sábado, 5 de septiembre de 2015

Domingo por la Santísima Trinidad. 06/09/2015. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado después 1

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (7, 31-37)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que quiere decir "¡Abrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Vigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

Día del Señor

Señor, ayúdame a cumplir tu voluntad

Sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío

Antífona de Entrada

Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos. Muéstrate bondadoso conmigo y ayúdame a cumplir tu voluntad.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Señor, que te has dignado redimirnos y hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura Lectura del libro del profeta Isaías (35, 4-7)

Esto dice el Señor: "Digan a los de corazón apocado: '¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos'.

Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra seca, en manantial".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 145

Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.

Alaba, alma mía, al Señor.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.

Alaba, alma mía, al Señor.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.

Alaba, alma mía, al Señor.

 

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (2, 1-5)

Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no tengan favoritismos. Supongamos que entran al mismo tiempo en su reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: "Tú, siéntate aquí, cómodamente".

En cambio, le dicen al pobre: "Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies". ¿No es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos?

Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba las enfermedades y dolencias del pueblo.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (7, 31-37)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que quiere decir "¡Abrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice Credo.

 

Oración de los Fieles

Celebrante:

Dios no hace acepción de personas y nos escucha con afecto y ternura cuando lo invocamos llamándolo Padre. Por eso, oremos por todo el mundo diciendo:

Padre, escúchanos.

Para que la Iglesia sea la casa de todos, donde cada uno se sienta acogido, respetado y amado como es.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Para que nuestros pastores y todos los cristianos no desoigan el clamor de los más pobres.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Para que los que tienen en sus manos las decisiones políticas, económicas y sociales, obren con justicia y rectitud.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Para que los que no pueden oír, hablar o ver, se sientan liberados por Cristo que pasa por sus vidas.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Para que la vida eterna sea ya la posesión de todos los difuntos.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

Para que al sentimos acogidos por el Señor sepamos ser hospitalarios, comprensivos y sensibles con nuestros hermanos.

Oremos al Señor.

Padre, escúchanos.

 

Celebrante:

Escucha, Padre, nuestras oraciones, colma de tus bienes a los que te buscan y a todos danos tu paz y tu amor.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, fuente de la paz y del amor sincero, concédenos glorificarte por estas ofrendas, y unirnos fielmente a ti por la participación en esta Eucaristía.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio Dominical III

Nuestra salvación por el Hijo de

Dios hecho hombre

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino al prever el remedio en la misma debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el principio de nuestra salvación, por Cristo, nuestro Señor.

Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Como la cierva busca el agua de los ríos, así, sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Tú que nos has instruido con tu palabra y alimentado con tu Eucaristía, concédenos, Señor, aprovechar estos dones para que vivamos aquí unidos a tu Hijo y podamos, después, participar de su vida inmortal.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

Vigésimo tercer Domingo
ciclo b

OÍR A DIOS Y HABLAR DE ÉL

— El milagro de la curación de un sordomudo.

— No debemos permanecer mudos ante la ignorancia religiosa.

— Hablar con claridad y sencillez; también en la dirección espiritual.

I. La liturgia de la Misa de este domingo es una llamada a la esperanza, a confiar plenamente en el Señor. En un momento de oscuridad, se levanta el Profeta Isaías para reconfortar al pueblo elegido que vive en el destierro1. Anuncia el alegre retorno a la patria. Decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará. Y el Profeta vaticina prodigios que tendrán su pleno cumplimiento con la llegada del Mesías: Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco un manantial. Con Cristo, todo el hombre es sanado, y las fuentes de la gracia, siempre inagotables, convierten el mundo en una nueva creación. El Señor lo ha transformado todo, pero las almas de modo muy particular.

El Evangelio de la Misa2 narra la curación de un sordomudo. El Señor lo llevó aparte, metió los dedos en sus orejas y con saliva tocó su lengua. Después, Jesús miró al cielo y le dijo: Effethá, que significa: ábrete. Al instante se le abrieron sus oídos, quedó suelta la atadura de su lengua y hablaba correctamente.

Los dedos significan una acción divina poderosa3, y a la saliva se le atribuía cierta eficacia para aliviar las heridas. Aunque son las palabras de Cristo las que curan, quiso, como en otras ocasiones, utilizar elementos materiales visibles que de alguna manera expresaran la acción más profunda que los sacramentos iban a efectuar en las almas4. Ya en los primeros siglos y durante muchas generaciones5, la Iglesia empleó en el momento del Bautismo estos mismos gestos del Señor, mientras oraba sobre quien iba a ser bautizado: El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda a su tiempo escuchar su Palabra y proclamar la fe6.

En esta curación que realiza el Señor podemos ver una imagen de su actuación en las almas: libra al hombre del pecado, abre su oído para escuchar la Palabra de Dios y suelta su lengua para alabar y proclamar las maravillas divinas. En el momento del Bautismo, el Espíritu Santo, Digitus paternae dexterae7, el dedo de la diestra de Dios Padre, como lo llama la liturgia, nos dejó libre el oído para escuchar la Palabra de Dios, y nos dejó expedita la lengua para anunciarla por todas partes; y esta acción se prolonga a lo largo de nuestra vida. San Agustín, al comentar este pasaje del Evangelio, dice que la lengua de quien está unido a Dios "hablará del bien, pondrá de acuerdo a quienes no lo están, consolará a los que lloran... Dios será alabado, Cristo será anunciado"8. Esto haremos nosotros si tenemos el oído atento a las continuas mociones del Espíritu Santo y si tenemos la lengua dispuesta para hablar de Dios sin respetos humanos.

II. Existe una sordera del alma peor que la del cuerpo, pues no hay peor sordo que el que no quiere oír. Son muchos los que tienen los oídos cerrados a la Palabra de Dios, y muchos también quienes se van endureciendo más y más ante las innumerables llamadas de la gracia. El apostolado paciente, tenaz, lleno de comprensión, acompañado de la oración, hará que muchos amigos nuestros oigan la voz de Dios y se conviertan en nuevos apóstoles que la pregonen por todas partes. Esta es una de las misiones que recibimos en el Bautismo9.

No debemos los cristianos permanecer mudos cuando debemos hablar de Dios y de su mensaje sin trabas de ninguna clase: los padres a sus hijos, enseñándoles desde pequeños las oraciones y los primeros fundamentos de la fe; el amigo al amigo, cuando se presenta la ocasión oportuna, y provocándola cuando es necesario; el compañero de oficina a quienes le rodean en medio de su trabajo, con la palabra y con su comportamiento ejemplar y alegre; el estudiante en la Universidad, con quienes tantas horas ha pasado juntos... No podemos permanecer callados ante las muchas oportunidades que el Señor nos pone delante para que mostremos a todos el camino de la santidad en medio del mundo. Hay momentos en los que incluso resultaría poco natural para un buen cristiano el no hacer una referencia sobrenatural: en la muerte de un ser querido, en la visita a un enfermo (¡qué horizontes podemos abrir a quien sufre al pedirle, como un tesoro, que ofrezca su dolor por una intención, por la Iglesia, por el Papa!) cuando se comenta una noticia calumniosa... ¡Qué ocasiones para dar buena doctrina! Los demás la esperan, y les defraudamos si permanecemos callados.

Muchos son los motivos para hablar de la belleza de la fe, de la alegría incomparable de tener a Cristo. Y, entre otros, la responsabilidad recibida en el Bautismo de no dejar que nadie pierda la fe ante la avalancha de ideas y de errores doctrinales y morales ante los cuales muchos se sienten como indefensos. "Los enemigos de Dios y de su Iglesia, manejados por el odio imperecedero de satanás, se mueven y se organizan sin tregua.

"Con una constancia "ejemplar", preparan sus cuadros, mantienen escuelas, directivos y agitadores y, con una acción disimulada –pero eficaz–, propagan sus ideas, y llevan –a los hogares y a los lugares de trabajo– su semilla destructora de toda ideología religiosa.

"—¿Qué no habremos de hacer los cristianos por servir al Dios nuestro, siempre con la verdad?"10. ¿Acaso vamos a permanecer impasibles? La misión que recibimos un día en el Bautismo hemos de ponerla en práctica durante toda la vida, en toda circunstancia.

III. Como anuncia el Profeta Isaías en la Primera lectura, llega el tiempo en que se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará... Estos prodigios se realizan en nuestros días con una hondura inmensamente mayor que aquella que el Profeta había previsto; tienen lugar en el alma de quien es dócil al Espíritu Santo, que el Señor nos ha enviado. Pidamos fe y audacia para anunciar con claridad y sencillez las magnalia Dei11, las maravillas de Dios que hemos visto cerca de nosotros, como hicieron los Apóstoles después de Pentecostés. San Agustín nos aconseja: "si amáis a Dios, atraed para que le amen a todos los que se juntan con vosotros y a todos los que viven en vuestra casa. Si amáis el Cuerpo de Cristo, que es la unidad de la Iglesia, impeled a todos para que gocen de Dios y decidles con David: Engrandeced conmigo al Señor y alabemos todos a una su santo nombre (Prov 21, 28); y en esto no seáis cortos ni encogidos, sino ganad para Dios a cuantos pudiereis con todos los medios posibles, según vuestra capacidad, exhortándolos, sobrellevándolos, rogándolos, disputando con ellos y dándoles razón de las cosas que pertenecen a la fe con toda mansedumbre y suavidad"12. No quedemos callados cuando es tanto lo que Dios quiere decir a través de nuestras palabras.

San Marcos nos ha conservado la palabra aramea que utilizó Jesús, effethá, ¡ábrete! Muchas veces, el Espíritu Santo nos ha hecho llegar de distintas maneras, en la intimidad del alma, este mismo consejo imperativo. La boca se ha de abrir y la lengua se ha de soltar también para hablar con claridad del estado del alma en la dirección espiritual, siendo muy sinceros, exponiendo con sencillez lo que nos pasa, los deseos de santidad y las tentaciones del enemigo, las pequeñas victorias y los desánimos, si los hubiera. El oído ha de estar libre para escuchar atentamente las muchas enseñanzas y sugerencias que nos quiera hacer llegar el Maestro a través de la dirección espiritual13.

Con sinceridad y docilidad la batalla está siempre ganada, por muy difícil que se presente; con la doblez, el aislamiento y la soberbia del propio criterio, está siempre perdida. Es el Señor quien cura y utiliza los medios que quiere, siempre desproporcionados. San Vicente Ferrer afirmaba que Dios "no concede nunca su gracia a aquel que, teniendo a su disposición a una persona capaz de instruirle y dirigirle, desprecia este eficacísimo medio de santificación, creyendo que se basta a sí mismo y que por sus solas fuerzas puede buscar y encontrar lo necesario para su salvación... Aquel que tuviere un director y le obedeciere sin reservas y en todas las cosas –enseña el santo–, llegará a la meta más fácilmente que si estuviera solo, aunque poseyere muy aguda inteligencia y muy sabios libros de cosas espirituales..."14.

En la Santísima Virgen tenemos el modelo acabado de ese escuchar con oído atento lo que Dios nos pide, para ponerlo por obra con una disponibilidad total. "En efecto, en la Anunciación María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando "la obediencia de la fe" a aquel que le hablaba a través de su mensajero y prestando "el homenaje del entendimiento y de la voluntad" (Const. Dei Verbum, 5)"15. A Ella acudimos, al terminar nuestra oración, pidiéndole que nos enseñe a oír atentamente todo lo que se nos dice de parte de Dios, y a ponerlo en práctica.

1 Is 35, 4-7. — 2 Mc 7, 31-37. — 3 Cfr. Ex 8, 19; Sal 8, 4; Lc 11, 20. — 4 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, vol. VI, Los sacramentos, p. 50 ss. — 5 Cfr. A. G. Martimort, La Iglesia en oración, Herder, 3ª ed., Barcelona 1986, p. 596. — 6 Cfr. Ritual del Bautismo, Bautismo de los niños. — 7 Cfr. Himno Veni Creator. — 8 San Agustín, Sermón 311, 11. — 9 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 33. — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 466. — 11 Cfr. Hech 2, 1. — 12 San Agustín, Comentarios a los Salmos, 33, 6-7. — 13 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, vol. 1, p. 295 ss. — 14 San Vicente Ferrer, Tratado sobre la vida espiritual, II, 1. — 15 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 13.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santos Cleto y Donaciano

("Ilustre", en griego, el primero; "Regalado", en latín, el segundo)

Vivieron en el siglo V. Ambos fueron obispos. Cleto fue quemado vivo. Donaciano murió en el desierto, deportado por el Rey Hunerico, en torno al año 484.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Eleuterio, Santo Abad, 6 de septiembre  

Eleuterio, Santo

Abad

 

Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto.

Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio desmoronamiento.

Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba.

Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo.

Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio.

Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.

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Fuente: Mercaba.org
Bertrán de Garrigue, Santo Presbítero Dominico, 6 de septiembre  

Bertrán de Garrigue, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Boschette (o Vauluisant), cerca de Orange, en la Provenza en Francia, memoria del beato Bertrán (Bertrando) de Garrigues, presbítero, uno de los primeros discípulos de santo Domingo y siempre fiel a sus consignas (1230).

Fecha de beatificación: El 14 de julio de 1881, el Papa León XIII confirmó su culto.

 

Tiempos de crisis y de profunda transformación social. El refinamiento y la frivolidad de costumbres penetraron en Occidente con el botín y las novedades importadas por los cruzados. Por otra parte, se apreció una sensible disminución del espíritu de sumisión y obediencia al Pontífice, como consecuencia natural de los ataques de los emperadores. Estas contiendas y, sobre todo, las Cruzadas agotaron los recursos de la Iglesia, que, sin embargo, sentía las necesidades de una Europa a oscuras, impotente para soportar la avalancha de las diversas invasiones de los pueblos bárbaros y paganos.

El espectáculo era realmente desolador. Pero la reacción no se hizo esperar. La vida monástica cobró una vitalidad espléndida, insospechada. Aparte de las dos reformas benedictinas —cistercienses y cartujos—, surgieron otras nuevas Ordenes y Congregaciones. Francisco de Asís ha escuchado la llamada divina apremiante y, desposándose con la pobreza, se ha lanzado por aldeas y ciudades predicando penitencia. La misma llamada oyeron el obispo de Osma, Diego de Acevedo, y Domingo de Guzmán al llegar en embajada de paz a Tolosa. Dice el Beato Jordán de Sajonia, refiriéndose a Domingo de Guzmán, que en cuanto advirtió que los habitantes de aquel país habían caído en la herejía, llenóse de compasión su pecho misericordioso, considerando las innumerables almas que vivían engañadas". Fue entonces cuando, inflamados de caridad, marcharon a Roma y expusieron a Inocencio III un amplio plan de evangelización en tierra de cumanos, al que hubieron de renunciar por indicación del Pontífice, que ordenó al santo obispo el regreso a su diócesis para proseguir allí su gobierno y la reforma del cabildo.

Obedientes y dóciles a los deseos del Papa, Diego de Acevedo y Domingo de Guzmán emprendieron su viaje de retorno a España sin sospechar la gran sorpresa que la Providencia les reservaba en Montpellier y que transformaría su retirada en marcha victoriosa.

Cuando llegaron a esta ciudad, en la primavera de 1206, coincidieron con una asamblea de obispos y abades cistercienses de la región, presidida por un legado pontificio. Se hallaban reunidos para estudiar la grave situación e iniciar una campaña definitiva contra la herejía. Solicitaron el consejo del santo y prudente obispo de Osma y las palabras de éste fueron una invitación a abrazar la pobreza evangélica, comenzando por renunciar a toda ostentación y aparato. Esta sería el arma más eficaz para combatir y acabar con las críticas propagadas por las sectas. Y dando ejemplo el santo obispo, puso por obra sus recomendaciones, despidiendo a todo su séquito, quedándose en el Lanquedoc con Domingo de Guzmán y un grupo de clérigos. Los abades repitieron la escena y se reservaron tan sólo los libros imprescindibles para el rezo y la controversia. La empresa había comenzado. Apiñados alrededor del buen obispo de Osma, aquella primera expedición de animosos apóstoles inició su ruta, saliendo de Montpellier hacia la capital de la herejía. A pie, sin dinero, en voluntaria pobreza, van predicando la fe católica. A su paso, los herejes se inquietan y arrecian sus ataques. Pero la marcha hasta Tolosa fue triunfal, ya que su presencia, sus discursos y muchas veces sus milagros despertaron la conciencia de muchas pobres gentes.

Embarcado en esta colosal obra de predicación y apostolado permaneció el santo obispo de Osma hasta mediado el año 1207. Pero comprendiendo que la ausencia de su diócesis se había prolongado demasiado y temeroso de ser juzgado negligente de su gobierno, decidió regresar a España, dejando al frente de aquella empresa de evangelización a su querido subprior e inseparable compañero Domingo de Guzmán. Los propósitos del obispo eran visitar la diócesis y volver para dedicarse plenamente a esta gran obra, soñando "ordenar en aquella región, con asentimiento del Papa, algunos varones idóneos que se dedicasen a confutar errores y a estar prontos para defender la verdad de la fe". Pero la muerte puso fin a todos sus planes. La Providencia había reservado la realización de aquellos ambiciosos proyectos a Domingo de Guzmán y sus frailes, los hermanos predicadores...

La noticia de la muerte del santo obispo se difundió rápidamente y, al conocerla los que con el habían quedado en aquellas tierras de Tolosa, se volvieron a sus casas. "Fray Domingo quedó solo allí en la brega de la predicación. Algunos le siguieron algún tiempo." Pero inaccesible al desaliento, prosiguió incansable su actividad apostólica.

Fue en esta época verdaderamente heroica de Domingo de Guzmán cuando se asoció Bertrán de Garriga, apellidado así por el lugar de su nacimiento, en la diócesis de Nimes. Corazón generoso y alma noble, no pudo menos de vibrar y sentirse contagiado por la santidad y elocuencia de fray Domingo. Según afirma uno de sus biógrafos, "fue escogido por la Providencia para llenar en el corazón del bienaventurado Domingo el vacío que don Diego de Acevedo había dejado". Desde entonces le vemos con frecuencia al lado de fray Domingo, gozando de su más pura amistad y apareciendo en las crónicas como compañero inseparable en muchos de sus viajes, haciéndole partícipe en numerosos milagros. Imitador de la santidad de fray Domingo, llegó a ser —en frase de Bernardo Guidón— verdadera imagen de Domingo de Guzmán".

La corrupción, las guerras y el desorden seguían estragando las costumbres y minando la autoridad de la Iglesia. Los legados pontificios presentaron a Inocencio III un informe de la situación, ante el cual, viendo el Papa que los medios pacíficos de persuasión eran insuficientes, expidió la Bula de Cruzada contra los herejes del Lanquedoc, confiando así poder acabar con tales males. En un principio el llamamiento del Pontífice no halló eco entre los nobles, pero el asesinato de Pedro de Castelnau, legado pontificio, perpetrado por los herejes, levantó una fuerte indignación y movió a los condes de Tolosa a tomar las armas y emprender la Cruzada, poniendo al frente a Simón de Montfort. Unidos se batían en aquel territorio los dos caudillos de la causa de la Iglesia: Domingo de Guzmán y sus compañeros con la palabra y Simón de Montfort y sus huestes con la espada.

Por aquella época fue propuesto fray Domingo para ocupar diversas sedes, pero siempre se resistió a aceptar estas dignidades alegando: "Tengo que ocuparme de mi nueva plantación de predicadores y de las monjas de Prulla, que me pertenecen". Precisamente entonces se habían unido algunos discípulos más y se arregló el problema del alojamiento gracias a la donación de dos grandes casas que entregó a fray Domingo un caballero de Tolosa llamado Pedro de Seila, que más tarde sería prior de Limoges. Desde aquel momento fijaron su residencia en Tolosa, viviendo en aquellas casas juntos, acostumbrándose a una vida más humilde y conforme con las costumbres de los religiosos. Fue aquélla la cuna de la futura Orden de Hermanos Predicadores. Y no habían transcurrido tres meses allí instalados fray Domingo y sus diez compañeros, cuando el obispo Fulco les nombra predicadores contra la herejía en su diócesis.

En agosto de 1215 salió el obispo Fulco hacia Roma para asistir al IV Concilio de Letrán, y le acompañó fray Domingo, esperando poder exponer juntos al Papa su proyecto de fundación de una Orden que se llamase y fuese de Predicadores. Pero antes de partir para Roma, fray Domingo escogió a Bertrán de Garriga para superior de aquella incipiente comunidad, que había de constituir el núcleo básico de la nueva Orden. En este período el grupo de predicadores alternaba su apostolado con la asistencia a las lecciones de Teología de un insigne maestro que había traído el obispo Fulco para regentar estas enseñanzas en la catedral de Tolosa. Era deseo expreso de fray Domingo que sus discípulos adquiriesen una sólida preparación científica para luego poder discutir con los herejes.

Mientras fray Domingo se encontró ausente, Bertrán de Garriga recibió algunos compañeros más en la comunidad, pues según las crónicas, al regresar Domingo de Roma, la pequeña familia religiosa había aumentado, eran ya dieciséis... En el mes de febrero de 1216 estaba fray Domingo de vuelta en Tolosa con su comunidad. La Cuaresma la consagraron a la predicación y después, durante las fiestas de Pascua —seguramente en el convento de Prulla—, se dedicaron a tratar los problemas de la fundación y las sugerencias hechas a fray Domingo por el Papa y el cardenal Hugolino. En primer lugar eligieron por Regla la de San Agustín. Una vez escogida la Regla y redactadas las Constituciones, urgía la erección del primer convento sobre el que recaería directamente la aprobación del Pontífice. El obispo Fulco, con asentimiento del cabildo, otorgó a fray Domingo y sus frailes la capilla de San Román, junto a la cual levantaron el convento. Pero, estando ocupados en la fundación, llegó la noticia de la muerte de Inocencio III y la designación de Honorio III como sucesor en el Pontificado. No demoró más fray Domingo su viaje a Roma, presentando al nuevo Papa la causa de su Orden. La acogida no pudo ser mejor. Honorio III confirmó la Orden de los Hermanos Predicadores y la tomó bajo su especial protección.

Cuando en la primavera de 1217 regresó a Tolosa con las dos encomiásticas bulas de confirmación de la Orden, su pequeña comunidad debió saltar de gozo. Pero una visión profética que tuvo fray Domingo le hizo comprender los peligros que se cernían sobre la ciudad. En la visión II se le mostró —cuenta el Beato Jordán— un árbol de grandes proporciones y agradable aspecto, en cuyas ramas se cobijaban muchas aves. Resquebrajóse el árbol y los pájaros que en él anidaban huyeron". Entendió aquel hombre, lleno del espíritu de Dios, a través de la visión, que el conde de Montfort, príncipe y tutor de muchos desvalidos, iba a morir en breve. Domingo y sus frailes, que se amparaban bajo la singular protección del conde, tomaron el partido de las aves. Pese a lo reducido de su número, había llegado la hora de la dispersión. Así fue como a los pocos días de la visión salieron los dieciséis de Tolosa para refugiarse en el monasterio de Prulla, auténtica cuna de la Orden. Notificó Domingo a los obispos y al mismo conde de Montfort de su propósito decidido de dispersar sus frailes por el mundo. Invocado el Espíritu Santo, una vez reunidos los frailes, les manifestó su resolución y, aunque todos se admirasen de tan prematura dispersión, conocían bien la santidad de fray Domingo y en él habían depositado su fe y esperanza.

Domingo reunió a sus hijos en el monasterio de Prulla, para que Nuestra Señora, que había alcanzado del Señor la fundación de la Orden, bendijera la dispersión de los frailes por el mundo. Tuvo lugar precisamente aquel "Pentecostés dominicano" en la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen del año 1217. Después de la más tierna y patética de las despedidas, marcharon cuatro frailes hacia España y siete a París. Mateo de Francia iba como superior de la nueva comunidad de París y con él salió fray Bertrán de Garriga, a quien el beato Jordán presenta en este momento como "varón de gran santidad y de un rigor inexorable para consigo, acérrimo mortificador de su carne, que había copiado en muchas cosas la vida ejemplar de su maestro Santo Domingo". Con ellos iban otros dos frailes para estudiar en la universidad. Uno de ellos, fray Lorenzo de Inglaterra, antes de entrar en París, tuvo una visión, revelándole el Señor muchas noticias acerca de la fundación, lugar del convento y prosperidad de la comunidad, que pronto se vería favorecida con selectas vocaciones. Los otros tres compañeros designados a París, entre los que se encontraba fray Manés, hermano de Santo Domingo, habían llegado antes. Todos ellos marchaban con el mismo fin; "para estudiar, predicar y fundar un convento".

Una vez instalados los frailes en París, fray Bertrán de Garriga regresó a Tolosa. La situación se agravaba por días en la capital del Languedoc, hervía la insurrección, que, al fin, estalló, y en el asalto a las murallas de Tolosa murió Simón de Montfort. Pero el convento de San Román, custodiado por fray Bertrán y la pequeña comunidad, se salvó.

Por aquellos días fray Domingo abandona Roma para cursar visita a las distintas fundaciones, Estamos ya avanzado el otoño de 1218. Pudo comprobar al pasar por Prulla, Tolosa y cruzar la región del Lanquedoc que, pese a los acontecimientos, la "Santa Predicación" se había extendido y enraizado. Continuó su viaje a España, donde consolidó la fundación de Madrid y fundó en Segovia, recorriendo muchas ciudades. Regresó a Francia y de nuevo pasó por Prulla y Tolosa, donde tomó por compañero a fray Bertrán de Garriga para reanudar la ruta hacia París.

En las Vidas de los Frailes Predicadores, de Gerardo de Frachet, se recoge aquí el milagro que tuvo lugar durante este viaje. Caminando fray Bertrán con el santo fundador hacia París, después de hacer noche en el santuario de Nuestra Señora de Rocamador, se les unieron al paso unos peregrinos alemanes que, oyéndoles cantar salmos y la letanía de la Virgen, no pudieron menos de sentirse edificados. Al llegar a una aldea les invitaron a quedarse y les obsequiaron espléndidamente, y así cuatro días seguidos. Al quinto día el bienaventurado Domingo manifestó a fray Bertrán, enternecido: "Fray Bertrán, tengo por cierto que cosecharemos cosas carnales de estos peregrinos, si no sembramos en ellos bienes espirituales. Por tanto, si te parece, arrodillémonos y pidamos al Señor nos otorgue entender y hablar su idioma para que podamos predicarles a Jesucristo". Así lo hicieron y, con gran asombro de los peregrinos, comenzaron a hablar alemán, caminando juntos aún otros cuatro días, hablándoles de Jesucristo, hasta llegar a Orleáns, donde los alemanes, que deseaban ir a Chartres, se despidieron de ellos, encomendándose a sus oraciones.

Al día siguiente dijo el bienaventurado Domingo a fray Bertrán: "Hermano, he aquí que estamos ya para entrar en París, y si supieran los frailes el milagro que el Señor ha realizado con nosotros, nos tendrían por santos, siendo, en verdad, pecadores..., así es que por obediencia te prohibo que digas algo mientras yo viva. Y así lo hizo fray Bertrán. Pero después de la muerte del bienaventurado Domingo contó estas cosas a los frailes".

También el Beato Jordán relata otro milagro que le contó fray Bertrán. En cierta ocasión, viajando con el bienaventurado Domingo, estalló una gran tormenta y la lluvia inundaba los caminos. Entonces el maestro Domingo hizo la señal de la cruz y pudieron proseguir la marcha sin que el agua les tocase, formándose una especie de cortina protectora a tres codos de distancia según andaban. Este hecho tuvo lugar entre Montreal y Carcasona. La devoción popular para perpetuar este suceso levantó una ermita, que la Revolución Francesa destruyó, erigiendo el pasado siglo un monumento con la siguiente inscripción: "Aquí, en el siglo XIII fueron milagrosamente preservados de la lluvia torrencial el glorioso Santo Domingo y su compañero San Bertrán de Garriga. Santo Domingo y San Bertrán, rogad por nosotros y libradnos de las tormentas".

Los últimos años de Santo Domingo fueron de una fecundidad sorprendente. Viajes, fundaciones, visitas a monasterios, negociaciones con el Papa, con los prelados y con los príncipes, envíos de misioneros a las regiones más remotas y un celo infatigable en la predicación, que se traducía en nuevas y escogidas vocaciones. Preocupado por la organización de la Orden, aún pudo celebrar los dos primeros Capítulos Generales. En el segundo, el año 1221, celebrado también en Bolonia, se dividió la Orden en ocho provincias, siendo nombrado fray Bertrán de Garriga prior provincial de la región meridional francesa, llamada Provenza. Uno de sus principales cuidados, sobre todo al morir el santo fundador, fue el sostenimiento y aliento de las monjas de Prulla, procurando conservar el espíritu que Santo Domingo les había infundido. Y fiel discípulo suyo, recorrió a pie el Languedoc predicando y atrayendo a las gentes con su ejemplo, levantando muchos conventos...

Su fundación predilecta era Montpellier. Allí tuvo lugar un notable episodio que nos cuenta Gerardo de Frachet en la Vida de los Frailes: "...casi todos los días celebraba la misa por sus pecados. Y advirtiendo esto fray Benito, varón bueno y prudente, le preguntó por que tan pocas veces ofrecía la misa por los difuntos y, en cambio, con tanta frecuencia por sus pecados. A lo cual respondió fray Bertrán: "Porque los difuntos, por quienes ora la lglesia, ya están seguros y es cierto que llegarán a la gloria. Mas nosotros pecadores nos vemos en muchos peligros y azares". Díjole fray Benito: "Decidme, carísimo prior, si aquí hubiera dos mendigos igualmente pobres, pero uno de ellos tuviera los miembros sanos, ¿a quién auxiliarías primero?". "A aquel que se pudiera valer menos", respondió fray Bertrán. Entonces añadió fray Benito: "Así son los difuntos, los cuales no tienen boca para confesar, ni oídos para oír, ni ojos para llorar, ni manos para trabajar, ni pies para caminar, sino que sólo esperan y desean nuestra ayuda; mas los pecadores, además de sufragios, se pueden valer de los demás miembros". Mas como ni por esas razones se convenciese fray Bertrán, se le apareció la noche siguiente un difunto terrible, que le golpeó duramente con un féretro de madera, el cual le despertó, espantó y atormentó más de diez veces aquella noche. En cuanto amaneció, fray Bertrán se levantó, llamó a fray Benito y, acercándose devotamente llorando al altar, ofreció desde entonces la misa por los difuntos".

El año 1230, siendo todavía provincial, difundida su fama de santidad por la región, estando predicando a las monjas cistercienses de Botichet, una rápida enfermedad le condujo a la muerte. Su cuerpo, que recibió sepultura en el cementerio de las monjas, fue hallado incorrupto después de veintitrés años. Durante el Cisma de Occidente los dominicos le trasladaron al convento de Orange, donde recibió culto público por privilegio de Martín V. Pero en el siglo XVI, asaltada y saqueada la iglesia, pereció en el incendio llevado a cabo por los herejes.

León XIII ratificó sus méritos y confirmó su culto, fijando la fecha del 6 de septiembre para conmemorar su fiesta. Los cronistas e historiadores de su época son unánimes en los elogios de sus singulares virtudes, resaltando su humildad, espíritu de penitencia y oración.

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Onesiforo y Porfirio, Santos Mártires, 6 de septiembre  

Onesiforo y Porfirio, Santos

Mártires

Martirologio Romano: Conmemoración también de san Onesíforo, que sirvió muchas veces a san Pablo en Efeso y, sin sentir vergüenza por sus cadenas, llegado a Roma, se interesó solícitamente por su suerte (s. I).

 

Estos dos mártires, murieron en el año 80. El primero fue un fiel discípulo y colaborador de san Pablo.

Lo nombra en su carta a Timoteo: "Quiera el Señor darte la gracia al bueno de Onesíforo porque a menudo me animaba ; nunca se avergonzó de verme encadenado, pero cuando llegó a Roma, me buscó por todos sitios con gran valentía y, gracias a mí, quiso el Señor concederle la gracia de encontrar misericordia".

Y en otro versículo dice de él así: "Saluda a Prisca y Aquila y al inestimable Onesíforo".

La tradición añade que Onesíforo siguió los pasos de san Pablo a España y volvió al Este, en donde fue martirizado durante el reinado de Domiciano en Helesponto, atado a caballos salvajes.

Porfirio, un fiel amigo del primero, compartió su trabajo y el mismo martirio.

El Señor estuvo cerca de ellos para darles el valor de anunciar su Evangelio y ser colaboradores de un gran apóstol del Evangelio.

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Zacarías, Santo Profeta, 6 de septiembre  

Zacarías, Santo

Profeta del Antiguo Testamento

Martirologio Romano: Conmemoración de san Zacarías, profeta, vaticinador de la vuelta del pueblo desterrado a la tierra de promisión, anunciando al mismo tiempo que un rey pacífico, Cristo el Señor, entraría triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento.

 

Zacarías es uno de los profetas menores, a quien se atribuye el libro que lleva su nombre. Su nombre significa Yaveh Ha Recordado. Zacarías se llama a sí mismo hijo de Berekías hijo de Idó (Zac 1:1,7) pero en otros pasajes se omite el nombre de Berekías. Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba joven.

Yahveh se valió de Zacarías y Ageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del templo de Yaveh, aun cuando todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. La profecía de Zacarías contiene mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes.

Una de las profecías que recoge el libro de Zacarías en el capitulo 11 y versículos 12 y 13 hace referencia directa al precio (treinta piezas de plata) que los principales de los sacerdotes ofrecieron a Judas por entregarles a Jesús. Ver el evangelio de San Mateo en el capítulo 26 y versículo 15.

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Magno de Füssen, Santo Abad, 6 de septiembre  

Magno de Füssen, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Füssen, en Baviera (Alemania), san Magno, abad (s. VIII).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

 

SAN MAGNO DE FÜSSEN nació cerca de St. Gallen, en la actual Suiza, aunque son pocos los datos biográficos que se conocen de este santo.

Las referencias que tenemos de la vida de San Magno provienen primordialmente de comentarios de sus compañeros San Columbano y San Galo.

Junto con ellos, San Magno fue designado por Witkerp, el obispo de Augsburgo, para evangelizar rincones de Alemania que todavía eran paganos. Hacia 746 San Magno estuvo activo en la región de Algovia, o Allgäu, en el sur de Baviera, donde fundó el monasterio de Füssen.

Según la tradición, San Magno habría recibido el bastón de San Columbano cuando falleció. En el camino de vuelta se le habría aparecido un dragón, pero por medio del bastón lo habría derrotado fácilmente.

También se narra que con el mismo bastón San Magno sometió a un oso que había invadido su huerto, y que con el bastón era capaz de ahuyentar víboras y alimañas.

Durante su vida, San Magno, abad de Füssen, presenció las pugnas que concluyeron con la victoria de los francos sobre los alamanes.

A pesar de la actividad política de Witkerp, obispo y superior suyo, San Magno siempre prefirió fomentar actividades que beneficiaran a la población local, como la minería.

A San Magno de Füssen se le ha considerado tradicionalmente el "Apóstol de Algovia". Se le venera todavía en el sur de Baviera y Suavia, en el Tirol y en Suiza, se le invoca en la labranza como protector contra insectos y animales perniciosos.

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Fuente: Santopedia.com
María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), Beata Cofundadora, Septiembre 5  

María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), Beata

Cofundadora de la Congregación de las Heemanas del Divino Salvador

Martirologio Romano: En Roma, beata María de los Apóstoles (María Teresa) von Wüllenweber, virgen, alemana de origen, que, inflamada por el ardor misionero, fundó el Instituto de las Hermanas del Divino Salvador, en Tívoli, del Lacio (1907)

Teresa Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Alemanía, el 19 de Febrero de 1833, siendo sus padres el Barón Thedoro Wüllenweber y la Baronesa Elizabeth Lefort.

Cronología

1848 – 1850
2 años en el Internado de la Benedictinas en Lieja (Bélgica)

1850 – 1857
7 años en Myllendonk (Alemania) Misiones parroquiales

1857 – 1863
6 años en la Congregación del Sagrado Corazón; votos temporales

1863 – 1868
En Myllendonk 3 semanas en convento de la Visitación

1868 – 1871
Con las Hermanas de la Adoración Perpetua; noviciado

1871 – 1876
Myllendonk; voto misionero privado; arrienda Neuwerk

1876 – 1882
Instituto Santa Bárbara dirigido por ella; compra Neuwerk

1882
Bajo la dirección del P. Jordán; sigue en Neuwerk


Tras largos años de búsqueda, descubre que en Alemania se necesitan nuevas fundaciones para enfrentar el Kulturkampf; lucha contra la religión.

Alquila un convento en Neuwerk y comienza una fundación de "hermanas Misioneras Alemanas"

Cuando oigo hablar sobre las misiones
Experimento en mi interior una verdadera urgencia
Un amor y un anhelo que
De otro modo son desconocidos para mi…

La gente del pueblo pensaba que el convento debía convertirse en hospital.

Teresa pensaba que debía servir para todo uso bueno De hecho lo primero que recibió fueron niñas huérfanas y niños pobres.

El párroco escribió unos estatutos para que todo funcionara.

Teresa insistía en normas conventuales.

Las jóvenes que llegaban lo tomaban como algo de paso.

El alcalde quería que fuera un hospital.

Empresarios querían que fuera para sus empleadas en dificultad.

O sea que todo el mundo metía la cuchara en el asunto.

Desde Suiza, las Hijas del Divino Amor, hicieron un contrato de colaboración, pero hubo de romperse

También estuvo en negociaciones con el Verbo Divino (Arnold Janssen), misioneros, pero tampoco llegó a cuajar.

Hemos despachado hasta aquí en pocas líneas los 50 primeros años de vida de Teresa, aunque ella veía que "el hecho de que sus esfuerzos fueran compensados con un modesto resultado, era una prueba difícil y humillante, que aceptaba como la voluntad de Dios".

El 12 de abril de 1882 leyó una nota en una revista con el siguiente contenido: "Sociedad Apostólica Instructiva (SAI): fundada en Roma por Juan Bautista Jordán con dos sacerdotes: Bernhard Lüthen y Friedrich von Leonhardi. El propósito: extender, proclamar y fortalecer la fe católica en todas partes del mundo en el espíritu de los Apóstoles. Los miembros se dividen en tres grupos:


1.- Sacerdotes y laicos: aquellos que lo dejan todo, según el ejemplo de los apóstoles y se dedican exclusivamente al propósito de la Sociedad.

2.- Hombres instruidos que, sin dejar su ocupación, contribuyen a los esfuerzos científicos o literarios de la Sociedad;

3.- Todos los que se esfuerzan por cumplir sus deberes en el espíritu de la Sociedad".


Jordán visitó a Teresa el 4 de julio: "Me dio la impresión de ser un humilde, verdadero, celoso apóstol (se quedó tres días) mi primer y único deseo es pertenecer a esta Sociedad siempre más estrechamente hasta mi muerte. Amado Dios, ¡gracias a ti por siempre!"

A los pocos días escribió la siguiente poesía con la melodía latina de "O Sanctissima":

Oh santa, venerable única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!
Crece firmemente, multiplícate,
difúndete por todas partes!
abarca y renueva el universo!
Atrae hacia ti pastores de almas, atrae maestros, educadores,
mujeres consagradas -Oh, condúcelos y guíalos a todos ellos!
Recristianiza la patria; evangeliza a los infieles;
protege a los niños huérfanos -
Oh, enséñales e instrúyelos a todos ellos!
Motiva a los padres a la fidelidad,
a las madres, a la santa formación de los hijos,
a los administradores públicos a la honradez -
llámales a la santidad a todos ellos!
Imparte la verdadera sabiduría a los doctos;
dale profundidad a las artes;
consagra y transforma el mundo del trabajo.
Oh, hazlo... hazlo!
Ilumina a tus propios líderes,
enciéndeles el corazón y el alma
de modo que, realmente, no busquen sino sólo a Jesús!
Oh santa, venerable, única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!


5 sep de 1882:
"Por la presente prometo, con pleno conocimiento de lo que estoy haciendo, obedecer al P. J. B. Jordán, Fundador de la Sociedad Apostólica Instructiva, en todo lo que es conforme a la ley y vivir en espíritu de pobreza, como también de acuerdo a la santa castidad. A través de este compromiso mío me propongo comprometerme con el P. Juan Bautista Jordán provisionalmente por un año a ser contado a partir de la fecha de hoy."

Fundación Santa Bárbara en Neuwerk. Radicalidad de Teresa:

"El día 6… ante notario, di mi convento y las tres casas a la Primera Orden, a los tres Fundadores".

Y trabaja distribuyendo la revista "Missionär" = El misionero, otras publicaciones, así como la Liga Angélica con niños y vendiendo "piedras de construcción", para recaudar fondos.

En mayo del 83 Jordán visita Neuwerk, anima a las Hermanas, y Teresa escribe "Hice votos perpetuos".

En Neuwerk sigue trabajando durante unos años hasta que Jordán la llama para ir a Tívoli, cerca de Roma para comenzar con la actual rama femenina de las Salvatorianas. Se desprende fácilmente de la casona de Neuwerk y sale con ánimo para Roma el 21 de noviembre de 1888.

A excepción de María, ninguna de las Hermanas había estado lejos de su pueblo natal. Les costó adaptarse y casi cada día había alguna que estaba enferma.

"La congregación de las Hermanas será grande, si está cimentada en la cruz, no desistan, el Señor ayuda", les escribió Jordán.

Llegadas a Roma con varias candidatas de Munich que se incorporaron en el trayecto, se prepararon con unos retiros para recibir el hábito el 8 de Diciembre, quedando fundadas las salvatorianas. Teresa von Wüllenweber, cambió su nombre por María de los Apóstoles. En total eran 5 Hermanas. Jordán les invitó a ser santas.

El 25 de marzo del 89, con dispensa especial, pudo hacer la madre María sus votos perpetuos, por su preparación y porque estaba destinada a ser madre superiora.

Escribe en su diario:

"Debo estar muy agradecida, porque mi vida está completa con el fin de vivir enteramente una nueva vida hasta la muerte para darme totalmente a la Sociedad, venga lo que sea. Hacer todo de acuerdo al espíritu del Fundador"

Durante los primeros meses no tuvieron grandes dificultades económicas, pues el padre de María vendió los muebles de Neuwerk y otras pertenencias y pudo seguir ayudando a su hija.

En estos primeros momentos el P. Lüthen era el confesor ordinario de las Hermanas, dándoles a la vez conferencias sobre la santa regla y clases de italiano. Los padres Otto y Thomas también ayudaron mucho.

A finales de 1890 podían salir algunas Hermanas como misioneras para Assam, en la India, a fin de acompañar a los padres que ya llevaban allá unos meses.

María estaba contenta por ello, dado su espíritu misionero.

El tiempo en Tívoli era dedicado especialmente a la formación y al apostolado con los niños y los pobres.

Bastantes Hermanas estuvieron enfermas y algunas murieron. La casa se llenó con más de 50 candidatas. Era hora de pensar en ir a fundar a Roma (lo cual estaba prohibido por el momento).

En 1893 son enviadas 3 Hermanas muy jóvenes a Ecuador.

La experiencia les dicta que deben prepararse mejor como maestras, y se funda una institución para ello.

Entra el tifus, terrible enfermedad, en la casa y mueren varias Hermanas jóvenes. Varias tienen que salir de Tívoli para no contagiarse y es el momento de ir a Roma, aunque no son aceptadas de forma definitiva en la ciudad.

Se comenta de ella, que en el trato con las jóvenes fue siempre amable, y que la trataban como una compañera más que como una superiora.

Aunque el guión de superioras de entonces exigía ser duras, y exigir con frecuencia humillaciones, que probaran a las candidatas, sin embargo supo disculparse cuando a alguna por esos motivos se le salían las lágrimas.


"La superiora debe ser como un saco cargado sobre un asno, que no le importe si la suben o bajan, así debe ser una superiora. Si le dan el cargo o se lo quitan, debe ser lo mismo para ella".


En 1894 se pueden establecer de forma definitiva en Roma.

Además de las propias tareas de formación, se dedican a dar catequesis en una parroquia cercana y a atender a menesterosos en un centro cercano.

El 30 de mayo del 95 son enviadas las 3 primeras Hermanas a Estados Unidos.
Fueron creciendo tanto que era difícil encontrar trabajo para todas en Roma.

Testamento de la Madre María:


"Espero confiadamente
que mis buenas hermanas orarán mucho por mi
y continuarán trabajando con santo celo
por la propia santificación, deseosas de hacer al prójimo el verdadero bien
adheridas al espíritu del Fundador
de la Sociedad del Divino Salvador". (antes de 1903)


Por ese entonces ya eran más de 150 religiosas, y habían sido reconocidas oficialmente en Roma, y M. de los Apóstoles escribe:


"Las cosas ahora han cambiado, querida. Algunas veces llegan veinte cartas en un día y necesitan respuesta. Puesto que nuestra Congregación ha crecido, también debe crecer nuestro espíritu de sacrificio y un verdadero amor interior debe unirnos estrechamente, de modo que ni la desconfianza ni el resentimiento se arraiguen entre nosotras".


En diciembre de 1905, a pesar de su edad y sus achaques fue reelegida como Superiora General por unanimidad, queriendo mostrar así el amor hacia ella y la unidad congregacional.

El 25 de diciembre de 1907, fiesta de Navidad, muere rodeada de Hermanas y de Salvatorianos en gran paz.

Como resumen de la vida de María de los Apostoles podemos decir que:

Buscó siempre la voluntad de Dios,
No se desanimó en tiempos de oscuridad y de cruz. Amó mucho a la Iglesia y a la gente sencilla. Fue una intrépida misionera junto con Jordán,

No pudo salir a países lejanos a misionar, pero envió a jóvenes religiosas a hacerlo, y comprendió que la misión está cerca de casa y lejos de la misma.

Su carácter fue sencillo y afable, su conversación amigable y espontánea, su forma de vida –aún siendo baronesa- sencilla, pobre y abnegada. Su entrega: radical, constante y perseverante.

Fue beatificada el 13 de octubre de 1968 y su fiesta se celebra el 5 de Septiembre

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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