JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (8, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole:
"Sí quiero, queda curado".
Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesartodos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente,pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos
Feria de la 12a. semana del Tiempo Ordinario
Alaba, Jerusalén, al Señor
Antífona de Entrada
Acuérdate, Señor de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.
Oración Colecta
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso a quien confiadamente podemos llamar ya Padre nuestro, haz crecer en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que podamos gozar, después de esta vida, de la herencia que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura Lectura del libro del Génesis (17, 1. 9-10. 15-22)
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: "Yo soy el Dios todopoderoso. Camina en mi presencia y séme fiel. Cumple mi alianza tú y tu posteridad, de generación en generación. La alianza que hago contigo y tus descendientes, y que tienen que cumplir, consiste en que todos sus hijos varones serán circuncidados.
Saray, tu esposa, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré y ella te dará un hijo, y yo lo bendeciré; de él nacerán pueblos y reyes de naciones".
Abraham se postró en tierra y se puso a reir, diciendo en su interior: "¿Podrá un hombre de cien años tener un hijo, y Sara, a sus noventa, podrá dar a luz?"
Entonces Abraham le dijo a Dios: "Me conformo con que le conserves la vida a Ismael". Dios le respondió: "Sara, tu esposa, te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac.Con él y con sus descendientes estableceré mi alianza, una alianza perpetua.
En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Lo bendeciré, lo engrandeceré y haré que su descendencia sea muy numerosa; engendrará doce príncipes y será padre de un gran pueblo. Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene, por estas fechas".
Y cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 127
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos; comerá del fruto de su trabajo, será dichoso,le irá bien.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida".
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (8, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso, se postró ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciéndole:
"Sí quiero, queda curado".
Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No le vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, estos dones que has puesto en manos de tu Iglesia, y con tu poder conviértelos en el sacramento de nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VII
Cristo, huésped y peregrino en
medio de nosotros
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz. Porque tú llamaste a Abraham y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones.
Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión. Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta, tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la recepción de esta Eucaristía nos confirme, Señor, en tu amor y nos ayude a conseguir la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
† Meditación diaria
12ª semana. Viernes
LA VIRTUD DE LA FIDELIDAD
— Es una virtud exigida por el amor, la fe y la vocación.
— El fundamento de la fidelidad.
— Amor y fidelidad en lo pequeño.
I. La Sagrada Escritura nos habla con frecuencia de la virtud de la fidelidad, de la necesidad de mantener la promesa, el compromiso libremente aceptado, el empeño en acabar una misión en la que uno se ha comprometido. Le dijo el Señor a Abrahán: Camina en mi presencia con fidelidad. Tú guarda mi pacto que hago contigo y con tus descendientes por generaciones1. La firmeza de la alianza con el Patriarca y con sus descendientes será fuente continua de bendiciones y de felicidad; y, por el contrario, el quebrantamiento de este pacto por Israel será la causa de sus males.
Dios pide fidelidad a los hombres a los que mira con predilección porque Él mismo es siempre fiel, por encima de nuestras flaquezas y debilidades. Yahvé es el Dios de la lealtad2, rico en amor y fidelidad3, fiel en todas sus palabras4, y su fidelidad permanece para siempre5. Quienes son fieles le son muy gratos6, y les promete un don definitivo: el que sea fiel hasta la muerte, recibirá la corona de la vida7.
Jesús habla muchas veces de esta virtud a lo largo del Evangelio: pone ante nuestros ojos el ejemplo del siervo fiel y prudente, del criado bueno y leal en lo pequeño, del administrador honrado... La idea de la fidelidad penetra tan hondo en la vida del cristiano que el título de fieles bastará para designar a los discípulos de Cristo8. San Pablo, que había dirigido múltiples exhortaciones a aquella generación de primeros cristianos para que viviera esta virtud, cuando siente cercana su muerte entona un canto a la fidelidad, resumen de su vida. Le escribe a Timoteo: He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe. Por lo demás, ya me está preparada la corona de la justicia que me otorgará aquel día el Señor, justo juez, y no solo a mí, sino a todos los que esperan su manifestación9.
La fidelidad consiste en cumplir lo prometido, conformando de este modo las palabras con los hechos10. Somos fieles si guardamos la palabra dada, si nos mantenemos firmes, a pesar de los obstáculos y dificultades, a los compromisos adquiridos. La perseverancia está íntimamente unida a esta virtud, y con frecuencia se identifica con ella.
El ámbito de la fidelidad es muy amplio: con Dios, entre cónyuges, entre amigos... Es una virtud esencial: sin ella es imposible la convivencia. Referida a la vida espiritual, se relaciona estrechamente con el amor, la fe y la vocación. "Me hace temblar aquel pasaje de la segunda epístola a Timoteo, cuando el Apóstol se duele de que Dimas escapó a Tesalónica tras los encantos de este mundo... Por una bagatela, y por miedo a las persecuciones, traicionó la empresa divina un hombre, a quien San Pablo cita en otras epístolas entre los santos.
"Me hace temblar, al conocer mi pequeñez; y me lleva a exigirme fidelidad al Señor hasta en los sucesos que pueden parecer como indiferentes, porque, si no me sirven para unirme más a Él, ¡no los quiero!"11. ¿Para qué nos habrían de servir si no nos llevan a Cristo?
Camina en mi presencia con fidelidad. Guarda el pacto que hago contigo, nos está diciendo Dios continuamente en la intimidad de nuestro corazón.
II. La nuestra no es una época que se caracterice por el florecimiento de esta virtud de la fidelidad. Quizá por eso el Señor nos pide que sepamos apreciarla más, tanto en nuestros compromisos de entrega libremente adquiridos con Él como en la vida humana, en las relaciones con otros. Muchos se preguntan: ¿cómo puede el hombre, que es mudable, débil y cambiante, comprometerse para toda la vida? Puede, porque su fidelidad está sostenida por quien no es mudable, ni débil, ni cambiante, por Dios: Fiel es Yahvé en todas sus palabras12. El Señor sostiene esa disposición del hombre que quiere ser leal a sus compromisos y, sobre todo, al más importante de ellos: al que se refiere a Dios –y a los hombres por Dios–, como en la vocación a una entrega plena, a la santidad. Toda dádiva y todo don perfecto de arriba viene, como que desciende del Padre de las luces, en quien no cabe mudanza, ni cambio, ni variación13. "Cristo necesita de vosotros y os llama para ayudar a millones de hermanos vuestros a ser plenamente hombres y a salvarse. Vivid con esos nobles ideales en vuestra alma (...). Abrid vuestro corazón a Cristo, a su ley de amor; sin condicionar vuestra disponibilidad, sin miedo a respuestas definitivas, porque el amor y la amistad no tienen ocaso"14, permanecen siempre en plenitud, porque el amor no envejece.
Enseña Santo Tomás15 que amamos a alguien cuando queremos el bien para él; si, en cambio, intentamos sacar provecho del otro porque nos agrada o nos es útil para algo, entonces propiamente no lo amamos: lo deseamos. Cuando amamos, cuando queremos el bien para otro, toda nuestra persona se entrega a ese amor, con independencia de gustos y de estados de ánimo: "la paga y el jornal del amor es recibir más amor"16. Hemos de pedir al Señor la persuasión firme de que lo principal del amor no es el sentimiento, sino la voluntad y las obras; y exige esfuerzo, sacrificio y entrega. El sentimiento y los estados de ánimo son mudables y sobre ellos no se puede construir algo tan fundamental como es la fidelidad. Esta virtud adquiere su firmeza del amor, del amor verdadero. Por eso, cuando el amor –el humano y el divino– ha pasado ya por el período de mayor sentimiento, lo que queda no es lo menos importante, sino lo esencial, lo que da sentido a todo.
El Señor tiene para cada hombre, para cada uno en concreto, una llamada, un designio, una vocación. Él ha prometido que no fallará a ese llamamiento y lo sostendrá en medio de las tentaciones y dificultades diversas por las que puede pasar una vida. Y para demostrarnos esa permanencia emplea una comparación que todos entendemos bien: la del amor y los cuidados que una madre tiene con sus hijos. Imaginad, nos dice, a una madre profundamente madre, no –si pudiera darse– a la madre egoísta que anda metida en sus cosas. ¿Cómo puede una madre así olvidarse de su hijo?17. Nos parece imposible, pero imaginemos, con todo, que se olvidara del hijo, que no le tuviera en cuenta. Yo, nos dice el Señor, jamás me olvidaría de ti, de tu cometido en la vida, de mi designio amoroso sobre ti, de tu vocación. La fidelidad es la correspondencia amorosa a ese amor de Dios. Sin amor, pronto aparecen las grietas y las fisuras a todo compromiso.
III. ¿Qué podré dar yo a Yahvé por todos los beneficios que me ha hecho?18. Todos podemos poner lo que está de nuestra parte en esta tarea de la fidelidad. La perseverancia hasta el final de la vida se hace posible con la fidelidad a lo pequeño de cada jornada y el recomenzar cuando, por debilidad, hubo algún paso fuera del camino; fidelidad es corresponder a ese amor de Dios, dejarse amar por Él, quitar los obstáculos que impiden que ese Amor misericordioso penetre en lo más profundo del alma. En muchos momentos de la vida, la fidelidad a Dios se concretará en la fidelidad a la vida de oración, a esas devociones y costumbres que cada día nos mantienen cerca del Señor. La perseverancia propia y ajena está en dependencia de nuestra unión y de nuestro amor filial a Dios. Perseveran los que aman, porque sienten la fortaleza de su Padre Dios en la aparente monotonía de la lucha diaria19.
El amor "es el peso que me arrastra"20, el centro de gravedad, la dirección de nuestra alma en la tarea de la fidelidad. Por eso, el amor a Dios, que no permite muros ni tabiques entre el hombre y su Dios, lleva a la sinceridad, seguro soporte de la fidelidad. Sinceridad, en primer lugar, con uno mismo: reconocer y llamar por su nombre incluso a los deseos, pensamientos, aspiraciones y ensueños cuando todavía ni siquiera han tomado cuerpo, pero que dirigen fuera del propio camino. Y, enseguida, sinceridad con el Señor, que es rectitud de intención, limpieza interior; y sinceridad con quien orienta espiritualmente el alma, manifestándole esos síntomas del egoísmo que, en sus diversas formas, trata de anidar en el corazón. Así contaremos siempre con una poderosa ayuda.
Las virtudes de la fidelidad y lealtad deben informar todas las manifestaciones de la vida del cristiano: relaciones con Dios, con la Iglesia, con el prójimo, en el trabajo, en los deberes de estado... Y se vive la fidelidad en todas sus formas cuando se es fiel a la propia vocación, porque en ella están integrados todos los demás valores a los que debemos lealtad y fidelidad. Si faltara la fidelidad a Dios, todo quedaría desunido y roto.
"El Corazón de Jesús, el Corazón humano de Dios-Hombre, está abrasado por la llama viva del Amor trinitario, que jamás se extingue"21 y es fiel en su amor por los hombres. Nosotros debemos aprender de este amor fiel. Y también nos dirigimos a María: Virgo fidelis, ora pro nobis, ora pro me.
1 Primera lectura de la Misa. Año I. Gen 17, 1-9. — 2 Dt 3, 4. — 3 Ex 34, 6-7. — 4 Sal 144, 13. — 5 Sal 116, 1-2. — 6 Cfr. Prov 12, 22. — 7 Cfr. Apoc 2, 20. — 8 Hech 10, 45. — 9 2 Tim 4, 7. — 10 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 110, a. 3. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 343, — 12 Sal 144, 3. — 13 Sant 1, 7. — 14 Juan Pablo II, Discurso en Javier, 6-XI-1982. — 15 Santo Tomás, o. c., 1-2, q. 26, a. 4. — 16 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 9, 7. — 17 Cfr. Is 49, 15. —18 Sal 115, 12. — 19 Cfr. R. Taboada, La perseverancia, Palabra, Madrid 1987, p. 21. — 20 San Agustín, o. c., 13, 9. — 21 Juan Pablo II, Meditación dominical 23-VI-1986.
26 de junio
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ*
Memoria
— Llamada universal a la santidad.
— Filiación divina. Omnia in bonum!
— Apostolado. Trascendencia de nuestra vida.
I. Os daré pastores conforme a mi corazón, que os apacentarán con ciencia y experiencia (Antífona de entrada).
El Señor ha querido dar a su Iglesia a San Josemaría como un buen pastor conforme a su corazón, para recordar a todos los hombres que somos llamados por Dios a ser santos, a una amistad creciente con Él. Esta cercanía con el Señor se traduce en un deseo ardiente de acercar a muchos a Cristo, para que le amen y le sirvan en la entraña misma de la sociedad. A todos nos pide Dios convertir nuestras ocupaciones ordinarias en medio y camino que nos lleve a Él: la familia, el trabajo, la amistad, el deporte, el dolor y la enfermedad, los éxitos y los fracasos... Del mismo modo, nos pide el Señor a todos señalar el camino de santidad a otros, con el ejemplo y la palabra. Este fue el mensaje fundamental de este Santo sacerdote, fundador del Opus Dei.
El que escribe estas líneas pudo oír de sus labios comentar aquel mandato del Señor: Sed, pues, perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto1. Nos decía, con una convicción profunda, que Dios nos quería santos no a pesar del trabajo en medio del mundo, de las dificultades..., sino a través de esas realidades. Nos inculcaba que para todos, cada uno según sus propias circunstancias, tiene el Señor grandes planes. El Maestro llama a la santidad sin distinción de edad, profesión, raza o condición social. Todos podemos y debemos ser seguidores de Cristo, con una llamada personal y única. Dios nos escogió para ser santos y sin mancha en su presencia2.
Esta doctrina de la llamada universal de todos los bautizados a la santidad y a la santificación del trabajo profesional en la vida ordinaria, fue, por inspiración divina, uno de los puntos centrales de su mensaje espiritual. Volvió a recordar en nuestro tiempo que el cristiano, por su Bautismo, está llamado a la plenitud de la vida cristiana.
El Concilio Vaticano II declaró para toda la Iglesia esta "vieja y nueva" doctrina evangélica: "Todos los fieles, cualesquiera que sean su estado y condición, están llamados por Dios, cada uno en su camino, a la perfección de la santidad, por la que el mismo Padre es perfecto"3. Todos y cada uno de los fieles. Nosotros y quienes nos rodean.
Llama el Señor a los cristianos que están en medio del mundo en plena ocupación profesional, para que allí le encuentren, realizando aquella tarea según el espíritu de Jesucristo; es decir, con perfección humana y, a la vez, con sentido sobrenatural: ofreciéndola a Dios, viviendo la caridad con las personas que tratan, con espíritu de servicio..., y así contribuir a la santificación del mundo.
Hoy podemos preguntarnos en nuestra oración ante el Señor si le damos gracias con frecuencia por esta llamada a seguirle de cerca, si estamos correspondiendo a las gracias recibidas mediante una lucha ascética clara y vibrante por adquirir las virtudes, si estamos vigilantes para rechazar todo aburguesamiento, que enflaquece los deseos de santidad y deja el alma sumida en la mediocridad espiritual y en la tibieza. No basta con querer ser buenos; el Señor nos pide que nos esforcemos decididamente por ser santos. Hoy puede ser un buen día para recomenzar en nuestro camino hacia el Señor.
II. Sabemos que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios4, leemos en la segunda lectura de su Misa.
El sentido de la filiación divina nos ayuda a descubrir que todos los acontecimientos de nuestra vida son dirigidos, o permitidos para nuestro bien, para nuestra santidad, por la amabilísima Voluntad de Dios. Él, que es nuestro Padre, nos concede lo que más nos conviene y espera que sepamos ver su amor paternal tanto en los acontecimientos favorables como en los adversos. Este espíritu de confianza en Dios, de filiación, estuvo siempre en el núcleo de las enseñanzas de San Josemaría, "el santo de lo normal", como lo calificó Juan Pablo II.
El que ama a Dios con obras sabe que, pase lo que pase, todo será para bien, si no busca más que la gloria de Dios. Y, precisamente porque ama, pone los medios para que el resultado sea bueno. Y, después, se abandona en Dios y descansa en su providencia amorosa. Ante los acontecimientos en los que nada podemos hacer, diremos en la intimidad de nuestro corazón: Omnia in bonum, todo es para bien. Era esta una jaculatoria que San Josemaría empleó en muchas ocasiones: resuena aún en mis oídos. Expresaba su confianza en Dios Padre, fundamento de su vida y de sus enseñanzas.
Con esta convicción, también nosotros viviremos con optimismo y esperanza y superaremos así muchas dificultades en nuestro camino de santidad: "Parece que el mundo se te viene encima. A tu alrededor no se vislumbra una salida. Imposible, esta vez, superar las dificultades.
"Pero, ¿me has vuelto a olvidar que Dios es tu Padre?: omnipotente, infinitamente sabio, misericordioso. Él no puede enviarte nada malo. Eso que te preocupa, te conviene, aunque los ojos tuyos de carne estén ahora ciegos.
"Omnia in bonum! ¡Señor, que otra vez y siempre se cumpla tu sapientísima Voluntad!"5.
Omnia in bonum! ¡Todo es para bien! Todo lo podemos convertir en algo agradable a Dios, y en bien del alma. Esta expresión, que resume la de San Pablo, puede servirnos para repetirla a modo de jaculatoria, como una pequeña oración, que nos dará paz en momentos difíciles.
III. El Evangelio de la Misa6 nos muestra a Jesús junto al lago de Genesaret con una gran muchedumbre que deseaba oír la Palabra de Dios. Pedro y sus compañeros de trabajo lavaban las redes después de bregar una noche sin pescar nada. Y Jesús, que quiere meterse hondamente en el alma de Simón, le pidió la barca y le rogó que la apartase un poco de tierra.
Cuando terminó de hablar, Jesús dijo a Simón: Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. Quizá han terminado de limpiar las redes de las algas y del fango del lago. Todo invita a la excusa: el cansancio, las redes lavadas y preparadas para la noche siguiente, la inoportunidad de la hora... Pero la mirada de Jesús, el modo imperativo y a la vez amable de dar la orden, el supremo atractivo que Cristo ejerce sobre las almas nobles... llevaron a Pedro a embarcarse de nuevo. El único motivo de echarse al agua con las barcas es Jesús: Maestro –le dice Pedro–, hemos estado fatigándonos durante toda la noche y nada hemos pescado; pero no obstante, sobre tu palabra echaré las redes. In verbo autemtuo..., sobre tu palabra. Esta es la gran razón de los santos, la que movió a San Josemaría en todos los momentos de su vida. In verbo autem tuo... En tu palabra; porque Tú lo quieres, porque esa es Tu voluntad...
Si en alguna ocasión aparece esa fatiga peculiar que origina el no ver frutos en la vida interior personal o en el apostolado, en la familia, cuando encontramos motivos humanos para abandonar la tarea, debemos oír la voz de Jesús que nos dice: Duc in altum, guía mar adentro, deja la orilla, recomienza de nuevo, vuelve a empezar... en mi Nombre.
¡Cuántas veces nos dijo San Josemaría que en la vida interior, en el apostolado habíamos de estar siempre recomenzando! El secreto de la victoria definitiva está en saber "volver a empezar", en intentarlo una vez más con la ayuda de la gracia, acudiendo con más confianza a la intercesión de la Virgen, que es garantía de que todo saldrá adelante.
Pedro se adentró en el lago con Jesús en su barca y pronto se dio cuenta de que las redes se llenaban de peces; tantos, que parecía que se iban a romper. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran y les ayudasen. Vinieron y llenaron las dos barcas de modo que casi se hundían. Dios premia siempre, con frutos incontables, el deseo de hacer su voluntad.
Así ha sucedido con el Opus Dei, que San Josemaría fundó por inspiración divina7 el 2 de octubre de 1928. Su fe operativa consiguió, con la ayuda del Señor, que se removiesen los obstáculos que se levantaban. Será también nuestra fe y el deseo de hacer la voluntad de Dios, con la ayuda de la gracia y la intercesión de la Virgen, la que vencerá los obstáculos que podamos encontrar en nuestra vida, en el apostolado, en el ambiente...También nosotros podremos decir: Omniapossum in eo qui me confortat!8, ¡todo lo puedo en Aquel que me conforta! Y "para cumplir una misión tan comprometedora, es necesario un incesante crecimiento interior, alimentado por la oración. San Josemaría fue un maestro en la práctica de la oración, a la que consideraba como una extraordinaria "arma" para redimir el mundo (...). Este es el fondo, el secreto de la santidad y del auténtico éxito de los santos"9.
Después de aquel milagro, Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora serán hombres los que has de pescar. Pedro y quienes le habían acompañado en la pesca, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le siguieron.
Jesús comenzó pidiendo a Pedro una barca y se quedó con su vida. Algo parecido a lo que hizo con nosotros. El Apóstol dejaría tras de sí una huella imborrable en tantas almas que Cristo mismo puso a su alcance. Comenzó correspondiendo en lo pequeño y el Señor le manifestó los grandes planes que para él, pobre pescador de Galilea, tenía desde la eternidad. Nunca pudo sospechar la trascendencia y el valor de su vida. Miles y miles de personas encendieron su fe en la de aquellos que siguieron a Jesús, y muy particularmente en la de Pedro, que sería la roca, el cimiento inconmovible de la Iglesia.
La correspondencia fiel de San Josemaría, tuvo unas consecuencias insospechadas en pocos años: gracias a su oración y mortificación, y al influjo espiritual, miles de personas de los cinco continentes de toda condición social han dedicado su vida, en las circunstancias ordinarias, a seguir de cerca al Señor al servicio de la Iglesia y de todas las almas. La Prelatura del Opus Dei es como un río de paz para tantas personas en medio del mundo, en la entraña misma de la sociedad.
Tampoco nosotros podemos sospechar las consecuencias de nuestro seguimiento fiel a Cristo. Cada vez nos pide más correspondencia a lo que, de modo diferente, nos va manifestando. Si somos fieles, un día nos hará contemplar el Señor la trascendencia de nuestro seguirle con obras:
"Eres, entre los tuyos –alma de apóstol–, la piedra caída en el lago. -Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y este, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.
"¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?"10.
No pongamos límites al Señor, como no los puso Pedro, ni los santos, ni tampoco San Josemaría, cuya fiesta litúrgica celebramos hoy.
Nuestra Madre Santa María, Stella maris, Estrella del mar, nos enseñará a ser generosos con el Señor cuando nos pida prestada una barca y cuando quiera que le demos la vida entera. Ninguna condición hemos puesto para seguirle.
1 Mt 5, 48. — 2 Ef 1, 4. — 3 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 11. — 4 2ª lectura de la Misa. Rom 8, 28. — 5 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, IX, n. 4. — 6 Lc 5, 1-11. — 7 Cfr. Juan Pablo II, Const. Apost. Ut sit, 28-XI-1982, Proemio. — 8 Flp4, 13. — 9 Juan Pablo II. Homilía en la Misa de la canonización de San Josemaría. Roma 6-X-2002. — 10 Camino, n. 831.
* Nació en Barbastro (España) el 9-I-1902 y murió en Roma, en olor de santidad, el 26-VI-1975. Ordenado sacerdote el 28-III-1925, comenzó su labor pastoral en parroquias rurales, continuando después en las barriadas pobres y hospitales de Madrid, entre estudiantes universitarios y personas de toda clase y condición. El 2-X-1928, Dios le hizo ver un camino de santidad para cristianos corrientes que viven en medio del mundo, al que llamó más tarde Opus Dei. Contó desde el principio con la aprobación de la autoridad diocesana, y, desde 1943, también con la aprobación de la Santa Sede. A partir de 1928, la vida de San Josemaría Escrivá coincide con la historia y el desarrollo del Opus Dei. El camino jurídico de esta institución llegó al término deseado por su Fundador solo después de su muerte, el 28-XI-1982, cuando Su Santidad Juan Pablo II lo erigió en Prelatura personal.
Entre sus escritos de espiritualidad publicados se cuentan: Camino, Santo Rosario, Es Cristo que pasa, Amigos de Dios, Vía Crucis, Surco, Forja. Han sido traducidos a numerosos idiomas, y frecuentemente citados en estos volúmenes deHablar con Dios.
Fue beatificado en Roma por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992, y canonizado también en Roma el 6 de octubre de 2002, ante una multitud de personas que llenaba la plaza de San Pedro y sus alrededores.
El cuerpo de San Josemaría Escrivá reposa en la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en la sede central de la Prelatura del Opus Dei, en Roma.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
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Nadie ama lo que no conoce: para tener una opinión propia sobre el Opus Dei sería bueno ver este video de 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=6dHJXRJqYFw
abajo de ese hay más.
Fundador de la Prelatura "Opus Dei"
Junio 26
Infancia y Juventud
Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. Sus padres se llamaban José y Dolores. Tuvo cinco hermanos: Carmen (1899-1957), Santiago (1919-1994) y otras tres hermanas menores que él, que murieron cuando eran niñas. El matrimonio Escrivá dio a sus hijos una profunda educación cristiana.
En 1915 quebró el negocio del padre, que era un industrial de tejidos, y hubo de trasladarse a Logroño, donde encontró otro trabajo. En esa ciudad, Josemaría percibe por primera vez su vocación: después de ver unas huellas en la nieve de los pies descalzos de un religioso, intuye que Dios desea algo de él, aunque no sabe exactamente qué es. Piensa que podrá descubrirlo más fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza. Siguiendo un consejo de su padre, en la Universidad de Zaragoza estudiará también la carrera civil de derecho como alumno libre.
La fundación del Opus Dei
D. José Escrivá muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio en una parroquia rural y luego en Zaragoza.
En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para obtener el doctorado en Derecho. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hace ver la misión que desde años atrás le venía inspirando, y funda el Opus Dei. Desde ese día trabaja con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pide, al tiempo que continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que le pone diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid.
Al estallar la guerra civil, en 1936, Josemaría se encuentra en Madrid. La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de Madrid. Después de una travesía por los Pirineos hasta el sur de Francia, se traslada a Burgos.
Cuando acaba la guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, para sacerdotes y para religiosos. En el mismo año 1939 termina sus estudios de doctorado en Derecho.
Guiando el crecimiento del Opus Dei
En 1946 fija su residencia en Roma. Obtiene el doctorado en Teología por la Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y prelado de honor de Su Santidad. Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y mantiene un trato intenso con muchos de los padres conciliares. Desde Roma viaja en numerosas ocasiones a distintos países de Europa, para impulsar el establecimiento y la consolidación del Opus Dei en esos lugares. Con el mismo objeto, entre 1970 y 1975 hace largos viajes por México, la Península Ibérica, América del Sur y Guatemala, donde además tiene reuniones de catequesis con grupos numerosos de hombres y mujeres.
Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Varios miles de personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países —en conjunto, un tercio del episcopado mundial—, solicitan a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización.
Beatificación y Canonización
El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma, ante 300.000 personas. "Con sobrenatural intuición", dijo el Papa en su homilía, "el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado".
Diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II canoniza al fundador del Opus Dei en la plaza de San Pedro ante una multitud de más de 80 países. El Santo Padre, en su discurso a los participantes en la canonización, dijo que "san Josemaría fue elegido por el Señor para anunciar la llamada universal a la santidad y para indicar que la vida de todos los días, las actividades comunes, son camino de santificación. Se podría decir que fue el santo de lo ordinario".
PELICULA: Encontraras Dragones
Saint Josemaría Escrivá Balaguer Biography
SAN JOSEMARIA ESCRIVÁ-LAS HUELLAS DE DIOS-DIBUJITOS
PREGUNTAS A SAN JOSEMARIA ESCRIVA DE BALAGUER
1/3 San Josemaría Escrivá de Valaguer en España
2/3 San Josemaría Escrivá de Valaguer en España
3/3 San Josemaría Escrivá de Valaguer en España
El tesoro del tiempo
HOMILIA DE SAN JOSEMARIA ESCRIVA DE BALAGUER CAP.03.EL …
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José María Robles Hurtado Mártir Mexicano, Junio 26
Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir Mexicano Primeros Años |
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Pelayo (Paio) de Córdoba, Santo Mártir de la castidad juvenil, Junio 26
MártirNació en (* Albeos, Crecente (España), en el 911. Murió el 26 de junio de 925 en Córdoba. |
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David de Salónica, Santo Eremita, Junio 26
Eremita Etimológicamente significa " amigo, tierno". Viene de la lengua hebrea. |
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Fuente: ACIprensa.com
Magdalena Fontaine y sus Compañeras, Beatas Mártires de la Revolución Francesa, Junio 26
Estas cuatro mártires eran Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en el convento de Arras. |
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Fuente: Vatican.va
Andrés Jacinto Longhin, Beato Obispo Capuchino, 26 de junio
Obispo Martirologio Romano: En Treviso, en Italia, beato Andrés Jacinto Longhin, obispo, que en las dificultades de la guerra acudió generoso a las necesidades de los prófugos y cautivos, y, en medio de la agitación de su tiempo, con singular solicitud defendió los derechos de los obreros, los agricultores y de todos los necesitados (1936).
Nació el 23 de noviembre de 1863 en Fiumicello di Campodarsego, provincia y diócesis de Padua (Italia), en una familia de campesinos pobres y muy religiosos. Al día siguiente fue bautizado con los nombres de Jacinto Buenaventura. Muy pronto manifestó su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. A los 16 años ingresó en el noviciado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, con el nombre de Andrés de Campodarsego. Después de realizar sus estudios humanísticos en Padua y los teológicos en Venecia, fue ordenado sacerdote, a los 23 años, el 19 de junio de 1886. |
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Fuente: Vatican.va
María Josefina de Jesús Crucificado, Beata Carmelita, Junio 26
Nació en Nápoles el 18 de febrero de 1894, en el seno de una familia de nobles, los marqueses Grimaldi. Desde su niñez mostró una predilección particular por los pobres y los más necesitados, destinándoles el dinero que le daban para juguetes o para merendar, y ayudando a dos viejecitas que vivían solas. |
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Fuente: Zenit.org
Santiago Ghazir, Beato Capuchino y Fundador, Junio 26
Fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano Khalil Abuna Yaaqub El-Haddad, tercero de cinco hermanos, nació en Líbano el 1 de febrero de 1875. En 1892, mientras estaba en Egipto, donde trabajaba como profesor, sintió la vocación sacerdotal. Decidió entrar en el convento capuchino de Khashbau al año siguiente.Yaaqub hizo los votos perpetuos en 1898 y llegó a ser sacerdote en 1901. |
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Fuente: canalsocial.net
Antelmo de Belley, Santo Obispo, 26 de junio
Obispo Martirologio Romano: En Belley, en Saboya, hoy en día en Francia, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido prior, convocó el capítulo general, y designado obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres (1177). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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