jueves, 7 de mayo de 2015

Jueves del Santísimo Sacramento. 07/05/2015. Santa Flavia ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes;permanezcan en mi amor. Pero sólo permanecerán en mi amor si ponen en práctica mis mandamientos, lo mismo que yo he puesto en práctica los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todo esto para que participen de mi alegría, y su alegría sea completa".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

jue 5a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Cantemos al Señor, pues su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor Dios todopoderoso, que sin mérito alguno de muestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza a la alegría; no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Juzgo que no se debe importunar a los paganos que se convierten a Dios

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 7-21

Por aquellos días, después de una larga discusión sobre el asunto de la circuncisión, Pedro se levantó y les dijo:
"Hermanos: Ustedes saben que, desde los primeros tiempos, Dios me eligió a mí de entre ustedes para que los paganos oyeran por mi boca el mensaje de la buena noticia y creyeran. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio a favor de ellos, otorgándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. Sin hacer diferencia entre ellos y nosotros, purificó sus corazones con la fe.
¿Por qué quieren ahora poner a prueba a Dios, tratando de imponer a los discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar? Nosotros, en cambio, creemos que nos salvaremos por la gracia del Señor Jesús; y ellos exactamente igual".
Toda la multitud guardó silencio; y escuchaba a Pablo y a Bernabé contar las señales y prodigios que Dios había hecho entre los paganos por medio de ellos.
Cuando acabaron de hablar, tomó la palabra Santiago y dijo:
"Hermanos, escúchenme. Simón ha contado cómo, Dios, desde el principio, eligió de entre los paganos un pueblo consagrado a su nombre. Esto concuerda con las palabras de los profetas, porque está escrito:Después de esto regresaré y restauraré la tienda de David, que estaba destruida. Repararé sus ruinas y la volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, junto con todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre. Así lo dice el Señor que realizó estas cosas, anunciadas desde antiguo.
Por eso, en mi opinión, no hay que crear dificultades a los paganos que se convierten. Es suficiente escribirles que se abstengan de toda contaminación, de la idolatría, de matrimonios ilegítimos, de comer la carne de animales muertos sin desangrar. Ya que desde hace siglos la ley de Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores, que la leen en las sinagogas todos los sábados".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 95, 1-2a.2b-3.10

Cantemos la grandeza del Señor.

Canten al Señor un canto nuevo, que toda la tierra cante al Señor; canten al Señor, bendigan su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.

Celebren día tras día su victoria. Propaguen su grandeza entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.

Digan a las naciones: "El Señor es rey". El aseguró el mundo para que permanezca firme; él gobierna a los pueblos con rectitud.
Cantemos la grandeza del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.

Evangelio

Permanezcan en mi amor para que su alegría sea plena

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-11

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes;permanezcan en mi amor. Pero sólo permanecerán en mi amor si ponen en práctica mis mandamientos, lo mismo que yo he puesto en práctica los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todo esto para que participen de mi alegría, y su alegría sea completa".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que por medio de estos dones que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Cristo sacerdote y víctima

y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que anunciaban los sacrificios de la antigua alianza, y ofreciéndose a sí mismo por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para el que murió y resucitó por ellos. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Ven, Señor, en ayuda de tu pueblo, y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, la novedad de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. 5ª semana. Jueves

OFRECER LAS OBRAS DEL DÍA

— El ofrecimiento de obras dirige a Dios nuestro día desde los comienzos. Nuestra primera oración.

— Cómo hacerlo. El "minuto heroico".

— El ofrecimiento de obras y la Santa Misa. Ofrecer nuestra tarea al Señor muchas veces al día.

I. Para ordenar nuestra vida, el Señor nos ha dado los días y las noches. El día habla al día y la noche comunica sus pensamientos a la noche1. Y cada nuevo día, al despedirse el día pasado, nos recuerda que hemos de continuar nuestros trabajos interrumpidos y renovar nuestros proyectos y nuestras esperanzas. "El hombre sale a trabajar hasta el anochecer: entonces llega la noche y, con una amable sonrisa, (Dios) nos manda dejar todos nuestros juguetes, con los cuales nos alborotamos tanto nosotros (...), nos cierra los libros, nos esconde las distracciones, extiende un gran manto negro sobre nuestra vida...; cuando la oscuridad se cierra a nuestro alrededor, vivimos un ensayo general de la muerte; el alma y el cuerpo se dan las buenas noches... Luego llega la mañana y con la mañana el renacimiento"2.

Cada día comienza, en cierto modo, con un nacimiento y acaba con una muerte; cada día es como una vida en miniatura. Al final, nuestro paso por el mundo habrá sido santo y agradable a Dios si hemos procurado que cada jornada fuera grata a Dios, desde que despunta el sol hasta su ocaso. También la noche, porque del mismo modo la hemos ofrecido al Señor. El hoy es lo único de que disponemos para santificarlo. El día habla al día; el día de ayer susurra al de hoy, y nos dice de parte del Señor: Comienza bien. "Pórtate bien "ahora", sin acordarte de "ayer", que ya pasó, y sin preocuparte de "mañana", que no sabes si llegará para ti"3. El día de ayer ha desaparecido para siempre, con todas sus posibilidades y con todos sus peligros. De él solo han quedado motivos de contrición por las cosas que no hicimos bien, y motivos de gratitud por las innumerables gracias, beneficios y cuidados que recibimos de Dios. El "mañana" está aún en las manos del Señor.

Lo que debemos santificar es el día de hoy. ¿Y cómo vamos a empezarlo si no es ofreciéndoselo a Dios? Solo quienes no conocen a Dios y los cristianos tibios comienzan sus días de cualquier manera. El ofrecimiento de obras por la mañana es un acto de piedad que orienta bien el día, que lo dirige a Dios desde sus comienzos, de la misma manera que la brújula señala al Norte. El ofrecimiento de obras nos dispone desde el primer momento para escuchar y atender las innumerables inspiraciones y mociones del Espíritu Santo en este día, que ya no se repetirá nunca más. Hoy si oís su voz no queráis endurecer vuestros corazones4. Y en cada jornada nos habla Dios.

Le decimos al Señor que le queremos servir en el día de hoy, que le queremos tener presente. "Renovad cada mañana, con un serviam! decidido –¡te serviré, Señor!–, el propósito de no ceder, de no caer en la pereza o en la desidia, de afrontar los quehaceres con más esperanza, con más optimismo, bien persuadidos de que si en alguna escaramuza salimos vencidos podremos superar ese bache con un acto de amor sincero"5.

Nuestras obras llegarán antes a Dios si hacemos el ofrecimiento a través de su Madre, que es también Madre nuestra. "Aquello poco que desees ofrecer, procura depositarlo en aquellas manos de María, graciosísimas y dignísimas de todo aprecio, a fin de que sea ofrecido al Señor sin sufrir de Él repulsa"6.

II. La costumbre de ofrecer el día a Dios también la vivían los primeros cristianos: "apenas despertar, antes de enfrentarse de nuevo con el trasiego de la vida, antes de concebir en su corazón cualquier impresión, antes incluso de acordarse del cuidado de sus intereses familiares, consagran al Señor el nacimiento y principio de sus pensamientos"7.

San Pablo exhortaba a los primeros cristianos a ofrecer todo su día a Dios. Recomendaba a los primeros cristianos de Corinto: Ya comáis, ya bebáis o ya hagáis alguna otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios8. Y a los colosenses: Y todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por Él9.

Muchos buenos cristianos tienen el hábito adquirido de dirigir su primer pensamiento a Dios. Y enseguida el "minuto heroico", que es una buena ayuda para hacer bien el ofrecimiento de obras y comenzar bien el día. "Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y... ¡arriba! —El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza"10. "Si, con la ayuda de Dios, te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.

"¡Desmoraliza tanto sentirse vencido en la primera escaramuza!"11.

Aunque no hay por qué adaptarse a una fórmula concreta, es conveniente tener un modo habitual de hacer esta práctica de piedad, tan útil para que marche bien toda la jornada. Unos recitan alguna oración sencilla aprendida de pequeños... o de mayores. Es muy conocida esta oración a la Virgen, que sirve a la vez de ofrecimiento de obras y de consagración personal diaria a Nuestra Señora: ¡Oh Señora mía! ¡Oh madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos, y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de bondad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.

Aparte del ofrecimiento de obras, cada cual verá lo que estima oportuno añadir a sus oraciones al levantarse: alguna oración más a la Virgen, a San José, al Ángel de la Guarda. Es un momento también oportuno para traer a la memoria los propósitos de lucha que se concretaron en el examen de conciencia del día anterior, renovando el deseo y pidiendo a Dios la gracia para cumplirlos.

Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día: sálvanos hoy con tu poder, para que no caigamos en ningún pecado; sino que nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos12.

III. Hemos de dirigirnos al Señor cada día pidiéndole ayuda para tenerle siempre presente; y no solo en los momentos expresamente dedicados a hablar con Él, sino también en las normales actividades diarias, pues queremos que además de estar bien realizadas sean oración grata a Dios. Por eso podemos decir con la Iglesia: Te pedimos, Señor, que prevengas nuestras acciones y nos ayudes a proseguirlas, para que todo nuestro trabajo empiece en Ti y por Ti alcance su fin13.

En la Santa Misa encontramos el momento más oportuno para renovar el ofrecimiento de nuestra vida y de las obras del día. Cuando el sacerdote ofrece el pan y el vino, nosotros ofrecemos cuanto somos y poseemos, y todo aquello que nos proponemos hacer en esa jornada que comienza. En la patena ponemos la memoria, la inteligencia, la voluntad... Además, familia, trabajo, alegrías, dolor, preocupaciones... Y las jaculatorias y actos de desagravio, las comuniones espirituales, las pequeñas mortificaciones, los actos de amor con que esperamos llenar el día. Siempre resultarán pobres y pequeños estos dones que ofrecemos, pero al unirse a la oblación de Cristo en la Misa se hacen inconmensurables y eternos. "Todas sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el cotidiano trabajo, el descanso de alma y de cuerpo, si son hechas en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida, si se sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo (Cfr. 1 Pdr 2, 5), que en la celebración de la Eucaristía se ofrecen piadosamente al Padre junto con la oblación del Cuerpo del Señor"14.

En el altar, junto al pan y al vino, hemos dejado cuanto somos y poseemos: ilusiones, amores, trabajos, preocupaciones... Y en el momento de la Consagración se lo entregamos definitivamente a Dios. Ahora, ya nada de eso es solo nuestro, y por tanto –como quien lo ha recibido en depósito y administración– deberemos utilizarlo para el fin al que lo hemos destinado: para la gloria de Dios y para hacer el bien a quienes están cerca de nosotros.

El haber ofrecido todas nuestras obras a Dios nos ayudará a hacerlas mejor, a trabajar con más eficacia, a estar más alegres en la vida de familia aunque estemos cansados, a ser mejores ciudadanos, a vivir mejor la convivencia con todos. El ofrecimiento de nuestras obras podemos repetirlo, aunque solo sea con el pensamiento, muchas veces a lo largo del día; por ejemplo, cuando iniciamos una nueva actividad, o cuando lo que estamos haciendo nos resulte particularmente dificultoso. El Señor también acepta nuestro cansancio, que así adquiere un valor redentor.

Vivamos cada día como si fuera el único que tenemos para ofrecer a Dios, procurando hacer las cosas bien, rectificando cuando las hemos hecho mal. Y un día será el último y también se lo habremos ofrecido a Dios nuestro Padre. Entonces, si hemos procurado vivir ofreciendo continuamente a Dios nuestra vida, oiremos a Jesús que nos dice, como al buen ladrón: En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso15.

1 Sal 18, 3. — 2 R. A. Knox, Ejercicios para seglares, Rialp, 2ª ed., Madrid 1962, pp. 45-46. — 3 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 253. — 4 Sal 94, 7-8. — 5 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 217. — 6 San Bernardo, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María, 18. — 7 Casiano, Colaciones, 21. — 8 1 Cor 10, 31. — 9 Col 3, 17. — 10 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 206. — 11 Ibídem, n. 191. — 12 Liturgia de las Horas. Laudes. — 13 Ibídem, Oración de Laudes. Lunes 1ª semana. — 14 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 34. — 15 Lc 23, 43.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Flavia Domitila, Santa Mártir, Mayo 7

Fuente: Archidiócesis de Madrid

Flavia Domitila, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Domitila, mártir, que, siendo hija de la hermana del cónsul Flavio Clemente, fue acusada durante la persecución bajo el emperador Domiciano de haber renegado de los dioses paganos y, por ello, por su fe en Cristo, junto con otros muchos cristianos fue desterrada a la isla de Ponza, en el Lacio, en la que padeció un prolongado martirio (s. I/II).

Etimológicamente: Flavia = Aquella de cabellos dorados, es de origen latino.

 

El emperador es Vespasiano. Flavio Clemente es su sobrino, está casado con Flavia Domitila, se han hecho cristianos y es cónsul en el año 95. Tiene dos primos carnales que son Tito y Domiciano que, al no tener descendencia directa masculina, deberían dejar su puesto a uno de los hijos de Flavio Clemente según el derecho romano; poco faltó para que la Iglesia tuviera en el primer siglo un emperador cristiano, pero no sólo no fue así, sino que el emperador Domiciano desató una violenta persecución.

No distinguían muy bien por aquel entonces los que mandaban en Roma entre judíos y cristianos; los llaman simplemente paganos porque ni unos ni otros adoraban imágenes por seguir los Libros Santos. Vespasiano y Tito habían hecho la guerra y destruido la Ciudad Santa; los judíos y cristianos -que para ellos es igual- deben pagar impuestos. Como las cuentas cantan, Domiciano advierte por el monto de la recaudación el gran número de paganos que hay en el Imperio y ve que están presentes en todos los estamentos. Piensa que la depuración étnica se impone y Flavio Clemente, entre muchos, es denunciado -dice Suetonio "con acusaciones muy endebles"- y martirizado junto con su mujer o quizá ésta fuera mandada al destierro a la isla de Pandataria, como era costumbre entre los romanos para la gente noble. Así se concluyen los datos que proporciona la historia bien documentada.

Pero así como la historia ofrece unos datos seguros y fiables, la leyenda marca el paso de la historia a la ficción en la historia novelada para gusto y edificación de los cristianos cuando se habla de Flavia Domitila. Más que admitir la existencia de dos Flavias en el mismo tiempo y lugar, según los datos que se tienen, parece lo más probable y sensato aceptar la lectura en novela de la mártir Flavia Domitila, desdoblada.

Así nos encontramos con una novela de altos vuelos literarios en la que, con la base firme de la existencia de una mártir perteneciente a la más alta nobleza, se narra el destierro de Flavia, joven prometida de un joven pagano llamado Aureliano; los soldados
Nereo y Aquileo, terminan por convencer a la novia para que acepte la virginidad rechazando la boda prevista. Se anota la esperada reacción violenta del joven pagano despreciado: denuncia como cristiana a la novia y la destierran a la isla de Poncia. La imaginación del autor hace intervenir al papa Clemente consagrando la virginidad de Flavia Domitila. Hay enredos entre amigos de la magia y adivinación por una parte y testigos que narran lo que pasó entre Pedro y Simón, el mago, por otra.

La protagonista que ocupa el centro del relato es un ejemplo de pulcritud y sensatez, mantiene el nervio de la historia con la valentía del seguimiento a Jesús ante la autoridad constituida, apareciendo también momentos de dudas que mantienen el suspense sobre los inciertos resultados de su elección, y ¡cómo no! su apostolado. Se desarrolla abundante doctrina para proclamar -en demasía- la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio. El guión no está exento de elementos dramáticos que mantienen la atención de los lectores y oyentes con los enredos de seducción por parte de Aureliano, que acaba dramáticamente muerto por la decepción y el rechazo. También se condenan las orgías propias del tiempo y la vanagloria de quien no tiene más perspectiva que la vida presente. La vuelta del destierro, además de poner fin a la preciosa novela ejemplar, sirve para describir el martirio con formas adecuadas al estilo del relato: Flavia Domilitila y sus dos sirvientas neoconversas por su ejemplo y palabras -también vírgenes cristianas- acaban quemadas vivas en su propia casa de Terracina por denuncia de paganos.

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Gisela de Hungría, Beata Viuda y Abadesa, Mayo 7  

Gisela de Hungría, Beata

Viuda y Abadesa

Martirologio Romano: En el monasterio de Niedernburg, cercano a Passau, de Baviera, en Alemania, beata Gisela, que estuvo casada con san Esteban de Hungría, a quien ayudó en la propagación de la fe, pero a la muerte del rey fue privada de sus bienes y de su reino, retirándose al citado monasterio, que gobernó después como abadesa (1060).

Etimológicamente: Gisela = Aquella que es una flecha poderoza, es de origen germánico.

 

Etimológicamente significa "flecha poderosa". Viene de la lengua alemana.

Nacida a finales del siglo X, fue hija de San Enrique II, emperador de Baviera.

Se casó con
San Esteban de Hungría, de quien fue la primera y más importante colaboradora en la conversión al catolisismo de Hungría, fundando y ayudando con muchas donasiones a monasterios e iglesias del reino.

En el año 1031 murió su hijo Emerico y en el año 1038 falleció su esposo, lo que fue el inicio de un acoso por parte del sucesor al trono, Pedro Orseolo, quien le privó todas sus posesiones y fue obligada a dejar Hungría.

Regresó a Baviera e ingresó al monasterio benedictino de Niedernburg, cercano a Passau, donde fue elegida abadesa.

Falleció en el año 1060 y fue enterrada en el mismo monasterio.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina
Juan de Beverly, Santo Obispo, Mayo 7  

Juan de Beverly, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Berveley, en Northumbria, san Juan, obispo de Hexham, y después de York, en Inglaterra, que unió el trabajo pastoral a la oración en soledad y, después de haber renunciado a su cargo, transcurrió los últimos años de su vida en el monasterio que él mismo había fundado (721).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordioso, es de origen hebreo

 

San Juan de Beverly, Obispo de York, fue primero monje y luego obispo, vivió a finales del siglo VII y principios del VIII.

Su caridad era constante con los más necesitados, tanta que llega a sanar a un sordomudo, tras descubrir, pacientemente, un modo de hacerlo vocalizar. Aunque muerto el año 721, ha sido considerado por ello como un precursor del sabio benedictino Ponce de León. Aunque las ocupaciones de un obispo siempre son muchas, y más las de uno como este, Juan siempre conseguía arañar algunos momentos, tantos como podía, para su oración y meditación, y por eso pasaba sus días libres en un bosque. Sintiéndose ya cansado, se retira en el 717 al monasterio de Beverley, después de dejar a otro santo al frente de su obispado, muriendo cuatro años después San Juan de Bevérley, obispo de York, 1721.

Puede ser considerado como un precursor del benedictino Pedro Ponce de León, que en el siglo XX recibirá el nombre de "El sacerdote de los tartamudos" por ser el autor del método de convergencia ortofónica, de renombre general, muerto con fama de santidad en Madrid en 1963.

Murió en 721.

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Fuente: Vatican.va
Rosa Venerini, Santa Maestra y Fundadora, Mayo 7  

Rosa Venerini, Santa

Fundadora de las Pías Maestras Venerini

Martirologio Romano: En Roma, beata Rosa Venerini, virgen, que nació en Viterbo y fundó las Maestras Pías, con las cuales abrió en Italia las primeras escuelas para la educación de las niñas (1728).

Etimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino.

 

Rosa VENERINI nació en Viterbo en el día 9 de febrero de 1656.

Su padre, Goffredo, originario de Castelleone di Suasa (Ancona), después de haber conseguido el título en medicina en Roma, se trasladó para Viterbo y ejerció brillantemente la profesión de médico en el Hospital Grande.

De su matrimonio con Marzia Zampichetti, miembro de una antigua familia viterbense, nacieron cuatro hijos: Domingo, Maria Magdalena, Rosa y Horácio.

Rosa, por naturaleza, era dotada de inteligencia y de sensibilidad humana fuera del común. La educación recibida en la familia le permitió desarrollar los numerosos talentos de mente y de corazón y de formarse bajo principios cristianos sólidos.

A la edad de siete años, según su primer biógrafo, Padre Jerônimo Andreucci S.I., hizo voto de consagrar a la Dios su vida. Durante la primera fase de su juventud, vivió el conflicto entre las seducciones del mundo y la promesa hecha a Dios. Superó tal conflicto con oraciones y muchos sacrificios.

A los 20 años, Rosa se interrogaba sobre su porvenir. En aquel tiempo la mujer podía escoger apenas entre las dos orientaciones de vida: el casamiento o el convento. Rosa estimaba las dos opciones, pero se sentía atraída para realizar otro proyecto para el bien de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo. Tendra que pasar mucho tiempo dedicado a los sacrificios y a la busqueda, para ser impulsada interiormente por intuiciones proféticas, que le llevarán a una solución innovadora.

En otoño del 1676, de acuerdo con su padre, Rosa entró en el Monasterio Dominico de Santa Catalina en Viterbo con la perspectiva de realizar su voto. Junto a su tía Ana Cecilia aprendió a escuchar Dios en el silencio y en la meditación. Se quedó en el Monasterio pocos meses porque la muerte prematura de su padre la obligó a regresar para acompañar en el sufrimiento a su madre.

En los años siguientes Rosa vivió acontecimientos trágicos en su familia: el hermano Domingo falleció con apenas 27 años de edad, enseguida, muere también su madre quien no aguantó el dolor. Su hermana Maria Magdalena contrajo matrimonio.

Permanecían en casa solamente Horácio y Rosa que a esta altura tenía 24 años. Impulsada por el deseo de hacer algo grande para Dios, en mayo de 1684 la Santa comenzó reunir en su casa a las niñas y mujeres de la vecindad para rezar el Rosario. El modo de orar de las jóvenes y de sus madres, y sobretodo las charlas que precedían y seguían a la oración, abrieron la mente y el corazón de Rosa frente a la triste realidad: la mujer pobre era esclava de la pobreza cultural, moral y espiritual. Entendió, entonces, que el Señor la llamaba a una misión más alta que, gradualmente, la llenaba de la urgencia de dedicarse a la instrucción y formación cristiana de las jóvenes, no con encuentros periódicos, sino con una Escuela entendida en el sentido total de la palabra.

En el día 30 de agosto del 1685, con la aprobación del Obispo de Viterbo, Cardenal Urbano Sacchetti y la colaboración de dos compañeras, Gerolama Coluzzelli y Porzia Bacci, Rosa dejó la casa paterna para dar inicio a su primera escuela, proyectada según un desígnio original que había madurado en la oración y en la busqueda de la Voluntad de Dios. El primero objetivo de la Fundadora era lo de ofrecer a las niñas de la población pobre una formación cristiana completa y de prepararlas para la vida civil. Sin grandes pretensiones, Rosa había abierto la primera "Escuela Publica femenina en Italia". El origen era humilde, pero de grandeza profética: la promoción humana y la elevación espiritual de la mujer eran una realidad que no tardaría en recibir el reconocimiento de las autoridades religiosas y civiles.

El crecimiento de la Obra.

En el comienzo no fue fácil: Las tres primeras Maestras tuvieron que afrontar las resistencias del Clero que sentía como exclusividad suya enseñar el catecismo; pero la resistencia más fuerte venía de los intelectuales que se sentían escandalizados al ver la osadía de una mujer, de la alta burguesía viterbense, que tomaba con seriedad y amor la educación de las niñas de la baja clase social. Rosa enfrentó todo por amor a Dios, y con firmeza que era la caracterísaba, prosiguió el camino que había iniciado, teniendo ahora más que nunca, la certeza de estar dentro de un verdadero Proyecto de Dios.

Los resultados le dieron razón: ¡los propios Párrocos constataron el bien qué estas Escuelas Pías surtieron entre las niñas y sus madres!. La valía de aquella iniciativa fue reconocida y la fama sobrepasó los confines de la Diócesis. El Cardenal Marcos Antônio Barbarigo, Obispo de Montefiascone, comprendió la genialidad del proyecto viterbense e invitó a la Santa a su diócesis. La Fundadora, siempre lista, contestó a la invitación: de 1692 a 1694 Rosa abrió una decena de escuelas en Montefiascone y en las Ciudades cituadas alrededor del lago de Bolsena. El Cardenal suministraba los medios materiales y Rosa concienciaba las familias, preparaba las maestras y organizaba la Escuela. Cuando tuvo que tornar a Viterbo, para cuidar de la estabilidad de su primera obra, Rosa confió las Escuelas y las Maestras a la dirección de una joven, Lucia Filippini, cuyas calidades, de mente, de corazón y de espíritu, ya había percibido antes.

Después de las Escuelas de Viterbo y Montefiascone, fueron abertas otras en la región de Lazio. Rosa llegó a Roma en el año 1706, pero la primera experiencia romana fue para ella un fracaso total. Esto le marcó hondamente y la forzó a esperar un período largo de seis años antes de reconquistar la confianza de las autoridades. En el día 8 de diciembre del 1713, con a ayuda del Abad Degli Atti, gran amigo de la familia Venerini, Rosa pudo abrir su Escuela en el centro de Roma, a los pies del Capitolio. El 24 de octubre de 1716 recibió a visita del Papa Clemente XI, que acompañado por ocho Cardenales, quiso asistir a las clases. Maravillado y lleno de complacencia, al fin de la mañana, se dirigió a la fundadora con estas palabras: "¡Señora Rosa, usted hace lo que nosotros no podemos hacer!. Le agradecemos mucho porque, estas escuelas, ¡santificarán Roma!". Desde aquel momento, Gobernadores y Cardenales pidieron las escuelas para sus territorios. El trabajo de la Fundadora se volvió intenso, lleno de peregrinaciones y de cansancio para la formación de nuevas comunidades. Fue, también, motivo de mucha alegría y de sacrificios. Donde surgía una escuela, luego se notaba un radical cambio positivo, de la juventud.

Rosa Venerini murió santamente en la casa de San Marcos en Roma, en la noche del 7 de mayo de 1728. Había abierto más de 40 Escuelas. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de Jesus (Roma) que ella tanto amaba. En el año 1952, por ocasión de la Beatificación, sus restos mortales fueron trasladados en la Capilla de la Casa General, en Roma.

La Espiritualidad

Durante toda su vida, Rosa siempre se movió adentro del océano de la Voluntad de Dios. Decía: "me siento tan apegada a la Voluntad de Dios, que no me importa ni la muerte ni la vida, quiero lo que Él quiere, quiero servíle lo cuanto Él quiere ser servido por mí y nada más! ". Después de un primera contacto con los Padres Dominicos del Santuario "Madonna della Quercia" en los alrededores de Viterbo, siguió la dirección espiritual del P. Ignacio Martinelli, y acogió fielmente la espiritualidad austera y equilibrada de San Inácio de Loyola creada para la dirección de los Jesuitas.

Las crisis de la adolescentes, las perplejidades de la juventud, la busca de nuevos caminos, la fundación de las Escuelas y de las Comunidades, las relaciones con la Iglesia y con el mundo, todo era orientado al Querer Divino. La oración era el aire que respiraba durante toda su jornada.

Rosa no imponía a sí misma ni a sus hijas largas oraciones pero recomendaba qué la vida de las Maestras, en el ejercicio del ministerio educativo, ¡fuese un continuado hablar con Dios, de Dios, para Dios!. La íntima comunión con el Señor era mantenida por la oración mental que la Santa consideraba "alimento esencial del alma". En la meditación, Rosa escuchaba al Maestro que enseñaba caminando por las carreteras de Palestina, pero, de manera particular, desde lo alto de la Cruz.

Con lo mirada fija en Jesus Crucificado, Rosa sentía cada vez más fuerte dentro de sí la pasión para la salvación de las criaturas humanas. Por eso, vivía cada día la Eucaristía de manera mística: en su imaginación, la Santa veía el mundo como un gran círculo; se colocaba en el centro y contemplaba Jesús, Víctima inmaculada, que en toda rincón de la tierra se ofrecía al Padre a través del Sacrificio Eucarístico. Llamaba a este modo de elevarse a Dios "el Círculo Máximo". Con oración incesante, participaba espiritualmente de todas las Santas Misas que eran celebradas en toda parte del mundo: unía los dolores, el cansancio, las alegrías de su vida a los sufrimiento de Jesucristo, preocupándose que la Preciosa Sangre de Jesus no fuese derramado en vano.

El Carisma

Podemos sintetizar el carisma de Rosa Venerini en pocas palabras. Vivió consumada por dos grandes pasiones: la pasión por Dios y la pasión por la salvación de las criaturas humanas. Cuando comprendió que las niñas y las mujeres de su tiempo tenían necesidad de ser educadas e instruidas sobre las verdades de la Fe y de la Moral, no escatimó tiempo, trabajo, luchas, dificultades de todo tipo a la fin de contestar al llamado de Dios. Era consciente de que el anuncio de la Buena Nueva sólo podía ser acogido, si antes, las personas fuesen liberadas de las tiniebla de la ignorancia y del error. Además, había intuido que la formación profesional podía conseguir para la mujer una promoción humana y un reconocimiento en la sociedad. Este proyecto requería una Comunidad Educadora, sin pretensiones. Rosa, con gran anticipación histórica, ofreció a la Iglesia el estilo de la Comunidad Religiosa Apostólica.

Rosa no ejerció su misión educativa sólo en la escuela, sino usó todas las oportunidades que tuvo para anunciar el Amor de Dios: confortaba y curaba a los enfermos, reanimaba a los desesperanzados, consolaba a los aflictos, invitaba a los pecadores a la vida nueva, exhortaba a la fidelidad a las personas consagradas, auxiliaba a los pobres, combatía toda forma de esclavitud moral. Educar para salvar se volvió el lema que impulsa a las Pías Maestras Venerini a continuar la Obra del Señor de acuerdo a los deseos de su Fundadora y a irradiar por el mundo el Carisma de la Santa Madre: liberar a la criatura humana de la ignorancia y del mal para que el Proyecto de Dios, que cada persona posee, se vuelva visible.

Es ésta a magnifica herencia que Rosa Venerini dejó a sus hijas; doquiera que estén: en Italia, como en los otros Países, las Pías Maestras buscan vivir y transmitir el deseo apostólico de la Madre, privilegiando a los más pobres. La Congregación, después de haber dado su contribución en favor de los italianos emigrados a los E.U.A., desde 1909, y en Suiza de 1971 al año 1985, expandió su actividad apostólica en otros Países: en India, en Brasil, en los Camerún, en Romania, en Chile, en Venezuela, en la Albânia y en Nigeria.

Fue canonizada el 15 de octubre de 2006 por S.S. Benedicto XVI.

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Fuente: Vatican.va
Agustín Roscelli, Santo Sacerdote y Fundador, Mayo 7  

Agustín Rocelli, Santo

Fundador de la Congregación de
Hermanas de la Inmaculada Concepción de la
Bienaventurada Virgen María

Martirologio Romano: En Génova, en Italia, san Agustín Roscelli, presbítero y fundador de la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, para la formación de las niñas (1902).

Etimológicamente: Agustín = Aquel que es venerado, es de origen latino.

 

En Agustín Roscelli, la Iglesia nos señala un ejemplo de sacerdote y de Fundador santo.

Como sacerdote encarnó la figura del "pastor", del educador en la fe, del ministro de la Palabra, del guía espiritual.

Siempre dispuesto a donarse en la obediencia, en la humildad, en el silencio y en el sacrificio, buscó sólo la voluntad de Aquél que lo había llamado y enviado.

En el desarrollo de su ministerio sacerdotal siguió el ejemplo de Cristo, armonizando la vida interior con la intensa acción pastoral y su obra fue fecunda porque estuvo alimentada por la continua oración y por un gran amor hacia la Eucaristía.

Supo leer las situaciones de su tiempo e intervenir concretamente en favor de los más indefensos, y en particular se empeñó para salvar a la juventud, de las insidias y de los peligros morales.

Se dejó conducir por el Espíritu hasta fundar, casi sin saberlo, una Familia religiosa.

Nació en Bargone de Casarza Ligure (Génova, Italia), el 17 de julio de 1818 de Domingo y María Gianelli; fue bautizado el mismo día porque se temía por su vida.

Su familia, pobre de medios materiales, fue siempre para él, un ejemplo de fe y de virtudes cristianas.

Inteligente, sensible, más bien reservado, Agustín muy pronto se mostró útil a la familia en el cuidado del rebaño paterno.

Sus padres lo confiaron al Párroco, el Padre Andrés Garibaldi, quien le impartió los primeros elementos del saber.

Hacia el sacerdocio

En mayo de 1835, con ocasión de una misión animada por el Archipresbítero de Chiavari, Antonio María Gianelli, Agustín se sintió decididamente llamado al sacerdocio y se trasladó a Génova para comenzar los estudios.

Los años de preparación a la Ordenación sacerdotal fueron duros y difíciles, debiendo él mismo afrontar graves desafíos económicos.

Lo sostuvieron la voluntad tenaz, la intensa oración y la ayuda de personas buenas, tales como el canónigo Gianelli quien, nombrado Obispo de Bobbio en el año 1838, le encontró una ubicación como clérigo-sacristán y custodio de la iglesia del Conservatorio de las Hijas de San José en San Rocchino, de la cual Mons. Gianelli era el Director; los jesuitas después, lo vieron como el "diligente prefecto", como lo afirma el mismo Rector en 1845.

El 19 de setiembre de 1846, fue ordenado sacerdote por el Cardenal Plácido María Tadini.

Vice-Párroco - Confesor santo - Educador junto a los Artesanitos

El Padre Agustín fue destinado inmediatamente al populoso barrio de San Martín de Albaro donde, con el espíritu de Cristo Pastor y con la administración de todos los sacramentos, inició su humilde servicio en la obra de santificación, dedicándose con esmero, caridad y con el ejemplo, al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo.

En el confesionario adquirió un conocimiento concreto de la triste realidad y de los peligros en los que se encontraban tantas jóvenes que, por motivos de trabajo, se trasladaban a la ciudad convirtiéndose en fácil presa para los deshonestos.

Allí, su corazón de padre se angustiaba y se conmovía al pensar que tantas almas sencillas podían perderse, porque se las dejaba solas e indefensas.

En 1858, si bien continuaba a dedicarse asiduamente al ministerio de la Confesión, aceptó colaborar con el Padre Francisco Montebruno en la Obra de los Artesanitos.

Entre los encarcelados y luego al horfanatorio

En 1872 amplió su campo de apostolado. Como ministro de Cristo "tomado entre los hombres y constituido en favor de los hombres", se consagró enteramente a la obra a la que el Señor lo había llamado, sin apartarse de las miserias y de las pobrezas morales de su ciudad, interesándose no sólo de la juventud masculina y femenina, sino incluso de los detenidos en la cárcel de San Andrés, para llevar el consuelo y la misericordia del Señor.

En 1874, Capellán del nuevo Horfanatorio Provincial en la calle "delle Fieschine", se dedicó a los recién nacidos administrándoles el Bautismo por un lapso de 22 años (de los registros resulta que los bautizados fueron 8.484) y, haciendo suyas las palabras de San Agustín "la plenitud de todas nuestras obras es el amor", trabajó intensamente incluso a favor de las madres solteras, las que eran jovencitas sencillas del pueblo que, por la falta de un trabajo digno y retribuido, se convertían en víctimas de los malintencionados.

Las escuelas taller

El Padre Roscelli recibió la propuesta de algunas de sus penitentes, espiritualmente maduras que, condividiendo su deseo de salvar las almas, le ofrecieron su colaboración para ayudar a tantas jóvenes necesitadas de asistencia moral, de una guía segura y de ser capaces de ganar honestamente lo necesario para vivir.

En estas sedes, las jóvenes recibían una instrucción moral y religiosa, junto a una sólida formación humana y cristiana en forma tal que las preparaba para prevenir o para defenderse de los peligros de la ciudad, y al mismo tiempo las capacitaba profesionalmente.

Una nueva Congregación

La tímida idea de dar vida a una Congregación religiosa fue estimulada por Mons. Salvador Magnasco y por las colaboradoras del Padre Roscelli, las maestras de las Casas-Taller, las que estaban convencidas que la Consagración a Cristo y el empeño de santificación en la vida comunitaria, son la fuerza del apostolado.

El Padre Agustín, interpeló incluso al Papa Pío IX y después de haber recibido la respuesta "Deus benedicat te et opera tua bona" (Dios te bendiga a ti y a tu buena obra), se sometió totalmente a la voluntad de Dios y el 15 de octubre de 1876 realizó su sueño, y el 22 del mismo mes, entregó el hábito religioso a sus primeras Hijas a las que llamó Hermanas de la Inmaculada, indicando a las mismas el camino de santidad, señalado particularmente por las virtudes propias de Quien es el modelo de la vida consagrada.

Después de las primeras incertezas, su obra se consolidó y se dilató más allá de los confines de Génova y de Italia.

La existencia del "pobre sacerdote" concluyó el 7 de mayo del año 1902.

El Padre Roscelli fue:

Hombre de Dios: intuyó los designios de Dios sobre sí mismo y se abandonó a El en una total docilidad.

En el humilde Sacerdote la acción divina y la humana, la contemplación y la acción, se integraron en una admirable unidad de vida. Su apostolado siempre ha brotado de la experiencia de Dios, que se abre a la oración, a la testimonianza de fidelidad al ministerio sacerdotal, al anuncio del Evangelio.

Sal de la tierra: contemplativo, pobre, austero, siempre eligió el último puesto, la renuncia. Olvidado de si mismo, de las propias exigencias, del proprio tiempo, estuvo siempre a disposición de los demás en el confesionario, y como fermento evangélico, intensificó la caridad "en la que confluían el amor hacia Dios y hacia los hombres".

Signo profético: separado del mundo, pero en estrecha relación con la realidad concreta de su tiempo, el Roscelli ha hecho visible el primado del amor de Dios, acercándose con espíritu misericordioso y con corazón amoroso de Padre, a los abandonados, a los encarcelados, a las madres solteras, a la juventud en general y injusticia a quien hubiese caído víctima de la injusticia; a todos ayudó y se mostró con una profunda sensibilidad por los derechos humanos y por la causa justa de la promoción del hombre.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Alberto de Bérgamo, Beato Terciario Dominico, Mayo 7  

Alberto de Bérgamo, Beato

Terciario Dominico

Martirologio Romano: En Cremona, de Lombardía, beato Alberto de Bérgamo, labrador, el cual, después de soportar con paciencia las reprensiones que su mujer le hacía por su gran generosidad hacia los pobres, abandonó sus tierras y vivió como hermano de penitencia de santo Domingo (1279).

Etimológicamente: Alberto = Aquel que brilla por su nobleza, es de origen germánico.

 

Alberto pertenecía la Tercera Orden Dominica y, por eso, vivió como lego, a pesar de ser casado y estar dedicado a la vida de trabajo en el campo.

Dueño de una sensible generosidad, pasó su vida ayudando a los necesitados, distribuyendo alimentos y dinero.

Además, hizo numerosas peregrinaciones, sobre todo a Santiago de Compostela, prestando sus servicios a otros peregrinos a todo lo largo del camino, que era recorrido a pie.

También visitó Roma y Tierra Santa.

Murió en Cremona, en Italia.

Después de su muerte, le fueron atribuidos muchos milagros, siendo su generosidad, marca distintiva de su persomalidad, famosa hasta nuestros días.

El Papa Benedicto XIV confirmó su culto el 9 de mayo de 1748.

La comunidad dominica lo recuerda el 7 de mayo, pero en otros santorales se lo recuerda el 11 del mismo mes.

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Fuente: Franciscanos.org
Antonio Bajewski, Beato Mártir, Mayo 7  

Antonio Bajewski, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Antonio Bajewski, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que alcanzó la gloria del Señor durante la guerra, terriblemente quebrantado por los tormentos sufridos en la cárcel a causa de su fe (1941).

Etimológicamente: Antonio = Aquel que es digno de estima, es de origen latino.

 

Sacerdote, profeso en la Orden de los Hermanos Menores Conventuales desde 1934.

Vivió en el convento de Niepokalanów, y fue uno de los más cercanos colaboradores de San Maximiliano Kolbe.

Se destacaba por su fe profunda y viva. Arrestado el 17 de febrero de 1940, murió en Auschwitz el 8 de mayo de 1941 a causa de las condiciones inhumanas del campamento.

En medio de los sufrimientos repetía: "Quiero ser clavado con Cristo en la cruz". Al acercarse la muerte pidió a uno de los prisioneros: "Cuenta a mis cohermanos de Niepokalanów que he muerto aquí, fiel a Cristo y a la Inmaculada".

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Antonio de Kiev, Santo Eremita, Mayo 7  

Antonio de Kiev, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En Kiev, en Rusia (hoy en Ucrania), san Antonio, ermitaño, que inició su vida monástica en el monte Athos y después la prosiguió en el monasterio de esa ciudad, denominado de las Grutas (1073).

Etimológicamente: Antonio = Aquel que es digno de estima, es de origen latino.

 

Durante la época de la evangelización de Rusia floreció mucho la vida monástica bizantina. El monasterio de Studios, en Constantinopla, así como los que surgieron de él, se hallaban en la cumbre de su esplendor (aunque muy poco después iba a empezar a decaer su influencia) y comenzaban a hacerse las grandes fundaciones del Monte Athos. Pero los primeros monasterios que hubo en Rusia, que debían su existencia a la intervención de los grandes príncipes y obispos griegos, no tuvieron mayor importancia. La época del florecimiento de la vida monástica en Rusia empezó con la fundación del monasterio de las Cuevas en Kiev (Kiev-Pecherskaya Lavra). Dicho monasterio no nació por iniciativa de los grandes de este mundo, sino que fue fundado por monjes rusos y para monjes rusos. Mons. Alejandro Sipiaguin ha escrito que fue "el primer monasterio ruso, cronológicamente hablando y también el primero en importancia, por los grandes valores espirituales con que enriqueció el tesoro de la religión del pueblo." Sus fundadores, "primeras luces brillantes encendidas por Rusia ante la imagen del Cristo universal", fueron San Antonio y San Teodosio Pechersky.

Antonio nació el año de 983, en Lubeck, cerca de Chernigov. En su juventud vivió algún tiempo en la soledad, según el ejemplo de los anacoretas de Egipto. Pero pronto comprendió que esa forma de vida, como cualquier otra, exigía cierta preparación. Así pues, emprendió el viaje al Monte Athos, donde practicó la vida eremítica con los monjes del monasterio de Esfigmenu. Al cabo de algunos años, su abad le mandó que regresase a su patria, a pesar de la repugnancia de Antonio, diciéndole: "El Señor te ha fortalecido en el camino de la santidad, y ahora te toca guiar a otros por ese camino. Vuelve a tu patria, con la bendición del Monte Santo; ahí serás padre de muchos monjes."

Antonio obedeció. Sin embargo, como no encontrase paz ni soledad suficientes en los monasterios fundados por los príncipes, se refugió en la cueva de un acantilado a orillas del Dniéper, en Kiev. Se alimentaba de pan, verduras y agua, cultivaba una parcela de tierra y pasaba el resto del tiempo en oración. Algunas personas acudían a consultarle o a pedirle su bendición; de cuando en cuando, le hacían algún regalo, que el santo distribuía inmediatamente entre los pobres. Algunos de esos visitantes acabaron por quedarse con él. El primero fue el monje Nikon, que era sacerdote; a éste siguieron otros aspirantes a la vida religiosa, los cuales vivían en celdas excavadas en la roca. Ampliaron algunas cuevas para instalar la capilla y el refectorio. Al contrario de otros abades de la época, San Antonio aceptaba a todos los candidatos que poseían las cualidades necesarias, ya fuesen ricos o pobres, libres o esclavos. La comunidad creció tanto, que empezó a faltar el sitio. Entonces, el príncipe Syaslav les ofreció las tierras situadas en lo alto del acantilado, y ahí construyeron los monjes un monasterio y una iglesia, dedicados a la Dormición de la Santa Madre de Dios. El cronista Néstor dice: "Muchos monasterios fueron construidos con la ayuda de los príncipes y los nobles, en cambio, este monasterio se construyó con lágrimas, ayunos y oraciones. Antonio no poseía oro ni plata y por ello se valió de estos medios."

San Antonio confió pronto la dirección de la comunidad a un monje llamado Barlaam. Después, para no verse mezclado en las disensiones de los nobles de Kiev, se retiró a Chernigov, donde fundó otro monasterio. Sin embargo, más tarde volvió a Pecherskaya Lavra y ahí murió, en su cueva, el año 1073, a los noventa años de edad.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Mayo 7  

Otros Santos y Beatos

Santos Flavio y cuatro compañeros, mártires
En Nicomedia, de Bitinia, san Flavio y cuatro compañeros, mártires (s. III/ IV).

San Cenérico, eremita
En Cenomano (hoy Le Mans), en la Galia, san Cenérico, diácono y monje, quien, después de visitar los sepulcros de san Martín de Tours y de san Julián de Le Mans, pasó el resto de su vida en la soledad y en la austeridad (s. VII).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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