sábado, 8 de julio de 2017

[ † ] Sábado de la Santísima Virgen María. 08/07/2017. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JA

JMJ

Pax

¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo mientras él está con ellos?

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?" 
Jesús les respondió: 
"¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días 
en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas 
se conservan".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

sab 13a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

Oración colecta

Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Jacob suplantó a su hermano y le robó la bendición de su padre

Lectura del libro del Génesis 27, 1-5. 15-29

Isaac había envejecido y ya no veía por tener debilitados los ojos. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: 
"¡Hijo mío!" 
Esaú le respondió: 
"Aquí estoy". 
Isaac le dijo: 
"Mira; ya soy viejo y no se cuándo voy a morir. Así, pues, toma tus flechas, tu aljaba y tu arco, sal al campo y caza algo para mí. Luego me preparas un buen guiso, como a mí me gusta, y me lo traes para que me lo coma y te bendiga antes de morir".
Pero Rebeca estaba escuchando la conversación de Isaac con Esaú. Cuando Esaú se fue al campo a cazar algo para su padre, Rebeca tomó la ropa más fina de Esaú, su hijo mayor, y se la puso a Jacob, su hijo menor. Luego, con la piel de unos cabritos, le cubrió a Jacob los brazos y la parte lampiña del cuello y le entregó el guisado y el pan que había preparado.
Jacob entró a donde estaba su padre y le dijo: 
"¡Padre!" 
Isaac le respondió: 
"Aquí estoy. ¿Quién eres, hijo?" 
Jacob le dijo a su padre: 
"Soy tu primogénito, Esaú. Ya hice lo que me dijiste. Levántate, siéntate y come de lo que he cazado, para que me bendigas".
Isaac le dijo: 
"¡Qué pronto encontraste algo para cazar, hijo!" 
Respondió Jacob: 
"Sí; es que el Señor, tu Dios, me lo puso delante". 
Isaac le dijo a Jacob: 
"Acércate, hijo, para que te toque y vea si realmente eres o no mi hijo Esaú". 
Jacob se acercó a su padre, Isaac, el cual lo palpó y dijo: 
"La voz es de Jacob, pero los brazos son de Esaú". 
Y no reconoció a Jacob porque sus brazos estaban velludos como los de su hermano mayor, y se dispuso a bendecirlo.
Entonces le dijo: 
"¿Eres tú de veras mi hijo Esaú?" 
Respondió Jacob: 
"Sí, yo soy". 
Le dijo Isaac: 
"Acércame lo que has cazado para que coma y después te bendiga". 
Jacob le acercó el guisado y el padre comió; también le trajo vino y bebió. Entonces le dijo Isaac a Jacob: 
"Hijo, acércate y bésame". 
El se acercó y lo besó y al aspirar Isaac el olor de su ropa, lo bendijo, diciendo:
"El aroma de mi hijo es como el aroma de un campo, bendecido por el Señor. Que Dios te conceda la lluvia del cielo y la fertilidad de la tierra, y trigo y vino en abundancia.
Que los pueblos te sirvan y las naciones se postren ante ti; que seas señor de tus hermanos y que se postren ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga". 
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 134

Te alabamos, Señor, porque eres bueno.

Alaben el nombre del Señor, alábenlo, siervos del Señor, los que está en la casa del Señor en los atrios de la casa de nuestro Señor.
Te alabamos, Señor, porque eres bueno.

Alaben al Señor, porque es bueno; alaben su nombre, porque es amable. El escogió a Jacob, a Israel como posesión suya.
Te alabamos, Señor, porque eres bueno.

Yo sé que el Señor es grande, nuestro Dios, más que todos los dioses. El Señor hace todo lo que quiere en el cielo y en la tierra, en lo mares y en los océanos.
Te alabamos, Señor, porque eres bueno.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.

Evangelio

¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo mientras él está con ellos?

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?" 
Jesús les respondió: 
"¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días 
en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas 
se conservan".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La gloria de Dios es el hombre viviente

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:

Antífona de la Comunión

El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.

Oración después de la comunión

Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

13ª Semana. Sábado

EL VINO NUEVO

— Disponer el alma para recibir el don divino de la gracia; los odres nuevos.

— La contrición restaura y prepara para recibir nuevas gracias.

— La Confesión sacramental, medio para crecer en la vida interior.

I. Jesús enseñaba, y quienes le escuchaban le entendían bien. Todos los que oyeron por vez primera las palabras que recoge el Evangelio de la Misa sabían de remiendos en los vestidos, y todos también, acostumbrados a las faenas del campo, conocían lo que pasa cuando se echa el vino nuevo, sacado de la uva recién vendimiada, en los odres viejos. Con estas imágenes sencillas y bien conocidas enseñaba el Señor las verdades más profundas acerca del Reino que Él vino a traer a las almas: Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en los odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan1.

Jesús declara la necesidad de acoger su doctrina con un espíritu nuevo, joven, con deseos de renovación; pues de la misma manera que la fuerza de la fermentación del vino nuevo hace estallar los recipientes ya envejecidos, así también el mensaje que Cristo trae a la tierra tenía que romper todo conformismo, rutina y anquilosamiento. Los Apóstoles recordarían aquellos días junto a Jesús como el principio de su verdadera vida. No recibieron su predicación como una interpretación más de la Ley, sino como una vida nueva que surgía en ellos con ímpetu extraordinario y requería disposiciones nuevas.

Siempre que los hombres se han encontrado con Jesús a lo largo de estos veinte siglos, algo ha surgido en ellos, rompiendo actitudes viejas y gastadas. Ya el Profeta Ezequiel había anunciado2 que Dios otorgaría a los suyos otro corazón y les daría un espíritu nuevo. San Beda, al comentar este pasaje del Evangelio, explica3 cómo los Apóstoles serán transformados en Pentecostés y repletos a la vez del fervor del Espíritu Santo. Esto ocurrirá después en la Iglesia con cada uno de sus miembros, una vez recibido el Bautismo y la Confirmación. Estos nuevos odres, el alma limpia y purificada, deben estar siempre llenos; «pues vacíos, los carcome la polilla y la herrumbre; la gracia los conserva llenos»4.

El vino nuevo de la gracia necesita unas disposiciones en el alma constantemente renovadas: empeño por comenzar una y otra vez en el camino de la santidad, que es señal de juventud interior, de esa juventud que tienen los santos, las personas enamoradas de Dios. Disponemos el alma para recibir el don divino de la gracia cuando correspondemos a las mociones e insinuaciones del Espíritu Santo, pues nos preparan para recibir otras nuevas y, si no hemos sido del todo fieles, cuando acudimos al Señor pidiéndole que sane nuestra alma. «Quita, Señor Jesús –le pedimos con San Ambrosio–, la podredumbre de mis pecados. Mientras me tienes atado con los lazos del amor, sana lo que está enfermo (...). Yo he encontrado un médico, que vive en el Cielo y derrama su medicina sobre la tierra. Solo Él puede curar mis heridas, pues no tiene ninguna; solo Él puede quitar al corazón su dolor, al alma su palidez, pues Él conoce los secretos más recónditos»5.

Solo tu amor, Señor, puede preparar mi alma para recibir más amor.

II. El Espíritu Santo trae constantemente al alma un vino nuevo, la gracia santificante, que debe crecer más y más. Este «vino nuevo no envejece, pero los odres pueden envejecer. Una vez rotos se echan a la basura y el vino se pierde»6. Por eso es necesario restaurar continuamente el alma, rejuvenecerla, pues son muchas las faltas de amor, los pecados veniales quizá, que la indisponen para recibir más gracias y la envejecen. En esta vida sentiremos siempre las heridas del pecado: defectos del carácter que no se acaban de superar, llamadas de la gracia que no sabemos atender con generosidad, impaciencias, rutina en la vida de piedad, faltas de comprensión...

Es la contrición la que nos dispone para nuevas gracias, acrecienta la esperanza, evita la rutina, hace que el cristiano se olvide de sí mismo y se acerque de nuevo a Dios en un acto de amor más profundo. La contrición lleva consigo la aversión al pecado y la conversión a Cristo. Ese dolor de corazón no se identifica con el estado en que puede encontrarse el alma por los efectos desagradables de la falta (la ruptura de la paz familiar, la pérdida de una amistad...); ni siquiera consiste en el deseo de no haber hecho lo que se ha hecho...: es la decidida condena de una acción, la conversión hacia lo bueno, hacia la santidad de Dios manifestada en Cristo, es «la irrupción de una vida nueva en el alma»7, llena de amor al encontrarse otra vez con el Señor. Por eso no sabe arrepentirse, no se siente movido a la contrición, quien no relaciona sus pecados, los grandes y las pequeñas faltas, con el Señor.

Delante de Jesús, todas las acciones adquieren su verdadera dimensión; si nos quedáramos solos ante nuestras faltas, sin esa referencia a la Persona ofendida, probablemente justificaríamos y restaríamos importancia a las faltas y pecados, o bien nos llenaríamos de desaliento y de desesperanza ante tanto error y omisión. El Señor nos enseña a conocer la verdad de nuestra vida y, a pesar de tantos defectos y miserias, nos llena de paz y de deseo de ser mejores, de recomenzar de nuevo.

El alma humilde siente la necesidad de pedir a Dios perdón muchas veces al día. Cada vez que se aparta de lo que el Señor esperaba de ella ve la necesidad de volver como el hijo pródigo, con dolor verdadero: padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros8. Y el Señor, «que está cerca de los que tienen el corazón contrito»9, escuchará nuestra oración. Con esta contrición el alma se prepara continuamente para recibir el vino nuevo de la gracia.

III. El Señor, sabiendo que éramos frágiles, nos dejó el sacramento de la Penitencia, donde el alma no solo sale restablecida, sino que, si había perdido la gracia, surge con una vida nueva. A este sacramento debemos acudir con sinceridad plena, humilde, contrita, con deseos de reparar. Una Confesión bien hecha supone un examen profundo (profundo no quiere decir necesariamente largo, sobre todo si nos confesamos con frecuencia): si es posible, ante el Sagrario, y siempre en la presencia de Dios. En el examen de conciencia, el cristiano ve lo que Dios esperaba de su vida y lo que en realidad ha sido; la bondad o malicia de sus acciones, las omisiones, las ocasiones perdidas..., la intensidad de la falta cometida, el tiempo que se permaneció en ella antes de pedir perdón10.

El cristiano que desea tener una conciencia delicada, y para ello se confiesa con frecuencia, «no se contentará con una confesión simplemente válida, sino que aspirará a una confesión buena que ayude al alma eficazmente en su aspiración hacia Dios. Para que la confesión frecuente logre este fin, es menester tomar con toda seriedad este principio: sin arrepentimiento no hay perdón de los pecados. De aquí nace esta norma fundamental para el que se confiesa con frecuencia: no confesar ningún pecado venial del que uno no se haya arrepentido seria y sinceramente.

»Hay un arrepentimiento general. Es el dolor y la detestación de los pecados cometidos en toda la vida pasada. Ese arrepentimiento general es para la confesión frecuente de una importancia excepcional»11, pues ayuda a restañar las heridas que dejaron las flaquezas, purifica el alma y la hace crecer en el amor al Señor.

La sinceridad nos llevará siempre que sea necesario a descender a esos pequeños detalles que dan a conocer mejor nuestra flaqueza: ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué motivo?, ¿cuánto tiempo?; evitando tanto el detalle insustancial y prolijo como la generalización, diciendo con sencillez y delicadeza lo que ha ocurrido, el verdadero estado del alma, huyendo de las divagaciones, como «no fui humilde», «tuve pereza», «he faltado a la caridad»..., cosas, por otra parte, aplicables casi siempre al común de los mortales. Al practicar la Confesión frecuente hemos de cuidar siempre que sea un acto personal en el que nosotros pedimos perdón al Señor de flaquezas muy concretas y reales, no de generalidades difusas.

Este sacramento de la misericordia es refugio seguro; allí se curan las heridas, se rejuvenece lo que ya estaba gastado y envejecido, y todos los extravíos, grandes y pequeños, se remedian. Porque la Confesión no solo es un juicio en el que las deudas son perdonadas, sino también medicina del alma.

La Confesión impersonal esconde con frecuencia un punto de soberbia y de amor propio que trata de enmascarar o justificar lo que humilla y deja, humanamente, en mal lugar. Quizá pueda ayudarnos, para hacer más personal este acto de la penitencia, cuidar hasta el modo de confesarnos: «yo me acuso de ...», pues no es este sacramento un relato de cosas sucedidas, sino autoacusación humilde y sencilla de nuestros errores y flaquezas ante Dios mismo, que nos perdonará a través del sacerdote y nos inundará con su gracia.

«¡Dios sea bendito!, te decías después de acabar tu Confesión sacramental. Y pensabas: es como si volviera a nacer.

»Luego, proseguiste con serenidad: "Domine, quid me vis facere?" —Señor, ¿qué quieres que haga?

»—Y tú mismo te diste la respuesta: con tu gracia, por encima de todo y de todos, cumpliré tu Santísima Voluntad: "serviam!" —¡te serviré sin condiciones!»12. Te serviré, Señor, como siempre has querido que lo haga: con sencillez, en medio de mi vida corriente, en lo ordinario de todos los días.

1 Mt 9, 16-17. — 2 Ez 36, 26. — 3 San Beda, Comentario al Evangelio de San Marcos, 2, 21-22. — 4 San Ambrosio, Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, 5, 26. — 5 Ibídem, 5, 27. — 6 G. Chevrot, El Evangelio al aire libre, Herder, Barcelona 1961, p. 111. — 7 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, Rialp, 2ª ed., Madrid 1963, vol. VI, p. 562. — 8 Lc 15, 18-19. — 9 San Agustín Comentario al Evangelio de San Juan, 15, 25. — 10 Cfr. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, II, 19. — 11 B. Baur, La confesión frecuente, Herder, Barcelona 1957, pp. 37-38. — 12 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 238.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Aquila y Priscila (Prisca), Santos Esposos Mártires, Julio 8  

Aquila y Priscila (Prisca), Santos

Lo poco que sabemos sobre Aquila y Priscila procede de la Sagrada Escritura. Ambos eran discípulos de San Pablo. Como su maestro, viajaron mucho y cambiaron con frecuencia de lugar de residencia.

La primera vez que nos hablan de ellos los Hechos de los Apóstoles (18:1-3), acababan de partir de Italia, pues el emperador Claudio había publicado un decreto por el que prohibía a los judíos habitar en Roma.

Aquila era un judío originario del Ponto. Al salir de Italia, se estableció en Corinto con su esposa, Priscila. San Pablo fue a visitarlos al llegar de Atenas. Al ver que Aquila era, como él, fabricante de tiendas (pues todos los rabinos judíos tenían un oficio), decidió vivir con ellos durante su estancia en Corinto.

No sabemos si San Pablo los convirtió entonces a la fe o si ya eran cristianos desde antes. Aquila y Priscila acompañaron a San Pablo a Efeso; ahí se quedaron, en tanto que el Apóstol proseguía su viaje. Durante la ausencia del Apóstol, instruyeron a Apolo, un judío de Alejandría "muy versado en las Escrituras", que había oído hablar del Señor a unos discípulos del Bautista.

Durante su tercer viaje a Efeso, San Pablo se alojó en casa de Aquila y Priscila, donde estableció una iglesia. El Apóstol escribe: "Saluda a Priscila y Aquila y a la iglesia de su casa." Y añade unas palabras de gratitud por todo lo que habían hecho: "Mis colaboradores en Jesucristo, que expusieron la vida por salvarme. Gracias les sean dadas, no sólo de mi parte, sino de parte de todas las iglesias de los gentiles."

Estas palabras se hallan en la epístola de San Pablo a los romanos, lo cual prueba que Aquila y Priscila habían vuelto a Roma y tenían también ahí una iglesia en su casa. Pero pronto volvieron a Efeso, pues San Pablo les envía saludos en su carta a Timoteo.

El Martirologio Romano afirma que murieron en Asia Menor, pero, según la tradición, fueron martirizados en Roma. Una leyenda muy posterior relaciona a Santa Priscila con el "Titulos Priscae", es decir, con la iglesia de Santa Prisca en el Aventino.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Procopio de Cesarea, Santo Mártir, Julio 8  

Procopio de Cesarea, Santo

Mártir

La historia del santo termina en los amaneceres del siglo IV.

Han salido varios decretos del emperador Diocleciano y cada versión es peor para los cristianos que el anterior. En todo lo ancho y largo del Imperio se han enturbiado las cosas hasta el punto de crearse un ambiente de persecución abierta y ya se habla de cárceles, cruces, hogueras y espadas contra los discípulos de Jesús; al emperador le dan respeto porque desprecian a los dioses nacionales y piensan que acabarán poniendo en peligro el fundamento de su unidad.

Por desgracia, bastantes han sido flojos; no han perseverado al llegar los tiempos malos y por miedo han sacrificado a los ídolos; han sido blandos. Procopio no ha claudicado. Nació en Scitopolis ya hace años y ahora vive en Jerusalén. El amor sincero al Señor Jesús, su deseo de imitarlo, le han llevado a vivir bastante lejos de la marcha que lleva el común de los mortales que con harta frecuencia piensa en vivir del modo más cómodo posible, huyendo de lo que cuesta, y siendo amigos de cuidar que el estómago no sufra con privaciones, procurando al cuerpo algo más del sueño y descanso que pide, con el añadido de conseguir todos los placeres que a la vuelta de la esquina pueden encontrarse como oferta permanente. Así es su presencia, flaco y seco como un asceta. Supo preparar la pelea última con la lucha y el esfuerzo diario.

Tiene responsabilidades añadidas a la profesión de la fe cristiana. Lo han hecho Lector en la iglesia y lee con voz alta y pausada al pueblo lo que está escrito en el Libro Sagrado; como Exorcista, trata al poseso con la energía de quien tiene por el Señor el mando; le encomendó también el obispo la traducción oficial a la lengua vulgar -al

Procopio de Cesarea, Santo

arameo- los textos griegos de la Liturgia.

Por la persecución que se ha iniciado, lo trasladan a Cesarea y allí comienza la encrespada lid contra los que aman al único Dios y rechazan a los ídolos de los paganos. Ante el gobernador Flaviano no tiene más palabra que negar la existencia de dioses, ni mejor actitud que negarse a ofrecer incienso a ídolos falsos y a los emperadores romanos. Así las cosas, Flaviano decide que es crimen de estado negar a las imágenes incienso y censurar la tetrarquía. Termina el episodio decapitando a Procopio.

La mayor parte de los cristianos en Cesarea se ha motivado con el ejemplo. Acuden a decir a Flaviano que ellos también son cristianos y que no aceptan la imposición de llamar dioses a los falsos ídolos ni a la tetrarquía imperante en el Imperio Romano. No tenían otro modo de hacer causa común para proclamar y defender sus derechos humanos. Tantos son que el gobernador disimula, parece no oír las palabras y decide aparentar en público la claudicación de los cristianos con la simulación de que ofrecen el incienso que ni siquiera llegan a tocar las manos. Desea mantener a toda costa la apariencia del triunfo, pero quiere evitar también la masacre de los mejores y más honrados ciudadanos pacíficos.

No sé por qué ni de donde forjaron los cristianos de otros tiempos más adelantados la leyenda de un Procopio extraño presentándolo como un personaje funesto, terrible perseguidor de los cristianos, convertido a lo Damasco, predicador luego como Pablo, soldado cruel en muchas batallas ganadas con una cruz que casi casi es talismán, de aventura en aventura, ladino en el tribunal y machacón testarudo ante el juez que termina mandándolo ejecutar entre tormentos tan inconcebibles como extravagantes. ¿Pretendían quizá acumular virtudes en el santo? o ¿fingirlas en la comunidad de Cesarea? Que ni lo uno ni lo otro se necesitaba es evidente. Yo prefiero quedarme con la figura sencilla del clérigo Procopio que cumple a diario su obligación de cuidar su alma y la de su gente y que, llegado el momento, muere sencillamente cumpliendo el último de sus compromisos.

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Fuente: ACIprensa.com
Eugenio III, Beato CLXVII Papa, Julio 8  

Eugenio III, Beato

CLXVII Papa

Etimológicamente significa "bien nacido". Viene de la lengua griega.

San Antonio lo señala como a "uno de los Pontífices más grandes y que más sufrieron". Nació en Montemagno, entre Pisa y Lucca. Después de ocupar un cargo en la curia episcopal de Pisa, ingresó en 1135 al monasterio cisterciense de Claraval. Tomó el nombre de Bernardo, y San Bernardo fue su superior en aquel monasterio. Cuando el Papa Inocencio II pidió que algunos cisterciences fuesen a Roma, San Bernardo envió a su homónimo como jefe de la expedición. Los cistercienses se establecieron en el convento de San Anastasio (Tre Fontane).

A la muerte del Papa Lucio II, en 1145, los cardenales eligieron para sucederle a Bernardo, el abad de San Anastasio. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Eugenio y fue consagrado en la abadía de Farfa. En enero de 1147, aceptó con gusto la invitación que le hizo Luis VII de que fuese a predicar la cruzada en Francia. En la segunda cruzada no tuvieron buenos resultados. El Papa permaneció en Francia hasta que el clamor popular por el fracaso de la cruzada le hizo imposible permanecer más tiempo en ese lugar. Durante su estancia en aquel país, presidió los sínodos de París, Tréveris y Reims, que se ocuparon principalmente de promover la vida cristiana; también hizo cuanto pudo por reorganizar las escuelas de filosofía y teología.

En mayo de 1148 el Pontífice volvió a Italia y excomulgó a Arnoldo de Brescia (quien en sus peores momentos presagiaba a los demagogos doctrinarios de épocas posteriores). San Bernardo dedicó al Sumo Pontífice su tratado ascético "De Consideratione", donde afirmaba que el Papa tenía como principal deber atender a las cosas espirituales y que no debía dejarse distraer demasiado por asuntos que corresponden a otros.

Eugenio III partió de Roma en el verano de 1150 y permaneció dos años y medio en la Campania, procurando obtener el apoyo del emperador Conrado III y de su sucesor, Federico Barbarroja.

El santo murió en Roma el 8 de julio de 1153. Su culto fue aprobado el 28 de diciembre de 1872 por el Papa Pío IX.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Adriano III, Santo CIX Papa, Julio 8  

Adriano III, Santo

CIX Papa

San Adriano sucedió al Papa Marino I en el año 884, durante una época particularmente tumultuosa de la historia del pontificado.

El nuevo Pontífice adoptó al rey de Francia, Carlomán, por hijo espiritual y tomó medidas para impedir que el obispo de Nimes siguiese molestando a los monjes de la abadía de Saint Giles. También se dice que castigó con una severidad digna de sus crímenes al antiguo cortesano, Jorge del Aventino, y a la rica viuda de otro cortesano que había sido asesinado en el atrio de San Pedro.

Como es bien sabido, en la Roma de fines del siglo IX se cometieron crímenes horribles. El año 885, el emperador Carlos el Gordo invitó a San Adriano a una dieta reunida en Worms. Ignoramos qué razones tenía para invitar especialmente al Papa; en todo caso, el emperador no llegó a ver cumplidos sus deseos, pues San Adriano enfermó durante el viaje y murió en Módena, en julio o en septiembre.

Fue sepultado en la iglesia abacial de San Silvestre de Nonántola. El pontificado de San Adriano duró catorce o dieciséis meses; lo poco que sabemos sobre él, no nos proporciona ningún detalle sobre su santidad personal, pero lo cierto es que, desde su muerte, empezó a venerársele como santo en Módena.

Su culto fue confirmado en 1891. Durante el breve pontificado de San Adriano III, Roma se vio asolada por la carestía y el Papa hizo cuanto estuvo en su mano por aliviar los sufrimientos del pueblo. Flodoardo, el cronista de la diócesis de Reims, le alaba como padre de sus hermanos en el episcopado.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 / Martirologio Romano
Quiliano, Santo Obispo y Mártir, Julio 8  

Quiliano, Santo

Obispo y Mártir

En Herbipoli (hoy Würzburg), ciudad de Austrasia, san Quiliano, obispo y mártir, natural de Irlanda, desde donde viajó a esta región para predicar el Evangelio, y en la que, por velar diligentemente para que se observase en ella la vida cristiana, fue martirizado (s. VII ex.).

Quiliano era un monje irlandés. En el año 686, antes o después de recibir la consagración episcopal, partió a Roma con once compañeros, y el Papa Conon le encargó predicar el Evangelio en Franconia (Badén y Baviera).

El santo, asistido por el sacerdote Colmano y el diácono Totnano, convirtió y bautizó a numerosos paganos en Würzburg. Entre dichos convertidos figuraba el duque de la ciudad, Gosberto.

Una biografía medieval narra en la forma siguiente el martirio de San Quiliano: El duque había contraído matrimonio con Geilana, la viuda de su hermano. San Quiliano le indicó que tal matrimonio era inválido, y el duque prometió separarse de Geilana; pero ésta, enfurecida, aprovechó la ausencia de su esposo, quien había partido a una campaña militar, para que sus esbirros decapitaran a los tres prisioneros.

Consta con certeza que Quiliano, Coimano y Totnano evangelizaron realmente la Franconia y la Turingia oriental y que fueron mártires.

El culto de San Quiliano existió en Irlanda, así como en las diócesis de Würzburg, Viena y algunas otras.

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Fuente: Vatican.va
Pedro Vigne, Beato Presbítero y Fundador, 8 de julio  

Pedro Vigne, Beato

Presbítero y Fundador
de la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento

 

Pedro Vigne nació el 20 de Agosto de 1670 en Privas (Francia), pequeña ciudad muy marcada aún por las consecuencias de las guerras de religión del siglo anterior, entre católicos y protestantes. Su padre Pedro Vigne, honrado comerciante en textil, y su madre, Francisca Gautier, casados en la Iglesia Católica, han hecho bautizar a sus cinco hijos en la parroquia católica de Santo Tomás de Privas. Dos hijas murieron muy temprano. Pedro y sus dos hermanos mayores, Juan Francisco y Eleonora, viven con sus padres en una relativa comodidad.

A los 11 años, Pedro es llamado por el Cura de la parroquia para firmar como testigo las actas parroquiales de Bautismo, matrimonio y sepultura.

Después de haber recibido una educación e instrucción de buen nivel, al final de su adolescencia, de repente su vida está transformada por la toma de conciencia de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Esta experiencia le orienta definitivamente hacia Jesús que entrega su vida en la Cruz por nuestro amor y que, por la Eucaristía, no cesa de darse a todos. En 1690 entra en el seminario sulpiciano de Viviers. Ordenado sacerdote, el 18 de Septiembre de 1694, en Bourg Saint Andéol, por el obispo de Viviers, está destinado como coadjutor a Saint Agrève. Durante seis años ejerce allí su ministerio sacerdotal en amistad con su párroco y en cercanía con los fieles.

Siempre atento para discernir a través de los acontecimientos la voluntad del Señor sobre su vida, se siente llamado a vivir otra cosa. Al principio su itinerario espiritual parece ser un poco vacilante, pero se hará cada vez más firme y seguro. Su deseo de ser misionero entre la gente sencilla le decide a entrar en la Congregación de los Lazaristas, en Lyon, en 1700. Allí recibe una sólida formación a la pobreza y a las "misiones populares" y empieza a recorrer pueblos y ciudades con sus compañeros para evangelizar al pueblo cristiano. En 1706 deja voluntariamente a los Lazaristas. Más que nunca le mueve la pasión de las almas, sobre todo la gente de los pueblos y caseríos. Después de un breve tiempo de búsqueda, su vocación se delinea con firmeza y adquiere un rumbo firme. Pedro será "misionero itinerante", aplicando su propio método pastoral a la vez que somete siempre su ministerio a la autorización de sus superiores jerárquicos.

Incansablemente, y durante más de treinta años, recorre, andando o a caballo, los caminos del Vivarais, del Dauphiné y más aún. Para hacer conocer, amar y servir a Jesucristo se enfrenta con el cansancio de los viajes y el rigor del clima. Predica, visita a los enfermos, catequiza a los niños, administra los sacramentos y va hasta llevar a hombros "su" confesionario para estar siempre dispuesto a ofrecer la misericordia de Dios. Celebra la Misa, expone al Santísimo, enseña a los fieles a adorar. María, "Hermoso sagrario de Dios entre los hombres" tiene también un lugar de predilección en su oración y enseñanza.

En el transcurso de una de sus misiones, en 1712, llega a Boucieu le Roi cuya topografía le permite levantar un Vía Crucis. Con la ayuda de los feligreses de la zona construye 39 estaciones que, a través del pueblo, el campo y la montaña, enseñan a los cristianos a seguir a Jesús desde la Cena hasta Pascua y Pentecostés.

Boucieu va a ser su residencia, fuera de las misiones. Allí reúne a algunas mujeres que encarga de "acompañar a los peregrinos" del Vía Crucis para ayudarles a meditar y a orar.

Es allí que funda la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento. El 30 de Noviembre de 1715, en la iglesia, les entrega la cruz y el hábito religioso. Les invita a hacer turnos para adorar a Jesús presente en la Eucaristía, y a vivir juntas fraternalmente. Les confía la tarea de enseñar a la juventud. Atento a la necesidad de instruir a los niños para darles la oportunidad de acceder a la fe y adoptar comportamientos cristianos, Pedro Vigne abre escuelas y crea un seminario de "Regentas", modo de llamar entonces a las maestras de escuela.

Una vida tan intensa necesita apoyos. Cuando el Padre Pedro va a Lyon para comprar, nunca deja de ir a casa de sus antiguos maestros de San Sulpicio para encontrar a su confesor y a su director espiritual. Atraído pronto por la espiritualidad eucarística de los Sacerdotes del Santísimo Sacramento, fundados por Monseñor d´Authier de Sisgaud, el 25 de Enero de 1724, en Valence, le admiten como cofrade en esta sociedad sacerdotal y beneficia de su ayuda espiritual y temporal.

A la vez que asume el acompañamiento de su joven Congregación, Pedro Vigne continúa sus viajes apostólicos y, para prolongar los frutos de sus misiones también escribe libros: reglamentos de vida, obras de espiritualidad y sobre todo las "meditaciones sobre el libro más hermoso que es Jesucristo sufriendo y muriendo en la Cruz".

El vigor de este caminante de Dios, la intensidad de su actividad apostólica, sus largas horas de adoración, su vida de pobreza, testimonian no solo de una robusta constitución física sino de un amor apasionado por Jesucristo que amó a los suyos hasta el extremo (cf. Jn 13, 1).

Sin embargo, a los 70 años acusa los efectos del cansancio. En el transcurso de una misión en Rencurel, en las montañas del Vercors, un fuerte malestar le obliga a interrumpir su predicación. A pesar de todos sus esfuerzos para celebrar aún la Eucaristía y exhortar a los fieles a vivir el amor a Jesús, se da cuenta que su fin se acerca, expresa todavía su inmenso ardor misionero y entra en profunda oración. Un sacerdote, y dos Hermanas llegadas rápidamente, acompañan sus últimos momentos. El 8 de Julio de 1740 se reúne con Aquel que tanto amó, adoró y sirvió. Su cuerpo fue transportado a Boucieu donde descansa aún en la pequeña iglesia.

Fue beatificado el 3 de octubre de 2004.

Rosa Hawthorne Lathrop, Santa

Fundadora, 8 de julio  

 

Etimológicamente significa "jardín de rosas". Viene de la lengua latina.

Existen diversas formas de llegar al mundo de la fe. Unas veces es por la educación de padres cristianos, y otras por otros senderos que nadie se puede imaginar.

Es el caso de esta joven. Su nombre te será familiar, no por ella, sino por su padre, el gran novelista americano Nathamel Hawthome.

Como la inmensa mayoría de las jóvenes, cuando llegó el momento oportuno y anhelado, se casó con el joven George. No tenían la fe cristiana. Esta les vendría a los doce años de haber contraído matrimonio.

Ella lo deseaba desde hacía tiempo pero las dificultades provenían de su esposo, entregado al alcohol.

Como ya no podía soportar a su marido, siempre borracho, pidió la separación matrimonial. Una vez que se vio libre de esta atadura, ella vio en qué sitio podía vivir mejor la fe. E, inspirada por el Señor, se entregó a lo que no mucha gente quiere: a tratar y visitar a los que padecen la enfermedad del cáncer.

Su obra quedó plasmada en una Congregación llamada "Servidoras Dominicas del Alivio para el Cáncer Incurable".

Tras esta humana y cristiana fundación, ella se cambió de nombre. Desde ese instante se llamó Alfonsa.

Dios le ayudaba tanto que siempre se le veía alegre en las cosas pequeñas y en las grandes provenientes del cáncer.

Oficialmente la Iglesia no la ha declarado todavía santa, pero su fama, sus milagros y su devoción corren paralelos a los de otras muchas santas y santos.

Le encantaban los detalles sencillos con sus enfermos. Les regalaba desde un loro, un perro o una radio para que se distrajeran oyendo música o alguna buena palabra que les estimulara a llevar adelante con aceptación cristiana su enfermedad.

Solía decir que cualquiera de estos detalles constituía un cielo:"¡Esto es el cielo".

 

San Isaías
profeta
Año 765 aC

Gracias Señor por tus profetas y por los anuncios que por medio de ellos 
nos has enviado y nos seguirás enviando siempre. 
Haz que nunca seamos sordos a las llamadas de conversión 
que nos haces cada día por medio de tu 
divina palabra en la predicaciones y en la S. Biblia

Isaías significa Dios salva. 
Isaías fue para Israel un héroe nacional. Es un poeta maravilloso. La elegancia de su estilo, la viveza de sus imágenes y la belleza literaria de sus profecías lo convierte en un clásico de la literatura de Israel.
Nació en Jerusalén en el año 765 antes de Cristo y parece que era de familia de clase aristocrática. Todo su modo de hablar y comportarse lo presentan como un hombre de cultura superior.
En el Capítulo 6 de sus profecías narra como Dios lo llamo. Dice así : "Ví al Señor Dios , sentado en un trono excelso y elevado y miles de serafines lo alababan cantando : "Santo, Santo es el Señor Dios de los ejércitos, llenos están el cielo y la tierra de Tu Gloria." Yo me llene de espanto y exclame : "Ay de mí que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo pecador y mis ojos ven al Dios Todopoderoso". Entonces voló hacía mí uno de los serafines, y tomando una brasa encendida del altar la coloco sobre mis labios y dijo : "Ahora has quedado purificado de tus pecados."
Y oí la voz del Señor que me decía:"¿ A quién enviaré ? ¿ Quién irá de mi parte a llevarles mis mensajes ?"
Yo le dije : "Aquí estoy Señor, envíame a mí"

LLAMADAS DESATENDIDAS.

Isaías empezó entonces a llevar a las gentes los mensajes de Dios, pidiéndoles que se apartarán de su vida de pecado y empezaran una vida agradable a Dios. Pero se cumplía lo que le había avisado el Señor : "Teniendo oídos, no querrán escuchar". Aviso fuertemente que si no convertían serían llevados presos al destierro. No le hicieron caso y la nación de Israel fue llevada después presa a un país extraño.
El Emmanuel. Una de las más famosas profecías que hizo ese gran vidente fue la de Emmanuel. Dijo así : "He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz a un niño al cual llamarán Dios con nosotros" Así está avisando con siete siglos de anticipación el nacimiento de Jesús , de María Virgen.

SENAQUERIB ATACA A JERUSALEM

El temible Rey de Nínive, Senaquerib, atacó a Jerusalem y amenazaba con destruirla y matar a todos. Pero Isaías animó al piadoso rey Ezequías diciéndole : "Prudencia y clama. Confíen en Dios, que la ciudad no caerá por en manos de los enemigos" . Y sucedió entonces que al ejército invasor le llego una espantosa epidemia de disentería ( que es una inflamación y ulceración de los intestinos ) y murieron muchos miles y el Rey Senaquerib tuvo que alejarse y no pudo apoderarse de la ciudad . Con esta profecía adquirió Isaías una gran popularidad entre las gentes.

EL LIBRO MAS LARGO DE LA BILBIA

El libro de Isaías es el más largo de los 73 que componen la Biblia, tiene unas 70 páginas, se compone de dos partes, la primera fue escrita por el propio profeta Isaías y la segunda se llama "Nuevo Isaías" o DeuteroIsaías", probablemente escrita por un discípulo de este.

LA VID QUE NO QUISO DAR FRUTOS

Isaías tiene bellísimas comparaciones para enseñar sus mensajes. Por ejemplo la de La Vid y el Viñador, en el Capítulo 5. En la cual compara al pueblo de Dios, con una vid ( plantación de uvas ), a la que el Señor la cuido, la regó y la abonó y luego viene a buscar buenos frutos ( buenas obras ) y encuentra con que solo produce frutos amargos ( obras malas ), entonces el Señor abandona su plantación , dejándola en manos de sus enemigos para que la pisoteen y destruyan.

EL PRIMER BOLIGRAFO DE JESUS

En el libro de Isaías se pueden encontrar muchos datos de lo que será la vida del Mesías o enviado de Dios, se puede afirmar que este escrito es la primera biografía de Jesús escrita siete siglos antes de que naciera el Redentor. Son impresionantemente hermosas las descripciones del Cap 53, acerca del siervo de Yavhé, donde parece estar viendo la Pasión y Muerte de Jesús, describiéndola, tal como ella iba a suceder. Y allí se insiste que estos sufrimientos del enviado de Dios serán ara pagar nuestros pecados.

EL MAS GRANDE PROFETA.

Después de Cristo y de Moisés, el más grande profeta de todos los siglos ha sido Isaías, es el profeta de la Confianza en Dios. Quiere que aunque las situaciones de la vida sean terribles, jamás dejemos de confiar en que Dios llegará con su gran poder a ayudarnos y defendernos. Anuncia un Mesías o Salvador, de la familia de David, portador de paz y de justicia, cuyo oficio es encender en la tierra el amor hacía Dios.
Fue un genio religioso que ejercío enorme influencia en la verdadera religión y cuyos escritos los leen y meditan hoy en todo el mundo los seguidores de Cristo.
Una antigua tradición judía, nos dice que a Isaías lo hizo maritirizar el impío rey Manasés.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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