JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos habían olvidado llevar alimento, y sólo tenían un pan en la barca. Jesús entonces se puso a advertirles, diciendo:
"Abran los ojos y tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan. Jesús se dio cuenta y les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen pan? ¿Aún no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que ya no se acuerdan? ¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos contestaron:
"Doce".
Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Jesús añadió:
"¿Y aún siguen sin
comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 6a. Ord. año impar antes Cuaresma
Antífona de Entrada
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores. Ven en mi ayuda; no me rechaces, no me abandones, Dios de mi salvación.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, fuerza de los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado
Lectura del libro del Génesis 6, 5-8; 7, 1-5.10
Al ver el Señor que crecía en la tierra la maldad del hombre y que todos sus proyectos tendían siempre al mal, se arrepintió de haberlo puesto sobre la tierra. Y, profundamente afligido, dijo:
"Borraré de la superficie de la tierra a los hombres que he creado; a los hombres, a los animales, reptiles y aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos creado".
Pero Noé obtuvo el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé:
"Entra en el arca tú con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en esta generación. De todos los animales puros toma siete parejas, macho y hembra; también de las aves del cielo toma siete parejas, macho y hembra, para que se conserven sobre la tierra. Porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de ella a todos los seres que he creado".
Noé hizo todo lo que Dios le había ordenado.
Y al cabo de siete días cayeron sobre la tierra las aguas del diluvio.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 28, 1a.2.3ac-4.3b y 9c-10
Dios bendice a su pueblo con la paz.
Alaben al Señor, hijos de Dios, alaben la gloria del nombre del Señor, póstrense ante el Señor cuando manifiesta su grandeza.
Dios bendice a su pueblo con la paz.
La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales; la voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa.
Dios bendice a su pueblo con la paz.
El Dios de la gloria ha tronado, en su templo todo grita; ¡Gloria! El Señor domina las aguas desbordadas, el Señor se sienta como rey eterno.
Dios bendice a su pueblo con la paz.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos habían olvidado llevar alimento, y sólo tenían un pan en la barca. Jesús entonces se puso a advertirles, diciendo:
"Abran los ojos y tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes".
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan. Jesús se dio cuenta y les dijo:
"¿Por qué están comentando que no tienen pan? ¿Aún no entienden ni comprenden? ¿Siguen con la mente cerrada? Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. ¿Es que ya no se acuerdan? ¿Cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?"
Ellos contestaron:
"Doce".
Jesús insistió:
"¿Y cuántos canastos llenaron con lo que sobró cuando repartí los siete panes entre los cuatro mil?"
Le respondieron:
"Siete".
Jesús añadió:
"¿Y aún siguen sin
comprender?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al ser humano el pan que lo alimenta y el sacramento que da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Una sola cosa pido al Señor, es lo único que busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que nuestra participación en este sacramento, Señor, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya a la unidad de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 17/02 Los siete fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María
(blanco)
Antífona de Entrada
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; la parte que he recibido es la más hermosa. El mismo Señor es mi recompensa.
Oración Colecta
Oremos:
Infunde, Señor, en nuestros corazones, aquel espíritu de piedad que impulsó a los santos fundadores de la Orden de los Siervos de María, a amar tiernamente a la Madre de tu Hijo y a encaminar a todos los hombres hacia ti.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
A quienes Dios justifica, los glorifica
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él, según su designio salvador. En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
De salmo 33
Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Aleluya.
Evangelio
Ustedes los que ha dejado todo y me han seguido, recibirán el ciento por uno
†Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 27-29
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:
"Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?"
Jesús le dijo:
"Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios misericordioso, que transformaste a estos siete santos para hacer de ellos unos hombres nuevos, a imagen de Cristo, renuévanos también a nosotros mediante este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y, también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos:
Antífona de la Comunión
Yo les aseguro, dice el Señor, que los que han dejado todo por seguirme recibirán cien veces más y alcanzarán la vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente, que por medio de este sacramento nos comunicas la fuerza de tu Espíritu, haz que, a ejemplo de estos siete santos, te amemos sobre todas las cosas y vivamos siempre como verdaderos hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
† Meditación diaria
6ª semana. Martes
LA TAREA SALVADORA DE LA IGLESIA
— La Iglesia, lugar de salvación instituido por Jesucristo.
— La oración por la Iglesia.
— Por el Bautismo somos constituidos instrumentos de salvación en el propio ambiente.
I. Narra el Génesis que al ver el Señor cómo crecía la maldad del hombre y que su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haberlo creado, y consideraba borrarlo de la superficie de la tierra1. Pero, una vez más, la paciencia de Dios se puso de manifiesto y decidió salvar al género humano en la figura de Noé. El Señor dijo a Noé: Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. Después vino el diluvio, con el que Dios castigó a los demás, a causa de su mala conducta.
Los Padres de la Iglesia vieron en Noé la figura de Jesucristo, que será el principio de una creación nueva. En el arca vislumbraron la imagen de la Iglesia, que flota sobre las aguas de este mundo y acoge dentro de ella a cuantos quieren salvarse2. San Agustín nos dice: "En el símbolo del diluvio, en el que los justos fueron salvados en el arca, está profetizada la futura Iglesia, que salva de la muerte en este mundo por medio de Cristo y del misterio de la Cruz"3. El arca de Noé fue el lugar de salvación. Y San Agustín continúa diciendo que "quienes fueron salvados en el arca representan el misterio de la futura Iglesia, que se salva del naufragio por la madera de la Cruz"4. El grupo de justos salvados del diluvio en el arca es un presagio de la futura comunidad de Cristo5.
El mismo Señor, antes de su Ascensión a los Cielos, entregó a sus Apóstoles sus propios poderes en orden a la salvación del mundo6. El Maestro les habló con la majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos...; y la Iglesia comenzó enseguida, con autoridad divina, a ejercer su poder salvador.
Imitando la vida de Cristo, que pasó haciendo el bien7, confortando, sanando, enseñando, la Iglesia procura hacer el bien allí donde está. Es abundante, a lo largo de la historia, la iniciativa de los cristianos y de variadísimas instituciones de la Iglesia por remediar los males de los hombres, por prestar una ayuda humana a los necesitados, enfermos, refugiados, etc. Esa ayuda humana es y será siempre grande, pero, al mismo tiempo, es algo muy secundario; por la misión recibida de Cristo, Ella aspira a mucho más: a dar a los hombres la doctrina de Cristo y llevarlos a la salvación. "Y a todos –a aquellos de cualquier forma menesterosos, y a los que piensan gozar de la plenitud de los bienes de la tierra– la Iglesia viene a confirmar una sola cosa esencial, definitiva: que nuestro destino es eterno y sobrenatural, que solo en Jesucristo nos salvamos para siempre, y que solo en Él alcanzaremos ya de algún modo en esta vida la paz y la felicidad verdaderas"8.
II. Diariamente ha de ocupar un lugar de primer orden en nuestras oraciones la persona del Romano Pontífice, su tarea en servicio de la Iglesia universal, la ayuda que le prestan sus colaboradores más inmediatos: Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius9, nos enseña a pedir la liturgia. Es abrumador el peso que, con solicitud paterna, ha de llevar sobre sí el Vicario de Cristo: si consideramos en la presencia de Dios, si advertimos –no es difícil, al conocer comentarios de la prensa laicista, de otros medios de comunicación, etc.– la resistencia con que le combaten los enemigos de la fe; si conocemos la presión de los que abominan del afán apostólico de los cristianos y se oponen a la tarea evangelizadora que impulsa constantemente el Papa, pediremos fervientemente al Señor que conserve al Romano Pontífice, que lo vivifique con su aliento divino, que lo haga santo y lo llene de sus dones, que lo proteja de modo especialísimo.
En el Evangelio de la Misa de hoy10 el Señor advierte a sus discípulos que estén alerta y se guarden de una levadura: la de los fariseos y de Herodes. No se refiere aquí a la levadura buena que han de ser sus discípulos, sino a otra, capaz también de transformar la masa desde dentro, pero para mal. La hipocresía farisaica y la vida desordenada de Herodes, que solo se movía por ambiciones personales, eran un mal fermento que contagiaba a la masa de Israel, corrompiéndola.
Tenemos el gratísimo deber de pedir cada día que todos los fieles cristianos seamos verdadera levadura en medio de un mundo alejado de Dios, que la Iglesia puede salvar. "Estos tiempos son tiempos de prueba y hemos de pedir al Señor, con un clamor que no cese (Cfr. Is 58, 1), que los acorte, que mire con misericordia a su Iglesia y conceda nuevamente la luz sobrenatural a las almas de los pastores y a las de todos los fieles"11. No podemos dejar a un lado este deber filial con nuestra Madre la Iglesia, misteriosamente necesitada de protección y de ayuda: "Ella es Madre... una madre debe ser amada"12.
Es grande el daño que produce en las almas la mala levadura de la doctrina adulterada y de desdichados ejemplos, aumentados y aireados por gentes sectarias. Cuando nos encontremos ante la doctrina falsa, ante situaciones quizá escandalosas, debemos hacer examen y preguntarnos: ¿qué he hecho yo por sembrar buena doctrina?, ¿cómo es mi conducta en el cumplimiento de mis deberes profesionales?, ¿qué hago para que mis hijos, mis hermanos, mis amigos adquieran la doctrina de Jesucristo?, ¿cómo son mi oración y mi mortificación por la Iglesia?
Hemos de pedir también –son muchas las personas que lo hacen a diario en la Santa Misa, en el rezo del Santo Rosario y en otras ocasiones– por los Pastores todos de la Iglesia de Dios: junto al Papa, los Obispos. Es antiquísima la oración con que los fieles encomendamos al Señor al Ordinario del lugar: Stet et pascat in fortitudine tua, Domine, in sublimitate nominis tui. Siempre es grande la necesidad del favor divino que los Pastores de la Iglesia requieren para llevar adelante su misión. Tenemos la responsabilidad de ayudarles, y para ello pedimos que el Señor les sostenga y les ayude a apacentar su grey con la fortaleza divina y con la suavidad y altísima sabiduría que viene del Cielo.
Cada día, en la Santa Misa, con estas u otras palabras recogidas en las demás Plegarias Eucarísticas, reza el sacerdote: "A ti, pues, Padre misericordioso, te pedimos humildemente (...), ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa..., con nuestro obispo..., y todos aquellos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica"13. Así podemos acordarnos de las intenciones del Papa, de los Obispos, de rezar por los sacerdotes, por los religiosos y por todo el Pueblo de Dios; también por quien más necesitado esté en el Cuerpo Místico de Cristo, viviendo con naturalidad el dogma de la Comunión de los Santos.
III. En una carta de San Juan Leonardi al Papa Pablo V, quien le pedía algunos consejos para revitalizar al Pueblo de Dios, decía el santo: "Por lo que mira a estos remedios, ya que han de ser comunes a toda la Iglesia (...), habría que fijar la atención primeramente en todos aquellos que están al frente de los demás, para que así la reforma comenzara por el punto desde donde debe extenderse a las otras partes del cuerpo. Habría que poner un gran empeño en que los cardenales, los patriarcas, los arzobispos, los obispos y los párrocos, a quienes se ha encomendado directamente la cura de almas, fuesen tales que se les pudiera confiar con toda seguridad el gobierno de la grey del Señor"14. Nosotros no dejemos de pedir cada día por su santidad: que amen cada día más a Jesús presente en la Sagrada Eucaristía, que recen con piedad cada vez mayor a la Santísima Virgen, que sean fuertes, caritativos, que tengan gran amor a los enfermos, que cuiden esmeradamente la enseñanza del Catecismo, que den un testimonio claro de desprendimiento, de sobriedad...
Pero la Iglesia somos todos los bautizados, y todos somos instrumentos de salvación para los demás cuando procuramos permanecer unidos a Cristo con el cumplimiento fiel de nuestros deberes religiosos: la Santa Misa, la oración, la presencia de Dios durante el día...; cuando estamos unidos a la persona y a las intenciones del Romano Pontífice y del Obispo de la diócesis; cuando somos ejemplares en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales, familiares, cívicos; con un apostolado eficaz en el entramado de relaciones en el que discurre nuestra vida. Este apostolado se hace más urgente cuanta más cizaña encontramos en nuestro camino, cuando percibamos el efecto de esa mala levadura de la que habla el Señor.
Avivemos nuestra fe. El Pueblo de Dios –enseña el Concilio Vaticano II– ha de abarcar el mundo entero, reuniendo a todos los hombres dispersos, desorientados. Y para ello envió Dios a su Hijo, a quien constituyó heredero universal, para que fuera Maestro, Sacerdote y Rey nuestro15. Hoy podemos recordar el Salmo II, que proclama la realeza de Cristo, y pedimos a Dios Padre que sean muchas las almas en las que reine el Señor, muchos los pueblos que acojan la palabra de salvación que proclama la Iglesia, ya que también a Ella –como nos recuerda la Constitución Lumen gentium– le han sido dadas en heredad todas las naciones16.
1 Primera lectura. Año I, Gen 6, 5-8: 7 1-5.10. — 2 Hech 2, 40. — 3 San Agustín, De catechizandis rudibus, 18. — 4 Ibídem, 27. — 5 M. Schmaus, Teología Dogmática, vol. IV, p. 77. — 6 Mt 28, 18-20. — 7 Cfr. Hech 10, 38. — 8 San Josemaría Escrivá, Amar a la Iglesia, Palabra 4ª ed., Madrid 2001. — 9 Enchiridion Indulgentiarum, 1986. Aliae concesiones, n. 39. — 10 Mc 8, 14-21. — 11 San Josemaría Escrivá, o. c., p. 55. — 12 Juan Pablo II. Homilía 7-XI-1982. — 13 Misal Romano, Ordinario de la Misa. Canon Romano. — 14 San Juan Leonardi, Cartas al Papa Pablo V para la reforma de la Iglesia. — 15 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13. — 16 Cfr. ibídem.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fiesta de la Santa Faz, martes después de quincuagésima
Mensaje de Jesús el 21-11-1938 a la Beata María Pierina de Micheli, «Apóstol del Divino Rostro», Religiosa de las «Hijas de la Inmaculada Concepción» de Buenos Aires:
"He dado mi corazón como objeto sensible de mi gran amor por los hombres y mi Rostro lo doy como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres y deseo que sea honrado con una fiesta particular el martes de quincuagésima…"
Santa Teresita de Lisieux y la Santa Faz
Es precisamente este pasaje de Isaías que mueve tanto el corazón de Santa Teresita del Niño Jesús que por ello, pide permiso y le es concedido, para añadir a su nombre "del Niño Jesús y de la Santa Faz". En una carta a Pauline, nos revela como su devoción a la Santa Faz es el fundamento para su espiritualidad del camino escondido y pequeño, espiritualidad que la llevó a ser proclamada Doctora de la Iglesia: "A través de ti he entrado en las profundidades de los misterios de amor escondidos en el Rostro de nuestro esposo. He entendido cual es la verdadera gloria. Aquel cuyo reino no es de este mundo me ha enseñado que la verdadera sabiduría consiste en desear no ser conocido ni tomado en cuenta. Es encontrar gozo en el olvido de si. Ah! Deseo, como el Rostro de Jesús, que el mío esté escondido y que nadie en la tierra me reconozca " (cf. Is 53,3). Tengo sed de sufrir y debo ser olvidada. (SS A 71r; ET 152).
Santa Teresita llevaba dentro de su hábito y cerca de su corazón escrito sobre una imagen del Santo Rostro: "Haz que yo me asemeje a Ti, Oh Jesús". Para Sta. Teresita, el contemplar el Santo Rostro del Señor, significaba imitar todo lo que en El veía: un Dios con vida oculta, humilde, mansa y pobre; El Corazón de Dios siendo revelado en su Rostro.
Para ella, también, esta contemplación le llevaba necesariamente a la consolación y recomendaba a su hermana Celine "se otra Verónica que limpia el rostro de Jesús lleno de Sangre y Lágrimas." La misma sangre y agua que fluirían de su Corazón al ser traspasado.
Sta. Teresita invita a su hermana a consolar el Rostro de Jesús convirtiendo pecadores: "Consuela a nuestro Señor en su Agonía, revelada en su Rostro, pero especialmente calmando su sed de almas". En uno de sus poemas escribe: "¡Oh quisiera para consolarte ignorada del mundo estar! La belleza que Tú ocultas me descubre tu misterio. Tu Rostro Salvador es divina flor de mirra que tener quiero sobre el corazón! Tu Rostro es mi riqueza y ya nada pido . Yo Jesús me oculto en él y a Ti me asemejaré.. Deja en mi la señal divina de tus rasgos de dulzura, solo así llegaré a ser santa atrayendo a Ti los corazones."
Para Sta. Teresita, la santidad necesariamente se debe revelar en el rostro, pues la abundancia del corazón se refleja en el rostro. Así como la santidad se refleja en el rostro, la santidad a la vez representa el verdadero rostro de Cristo. SS Juan Pablo II nos dice en NMI: "la santidad representa al vivo el rostro de Cristo":
En la fiesta de la Transfiguración, el 6 de Agosto de 1896, día que se celebraba la Fiesta de la Santa Faz en el Carmelo de Lisieux, Sta. Teresita con dos novicias (ella era maestra de novicias en ese tiempo) hicieron un acto de consagración a la Santa Faz. Las tres pidieron "ser escondidas en el secreto de tu Santo Rostro", que significaba el deseo de imitar la vida oculta y el amor sufriente de Cristo, con el propósito de ejercitarse tanto en el amor que pronto fuesen consumidas en ese amor y así no atarse a las cosas de la tierra y pronto alcanzar la visión de Jesús, cara a cara (ET 91). En la consagración expresan el deseo de convertirse en otras Verónicas, consolando a Jesús en su pasión y ofreciéndole almas como consuelo. La oración concluyó: "¡Oh adorable rostro de Jesús! Mientras esperamos el día en que contemplaremos tu gloria infinita, nuestro único deseo es escondernos bajo tus ojos divinos y así no ser reconocidas en la tierra."
En sus escritos Teresa revela cómo la Virgen María –a quien llamaba su "madrecita"- la ayudó a profundizar el misterio del Rostro de Cristo, que no es otro que el de la Eucaristía y el Sagrado Corazón: el misterio del Amor de un Dios que se encarna y toma rostro humano, ama con corazón humano y quiere permanecer entre nosotros y ser uno con nosotros convertido en pan: "No había sondeado hasta entonces la profundidad de los tesoros que encierra la Santa Faz; mi madrecita fue quien se afanó en revelármelos(...) Fue en esta ocasión cuando me los reveló y comprendí...Comprendí como nunca dónde se encuentra la gloria verdadera...Aquel, cuyo reino no es de este mundo, me evidenció que la única realeza codiciable consiste en querer ser desconocido y estimado en nada, en poner nuestro contento en el propio menosprecio. ¡Ah! Deseaba que mi rostro ,como el de Jesús, estuviera escondido a todos los ojos, que nadie me conociera en el mundo; amaba el padecer y el ser olvidada".
Son innumerables los textos en que Teresa de Lisieux habla de la Sta. Faz. Demasiados para citarlos en un resumen de estas dimensiones. Vaya éste sacado del proceso de beatificación: "La Santa Faz era el espejo donde Sor Teresa veía el Alma y el Corazón de su Amado; el libro de meditación donde bebió la ciencia del amor. Fue en la meditación de la Santa Faz que aprendió ella la humildad".
Hemos visto en otro lugar lo arraigada de la devoción a la Sta. Faz en Francia, concretamente en Tours y el apostolado que desarrolló Monsieur Dupont propagando la devoción y traduciéndola en obras prácticas de atención al prójimo. Teresa de Lisieux hizo lo propio desde su encierro del Carmelo: dedicó numerosas poesías a la Sta Faz, la pintó en casullas y estampas, inculcó a sus novicias y hermanas de comunidad esta devoción en lo que tiene de más auténtico: la identificación con Cristo en la bonanza y en las dificultades; la menciona en cartas y comunicaciones.
Duro fue para ella ver como su padre perdía sus facultades físicas y mentales durante los seis últimos años de su vida. Este fue su comentario: "Así como la Faz adorable de Jesús se entristeció durante su pasión, así hubo de velarse en los días de su humillación la faz de su servidor fiel (su padre) para merecer ser abrillantada en los cielos". Y es que el mundo doliente es el que mejor puede identificarse con la Santa Faz de Cristo Crucificado.
Lo que importa de verdad a una persona se manifiesta en el momento supremo de la muerte: salen a flote los sentimientos más profundos, algunas veces ocultos por un fárrago de trivialidades. En Teresa de Jesús no ocurrió eso: murió como vivió. Una testigo que la atendía en la enfermería manifiesta: "Cerca de su lecho habíamos colocado un lienzo de la Santa Faz, a la que tenía gran devoción, para festejar el 6 de Agosto, la Transfiguración del Señor". Y a esta compañera de comunidad le confiesa en la intimidad: "¡Qué bien hizo Nuestro Señor en bajar sus ojos al ofrecernos su retrato! Porque los ojos son el espejo del alma y nosotras hubiéramos muerto de gozo al poder entrever su alma. ¡Qué gracias me ha concedido la Santa Faz en mi vida! Al escribir mi Cántico Vivir de Amor me ayudó hasta a redactarle con suma facilidad. Transcribí de memoria durante los tres cuartos de hora de silencio por la noche las quince estrofas que había rimado durante el día. Mi devoción, o hablando más exactamente mi piedad para con la Santa Faz está inspirada en las palabras de Isaías: " Le falta hermosura y esplendor..; le vimos y no tenía expresión...Despreciado y como el último de los hombres, varón de dolores, conocedor de la enfermedad; tenía la Faz semioculta y como llena de vergüenza, y no le hemos apreciado". Yo también no deseo tener ni fulgor ni hermosura...pisar yo sola las uvas en el lagar, vivir desconocida de todos".
Y como se reseña en el proceso de beatificación: "Tenía la Santa Faz colgada en las cortinas de su cama durante su última enfermedad: su vista le ayudó a soportar su largo martirio". Se ahogaba –tenía tuberculosis- y en su angustia la contemplaba una y otra vez...Para finalizar este apartado trascribimos casi literalmente su Cántico a la Santa Faz. A algunos oídos modernos les podrá parecer exagerado...No es eso. Son frases tejidas por una poeta, una mística...un alma enamorada.
"¡Jesús! Tu imagen inefable es el astro que guía mis pasos. Tú lo sabes bien. Tu dulce rostro es aquí en la tierra mi paraíso. Mi amor descubre los encantos de tus ojos embellecidos por el llanto. Cuando contemplo tus dolores sonrío a través de mis lágrimas. Deseo vivir ignorada y solitaria para consolar tu belleza; esa belleza que se oculta en tu Faz bajo el misterio del dolor y que tan fuertemente me atrae a Ti. Tu faz es mi sola patria; ella es mi reino de amor, mi prado risueño, mi dulce sol de cada día. Ella es el lirio del valle, cuyo perfume misterioso consuela mi afligida alma y le hace gustar la paz de los cielos. Ella es mi reposo, mi dulzura y mi melodiosa lira. Tu rostro, dulce Salvador, es el divino ramillete de mirra que yo quiero guardar en mi corazón. Tu Faz es mi sola riqueza, no quiero nada fuera de ella. Jesús yo me asemejaré a Ti, y oculta entre los pliegues del velo de la Verónica, atravesaré la vida desapercibida de las criaturas. Deja en mi la divina impresión de tus besos, llenos de dulzura, y pronto llegaré a ser santa y atraeré a Ti todos los corazones. Cuando tus labios adorados impriman en mi el beso eterno, haz que me abrase de amor, y que este amor levante en el campo de la Iglesia una hermosa cosecha de almas santas"
¡Ojalá que amemos a Cristo así y nuestro amor no sea de palabras sino de obras!
Ante la Santa Faz
Icono del sufrimiento, imagen del amor de Dios...
Reflexión de Su Santidad, Juan Pablo II, en su visita a la Sábana Santa en Turín
-24 de mayo, de 1998.
La Sábana Santa: Espejo del Evangelio.
Con la mirada puesta en la Sábana Santa, deseo saludar cordialmente a todos vosotros, fieles de la Iglesia de Turín. Saludo a los peregrinos que durante el período de esta exposición vienen de todas las partes del mundo para contemplar uno de los signos más desconcertantes del amor doloroso del Redentor.
Al entrar en el catedral, que muestra todavía las heridas producidas por el terrible incendio del año pasado, me he detenido en adoración ante la Eucaristía, el Sacramento que situado en el centro de la atención de la Iglesia y que, bajo apariencias humildes, custodia la presencia verdadera, real y substancial de Cristo. A la luz de la presencia de Cristo en medio de nosotros, me he detenido después ante la Sábana Santa, el precioso lino que puede sernos de ayuda para comprender mejor el misterio del amor del Hijo de Dios por nosotros.
Ante la Sábana Santa, imagen intensa y acongojante de un dolor inenarrable, deseo dar gracias al Señor por este don singular, que exige del creyente una atención amorosa y una disponibilidad total al seguimiento del Señor.
La Sábana Santa es una provocación a la inteligencia. Ante todo, requiere el compromiso de todo hombre, en particular del investigador, para acoger con humildad el mensaje profundo que plantea a su razón y a su vida. La fascinación misteriosa ejercitada por la Sábana Santa lleva a formular preguntas sobre la relación entre el sagrado lienzo y la vicisitud histórica de Jesús. Confía a los científicos la tarea de investigar para llegar hasta respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a esta sábana que, según la tradición, habría envuelto el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue descendido de la cruz. La Iglesia exhorta a estudiar la Sábana Santa sin posiciones preconcebidas, que dan por descontado resultados que no pueden ser considerados como tales; invita a actuar con libertad interior y cuidadoso respeto tanto de la metodología científica como de la sensibilidad de los creyentes.
Lo que cuenta sobre todo para el creyente es que la Sábana Santa es un espejo del Evangelio. De hecho, si se reflexiona sobre el sagrado lienzo, no se puede olvidar que la imagen que se encuentra presente en él tiene una relación tan profunda con lo que narran los cuatro Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús que cada hombre sensible se siente interiormente tocado y conmovido al contemplarla. Quien se acerca a ella es consciente también de que la Sábana Santa no sólo impresiona el corazón de la gente, sino que hace referencia a Aquel a cuyo servicio la ha puesto la Providencia amorosa del Padre. Por lo tanto, es justo alimentar la conciencia de la preciosidad de esta imagen, que todos ven y que nadie puede explicar por ahora. Para toda persona profunda es motivo de hondas reflexiones que pueden llegar a implicar la vida.
La Sábana Santa constituye de este modo un signo verdaderamente singular que hace referencia a Jesús, la Palabra verdadera del Padre, e invita a modelar la propia existencia según la de Aquel que se dio a sí mismo por nosotros.
En la Sábana Santa Se refleja la imagen del sufrimiento humano. Recuerda al hombre moderno, distraído con frecuencia por el bienestar y por las conquistas tecnológicas, el drama de tantos hermanos y le invita a interrogarse sobre el dolor y a profundizar sobre sus causas.
La imagen del cuerpo martirizado del Crucificado, al testimoniar la tremenda capacidad del hombre para causar dolor y muerte a sus semejantes, se presenta como un icono del sufrimiento del inocente de todos los tiempos: de las innumerables tragedias que han marcado la historia pasada y de los dramas que continúan consumándose en el mundo.
Ante la Sábana Santa, ¿cómo es posible no pensar en los millones de hombres que mueren de hambre, en los horrores perpetrados en tantas guerras que ensangrientan las naciones, en el abuso brutal de mujeres y niños, en los millones de seres humanos que viven entre miserias y humillaciones al margen de las metrópolis, especialmente en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo es posible no acordarse con angustia y piedad de cuantos no pueden gozar de los derechos civiles elementales, de las víctimas de la tortura, del terrorismo, de los esclavos de organizaciones criminales?
Al evocar estas dramáticas situaciones, la Sábana Santa no sólo nos lleva a salir de nuestro egoísmo, sino que además nos invita a descubrir el misterio del dolor que, santificado por el sacrificio de Cristo, genera salvación para toda la humanidad.
La Sábana Santa es también imagen del amor de Dios y del pecado del hombre. Invita a redescubrir la causa última de la muerte redentora de Jesús. En el sufrimiento inconmensurable que documenta, el amor de Aquel que «tanto amó al mundo que le dio a su Hijo unigénito» (Jn 3, 16) se hace casi palpable y manifiesta sus sorprendentes dimensiones. Ante ella, los creyentes no pueden dejar de exclamar y con plena verdad: «¡Señor, no me podías amar más!» y darse cuenta inmediatamente de que el responsable de este sufrimiento es el pecado: los pecados de cada ser humano».
Al hablarnos de amor y de pecado, la Sábana Santa nos invita a todos nosotros a imprimir en nuestro espíritu el rostro del amor de Dios para excluir la tremenda realidad del pecado. La contemplación de aquel Cuerpo martirizado ayuda al hombre contemporáneo a liberarse de la superficialidad y del egoísmo con el que con mucha frecuencia trata el amor y el pecado. Haciendo eco de la palabra de Dios y de los siglos de conciencia cristiana, la Sábana Santa susurra: cree en el amor de Dios, el tesoro más grande donado a la humanidad, y huye del pecado, la mayor desgracia de la historia.
La Sábana Santa es también imagen de impotencia: impotencia ante la muerte, en la que se revela la máxima consecuencia del misterio de la Encarnación. El lienzo nos empuja a medirnos con el aspecto más perturbador del misterio de la Encarnación, que es también aquel que muestra cómo Dios se ha hecho hombre, asumiendo nuestra condición humana hasta someterse a la impotencia total del momento en el que la vida se apaga. Es la experiencia del Sábado Santo, transición importante del camino de Jesús hacia la Gloria, de la que se desprende un rayo de luz que embiste el dolor y la muerte de cada hombre.
La fe, al recordarnos la victoria de Cristo, nos comunica la certeza de que el sepulcro no es la última meta de la existencia. Dios nos llama a la resurrección y a la vida inmortal.
La Sábana Santa es una imagen del silencio. Existe un silencio trágico de la incomunicación, que en la muerte tiene su máxima expresión, y existe el silencio de la fecundidad, que es precisamente el de quien renuncia a hacerse escuchar por el exterior para alcanzar en lo profundo las raíces de la verdad y de la vida. La Sábana Santa expresa no sólo el silencio de la muerte, sino también el silencio valiente y fecundo de la superación de lo efímero, gracias a la inmersión total en el eterno presente de Dios. De este modo, ofrece la conmovedora confirmación del hecho de que la
omnipotencia misericordiosa de nuestro Dios no puede ser detenida por ninguna fuerza del mal; al contrario, sabe hacer concurrir en el bien la misma fuerza del mal. Nuestro tiempo necesita redescubrir la fecundidad del silencio para superar la disipación de los sonidos, de las imágenes, de los cotilleos que con demasiada frecuencia impiden escuchar la voz de Dios.
¡Queridos hermanos y hermanas! Vuestro obispo, el querido cardenal Giovanni Saldarini, custodio pontificio de la Sábana Santa, ha propuesto como tema para esta exposición solemne las palabras: «Todos los hombres verán tu salvación». Sí, la peregrinación que las muchedumbres están realizando a esta ciudad es precisamente un «venid a ver» este signo trágico e iluminador de la Pasión, que anuncia el amor del Redentor. Este icono de Cristo abandonado en la condición dramática y solemne de la muerte, que desde hace siglos es objeto de significativas representaciones y que desde hace cien años, gracias a la fotografía, se ha difundido a través de muchísimas reproducciones, exhorta a ahondar en el centro del misterio de la vida y de la muerte para descubrir el mensaje grande y consolador que nos ha sido dado. La Sábana Santa nos presenta a Jesús en el momento de su máxima impotencia y nos recuerda que en la anulación de esa muerte está la salvación del mundo entero. La Sábana Santa se convierte de este modo en una invitación a vivir cada experiencia, incluida la del sufrimiento y la de la suprema impotencia, con la actitud de quien cree que el amor misericordioso de Dios vence toda pobreza, todo impedimento, toda tentación de desesperación.
El Espíritu de Dios, que habita en nuestros corazones, suscite en cada uno el deseo y la generosidad necesarios para acoger el mensaje de la Sábana Santa y para hacer de él el criterio inspirador de la existencia.
Con estos deseos, os imparto a todos, a los peregrinos que visitarán la Sábana Santa y a cuantos están espiritual e idealmente unidos en torno a este signo sorprendente del amor de Cristo, una especial bendición apostólica.
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Fundadores de la Orden de los Servitas, Santos Siete Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, Febrero 17
Siete Santos Fundadores de los siervos de Santa María Virgen (Servitas)Martirologio Romano: Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo (1310). |
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Autor: Archidiócesis de Madrid
Eutropio de Fregenal , Santo Obispo, Febrero 17
Obispo El Padre Jerónimo Román de la Higuera en su martirologio dice: "de Fregenal de Extremadura el tránsito glorioso de San Eutropio obispo de aquella ciudad que conociendo los yerros que por España sembraban los dos Auitos, envió a Africa al venerable presbítero Paulo Osorio, para que consultadas estas herejías con San Agustín, apuntase el modo más seguro para condenarlas". |
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Fuente: Acoantioquena
Teodoro de Anasea, Santo Mártir, Febrero 17
MártirMartirologio Romano: En Amasea, en el Helesponto, pasión de san Teodoro, soldado, que bajo el emperador Maximiano, por confesar abiertamente su fe cristiana, fue terriblemente azotado, recluido en la cárcel y finalmente quemado vivo. San Gregorio de Nisa cantó las alabanzas de este santo, en uno de sus discursos (306). |
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Silvino de Auchy, Santo Obispo, Febrero 17
Obispo Martirologio Romano: En Auchy, en la región de Morins, Francia, sepultura de san Silvino, obispo (s. VIII). |
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Fuente: Franciscanos.org
Lucas Belludi, Beato Presbítero Franciscano, Febrero 17
Presbítero Franciscano Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, beato Lucas Belludi, presbítero, de la Orden de los Frailes Menores, discípulo y compañero de san Antonio (1286). |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Flaviano, Santo Obispo y Mártir, 17 de febrero
Obispo y Mártir Martirologio Romano: Conmemoración de san Flaviano, obispo de Constantinopla, que, por defender la fe católica proclamada en Éfeso, fue atacado con puñetazos y patadas por los partidarios del impío Dióscoro y, enviado al exilio, falleció poco después (449). |
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Mesrob, Santo Monje, Febrero 17
Monje Martirologio Romano: En Armenia, san Mesrob, doctor de los armenios, el cual, siendo discípulo de san Narsete y escriba en el palacio real, se hizo monje. Inventó los signos del alfabeto para que el pueblo fuese instruido en las sagradas Escrituras, tradujo al armenio los dos testamentos y compuso himnos y cánticos (c. 440). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Febrero 17
San Bonoso, obispo |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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