JMJ
Pax
Déjala, esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Gloria a ti, Señor.
Seis días antes de la fiesta judía de la pascua, llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
Entonces María se presentó con un frasco de perfume muy caro, casi medio litro de nardo puro y ungió con él los pies de Jesús; después los secó con sus cabellos. La casa se llenó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de los discípulos -el que lo iba a traicionar- protestó diciendo:
"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?"
Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella.
Jesús le dijo:
"Déjala en paz. Esto que ha hecho anticipa el día de mi sepultura; además, a los pobres los tendrán siempre con ustedes; a mí, en cambio, no siempre me tendrán".
Un gran número de judíos se enteró de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro, porque, por su causa, muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Lunes Santo
Antífona de Entrada
Combate, Señor, contra los que me atacan, pelea contra los que me combaten; ponte la armadura, toma el escudo y ven en mi ayuda.Tú eres mi fortaleza y salvación.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, nueva fuerza para no sucumbir a nuestras humanas debilidades con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Que vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
No gritará ni hará oír su voz en las plazas
Lectura del libro del profeta Isaías 42, 1-7
Este es mi siervo a quien sostengo, mi elegido en quien me complazco. He puesto sobre él mi espíritu, para que manifieste el derecho a las naciones. No gritará, no voceará ni clamará por las calles; no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que apenas arde.
Manifestará firmemente el derecho, y no se debilitará ni se cansará hasta implantarlo en la tierra. Los pueblos lejanos anhelan su enseñanza.
Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó el cielo, que extendió la tierra y su vegetación, que concede vida a sus habitantes, y aliento a los que se mueven en ella: Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador; te tomé de la mano, te formé y te hice mediador del pueblo y luz de las naciones, para abrir los ojos a los ciegos, para sacar prisioneros de la cárcel, y del calabozo a los que viven en tinieblas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 26, 1.2.3.13-14
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es mi fortaleza, ¿quién me hará temblar?
El Señor es mi luz y mi salvación.
Cuando los malvados se lanzan contra mí para devorarme, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y caen.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Aunque un ejército acampara contra mí, no temo; aunque me hicieran la guerra, me sentiría seguro.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Espero gozar los bienes del Señor en la tierra de los vivos. Espera en el Señor, sé fuerte, ten ánimo, espera en el Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Déjala, esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Gloria a ti, Señor.
Seis días antes de la fiesta judía de la pascua, llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
Entonces María se presentó con un frasco de perfume muy caro, casi medio litro de nardo puro y ungió con él los pies de Jesús; después los secó con sus cabellos. La casa se llenó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de los discípulos -el que lo iba a traicionar- protestó diciendo:
"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?"
Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella.
Jesús le dijo:
"Déjala en paz. Esto que ha hecho anticipa el día de mi sepultura; además, a los pobres los tendrán siempre con ustedes; a mí, en cambio, no siempre me tendrán".
Un gran número de judíos se enteró de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro, porque, por su causa, muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
En estos días de la pasión del Señor, recordando a Cristo, que en los días de su vida mortal, con fuertes voces y lágrimas presentó oraciones y súplicas al Padre, oremos también nosotros por todos los hombres y mujeres:
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).
Para que el Redentor del mundo, que se ofreció a la muerte por su rebaño, libre a la Iglesia de todo mal, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Redentor del mundo, que oró con fuertes voces y lágrimas en la cruz, interceda ante el Padre por todos los hombres y mujeres, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Redentor del mundo, que experimentó en la cruz la angustia y la tristeza, venga en auxilio de los que se sienten agobiados por las propias culpas y les infunda confianza en su perdón, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Redentor del mundo a nosotros, sus siervos, que recordamos con veneración su cruz, nos reanime con la fuerza de su resurrección, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Que llegue a tu presencia, Padre, la oración de los que te invocan, y ya que, en la pasión de tu Hijo nos has manifestado tu amor, haz que también lo experimentemos al ver escuchadas nuestras oraciones.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, este sacrificio que tú instituiste misericordiosamente para reparar el daño de nuestros pecados, y hazlo producir en nosotros abundantes frutos de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La victoria de la pasión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos de su pasión salvadora y de su resurrección gloriosa; en ellos celebramos su triunfo sobre la soberbia del demonio y renovamos el misterio de nuestra redención.
Por eso,
los ángeles te cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
No te me ocultes, Señor, el día de mi desgracia. Escúchame con bondad, y siempre que te invoque, respóndeme en seguida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Quédate, Señor, con nosotros, y protege con tu amor infatigable nuestros corazones santificados por esta Eucaristía, para que podamos conservar siempre las gracias que hemos recibido de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Lunes Santo
Pasión de Nuestro Señor
LAS NEGACIONES DE PEDRO
— San Pedro niega conocer al Señor. Nuestras negaciones.
— La mirada de Jesús y la contrición de Pedro.
— El verdadero arrepentimiento. Acto de contrición.
I. Mientras se desarrolla el proceso contra Jesús ante el Sanedrín tiene lugar la escena más triste de la vida de Pedro. Él, que lo había dejado todo por seguir a nuestro Señor, que ha visto tantos prodigios y ha recibido tantas muestras de afecto, ahora le niega rotundamente. Se siente acorralado y niega hasta con juramento conocer a Jesús.
Cuando Pedro estaba abajo en el atrio, llega una de la criadas del Sumo Sacerdote y, al ver a Pedro que se estaba calentando, fijándose en él, le dice: También tú estabas con Jesús, ese Nazareno. Pero él lo negó diciendo: Ni le conozco, ni sé de qué hablas. Y salió afuera, al vestíbulo de la casa, y cantó un gallo. Y al verlo la criada empezó a decir otra vez a los que estaban alrededor: éste es de los suyos. Pero él lo volvió a negar. Y un poco después, los que estaban allí decían a Pedro: Desde luego eres de ellos, porque también tú eres galileo. Pero él comenzó a decir imprecaciones y a jurar: No conozco a ese hombre del que habláis1.
Ha negado conocer a su Señor, y con eso niega también el sentido hondo de su existencia: ser Apóstol, testigo de la vida de Cristo, confesar que Jesús es el Hijo de Dios vivo. Su vida honrada, su vocación de Apóstol, las esperanzas que Dios había depositado en él, su pasado, su futuro: todo se ha venido abajo. ¿Cómo es posible que diga no conozco a ese hombre?
Unos años antes, un milagro obrado por Jesús había tenido para él un significado especial y profundo. Al ver la pesca milagrosa (la primera de ellas) Pedro lo comprendió todo, se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: Apártate de mí, Señor, que soy un pobre pecador. Pues el asombro se había apoderado de él2. Parece como si en un momento lo hubiera visto todo claro: la santidad de Cristo y su condición de hombre pecador. Lo negro se percibe en contraste con lo blanco, la oscuridad con la luz, la suciedad con la limpieza, el pecado con la santidad. Y entonces, mientras sus labios decían que por sus pecados se siente indigno de estar junto al Señor, sus ojos y toda su actitud le pedían no separarse jamás de Él. Aquel fue un día muy feliz. Allí comenzó realmente todo: Entonces dijo Jesús a Simón: No temas; desde ahora serán hombres los que has de pescar. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le siguieron3. La vida de Pedro tendría desde entonces un formidable objetivo: amar a Cristo yser pescador de hombres. Todo lo demás sería medio e instrumento para este fin. Ahora, por fragilidad, por dejarse llevar del miedo y de los respetos humanos, Pedro se ha derrumbado.
El pecado, la infidelidad en mayor o menor grado, es siempre negación de Cristo y de lo más noble que hay en nosotros mismos, de los mejores ideales que el Señor ha sembrado en nosotros. El pecado es la gran ruina del hombre. Por eso hemos de luchar con ahínco, ayudados por la gracia, para evitar todo pecado grave –los de malicia, fragilidad o ignorancia culpable– y todo pecado venial deliberado.
Pero incluso del pecado, si tuviéramos la desgracia de cometerlo, hemos de sacar frutos, pues la contrición afianza más la amistad con el Señor. Nuestros errores no deben desalentarnos jamás si nos comportamos con humildad. Un sincero arrepentimiento es siempre la ocasión de un encuentro nuevo con el Señor, del que se pueden derivar insospechadas consecuencias para nuestra vida interior. Si pecamos, hemos de volver al Señor cuantas veces sea preciso, sin angustiarnos pero sí con dolor. «Pedro invirtió una hora para caer, pero en un minuto se levanta y subirá más alto de lo que estaba antes de su caída»4.
El Cielo está lleno de grandes pecadores que supieron arrepentirse. Jesús nos recibe siempre y se alegra cuando recomenzamos el camino que habíamos abandonado, quizá en cosas pequeñas.
II. El Señor, maltratado, es llevado por uno de aquellos atrios. Entonces, se volvió y miró a Pedro5. «Sus miradas se cruzaron. Pedro hubiera querido bajar la cabeza, pero no pudo apartar su mirada de Aquel que acababa de negar. Conoce muy bien las miradas del Salvador. No pudo resistir a la autoridad y al encanto de esa mirada que suscitó su vocación; esa mirada tan cariñosa del Maestro aquel día en que, mirando a sus discípulos, afirmó: He aquí a mis hermanos, hermanas y madre. Y aquella mirada que le hizo temblar cuando él, Simón, quiso apartar la Cruz del camino del Señor. ¡Y la compasiva mirada con que acogió al joven tan poco desprendido para seguirle! ¡Y la mirada anegada de lágrimas ante el sepulcro de Lázaro...! Conoce las miradas del Salvador.
»Y, sin embargo, nunca jamás contempló en el rostro del Señor la expresión que descubre en Él en aquel momento, aquellos ojos impregnados de tristeza, pero sin severidad; mirada de reconvención, sin duda, pero que al mismo tiempo quiere ser suplicante y parece decirle: Simón, yo he rogado por ti.
»Su mirada solo se detuvo un instante sobre él: Jesús fue empujado violentamente por los soldados, pero Pedro la sigue viendo»6. Ve la mirada indulgente sobre la llaga profunda de su culpa. Comprendió entonces la gravedad de su pecado, y el cumplimiento de la profecía del Señor respecto a su traición. Y recordó Pedro las palabras del Señor:Antes que el gallo cante hoy, me habrás negado tres veces. Salió fuera y lloró amargamente7. El salir fuera «era confesar su culpa. Lloró amargamente porque sabía amar, y bien pronto las dulzuras del amor reemplazaron en él a las amarguras del dolor»8.
Saberse mirado por el Señor impidió que Pedro llegara a la desesperanza. Fue una mirada alentadora en la que Pedro se sintió comprendido y perdonado. ¡Cómo recordaría entonces la parábola del Buen Pastor, del hijo pródigo, de la oveja perdida!
Pedro salió fuera. Se separó de aquella situación, en la que imprudentemente se había metido, para evitar posibles recaídas. Comprendió que aquel no era su sitio. Se acordó de su Señor, y lloró amargamente. En la vida de Pedro vemos nuestra propia vida. «Dolor de Amor. —Porque Él es bueno. —Porque es tu Amigo, que dio por ti su Vida. —Porque todo lo bueno que tienes es suyo. —Porque le has ofendido tanto... Porque te ha perdonado... ¡Él!... ¡¡a ti!!
»—Llora, hijo mío, de dolor de Amor»9.
La contrición da al alma una especial fortaleza, devuelve la esperanza, hace que el cristiano se olvide de sí mismo y se acerque de nuevo a Dios en un acto de amor más profundo. La contrición aquilata la calidad de la vida interior y atrae siempre la misericordia divina. Mis miradas se posan sobre los humildes y sobre los de corazón contrito10.
Cristo no tendrá inconveniente en edificar su Iglesia sobre un hombre que puede caer y ha caído. Dios cuenta también con los instrumentos débiles para realizar, si se arrepienten, sus empresas grandes: la salvación de los hombres.
Muy probablemente Pedro, después de las negaciones y de su arrepentimiento, iría a buscar a la Virgen. También nosotros lo hacemos ahora que recordamos con más viveza nuestras faltas y negaciones.
III. Además de una gran fortaleza, la verdadera contrición da al alma una particular alegría, y dispone para ser eficaces entre los demás. «El Maestro pasa, una y otra vez, muy cerca de nosotros. Nos mira... Y si le miras, si le escuchas, si no le rechazas, Él te enseñará cómo dar sentido sobrenatural a todas tus acciones... Y entonces tú también sembrarás, donde te encuentres, consuelo y paz y alegría»11.
Sobre Judas también recayó la mirada del Señor, que le incita a cambiar cuando, en el momento de su traición, se sintió llamado con el título de amigo. ¡Amigo! ¿A qué has venido aquí? No se arrepintió en ese momento, pero más tarde sí: viendo a Jesús sentenciado, arrepentido de lo hecho, restituyó las treinta monedas de plata12.
¡Qué diferencia entre Pedro y Judas! Los dos traicionaron (de distinta manera) la fidelidad a su Maestro. Los dos se arrepintieron. Pedro sería –a pesar de sus negaciones– la roca sobre la que se asentará la Iglesia de Cristo hasta el final de los tiempos. Judas fue y se ahorcó. El simple arrepentimiento humano no basta; produce angustia, amargura y desesperación.
Junto a Cristo el arrepentimiento se transforma en un dolor gozoso, porque se recobra la amistad perdida. En unos instantes, Pedro se unió al Señor –a través del dolor de sus negaciones– mucho más fuertemente de lo que había estado nunca. De sus negaciones arranca una fidelidad que le llevará hasta el martirio.
Judas fue todo lo contrario, se queda solo: A nosotros ¿qué nos importa?, allá tú, le dicen los príncipes de los sacerdotes. Judas, en el aislamiento que produce el pecado, no supo ir a Cristo; le faltó la esperanza.
Debemos despertar con frecuencia en nuestro corazón el dolor de Amor por nuestros pecados. Sobre todo al hacer el examen de conciencia al acabar el día, y al preparar la Confesión.
«A ti que te desmoralizas, te repetiré una cosa muy consoladora: al que hace lo que puede, Dios no le niega su gracia. Nuestro Señor es Padre, y si un hijo le dice en la quietud de su corazón: Padre mío del Cielo, aquí estoy yo, ayúdame... Si acude a la Madre de Dios, que es Madre nuestra, sale adelante»13.
1 Mc 14, 66-67. — 2 Cfr. Lc 5, 8-9. — 3 Lc 5, 10-11. — 4 G. Chevrot, Simón Pedro, p. 261. — 5 Lc 22, 61. — 6 G. Chevrot, loc. cit., pp. 265-266. — 7 Lc 22, 61-62. — 8San Agustín, Sermón 295. — 9 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 436. — 10 Is 66, 2. — 11 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, VIII, 4. — 12 Cfr. Mt 27, 3-10. — 13 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, X, 3.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Braulio
Obispo
(año 651)
Braulio significa: "espada de fuego".
Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.
Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.
Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.
Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".
Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.
Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.
Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.
Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".
Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.
Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.
Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).
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Ludgero (Liudgero) de Münster, Santo Obispo, Marzo 26
Martirologio Romano: En el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san Liudgero o Ludgero, obispo, que fue discípulo de Alcuino y predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y Sajonia, estableciendo la sede de Münster y fundando varios monasterios, convertidos en centros para la propagación de la fe (809).
La historia de san Ludgero, primer obispo de Münster, nacido hacia el 745 en Suescnon, Frisia, está unida a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en ese tiempo el cristianismo superó las fronteras del imperio romano, con la evangelización de la Germania transrenana. En esta obra misionera, que logró el máximo desarrollo con san Bonifacio, encontramos comprometido a san Ludgero, discípulo de san Gregorio y de Alcuino de York. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Pedro de Sebaste, Santo Obispo, Marzo 26
Obispo Martirologio Romano: En Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, que fue el hermano más joven de san Basilio Magno y eximio defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos (c. 391).
San Pedro pertenecía a una antigua e ilustre familia. El nombre de sus antepasados ha caído en el olvido, en tanto que los anales de la fe conservan el inmortal recuerdo de los santos que sus padres dieron a la Iglesia. |
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Fuente: fmaaba.com.ar
Magdalena Catalina Morano, Beata Hija de María Auxiliadora, Marzo 26
Religiosa Martirologio Romano: En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se consagró a impartir catequesis, recorriendo sin cesar toda esta región (1908).
Nacida en Chieri (Turín) el 15 de noviembre de 1847, Magdalena Catalina Morano inicia desde joven entre los pequeños del lugar, Butigliera, un aprendizaje pedagógico que marcará toda su vida, de un modo especial después de obtener su diploma de maestra. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando Santoral de este día, Marzo 26
San Cástulo, mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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