miércoles, 26 de febrero de 2014

Jueves del Santísimo Sacramento. 27/02/2014. San Gabriel de la Dolorosa ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según Marcos 9, 41-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Todo el que les dé un vaso de agua porque anuncian al Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.
Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, cortátela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, cortátelo. Más te vale entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies al fuego que no se apaga. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego que no se apaga.
Todos van a ser salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué le darán sabor? Que no les falte la sal y conserven la paz entre ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

jue 7a. Ord. año Par antes Cuaresma

Antífona de Entrada

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

El salario que han defraudado está clamando contra ustedes

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6

Y ustedes los ricos, lloren y laméntense ante las desgracias que se les avecinan. Su riqueza está podrida y sus vestidos son pasto de la polilla. Su oro y su plata están enmohecidos y este moho dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como si fuera fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días?
El jornal que ustedes han retenido a sus trabajadores que cosecharon sus campos está clamando, y los gritos de los cosechadores llegan a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra han vivido lujosamente y se han entregado al placer; con eso han engordado para el día de la matanza. Han condenado, han asesinado al inocente, y ya no les ofrece resistencia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 48, 14-15ab.15cd-16.17-18.19-20

El hombre no perdura en el lujo.

Este es el camino de los que confían en sí mismos, el destino de los hombres satisfechos: son llevados al abismo como un rebaño cuyo pastor es la muerte.
El hombre no perdura en el lujo.

Se desvanece su figura, el abismo será su casa. Pero a mí el Señor me rescata y me saca de las garras del abismo.
El hombre no perdura en el lujo.

No te inquietes cuando alguien se enriquece y aumenta el lujo de su casa; cuando muera no se llevará nada, su lujo no bajará con él.
El hombre no perdura en el lujo.

Aunque en vida se felicitaba diciendo: "Te aplauden porque te has enriquecido", también él irá a reunirse con sus antepasados, que nunca más verán la luz.
El hombre no perdura en el lujo.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya. 
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.
Aleluya.

Evangelio

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al lugar de castigo

† Lectura del santo Evangelio según Marcos 9, 41-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Todo el que les dé un vaso de agua porque anuncian al Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.
Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, cortátela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, cortátelo. Más te vale entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies al fuego que no se apaga. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego que no se apaga.
Todos van a ser salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué le darán sabor? Que no les falte la sal y conserven la paz entre ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso, 
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:

Antífona de la Comunión

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad; para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

7ª SEMANA. JUEVES

LO QUE IMPORTA ES IR AL CIELO

- Entre todas las cosas de la vida, lo verdaderamente importante es llegar al Cielo. Cortar o rectificar lo que nos separe de nuestro fin último.

- Existencia del infierno. El demonio no ha renunciado a las almas que todavía peregrinan en la tierra. El santo temor de Dios.

- Ser instrumento de salvación para muchos.

I. Entre todos los logros de la vida, uno solo es verdaderamente necesario: llegar hasta la meta que Dios mismo nos ha propuesto, el Cielo. Con tal de alcanzarlo debemos perder cualquier otra cosa, y apartar todo lo que se interponga en el camino, por muy valioso o atractivo que nos pueda parecer. Todo debe ser subordinado a la única meta de nuestra vida: llegar a Dios, y si algo en vez de ser ayuda es obstáculo, entonces habremos de rectificarlo o quitarlo. La salvación eterna -la propia y la del prójimo- es lo primero. Así nos lo dice el Señor en el Evangelio de la Misa (1): Si tu mano te escandaliza, córtala... Y si tu pie te escandaliza, córtalo... Y si tu ojo te escandaliza, sácalo... Más vale entrar manco, cojo o tuerto en el Reino que ser arrojado íntegro a la gehena del fuego, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga. Más vale privarse de algo tan necesario como la mano, el pie o el ojo que perder el Cielo, bien absoluto, con la visión beatífica de Dios por toda la eternidad. Mucho más si se trata de algo -como suele ocurrir- de lo que con un poco de buena voluntad se puede prescindir sin quebranto grave alguno.

Con estas imágenes tan gráficas, el Señor nos enseña la obligación de evitar los peligros de ofenderle y el deber grave de apartar la ocasión próxima de pecado, pues el que ama el peligro, en él caerá (2). Todo aquello que nos pone cerca del pecado debe ser echado fuera enérgicamente. No podemos jugar con nuestra salvación, ni con la del prójimo.

Muchas veces -y será lo normal para un cristiano que pretende agradar en todo a Dios- no serán obstáculos muy importantes los que habrá que remover, sino quizá pequeños caprichos, faltas de templanza en las que el Señor pide mortificar el gusto, falta de dominio en el carácter, excesiva preocupación por la salud o por el bienestar... Faltas más o menos habituales -pecados veniales, pero muy a tener en cuenta- que retrasan el paso, y que pueden hacer tropezar y aun caer en otras más importantes.

Si luchamos generosamente, si tenemos claro el fin de la vida, trataremos de rectificar con tenacidad esos obstáculos, para que dejen de serlo y se conviertan en verdaderas ayudas. Esto hizo el Señor muchas veces con sus Apóstoles: del ímpetu precipitado de Pedro formó la roca firme sobre la que se asentaría la Iglesia; de la brusca impaciencia de Juan y de Santiago (les llamaban "hijos del trueno"), el celo apostólico de incansables predicadores; de la incredulidad de Tomás, un testimonio claro de su divinidad. Lo que antes era obstáculo, ahora se ha convertido en una gran ayuda.

II. La vida del cristiano ha de ser un continuo caminar hacia el Cielo. Todo debe ayudarnos para afianzar nuestros pasos en ese sendero: el dolor y la alegría, el trabajo y el descanso, el éxito y el fracaso... De la misma manera que en los grandes negocios y en las tareas de mucho interés se vigilan y se estudian hasta los menores detalles, así debemos hacer con el negocio más importante, el de la salvación. Al final de nuestro paso por la tierra encontramos esta única alternativa: o el Cielo (pasando por el purgatorio si hemos de purificarnos) o el infierno, el lugar del fuego inextinguible, del que el Señor habló explícitamente en muchos momentos.

Si el infierno no tuviera una entidad real, y si no hubiera una posibilidad también real de que los hombres terminaran en él, Cristo no nos habría revelado con tanta claridad su existencia, y no nos habría advertido tantas veces, diciendo: ¡estad vigilantes! El demonio no ha renunciado a lograr la perdición de ningún hombre, de ninguna mujer, mientras peregrine en este mundo hacia su fin definitivo, de ninguno ha desistido, cualquiera que sea el puesto que ocupe y la misión que haya recibido de Dios.

La existencia de un castigo eterno, reservado a los que obren mal y mueran en pecado mortal, está ya revelada en el Antiguo Testamento (3). Y en el Nuevo, Jesucristo habló del castigo preparado para el diablo y sus ángeles (4), que sufrirán también los siervos malos que no cumplieron la voluntad de su señor (5), las vírgenes necias que fueron halladas sin el aceite de las buenas obras cuando llegó el Esposo (6), los que se presentaron sin el traje nupcial al banquete de bodas (7), quienes ofendieron gravemente a sus hermanos (8) o no quisieron ayudarles en sus necesidades materiales o espirituales... (9) El mundo se compara a una era en la que hay trigo juntamente con la paja, hasta el momento en el que Dios tomará en su mano el bieldo y limpiará la era, metiendo después el trigo en su granero y quemando la paja en un fuego que no termina (10).

No es el infierno una especie de símbolo para la exhortación moral, más a propósito para ser predicado en otros momentos históricos en los que la humanidad estaba menos evolucionada. Es una realidad dada a conocer por Jesucristo, tan tristemente objetiva que le llevó a mandarnos vivamente -como leemos en el Evangelio de la Misa- que dejáramos cualquier cosa, por importante que fuera, con tal de no parar allí para siempre. Es una verdad de fe, constantemente afirmada por el Magisterio; recuerda el Concilio Vaticano II, al tratar de la índole escatológica de la Iglesia: "debemos vigilar constantemente (...), no sea que como aquellos siervos malos y perezosos (cfr. Mt 25, 26) seamos arrojados al fuego eterno (cfr. Mt 25, 41), a las tinieblas exteriores en donde habrá llanto y crujir de dientes." (11) La existencia del infierno es una verdad de fe, definida por el Magisterio de la Iglesia (12).

Sería un grave error no llevar este tema transcendental alguna vez a nuestra consideración o silenciarlo en la predicación, en la catequesis o en el apostolado personal. "La Iglesia tampoco puede omitir, sin grave mutilación de su mensaje esencial -advierte Juan Pablo II-, una constante catequesis sobre (...) los cuatro novísimos del hombre: muerte, juicio (particular y universal), infierno y gloria. En una cultura, que tiende a encerrar al hombre en su vicisitud terrena más o menos lograda, se pide a los Pastores de la Iglesia una catequesis que abra e ilumine con la certeza de la fe el más allá de la vida presente; más allá de las misteriosas puertas de la muerte se perfila una eternidad de gozo en la comunión con Dios o de pena lejos de Él." (13) El Señor quiere que nos movamos por amor, pero, dada la debilidad humana, consecuencia del pecado original y de los pecados personales, ha querido manifestarnos a dónde conduce el pecado para que tengamos un motivo más que nos aparte de él: el santo temor de Dios, temor de separarnos del Bien infinito, del verdadero Amor. Los santos han tenido como un gran bien las revelaciones particulares que Dios les hizo acerca de la existencia del infierno y de la enormidad y eternidad de sus penas: "fue una de las mayores mercedes que Dios me ha hecho -escribe Santa Teresa-, porque me ha aprovechado muy mucho, tanto para perder el miedo a las tribulaciones de esta vida, como para esforzarme a padecerlas y a dar gracias al Señor, que me libró, a lo que me parece, de males tan perpetuos y terribles." (14) Veamos hoy en esta oración si existe algo en nuestra vida, aunque sea pequeño, que nos separa del Señor, en lo que no luchamos como deberíamos; examinemos si huimos con prontitud y decisión de toda ocasión próxima de pecar; si pedimos con frecuencia a la Virgen que nos dé un profundo horror a todo pecado, también al venial, que causa tanto daño al alma: nos aleja de su Hijo, nuestro único Bien absoluto.

III. La consideración de nuestro fin último ha de llevarnos a la fidelidad en lo poco de cada día, a ganarnos el Cielo con los quehaceres y las incidencias diarias, a remover todo aquello que sea un obstáculo en nuestro caminar. También nos ha de llevar al apostolado, a ayudar a quienes están junto a nosotros para que encuentren a Dios y le sirvan en esta vida y sean felices con Él por toda la eternidad. Ésta es la mayor muestra de caridad y de aprecio que podemos tener.

La primera forma de ayudar a los demás es la de estar atentos a las consecuencias de nuestro obrar y de las omisiones, para no ser nunca, ni de lejos, escándalo, ocasión de tropiezo para otros. El Evangelio de la Misa recoge también estas palabras de Jesús: Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y sea arrojado al mar. En otro momento ya había dicho el Señor: Es imposible que no sucedan escándalos; pero ¡ay de aquel que los causa! (15) Pocas palabras encontramos en el Evangelio tan fuertes como éstas; pocos pecados tan graves como el de causar la ruina de un alma, porque el escándalo tiende a destruir la obra más grande de Dios, que es la Redención, con la pérdida de las almas: da muerte al alma del prójimo quitándole la vida de la gracia, que es más preciosa que la vida del cuerpo. Los pequeños, para Jesús, son en primer lugar los niños, en cuya inocencia se refleja de una manera particular la imagen de Dios; pero también lo son esa inmensa muchedumbre de personas sencillas, con menos formación y, por lo mismo, más fáciles de escandalizar.

Ante las muchas causas de escándalo que diariamente se dan en el mundo, el Señor nos pide a sus discípulos desagravio y reparación por tanto mal, siendo ejemplos vivos que arrastren a otros a ser buenos cristianos, practicando la corrección fraterna oportuna, afectuosa, prudente, que ayude a otros a remediar sus errores o a que se separen de una situación dañosa para su alma, moviendo a muchos para que acudan al sacramento de la Penitencia, donde enderecen sus pasos torcidos. La realidad de la existencia del infierno, que nos enseña la fe, es una llamada al apostolado, a ser para muchos instrumento de salvación. Acudamos a la Virgen Santísima: iter para tutum! (16), prepáranos, a nosotros y a todos los hombres, un camino seguro: el que termina en la eterna felicidad del Cielo.

(1) Mc 9, 40-49.- (2) Ecli 3, 26-27.- (3) Cfr. Num 16, 30-33; Is 33, 14; Ecli 7, 18-19; Job 10, 20-21, etc.- (4) Cfr. Mt 25, 41.- (5) Cfr. Mt 24, 51.- (6) Cfr. Mt 25, 1 ss.- (7) Cfr. Mt 22, 1-14.- (8) Cfr. Mt 5, 22.- (9) Cfr. Mt 25, 41 ss.- (10) Lc 3, 17.- (11) CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium, 48.- (12) BENEDICTO XII, Const. Apost. Benedictus Deus, 29-I-1336, Dz. 531; CONC. DE FLORENCIA, Dz. 693.- (13) JUAN PABLO II, Exhor. Apost. Reconciliatio et Paenitentia, 2-XII-1984, 26.- (14) SANTA TERESA, Vida, 32, 4.- (15) Lc 17, 1.- (16) LITURGIA DE LAS HORAS, Segundas Vísperas del Común de la Virgen, Himno Ave, maris stella.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Gabriel de la Dolorosa
(año 1862)

El bailarín que llegó a la santidad.

Nació en Asís (Italia) en 1838. Su nombre en el mundo era Francisco Possenti. Era el décimo entre 13 hermanos. Su padre trabajaba como juez de la ciudad.

A los 4 años quedó huérfano de madre. El papá, que era un excelente católico, se preocupó por darle una educación esmerada, mediante la cual logró ir dominando su carácter fuerte que era muy propenso a estallar en arranques de ira y de mal genio.

Tuvo la suerte de educarse con dos comunidades de excelentes educadores: los Hermanos Cristianos y los Padres Jesuitas; y las enseñanzas recibidas en el colegio le ayudaron mucho para resistir los ataques de sus pasiones y de la mundanalidad.

El joven era sumamente esmerado en vestirse a la última moda. Y sus facciones elegantes y su fino trato, a la vez que su rebosante alegría y la gran agilidad para bailar, lo hacían el preferido de las muchachas en las fiestas. Su lectura favorita eran las novelas, pero le sucedía como en otro tiempo a San Ignacio, que al leer novelas, en el momento sentía emoción y agrado, pero después le quedaba en el alma una profunda tristeza y un mortal hastío y abatimiento. Sus amigos lo llamaban "el enamoradizo". Pero los amores mundanos eran como un puñal forrado con miel". Dulces por fuera y dolorosos en el alma.

En una de las 40 cartas que de él se conservan, le escribe a un antiguo amigo, cuando ya se ha entrado de religioso: "Mi buen colega; si quieres mantener tu alma libre de pecado y sin la esclavitud de las pasiones y de las malas costumbres tienes que huir siempre de la lectura de novelas y del asistir a teatros donde se dan representaciones mundanas. Mucho cuidado con las reuniones donde hay licor y con las fiestas donde hay sensualidad y huye siempre de toda lectura que pueda hacer daño a tu alma. Yo creo que si yo hubiera permanecido en el mundo no habría conseguido la salvación de mi alma. ¿Dirás que me divertí bastante? Pues de todo ello no me queda sino amargura, remordimiento y temor y hastío. Perdóname si te di algún mal ejemplo y pídele a Dios que me perdone también a mí".

Al terminar su bachillerato, y cuando ya iba a empezar sus estudios universitarios, Dios lo llamó a la conversión por medio de una grave enfermedad. Lleno de susto prometió que si se curaba de aquel mal, se iría de religioso. Pero apenas estuvo bien de salud, olvidó su promesa y siguió gozando del mundo.

Un año después enferma mucho más gravemente. Una laringitis que trata de ahogarlo y que casi lo lleva al sepulcro. Lleno de fe invoca la intercesión de un santo jesuita martirizado en las misiones y promete irse de religioso, y al colocarse una reliquia de aquel mártir sobre su pecho, se queda dormido y cuando despierta está curado milagrosamente. Pero apenas se repone de su enfermedad empieza otras vez el atractivo de las fiestas y de los enamoramientos, y olvida su promesa. Es verdad que pide ser admitido como jesuita y es aceptado, pero él cree que para su vida de hombre tan mundano lo que está necesitando es una comunidad rigurosa, y deja para más tarde el entrar a una congregación de religiosos.

Estalla la peste del cólera en Italia. Miles y miles de personas van muriendo día por día. Y el día menos pensado muere la hermana que él más quiere. Considera que esto es un llamado muy serio de Dios para que se vaya de religioso. Habla con su padre, pero a éste le parece que un joven tan amigo de las fiestas mundanas se va a aburrir demasiado en un convento y que la vocación no le va a durar quizá ni siquiera unos meses.

Pero un día asiste a una procesión con la imagen de la Virgen Santísima. Nuestro joven siempre le ha tenido una gran devoción a la Madre de Dios (y probablemente esta devoción fue la que logró librarlo de las trampas del mundo) y en plena procesión levanta sus ojos hacia la imagen de la Virgen y ve que Ella lo mira fijamente con una mirada que jamás había sentido en su vida. Ante esto ya no puede resistir más. Se va a donde su padre a rogarle que lo deje irse de religioso. El buen hombre le pide el parecer al confesor de su hijo, y recibida la aprobación de este santo sacerdote, le concede el permiso de entrar a una comunidad bien rígida y rigurosa, los Padres Pasionistas.

Al entrar de religioso se cambia el nombre y en adelante se llamará Gabriel de la Dolorosa. Gabriel, que significa: el que lleva mensajes de Dios. Y de la Dolorosa, porque su devoción mariana más querida consiste en recordar los siete dolores o penas que sufrió la Virgen María. Desde entonces será un hombre totalmente transformado.

Gabriel había gozado siempre de muchas comodidades en la vida y le había dado gusto a sus sentidos y ahora entra a una comunidad donde se ayuna y donde la alimentación es tosca y nada variada. Los primeros meses sufre un verdadero martirio con este cambio tan brusco, pero nadie le oye jamás una queja, ni lo ve triste o disgustado.

Gabriel lo que hacía, lo hacía con toda el alma. En el mundo se había dedicado con todas sus fuerzas a las fiestas mundanas, pero ahora, entrado de religioso, se dedicó con todas las fuerzas de su personalidad a cumplir exactamente los Reglamentos de su Comunidad. Los religiosos se quedaban admirados de su gran amabilidad, de la exactitud total con la que cumplía todo lo que se le mandaba, y del fervor impresionante con el que cumplía sus prácticas de piedad.

Su vida religiosa fue breve. Apenas unos seis años. Pero en él se cumple lo que dice el Libro de la Sabiduría: "Terminó sus días en breve tiempo, pero ganó tanto premio como si hubiera vivido muchos años".

Su naturaleza protestaba porque la vida religiosa era austera y rígida, pero nadie se daba cuenta en lo exterior de las repugnancias casi invencibles que su cuerpo sentí ante las austeridades y penitencias. Su director espiritual sí lo sabía muy bien.

Al empezar los estudios en el seminario mayor para prepararse al sacerdocio, leyó unas palabras que le sirvieron como de lema para todos sus estudios, y fueron escritas por un sabio de su comunidad, San Vicente María Strambi. Son las siguientes: "Los que se preparan para ser predicadores o catequistas, piensen mientras estudian, que una inmensa cantidad de pobres pecadores les suplica diciendo: por favor: prepárense bien, para que logren llevarnos a nosotros a la eterna salvación". Este consejo tan provechoso lo incitó a dedicarse a los estudios religiosos con todo el entusiasmo de su espíritu.

Cuando ya Gabriel está bastante cerca de llegar al sacerdocio le llega la terrible enfermedad de la tuberculosis. Tiene que recluirse en la enfermería, y allí acepta con toda alegría y gran paciencia lo que Dios ha permitido que le suceda. De vómito de sangre en vómito de sangre, de ahogo en ahogo, vive todo un año repitiendo de vez en cuando lo que Jesús decía en el Huerto de los Olivos: "Padre, si no es posible que pase de mí este cáliz de amargura, que se cumpla en mí tu santa voluntad".

La Comunidad de los Pasionistas tiene como principal devoción el meditar en la Santísima Pasión de Jesús. Y al pensar y repensar en lo que Cristo sufrió en la Agonía del Huerto, y en la Flagelación y coronación de espinas, y en la Subida al Calvario con la cruz a cuestas y en las horas de mortal agonía que el Señor padeció en la Cruz, sentía Gabriel tan grande aprecio por los sufrimientos que nos vuelven muy semejantes a Jesús sufriente, que lo soportaba todo con un valor y una tranquilidad impresionantes.

Pero había otra gran ayuda que lo llenaba de valor y esperanza, y era su fervorosa devoción a la Madre de Dios. Su libro mariano preferido era "Las Glorias de María", escrito por San Alfonso, un libro que consuela mucho a los pecadores y débiles, y que aunque lo leamos diez veces, todas las veces nos parece nuevo e impresionante. La devoción a la Sma. Virgen llevó a Gabriel a grados altísimos de santidad.

A un religioso le aconsejaba: "No hay que fijar la mirada en rostros hermosos, porque esto enciende mucho las pasiones". A otro le decía: "Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua".

Y el 27 de febrero de 1862, después de recibir los santos sacramentos y de haber pedido perdón a todos por cualquier mal ejemplo que les hubiera podido dar, cruzó sus manos sobre el pecho y quedó como si estuviera plácidamente dormido. Su alma había volado a la eternidad a recibir de Dios el premio de sus buenas obras y de sus sacrificios. Apenas iba a cumplir los 25 años.

Poco después empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y en 1926 el Sumo Pontífice lo declaró santo, y lo nombró Patrono de los Jóvenes laicos que se dedican al apostolado.

San Gabriel de la Dolorosa: pídele a la Sma. Virgen por tantos jóvenes tan llenos de vitalidad y de entusiasmo para que encaucen las enormes fuerzas de su alma, no a dejarlas perderse en goces mundanos, sino a ganarse un gran premio en el cielo dedicándose a salvar su propia alma y la de muchos más.

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Fuente: ACI Prensa
Ana Line, Santa Mártir, 27 Febrero  

Ana Line, Santa

Mártir inglesa, murió el 27 de feb. de 1601.

Fue hija de William Heigham de Dunmow (Essex), caballero de buena posición económica y un ardiente calvinista.

Cuando ella y su hermano manifestaron su intención de convertirse en católicos, ambos fueron repudiados y desheredados por su padre.

Ana contrajo matrimonio con Roger Line, converso como ella, pero poco después de su casamiento, fue detenido por asistir a misa. Tras un breve confinamiento, fue puesto en libertad y se le permitió ir al exilio en Flandes, donde murió en 1594.

Cuando el padre John Gerard estableció una casa de refugio para sacerdotes en Londres, se puso a cargo a la señora Line.

Después del escape del padre Gerard de la Torre en 1597, y al mismo tiempo que las autoridades comenzaban a sospechar que Line le ayudaba, fue transferida a otra casa, misma que convirtió en centro de reuniones para los católicos vecinos.

El día de la Purificación (1601), el padre Francis Page, S.J., estaba a punto de celebrar misa en dicho edificio, cuando entraron cazadores de sacerdotes.

El padre Page inmediatamente se quitó la vestimenta religiosa y se mezcló con los demás; mas bastó la presencia de un altar preparado para la ceremonia para arrestar a la señora Line.

Fue enjuiciada en Old Bailey el 26 de febrero de 1601, y acusada según el acta 27 de la reina Isabel, es decir, por dar albergue a un sacerdote, aun cuando esto no podía probarse.

El día siguiente fue llevada a la horca, y valientemente proclamando su fe alcanzó el martirio por el que había rogado.

Su destino lo compartieron dos sacerdotes, [Bto.] Mark Barkworth, O.S.B., y Roger Filcock, S.J., que fueron ejecutados al mismo tiempo.

Roger Filcock había sido por mucho tiempo amigo y frecuente confesor de la señora Line. Después de entrar en la universidad inglesa de Reims en 1588, fue enviado junto con otros en 1590 a colonizar el seminario de San Albán en Valladolid, y, una vez que terminó allí sus cursos, fue ordenado y enviado a la misión inglesa. El padre Garnett le hizo pasar un periodo de prueba de dos años para comprobar su temple antes de admitirlo a la Sociedad de Jesús. Al ver que era ferviente y valeroso, lo admitió finalmente. Ya iba a cruzar hacia el continente para cumplir su noviciado cuando fue arrestado por sospechas de ser sacerdote y fue ejecutado tras un juicio que más bien parecía una farsa.

[Nota: en 1970, Ana Line fue canonizada por el papa Paulo VI entre los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales, cuya fiesta en conjunto se guarda el 25 de octubre.]

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click"
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Fuente: mdpastor.info
José Tous y Soler, Siervo de Dios Sacerdote y Fundador, 27 de febrero  

José Tous y Soler, Siervo de Dios

Sacerdote y Fundador de la
Congregación de las Hermanas Capuchinas
de la Madre del Divino Pastor

José Tous y Soler, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor; nacido el 31 de marzo de 1811 en Igualada (España) y fallecido el 27 de febrero de 1871 en Barcelona (España).

 

Nacido en Igualada el 31 de marzo de 1811 en el seno de una familia profundamente cristiana es el noveno de doce hermanos.

A temprana edad sintió la llamada de Dios y no se echó atrás: opta por seguir a Cristo según la "forma de vida" de Francisco de Asís. A los 15 años, madurada su opción, inicia el postulantado en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Impulsado por el Espíritu cambia la vida acomodada de su hogar y el prestigio social que han alcanzado los Tous, por la vida pobre, penitente y humilde de los capuchinos.

El 18 de febrero de 1827, con la vestición del hábito franciscano, empieza el Noviciado como fraile menor capuchino. Desde el Noviciado se distinguió por su exquisita fidelidad a la vida de novicio, con una entrega generosa al estudio y a la oración. El Evangelio, María, san Francisco y el amor al prójimo modeló su corazón capuchino.
El 19 de febrero de 1828, Fray José de Igualada, es ya capuchino y comienza su camino hacia el sacerdocio. Seis años de vida escondida, de oración, silencio, de abnegada dedicación al estudio de itinerancia (Calella, Gerona, Valls, Vilanova), vividas en el ambiente franciscano alegre y sencillo de la comunidad capuchina hasta recibir la Ordenación Sacerdotal en Barcelona el 24 de mayo de 1834, a los 23 años. Al año fue destinado al Convento de Santa Madrona.
Pero transcurridos apenas dos meses, el 25 de julio de 1835, la violencia de la revolución le arrancó del convento. Junto con otros hermanos y por consejo de sus superiores, aceptó el exilio fuera de España.

De pueblo en pueblo, al estilo capuchino de aquel tiempo, fray José recorrió la costa mediterránea de Francia hasta Gareccio (Italia). Pero Italia no fue el lugar adecuado para vivir su exilio y en 1837 se instaló en Toulouse (Francia) ejerciendo el sacerdocio ministerial en el Monasterio de las Benedictinas. Allí pudo dedicar tiempo a la contemplación y a la adoración de la Eucaristía y a la ayuda espiritual de las jóvenes del internado.

Empujado por su celo apostólico, regresaba a Cataluña en 1843 para trabajar en la Iglesia local, como sacerdote secular ya que no estaba autorizada la vida conventual. Vivió con sus padres mientras desarrollaba el ministerio sacerdotal en diferentes parroquias. La Eucaristía, la devoción a María, Madre de Jesús Buen Pastor, la Asociación de doncellas de la niña y mártir santa Romana, fueron los medios de los que el P. Tous se sirvió para derramar la Paz y el Bien en la juventud que le buscaba para recibir consejo y orientación.

Los sentimientos de compasión hacia los niños y jóvenes, que el Buen Pastor puso en el corazón del Padre José, convergían con los piadosos deseos de las jóvenes Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos: "Derramar en el tierno corazón de los niños los santos pensamientos y devotos afectos que Dios les comunicaba en la oración". Después de madurar en la oración y consultar el proyecto, el P. Tous aceptó orientarles. Partiendo de la Regla de Santa Clara, adecua las Constituciones capuchinas de la beata Mª Ángela Astorch para unas Capuchinas Terciarias de Enseñanza. Se establecieron en Ripoll en marzo de 1850 para iniciar la vida comunitaria, y, el 27 de mayo abrían las puertas de la primera escuela.

Los años que le quedan de vida, los dedica a la atención caritativa y prudente a las Hermanas así como a las comunidades que se van formando: San Quirico de Besora, Barcelona y Madrid. En sus escritos a las Hermanas aflora su espíritu capuchino: las Hermanas "están llamadas a la vida mixta de contemplación y acción". Insiste en que sólo desde el "amor a Jesús" alimentado en la oración, es posible "la unión santa"; que sólo desde la "humildad" es posible la "obediencia"; que el trabajo de las Hermanas es su única fuente de recursos; que "María os conducirá a Jesús", la forma de renovar la presencia amorosa de Dios en la vida; que es necesario vivir desde la "fe y la confianza en Dios que ya sabe lo que nos conviene"…

Y deja la tierra por el Cielo mientras celebraba la Misa en el convento de Barcelona. Era el 27 de febrero de 1871.

El 19 de diciembre de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios José Tous, aún está pendiente se indique la fecha de la beatificación.

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Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, Beata Fundadora, 27 Febrero  

Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, Beata

Francisca María Cirer Carbonell
Fundadora de las Hijas de la Caridad


Esta joven vino al mundo en la encantadora isla de Mallorca, no muy lejos de la capital, Palma.

Como suele ocurrir, los padres eran labradores, buena gente, aunque poco formada en la vida religiosa.

Por eso, cuando su hija les manifestó que quería hacerse monja, se quedaron asombrados. Ni se lo imaginaban. Su reacción fue una negativa rotunda.

Siguió trabajando en el campo, en las tareas que le encomendaban, pero nunca perdía de vista la vocación a la que Dios la llamaba. Y así estuvo la friolera de cuarenta años.

Al morir sus padres, fue ella misma el motor de su existencia. Vio cómo todo el mundo interior que era tan rico, podía, por fin, tener una salida.

Empezó de una forma sencilla. Como otras santas que van desfilando por el Santoral, se rodeó de unas cuantas amigas y compañeras para hacer algo interesante por la Iglesia y por el pueblo en el que vivían.

Te recuerdo que ella había nacido en el año 1781. Pues bien, con estas amigas comenzó su obra de evangelización. Llevaban una vida religiosa cada una en su propia casa y su trabajo respectivo.

Pasado el tiempo, este grupo dio lugar a las Hijas de la Caridad.

¿Cuál era el objetivo fundamental de esta fundación?

En primer lugar, dedicarse por entero a la vida parroquial con catequesis, enseñanza, visita a los enfermos y a las familias sin medios económicos.

En segundo lugar, trataron de fundar la casa madre en Felanitx, pues justamente en este pueblo de Mallorca había un párroco muy celoso y caritativo, que ya había puesto en marcha una casa de caridad. La obra se extendió en seguida por la isla y por la península. Su misma casa la transformó en un convento más.

Murió a los 70 años.
Su Santidad Juan Pablo II la beatificó en 1989.

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Juan de Gorze, San Abad, 27 Febrero  

Juan de Gorze, San

Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea.

Este joven nació en Lorena de padres campesinos. Apenas tuvo edad para trabajar, el padre le encargó que llevara la administración.

Al crecer los otros hermanos, él se fue al monasterio cercano. Le conmovió ver a una monja muy joven que llevaba puesto un cilicio para mortificarse.

Desde ese instante pensó que él haría lo mismo. Logró juntar unos cuantos amigos con ansias de perfección para llevar una vida monástica. Su deseo era irse a Italia, pero no le fue posible.

Enterado de su caso el obispo de Metz, le encargó que restauran la abadía de Gorze.
Una vez que hicieron su trabajo, el obispo puso de abad a Einoldo.

Juan era el portero y el administrador. Tanto se entregó a su trabajo, que en poco tiempo floreció material y espiritualmente esta abadía que estaba casi abandonada.

Se dedicó a la vida de oración, a una comida austera, pero – eso sí – trataba con mucha dulzura a los enfermos y a los débiles.

En el año 953, el emperador Otón I le dio una misión diplomática: encontrarse con el Califa de Córdoba. La misión fue difícil y duró tres años.

A la muerte de Einoldo, lo eligieron abad. Siguió con su vida de austeridad y murió en el año 976. El benedictino Ménard escribió su vida.

Era famoso por su extraordinaria memoria, de aquellas que ahora llamamos "memoria fotográfica".

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Fuente: Vatican.va
María Caridad Brader, Beata Fundadora, 27 de febrero  

María Caridad Brader, Beata

Virgen y Fundadora
del la Congregación de Franciscanas Hijas de María Inmaculada

Martirologio Romano: En la ciudad de Pasto, en Colombia, beata María de la Caridad del Espíritu Santo (Carolina) Brader, virgen, que supo conjugar admirablemente la vida contemplativa con la actividad misionera y, para promover la formación cristiana, fundó las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada (1943)

Caridad Brader, hija de Joseph Sebastián Brader y de María Carolina Zahner, nació el 14 de agosto de 1860 en Kaltbrunn, St. Gallen (Suiza). Fue bautizada al día siguiente con el nombre de María Josefa Carolina.

Dotada de una inteligencia poco común y guiada por las sendas del saber y la virtud por una madre tierna y solícita, la pequeña Carolina moldeaba su corazón mediante una sólida formación cristiana, un intenso amor a Jesucristo y una tierna devoción a la Virgen María.

Conocedora del talento y aptitudes de su hija, su madre procuró darle una esmerada educación. En la escuela de Kaltbrunn hizo, con gran aprovechamiento, los estudios de la enseñanza primaria; y en el instituto de María Hilf de Altstätten, dirigido por una comunidad de religiosas de la Tercera Orden Regular de san Francisco, los de enseñanza media.

Cuando el mundo se abría ante ella atrayéndola con todos sus halagos, la voz de Cristo empezó a hacer eco en su corazón y decidió abrazar la vida consagrada. Esta elección de vida, como era previsible, provocó en primera instancia la oposición de su madre, dado que ésta era viuda y Carolina su única hija.

El 1 de octubre de 1880 ingresó en el convento franciscano de clausura "María Hilf", en Altstätten, que regentaba un colegio como servicio necesario a la Iglesia católica de Suiza.

El primero de marzo de 1881 vistió el hábito de Franciscana, recibiendo el nombre de María Caridad del Amor del Espíritu Santo. El 22 de agosto del siguiente año emitió los votos religiosos. Dada su preparación pedagógica, fue destinada a la enseñanza en el colegio adosado al monasterio.

Abierta la posibilidad para que las religiosas de clausura pudieran dejar el monasterio y colaborar en la extensión del Reino de Dios, los obispos misioneros, a finales del siglo XIX, se acercaron a los conventos en busca de monjas dispuestas a trabajar en los territorios de misión.

Monseñor Pedro Schumacher, celoso misionero de san Vicente de Paúl y Obispo de Portoviejo (Ecuador) escribió una carta a las religiosas de María Hilf, pidiendo voluntarias para trabajar como misioneras en su diócesis.

Las religiosas respondieron con entusiasmo a esta invitación. Una de las más entusiastas para marchar a las misiones era la Madre Caridad Brader. La beata María Bernarda Bütler, superiora del convento que encabezará el grupo de las seis misioneras, la eligió entre las voluntarias diciendo: "A la fundación misionera va la madre Caridad, generosa en sumo grado, que no retrocede ante ningún sacrificio y, con su extraordinario don de gentes y su pedagogía podrá prestar a la misión grandes servicios".

El 19 de junio de 1888 la Madre Caridad y sus compañeras emprendieron el viaje hacia Chone, Ecuador. En 1893, después de duro trabajo en Chone y de haber catequizado a innumerables grupos de niños, la Madre Caridad fue destinada para una fundación en Túquerres, Colombia.

Allí desplegó su ardor misionero: amaba a los indígenas y no escatimaba esfuerzo alguno para llegar hasta ellos, desafiando las embravecidas olas del océano, las intrincadas selvas y el frío intenso de los páramos. Su celo no conocía descanso. Le preocupaban sobre todo los más pobres, los marginados, los que no conocían todavía el evangelio.

Ante la urgente necesidad de encontrar más misioneras para tan vasto campo de apostolado, apoyada por el padre alemán Reinaldo Herbrand, fundó en 1894 la Congregación de Franciscanas de María Inmaculada. La Congregación se surtió al inicio de jóvenes suizas que, llevadas por el celo misionero, seguían el ejemplo de la Madre Caridad. A ellas se unieron pronto las vocaciones autóctonas, sobre todo de Colombia, que engrosaron las filas de la naciente Congregación y se extendieron por varios países.

La Madre Caridad, en su actividad apostólica, supo compaginar muy bien la contemplación y la acción. Exhortaba a sus hijas a una preparación académica eficiente pero "sin que se apague el espíritu de la santa oración y devoción". "No olviden —les decía— que cuanto más instrucción y capacidad tenga la educadora, tanto más podrá hacer a favor de la santa religión y gloria de Dios, sobre todo cuando la virtud va por delante del saber. Cuanto más intensa y visible es la actividad externa, más profunda y fervorosa debe ser la vida interior".

Encauzó su apostolado principalmente hacia la educación, sobre todo en ambientes pobres y marginados. Las fundaciones se sucedían donde quiera que la necesidad lo requería. Cuando se trataba de cubrir una necesidad o de sembrar la semilla de la Buena Nueva, no existían para ella fronteras ni obstáculo alguno.

Alma eucarística por excelencia, halló en Jesús Sacramentado los valores espirituales que dieron calor y sentido a su vida. Llevada por ese amor a Jesús Eucaristía, puso todo su empeño en obtener el privilegio de la Adoración Perpetua diurna y nocturna, que dejó como el patrimonio más estimado a su comunidad, junto con el amor y veneración a los sacerdotes como ministro de Dios.

Amante de la vida interior, vivía en continua presencia de Dios. Por eso veía en todos los acontecimientos su mano providente y misericordiosa y exhortaba a los demás a "Ver en todo la permisión de Dios, y por amor a Él, cumplir gustosamente su voluntad". De ahí su lema: "Él lo quiere", que fue el programa de su vida.

Como superiora general, fue la guía espiritual de su Congregación desde 1893 hasta el 1919 y de 1928 hasta el 1940, año en el que manifestó, en forma irrevocable, su decisión de no aceptar una nueva reelección. A la superiora general elegida le prometió filial obediencia y veneración. En 1933 tuvo la alegría de recibir la aprobación pontificia de su Congregación.

A los 82 años de vida, presintiendo su muerte, exhortaba a sus hijas: "Me voy; no dejen las buenas obras que tiene entre manos la Congregación, la limosna y mucha caridad con los pobres, grandísima caridad entre las Hermanas, la adhesión a los obispos y sacerdotes".

El 27 de febrero de 1943, sin que se sospechara que era el último día de su vida, dijo a la enfermera: "Jesús, ...Me muero". Fueron las últimas palabras con las que entregó su alma al Señor.

Apenas se divulgó la noticia de su fallecimiento, comenzó a pasar ante sus restos mortales una interminable procesión de devotos que pedían reliquias y se encomendaban a su intercesión.

Los funerales tuvieron lugar el 2 de marzo de 1943, con la asistencia de autoridades eclesiásticas y civiles y de una gran multitud de fieles, que decían: "ha muerto una santa".

Después de su muerte, su tumba ha sido meta constante de devotos que la invocan en sus necesidades.

Las virtudes que practicó se conjugan admirablemente con las características que su Santidad Juan Pablo II destaca en su Encíclica "Redemptoris Missio" y que deben identificar al auténtico misionero. Entre ellas, como decía Jesús a sus apóstoles: "la pobreza, la mansedumbre y la aceptación de los sufrimientos".

La Madre Caridad practicó la pobreza según el espíritu de san Francisco y mantuvo durante toda la vida un desprendimiento total. Como misionera en Chone, experimentó el consuelo de sentirse auténticamente pobre, al nivel de la gente que había ido a instruir y evangelizar. Entre los valores evangélicos que como fundadora se esforzó por mantener en la Congregación, la pobreza ocupaba un lugar destacado.

La aceptación de los sufrimientos, según el Papa, son un distintivo del verdadero misionero. !Qué bien encontramos realizado este aspecto en la vida espiritual de la Madre Caridad! Su vida se deslizó día tras día bajo la austera sombra de la cruz. El sufrimiento fue su inseparable compañero y lo soportó con admirable paciencia hasta la muerte.

Otro aspecto de la vida misionera que destaca el Papa es la alegría interior que nace de la fe. También la Madre Caridad vivió intensamente esa alegría en medio de su vida austera. Era alegre de ánimo y quería que todas su hijas estuvieran contentas y confiaran en el Señor.

Estas y muchas otras virtudes fueron reconocidas por la Congregación de las Causas de los Santos y aprobadas como primer paso para llegar a la Beatificación.

Se diría que Dios ha querido ratificar la santidad de la Madre Caridad con un admirable milagro concedido por su intercesión en favor de la niña Johana Mercedes Melo Díaz. Una encefalitis aguda había producido un daño cerebral que le impedía el habla y la deambulación. Al término de una novena que hizo su madre con fe viva y profunda devoción, la niña pronunció las primeras palabras llamando a su madre y comenzó a caminar espontáneamente, adquiriendo en poco tiempo la normalidad. Ella estubo presente para agradecer a la Madre Caridad en la solemne Beatificación realizada por S.S. Juan Pablo II el 23 de Marzo de 2003.

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Fuente: Visitacionmaria.com
María de Jesús Deluil-Martiny, Beata Fundadora, 27 Febrero  

María de Jesús Deluil-Martiny, Beata

María Deluil-Martiny nace en Marsella el 28 de mayo de 1841. Su padre es un brillante abogado y un cristiano comprometido. Su madre, digna sobrina biznieta de la venerable Ana Magdalena Remuzat, la visitandina que, durante la peste de 1720, había conseguido que Marsella se consagrara al Corazón de Jesús. Así, la devoción al Sagrado Corazón era considerada algo así como "patrimonio familiar".

María recibe la primera educación en el pensionado que en aquella época existía en la Visitación. Las Hermanas cuentan un día sus travesuras a Mons. de Mazenod, fundador de los Oblatos de María Inmaculada (canonizado en 1995), que les responde: " No se inquieten, son cosas de niña; ya verán cómo un día será la santa María de Marsella" .

A los 16 años, prosigue su formación en Lyon con las religiosas del Sagrado Corazón fundadas por la M. Barat. Al final de sus estudios hace un retiro en el que decide entregarse sin reservas al Corazón de Jesús. En el camino de regreso a su casa, pasa por Ars, para pedir consejo al santo Cura que le deja entrever que pasará mucho tiempo antes de que pueda realizar su vocación.

Seguirá un largo período de espera, en el que la joven conocerá toda una serie de pruebas: familiares, con la muerte de sus cuatro hermanos (ella es la mayor), crisis espiritual, situación difícil de la Iglesia, guerra en Francia.

La Guardia de Honor
Comienzos de 1864. María tiene 22 años. Providencialmente cae en sus manos un sencillo folleto procedente de la Visitación de Bourg-en-Bresse, titulado: Guardia de honor del Sagrado Corazón: fin de la obra. La joven lee y relee esas líneas que parecen dirigidas a su alma de fuego. El 7 de febrero escribe al Monasterio de Bourg solicitando ser inscrita en el Cuadrante y ofreciéndose llena de entusiasmo para trabajar por la obra.

Comienza entonces una activa correspondencia entre Hna. María del Sagrado Corazón y la " pequeña María ", como la llama cariñosamente la fundadora.

María consigue su primer éxito haciendo llegar la Guardia de Honor hasta la misma santa Sofía Barat, que se inscribe con todas sus religiosas.

Pero aún es mayor el que obtiene en junio de ese mismo año 1864. El día 5, el Cardenal de Villecourt consagra solemnemente la nueva iglesia de nuestra Sra. de la Guardia, en Marsella. Es una ceremonia impresionante a la que asiste también el Cardenal Pitra y gran número de obispos franceses. María sueña: ¡si pudiera hablarles de su Obra querida! Y. su sueño se hace realidad: los dos cardenales y 20 obispos se inscriben en la Guardia de Honor y le dan su apoyo. Este resultado no hace más que redoblar el ardor de la joven marsellesa que se encarga de imprimir los "billetes celadores" destinados a los seglares y compuestos por Hna. María del Sagrado Corazón, y de hacer las medallas de la asociación, contando siempre y en todo con la aprobación de la Visitación, donde consulta hasta los menores detalles.

En mayo de 1865 hace un retiro en el Monasterio de Bourg y recibe una de las mayores gracias de su vida, según sus propias palabras, al verse libre de los escrúpulos que la asaltaban desde su infancia.

Una carta suya nos revela el estado de la asociación a comienzos de 1866:
"La Providencia ha extendido esta obra en tres años de una forma que testimonia cuánto le agrada esta piadosa asociación: 78 obispos inscritos, ricas indulgencias, erección canónica en 25 diócesis, el número de asociados de este segundo año se eleva a 98.000, frutos consoladores en numerosas parroquias y en una multitud de comunidades religiosas, todo eso es una prueba de que Dios bendice la Guardia de honor y de que el mismo Corazón de Jesús la dirige".

En 1866 María cree que ha llegado el momento de realizar sus deseos de consagrarse a Dios y piensa que su lugar es la Visitación. Sin embargo, el Señor tiene otros designios sobre ella. Aún habrá que esperar.

Un año más tarde se hace aún más estrecha la colaboración entre Hna. María del Sagrado Corazón y María Deluil-Martiny: la composición del Manual de la Guardia de Honor acapara sus energías. Mutuamente se animan a sufrir con amor, por el Corazón de Jesús, las mil dificultades y contradicciones que encuentran. ¡La cruz es la señal de todas las obras de Dios!

Fundadora de las Hijas del Corazón de Jesús
Poco a poco, se va delineando mejor el plan para el que el Señor ha escogido a María, aunque ella no imagina que está llamada a ser la piedra fundamental de una nueva orden religiosa. Hna. María del Sagrado Corazón, a la que la joven llama "la madre de mi alma", la anima. Sabe que va a perder a su primera celadora, pero no se entristece, pues las Hijas del Corazón de Jesús (así se llamarán las futuras religiosas) dedicadas a la reparación de los sacrilegios, mediante la adoración y la oblación en y con Jesús-Hostia, vivirán en plenitud los fines de la Guardia de Honor.

Cuando su director espiritual, el P. Calage, S.I. le descubre que la fundadora de la nueva obra será ella misma, María está a punto de retroceder, pero en seguida, aunque sintiendo su incapacidad, se somete a la voluntad divina y se abandona a ella.

Las circunstancias la llevan a fundar el primer monasterio en Bélgica, bajo la tutela del Cardenal Dechamps, el 20 de junio, fiesta del Corazón de Jesús.

La que en adelante se llamará M. María de Jesús recoge los deseos del Sagrado Corazón expresados a santa Margarita María de Alacoque y los introduce en la Regla de su Instituto, que es la de san Ignacio, adaptada a la vida contemplativa de clausura.

Desde este momento, sin olvidar a la Guardia de Honor -de la que sus monasterios serán siempre ardientes propagadores- y manteniendo sus relaciones con la Visitación y con Hna. María del Sagrado Corazón, a la que pide consejo en numerosas ocasiones, la M. María de Jesús se entrega incansablemente a la formación de sus nuevas hijas. Cuando se trata de la gloria del Corazón de Jesús nada la detiene.

La Obra atrae a numerosas jóvenes: en 1877 se abre una nueva casa en Aix-en-Provenza, y en 1879 otra en la Servianne, propiedad de la familia Deluil-Martiny a las afueras de Marsella.

Aquí será donde la M. María de Jesús verá cumplidos sus deseos de unir incluso materialmente su sangre al Sacrificio de Cristo. En efecto, el 27 de febrero de 1884, miércoles de ceniza, la fundadora, que no ha cumplido aún los 43 años, cae abatida por las balas de un joven anarquista al que había acogido con bondad, ofreciéndole trabajo. Asesinada en el jardín de su propio convento, sus últimas palabras son: " ¡Yo le perdono! ¡por la Obra.!"

La glorificación
El 22 de octubre de 1989, Juan Pablo II beatificaba a M. María de Jesús Deluil-Martiny. Presentándola como modelo a toda la Iglesia, el Santo Padre decía: "La figura de María de Jesús merece ser honrada y deseo que meditéis el mensaje de sus notas espirituales y de la fundación de su Instituto religioso. El amor de María de Jesús a la Eucaristía es ejemplar; ella comprendió en profundidad la ofrenda que Cristo hace de sí mismo al Padre por la salvación del mundo".

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Fuente: Oremosjuntos.com
Baldomero, Santo Herrero, 27 Febrero  

Baldomero, Santo

San Baldomero, era un herrero de Lyon, Francia, que vivía con gran austeridad y pobreza de su trabajo.

Empleaba todo su tiempo libre en la lectura espiritual y de la Sagrada Escritura, en la oración y en ayudar a los pobres con lo poco que tenía.

Vivencio, abad de San Justo, impresionado por la vida de Baldomero, le ofreció una celda en su monasterio y ahí el santo herrero se entregó a la contemplación.

El obispo Gundriano lo ordenó diácono.

Murió el año 660 y es considerado patrono de los herreros.

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Fuente: Oremosjuntos.com
Honorina, Santa Mártir, 27 Febrero  

Honorina, Santa

Santa Honorina, virgen y mártir, en Graville, diócesis de Rouen (Alta Normandía, Francia).

Etimológicamente significa estimada y gloriosa, viene del latín. Su nombre es la forma femenina del nombre de Honorio.

Fue una mujer muy detallista, incluso maniática, que amó la libertad sobre todas las cosas, le preocupó mucho su vida interior, por lo que tendió a la soledad, para así poder reflexionar.

Debido a su carácter solía tener pocos amigos, y como consecuencia, pocos romances, murió ahogada en el río Sena.

Una tradición conservada en la diócesis de Rouen, narra que Honorina de Normandia, subió al martirio por manos de paganos, bajo el mando de Diocleciano (243-313) y Mélamare tra Lillebonne y Harfleur, su cuerpo fue llevado a Sena y se conserva en Graville.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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