†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero Él estaba dormido.
Los discípulos lo despertaron, diciéndole:
"Señor, ¡sálvanos, que perecemos!"
El les respondió:
"¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?"
Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.
Y aquellos hombres, maravillados, decían:
"¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 13a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
Oración colecta
Oremos:
Padre misericordioso, que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra
Lectura del libro del Génesis 19, 15-29
Aquel día, al rayar el alba, los ángeles apresuraban a Lot diciéndole:
"Vamos; toma a tu esposa y a tus dos hijas, para que no perezcas a causa de los pecados de Sodoma".
Como Lot no se decidía, los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, los sacaron de su casa y los condujeron fuera de la ciudad, porque el Señor los perdonaba. Cuando estaban fuera, uno de los ángeles le dijo:
"Ponte a salvo, no mires hacia atrás, no te detengas en el valle; ponte a salvo en los montes para que no perezcas".
Lot le respondió:
"No, te lo ruego. Tú me has favorecido a mí tratándome con gran misericordia al salvarme la vida; pero yo no podré sobrevivir en los montes, pues la desgracia me alcanzaría allí y moriría. Mira, aquí cerca hay una ciudad pequeña, en donde puedo refugiarme y salvar la vida. ¿Verdad que es pequeña y puedo vivir en ella?"
El ángel le contestó:
"Accedo a lo que me pides, no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá".
Por eso la ciudad se llamó Soar. El sol salía cuando Lot llegó a Soar. El Señor hizo llover desde el cielo azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, Arrasó aquellas ciudades y todo el valle, con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán se levantó de mañana y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra toda la extensión del valle, y vio una gran humareda que salía del suelo, como el humo de un horno.
Así, cuando el Señor destruyó las ciudades del valle y arrasó las ciudades en las que Lot había vivido, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 25
Ten compasión de mí, Señor.
Examíname, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo tu bondad ante mis ojos y camino en tu verdad.
Ten compasión de mí, Señor.
No me trates como a los pecadores ni me castigues como a los sanguinarios, que en sus manos llevan infamias y las tienen llenas de sobornos.
Ten compasión de mí, Señor.
Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame y ten compasión de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto; en la asamblea bendeciré al Señor.
Ten compasión de mí, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor; mi alma espera y confía en su palabra.
Aleluya.
Evangelio
Dios una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero Él estaba dormido.
Los discípulos lo despertaron, diciéndole:
"Señor, ¡sálvanos, que perecemos!"
El les respondió:
"¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?"
Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.
Y aquellos hombres, maravillados, decían:
"¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza que vamos a ofrecerte, a fin de que purifique nuestros corazones y podamos corresponder a tu amor con nuestro amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Los ojos de todos los hombres te miran, Señor, llenos de esperanza, y tú das a cada uno su alimento.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 28/06 San Ireneo (obispo y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: yo, el Señor, seré su Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Dios nuestro, que otorgaste a tu obispo san Ireneo la gracia de mantener incólume la doctrina y la paz de la Iglesia; concédenos, por su intercesión, renovarnos en fe y caridad y trabajar sin descanso por la concordia y la unidad entre los seres humanos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Quien sirve al Señor debe ser amable con todos y ha de corregir con dulzura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo
2, 22-26
Querido hermano: Procura llevar una vida de rectitud y de fe, de amor y de paz, junto con los que invocan sinceramente al Señor. Evita las discusiones tontas y absurdas, que sólo provocan altercados.
Ahora bien, quien sirve al Señor no debe provocar altercados; al contrario, debe ser amable con todos, y estar dispuesto a enseñar; debe
ser paciente y ha de corregir con dulzura a quienes lo contradicen. Quizá Dios les dé ocasión de convertirse y de conocer la verdad. Quizá se arrepientan y se libren de las trampas con que el diablo los tiene atrapados y sujetos a su voluntad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 36
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Confía en el Señor, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra; que agradar al Señor sea tu deleite, y él te dará cuanto deseas
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Pon tu vida en las manos del Señor, en él confía, y él hará que tu justicia y tu derecho brillen igual que el sol de mediodía.
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Rectas y sabias son las palabras del justo; pues lleva en su interior la ley de Dios, sus pasos son seguros.
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor; él que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.
Evangelio
Quiero que donde yo esté, también estén ellos conmigo
† Lectura del santo Evangelio según san Juan
17, 20-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
"Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, que este sacrificio que ofrecemos con gozo en la fiesta de san Ireneo, glorifique tu nombre y nos impulse a amar la verdad, para que mantengamos intacta la fe de la Iglesia y guardemos segura la unidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la sangre del glorioso mártir san Ireneo, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al humano débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Este es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les reparta la ración a sus horas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por estos misterios que hemos celebrado, ten piedad de nosotros, Señor, y aumenta nuestra fe; y tú que glorificas a tu obispo san Ireneo por haber profesado su fe hasta la muerte, haz que esa fe nos justifique también a nosotros viviéndola en toda su verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
13ª Semana. Martes
EL SILENCIO DE DIOS
— El Señor siempre oye a quienes acuden a Él.
— Confianza en Dios.
— Cuando parece que Dios guarda silencio.
I. A lo largo del Evangelio vemos a Jesús portarse con naturalidad y sencillez. No busca gestos clamorosos en quienes le siguen. Realiza los milagros sin armar ruido, en la medida en que le era posible. A quienes había curado les recomendaba que no anduvieran pregonando las gracias que recibían. Enseña que el Reino de Dios no viene con ostentación, y muestra en las parábolas del grano de mostaza y de la levadura escondida la fuerza misteriosa de sus palabras. Le vemos también acoger calladamente peticiones de ayuda, que luego atenderá. El silencio de Jesús durante el proceso ante Herodes y Pilato está lleno de una sublime grandeza. Lo vemos de pie, delante de una muchedumbre vociferante, excitada, que se sirve de falsos testigos para tergiversar sus palabras... Nos impresiona particularmente este silencio de Dios en medio del remolino que agitan las pasiones humanas. Silencio de Jesús, que no es indiferencia ni actitud despreciativa ante unas criaturas que le ofenden: está lleno de piedad y de perdón. Jesucristo espera siempre nuestra conversión. ¡El Señor sabe esperar! Tiene más paciencia que nosotros.
El silencio en la Cruz no es pausa que se toma para represar la ira y condenar. Es Dios, que perdona siempre, quien está allí. Abre de par en par el camino de una nueva y definitiva era de misericordia. Dios escucha siempre a quienes le siguen, aunque alguna vez parezca que calla, que no nos quiere oír. Él siempre está atento a las flaquezas de los hombres..., pero para perdonar, levantar y ayudar. Si calla en algunas ocasiones es para que maduren nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.
En la escena que nos propone el Evangelio de la Misa1 contemplamos a Jesús cansado después de un día de intensa predicación. El Señor subió con sus discípulos a una barca para pasar al otro lado del lago. Cuando ya llevaban un tiempo en el mar, se levantó una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, el Señor, rendido por la fatiga, se quedó dormido. Estaba tan cansado que ni siquiera los fuertes bandazos de la embarcación le despertaron. Ante tanto peligro, Jesús parece ausente. Es el único pasaje del Evangelio que nos muestra a Jesús dormido.
Los Apóstoles, hombres de mar en su mayoría, se dieron cuenta enseguida de que sus esfuerzos no bastaban para asegurar el rumbo de la barca y comprendieron que sus vidas peligraban. Se acercaron entonces a Jesús y le despertaron diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
Jesús les tranquilizó con estas palabras: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Es como si les dijera: ¿no sabéis que Yo voy con vosotros, y que esto debe daros una firmeza sin límites en medio de vuestras dificultades? Y levantándose, increpó a los vientos y al mar, y se produjo una gran bonanza. Los discípulos se llenaron de asombro, de paz y de alegría. Comprobaron una vez más que ir con Cristo es caminar seguros, aunque Él guarde silencio. Y dijeron: ¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen? Era su Señor y su Dios. Más adelante, con el envío del Espíritu Santo a sus almas el día de Pentecostés, comprendieron que les tocaría vivir en aguas frecuentemente agitadas y que Jesús estaría siempre en su barca, la Iglesia, aparentemente dormido y callado en ocasiones, pero siempre acogedor y poderoso; nunca ausente. Lo entendieron cuando, poco después, en los comienzos de su predicación apostólica, se vieron asediados por las persecuciones y sintieron el zarpazo de la incomprensión de la sociedad pagana en la que desarrollaban su actividad. Sin embargo, el Maestro los confortaba, los mantenía a flote y les impulsaba a nuevas empresas. Y lo mismo que entonces hace ahora con nosotros.
II. Este sueño de Jesús, cuando sus discípulos se sentían perdidos en medio de la tempestad, mientras bregaban con todas sus fuerzas, ha sido comparado muchas veces a ese silencio de Dios en que parece, en ocasiones, como si estuviera ausente y despreocupado ante las dificultades de los hombres y de la Iglesia.
Ante situaciones similares, cuando la tempestad se nos echa encima, cuando los esfuerzos parecen inútiles, debemos seguir el ejemplo de los Apóstoles y acudir a Jesús con toda confianza: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Sentiremos la eficacia de su poder infinito y nos llenará de serenidad.
¿De qué teméis, hombres de poca fe?, les dice a los suyos que se encuentran angustiados y a punto de perecer. ¿Por qué teméis si Yo estoy con vosotros? Él es la seguridad, la única seguridad verdadera. Basta estar con Él en su barca, al alcance de su mirada, para vencer los miedos y las dificultades, los momentos de oscuridad y de turbación, las pruebas, la incomprensión y las tentaciones. La inseguridad aparece cuando se debilita la fe, y con la debilidad llega la desconfianza: podríamos entonces olvidarnos de que cuando la dificultad es mayor, más poderosa se manifiesta la ayuda del Señor, como sucede siempre: al tratar de vivir en plenitud la propia vocación cristiana, en la vida familiar, en el trabajo profesional..., en el apostolado.
Jesús quiere vernos con paz y con serenidad en todos los momentos y circunstancias. No temáis, soy yo, dice a sus discípulos atemorizados por las olas. Y en otra ocasión: A vosotros, mis amigos, os digo: No temáis...2. Ya desde su entrada en el mundo señaló cómo sería su presencia entre los hombres. El mensaje de la Encarnación se abre precisamente con estas palabras: No temas, María3. Y a San José le dirá también el Ángel del Señor: José, hijo de David, no temas4; y a los pastores les repetirá de nuevo: No tengáis miedo5. No podemos andar atemorizados por nada. El mismo santo temor de Dios es una forma de amor: es temor a perderle.
La plena confianza en Dios, con los medios humanos que sea necesario poner en cada situación, da al cristiano una singular fortaleza y una especial serenidad ante los acontecimientos y tribulaciones. La consideración frecuente a lo largo de cada jornada de la filiación divina nos lleva a dirigirnos a Dios, no como a un ser lejano, indiferente y frío que guarda silencio, sino como a un padre pendiente de sus hijos. Le veremos como al Amigo que nunca falla y que está siempre dispuesto a ayudar, y a perdonar si es preciso. Junto a Él comprenderemos que todas las tribulaciones y las dificultades resultan un bien para la criatura si las sabemos aceptar con fe, si no nos separamos de Él "¡Bienaventuradas malaventuras de la tierra! —Pobreza, lágrimas, odios, injusticia, deshonra... Todo lo podrás en Aquel que te confortará"6. Y Santa Teresa, con la experiencia segura de los santos, nos ha dejado escrito: "Si tenéis confianza en Él y ánimos animosos, que es muy amigo Su Majestad de esto, no hayáis miedo que os falte nada"7. El Señor vela por los suyos, aun cuando parece que duerme.
III. Algunos cristianos, que parecen seguir a Cristo si todo acontece según ellos desean, se alejan de Él cuando más le necesitan: en la enfermedad del hijo, del marido, de la mujer, del hermano...; cuando se hace presente la penuria económica, cuando duelen la calumnia y la difamación y algunos amigos dan la espalda...; o si en la propia vida interior se aleja el sentimiento gustoso que en otros momentos hacía fácil la entrega y el apostolado, pero que ahora, quizá como una gracia muy particular de Dios que purifica las intenciones y el corazón, desaparece y deja paso a la sequedad y a un cierto desconsuelo. Piensan que Dios no los oye o que guarda silencio, como si Él fuera neutral o indiferente ante lo nuestro. Es entonces precisamente cuando debemos decir a Jesús con más fuerza: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él nos oye siempre; espera quizá que recemos con más intensidad y rectitud, y que nos abandonemos más en sus brazos fuertes.
En cualquier tribulación, en las dificultades y tentaciones, debemos acudir enseguida a Jesús. "Buscad el rostro de Aquel que habita siempre, con presencia real y corporal, en su Iglesia. Haced, al menos, lo que hicieron los discípulos. Tenían solo una fe débil, no tenían una gran confianza ni paz, pero por lo menos no se separaban de Cristo (...). No os defendáis de Él, antes bien, cuando estéis en apuro acudid a Él, día tras día, pidiéndole fervorosamente y con perseverancia aquellos favores que solo Él puede otorgar. Y así como en esta ocasión que nos narran los Evangelios, Él, reprochó a sus discípulos su falta de fe, pero hizo por ellos lo que le habían pedido, así, aunque observe tanta falta de firmeza en vosotros, que no debía existir, se dignará increpar a los vientos y al mar y dirá: "Paz, estad tranquilos". Y habrá una gran calma"8; el alma se llenará de serenidad en medio de la tribulación.
Con esta nueva paz que el Señor deja en nuestros corazones saldremos confiados a luchar de nuevo en esas batallas de paz –las externas y las del alma–, aceptaremos con alegría la contradicción que purifica y quedaremos más unidos a Él. No olvidemos tampoco en esas circunstancias que el Señor ha puesto un Ángel a nuestro lado para que nos custodie, nos ayude y lleve nuestras oraciones con más facilidad hasta Dios. "Cuando tengas alguna necesidad, alguna contradicción –pequeña o grande–, invoca a tu Ángel de la Guarda, para que la resuelva con Jesús o te haga el servicio de que se trate en cada caso"9.
1 Mt 8, 23-27. — 2 Lc 12, 4. — 3 Lc 1, 30. — 4 Mt 1, 20. — 5 Lc 2, 10. — 6 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 717. — 7 Santa Teresa, Fundaciones, 27, 12. — 8 Card. J. H. Newman, Sermón para el Domingo IV después de Epifanía. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 931.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Irineo
Obispo y escritor
Año 203
Irineo significa: amigo de la paz. (Irene - paz).
San Irineo es considerado como uno de los padres de la Iglesia, porque en la antigüedad con su sabiduría y sus escritos libró a la cristiandad de las dañosísimas enseñanzas de los Gnósticos, y supo detener a esta secta que amenazaba con hacer mucho mal.
En una hermosa carta San Irineo le dice a un amigo suyo que se pasó a los gnósticos: "Te recuerdo que siendo yo un niño, allá en Asia Menor me eduqué junto al gran obispo Policarpo. Y también tú aprendiste con él, antes de pasarte a la perniciosa secta. ¡Con qué cariño recuerdo las enseñanzas de este gran sabio Policarpo! Podría señalar todavía el sitio donde se colocaba para enseñar, y su modo de andar y de accionar, y los rasgos de su fisonomía y las palabras que dirigía a la muchedumbre. Podría todavía repetir (aunque han pasado tantos años) las palabras con las cuales nos contaba como él había tratado con Juan el Evangelista y con otros que conocieron personalmente a Nuestro Señor. Y como el apóstol Juan les repetía las mismas palabras que el Redentor dijo a ellos y les contaba los hechos maravillosos que ellos presenciaron cuando vivieron junto al Hijo de Dios. Todo esto lo repetía muchas veces Policarpo y lo que él enseñaba estaba totalmente de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Yo oía todo aquello con inmensa emoción y se me quedaba grabado en el corazón y en la memoria. Y lo pienso y lo medito, y lo recuerdo, con la gracia de Dios cada día".
Y después de anotar tan hermosos recuerdos de su niñez le dice al gnóstico: "en la presencia del Señor Dios, te puedo asegurar que aquel santo anciano Policarpo, si oyera las herejías gnósticas que tú enseñas, se taparía los oídos y exclamaría: '¡Oh Dios: que cosas tan horribles me ha tocado escuchar en mi vida! ¡A que excesos de error se ha llegado en estos tiempos! ¿Por qué tengo que escuchar semejantes errores?', y saldría huyendo de aquél lugar donde se escuchan tus dañosas enseñanzas".
San Irineo nació en el Asia Menor hacia el año 125 y como lo dice en su carta, tuvo el privilegio de ser educado por San Policarpo, un santo que fue discípulo del evangelista San Juan. Después se fue a vivir a Lyon que era la ciudad más comercial y populosa de Francia en ese tiempo.
Era el sacerdote más sabio de Lyon y por ello los católicos de esta ciudad lo enviaron a Roma como jefe de una embajada que tenía como oficio obtener que el Sumo Pontífice concediera su perdón a un grupo de cristianos que antes habían sido infieles pero que ahora querían otra vez ser fieles a la Santa Religión.
Y sucedió que mientras él estaba en Roma estalló en Lyon la terrible persecución en la cual murieron el obispo San Potino y un inmenso número de mártires. Irineo hubiera sido también martirizado si se hubiera encontrado en esos días en Lyon. Pero cuando regresó ya se había calmado la persecución. Dios lo tenía destinado para defender con sus escritos la Santa Religión.
A su regreso a Lyon fue proclamado por el pueblo como sucesor del obispo San Potino, y se dedicó con todo su entusiasmo a enfervorizar a sus cristianos y a defenderlos de los errores de los herejes.
En su tiempo se difundió mucho una de las herejías que más daño han hecho a la religión Católica y que aún existe en muchas partes. La secta de los gnósticos. Estos enseñan un sinfín de errores y no se basan en las Sagradas Escrituras sino en doctrinas raras e inventadas por los hombres. Creen en la reencarnación y se imaginan que con la sola mente humana se logran conseguir todas las soluciones a todos los problemas, sin la necesidad de la fe y de la revelación.
San Irineo que era un gran estudioso, se propuso analizar bien detenidamente todos los errores de los gnósticos y publicó cinco libros en los cuales los fue desenmascarando y les fue quitando su piel de oveja para que parecieran los lobos que eran. Él no atacaba con amargura, pero iba presentando lo absurdas que son las enseñanzas de los gnósticos. Se preocupaba más por convertir que por confundir y por eso era muy moderado y muy suave en sus ataques al enemigo. Pero de vez en cuando se le escapan algunas saetas como estas: "Con un poquito de ciencias raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan que bajaron directamente del cielo; se pavonean como gallos orgullosos y parece que estuvieran andando de gancho con los ángeles".
Los libros de Irineo contra los gnósticos fueron traducidos a los idiomas más extendidos de ese entonces y se divulgaron por todas las iglesias y con ellos se logró detener la peligrosa secta y librar a la religión de errores sumamente dañinos.
14 años después de su primera embajada fue enviado otra vez Irineo a Roma a pedir al Papa que quitara la excomunión a algunos cristianos que no habían querido obedecer las leyes de la Iglesia en cuanto a las fechas para la Semana Santa y Pascua. Y obtuvo el perdón del Sumo Pontífice. Por lo cual la gente decía que estaba haciendo honor a su nombre que significa: "Amigo de la paz".
No se sabe a ciencia cierta si Irineo murió mártir o murió de muerte natural. Pero lo que sí es cierto es que sus escritos han sido siempre de gran provecho espiritual para los cristianos.
Quiera Dios, por intercesión de este santo, enviar siempre a su Iglesia Católica, escritores que defiendan la religión y animen a todos a ser mejores seguidores de Jesucristo.
Los que enseñen a otros la santidad brillaran como estrellas por toda la eternidad. (Profeta Daniel 12, 3)
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Heinrado, Santo El loco por Cristo, Junio 28
El loco por CristoEtimológicamente significa "protector de un Estado". Viene de la lengua alemana. |
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Fuente: Franciscanos.net
Vicenta Gerosa, Santa Co-fundadora, Junio 28
Co-Fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad de María Niña de LovereVicenta Gerosa nació en Lovere, el el año 1784, sobre el lago de Isso (Lombardía) de familia de comerciantes acomodados y prósperos. |
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Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa
Pablo I, Santo XCIII Papa, 28 de junio
XCIII PapaMartirologio Romano: En Roma, san Pablo I, papa, quien, afable y misericordioso, por la noche, en silencio, visitaba las casas de los enfermos pobres, prestándoles ayuda. Defensor de la fe ortodoxa, escribió a los emperadores Constantino y León, para que restituyeran el culto a las sagradas imágenes. Muy devoto de los santos, cuidó de trasladar desde los cementerios en ruinas al interior de la ciudad, en los diversos títulos y monasterios, los cuerpos de los mártires, en medio de himnos y cánticos (767). Fecha de nacimiento desconocida; muerto en Roma el 28 de Junio de 767. |
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Fuente: Vatican.va
María Pía Mastena, Beata Fundadora, Junio 28
Fundadora de las Religiosas del Santo RostroMARÍA PÍA MASTENA nació el 7 de diciembre de 1881 en Bovolone, provincia de Verona. |
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Juan (John) Southworth, Santo Sacerdote y Mártir, 28 de junio
Presbítero y MártirMartirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, san Juan Southworth, presbítero y mártir, quien, por ejercer su sacerdocio en ese país, tuvo que soportar cárceles y destierros, y bajo Oliverio Cromwell fue condenado a muerte. Cuando vio el patíbulo preparado en Tyburn, exclamó que era para él lo que fue la cruz para Cristo (1654). Nació en el año 1592 en Samlesbury, Lancashire, Inglaterra. |
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Argimiro de Cabra y de Córdoba, Santo Mártir, Junio 28
Monje MártirMartirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Argimiro, mártir, que en la persecución bajo los sarracenos en tiempo de Mohamed II, siendo monje, y ya avanzado en edad, fue invitado por el juez a negar a Cristo, pero, por peseverar en la confesión de la fe, fue atormentado en el potro y finalmente traspasado por una lanza (856). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
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