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Miércoles de San José. 02/04/2014. SUPER PELICULA!!! Beato Juan Pablo II ¡ruega por nosotros!
†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan5 , 17-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo". Esta afirmación provocó en los judíos un mayor deseo de matarlo, porque no sólo no respetaba el sábado, sino además decía que Dios era su propio Padre, y se hacía igual a Dios. Jesús continuó diciendo: "Yo les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta; él hace únicamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras; y le manifestará todavía cosas mayores, de modo que ustedes mismos quedarán maravillados. Porque, así como el Padre resucita a los muertos, dándoles la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de juzgar. Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió. Yo les aseguro que quien acepta lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene la vida eterna; no sufrirá un juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que está llegando la hora, mejor aún, ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y todos los que la oigan, vivirán. Pues así como el Padre tiene el poder de dar la vida, ha dado al Hijo ese mismo poder. Y le ha dado también autoridad para juzgar, porque es el Hijo del hombre. No se admiren de lo que les estoy diciendo, porque llegará el momento en que todos los muertos oirán su voz, y saldrán de los sepulcros. Los que hicieron el bien, resucitarán para la vida eterna; pero los que hicieron el mal, resucitarán para su condenación. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice, y mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
Oremos: Señor, tú que recompensas al justo y perdonas al pecador que se arrepiente, ten piedad de nosotros, para que la humilde confesión de nuestras faltas nos obtenga tu perdón y tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.
Te constituí como alianza para el pueblo, para restaurar la tierra
Lectura del libro del profeta Isaías49, 8-15
Así dice el Señor: "Te respondo cuando me necesitas, te auxilio el día en que te salvo, pues te formé y te constituí mediador del pueblo para restaurar el país, para repartir las tierras devastadas, para decir a los cautivos: "¡Salgan!" a los que están en tinieblas: "¡Déjense ver!" A lo largo de los caminos pastarán, en todos los montes resecos tendrán pastos. No pasarán hambre ni sed, el viento sofocante y el sol no les hará daño, pues el que se compadece de ellos los guiará, y los conducirá hacia manantiales de agua. Convertiré en caminos mis montañas y se nivelarán mis senderos. ¡Miren! Vienen todos de lejos, unos del norte y del poniente, otros de la región de Sinín. Griten, cielos, de gozo; salta, tierra, de alegría; montañas, rompan en aclamaciones, que el Señor consuela a su pueblo, se apiada de sus pobres. Sión decía: "Me ha abandonado Dios, el Señor me ha olvidado". ¿Acaso olvida una madre a su niño de pecho, y deja de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
El Señor es clemente y misericordioso, paciente y rico en amor. El Señor es bondadoso con todos, a todas sus obras se extiende su ternura. El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es fiel a todas sus palabras, leal en todas sus acciones. El Señor sostiene a todos los que caen y levanta a los que desfallecen. El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es fiel en todo lo que hace, leal en todas sus acciones. El Señor está cerca de los que lo invocan, de todos los que lo invocan sinceramente. El Señor es clemente y misericordioso.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así el Hijo da la vida a quien él quiere dársela
† Lectura del santo Evangelio según san Juan5, 17-30
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo". Esta afirmación provocó en los judíos un mayor deseo de matarlo, porque no sólo no respetaba el sábado, sino además decía que Dios era su propio Padre, y se hacía igual a Dios. Jesús continuó diciendo: "Yo les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta; él hace únicamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras; y le manifestará todavía cosas mayores, de modo que ustedes mismos quedarán maravillados. Porque, así como el Padre resucita a los muertos, dándoles la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de juzgar. Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió. Yo les aseguro que quien acepta lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene la vida eterna; no sufrirá un juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que está llegando la hora, mejor aún, ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y todos los que la oigan, vivirán. Pues así como el Padre tiene el poder de dar la vida, ha dado al Hijo ese mismo poder. Y le ha dado también autoridad para juzgar, porque es el Hijo del hombre. No se admiren de lo que les estoy diciendo, porque llegará el momento en que todos los muertos oirán su voz, y saldrán de los sepulcros. Los que hicieron el bien, resucitarán para la vida eterna; pero los que hicieron el mal, resucitarán para su condenación. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice, y mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor, que el poder de este sacrificio elimine en nosotros las consecuencias del pecado y nos haga crecer en santidad de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has querido que en nuestras privaciones voluntarias encontremos un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad. Por eso, con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo:
Oremos: No permitas, Señor, que el sacramento que hemos recibido sea motivo de condenación, pues tu providencia lo ha instituido para salvación nuestra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Dia 2/04 San Francisco de Paula (ermitaño, blanco)
Antífona de Entrada
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en su mano: me ha tocado un lote hermoso me encanta mi heredad.
Oración Colecta
Oremos: Señor, tú que otorgaste a san Francisco de Paula la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde; concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo... Amén.
Primera Lectura
El Señor es su heredad
Lectura del libro de Deuteronomio 10, 8-9
Moisés habló al pueblo y dijo: "El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. Por eso la levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 15
El Señor es el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad.
El Señor es el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. El Señor es el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. El Señor es el lote de mi heredad.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Aleluya.
Evangelio
Nuestro Padre ha tenido a bien darnos el Reino
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No temas, pequeño rebaño, porque nuestro Padre ha tenido a bien darnos el Reino. Vendan sus bienes y den limosna; hagan bolsas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. Palabra del Señor". Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios de bondad, que en san Francisco de Paula has querido destruir el hombre viejo y crear en él un hombre nuevo, a tu imagen; concédenos, por sus méritos, ser renovados por ti, como él lo fue, para que podamos ofrecerte un sacrificio que te sea agradable. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Prefacio
La gloria de los santos
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Créanme: Los que han dejado todo y me han seguido, recibirán cien veces más y heredarán la vida eterna.
Oración después de la Comunión
Oremos: Te rogamos, Señor, que nosotros tus siervos, fortalecidos por este sacramento, aprendamos a buscarte sobre todas las cosas, a ejemplo de san Francisco de Paula y a ser nosotros, mientras vivamos en el mundo, la imagen del hombre nuevo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
— Los cristianos, luz del mundo y sal de la tierra.
— Consecuencias en el mundo del pecado original. La Redención. Reconducir a Cristo todas las realidades terrenas.
— La vida de piedad y el trabajo. La santidad en medio del mundo.
I. Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él1. Vino al mundo para que los hombres tuvieran luz y dejaran de debatirse en las tinieblas2, y, al tener luz, pudieran hacer del mundo un lugar donde todas las cosas sirvieran para dar gloria a Dios y ayudaran al hombre a conseguir su último fin. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron3. Son palabras actuales para una buena parte del mundo, que sigue en la oscuridad más completa, pues fuera de Cristo los hombres no alcanzarán jamás la paz, ni la felicidad, ni la salvación. Fuera de Cristo solo existen las tinieblas y el pecado. Quien rechaza a Cristo se queda sin luz y ya no sabe por dónde va el camino. Queda desorientado en lo más íntimo de su ser.
Durante siglos, muchos hombres separaron su vida (trabajo, estudio, negocios, investigaciones, aficiones...) de la fe; y, como consecuencia de esa separación, las realidades temporales quedaron desvirtuadas, como al margen de la luz de la Revelación. Al faltar esta luz, muchos han llegado a considerar el mundo como fin de sí mismo, sin ninguna referencia a Dios, para lo cual han tergiversado incluso las verdades más elementales y básicas. De modo particular, en los países occidentales es preciso corregir esa separación, "porque son muchas las generaciones que se están perdiendo para Cristo y para la Iglesia en estos años, y porque desgraciadamente desde estos lugares se envía al mundo entero la cizaña de un nuevo paganismo. Este paganismo contemporáneo se caracteriza por la búsqueda del bienestar material a cualquier coste, y por el correspondiente olvido –mejor sería decir miedo, auténtico pavor– de todo lo que pueda causar sufrimiento. Con esta perspectiva, palabras como Dios, pecado, cruz, mortificación, vida eterna..., resultan incomprensibles para gran cantidad de personas, que desconocen su significado y su contenido. Habéis contemplado esa pasmosa realidad de que muchos quizá comenzaron por poner a Dios entre paréntesis, en algunos detalles de su vida personal, familiar y profesional; pero, como Dios exige, ama, pide, terminan por arrojarle –como a un intruso– de las leyes civiles y de la vida de los pueblos. Con una soberbia ridícula y presuntuosa, quieren alzar en su puesto a la pobre criatura, perdida su dignidad sobrenatural y su dignidad humana, y reducida –no es exageración: está a la vista en todas partes– al vientre, al sexo, al dinero"4.
El mundo se queda en tinieblas si los cristianos, por falta de unidad de vida, no iluminan y dan sentido a las realidades concretas de la vida. Sabemos que la actitud ante el mundo de los verdaderos discípulos de Cristo, y de modo específico de los seglares, no es de separación, sino la de estar metidos en sus entrañas, como la levadura dentro de la masa, para transformarlo. El cristiano coherente con su fe es sal que da sabor y preserva de corrupción. Y para esto cuenta, sobre todo, con su testimonio en medio de las tareas ordinarias, realizadas ejemplarmente. "Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la más grande revolución de todos los tiempos... ¡La eficacia de la corredención depende también de cada uno de nosotros! —Medítalo"5. ¿Vivo la unidad de vida en cada momento de mi existencia: trabajo, descanso...?
II. Todas las criaturas fueron puestas al servicio del hombre, dentro del orden establecido por el Creador. Adán, con su soberbia, introdujo el pecado en el mundo, rompiendo la armonía de todo lo creado y del mismo hombre. En adelante, la inteligencia quedó oscurecida y con posibilidad de caer en el error; la voluntad, debilitada; enferma –no corrompida– la libertad para amar el bien con prontitud. El hombre quedó profundamente herido, con dificultad para saber y conseguir su bien verdadero. "Rompió la Alianza con Dios, sacando como consecuencia de ello por una parte la desintegración interior y, por otra, la incapacidad de construir la comunión con los otros"6. El desorden introducido por el pecado llegó más allá del hombre, afectando también a la naturaleza. El mundo es bueno, pues fue hecho por Dios para contribuir a que el hombre alcanzara su último fin. Pero después del pecado original, las cosas materiales, el talento, la técnica, las leyes..., pueden ser desviadas de su ordenación recta y convertirse en males para el hombre, oscureciéndose su fin último, separándole de Dios en vez de acercarle a Él. Nacen así muchos desequilibrios, injusticias, opresiones, que tienen su origen en el pecado. "El pecado del hombre, es decir, su ruptura con Dios, es la causa radical de las tragedias que marcan la historia de la libertad. Para comprender esto, muchos de nuestros contemporáneos deben descubrir nuevamente el sentido del pecado"7.
Dios, en su misericordia infinita, se compadeció de este estado en el que había caído la criatura y nos redimió en Jesucristo: nos ha vuelto a su amistad, y lo que es más, nos ha reconciliado con Él hasta el extremo de podernos llamar hijos de Dios y que lo seamos8; nos ha destinado a la vida eterna, a morar con Él para siempre en el Cielo.
Nos toca a los cristianos, principalmente a través de nuestro trabajo convertido en oración, hacer que todas las realidades terrestres se vuelvan medio de salvación, porque solo así servirán verdaderamente al hombre. "Hemos de impregnar de espíritu cristiano todos los ambientes de la sociedad. No os quedéis solamente en el deseo: cada una, cada uno, allá donde trabaje, ha de dar contenido de Dios a su tarea, y ha de preocuparse –con su oración, con su mortificación, con su trabajo profesional bien acabado– de formarse y de formar a otras almas en la Verdad de Cristo, para que sea proclamado Señor de todos los quehaceres terrenos"9. ¿Estoy haciendo todo lo que puedo para llevar esto a la práctica? ¿Me doy cuenta de que para esto necesito tener cada vez más una honda unidad de vida?
III. La misión que el Señor nos ha encomendado es la de infundir un sentido cristiano a la sociedad, porque solo entonces las estructuras, las instituciones, las leyes, el descanso, tendrán un espíritu cristiano y estarán verdaderamente al servicio del hombre. "Los discípulos de Jesucristo hemos de ser sembradores de fraternidad en todo momento y en todas las circunstancias de la vida. Cuando un hombre o una mujer viven intensamente el espíritu cristiano, todas sus actividades y relaciones reflejan y comunican la caridad de Dios y los bienes del Reino. Es preciso que los cristianos sepamos poner en nuestras relaciones cotidianas de familia, amistad, vecindad, trabajo y esparcimiento, el sello del amor cristiano, que es sencillez, veracidad, fidelidad, mansedumbre, generosidad, solidaridad y alegría"10.
Las prácticas personales de piedad no han de estar aisladas del resto de nuestros quehaceres, sino que deben ser momentos en los que la referencia continua a Dios se hace más intensa y profunda, de modo que después sea más alto el tono de las actividades diarias. Es claro que buscar la santidad en medio del mundo no consiste simplemente en hacer o en multiplicar las devociones o las prácticas de piedad, sino en la unidad efectiva con el Señor que esos actos promueven y a que están ordenados. Y cuando hay una unión efectiva con el Señor eso influye en toda la actuación de una persona. "Esas prácticas te llevarán, casi sin darte cuenta, a la oración contemplativa. Brotarán de tu alma más actos de amor, jaculatorias, acciones de gracias, actos de desagravio, comuniones espirituales. Y esto, mientras atiendes tus obligaciones: al descolgar el teléfono, al subir a un medio de transporte, al cerrar o abrir una puerta, al pasar ante una iglesia, al comenzar una nueva tarea, al realizarla y al concluirla (...)"11.
Procuremos vivir así, con Cristo y en Cristo, todos y cada uno de los instantes de nuestra existencia: en el trabajo, en la familia, en la calle, con los amigos... Eso es la unidad de vida. Entonces, la piedad personal se orienta a la acción, dándole impulso y contenido, hasta convertir al quehacer en un acto más de amor a Dios. Y, a su vez, el trabajo y las tareas de cada día facilitan el trato con Dios y son el campo donde se ejercitan todas las virtudes. Si procuramos trabajar bien y poner en nuestros quehaceres la dimensión trascendente que da el amor de Dios, nuestras tareas servirán para la salvación de los hombres, y haremos un mundo más humano, pues no es posible que se respete al hombre –y mucho menos que se le ame– si se niega a Dios o se le combate, pues el hombre solo es hombre cuando es verdaderamente imagen de Dios. Por el contrario, "la presencia de Satanás en la historia de la humanidad aumenta en la misma medida en que el hombre y la sociedad se alejan de Dios"12.
En esta tarea de santificar las realidades terrenas, los cristianos no estamos solos. Restablecer el orden querido por Dios y conducir a su plenitud el mundo entero es principalmente fruto de la acción del Espíritu Santo, verdadero Señor de la historia: "Non est abbreviata manus Domini, no se ha hecho más corta la mano de Dios (Is 59, 1): no es menos poderoso Dios hoy que en otras épocas, ni menos verdadero su amor por los hombres. Nuestra fe nos enseña que la creación entera, el movimiento de la tierra y el de los astros, las acciones rectas de las criaturas y cuanto hay de positivo en el sucederse de la historia, todo, en una palabra, ha venido de Dios y a Dios se ordena"13.
Le pedimos al Espíritu Santo que remueva las almas de muchas personas –hombres y mujeres, mayores y jóvenes, sanos y enfermos...– para que sean sal y luz en las realidades terrenas.
1Antífona de comunión. Jn 3, 17. — 2 Cfr. Jn 8, 12. — 3Jn 1, 5. — 4 A. del Portillo, Carta Pastoral, 25-XII-1985, n. 4. — San Josemaría Escrivá, Surco, n. 945. — 6 Juan Pablo II, Audiencia general, 6-VIII-1983. — 7 S. C. para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis contientiae, 22-III-1986, 37. — 8 Cfr. 1 Jn 3, 1. — 9 A. del Portillo, loc. cit., n. 10. — 10 Conferencia Episcopal Española, Instr. pastoral Los católicos en la vida pública, 22-lV-1986, III. — 11 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 149. — 12 Juan Pablo II, Audiencia general, 20-VIII-1986. — 13 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 130.
† Santoral(si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Juan Pablo II, Siervo de Dios CCLXIV Papa, Abril 2
Juan Pablo II, Siervo de Dios
CCLXIV Papa
Karol Wojtyla nace el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, a unos pocos kilómetros de Cracovia, una importante ciudad y centro industrial al norte de Polonia.
Su padre, un hombre profundamente religioso, era militar de profesión. Enviudó cuando Karol contaba apenas con nueve años. De él -según su propio testimonio- recibió la mejor formación: "Bastaba su ejemplo para inculcar disciplina y sentido del deber. Era una persona excepcional".
De joven el interés de Karol se dirigió hacia el estudio de los clásicos, griegos y latinos. Con el tiempo fue creciendo en él un singular amor a la filología: a principios de 1938 se traslada junto con su padre a Cracovia para matricularse en la universidad Jaghellonica y cursar allí estudios de filología polaca.
Sin embargo, con la ocupación de Polonia por parte de las tropas de Hitler, hecho acontecido el 1 de septiembre de 1939, sus planes de estudiar filología se verían definitivamente truncados.
En esta difícil situación, y con el fin de evitar la deportación a Alemania, Karol busca un trabajo. Es contratado como obrero en una cantera de piedra, vinculada a una fábrica química, de nombre Solvay.
También en aquella difícil época Karol se iniciaba en el "teatro de la palabra viva", una forma muy sencilla de hacer teatro: la actuación consistía esencialmente en la recitación de un texto poético. Las representaciones se realizaban en la clandestinidad, en un círculo muy íntimo, por el riesgo de verse sometidos a graves sanciones por parte de los nazis.
Otra importante ocupación de Karol por aquella época era la ayuda eficaz que prestaba a las familias judías para que pudiesen escapar de la persecución decretada por el régimen nacionalsocialista. Poniendo en riesgo su propia vida, salvaría la vida de muchos judíos.
A principios de 1941 muere su padre. Karol contaba por entonces con 21 años de edad. Este doloroso acontecimiento marcará un hito importante en el camino de su propia vocación: "después de la muerte de mi padre -dirá el Santo Padre en diálogo con André Frossard-, poco a poco fui tomando conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fábrica y, en la medida en que lo permitía el terror de la ocupación, cultivaba mi afición a las letras y al arte dramático. Mi vocación sacerdotal tomó cuerpo en medio de todo esto, como un hecho interior de una transparencia indiscutible y absoluta. Al año siguiente, en otoño, sabía ya que había sido llamado. Veía claramente qué era lo que debía abandonar y el objetivo que debía alcanzar "sin una mirada atrás". Sería sacerdote".
Habiendo escuchado e identificado con claridad el llamado del Señor, Karol emprende el camino de su preparación para el sacerdocio, ingresando al seminario clandestino de Cracovia, en 1942. Dadas las siempre difíciles circunstancias, el hecho de su ingreso al seminario -que se había establecido clandestinamente en la residencia del Arzobispo Metropolitano, futuro Cardenal Adam Stepan Sapieha- debía quedar en la más absoluta reserva, por lo que no dejó de trabajar como obrero en Solvay. Años de intensa formación transcurrieron en la clandestinidad hasta el 18 de enero de 1945, cuando los alemanes abandonaron la ciudad ante la llegada de la "armada roja".
El 1 de noviembre de 1946, fiesta de Todos los Santos, llegó el día anhelado: por la imposición de manos de su Obispo, Karol participaba desde entonces -y para siempre- del sacerdocio del Señor. De inmediato el padre Wojtyla fue enviado a Roma para continuar en el Angelicum sus estudios teológicos.
Dos años más tarde, culminados excelentemente los estudios previstos, vuelve a su tierra natal: "Regresaba de Roma a Cracovia -dice el Santo Padre en Don y Misterio- con el sentido de la universalidad de la misión sacerdotal, que sería magistralmente expresado por el Concilio Vaticano II, sobre todo en la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium. No sólo el obispo, sino también cada sacerdote debe vivir la solicitud por toda la Iglesia y sentirse, de algún modo, responsable de ella".
Como Vicario fue destinado a la parroquia de Niegowic, donde además de cumplir con las obligaciones pastorales propias de la parroquia, asumió la enseñanza del curso de religión en cinco escuelas elementales.
Pasado un año fue trasladado a la parroquia de San Florián. Entre sus nuevas labores pastorales le tocó hacerse cargo de la pastoral universitaria de Cracovia. Semanalmente iba disertando -para la juventud universitaria- sobre temas básicos que tocaban los problemas fundamentales sobre la existencia de Dios y la espiritualidad del ser humano, temas que eran necesarios profundizar junto con la juventud en el contexto del ateísmo militante, impuesto por el régimen comunista de turno en el gobierno de Polonia.
Dos años después, en 1951, el nuevo Arzobispo de Cracovia, mons. Eugeniusz Baziak, quiso orientar la labor del padre Wojtyla más hacia la investigación y la docencia. No sin un gran sacrificio de su parte, el padre Karol hubo de reducir notablemente su trabajo pastoral para dedicarse a la enseñanza de Ética y Teología Moral en la Universidad Católica de Lublín. A él se le encomendó la cátedra de Ética. Su labor docente la ejerció posteriormente también en la Facultad de Teología de la Universidad Estatal de Cracovia.
Nombrado Obispo por el Papa Pío XII, fue consagrado el 23 de setiembre de 1958. Fue entonces destinado como Obispo auxiliar a la diócesis de Cracovia, quedando a cargo de la misma en 1964. Dos años después, la diócesis de Cracovia sería elevada al rango de Arquidiócesis por el Papa Pablo VI.
Su labor pastoral como Obispo estuvo marcada por su preocupación y cuidado para con las vocaciones sacerdotales. En este sentido, su infatigable labor apostólica y su intenso testimonio sacerdotal dieron lugar a una abundante respuesta de muchos jóvenes que descubrieron su llamado al sacerdocio y tuvieron el coraje de seguirlo.
Asimismo, ya desde entonces destacaba entre sus grandes preocupaciones la integración de los laicos en las tareas pastorales.
Mons. Wojtyla tendrá una activa participación en el Concilio Vaticano II. Además de sus intervenciones, que fueron numerosas, fue elegido para formar parte de tres comisiones: Sacramentos y Culto Divino, Clero y Educación Católica. Asimismo formó parte del comité de redacción que tuvo a su cargo la elaboración de la Constitución pastoral Gaudium et spes.
Es creado Cardenal por el Papa Pablo VI en 1967, un año clave para la Iglesia peregrina en tierras polacas. Fue entonces que la Sede Apostólica puso en marcha su conocida Ostpolitik, dando inicio a un importante "deshielo" a nivel de las frías relaciones entre la Iglesia y el Estado comunista. El flamante Cardenal Wojtyla asumiría un importante papel en este diálogo, y sin duda respondió a esta difícil y delicada tarea con mucho coraje y habilidad. Su postura -la postura en representación de la Iglesia- era la misma que había sido tomada también por sus ejemplares predecesores: la defensa de la dignidad y derechos de toda persona humana, así como la defensa del derecho de los fieles a profesar libremente su fe.
Su sagacidad y tenacidad le permitieron obtener también otras significativas victorias: tras largos años de esfuerzos, en contra de la persistente oposición de las autoridades, tuvo el gran gozo de inaugurar una iglesia en Nowa Huta, una "ciudad piloto" comunista. Los muros de esta iglesia, cual símbolo silente y a la vez elocuente de la victoria de la Iglesia S.S. Juan Pablo II (1978- 2005 ) sobre el régimen comunista, habían sido levantados con más de dos millones de piedras talladas voluntariamente por los cristianos de Cracovia.
En cuanto a la pastoral de su arquidiócesis, el continuo crecimiento de la cuidad planteaba al Cardenal muchos retos. Ello motivó a que con habitual frecuencia reuniese a su presbiterio para analizar las diversas situaciones, con el objeto de responder adecuada y eficazmente a los desafíos que se iban presentando.
En 1975 asiste al III Simposio de Obispos Europeos. Allí en el que se le confía la ponencia introductoria: "El obispo como servidor de la fe". Ese mismo año dirige los ejercicios espirituales para Su Santidad Pablo VI y para la Curia vaticana. Las pláticas que dio en aquella ocasión fueron publicadas en un libro titulado Signo de contradicción.
II. Sucesor de Pedro
Elegido pontífice el 16 de octubre de 1978, escogió los mismos nombres que había tomado su predecesor: Juan Pablo. En una hermosa y profunda reflexión, hecha pública en su primera encíclica (Redemptor hominis), dirá él mismo sobre el significado de este nombre:
"ya el día 26 de agosto de 1978, cuando él (el entonces electo Cardenal Albino Luciani) declaró al Sacro Colegio que quería llamarse Juan Pablo -un binomio de este género no tenía precedentes en la historia del Papado- divisé en ello un auspicio elocuente de la gracia para el nuevo pontificado. Dado que aquel pontificado duró apenas 33 días, me toca a mí no sólo continuarlo sino también, en cierto modo, asumirlo desde su mismo punto de partida. Esto precisamente quedó corroborado por mi elección de aquellos dos nombres. Con esta elección, siguiendo el ejemplo de mi venerado Predecesor, deseo al igual que él expresar mi amor por la singular herencia dejada a la Iglesia por los Pontífices Juan XXIII y Pablo VI y al mismo tiempo mi personal disponibilidad a desarrollarla con la ayuda de Dios. A través de estos dos nombres y dos pontificados conecto con toda la tradición de esta Sede Apostólica, con todos los Predecesores del siglo XX y de los siglos anteriores, enlazando sucesivamente, a lo largo de las distintas épocas hasta las más remotas, con la línea de la misión y del ministerio que confiere a la Sede de Pedro un puesto absolutamente singular en la Iglesia. Juan XXIII y Pablo VI constituyen una etapa, a la que deseo referirme directamente como a umbral, a partir del cual quiero, en cierto modo en unión con Juan Pablo I, proseguir hacia el futuro, dejándome guiar por la confianza ilimitada y por la obediencia al Espíritu que Cristo ha prometido y enviado a su Iglesia (...). Con plena confianza en el Espíritu de Verdad entro pues en la rica herencia de los recientes pontificados. Esta herencia está vigorosamente enraizada en la conciencia de la Iglesia de un modo totalmente nuevo, jamás conocido anteriormente, gracias al Concilio Vaticano II".
"No tengáis miedo"
Fueron éstas las primeras palabras que S.S. Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, en aquella memorable homilía celebrada con ocasión de la inauguración oficial de su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Y son ciertamente estas mismas palabras las que ha hecho resonar una y otra vez en los corazones de innumerables hombres y mujeres de nuestro tiempo, alentándonos -sin caer en pesimismos ni ingenuidades- a no tener miedo "a la verdad de nosotros mismos", miedo "del hombre ni de lo que él ha creado": "¡no tengáis miedo de vosotros mismos!". Desde el inicio de su pontificado ha sido ésta su firme exhortación a confiar en el hombre, desde la humilde aceptación de su contingencia y también de su ser pecador, pero dirigiendo desde allí la mirada al único horizonte de esperanza que es el Señor Jesús, vencedor del mal y del pecado, autor de una nueva creación, de una humanidad reconciliada por su muerte y resurrección. Su llamado es, por eso mismo, un llamado a no tener miedo a abrir de par en par las puertas al Redentor, tanto de los propios corazones como también de las diversas culturas y sociedades humanas.
Este llamado que ha dirigido a todos los hombres de este tiempo, es a la vez una enorme exigencia que él mismo se ha impuesto amorosamente. En efecto, "el Papa -dice él de sí mismo-, que comenzó Su pontificado con las palabras "!No tengáis miedo!", procura ser plenamente fiel a tal exhortación, y está siempre dispuesto a servir al hombre, a las naciones, y a la humanidad entera en el espíritu de esta verdad evangélica".
Desde "un país lejano"
"Me han llamado de una tierra distante, distante pero siempre cercana en la comunión de la Fe y Tradición cristianas". Fueron estas, al inicio de su pontificado, las palabras del primer Papa no italiano desde Adriano VI (1522).
Juan Pablo II nació en Polonia, una extraordinaria nación que por su fidelidad a la fe, puesta en el crisol de la prueba muchas veces, llegó a ser considerada como un "baluarte de la cristiandad", de allí el "Semper fidelis" con que orgullosamente califican los católicos polacos a su patria. La personalidad de S.S. Juan Pablo II está sellada por la identidad y cultura propias de su Polonia natal: una nación con raíces profundamente católicas, cuya unidad e identidad, más que en sus límites territoriales, se encuentra en su historia común, en su lengua y en la fe católica.
Su origen, al mismo tiempo, lo une a los pueblos eslavos, evangelizados hace once siglos por los santos hermanos Cirilo y Metodio. Será casualmente "recordando la inestimable contribución dada por ellos a la obra del anuncio del Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo tiempo, a la causa de la reconciliación, de la convivencia amistosa, del desarrollo humano y del respeto a la dignidad intrínseca de cada nación", que su S.S. Juan Pablo II proclamó a los santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa, junto a San Benito. A ellos, dicho sea de paso, está dedicada su hermosa encíclica Slavorum apostoli, en la que hace explícita esta gratitud: "se siente particularmente obligado a ello el primer Papa llamado a la sede de Pedro desde Polonia y, por lo tanto, de entre las naciones eslavas".
Una nación probada en su fe
El nuevo Papa era un hombre que había podido conocer "desde dentro, los dos sistemas totalitarios que han marcado trágicamente nuestro siglo: el nazismo de una parte, con los horrores de la guerra y de los campos de concentración, y el comunismo, de otra, con su régimen de opresión y de terror". A lo largo de aquellos años de prueba, la personalidad de Karol fue forjada en el crisol del dolor y del sufrimiento, sin perder jamás la esperanza, nutrida en la fe. Esta experiencia vivida en su juventud nos permite comprender su gran "sensibilidad por la dignidad de toda persona humana y por el respeto de sus derechos, empezando por el derecho a la vida". Su encíclica Evangelium vitae es la expresión magisterial más firme y acabada de esta profunda sensibilidad humana y pastoral.
Gracias a aquellas dramáticas experiencias que vivió en aquellos tiempos terribles "es fácil entender también mi preocupación por la familia y por la juventud". Esta preocupación, por su parte, ha hallado su más amplia expresión magisterial en la encíclica Familiaris consortio.
Improntas del pontificado de Juan Pablo II
La vida cristiana y la Trinidad: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo
El Papa Juan Pablo II ha querido hacer evidente desde el inicio de su pontificado la relación existente -aunque quizá tantas veces olvidada o relegada- de la vida de la Iglesia (y de cada uno de sus hijos) con la Trinidad, dedicando sus primeras encíclicas a profundizar en cada una de las tres personas de la Trinidad: una a Dios Padre, rico en misericordia (1980); otra al Hijo, Redentor del mundo (1979); y otra al Espíritu Santo, Señor y dador de vida (1986). Este es el misterio central de la fe cristiana: Dios es uno solo, pero a la vez tres Personas. Recuerda así las bases de la verdadera fe, y con ello el fundamento de la auténtica vida de la Iglesia y de cada uno de sus hijos: en efecto, no se entiende la vida del cristiano si no es en relación con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Comunión de Amor.
"Totus Tuus"... un Papa sellado por el amor a la Madre
Totus Tuus, o Todo tuyo (con evidente referencia a María), fue el lema ele-gido por Su Santidad Juan Pablo II al asumir el timón de la barca de Pedro. De este modo se consagraba a Ella, se acogía a su tierno cuidado e intercesión, invitándola a sellar con su amorosa presencia maternal la entera trayectoria de su pontificado. Con ocasión de la Eucaristía celebrada el 18 de octubre de 1998, a los veinte años de su elección y a los 40 años de haber sido nombrado obispo, reiterará en la Plaza de San Pedro ese "Totus Tuus" ante el mundo católico.
En otra ocasión había dicho él mismo con respecto a esta frase: "Totus Tuus. Esta fórmula no tiene solamente un carácter piadoso, no es una simple expresión de devoción: es algo más. La orientación hacia una devoción tal se afirmó en mí en el período en que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. En un primer momento me había parecido que debía alejarme un poco de la devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo cristocéntrico. Gracias a san Luis Grignon de Montfort comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención. Así pues, redescubrí con conocimiento de causa la nueva piedad mariana, y esta forma madura de devoción a la Madre de Dios me ha seguido a través de los años: sus frutos son la Redemptoris Mater y la Mulieris dignitatem".
Otro signo de su amor filial a Santa María es su escudo pontificio: sobre un fondo azul, una cruz amarilla, y bajo el madero horizontal derecho, una "M", también amarilla, representando a la Madre que estaba "al pie de la cruz", donde -a decir de San Pablo- en Cristo estaba Dios reconciliando el mundo consigo. En su sorprendente sencillez, su escudo es, pues, una clara expresión de la importancia que el Santo Padre le reconoce a Santa María como eminente cooperadora en la obra de la reconciliación realizada por su Hijo.
Su escudo se alza ante todos como una perenne y silente profesión de un amor tierno y filial hacia la Madre del Señor Jesús, y a la vez, es una constante invitación a todos los hijos de la Iglesia para que reconozcamos su papel de cooperadora en la obra de la reconciliación, así como su dinámica función maternal para con cada uno de nosotros. En efecto, "entregándose filialmente a María, el cristiano, como el apóstol Juan, "acoge entre sus cosas propias" a la Madre de Cristo y la introduce en todo el espacio de su vida interior, es decir, en su "yo" humano y cristiano: "La acogió en su casa". Así el cristiano, trata de entrar en el radio de acción de aquella "caridad materna", con la que la Madre del Redentor "cuida de los hermanos de su Hijo", "a cuya generación y educación coopera" según la medida del don, propia de cada uno por la virtud del Espíritu de Cristo. Así se manifiesta también aquella maternidad según el espíritu, que ha llegado a ser la función de María a los pies de la Cruz y en el cenáculo".
La profundización de la teología y de la devoción mariana -en fiel continuidad con la ininterrumpida tradición católica- es una impronta muy especial de la persona y pontificado del Santo Padre.
Hombre del perdón; apóstol de la reconciliación
Quizá muchos jóvenes desconocen el atentado que el Santo Padre sufrió aquel ya lejano 13 de mayo de 1981, a manos de un joven turco, de nombre Alí Agca. Entonces, guardándolo milagrosamente de la muerte, se manifestó la Providencia divina que le concedía a su elegido una invalorable ocasión para experimentar en sí mismo el dolor y sufrimiento humano -físico, sicológico y también espiritual- para poder mejor asociarse a la cruz del Señor Jesús y solidarizarse más aún con tantos hermanos dolientes. Fruto de esta experiencia vivida con un profundo horizonte sobrenatural será su hermosa Carta Apostólica Salvifici doloris.
Aquel hecho fue también una magnífica oportunidad para mostrar al mundo entero que él, fiel discípulo del Maestro, es un hombre que no sólo llama a vivir el perdón y la reconciliación, sino que él mismo lo vive: una vez recuperado, en un gesto auténticamente cristiano y de enorme grandeza de espíritu, el Santo Padre se acercó a su agresor -recluido en la cárcel- para ofrecerle el perdón y constituirse él mismo en un testimonio vivo de que el amor cristiano es más grande que el odio, de que la reconciliación -aunque exigente- puede ser vivida, y de que éste es el único camino capaz de convertir los corazones humanos y de traerles la paz tan anhelada.
Servidor de la comunión y de la reconciliación
El deseo de invitar a todos los hombres a vivir un proceso de reconciliación con Dios, con los hermanos humanos, consigo mismos y con la entera obra de la creación ha dado pie a numerosas exhortaciones en este sentido. Ocupa un singular lugar su Exhortación Apostólica Post-Sinodal Reconciliatio et paenitentiae -sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia hoy (se nutre de la reflexión conjunta que hicieron los obispos del mundo reunidos en Roma el año 1982 para la VI Asamblea General del Sínodo de Obispos)-, y tiene un peso singularmente importante la declaración que hiciera en el Congreso Eucarístico de Téramo, el 30 de junio de 1985: "Poniéndome a la escucha del grito del hombre y viendo cómo manifiesta en las circunstancias de la vida una nostalgia de unidad con Dios, consigo mismo y con el prójimo, he pensado, por gracia e inspiración del Señor, proponer con fuerza ese don original de la Iglesia que es la reconciliación".
La preocupación social de S.S. Juan Pablo II
La encíclica Centessimus annus, que conmemora el centésimo año desde el inicio formal del Magisterio Social Pontificio con la publicación de encíclica Rerum novarum de S.S. León XIII, se ha constituido en el último gran aporte de S.S. Juan Pablo II en lo que toca a dicho Magisterio. En ella escribía: "... deseo ante todo satisfacer la deuda de gratitud que la Iglesia entera ha contraído con el gran Papa (León XIII) y con su "inmortal Documento". Es también mi deseo mostrar cómo la rica savia, que sube desde aquella raíz, no se ha agotado con el paso de los años, sino que, por el contrario, se ha hecho más fecunda".
Indudablemente enriquecido por su propia experiencia como obrero, y en su particular cercanía con sus compañeros de labores, la gran preocupación social del actual Pontífice ya había encontrado otras dos ocasiones para manifestarse al mundo entero en lo que toca al magisterio: la encíclica Laborem exercens, sobre el trabajo humano, y la encíclica Sollicitudo rei socialis, sobre los problemas actuales del desarrollo de los hombres y de los pueblos.
La nueva evangelización: tarea principal de la Iglesia
Desde el inicio de su pontificado el Papa Juan Pablo II ha estado empeñado en llamar y comprometer a todos los hijos de la Iglesia en la tarea de una nueva evangelización: "nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión".
Pero, como recuerda el Santo Padre, "si a partir de la Evangelii nuntiandi se repite la expresión nueva evangelización, eso es solamente en el sentido de los nuevos retos que el mundo contemporáneo plantea a la misión de la Iglesia" ... "Hay que estudiar a fondo -dice el Santo Padre- en qué consiste esta Nueva Evangelización, ver su alcance, su contenido doctrinal e implicaciones pastorales; determinar los "métodos" más apropiados para los tiempos en que vivimos; buscar una "expresión" que la acerque más a la vida y a las necesidades de los hombres de hoy, sin que por ello pierda nada de su autenticidad y fidelidad a la doctrina de Jesús y a la tradición de la Iglesia".
En esta tarea el Papa Juan Pablo II tiene una profunda conciencia de la necesidad urgente del apostolado de los laicos en la Iglesia, preocupación que se refleja claramente en su Encíclica Christifideles laici y en el impulso que ha venido dando al desarrollo de los diversos Movimientos eclesiales. Por eso mismo, en la tarea de la nueva evangelización "la Iglesia trata de tomar una conciencia más viva de la presencia del Espíritu que actúa en ella (...) Uno de los dones del Espíritu a nuestro tiempo es, ciertamente, el florecimiento de los movimientos eclesiales, que desde el inicio de mi pontificado he señalado y sigo señalando como motivo de esperanza para la Iglesia y para los hombres".
Pero S.S. Juan Pablo II no entiende la nueva evangelización simplemente como una "misión hacia afuera": la misión hacia adentro (es decir, la reconciliación vivida en el ámbito interno de la misma Iglesia) ha sido también destacada por el Santo Padre como una urgente necesidad y tarea, pues ella es un signo de credibilidad para el mundo entero. Desde esta perspectiva hay que comprender también el fuerte empeño ecuménico alentado por el Santo Padre, muy en la línea del rumbo marcado por los pontífices precedentes y por los Padres conciliares.
"Que todos sean uno"
El Santo Padre, como Cristo el Señor hace dos mil años, sigue elevando también hoy al Padre esta ferviente súplica: "¡Que todos sean uno (Ut unum sint)… para que el mundo crea!". Como incansable artesano de la reconciliación, el actual Sucesor de Pedro ha venido trabajado desde el inicio de su pontificado por lograr la unidad y reconciliación de todos los cristianos entre sí, sin que ello signifique de ningún modo claudicar a la Verdad: "El diálogo -dijo Su Santidad a los Obispos austriacos, en 1998-, a diferencia de una conversa-ción superficial, tiene como objetivo el descubrimiento y el reconocimiento co-mún de la verdad. (…) La fe viva, transmitida por la Iglesia universal, representa el fundamento del diálogo para todas las partes. Quien abandona esta base común elimina de todo diálo-go en la Iglesia la posibilidad de conver-tirse en diálogo de salvación. (…) nadie puede desempeñar since-ramente un papel en un proceso de diá-logo si no está dispuesto a exponerse a la verdad y a crecer en ella".
Renovado impulso a la catequesis
Como dice el Santo Padre, la Encíclica Redemptoris missio quiere ser -después de la Evangelii nuntiandi- "una nueva síntesis de la enseñanza sobre la evangelización del mundo contemporáneo".
Por otro lado, la Exhortación Apostólica Catechesi tredendae es un intento -ya desde el inicio de su pontificado- de dar un nuevo impulso a la labor pastoral de la catequesis.
El Santo Padre, desde que asumió su pontificado, ha mantenido las catequesis de los miércoles iniciadas por su predecesor Pablo VI. En ellos ha desarrollado principalmente el contenido del "Credo".
En este mismo sentido el Catecismo de la Iglesia Católica -aprobado por el Santo Padre en 1992- ha querido ser "el mejor don que la Iglesia puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios", teniendo en cuenta que es un "valioso instrumento para la nueva evangelización, donde se compendia toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar".
El Papa peregrino
Quizá más de uno se ha preguntado sobre el sentido de los numerosos viajes apostólicos que ha realizado el Santo Padre (más de doscientos, contando sus viajes al exterior como al interior de Italia):
"En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber de repetir este grito de san Pablo ("Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio!"). Desde el comienzo de mi pontificado he tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica (Redemptoris missio)".
Asimismo dirá el Papa de sus numerosas visitas a las diversas parroquias: "la experiencia adquirida en Cracovia me ha enseñado que conviene visitar personalmente a las comunidades y, ante todo, las parroquias. Éste no es un deber exclusivo, desde luego, pero yo le concedo una importancia primordial. Veinte años de experiencia me han hecho comprender que, gracias a las visitas parroquiales del obispo, cada parroquia se inscribe con más fuerza en la más vasta arquitectura de la Iglesia y, de este modo, se adhiere más íntimamente a Cristo".
S.S. Juan Pablo II y los jóvenes
Desde 1985 la Iglesia ha visto surgir las Jornadas Mundiales de los Jóvenes. Su génesis -recuerda el Santo Padre- fue el Año Jubilar de la Redención y el Año Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las Naciones Unidas en aquel mismo año:
"Los jóvenes fueron invitados a Roma. Y éste fue el comienzo. (...) El día de la inauguración del pontificado, el 22 de octubre de 1978, después de la conclusión de la liturgia, dije a los jóvenes en la plaza de San Pedro: "Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Vosotros sois mi esperanza"".
Maestro de ética y valores
También en nuestro siglo, y con sus particulares notas de gravedad, el Santo Padre ha notado con paternal preocupación como el hombre ha "cambiado la verdad por la mentira". Consecuencia de este triste "cambio" es que el hombre ha visto ofuscada su capacidad para conocer la verdad y para vivir de acuerdo a esa verdad, en orden a encontrar su felicidad en la plena realización como persona humana. La publicación de la Encíclica Veritatis splendor constituye la plasmación de un testimonio ante el mundo del esplendor de la Verdad. En ella se descubren las enseñanzas de quien fuera un notable profesor de ética, que en su calidad de Sumo Pontífice sale al encuentro del relativismo moral a que ha llegado la cultura de hoy: "Ningún hombre puede eludir las preguntas fundamentales: ¿qué debo hacer?, ¿cómo puedo discernir el bien del mal? La respuesta sólo es posible gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano… La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo… Él es "el Camino, la Verdad y la Vida". Por esto la respuesta decisiva de cada interrogante del hombre, en particular de sus interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; más aún, como recuerda el Concilio Vaticano II, la respuesta es la persona misma de Jesucristo: "Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado…"". A lo largo de toda su encíclica el Santo Padre, con desarrollos magistrales, se ocupa de presentar un horizonte ético -en íntima conexión con la verdad sobre el hombre- para el pleno desarrollo de la persona humana en respuesta al designio divino.
Incansable Servidor de la fe y de la Verdad
A los veinte años de su elevación al Solio Pontificio, el Papa Juan Pablo II -como un incansable Maestro de la Verdad- ha dado a conocer al mundo entero su decimotercera encíclica: Fides et ratio, fe y razón. En ella presenta en forma positiva la búsqueda de la verdad que nace de la naturaleza profunda del ser humano. Sale al paso de múltiples errores que actualmente obstaculizan el acceso a la verdad, y más aún a la Verdad última sobre Dios y sobre el hombre que como don gratuito Dios mismo ha ofrecido a la humanidad entera a través de la revelación. La verdad, la posibilidad de conocerla, la relación entre razón y fe, entre filosofía y teología son temas que va tocando en respuesta a la situación de enorme confusión, de relativismo y subjetivismo en la que se encuentra inmersa nuestra cultura de hoy.
Trabajando por la consolidación de los frutos del Concilio Vaticano II
El Santo Padre ha sido un incansable artesano que ha trabajado, a lo largo de los ya veinte años de su fecundo pontificado, en favor de la profundización y consolidación de los abundantísimos frutos suscitados por el Espíritu Santo en el Concilio Vaticano segundo. Al respecto ha dicho él mismo: "Es indispensable este trabajo de la Iglesia orientado a la verificación y consolidación de los frutos salvíficos del Espíritu, otorgados en el Concilio. A este respecto conviene saber "discernirlos" atentamente de todo lo que contrariamente puede provenir sobre todo del "príncipe de este mundo". Este discernimiento es tanto más necesario en la realización de la obra del Concilio ya que se ha abierto ampliamente al mundo actual, como aparece claramente en las importantes Constituciones conciliares Gaudium et spes y Lumen gentium".
Con S.S. Juan Pablo II hacia el tercer milenio
El Papa Juan Pablo II, mediante su Carta apostólica Tertio millenio adveniente, ha invitado a toda la cristiandad a prepararse para lo que será una gran celebración y conmemoración: tres años han sido dedicados por deseo explícito del Sumo Pontífice a la reflexión y profundización en torno a cada una de las Personas divinas del Misterio de la Santísima Trinidad: 1997 ha sido dedicado al Hijo, 1998 al Espíritu Santo y 1999 al Padre. De este modo la Iglesia se prepara a celebrar con un gran Jubileo los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, el Hijo eterno del Padre que -de María Virgen y por obra del Espíritu Santo- "nació del Pueblo elegido, en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham y recordada constantemente por los profetas".
De Él, y del cristianismo, nos ha recordado en su misma Carta el Papa: "Estos (los profetas de Israel) hablaban en nombre y en lugar de Dios. (…) Los libros de la Antigua Alianza son así testigos permanentes de una atenta pedagogía divina. En Cristo esta pedagogía alcanza su meta: Él no se limita a hablar "en nombre de Dios" como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la búsqueda de Dios por parte del hombre. El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo. Aquí no es sólo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo. (…) El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad: este cumplimiento es obra de Dios y va más allá de toda expectativa humana".
Este acontecimiento histórico central para la humanidad entera, acontecimiento por el que Dios que se hace hombre para decir "la palabra definitiva sobre el hombre y sobre la historia", es lo que la Iglesia se prepara a celebrar con un gran Jubileo, y de este modo se prepara a trasponer el umbral del nuevo milenio. Su Santidad, el "dulce Cristo sobre la tierra", como icono visible del Buen Pastor va a la cabeza de la Iglesia que peregrina en este tiempo de profundas transformaciones, constituyéndose para todos sus hijos e hijas que con valor quieren escucharle y seguirle, en roca segura y guía firme … "¡No tengáis miedo!"… son las palabras que también hoy brotan con insistencia de los labios de Pedro, hombre de frágil figura, pero elegido y fortalecido por Dios para sostener el edificio de la Iglesia toda con una fe firme y una esperanza inconmovible.
(Lo que sigue es un artículo titulado "S.S. Juan Pablo II: "Profeta del sufrimiento"", cuyo autor es Mons. Cipriano Calderón Polo)
"S.S. Juan Pablo II, es en esta etapa final del segundo milenio, el Pastor universal del pueblo de Dios, guía segura para atravesar el "umbral de la esperanza" que nos introducirá en el tercer milenio de la evangelización...
"¿Cómo se presenta al mundo de hoy el Papa en esta encrucijada decisiva de la historia? "Su imagen característica es ahora la de profeta del sufrimiento, un sacerdote, un evangelizador que realiza en su amable persona la doctrina que él mismo ha explicado en la carta apostólica Salvifici doloris (11 de febrero de 1984) y en tantos discursos sobre el significado del dolor humano.
"Juan Pablo II, en las celebraciones litúrgicas, en las audiencias, en los viajes apostólicos, en todas sus actividades, aparece como un icono del sufrimiento, dando a la Iglesia un testimonio formidable de la fuerza evangelizadora del dolor físico y moral.
"En su persona de Vicario de Cristo se cruzan las debilidades físicas: esas "debilidades del Papa" a las que él mismo se refirió el día de Navidad de 1995 desde la ventana de su despacho; las penas y dolores cada vez más crecientes de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, de todos los pueblos, especialmente de aquellos más pobres de América Latina, África y Asia; los sufrimientos de toda la Iglesia, que naturalmente se acumulan en el vértice de la misma. Y a todo ello se une la fatiga pastoral producida por una entrega sin reservas al ministerio petrino, al que el Papa Wojtyla sigue ofreciendo generosamente todas sus energías, sin dejarse rendir por la edad o por los quebrantos de salud.
"El Santo Padre camina hacia el año 2000, al frente de la humanidad, llevando la cruz de Jesús. Así se parece más al divino Redentor.
"Él mismo lo ha hecho notar en una alocución dominical -Ángelus- pronunciada desde su habitación del hospital Gemelli: "¿Cómo me presentaré yo ahora -comentaba- a los potentes del mundo y a todo el pueblo de Dios? Me presentaré con lo que tengo y puedo ofrecer: con el sufrimiento. He comprendido -decía- que debo conducir a la Iglesia de Cristo hacia el tercer milenio, con la oración, con múltiples iniciativas (como la que actualmente está viviendo toda la Iglesia: un trienio de preparación propuesto en su carta Tertium millenium adveniente); pero he visto que esto no basta: necesito llevarla también con el sufrimiento"".
Nació al Reino de Dios, el 2 de abril de 2005, El 28 de junio del mismo año se inició su causa para la beatificación.
Oración para implorar favores por intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II
Oh Trinidad Santa, Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.
Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.
SAN FRANCISCO DE PAULA Fundador de los Frailes Mínimos
Nació en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia.
Se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: "Cuaresma perpetua". Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.
Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de "hermanos Mínimos". El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.
El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: "Dame cuenta de tu administración" .
También les recordaba esta frase del Apocalipsis: "He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras". Todo esto hacía pensar muy seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos equivocados de proceder que habían tenido en el pasado. El santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.
Murió el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse. Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X , en 1519.
Fuente: Archidiócesis de Madrid Eustasio de Luxeuil, Santo Abad, Abril 2
Eustasio de Luxeuil, Santo
Abad
Martirologio Romano:En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Eustasio, abad, discípulo de san Columbano, que fue padre de casi seiscientos monjes (629).
Etimológicamente:Eustasio = Aquel que es bien plantado, es de origen griego.
Nació Eustasio pasada la segunda mitad del siglo VI, en Borgoña.
Fue discípulo de san Columbano, monje irlandés que pasó a las Galias buscando esconderse en la soledad y que recorrió el Vosga, el Franco-Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de Luxeuil a cuya sombra nacieron los célebres conventos de Remiremont, Jumieges, Saint-Omer, foteines etc.
Eustasio tiene unos deseos grandes de encontrar el lugar adecuado para la oración y la penitencia. Entra en Luxeuil y es uno de sus primeros monjes. Allí lleva una vida a semejanza de los monjes del desierto de oriente.
Columbano se ve forzado a condenar los graves errores de la reina Bruneguilda y de su nieto rey de Borgoña. Con esta actitud, por otra parte inevitable en quien se preocupa por los intereses de la Iglesia, desaparece la calma que hasta el momento disfrutaban los monjes. Eustasio considera oportuno en esa situación autodesterrarse a Austrasia, reino fundado el 511, en el periodo merovingio, a la muerte de Clodoveo y cuyo primer rey fue Tierry, donde reina Teodoberto, el hermano de Tierry. Allí se le reúne el abad Columbano. Predican por el Rhin, río arriba, bordeando el lago Constanza, hasta llegar a tierras suizas.
Columbano envía a Eustasio al monasterio de Luxeuil después de nombrarle abad. Es en este momento -con nuevas responsabilidades- cuando la vida de Eustasio cobra dimensiones de madurez humana y sobrenatural insospechadas. Arrecia en la oración y en la penitencia; trata con caridad exquisita a los monjes, es afable y recto; su ejemplo de hombre de Dios cunde hasta el extremo de reunir en torno a él dentro del monasterio a más de seiscientos varones de cuyos nombres hay constancia en los fastos de la iglesia. Y el influjo espiritual del monasterio salta los muros del recinto monacal; ahora son las tierras de Alemania las que se benefician de él prometiéndose una época altamente evangelizadora.
Pero han pasado cosas en el monasterio de Luxeuil mientras duraba la predicción por Alemania. Un monje llamado Agreste o Agrestino que fue secretario del rey Tierry ha provocado la relajación y la ruina de la disciplina. Orgulloso y lleno de envidia, piensa y dice que él mismo es capaz de realizar idéntica labor apostólica que la que está realizando su abad; por eso abandona el retiro del que estaba aburrido hacía tiempo y donde ya se encontraba tedioso; ha salido dispuesto a evangelizar paganos, pero no consigue los esperados triunfos de conversión. Y es que no depende de las cualidades personales ni del saber humano la conversión de la gente; ha de ser la gracia del Espíritu Santo quien mueva las inteligencias y voluntades de los hombres y esto ordinariamente ha querido ligarlo el Señor a la santidad de quien predica. En este caso, el fruto de su misionar tarda en llegar y con despecho se precipita Agreste en el cisma.
Eustasio quiere recuperarlo, pero se topa con el espíritu terco, inquieto y sedicioso de Agreste que ha empeorado por los fracasos recientes y está dispuesto a aniquilar el monasterio. Aquí interviene Eustasio con un feliz desenlace porque llega a convencer a los obispos reunidos haciéndoles ver que estaban equivocados por la sola y unilateral información que les había llegado de parte de Agreste.
Restablecida la paz monacal, la unidad de dirección y la disciplina, cobra nuevamente el monasterio su perdida prestancia.
Sus grandes méritos se acrecentaron en la última enfermedad, con un mes entero de increíbles sufrimientos, que consumen su cuerpo sexagenario el 29 de marzo del año 625.
Fuente: Vatican.va Mykola (Nicolás) Charneckyj, Beato Obispo y Mártir, 2 de abril
Mykola (Nicolás) Charneckyj, Beato
Obispo y Mártir
Martirologio Romano:En Lwiw, en Ucrania, beato Nicolás Carneckyj, obispo, que ejerciendo como exarca apostólico de Volyn' y Pidljashja en tiempo de persecución contra la fe, siguió como pastor fiel las huellas de Cristo y, por su gracia, llegó al reino de los cielos (1959)
Etimológicamente:Nicolás = Aquel que es el vencedor, es de origen griego.
Nació el 14 de diciembre de 1884 en Semakivtsi (Ucrania occidental).
Prosiguió los estudios en Roma, ciudad en la que durante siete años frecuentó el Colegio Ucraniano (se licenció en sagrada teología en 1910).
Recibió la ordenación sacerdotal en 1909; realizó su apostolado en la diócesis de Stanislaviv (actualmente Ivano-Frankivsk, Ucrania).
En 1919 entró en el noviciado de la Congregación del Santísimo Redentor, y el 16 de diciembre de 1920 emitió la profesión religiosa.
Pío XII lo nombró obispo titular de Lebed y visitador apostólico para los ucranios de la región de Volyn´ y Pidljasja.
El 8 de febrero de 1931 fue ordenado obispo en Roma. Durante la primera ocupación soviética de Ucrania occidental (1939-1941), el metropolita Septyckyj lo nombró exarca apostólico para los ucranios de la misma región.
Expulsado de Volyn´ por los comunistas en 1939, se estableció en Lvov.
El 11 de abril de 1945 las autoridades comunistas lo arrestaron junto con otros obispos de la Iglesia greco-católica.
Comenzaron enseguida las torturas, tanto físicas como morales. Fue declarado culpable de colaboración "con el régimen nazi" y de ser "agente del Vaticano".
Lo condenaron a seis años de cárcel por la primera acusación y a diez por la segunda. Cumplió la pena en diversos campos de concentración siberianos. Las autoridades, convencidas de que moriría de un momento a otro por su grave enfermedad, lo dejaron libre en 1956, al cabo de once años de prisión.
Murió el 2 de abril de 1959, a los 74 años de edad, en Lvov.
Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 27 de Junio de 2001 con un grupo de mártires conformado por:
Fuente: Vatican.va Guillermo (Vilmos) Apor, Beato Obispo y Mártir, Abril 2
Guillermo (Vilmos) Apor, Beato
Obispo y Mártir
Martirologio Romano:En Györ, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y mártir, que en plena guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos y, por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido, falleciendo tres días más tarde (1945).
Etimológicamente:Guillermo = Aquel que es un protector decidido, es de origen germánico.
Vilmos Apor nació el 29 de febrero de 1892 en Segesvár (Hungría). Era el sexto hijo de una familia noble. Su padre murió cuando él todavía era niño; su madre lo educó en un profundo fervor religioso. Fue monaguillo. Estudió con los jesuitas y, al terminar los estudios secundarios, ingresó en el seminario. Su obispo lo envió a la universidad de Innsbruck, dirigida por los jesuitas, donde obtuvo el doctorado en teología.
Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de agosto de 1915, incardinado en la diócesis de Nagyvárad. Ejerció primero su ministerio como vicepárroco en Gyula y, durante la guerra, por poco tiempo, como capellán militar. Trabajó un año como prefecto en el seminario de Nagyvárad y luego volvió a Gyula como párroco. Se distinguió por su amor a los pobres. Para favorecer la educación religiosa de los jóvenes fundó un colegio y llamó a la ciudad a congregaciones religiosas, con la finalidad de intensificar la vida de piedad de los fieles. En su parroquia se formó una verdadera comunidad sacerdotal. Se esforzó por crear buenas relaciones con los pastores y fieles de otras confesiones.
El Papa Pío XII lo nombró obispo de Gyor el 21 de enero de 1941. Recibió la consagración episcopal el 24 de febrero del mismo año y tomó posesión de su sede episcopal el 2 de marzo sucesivo. El lema de su escudo episcopal era: "La cruz fortalece al débil y hace humilde al fuerte". A pesar de las dificultades que suponía la segunda guerra mundial, desempeñó su misión con gran entusiasmo. Amaba mucho a sus sacerdotes, a los débiles y necesitados. Se dedicó con energía a fomentar la educación moral y religiosa de la juventud. Cuando en Hungría se introdujeron las leyes raciales, defendió a las víctimas de la injusticia, alzando su voz incluso contra los mismos políticos que estaban en el poder. Condenó las acciones inhumanas y la persecución en varios escritos y en las predicaciones, con lo cual puso en peligro incluso su seguridad personal. Durante los bombardeos no dudó en acudir a socorrer a las víctimas.
Cuando los combates afectaron al territorio de su diócesis, puso a disposición de los refugiados el palacio episcopal y él se retiró a una habitación pequeña. Al tener conocimiento del peligro que corrían las mujeres, declaró que estaba dispuesto a defenderlas incluso a costa de su vida. Esto lo demostró cuando la tarde del Viernes Santo llegaron al palacio episcopal algunos soldados rusos, borrachos, para llevar al cuartel a numerosas mujeres, que se habían refugiado en el sótano del obispado. El obispo rechazó categóricamente la petición. Después de una larga lucha, cuando un oficial comenzó a amenazarlo con su pistola, él fue avanzando poco a poco tratando de sacarlo fuera. Pero el oficial se volvió de repente y le disparó, quedando herido en la frente, en la mano y en el estómago. Los soldados, asustados, huyeron, y el obispo cayó en tierra.
Fue llevado al hospital, donde le operaron. Al volver en sí, dio gracias a Dios porque ninguna de las mujeres había sufrido violencia y por haber aceptado su sacrificio. Se preparó a bien morir; oró por sus sacerdotes, por los fieles, por el pueblo húngaro, por los dirigentes del Estado y por su país. Murió el lunes de Pascua, 2 de abril de 1945. Fue sepultado en la iglesia de los carmelitas.
En la basílica de Gyor se construyó un sarcófago de mármol para trasladar a él los restos mortales del obispo el 24 de noviembre de 1948, pero las autoridades estatales lo impidieron. Hubo que esperar hasta el 23 de mayo de 1986. La tumba del obispo Vilmos Apor se halla actualmente en la capilla Hédervári de la nave lateral de dicha basílica.
El 7 de septiembre de 1996, con ocasión de su segunda visita pastoral a Hungría, Juan Pablo II acudió también a esa capilla y oró ante la tumba de monseñor Apor.
Su beatificación se realizó en la Basílica de San Pedro, el 9 de noviembre de 1997, en ceremonia presidida por S.S. Juan Pablo II
Fuente: Devocionario.com María de San José (Laura Alvarado Cardozo), Beata Fundadora, Abril 2
María de San José (Laura Alvarado Cardozo), Beata
Primera Beata Venezolana Fundadora de las Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón
Martirologio Romano:En Maracay, en Venezuela, beata María de San José (Laura) Alvarado, virgen, que fundó las Agustinas Recoletas del Sagrado Corazón, siempre solícita en su caridad a favor de las jóvenes huérfanas, de los ancianos y pobres abandonados (1967).
Etimológicamente:María = eminencia, excelsa, es de origen hebreo.
Etimológicamente:Laura = Aquella que triunfa, es de origen latino.
Primogénita de cuatro hermanos, Laura Elena Alvarado Cardozo nació en Choroní, Aragua, Venezuela, el 25 de abril de 1875.
Inclinada desde niña a la piedad y a servir a los pobres, a la edad de 17 años hizo voto de virginidad y se dedicó al servicio de los enfermos en un hospital fundado en Maracay por el párroco Vicente López Aveledo.
Con la ayuda de éste fundó en 1901 una congregación religiosa que más tarde tomaría el nombre de Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús.
Preocupada por la pobreza y el abandono de la gente sencilla, abrió en Venezuela centros de acogida para huérfanas y ancianos abandonados. "Los desechados de todos -decía a sus religiosas- ésos son los nuestros".
Rigió la congregación como superiora general hasta el año 1960. Murió con fama de santidad el 2 de abril de 1967. Fue beatificada el 7 de mayo de 1995 por Juan Pablo II.
ORACIÓN Dios omnipotente y eterno que nos has dado en la beata Maria de san José un modelo de amor a los huérfanos y ancianos abandonados, haz que, siguiendo su ejemplo, reconozcamos en los pobres y marginados a tu hijo Jesucristo y logremos servirles con el mismo amor con que ella les sirvió. Por Cristo Nuestro Señor, Amén.
Diego Luis de San Vitores, Beato Misionero Mártir, Abril 2
Diego Luis de San Vitores, Beato
Presbítero y Martir
Martirologio Romano:En el pueblo de Tomhom, de la isla de Guam, en Oceanía, beatos mártires Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Compañía de Jesús, y Pedro Calungsod, catequista, que fueron cruelmente precipitados al mar, en odio a la fe cristiana, por algunos apóstatas y nativos seguidores del paganismo (1672).
Etimológicamente:Diego = Aquel que es instruido, es de origen griego.
Fue hijo de un hidalgo caballero, nació en la ciudad de Burgos, Castilla la Vieja, el 12 de noviembre de 1627, y fue bautizado como Diego Jerónimo de San Vitores y Alonso de Maluendo en la Iglesia de San Gil.
Sus padres trataron de persuadirlo a seguir una carrera militar, pero en lugar de ello Diego optó por seguir su vocación religiosa.
En 1640, ingresa en el noviciado de la Compañía de Jesús, siendo ordenado sacerdote en 1651. Convencido de su vocación era servir como misionero a los no cristianos, Diego asignado a una misión en Manila, Filipinas.
En 1662, San Vitores, hizo escala en la isla Guaján (Guam)1 en el camino hacia las Filipinas, prometiendo regresar algún día. Tres años más tarde, a través de su estrecha vinculación a la corte real, persuadió a Felipe IV de España y a la Reina Ana Maria de Austria a fin de que se estableciera la de misión en Guaján .
Mientras estuva en México en camino a Guam, tuvo problemas para convencer al Virrey español de realizar su misión.
Sin embargo, en 1668, el Padre Diego Luis de San Vitores partió de Acapulco a Guam. San Vitores nombró el archipiélago de Chamorro, "Islas Marianas" en honor de la Reina Regente de España, María Ana de Austria, y la Santísima Virgen María.
El misionero arribó en Guam a un pueblo llamado Hagåtña y fue saludado por el jefe Kepuha.
La familia de Kepuha donó tierra para establecer la primera misión católica en Guam.
El 2 de febrero, 1669 el Padre San Vitores estableció la primera Iglesia católica en Hagåtña y lo dedicó al "Dulce Nombre de María".
Después de la muerte del jefe Kepuha en 1669, las relaciones entre los jefes locales y España empeoraron, iniciándose una guerra en el año 1671 que fue liderada por el jefe Hurao.
Después de varios ataques a la misión, se llegó a un acuerdo de paz.
El Padre San Vitores había escogido imitar a San Francisco Javier, quien no usó militares en sus afanes misioneros en la India, pero, se dió cuenta que una presencia militar era necesaria para proteger a los sacerdotes que servían en Guam.
En 1672 el Padre San Vitores consagró iglesias construidas en cuatro pueblos, incluyendo Merizo.
Luego, la resistencia aumentó, liderada por Makahnas y Kakahnas (sacerdote y sacedotisa indígenas) quienes perderían su importante posición Chamorri por la conversión al catolicismo de su pueblo.
El 2 de Abril de 1672, Mata´pang y Hirao mataron al Padre San Vitores y a su ayudante Pedro Calungsod por que el Padre había bautizado a la hija de Mata´pang sin autorización del jefe. Según algunos relatos la esposa de Mata´pang había autorizado el bautiso, pero su esposo creía que el agua usada en el bautismo era la causa de muerte de algunos bebés desde la llegada de los españoles.
1Guaján (Guam), es una isla en el Pacífico occidental, perteneciente a Estados Unidos como territorio no incorporado. Se trata de la más grande y meridional de las Islas Marianas. La capital es Agaña.
Fuente: Franciscanos.org Isabel Vendramini, Beata Funadadora, Abril 2
Isabel Vendramini, Beata
Virgen Fundadora del Instituto de Hermanas Isabelas de la Tercera Orden de San Francisco
Martirologio Romano:En Padua, en el territorio de Venecia, beata Isabel Vendramini, virgen, que dedicó su vida a los pobres y, tras superar muchas adversidades, fundó el Instituto de Hermanas Isabelas de la Tercera Orden de San Francisco (1860).
Etimológicamente:Isabel = Aquella a quien Dios da salud, es de origen hebreo.
La beata Isabel, fundadora de las Religiosas Terciarias Franciscanas Isabelinas de Padua, familia religiosa consagrada a servir a los pobres, centró su vida en la contemplación de Cristo pobre y crucificado, al que reconocía y servía después en los pobres sus hermanos.
Isabel (Elisabetta) Vendramini nació en Bassano del Grappa (Italia) el 9 de abril de 1790.
Era de índole dócil y muy caritativa.
En las religiosas agustinas recibió la educación propia de aquel tiempo, con una intensa vida espiritual.
Joven brillante, le gustaba vestir bien y era centro de interés. Era amante de la soledad y se retiraba a menudo al campo para orar. Después de seis años de noviazgo, en vísperas de la boda, el Señor le dio a conocer con claridad su llamada, y para Isabel constituyó una verdadera conversión.
En el año 1821 vistió el hábito de Terciaria Franciscana con el nombre de Margarita, en Fassano.
Luego fue a Padua y allí fundó, el 4 de octubre de 1830, una familia religiosa consagrada a Dios en la observancia de la Tercera Orden Franciscana para servir a los pobres.
Al año siguiente hicieron la profesión las primeras religiosas. Se dedicaron a la educación de la juventud y a atender a las señoras ancianas, sanas y enfermas. Falleció en Padua el 2 de abril de 1860. La beatificó Juan Pablo II el 4 de noviembre de 1990.
Fuente: Vatican.va Francisco Coll y Guitart, Santo Presbítero Dominico, 2 de abril
Francisco Coll y Guitart, Santo
Dominico, misionero y fundador de las Dominicas de la Anunciata
Martirologio Romano:En Vic, de Cataluña, en España, beato Francisco Coll, presbítero de la Orden de Predicadores, que, al ser injustamente exclaustrado, prosiguió su firme vocación y anunció por toda la región el nombre del Señor Jesucristo (1875).
Etimológicamente:Francisco = el abanderado, es de origen germano.
Nació en Gombrèn, diócesis de Vic y provincia de Gerona (España), el 18 de mayo de 1812 y al día siguiente recibió el bautismo. Era el menor de diez hermanos. Al poco tiempo murió su padre, y su madre se defendió entre mil dificultades económicas.
Desde la infancia se sintió inclinado al sacerdocio y en 1823 ingresó en el seminario de la capital de su diócesis, donde cursó estudios humanísticos y el trienio filosófico. En 1830 ingresó en la Orden de Predicadores en el convento de la Anunciación de Gerona. Tras el año de noviciado y la profesión religiosa, se entregó al estudio de la teología y recibió las órdenes sagradas hasta el diaconado inclusive.
En agosto de 1835, cuando el Gobierno central decretó la suspensión de las Órdenes religiosas, se vio obligado a abandonar el convento con sus hermanos de comunidad. Vivió con una fidelidad extraordinaria a sus reglas, obediencia fiel a los superiores y un gran amor a todo lo que constituía su vocación dominicana, a pesar de que a lo largo de la vida no fue posible restaurar convento alguno de frailes de la Orden de Predicadores en el territorio de la provincia de Aragón, a la que pertenecía.
Recibió el presbiterado en Solsona el 28 de mayo de 1836 y, al comprobar que no se autorizaba la reapertura de conventos, de acuerdo con los superiores ofreció su servicio ministerial al obispo de Vic. Este lo envió como coadjutor a la parroquia de Artés, primero, y poco después, en diciembre de 1839, a la de Moià.
Desde el comienzo de su entrega al ministerio asumió tareas que iban más allá de las estrictamente parroquiales. El celo que le devoraba lo salvó de la inercia de la exclaustración. En un principio formó parte de la "Hermandad apostólica" que promovió san Antonio María Claret, y se entregó a predicar ejercicios espirituales y misiones populares. Este último, arzobispo y fundador de los Hijos del Corazón Inmaculado de María, decía sobre su compañero de predicación: "Donde yo predico, todavía puede venir el padre Coll a añadir algo; pero donde predica él, a mí ya no me queda nada que hacer". En 1848 recibió el título de "misionero apostólico". Varios prelados lo llamaron a sus diócesis para que desarrollara una predicación misionera, que fue pacificadora en tiempo de frecuentes conflictos civiles. Su nombre se hizo popular en las diferentes comarcas de Cataluña.
Reclamaban a porfía su predicación evangélica orientada a reavivar la fe en medio del pueblo de Dios y a conseguir el retorno de los alejados a las prácticas religiosas. Se valió muy especialmente del rosario, que propagó entre la gente de pueblos y ciudades por medio de la renovación de cofradías, establecimiento del "Rosario perpetuo" al que se apuntaban miles de personas, e instrucciones dirigidas a los fieles para que meditaran con fruto sus misterios. Con este mismo objetivo publicó pequeños libros, titulados "La hermosa rosa" y "Escala del cielo", de los que se hicieron varias ediciones con gran número de ejemplares en cada una de ellas, porque los distribuía abundantemente en las misiones. Predicaba todos los años la cuaresma y los meses de mayo y octubre en honor de María en núcleos importantes por su población, como Barcelona, Lérida, Vic, Gerona, Solsona, Manresa, Igualada, Tremp, Agramunt y Balaguer...
Al comprobar la ignorancia religiosa y la falta de correspondencia a las normas de la vida cristiana por parte de los bautizados, fundó el 15 de agosto de 1856 la congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, para la santificación de sus miembros y la educación cristiana de la infancia y de la juventud, muy afectadas por el abandono y la ignorancia religiosa. Actualmente está presente no sólo en Europa, sino también en América, África y Asia.
La entrega a la predicación, particularmente por medio de ejercicios espirituales dirigidos a sacerdotes y religiosas, misiones populares, cuaresmas, novenarios y otros modos de evangelización continuó hasta el fin de su vida, aun cuando en los cinco últimos años se vio afectado por una apoplejía progresiva y la consiguiente ceguera, que se le declaró el mismo día en que los obispos del mundo católico se reunían en Roma para iniciar los trabajos del concilio Vaticano I.
Falleció santamente en Vic el 2 de abril de 1875. Fue beatificado por el siervo de Dios Juan Pablo II el 29 de abril de 1979.
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Juancito (Costa), Beato Pastor, Abril 2
Juancito (Costa), Beato
El beato Juancito, llamado también Juancito Costa que al parecer era su apodo, se venera en Volpedo en la provincia de Alessandria (Italia).
Según algunos había nacido en Tortona. Fue un joven pastor, asesinado por judíos por odio a la fe de Cristo, el 2 de abril de 1468.
Inicialmente sus reliquias se dividieron. La cabeza en Volpedo y el cuerpo fue llevado a Tortona, pero en 1820 fueron reunidos, y actualmente se encuentran en Volpedo.
El 19 de agosto de 1920 se hizo un reconocimiento canónico de las reliquias; su culto está en vigor desde el siglo XV, y fue autorizado por el obispo de Tortona en el siglo subsiguiente.
En Volpedo la fiesta del beato se celebra en su fecha tradicional del 2 de abril, pero también el lunes después del segundo domingo después de Pascua.
Fuente: VidasEjemplares.org Leopoldo de Gaiche, Beato Presbítero Franciscano, Abril 2
Leopoldo de Gaiche, Beato
Sacerdote de la Orden de Hermanos Menores Franciscanos
Martirologio Romano:En Spoleto, en la Umbría, beato Leopoldo de Gaiche, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que estableció el santuario de Monte Luco (1815).
Etimológicamente:Leopoldo = Aquel que es valiente junto al pueblo, es de origen germánico.
Beatificado por León XIII el 12 de marzo de 1893.
Leopoldo, bautizado con el nombre de Giovanni, nació en Gaiche, Perusa, el 30 de octubre de 1732 y murió en Monteluco de Espoleto el 2 de abril de 1815.
Sus padres, José Croci y Antonia María Giorgi, eran campesinos acomodados que educaron a su hijo en la vida cristiana con sencillez y profundidad. Deseoso de consagrarse a Dios, escogió la Orden de los Hermanos Menores y vistió el hábito el 19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola.
De 1752 a 1757 se dedicó al estudio de literatura, filosofía y teología. Ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757, enseñó filosofía y teología con gran provecho de los estudiantes.
Su constante amor al saber se aprecia por sus manuscritos. El campo de acción a que el Beato Leopoldo ligó principalmente su nombre fue la predicación, a la cual se sentía más atraído por sus excelentes cualidades de orador. Se distinguió sobre todo en los cursos de misiones, que duraban por lo menos 15 días, con 3 o 4 sermones diarios, siguiendo el método de San Leonardo de Puerto Mauricio, cuyo reglamento para las Misiones llevaba siempre consigo y daba a leer al grupo de misioneros que él dirigía. Viajaba siempre a pie.
En todas sus misiones eran característicos los "despertadores", que tenían como misión despertar a los que vivían en pecado.
Después de una incisiva predicación, a menudo se flagelaba las espaldas. Durante las misiones predicadas por él se hacían dos procesiones, una penitencial en la cual participaban todos con los pies descalzos y coronas de espinas en la cabeza, y la otra de la Virgen, en la cual intervenían especialmente mujeres y muchachas vestidas de blanco.
En 47 años de ininterrumpido apostolado, según un pequeño "Diario de predicaciones", tuvo 30 cursos de Misiones, de 15 días de duración, predicando varias veces al día, 40 cuaresmas, 14 cursos de adviento, 94 cursos de ejercicios espirituales, muchas otras predicaciones aisladas en variados lugares y circunstancias.
Donde predicaba, inculcaba la devoción a la Pasión y muerte de Jesús, por lo cual al terminar las misiones erigía el Via-crucis (erigió 73). levantaba cruces conmemorativas sobre los montes y en las llanuras. Los frutos recogidos de esta intensa predicación fueron copiosísimos.
Dentro de la Orden de los Hermanos Menores Fray Leopoldo desempeñó importantes oficios: fue guardián, custodio de Provincia y Ministro provincial de la Umbría. San Leonardo de Puerto Mauricio al morir dejó su espiritualidad a otro gigante de los Retiros, el beato Leopoldo de Gaiche, que en 47 años de predicación, respaldados con una penitencia implacable, evangeliza la Umbría y el Lacio y lo fortalece y defiende contra los errores, oponiéndose con su palabra poderosa a la corrupción de las costumbres.
Tiene el dolor de ver suprimido su querido convento de Monteluco, transformado por él en Retiro modelo. Al caer el gobierno napoleónico, Leopoldo pudo retornar a su retiro, pero gozó poco de la paz del retorno: ya enfermo y sin fuerzas por la ancianidad, murió el 2 de abril de 1815, con llanto general de las gentes de Espoleto. Tenía 83 años.
Fuente: ACI Prensa Pedro Calungsod, Beaato Catequista Mártir, Abril 2
Pedro Calungsod, Beaato
Catequista Laico y Mártir
Martirologio Romano:En el pueblo de Tomhom, de la isla de Guam, en Oceanía, beatos mártires Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Compañía de Jesús, y Pedro Calungsod, catequista, que fueron cruelmente precipitados al mar, en odio a la fe cristiana, por algunos apóstatas y nativos seguidores del paganismo (1672).
Pedro Calungsod era un adolescente cuando salió de la Filipinas para las islas Ladrones en el Pacífico Oriental en 1668.
El jóven catequista era parte de un grupo de misioneros jesuitas que habían ido a traer a Cristo al pueblo Chamarro.
La vida era dura en las islas. Los víveres frequentemente tardaban en llegarles y eran sujetos a tifones.
A pesar de las privaciones, Pedro y los misioneros tuvieron éxito evangelizando a la gente. Las islas cambiaron de nombre a Las Marianas en honor a la Virgen María.
No tardaron en circular rumores acerca del agua que usaban los misioneros para bautizar a los conversos. Decían que era venenosa, y como algunos bebes morían después de su bautismo, muchos creyeron en los rumores.
El 2 de Abril de 1672, Pedro y un sacerdote jesuita, el Padre Diego, bautizaron a un bebe sin el consentimiento del Padre. El Padre se enfureció y empezó a aventarle lanzas a Pedro.
El Padre Diego no le permitía a sus compañeros cargar armas así es que no pudieron defenderse. Pedro fue herido en el pecho y en la cabeza. El Padre Diego le dió una absolución sacramental y después a él mismo le dieron muerte. Los asesinos echaron los cadaveres al mar y los restos de estos mártires nunca se recobraron.
Al recibir las noticias, los compañeros de Pedro dijeron: "¡Jóven afortunado! ¡Qué bién recompensados fueron sus cuatro años de servicio constante a Dios en esta misión tan dificil: ha ganado la primera entrada al cielo a nuestro superior, Padre Diego!".
Pedro era un buen jóven, un catequista virtuoso, un asistente constante y un buen Católico cuya perseverancia en la fe hasta el martirio comprobó que era un buen soldado de Cristo.
El Padre Diego Luis de San Vitores fue beatificado en 1985. Quince años después, el 5 de marzo de 2000, su compañero Pedro Callungsod fue también beatificado por S.S. Juan Pablo II.
Oración Beato Pedro Calungsod, joven imigrante, estudiante, catequista, misionero, amigo fiel, mártir, nos inspiras con tu fidelidad en tiempos de adversidad, con la valentía con la que enseñaste en medio de hostilidades y con tu amor al dar tu vida por el evangelio. Haz tuyos nuestros problemas, e intercede por nosotros ante el trono de gracia y misericordia para que al recibir la ayuda del cielo seamos alentados a proclamar y vivir el evangelio aqui en la tierra. Amen.
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Juan Payne, Santo Presbítero y Mártir, Abril 2
Juan Payne, Santo
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano:En Chelmsford, en Inglaterra, san Juan Payne, presbítero y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado, acusado falsamente de sedición (1582).
Etimológicamente:Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Según parece, el San Juan Payne nació en Peterborough. Lo único que sabemos de su familia es que uno de sus hermanos era un protestante muy fervoroso, lo cual permite conjeturar que tal vez Juan Payne se había convertido del protestantismo.
La primera noticia cierta que tenemos sobre Juan es que llegó a Douai, en 1574, a estudiar teología en el seminario. Menos de tres semanas después de su ordenación, partió a la misión inglesa. Su sitio de destino era Essex, en tanto que su compañero, San Cutberto Mayne, se dirigía a Devonshire. El P. Juan se alojó en Ingatestone, en casa de lady Petre, como si fuera uno de los criados que estaban a su servicio; pero tenía también un cuarto en Londres. Parece que el San Juan era muy activo; a diferencia de tantos otros mártires, el éxito coronó sensiblemente sus esfuerzos. En una de sus cartas escribe: "En todas partes y cada día más se multiplican las reconciliaciones con la Iglesia católica, con gran asombro de los herejes." A continuación, explica que eso exige que el seminario de Douai envíe más sacerdotes. Menos de un año después de su llegada, fue hecho prisionero en casa de lady Petre; pero cuatro semanas más tarde, le pusieron en libertad. A los nueve meses salió de Inglaterra, aunque ignoramos por qué razón y por cuánto tiempo. Lo cierto es que en la Navidad de 1579 estaba ya de vuelta en Essex, pues el hombre que le traicionó afirmó que le había visto por primera vez, en esa fecha, en casa de lady Petre y no hay razón para dudar de ello. En la casa de lady Petre, llamada "Ingatestone Hall", se refugiaban con frecuencia los sacerdotes que pasaban por el lugar; en 1855 se redescubrió casualmente la covacha en que se ocultaban, que tenía unos cuatro metros de largo por sesenta centímetros de ancho y tres metros de alto.
El P. Payne fue arrestado por segunda y última vez en Warwckshire. Aunque estaba acusado de conspiración, el juez Waslsingham, después de interrogarle, declaró a Burleigh que la acusación carecía de fundamento. Pero, como era sacerdote, no pareció prudente dejarle en libertad, aunque todavía no existía ley que consideraba como traición el hecho de recibir la ordenación sacerdotal en el extranjero. Así pues, el hombre que había denunciado a Payne hubo de declarar que éste había tratado de enredarle en una conspiración para asesinar a la reina, al tesorero y a Walsingham. Dicho testigo se llamaba Juan Eliot (más tarde conocido con el sobrenombre de "Judas Eliot"), quien había ocupado puestos de confianza en casa de lady Petre y de otras familias católicas y demostró ser un bribón y un asesino. Para escapar del castigo y ganar dinero, denunció a más de treinta sacerdotes, entre los que se contaba Edmundo Campion. La simple acusación de un testigo tan dudoso, costó al P. Payne ocho meses de prisión en la Torre de Londres, antes de ser juzgado. Fue torturado varias veces. El 31 de agosto se lee en el diario de la Torre de Londres: "Juan Payne, sacerdote, fue sometido a terrible tortura en el potro."
La noche del 20 de marzo de 1582, los verdugos despertaron al P. Payne y le condujeron inmediatamente a la prisión de Chelmsford, sin darle tiempo de vestirse y tomar su cartera. Lady Hopton recuperó más tarde la cartera. Ante los jueces, Eliot repitió la acusación. No había ningún otro testigo, cosa que importo bien poco a los jueces. El mártir se declaró inocente y protestó que era contrario a todas las leyes divinas y humanas condenarle por el testimonio de un solo testigo, por añadidura muy sospechoso. A pesar de ello, los jueces le condenarn a muerte. La sentencia se ejecutó el 2 de abril. La multitud, compadecida del mártir, impidió que el verdugo le descuartizase y desentrañase antes de morir. La fiesta del San Juan Payne se celebra en las diócesis de Northampton y Brentwood el 3 de abril.
Fue beatificado en 1886 y canonizado por el Papa Pablo VI el año 1970.
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 Nicecio de Lyon, Santo Obispo, Abril 2
Nicecio de Lyon, Santo
Obispo
Martirologio Romano:En Lyon, en la Galia, san Nicecio, obispo, que se distinguió por su dedicación a los pobres y su benignidad para con los sencillos, estableciendo en esta Iglesia la norma de cantar salmos (573).
San Nicecio, que era tío abuelo de San Gregorio de Tours, descendía de una familia de Borgoña y había sido destinado al servicio de la Iglesia desde muy joven.
Después de su ordenación sacerdotal, siguió viviendo con su madre, que era viuda, obedeciéndola con la sencillez del último de los criados. Nicecio tenía en tan alta estima la instrucción, que insistía en que todos los niños nacidos en sus posesiones aprendiesen a leer y a recitar los salmos; ello no le impedía ayudar personalmente a sus criados y servidores en el trabajo manual para cumplir con el precepto apostólico y tener algo que dar a los pobres.
Cuando San Sacerdote, obispo de Lyon, se hallaba en París en su lecho de muerte, el rey Childeberto fue a visitarle y le rogó que nombrase a su sucesor. El anciano prelado nombró a su sobrino Nicecio, quien fue poco después consagrado obispo Era un hombre de vida irreprochable, que combatía con todas sus fuerzas las conversaciones ligeras y poco caritativas, predicando contra ellas siempre que podía. Sus poderes de exorcista le ganaron gran fama.
Durante su episcopado, que duró casi veinte años, San Nicecio resucitó y mejoró el canto en las iglesias de su diócesis. San Gregorio de Tours cuenta muchos milagros obrados en su tumba.
Fuente: Martirologio Romano Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Abril 2
Otros Santos y Beatos
San Affiano o Anfiano, mártir En Cesarea de Palestina, san Affiano o Anfiano, mártir, que, como se obligase al pueblo a sacrificar públicamente a los dioses en tiempo del emperador Maximino, se acercó intrépido al prefecto Urbano y, cogiéndole por el brazo, quiso impedir el rito, por lo cual le prendieron fuego con los pies envueltos en lino empapado con aceite y, respirando aún, fue arrojado al mar por los soldados (306).
Santa Teodora, mártir En la misma ciudad, pasión de santa Teodora, virgen, natural de Tiro, que, en la misma persecución citada, por haber saludado a los confesores de la fe que estaban de pie ante el tribunal, rogándoles que al llegar ante el Señor se acordasen de ella, fue detenida por los soldados y llevada al mismo prefecto, y por mandato de éste fue torturada con acerbos tormentos y arrojada finalmente al mar (307).
San Abundio, obispo En Como, en la provincia de Liguria, san Abundio, obispo, que enviado a Constantinopla por san León Magno, defendió allí con celo la fe ortodoxa (468).
San Víctor, obispo En Capua, de la Campania, san Víctor, obispo, conspicuo por su erudición y su santidad (554).
Santo Domingo Tuoc, presbítero y mártir En el pueblo Xuong Dien, en Tonquín, santo Domingo Tuoc, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir en tiempo del emperador Minh Mang (1839).
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