jueves, 30 de marzo de 2017

[ † ] Jueves del Santísimo Sacramento. 30/03/2017. San Juan Clímaco ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

El que los acusa es Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Si me presentara como testigo de mí mismo, mi testimonio no tendría valor. Es otro el que testifica a mi favor, y su testimonio es válido.
Ustedes enviaron una comisión a preguntar a Juan, y él dio testimonio a favor de la verdad. Y no es que yo tenga necesidad de testigos humanos que testifiquen a mi favor; si digo esto, es para que ustedes se puedan salvar. Juan el Bautista era como una lámpara encendida que alumbraba; y ustedes quisieron, durante algún tiempo, alegrarse con su luz. Pero yo tengo a mi favor un testimonio de mayor valor que el de Juan. Una prueba evidente de que el Padre me ha enviado es que realizo la obra que el Padre me encargó llevar a término. También habla a mi favor el Padre que me envió, aunque ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro. Su palabra no ha sido aceptada por ustedes; así lo prueba el hecho de que no quieren creer en el enviado del Padre.
Estudian apasionadamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; pues bien, también las Escrituras hablan de mí; y a pesar de ello, ustedes no quieren aceptarme para que tengan vida.
Yo no busco la gloria que puedan dar los hombres. Además, los conozco muy bien y sé que no aman a Dios. Yo he venido de parte de mi Padre, pero ustedes no me aceptan; en cambio, aceptarían a cualquier otro que viniera en nombre propio.
¿Cómo van a creer ustedes, si lo que les preocupa es recibir gloria unos de los otros y no se interesan por la verdadera gloria que viene del Dios único? No piensen que voy a ser yo quien los acuse ante mi Padre; los acusará Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. El escribió acerca de mí; por eso, si creyeran a Moisés, también me creerían a mí. Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer lo que yo digo?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 4a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen la ayuda del Señor; busquen continuamente su presencia.

 

Oración Colecta

Oremos:
Padre lleno de amor, que nos has concedido la gracia de purificarnos con el arrepentimiento y de santificarnos haciendo el bien a los demás, ayúdanos a permanecer fieles a tus mandamientos, para llegar bien dispuestos a las festividades pascuales. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

No castigues a tu pueblo por sus maldades

Lectura del libro del Exodo 32, 7-14

En aquellos días dijo el Señor a Moisés: 
"Anda, baja del monte, porque se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Muy pronto se han apartado del camino que les señalé, pues se han fabricado un becerro de metal fundido, se están postrando ante él, le ofrecen sacrificios y repiten: "Israel, éste es tu dios, el que te sacó de Egipto"". 
El Señor añadió: 
"Me estoy dando cuenta de que ese pueblo es un pueblo terco. Déjame; voy a desahogar mi rabia contra ellos y los aniquilaré. A ti, sin embargo, te convertiré en padre de una gran nación".
Moisés suplico al Señor, su Dios, diciendo: 
"Señor, ¿por qué se va a desahogar tu rabia contra tu pueblo, al que tú sacaste de Egipto con tan gran fuerza y poder? ¿Vas a permitir que digan lo egipcios: "Los sacó con mala intención, para matarlos en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra?"
Calma tu enojo y arrepiéntete de haber querido hacer el mal a tu pueblo. Recuerda a Abrahán, a Isaac y a Jacob, tus servidores, a quienes juraste por tu honor y les prometiste: "Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y daré a sus descendientes esa tierra de la que les hablé, para que la posean en herencia perpetua"".
Y el Señor se arrepintió del mal que había querido hacer a su pueblo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 105, 19-20.21-22.23

Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

En el Horeb se hicieron un becerro, y adoraron un ídolo fundido; así cambiaron a su Dios por la imagen de un buey que come hierba.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

Olvidaron a Dios, su salvador, al que hizo portentos en Egipto, maravillas en la tierra de Cam, y prodigios en el mar Rojo.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

Dios pensaba ya en aniquilarlos, pero Moisés, su elegido, se mantuvo firme ante él para apartar su furia destructora.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. 
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

El que los acusa es Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Si me presentara como testigo de mí mismo, mi testimonio no tendría valor. Es otro el que testifica a mi favor, y su testimonio es válido.
Ustedes enviaron una comisión a preguntar a Juan, y él dio testimonio a favor de la verdad. Y no es que yo tenga necesidad de testigos humanos que testifiquen a mi favor; si digo esto, es para que ustedes se puedan salvar. Juan el Bautista era como una lámpara encendida que alumbraba; y ustedes quisieron, durante algún tiempo, alegrarse con su luz. Pero yo tengo a mi favor un testimonio de mayor valor que el de Juan. Una prueba evidente de que el Padre me ha enviado es que realizo la obra que el Padre me encargó llevar a término. También habla a mi favor el Padre que me envió, aunque ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro. Su palabra no ha sido aceptada por ustedes; así lo prueba el hecho de que no quieren creer en el enviado del Padre.
Estudian apasionadamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; pues bien, también las Escrituras hablan de mí; y a pesar de ello, ustedes no quieren aceptarme para que tengan vida.
Yo no busco la gloria que puedan dar los hombres. Además, los conozco muy bien y sé que no aman a Dios. Yo he venido de parte de mi Padre, pero ustedes no me aceptan; en cambio, aceptarían a cualquier otro que viniera en nombre propio.
¿Cómo van a creer ustedes, si lo que les preocupa es recibir gloria unos de los otros y no se interesan por la verdadera gloria que viene del Dios único? No piensen que voy a ser yo quien los acuse ante mi Padre; los acusará Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. El escribió acerca de mí; por eso, si creyeran a Moisés, también me creerían a mí. Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer lo que yo digo?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Tú, que conoces nuestra fragilidad, concédenos, Señor, que la ofrenda de este sacrificio nos purifique de nuestros pecados y nos proteja de todo mal. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos del ayuno

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, 
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que esta comunión nos purifique de todas nuestras culpas y nos proteja del pecado, para que gocemos de la plenitud salvadora de tu don. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

__________________________________________________________________________________________

Meditación diaria

Cuaresma. 4ª semana. Jueves

LA SANTA MISA Y LA ENTREGA PERSONAL

— El Sacrificio de Jesucristo en el Calvario. Se ofreció a Sí mismo por todos los hombres. Nuestra entrega personal.

— La Santa Misa, renovación del sacrificio de la Cruz.

— Valor infinito de la Santa Misa. Nuestra participación en el Sacrificio. La Santa Misa, centro de la vida de la Iglesia y de cada cristiano.

I. La Primera lectura de la Misa relata la intercesión de Moisés ante Yahvé para que no castigue la infidelidad de su pueblo. Aduce argumentos conmovedores: el buen nombre del Señor ante los gentiles, la fidelidad a la Alianza hecha con Abraham y sus descendientes... A pesar de las infidelidades y los desvaríos del Pueblo elegido, el Señor perdona otra vez. Es más, el amor de Dios por su Pueblo y, por medio de él, hacia todo el género humano alcanzará la manifestación suprema: Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca sino que tenga vida eterna1.

La entrega plena de Cristo por nosotros, que culmina en el Calvario, constituye la llamada más apremiante a corresponder a su gran amor por cada uno de nosotros. En la Cruz, Jesús consumó la entrega plena a la voluntad del Padre y el amor por todos los hombres, por cada uno: me amó y se entregó por mí2. Ante ese misterio insondable de Amor, debería preguntarme: ¿qué hago yo por Él?, ¿cómo correspondo a su Amor?

En el Calvario, Nuestro Señor, Sacerdote y Víctima, se ofrece a su Padre celestial, derramando su Sangre, que quedó entonces separada de su Cuerpo. Cumplió así, hasta el final, la voluntad del Padre.

El deseo del Padre fue que la Redención se realizara de este modo; Jesús lo acepta con amor y máxima sumisión. Este ofrecimiento interno de Sí mismo es la esencia de Su sacrificio. Es la entrega amorosa, sin límites, a la voluntad del Padre.

En todo verdadero sacrificio se dan cuatro elementos esenciales, y todos ellos se encuentran presentes en el sacrificio de la Cruz: sacerdote, víctima, ofrecimiento interior y manifestación externa del sacrificio. La manifestación externa debe ser expresión de la actitud interior. Jesús muere en la Cruz, manifestando exteriormente –a través de sus palabras y obras– su amorosa entrega interior. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu3: la misión que me encomendaste ha terminado, he cumplido tu voluntad. Él es, entonces y ahora, el Sacerdote y la Víctima: Teniendo, pues, un Sumo Pontífice, grande, que penetró en los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengamos firme la fe que profesamos. No tenemos un Sumo Pontífice que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas; antes bien, fue probado en todo, a semejanza nuestra, fuera del pecado4.

Esta ofrenda interior de Jesús da significado pleno a todos los elementos externos de su sacrificio voluntario: la crucifixión, el expolio, los insultos...

El Sacrificio de la Cruz es único. Sacerdote y Víctima son una sola y la misma divina persona: el Hijo de Dios encarnado. Jesús no fue ofrecido al Padre por Pilato o por Caifás, o por la multitud congregada a sus pies. Él fue quien se entregó a Sí mismo. En todo momento de su vida terrena, Jesús vivió en una perfecta identificación con la voluntad del Padre, pero es en el Calvario donde la entrega del Hijo alcanza su expresión suprema.

Nosotros, que queremos imitar a Jesús, que solo deseamos que nuestra vida sea reflejo de la suya, debemos preguntarnos en nuestra oración de hoy si sabemos unirnos al ofrecimiento de Jesús al Padre, con la aceptación de la voluntad de Dios, en cada momento, en las alegrías y en las contrariedades, en las cosas que ocupan cada día nuestro, en los momentos más difíciles, como puede ser el fracaso, el dolor o la enfermedad, y en los momentos fáciles en que sentimos al alma llena de gozo.

"Madre y Señora mía, enséñame a pronunciar un sí que, como el tuyo, se identifique con el clamor de Jesús ante su Padre: non mea voluntas... (Lc 22, 42): no se haga mi voluntad, sino la de Dios"5.

II. Para meditar hoy sobre la unidad que existe entre el Sacrificio de la Cruz y la Santa Misa, fijemos nuestra atención en la oblación interior que Cristo hace de Sí mismo, con una total entrega y sumisión amorosa a su Padre. La Santa Misa y el Sacrificio de la Cruz son el mismo y único sacrificio, aunque estén separados en el tiempo; se vuelve a hacer presente, no las circunstancias dolorosas y cruentas del Calvario, sino la total sumisión amorosa de Nuestro Señor a la voluntad del Padre. Ese ofrecimiento interno de Sí mismo es idéntico en el Calvario y en la Misa: es la oblación de Cristo. Es el mismo Sacerdote, la misma Víctima, la misma oblación y sumisión a la voluntad de Dios Padre; cambia la manifestación externa de esta misma entrega: en el Calvario, a través de la Pasión y Muerte de Jesús; en la Misa, por la separación sacramental, no cruenta, del Cuerpo y de la Sangre de Cristo mediante la transustanciación del pan y del vino.

El sacerdote en la Misa es únicamente el instrumento de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Cristo se ofrece a Sí mismo en cada una de las Misas del mismo modo que lo hizo en el Calvario, aunque ahora lo hace a través de un sacerdote, que actúa in persona Christi. Por eso "toda Misa, aunque sea celebrada privadamente por un sacerdote, no es acción privada, sino acción de Cristo y de la Iglesia, la cual, en el sacrificio que ofrece, aprende a ofrecerse a sí misma como sacrificio universal, y aplica a la salvación del mundo entero la única e infinita virtud redentora del sacrificio de la Cruz"6.

El mismo Cristo, en cada Misa, se ofrece manifestando la amorosa entrega a su Padre celestial, expresada ahora por la Consagración del pan y, separadamente, la Consagración del vino. Este es el momento culminante –la esencia, el núcleo– de la Santa Misa.

Nuestra oración de hoy es buen momento para examinar cómo asistimos y participamos en la Santa Misa. "¿Estáis allí con las mismas disposiciones con que la Virgen Santísima estaba en el Calvario, tratándose de la presencia de un mismo Dios y de la consumación de igual sacrificio?"7. Amor, identificación plena con la voluntad de Dios, ofrecimiento de sí mismo, afán corredentor.

III. El Sacrificio de la Misa, al ser esencialmente idéntico al Sacrificio de la Cruz, tiene un valor infinito. En cada Misa se ofrece a Dios Padre una adoración, acción de gracias y reparación infinitas, independientemente de las disposiciones concretas de quienes asisten y del celebrante, porque Cristo es el Oferente principal y la Víctima que se ofrece. Resulta, por tanto, que no existe un modo más perfecto de adorar a Dios que el ofrecimiento de la Misa, en la cual su Hijo Jesucristo es ofrecido como Víctima, actuando Él mismo como Sumo Sacerdote.

No hay tampoco un modo más perfecto de dar gracias a Dios por todo lo que es y por sus continuas misericordias para con nosotros: nada en la tierra puede resultar más grato a Dios que el Sacrificio del altar. Cada vez que se celebra la Santa Misa, a causa de la infinita dignidad del Sacerdote y de la Víctima, se repara por todos los pecados del mundo: se trata de la única perfecta y adecuada reparación, a la que debemos unir nuestros actos de desagravio. Es el único sacrificio adecuado que podemos ofrecer los hombres, y a través de él pueden cobrar un valor infinito nuestro quehacer diario, nuestro dolor y nuestras alegrías. La Santa Misa "es realmente el corazón y el centro del mundo cristiano"8. En este Santo Sacrificio "está grabado lo que de más profundo tiene la vida de cada uno de los hombres: la vida del padre, de la madre, del niño, del anciano, del muchacho y de la muchacha, del profesor y del estudiante, del hombre culto y del hombre sencillo, de la religiosa y del sacerdote. De cada uno sin excepción. He aquí que la vida del hombre se inserta, mediante la Eucaristía, en el misterio del Dios viviente"9.

Los frutos de cada Misa son infinitos, pero en nosotros se encuentran condicionados por nuestras personales disposiciones y, por ello, limitados.

Nuestra Madre la Iglesia nos invita a participar en el acto más sublime que cada día ocurre, de una forma consciente, activa y piadosa10. De un modo particular hemos de procurar estar atentos y recogidos en el momento de la Consagración; en estos instantes procuraremos penetrar en el alma de quien es a la vez Sacerdote y Víctima, en su amorosa oblación a Dios Padre, como ocurrió en el Calvario. Este Sacrificio será entonces el punto central de nuestra vida diaria, como lo es de toda la liturgia y de la vida de la Iglesia. Nuestra unión con Cristo en el momento de la Consagración será más plena cuanto más lo sea nuestra identificación con la voluntad de Dios, cuanto mayores sean nuestras disposiciones de entrega. En unión con el Hijo ofrecemos al Padre la Santa Misa, y al propio tiempo nos ofrecemos nosotros mismos por Él, con Él y en Él. Este acto de unión debe ser tan profundo y verdadero que penetre todo nuestro día e influya decisivamente en nuestro trabajo, en nuestras relaciones con los demás, en nuestras alegrías y fracasos, en todo.

Si cuando llegue la Comunión Jesús nos encuentra con estas disposiciones de entrega, de identificación amorosa con la voluntad de Dios Padre, ¿qué otra cosa hará sino derramar en nosotros el Espíritu Santo, con todos sus dones y gracias? Tenemos muchas ayudas para vivir bien la Santa Misa. Entre otras, la de los ángeles, que "siempre están allí presentes en gran número para honrar este santo misterio. Juntándonos a ellos y con la misma intención, forzosamente hemos de recibir muchas influencias favorables de esta compañía. Los coros de la Iglesia militante se unen y se juntan con Nuestro Señor, en este divino acto, para cautivar en Él, con Él y por Él, el corazón de Dios Padre, y para hacer eternamente nuestra su misericordia"11. Acudamos a ellos para evitar las distracciones, y esforcémonos en cuidar con más amor ese rato único en el que estamos participando del Sacrificio de la Cruz.

1 Jn 3, 16. — 2 Gal 2, 20. — 3 Lc 23, 46. — 4 Heb 4, 14-15. — 5 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, IV, 1. 6 Pablo VI, Enc. Mysterium Fidei, 3-IX-1965, n. 4. — 7 Santo Cura de Ars, Sermón sobre el pecado. — 8 Juan Pablo II, Homilía en el Seminario de Venegono, 21-V-1983. — 9 ídem, Homilía en la clausura del XX Congreso Eucarístico Nac. de Italia, 22-V-1983. — 10 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 48 y 11. 11 San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, Barcelona 1960, p. 97.

___________________________________________________________________________________________

 

Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Juan Clímaco
Abad, año 649

Clímaco significa: escala para subir al cielo.

El apellido de este santo proviene de un libro famoso que él escribió y que llegó a ser inmensamente popular y sumamente leído en la Edad Media. El nombre de tal libro era "Escalera para subir al cielo". Y eso mismo en griego se dice "Clímaco".

San Juan Clímaco nació en Palestina y se formó leyendo los libros de San Gregorio Nazanceno y de San Basilio. A los 16 años se fue de monje al Monte Sinaí. Después de cuatro años de preparación fue admitido como religioso. El mismo narraba después que en sus primeros años hubo dos factores que le ayudaron mucho a progresar en el camino de la perfección. El primero: no dedicar tiempo a conversaciones inútiles, y el segundo: haber encontrado un director espiritual santo y sabio que le ayudó a reconocer los obstáculos y peligros que se oponían a su santidad. De su director aprendió a no discutir jamás con nadie, y a no llevarle jamás la contraria a ninguno, si lo que el otro decía no iba contra la Ley de Dios o la moral cristiana.

Pasó 40 años dedicado a la meditación de la Biblia, a la oración, y a algunos trabajos manuales. Y llegó a ser uno de los más grandes sabios sobre la Biblia de Oriente, pero ocultaba su sabiduría y en todo aparecía como un sencillo monje más, igual a todos los otros. En lo que sí aparecía distinto era en su desprendimiento total de todo afecto por el comer y el beber. Sus ayunos eran continuos y los demás decían que pareciera como si el comer y el beber más bien le produjera disgusto que alegría. Era su penitencia, ayunar, ayunar siempre.

Su oración más frecuente era el pedir perdón a Dios por los propios pecados y por los pecados de la demás gente. Los que lo veían rezar afirmaban que sus ojos parecían dos aljibes de lágrimas. Lloraba frecuentemente al pensar en lo mucho que todos ofendemos cada día a Nuestro Señor. Y de vez en cuando se entraba a una cueva a rezar y allí se le oía gritar: ¡Perdón, Señor piedad. No nos castigues como merecen nuestros pecados. Jesús misericordioso tened compasión de nosotros los pobres pecadores! Las piedras retumbaban con sus gritos al pedir perdón por todos.

El principal don que Dios le concedió fue el ser un gran director espiritual. Al principio de su vida de monje, varios compañeros lo criticaban diciéndole que perdía demasiado tiempo dando consejos a los demás. Que eso era hablar más de la cuenta. Juan creyó que aquello era un caritativo consejo y se impuso la penitencia de estarse un año sin hablar nada ni dar ningún consejo. Pero al final de aquel año se reunieron todos los monjes de la comunidad y le pidieron que por amor a Dios y al prójimo siguiera dando dirección espiritual, porque el gran regalo que Dios le había concedido era el de saber dirigir muy bien las almas. Y empezó de nuevo a aconsejar. Las gentes que lo visitaban en el Monte Sinaí decían de él: "Así como Moisés cuando subió al Monte a orar bajó luego hacia sus compañeros con el rostro totalmente iluminado, así este santo monje después de que va a orar a Dios viene a nosotros lleno de iluminaciones del cielo para dirigirnos hacia la santidad".

El superior del convento le pidió que pusiera por escrito los remedios que él daba a la gente para obtener la santidad. Y fue entonces cuando escribió el famoso libro del cual le vino luego su apellido: "Clímaco", o Escalera para subir al cielo. Se compone de 30 capítulos, que enseñan los treinta grados para ir subiendo en santidad hasta llegar a la perfección. El primer peldaño o la primera escalera es cumplir aquello que dijo Jesús: "Quien desea ser mi discípulo tiene que negarse a sí mismo". El primer escalón es llevarse la contraria a sí mismo, mortificarse en algo cada día. El segundo es tratar de recobrar la blancura del alma pidiendo muchas veces perdón a Dios por pecados cometidos, el tercero es el plan o propósito de enmendarse y cambiar de vida. Los últimos tres, los peldaños superiores, son practicar la Fe, la Esperanza y la Caridad. Todo el libro está ilustrado con muchas frases hermosas y con agradables ejemplos que lo hacen muy agradable.

A San Juan Clímaco le concedió Dios otro gran regalo y fue el de lograr llevar la paz a muchísimas almas angustiadas y llenas de preocupaciones. Llegaban personas desesperadas a causa de terribles tentaciones y él les decía: "Oremos porque los malos espíritus se alejan con la oración". Y después de dedicarse a rezar por varios minutos en su compañía aquella persona sentía una paz y una tranquilidad que antes no había experimentado nunca. El santo decía a la gente: "Así como los israelitas quizás no habrían logrado atravesar el desierto si no hubieran sido guiados por Moisés, así muchas almas no logran llegar a la santidad si no tienen un director espiritual que los guíe". Y él fue ese guía providencial para millares de personas por 40 años.

Un joven que era dirigido espiritualmente por San Juan Clímaco, estaba durmiendo junto a una gran roca, a muchos kilómetros del santo, cuando oyó que este lo llamaba y le decía: "Aléjese de ahí". El otro despertó y salió corriendo, y en ese momento se desplomó la roca, de tal manera que lo habría aplastado si se hubiera quedado allí.

En un año en el que por muchos meses no caía una gota de agua y las cosechas se perdían y los animales se morían de sed, las gentes fueron a donde nuestro santo a rogarle que le pidiera a Dios para que enviara las lluvias. El subió al Monte Sinaí a orar y Dios respondió enviando abundantes lluvias.

Era tal la fama que tenían las oraciones de San Juan Clímaco, que el mismo Papa San Gregorio le escribió pidiéndole que lo encomendara en sus oraciones y le envió colchones y camas para que pudiera hospedar a los peregrinos que iban a pedirle dirección espiritual.

Cuando ya tenía más de 70 años, los monjes lo eligieron Abad o Superior del monasterio del Monte Sinaí y ejerció su cargo con satisfacción y provecho espiritual de todos. Cuando sintió que la muerte se acercaba renunció al cargo de superior y se dedicó por completo a preparar su viaje a la eternidad. Y al cumplir los 80 años murió santamente en su monasterio del Monte Sinaí. Jorge, su discípulo predilecto, le pidió llorando: "Padre, lléveme en su compañía al cielo". El oró y le dijo: "Tu petición ha sido aceptada". Y poco después murió Jorge también.

San Juan Clímaco, pídele a Dios que nos envíe muchos escritores católicos que escriban libros que lleven a la santidad, y que nos envíe muchos santos y sabios directores espirituales como tú, que nos lleven hacia la perfección cristiana. Amen.

___________________________________________________________________________________________

S. ZOSIMO

Obispo de Siracusa

 (417-418) Griego. Fue elegido por señalación de Inocencio. Su pontificado fue breve y atormentado, debido a la herejía pelagiana que había seguido difundiéndose.

Este papa pecó de ingenuidad, rehabilitando una primera vez al pelagiano Celestio, que había sido condenado por S. Agustín y por los obispos africanos en el concilio de Cartago. Se mantuvo firme en su posición hasta que un nuevo concilio decretó la misma condena.

Ahí Zósimo, con una carta llamada "Tractoria" tomó una postura, condenó el pelagianismo, y defino el dogma del pecado original, indicando en la gracia divina el único medio para la salvación espiritual.

Otra equivocación la cometió cuando estableció que los sacerdotes y los diáconos excomulgados por los obispos africanos podían acudir a Roma o bien a las iglesias cercanas para ser juzgados y rehabilitados. Una disposición que fue considerada una indebida injerencia en campo disciplinario. No hubo secuelas, gracias a la actitud conciliadora de los obispos africanos que no levantaron ningún problema.

Su cuerpo es conservado en la iglesia romana de S. Lorenzo Extramuros.

___________________________________________________________________________________________

Santa Irene Macedonia

Santa Irene de origen eslavo, vivió en la segunda mitad del primer siglo, era hija de Licinio gobernante de la ciudad de Magedon en Macedonia. Ya en su juventud Irene creyó en Jesucristo, al comprender la futilidad de la vida pagana.

De acuerdo a la tradición fue bautizada por el Apóstol Timoteo, discípulo del Apóstol San Pablo. Deseando dedicar su vida al Señor, Santa Irene, renunció al casamiento. Al conocer mas profundamente la fe cristiana, Santa Irene empezó a convencer a sus padres para que se conviertan al cristianismo. El padre de Irene en principio comenzó a escuchar sus palabras con benevolencia. Luego se enojó con ella, y cuando ella renunció venerar a los ídolos, la arrojó bajo las patas de los caballos salvajes. Sin tocar a la mártir, los caballos se tiraron sobre el padre y lo aplastaron hasta matarlo. Cuando por sus oraciones él fue devuelto a la vida, él, toda su familia, y 3000 personas mas se hicieron creyentes.

Después de ello, Santa Irene comenzó con decisión a profetizar sobre Jesucristo entre los habitantes de Macedonia, por lo cual muchas veces fue sometida a sufrimientos y humillaciones. Por orden del gobernante de Sedeka, a Santa Irene la tiraron en un pozo con víboras, luego trataron de serrucharla, finalmente la ataron a la rueda del molino. Los sufrimientos de Irene eran acompañados por señales milagrosas, atrayendo a muchos a creer en Cristo. Así las víboras no tocaban a la mártir, los serruchos no lastimaban su piel, la rueda del molino no giraba. El mismo atormentador Vavodón creyó en Jesucristo y se bautizó. En total, gracias a Irene se convirtieron alrededor de 10.000 paganos.

Cuando el Señor comunicó a Irene el día de su deceso, ella se fue a una gruta dentro de una montaña en las cercanías de la ciudad de Efeso, y a pedido de ella la entrada fue cerrada con piedras. Al 4° día, sus conocidos volvieron a la gruta, y, al abrirla, no encontraron en ella el cuerpo de Santa Irene. Todos comprendieron que ella fue llevada por el Señor al Cielo.

En el antiguo Bizancio era muy venerada la conmemoración de Santa Irene. En Constantinopla se construyeron varios templos magníficos en su memoria.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Pedro Regalado, Santo Patrono de Valladolid. Marzo 30  

Pedro Regalado, Santo

Santo Patrono de Valladolid

Martirologio Romano: En Aguilera, en la región española de Castilla, san Pedro de Valladolid Regalado, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, conspicuo por la humildad y el rigor de la penitencia, que fundó dos conventos, para que en ellos viviesen sólo doce hermanos solitarios (1456).

 

"Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un santo" decía Isabel la Católica a las damas de su séquito aquel día veraniego del 1493, cuando visitaba el convento de la Aguilera. Se refería a la tumba que guardaba los restos de Pedro Regalado, fraile franciscano, pobre y humilde que había muerto aún no hacía cuarenta años. Antes que la reina había estado allí mismo el cardenal Cisneros en las postrimerías de la vida del santo. Luego vendrían también el emperador Carlos -el que decía que al salir de Aranda hacia La Aguilera debía ir el visitante con la cabeza descubierta-, don Juan de Austria, Felipe II y tantos obispos, nuncios y legados papales. Eran tiempos dorados; se habían unido las dos Castillas, se había descubierto el nuevo mundo, se reconquistó Granada y se había echado a los moros de España.

Nació Pedro en Valladolid, en el año 1390. A los trece años -bien joven- entró en el convento de los franciscanos de la ciudad que entonces era Corte. Cuando tiene quince se hace compañero inseparable del anciano y enjuto Pedro Villacreces -antiguo profesor de Salamanca, franciscano andante por Guadalajara- que tiene sueños de reforma y ha obtenido permiso del obispo de Osma para fundar por tierras burgalesas, en La Aguilera. Desde esa época serán maestro y discípulo, dos frailes con verdaderos deseos de santidad; el mayor pondrá al joven en la órbita de la más pura observancia franciscana.

Para la Iglesia no andan muy bien las cosas. Los reductos de los monjes no son modelo ni de observancia ni de casi nada. Las consecuencias del Cisma de Occidente se hicieron notar en la clerecía alta y baja. La peste negra dejó también tambaleando los monasterios que abrieron sus puertas para reponer números -que no vocaciones- a gente no preparada. Reforma, lo que es reforma, sí se necesitaba. Y allá van los dos Pedros dispuestos a dar entre los monjes la batalla franciscana. Desde muy pronto se les juntan en La Aguilera jóvenes que quieren dar su vida y el maestro Pedro Villacreces puede formarlos desde los cimientos, sin las malformaciones y tibiezas de otros frailes mayores que tuvieran adheridas pesadas taras. Fray Pedro Regalado fue recorriendo en once años todos los cargos propios de un convento pobre: limosnero, sacristán, cocinero y encargado de dar limosna a los pobres que llaman a la puerta.

Villacreces va de nuevo a Valladolid, funda en El Abrojo, y ahora es Pedro Regalado el maestro de novicios. Madura en todas las virtudes: tiempo de oración y mucha penitencia, cumplimiento estricto, por amor, de toda la Regla; predica en los pueblos de alrededor con sencillez y persuasión propiciando conversiones numerosas y la gente ya habla de su ejemplar presencia, y hasta de milagros.

En el 1422 los religiosos de La Aguilera y El Abrojo eligen a Regalado prelado o vicario, cuando muere Villacreces. La reforma se va extendiendo con nuevas fundaciones hasta llegar a ser conocidas como "las siete de la fama" donde se respetan doce horas de oración diarias repartidas entre el día y la noche, trabajos en el campo para ayudar a los agricultores y obtener limosnas, prohibición absoluta de almacenar provisiones, celdas pobres para dormir, silencio casi continuo y nada de dinero por misas o celebraciones litúrgicas. Pasa el tiempo de un convento a otro distinguiéndose por la discreción de espíritus y por la predicación elocuente con ciencia aprendida más en la oración que en los libros. La Aguilera le proporciona el mejor de los retiros y la mejor contemplación para los últimos años de su vida. No abandona la penitencia habitual, pero añade ayuno diario, disciplinas que mortifican la carne, y tres pilares donde basa con toda intensidad su fuerza: amor a la Eucaristía, devoción ternísima a la Santísima Virgen y recuerdo de la Pasión.

¿Algo llamativo?

Cuentan que más de una noche se le podía ver por el cerro del Aguila, próximo al retiro, siguiendo los pasos de la Pasión del Señor con una soga al cuello, cruz de madera pesada en los hombros y una corona de espinas en su frente.

También se conoce un hecho milagroso de su vida recogido en el proceso de canonización y que ofrece los elementos iconográficos de Pedro Regalado. En la madrugada del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, está el fraile Pedro rezando maitines en el convento de El Abrojo; siente añoranza por honrar a María en el convento de La Aguilera consagrado por él a la Virgen bajo esa advocación; los ángeles lo transportan por los aires en los ochenta kilómetros que separan las casas y lo devuelven de nuevo a El Abrojo, cumplido su deseo.

El sencillo y santo patrono de Valladolid, el Poverello de Castilla, murió con fama de taumaturgo en 1456.

___________________________________________________________________________________________

Amadeo IX de Saboya, Beato Duque, Marzo 30  

Amadeo IX de Saboya, Beato

Duque

Martirologio Romano: En Vercelli, en el Piamonte, beato Amadeo IX, duque de Saboya, que en el gobierno que se le había confiado fomentó de todas formas la paz y, con su ayuda y celo, sostuvo las causas de los pobres, viudas y huérfanos (1472).

Etimológicamente: Amadeo = Aquel que ama a Dios, es de origen latino.

 

El Beato Amadeo de Saboya fue el noveno de este nombre y el tercer duque de aquel Estado; vivió treinta y siete años (1435-1472); reinó solamente siete (1465-1472); y fue inscrito en el catálogo de los bienaventurados dos siglos más tarde bajo el pontificado del Beato Inocencio XI.

Nació en Thonon en 1435 y murió en Verceil, Piamonte, el 30 de marzo de 1472.

Desde que nació, lo comprometieron en matrimonio con la hermana de Luis XII, rey de Francia.

Así que, apenas cumplió 17 años se casó con Yolanda. Tuvieron siete hijos. Uno de ellos fue Amadeo. Reinó siete años en los ducados del Piamonte y Saboya (1465-1472).

Cuando cayó enfermo, su mujer le ayudó mucho en el gobierno. Los dos juntos tenían como meta trabajar bien ay a gusto por el bien de los ciudadanos, hasta derramar su sangre – si era preciso – con tal de evitar lo que parecía una guerra inevitable.

Se esforzaron mucho por consolar y ayudar a los afligidos y desgraciados.. Como testimonio de todo lo que hacían con los pobres, baste el testimonio que de ellos da François Sforza, duque de Milán:"Por todos sitios se dice que es mejor ser rico que pobre, salvo en casa de mi hermano Amadeo, que pone en primer lugar a los pobres y a los ricos en segundo".

Los mejores momentos de la jornada eran los que dedicaba a la oración. Cuando le hablaban de sus comidas parcas, solía responder:" A cada uno su régimen; el ayuno es el que conviene más a la salud".

Le molestaba mucho oír juramento de Dios en falso. Incluso ponía multas a quienes lo decían. Su hermano Sforza hacía otro tanto en Milán.

Cuando le venían pruebas de distinta índole, decía:"Alegraos, os lo ruego. ¿No son la cruz y la humillación las que nos dan el acceso al reino de Dios?".

Cuando supo por su enfermedad que sus días en la tierra tocaban a su fin, recomendó a todos que practicasen la justicia y que amaran a los pobres.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Vatican.va
María Restituta Kafka, Beata Virgen y mártir, Marzo 30  

María Restituta Kafka, Beata

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: Cerca de Viena, en Austria, beata María Restituta (Helena) Kafka, virgen, de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana y mártir, que, nacida en Bohemia, trabajaba en un hospital, y durante la guerra fue detenida por los enemigos de la fe y decapitada (1943).

Etimológicamente: María = eminencia, excelsa. Es de origen hebreo. Es de origen hebreo.

Etimológicamente: Restituta = Aquella que vive una segunda juventud, es de origen latino.

 

Nacida el 1 de mayo de 1894 en la República Checa, ingreso a la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana en 1914, se desempeño como enfermera en hospitales públicos, y en 1942 fue tomada prisionera por el régimen nacionalsocialista (Nasi), por difundir la fe católica, los símbolos de la fe y el patriotismo.

De la homilía de Juan Pablo II en la misa de beatificación (Viena, 21-VI-1998)

Sor Restituta Kafka no había alcanzado aún la mayoría de edad cuando expresó su intención de entrar al convento. Sus padres se opusieron, pero la joven permaneció fiel a su objetivo de ser religiosa "por amor a Dios y a los hombres". Quería servir al Señor especialmente en los pobres y los enfermos. Ingresó en la congregación de las religiosas Franciscanas de la Caridad Cristiana para seguir su vocación en el servicio diario del hospital, a menudo duro y monótono. Auténtica enfermera, en Mödling se convirtió pronto en una institución. Su competencia como enfermera, su eficacia y su cordialidad hicieron que muchos la llamaran sor Resoluta y no sor Restituta.

Por su valor y su entereza no quiso callar ni siquiera frente al régimen nacionalsocialista. Desafiando las prohibiciones de la autoridad política, sor Restituta colgó crucifijos en todas las habitaciones del hospital. El miércoles de Ceniza de 1942 fue detenida por la Gestapo. En la cárcel comenzó para ella un calvario, que duró más de un año y que concluyó en el patíbulo. Sus últimas palabras fueron: "He vivido por Cristo; quiero morir por Cristo".

Contemplando a la beata sor Restituta, podemos vislumbrar a qué cimas de madurez interior puede ser conducida una persona por Dios. Puso en peligro su vida con su testimonio del Crucifijo. Y conservó en su corazón el Crucifijo, dando un nuevo testimonio de él poco antes de ser llevada a la ejecución capital, cuando pidió al capellán de la cárcel que le hiciera "el signo de la cruz sobre la frente".

Muchas cosas nos pueden quitar a los cristianos. Pero la cruz como signo de salvación no nos la dejaremos arrebatar. No permitiremos que sea desterrada de la vida pública. Escucharemos la voz de la conciencia, que dice: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5,29).

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Corazones.org
Leonardo Murialdo, Santo Fundador, Marzo 30  

Leonardo Murialdo, Santo

Fundador de la Pía Sociedad de San José

Martirologio Romano: En Turín, también en Italia, san Leonardo Murialdo, presbítero, que fundó la Pía Sociedad de San José, para educar en la fe y la caridad cristianas a los niños abandonados (1900).

Etimológicamente: Leonardo = Aquel hombre con la fuerza de un león, es de origen germánico.

 

Leonardo Murialdo no es un hombre lejano: nace en Turín (Italia) el 26 de octubre de 1828 y muere en la misma ciudad el 30 de marzo de 1900. Es una persona dulce y noble, un hermano que se entrega todo a otros hermanos que no tienen casa y familia, que están solos y sin cariño, que non conocen a Dios.

A los 17 años, después de una crisis religiosa, decide consagrarse a Dios y en 1851 recibe la ordenación sacerdotal. Es el cura de los barrios pobres, el apóstol de los pequeños limpiachimeneas, de los chicos de la calle, de los encarcelados, de los jóvenes obreros.

Piensa en la formación profesional de los jóvenes, en su capacitación para el mundo adulto y obrero. En 1866 acepta dirigir el colegio "Artesanitos", una institución para chicos pobres y huérfanos.

Dócil a la voluntad de Dios y para dar continuidad a su misión educativa, el 19 de marzo de 1873 dio vida a la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo), formada por sacerdotes y laicos.

La pedagogía de san Leonardo se puede resumir "en el espíritu de dulzura, de paciencia y de familiaridad, porque éste es el secreto para realizar el bien entre los niños y los jóvenes". Este estilo educativo encuentra su fuente en el amor misericordioso de Dios que Murialdo experimentó desde su juventud. Todo esto se puede resumir en el vivir con los niños y jóvenes como "amigo, hermano y padre".

Hoy los Josefinos de Murialdo continúan en la Iglesia su amor hacia los niños y los jóvenes en los centros juveniles, colegios, casa-hogar, parroquias, misiones... Están presentes en varios países de América Latina, de Europa y de Africa.

El 3 de mayo de 1970 Leonardo Murialdo es proclamado santo por el Papa Pablo VI. Su fiesta se celebra el 30 de Marzo, los salesianos lo festejan el 18 de Mayo.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Franciscanos.org
Ludovico de Casoria, Beato Fundador, Marzo 30  

Ludovico de Casoria, Beato

Fundador de
la Congregación de los Hermanos de la Caridad
y la Congregación de Religiosas Franciscanas de Santa Isabel

Martirologio Romano: En Nápoles, beato Ludovico (Arcángel) Palmentieri de Casoria, Presbítero de la Orden de los Frailes Menores, que, empujado por amor y caridad hacia los pobres en Cristo, fundó las Congregaciones de los Hermanos de la Caridad y las Monjas Franciscanas de Santa Isabel.

Etimológicamente: Ludovico = nombre de origen germánico equivalente a Luis, su significado es: Aquel guerrero que es popular

 

Ludovico de Casoria, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores, fundador de la Congregación de los hermanos de la Caridad, llamados "Bigi", y de la Congregación de las religiosas Franciscanas de Santa Isabel, llamadas "Bigie", empeñó su vida en obras de caridad, asistencia y promoción en favor de los enfermos y los pobres, así como en proyectos misioneros. Nació en 1814 y murió en Nápoles el año 1885.

Ludovico (en el siglo, Arcángelo Palmentieri) nació en Casoria (Nápoles) el 11 de marzo de 1814 y fue bautizado al día siguiente. Atraído por los Frailes Menores del vecino convento de San Antonio en Afragola (Nápoles), entró en el convento de San Juan del Palco en Taurano (Avellino) el 17 de junio de 1832. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de junio de 1837.

En 1847, mientras oraba, el Señor le indicó el nuevo camino que debía recorrer, al servicio de los pobres y los enfermos. A ellos, convertido en hombre nuevo, dedicó sus primeros cuidados: en su celda del convento de San Pedro en Aram, Nápoles, montó una farmacia para los frailes enfermos.

Más tarde adquirió una quinta, llamada La Palma, donde creó una enfermería para los frailes. Allí quiso que estuviera también la sede de la Obra de los "Moretti", que, en sus planes de evangelización misional, debía servir para educar a los jóvenes africanos y hacerlos apóstoles de África (África convertirá al África). Con la misma finalidad misionera, dio vida después a la Obra de las "Morette", que encomendó a las Hermanas Estigmatinas de la sierva de Dios Anna Fiorelli Lapini.

Creó diversas obras asistenciales: asilos para ancianos, convictorios, escuelas, colonias agrícolas, hospicios, montes de piedad, tipografías...

En su inmenso deseo de hacer el bien, promovió también la cultura, que consideraba como la vía para la fe y medio de promoción humana, poniendo en marcha modernas iniciativas culturales, como un observatorio meteorológico, cinco revistas, la traducción al italiano de las Obras de san Buenaventura, una edición de bolsillo de la Biblia, etc.

Circundado de gran fama de santidad, el padre Ludovico concluyó su misión terrena en Nápoles, en el Hospicio Marino (último creada por él, en pro de los marineros ancianos), el 30 de marzo de 1885, Lunes Santo. Allí reposan sus restos mortales desde 1887, bajo la custodia de sus hijas espirituales, las Hermanas Elisabetinas Grises ("Elisabettine Bigie"), que había fundado en 1862.

El 12 de agosto de 1885, pasados apenas 135 días de su tránsito, se abría en Nápoles el proceso canónico para su beatificación. Sus virtudes heroicas fueron solemnemente reconocidas por el Papa Pablo VI el 13 de febrero de 1964. El milagro para su beatificación, obrado en Salerno el 2 de abril de 1885 en favor de sor Luisa Capecelatro, Hija de la Caridad, fue aprobado el 11 de julio de 1992 por Juan Pablo II, quien lo beatificó el 18 de abril de 1993.

___________________________________________________________________________________________

Fuente: ACIprensa.com
Julio Álvarez Mendoza, Santo Presbítero y Mártir, 30 de marzo  

Julio Álvarez Mendoza, Santo

Martirologio Romano: En la aldea de San Julián, en el territorio de Guadalajara, en México, san Julio Álvarez, presbítero y mártir, que en la cruel persecución religiosa atestiguó con su sangre su fidelidad a Cristo Señor y a su Iglesia (1927).

Etimológicamente: Julio = Aquel que nació en el mes de Julio, es de origen latino.

 

Nació en Guadalajara el 20 de diciembre de 1866. Ayudado por bienhechores ingresó al seminario de Guadalajara, fue ordenado sacerdote en 1894. Luego se desempeñó como capellán de Mechoacanejo y se distinguió por su celo pastoral, la atención al catecismo y el fervor con que atendía al culto divino. Era un hombre amable, bondadoso con todos, muy comunicativo y sencillo. Cuando estalló la persecución y mientras podía dejar su parroquia y esconderse optó por permanecer al cuidado de sus fieles.

El 26 de marzo de 1927 en camino a un rancho para celebrar una misa fue sorprendido por una partida de soldados. Lo condujeron, atado a la silla de una caballería, por varias ciudades.

En León, el general Amaro dio la sentencia para que lo fusilaran. Al amanecer del día 30 lo condujeron al lugar de la ejecución.Su cadáver quedó tirado en un basurero cercano al templo parroquial. En el lugar de su martirio se erigió un monumento en su honor.Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 21 de mayo del 2000.

Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo II.

Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote

Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
Haz Click AQUI

___________________________________________________________________________________________

Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Marzo 30  

Otros Santos y Beatos

San Segundo, mártir
En Asti, en la región transpadana, san Segundo, mártir (s. inc).

San Domnino, mártir
En Tesalónica, en Macedonia, san Domnino, mártir (s. IV).

San Régulo, obispo
En Senlis, en la Galia lugdonense, san Régulo, obispo (s. IV).

Santos Santos mártires de Constantinopla,, mártires
Conmemoración de muchos santos mártires, que en Constantinopla, en tiempo del emperador Constancio, por orden de Macedonio, obispo arriano, fueron desterrados o torturados con toda clase de tormentos (s. IV).

Santa Osburga, abadesa
En Coventry, en Inglaterra, santa Osburga, primera abadesa del monasterio de este lugar (c. 1018).

San Clino, abad
Cerca de Aquino, en el Lacio, san Clino, abad del monasterio de san Pedro de Silva (d. 1030).

Santos Antonio Daveluy, obispo, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son y Lucas Hwang Sok-tu, catequistas, mártires
En la aldea de Su-Ryong, en Corea, santos mártires Antonio Daveluy, obispo, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son y Lucas Hwang Sok-tu, catequistas, que por la fe de Cristo fueron decapitados (1866).

___________________________________________________________________________________________

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

Si NO desea el evangelio, santoral y meditación diaria y sólo artículos interesantes censurados por la prensa (la mayoría), unos 4 por semana escriba a: ave-maria-purisima+subscribe@googlegroups.com (responder el mensaje de confirmación).

 

Para de-suscribirse escribir desde su casilla de email a:

REEMPLACEporNOMBREdelGRUPO+unsubscribe@googlegroups.com

Si no se desuscribe es porque recibe el mensaje en su otro email que le reenvía al actual: debe escribir desde ese otro email.