viernes, 27 de septiembre de 2013

Domingo por la Santísima Trinidad. 29/09/2013. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado a las 15 o 16:00 hs según diócesis

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
"Había un hombre rico que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas, y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el lugar de castigo, en medio de tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro junto a él. Entonces gritó:
"Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas".
Pero Abrahán le contestó:
"Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes, y Lázaro, en cambio, males; por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Pero, además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar,
ni hacia allá ni hacia acá".
El rico insistió:
"Te ruego, entonces, padre Abrahán, que mandes a Lázaro a mi casa, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta con su testimonio, y no acaben también ellos en este lugar de tormento".
Abrahán le respondió:
"Ya tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen".
Pero el rico insistió:
"No, Padre Abrahán. Pero si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán".
Abrahán repuso:
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto"".
Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

26a. Dom Ord Ciclo C

Antífona de Entrada

Podrías hacer recaer sobre nosotros, Señor, todo el rigor de tu justicia, porque hemos pecado contra ti y desobedecimos tus mandatos; pero da honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que con tu perdón y tu misericordia nos das la prueba más delicada de tu omnipotencia; apiádate de nosotros, pecadores, para que no desfallezcamos en la lucha por obtener el cielo que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Los que lleven una vida disoluta, irán al destierro

Lectura del libro del profeta Amós 6, 1a. 4-7

Esto dice el Señor todopoderoso: "¡Ay de ustedes, los que se sienten seguros en Sión y los que ponen su confianza en el monte sagrado de Samaria! Se reclinan sobre divanes adornados con marfil, se recuestan sobre almohadones para comer los corderos del rebaño y las terneras en engorda.
Canturrean al son del arpa, creyendo cantar como David. Se atiborran de vino, se ponen los perfumes más costosos, pero no se preocupan por las desgracias de sus hermanos.
Por eso irán al destierro a la cabeza de los cautivos y se acabará la orgia de los disolutos"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 145

alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

A la viuda y al huérfano sustenta y trasforma los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
alabemos al Señor, que viene a salvarnos.

Segunda Lectura

Cumple todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16

Hermanos: Tú, cómo hombre de Dios, lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquistada la vida eterna a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Ahora, en presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato, te ordeno que cumplas fiel e irreprochablemente, todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, la cual dará a conocer a su debido tiempo Dios, el bienaventurado y único soberano, rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, el que habita en luna luz inaccesible y quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él todo honor y poder para siempre.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico,
se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.

Aleluya.

Evangelio

Tú recibiste bienes, y Lázaro males; ahora él goza de consuelo, mientras que tú sufres
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
"Había un hombre rico que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas, y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el lugar de castigo, en medio de tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro junto a él. Entonces gritó:
"Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas".
Pero Abrahán le contestó:
"Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes, y Lázaro, en cambio, males; por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Pero, además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar,
ni hacia allá ni hacia acá".
El rico insistió:
"Te ruego, entonces, padre Abrahán, que mandes a Lázaro a mi casa, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta con su testimonio, y no acaben también ellos en este lugar de tormento".
Abrahán le respondió:
"Ya tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen".
Pero el rico insistió:
"No, Padre Abrahán. Pero si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán".
Abrahán repuso:
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto"".
Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Oremos, hermanos, y hermanas, por todos los seres humanos y por sus necesidades, para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad:

A cada petición respondemos:
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor vivifique su Iglesia y le conceda santos y numerosos ministros, que iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos, e infunda en los responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la familia humana, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que desean; y habiéndola encontrado, descansen contemplándola, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en el pecado y nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Celebrante:
Dios nuestro, tú que llamas por su propio nombre al pobre y desconoces el de quien vive en medio de las riquezas; escucha nuestras oraciones, haz justicia a los oprimidos y concédenos que, al escuchar tu palabra,
creamos que Cristo ha regresado verdaderamente de entre los muertos; y nos acogerá, al término de nuestros días, en el seno de nuestro padre Abrahán.
Por Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Padre misericordioso, nuestros dones y conviértelos en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fuente de toda bendición para tu Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Prendas de la Pascua eterna

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En quien vivimos, nos movemos y somos; y, todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues al poseer las primicias del Espíritu, por el cual resucitaste a Jesús de entre los muertos, podemos esperar que un día sea nuestra Pascua eterna.
Por eso,
Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza cantando con los ángeles:

Antífona de la Comunión

Recuerda, Señor, la promesa que hiciste a tu siervo. En ella he puesto toda mi esperanza y es mi consuelo en la aflicción.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que esta Eucaristía renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro espíritu para que podamos participar de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Vigésimo sexto Domingo

ciclo c

COMPARTIR

— Parábola del mal rico y del pobre Lázaro.

— Con el uso que hagamos de los bienes aquí en la tierra estamos ganando o perdiendo el Cielo.

— Desprendimiento. Compartir con los demás lo que el Señor pone en nuestras manos.

I. La Primera lectura de la Misa1 nos presenta al Profeta Amós que llega del desierto a Samaria. Aquí se encuentra con los dirigentes del pueblo entregados a una vida muelle, que encubre todo género de vicios y el completo olvido del destino del país, que va a la ruina. Os acostáis en lechos de marfil, tumbados sobre las camas, coméis los carneros del rebaño y las terneras del establo -les recrimina el Profeta-..., os ungís con perfumes y no os doléis de los desastres de José. Y Amós les señala la suerte que les espera: Por eso irán al destierro, a la cabeza de los cautivos. Esta profecía se cumpliría unos años más tarde.

A lo largo de la liturgia de este domingo se pone de manifiesto cómo el excesivo afán de confort, de bienes materiales, de comodidad y lujo lleva en la práctica al olvido de Dios y de los demás, y a la ruina espiritual y moral. El Evangelio2 nos describe a un hombre que no supo sacar provecho de sus bienes. En vez de ganarse con ellos el Cielo, lo perdió para siempre. Se trata de un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino finísimo, y tenía cada día espléndidos banquetes. Mientras que muy cerca de él, a su puerta, estaba echado un mendigo, Lázaro, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros le lamían sus llagas.

La descripción que nos hace el Señor en esta parábola tiene fuertes contrastes: gran abundancia en uno, extrema necesidad en el otro. De los bienes en sí nada se dice. El Señor hace notar el empleo que se hace de ellos: vestidos extremadamente lujosos y banquetes diarios. A Lázaro, ni siquiera le llegan las sobras.

Los bienes del rico no habían sido adquiridos de modo fraudulento; ni este tiene la culpa de la pobreza de Lázaro, al menos directamente: no se aprovechó de su miseria para explotarlo. Tiene, sin embargo, un marcado sentido de la vida y de los bienes: "se banqueteaba". Vive para sí, como si Dios no existiera. Ha olvidado algo que el Señor recuerda con mucha frecuencia: no somos dueños de los bienes, sino administradores.

Este hombre rico vive a sus anchas en la abundancia; no está contra Dios ni tampoco oprime al pobre. únicamente está ciego para ver a quien le necesita. Vive para sí, lo mejor posible. ¿Su pecado? No vio a Lázaro, a quien hubiera podido hacer feliz con menos egoísmo y menos afán de cuidarse de lo suyo. No utilizó los bienes conforme al querer de Dios. No supo compartir. "La pobreza –comenta San Agustín– no condujo a Lázaro al Cielo, sino su humildad, y las riquezas no impidieron al rico entrar en el eterno descanso, sino su egoísmo y su infidelidad"3.

El egoísmo, que muchas veces se concreta en el afán desmedido de poseer cada vez más bienes materiales, deja ciegos a los hombres para las necesidades ajenas y lleva a tratar a las personas como cosas; como cosas sin valor. Pensemos hoy que todos tenemos a nuestro alrededor gente necesitada, como Lázaro. Y no olvidemos que los bienes que hemos recibido para administrarlos bien, con generosidad, son también afecto, amistad, comprensión, cordialidad, palabras de aliento...

II. Con el ejercicio que hagamos de los bienes que Dios ha depositado en nuestras manos estamos ganando o perdiendo la vida eterna. Este es tiempo de merecer. Por eso, no sin un hondo misterio, dirá el Señor: Es mejor dar que recibir4. Más se gana dando que recibiendo: se gana el Cielo. Siendo generosos, descubriendo en los demás a hijos de Dios que nos necesitan, somos felices aquí en la tierra y más tarde en la vida eterna. La caridad es siempre realización del Reino de Dios, y el único bagaje que sobrenadará en este mundo que pasa. Y hemos de estar atentos por si Lázaro está en nuestro propio hogar, en la oficina o en el taller donde trabajamos.

En la Segunda lectura5, San Pablo, después de recordar a Timoteo que la raíz de todos los males es la avaricia y que muchos perdieron la fe a causa de ella6, escribe: Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas y busca la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la constancia y la mansedumbre. Conquista la vida eterna a la que has sido llamado...

Los cristianos, hombres y mujeres de Dios, hemos sido elegidos para ser levadura que transforme y santifique las realidades terrenas. Debemos preservar de la muerte a todos los que nos rodean, como hicieron los primeros cristianos en los lugares en los que les tocó vivir. Y al ver el afán que ponen tantos en las cosas materiales, tenemos que comprender que para ser fermento en medio del mundo hay que estar atentos para vivir el desprendimiento de lo que poseemos. Poco o nada podríamos hacer a nuestro alrededor si no pusiéramos esfuerzo y empeño en no tener cosas superfluas, en frenar los gastos, en llevar una vida sobria, en practicar con magnanimidad las obras de misericordia. Mostraremos, en primer lugar con el ejemplo, que la salvación del mundo y su felicidad no está en los medios materiales, por importantes que estos sean, sino en ordenar la vida según el querer divino.

La sobriedad, la templanza, el desprendimiento nos llevarán a la vez a ser generosos: ayudando a los más necesitados, sacando adelante con nuestro tiempo, con los talentos que Dios nos ha dado, con bienes materiales en la medida de nuestras posibilidades, obras buenas, que eleven el nivel de formación, de cultura, de atención a los enfermos... Esta generosidad nos enseñará a librarnos de nuestro egoísmo, del apego desordenado a los bienes materiales. Y así, "estaremos en condiciones de hacernos solidarios con los que sufren, con los pobres y enfermos, con los marginados y oprimidos. Nuestra sensibilidad crecerá, y no nos costará ver en el prójimo necesitado de ayuda al mismo Jesucristo. Es Él quien nos lo ha dicho y ahora nos lo recuerda: Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis (Mt 25, 40). El día del juicio estas serán nuestras credenciales. Y comprenderemos también entonces que de nada nos habrá servido ganar todo el mundo, si al final no hubiéramos sabido amar con obras y de verdad a nuestros hermanos"7.

III. No os acomodéis a este mundo...8, exhortaba San Pablo a los primeros cristianos de Roma. Cuando se vive con el corazón puesto en los bienes materiales es muy difícil ver las necesidades de los demás, y se hace también cada vez más costoso ver a Dios. El rico de la parábola "fue condenado porque no ayudó a otro hombre. Porque ni siquiera cayó en la cuenta de Lázaro, de la persona que se sentaba en su portal y ansiaba las migajas de su mesa"9. Y todos debemos dar mucho y enseñar a otros a que sean generosos.

Los cristianos no podemos cruzarnos de brazos ante esa ola de materialismo que parece envolverlo todo y que deja agostada la capacidad para lo sobrenatural; y mucho menos dejarnos atrapar por ese sentido de la vida que solo ve el aspecto rentable de cada circunstancia, negocio o puesto de trabajo. "La solidaridad es una exigencia directa de la fraternidad humana y sobrenatural"10, que nos llevará en primer lugar a vivir personalmente la pobreza que Jesús declaró bienaventurada, aquella que "está hecha de desprendimiento, de confianza en Dios, de sobriedad y disposición a compartir con los demás, de sentido de justicia, de hambre del reino de los cielos, de disponibilidad a escuchar la palabra de Dios y a guardarla en el corazón (cfr. Libertatis conscientia, 66).

"Distinta es la pobreza que oprime a multitud de hermanos nuestros en el mundo y les impide su desarrollo integral como personas. Ante esta pobreza, que es carencia y privación, la Iglesia levanta su voz convocando y suscitando la solidaridad de todos para debelarla"11.

Hemos de ver hermanos en quienes nos rodean, hermanos necesitados con quienes compartimos el inmenso tesoro de la fe que hemos recibido, la alegría, la amistad, los bienes económicos. No podemos quedar indiferentes al contemplar este mundo nuestro, donde tantos padecen necesidad de pan, de cultura..., de fe.

A la vez, deberemos examinar si nuestro desprendimiento es real, con consecuencias prácticas, si nuestra vida es ejemplar por la sobriedad y la templanza en el uso de esos bienes, y sobre todo, y como una consecuencia efectiva de ese desprendimiento, si tenemos puesto nuestro corazón en el tesoro que no pasa, que resiste al tiempo, al orín y a la polilla12. A Cristo lo tendremos por una eternidad sin fin. Cuando hayamos de dejar todo lo de aquí, no nos costará demasiado si hemos tenido el corazón puesto en Él. "¡Oh, qué dulce se me hizo carecer tan repentinamente de los deleites de aquellas bagatelas! –exclamaba San Agustín recordando su conversión–; cuanto temía antes el perderlas, lo gustaba ahora al dejarlas. Pues Tú, que eres la verdadera y suma dulzura, las arrojabas de mí; y no solamente las arrojabas, sino que entrabas Tú en su lugar, Tú que eres más dulce que todo deleite, más claro que toda luz, más interior que todo secreto y más sublime que todos los honores"13. ¡Qué pena si, alguna vez, no supiéramos apreciarlo!

1 Am 6, 1; 4-7. — 2 Lc 16, 19-31. — 3 San Agustín, Sermón 24, 3. — 4 Hech 20, 25. — 5 1 Tim 6, 11-16. — 6 1 Tim 6, 10. — 7 A. Fuentes, El sentido cristiano de la riqueza, Rialp, Madrid 1988, p. 176. — 8 Rom 12, 2. — 9 Juan Pablo II, Homilía en el Yankee Stadium, Nueva York 2-X-1979. — 10 S. C. Para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 22-III-1986, 89. — 11 Juan Pablo II, Homilía, México 7-V-1990. — 12 Cfr. Lc 12, 33. — 13 San Agustín, Confesiones, 9, 1, 1.

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29 de septiembre (I)

SAN MIGUEL ARCÁNGEL*

Fiesta

— La misión de los Ángeles. Los tres Arcángeles a los que la Iglesia honra de manera particular.

— El Arcángel San Miguel. Su ayuda en la lucha contra el diablo.

— Pedir a este Santo Arcángel su continua protección sobre la Iglesia.

I. Leemos en el Evangelio de la Misa estas palabras de Jesús: Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre1. Son los ángeles que continuamente alaban a Dios, y "toman parte, a su manera, en el gobierno de Dios sobre la creación como poderosos ejecutores de sus órdenes (Sal 102), según el plan establecido por la Divina Providencia. A los ángeles está confiado en particular un cuidado y solicitud especiales para con los hombres, en favor de los cuales presentan a Dios sus peticiones y oraciones"2. La misión de los ángeles como embajadores de Dios se extiende a cada uno de los hombres, y de modo principal a quienes tienen una misión específica en orden a la salvación (por ejemplo, los sacerdotes), y a las naciones enteras3. Todos los días, a todas las horas, en el mundo entero, "en el corazón de la Santa Misa", se apela a los Ángeles y a los Arcángeles para cantar la gloria de Dios.

Hoy resulta particularmente oportuno considerar que la Iglesia honra en su liturgia "a tres figuras de ángeles a los que en la Sagrada Escritura se les llama con un nombre. El primero es Miguel Arcángel (cfr. Dan 10, 13. 20; Apoc 12, 7; Jd 9). Su nombre expresa en síntesis la actitud esencial de los espíritus buenos. Mica-El significa, en efecto: ¿Quién como Dios?". El segundo es Gabriel, "figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (cfr. Lc 1, 19; 26). Su nombre significa: Mi poder es Dios, o Poder de Dios". Por último, Rafael "significa: Dios sana"4. Meditando sobre su misión comprendemos la enseñanza contenida en la Carta a los Hebreos: ¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio y en favor de los que han de heredar la salud?5.

Su existencia y su cercanía en nuestros quehaceres de todos los días nos mueven a pedir con la Liturgia de la Misa: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el Cielo6. A nuestros Ángeles Custodios, cuya fiesta celebraremos dentro de pocos días, y a los Santos Arcángeles debemos incontables ayudas diarias. Son una muestra palpable del amor que nuestro Padre Dios tiene hacia sus hijos. ¿Acudimos a ellos frecuentemente en medio de nuestros trabajos diarios? ¿Les tratamos con confianza, pidiéndoles que nos ayuden a servir a Dios y que nos protejan en nuestra lucha diaria? ¿Nos sentimos seguros con su compañía a lo largo del día, y especialmente cuando llega la tribulación o cuando estamos en trance de perder la serenidad y la paz de los hijos de Dios?

II. Leemos en la Primera lectura de la Misa: Y se entabló un gran combate en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. También lucharon el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron, ni hubo ya para ellos un lugar en el cielo. Fue arrojado aquel dragón, la serpiente antigua, llamado Diablo y Satanás, que seduce a todo el universo. Fue arrojado a la tierra y también fueron arrojados sus ángeles con él7.

Los Santos Padres interpretan estos versículos del Apocalipsis como testimonio de la lucha entre Miguel y el diablo cuando fueron sometidos a prueba los espíritus angélicos. Bajo esta luz entendieron también la lucha que Satanás sostiene contra la Iglesia a lo largo de los siglos y que se radicalizará al final de los tiempos8.

Según tradiciones judías seguidas por algunos Padres de la Iglesia, el demonio fue una criatura angélica que se convirtió en enemiga de Dios al no aceptar la dignidad concedida al hombre9. Entonces el diablo y sus seguidores fueron arrojados a la tierra, y desde entonces no cesan de tentar al hombre para que, pecando, se vea también privado de la gloria de Dios. En el Antiguo Testamento10 se presenta al Arcángel San Miguel como aquel que, de parte de Dios, defiende al pueblo elegido. La lucha constante contra el demonio, que intenta sacar partido de cada situación, y que "caracteriza la figura del Arcángel Miguel, es actual también hoy, porque el demonio está todavía vivo y operante en la tierra"11. Es más: "hay épocas en las que la existencia del mal entre los hombres se hace singularmente evidente en el mundo (...). Se tiene la impresión de que el hombre actual no quiere ver ese problema. Hace todo lo posible por eliminar de la conciencia general la existencia de esos dominadores de este mundo tenebroso, esos astutos ataques del diablo de los que habla la Carta a los Efesios. Con todo, hay épocas históricas en las que esa verdad de la revelación y de la fe cristiana, que tanto cuesta aceptar, se expresa con gran fuerza y se percibe casi palpable"12.

Esa actuación del diablo en la sociedad y en las personas, que a veces se expresa con gran fuerza y se percibe de forma casi palpable, ha llevado a la Iglesia a invocar a San Miguel como guardián en las adversidades y contra las asechanzas del demonio: Manda, Señor, en ayuda de tu pueblo al gran Arcángel Miguel, para que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus ángeles13. Asechanzas reales y terribles, que tratan de aniquilar la vida de Cristo en las almas, si no contáramos con la gracia divina y la ayuda de los ángeles y de Nuestra Madre del Cielo.

La festividad de hoy nos recuerda, además, "que al comenzar la Creación, brotó esta primerísima adoración de la profundidad espiritual de los seres angélicos, sumergiéndose, con todo su ser, en la realidad del Quién como Dios: Miguel y sus ángeles (Apoc 12, 7). Al mismo tiempo, esta lectura del libro del Apocalipsis nos hace tomar conciencia de que a esta adoración, a esta primerísima afirmación de la majestad del Creador se contrapuso una negación. Frente a esa orientación llena de amor de Dios (¡quién como Dios!) estalló una plenitud de odio en rebelión contra Él"14, que todavía parece sentirse en el mundo de mil formas diversas. Cuando más se haga presente a nuestro alrededor esa falta de servicio amoroso a Dios y a los demás por Dios, nos recordará a nosotros los cristianos que hemos de amarle y servirle con todo nuestro ser, sin esperar nada a cambio. Serviam! Señor, te serviré, le diremos en la intimidad de nuestro corazón muchas veces, y haremos realidad esta oración en tantas ocasiones como se nos presentan a lo largo del día. Aprovechemos la fiesta de hoy para decir a Jesús: Jesús, no tengo otra ambición que la de servirte.

III. Cristo es el verdadero vencedor del pecado, del demonio y de la muerte. Y en Él vencemos siempre; nos presta frecuentemente su ayuda a través de los ángeles y de los santos. Ahora es el juicio de este mundo decía Jesús refiriéndose a los últimos acontecimientos de su vida aquí en la tierra, ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado fuera. Y Yo, cuando sea levantado en alto, atraeré a todos a Mí15. Y ante lo que cuentan los discípulos de que en Su nombre son sometidos los demonios, el Señor exclama: Veía Yo a Satanás caer del cielo como un rayo16.

Sin embargo, el triunfo de los cristianos sobre el demonio no tendrá lugar hasta el fin de los tiempos. Por eso, San Pedro, después de exhortar a los primeros cristianos a la más plena confianza en Dios Descargad en Él, les dice, todas vuestras preocupaciones, porque El cuida de vosotros, les llama vivamente la atención para que estén vigilantes: Sed sobrios y vigilad, pues vuestro adversario el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar17. Y comenta San Cipriano: "Anda alrededor de cada uno de nosotros, como un enemigo que tiene sitiada una plaza y explora las murallas y examina si hay alguna parte débil y poco segura por donde penetrar"18. Quizá recordaba el Apóstol, mientras escribía estas recomendaciones, aquellas palabras del Maestro: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha reclamado para cribaros como el trigo. Pero Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe...19.

El gran triunfo del demonio en nuestros días consiste quizá en que muchos, o lo han olvidado, o bien piensan que son creencias de otras épocas menos avanzadas culturalmente. No lo olvidemos nosotros, pues su acción misteriosa en la vida del mundo y de las personas es bien real y efectiva. Acudamos con frecuencia a San Miguel Arcángel. El Papa Juan Pablo II, en ese discurso que hemos citado, varias veces volvía a recitar, en nombre de toda la Iglesia, una antigua oración a este Santo Arcángel: Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén20.

1 Jn 1, 51. — 2 Juan Pablo II, Audiencia general 30-VII-1986. — 3 Cfr. ibídem.4 Cfr. ídem, Audiencia general 6-VIII-1986. — 5 Heb 1, 14. — 6 Oración colecta. — 7 Primera lectura. Apoc 12, 7-9. — 8 Cfr. San Gregorio Magno, Moralia, 31, 12. — 9 Cfr. Sagrada Biblia, Apocalipsis, EUNSA, Pamplona 1989, nota a Apoc 12, 7-9. — 10 Dan 10, 13; 12, 1. — 11 Juan Pablo II, Alocución en el Monte Sant'Angelo, 24-V-1987. — 12 ídem, Homilía en Munich, 3-V-1987. — 13 Liturgia de las Horas, Preces de Laudes . — 14 Juan Pablo II, Homilía 29-IX-1983. — 15 Jn 12, 31-33. — 16 Lc 10, 18. — 17 1 Pdr 5, 7-8. — 18 San Cipriano, De zelo et livore, 2. — 19 Cfr. Lc 22, 31-32. — 20 Cfr. Juan Pablo II, Alocución 24-IV-1987.

* Hoy se venera la memoria de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de honda raigambre en toda la Tradición de la Iglesia. El nombre de Miguel (en hebreo: ¿Quién como Dios?) recuerda el combate librado por este Arcángel y los ángeles fieles contra Lucifer y sus seguidores, que se rebelaron contra Dios y fueron precipitados al infierno. A San Gabriel (en hebreo, fortaleza de Dios) lo eligió Dios para anunciar a María el misterio de la Encarnación. El nombre de Rafael (en hebreo, medicina de Dios) evoca su misión de médico y compañero de viaje del joven Tobías.

 

 

29 de septiembre (II)

SAN GABRIEL ARCÁNGEL*

Fiesta

— San Gabriel, Fortaleza de Dios.

— Anunciador de la vida que nace. El valor de cada criatura.

— Los hijos, motivo de gozo.

I. El Arcángel Gabriel se aparece a los hombres para transmitirles la Palabra divina. Su nombre significa Servidor de Dios, y también Dios se ha mostrado fuerte. Se presenta siempre como portador de gratas noticias1. Sobre todo, es el encargado por Dios para transmitir el más alegre de todos los mensajes: la Encarnación del Hijo de Dios. En el Antiguo Testamento ya había anunciado al profeta Daniel el tiempo de la venida del Mesías2. A Nuestra Señora le comunica de parte de Dios el misterio inefable de la Encarnación de su Hijo, que tendrá lugar en su seno purísimo3. "Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría (...). A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: Fortaleza de Dios, porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas"4.

Sus palabras son repetidas cada día incontables veces, en una alabanza a Nuestra Señora que ya no tendrá fin: Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres... le decimos también nosotros en la intimidad de la oración.

II. También a Zacarías le anunciará San Gabriel el nacimiento del Precursor. Le dice: No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada, así que tu mujer Isabel dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan5. Le adelanta además tres motivos de gozo por el nacimiento de Juan: Dios le concederá una gracia y santidad extraordinarias; será instrumento para la salvación de muchos; y su vida entera estará consagrada a preparar la llegada del Mesías esperado6.

Al Arcángel Gabriel le conocemos por su relación con la vida que nace: de un modo sobrenatural y misterioso en el prodigio que el Espíritu Santo obrará en el seno de María; de forma milagrosa en el caso de Juan. Cuando después de transmitir su mensaje se despida de Zacarías, le dirá: Yo soy Gabriel, que asisto ante el trono de Dios, y he sido enviado para hablarte y darte esta buena nueva7. Los hijos siempre son una buena nueva en la que ha intervenido Dios directamente. Y será para ti gozo y alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento8. Y comenta San Ambrosio: "Se invita en este texto a los santos a alegrarse en el nacimiento de sus hijos, y se advierte a los padres la obligación de dar gracias a Dios: no es un beneficio pequeño del Señor dar hijos que propaguen la especie y sean herederos de la familia"9. La Sagrada Familia de Nazareth y la que formaban Isabel y Zacarías tomaron un nuevo rumbo desde que este Santo Arcángel se presentó con su doble mensaje. Él puede ser un gran intercesor ante Dios de muchos matrimonios que desean o son bendecidos por Dios con un nuevo hijo.

Cada criatura que viene al mundo trae consigo un designio divino. Por eso, los padres se sienten colaboradores de Dios y administradores de las fuentes de la vida, que les han sido dadas por Dios para que tengan muchos hijos en la tierra que le conozcan, le amen, le sirvan y puedan alcanzar la vida eterna. Ante la agresividad de propagandas antinatalistas, los padres han de ser responsables de su paternidad ante Dios, que frecuentemente les pedirá una familia numerosa, según lo permitan las concretas circunstancias personales y familiares. "Para poder vivir una vida gozosa de familia señalaba el Papa Juan Pablo II- se requieren sacrificios, tanto por parte de los padres como de los hijos. Cada miembro de la familia debe convertirse en siervo de los otros, compartiendo las cargas. Es necesario que cada uno sea solícito no solo por la propia vida, sino también por la de los otros miembros de la familia: por sus necesidades, esperanzas, ideales. Las decisiones respecto al número de los hijos y a los sacrificios que de ellos se derivan, no deben ser tomadas solo con miras a aumentar las propias comodidades y asegurar una vida tranquila. Reflexionando sobre este punto ante Dios, ayudados por la gracia que procede del sacramento y guiados por la enseñanza de la Iglesia, los padres se recordarán a sí mismos que es menos mal negar a sus hijos ciertas comodidades y ventajas materiales, que privarles de la presencia de hermanos y hermanas que podrían ayudarles a desarrollar su humanidad y realizar la belleza de la vida en cada una de sus fases y en toda su variedad"10.

El Señor premia, ya aquí en la tierra, esta generosidad, que es fruto de conocer y cumplir la Voluntad de Dios, en esto como en todo lo demás. No hay que olvidar que el matrimonio es un camino divino, grande y maravilloso, y, como todo lo divino en nosotros, tiene manifestaciones concretas de correspondencia a la gracia, de generosidad, de entrega, de servicio11.

III. Ninguna alegría más grande en una familia que la llegada de un nuevo hijo, de un nuevo hermano; ningún regalo de Dios más grande. Esta es la doctrina gozosa de la Iglesia, desde siempre, que todos hemos de transmitir al mundo. Siempre se cumplen las palabras del Arcángel: Y será para ti motivo de gozo y de alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento. El Papa Juan Pablo II insiste con frecuencia en la idea de que la civilización cristiana es la civilización de la vida, que "es preciosa porque es un don de Dios, cuyo amor es infinito; y cuando Dios da la vida, la da para siempre. La vida, además, es preciosa porque es la expresión y el fruto del amor (...). El gran peligro para la vida de familia, en una sociedad cuyos ídolos son el placer, las comodidades y la independencia, está en el hecho de que los hombres cierren el corazón y se vuelvan egoístas"12, que prefieran un poco más de bienestar material al gozo de traer más hijos al mundo y educarlos para que sean buenos ciudadanos y buenos hijos de Dios. No lo olvidéis: "cada hijo que os concede Dios es una gran bendición divina: ¡no tengáis miedo a los hijos!"13.

Al Arcángel Gabriel, que anunció a Nuestra Señora la alegría de la llegada al mundo de la Vida, le pedimos nosotros fortaleza para hacer un apostolado lleno de gozo en favor de la vida, de la generosidad, de la alegría compartida. "Cuando el carácter sagrado de la vida antes del nacimiento sea atacado -señalaba el Pontífice, nosotros reaccionaremos para proclamar que nadie tiene jamás el derecho de destruir la vida antes del nacimiento. Cuando se hable de un niño como de una carga, o se le considere como medio para satisfacer una necesidad emocional, nosotros intervendremos para insistir en que cada niño es un don único e irrepetible de Dios, que tiene derecho a una familia unida en el amor. Cuando la institución del matrimonio esté abandonada al egoísmo o reducida a un acuerdo temporal que se puede rescindir fácilmente, nosotros reaccionaremos afirmando la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Cuando el valor de la familia esté amenazado por presiones sociales y económicas, nosotros reaccionaremos no solo para el bien privado de cada persona, sino también para el bien común de toda la sociedad, nación y Estado. Cuando la libertad, pues, se utilice para dominar a los débiles, para dilapidar las riquezas naturales y la energía y para negar a los hombres las necesidades esenciales, nosotros reaccionaremos para reafirmar los principios de la justicia y del amor social. Cuando a los enfermos, los ancianos, los moribundos se los deje solos, nosotros reaccionaremos proclamando que son dignos de amor, de solicitud y de respeto"14.

El Señor nos ha querido apóstoles de lo positivo, lo bueno, lo amable, ahogando el mal en abundancia de bien15. Seamos en lo posible, como San Gabriel, portadores de gratas noticias para la familia y para el mundo. Son ya muchos los que están empeñados en difundir el mal; pongamos nosotros más empeño en difundir el bien, comenzando por la propia familia. "Hay dos puntos capitales en la vida de los pueblos: las leyes sobre el matrimonio y las leyes sobre la enseñanza; y ahí, los hijos de Dios tienen que estar firmes, luchar bien y con nobleza, por amor a todas las criaturas"16.

1 Cfr. J. Dheilly, Diccionario bíblico, Herder, Barcelona 1970, pp. 477-478. — 2 Cfr. Dan 8, 15-26; 9, 20, 27. — 3 Lc 1, 26-38. — 4 Liturgia de las Horas, Segunda lectura, San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios, 34, 8-9. — 5 Lc 1, 13. — 6 Cfr. Lc 1, 14-17. — 7 Lc 1, 19-20. — 8 Lc 1, 14. — 9 San Ambrosio, en Catena Aurea, vol. V. p. 22; cfr. Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, in loc. — 10 Juan Pablo II, Homilía en el Capitol Mall (Washington), 7-X-1979. — 11 Cfr. Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, n. 93. — 12 Juan Pablo II, loc. cit. — 13 Cfr. San Josemaría Escrivá, Forja, n. 691. — 14 Juan Pablo II, loc. cit. — 15 Rom 12, 21. — 16 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 104.

* A San Gabriel lo escogió Dios para anunciar a la Virgen Santísima el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; lo había enviado anteriormente a Daniel para comunicarle la época en que había de nacer el Cristo, y a Zacarías, para anunciarle el nacimiento del Bautista. Está vinculado a los mensajes mesiánicos y su presencia en la Sagrada Escritura indica la plenitud de los tiempos. "Solo Gabriel -dice San Bernardo- fue hallado digno entre todos los ángeles para que anunciase a María los designios de Dios sobre ella y recibiera su fiat". El saludo del ángel a la Virgen, tan sencillo y tan cargado de sentido -"Dios te salve, María, llena de gracia"-, se ha convertido en la oración familiar e incesante del pueblo cristiano.

En los primeros siglos del Cristianismo San Gabriel era honrado en la Liturgia. En el siglo ix aparece su nombre en la lista de los santos unido a la fiesta de la Anunciación, el 24 de marzo. En 1921, Benedicto XV ordenaba su fiesta para toda la Iglesia; en la actualidad se celebra el 29 de septiembre, unida a la de los Arcángeles Miguel y Rafael.

 

 

29 DE SEPTIEMBRE (III)

 

29. San Rafael Arcángel.

 

- La figura de este Arcángel en la Sagrada Escritura.

- La vocación personal.

- Ayudar a otros a encontrar su camino.

 

I. Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para Ti (1).

 

El Arcángel San Rafael se nos da a conocer principalmente por la historia de Tobías, "tan significativa por el hecho de confiar a los ángeles los hijos pequeños de Dios, siempre necesitados de custodia, cuidado y protección" (2). Narra la Sagrada Escritura que cuando Tobías, joven aún, se disponía a emprender un largo viaje, fue en busca de uno que le acompañara y se encontró con Rafael, que era un ángel (3). No supo Tobías al principio quién era su compañero, pero a lo largo del camino tuvo ocasión de experimentar repetidamente su protección. Le condujo felizmente hasta su pariente Raguel, con cuya hija Sara casó, después de librarla de un mal espíritu. También curó a Tobías padre de su ceguera. Por eso se le venera como patrono de los caminantes y enfermos (4).

 

Al regreso del viaje, el Arcángel descubrió su identidad: Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Santo (5).

 

La vida es un largo viaje que acaba en Dios. Para recorrerlo necesitamos ayuda, protección y consejo, pues son muchas las posibilidades de extraviarnos, o de entretenernos innecesariamente en el camino, perdiendo un tiempo precioso. Dios ha señalado a cada uno el sendero la vocación personal que conduce hasta Él. Importa mucho no equivocar la ruta, pues de lo que se trata es de conocer y seguir la Voluntad de Dios. Por eso, San Rafael, aunque a él nos podemos encomendar todos, es especial guía de aquellos que aún han de conocer lo que Dios espera de ellos. Para unos, el sendero que conduce hasta Dios será el matrimonio camino de santidad, cooperando con Dios para traer hijos al mundo, educándolos, sacrificándose por ellos para que sean buenos hijos de Dios. "¿Te ríes porque te digo que tienes "vocación matrimonial"? Pues la tienes: así, vocación.

 

"Encomiéndate a San Rafael, para que te conduzca castamente hasta el fin del camino, como a Tobías" (6).

 

Sobre otros, Dios tiene unos planes llenos de una particular predilección. "¡Cómo te reías, noblemente, cuando te aconsejé que pusieras tus años mozos bajo la protección de San Rafael!: para que te lleve a un matrimonio santo, como al joven Tobías, con una mujer buena y guapa y rica te dije, bromista.

 

"Y luego, ¡qué pensativo te quedaste, cuando seguí aconsejándote que te pusieras también bajo el patrocinio de aquel apóstol adolescente, Juan: por si el Señor te pedía más"; por si Él te pide todo, en una entrega sin reservas.

 

II. ...Le daré también una piedrecita blanca, y escrito en la piedrecita un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe (8). San Juan hace mención aquí a la costumbre de mostrar una piedra, sellada de forma adecuada, como contraseña o billete de entrada para poder participar en una fiesta o banquete. Expresa la vocación única y personal y las particulares relaciones con Dios que esa gracia lleva consigo.

 

Dios nos llama a cada uno para que, de modo voluntario, participemos en su proyecto divino de salvación. Él es siempre el que llama, el que sabe verdaderamente cuáles son los planes mejores: No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros (9). Ocurre algo parecido a lo que hace un director de cine que busca los actores para el guión de su película. "Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria: "Sí, éste es el tipo de mujer que necesito. Llámela y cítela aquí mañana" (...).

 

"A través de este ejemplo imperfecto, desde luego podemos hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia. Allá, en lo más profundo de la eternidad hablando a lo humano, Dios proyectó el Universo entero y escogió a los protagonistas todos del gran argumento que habría de desarrollarse hasta el fin de los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las fotografías de las almas ilimitadas en número que Él podía crear. Cuando se topó con tu imagen, se detuvo y dijo: "Ésta es un alma que me mueve a amarla... La necesito para que desarrolle un papel único, personal, y, luego, goce de mi presencia durante toda la eternidad..." (10). Dios se detuvo con amor, interesado, nos llamó a la vida, y luego a la entrega, al cumplimiento fiel de sus planes, donde alcanzaríamos la plenitud, la felicidad. "En efecto señala el Papa Juan Pablo II, Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen pastor que a sus ovejas las llama por su nombre (Jn 12, 25)" (11).

 

La vocación es ese proyecto divino sobre nuestras vidas que se presenta como un camino a recorrer, al final del cual está Dios esperándonos. Importa mucho acertar con esta senda, con este papel que Dios quiere que representemos en su obra de salvación. "Al escoger, al decidir, "lo que quiere Dios" se antepone siempre a "lo que quiero yo", a lo que me gusta o lo que me apetece. Esto no significa que la voluntad de Dios y la mía tengan que estar siempre en conflicto. A menudo, hacer su Voluntad es algo sumamente atractivo. Otras veces, nuestra voluntad no corresponde exactamente a lo que Él mismo quiere. Pero el conflicto puede surgir, y debemos estar dispuestos a rectificar siempre que seamos conscientes de que nuestra voluntad y la Suya van por distinto camino. Será una prueba infalible de que amamos a Dios, la mejor manera de corresponder a su amor" (12).

 

Pidamos hoy al Santo Arcángel Rafael que nos guíe para que entre las muchas decisiones que hemos de tomar en la vida sepamos buscar siempre la Voluntad de nuestro Padre Dios. Pidamos también por nuestros amigos, especialmente por los más jóvenes, para que sepan acertar en su caminar hasta el Señor; procuremos, como hizo el Arcángel, acompañarles de modo discreto y sencillo, como un buen amigo, en los momentos más difíciles: que nunca les falten nuestro consejo y la firmeza de nuestra amistad, sin olvidar que la tarea más divina es cooperar con Dios en la salvación de otras almas.

 

 

 

III. Ayudar a otros en su camino hacia el Señor es uno de los más nobles cometidos de nuestra existencia. Nosotros queremos ir derechamente hacia el Señor, y en el camino encontramos con frecuencia a otros que vacilan, que dudan o que desconocen la ruta. Dios nos da luz para otros: Vosotros sois la luz del mundo (13), ha dicho el Maestro a todos los que le siguen. Más luz, cuanto más cerca estemos de Él. Los cristianos, cuando nos mantenemos cerca del Señor, cuando nuestra amistad con Él es verdadera, somos "portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

 

"El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna" (14). ¡Qué alegría haber sido la ocasión para que un amigo haya encontrado su vocación, o para que alguien que vacilaba se reafirme en sus pasos!

 

Muchas veces sucede lo que leemos en el Libro de Tobías: fue a buscar a alguien que le acompañara. Nuestros amigos nos han de encontrar siempre dispuestos a recorrer con ellos el camino que lleva a Dios. La amistad será el instrumento ordinario de Dios para que muchos se acerquen a Él, o para que descubran su llamada a seguir a Cristo más de cerca. Por eso se manifiestan tan importantes esas virtudes que son el soporte del trato amistoso con los demás: la ejemplaridad, la alegría, la cordialidad, el optimismo, la comprensión, el desinterés...

 

La Sagrada Escritura califica la amistad como un tesoro: Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable (15). Eso mismo han de poder decir muchos de cada uno de nosotros: que hemos sido para ellos ese amigo fiel de valor incalculable, ante todo porque nuestra amistad sirvió siempre para que se acercaran más a Dios y, en muchos casos, para que descubrieran y siguieran su propio camino, aquel al que el Señor les llamó desde la eternidad.

 

Cor Mariae dulcissimum iter para tutum. Corazón dulcísimo de María prepárales... prepáranos un camino seguro.

 

(1) Antífona de comunión. Sal 137, 1.-  (2) JUAN PABLO II, Audiencia general 6-VIII-1986.-  (3) Tob 5, 4.-  (4) Cfr. B. BAUR, Sed luz, Herder, Barcelona 1959, vol. IV, p. 476.-  (5) Tob 12, 15.-  (6) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 27.-  (7) Ibidem, n. 360.-  (8) Apoc 2, 17.-  (9) Jn 15, 16.-  (10) L. J. TRESE, Dios necesita de ti, pp. 17-18.-  (11) JUAN PABLO II, Exhort. Apost.  Christifideles laici, 30-XII-1988, 58.-  (12) L. J. TRESE, o. c., p. 19.-  (13) Mt 5, 14.-  (14) J. ESCRIVA DE BALAGUER, Forja, n. 1.-  (15) Ecl 6, 14.

 

* San Rafael es uno de los Arcángeles mencionados en la Sagrada Escritura, donde se dice que es uno de los siete espíritus que están delante de Dios. Rafael significa medicina de Dios. Fue enviado por el Señor para acompañar al joven Tobías en su viaje y para socorrer a Sara en su adversidad. Desde muy antiguo la Iglesia lo invoca como Patrono de los caminantes; especialmente es el intercesor en el camino de la vida. La fiesta de San Rafael se encuentra ya en los libros litúrgicos de la Edad Media. Fue extendida a toda la Iglesia por Benedicto XV en 1921; en la actualidad se celebra hoy, 29 de septiembre, junto a la de los Arcángeles Miguel y Gabriel.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Miguel, San Gabriel y San Rafael
Arcángeles

Hoy celebramos la fiesta de los tres Arcángeles que nombra la Sagrada Escritura
La palabra Arcángel proviene de dos palabras. Arc = el principal. Y ángel. O sea "principal entre los ángeles. Arcángel es como un jefe de los ángeles.

San Miguel.

Este nombre significa: "¿Quién como Dios? O: "Nadie es como Dios".
A San Miguel lo nombre tres veces la S. Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel a donde se dice: "Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno".
En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente: "Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo".
En la Carta de San Judas Tadeo se dice: "El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: 'Que te castigue el Señor'".
Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.

San Gabriel. 
Su nombre significa: "Dios es mi protector".
A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: "Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos" (Dan. 9).
Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad.
Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta: "Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios" (Luc. 1, 19).
San Lucas dice: "Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: 'Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo'. Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: 'No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin'".
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.

San Rafael.

Su nombre significa: "Medicina de Dios".
Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.
Su interesante historia está narrada en el día 7 de febrero. San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

 

 

 

Novena a los
Santos Angeles

2 de Octubre

Meditación

Los ángeles nos acompañan en adoración. Son ministros del Señor, infinitamente bueno. Es voluntad de Dios que nos ayuden a adorarle.
Los ángeles presiden las reuniones del culto cristiano, como se ve por las oraciones de la Iglesia. La liturgia es una participación de la que celebran los ángeles en el Cielo. Unámonos a ellos con reverencia para alabar a Dios. Su ministerio consiste en inspirarnos con fe y amor a que realicemos dignamente nuestra adoración. Nos preparamos internamente para recibir los Sacramentos, pues la Iglesia los invoca en nuestra ayuda.
Los ángeles nos ayudan contra el mal. Ellos nos ayudan en la lucha contra el diablo. El Nuevo Testamento nos pide que tengamos fe en Dios, fe en Cristo, y que usemos las armas de Dios. Dios envió sus ángeles para darnos la ayuda que necesitamos contra el mal. Este es su misterio en la obra de nuestra salvación, continuando la batalla una vez comenzada contra Lucifer y sus ángeles rebeldes.
Nos inspiran pensamientos contra las insinuaciones diabólicas y nos invitan a que acudamos a Dios en oración. Solo en el Cielo conoceremos lo mucho que realmente nos han ayudado en la lucha contra el diablo.
Los ángeles anhelan nuestra salvación. Con los ángeles participamos de la vida divina, y somos como ellos criaturas de Dios en Cristo Jesús. Por eso, ellos anhelan nuestra salvación; que juntos con ellos glorifiquemos a Dios y disfrutemos viendo su gloria.
Con gozo los ángeles aceptan las misiones que Dios los encomienda para nuestra santificación. Vencedores de los demonios, los ángeles nos protegen contra los enemigos del alma. Haríamos bien pidiéndoles que nos asistan para rechazar las tentaciones del Malo.
Los ángeles, además, presentan nuestras oraciones ante Dios acompañando con sus plegarias nuestras peticiones. Nos conviene, pues, encomendarnos a ellos especialmente en los momentos difíciles y sobre todo en la hora de la muerte, para que nos defiendan de los ataques del enemigo y lleven nuestras almas al Cielo.
Tenemos Ángel de la Guarda. Hay algunos ángeles con misión de cuidar de las almas en particular. Se les llaman Angeles de la Guarda. Es doctrina tradicional de los primeros escritores de la Iglesia, basada en textos de la Sagrada Escritura y fundada sobre razones sólidas. Lo prueba el hecho de haber establecido la fiesta en honor de los Angeles de la Guarda.
El Creador no abandona las criaturas a que dio existencia; les proporciona cuanto necesiten para lograr su perfección natural. Cristo murió por todos y para todos mereció los medios de salvación. La asistencia de los ángeles es parte del plan de Dios para salvar a todas las gentes.
Los ángeles también oran por nosotros. En las vidas de los santos observamos que se comunican frecuentemente con los ángeles. Comunicación fundada en la sencilla fe de que espíritus invisibles a quienes el amor induce a orar por las personas en particular y por las comunidades ante el torno de Dios.
Los ángeles ayudan ante todo en el campo espiritual y sobrenatural. Esto lleva consigo su solicitud por las necesidades corporales en la medida en que éstas se relacionan con la salvación y santificación.
Debemos amar y venerar al propio Angel de la Guarda, por que él nos mantiene en comunicación con el Cielo. Ha sido siempre y continúa siendo nuestro devoto amigo, dispuesto en todo momento a ayudarnos en nuestro camino del Cielo.
Honrando a nuestro Angel de la Guarda, honramos a Dios al mismo tiempo, pues lo representan en la tierra. Es gran honor tener por amigo a criatura tan bella y leal a Dios.

La Palabra de Dios

He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.

Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Ex 23, 20-21

Que Él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.

Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie; Sal 91, 11-12

"Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mt 18, 10

Oraciones

Oración propia de la novena

Padre Celestial, Creador de cielo y tierra, te alabo y te doy gracias porque, además de crear el mundo visible, has creado los cielos y los innumerables espíritus. Los creaste con todo esplendor, dotados de poder y de entendimiento, y dándoles en abundancia las riquezas de tu gracia.
Te alabo y te doy gracias por haber derramado estas bendiciones sobre los ángeles buenos, en especial sobre mi Angel de la Guarda, y por haberles premiado con la gloria eterna cuando pasaron el tiempo de prueba. Ahora rodean tu trono para siempre jubilosos: Santo, santo, santo, ¡ Señor Dios de los ejércitos! El cielo y la tierra están llenos de tu gloria. ¡Hosanna en las alturas!
Hijo eterno de Dios, te rindo honor como al Rey de los ángeles. Tú mismo te has dignado nombrarte y actuar como ellos viviendo entre nosotros, como Angel y Mensajero de Dios. Fuiste el compañero fiel y el constante guía del pueblo escogido. Por tu encarnación viniste a ser el embajador de nuestro Padre celestial y el Mensajero del gran decreto de la Redención.
Para tu mayor gloria, amable Rey de los ángeles, deseo alabar y honrar a tus servidores, los santos ángeles, en especial a mi Angel de la Guarda. En unión de los santos ángeles te adoro y reverencio como mi Salvador y mi Dios.
Espíritu Santo, divino Artista, Dedo de la mano de Dios, con tu poder y amor creaste los ejercito de los ángeles para adorar y servir a Dios. Lo cumplen con fidelidad constante y pronta obediencia. Con amor ferviente y santo celo ejecutan tus órdenes. Divino Espíritu, Tú nos creaste también a semejanza tuya y nos convertiste en templos vivos de nuestras almas.
Te doy gracias por habernos dado tus santos ángeles, que nos ayudan, protegen y guían para que perseveremos en tu gracia durante el viaje de la vida y lleguemos salvos a nuestro hogar del Cielo. Ayúdame a escuchar atentamente sus órdenes para cumplir perfectamente tu santa voluntad y hallar al mismo tiempo felicidad en esta vida y en la venidera.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en honor de los santos ángeles te pido que, si es tu voluntad, me concedas esta gracia particular (mencione el favor que desea)

Oración a los ángeles

Angeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Poderes. Virtudes de los Cielos, Querubines y Serafines alaben al Señor por siempre.
Alaben al Señor todos sus ejércitos, siervos que cumplen su voluntad.
Santo Angel que confortaste a Jesucristo, nuestro Señor, ven y confórtanos a nosotros también. ¡Ven no tardes!

Oración a nuestro Angel de la Guarda

Querido Angel de la Guarda, por la misericordia de Dios me has sido dado para que seas fiel compañero de mi destierro en este mundo. Te honro y amo como amigo devoto a quien Dios ha encomendado el cuidado de mi alma inmortal. Te doy gracias de todo corazón por tu amor y constante cuidado de mí.
Queridísimo amigo-Angel, te pido me guardes y protejas a mí, pobre pecador. Guíame por el camino de la vida. Amonéstame contra cualquier ocasión de pecado, llena mi alma de saludables pensamientos y decidido ánimo de practicar la virtud. Intercede para que yo participe de tu ardiente celo en el servicio de Dios y con devoción ame su divina voluntad.
Perdóname querido ángel por haber menospreciado con tanta frecuencia tus consejos y no haber hecho caso de tus consejos y no haber hecho de tus inspiraciones. Procuraré en lo futuro obedecerte con decisión y fidelidad. Tú sabes lo que vale mi alma a los ojos de Dios. No me permitas olvidar que fue redimida por la preciosa Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Que ninguna mancha de pecado desfigure la belleza de mi alma, ningún mal pensamiento o acción me prive de la dignidad de hijo de Dios. No permitas que sirva de escándalo, ni sea ocasión de pecado para otros destruyendo así la obra que Cristo ha realizado en sus almas con su dolorosísima Pasión y Muerte.
Querido Angel Guardián, haz que yo disfrute de tu protección en este peligroso comino de la vida hasta alcanzar mi eterno hogar en el Cielo donde, en unión contigo y los demás Angeles y Santos, alabe para siempre la misericordia que Dios tiene conmigo. Amén.

Oración final

¡Oh Dios! Por tu providencia te has complacido en mandar tus santos ángeles para que nos protejan, nos defiendan siempre, nos custodien y disfrutemos de su compañía.
¡Señor! Te suplicamos visites nuestro hogar y alejes todas las asechanzas del enemigo. Que tus santos ángeles habiten nuestra casa y nos custodien en paz. Tu bendición siempre nos acompañe.
¡Todopoderoso y eterno Dios! En tu amable providencia has designado a todos desde el día de su nacimiento un ángel particular para que sea Guardián de su cuerpo y alma. Concédeme amar y honrar al mío de tal modo que, protegido por sus gracias, y con su ayuda, merezca contemplarte en su compañía y la de todos los ejércitos celestiales, la gloria de tu rostro en el Reino celestial. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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Fuente: Vatican.va
Luis Monza, Beato Presbítero y Fundador, 29 de septiembre  

Luis Monza, Beato

Sacerdote y Fundador
de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad

Martirologio Romano: Don Luis Monza, sacerdote de la Archidiócesis de Milán y fundador de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad.

Fecha de beatificación: 30 de abril de 2006 por el Papa Benedicto XVI, en ceremonia realizada en Milán, Italia.

 

Nació en Cislago, provincia de Varese (Italia), el 22 de junio de 1898, en una familia campesina cuyas únicas riquezas eran el trabajo y la fe. Entró en el seminario a los dieciocho años, después de haber conocido a fondo la fatiga del trabajo del campo.

El 19 de septiembre de 1925 recibió la ordenación sacerdotal, incardinado en la Archidiócesis de Milán.

Como primera labor pastoral, fue destinado al Oratorio masculino de la parroquia de Vedano Olona. El inicio de su ministerio sacerdotal estuvo marcado por todo tipo de pruebas, incluida la cárcel durante el régimen fascista: fue acusado injustamente de haber organizado un atentado. Tras cuatro meses de prisión fue absuelto y liberado.

En 1929 el arzobispo metropolitano lo trasladó al santuario de la Virgen de los milagros de Saronno, donde se dedicó a la animación de la juventud.

Allí, ensanchó su mirada al mundo entero, marcado por la soledad, la tristeza y el egoísmo, pues estaba convencido de que "urgía ayudarle a experimentar el amor de Dios". Se trataba de una gran intuición, aunque tuvo que esperar que el Señor le indicara cuál era el camino concreto que debía seguir.

En particular, ante el mundo "paganizado" tuvo la intuición de ver en la caridad de los primeros cristianos el medio más apto para acercarse al hombre contemporáneo y anunciarle el Evangelio de Cristo. Los cristianos debían ser testigos del amor de Dios dentro de la sociedad misma, en la vida diaria y en la actividad profesional. "Cada uno de vosotros —decía— debe ser un artista de almas. Debemos reproducir la belleza de Jesús no en una tela, sino en las almas. Y el pincel del apostolado no debe caer nunca de nuestra mano".

En 1936 fue nombrado párroco de San Giovanni, en Lecco, donde destacó como "sacerdote según el corazón de Dios". Siempre estaba disponible para los pobres, los enfermos y los perseguidos injustamente. Durante la segunda guerra mundial se esforzó en particular por ayudar a sus feligreses que estaban en el frente de batalla.

En 1937 encontró el camino que el Señor le tenía preparado: fundar el instituto secular de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad. Primero creó la asociación "Nuestra Familia" para la asistencia socio-sanitaria, la instrucción y la formación de las personas discapacitadas y menos favorecidas, sobre todo niños, a fin de que pudieran luego insertarse en el difícil contexto social. Las Pequeñas Apóstoles de la Caridad siguen realizando ese apostolado. Están presentes en Italia, Sudán, Brasil, Ecuador; y colaboran también en China, Marruecos y Palestina.

Sin embargo don Luigi Monza no pudo ver el desarrollo de su obra: murió, a causa de un infarto, el 29 de septiembre de 1954.

Su celo en el ministerio parroquial, el esmero que ponía en la catequesis y la liturgia, la predicación fervorosa y concreta, y la cercanía a la gente pobre del barrio, hicieron de él un modelo de vida sacerdotal.

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Renato Goupil. Santo Mártir, 29 de septiembre  

Renato Goupil. Santo

Martirologio Romano: En Ossernenon, pasión de san Renato Goupil, mártir, que, médico y cooperador con san Isaac Jogues, fue asesinado a golpes de hacha por un nativo (1642).

Fecha de canonización: Fue canonizado por Pío XI el 29 de junio de 1930, junto con
siete mártires del Canadá.

 

San René Goupil, nació en Anjou (Francia) el 15 de mayo de 1608 y murió el 29 de septiembre de 1642 en Ossernenon (cerca de Nueva York, E.E.U.U.). Es un Santo Mártir jesuita y primer mártir en EE.UU.

Fue bautizado en St-Martin-du-Bois cerca a Angers, Francia el 15 de mayo de 1608. Trabajó como voluntario en hospitales de Quebec junto a los jesuitas, considerándosele un "donado" (persona que, previas fórmulas rituales, ha entrado por sirviente en una orden o congregación religiosa, y asiste en ella con cierta especie de hábito religioso, pero sin hacer profesión).

En 1642 viajó a las misiones de los hurones. Estuvo trabajando en Nueva York con
San Isaac Jogues. Fue capturado por los iroqueses y torturado.

Los iroqueses habían desencadenado desde 1642 una guerra implacable, armados por los colonos holandeses establecidos en Nueva Amsterdam, la factoría de la desembocadura del río Hudson (más tarde Nueva York). Las tribus algonquinas y huronesas, aliadas de los franceses, padecieron un feroz ataque. Bajo la amenaza que se cernía, el padre Jogues se ofreció a llevar un mensaje a Quebec desde la misión de Santa María. La flotilla en que viajaba fue capturada por los iroqueses y el padre Jogues y el hermano Renato Goupil, que le acompañaba, quedaron prisioneros.

Goupil perdió la vida el 29 de septiembre de 1642, a manos de un mohawk, furioso porque René ha hecho la señal de la cruz en la frente de su hijo, descarga con todas sus fuerzas, sobre la cabeza del jesuita, el tomahawk, o hacha de guerra. Esto ocurrió cerca de Aviesville, Nueva York.

Es el patrón de los anestesistas.

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Alarico de Ufnau, Santo Eremita, 29 de septiembre  

Alarico de Ufnau, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En la isla de Ufnau, del lago de Zurich, entre los helvecios (hoy Suiza), san Adelrico o Alarico, presbítero y eremita (s. X).

Etimología: Alarico armonía. Viene de la lengua alemana.

 

Hay personas que entran jóvenes en las congregaciones religiosas, San Alarico entró muy joven en la abadía de los Benedictinos de Eissieden, Suiza.

Se cree que pertenecía a una familia noble e ilustre de los Buckhard.

Antes de ser benedictino, había vivido como ermitaño. Después incluso, siendo muy joven, se iba de vez en cuando a esta vida solitaria a la isla de Ufnau, en el lago de Zurcí.

Una vez que volvía al monasterio, le encargaron que se hiciera cargo de la portería del monasterio.

Había tres clases de porteros: los del coro, para avisar las horas de la oración a cada monje; el portero de los vinos para las comidas y cenas.

Y por último estaba el portero que atendía con amor y exquisitez a los viajeros y huéspedes.

No se sabe cuál de los tres fue el de Aalarico.

Desde luego, no debería estar muy a gusto cuando pidió al abad que lo dejara irse para siempre a la isla de Ufnau.

En ella, entre plegaria, penitencia, meditación de la Palabra de Dios y sus contemplaciones de la naturaleza, murió en el año 973.

Escogió el amor de Dios manifestado en su creación divina.

Jamás sufrió la tentación de la desilusión porque Dios habitaba en su bello corazón.

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Fuente: Franciscanos.org
Juan de Dukla, Santo Presbítero, 29 de septiembre  

Juan de Dukla, Santo

Presbítero Franciscano

Martirologio Romano: En Lviv, en Polonia (hoy en Ucrania), san Juan de Dukla, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que vivió una vida oculta y ascética según usanza de los Observantes, con ferviente dedicación pastoral a la cura de almas y fomento de la unidad de los cristianos (1484).

Fecha de canonización: Juan Pablo II lo canonizó en Krosno (Polonia) el 10 de junio de 1997.

 

Sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores, primero Conventual y luego Observante o Bernardino.

Nació alrededor del año 1414 en Dukla (Polonia), cerca de las fronteras de Eslovaquia y de Ucrania. Después de una breve experiencia de vida eremítica, ingresó en la Custodia de los Frailes Menores de Rusia (Rutenio). Ordenado sacerdote, se dedicó a la predicación y al servicio pastoral en los vastos territorios de las actuales repúblicas de Ucrania, Moldavia y Bielorrusia. Fue guardián de varios conventos, entre ellos el de Krosno, y gobernó la custodia de Leópoli. Perdió la vista varios años antes de morir.

Falleció el 29 de septiembre de 1484 en Leópoli (hoy, Lvov, Ucrania), recitando los salmos penitenciales con sus hermanos. Tras su muerte, su fama de santidad se convirtió muy pronto en culto público en toda la región. Su tumba se encuentra en el convento franciscano de su ciudad natal, Dukla.

Clemente XII confirmó su culto inmemorial el 21 de enero de 1733, y lo proclamó copatrono principal del reino de Polonia y del gran ducado de Lituania el 5 de septiembre de 1739.

El proceso de canonización se interrumpió con la repartición de Polonia, y se reanudó en 1945. Juan Pablo II lo canonizó en Krosno (Polonia) el 10 de junio de 1997.

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Fuente: Franciscanos.net
Nicolás de Forca Palena, Beato Monje y Presbítero, 29 de septiembre  

Nicolás de Forca Palena, Beato

Monje y Presbítero

Martirologio Romano: En Roma, beato Nicolás de Furca Palena, presbítero de la Orden de San Jerónimo, fundador del monasterio de San Onofre, en la colina del Janículo, descansando ya centenario en el Señor (1449).

Fecha de beatificación: El Papa Clemente XIV confirmó su culto el 27 de agosto de 1771.

 

Nicolás vivió de la mitad del siglo XIV a la mitad del siglo XV; exponente del imponente movimiento de la Tercera Orden Franciscana que abarca desde los palacios reales hasta las casitas de los tejedores, asumiendo formas muy diversas de vida religiosa; la magnífica flexibilidad de la regla la hace apta para santificar todos los estados y todas las almas. Así tenemos a santa Brígida de Suecia, esposa modelo, madre de 8 hijos, que, después de haber peregrinado a los grandes santuarios, permanece en Roma, donde inicia una vida pobre, premiada con visiones, fundadora de una escuela de perfección. Santa Isabel, reina de Portugal, San Elzeario de Sabran y la Beata Delfina de Glandèves, quienes desde el trono irradian fulgores de santidad, San Conrado Confalonieri, que cuando la mujer se hace clarisa, parte como peregrino por Italia, y concluye su vida en el eremitorio de Noto en Sicilia en la oración y en la penitencia. San Roque de Montpellier, quien de rico, se hace pobre e itinerante por los caminos de Francia e Italia, dejando un heroico mensaje evangélico en momentos de luchas y pestes.

En Forca Palena dei Peligni, pequeña región de la provincia de Chieti (Abruzos), nace Nicolás en 1349. Después de una sana educación entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, ejerció por un tiempo el ministerio de párroco en la diócesis de Sulmona. Después de la elección al Sumo Pontificado del sulmonés Inocencio VII, deseoso de una vida de mayor santidad, viajó a Roma, donde fue acogido por un grupo de ermitaños, que vivían la vida de la Tercera Orden Franciscana Regular, bajo la dirección de Fray Rinaldo del Piamonte. Su eremitorio estaba situado entre las termas de Nerón, en una torre, con casitas y huertecillo en la región de San Eustaquio, cerca de la iglesia de San Salvador.

Su personalidad, sus eminentes dotes intelectuales y morales le atrajeron la estimación de todos los ermitaños, quienes a la muerte de Fray Rinaldo lo nombraron su sucesor, su maestro y padre. Entretanto habían crecido en número y fervor y de todas partes de Italia llegaban peticiones de nuevas fundaciones.

Con algunos compañeros Nicolás se fue a Nápoles y entre la vieja iglesia de San Agnello y el actual hospital de los incurables, fundó un eremitorio, que se haría célebre por los numerosos ermitaños y por su santidad, y la bella iglesia de Santa María Mayor en Caponapoli.

En 1434 fue llamado a Florencia por el papa Eugenio IV, con el encargo de reformar algunos monasterios, entre ellos los de Ricorboli y de San Agustín en el Apenino, y fundar eremitorios de su congregación.

Cumplido el mandato pontificio, regresó a Roma, y en el Monte Esquilino fundó el eremitorio y la iglesia de San Onofre, que luego sería célebre por haber hospedado al poeta Torcuato Tasso. Allí fijó su última residencia. Allí se encontró varias veces con el Beato Pedro Gambacorta de Pisa, quien venía a Roma para impetrar la aprobación de su Congregación de San Jerónimo cuyos ermitaños eran llamados Girolomini. Los dos santos se estimaban y se amaban con afecto fraternal. El 1 de octubre de 1449, a los 100 años de edad, Nicolás llegó a la patria celestial.

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Fuente: Franciscanos.org
Santiago de Rafelbuñol, Beato Presbítero y Mártir, 29 de septiembre  

Santiago de Rafelbuñol, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Gilet, cerca de la ciudad de Valencia, en España, beato Jaime Mestre Iborra, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución religiosa (1936).

Fecha de Beatificación: El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a
233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39).

 

Un total de 12 capuchinos y 5 clarisas recibieron la corona del martirio durante la persecución religosa en España servían al Señor y a la Iglesia viviendo y trabajando en la Comunidad Valenciana.

Los doce capuchinos eran religiosos, sacerdotes y hermanos profesos, pertenecientes a la Provincia de la Preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia, y fueron martirizados en diversos lugares de las tierras valencianas, sin hacerles ningún proceso judicial digno de tal nombre, simplemente porque eran religiosos. Todos ellos, de edades diferentes comprendidas entre los 23 y los 80 años, provenían de las distintas fraternidades de la Provincia religiosa, y estaban empeñados en trabajos y apostolados diversos: predicadores, confesores, profesores y formadores, otros empeñados en los trabajos de servicio a la fraternidad y a la gente que se acercaba al convento. El más joven de ellos es el diácono
Enrique de Almazora, de 23 años, martirizado en Castellón, y el más anciano el hermano Fidel de Puzol, de 80 años, martirizado en Sagunto.

También las cinco monjas capuchinas pertenecían a monasterios situados en la Comunidad Valenciana: Agullent, Castellón y Valencia, y fueron martirizadas en suelo valenciano.

El Beato Santiago de Rafelbuñol (en el siglo, Santiago Mestre Iborra), sacerdote, nació en Rafelbuñol (Valencia) el 10 de abril de 1909, y fue fusilado en Gilet (Valencia) el 29 de septiembre de 1936. Profesó en la Orden Capuchina el 7 de junio de 1925 y fue ordenado sacerdote en Roma el 26 de marzo de 1932. Obtuvo el grado de doctor en teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Ya en su Provincia, fue vicerrector del Seminario Seráfico de Massamagrell. Cuando hubo que cerrar el Seminario, se preocupó de poner a salvo a los seminaristas, y luego se refugió en su casa paterna de Rafelbuñol. El 26 de septiembre de 1936 fue arrestado. Se había presentado espontáneamente ante el Comité ofreciéndose a cambio de la libertad de sus ocho hermanos y su padre. En la cárcel oyó en confesión a todos. La noche del 28 al 29 fue fusilado junto con sus ocho hermanos y el padre.

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Juan de Montmirail, Beato Monje, 29 de septiembre  

Juan de Montmirail, Beato

Monje Cisterciense

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Longpont, en Francia, beato Juan de Montmirail, que dejó su profesión de esclarecido caballero por la de humilde monje (1217).

Etimología: Juan = Dios es misericordia. Viene de la lengua hebrea.

 

Una persona cristiana es aquella que está llena de Dios y de su Espíritu. Y cuando esto sucede se siente querido por todo el mundo, y trabaja sin descanso por amor al Evangelio.

Desde niño tuvo la suerte de recibir una educación hondamente cristiana. Su padre, que tenía gran influencia, lo colocó en la corte del rey Luis VII.

El joven era de un espíritu alegre, vivaz, divertido, con valor tanto en el trabajo como en el juego.

El rey de Francia, Felipe Augusto, lo nombró su consejero personal. Se casó con una joven de la alta nobleza.

Desde este instante tan sólo pasaba por su cabeza la pasión de la gloria y de la fama.

Se convirtió en el prototipo de la Edad Media.

Era un señor con dinero en abundancia, buena educación, liberal, guerrero...todo esto y más le hicieron brillar a gran altura entre sus contemporáneos.

Pero se encontró con un religioso que fue su director espiritual. Poco a poco su forma de ser fue cambiando. Pasó del orgullo a la humildad.

Lentamente iba dejando los placeres de la corte por los del espíritu.

Salió para retirarse a sus propiedades en un primer momento; ya no escuchaba los consejos que le daba el rey y se pasaba grandes ratos en oración con los canónigos.

Se hizo una pequeña cabaña para vivir en soledad, sin por eso descuidar sus deberes, entre los que figuraban en primer lugar la educación de sus seis hijos, la administración de sus tierras.

Después dejó sus bienes a su mujer y tomó el hábito de cisterciense en la abadía de Longpont.

Su familia lo trató de loco, la corte lo rechazó y los mismos campesinos se reían de él. Había crucificado su vida con la de Cristo. Murió en el año 1217.

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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