JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según Marcos 9, 41-50
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Todo el que les dé un vaso de agua porque anuncian al Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.
Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, cortátela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, cortátelo. Más te vale entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies al fuego que no se apaga. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego que no se apaga.
Todos van a ser salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué le darán sabor? Que no les falte la sal y conserven la paz entre ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
jue 7a. Ord. año Par antes Cuaresma
Antífona de Entrada
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El salario que han defraudado está clamando contra ustedes
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6
Y ustedes los ricos, lloren y laméntense ante las desgracias que se les avecinan. Su riqueza está podrida y sus vestidos son pasto de la polilla. Su oro y su plata están enmohecidos y este moho dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como si fuera fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días?
El jornal que ustedes han retenido a sus trabajadores que cosecharon sus campos está clamando, y los gritos de los cosechadores llegan a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra han vivido lujosamente y se han entregado al placer; con eso han engordado para el día de la matanza. Han condenado, han asesinado al inocente, y ya no les ofrece resistencia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 48, 14-15ab.15cd-16.17-18.19-20
El hombre no perdura en el lujo.
Este es el camino de los que confían en sí mismos, el destino de los hombres satisfechos: son llevados al abismo como un rebaño cuyo pastor es la muerte.
El hombre no perdura en el lujo.
Se desvanece su figura, el abismo será su casa. Pero a mí el Señor me rescata y me saca de las garras del abismo.
El hombre no perdura en el lujo.
No te inquietes cuando alguien se enriquece y aumenta el lujo de su casa; cuando muera no se llevará nada, su lujo no bajará con él.
El hombre no perdura en el lujo.
Aunque en vida se felicitaba diciendo: "Te aplauden porque te has enriquecido", también él irá a reunirse con sus antepasados, que nunca más verán la luz.
El hombre no perdura en el lujo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.
Aleluya.
Evangelio
Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al lugar de castigo
† Lectura del santo Evangelio según Marcos 9, 41-50
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Todo el que les dé un vaso de agua porque anuncian al Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar.
Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, cortátela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, cortátelo. Más te vale entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies al fuego que no se apaga. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego que no se apaga.
Todos van a ser salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué le darán sabor? Que no les falte la sal y conserven la paz entre ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:
Antífona de la Comunión
Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad; para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
7ª SEMANA. JUEVES
LO QUE IMPORTA ES IR AL CIELO
- Entre todas las cosas de la vida, lo verdaderamente importante es llegar al Cielo. Cortar o rectificar lo que nos separe de nuestro fin último.
- Existencia del infierno. El demonio no ha renunciado a las almas que todavía peregrinan en la tierra. El santo temor de Dios.
- Ser instrumento de salvación para muchos.
I. Entre todos los logros de la vida, uno solo es verdaderamente necesario: llegar hasta la meta que Dios mismo nos ha propuesto, el Cielo. Con tal de alcanzarlo debemos perder cualquier otra cosa, y apartar todo lo que se interponga en el camino, por muy valioso o atractivo que nos pueda parecer. Todo debe ser subordinado a la única meta de nuestra vida: llegar a Dios, y si algo en vez de ser ayuda es obstáculo, entonces habremos de rectificarlo o quitarlo. La salvación eterna -la propia y la del prójimo- es lo primero. Así nos lo dice el Señor en el Evangelio de la Misa (1): Si tu mano te escandaliza, córtala... Y si tu pie te escandaliza, córtalo... Y si tu ojo te escandaliza, sácalo... Más vale entrar manco, cojo o tuerto en el Reino que ser arrojado íntegro a la gehena del fuego, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga. Más vale privarse de algo tan necesario como la mano, el pie o el ojo que perder el Cielo, bien absoluto, con la visión beatífica de Dios por toda la eternidad. Mucho más si se trata de algo -como suele ocurrir- de lo que con un poco de buena voluntad se puede prescindir sin quebranto grave alguno.
Con estas imágenes tan gráficas, el Señor nos enseña la obligación de evitar los peligros de ofenderle y el deber grave de apartar la ocasión próxima de pecado, pues el que ama el peligro, en él caerá (2). Todo aquello que nos pone cerca del pecado debe ser echado fuera enérgicamente. No podemos jugar con nuestra salvación, ni con la del prójimo.
Muchas veces -y será lo normal para un cristiano que pretende agradar en todo a Dios- no serán obstáculos muy importantes los que habrá que remover, sino quizá pequeños caprichos, faltas de templanza en las que el Señor pide mortificar el gusto, falta de dominio en el carácter, excesiva preocupación por la salud o por el bienestar... Faltas más o menos habituales -pecados veniales, pero muy a tener en cuenta- que retrasan el paso, y que pueden hacer tropezar y aun caer en otras más importantes.
Si luchamos generosamente, si tenemos claro el fin de la vida, trataremos de rectificar con tenacidad esos obstáculos, para que dejen de serlo y se conviertan en verdaderas ayudas. Esto hizo el Señor muchas veces con sus Apóstoles: del ímpetu precipitado de Pedro formó la roca firme sobre la que se asentaría la Iglesia; de la brusca impaciencia de Juan y de Santiago (les llamaban "hijos del trueno"), el celo apostólico de incansables predicadores; de la incredulidad de Tomás, un testimonio claro de su divinidad. Lo que antes era obstáculo, ahora se ha convertido en una gran ayuda.
II. La vida del cristiano ha de ser un continuo caminar hacia el Cielo. Todo debe ayudarnos para afianzar nuestros pasos en ese sendero: el dolor y la alegría, el trabajo y el descanso, el éxito y el fracaso... De la misma manera que en los grandes negocios y en las tareas de mucho interés se vigilan y se estudian hasta los menores detalles, así debemos hacer con el negocio más importante, el de la salvación. Al final de nuestro paso por la tierra encontramos esta única alternativa: o el Cielo (pasando por el purgatorio si hemos de purificarnos) o el infierno, el lugar del fuego inextinguible, del que el Señor habló explícitamente en muchos momentos.
Si el infierno no tuviera una entidad real, y si no hubiera una posibilidad también real de que los hombres terminaran en él, Cristo no nos habría revelado con tanta claridad su existencia, y no nos habría advertido tantas veces, diciendo: ¡estad vigilantes! El demonio no ha renunciado a lograr la perdición de ningún hombre, de ninguna mujer, mientras peregrine en este mundo hacia su fin definitivo, de ninguno ha desistido, cualquiera que sea el puesto que ocupe y la misión que haya recibido de Dios.
La existencia de un castigo eterno, reservado a los que obren mal y mueran en pecado mortal, está ya revelada en el Antiguo Testamento (3). Y en el Nuevo, Jesucristo habló del castigo preparado para el diablo y sus ángeles (4), que sufrirán también los siervos malos que no cumplieron la voluntad de su señor (5), las vírgenes necias que fueron halladas sin el aceite de las buenas obras cuando llegó el Esposo (6), los que se presentaron sin el traje nupcial al banquete de bodas (7), quienes ofendieron gravemente a sus hermanos (8) o no quisieron ayudarles en sus necesidades materiales o espirituales... (9) El mundo se compara a una era en la que hay trigo juntamente con la paja, hasta el momento en el que Dios tomará en su mano el bieldo y limpiará la era, metiendo después el trigo en su granero y quemando la paja en un fuego que no termina (10).
No es el infierno una especie de símbolo para la exhortación moral, más a propósito para ser predicado en otros momentos históricos en los que la humanidad estaba menos evolucionada. Es una realidad dada a conocer por Jesucristo, tan tristemente objetiva que le llevó a mandarnos vivamente -como leemos en el Evangelio de la Misa- que dejáramos cualquier cosa, por importante que fuera, con tal de no parar allí para siempre. Es una verdad de fe, constantemente afirmada por el Magisterio; recuerda el Concilio Vaticano II, al tratar de la índole escatológica de la Iglesia: "debemos vigilar constantemente (...), no sea que como aquellos siervos malos y perezosos (cfr. Mt 25, 26) seamos arrojados al fuego eterno (cfr. Mt 25, 41), a las tinieblas exteriores en donde habrá llanto y crujir de dientes." (11) La existencia del infierno es una verdad de fe, definida por el Magisterio de la Iglesia (12).
Sería un grave error no llevar este tema transcendental alguna vez a nuestra consideración o silenciarlo en la predicación, en la catequesis o en el apostolado personal. "La Iglesia tampoco puede omitir, sin grave mutilación de su mensaje esencial -advierte Juan Pablo II-, una constante catequesis sobre (...) los cuatro novísimos del hombre: muerte, juicio (particular y universal), infierno y gloria. En una cultura, que tiende a encerrar al hombre en su vicisitud terrena más o menos lograda, se pide a los Pastores de la Iglesia una catequesis que abra e ilumine con la certeza de la fe el más allá de la vida presente; más allá de las misteriosas puertas de la muerte se perfila una eternidad de gozo en la comunión con Dios o de pena lejos de Él." (13) El Señor quiere que nos movamos por amor, pero, dada la debilidad humana, consecuencia del pecado original y de los pecados personales, ha querido manifestarnos a dónde conduce el pecado para que tengamos un motivo más que nos aparte de él: el santo temor de Dios, temor de separarnos del Bien infinito, del verdadero Amor. Los santos han tenido como un gran bien las revelaciones particulares que Dios les hizo acerca de la existencia del infierno y de la enormidad y eternidad de sus penas: "fue una de las mayores mercedes que Dios me ha hecho -escribe Santa Teresa-, porque me ha aprovechado muy mucho, tanto para perder el miedo a las tribulaciones de esta vida, como para esforzarme a padecerlas y a dar gracias al Señor, que me libró, a lo que me parece, de males tan perpetuos y terribles." (14) Veamos hoy en esta oración si existe algo en nuestra vida, aunque sea pequeño, que nos separa del Señor, en lo que no luchamos como deberíamos; examinemos si huimos con prontitud y decisión de toda ocasión próxima de pecar; si pedimos con frecuencia a la Virgen que nos dé un profundo horror a todo pecado, también al venial, que causa tanto daño al alma: nos aleja de su Hijo, nuestro único Bien absoluto.
III. La consideración de nuestro fin último ha de llevarnos a la fidelidad en lo poco de cada día, a ganarnos el Cielo con los quehaceres y las incidencias diarias, a remover todo aquello que sea un obstáculo en nuestro caminar. También nos ha de llevar al apostolado, a ayudar a quienes están junto a nosotros para que encuentren a Dios y le sirvan en esta vida y sean felices con Él por toda la eternidad. Ésta es la mayor muestra de caridad y de aprecio que podemos tener.
La primera forma de ayudar a los demás es la de estar atentos a las consecuencias de nuestro obrar y de las omisiones, para no ser nunca, ni de lejos, escándalo, ocasión de tropiezo para otros. El Evangelio de la Misa recoge también estas palabras de Jesús: Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y sea arrojado al mar. En otro momento ya había dicho el Señor: Es imposible que no sucedan escándalos; pero ¡ay de aquel que los causa! (15) Pocas palabras encontramos en el Evangelio tan fuertes como éstas; pocos pecados tan graves como el de causar la ruina de un alma, porque el escándalo tiende a destruir la obra más grande de Dios, que es la Redención, con la pérdida de las almas: da muerte al alma del prójimo quitándole la vida de la gracia, que es más preciosa que la vida del cuerpo. Los pequeños, para Jesús, son en primer lugar los niños, en cuya inocencia se refleja de una manera particular la imagen de Dios; pero también lo son esa inmensa muchedumbre de personas sencillas, con menos formación y, por lo mismo, más fáciles de escandalizar.
Ante las muchas causas de escándalo que diariamente se dan en el mundo, el Señor nos pide a sus discípulos desagravio y reparación por tanto mal, siendo ejemplos vivos que arrastren a otros a ser buenos cristianos, practicando la corrección fraterna oportuna, afectuosa, prudente, que ayude a otros a remediar sus errores o a que se separen de una situación dañosa para su alma, moviendo a muchos para que acudan al sacramento de la Penitencia, donde enderecen sus pasos torcidos. La realidad de la existencia del infierno, que nos enseña la fe, es una llamada al apostolado, a ser para muchos instrumento de salvación. Acudamos a la Virgen Santísima: iter para tutum! (16), prepáranos, a nosotros y a todos los hombres, un camino seguro: el que termina en la eterna felicidad del Cielo.
(1) Mc 9, 40-49.- (2) Ecli 3, 26-27.- (3) Cfr. Num 16, 30-33; Is 33, 14; Ecli 7, 18-19; Job 10, 20-21, etc.- (4) Cfr. Mt 25, 41.- (5) Cfr. Mt 24, 51.- (6) Cfr. Mt 25, 1 ss.- (7) Cfr. Mt 22, 1-14.- (8) Cfr. Mt 5, 22.- (9) Cfr. Mt 25, 41 ss.- (10) Lc 3, 17.- (11) CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium, 48.- (12) BENEDICTO XII, Const. Apost. Benedictus Deus, 29-I-1336, Dz. 531; CONC. DE FLORENCIA, Dz. 693.- (13) JUAN PABLO II, Exhor. Apost. Reconciliatio et Paenitentia, 2-XII-1984, 26.- (14) SANTA TERESA, Vida, 32, 4.- (15) Lc 17, 1.- (16) LITURGIA DE LAS HORAS, Segundas Vísperas del Común de la Virgen, Himno Ave, maris stella.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Gabriel de la Dolorosa
(año 1862)
El bailarín que llegó a la santidad.
Nació en Asís (Italia) en 1838. Su nombre en el mundo era Francisco Possenti. Era el décimo entre 13 hermanos. Su padre trabajaba como juez de la ciudad.
A los 4 años quedó huérfano de madre. El papá, que era un excelente católico, se preocupó por darle una educación esmerada, mediante la cual logró ir dominando su carácter fuerte que era muy propenso a estallar en arranques de ira y de mal genio.
Tuvo la suerte de educarse con dos comunidades de excelentes educadores: los Hermanos Cristianos y los Padres Jesuitas; y las enseñanzas recibidas en el colegio le ayudaron mucho para resistir los ataques de sus pasiones y de la mundanalidad.
El joven era sumamente esmerado en vestirse a la última moda. Y sus facciones elegantes y su fino trato, a la vez que su rebosante alegría y la gran agilidad para bailar, lo hacían el preferido de las muchachas en las fiestas. Su lectura favorita eran las novelas, pero le sucedía como en otro tiempo a San Ignacio, que al leer novelas, en el momento sentía emoción y agrado, pero después le quedaba en el alma una profunda tristeza y un mortal hastío y abatimiento. Sus amigos lo llamaban "el enamoradizo". Pero los amores mundanos eran como un puñal forrado con miel". Dulces por fuera y dolorosos en el alma.
En una de las 40 cartas que de él se conservan, le escribe a un antiguo amigo, cuando ya se ha entrado de religioso: "Mi buen colega; si quieres mantener tu alma libre de pecado y sin la esclavitud de las pasiones y de las malas costumbres tienes que huir siempre de la lectura de novelas y del asistir a teatros donde se dan representaciones mundanas. Mucho cuidado con las reuniones donde hay licor y con las fiestas donde hay sensualidad y huye siempre de toda lectura que pueda hacer daño a tu alma. Yo creo que si yo hubiera permanecido en el mundo no habría conseguido la salvación de mi alma. ¿Dirás que me divertí bastante? Pues de todo ello no me queda sino amargura, remordimiento y temor y hastío. Perdóname si te di algún mal ejemplo y pídele a Dios que me perdone también a mí".
Al terminar su bachillerato, y cuando ya iba a empezar sus estudios universitarios, Dios lo llamó a la conversión por medio de una grave enfermedad. Lleno de susto prometió que si se curaba de aquel mal, se iría de religioso. Pero apenas estuvo bien de salud, olvidó su promesa y siguió gozando del mundo.
Un año después enferma mucho más gravemente. Una laringitis que trata de ahogarlo y que casi lo lleva al sepulcro. Lleno de fe invoca la intercesión de un santo jesuita martirizado en las misiones y promete irse de religioso, y al colocarse una reliquia de aquel mártir sobre su pecho, se queda dormido y cuando despierta está curado milagrosamente. Pero apenas se repone de su enfermedad empieza otras vez el atractivo de las fiestas y de los enamoramientos, y olvida su promesa. Es verdad que pide ser admitido como jesuita y es aceptado, pero él cree que para su vida de hombre tan mundano lo que está necesitando es una comunidad rigurosa, y deja para más tarde el entrar a una congregación de religiosos.
Estalla la peste del cólera en Italia. Miles y miles de personas van muriendo día por día. Y el día menos pensado muere la hermana que él más quiere. Considera que esto es un llamado muy serio de Dios para que se vaya de religioso. Habla con su padre, pero a éste le parece que un joven tan amigo de las fiestas mundanas se va a aburrir demasiado en un convento y que la vocación no le va a durar quizá ni siquiera unos meses.
Pero un día asiste a una procesión con la imagen de la Virgen Santísima. Nuestro joven siempre le ha tenido una gran devoción a la Madre de Dios (y probablemente esta devoción fue la que logró librarlo de las trampas del mundo) y en plena procesión levanta sus ojos hacia la imagen de la Virgen y ve que Ella lo mira fijamente con una mirada que jamás había sentido en su vida. Ante esto ya no puede resistir más. Se va a donde su padre a rogarle que lo deje irse de religioso. El buen hombre le pide el parecer al confesor de su hijo, y recibida la aprobación de este santo sacerdote, le concede el permiso de entrar a una comunidad bien rígida y rigurosa, los Padres Pasionistas.
Al entrar de religioso se cambia el nombre y en adelante se llamará Gabriel de la Dolorosa. Gabriel, que significa: el que lleva mensajes de Dios. Y de la Dolorosa, porque su devoción mariana más querida consiste en recordar los siete dolores o penas que sufrió la Virgen María. Desde entonces será un hombre totalmente transformado.
Gabriel había gozado siempre de muchas comodidades en la vida y le había dado gusto a sus sentidos y ahora entra a una comunidad donde se ayuna y donde la alimentación es tosca y nada variada. Los primeros meses sufre un verdadero martirio con este cambio tan brusco, pero nadie le oye jamás una queja, ni lo ve triste o disgustado.
Gabriel lo que hacía, lo hacía con toda el alma. En el mundo se había dedicado con todas sus fuerzas a las fiestas mundanas, pero ahora, entrado de religioso, se dedicó con todas las fuerzas de su personalidad a cumplir exactamente los Reglamentos de su Comunidad. Los religiosos se quedaban admirados de su gran amabilidad, de la exactitud total con la que cumplía todo lo que se le mandaba, y del fervor impresionante con el que cumplía sus prácticas de piedad.
Su vida religiosa fue breve. Apenas unos seis años. Pero en él se cumple lo que dice el Libro de la Sabiduría: "Terminó sus días en breve tiempo, pero ganó tanto premio como si hubiera vivido muchos años".
Su naturaleza protestaba porque la vida religiosa era austera y rígida, pero nadie se daba cuenta en lo exterior de las repugnancias casi invencibles que su cuerpo sentí ante las austeridades y penitencias. Su director espiritual sí lo sabía muy bien.
Al empezar los estudios en el seminario mayor para prepararse al sacerdocio, leyó unas palabras que le sirvieron como de lema para todos sus estudios, y fueron escritas por un sabio de su comunidad, San Vicente María Strambi. Son las siguientes: "Los que se preparan para ser predicadores o catequistas, piensen mientras estudian, que una inmensa cantidad de pobres pecadores les suplica diciendo: por favor: prepárense bien, para que logren llevarnos a nosotros a la eterna salvación". Este consejo tan provechoso lo incitó a dedicarse a los estudios religiosos con todo el entusiasmo de su espíritu.
Cuando ya Gabriel está bastante cerca de llegar al sacerdocio le llega la terrible enfermedad de la tuberculosis. Tiene que recluirse en la enfermería, y allí acepta con toda alegría y gran paciencia lo que Dios ha permitido que le suceda. De vómito de sangre en vómito de sangre, de ahogo en ahogo, vive todo un año repitiendo de vez en cuando lo que Jesús decía en el Huerto de los Olivos: "Padre, si no es posible que pase de mí este cáliz de amargura, que se cumpla en mí tu santa voluntad".
La Comunidad de los Pasionistas tiene como principal devoción el meditar en la Santísima Pasión de Jesús. Y al pensar y repensar en lo que Cristo sufrió en la Agonía del Huerto, y en la Flagelación y coronación de espinas, y en la Subida al Calvario con la cruz a cuestas y en las horas de mortal agonía que el Señor padeció en la Cruz, sentía Gabriel tan grande aprecio por los sufrimientos que nos vuelven muy semejantes a Jesús sufriente, que lo soportaba todo con un valor y una tranquilidad impresionantes.
Pero había otra gran ayuda que lo llenaba de valor y esperanza, y era su fervorosa devoción a la Madre de Dios. Su libro mariano preferido era "Las Glorias de María", escrito por San Alfonso, un libro que consuela mucho a los pecadores y débiles, y que aunque lo leamos diez veces, todas las veces nos parece nuevo e impresionante. La devoción a la Sma. Virgen llevó a Gabriel a grados altísimos de santidad.
A un religioso le aconsejaba: "No hay que fijar la mirada en rostros hermosos, porque esto enciende mucho las pasiones". A otro le decía: "Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua".
Y el 27 de febrero de 1862, después de recibir los santos sacramentos y de haber pedido perdón a todos por cualquier mal ejemplo que les hubiera podido dar, cruzó sus manos sobre el pecho y quedó como si estuviera plácidamente dormido. Su alma había volado a la eternidad a recibir de Dios el premio de sus buenas obras y de sus sacrificios. Apenas iba a cumplir los 25 años.
Poco después empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y en 1926 el Sumo Pontífice lo declaró santo, y lo nombró Patrono de los Jóvenes laicos que se dedican al apostolado.
San Gabriel de la Dolorosa: pídele a la Sma. Virgen por tantos jóvenes tan llenos de vitalidad y de entusiasmo para que encaucen las enormes fuerzas de su alma, no a dejarlas perderse en goces mundanos, sino a ganarse un gran premio en el cielo dedicándose a salvar su propia alma y la de muchos más.
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Fuente: ACI Prensa
Ana Line, Santa Mártir, 27 Febrero
Mártir inglesa, murió el 27 de feb. de 1601. |
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Fuente: mdpastor.info
José Tous y Soler, Siervo de Dios Sacerdote y Fundador, 27 de febrero
Sacerdote y Fundador de la José Tous y Soler, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y fundador de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor; nacido el 31 de marzo de 1811 en Igualada (España) y fallecido el 27 de febrero de 1871 en Barcelona (España). Nacido en Igualada el 31 de marzo de 1811 en el seno de una familia profundamente cristiana es el noveno de doce hermanos. |
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Francisca Ana de la Virgen de los Dolores, Beata Fundadora, 27 Febrero
Francisca María Cirer Carbonell |
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Juan de Gorze, San Abad, 27 Febrero
Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea. |
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Fuente: Vatican.va
María Caridad Brader, Beata Fundadora, 27 de febrero
Virgen y Fundadora |
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Fuente: Visitacionmaria.com
María de Jesús Deluil-Martiny, Beata Fundadora, 27 Febrero
María Deluil-Martiny nace en Marsella el 28 de mayo de 1841. Su padre es un brillante abogado y un cristiano comprometido. Su madre, digna sobrina biznieta de la venerable Ana Magdalena Remuzat, la visitandina que, durante la peste de 1720, había conseguido que Marsella se consagrara al Corazón de Jesús. Así, la devoción al Sagrado Corazón era considerada algo así como "patrimonio familiar". |
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Fuente: Oremosjuntos.com
Baldomero, Santo Herrero, 27 Febrero
San Baldomero, era un herrero de Lyon, Francia, que vivía con gran austeridad y pobreza de su trabajo. |
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Fuente: Oremosjuntos.com
Honorina, Santa Mártir, 27 Febrero
Santa Honorina, virgen y mártir, en Graville, diócesis de Rouen (Alta Normandía, Francia). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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