viernes, 24 de junio de 2011

Lecturas Domingo 26 de Junio de 2011

Divina Misericordia

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de esta pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo:
"Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

Cuerpo y Sangre de Cristo (A)

Antífona de Entrada

El Señor los alimentó con el mejor trigo y los sacio con miel silvestre.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
¡Oh Dios!, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas veneras de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentamos en nosotros los frutos de tu redención.
Por nuestro Señor Jesucristo...

 

Primera Lectura

Te di un alimento que tú ni tus padres conocían

Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3.14b-16a

En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo:
"Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer si ibas a guardar sus mandamientos o no. El te afligió haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
No sea que te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 147

Bendito sea el Señor.

Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. El refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa.
Bendito sea el Señor.

El mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre; él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente.
Bendito sea el Señor.

Le muestra a Jacob sus pensamientos, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo ni le ha confiado a otro sus proyectos.
Bendito sea el Señor.

Segunda Lectura

El pan es uno y los que comemos de ese pan formamos un solo cuerpo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17

Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que come de este pan vivirá para siempre.
Aleluya.

Evangelio

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de esta pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo:
"Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Antes de disponer la mesa santa, donde el Señor hará nuevamente presente su tránsito pascual que salva a todos los humanos, elevemos, hermanos y hermanas, nuestras súplicas a Dios Padre con la plena confianza de ser escuchados:
Respondemos: Escúchanos, Padre.

Para que los obispos y presbíteros, cuando presidan la celebración Eucarística, vivan tan plenamente identificados con el Señor que el pueblo vea en ellos la imagen viva de Cristo, que preside a quienes se han reunido en su nombre, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que pronto llegue el día en que todos los cristianos celebremos la Eucaristía en la unidad de una sola Iglesia, y todos los humanos, de un extremo al otro del mundo, ofrezcan el sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que los fieles que se encuentran a las puertas de la muerte, dejen este mundo llenos de paz y de confianza en las promesas del Señor; y fortalecidos con el Cuerpo de Cristo, lleguen al reino de la felicidad y de la vida, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Para que el Señor fortalezca constantemente nuestra fe y acreciente nuestro amor, a fin de que adoremos siempre en espíritu y verdad a Cristo, realmente presente en el admirable sacramento de la Eucaristía, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre.

Celebrante:
Dios nuestro, siempre fiel a tus promesas, que alimentas a tu pueblo con amor, escucha nuestras oraciones y acrecienta en nosotros el deseo de saciarnos de ti, fuente de todo bien; y haz que, fortalecidos con el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, avancemos por la senda de nuestra vida hasta llegar a la asamblea de los santos, y allí participemos eternamente en el banquete de tus elegidos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti, tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos de la Eucaristía

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, en la última cena con los apóstoles, para perpetuar su pasión salvadora, se entregó a sí mismo como Cordero inmaculado y Eucaristía perfecta.
Con este sacramento alimentas y santificas a tus fieles, para que su misma fe ilumine y su mismo amor congregue a todo el género humano que habita un mismo mundo.
Así pues, nos reunimos a la mesa en torno de este admirable sacramento, para que la abundancia de tu gracia nos lleve a poseer la vida celestial.
Por eso, Señor, todas tus criaturas, en el cielo y en la tierra, te adoran cantando un cántico nuevo; y también nosotros, con los ángeles y los arcángeles, te aclamamos por siempre diciendo:

Antífona de la Comunión

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
La comunión de tu cuerpo y tu sangre, Señor, signo del banquete de tu reino, que hemos gustado en nuestra vida mortal, nos llene del gozo de tu divinidad .
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
amén.

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Meditación diaria

Décimo tercer Domingo

ciclo a

AMOR A DIOS

— Dios es quien únicamente merece ser amado de modo absoluto y sin condiciones. Los afectos humanos rectos se elevan y ennoblecen cuando se ama a Dios sobre todos los demás amores.

— No hay tasa ni medida en el amor a Dios.

— Manifestaciones del amor a Dios.

I. Jesús nos enseña en incontables ocasiones que Dios ha de ser nuestro principal amor; a las criaturas debemos amarlas de modo secundario y subordinado. En el Evangelio de la Misa1 nos advierte, con palabras que no dejan lugar a dudas: Quien ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí. Y aún más: Quien ame su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por Mí, la encontrará.

Dios es únicamente quien merece ser amado de un modo absoluto y sin condiciones; todo lo demás debe serlo en la medida en que es amado por Dios. El Señor nos enseña el auténtico amor y nos pide que amemos a la familia y al prójimo, pero ni aun estos amores debemos anteponerlos al amor de Dios, que ha de ocupar siempre el primer lugar. Amando a Dios se enriquecen, crecen y se purifican los demás amores de la tierra, se ensancha el corazón y se hace verdaderamente capaz de querer, superando las barreras y reservas del egoísmo, presente siempre en cada criatura. Los amores limpios de esta vida se elevan y ennoblecen aún más cuando se ama a Dios como lo primero.

Para querer a Dios como Él pide es necesario, además, perder la propia vida, la del hombre viejo. Es necesario morir a las tendencias desordenadas que inclinan al pecado, morir a ese egoísmo, a veces brutal, que lleva al hombre a buscarse sistemáticamente en todo lo que hace2. Dios quiere que conservemos lo sano y recto que tiene la naturaleza humana, lo bueno y distinto de todo hombre: nada de lo positivo y perfecto, de lo verdaderamente humano, se perderá. La vida de la gracia lo penetra y lo eleva, enriqueciendo así la personalidad del cristiano que ama a Dios. El hombre, cuanto más muere a su yo egoísta, más humano se vuelve y está más dispuesto para la vida sobrenatural.

El cristiano que lucha por negarse a sí mismo encuentra una nueva vida, la de Jesús. Respetando lo propio de cada uno, la gracia nos transforma para adquirir los mismos sentimientos que Cristo tiene sobre los hombres y los acontecimientos; vamos imitando sus obras, de tal manera que nace un nuevo modo de actuar, sencillo y natural, que mueve a las gentes a ser mejores; nos llenamos de los mismos deseos de Cristo: cumplir la voluntad del Padre, que es expresión clara del amor. El cristiano se identifica con Jesús, conservando su propio modo de ser, en la medida en que, con la ayuda de la gracia, se va despojando de sí mismo: tengo deseos de disolverme para estar con Cristo3, exclamaba San Pablo.

El amor a Dios no puede darse por supuesto; si no se cuida, muere. Si, por el contrario, nuestra voluntad se mantiene firme en Él, las mismas dificultades lo encienden y fortalecen. El amor a Dios se alimenta en la oración y en los sacramentos, en la lucha contra los defectos, en el esfuerzo por mantener viva su presencia a lo largo del día mientras trabajamos, en las relaciones con los demás, en el descanso... La Sagrada Eucaristía debe ser especialmente la fuente donde se sacie y se fortalezca nuestro amor al Señor. Amar es, en cierto modo, poseer ya el Cielo aquí en la tierra.

II. Por la elevación al orden de la gracia, el cristiano ama con el mismo amor de Dios, que se le da como don inefable4. Esta es la esencia de la caridad, que se recibe en el Bautismo y que el cristiano puede disponerse a incrementar con la oración, los sacramentos y el ejercicio de las buenas obras.

Infundido en el alma del cristiano, este amor "debe ser la regla de todas las acciones. Del mismo modo que los objetos que construimos se consideran correctos y ultimados si se ajustan al proyecto trazado previamente, también cualquier acción humana será recta y virtuosa cuando concuerde con la regla divina del amor; y si se aparta de ella, no será buena ni perfecta"5. Para que todas nuestras obras puedan ser pesadas y medidas por esa regla, el alma en gracia no recibe el amor divino como algo extraño. La caridad no destruye, sino que ordena, imprimiendo esa unidad del querer tan propia del amor de Dios. Para esto perfecciona y eleva nuestra voluntad.

La caridad, con la que amamos a Dios y en Dios al prójimo, fructifica en la medida en que se pone en ejercicio: cuanto más se ama, más capacidad tenemos para amar. "Y si lo que ama no lo posee totalmente, tanto sufre cuanto le falta por poseer (...). Mientras esto no llega, está el alma como en un vaso vacío que espera estar lleno; como el que tiene hambre y desea la comida; como el enfermo que llora por su salud; y como el que está colgado en el aire y no tiene dónde apoyarse"6.

No hay tasa ni medida para amar a Dios. Él espera ser amado con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente7. Siempre podrá crecer el amor a Dios; Él dice a sus hijos, a cada uno en particular: Con amor eterno te amé; por eso, compadecido de ti, te atraje a Mí8.

Pidamos al Señor que nos persuada de esta realidad: solo hay un amor absoluto, que es la fuente de todos los amores rectos y nobles. Y aquel que ama a Dios, es quien mejor y más ama a sus criaturas, a todas; a algunas "es fácil amarlas; a otras, es difícil: no son simpáticas, nos han ofendido o hecho mal; solo si amo a Dios en serio, llego a amarlas en cuanto hijas de Dios y porque Él me lo manda. Jesús ha fijado también cómo amar al prójimo, esto es, no solo con el sentimiento, sino con los hechos: (...) tenía hambre en la persona de mis hermanos más pequeños, ¿me habéis dado de comer? ¿Me habéis visitado cuando estaba enfermo?"9. ¿Me ayudasteis a llevar las cargas cuando eran demasiado pesadas para llevarlas Yo solo?

Amar al prójimo en Dios no es amarlo mediante un rodeo: el amor a Dios es un atajo para llegar a nuestros hermanos. Solo en Dios podemos entender de verdad a los hombres todos, comprenderlos y quererlos, aun en medio de sus errores y de los nuestros, y de aquello que humanamente tendería a separarnos de ellos o a pasar a su lado con indiferencia.

III. Nuestro amor a Dios solo es respuesta al suyo, pues Él nos amó primero10, y es el amor que Dios pone en nuestra alma para que podamos amar. Por eso le rogamos: Dame, Señor, el amor con el que quieres que te ame.

Correspondemos al amor de Dios cuando queremos a los demás, cuando vemos en ellos la dignidad propia de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios, creada con un alma inmortal y destinada a dar gloria a Dios por toda la eternidad. Amar es acercarse a ese hombre herido que cada día está en nuestro mismo camino, vendarle las heridas, atenderle y cuidar de él en todo11; esmerarse de modo particular en acercarle al Señor, pues la lejanía de Dios es siempre el mayor de los males, el que pide más atención, el más urgente. El apostolado es una magnífica señal de que amamos a Dios y camino para amarle más.

El amor se manifiesta en muchas ocasiones en ser agradecidos. Cuando el Señor, después de haber expuesto la parábola de los deudores, pregunta a Simón el Fariseo: ¿Cuál de los dos amará más a quien les prestó el dinero?12, utiliza el verbo amar como sinónimo de estar agradecido, y nos descubre así la esencia del afecto que los hombres deben a su principal acreedor, Dios. La etimología nos desvela también el hondo sentido de la Eucaristía, que no es otra cosa que hacimiento de gracias por ese don del amor que ella misma nos concede.

Correspondemos al amor de Dios cuando luchamos contra lo que nos aparta de Él. Es necesario pelear cada día, aunque sea en pequeñas cosas, porque siempre encontraremos barreras que intentarán separarnos de Dios: defectos de carácter, egoísmos, pereza que impide acabar bien el trabajo...

Amamos a Dios cuando convertimos la vida en una incesante búsqueda de Él. Se ha dicho que no solo no busca Dios a los hombres, sino que sabe ocultarse para que nosotros le busquemos. Lo encontramos en el trabajo, en la familia, en las alegrías y en el dolor... Implora nuestro afecto, y no solo pone en nuestro corazón el deseo de buscarle, sino que nos anima constantemente a ello. ¡Si pudiéramos comprender el amor que Dios nos tiene! Si pudiéramos decir como San Juan: nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene13, todo nos resultaría más fácil y sencillo.

En esto hemos de convertir toda nuestra vida: en una búsqueda constante de Jesús en las horas buenas y en las que parecen malas, en el trabajo y en el descanso, en la calle y en medio de la familia. Esta empresa, la única que da sentido a las demás, no podemos llevarla a cabo solos. Acudimos a Santa María, y le decimos: "No me dejes, ¡Madre!: haz que busque a tu Hijo; haz que encuentre a tu Hijo; haz que ame a tu Hijo... ¡con todo mi ser! —Acuérdate, Señora, acuérdate"14. Enséñame a tenerle como el primer Amor, Aquel que amo en Sí mismo y de modo absoluto, por encima de los demás amores.

"¿Qué soy yo para Ti, oh Señor, para que mandes que te ame, y si no lo hago te enojes conmigo y me amenaces con grandes miserias? ¿Es acaso pequeña la miseria de no amarte?"15.

1 Mt 10, 37-42. — 2 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, Madrid 1982, vol. I, p. 538 ss. — 3 Cfr. Flp 1, 21-23. — 4 Cfr. 1 Jn 4, 2. — 5 Santo Tomás, Sobre el doble precepto de la caridad, Prólogo. — 6 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 9, 6. — 7 Cfr. Mt 22, 37-38. — 8 Jer 31, 3. — 9 Juan Pablo II, Audiencia general 27-IX-1978. — 10 1 Jn 4, 19. — 11 Cfr. Lc 10, 30- 37. — 12 Lc 7, 42. — 13 1 Jn 4, 16. — 14 San Josemaría Escrivá, Forja, Rialp, 2ª ed., Madrid 1987, n. 157. — 15 San Agustín, Las Confesiones, I, 5, 5.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Opusdei.org
Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo Fundador de la Prelatura "Opus Dei". Junio 26  

Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo

Fundador de la Prelatura "Opus Dei"
Junio 26

Infancia y Juventud

Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. Sus padres se llamaban José y Dolores. Tuvo cinco hermanos: Carmen (1899-1957), Santiago (1919-1994) y otras tres hermanas menores que él, que murieron cuando eran niñas. El matrimonio Escrivá dio a sus hijos una profunda educación cristiana.

En 1915 quebró el negocio del padre, que era un industrial de tejidos, y hubo de trasladarse a Logroño, donde encontró otro trabajo. En esa ciudad, Josemaría percibe por primera vez su vocación: después de ver unas huellas en la nieve de los pies descalzos de un religioso, intuye que Dios desea algo de él, aunque no sabe exactamente qué es. Piensa que podrá descubrirlo más fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza. Siguiendo un consejo de su padre, en la Universidad de Zaragoza estudiará también la carrera civil de derecho como alumno libre.

La fundación del Opus Dei

D. José Escrivá muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio en una parroquia rural y luego en Zaragoza.

En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para obtener el doctorado en Derecho. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hace ver la misión que desde años atrás le venía inspirando, y funda el Opus Dei. Desde ese día trabaja con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pide, al tiempo que continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que le pone diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid.

Al estallar la guerra civil, en 1936, Josemaría se encuentra en Madrid. La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de Madrid. Después de una travesía por los Pirineos hasta el sur de Francia, se traslada a Burgos.

Cuando acaba la guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, para sacerdotes y para religiosos. En el mismo año 1939 termina sus estudios de doctorado en Derecho.

Guiando el crecimiento del Opus Dei

En 1946 fija su residencia en Roma. Obtiene el doctorado en Teología por la Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y prelado de honor de Su Santidad. Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y mantiene un trato intenso con muchos de los padres conciliares. Desde Roma viaja en numerosas ocasiones a distintos países de Europa, para impulsar el establecimiento y la consolidación del Opus Dei en esos lugares. Con el mismo objeto, entre 1970 y 1975 hace largos viajes por México, la Península Ibérica, América del Sur y Guatemala, donde además tiene reuniones de catequesis con grupos numerosos de hombres y mujeres.

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Varios miles de personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países —en conjunto, un tercio del episcopado mundial—, solicitan a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización.

Beatificación y Canonización

El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma, ante 300.000 personas. "Con sobrenatural intuición", dijo el Papa en su homilía, "el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado".

Diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II canoniza al fundador del Opus Dei en la plaza de San Pedro ante una multitud de más de 80 países. El Santo Padre, en su discurso a los participantes en la canonización, dijo que "san Josemaría fue elegido por el Señor para anunciar la llamada universal a la santidad y para indicar que la vida de todos los días, las actividades comunes, son camino de santificación. Se podría decir que fue el santo de lo ordinario".

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José María Robles Hurtado Mártir Mexicano, Junio 26  

José María Robles Hurtado

Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir Mexicano
Junio 26

Primeros Años

Nació el 3 de mayo de 1888 en Mascota, Jalisco, población enclavada en un pequeño valle de la Sierra Madre, a 200 kilómetros al oeste de Guadalajara, casi en línea recta hacia Puerto Vallarta, de la que dista 100 Km. Hijo de Antonio Robles y Petronila Hurtado. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento. Recibió la confirmación el 10 de marzo de 1896. Hizo su Primera Comunión el 12 de septiembre de 1896. Inició sus estudios en la escuela oficial y continuó su instrucción primaria en la escuela parroquial. Pero la mayor influencia educativa la recibió en su hogar, sobre todo de su madre, mujer profundamente cristiana.

En el seminario menor

En 1900 ingresó al Seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de dejar el Seminario al sufrir varias enfermedades y pretextando pueriles penalidades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida.

En el seminario mayor

Era inteligente y muy estudioso, por lo que siempre se distinguió con máximas calificaciones. Fue tonsurado en enero de 1905. Siendo estudiante de Teología, en 1908 acompaña a uno de sus profesores, Don Ignacio Plascencia, nombrado Obispo de Tehuantepec, para misionar durante cuatro meses y medio en el estado de Oaxaca. En 1911 recibió el Subdiaconado y el Diaconado; un año más tarde le confiaron los cargos de vice-rector y ecónomo del Seminario.

Sacerdocio

Poco antes de cumplir los 25 años de edad, fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1913 en el templo de la Soledad de Guadalajara, por el Excmo. Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Sus primeros ministerios estables empezaron en Guadalajara. Fue capellán de las "Siervas de Jesús Sacramentado", y director del "Instituto del Sagrado Corazón" (primaria y preparatoria) que desapareció con el avance de las fuerzas de Obregón. En Mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.

Escritor

No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916. Allí se dedicó a escribir algunos folletos de inspiración ascética: "Esclavos del Corazón de Jesús en María", "Tratado sobre la Oración", "Conozcámosle" y "Anhelos del Corazón Eucarístico de Jesús".
Otros de sus escritos que se han publicado son: "Vía-crucis Eucarístico", "Novena en honor de la Bienaventurada (ahora Santa) Margarita María Alacoque", "Las Virtudes", "Enseñanzas Espirituales" (este último es un compendio de los Consejos, Cartas Colectivas, Escritos Varios y Testamento; todos dirigidos a sus Hijas Religiosas).
El estilo del Padre José María Robles en sus cartas es llano, sencillo y de naturaleza afectuosa. Su poesía es totalmente religiosa: se cuentan 60 composiciones en verso (dramáticas unas, líricas otras) y 56 himnos vertidos al latín.

Fundador

robles-hurtado-fundadorSiendo capellán en Mascota de las religiosas del "Verbo Encarnado", y durante la celebración de la Misa, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 11 de junio de 1915, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa cuyo carisma se inspiraba en el pensamiento: "Ya no verdugos, sino víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús".

En 1916 fue destinado como ministro a la Parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr. Cura Román Adame (ahora Santo Mártir). Allí fue nombrado profesor del Seminario Auxiliar y en su ministerio dio pruebas innumerables de obediencia, piedad, laboriosidad y abnegación. Por unos cuantos días fue trasladado como ministro a Mexticacán, Jalisco, pero regresó nuevamente a Nochistlán.

El 27 de diciembre de 1918 fundó la congregación de "Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús", después de vencer serios obstáculos y siempre con ejemplar sumisión a las autoridades eclesiásticas. Siete fueron las hermanas fundadoras.

Párroco

En diciembre de 1920 fue nombrado párroco de Tecolotlán, Jalisco. Desde su primer sermón se ganó la confianza y admiración de sus feligreses y con su fervorosa predicación comenzó a encender en el corazón de todos el amor al Sacratísimo Corazón de Jesús. Una de sus primeras preocupaciones fue visitar el hospital y al encontrarlo en ruinas concibió la idea de reedificar la finca.

Formó grupos de fieles para integrarlos a la labor parroquial, sin distinción de clases, sexos o edades. Tuvo especiales atenciones para los obreros, a quienes exhortaba a la fraternidad y a la observancia de una vida netamente cristiana.

Se ganó la simpatía de sus feligreses por brindarles un trato siempre amable, de sincera amistad, de estímulo al cumplimiento de sus deberes.

Se distinguió por la perseverancia y constancia en superar los obstáculos, como el caso de la fundación de su congregación, pero su virtud relevante era el amor al Corazón de Jesús y su deseo vehemente de salvar a los hombres. Celebraba la santa Misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía.

Amaba entrañablemente a la Santísima Virgen. Lleno de caridad para con todos se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos. Por medio de la prensa propagó la doctrina cristiana y el apostolado del Sagrado Corazón de Jesús, publicó un periódico que llamó: "Luz del Hogar".

Persecución Religiosa

Con motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse desde el 2 de enero de 1927, puesto que el Gobierno Federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó una Cruz en "La Loma", cercana a Tecolotlán, considerando este hecho como un delito.

Desde la casa donde estaba escondido vigilaba y oraba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar. En ese tiempo se dedicó a escribir las normas que habrían de regir a la comunidad religiosa fundada por él.

El 26 de febrero de 1927, al conocer la orden dada por Gobernación para que fueran aprehendidos los sacerdotes, exclamó lleno de fe: "Estamos en las manos de Dios". Y poco después, cuando le rogaron que huyera para evitar que lo mataran, contestó sonriendo "¡Ah, si el Corazón Eucarístico me llevara!".

Martirio

El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa Misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del Coronel Calderón, quien había recibido telegráficamente esta orden:
"Procédase con todo rigor en contra del cura rebelde".
Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.
En la noche un grupo de jovencitas lograron acercarse a la prisión y recibieron, por conducto de los vigilantes, su breviario en donde venían unos versos en honor del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen. Era una última manifestación de su gran amor al Corazón de Jesús y la aceptación gustosa del martirio:

Quiero amar tu corazón,
Jesús mío, con delirio,
quiero amarte con pasión,
quiero amarte hasta el martirio.

Con el alma te bendigo,
mi sagrado corazón.
Dime: ¿se llega el instante
de feliz y eterna unión?

Tiéndeme, Jesús, los brazos,
pues tu "pequeñito soy";
de ellos, al seguro amparo,
a donde lo ordenes, voy.

Al amparo de mi Madre
y de su cuenta corriendo
yo, su "pequeño" del alma,
vuelo a sus brazos sonriendo.

Un padre que espera a sus hijos todos allá en el Cielo.

A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le dificultaba caminar, le cedió el caballo.

Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar, perdonó a sus verdugos, y al acercarse uno de los agraristas, que era su compadre, llamado Enrique Vázquez, le dijo:
"Compadre, no te manches".

Y tomándole la soga de entre las manos se la colocó el mismo. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.

Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superficialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue exhumado por gente de Quila y llevado a la población donde lo velaron y le dieron sepultura.

Sus reliquias

robles-hurtado-reliquiasEl 26 de Junio de 1932, fueron trasladados sus restos de Quila al templo Expiatorio de Guadalajara, con autorización del Sr. Obispo D. José Garibi Rivera. Sus reliquias reposan bajo el altar de la Capilla en la Casa General de sus hijas religiosas, las "Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado", nuevo nombre de la congregación fundada por el Padre José María Robles.

Ubicada en la calle Churubusco 366, Sector Libertad, de la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Ahí mismo se puede visitar un Museo dedicado en su honor, donde se explica de manera detallada su vida y su obra; también se pueden observar algunos de sus escritos originales, admirar muchas fotografías de él, de su familia, de los lugares donde vivió y algunas de sus pertenencias: ropa, muebles y diversos objetos dedicados al culto sagrado que él usó durante su vida.

Camino a los altares

Son muchos los que ofrendaron sus vidas en un período que abarca veintidós años, prácticamente de 1915 a 1937, proclamando siempre con fuerte voz y corazón ferviente el grito: "Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe".

El proceso de Canonización se inició desde el 27 de junio de 1933. Analizadas las circunstancias particulares de estos testigos de Cristo, quedaron 25 seleccionados que merecieron recibir el título oficial de Mártires, el 4 de febrero de 1992, fecha en la que se aprobó por unanimidad el título por la Congregación de Cardenales de la Iglesia Católica de Roma. Tres de ellos son seglares o laicos y veintidós son sacerdotes, en una lista que encabeza el Padre Cristóbal Magallanes, la mayoría nacidos en el Estado de Jalisco.

"Con firmes y razonados argumentos se comprobó hasta la evidencia, que estos veinticinco mexicanos, cristianos, bautizados en la fe católica, tuvieron muerte física violenta que, por los golpes, heridas y tormentos, que por odio a la fe cristiana les propinaron los perseguidores, y los mártires pacientemente, con conocimiento y libre voluntad, soportaron por amor a Cristo, porque la gracia de Dios los sostuvo para que con heroica fortaleza dieran testimonio con su sangre de la verdad del Evangelio y fueran así modelos de cristianos y sacerdotes fieles para el mundo de hoy". (Ramiro Valdés Sánchez, Pbro.)

Beatificación

El Siervo de Dios José María Robles Hurtado fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en la fiesta de Cristo Rey, el 22 de noviembre de 1992, durante el año del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, en una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, junto con sus 24 compañeros Mártires.

El milagro

En vista de su canonización la Postulación de la Causa presentó al juicio de la Congregación de las Causas de los Santos una curación tomada como maravillosa, atribuida a la intercesión de estos Beatos.

El caso pertenece a la señorita María del Carmen Pulido Cortés, que prestaba sus servicios de Química Farmacobióloga en un Hospital de Guadalajara, y comenzó a sufrir dolores en los pechos, en los cuales se podían apreciar al tacto dos nódulos.

El 17 de octubre del año 1991 se le hizo una mamografía y una ecografía y se encontraron quistes mamarios bilaterales y en vista de que dos de ellos habían crecido de una manera notable, el día 5 de noviembre siguiente se le operó para extirpar los nódulos de los pechos. De la inspección histológica resultó que se trataba de una grave "mastopatía fibrocística bilateral con prevalecencia de esclerosis y adenosis".

Como la enferma era todavía joven de treinta años, los médicos afirmaron que la enfermedad duraría hasta la menopausia. Porque, aunque recibiera curaciones la enferma sufría frecuentes dolores de cabeza, vómitos, repugnancia a los alimentos y sus condiciones generales empeoraban cada vez más al grado de que se vio obligada a abandonar su trabajo y guardar cama, al mismo tiempo que caía en un estado depresivo, sin encontrar mejoría en las terapias.

Una segunda ecografía realizada el 7 de enero de 1993, reveló la presencia de cincuenta quistes pequeños de diversos tamaños distribuidos en los pechos.

Desde el inicio de su enfermedad María del Carmen había implorado su salud a Dios, por intercesión de los Siervos de Dios Cristóbal Magallanes y 24 compañeros, y con la esperanza de obtenerla, fue a Roma y asistió a la Beatificación de los Siervos de Dios, pero no logró lo que deseaba.

Vuelta al hogar siguió invocándolos, mientras que sus condiciones de salud empeoraban. El 30 de enero de 1993 le llevaron las reliquias de los Beatos y después de ponerlas con devoción sobre los pechos, después de unos dos o tres minutos, se levantó de la cama perfectamente sana.

Canonización

El 10 de marzo del Año Santo 2000, Jubileo de la Encarnación de Jesucristo, el Papa Juan Pablo II autorizó el decreto de la Canonización de los Veinticinco Mártires Mexicanos.

El Beato José María Robles Hurtado fue canonizado el quinto domingo de Pascua, día 21 de mayo del Año Jubilar 2000, fecha dedicada exclusivamente a México, por S. S. Juan Pablo II, en ceremonia celebrada en la Plaza de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, ante la presencia de más de 40 mil mexicanos, entre los que se encontraba un grupo de 150 de sus Hijas Religiosas, y algunos familiares.

En dicha ceremonia también fueron canonizados sus 24 compañeros Beatos Mártires, encabezados por el Beato Cristóbal Magallanes; el Beato mexicano José María de Yermo y Parres, presbítero y fundador de la congregación de religiosas "Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres"; la Beata mexicana María de Jesús Sacramentado (María Natividad) Venegas de la Torre, religiosa fundadora de la congregación "Hijas del Sagrado Corazón de Jesús".

Su obra

robles-hurtado-obraCausa admiración el que a los 29 años tenga el Padre José María Robles tal sensatez espiritual para dar el enfoque fundamental de su obra: el Instituto Religioso. Indica en pocas palabras el fin principal de la Congregación:

"Amar, reparar y servir habitualmente al Corazón de Jesús en la Eucaristía. Aceptar gustosamente todos los sacrificios, aún el de la propia vida, por extender el reinado de amor del Corazón de Jesús y por la salvación de las almas. Trabajar únicamente por el Corazón de Jesús, en todas aquellas obras en que esté de por medio su gloria y la caridad para nuestros hermanos, por ejemplo: escuelas, catequesis, hospitales, asistencia de enfermos, asilos, etc.".

Sus ansias por la realización de su proyecto, se deducen por sus escritos:

"Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al Corazón divino. Nuestra fundación es mi idea capital, la dulce esperanza que alienta mi pecho, y el fin de mi vida sacerdotal."

Después de su martirio las noticias desalentadoras pululaban por doquier: "La Obra del Padre Robles, muere…". Dispersas las Religiosas, obedeciendo prudentísima orden de recogerse con sus familias, esperaban y oraban…

Su Obra la confió a Dios y a la Santísima Virgen: no morirá, imposible perecer…

"No os engaño, siento íntimamente que vuestra Congregación es Obra del Corazón Eucarístico de Jesús, y que subsistirá si respondéis a las divinas exigencias, y dará copiosos y perennes frutos".

La formal aprobación diocesana de la fundación fue dada el 11 de julio de 1933, por el Arzobispo Orozco y Jiménez, autorizado a su vez por la Sagrada Congregación de Religiosos de Roma, seis años después del martirio de San JOSE MARIA.

El 26 de enero de 1963, después de 45 años de estar solicitándola con perseverancia, el Papa Juan XXIII dio la aprobación definitiva de la Congregación.

La Congregación creció rápidamente. Las bases de su expansión han sido, de una parte el que ofrece un camino a la santidad personal y, de la otra, el que para lograr dicha santidad se apoya en un apostolado muy humano. Enfermos, huérfanos, ancianos, pobres, ignorantes, así como niños y jóvenes deseosos de aprender, encuentran en las "Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado" un apoyo sólido y cariñoso, ya sea para aliviar su dolor o en sus deseos de crecer en sabiduría y santidad.

Cabe destacar que la semilla del Apostolado sembrada por San José María también ha dado frutos en África. A la fecha se cuenta con un grupo de 6 Hermanas Profesas y 12 Novicias de Angola, África. Así mismo en Perú, donde hay 3 religiosas de nacionalidad peruana.

Un deseo hecho realidad.

Uno de los grandes deseos de San José María era el de fundar, junto con la Congregación de Hermanas, una Congregación de Hermanos Sacerdotes. El padre Félix Rougier le recomendó dedicar todos sus esfuerzos a la fundación de una sola rama pues eran tiempos difíciles.

A través de la Congregación Hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado y después de su fructífera labor en las misiones en África, fue aprobada por el Sr. Obispo Eugenio dal Corso, de Saurimo, Angola, la rama masculina en la Congregación, estando actualmente algunos aspirantes en preparación en el Seminario de Saurimo.

Existe también un grupo de Misioneros Laicos del Corazón Eucarístico de Jesús, proyecto iniciado por la Madre Clara Genoveva HCJS, que se dedican a apoyar a las religiosas en los lugares donde existen misiones; por ejemplo en la región de las Huastecas: Huejutla, Hgo. y Tamazunchale, S. L. P.

Oración

El Mártir Mexicano, San José María Robles Hurtado, nos ha legado el máximo testimonio de fe y de amor cristiano, nos dio prueba de su gran amor al Corazón Eucarístico de Jesús y a la Santísima Virgen, es heroico modelo de Vida Cristiana y nuestro poderoso intercesor ante Dios. Por todo ello le rezamos a Dios así:

Señor Dios nuestro, que concediste
al Santo José María Robles Hurtado:
amar y hacer amar al Corazón de
Jesús en la Eucaristía, practicar y
promover el verdadero amor a la
Santísima Virgen, entregarse con
generosidad al servicio del prójimo
vivir con plenitud su sacerdocio y
ser un fiel testigo de Cristo, hasta
el martirio.

Ayúdanos a vivir, a ejemplo suyo, en
constante actitud de servicio y
solidaridad con los más necesitados.

(Petición)

San José María Robles,
apóstol incansable del Corazón
Eucarístico de Jesús…
Ruega por
nosotros.

Consulta Mártires Mexicanos del siglo XX

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David de Salónica, Santo Eremita, Junio 26  

David de Salónica, Santo

Eremita

Etimológicamente significa " amigo, tierno". Viene de la lengua hebrea.

Este personaje vino al mundo en Mesopotamia en el 450 y murió en Salónica, Grecia, en el 540.

Su discípulo Paladio cuenta que se encontraba muy contento porque hubiese vivido en su ciudad un santo de la categoría del asceta y santo David.

Eran tan evidentes sus virtudes, sus cualidades y sus dones humanos y religiosos que tuvo el valor de pasar setenta años en la ermita.

Los soldados hacían la guardia durante el día y la noche en esta preciosa ciudad fortificada.
Una noche, mientras hacían la ronda, vieron que desde la ermita de san David salía fuego.
Pensaron que la había incendiado algunos Bárbaros.

Pero a la mañana siguiente fueron y se encontraron con la ermita sana y salva y lo mismo estaba David.

El mismo fenómeno se produjo la noche siguiente. Su discípulo cuenta que él vio este fenómeno más veces. Y pensaba: Si Dios hace tanto por sus amigos aquí, ¿qué no hará en la vida eterna? Esto fue lo que me llevó a mí también a abrazar el estado de la vida religiosa.

David, no sólo fue capaz de ser austero consigo mismo, sino que también inculcaba esta virtud a tantos y a tantas que fueron orientadas espiritualmente por él.

Al día siguiente de su muerte, la iglesia griega lo colocó en los altares. Fue Baronio – diez siglos más tarde – quien lo introdujo en el martirologio de la Iglesia latina.

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Fuente: ACIprensa.com
Magdalena Fontaine y sus Compañeras, Beatas Mártires de la Revolución Francesa, Junio 26  

Magdalena Fontaine y sus Compañeras, Beatas

Estas cuatro mártires eran Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en el convento de Arras.

Fueron: Beata Magdalena Fontaine, de 71 años; la Beata Francisca Lanel, de 42 años; la Beata Teresa Fantou, de 47; y la Beata Juana Gerard, de 42. En plena Revolución Francesa, las cuatro hermanas, de acuerdo con el criterio de su regla, se negaron a prestar el juramento de fidelidad que exigía la Convención a clérigos y religiosas y, por lo tanto, se las apuntó en la lista de sospechososos.

Pocos meses más tarde, el 14 de febrero de 1794, fueron detenidas por infidelidad. El 26 de junio fueron trasladadas a Cambrai, donde se acusó a la Beata Magdalena de ser una "piadosa contra-revolucionaria" y a las otras tres de ser sus cómplices.

El Tribunal las condenó a muerte, sin apelación. La madre Magdalena, luego de haber visto rodar las cabezas de sus tres hijas, se volvió hacia la multitud y dijo: "Oíd cristianos, nosotras hemos sido las últimas víctimas. La persecución se detendrá; las guillotinas serán destruidas y los altares de Jesucristo se levantarán de nuevo, llenos de gloria".

La profecía se cumplió al pie de la letra. Seis semanas después de la ejecución, la matanza con guillotina terminó.
Las cuatro hermanas de la caridad fueron beatificadas en 1920.

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Fuente: Vatican.va
Andrés Jacinto Longhin, Beato Obispo Capuchino, 26 de junio  

Andrés Jacinto Longhin, Beato

Obispo

Martirologio Romano: En Treviso, en Italia, beato Andrés Jacinto Longhin, obispo, que en las dificultades de la guerra acudió generoso a las necesidades de los prófugos y cautivos, y, en medio de la agitación de su tiempo, con singular solicitud defendió los derechos de los obreros, los agricultores y de todos los necesitados (1936).

 

Nació el 23 de noviembre de 1863 en Fiumicello di Campodarsego, provincia y diócesis de Padua (Italia), en una familia de campesinos pobres y muy religiosos. Al día siguiente fue bautizado con los nombres de Jacinto Buenaventura. Muy pronto manifestó su vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. A los 16 años ingresó en el noviciado de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, con el nombre de Andrés de Campodarsego. Después de realizar sus estudios humanísticos en Padua y los teológicos en Venecia, fue ordenado sacerdote, a los 23 años, el 19 de junio de 1886.

Durante dieciocho años desempeñó los cargos de director espiritual y profesor de los religiosos jóvenes, mostrándose guía segura y maestro sabio. En 1902 fue elegido ministro provincial de los capuchinos de Venecia, cuyo patriarca, Giuseppe Sarto -futuro Papa san Pío X- lo comprometió en la predicación y en múltiples ministerios dentro de la diócesis.

El 13 de abril de 1904, Pío X, Sumo Pontífice desde hacía pocos meses, lo nombró personalmente obispo de Treviso y quiso que fuera consagrado en Roma por el cardenal Merry del Val.
Monseñor Andrés tomó posesión de la diócesis el 6 de agosto sucesivo. Al año siguiente inició su primera visita pastoral, que duró casi un lustro: quería conocer bien su diócesis, una de las más vastas y pobladas de la región, entablar un contacto personal especialmente con su clero y con el laicado organizado. Concluyó la visita con la celebración del Sínodo, para aplicar las reformas puestas en marcha por el Santo Padre.

Reformó el seminario diocesano, elevando la calidad de los estudios y cuidando con esmero la formación espiritual. Promovió los ejercicios espirituales de los sacerdotes y les trazó un programa de formación permanente.

Cuando estalló la primera guerra mundial, Treviso se encontró en la línea del frente. Sufrió invasiones y bombardeos aéreos que destruyeron la ciudad y más de cincuenta parroquias. Monseñor Longhin permaneció en su puesto, incluso cuando las autoridades civiles se fueron, y quiso que también sus sacerdotes se quedaran para atender a los fieles. Impulsó la asistencia a los soldados, a los enfermos y a los pobres.

En los años duros de la reconstrucción material y espiritual, reanudó la segunda visita pastoral, que había interrumpido por causa de la guerra. En medio de graves tensiones sociales, con fortaleza evangélica indicó que la justicia y la paz social exigían el camino estrecho de la no violencia y de la unión de los católicos.

De 1926 a 1934 realizó su tercera visita pastoral para fortalecer la fe de la comunidad diocesana. El Papa Pío XI lo nombró visitador apostólico, primero en Padua, luego en Údine, para devolver la paz a esas diócesis afectadas por el enfrentamiento del clero con el obispo.

Su obra de reforma le procuró muchas cruces y sufrimientos, tanto de parte del clero que no estaba dispuesto a seguirlo por el camino de la renovación como de numerosos laicos. Sufrió la oposición del fascismo, que prefirió vengarse en los sacerdotes y los laicos organizados, causando a monseñor Longhin un dolor más profundo que si lo hubieran herido a él personalmente. Nunca cedió ni a la violencia ni a los halagos.

Dios quiso purificarlo con una enfermedad que lo privó progresivamente de las facultades mentales y que sobrellevó con extraordinaria fe y total abandono a la voluntad divina. Murió el 26 de junio de 1936.

Ya en vida tenía fama de santidad por su heroica caridad y por su sabia prudencia evangélica. La espiritualidad franciscana, con el rigor de la Orden capuchina, guió siempre a monseñor Longhin por el camino de una vida ascética, exigente y fidelísima -oración y penitencia-; de una obediencia "religiosa" a la Iglesia; de una pobreza como libertad con respecto a todas las cosas del mundo; y sobre todo de una caridad generosa y abnegada.

Fue beaatificado el 20 de octubre de 2002 por S.S. Juan Pablo II.

Si usted tiene información relevante para la canonizacion del Beato Andrés, contacte a:
Frati Minori Cappuccini
Piazzetta S. Carlo, 2
C.P. 3273
37010 Mestre (VT), ITALY

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Fuente: Vatican.va
María Josefina de Jesús Crucificado, Beata Carmelita, Junio 26  

María Josefina de Jesús Crucificado, Beata

Nació en Nápoles el 18 de febrero de 1894, en el seno de una familia de nobles, los marqueses Grimaldi. Desde su niñez mostró una predilección particular por los pobres y los más necesitados, destinándoles el dinero que le daban para juguetes o para merendar, y ayudando a dos viejecitas que vivían solas.

El testimonio ejemplar de su abuela y de su madre fue la escuela donde aprendió a conocer a Jesús y a enamorarse de él. Tuvo particular devoción a la Eucaristía y a la Virgen María, especialmente con el rezo del rosario.

Después de realizar estudios de comercio, el 10 de marzo de 1918, superando la oposición de su madre y de sus familiares, entró en el Carmelo de Santa María, en "Ponti Rossi", lugar así llamado porque allí se encontraban los restos de un acueducto romano.

Allí aprendió a amar a Cristo en medio del sufrimiento, ofreciéndose como víctima por los sacerdotes. Supo aceptar la voluntad de Dios, aunque implicara gran dolor físico: se vio afectada por una forma grave de tuberculosis en la espina dorsal, con dolores en las vértebras, que la paralizó completamente. El 26 de junio de 1922 se curó milagrosamente, de forma instantánea, después del contacto con el brazo de san Francisco Javier, que le llevaron a su celda.

La "monja santa", como la llamaba la gente, inició un largo apostolado principalmente en el locutorio del convento, acogiendo a todo tipo de personas enfermas y necesitadas de ayuda tanto material como espiritual, a los que proporcionaba consuelo y consejo, para encontrar el amor de Dios. Incluso realizó milagros.

Su abnegación prosiguió, también cuando llegaron otras enfermedades, obligándola a estar en silla de ruedas, crucificándose con Jesús por la Iglesia y por las almas.

En 1932 la Santa Sede reconoció la casa de "Ponti Rossi" como convento de la segunda orden de Carmelitas Descalzos, y Josefina Catanea recibió el hábito de santa Teresa de forma oficial, tomando el nombre de María Josefina de Jesús Crucificado. El 6 de agosto de ese mismo año hizo la profesión solemne según la Regla carmelitana, que ya vivía desde 1918.

Desde 1934 el cardenal Alessio Ascalesi, arzobispo de Nápoles, la nombró subpriora; luego, en 1945, vicaria; y el 29 de septiembre de ese mismo año, en el primer capítulo general, fue elegida priora de la comunidad, cargo que desempeñó hasta su muerte.

Su espiritualidad, su docilidad amorosa, su humildad y sencillez, le granjearon gran estima durante los años de la segunda guerra mundial. Oraba sin cesar, alimentando así su confianza en Dios, de la que contagiaba a todos los que se dirigían en peregrinación a "Ponti Rossi" para escuchar su palabra de aliento, consuelo y estímulo a superar las pruebas y los dolores de las tristes situaciones debidas a la guerra.

El día de su toma de hábito dijo: "Me he ofrecido a Jesús crucificado para ser crucificada con él", y el Señor le tomó la palabra. Compartió los sufrimientos de Cristo de forma silenciosa, pero alegre. Soportó durante largos años duras pruebas y persecuciones con espíritu de abandono a la voluntad de Dios. También gozó de carismas místicos extraordinarios.

Por obediencia y por consejo de su director espiritual, escribió su "Autobiografía" (1894-1932) y su "Diario" (1925-1945), así como numerosas cartas y exhortaciones para las religiosas.

Desde 1943 comenzó a sufrir varias enfermedades especialmente dolorosas, que incluyeron la pérdida progresiva de la vista. Convencida de que esas enfermedades eran voluntad de Dios, las acogía como "un don magnífico" que la unía cada vez más a Jesús crucificado. Con una sonrisa en los labios, ofrecía su cuerpo como altar de su sacrificio por las almas. Murió el 14 de marzo de 1948 en su ciudad natal.

Fue beatificada el 1 de junio de 2008 por S.S. Benedicto XVI indicando que su fiesta litúrgica se celebrará el 26 de junio.

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Fuente: Zenit.org
Santiago Ghazir, Beato Capuchino y Fundador, Junio 26  

Santiago Ghazir, Beato

Fundador de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano

Khalil Abuna Yaaqub El-Haddad, tercero de cinco hermanos, nació en Líbano el 1 de febrero de 1875. En 1892, mientras estaba en Egipto, donde trabajaba como profesor, sintió la vocación sacerdotal. Decidió entrar en el convento capuchino de Khashbau al año siguiente.Yaaqub hizo los votos perpetuos en 1898 y llegó a ser sacerdote en 1901.

Fué asignado al monasterio de Bab Idriss en Beirut. Desde allí, trabajó con dedicación para construir escuelas elementales para los niños de zonas rurales. Además, dió vida a la tercera orden para hombres y mujeres.

En las huellas de san Francisco de Asís, el beato libanés fue un incansable apóstol de la caridad, plasmada en su solicitud por las necesidades físicas y morales del prójimo.

Inmediatamente después de la guerra mundial, el padre Yaaqub adquirió la colina de Jall-Eddib, donde quería construir una iglesia y erigir una cruz, y que se convirtió enseguida en lugar de acogida de sacerdotes enfermos y de otros pobres que pedían asistencia

Para dar continuidad a su trabajo, en este lugar, fundó en 1930 la congregación de religiosas de las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano, que desde entonces se dedican al cuidado de minusválidos físicos y mentales, de personas ancianas e incurables, abandonadas por sus familiares y por los hospitales, y a la educación de los huérfanos.

El postulador de la causa de beatificación, el padre Florio Tessari, en una entrevista a la Radio Vaticana, habló de su incansable obra de predicación en Líbano, Palestina, Irán y Siria.

"Sus 24 volúmenes manuscritos de discursos en árabe -añadió- atestiguan el empeño de su vida en la evangelización. Luego, su actividad social. Fundó escuelas, hospitales, orfanatos".

"Ha sido definido como 'otro san Vicente de Paúl´ así como 'el Don Bosco´ y 'el san José Cottolengo del Líbano´ por sus obras de beneficencia que brotaban de su cristocentrismo franciscano".

"Su inmensa caridad, expresada en múltiples iniciativas, nacía de la vital incorporación al Cristo sufriente en sí y en sus miembros, cuya Cruz tan amada fue la teología y la praxis de su larga vida sacerdotal", subrayó.

"No hay cielo sin cruz -escribía el padre Yaaqub--. Quien quiere el cielo sin sufrimiento, es como quien quiere comprar mercancías sin pagar".

Murió el 26 de junio de 1954, abrazando una cruz.

Fue beatificado el 22 de junio de 2008 por S.S. Juan Pablo II.

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Fuente: canalsocial.net
Antelmo de Belley, Santo Obispo, 26 de junio  

Antelmo de Belley, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Belley, en Saboya, hoy en día en Francia, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido prior, convocó el capítulo general, y designado obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres (1177).

San Antelmo. Obispo de Belley. Fueron sus padres, los nobles señores de Chignin, en cuyo castillo feudal de Saboya nace posiblemente en el año 1107. Dedicado al servicio eclesiástico, fue Dignidad de los cabildos de Grenoble y de Belley, con grandes rentas y posesiones.

Disgustado del mundo, ingresó y profesó en la Gran Cartuja, en 1136. Tres años más tarde es elegido prior, por su fidelidad a las Reglas y su vida santificada. El papa Alejandro II le consagró obispo de Belley el 8 nov. 1163.
San Antelmo fue un gran reformador, corrigió los abusos existentes tanto entre los clérigos como entre los laicos. Extendió su obra más allá de los asuntos eclesiásticos y reconstruyó el monasterio de Grande Chartreuse después de que gran parte de éste fuese destruido por una avalancha. Además de restaurar los edificios, renovó las tierras de cultivo y suministró agua fresca a través de un sistema de acueductos. Fue padre de los pobres y necesitados. Murió santamente en Belley el 26 jun. 1178.

Ante la multitud de los milagros que se obraban en su tumba, la voz del Pueblo, norma entonces para las canonizaciones, le elevó a los altares. La Sede Apostólica nada ha opuesto en contra; después de repetidos expurgos, su nombre sigue figurando en el Martirologio. El hecho capital de su vida reside en haber presidido, en 1142, un Capítulo General de la Orden, donde todos los c. se unieron, quedando entonces realmente constituida la Orden Cartujana, quien le considera su primer general

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

Mensajes anteriores en: www.iesvs.org

 

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