sábado, 25 de marzo de 2017

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 26/03/2017. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt16,18-19; Ex20,8-10; Tb1,6; Hch20,7; 2Ts2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera Domingo: desde Sáb.15hs.

JA

JMJ

Pax

Fue, se lavó y volvió con vista

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1.6-9.13-17.34-38

Gloria a ti, Señor

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un ciego de nacimiento. Escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego, y le dijo:
"Ve a lavarte a la piscina de Siloé" (que significa "Enviado").
El fue, se lavó y volvió con vista. Y los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, comentaban:
"¿No es ése el que se sentaba a pedir limosna?"
Unos decían:
"Sí, es el mismo".
Otros, en cambio, negaban que se trataba del mismo y decían:
"No es él, sino uno que se le parece".
Pero el ciego decía:
"Soy yo".
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, pues en un sábado Jesús hizo lodo con su saliva y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó:
"Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo".
Algunos de los fariseos comentaban:
"Este hombre no puede venir de Dios, porque no respeta el sábado".
Otros replicaban:
"¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?"
Y estaban divididos, y volvieron a preguntarle al ciego:
"Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?"
El contestó:
"Que es un profeta".
Le replicaron:
"¿ Es que pretendes darnos lecciones a nosotros, tú que estás lleno de pecado desde que naciste?"
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
"¿Crees en el hijo del hombre?"
El ciego preguntó:
"Y quién es, Señor, para que crea en El?"
Jesús le dijo:
"Lo estás viendo: es el que está hablando contigo".
Entonces el hombre dijo:
"Creo, Señor".
Y se postró ante Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

4o. Dom de cuaresma Ciclo A

Antífona de Entrada

Cuando los haga ver mi santidad los reuniré de todos los países; derramaré sobre ustedes mi agua pura que los purificará de todos sus inmundicias. Y les infundiré un espíritu nuevo, dice el Señor.

 

No se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados; mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas.
Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

David es ungido como rey de Israel

Lectura del primer libro de Samuel 16, 1b.6-7.10-13

En aquellos días, dijo el Señor a Samuel:
"Llena tu cuerno de aceite y ve a la casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un rey".
Cuando llegó a Belén y vio a Eliab, el hijo mayor de Jesé, pensó:
"Seguramente éste es el ungido del Señor".
Pero el Señor dijo a Samuel:
"No mires su aspecto ni su gran estatura, pues yo le he descartado. Dios no juzga como juzga el hombre, pues el hombre mira en las apariencias, pero el Señor mira los corazones".
Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo:
"A ninguno de éstos ha elegido el Señor".
Luego preguntó a Jesé:
"¿Son éstos todos tus hijos?"
El respondió:
"Falta el más pequeño, que está cuidando el rebaño".
Samuel dijo a Jesé:
"Hazlo venir, porque no comeremos hasta que haya venido".
Jesé lo mandó llamar; era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel:
"Levántate y úngelo, porque éste es".
Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió delante de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 22

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
El Señor es mi pastor, nada me falta.

Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo.Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta.

Segunda Lectura

Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14

Hermanos: En otro tiempo eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. Caminen como hijos de la luz. Toda bondad, justicia y verdad son frutos de la luz. Busquen lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien repruébenlas abiertamente, pues lo que ellos hacen en secreto, hasta decirlo da vergüenza.
Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso se dice:
"Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Fue, se lavó y volvió con vista

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1.6-9.13-17.34-38

Gloria a ti, Señor

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un ciego de nacimiento. Escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego, y le dijo:
"Ve a lavarte a la piscina de Siloé" (que significa "Enviado").
El fue, se lavó y volvió con vista. Y los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, comentaban:
"¿No es ése el que se sentaba a pedir limosna?"
Unos decían:
"Sí, es el mismo".
Otros, en cambio, negaban que se trataba del mismo y decían:
"No es él, sino uno que se le parece".
Pero el ciego decía:
"Soy yo".
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, pues en un sábado Jesús hizo lodo con su saliva y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó:
"Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo".
Algunos de los fariseos comentaban:
"Este hombre no puede venir de Dios, porque no respeta el sábado".
Otros replicaban:
"¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?"
Y estaban divididos, y volvieron a preguntarle al ciego:
"Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?"
El contestó:
"Que es un profeta".
Le replicaron:
"¿ Es que pretendes darnos lecciones a nosotros, tú que estás lleno de pecado desde que naciste?"
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
"¿Crees en el hijo del hombre?"
El ciego preguntó:
"Y quién es, Señor, para que crea en El?"
Jesús le dijo:
"Lo estás viendo: es el que está hablando contigo".
Entonces el hombre dijo:
"Creo, Señor".
Y se postró ante Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo penitente:
Respondemos a cada petición: Señor, ten piedad.

Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad y en la fe encuentren aquel descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la cruz de Cristo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos, purificados e iluminados, a las fiestas de Pascua que se acercan, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Celebrante:
Dios nuestro, Padre de la luz, que conoces hasta lo más recóndito de nuestro corazón; no permitas que nos domine el poder de las tinieblas, antes bien, abre nuestros ojos a la luz del Espíritu para que podamos ver a Aquél que has enviado para iluminar al mundo y creamos únicamente en Jesucristo, tu Hijo y Señor nuestro. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Al ofrecerte, Señor, en la celebración gozosa de este domingo, los dones que nos traen la salvación, te rogamos nos ayudes a celebrar estos santos misterios con fe verdadera y saber ofrecértelos por la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El ciego de nacimiento

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Que se hizo hombre para conducir al género humano, peregrino en tinieblas, al esplendor de la fe; y a los que nacieron esclavos del pecado, los hizo renacer por el bautismo, transformándolos en tus hijos adoptivos.
Por eso,
Señor, todas tus criaturas, en el cielo y en la tierra, te adoran cantando un cántico nuevo, y también nosotros, con los ángeles, te aclamamos por siempre diciendo:

Antífona de la Comunión

El Señor me untó los ojos, fui, me lavé y empecé a ver y a creer en Dios.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Dios nuestro, luz que alumbra a todo humano que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que nuestros pensamientos te sean agradables y te amemos con toda sinceridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Cuaresma. Cuarto domingo

LA ALEGRÍA EN LA CRUZ

— La alegría es compatible con la mortificación y el dolor. Se le opone la tristeza, no la penitencia.

— La alegría tiene un origen espiritual, surge de un corazón que ama y se siente amado por Dios.

Dios ama al que da con alegría.

I. Alégrate, Jerusalén; alegraos con ella todos los que la amáis, gozaos de su alegría..., rezamos en la Antífona de entrada de la Misa: Laetare, Ierusalem...1.

La alegría es una característica esencial del cristiano, y la Iglesia no deja de recordárnoslo en este tiempo litúrgico para que no olvidemos que debe estar presente en todos los momentos de nuestra vida. Existe una alegría que se pone de relieve en la esperanza del Adviento, otra viva y radiante en el tiempo de Navidad; más tarde, la alegría de estar junto a Cristo resucitado; hoy, ya avanzada la Cuaresma, meditamos la alegría de la Cruz. Es siempre el mismo gozo de estar junto a Cristo: "solo de Él, cada uno de nosotros puede decir con plena verdad, junto con San Pablo: Me amó y se entregó por mí (Gal 2, 20). De ahí debe partir vuestra alegría más profunda, de ahí ha de venir también vuestra fuerza y vuestro sostén. Si vosotros, por desgracia, debéis encontrar amarguras, padecer sufrimientos, experimentar incomprensiones y hasta caer en pecado, que rápidamente vuestro pensamiento se dirija hacia Aquel que os ama siempre y que con su amor ilimitado, como de Dios, hace superar toda prueba, llena todos nuestros vacíos, perdona todos nuestros pecados y empuja con entusiasmo hacia un camino nuevamente seguro y alegre"2.

Este domingo es tradicionalmente conocido con el nombre de Domingo "Laetare", por la primera palabra de la Antífona de entrada. La severidad de la liturgia cuaresmal se ve interrumpida en este domingo que nos habla de alegría. Hoy está permitido que –si se dispone de ellos– los ornamentos del sacerdote sean color rosa en vez de morados3, y que pueda adornarse el altar con flores, cosa que no se hace los demás días de Cuaresma4.

La Iglesia quiere recordarnos así que la alegría es perfectamente compatible con la mortificación y el dolor. Lo que se opone a la alegría es la tristeza, no la penitencia. Viviendo con hondura este tiempo litúrgico que lleva hacia la Pasión –y por tanto hacia el dolor–, comprendemos que acercarnos a la Cruz significa también que el momento de nuestra Redención se acerca, está cada vez más próximo, y por eso la Iglesia y cada uno de sus hijos se llenan de alegría: Laetare, alégrate, Jerusalén, y alegraos con ella todos los que la amáis.

La mortificación que estaremos viviendo estos días no debe ensombrecer nuestra alegría interior, sino todo lo contrario: debe hacerla crecer, porque nuestra Redención se acerca, el derroche de amor por los hombres que es la Pasión se aproxima, el gozo de la Pascua es inminente. Por eso queremos estar muy unidos al Señor, para que también en nuestra vida se repita, una vez más, el mismo proceso: llegar, por su Pasión y su Cruz, a la gloria y a la alegría de su Resurrección.

II. Alegraos siempre en el Señor, otra vez os digo: alegraos5. Con una alegría que es equivalente a felicidad, a gozo interior, y que lógicamente también se manifiesta en el exterior de la persona.

"Como es sabido, existen diversos grados de esta "felicidad". Su expresión más noble es la alegría o "felicidad" en sentido estricto, cuando el hombre, a nivel de sus facultades superiores, encuentra la satisfacción en la posesión de un bien conocido y amado (...). Con mayor razón conoce la alegría y felicidad espiritual cuando su espíritu entra en posesión de Dios, conocido y amado como bien supremo e inmutable"6. Y continúa diciendo Pablo VI: "La sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría. Porque la alegría tiene otro origen: es espiritual. El dinero, el "confort", la higiene, la seguridad material, no faltan con frecuencia; sin embargo, el tedio, la aflicción, la tristeza, forman parte, por desgracia, de la vida de muchos"7.

El cristiano entiende perfectamente estas ideas expresadas por el Romano Pontífice. Y sabe que la alegría surge de un corazón que se siente amado por Dios y que a su vez ama con locura al Señor. Un corazón que se esfuerza además para que ese amor a Dios se traduzca en obras, porque sabe –con el refrán castellano– que "obras son amores y no buenas razones". Un corazón que está en unión y en paz con Dios, pues, aunque se sabe pecador, acude a la fuente del perdón: Cristo en el sacramento de la Penitencia.

Al ofrecerte, Señor, en la celebración gozosa del domingo, los dones que nos traen la salvación, te rogamos nos ayudes...8. Los sufrimientos y las tribulaciones acompañan a todo hombre en la tierra, pero el sufrimiento, por sí solo, no transforma ni purifica; incluso puede ser causa de rebeldía y de desamor. Algunos cristianos se separan del Maestro cuando llegan hasta la Cruz, porque ellos esperan la felicidad puramente humana, libre de dolor y acompañada de bienes naturales.

El Señor nos pide que perdamos el miedo al dolor, a las tribulaciones, y nos unamos a Él, que nos espera en la Cruz. Nuestra alma quedará más purificada, nuestro amor más firme. Entonces comprenderemos que la alegría está muy cerca de la Cruz. Es más, que nunca seremos felices si no nos unimos a Cristo en la Cruz, y que nunca sabremos amar si a la vez no amamos el sacrificio. Esas tribulaciones, que con la sola razón parecen injustas y sin sentido, son necesarias para nuestra santidad personal y para la salvación de muchas almas. En el misterio de la corredención, nuestro dolor, unido a los sufrimientos de Cristo, adquiere un valor incomparable para toda la Iglesia y para la humanidad entera. El Señor nos hace ver, si acudimos a Él con humildad, que todo –incluso aquello que tiene menos explicación humana– concurre para el bien de los que aman a Dios9. El dolor, cuando se le da su sentido, cuando sirve para amar más, produce una íntima paz y una profunda alegría. Por eso, el Señor en muchas ocasiones bendice con la Cruz.

Así hemos de recorrer "el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma"10.

III. El cristiano se da a Dios y a los demás, se mortifica y se exige, soporta las contrariedades... y todo eso lo hace con alegría, porque entiende que esas cosas pierden mucho de su valor si las hace a regañadientes: Dios ama al que da con alegría11. No nos tiene que sorprender que la mortificación y la Penitencia nos cuesten; lo importante es que sepamos encaminarnos hacia ellas con decisión, con la alegría de agradar a Dios, que nos ve.

""¿Contento?" —Me dejó pensativo la pregunta.

"—No se han inventado todavía las palabras, para expresar todo lo que se siente –en el corazón y en la voluntad– al saberse hijo de Dios"12. Quien se siente hijo de Dios, es lógico que experimente ese gozo interior.

La experiencia que nos transmiten los santos es unánime en este sentido. Bastaría recordar la confidencia que hace el apóstol San Pablo a los de Corinto: ... estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones13. Y conviene recordar que la vida de San Pablo no fue fácil ni cómoda: Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces fui azotado con varas; una vez fui lapidado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé náufrago en alta mar; en mis frecuentes viajes sufrí peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas, frecuentes vigilias, con hambre y sed, en frecuentes ayunos, con frío y desnudez14. Pues bien, con todo lo que acaba de enumerar, San Pablo es veraz cuando nos dice: estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones.

Tenemos cerca la Semana Santa y la Pascua, y por tanto el perdón, la misericordia, la compasión divina, la sobreabundancia de la gracia. Unas jornadas más, y el misterio de nuestra salud quedará consumado. Si alguna vez hemos tenido miedo a la penitencia, a la expiación, llenémonos de valor, pensando en que el tiempo es breve y el premio grande, sin proporción con la pequeñez de nuestro esfuerzo. Sigamos con alegría a Jesús, hasta Jerusalén, hasta el Calvario, hasta la Cruz. Además, "¿no es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupaciones, los sufrimientos físicos o morales?"15.

1 Is 66, 10-11. — 2 Juan Pablo II, Alocución, 1-III-1980. — 3 Misal Romano, Ordenación General, n. 308. — 4 Caeremoniale Episcoporum, 1984, n. 48. — 5 Flp 4, 4. — 6 Pablo VI, Exhor. Apos. Guadete in Domino, 9-V-1975, I. — 7 Ibídem. — 8 Oración sobre las ofrendas, Dom. IV de Cuaresma. — 9 Cfr. Rom 8, 28. — l0 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II, 3. — 11 2 Cor 9, 7. — 12 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 61. — 13 2 Cor 7, 4. — 14 2 Cor 11, 24-27. — 15 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Braulio
Obispo
(año 651)

Braulio significa: "espada de fuego".

Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.

Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.

Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.

Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".

Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.

En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.

Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.

Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.

Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".

Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.

Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.

Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).

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Ludgero (Liudgero) de Münster, Santo Obispo, Marzo 26  

Ludgero (Liudgero) de Münster, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san Liudgero o Ludgero, obispo, que fue discípulo de Alcuino y predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y Sajonia, estableciendo la sede de Münster y fundando varios monasterios, convertidos en centros para la propagación de la fe (809).

 

La historia de san Ludgero, primer obispo de Münster, nacido hacia el 745 en Suescnon, Frisia, está unida a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en ese tiempo el cristianismo superó las fronteras del imperio romano, con la evangelización de la Germania transrenana. En esta obra misionera, que logró el máximo desarrollo con san Bonifacio, encontramos comprometido a san Ludgero, discípulo de san Gregorio y de Alcuino de York.

Después de la ordenación sacerdotal, que recibió en Colonia en 777, Ludgero se dedicó a la evangelización de la región pagana de Frisia, en donde san Bonifacio había sufrido el martirio.

Los métodos usados por el emperador Carlomagno para someter esta región y cristianizarla no estaban muy de acuerdo con el espíritu evangélico. En el 776, durante la primera expedición, el monarca impuso el bautismo a todos los soldados vencidos; pero con la revuelta de Widukindo hubo una apostasía general. Ludgero tuvo que huir y, después de haber pasado por Roma, llegó a Montecasino, en donde vistió el hábito monacal sin haber emitido todavía los votos.

La rebelión de Widukindo fue aplastada en el 784, y la represión fue brutal. El rechazo del bautismo y el incumplimiento del ayuno cuaresmal se castigaban con la muerte; pero este régimen de terror, contra el que se levantó el gran maestro Alcuino, hacía odioso al mismo cristianismo, que sin embargo, floreció maravillosamente, gracias a los auténticos predicadores del evangelio, como san Ludgero, a quien el mismo emperador fue a buscar a Montecasino para que regresara a la patria y se dedicara a predicar en Frisia. Poco después, para premiarlo por su celo, le ofreció el episcopado vacante de Tréveris, mas el santo lo rechazó. Pero sí aceptó su tarea de misionero y, entonces, tomó el puesto del abad Bernardo en el territorio de Sajonia.

En el año 795 Ludgero erigió allí un monasterio, alrededor del cual surgió la ciudad actual de Münster (en alemán Münster quiere decir monasterio). El territorio pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de Colonia, pues Ludgero aceptó solamente en el 804 ser consagrado obispo de la nueva diócesis. Antes de esta fecha el infatigable misionero no tenía residencia fija.

Construyó iglesias y escuelas y fundó nuevas parroquias que confió a los sacerdotes que él mismo había formado. También se debe a él la fundación del monasterio benedictino de Werden en donde después fue sepultado. Murió el 26 de marzo del 809 e inmediatamente fue venerado como santo.
Su tumba en Werden sigue siendo meta de peregrinaciones.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Pedro de Sebaste, Santo Obispo, Marzo 26  

Pedro de Sebaste, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, que fue el hermano más joven de san Basilio Magno y eximio defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos (c. 391).

 

San Pedro pertenecía a una antigua e ilustre familia. El nombre de sus antepasados ha caído en el olvido, en tanto que los anales de la fe conservan el inmortal recuerdo de los santos que sus padres dieron a la Iglesia.

Tres hijos de esta familia fueron santos y obispos: San Basilio, San Gregorio de Nissa y San Pedro de Sebaste. Su hermana mayor, Santa Macrina, fue madre espiritual de muchos santos y excelentes doctores, y sus padres, San Basilio el Viejo y Santa Emelia, fueron desterrados a causa de la fe, durante el reinado del emperador Galerio Maximiano y huyeron al desierto del Ponto. Por último, la abuela de nuestro santo fue la famosa Santa Macrina, a quien San Gregorio Taumaturgo instruyó en la fe.

Pedro de Sebaste era el más joven de los diez hijos y perdió a su padre, cuando todavía no daba los primeros pasos, de modo que su hermana Macrina tuvo que encargarse de su educación. Macrina se preocupó principalmente de instruirle en la religión, los estudios profanos interesaban muy poco a quien tenía los ojos fijos en el cielo.

Pedro, que aspiraba a la vida monástica, no vio en ello una restricción. Su madre había fundado dos monasterios: uno de hombres y otro de mujeres. Había confiado el primero a la dirección de su hijo Basilio y el segundo a la de Macrina. Pedro ingresó en el monasterio dirigido por su hermano, que se hallaba situado en el banco del río Iris. Cuando San Basilio se vio obligado a dimitir de su cargo, el año 362, nombró por sucesor a Pedro, quien desempeñó durante muchos años el cargo de superior con gran prudencia y virtud.

Cuando se desató el hambre en las provincias del Ponto y de Capadocia, Pedro mostró su gran caridad. La prudencia humana le habría aconsejado no exagerar sus limosnas a los pobres, antes de tener asegurado el sustento de sus monjes; pero Pedro había aprendido en otra escuela la caridad cristiana, y disponía liberalmente de cuanto poseía el monasterio para ayudar a los menesterosos que acudían diariamente durante la carestía.

Al ser nombrado obispo de Cesárea de Capadocia, San Basilio ordenó sacerdote a Pedro. Basilio murió el 19 de enero del año 379, y Macrina en noviembre del mismo año. Eustasio, obispo de Sebaste de Armenia, que había sido arriano y había perseguido a San Basilio, parece haber muerto poco después, ya que Pedro fue nombrado obispo de esa diócesis en 380, para desarraigar la herejía arriana. El demonio se había apoderado tan a fondo de esa región, que se necesitaba el celo de un santo para echarle fuera.

San Pedro se cuenta entre los escritores eclesiásticos, gracias a una carta incluida en los libros de San Gregorio de Nissa contra Eunomio, por la que se demuestra que, si bien San Pedro se había consagrado a los estudios eclesiásticos exclusivamente, sus lecturas y sus dotes naturales de elocuencia no eran inferiores a las de su incomparable hermano Basilio, ni a las de su colega, San Gregorio Nazianceno. En 381 Pedro asistió al Concilio Ecuménico de Constantinopla. No sólo su hermano, San Gregorio de Nissa, sino también Teodoreto y toda la antigüedad, dan testimonio de su santidad, prudencia y celo. Su muerte ocurrió hacia el año 391, durante el verano. San Gregorio de Nissa hace notar que Sebaste le honró con una solemne celebración (probablemente en el año siguiente al de su muerte), junto con algunos otros mártires de la misma ciudad.

Es extraordinario encontrarse con una familia de santos. Este prodigio de la gracia se debe principalmente al ejemplo de Santa Macrina, de la que sus tres hijos aprendieron el espíritu de abnegación y humildad, que constituye la máxima fundamental del Evangelio. Por desgracia, tal principio es para muchos simplemente un objeto de especulación, en vez de ser un alimento del corazón.

Poco es lo que sabemos sobre San Pedro de Sebaste, fuera de las alusiones que se hallan en la vida de Santa Macrina, escrita por San Gregorio de Nissa.

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Fuente: fmaaba.com.ar
Magdalena Catalina Morano, Beata Hija de María Auxiliadora, Marzo 26  

Magdalena Catalina Morano, Beata

Religiosa

Martirologio Romano: En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se consagró a impartir catequesis, recorriendo sin cesar toda esta región (1908).

Etimológicamente: Magdalena = Torre de Dios, es de origen hebreo.

 

Nacida en Chieri (Turín) el 15 de noviembre de 1847, Magdalena Catalina Morano inicia desde joven entre los pequeños del lugar, Butigliera, un aprendizaje pedagógico que marcará toda su vida, de un modo especial después de obtener su diploma de maestra.

Rica en experiencia didáctica y catequística, a los treinta años pudo coronar su deseo de consagración que se remonta a su primera comunión.

En 1879 es ya Hija de María Auxiliadora y le pide al Señor la gracia de mantenerla "en vida hasta que no haya colmado la medida de la santidad".

Destinada en 1881 a Sicilia, inicia una fecunda obra educativa entre las niñas y las jóvenes de ambientes populares. Dirigiendo siempre "una mirada hacia la tierra y diez hacia el cielo", abre escuelas, oratorios, internados y centros en todos los rincones de la isla.

Nombrada superiora provincial asume también el esfuerzo formativo de las nuevas y abundantes vocaciones, atraídas por su celo y por el clima comunitario creado a su alrededor.

Los obispos aprecian y estimulan su apostolado multifacético confiando a su evangélica inventiva toda la obra catequética.

Gravemente perturbada por una afección tumoral, concluye en Catania, el 26 de marzo de 1908, una vida de total coherencia, transcurrida en su intento de "no poner jamás obstáculos a la acción de la gracia, cediendo a su egoísmo personal".

En esa misma ciudad, el Papa Juan Pablo II la proclamó beata el 5 de noviembre de 1994.

Su cuerpo es venerado en la Capilla de las Hijas de María Auxiliadora de Alì Terme (Catania).

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Magdalena, escriba a:
Figlie di Maria Ausiliatrice
Via dell'Ateneo Salesiano, 81
00139 Roma, ITALIA

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando Santoral de este día, Marzo 26  

Otros Santos y Beatos

San Cástulo, mártir
En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir (s. inc.).

Santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires
En Anatolia, santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires (s. inc.).

Santos Montano, presbítero, y Máxima,, mártires
En Sirmio, en Panonia, santos mártires Montano, presbítero, y Máxima, su esposa, que habiendo confesado a Cristo Señor, fueron arrojados a las aguas por los infieles (c. 304).

San Eutiquio, subdiácono mártir
Conmemoración de la pasión de san Eutiquio, subdiácono alejandrino, que en tiempo del emperador Constancio, y bajo el obispo arriano Jorge, murió por la fe católica (356).

San Bercario, abad
En Montier-en-Der, en la actual región de la Champaña, en Francia, san Bercario, primer abad de Hautvillers y luego de Der, que fue herido con un punzón el día de Jueves Santo por un monje al que había castigado, y el día de la Resurrección pasó al cielo (685).

Santos Baroncio y Desiderio, eremitas
En el Monte Albano, en la Toscana, santos Baroncio y Desiderio, ermitaños (s. VII).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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