JMJ
Pax
Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-25
Gloria a ti, Señor.
Como ya estaba cerca la fiesta judía de la pascua, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también estaban allí, sentados detrás de sus mesas, los que cambiaban dinero. Jesús, al ver aquello, hizo un látigo de cuerdas y echó fuera del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; tiró al suelo las monedas de los que cambiaban dinero y tumbó sus mesas. Y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí. No conviertan la casa de mi Padre en un mercado".
Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devorará.
Los judíos intervinieron y le preguntaron:
"¿Qué señal nos ofreces como prueba de tu autoridad para hacer esto?"
Jesús respondió:
"Destruyen este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Los judíos le dijeron:
"Han sido necesarios cuarenta y tres años para edificar este templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Durante su permanencia en Jerusalén con motivo de la fiesta de pascua, muchos creyeron en su nombre, al ver los los signos que hacía. Pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía a todos, y no necesitaba que le informaran sobre los hombres, porque él conocía bien el interior del hombre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Catecismo 2181: La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave."
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
3er. Dom de cuaresma Ciclo B
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Dios misericordioso, fuente de toda bondad, que nos has propuesto como remedio del pecado el ayuno, la oración y las obras de misericordia; mira con piedad a quienes reconocemos nuestras miserias y estamos agobiados por nuestras culpas, y reconfórtanos con tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
La ley fue dada por Dios a Moisés
Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17
El Señor pronuncio estas palabras:
"Yo soy el Señor, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de aquel lugar de esclavitud.
No tendrás otro Dios fuera de mí. No te harás escultura, ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, o aquí abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les darás culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los que me odian en sus hijos hasta la tercera y cuarta generación, pero soy misericordioso por mil generaciones con lo que aman y observan mis mandamientos.
No tomarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque el Señor no deja sin castigo al que toma su nombre en vano.
Acuérdate del sábado para santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás todos tus trabajos. Pero el séptimo, es día de descanso en honor del Señor tu Dios.No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tus hijos, ni tus siervos, ni tu ganado, ni el extranjero que habita contigo.
Porque en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo declaró santo.
Honra a tu padre y a tu madre para que vivas muchos años en la tierra que el Señor tu Dios te va a dar. No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio contra tu prójimo. No desearás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su toro, ni su burro, ni nada cuanto le pertenezca".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 18, 8.9.10.11
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta; da consuelo al hombre; el mandato del Señor es verdadero: da sabiduría al ignorante.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Los preceptos del Señor son rectos: dan alegría al corazón; el mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
El temor del Señor es puro: permanece para siempre; los juicios del Señor son verdad: todos justos por igual.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Son preferibles al oro, al oro más fino; son más dulces que la miel, más que el jugo del panal.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero sabiduría de Dios para los llamados
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
1, 22-25
Hermanos: Mientras que los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos.
En cambio para los que han sido llamados, sean judíos o griegos, se trata de un Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios. Pues lo que en Dios parece locura, es más sabio que los hombres; y lo que en Dios parece debilidad, es más fuerte que los hombres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-25
Gloria a ti, Señor.
Como ya estaba cerca la fiesta judía de la pascua, Jesús fue a Jerusalén. En el templo se encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también estaban allí, sentados detrás de sus mesas, los que cambiaban dinero. Jesús, al ver aquello, hizo un látigo de cuerdas y echó fuera del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; tiró al suelo las monedas de los que cambiaban dinero y tumbó sus mesas. Y a los vendedores de palomas les dijo:
"Quiten esto de aquí. No conviertan la casa de mi Padre en un mercado".
Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu casa me devorará.
Los judíos intervinieron y le preguntaron:
"¿Qué señal nos ofreces como prueba de tu autoridad para hacer esto?"
Jesús respondió:
"Destruyen este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo".
Los judíos le dijeron:
"Han sido necesarios cuarenta y tres años para edificar este templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?"
Pero el templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Durante su permanencia en Jerusalén con motivo de la fiesta de pascua, muchos creyeron en su nombre, al ver los los signos que hacía. Pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía a todos, y no necesitaba que le informaran sobre los hombres, porque él conocía bien el interior del hombre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que en el desierto se entregaba a la oración, oremos, hermanos y hermanas, también nosotros con insistencia a nuestro Dios:
(Respondemos a cada petición: Señor, ten piedad).
Para que todos los fieles, por medio de las penitencias y prácticas cuaresmales, sean purificados de sus culpas y vean fortalecida su vida cristiana, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para que todos los pueblos alcancen la paz, la tranquilidad y el bienestar necesario y puedan así buscar más fácilmente los bienes del cielo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para que el Señor conceda su fuerza a los que se ven tentados o se sienten turbados, infunda el deseo de la conversión a los pecadores y otorgue el consuelo del cielo a los que están tristes o abatidos, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para que infunda en todos nosotros el deseo de una verdadera conversión, a fin de que nos preparemos a celebrar debidamente el sacramento pascual de la penitencia, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Celebrante:
Señor, Dios nuestro, abre nuestros corazones a tus mandatos y haz que penetremos en la sabiduría de la cruz; para que, liberados del egoísmo que nos aprisiona, alcancemos los dones del Espíritu Santo y lleguemos a ser aquel templo vivo en el que tú deseas recibir nuestra adoración.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Que esta Eucaristía, Señor, nos obtenga a quienes imploramos tu perdón, la gracia de saber perdonar a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Significado espiritual de la Cuaresma
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Por él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
El ave ha encontrado un refugio y la tórtola un nido dónde poner a sus polluelos. Dichosos los que se acercan a tu altar, Señor; dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre, rey mío y Dios mío.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has alimentado ya desde esta vida, con el pan del cielo, prenda de nuestra salvación, concédenos, Señor, manifestar en todos nuestros actos el misterio de tu Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Cuaresma. Tercer domingo
EL SENTIDO DE LA MORTIFICACIÓN
— Para seguir de verdad a Cristo es necesario llevar una vida mortificada y estar cerca de la Cruz. Quien rehúye el sacrificio, se aleja de la santidad.
— Con la mortificación nos elevamos hasta el Señor. Perder el miedo al sacrificio.
— Otros motivos de la mortificación.
I. Si todos los actos de la vida de Cristo son redentores, la salvación del género humano culmina en la Cruz, hacia la que Cristo encamina toda su vida en la tierra: Tengo que recibir un bautismo, y ¡cómo me siento urgido hasta que se cumpla!1, dirá a sus discípulos camino de Jerusalén. Les revela las ansias incontenibles de dar su vida por nosotros, y nos da ejemplo de su amor a la Voluntad del Padre muriendo en la Cruz. Y es en la Cruz donde el alma alcanza la plenitud de la identificación con Cristo. Ese es el sentido más profundo que tienen los actos de mortificación y penitencia.
Para ser discípulo del Señor es preciso seguir su consejo: el que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame2. No es posible seguir al Señor sin la Cruz. Las palabras de Jesús tienen vigencia en todos los tiempos, ya que fueron dirigidas a todos los hombres pues el que no toma su cruz y me sigue –nos dice a cada uno– no puede ser mi discípulo3. Tomar la cruz –la aceptación del dolor y de las contrariedades que Dios permite para nuestra purificación, el cumplimiento costoso de los propios deberes, la mortificación cristiana asumida voluntariamente– es condición indispensable para seguir al Maestro.
"¿Qué sería un Evangelio, un cristianismo sin Cruz, sin dolor, sin el sacrificio del dolor? –se preguntaba Pablo VI–. Sería un Evangelio, un Cristianismo sin Redención, sin Salvación, de la cual –debemos reconocerlo aquí con sinceridad despiadada– tenemos necesidad absoluta. El Señor nos ha salvado con la Cruz; con su muerte nos ha vuelto a dar la esperanza, el derecho a la Vida..."4. Sería un cristianismo desvirtuado que no serviría para alcanzar el Cielo, pues "el mundo no puede salvarse sino con la Cruz de Cristo"5.
Unida al Señor, la mortificación voluntaria y las mortificaciones pasivas adquieren su más hondo sentido. No son algo dirigido primariamente a la propia perfección, o una manera de sobrellevar con paciencia las contrariedades de esta vida, sino participación en el misterio de la Redención.
La mortificación puede parecer a algunos locura o necedad, residuo de otras épocas que no engarzan bien con los adelantos y el nivel cultural de nuestro tiempo. También puede ser signo de contradicción o piedra de escándalo para aquellos que viven olvidados de Dios. Pero todo esto no debe sorprender: ya San Pablo escribía que la Cruz era escándalo para los judíos, locura para los gentiles6 y en la medida en que los mismos cristianos pierden el sentido sobrenatural de sus vidas se resisten a entender que a Cristo solo le podemos seguir a través de una vida de sacrificio, cerca de la Cruz. "Si no eres mortificado nunca serás alma de oración"7. Y Santa Teresa señala: "Creer que (el Señor) admite a Su amistad a gente regalada y sin trabajos es disparate"8.
Los mismos Apóstoles que siguen a Cristo cuando es aclamado por multitudes, aunque le amaban profundamente e incluso estaban dispuestos a dar su vida por Él, no le siguen hasta el Calvario, pues aún –por no haber recibido al Espíritu Santo– eran débiles. Existe un largo camino entre ir en pos de Cristo cuando este seguimiento no exige mucho, y el identificarse plenamente con Él, a través de las tribulaciones, pequeñas y grandes, de una vida mortificada.
El cristiano que va por la vida rehuyendo sistemáticamente el sacrificio, que se rebela ante el dolor, se aleja también de la santidad y de la felicidad, que está muy cerca de la Cruz, muy cerca de Cristo Redentor.
II. El Señor pide a cada cristiano que le siga de cerca, y para esto es necesario acompañarle hasta el Calvario. Nunca deberíamos olvidar estas palabras: el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí9. Mucho antes de padecer en la Cruz, ya Jesús hablaba a sus seguidores de que habrían de cargar con ella.
Hay en la mortificación una paradoja, un misterio, que solo puede comprenderse cuando hay amor: detrás de la aparente muerte está la Vida; y el que con egoísmo trata de conservar la vida para sí, la pierde: el que quiera salvar su vida la perderá: y el que la pierda por mí la hallará10. Para dar frutos, amando a Dios, ayudando de una manera efectiva a los demás, es necesario el sacrificio. No hay cosecha sin sementera: si el grano de trigo no muere al caer en la tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto11. Para ser sobrenaturalmente eficaces debe uno morir a sí mismo mediante la continua mortificación, olvidándose por completo de su comodidad y de su egoísmo. "—¿No quieres ser grano de trigo, morir por la mortificación, y dar espigas bien granadas? —¡Que Jesús bendiga tu trigal!"12.
Debemos perder el miedo al sacrificio, a la voluntaria mortificación, pues la Cruz la quiere para nosotros un Padre que nos ama y sabe bien lo que más nos conviene. Él quiere siempre lo mejor para nosotros: Venid a mí los que estáis fatigados y cargados, nos dice, que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es suave, y mi carga, ligera13. Junto a Cristo, las tribulaciones y penas no oprimen, no pesan, y por el contrario disponen al alma para la oración, para ver a Dios en los sucesos de la vida.
Con la mortificación nos elevamos hasta el Señor; sin ella quedamos a ras de tierra. Con el sacrificio voluntario, con el dolor ofrecido y llevado con paciencia y amor nos unimos firmemente al Señor. "Como si dijera: todos los que ardáis atormentados, afligidos y cargados con la carga de vuestros cuidados y apetitos, salid de ellos, viniendo a mí, y yo os recrearé, y hallaréis para vuestras almas el descanso que os quitan vuestros apetitos"14.
III. Para decidirnos a vivir con generosidad la mortificación, interesa comprender bien las razones que le dan sentido. A algunos les puede costar ser más mortificados porque no han entendido o descubierto ese sentido. Son varios los motivos que impulsan al cristiano hacia la mortificación. El primero es el que hemos considerado anteriormente: desear identificarse con el Señor y seguirle en su afán de redimir en la Cruz, ofreciéndose a Sí mismo en sacrificio al Padre. Nuestra mortificación tiene así los mismos fines de la Pasión de Cristo y de la Santa Misa, y se traduce en una unión cada vez más plena a la Voluntad del Padre.
Pero la mortificación es también medio para progresar en las virtudes. El sacerdote, en el diálogo que precede al Prefacio de la Misa, alza sus manos al cielo mientras dice: —Levantemos el corazón, y se oye al pueblo fiel: —¡Lo tenemos levantado hacia el Señor! Nuestro corazón debe estar permanentemente dirigido hacia Dios. El corazón del cristiano debe estar lleno de amor, con la esperanza siempre puesta en su Señor. Para eso es preciso que no esté atrapado y prisionero de las cosas de la tierra, que vaya quedando más purificado. Y esto no es posible sin la penitencia, sin la continua mortificación, que es "medio para ir adelante"15. Sin ella, el alma queda sujeta por las mil cosas en que tienden a desparramarse los sentidos: apegamientos, impurezas, aburguesamiento, deseos de inmoderada comodidad... La mortificación nos libera de muchos lazos y nos capacita para amar.
La mortificación es medio indispensable para hacer apostolado, extendiendo el Reino de Cristo: "La acción nada vale sin la oración: la oración se avalora con el sacrificio"16. Muy equivocados andaríamos si quisiéramos atraer a otros hacia Dios sin apoyar esa acción con una oración intensa, y si esa oración no fuese reforzada con la mortificación gustosamente ofrecida. Por eso se ha dicho, de mil modos diferentes, que la vida interior, manifestada especialmente en la oración y la mortificación, es el alma de todo apostolado17.
No olvidemos, por último, que la mortificación sirve también como reparación por nuestras faltas pasadas, hayan sido pequeñas o grandes. De ahí que en muchas ocasiones le pidamos al Señor que nos ayude a enmendar la vida pasada: "emendationem vitae, spatium verae paenitentiae... tribuat nobis omnipotens et misericors Dominus": Que el Señor omnipotente y misericordioso nos conceda la enmienda de nuestra vida y un tiempo de verdadera penitencia18. De este modo, por la mortificación, hasta las mismas faltas pasadas se convierten en fuente de nueva vida. "Entierra con la penitencia, en el hoyo profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y pecados. —Así entierra el labrador, al pie del árbol que los produjo, frutos podridos, ramillas secas y hojas caducas. —Y lo que era estéril, mejor, lo que era perjudicial, contribuye eficazmente a una nueva fecundidad.
"Aprende a sacar, de las caídas, impulso: de la muerte, vida"19.
Le pedimos al Señor que sepamos aprovechar nuestra vida, a partir de ahora, del mejor de los modos: "Cuando recuerdes tu vida pasada, pasada sin pena ni gloria, considera cuánto tiempo has perdido y cómo lo puedes recuperar: con penitencia y con mayor entrega"20. Y, cuando algo nos cueste, vendrá a nuestra mente alguno de estos pensamientos que nos mueva a la mortificación generosa: "¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia... Y mil motivos más"21.
1 Cfr. Lc 12, 50. — 2 Mt 16, 24. — 3 Lc 14, 27. — 4 Pablo VI, Alocución, 24-III-1967. — 5 San León Magno, Sermón 51. — 6 1 Cor 1, 23. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 172. — 8 Santa Teresa, Camino de perfección, 18, 2. — 9 Mt 10, 38. — 10 Mt 16, 24 ss. — 11 Jn 12, 24-25. — 12 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 199. — 13 Mt 11, 28-30. — 14 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 1, 7, 4. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 232. — 16 Ibídem, n. 81. — 17 Cfr. J. B. Chautard, El alma de todo apostolado, Ed. Palabra, 5ª ed., Madrid 1978 — 18 Misal Romano, fórmula de intención de la Misa. — 19 San Josemaría Escrivá, loc. cit., n. 211. — 20 ídem, Surco n. 996. — 21 ídem, Camino, n. 232.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
4 de marzo se celebra el día del Divino Rostro de Jesus – revelación a Beata Pierina de Micheli
Dijo Jesús a Pierina: "Quiero que Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela". La Madre Pierina, que es siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un escapulario, una medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del martes de quincuagésima para honrar la Santa Faz.
El martes anterior al Miercoles de Ceniza es cuando Jesús pide a Pierina se instaure la fiesta para honrar Su Santa Faz. María Pierina de Michelis fue beatificada el domingo 30 de mayo de 2010 en la Iglesia de Santa María la Mayor, en Roma, y de ella provienen estas hermosas revelaciones sobre el Divino Rostro del Señor.
Dijo Pierina: Tenía doce años cuando un Viernes Santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el Crucifijo, cuando una Voz clara me dijo:
¿Nadie me da un beso de amor en el Rostro para reparar el beso de Judas?
En mi inocencia de niña, creí que todos habían escuchado la Voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro.
"Te doy yo Jesús el beso de amor, ten paciencia", y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la Cara con el ardor de mi corazón.
Era feliz pensando que Jesús, ya contento, no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al Crucifijo era a Su Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.
Con los años, la niña se hizo mujer, y sorprendida sintió un día como el beso a Jesús se encontró con una mejilla humana, suave y tibia. La experiencia cambió su vida, para siempre.
Desde esta simple mujer nace la devoción al Divino Rostro de Jesús. Conozca la historia, y enamórese también del Rostro del Señor, un regalo para nuestros tiempos.
La Beata Madre
MARIA PIERINA DE MICHELI
Hija de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires
En intensos diálogos con el Señor, Pierina fue conociendo los deseos de Jesús respecto del consuelo que se prodiga a Su Corazón amante con una sincera devoción a Su Divino Rostro. La imagen del Señor se refleja de un modo especial en la Eucaristía, para que encontremos en el Sagrario la llama que avive nuestra fe y nuestra confianza en Su Presencia y ayuda providencial.
La Madre María Pierina, llamada por sus padres Josefina Francisca María, nace en Milán el 11 de septiembre de 1890. Se mantuvo fiel a su propósito de "dar a Jesús, dar todo, dar siempre". Con 23 años ingresa a la Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que era una pequeña comunidad recientemente fundada por la Madre Eufrasia Iaconis. Desde el día de su ingreso a la comunidad, guarda una amistad profunda y verdadero sentimiento filial hacia la Madre Estanislada, que será su maestra, superiora y siempre confidente. Entre 1919 y 1921 la Madre Pierina visita Argentina, en un breve paréntesis antes de asumir cargos de gran responsabilidad que afronta con total dedicación a pesar de su precaria salud. Definitivamente en Italia, es elegida Superiora de la Casa de Milán en 1928, Superiora de la Casa de Roma en 1939 y, diez años después, Superiora Regional.
En el desempeño de sus tareas demuestra que es una mujer sumamente capaz, de una personalidad avasallante, con una actividad febril, que sabe conjugar siempre con una intensa vida interior. Finalmente, después de innumerables fatigas nunca evitadas, cuando la Segunda Guerra Mundial apenas había terminado y Roma estaba ocupada por las tropas de los aliados, el 26 de julio de 1945 en Centonara D'Artó, Novara, a los 55 años, bendiciendo a sus Hermanas y con los ojos fijos en el Divino Rostro, muere esta Hija de la Inmaculada, que según tantos testimonios fue una persona serena, dulce, afable, dueña de sí misma en todo su comportamiento, siempre sensible para percibir los problemas ajenos, y también confiada para buscar su solución.
Celebramos con alegría la beatificación de la madre Pierina de Micheli, hija de la Congregación de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, que tuvo lugar el domingo 30 de mayo de 2010 en la iglesia de Santa María la Mayor. Ahora rezamos para que su causa avance, hasta alcanzar un día la canonización de esta amiga del Señor, Pierina.
Revelaciones de la Beata Pierina
La Madre Pierina hizo cuanto hizo en su corta vida, aceptando el dolor y el sufrimiento interiores en grado superlativo, sin dejar traslucir a sus queridas hijitas y hermanas otra cosa que una sonrisa cordial o una ayuda eficaz, todo... por Jesús. Una única preocupación como un fuego interior la consumía: dar a Jesús, donar a Jesús, porque Jesús es todo.
Pero si éste es el compromiso que asume cualquier bautizado cuando promete renunciar a Satanás, a sus pompas y a sus obras y entregarse a Jesucristo por siempre jamás, si éste es el recto orden del amor que se deja traslucir en la vida de aquél que cumple con los mandamientos de la ley de Dios, ¿por qué consideramos heroica la respuesta de la Madre Pierina?
En una extensa carta que la Madre Pierina escribió al Papa Pío XII brota una piedad apasionada: Humildemente confieso que siento una gran devoción por el Divino Rostro de Jesús, devoción que me parece que me la infundió el mismo Jesús. Tenía doce anos cuando un viernes santo esperaba en mi Parroquia mi turno para besar el crucifijo, cuando una voz clara me dijo: ¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas? En mi inocencia de niña, creí que todos habían escuchado la voz, y sentía pena viendo que la gente continuaba besando las llagas y ninguno pensaba besarlo en el Rostro. Te doy yo Jesús el beso de amor, ten paciencia, y llegado el momento le estampé un fuerte beso en la cara con el ardor de mi corazón. Era feliz pensando que Jesús, ya contento, no tendría más pena. Desde aquel día el primer beso al crucifijo era a Su Divino Rostro y muchas veces los labios rehusaban separarse porque me sentía fuertemente retenida.
La experiencia se repite cuando tiene 25 años, pero con otros prodigios: En la noche del jueves al viernes santo de 1915, mientras rezaba ante el crucifijo en la Capilla de mi Noviciado, sentí que me decían: "bésame". Lo hice y mis labios en vez de apoyarse sobre un rostro de yeso, sintieron el contacto con Jesús. ¿Qué pasó? Me es imposible decirlo.
Cuando la Superiora me llamó era ya de mañana, sentía el corazón lleno de las penas y deseos de Jesús; deseaba reparar las ofensas que recibió su Santísimo Rostro en la pasión y las que recibe en el Santísimo Sacramento.
En este mismo Colegio de Argentina sucede otra aparición cinco anos después: En 1920, el 12 de abril me encontraba en Buenos Aires en la Casa Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús. Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura que jamás olvidaré me dijo: "Y Yo, ¿qué he hecho?"
Comprendí… y a partir de ese día el Divino Rostro se convirtió en mi libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón... De tanto en tanto, en los años siguientes –continúa la carta- se me aparecía ya triste, ya ensangrentado, comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme ocultamente por la salvación de las almas.
Jesús habla a Pierina
Entre 1920 y 1940, fecha en que data esta carta, el pedido de Nuestro Señor se sucede en reiteradas apariciones: "Quiero que Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela" La Madre Pierina, que es siempre la fiel confidente, se hace portavoz de este ruego y, poco a poco, la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen, que ordena y dispone: un escapulario, una medalla, los medios para costearla, y una fiesta después del martes de quincuagésima para honrar la Santa Faz.
Mientras tanto continúa la entrega o la inmolación oculta de la Madre Pierina. Como lo describe en su diario el día 5 de septiembre de 1942: Anoche en la Capilla le dije a Jesús: Jesús quiero ser tu gloria y tu alegría. Y Jesús me respondió. "Ven. Te necesito. Hoy he buscado el gozo en tantos corazones y me fue negado". Dime Jesús: ¿Qué debo hacer para suplir los rechazos que tuviste? Jesús, envuelto en ternura, me respondió. "¿Quieres gozar las dulzuras de la unión conmigo o sentir la pena de mi corazón por los pecados de los hombres? Lo que Tú quieras, Jesús. Y mi alma instantáneamente participó del dolor de Su corazón, dolor imposible de traducir en palabras. Jamás, como en ese instante, comprendí qué cosa era el pecado... Oh, Jesús! Que no te ofenda yo jamás... repara por mí, por los otros, como quieras... Tómamelo todo!
Cuando volví en mí, se había cumplido el tiempo y me dispuse a retirarme. Entonces Jesús me dijo: "¡Quédate un poco más conmigo! ¡Ya me dejas solo…!" Al responderle yo que había pasado el tiempo que me indicara mi director espiritual, Su Rostro se iluminó. "He aquí mi gloria! –me dijo- ¡La obediencia!
Reflexiones sobre la vida de Pierina
En fin, está a la vista de Uds., el ciento por uno que redituó el corazón de esta hermana humilde, callada, obediente, pobre, siempre bien dispuesta y entrega«a los demás, que sólo tuvo una pasión para revivir en carne propia, la de Jesús, es decir, sufrir con Él la abyección del mal cometido por los hombres -como en la noche del Huerto-, aceptar siempre la Voluntad de Dios -como acto de obediencia reparadora-, desterrar la más leve sombra de pecado, aunque fuese venial - como la Virgen Inmaculada, Su Madre Celeste-, y contemplar cuál es la anchura, la profundidad y la longura del más grande misterio de amor manifestado en el Divino Rostro de Cristo Jesús.
Su virtud: el recto orden del amor. Ese hoy nos toca imitar, si queremos que un día el Señor nos muestre Su Rostro, el del Corazón que tanto amó a los hombres. Pero la historia de una pasión es siempre, a la vez, una lección que debemos aprender los que no somos ni fríos ni calientes, los que también como ella podemos decir: "Compruebo día a día que soy una nada, más que una nada, una miseria" (Diario, noviembre de 1938).
Quiera Dios que, con su ejemplo, continuemos descubriendo que esta nada y esta miseria, en las manos de María, y con María perdida en el Corazón de Jesús, puede aspirar a una gran santidad, para llegar a la misma convicción de que si un alma santa da mayor gloria a Dios que un millón de almas comunes, yo tengo la obligación de hacerme santa, no por mí, sino por la mayor gloria de Dios. Ella, con su resolución, trazó esta vida ejemplar que hemos celebrado, porque sólo ella se animó a elegir: Sí, Padre, lo quiero, a cualquier costo, quiero ser la Santa de la Gloria de Dios, en la humildad, en la ocultación, en la sostenida e incondicional adhesión al Querer Divino, en el confiado abandono en Dios y en la Obediencia. El Getsemaní y el Tubernáculo serán mi residencia. Sor Pierina debe desaparecer para dejar en sí misma el lugar a su Jesús...que es todo.
Delia Maria Albisu
JESÚS habla a la Madre Maria Pierina De Micheli
"Deseo que mi Rostro, el cual refleja la íntimas penas de mi alma, el dolor y el amor de mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla me consuela."
(primer viernes de Cuaresma de 1936)
A los 12 años, en la Iglesia Parroquial San Pedro in Sala, Milán, un Viernes Santo, oyó una voz que le dijo: ¿Ninguno me da un beso de amor en el rostro, para reparar el beso de Judas?
En su simplicidad de niña, creyó que todos habían oído esa voz y experimentó gran pena al ver que continuaban besando las llagas y no el Rostro de Jesús. Dentro de su corazón exclamó: Te doy yo el beso de amor. ¡Oh, Jesús, ten paciencia! Y llegado su turno, le imprimió con todo el ardor de su corazón, un beso en el Rostro.
Ya siendo novicia, durante la adoración nocturna, en la noche del Jueves al Viernes Santo de 1915, mientras ora delante del crucifijo, oye que le dice: Bésame. Sor María Pierina obedece, y sus labios, en lugar de posarse sobre un rostro de yeso, sienten el contacto del verdadero Rostro de Jesús. Cuando la Superiora la llama, ya es de día: tiene el corazón lleno de los padecimientos de Jesús y siente el deseo de reparar los ultrajes que recibió en el Rostro y que recibe cada día en el Sacramento del altar.
El Martes de Pasión de 1936, Jesús le vuelve a decir: Cada vez que se contemple mi Rostro, derramaré mi amor en los corazones y por medio de mi Divino Rostro, se obtendrá la salvación de tantas almas.
En 1937, mientras oraba y "después de haberme instruido en la devoción de su Divino Rostro", le dijo: Podría ser que algunas almas teman que la devoción a mi Divino Rostro, disminuya aquella de mi Corazón. Diles que al contrario, será completada y aumentada. Contemplando mi Rostro las almas participarán de mis penas y sentirán el deseo de amar y reparar. ¿No es ésta, tal vez, la verdadera devoción a mi corazón?
Estas manifestaciones de parte de Jesús se hacían siempre más insistentes.
En mayo de 1938, mientras reza, se presenta sobre la tarima del altar, en un haz de luz, una bella Señora: tenía en sus manos un escapulario, formado por dos franelas blancas unidas por un cordón. Una franela llevaba la imagen del Divino Rostro de Jesús y escrito alrededor: Ilumina Domine Vultum Tuum super nos (Ilumina, Señor, Tu rostro sobre nosotros); la otra, una Hostia circundada por unos rayos y con la inscripción: Mane nobiscum Domine (Quédate con nosotros Señor). Lentamente se acerca y le dice:
Escucha bien y refiere al Padre Confesor. Este escapulario es un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prueba de misericordia que Jesús quiere dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio contra Dios y la Iglesia. Los verdaderos apóstoles son pocos. Es necesario un remedio divino y este remedio es el Divino Rostro de Jesús. Todos aquellos que lleven un escapulario como éste y hagan, si es posible, una visita cada martes al Ssmo. Sacramento, para reparar los ultrajes que recibió el Divino Rostro de Jesús durante su Pasión y que recibe cada día en la Eucaristía, serán fortificados en la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas. Además, tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de mi Divino Hijo.
En el mismo año, Jesús vuelve a presentase todavía chorreando sangre y con tristeza: ¿Ves cómo sufro? Y sin embargo, de poquísimos soy comprendido. ¡Cuántas ingratitudes de parte de aquellos que dicen amarme! He dado mi corazón como objeto sensibilísimo de mi gran amor por los hombres y doy mi Rostro como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres: quiero que sea honrado con una fiesta particular el martes de Quincuagésima, fiesta precedida de una novena en que todos los fieles reparen conmigo, uniéndose a la participación de mi dolor.
En 1939, Jesús de nuevo le dice: Quiero que mi Rostro sea honrado de un modo particular el martes.
Maria Pierina logra hacer acuñar una medalla en lugar del escapulario. El 7 de abril de 1943, La Virgen se le presenta y le dice: Hija mía, tranquilízate porque el escapulario queda suplido por la medalla con las mismas promesas y favores: falta solo difundirla más. AHORA ANHELO LA FIESTA DEL SANTO ROSTRO DE MI DIVINO HIJO: DÍSELO AL PAPA PUES TANTO ME APREMIA. La bendijo y se fue.
La medalla se difunde con entusiasmo. ¡Cuántas gracias se han obtenido! Peligros evitados, curaciones, conversiones, liberación de condenas...
Invitamos a todos a llevar la medalla y rezar, diariamente, 5 Glorias al Santo Rostro de Nuestro Señor.
ORACIÓN (con aprobación eclesiástica)
Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que hiciste brillar los dones de tu gracia en el alma de la humilde Sor Maria Pierina De Micheli, y quisiste que en el silencio y en la obediencia fuera la consoladora del Divino Crucificado y la misionera de la Santa Faz de Jesús, haz que también nosotras sigamos con gozo el camino de la caridad, para gloria tuya y bien del prójimo.
Por los méritos de tu sierva, concédenos la gracia que te pedimos, a fin de que por su eficaz intercesión, se manifiesten para nuestro ejemplo y consuelo, las heroicas virtudes que ella practicó generosamente en esta vida y podamos venerarla un día sobre los altares. Así sea.
+GILLA VICENTE GREMIGNI - Arzobispo - Obispo de Novara
Nihil obstat. A. P. Frutaz subs. S. Congr. pro C.S. L+S. Romae, 5-6-1970
Quienes reciban gracias por la intercesión de la Sierva de Dios Madre Maria Pierina de Micheli se ruega lo notifiquen a Casa Generalizia F.I.C., Via Asinio Pollione, 5 - 00153 Roma
Novena al Santo Rostro de Jesús
Mi alma tiene sed del Dios vivo ¿cuándo veré Su Rostro?
...Quisiera que mis hijas -y los devotos- se distinguieran en ardor práctico, amoroso, generoso en honrar el SANTO ROSTRO de nuestro JESÚS, dolorido por los pecados de los hombres... de todos... de los nuestros... pero especialmente de aquellos que tendrían que ser sus imitadores... ¿Qué haremos? Si miramos profundamente aquel divino Rostro, nos hablará al corazón, nos hará partícipes de las amargas penas.., y nos dirá: consuélame al menos tú, que dices que me amas, que eres toda mía...
- pausa -
...entremos con Jesús en el huerto de los olivos y contemplemos con amor y contrición los dolores de su Corazón, en Su Santo Rostro.
...unámonos a la divina Víctima, ofreciéndonos por todas las personas del mundo para ser con EL auténticas almas reparadoras, en unión con la Virgen Inmaculada, primera Reparadora.
Canto
Oh Santo Rostro ultrajado por nosotros,
no te acuerdes más de los fallos de la tierra,
no te acuerdes más,
de tu último grito un día en el Calvario
acuérdate, acuérdate Jesús,
acuérdate, acuérdate, oh Rostro de Jesús.
Oración
¡Oh! amabilísimo Jesús, que quisiste sufrir tanto en Tu Santo Rostro, por nuestro amor, vuélvenos a mirar benignamente e imprime en nuestros corazones Tu divina semblanza, para que nuestra alegría sea sufrir por Ti.
Gloria al Padre...
¡Oh! dulcísimo Jesús, que en Tu Rostro divino has sido golpeado,
maltratado, humillado por nuestro amor, haz que el desprecio y la humillación sean nuestra porción predilecta.
Gloria al Padre...
¡Oh! manso Jesús, que en Tu Divino Rostro sudaste sangre por nuestro amor, concédenos la gracia de sufrir por tu amor y así volver a ser mirados por Ti.
Gloria al Padre...
¡Oh! Santo Rostro de Jesús, mientras esperamos el feliz día de poderte contemplar en la gloria del Paraíso, queremos procurarte tanta gloria y deleitar Tu mirada divina.
Tu mirada velada sea nuestro paraíso aquí en la tierra, las lágrimas que lo velan las recogeremos para salvar tantas almas e inflamar los corazones con Tu amor. Amén.
Santo Rostro de Jesús, míranos con Tu Misericordia.
Fuente: Reina del Cielo
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(año 1484)
En su idioma, el polaco, Casimiro significa: "el que impone la paz". (Kas = imponer, Mir = paz).
Casimiro nació en 1458 en Cracovia. Era el tercero de los trece hijos de Casimiro, rey de Polonia. Muchos santos han salido de familias muy numerosas, y de esta clase de familias llegan a la Iglesia Católica excelentes vocaciones.
Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con toda el alma porque sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la religión. Ella en una carta a una amiga hace una formidable lista de las cualidades que debe tener una buena madre, y seguramente que esas cualidades fueron las que practicó con sus propios hijos.
Y además de la educación que le dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que el rey le consiguió dos maestros que eran buenísimos educadores. El Padre Juan y el profesor Calímaco. El Padre Juan era Polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy santo, pero su mayor honor le viene de haber sido el que encaminó a San Casimiro hacia una altísima santidad. El Profesor Calímaco era un gran sabio que había sido secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco dijo: "Casimiro es un adolescente santo", y el Padre Juan escribió también: "Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud".
Claro está que no basta con recibir una buena educación de parte de los papás y tener buenos profesores, sino que es necesario que el joven ponga de su parte todo el empeño posible por ser bueno. Pues de los otros doce hermanos de Casimiro, que tuvieron los mismos profesores, ninguno llegó a la santidad, y algunos hasta dieron malos ejemplos. En cambio nuestro santo llegó a unas alturas de virtud que admiraron a los que lo conocieron y lo trataron.
Dicen los biógrafos de San Casimiro que su más grande anhelo y su más fuerte deseo era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma. Siendo hijo del rey, sin embargo vestía muy sencillamente, sin ningún lujo. Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar licor. Y esto en un palacio real donde las gentes eran bastante inclinadas a una vida fácil y de muchas comodidades y comilonas.
Para Casimiro el centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. En aquellos tiempos los maestros espirituales insistían frecuentemente en que para ser fervoroso y crecer en el amor a Dios aprovecha muchísimo el meditar en la Pasión de Jesucristo. Nuestro santo pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el Huerto y en los azotes que padeció, como también en la coronación de espinas y las bofetadas que le dieron a Nuestro Señor. Ratos y ratos se estaba pensando en la subida de Jesús al Calvario y en las cinco heridas del crucificado, y meditando en el amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros. Le gustaban los cristos muy sangrantes, y ante un crucifijo se quedaba tiempos y tiempos meditando, suplicando y dando gracias.
Otra gran devoción de Casimiro era la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania, aprovechaba el descanso y el silencio de las noches para ir a los templos y pasar horas y horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.
Sus preferidos eran los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus palabras ni en su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni siquiera con los más miserables y antipáticos. Un biógrafo (enviado por el Papa León X a recoger datos acerca de él) afirma que la caridad de Casimiro era casi increíble, un verdadero don del Espíritu Santo. Que el amor tan grande que le tenía a Dios, lo llevaba a amar inmensamente al prójimo, y que nada le era tan agradable y apetecible como la entrega de todos sus bienes en favor de los más necesitados, y no sólo de sus bienes materiales, sino de su tiempo, sus energías, de su influencia respecto a su padre y de su inteligencia. Que prefería siempre a los más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera, y a los enfermos. Que defendía a los miserables y por eso el pueblo lo llamaba "el defensor de los pobres".
Su padre quiso casarlo con la hija del Emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad. Y renunció a tan honroso matrimonio.
Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro durante varios años estuvieron todos de acuerdo en afirmar que lo más probable es que este santo joven no cometió ni un solo pecado grave en toda su vida. Y esto es tanto más admirable en cuanto que vivía en un ambiente de palacio de gobierno donde generalmente hay mucha relajación de costumbres. La gente se admiraba al ver que un joven de veinte años observaba una conducta tan equilibrada y seria como si ya tuviera sesenta.
A su padre el rey le advertía con todo respeto pero con mucha valentía, las fallas que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres. Y el papa atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de poner remedio.
Casimiro llegó lo mismo que San Luis Gonzaga, San Gabriel de la Dolorosa, San Estanislao de Koska, San Juan Berchmans, y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en muy pocos años.
Se enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente dejando en todos los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania.
A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo.
Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho empieza así:
Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás, etc., etc.
Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida.
San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.
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Maria de Mattias, Santa Fundadora, Marzo 4
Fundadora Martirologio Romano En Roma, beata María de Matías, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas de la Adoración de la Preciosísima Sangre del Señor (1866).
Nació el 4 de febrero de 1805 en Vallecorsa (Italia) en una familia acomodada y de profunda fe cristiana. Ya desde niña se familiarizó con la Sagrada Escritura, y sintió un gran amor a Jesús, Cordero inmolado por la salvación de la humanidad. Tuvo especial devoción por la Sangre de Cristo, derramada por amor a los hombres. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Plácida Viel, Beata Virgen, Marzo 4
Superiora General de la Martirologio Romano: En el cenobio de Saint-Sauveur-le-Vicomte, de Normandía, en Francia, beata Plácida (Eulalia) Viel, virgen, que brilló por su celo y humildad, dirigiendo la Congregación de las Escuelas Cristianas de la Misericordia (1877).
Victoria Eulalia Jacqueline Viel, que un día sería superiora general de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, nació en el pueblecito normando de Val-Vacher. Era la octava hija de un agricultor y su instrucción se redujo a siete años de escuela primaria, en la ciudad de Quettehou. La beata era seria y tímida por temperamento. Hasta los diecisiete años, vivió la existencia tranquila y ordenada de una hija de agricultor, encargada de hacer casa a su hermano. A esa edad fue a visitar a una tía suya, que era religiosa en el convento de Santa María Magdalena Postel, en Saint-Sauveur-le- Vicomte. La visita impresionó tanto a la joven, que decidió ingresar en la comunidad. Fue admitida y tomó el nombre de Plácida. |
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Fuente: Vatican.va
Juan Antonio Farina, Beato Obispo y Fundador, Marzo 4
Obispo de Vicenza Martirologio Romano:En Vicenza, ciudad de Italia, beato Juan Antonio Farina, obispo, cuyo trabajo en el campo de la pastoral fue intenso, y fundó el Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, para la formación de las jóvenes pobres y ayuda a las personas afligidas (1888).
Sacerdote de extraordinaria espiritualidad y de gran generosidad apostólica, Juan Antonio Farina puede ser considerado uno de los obispos más insignes del siglo XIX italiano. Fue el fundador de las Hermanas Maestras de S. Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, que actualmente se encuentran en varias partes del mundo con actividades educativas, asistenciales y pastorales. |
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Fuente: Santiebeati.it
Zoltán Lajos Meszlényi, Beato Obispo y Mártir, 4 de marzo
Obispo y Mártir Fecha de Beatificación: 31 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI, en ceremonia realizada en la Catedral de Esztengom.
Zoltán Lajos nació el 2 de enero de 1892 en el seno de una familia de sólida tradición católica. Llamado al sacerdocio, consiguió en la Pontificia Universidad Gregoriana el doctorado en Filosofía y en Teología y el título en Derecho Canónico. El 28 de octubre de 1937 fue ordenado obispo y nombrado auxiliar de la archidiócesis de Esztergom en Hungría. Su preparación y su celo pastoral le permitieron una notable laboriosidad pastoral y cultural. Inmediatamente después de la segunda Guerra Mundial, el régimen comunista húngaro inició un encarnizado ataque contra la Iglesia católica, aplicando a sus integrantes formas de intolerancia que a menudo desembocaron en violentas y sanguinarias persecuciones. Acontecimiento emblemático de este período de terror y real opresión fue la detención del Primado de Hungría, el arzobispo Jozsef Mindszenty. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Marzo 4
Santos Focio, Arquelao, Quirino y otros diecisiete compañeros, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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