JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le dijo Juan a Jesús:
"Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos".
Pero Jesús le respondió:
"No se lo prohiban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquél que no está contra nosotros está a nuestro favor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mie 7a. Ord. año Par desp Pentecostés
Antífona de Entrada
Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraba una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es Aquél cuyo poder permanece eternamente".
Oración Colecta
Oremos:
Escucha, Señor, con bondad las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
¿Qué cosa es la vida de ustedes? Digan: "Si el Señor nos presta vida"
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 13b-17
Hermanos míos: Consideremos ahora a los que dicen:
"Hoy o mañana saldremos para tal ciudad, allí viviremos unos años, pondremos un negocio y nos haremos ricos".
Esos no tienen idea de lo que será el mañana. Pues ¿qué cosa es la vida de ustedes? Una nubecilla que se ve un rato y luego se desvanece. Lo que ustedes deberían decir es ésto:
"Si el Señor nos presta vida, haremos ésto y aquello".
En lugar de éso, presumen de ser autosuficientes; y toda esa clase de presunciones es mala.
En resumen, el que sabe cómo portarse bien y no lo hace, está en pecado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 48
Dichosos los pobres de espíritu.
¿Por qué temer en días de desgracia, cuando nos cerca la malicia de aquéllos que presumen de sus bienes y en sus riquezas confían?
Dichosos los pobres de espíritu.
Nadie puede comprar su propia vida, ni por ella pagarle a Dios rescate. No hay dinero capaz de hacer que alguno de la muerte se escape.
Dichosos los pobres de espíritu.
No te inquietes, cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él.
Dichosos los pobres de espíritu.
Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, allí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres.
Dichosos los pobres de espíritu.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
El que no está contra nosotros, está a nuestro favor
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le dijo Juan a Jesús:
"Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos".
Pero Jesús le respondió:
"No se lo prohiban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquél que no está contra nosotros está a nuestro favor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La alabanza, don de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación, por Cristo, nuestro Señor.
Por eso,
unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Antífona de la Comunión
Señor, en ti está la fuente de la vida: tu luz nos hace ver la luz.
Oración después de la Comunión
Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
7ª SEMANA. MIÉRCOLES
UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL APOSTOLADO
- No es cristiana la mentalidad estrecha y exclusivista en las tareas apostólicas. El apostolado en la Iglesia es muy variado y distinto.
- Difundir la doctrina entre todos.
- Unidad y pluriformidad en la Iglesia. Fidelidad a la vocación recibida.
I. Los discípulos vieron a uno que echaba demonios en el nombre del Señor. No sabemos si se trataba de alguien que había conocido antes a Jesús, o bien alguno que fue curado por Él y se había constituido por su cuenta en un seguidor más del Maestro. San Marcos (1) nos ha dejado la reacción de San Juan, quien, acercándose a Jesús, le dijo: Maestro, hemos visto a uno lanzar demonios en tu nombre, pero se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros. El Señor aprovechó esta ocasión para dejar una enseñanza valedera para todos los tiempos: No se lo prohibáis -dijo Jesús-, pues no hay nadie que haga un milagro en mi nombre y pueda luego hablar mal de mí: el que no está contra nosotros, está con nosotros. Este exorcista manifestaba una fe honda y operativa en Jesús; lo expresaba a través de las obras. Jesús lo acepta como seguidor suyo y reprueba la mentalidad estrecha y exclusivista en las tareas apostólicas; nos enseña que el apostolado es muy variado y distinto.
"Muchas son las formas de apostolado -proclama el Concilio Vaticano II- con que los seglares edifican a la Iglesia y santifican al mundo, animándolo en Cristo" (2). La única condición es "estar con Cristo", con su Iglesia, enseñar su doctrina, amarle con obras. El espíritu cristiano ha de llevarnos a fomentar una actitud abierta ante formas apostólicas diversas, a poner empeño en comprenderlas, aunque sean muy distintas de nuestro modo de ser o de pensar, y alegrarnos sinceramente de su existencia, entre otras razones porque la viña es inmensa y los obreros, pocos (3). "Alégrate, si ves que otros trabajan en buenos apostolados. -Y pide, para ellos, gracia de Dios abundante y correspondencia a esa gracia.
"Después, tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro" (4). Porque no sería posible para un cristiano vivir la fe y tener al mismo tiempo una mentalidad como de partido único, de tal manera que quien no adoptara unas determinadas formas, métodos o modos de hacer, o campos de apostolado, estaría en contra. Nadie que trabaje con rectitud de intención estorba en el campo del Señor. Todos somos necesarios. Importa mucho que, entendiendo bien la unidad en la Iglesia, Cristo sea anunciado de modos bien diversos. Unidad "en la fe y en la moral, en los sacramentos, en la obediencia a la jerarquía, en los medios comunes de santidad y en las grandes normas de disciplina, según el conocido principio agustiniano: in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas (en los asuntos necesarios unidad, en los opinables libertad, en todos caridad)" (5). Y esa unidad necesaria no será nunca uniformidad que empobrece a las almas y a los apostolados: "en el jardín de la Iglesia hubo, hay y habrá una variedad admirable de hermosas flores, distintas por el aroma, por el tamaño, por el dibujo y por el color" (6). Y esta diversidad es riqueza para gloria de Dios.
Al esforzarnos en una tarea apostólica hemos de evitar una tentación que podría acechar: la de "entretenerse" inútilmente en evaluar las iniciativas apostólicas de los demás. Más que estar pendientes de la actuación de otros, debemos sondear nuestro corazón y ver si ponemos todo el empeño, si procuramos hacer rendir los talentos que hemos recibido de Dios en favor de las almas: "...tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro".
"La maravilla de la Pentecostés es la consagración de todos los caminos: nunca puede entenderse como monopolio ni como estimación de uno solo en detrimento de otros.
"Pentecostés es indefinida variedad de lenguas, de métodos, de formas de encuentro con Dios: no uniformidad violenta" (7). De ahí nuestro gozo y alegría al ver que muchos trabajan con ahínco por dar a conocer el Reino de Dios, en formas de apostolado a las que el Señor no nos llama a nosotros.
II. La doctrina de Jesucristo debe llegar a todas las gentes, y muchos lugares que fueron cristianos necesitan ser evangelizados de nuevo. La misión de la Iglesia es universal y se dirige a personas de toda condición: de culturas y formas de ser diferentes, de edades bien dispares... Desde el comienzo de la Iglesia, la fe caló en jóvenes y ancianos, en gentes pudientes y en esclavos, en cultos e incultos... Los Apóstoles y quienes les sucedieron mantuvieron una firme unidad en lo necesario, y no se empeñó la Iglesia en uniformar a todos los que se convertían. Y los modos de evangelizar fueron muy diferentes también: unos cumplieron una misión importantísima con sus escritos en defensa del Cristianismo y de su derecho a existir, otros predicaron por las plazas, y la mayoría realizó un apostolado discreto en su propia familia, con sus vecinos y compañeros de oficio o de aficiones. Todos los bautizados tenían en común la caridad fraterna, la unidad en la doctrina que habían recibido, los sacramentos, la obediencia a los legítimos pastores...
En todos podemos sembrar la doctrina de Cristo, separando con delicadeza extrema los espinos que harían infructuosa la semilla. Los cristianos, en la tarea apostólica que nos ha encomendado el Señor, "no excluimos a nadie, no apartamos ningún alma de nuestro amor a Jesucristo. Por eso -aconseja Mons. Escrivá de Balaguer- habéis de cultivar una amistad firme, leal, sincera -es decir, cristiana-, con todos vuestros compañeros de profesión; más aún, con todos los hombres, cualesquiera que sean sus circunstancias personales" (8). El cristiano es, por vocación, un hombre abierto a los demás, con capacidad para entenderse con personas bien diferentes por su cultura, edad o carácter.
El trato con Jesús en la oración nos lleva a tener un corazón grande en el que caben las gentes próximas y las más lejanas, sin mentalidades estrechas y cortas, que no son de Cristo. Examinemos en la oración si respetamos y amamos la diversidad de formas de ser que encontramos todos los días con quienes convivimos, si vemos como riqueza de la Iglesia el que realmente sean diferentes a nosotros en sus gustos, modos de ser o de pensar.
III. La Iglesia se asemeja a un cuerpo humano, que está compuesto por miembros bien diferenciados y bien unidos a la vez (9). La diversidad, lejos de quebrantar su unidad, representa su condición fundamental.
Hemos de pedir al Señor advertir y saber armonizar de modo práctico estas realidades sobrenaturales presentes en la edificación del Cuerpo Místico de Cristo: unidad en la verdad y en la caridad; y, simultáneamente, reconocer para todos en la Iglesia la variedad pluriforme, la pluriformidad de espiritualidades, de enfoques teológicos, de acción pastoral, de iniciativas apostólicas, porque esa pluriformidad "es una verdadera riqueza y lleva consigo la plenitud, es la verdadera catolicidad" (10), bien lejana del falso pluralismo, entendido como "yuxtaposición de posiciones radicalmente opuestas" (11).
En la unidad y en la caridad, el Espíritu Santo actúa, suscitando pluralidad de caminos de santificación. Y quienes reciben un carisma determinado, una vocación específica, contribuyen a la edificación de la Iglesia con la fidelidad a su peculiar llamada, siguiendo el camino señalado por Dios: ahí les espera, y no en otro lugar, no en otra parcela, no con otros modos.
La unidad deseada por el Señor -ut omnes unum sint (12), que todos sean uno- no restringe sino que promueve la peculiar personalidad y forma de ser de cada uno, la variedad de espiritualidades distintas, de pensamiento teológico bien diferente en aquellas materias que la Iglesia deja a la libre discusión de los hombres... "Te pasmaba que aprobara la falta de "uniformidad" en ese apostolado donde tú trabajas. Y te dije:
"Unidad y variedad. -Habéis de ser tan varios, como variados son los santos del cielo, que cada uno tiene sus notas personales especialísimas. -Y también, tan conformes unos con otros como los santos, que no serían santos si cada uno de ellos no se hubiera identificado con Cristo" (13).
La doctrina del Señor nos mueve no sólo a respetar la legítima variedad de caracteres, de gustos, de enfoques en lo opinable, en lo temporal, sino a fomentarla de modo activo. En todo aquello que no se opone ni dificulta la doctrina del Señor y, dentro de ella, la llamada recibida, debe ser total la libertad en aficiones, trabajos, ideas particulares sobre la sociedad, la ciencia o la política. Así, los cristianos de nuestro siglo y de todas las épocas debemos estar unidos en Cristo, en su amor y en su doctrina, fieles cada uno a la vocación recibida; debemos ser distintos y varios en todo lo demás, cada uno con su propia personalidad, esforzándonos en ser sal y luz, brasa encendida, verdaderos discípulos de Cristo.
(1) Mc 9, 37-39.- (2) CONC. VAT. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 16.- (3) Cfr. Mt 9, 37.- (4) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 965.- (5) JUAN PABLO II, Discurso a la Conferencia Episcopal Española, Madrid 31-X-1982.- (6) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Carta 9-I-1935.- (7) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Surco, n. 226.- (8) IDEM, Carta 9-I-1951.- (9) Cfr. 1 Cor 12, 13-27.- (10) SINODO EXTRAORDINARIO 1985, Relatio finalis II, C, 2.- (11) Ibídem.- (12) Jn 17, 22.- (13) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 947.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Porfirio
obispo
(año 420)
San Porfirio nació en Tesalónica (aquella ciudad a la cual San Pablo escribió sus dos cartas a los tesalonicenses). Tesalónica queda en Macedonia, y Macedonia está situada al norte de Grecia.
A los 25 años dejó su ciudad y su familia y se fue de monje a Egipto a rezar y meditar y hacer penitencia.
Cinco años más tarde pasó a Palestina y se fue a vivir a una cueva cerca del río Jordán. Pero allí la humedad lo hizo enfermar de reumatismo y cinco años después se fue a vivir a Jerusalén. En esta ciudad cada día visitaba el Santo Sepulcro, el Huerto de los Olivos, la Casa de la Ultima Cena y los demás santos lugares donde estuvo Nuestro Señor. Su reumatismo lo hacía caminar muy despacio y con grandes dolores y apoyado en un bastón. Sin embargo ningún día dejaba de ir a los Santos Lugares y Comulgar.
En aquellos tiempos llegó a Jerusalén un cristiano llamado Marcos, el cual se quedó admirado de que este hombre tan enfermo y con tan grandes dolores reumáticos no dejaba ningún día visitar los Santos Lugares para dedicarse allí a rezar y a meditar. Un día al ver que el santo sufría tanto al subir las escalinatas del templo, Marcos se ofreció para ayudarle pero Porfirio se negó a aceptar su ayuda diciéndole: "No está bien que habiendo venido yo aquí a expiar mis pecados sufriendo y rezando, me deje ayudar de ti para disminuir mis dolores. Déjame sufrir un poco, que lo necesito para pagarle a Dios mis muchos pecados". Marcos lo admiró más desde ese día y en adelante fue su compañero, su amigo y el que escribió después la biografía de este santo.
Lo único que le preocupaba a Porfirio era que no había vendido la herencia que sus padres le habían dejado en su patria, la cual quería repartir entre los pobres. Confió esta misión a Marcos, que partió rumbo a Tesalónica y a los tres meses volvió con el dinero de la venta de todas aquellas tierras, dinero que Porfirio repartió totalmente entre las gentes más pobres de Jerusalén.
Cuando Marcos se fue a Tesalónica estaba Porfirio muy débil y agotado, pálido y sin fuerzas. Y al volver a Jerusalén lo encontró de buenos colores y lleno de vigor y fuerzas. Le preguntó cómo había sucedido semejante cambio tan admirable y Porfirio le dijo:
"Mira, un día vine al Santo Sepulcro a orar, y mientras rezaba sentí que Jesucristo se me aparecía en visión y me decía: 'Te devuelvo la salud para que te encargues de cuidar mi cruz'. Y quedé instantáneamente curado de mi reumatismo. Lo que los médicos no pudieron hacer en muchos años, lo hizo Jesús en un solo instante, porque para El todo es posible".
Y en adelante se quedó ayudando en la Iglesia del Santo Sepulcro, custodiando la parte de la Santa Cruz que allí se conservaba.
Como Porfirio había repartido toda su herencia entre los pobres, tuvo él que dedicarse a trabajos manuales para poder ganarse la vida. Aprendió a fabricar sandalias y zapatos y a trabajar en cuero y así ganaba para él y para ayudar a otros necesitados. Marcos, que era un hábil escribiente y ganaba buen dinero copiando libros, le propuso que él costearía toda su alimentación para que no tuviera que dedicarse a trabajos manuales agotadores. San Porfirio le dijo: "No olvidemos que San Pablo dijo en su segunda Carta a los tesaloniceses: "El que no quiere trabajar, que tampoco coma"; siguió ganándose el pan con el sudor de la frente, hasta los 40 años.
El obispo de Jerusalén al ver tan piadoso y santo a Porfirio lo ordenó de sacerdote. Y poco después recibió una carta del obispo de Cesarea pidiéndole que le enviara un santo sacerdote para darle una misión. Como Porfirio era un verdadero penitente que ayunaba cada día y rezaba horas y horas y ayudaba a cuanto pobre podía, el obispo de Jerusalén lo envió a Cesarea.
Y aquella noche tuvo Porfirio un sueño. Oyó que Jesús le decía: "Hasta ahora te has encargado de custodiar mi Santa Cruz. De ahora en adelante te encargarás de cuidar a unos hermanos míos muy pobres". Con eso entendió el santo que ya no seguiría viviendo en Jerusalén.
Al llegar a Cesarea el obispo de allá lo convenció de que debía aceptar ser obispo de Gaza, que era una ciudad muy pobre. Después de que le rogaron mucho, al fin exclamó: "Si esa es la voluntad de Dios, que se haga lo que El quiere y no lo que quiera yo". Y aceptó.
Al llegar a Gaza los paganos promovieron grandes desórdenes porque sentían que con este hombre se iba a imponer la religión de Cristo sobre las falsas religiones de los ídolos y falsos dioses. Porfirio no se dio por ofendido sino que se dedicó a instruir a los ignorantes y a ayudar a los pobres y así se fue ganando las simpatías de la población.
La ciudad de Gaza y sus alrededor estaban sufriendo un verano terrible y muy largo. Las cosechas se perdían y no se hallaban ya agua ni para beber. Los paganos esparcieron la calumnia de que todo esto era un castigo a los dioses por haber llegado allí Porfirio con su doctrina y sus cristianos. Y empezaron a tratar muy mal al obispo y a sus fieles seguidores. Entonces San Porfirio organizó una procesión de rogativas por las calles, rezando y cantando para que Dios enviara la lluvia, y al terminar la procesión se descargó un torrencial aguacero que llenó de vida y frescor todos los alrededores.
Los paganos se propusieron que de todos modos sacarían a Porfirio y a sus cristianos de aquella región y empezaron a emplear medidas muy violentas contra ellos. Pero se equivocaron. Creyeron que la piedad y la bondad del obispo eran debilidad y cobardía, y no era así. El santo se fue a donde el jefe del imperio que vivía en Constantinopla y obtuvo que le dieran un fuerte batallón de soldados que puso orden y paz en la ciudad. Y ya los paganos no pudieron atacarlo más. El no agredía a nadie, pero buscaba quién lo defendiera cuando trataban injustamente de acabar con la santa religión de Cristo.
Y después de varios años la acción evangelizadora de Porfirio y de sus sacerdotes llegó a ser tan eficaz que se acabó por completo allí la religión pagana de los falsos dioses, y desaparecieron los templos de los ídolos. Las gentes quemaron todos sus libros de magia y ya no hubo más consultas a brujas o espiritistas ni creencias supersticiosas.
San Porfirio construyó en Gaza un bellísimo templo. El día en que empezó la construcción del nuevo edificio recorrió la ciudad con enorme gentío cantando salmos y bendiciendo a Dios. Cada fiel llevaba alguna piedra o algún ladrillo u otro material para contribuir a la edificación de la Casa de Dios. La construcción duró cinco años y toda la ciudad colaboró con mucha generosidad. El día de la Consagración de la nueva catedral (domingo de Pascua del año 408) el santo repartió abundantísimas limosnas a todos los pobres de la ciudad. Siempre fue sumamente generoso en ayudar a los necesitados.
Los últimos años los dedicó pacíficamente a instruir y enfervorizar a sus sacerdotes y al pueblo con sus predicaciones, con su buen ejemplo y su oración.
El 26 de febrero del año 420 murió santamente.
Porfirio significa: el que se viste de púrpura.
San Porfirio, valeroso y santo obispo: haz que todos los obispos católicos del mundo sean tan valientes, generosos y fervorosos como lo fuiste tú.
A quien se declare a mi favor delante de la gente de esta tierra, yo me declararé en su favor delante de los ángeles del cielo (Jesucristo).
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Fuente: Mercaba.org
Alejandro, Santo Patriarca de Alejandría, Febrero 26
Patriarca de Alejandría Martirologio Romano: Conmemoración de san Alejandro, obispo, anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina como sucesor de san Pedro y rechazó la nefasta herejía de su presbítero Arrio, que se había apartado de la comunión de la Iglesia. Junto con trescientos dieciocho Padres participó en el primer Concilio de Nicea, que condenó tal error (326) |
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Fuente: Vatican.va
Paula Montal Fórnes de San José de Calasanz, Santa Fundadora, Febrero 26
Fundadora del Instituto En Olesa de Montserrat, en la provincia de Barcelona, en España, santa Paula de san José de Calasanz Montal Fornés, virgen, fundadora del Instituto de las Hijas de María de las Escuelas Pías (1889).
primeras compañeras, Inés Busquets, Felicia Clavell y Francisca de Domingo.En el capítulo general, tenido en Sabadell, 14 de marzo de 1847, no fue elegida superiora general, ni asistenta general. |
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Fuente: Vatican.va
Piedad de la Cruz Ortiz Real, Beata Fundadora, 26 de febrero
Fundadora de la Congregación Martirologio Romano: En Alcantarilla, en la Región de Murcia, España, beata Piedad de la Cruz (Tomasa) Ortiz Real, virgen, que por amor a Dios se dedicó con celo a la educación y a la catequésis de los pobres y fundó la Congregación de Hermanas Salecianas del Sagrado Corazón de Jesús. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Febrero 26
San Faustiniano, obispo |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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