tu nombre;
pero tú que deseas y quieres mi salvación,
me has de otorgar, aunque mi lengua no es pura,
que pueda llamar en mi socorro
tu santo y poderoso nombre,
que es ayuda en la vida y salvación al morir.
¡Dulce Madre, María!
haz que tu nombre, de hoy en adelante,
sea la respiración de mi vida.
No tardes, Señora, en auxiliarme
cada vez que te llame.
Pues en cada tentación que me combata,
y en cualquier necesidad que experimente,
quiero llamarte sin cesar; ¡María!
Así espero hacerlo en la vida,
y así, sobre todo, en la última hora,
para alabar, siempre en el cielo tu nombre amado:
"¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!"
¡Qué aliento, dulzura y confianza,
qué ternura siento
con sólo nombrarte y pensar en ti!
Doy gracias a nuestro Señor y Dios,
que nos ha dado para nuestro bien,
este nombre tan dulce, tan amable y poderoso.
Señora, no me contento
con sólo pronunciar tu nombre;
quiero que tu amor me recuerde
que debo llamarte a cada instante;
y que pueda exclamar con san Anselmo:
"¡Oh nombre de la Madre de Dios,
tú eres el amor mío!"
Amada María y amado Jesús mío,
que vivan siempre en mi corazón y en el de todos,
vuestros nombres salvadores.
Que se olvide mi mente de cualquier otro nombre,
para acordarme sólo y siempre,
de invocar vuestros nombres adorados.
Jesús, Redentor mío, y Madre mía María,
cuando llegue la hora de dejar esta vida,
concédeme entonces la gracia de deciros:
"Os amo, Jesús y María;
Jesús y María,
os doy el corazón y el alma mía".
Amén

7 rasgos del Santo Nombre de la Virgen explicados por los santos

Texto tomado del libro "Las glorias de María" de San Alfonso María de Ligorio

1. María, nombre santo

El augusto nombre de María, dado a la Madre de Dios, no fue cosa terrenal, ni inventado por la mente humana o elegido por decisión humana, como sucede con todos los demás nombres que se imponen. Este nombre fue elegido por el cielo y se le impuso por divina disposición, como lo atestiguan san Jerónimo, san Epifanio, san Antonino y otros. "Del Tesoro de la divinidad –dice Ricardo de San Lorenzo– salió el nombre de María". De él salió tu excelso nombre; porque las tres divinas personas, prosigue diciendo, te dieron ese nombre, superior a cualquier nombre, fuera del nombre de tu Hijo, y lo enriquecieron con tan grande poder y majestad, que al ser pronunciado tu nombre, quieren que, por reverenciarlo, todos doblen la rodilla, en el cielo, en la tierra y en el infierno. Pero entre otras prerrogativas que el Señor concedió al nombre de María, veamos cuán dulce lo ha hecho para los siervos de esta santísima Señora, tanto durante la vida como en la hora de la muerte.

2. María, nombre lleno de dulzura

En cuanto a lo primero, durante la vida, "el santo nombre de María –dice el monje Honorio– está lleno de divina dulzura". De modo que el glorioso san Antonio de Papua, reconocía en el nombre de María la misma dulzura que san Bernardo en el nombre de Jesús. "El nombre de Jesús", decía éste; "el nombre de María", decía aquél, "es alegría para el corazón, miel en los labios y melodía para el oído de sus devotos". Se cuenta del V. Juvenal Ancina, obispo de Saluzzo, que al pronunciar el nombre de María experimentaba una dulzura sensible tan grande, que se relamía los labios. También se refiere que una señora en la ciudad de colonia le dijo al obispo Marsilio que cuando pronunciaba el nombre de María, sentía un sabor más dulce que el de la miel. Y, tomando el obispo la misma costumbre, también experimentó la misma dulzura. Se lee en el Cantar de los Cantares que, en la Asunción de María, los ángeles preguntaron por tres veces: "¿Quién es ésta que sube del desierto como columnita de humo? ¿Quién es ésta que va subiendo cual aurora naciente? ¿Quién es ésta que sube del desierto rebosando en delicias?" (Ct 3, 6; 6, 9; 8, 5). Pregunta Ricardo de San Lorenzo: "¿Por qué los ángeles preguntan tantas veces el nombre de esta Reina?" Y él mismo responde: "Era tan dulce para los ángeles oír pronunciar el nombre de María, que por eso hacen tantas preguntas".

Pero no quiero hablar de esta dulzura sensible, porque no se concede a todos de manera ordinaria; quiero hablar de la dulzura saludable, consuelo, amor, alegría, confianza y fortaleza que da este nombre de María a los que lo pronuncian con fervor.

3. María, nombre que alegra e inspira amor

Dice el abad Francón que, después del sagrado nombre de Jesús, el nombre de María es tan rico de bienes, que ni en la tierra ni en el cielo resuena ningún nombre del que las almas devotas reciban tanta gracia de esperanza y de dulzura. El nombre de María –prosigue diciendo– contiene en sí un no sé qué de admirable, de dulce y de divino, que cuando es conveniente para los corazones que lo aman, produce en ellos un aroma de santa suavidad. Y la maravilla de este nombre –concluye el mismo autor– consiste en que aunque lo oigan mil veces los que aman a María, siempre les suena como nuevo, experimentando siempre la misma dulzura al oírlo pronunciar.

Hablando también de esta dulzura el B. Enrique Susón, decía que nombrando a María, sentía elevarse su confianza e inflamarse en amor con tanta dicha, que entre el gozo y las lágrimas, mientras pronunciaba el nombre amado, sentía como si se le fuera a salir del pecho el corazón; y decía que este nombre se le derretía en el alma como panal de miel. Por eso exclamaba: "¡Oh nombre suavísimo! Oh María ¿cómo serás tú misma si tu solo nombre es amable y gracioso!".Contemplando a su buena Madre el enamorado san Bernardo le dice con ternura: "¡Oh excelsa, oh piadosa, oh digna de toda alabanza Santísima Virgen María, tu nombre es tan dulce y amable, que no se puede nombrar sin que el que lo nombra no se inflame de amor a ti y a Dios; y sólo con pensar en él, los que te aman se sienten más consolados y más inflamados en ansias de amarte". Dice Ricardo de San Lorenzo: "Si las riquezas consuelan a los pobres porque les sacan de la miseria, cuánto más tu nombre, oh María, mucho mejor que las riquezas de la tierra, nos alivia de las tristezas de la vida presente".

Tu nombre, oh Madre de Dios –como dice san Metodio– está lleno de gracias y de bendiciones divinas. De modo que –como dice san Buenaventura– no se puede pronunciar tu nombre sin que aporte alguna gracia al que devotamente lo invoca. Búsquese un corazón empedernido lo más que se pueda imaginar y del todo desesperado; si éste te nombra, oh benignísima Virgen, es tal el poder de tu nombre –dice el Idiota– que él ablandará su dureza, porque eres la que conforta a los pecadores con la esperanza del perdón y de la gracia. Tu dulcísimo nombre –le dice san Ambrosio– es ungüento perfumado con aroma de gracia divina. Y el santo le ruega a la Madre de Dios diciéndole: "Descienda a lo íntimo de nuestras almas este ungüento de salvación". Que es como decir: Haz Señora, que nos acordemos de nombrarte con frecuencia, llenos de amor y confianza, ya que nombrarte así es señal o de que ya se posee la gracia de Dios, o de que pronto se ha de recobrar.

Sí, porque recordar tu nombre, María, consuela al afligido, pone en camino de salvación al que de él se había apartado, y conforta a los pecadores para que no se entreguen a la desesperación; así piensa Landolfo de Sajonia. Y dice el P. Pelbarto que como Jesucristo con sus cinco llagas ha aportado al mundo el remedio de sus males, así, de modo parecido, María, con su nombre santísimo compuesto de cinco letras, confiere todos los días el perdón a los pecadores.

4. María, nombre que da fortaleza

Por eso, en los Sagrados cantares, el santo nombre de María es comparado al óleo: "Como aceite derramado es tu nombre" (Ct 1, 2). Comenta así este pasaje el B. Alano: "Su nombre glorioso es comparado al aceite derramado porque, así como el aceite sana a los enfermos, esparce fragancia, y alimenta la lámpara, así también el nombre de María, sana a los pecadores, recrea el corazón y lo inflama en el divino amor". Por lo cual Ricardo de San Lorenzo anima a los pecadores a recurrir a este sublime nombre, porque eso sólo bastará para curarlos de todos sus males, pues no hay enfermedad tan maligna que no ceda al instante ante el poder del nombre de María".

Por el contrario los demonios, afirma Tomás de Kempis, temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara. La misma Virgen reveló a santa Brígida, que no hay pecador tan frío en el divino amor, que invocando su santo nombre con propósito de convertirse, no consiga que el demonio se aleje de él al instante. Y otra vez le declaró que todos los demonios sienten tal respeto y pavor a su nombre que en cuanto lo oyen pronunciar al punto sueltan al alma que tenían aprisionada entre sus garras.

Y así como se alejan de los pecadores los ángeles rebeldes al oír invocar el nombre de María, lo mismo –dijo la Señora a santa Brígida– acuden numerosos los ángeles buenos a las almas justas que devotamente la invocan.

Atestigua san Germán que como el respirar es señal de vida, así invocar con frecuencia el nombre de María es señal o de que se vive en gracia de Dios o de que pronto se conseguirá; porque este nombre poderoso tiene fuerza para conseguir la vida de la gracia a quien devotamente lo invoca. En suma, este admirable nombre, añade Ricardo de San Lorenzo es, como torre fortísima en que se verán libres de la muerte eterna, los pecadores que en él se refugien; por muy perdidos que hubieran sido, con ese nombre se verán defendidos y salvados.

Torre defensiva que no sólo libra a los pecadores del castigo, sino que defiende también a los justos de los asaltos del infierno. Así lo asegura el mismo Ricardo, que después del nombre de Jesús, no hay nombre que tanto ayude y que tanto sirva para la salvación de los hombres, como este incomparable nombre de María. Es cosa sabida y lo experimentan a diario los devotos de María, que este nombre formidable da fuerza para vencer todas las tentaciones contra la castidad. Reflexiona el mismo autor considerando las palabras del Evangelio: "Y el nombre de la Virgen era María" (Lc 1, 27), y dice que estos dos nombres de María y de Virgen los pone el Evangelista juntos, para que entendamos que el nombre de esta Virgen purísima no está nunca disociado de la castidad. Y añade san Pedro Crisólogo, que el nombre de María es indicio de castidad; queriendo decir que quien duda si habrá pecado en las tentaciones impuras, si recuerda haber invocado el nombre de María, tiene una señal cierta de no haber quebrantado la castidad.

5. María, nombre de bendición

Así que, aprovechemos siempre el hermoso consejo de san Bernardo: "En los peligros, en las angustias, en las dudas, invoca a María. Que no se te caiga de los labios, que no se te quite del corazón". En todos los peligros de perder la gracia divina, pensemos en María, invoquemos a María junto con el nombre de Jesús, que siempre han de ir estos nombres inseparablemente unidos. No se aparten jamás de nuestro corazón y de nuestros labios estos nombres tan dulces y poderosos, porque estos nombres nos darán la fuerza para no ceder nunca jamás ante las tentaciones y para vencerlas todas. Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como lo dio a entender a santa Brígida hablando con su Madre santísima, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso. Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides.

En suma, llega a decir san Efrén, que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo a quien lo invoca con devoción. Por eso tiene razón san Buenaventura al llamar a María "salvación de todos los que la invocan", como si fuera lo mismo invocar el nombre de María que obtener la salvación eterna. También dice Ricardo de San Lorenzo que invocar este santo y dulce nombre lleva a conseguir gracias sobreabundantes en esta vida y una gloria sublime en la otra. Por tanto, concluye Tomás de Kempis: "Si buscáis, hermanos míos, ser consolados en todos vuestros trabajos, recurrid a María, invocad a María, obsequiad a María, encomendaos a María. Disfrutad con María, llorad con María, caminad con María, y con María buscad a Jesús. Finalmente desead vivir y morir con Jesús y María. Haciéndolo así siempre iréis adelante en los caminos del Señor, ya que María, gustosa rezará por vosotros, y el Hijo ciertamente atenderá a la Madre".

6. María, nombre consolador

Muy dulce es para sus devotos, durante la vida, el santísimo nombre de María, por las gracias supremas que les obtiene, como hemos vitos. Pero más consolador les resultará en la hora de la muerte, por la suave y santa muerte que les otorgará. El P. Sergio Caputo, jesuita, exhortaba a todos los que asistieran a un moribundo, que pronunciasen con frecuencia el nombre de María, dando como razón que este nombre de vida y esperanza, sólo con pronunciarlo en la hora de la muerte, basta para dispersar a los enemigos y para confortar al enfermo en todas sus angustias. De modo parecido, san Camilo de Lelis, recomendaba muy encarecidamente a sus religiosos que ayudasen a los moribundos con frecuencia a invocar los nombres de Jesús y de María como él mismo siempre lo había practicado; y mucho mejor lo practicó consigo mismo en la hora de la muerte, como se refiere en su biografía; repetía con tanta dulzura los nombres, tan amados por él, de Jesús y de María, que inflamaba en amor a todos los que le escuchaban. Y finalmente, con los ojos fijos en aquellas adoradas imágenes, con los brazos en cruz, pronunciando por última vez los dulcísimos nombres de Jesús y de María, expiró el santo con una paz celestial. Y es que esta breve oración, la de invocar los nombres de Jesús y de María, dice Tomás de Kempis, cuanto es fácil retenerla en la memoria, es agradable para meditar y fuerte para proteger al que la utiliza, contra todos los enemigos de su salvación.

7. María, nombre de buenaventura

¡Dichoso –decía san Buenaventura– el que ama tu dulce nombre, oh Madre de Dios! Es tan glorioso y admirable tu nombre, que todos los que se acuerdan de invocarlo en la hora de la muerte, no temen los asaltos de todo el infierno.

Quién tuviera la dicha de morir como murió fray Fulgencio de Ascoli, capuchino, que expiró cantando: "Oh María, oh María, la criatura más hermosa; quiero ir al cielo en tu compañía". O como murió el B. Enrique, cisterciense, del que cuentan los anales de su Orden que murió pronunciando el dulcísimo nombre de María.

Roguemos pues, mi devoto lector, roguemos a Dios nos conceda esta gracia, que en la hora de la muerte, la última palabra que pronunciemos sea el nombre de María, como lo deseaba y pedía san Germán. ¡Oh muerte dulce, muerte segura, si está protegida y acompañada con este nombre salvador que Dios concede que lo pronuncien los que se salvan! ¡Oh mi dulce Madre y Señora, te amo con todo mi corazón! Y porque te amo, amo también tu santo nombre. Propongo y espero con tu ayuda invocarlo siempre durante la vida y en la hora de la muerte. Concluyamos con esta tierna plegaria de san Buenaventura: "Para gloria de tu nombre, cuando mi alma esté para salir de este mundo, ven tú misma a mi encuentro, Señora benditísima, y recíbela". No desdeñes, oh María –sigamos rezando con el santo– de venir a consolarme con tu dulce presencia. Sé mi escala y camino del paraíso. Concédele la gracia del perdón y del descanso eterno. Y termina el santo diciendo: "Oh María, abogada nuestra, a ti te corresponde defender a tus devotos y tomar a tu cuidado su causa ante el tribunal de Jesucristo".

 

Enciclopedia Católica

El objeto de la celebración es la Santísima Virgen con el nombre de Mirjam (María); la fiesta conmemora todos los privilegios concedidos a María por Dios y todas las gracias que hemos recibido por su intercesión y mediación. Fue instituida en 1513 en Cuenca, España, y asignada con propio Oficio al 15 de Septiembre, la octava de la Natividad de María. Después de la reforma del Breviario por San Pío V, por decreto de Sixto V (16 de enero de 1587), fue transferida al 17 de Sept. En 1622 fue extendida a la Arquidiócesis de Toledo por Gregorio XV. Después de 1625 la Congregación de los Ritos titubeó por un rato antes de autorizar que se extendiera más (comparar con los siete decretos "Analecta Juris Pontificii", LVIII, decr 716 sqq.) Pero era celebrada por los Trinitarios españoles en 1640 (Ordo Hispan., l640). En Nov. 15 de 1658, fue concedida la fiesta al Oratorio del cardenal Berulle bajo el título: Solemnitas Gloriosae Virginis, dupl. cum. oct., 17 Sept. Con el título original, SS. Nominis B.M.V., fue concedida a toda España y el reino de Nápoles el 26 de Enero de 1671. Después del sito de Viena y la gloriosa victoria de Sobieskl sobre los turcos (12 de Sept., 1683), la fiesta fue extendida a la Iglesia universal por Inocente XI, y asignada al domingo después de la Natividad de María por decreto del 25 de Nov. de l683 (duplex majus); fue concedida a Austria como d. 2. classis el primero de Agosto de 1654. De acuerdo al decreto del 8 de Julio de 1908, cuando la fiesta no pueda ser celebrada en su propio domingo porque lo ocupe una fiesta de mayor jerarquía, deberá dejarse en el 12 de Septiembre, el día en que se celebra la victoria de Sobieski en la Martirología Romana. El calendario de las monjas de la Adoración Perpetua, O.S.B. del año1827 en Francia, tiene la fiesta con un oficio especial el 25 de Sept. La fiesta del Santo Nombre de María, es la fiesta patronal de los Clérigos Regulares de las Pías Escuelas (Piaristas) y de la Sociedad de María (Marianistas), en ambos casos con un oficio propio. En 1666 los Carmelitas Descalzos recibieron la facultad de recitar el Oficio del Nombre de María cuatro veces al año (duplex). En Roma, una de las iglesias gemelas en el Foro Trajano está dedicada al Nombre de María. En el Calendario Ambrosiano de Milán la fiesta del Santo Nombre de María está asignado al 11 de Septiembre.

Nuestra Señora de las Lajas

En los límites entre Colombia y Ecuador hay un santuario hermosísimo, maravilla de quienes lo visitan. Allí se venera la imagen de nuestra Señora de las Lajas, y miles y miles de peregrinos de los dos países la visitan cada año y obtienen maravillosos favores de Dios.

 

Videos:

http://www.youtube.com/watch?v=4fDXFjWH29Q

http://www.youtube.com/watch?v=Pzw1e-UAnBw

Cuenta la tradición que una india iba por aquellos campos buscando leña cuando observó unos resplandores en una roca. Se acercó y vio pintada en la piedra una bella imagen de la Sma. Virgen del Rosario. Dio la noticia al Señor Cura de Ipiales el cual se trasladó allí con varios vecinos y al contemplar tan bella y atrayente imagen se propuso construir en el sitio un templo a Nuestra Señora.

Sigue contando la tradición que aquella india, Juana Mueses, llevaba sobre sus espaldas una hija llamada Rosa, que era sordomuda, y que la niñita al ver la sagrada imagen pronunció el dulce nombre de María, y quedó curada de su mudez y de su sordera.

La santa imagen representa a la Virgen del Rosario, con sus dos grandes devotos: Santo Domingo y San Francisco. Allí junto a ella se han obrado milagros impresionantes, y por eso es visitada por tan inmenso número de peregrinos.

Siempre tenemos que recordar que quien hace el milagro no es la imagen que es pintura y materiales sin vida, sino Dios Santísimo, quien al ver la fe de los devotos y al oír los ruegos que la Madre Santísima le hace por ellos, les concede toda clase de bendiciones y ayudas.

El nombre de "Lajas" proviene de unas piedras muy lisas, llamadas así, y que componen todos aquellos alrededores. Este sitio es un cañón rocoso profundo e impresionante.

El templo es de estilo gótico y su presencia es imponente y majestuosa, proporcionada a la solemne majestuosidad de aquellos impresionantes abismos.

Uno de los más populares benefactores del templo de las Lajas fue "el ciego Rivera", quien sin la luz de sus ojos recorrió campos, pueblos y ciudades mendigando dinero para comprar materiales con los cuales construirle el santuario a Nuestra Señora. Es el amor a la Madre que no repara en sacrificios con tal de poder levantarle un templo digno de tan Gran Benefactora. Nos podemos imaginar cómo le habrá recompensado Ella en la eternidad.

El arquitecto Espinoza la construyó con obreros que no sabían nada de construcción. Labradores campesinos a los cuales él tenía que enseñarles desde el modo como se hace una formaleta hasta la proporción en que hay que mezclar la arena y el cemento. Pero la buena voluntad pudo más que las dificultades que se presentaban. Y trabajando fueron aprendiendo.

Qué hermoso que cuando nos presentemos a Jesucristo en el día del juicio para que nos señale nuestro puesto en loa eternidad, le podamos oír decir: "He oído a mi Madre hablar bien de ti".

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Guido, Santo Campesino modelo de Anderlecht, 12 de septiembre de 1012  

Guido, Santo

Campesino modelo de Anderlecht (actual Bélgica)
Septiembre 12

 


Entre sus paisanos era conocido por su piedad sencilla y constante y requerido para trabajos concienzudos y esforzados. Vamos que la piedad le llevaba a no ser perezoso y que el trabajo de la tierra le ayudaba a mirar al Cielo.

Un buen día le sugirieron una posibilidad de cambio de oficio. Podría pasar nada menos que a ser sacristán cerca de Bruselas, en la iglesia de Lacken. Ello supuso también un cambio de ciudad y de costumbres. Parece que le tentó el comercio y en ese campo de la actividad humana quiso hacer pinitos saliendo mal el asunto y perdiendo sus ahorros.

Se dedicó entonces a peregrinar por el mundo. Casi se puede decir que comenzó una bohemia en la que sólo él gobernaba su existencia sin que hubiera de dar cuentas a nadie. Pero lo hizo bien. Se sabe que estuvo dos veces en Tierra Santa y dos veces en Roma. De hecho, debió aprovechar muy bien su tiempo libre por lo que se relata a continuación.

Regresó del deambulaje y murió poco después en Anderlecht, su ciudad, donde se le enterró casi como a un desconocido.

Pero, en su sepultura comenzaron a suceder hechos maravillosos que empezaron a atraer a la gente del pueblo primero y a los lejanos después... De hecho sus reliquias comenzaron a recibir culto y la devoción a San Guido se extendió rápidamente, cobrando auge continuo y popularidad.

Bien hicieron los agricultores de su tierra y de su tiempo en tomarlo por patrono, como en España harían poco después con San Isidro; también los sacristanes de entonces y de hoy se protegen con este santo intercesor que entendía de cirios, de cajoneras y campanas; no menos podrían acudir a este trotamundos los que se ocupan de desperezar el tiempo libre propio o de los demás.

Una vez más, con este santo agricultor, sacristán, comerciante fracasado y caminante del mundo, se nos enseña que la santidad no es patrimonio exclusivo de conventuales, sabios o mártires.

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María Victoria de Fornari-Strata Beata Biografía 12 de septiembre  

María Victoria de Fornari-Strata Beata

Septiembre 12

 

Poco después de su muerte, la Beata María Victoria de Fornari-Strata se apareció a una devota suya usando tres vestidos: el primero era de color oscuro, pero adornado con oro y plata; el segundo también era oscuro, pero adornado con joyas brillantes; el tercero era blanco?azul reluciente. Esta visión, prescindiendo de su historicidad, sintetiza los tres estados de vida (conyugal, viudez y religioso) por los que ella pasó: fue, efectivamente, hija, esposa, madre, viuda y religiosa (fundadora, superiora y simple monja). Su vida ejemplar dio testimonio de las más variadas virtudes.

María Victoria nació en Génova en 1562, séptima de nueve hijos de Jerónimo y Bárbara Veneroso. Como creció en un ambiente de amor y de piedad bastante austero, probablemente quiso entrar en la vida religiosa, pero cuando los padres le encontraron un pretendiente en la persona de Angel Strata, se unió a él en matrimonio a los 17 años. Pronto llegaron los hijos. Cuando Angel murió, sólo ocho años y ocho meses después del matrimonio, cinco muchachitos se agarraban a las faldas de la joven madre (tenía 25 años) y un sexto nacería un mes después.

A pesar de sus hijos, María Victoria se sintió de repente sola y abandonada y pasó por una tremenda crisis, durante la cual pidió varias veces la muerte: una experiencia humana que después le ayudaría a comprender y a ayudar mejor a las jóvenes desorientadas por alguna amarga prueba. Pasada la crisis, hizo tres votos: de castidad, de no llevar nunca joyas ni vestidos de seda, y de no participar en fiestas mundanas.

Después que las hijas se hicieron canónigas lateranenses y los hijos entraron con los mínimos, ella se unió a Vicentina Lomellini-Centurione, a María Tacchini, a Clara Spinola y a Cecilia Pastori en la Orden de las Hermanas Anunciatas Celestes, en el monasterio preparado para ellas en el Castillito de Génova de Esteban Centurione, el esposo de Vicentina, que también se hizo religioso y sacerdote. Por su hábito las religiosas fueron llamadas "turquinas" o "celestes".

La Regla, redactada por el jesuita Bernardino Zanoni, padre espiritual de María Victoria, estimulaba a las religiosas a una íntima devoción hacia la Santisima Virgen de la Anunciación, y establecía una intensa vida de piedad, de pobreza genuina y una rigurosa clausura. Fundadora y superiora, María Victoria pasó los últimos cinco años como simple religiosa, dando ejemplo de humildad y obediencia.

Murió el 15 de diciembre de 1617, y fue beatificada por León XII en 1828.

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Plácida de Verona, Santa Patrona de Verona, 12 de septiembre  

Septiembre 12

 

Etimológicamente significa "de carácter suave". Viene de la lengua latina.

Pedro escribe:" Poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la Revelación de Jesucristo."

Plácida fue una virgen del siglo VI.

Posiblemente, esta joven habría meditado muchas veces las palabras de san Pedro mientras emprendía su camino hacia la santidad, su gran esperanza y anhelo.

Se sabe que existe una media docena de santos y santas que llevan este bello nombre.

El más célebre es el discípulo de san Benito y san Mauro. En femenina tan sólo se puede encontrar en el calendario la de hoy.

Su historia y su figura apenas están definidas.

Vivió en la primera mitad del siglo VI en la linda ciudad de Verona, en la que no solamente hay que admirar el anfiteatro o el monumento a Julieta sino otro montón de cosas referentes a vidas de santos y santas.

Pero incluso en esta ciudad su recuerdo se pierde ya en el tiempo.

El recuerdo de lo que ella fue, solamente tiene como fundamento la inscripción sepulcral que dice: "Aquí reposa Plácida, chica de una familia noble que vivió 18 años y once meses, y aquí fue sepultada".

En esto se basa toda la historia de esta joven.
El pueblo de Verona, sin embargo, la ha honrado y venerado como a una santa desde siempre.

Hay leyendas que dicen que era de familia imperial, hija de Valentiniano III.

Es una de las patronas de Verona. Dicen que incluso hizo milagros como curar a una sordomuda de nacimiento.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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