jueves, 7 de septiembre de 2017

[ † ] Jueves del Santísimo Sacramento. 07/09/2017. Santa Regina ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Dejándolo todo, lo siguieron

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas a la orilla del lago; los pescadores estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra y, sentado enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: 
"Lleva la barca lago adentro y echen sus redes para pescar". 
Simón replicó: 
"Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes". 
Así lo hicieron, y cogieron tal cantidad de pescados que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, y le dijo: 
"¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!" 
Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido; lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: 
"No temas: desde ahora serás pescador de hombres". 
Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 22a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Escucha, Señor, y respóndeme; salva a tu siervo que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, tú que puedes darnos un mismo querer y un mismo sentir, concédenos a todos amar lo que nos mandas y anhelar lo que nos prometes para que, en medio de las preocupaciones de esta vida, pueda encontrar nuestro corazón la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Dios nos ha liberado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 9-14

Hermanos: Desde que recibimos noticias de ustedes, no hemos dejado de pedir incesantemente a Dios que los haga llegar a conocer con plenitud su voluntad, por medio de la perfecta sabiduría y del conocimiento espiritual. 
Así ustedes vivirán según el Señor se merece, le agradarán en todo, darán fruto con toda clase de buenas obras y crecerán en el conocimiento de Dios. Fortalecidos en todo aspecto por el poder que irradia de él, podrán resistir y perseverar en todo con alegría y constancia, dando gracias a Dios Padre, que los ha hecho capaces de compartir la herencia de su pueblo santo en el reino de la luz. 
El nos ha liberado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre hemos recibido la redención, esto es, el perdón de los pecados.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 97

El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.
El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.
Aleluya.

Evangelio

Dejándolo todo, lo siguieron

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas a la orilla del lago; los pescadores estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra y, sentado enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: 
"Lleva la barca lago adentro y echen sus redes para pescar". 
Simón replicó: 
"Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes". 
Así lo hicieron, y cogieron tal cantidad de pescados que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, y le dijo: 
"¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!" 
Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido; lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: 
"No temas: desde ahora serás pescador de hombres". 
Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que por medio de un sacrificio único, el de Cristo en la Cruz, nos has adoptado como hijos tuyos, concede siempre a tu Iglesia el don de la unidad y de la paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que , hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:

Antífona de la Comunión

La tierra está llena, Señor, de dones tuyos, de ti proviene el pan y el vino que alegra el corazón humano.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Completa, Señor, en nosotros la obra redentora de tu amor y danos la fortaleza y generosidad necesarias para que podamos cumplir en todo tu santa voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 7/09 Regina (virgen y mártir, rojo)

Antífona de Entrada

Está santa mártir derramó su sangre por el nombre de Cristo, no temió las amenazas de los jueces, y así alcanzó el Reino de los cielos.

 

Oración Colecta

Oremos:
Padre todopoderoso, que concediste a la mártir santa Regina pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre, te rogamos que tu intercesión nos ayude a soportar por tu amor la adversidad y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Yo te desposaré conmigo para siempre

Lectura del libro del profeta Oseas 2, 16. 17. 21-22

Esto dice el Señor:
"Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era joven, como el día en que salió de Egipto.
Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 44

Escúchame, hija mía, y presta oído.

Escúchame, hija mía, y presta oído, olvida tu nación y tu familia: prendado está el rey de tu hermosura, ante él, que es tu Señor, la frente inclina.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

Revestida de oro y de brocados, majestuosa penetra la princesa; la llevan ante el rey y un grupo de doncellas va tras ella.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

En gozoso cortejo del palacio del rey cruzan las puertas. A cambio de tus padres tendrás hijos que príncipes harás sobre la tierra.
Escúchame, hija mía, y presta oído.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ven esposa de Cristo, recibe la corona que el Señor te ha preparado desde la eternidad.
Aleluya.

Evangelio

Marta lo recibió en su casa: María ha escogido la parte mejor

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
"Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano".
Pero el Señor le contestó:
"Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos, en reconocimiento de las maravillas realizadas por tu amor en la vida de santa Regina, y haz que nuestro sacrificio de alabanza sea grato a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Ya viene el esposo; salgamos al encuentro de Cristo, el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que este sacramento fortalezca en nosotros tu amor, para que aceptemos los sufrimientos de nuestra vida como una forma de participar en la pasión de Cristo y nos esforcemos por vivir unidos a ti, a ejemplo de santa Regina, virgen.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

22ª semana. Jueves

EL PODER DE LA OBEDIENCIA

— La obediencia da fuerzas y frutos.

— Necesidad de esta virtud para quien quiere seguir de cerca a Cristo.

— No poner límites al querer de Dios.

I. Estaba Jesús junto al lago de Genesaret con una gran muchedumbre que deseaba oír la Palabra de Dios. Pedro y sus compañeros de trabajo lavaban las redes después de bregar una noche sin pescar nada. Y Jesús, que quiere meterse hondamente en el alma de Simón, le pidió la barca y le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba desde la barca a la multitud1. Quizá Pedro siguió con la tarea de dejar a punto el aparejo de la pesca mientras escuchaba al Maestro, a quien ya conocía desde que le llevó hasta Él su hermano Andrés2; no sospecha los planes tan grandiosos del Señor.

Cuando terminó de hablar, Jesús dijo a Simón: Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. Quizá han terminado de limpiar las redes de las algas y del fango del lago. Todo invita a la excusa: el cansancio, que es mayor cuando no se ha pescado nada, las redes lavadas y preparadas para la noche siguiente, la inoportunidad de la hora para la pesca... Pero la mirada de Jesús, el modo imperativo y a la vez amable de dar la orden, el supremo atractivo que Cristo ejerce sobre las almas nobles... llevaron a Pedro a embarcarse de nuevo. El único motivo de echarse al agua con las barcas es Jesús: Maestro -le dice Pedro-, hemos estado fatigándonos durante toda la noche y nada hemos pescado; pero, no obstante, sobre tu palabra echaré las redes. In verbo autem tuo..., sobre tu palabra. Esta es la gran razón.

En muchos momentos, cuando hace su aparición esa fatiga peculiar que origina el no ver frutos en la vida interior personal o en el apostolado, cuando nos parece que todo ha sido un fracaso y encontramos motivos humanos para abandonar la tarea, debemos oír la voz de Jesús que nos dice: Duc in altum, guía mar adentro, recomienza de nuevo, vuelve a empezar... en mi Nombre.

«El secreto de todos los avances y de todas las victorias está en saber "volver a empezar", en sacar la lección de un fracaso y después intentar una vez más»3. A través de esos aparentes fracasos, quizá quiera decirnos el Señor que debemos actuar por motivos más sobrenaturales, por obediencia, por Él y solo por Él. «¡Oh poder de la obediencia! -El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano.

»—Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron "piscium multitudinem copiosam" -una gran cantidad de peces.

»—Créeme: el milagro se repite cada día»4.

Si alguna vez nos encontramos cansados y sin fuerzas para recomenzar, miraremos al Señor que nos acompaña en esta barca nuestra. Entonces Jesús nos invita a poner en práctica, con docilidad interior, con empeño, esos consejos que hemos recibido en la Confesión, en la dirección espiritual, y encontraremos las fuerzas. «Muchas veces –dice Santa Teresa– me parecía no poder sufrir el trabajo conforme a mi bajo natural; me dijo el Señor: Hija, la obediencia da fuerzas»5.

II. Pedro se adentró en el lago con Jesús en su barca y pronto se dio cuenta de que las redes se llenaban de peces; tantos, que parecía que se iban a romper. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran y les ayudasen. Vinieron y llenaron las dos barcas de modo que casi se hundían. Hubo pescado para todos; Dios premia siempre la obediencia con frutos incontables.

Este pasaje del Evangelio está lleno de enseñanzas: por la noche, en ausencia de Cristo, la labor había sido estéril. Lo mismo ocurre en la vida de los cristianos cuando pretenden sacar adelante tareas apostólicas sin contar con el Señor, en la oscuridad más grande, dejándose llevar exclusivamente de la propia experiencia o de esfuerzos demasiado humanos. «Te empeñas en andar solo, haciendo tu propia voluntad, guiado exclusivamente por tu propio juicio... y, ¡ya lo ves!, el fruto se llama "infecundidad".

»Hijo, si no rindes tu juicio, si eres soberbio, si te dedicas a "tu" apostolado, trabajarás toda la noche –¡toda tu vida será una noche!–, y al final amanecerás con las redes vacías»6.

Pedro mostró su humildad al obedecer a quien, por no ser hombre de mar, bien se podría pensar que poco o nada sabía de aquel trabajo en el que, día tras día, él, Simón, había conseguido tanta experiencia y un gran saber. Sin embargo, se fía del Señor, tiene más confianza en la palabra de Jesús que en sus años de brega. Esto nos indica también que el Señor ya lo había ganado para Sí, que ya poco faltaba para que lo dejara todo por Él.

Esta obediencia, esta confianza en las palabras de Jesús fue la última preparación de Pedro para recibir su llamamiento definitivo. Parece como si el Señor hubiera dispuesto su llamada después de un acto de obediencia y de confianza plena.

La necesidad de la obediencia para quien quiere ser discípulo de Cristo –por encima de toda razón de conveniencia, de eficacia– está en que forma parte del misterio de la Redención, pues Cristo mismo «reveló su misterio y realizó la redención con su obediencia»7. Por eso, el que quiera seguir los pasos del Maestro no puede limitar su obediencia; Él nos enseñó a obedecer en lo fácil y en lo heroico, «pues obedeció en cosas gravísimas y dificilísimas: hasta la muerte de Cruz»8.

La obediencia nos lleva a querer identificar en todo nuestra voluntad con la voluntad de Dios, que se manifiesta a través de los padres, de los superiores, de los deberes que llevan consigo los quehaceres familiares, sociales y profesionales. La voluntad de Dios en lo que hace referencia al alma se revela de modo muy particular en los consejos de la dirección espiritual.

El Señor espera de nosotros, por tanto, una conducta enteriza que incluye –en toda circunstancia– una obediencia delicada y alegre: sujeción, por Dios, a la autoridad legítima en los diversos órdenes de la vida humana, primordialmente al Romano Pontífice y al Magisterio de la Iglesia.

Si permanecemos con Cristo, Él llena siempre nuestras redes. Junto a Él, incluso lo que parecía estéril y sin sentido se vuelve eficaz y fructuoso. «La obediencia hace meritorios nuestros actos y sufrimientos, de tal modo que, de inútiles que estos últimos pudieran parecer, pueden llegar a ser muy fecundos. Una de las maravillas realizadas por nuestro Señor es haber hecho que fuera provechosa la cosa más inútil, como es el dolor. Él lo ha glorificado mediante la obediencia y el amor»9.

III. Pedro quedó asombrado ante la captura que habían realizado. El Señor se manifestó en este milagro de modo muy particular a él. Pedro miró a Jesús, y entonces se arrojó a sus pies, diciendo: Apártate de mí, que soy un hombre pecador. Comprendió su pequeñez ante la suprema dignidad de Cristo. Entonces Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora serán hombres los que has de pescar. Pedro y quienes le habían acompañado en la pesca, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le siguieron.

Jesús comenzó pidiéndole prestada una barca y se quedó con su vida. Y Pedro dejaría tras de sí una huella imborrable en tantas almas que Cristo mismo puso a su alcance. Comenzó a obedecer en lo pequeño y el Señor le manifestó los grandiosos planes que para él, pobre pescador de Galilea, tenía desde la eternidad. Nunca pudo sospechar la trascendencia y el valor de su vida. Miles y miles de personas encendieron su fe en la de aquellos que siguieron aquel día a Jesús, y muy particularmente en la de Pedro, que sería la roca, el cimiento inconmovible de la Iglesia.

Tampoco nosotros podemos sospechar las consecuencias de nuestro seguimiento fiel a Cristo. Cada vez nos pide más correspondencia, más docilidad y más obediencia a lo que, de modo diferente, nos va manifestando. Si somos fieles, un día nos hará contemplar el Señor la trascendencia de nuestro seguirle con obras. «Eres, entre los tuyos –alma de apóstol–, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y este, otro... y otro... y otro... Cada vez más ancho.

»¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?»10.

No pongamos límites al Señor, como no los puso Pedro. «Si eres de los de mar adentro, clava con firmeza tu timón. Si te das a Dios, date como los santos se dieron. Que no haya nada ni nadie que merezca tu atención para frenar tu marcha; eres de Dios. Si te das, date para la eternidad. Ni el oleaje ni la resaca conmoverán tus cimientos. Dios se apoya en ti; arrima tú también el hombro, y navega contra corriente (...).Duc in altum. Lánzate a las aguas con la audacia de los enamorados de Dios»11.

Nuestra Madre Santa María, Stella maris, Estrella del mar, nos enseñará a ser generosos con el Señor cuando nos pida prestada una barca y cuando quiera que le demos la vida entera. Ninguna condición hemos puesto para seguirle.

1 Lc 5, 1-11. — 2 Cfr. Jn 1, 41. — 3 G. Chevrot, Simón Pedro, p. 34. — 4 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 629. — 5 Santa Teresa, Fundaciones, pról. 2. — 6 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 574. — 7 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 3. — 8Santo Tomás, Comentario a la Epístola a los Hebreos 5, 8, lec. 2. — 9 R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, vol. II, p. 683. — 10 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 831. — 11 J. Urteaga, El valor divino de lo humano, pp. 174-175.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Regina, Virgen y Mártir

Regina = "Reina", en latín

Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación esta próxima. Al otro día, Olybrius ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. En el momento de la ejecución, apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.

La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Ralph Corby y Juan Duckett, Beatos Presbíteros y Mártires, 7 de septiembre  

Ralph Corby y Juan Duckett, Beatos

Presbíteros y Mártires

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beatos Ralph Corby, jesuita, y Juan Duckett, presbíteros y mártires, que, siendo rey Carlos I, fueron condenados a muerte en el patíbulo de Tyburn por haber entrado en Inglaterra como sacerdotes, alcanzando así la palma celestial (1644).

Fecha de beatificación: 15 de diciembre de 1929 por el Papa Pío XI.

 

Juan Ducket nació en Inglaterra, en l613, en la región de Yorkshire. Se cree que era sobrino del beato Jaime Ducket, quien también fue mártir. Realizó los primeros estudios en un colegio inglés de la ciudad de Douai (Francia), donde más tarde recibió la ordenación sacerdotal. Años después concurrió a la universidad de París.

Al confesar que era sacerdote católico, fue enviado a Londres y encarcelado en un presidio de las cercanías. Allí lo acompañó el padre Ralph Corby, sacerdote jesuita, también apresado cuando celebraba misa en la localidad de Hamsterley Hall.

Este último vio la luz en 1598 en Maynooth, Todos los miembros de su familia habían ingresado a la vida consagrada. Su padre y dos de sus hermanos pertenecían a la compañía de Jesús, y dos hermanas eran benedictinas en Bruselas.

Ralph Corby se incorporó a la Compañía en Watten (Vlandes). Tenía treinta y cuatro años cuando comenzó su apostolado en Inglaterra, en el condado de Durham, de donde era oriunda su familia. Durante doce años trabajó infatigablemente, sosteniendo con su palabra de fe a los fieles, atemorizados por la persecución de la corona.

En el mes de setiembre ambos sacerdotes fueron condenados a morir en el patíbulo. Fuera de Inglaterra, los jesuitas trabajaron para conseguir la libertad del padre Corby, quien al enterarse ofreció su lugar al padre Ducket, cosa que éste no aceptó. Las gestiones emprendidas para liberarlos fracasaron, y el día 7 de setiembre de 1644 fueron llevados a Tyburn. Tranquilos y sonrientes marcharon hacia el lugar del suplicio. El padre Ducket bendecía a todos aquellos que se acercaban. A un pastor protestante que quiso convertirlo, lo atajó diciendo: "No he venido a este lugar para que me enseñen mi fe, sino a morir por ella".

Puestos bajo las respectivas horcas, el padre Corby habló a los que allí se hallaban, exaltando la fe católica y su alegría por haber merecido la palma del martirio. La víspera de la ejecución, el beato Juan Ducket escribió una carta al vicario apostólico de Inglaterra, quien en ese entonces se hallaba en París. En ella le expresaba que no temía a la muerte, que la recibiría con júbilo, "porque Cristo es mi vida y la muerte mi victoria".

Si usted tiene información relevante para la canonización de los Beatos Juan y Ralph, por favor contacte a:
Catholic Bishops' Conference of England and Wales
39 Eccleston Square
London SW1V 1BX, UNITED KINGDOM

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Evorcio o Evodio, Santo Obispo, 7 de septiembre  

Evorcio o Evodio, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Orleans, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Evorcio, obispo (s. IV).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

Viajando en el tiempo, nos encontramos hoy en Orleáns. Resulta que había un concilio y había reunidos muchos obispos para tratar el la condena de las herejías reinantes en aquellos turbulentos años del 358.

Estaban trabajando a fondo. Mientras hacía un día la oración acostumbrada, entró un desconocido y todos pusieron cara de sorpresa.

Un guardián del templo, picado por la curiosidad, se acercó a él y le preguntó qué hacía allí.

"Soy subdiácono de la Iglesia y mi nombre es Evorcio. Mi patria es Benevento y vengo en busca de mis hermanos Eumorcio y Casia.
Están cautivos y quiero que le den la libertad".

El guaria le llevó a su casa y lo alojó en ella.

Al día siguiente se puso en camino. El guardia lo llamó y le dijo: "Amigo de Dios, ¿no sabes lo que pasa aquí? Desde que murió el obispo, no han encontrado a un sucesor.
Hay dos bandos y nadie se entiende. Quédate con nosotros".

Se fue a la iglesia y se colocó al lado del guardián. Rezaron juntos. Y en ese momento apareció una blanca paloma sobre Evorcio.

Todos, sin dudarlo, le nombraron obispo, y gobernó la diócesis durante 30 años.
Murió el 7 de septiembre del 388.

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Fuente: Vatican.va
Ignacio Klopotowski, Beato Sacerdote y Fundador, 7 de septiembre  

Ignacio Klopotowski, Beato

Sacerdote y Fundador de la Congregación de las
Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de Loreto

Martirologio Romano: En Powazki, Polonia, beato Ignacio Klopotowski, presbítero y fundador (1931)

Fecha de beatificación: Fue beatificado el 19 de junio de 2005 en el pontificado de S.S. Benedicto XVI

 

Nació el 20 de julio de 1866 en Korzeniówka, en la región de Podlasie. Frecuentó el instituto de estudios clásicos de Siedlce. En 1883 entró en el seminario mayor de Lublin. Para completar los estudios, al cuarto año fue enviado a la Academia de teología de San Petersburgo, donde obtuvo la licenciatura en teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de julio de 1891 en la catedral de Lublin, de manos de monseñor Franciszek Jaczewski.

Después de la ordenación, fue nombrado vicario parroquial en la parroquia de la Conversión de San Pablo. En 1892 fue designado capellán del hospital de San Vicente y profesor del seminario mayor, donde durante catorce años enseñó, entre otras disciplinas, sagrada Escritura, teología moral y derecho canónico.

En su trabajo pastoral se encontró muchas veces con la miseria moral y material, el desempleo, la ignorancia y el subdesarrollo; estas eran las condiciones en que vivía gran parte de la sociedad de entonces. Para paliar estas situaciones, fundó diversas instituciones de beneficencia: una casa de trabajo retribuido, una escuela profesional, el hospicio de San Antonio para mujeres de la calle, orfanatos, residencias de ancianos, etc.

El padre Klopotowski, que estaba atento a la voz de Dios y la reconocía ante todo en la oración y en las circunstancias concretas de la vida, no se contentó con satisfacer las necesidades básicas de los más pobres, sino que también quiso llevarles ayuda espiritual, preocupándose a la vez por su situación cultural. Su vida se polarizaba en torno a la Eucaristía. El rosario era para él un importante elemento de la piedad mariana. En particular, cuando Polonia se liberó de Rusia, promovió incansablemente la educación cristiana de niños y jóvenes, defendiendo con empeño la figura de la madre en el hogar y su papel insustituible en la educación de los hijos y en la transmisión de las primeras nociones de la fe.

Ya durante los primeros años de su sacerdocio publicó libros de oración y de contenido religioso. En 1905 empezó a publicar el diario "Polaco-Católico", el semanario "La Semilla" y la revista mensual "El Buen Domingo". Su celo por la difusión del rosario lo impulsó a publicar la revista mensual "Círculo del Rosario"; fruto de su amor a la niñez es la publicación "El Ángel Custodio".

En uno de sus escritos decía: "Todo niño abrazado contra el corazón, toda existencia humana salvada de la muerte, todo centésimo sumado a una obra buena, son un gran mérito ante la patria".

Con el fin de garantizar la continuidad de la acción apostólica mediante la palabra impresa, el 31 de julio de 1920 fundó la congregación de las Religiosas de la Bienaventurada Virgen María de Loreto. Sabía que la vocación del sacerdote consiste en guiar a las personas a la salvación. Para lograrlo a través de los medios de comunicación más modernos de su tiempo, se inspiraba en las exhortaciones de los Sumos Pontífices León XIII y Pío X a oponer a la prensa negativa la fuerza de la buena. Por lo demás, consideraba la palabra impresa como la prolongación del ambón y un medio muy idóneo para difundir el reino de Dios en la tierra. Murió el 7 de septiembre de 1931, y fue enterrado en el cementerio de Powazki.

Si usted tiene información relevante para la canonización del beato ignacicio, contacte a:
ul.
Sierakowskiego 6
03-717 Warszawa, POLONIA

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Fuente: Vatican.va
Eugenia Picco, Beata Virgen, 7 de septiembre  

Eugenia Picco, Beata

Virgen

Martirologio Romano: En Parma, ciudad de la Emilia, en Italia, beata Eugenia Picco, virgen, de la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, que, entregada al cumplimiento de la voluntad de Dios, promovió la dignidad de la mujer y se dedicó a la formación de las religiosas (1921).

Fecha de beatificación: Fue beatificada el 7 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II.

 

"Como Jesús ha escogido el pan, algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible a todos y, al mismo tiempo, humilde y escondida, como lo es el pan".

Estas palabras de Eugenia Picco brotan de una larga contemplación de Jesús, Pan de vida, entregado por todos. A esta contemplación Eugenia llega tras un largo y doloroso camino.

Nace en Crescenzago (Milán) el 8 de noviembre de 1867 de José Picco y Adelaida del Corno. El padre es un excelente músico de "La Scala" de Milán, ciego. La madre es una mujer frívola, que no ama a su marido, sino que prefiere el dinero, el éxito y los viajes. De Eugenia cuidan habitualmente los abuelos y encuentra a sus padres durante las breves pausas que se conceden entre una gira y otra, hasta que un día la madre vuelve sola, sin su marido, dándolo por muerto.

Eugenia, no sabrá nunca nada de su padre. Desde este momento la madre obliga a la hija a vivir con ella y con su amante, del que luego tendrá otros dos hijos. Eugenia crece en un ambiente irreligioso y moralmente malsano, teniendo que convivir entre los deseos mundanos de la madre que la quiere cantante famosa y con el amante de la madre que la molesta y la fastidia frecuentemente.

"Peligros y ocasiones tanto en casa como afuera" dirá luego Eugenia recordando aquellos años de tribulación y aquel "instintivo" anhelo de orar, de mirar hacia arriba, en el silencio de la austera basílica de S. Ambrosio de Milán, donde cada día va a pedir ayuda a Dios, casi sin conocerlo. Hasta que una tarde de mayo de 1886, Eugenia siente dentro de sí la llamada a la santidad y desde aquel instante caminará, con prontitud y fidelidad indefectibles hacia la perfección.

A los veinte años Eugenia decide amar a Jesús y ser santa. Ingresa en la todavía joven Familia Religiosa de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María huyendo de casa el 31 de agosto de 1887, siendo inmediatamente acogida, comprendida y amada por el Fundador, el venerable Agustín Chieppi.

El 26 de agosto de 1888 comienza el noviciado y el 10 de junio de 1891 emite la primera profesión religiosa en manos del mismo Fundador. Hace la profesión perpetua el 1 de junio de 1894.

Simple y humilde, fiel y generosa, se entrega sin reservas a las alumnas del Colegio de las que es maestra de música, canto y francés; a las novicias de las que es madre y maestra; a las hermanas como archivista, Secretaria general y Consejera. En junio de 1911 es elegida Superiora general permaneciendo en el cargo hasta la muerte.

Mujer valiente, hace voto de cumplir con perfección serena y tranquila los deberes de Superiora y esto para cumplir la voluntad de Dios.

Animadora sabia y prudente de la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, durante su gobierno desarrolla una actividad iluminadora y prudente para una organización definitiva del Instituto, proponiéndose cumplir las directrices transmitidas por el Fundador.

Para todos es madre, especialmente para los pobres, para los pequeños y para los marginados, a los que sirve con caridad generosa e incansable. Las necesidades y los dramas de muchos hermanos durante la gran guerra de 1915-1918 le abren aun más el corazón para acoger todo llanto, tanto dolor y toda preocupación social o privada.

Su principal apoyo, el eje vital de su vida interior y de toda la obra y trabajo apostólico es para Sor Eugenia la Eucaristía, su gran amor, centro de piedad, alimento, consuelo y gozo de sus jornadas densas de oración y de fatiga.

Jesús le infunde su celo por la salvación de las almas, su deseo ferviente de llevar a todos a la Casa del Padre y es en su ardiente amor a Jesús donde se encuentra la explicación de su incesante actividad caritativa.

De salud débil, con un cuerpo consumido por la tuberculosis ósea, tiene que someterse, el año 1919, a la amputación de la extremidad inferior derecha. Sor Eugenia se ofrece con toda disponibilidad a cumplir los planes del Padre sobre ella, pronta a cualquier inmolación, mostrándose siempre la amiga sonriente de Jesús, de los hermanos y del mundo.

Este dinamismo que concentra todos sus deseos y toda su voluntad en Dios, esta decisión resuelta de caminar hacia la perfección, expresada en una vida de mortificación, de pureza, de obediencia, de heroismo, de obras virtuosas, viviendo lo ordinario y más humilde de la vida de manera extraordinaria, es el clima en el que se desarrolla la existencia de Sor Eugenia Picco.

En la enfermedad y en la muerte cumple su total consagración a Dios. Sor Eugenia muere santamente el 7 de septiembre de 1921.

Su fama de santidad pervive e incluso irá en aumento después de su muerte. Por todas partes se oyen expresiones de devota admiración y veneración hacia Sor Eugenia, considerada por todos como ejemplo de extraordinaria virtud y modelo de piedad, celo, prudencia, espíritu de sacrificio y sabiduría.

Comenzado el Proceso de beatificación en septiembre de 1945, el 18 de febrero de 1989 fue reconocido el ejercicio heroico de las virtudes y el 20 de diciembre de 1999 se publicó el Decreto sobre el milagro, atribuido a su intercesión, que reconoce la curación prodigiosa de Camilo Talubingi Kingombe de la diócesis de Uvira (ex Zaire) acaecida el 25 de agosto de 1992.

El 7 de octubre del 2001, Juan Pablo II la proclama "beata".

La luz que acompañó los pasos de Eugenia niña, contemplada sólo por Dios, la luz que brilló de repente en los días de su juventud, la luz que la condujo a la santidad, la luz a través de la cual ha llegado a la vida de tantos hermanos y hermanas desorientados y confusos, se transforma en mensaje para hoy, cuando tanto se insiste sobre los condicionamientos psicológicos negativos, que pueden provenir de situaciones dificiles, sin tener debidamente en cuenta lo que puede la gracia cuando es acogida y secundada.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Eugenia, contacte a:
P.le S. Giovanni, 7
43100 Parma, ITALY

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Fuente: Santiebeati.it
Juan Bautista Mazzucconi, Beato Presbítero y Mártir, 7 de septiembre  

Juan Bautista Mazzucconi, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la isla Woodlark, en Oceanía, beato Juan Bautista Mazzucconi, presbítero del Instituto de Milán para Misiones Extranjeras y mártir, que después de dos años evangelizando, ya exhausto por fiebres y llagas, fue decapitado por odio a la fe (1855).

Fecha de beatificación: Juan Pablo II lo beatificó en el año 1984.

 

Sus padres eran dueños de una hilandería y muy estimados por su generosidad. Tuvieron doce hijos, de los cuales tres se hicieron sacerdotes y cuatro fueron monjas. Juan, el noveno hijo, es ordenado sacerdote en el 1850 y enseguida entra en el Seminario para las misiones extranjeras recientemente fundado (actualmente lo conocemos como PIME: Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras). Con él los aspirantes a misioneros son seis, y empiezan una preparación apasionada, pero incompleta por el lugar en que serán enviados: Oceanía.

En el marzo de 1852 se embarcan en Londres con destino a Australia cinco presbíteros: Paolo Reina, Carlo Solerio, Timoleone Raimondi, Ángel Ambrosoli y Juan Mazzucconi, junto con los catequistas Luis Tacchini y José Corti. De Australia parten, en octubre, a su zona misionera, se dividen en grupos sobre las islitas Rook y Woodlark, cerca de Nueva Guinea. Reciben las consignas de los misioneros Maristas, que se retiran totalmente maltrechos.

Mazzucconi, con el Padre Reina, el Padre Ambrosoli y José Corti, se establece en Rook. Pero pronto cae enfermo: y su aspecto doliente le hace recibir con mayor fuerza la hostilidad de los isleños. Mazzucconi descubre pronto que "los padres y las madres matan más que la mitad de sus hijos" apenas nacidos. Todo va mal. Pero él acepta la situación, se empeña en entender a los lugareños y busca medios para ganar la confianza de aquellos, venciendo las dificultades y peligros. Luego da fiebres terribles tiene que ir a recibir tratamiento médico en Australia.

Una vez curado, se reenbarca, y cuatro meses después reaparece en Woodlark en una goleta de nombre Gazelle. Aquí se entera que el Corti ha muerto, y que todos los misioneros han tenido que regresar a Australia, sin haber podido comunicarle a él sobre ese retorno. Estaba pues tan solo con la tripulación de la Gazelle. Y es el primero a morir: un notable de la isla, sube al barco aparentando deseos de saludarlo, lo derriba con un golpe de hacha en la cabeza, luego más hombres abordan la nave, todo es matanza y saqueo. Los cuerpos de las víctimas acaban en mar.

Después de meses una expedición de Australia llega a la islita, recoge testimonios del crimen, sobre el sitio en que tuvo lugar y sobre como fue su suplicio.

125 años después, el PIME ha vuelto, un miembro de aquél instituto, contemporáneo nuestro, ha escrito sobre Juan Bautista Mazzucconi: "No es un personaje que tenerlo en un nicho... Es un joven moderno y actual, por la sensibilidad y mentalidad que tuvo, por el camino que trazó, por la vocación misionera que realizó" (Piero Gheddo).

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Fuente: CPALSJ.org
Marco Crisino (Krizevcanin), Santo Presbítero y Mártir, 7 de septiembre  

Marco Crisino (Krizevcanin), Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Kosice, en los montes Cárpatos, santos mártires Marcos Crisino, presbítero de Esztergom, Esteban (István) Pongracz y Melchor Grodziecki, presbíteros jesuitas, a quienes ni el hambre, ni las máquinas, ni los tormentos del fuego les hicieron abjurar de la fe católica (1619).

Fecha de canonización: El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

 

Antecedentes

Entre los años 1618 y 1648 se suceden en Europa Central grandes disputas confesionales, a nivel local y de naciones, entre católicos sostenidos por el Imperio y protestantes que buscan afianzarse.

La procesión católica del evangelista San Marcos, realizada en 1606, en la ciudad imperial protestante de Donauwörth es atacada muy duramente por los luteranos. Baviera interviene y, por la fuerza, restablece la paz. Los luteranos responden estableciendo en 1608 la Unión protestante bajo la guía del elector del Palatinado. Los católicos se organizan, al año siguiente, en la Liga católica bajo la dirección de Baviera. La situación, por cierto es tensa, pero en los años inmediatamente posteriores no se producen confrontaciones bélicas.

La chispa incendiaria se produce en Bohemia. Dos iglesias protestantes, en Braunau y Klostergrab, han sido construidas en solares pertenecientes a conventos católicos. El hecho es declarado contra la Carta de soberanía de 1609. Las iglesias son clausuradas y después destruidas.

La rebelión protestante de Bohemia comienza con la defenestración de Praga en el año 1618. Se establece un gobierno corporativo y una confederación con los estados de Austria superior y de Transilvania. Los sublevados no reconocen, por cierto, al emperador Fernando II y eligen al calvinista Federico V como rey de Bohemia.

Fernando II comprende que su poder está amenazado no sólo en Bohemia, sino también en Hungría y en Austria. Consigue las ayudas de Baviera, España, de la protestante Silesia y del papa Pablo V. Los protestantes se apoyan en el príncipe calvinista Gabor Bethlen que domina en la Transilvania.

Los ejércitos se enfrentan con mucho odio. En un comienzo, el triunfo fue de los calvinistas. En 1620 termina por imponerse el emperador.

En esta primera etapa de la Guerra de los Treinta años sucede, en la ciudad de Kosice (actualmente en Eslovaquia), la muerte de los santos Melchor Grodziecki, István Pongrácz y Marcos Krizevcanin.

Marco Krisevcanin

Marko Stjepan Krizevcanin nace en Korosy, Croacia en el año 1588. A los 12 años sus padres lo envían al Colegio de la Compañía de Jesús en Viena. En los cursos superiores del mismo Colegio está Melchor Grodziecki.

Al terminar los estudios clásicos hace un discernimiento vocacional acompañado por los jesuitas. Marcos cree vacilar entre la carrera militar y el estado eclesiástico. También considera el ingreso a la Compañía de Jesús. Los jesuitas le aconsejan esperar un tiempo y entre tanto estudiar una licencia en filosofía.

En el Colegio universitario de Gratz, también regentado por la Compañía, Marcos obtiene el grado en filosofía. Termina allí su discernimiento vocacional y decide ser sacerdote diocesano. La paz espiritual que consigue al hacer los Ejercicios espirituales de San Ignacio, lo une para siempre a la gran familia ignaciana.

Marcos pasa a Roma. El 17 de noviembre de 1611 ingresa como interno en el Colegio Germánico-hungárico y asiste a clases en el Colegio Romano (actual Universidad Gregoriana), ambos de la Compañía de Jesús.

Con profundo consuelo asiste, en la ciudad eterna, a las ceremonias litúrgicas en las que el cardenal jesuita Roberto Belarmino agrega a la Iglesia de Roma al obispo Simeón Vretanja, de quien tiene origen la actual jerarquía católica de rito oriental en Croacia.

La estadía romana de cuatro años y la dirección espiritual de los jesuitas asegura en Marcos una profunda adhesión a la fe católica y al romano pontífice.

En 1615, ordenado de sacerdote, Marcos regresa a su patria croata. En su ciudad natal, Korosy, ejerce su ministerio. Su principal apostolado consiste en visitar las villas y poblados campesinos fortaleciendo la fe.

El arzobispo de Esztergon y Primado de Hungría, Pedro Pazmany, su antiguo profesor jesuita en Gratz, lo nombra rector del Seminario de Trnava y, poco después, canónigo de la catedral. El Capítulo de la diócesis le encarga la administración de los bienes de la Abadía de Széplak, muy cerca de la ciudad de Kosice.

Con los jesuitas de Kosice

El cargo de administrador obliga al canónigo Krizevcanin a viajar con frecuencia a Kosice. En la casa del gobernador Andrés Dóczy se encuentra con sus dos antiguos amigos jesuitas, Melchor e István, y reanuda la interrumpida amistad.

Juntos, los tres, en el mes de julio de 1619, viajan a la Casa de Ejercicios de Humenné. Hacen los Ejercicios espirituales de ocho días. Los tres se dan los puntos de las meditaciones y juntos comparten las consolaciones del espíritu. No pueden saber que esa experiencia de los Ejercicios es una preparación para un martirio muy cercano.

Cuando Marcos regresa a la Abadía de Széplak, se entera de la marcha del ejército calvinista de Jorge Rakoczy contra la ciudad de Kosice. Inmediatamente se traslada allí para estar con sus amigos y compartir sus penas y alegrías.

El día 3 de septiembre de 1619, el comandante Jorge Rakoczy y sus terribles hacdouks llegan a la ciudad.

No es mucho lo que puede hacerse. El ejército calvinista de Rakoczy es muy numeroso y los soldados católicos de Kosice son muy inferiores en número. Rakoczy se sabe vencedor. Exige rendición y la entrega del gobernador Andrés Dóczy. Por lo demás, los consejeros calvinistas de la ciudad se inclinan a entregarla.

En las conversaciones, Rakoczy dice: "que los calvinistas han tomado las armas y llegado a Kosice, no con intención de hacer daño a los ciudadanos pacíficos, sino sólo para vengar afrentas".

Rakoczy, para vencer la resistencia de los consejeros, agrega: "Si los habitantes no usan la fuerza y entregan al gobernador Andrés Dóczy, él, Jorge Rakoczy, empeña su palabra de que nadie sufrirá violencia, ni en su persona ni en sus bienes".

Estas palabras aseguran la integridad de los tres sacerdotes. Así piensan los católicos. Por lo demás, la entrega del gobernador no parece del todo peligrosa, porque su vida podrá ser negociada por el rey. Así ha sido siempre.

Los consejeros de la ciudad se resignan a pactar. Varios de ellos se dejan convencer, o fingen hacerlo, ante las palabras del predicador calvinista Alvinczy. Por lo demás la artillería apunta contra el palacio de gobierno. Y parece haber, entre los soldados de Dóczy, un conato de revuelta.

El gobernador es entregado. De inmediato es remitido a Transilvania ante el príncipe Gabor Bethlen. Desde entonces, Andrés Dóczy desaparece del escenario de la historia. La creencia general es que pereció envenenado por los calvinistas.

Una decisión injusta

Consumados los hechos, el predicador calvinista Alvinczy pide al comandante Rakoczy la muerte de los católicos más importantes. No lo consigue, pero sí se ve obligado a poner en prisión a los sacerdotes.

Jorge Rakoczy sabe que esta concesión va directamente contra su palabra empeñada. Pero no se atreve a oponerse al poderoso predicador, favorito del príncipe Gabor.

Primeramente, los tres sacerdotes quedan confinados en sus habitaciones, con centinelas a la puerta.

El P. István Pongrácz exige que se les haga un juicio. Ante jueces idóneos, así lo dice, podrá exponer su causa y la de sus compañeros. Jorge Rakoczy, influenciado por Alvinczy, le hace saber, con sarcasmo, que muy pronto quedará determinado lo que se hará con él y sus amigos.

Durante tres días no les dan de comer ni de beber. Cuando ellos solicitan un poco de alimento, los guardias, por burlas a la religión católica, les ofrecen carne. Es un día viernes, día de abstinencia para los católicos.

Los tres sacerdotes saben muy bien que, en la extrema necesidad en que se encuentran, el precepto no los obliga. Pero también se dan cuenta de que si aceptan comer carne, eso puede ser ocasión de escándalo y será presentado como una prueba de haber abandonado la fe romana. De común acuerdo, deciden rechazar el alimento.

Un ofrecimiento a Krizevcanin

Un enviado de Jorge Rakoczy se presenta ante Marcos y le ofrece en propiedad el beneficio eclesiástico de la Abadía de Széplak, el mismo que él ha administrado para el Cabildo de la diócesis de Esztergon.

La única condición que se impone es la de aceptar las doctrinas de Calvino. Marcos no tiene que hacer grandes demostraciones: Sólo basta su palabra que debe dar al subalterno de Alvinczy allí presente.

El P. István Póngracz se indigna al escuchar la oferta. Se encara ante el mensajero y le dice: "Parece que el comandante quiere hacer el papel del demonio, porque busca alejar de Jesucristo a sus fieles. Dígale Ud. que puede ahorrarse el trabajo de inducirnos a dejar la fe católica. Está perdiendo el tiempo inútilmente".

El mismo Krizevcanin toma entonces la palabra. "Déjeme, Padre, responder por mí mismo y enviar con este enviado un mensaje al comandante. Diga Ud. a su general que él se ha adueñado contra todo derecho de un beneficio que no le pertenece y que es propiedad del Capítulo de Esztergon. Al general Rakoczy no le asiste ningún derecho para regalar lo que no es suyo. Dígale que podría haberse ahorrado sus ofrecimientos, porque yo no vendo mi fe. Si quiere matarme, puede hacerlo, porque yo estoy dispuesto a dar la vida por la fe católica"

Rakoczy se enfurece. Ordena a los guardias quitar al P. István las llaves de la capilla. Destrozan casi todo y se roban el resto. Todo esto con las enérgicas protestas de los tres sacerdotes.

El día 6 de septiembre, por la tarde, Jorge Rakoczy hace saber al canónigo Marcos Krizevcanin que es posible obtener su libertad si se aviene a cancelar una fuerte suma como rescate.

Marcos acepta, pero pone como condición que el rescate se extienda también a sus dos amigos jesuitas. El se las arreglar para conseguir el dinero que se le pida. Rakoczy rechaza la condición. El beneficio es exclusivo para el canónigo. Si no lo acepta, morirá con los jesuitas.

István pregunta: ¿Por qué nos van a matar?

"Porque Uds. son católicos papistas", es la respuesta.

István contesta por los tres: "Si ése es nuestro delito, moriremos por la fe".

Marcos Krizevcanin se recoge en oración y hace un discernimiento heroico. Es el discernimiento m s importante de su vida. Rechaza la libertad y se une a la suerte de los jesuitas.

Miguel Szégedz, el jefe de ese grupo calvinista que ha traído el ofrecimiento de Rakoczy, se enfurece: "Ahora mismo Uds. van a morir. O confiesan la fe calvinista o se acaba todo"

Los tres sacerdotes toman entonces conciencia de que ha llegado el momento de ofrecer la vida.

István grita por los tres: "Nadie podrá quitarnos del corazón ni de la boca la fe católica".

Y se adelanta, con paso firme y la cabeza erguida, ante Miguel Szégedz quien tiene la espada desenvainada.

Pero los poderes de Szégedz no llegan a tanto. Da media vuelta y se aleja con amenazas.

El canónigo y los dos jesuitas se miran y se dan cuentan que la situación parece no tener vuelta. Se confiesan entre sí y se preparan.

El martirio del canónigo

El martirio de Marcos es también muy duro. Primero lo golpean con palos y con las espadas. No cesan de decirle que debe pasarse al calvinismo.

En un momento los verdugos parecen calmarse. Le dirigen palabras de compasión y hasta en un tono suave. Le piden que se pase al partido que defiende la libertad de su patria en contra de los Habsburgos que son católicos.

"Dios me libre de ser enemigo de los que trabajan por la libertad de mi patria", balbucea a duras penas el canónigo.

István lo escucha desde su taburete y siente miedo. Entonces saca fuerza y grita:

"Marcos, no te pases al bando de los calvinistas. No reniegues de nuestra fe"

El canónigo contesta con toda la voz de que es capaz:

"István, no tengas miedo. Jamás traicionaré la fe. Prefiero morir. Solamente estoy declarando que amo a mi patria y quiero estar con todos los que la aman, pero yo soy católico".

Furiosos los esbirros, lo queman con las antorchas y le cortan la cabeza. Así muere Marcos, con la fe y la patria en el corazón y en los labios.

Al amanecer los tres cuerpos son arrojados a un pozo. Los verdugos no se dan cuenta de que István todavía respira.

En la cloaca, István Póngracz vive todavía veinte horas. Sólo dice: "Jesús, María, Jesús, María".

El sacristán de la capilla, Miguel Eperjéssy, que se ha acercado a mirar, lo escucha. István, desde el pozo, le suplica avisar al senador Hoffman, católico, para que envíe gente a sacarlo de la cloaca. Miguel le responde que el senador también ha sido muerto por los calvinistas. István contesta: "Que se haga entonces la voluntad de Dios". Poco después muere.

La glorificación

El príncipe calvinista Gabor Bethlen prohibe escuchar las peticiones, protestantes y católicas, en orden a permitir una honra para los tres mártires. La población de Kosice ve en esto una injusticia.

A los seis meses la condesa Katalin Palffy obtiene una sepultura digna. Sus restos están ahora en la iglesia de las Ursulinas, en Trnava.

El cardenal Peter Pazmany, que había nombrado al joven Krizevcanin canónigo de Esztergon, pide, pocos años después, al papa Urbano VIII el permiso del culto público.

El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

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Fuente: CPALSJ.org
Esteban (István) Pongracz. Santo Presbítero y Mártir, 7 de septiembre  

Esteban (István) Pongracz. Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Kosice, en los montes Cárpatos, santos mártires Marcos Crisino (Krizevcanin), presbítero de Esztergom, Esteban (István) Pongracz y Melchor Grodziecki, presbíteros jesuitas, a quienes ni el hambre, ni las máquinas, ni los tormentos del fuego les hicieron abjurar de la fe católica (1619).

Fecha de canonización: El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

 

István es húngaro. Nace en el castillo de Alvicz, cerca de Karlsburg, en 1582. Su familia se cuenta entre las principales de Hungría y está emparentada con los condes y barones de Pongrácz.

Hace los estudios clásicos en el principado de Transilvania, en el Colegio de los jesuitas en Cluj (actual Rumania). En los archivos hay muy buenos informes de ‚l.

Cuando termina esos estudios secundarios, István discierne su vocación y decide ingresar en la Compañía de Jesús. Deberá, eso sí, por decisión de los Superiores jesuitas, esperar un tiempo hasta lograr los permisos de su poderosa familia.

El 8 de julio de 1602 ingresa al Noviciado de Brno. Nada sabemos de estos primeros años. Sí, al año siguiente, ingresa también a la Compañía el joven polaco Melchor Grodziecki con quien traba una profunda amistad.

Después de pronunciar los votos de pobreza, castidad y obediencia, István es destinado a cursar un trienio de filosofía en Praga. Los estudios clásicos del Colegio de Cluj son considerados más que suficientes para la Universidad. Al año siguiente se incorpora también Melchor Grodziecki que le sigue los pasos. También se conservan buenas referencias acerca de István en esta etapa de su vida.

El magisterio, tradicional en la formación de la Compañía, lo ejerce en los Colegios de Subiana y Klagenfurt.

Casi nada conocemos de esos años, vividos junto a los jóvenes. Debieron ser exitosos porque el cargo que se le entrega, más tarde, en Kosice, supone un desempeño ejemplar.

La teología la sigue en Gratz, en Austria. El Colegio universitario jesuita de Gratz es uno de los más importantes del imperio.

István, ordenado sacerdote, vuelve a Hungría. En 1615, lo encontramos como prefecto de estudios y predicador en el colegio de Humenné, en Kosice (actual Eslovaquia).

En Hungría, se distingue por sus cualidades oratorias. Por su piedad y la cuidadosa preparación de los sermones, István hace volver a la fe católica a un buen número de sus compatriotas.

El célebre predicador calvinista Alvinezy, capellán del príncipe de Transilvania Gabor Bethlen, no puede ocultar su indignación: "Mientras viva este jesuita, ni yo ni nuestra religión reformada, podremos vivir días tranquilos".

Esta fama de buen predicador, el dominio de la lengua húngara y el celo apostólico de István explican el hecho de que Andrés Dóczy lo pidiera con insistencia para su guarnición de Kosice.

La nueva tarea la empieza en 1618. Comparte ahora los mismos trabajos de su compañero y amigo Melchor Grodziecki. Juntos, en la vida comunitaria, hacen los planes y se entusiasman. Poco después se une a ellos un joven canónigo croata, Marcos Krizevcanin, amigo de Melchor desde la secundaria en el Colegio de Viena y de István en la ciudad universitaria de Gratz.

Los calvinistas asedian la ciudad

El día 3 de septiembre de 1619, el comandante Jorge Rakoczy y sus terribles hacdouks llegan a la ciudad.

No es mucho lo que puede hacerse. El ejército calvinista de Rakoczy es muy numeroso y los soldados católicos de Kosice son muy inferiores en número. Rakoczy se sabe vencedor. Exige rendición y la entrega del gobernador Andrés Dóczy. Por lo demás, los consejeros calvinistas de la ciudad se inclinan a entregarla.

En las conversaciones, Rakoczy dice: "que los calvinistas han tomado las armas y llegado a Kosice, no con intención de hacer daño a los ciudadanos pacíficos, sino sólo para vengar afrentas".

Rakoczy, para vencer la resistencia de los consejeros, agrega: "Si los habitantes no usan la fuerza y entregan al gobernador Andrés Dóczy, él, Jorge Rakoczy, empeña su palabra de que nadie sufrirá violencia, ni en su persona ni en sus bienes".

Estas palabras aseguran la integridad de los tres sacerdotes. Así piensan los católicos. Por lo demás, la entrega del gobernador no parece del todo peligrosa, porque su vida podrá ser negociada por el rey. Así ha sido siempre.

Los consejeros de la ciudad se resignan a pactar. Varios de ellos se dejan convencer, o fingen hacerlo, ante las palabras del predicador calvinista Alvinczy. Por lo demás la artillería apunta contra el palacio de gobierno. Y parece haber, entre los soldados de Dóczy, un conato de revuelta.

El gobernador es entregado. De inmediato es remitido a Transilvania ante el príncipe Gabor Bethlen. Desde entonces, Andrés Dóczy desaparece del escenario de la historia. La creencia general es que pereció envenenado por los calvinistas.

Una decisión injusta

Consumados los hechos, el predicador calvinista Alvinczy pide al comandante Rakoczy la muerte de los católicos más importantes. No lo consigue, pero sí se ve obligado a poner en prisión a los sacerdotes.

Jorge Rakoczy sabe que esta concesión va directamente contra su palabra empeñada. Pero no se atreve a oponerse al poderoso predicador, favorito del príncipe Gabor.

Primeramente, los tres sacerdotes quedan confinados en sus habitaciones, con centinelas a la puerta.

El P. István Pongrácz exige que se les haga un juicio. Ante jueces idóneos, así lo dice, podrá exponer su causa y la de sus compañeros. Jorge Rakoczy, influenciado por Alvinczy, le hace saber, con sarcasmo, que muy pronto quedará determinado lo que se hará con él y sus amigos.

Durante tres días no les dan de comer ni de beber. Cuando ellos solicitan un poco de alimento, los guardias, por burlas a la religión católica, les ofrecen carne. Es un día viernes, día de abstinencia para los católicos.

Los tres sacerdotes saben muy bien que, en la extrema necesidad en que se encuentran, el precepto no los obliga. Pero también se dan cuenta de que si aceptan comer carne, eso puede ser ocasión de escándalo y será presentado como una prueba de haber abandonado la fe romana. De común acuerdo, deciden rechazar el alimento.

Un ofrecimiento a Krizevcanin

Un enviado de Jorge Rakoczy se presenta ante Marcos y le ofrece en propiedad el beneficio eclesiástico de la Abadía de Széplak, el mismo que él ha administrado para el Cabildo de la diócesis de Esztergon.

La única condición que se impone es la de aceptar las doctrinas de Calvino. Marcos no tiene que hacer grandes demostraciones: Sólo basta su palabra que debe dar al subalterno de Alvinczy allí presente.

El P. István Póngracz se indigna al escuchar la oferta. Se encara ante el mensajero y le dice: "Parece que el comandante quiere hacer el papel del demonio, porque busca alejar de Jesucristo a sus fieles. Dígale Ud. que puede ahorrarse el trabajo de inducirnos a dejar la fe católica. Está perdiendo el tiempo inútilmente".

El mismo Krizevcanin toma entonces la palabra. "Déjeme, Padre, responder por mí mismo y enviar con este enviado un mensaje al comandante. Diga Ud. a su general que él se ha adueñado contra todo derecho de un beneficio que no le pertenece y que es propiedad del Capítulo de Esztergon. Al general Rakoczy no le asiste ningún derecho para regalar lo que no es suyo. Dígale que podría haberse ahorrado sus ofrecimientos, porque yo no vendo mi fe. Si quiere matarme, puede hacerlo, porque yo estoy dispuesto a dar la vida por la fe católica"

Rakoczy se enfurece. Ordena a los guardias quitar al P. István las llaves de la capilla. Destrozan casi todo y se roban el resto. Todo esto con las enérgicas protestas de los tres sacerdotes.

El día 6 de septiembre, por la tarde, Jorge Rakoczy hace saber al canónigo Marcos Krizevcanin que es posible obtener su libertad si se aviene a cancelar una fuerte suma como rescate.

Marcos acepta, pero pone como condición que el rescate se extienda también a sus dos amigos jesuitas. El se las arreglar para conseguir el dinero que se le pida. Rakoczy rechaza la condición. El beneficio es exclusivo para el canónigo. Si no lo acepta, morirá con los jesuitas.

István pregunta: ¿Por qué nos van a matar?

"Porque Uds. son católicos papistas", es la respuesta.

István contesta por los tres: "Si ése es nuestro delito, moriremos por la fe".

Marcos Krizevcanin se recoge en oración y hace un discernimiento heroico. Es el discernimiento m s importante de su vida. Rechaza la libertad y se une a la suerte de los jesuitas.

Miguel Szégedz, el jefe de ese grupo calvinista que ha traído el ofrecimiento de Rakoczy, se enfurece: "Ahora mismo Uds. van a morir. O confiesan la fe calvinista o se acaba todo"

Los tres sacerdotes toman entonces conciencia de que ha llegado el momento de ofrecer la vida.

István grita por los tres: "Nadie podrá quitarnos del corazón ni de la boca la fe católica".

Y se adelanta, con paso firme y la cabeza erguida, ante Miguel Szégedz quien tiene la espada desenvainada.

Pero los poderes de Szégedz no llegan a tanto. Da media vuelta y se aleja con amenazas.

El canónigo y los dos jesuitas se miran y se dan cuentan que la situación parece no tener vuelta. Se confiesan entre sí y se preparan.

El martirio del canónigo

El martirio de Marcos es también muy duro. Primero lo golpean con palos y con las espadas. No cesan de decirle que debe pasarse al calvinismo.

En un momento los verdugos parecen calmarse. Le dirigen palabras de compasión y hasta en un tono suave. Le piden que se pase al partido que defiende la libertad de su patria en contra de los Habsburgos que son católicos.

"Dios me libre de ser enemigo de los que trabajan por la libertad de mi patria", balbucea a duras penas el canónigo.

István lo escucha desde su taburete y siente miedo. Entonces saca fuerza y grita:

"Marcos, no te pases al bando de los calvinistas. No reniegues de nuestra fe"

El canónigo contesta con toda la voz de que es capaz:

"István, no tengas miedo. Jamás traicionaré la fe. Prefiero morir. Solamente estoy declarando que amo a mi patria y quiero estar con todos los que la aman, pero yo soy católico".

Furiosos los esbirros, lo queman con las antorchas y le cortan la cabeza. Así muere Marcos, con la fe y la patria en el corazón y en los labios.

Al amanecer los tres cuerpos son arrojados a un pozo. Los verdugos no se dan cuenta de que István todavía respira.

En la cloaca, István Póngracz vive todavía veinte horas. Sólo dice: "Jesús, María, Jesús, María".

El sacristán de la capilla, Miguel Eperjéssy, que se ha acercado a mirar, lo escucha. István, desde el pozo, le suplica avisar al senador Hoffman, católico, para que envíe gente a sacarlo de la cloaca. Miguel le responde que el senador también ha sido muerto por los calvinistas. István contesta: "Que se haga entonces la voluntad de Dios". Poco después muere.

La glorificación

El príncipe calvinista Gabor Bethlen prohibe escuchar las peticiones, protestantes y católicas, en orden a permitir una honra para los tres mártires. La población de Kosice ve en esto una injusticia.

A los seis meses la condesa Katalin Palffy obtiene una sepultura digna. Sus restos están ahora en la iglesia de las Ursulinas, en Trnava.

El cardenal Peter Pazmany, que había nombrado al joven Krizevcanin canónigo de Esztergon, pide, pocos años después, al papa Urbano VIII el permiso del culto público.

El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

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Fuente: CPALSJ.org
Melchor Grodziecki, Santo Presbítero y Mártir, 7 de septiembre  

Melchor Grodziecki, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Kosice, en los montes Cárpatos, santos mártires Marcos Crisino (Krizevcanin), presbítero de Esztergom, Esteban (István) Pongracz y Melchor Grodziecki, presbíteros jesuitas, a quienes ni el hambre, ni las máquinas, ni los tormentos del fuego les hicieron abjurar de la fe católica (1619).

Fecha de canonización: El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

 

La familia de Melchor Grodziecki es polaca. Melchor nace en Cieszyn en Silesia de Polonia, en el año 1584.

Sus padres tienen buena situación económica. Uno de sus tíos, Juan Grodziecki, es obispo de Olomouc y Wenceslao, un segundo tío, es preboste del Capítulo de Brno.

Para la formación secundaria Melchor se inscribe en el Colegio de Viena, dirigido por la Compañía de Jesús. En los informes del Colegio aparece como un buen estudiante y distinguido en la piedad.

Se conserva una carta escrita por Melchor a su familia cuando ingresa a la Congregaci¢n Mariana (hoy Comunidades de Vida cristiana CVX) del Colegio. "Nunca he sentido mayor felicidad que el día en que logré ser admitido en la Congregación Mariana".

A los 19 años de edad, Melchor ingresa a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Brno (ciudad situada hoy en la República Checa). Ese Noviciado tiene como bienhechores insignes a sus dos tíos, el obispo Juan y el preboste Wenceslao. Un joven húngaro, István Pongrácz, ha ingresado el año anterior. Desde el primer día, los dos novicios jesuitas, son "amigos en el Señor".

Melchor cursa los estudios de filosofía y de teología en la ciudad de Praga. En 1614, a los treinta años, recibe la ordenación sacerdotal. En su larga formación, Melchor es buen alumno, pero manifiesta preferencia, no tanto por la teología especulativa, sino más bien por la controversia, por la casuística y la música.

Debido al dominio de las lenguas eslavas, los Superiores lo encargan, apenas ordenado, del cuidado de los fieles checos que viven en Praga y los alrededores.

Melchor establece su residencia en la ciudad de Kopa. Desde allí, visita a las comunidades checas. Hace un buen trabajo, pues domina ambas lenguas: la checa y la germana.

En su ministerio se ocupa, de una manera especial, de la formación de los muchachos pobres que son gran mayoría en la población checa.

En 1617, los Superiores lo destinan a hacer la Tercera Probación. Las circunstancias de la guerra no le permiten darle término.

Después del mes de Ejercicios, en diciembre, es enviado al colegio de Humenné, en Kosice (hoy situada en Eslovaquia), como capellán de los soldados católicos, polacos y bohemios, mercenarios del gobierno imperial.

Melchor pronuncia la profesión solemne, o los últimos votos en la Compañía de Jesús, cuando faltan menos de tres meses para su muerte.

En la ciudad de Kosice

En Kosice se dedica principalmente a los soldados de la guarnición.

El gobernador de la ciudad es Andrés Dóczy, un buen soldado y un católico preocupado. Para la atención de los católicos ha insistido ante el Provincial de la Compañía y ha obtenido, al fin, la presencia de Melchor Grodziecki para los habitantes de habla eslava y alemana.

Los calvinistas asedian la ciudad

El día 3 de septiembre de 1619, el comandante Jorge Rakoczy y sus terribles hacdouks llegan a la ciudad.

No es mucho lo que puede hacerse. El ejército calvinista de Rakoczy es muy numeroso y los soldados católicos de Kosice son muy inferiores en número. Rakoczy se sabe vencedor. Exige rendición y la entrega del gobernador Andrés Dóczy. Por lo demás, los consejeros calvinistas de la ciudad se inclinan a entregarla.

En las conversaciones, Rakoczy dice: "que los calvinistas han tomado las armas y llegado a Kosice, no con intención de hacer daño a los ciudadanos pacíficos, sino sólo para vengar afrentas".

Rakoczy, para vencer la resistencia de los consejeros, agrega: "Si los habitantes no usan la fuerza y entregan al gobernador Andrés Dóczy, él, Jorge Rakoczy, empeña su palabra de que nadie sufrirá violencia, ni en su persona ni en sus bienes".

Estas palabras aseguran la integridad de los tres sacerdotes. Así piensan los católicos. Por lo demás, la entrega del gobernador no parece del todo peligrosa, porque su vida podrá ser negociada por el rey. Así ha sido siempre.

Los consejeros de la ciudad se resignan a pactar. Varios de ellos se dejan convencer, o fingen hacerlo, ante las palabras del predicador calvinista Alvinczy. Por lo demás la artillería apunta contra el palacio de gobierno. Y parece haber, entre los soldados de Dóczy, un conato de revuelta.

El gobernador es entregado. De inmediato es remitido a Transilvania ante el príncipe Gabor Bethlen. Desde entonces, Andrés Dóczy desaparece del escenario de la historia. La creencia general es que pereció envenenado por los calvinistas.

Una decisión injusta

Consumados los hechos, el predicador calvinista Alvinczy pide al comandante Rakoczy la muerte de los católicos más importantes. No lo consigue, pero sí se ve obligado a poner en prisión a los sacerdotes.

Jorge Rakoczy sabe que esta concesión va directamente contra su palabra empeñada. Pero no se atreve a oponerse al poderoso predicador, favorito del príncipe Gabor.

Primeramente, los tres sacerdotes quedan confinados en sus habitaciones, con centinelas a la puerta.

El P. István Pongrácz exige que se les haga un juicio. Ante jueces idóneos, así lo dice, podrá exponer su causa y la de sus compañeros. Jorge Rakoczy, influenciado por Alvinczy, le hace saber, con sarcasmo, que muy pronto quedará determinado lo que se hará con él y sus amigos.

Durante tres días no les dan de comer ni de beber. Cuando ellos solicitan un poco de alimento, los guardias, por burlas a la religión católica, les ofrecen carne. Es un día viernes, día de abstinencia para los católicos.

Los tres sacerdotes saben muy bien que, en la extrema necesidad en que se encuentran, el precepto no los obliga. Pero también se dan cuenta de que si aceptan comer carne, eso puede ser ocasión de escándalo y será presentado como una prueba de haber abandonado la fe romana. De común acuerdo, deciden rechazar el alimento.

Un ofrecimiento a Krizevcanin

Un enviado de Jorge Rakoczy se presenta ante Marcos y le ofrece en propiedad el beneficio eclesiástico de la Abadía de Széplak, el mismo que él ha administrado para el Cabildo de la diócesis de Esztergon.

La única condición que se impone es la de aceptar las doctrinas de Calvino. Marcos no tiene que hacer grandes demostraciones: Sólo basta su palabra que debe dar al subalterno de Alvinczy allí presente.

El P. István Póngracz se indigna al escuchar la oferta. Se encara ante el mensajero y le dice: "Parece que el comandante quiere hacer el papel del demonio, porque busca alejar de Jesucristo a sus fieles. Dígale Ud. que puede ahorrarse el trabajo de inducirnos a dejar la fe católica. Está perdiendo el tiempo inútilmente".

El mismo Krizevcanin toma entonces la palabra. "Déjeme, Padre, responder por mí mismo y enviar con este enviado un mensaje al comandante. Diga Ud. a su general que él se ha adueñado contra todo derecho de un beneficio que no le pertenece y que es propiedad del Capítulo de Esztergon. Al general Rakoczy no le asiste ningún derecho para regalar lo que no es suyo. Dígale que podría haberse ahorrado sus ofrecimientos, porque yo no vendo mi fe. Si quiere matarme, puede hacerlo, porque yo estoy dispuesto a dar la vida por la fe católica"

Rakoczy se enfurece. Ordena a los guardias quitar al P. István las llaves de la capilla. Destrozan casi todo y se roban el resto. Todo esto con las enérgicas protestas de los tres sacerdotes.

El día 6 de septiembre, por la tarde, Jorge Rakoczy hace saber al canónigo Marcos Krizevcanin que es posible obtener su libertad si se aviene a cancelar una fuerte suma como rescate.

Marcos acepta, pero pone como condición que el rescate se extienda también a sus dos amigos jesuitas. El se las arreglar para conseguir el dinero que se le pida. Rakoczy rechaza la condición. El beneficio es exclusivo para el canónigo. Si no lo acepta, morirá con los jesuitas.

István pregunta: ¿Por qué nos van a matar?

"Porque Uds. son católicos papistas", es la respuesta.

István contesta por los tres: "Si ése es nuestro delito, moriremos por la fe".

Marcos Krizevcanin se recoge en oración y hace un discernimiento heroico. Es el discernimiento m s importante de su vida. Rechaza la libertad y se une a la suerte de los jesuitas.

Miguel Szégedz, el jefe de ese grupo calvinista que ha traído el ofrecimiento de Rakoczy, se enfurece: "Ahora mismo Uds. van a morir. O confiesan la fe calvinista o se acaba todo"

Los tres sacerdotes toman entonces conciencia de que ha llegado el momento de ofrecer la vida.

István grita por los tres: "Nadie podrá quitarnos del corazón ni de la boca la fe católica".

Y se adelanta, con paso firme y la cabeza erguida, ante Miguel Szégedz quien tiene la espada desenvainada.

Pero los poderes de Szégedz no llegan a tanto. Da media vuelta y se aleja con amenazas.

El canónigo y los dos jesuitas se miran y se dan cuentan que la situación parece no tener vuelta. Se confiesan entre sí y se preparan.

El martirio del canónigo

El martirio de Marcos es también muy duro. Primero lo golpean con palos y con las espadas. No cesan de decirle que debe pasarse al calvinismo.

En un momento los verdugos parecen calmarse. Le dirigen palabras de compasión y hasta en un tono suave. Le piden que se pase al partido que defiende la libertad de su patria en contra de los Habsburgos que son católicos.

"Dios me libre de ser enemigo de los que trabajan por la libertad de mi patria", balbucea a duras penas el canónigo.

István lo escucha desde su taburete y siente miedo. Entonces saca fuerza y grita:

"Marcos, no te pases al bando de los calvinistas. No reniegues de nuestra fe"

El canónigo contesta con toda la voz de que es capaz:

"István, no tengas miedo. Jamás traicionaré la fe. Prefiero morir. Solamente estoy declarando que amo a mi patria y quiero estar con todos los que la aman, pero yo soy católico".

Furiosos los esbirros, lo queman con las antorchas y le cortan la cabeza. Así muere Marcos, con la fe y la patria en el corazón y en los labios.

Al amanecer los tres cuerpos son arrojados a un pozo. Los verdugos no se dan cuenta de que István todavía respira.

En la cloaca, István Póngracz vive todavía veinte horas. Sólo dice: "Jesús, María, Jesús, María".

El sacristán de la capilla, Miguel Eperjéssy, que se ha acercado a mirar, lo escucha. István, desde el pozo, le suplica avisar al senador Hoffman, católico, para que envíe gente a sacarlo de la cloaca. Miguel le responde que el senador también ha sido muerto por los calvinistas. István contesta: "Que se haga entonces la voluntad de Dios". Poco después muere.

La glorificación

El príncipe calvinista Gabor Bethlen prohibe escuchar las peticiones, protestantes y católicas, en orden a permitir una honra para los tres mártires. La población de Kosice ve en esto una injusticia.

A los seis meses la condesa Katalin Palffy obtiene una sepultura digna. Sus restos están ahora en la iglesia de las Ursulinas, en Trnava.

El cardenal Peter Pazmany, que había nombrado al joven Krizevcanin canónigo de Esztergon, pide, pocos años después, al papa Urbano VIII el permiso del culto público.

El papa San Pío X los beatifica en 1905. El papa Juan Pablo II los canoniza solemnemente en la ciudad de Kosice, el 2 de julio de 1995.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

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