JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?"
Ellos le contestaron:
"Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros,que alguno de los profetas".
Entonces él les preguntó:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías". Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: "¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
A los que esperan en ti Señor, concédeles tu paz
Jueves. Feria de la 6a. semana del Tiempo Ordinario
Señor Dios, qué valioso es tu amor
Antífona de Entrada
A los que esperan en ti Señor, concédeles tu paz, y cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, y atiende a las plegarias de tu pueblo.
Oración Colecta
Oremos:
Míranos, Señor, con ojos de misericordia y haz que experimentemos vivamente tu amor para que podamos servirte con todas nuestras fuerzas.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (2, 1-9)
Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no tengan favoritismos.
Supongamos que entran al mismo tiempo en una reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: "Tú, siéntate aquí, cómodamente". En cambio le dicen al pobre: "Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies".¿No es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos?
Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman? Ustedes, en cambio, han afrentado al pobre. ¿Acaso no son los ricos los que los oprimen a ustedes, los que los arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que denigran el nombre ilustre que les impusieron a ustedes?
Si cumplen la ley suprema de la Sagrada Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obran bien; pero si tienen favoritismos, están cometiendo un pecado y esa ley los acusa como transgresores.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 33
El Señor escucha el clamor de los pobres.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.
El Señor escucha el clamor de los pobres.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
El Señor escucha el clamor de los pobres.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias.
El Señor escucha el clamor de los pobres.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?"
Ellos le contestaron:
"Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros,que alguno de los profetas".
Entonces él les preguntó:
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías". Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: "¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, los dones y plegarias de tu pueblo y haz que lo que cada uno ofrece en tu honor, ayude a la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común I
Restauración universal en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas.
Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Señor Dios, qué valioso es tu amor. Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la gracia de esta comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino tu amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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Dia 20/02 San Euquerio (obispo, blanco)
Antífona de Entrada
Yo me suscitaré un sacerdote fiel que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que has querido contar en el numero de los santos pastores a tu siervo san Euquerio, y lo has hecho brillar por el fuego de la caridad y el poder de una fe que vence al mundo; haz que, por su intercesión, perseveremos en la fe y en el amor y merezcamos así participar de la gloria con que le coronaste.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Lectura del profeta Isaías 6, 1-18
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostros, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas aleteaban.
Y se gritaban uno a otro diciendo:
"¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!"
Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
"¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos".
Y Volvió hacia mí uno de los serafines, con una ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
"Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado".
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
"A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?"
Contesté:
"Aquí estoy, mándame".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta : en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas y las mías me conocen.
Aleluya.
Evangelio
Vayan y enseñen a todas las naciones
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28,16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta fin del mundo".
Palabra de Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que tu pueblo te presenta en la fiesta de san Euquerio; que ellas nos merezcan, como lo esperamos, el auxilio de tu misericordia .
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor que la eficacia de está dones produzca su fruto en nosotros al celebrar la fiesta de san Euquerio, y nos alcance de tu misericordia ayuda para la vida presente y las alegrías de la vida futura.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
6ª semana. Jueves
LA MISA, CENTRO DE LA VIDA CRISTIANA
— Participación de los fieles en el sacrificio eucarístico.
— El "alma sacerdotal" del cristiano y la Santa Misa.
— Vivir la Misa a lo largo del día. Preparación.
I. Caminaba Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo; en el camino preguntó a quienes le acompañaban: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?1. Y los Apóstoles, con toda sencillez, le cuentan lo que se hablaba de Él: unos decían que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los Profetas. Corrían sobre Jesús las opiniones más variadas. Entonces Él se dirige a los suyos de una manera abierta y amable, y les dice: ¿Y vosotros quién decís que soy yo? No les pide una opinión más o menos favorable, sino la firmeza de la fe. Después de tanto tiempo con ellos han de saber quién es Él, sin titubeos, con seguridad. Pedro respondió enseguida: Tú eres el Cristo.
También a nosotros tiene el Señor derecho a pedirnos una clara confesión de fe –con palabras y con obras– en medio de un mundo en el que parece cosa normal la confusión, la ignorancia y el error. Mantenemos nosotros con Jesús un estrecho vínculo, que nació en el Bautismo y que ha crecido día a día. En este sacramento se estableció una íntima y profunda unión con Cristo, porque en él recibimos su mismo Espíritu y fuimos elevados a la dignidad de hijos de Dios. Se trata de una comunión de vida mucho más profunda que la que pudiera darse entre dos seres humanos cualesquiera. Así como la mano unida al cuerpo está llena de la corriente de vida que fluye de todo el cuerpo, de modo semejante el cristiano está lleno de la vida de Cristo2. Él mismo nos enseñó, con una bella imagen, la forma en que estamos unidos a Él: Yo soy la vid; vosotros los sarmientos...3. Y es tan fuerte la unión a la que podemos llegar todos los cristianos, si luchamos por la santidad, que podremos llegar a decir: Vivo, pero no yo; es Cristo quien vive en mí4. Esta cercanía con Jesucristo nos debe llenar de alegría, pues si somos parte viva del Cuerpo Místico de Cristo participamos en todo lo que Cristo realiza.
En cada Misa, Cristo se ofrece todo entero, también juntamente con la Iglesia, que es su Cuerpo Místico, formado por todos los bautizados. Por esta unión con Cristo a través de la Iglesia, los fieles ofrecen el sacrificio juntamente con Él, y con Él se ofrecen también a sí mismos: participan, por tanto, de la Misa como oferentes y como ofrendas. Sobre el altar, Jesucristo hace presentes a Dios Padre los padecimientos redentores y meritorios que soportó en la Cruz, y también los de sus hermanos. ¿Cabe mayor intimidad, mayor unión con Cristo? ¿Cabe mayor dignidad? La Santa Misa, bien vivida, puede cambiar la propia existencia. "Teniendo en nuestras almas los mismos sentimientos de Cristo en la Cruz, conseguiremos que nuestra vida entera sea una reparación incesante, una asidua petición y un permanente sacrificio para toda la humanidad, porque el Señor os dará un instinto sobrenatural para purificar todas las acciones, elevarlas al orden de la gracia y convertirlas en instrumento de apostolado"5.
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? En el sacrificio eucarístico conocemos bien a Cristo. Allí se hace firme nuestra fe, y nos fortalecemos para confesar abiertamente que Jesucristo es el Mesías, el Unigénito de Dios, que ha venido para la salvación de todos.
II. La Santa Misa es ofrecida por los sacerdotes y también por los fieles, pues "por el carácter que se imprimió en sus almas en el momento del Bautismo participan del sacerdocio mismo de Cristo"6, aunque esta participación sea esencialmente diferente de la de quienes han recibido el sacramento del Orden7.
Solo por las palabras del sacerdote –en cuanto representa a Cristo–, en el momento de la Consagración se hace presente el mismo Cristo sobre el altar, pero todos los fieles participan en esa oblación que se hace a Dios Padre para bien de toda la Iglesia. Juntamente con el sacerdote ofrecen el sacrificio, uniéndose a sus intenciones de petición, de reparación, de adoración y de acción de gracias; más aún, se unen al mismo Cristo, Sacerdote eterno, y a toda la Iglesia8.
En la Misa podemos ofrecer cada día todas las cosas creadas9 y todas nuestras obras: el trabajo, el dolor, la vida familiar, la fatiga y el cansancio, las iniciativas apostólicas que queremos llevar a cabo en ese día... El Ofertorio es un momento muy adecuado para presentar nuestras ofrendas personales, que se unen entonces al sacrificio de Cristo. ¿Qué ponemos cada día en la patena del sacerdote?, ¿qué encuentra allí el Señor? Llevados por ese "alma sacerdotal", que nos mueve a identificarnos más con Cristo en medio de la vida corriente, no solo ofreceremos las realidades de nuestra existencia, sino que nos ofreceremos a nosotros mismos, en lo más íntimo de nuestro ser.
Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia10; debemos llenar de contenido, y de oración personal, esta como otras oraciones que se repiten en cada Misa. Acudimos a la Misa para hacer nuestro su Sacrificio único, de infinito valor. Nos lo apropiamos y nos presentamos ante la Trinidad Beatísima revestidos de los incontables méritos de Jesucristo aspirando con certeza al perdón, a una mayor gracia en el alma y a la vida eterna; adoramos con la adoración de Cristo, satisfacemos con los méritos de Jesús, pedimos con Su voz, siempre eficaz. Todo lo suyo se hace nuestro. Y todo lo nuestro se hace suyo: oración, trabajo, alegrías, pensamientos y deseos, que entonces adquieren una dimensión sobrenatural y eterna. Todo cuanto hacemos adquiere valor en la medida en que se ofrece con Cristo, Sacerdote y Víctima, sobre el altar. Cuando buscamos esta intimidad con el Señor, "en la propia vida se entrelaza lo humano con lo divino. Todos nuestros esfuerzos –aun los más insignificantes– adquieren un alcance eterno, porque van unidos al sacrificio de Jesús en la Cruz"11.
Nuestra participación en la Misa culmina en la Sagrada Comunión, la más plena identificación con Cristo que jamás pudimos soñar. Nunca los Apóstoles, antes de la institución de la Sagrada Eucaristía, en los años en los que recorrieron Palestina con Jesús, pudieron gustar una intimidad con Él como la que tenemos nosotros después de comulgar. Pensemos ahora cómo es nuestra Misa, cómo son nuestras comuniones. Si procuramos prepararlas bien, si rechazamos con prontitud cualquier distracción voluntaria, si hacemos muchos actos de fe y de amor, si en nuestra alma se hace realidad, en frecuentes momentos, esa exclamación llena de fe de San Pedro: Tú eres el Cristo.
III. La Misa es el más importante y provechoso de nuestros encuentros personales con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, pues toda la Trinidad se encuentra presente en el sacrificio eucarístico, y es el mejor modo, y el más grato a Dios, de corresponder al amor divino. La Misa es "el centro y la raíz de la vida espiritual del cristiano"12. De modo semejante a como los radios de un círculo convergen, todos, en su centro, así todas nuestras acciones, nuestras palabras y pensamientos han de centrarse en el Sacrificio del Altar. Allí adquiere valor redentor todo lo que hacemos. Por eso ayuda tanto a la vida cristiana el renovar el ofrecimiento de obras durante la Misa; ofrecemos todo lo que vamos haciendo en el transcurso de la jornada, uniéndolo con la intención a la Misa del día siguiente o a la que en aquel momento se está celebrando en el lugar más cercano, o en cualquier parte del mundo. Así, nuestro día, de un modo misterioso pero real, forma parte de la Misa: es, en cierto modo, una prolongación del Sacrificio del Altar; nuestra existencia y nuestro quehacer es como materia del sacrificio eucarístico, al que se orienta y en el que se ofrece. La Santa Misa centra y ordena así el día, con sus alegrías y pesares. Las mismas flaquezas se purifican en cuanto forman parte de una vida ofrecida a Dios. El trabajo estará mejor realizado si pensamos que lo hemos puesto en la patena del sacerdote, o si en ese momento nos unimos internamente a otra Misa, en la que no podemos estar corporalmente. Y ocurrirá lo mismo con las demás realidades del día: los pequeños sacrificios de toda vida familiar, la fatiga y el dolor... A la vez, el mismo trabajo y todas las incidencias de la jornada son una excelente preparación para la Misa del día siguiente, preparación que procuraremos intensificar en esos momentos más cercanos a la celebración, echando a un lado toda rutina. "No os acostumbréis nunca a celebrar o a asistir al Santo Sacrificio: hacedlo, por el contrario, con tanta devoción como si se tratara de la única Misa de vuestra vida: sabiendo que allí está siempre presente Cristo, Dios y Hombre, Cabeza y Cuerpo, y, por tanto, junto a Nuestro Señor, toda su Iglesia"13.
Para conseguir los frutos que el Señor nos quiere dar en cada Misa, debemos, además, cuidar la preparación del alma, la participación en los ritos litúrgicos, que ha de ser consciente, piadosa y activa14. Para ello, debemos cuidar la puntualidad, que es la primera muestra de delicadeza para con Dios y para con los demás fieles, el arreglo personal, el modo de estar sentados o de rodillas..., como quien está ante su Amigo, pero también ante su Dios y su Señor, con la reverencia y el respeto debido, que es señal de fe y de amor. Y seguir los ritos de la acción litúrgica, haciendo propias las aclamaciones, los cantos, los silencios –oración callada–..., sin prisas, llenando de actos de fe y de amor toda la Misa, pero particularmente el momento de la Consagración, viviendo cada una de las partes (pidiendo de corazón perdón al rezar el acto penitencial, escuchando con atención las lecturas...).
Y si vivimos con piedad, con amor, el Santo Sacrificio, saldremos a la calle con una inmensa alegría, firmemente dispuestos a mostrar con obras la vibración de nuestra fe: ¡Tú eres el Cristo! Muy cercana a Jesús encontraremos a Santa María, que estuvo presente al pie de la Cruz y participó de un modo pleno y singular en la Redención. Ella nos enseñará los sentimientos y las disposiciones con que debemos vivir el sacrificio eucarístico, donde se ofrece su Hijo.
1 Mc 8, 27-33. — 2 Cfr. M. Schmaus, Teología dogmática, vol. V, p. 42 ss.— 3 Jn 15, 15. — 4 Gal 2, 20. — 5 San Josemaría Escrivá, Carta 2-II-1945. — 6 Pío XII, Enc. Mediator Dei, 20-XI-1947, n. 23. — 7 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 10. — 8 Cfr Pío XII, loc. cit., n. 24. — 9 Cfr. Pablo VI, Instr. Eucharisticum mysterium, 6. — 10 Misal Romano, Ordinario de la Misa. — 11 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, Rialp, Madrid 1981, X, n. 5. — 12 ídem, Es Cristo que pasa, 87; Cfr. Conc. Vat. II, Decr. Presbyterorum ordinis, 14. — 13 San Josemaría Escrivá, Carta 28-III-1955. — 14 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 48.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
BEATA JACINTA DE JESÚS MARTO
Vidente de Nuestra Señora de Fátima
Nació en Aljustrel, el día 11 de Marzo de 1910. Murió santamente el 20 de Febrero de 1920, en el Hospital de "D. Estefânia", en Lisboa, después de una larga y dolorosa enfermedad, ofreciendo todos sus sufrimientos para la conversión de los pecadores, por la paz del mundo y por el Santo Padre.
El día 12 de Septiembre de 1935 fue solemnemente trasladado su cadáver del sepulcro de la familia del Barón de Alvaiázere, en Ourém, para el cementerio de Fátima y colocado junto a los restos mortales de su hermanito Francisco.
El día 1 de Mayo de 1951 se efectuó con la mayor sencillez, el traslado de sus restos mortales para el nuevo sepulcro preparado en la basílica de Cova de Iria, (lado izquierdo según se entra). El proceso de beatificación de los dos videntes de Fátima, Francisco y Jacinta Marto, después de las primeras diligencias hechas en 1945 fue iniciado en 1952 y concluido en 1979.
El 15 de Febrero de 1988 fue entregada al Santo Padre Juan Pablo II y a la Congregación para la causa de los Santos, la documentación final que contribuyo para que el Santo Padre los proclamara "beatos". Por medio de esta documentación ellos fueron declarados "venerables" por decreto el 13 de Mayo de 1989. El último paso será, como esperamos, la canonización por la cual serán declarados "santos".
Las Apariciones
Fue la tutela del ángel de la guarda, el ángel del país y de la Santísima Virgen que llevó a estos dos niños a la santidad en solo pocos años. La Santidad es algo a la que todos estamos llamados y que todos podemos imitar.
Apariciones del Angel de Portugal - 1916
Apariciones de la Santísima Virgen María - 1917
Beato Francisco Marto
Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Junio de 1908. Fue bautizado el 20 de Junio de 1908.
Cayó victima de la neumonía en Diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de Abril de 1919.
Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de 1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria (lado derecho según se entra).
Su gran preocupación era la de "consolar a Nuestro Señor". El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas "pensando en Dios". Según su historia, el pequeño Francisco pasaba largas horas "pensando en Dios", por lo que siempre fue considerado como un contemplativo.
Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones "se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban".
Consagración requerida por Nuestra Señora de Fátima (por la conversión de Rusia y la era de la paz)
TEXTO COMPLETO DE LA TERCERA PARTE DEL SECRETO DE FATIMA
BEATO FRANCISCO MARTO (1908-1919), biografía por el Padre Luciano Cristino |
Enfermó el 23 de diciembre de 1918, por gripe neumónica, y falleció el 4 de abril de 1919, después de confesarse y comulgar. Fue sepultado en el cementerio parroquial de Fátima, el día 5 de abril. El párroco, en una nota como proceso parroquial, organizado, por encargo del Arzobispo de Mitilene, en octubre de 1917, y enviado, el 28 de abril de 1919, para el Patriarcado de Lisboa, escribió, con fecha de 18 de abril: "Francisco –vidente- falleció a las diez horas de la noche del día 4 de abril corriente, víctima de una larga aflicción de 5 meses de neumonía, habiendo recibido los sacramentos con gran lucidez y piedad. Y confirmó que había visto una Señora en Cova de Iria y Valinhos". Sus restos mortales fueron exhumados de la sepultura en la que se encontraba, el día 17 de febrero de 1952 y trasladados, el día 13 de marzo del mismo año, para la Basílica de Fátima, donde quedarán sepultados en el lado derecho de la Basílica.
El 28 de junio de 1999, fue promulgado, en presencia del Papa, el decreto de la Congregación para la Causa de los Santos sobre el Milagro atribuido a Francisco y Jacinta, a favor de María Emilia Santos.
El Papa Juan Pablo II, en Fátima, el día 13 de mayo de 2000, beatificó a los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto, marcando el 20 de febrero (día del fallecimiento de Jacinta) el día de su fiesta. Homilía:
"Francisco, uno de los tres privilegiados, exclamaba: "Nosotros estábamos ardiendo en aquella luz que es Dios y no nos quemábamos. ¿Cómo es Dios? No se puede decir. Esto sí que la gente no lo puede decir"".
"Al beato Francisco, lo que más le impresionaba y absorbía era Dios en aquella luz inmensa que penetraba en lo íntimo de los tres. Solo a el, Dios se diera a conocer "tan triste", como el decía. Cierta noche, lo oyó sollozar y le preguntó porqué lloraba; el hijo respondió: "Pensaba en Jesús que está tan triste por causa de los pecados que se cometen contra El". Vive movido por el único deseo -tan expresivo del modo de pensar de los niños- de "consolar y dar alegría a Jesús" ".
La señora de Fátima-COMPLETA La Película-1951
APARICIONES EN FÁTIMA (dir: Daniel Costelle)
La Virgen de Fátima - Dibujos Animados
13 de Mayo. Virgen de Fátima. Los Niños le cantan a …
13 DE MAYO - NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA -
Santuario de nuestra Senora de Fatima.
HISTORIA DE LAS APARICIONES DE FATIMA
Virgen de Fatima y el comunismo
A los 70 años de las apaciones de Fátima
Apariciones en Fátima 90 años después
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Eleuterio de Tournai, Santo Obispo, Febrero 20
Obispo Martirologio Romano: En Tournai, en la Galia Bélgica, san Eleuterio, obispo (c. 530). |
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Fuente: Santopedia.com
Eusquerio de Orleans, Santo Obispo, Febrero 20
Obispo Martirologio Romano: En el cenobio de san Trudón, en Brabante, de Austrasia, tránsito de san Euquerio, obispo de Orleans, que, desterrado por Carlos Martel por razón de las calumnias de algunos envidiosos, encontró piadoso refugio entre aquellos monjes (c. 738). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Mártires de Tiro, Beatos Mártires, Febrero 20
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Febrero 20
San Serapión, monje mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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