JMJ
Pax
Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo:
"Hemos encontrado a aquél de quien escribió Moisés en el libro de la ley, y del que hablaron también los profetas: es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret".
Exclamó Natanael:
"¿De Nazaret puede salir algo bueno?"
Felipe le contestó:
"Ven y lo verás".
Cuando Jesús vio a Natanael, que venía hacia él, comentó:
"Este es un auténtico israelita, en quien no hay doblez alguna".
Natanael le preguntó:
"¿Por qué me conoces?"
Jesús respondió:
"Antes de que Felipe te
llamara, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera".
Entonces Natanael exclamó:
"Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús prosiguió:
"¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Verás cosas más grandes que ésa!"
Y añadió Jesús:
"Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
San Bartolomé, Apóstol (24 de ago)
Antífona de Entrada
Anuncia, día tras día, que la salvación viene de Dios; proclama sus maravillas a todas las naciones.
Oración Colecta
Oremos:
Fortalece, Señor, nuestra fe para que sigamos a Cristo con la misma sinceridad de san Bartolomé, apóstol; y concédenos, por su intercesión, que la Iglesia sea un instrumento eficaz de salvación para todos los seres humanos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Sobre los doce cimientos estaban escritos los nombres de los apóstoles
Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan 21, 9b-14
Uno de los ángeles me dijo:
"Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero".
Me llevó en espíritu a una montaña grande y alta y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo enviada por Dios, resplandeciente de gloria.
Su esplendor era como el de una piedra preciosa deslumbrante, como una piedra de jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y elevada y doce puertas con doce ángeles custodiando las puertas, en las que estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas daban al oriente y tres al norte; tres al sur y tres al occidente. La muralla de la ciudad tenía doce pilares en los que estaban grabados los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 144, 10.11.12-13ab.17-18
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reinado y hablen de tus hazañas.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que den a conocer a los hombres tus hazañas, la gloria y el esplendor de tu reinado. Tu reinado es eterno, tu gobierno permanece para siempre.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
El Señor es fiel en todo lo que hace, leal en todas sus acciones. El Señor está cerca de los que lo invocan, de todos los que lo invocan sinceramente.
Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.
Aleluya.
Evangelio
Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo:
"Hemos encontrado a aquél de quien escribió Moisés en el libro de la ley, y del que hablaron también los profetas: es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret".
Exclamó Natanael:
"¿De Nazaret puede salir algo bueno?"
Felipe le contestó:
"Ven y lo verás".
Cuando Jesús vio a Natanael, que venía hacia él, comentó:
"Este es un auténtico israelita, en quien no hay doblez alguna".
Natanael le preguntó:
"¿Por qué me conoces?"
Jesús respondió:
"Antes de que Felipe te
llamara, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera".
Entonces Natanael exclamó:
"Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús prosiguió:
"¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Verás cosas más grandes que ésa!"
Y añadió Jesús:
"Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Fundamentados en la fe de los apóstoles y de los mártires, dirijamos a Dios nuestras oraciones:
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).
Por la santa Iglesia de Dios, para que, con la fuerza del Espíritu Santo, la fe que fue plantada por los apóstoles germine, arraigue y crezca en todas las comunidades cristianas, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por los que aún no conocen a Cristo, para que el Señor, que envió a los apóstoles a proclamar el Evangelio a todos los pueblos, haga brillar también sobre ellos el mensaje de la salvación, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por los que sufren tentaciones o abatimiento, para que, al escuchar el anuncio evangélico transmitido por los apóstoles, vean renacer en su espíritu la alegría cristiana, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que nosotros, que por naturaleza éramos extranjeros y forasteros, edificados sobre el cimiento de los apóstoles, vivamos como conciudadanos santos y como miembros de la familia de Dios, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Escucha, Señor, nuestra oración y derrama sobre nosotros la abundancia de tus dones, para que, fortalecidos por las enseñanzas apostólicas y ayudados por la oración de san Bartolomé, no dudemos nunca de que recibiremos los bienes que te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, que el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte en la fiesta del apóstol san Bartolomé, nos obtenga, por su intercesión, la gracia de servirte con fidelidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los apóstoles, pastores del pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno.
Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Yo les daré a ustedes el reino que mi Padre me tiene preparado, y en él comerán y beberán
conmigo, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la comunión que hemos recibido, al celebrar la fiesta de san Bartolomé, nos dé fuerza, Señor, para imitar a Cristo aquí en la tierra y alcanzar la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
24 de agosto
SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL*
Fiesta
— El encuentro con Jesús.
— El elogio del Señor. La virtud de la sinceridad.
— Sinceridad con Dios, en la dirección espiritual, en la convivencia con los demás. La virtud de la sencillez.
I. Al Apóstol Bartolomé lo identifica la tradición con Natanael, aquel amigo de Felipe a quien este comunicó lleno de gozo su encuentro con Jesús, con estas palabras: Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley, y los Profetas: Jesús de Nazareth, el hijo de José1. Natanael, como todo buen israelita, sabía que el Mesías debía venir de Belén, del pueblo de David2. Así lo había anunciado el Profeta Miqueas: Y tú, Belén, no eres ciertamente la menor entre las principales ciudades de judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel3. Por eso quizá contesta con cierto tono despectivo: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazareth? Y Felipe, sin confiar demasiado en sus propias explicaciones, le invitó a acercarse personalmente al Maestro: Ven y verás, le dice. Felipe sabía bien, como nosotros, que Cristo no defrauda a nadie. Jesús mismo "llamó a Natanael por medio de Felipe, como llamó a Pedro por medio de su hermano Andrés. Esta es la manera de obrar de la divina Providencia, que nos llama y nos conduce por medio de otros. Dios no quiere trabajar solo; su sabiduría y bondad quieren que también nosotros participemos en la creación y orden de las cosas"4. ¡Cuántas veces nosotros mismos vamos a ser instrumentos para que nuestros amigos o familiares reciban la llamada del Señor! ¡A cuántos, como Felipe, les hemos dicho ven y verás!
Natanael, hombre sincero, acompañó a Felipe hasta Jesús... y quedó deslumbrado. El Maestro ganó su fidelidad para siempre. Al verlo llegar acompañado de Felipe, le dijo: ¡He aquí un verdadero israelita en quien no hay doblez ni engaño! ¡Qué gran elogio! Natanael quedó sorprendido, y preguntó: ¿De qué me conoces? Y el Señor le responde con unas palabras misteriosas para nosotros, pero que debieron ser muy claras y luminosas para él: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, yo te vi.
Al oír a Jesús, Natanael entendió con claridad. Las palabras del Señor le recordaron algún suceso íntimo, tal vez la resolución de un propósito decidido, y le hicieron pronunciar una emocionada confesión explícita de fe en Jesús como Mesías y como Hijo de Dios: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Y el Señor le dice y le promete: ¿Porque te he dicho que te vi bajo la higuera crees? Cosas mayores verás. Y evocó Jesús con cierta solemnidad un texto del Profeta Daniel5 para confirmar y dar mayor hondura a las palabras que terminaba de pronunciar el nuevo discípulo: En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar en torno al Hijo del Hombre.
II. En el elogio de Jesús a Natanael se descubre la atracción que una persona sincera produce en el Corazón de Cristo. El Maestro dice del nuevo discípulo que en él no hay doblez ni engaño: es un hombre sin falsía. No tiene "como dos corazones y dos dobleces en el corazón, uno para las verdades y otro para las mentiras"6. Esto mismo se ha de decir de cada uno de nosotros, porque seamos hombres y mujeres íntegros, que procuran vivir con coherencia la fe que profesamos. El mentiroso, el que tiene un ánimo doble, el que actúa con poca claridad, suena siempre a campana rota: "Leías en aquel diccionario los sinónimos de insincero: "ambiguo, ladino, disimulado, taimado, astuto"... Cerraste el libro, mientras pedías al Señor que nunca pudiesen aplicarte esos calificativos, y te propusiste afinar aún más en esta virtud sobrenatural y humana de la sinceridad"7.
Esta virtud es fundamental para seguir a Cristo, pues Él es la Verdad divina8 y aborrece todo engaño. Hasta sus mismos enemigos tendrán que reconocer el amor de Cristo por la verdad: Maestro le dirán en una ocasión, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias9. Y nos enseña que las manifestaciones de las propias ideas o pensamientos han de hacerse según verdad: Sea, pues, vuestro modo de hablar: sí, sí, o no, no; que lo que pasa de esto, de mal principio proviene10. El demonio, por el contrario, es el padre de la mentira11, pues intenta siempre llevar a los hombres al mayor engaño, que es el pecado. El mismo Jesús, que se muestra siempre comprensivo y misericordioso con todas las flaquezas humanas, lanza durísimas condenas contra la hipocresía de los fariseos. Por eso nos imaginamos también la alegría que le produjo el encuentro con Natanael.
La verdad nos da la auténtica libertad. Esta frase evangélica establece una estrecha relación entre la verdad y la libertad12. "Jesucristo sale al encuentro del hombre de toda época, también de la nuestra, con las mismas palabras: Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8, 32). Estas palabras encierran una verdad fundamental y al mismo tiempo una advertencia: la exigencia de una relación honesta con respecto a la verdad, como una condición de auténtica libertad"13. Esa libertad interior que nos permite movernos siempre con la soltura y la alegría propias de los hijos de Dios. No tengamos nunca miedo a la verdad, aunque parezca en alguna ocasión que el ser veraces nos acarrea un mal, que podría evitarse con una mentira. De la verdad no puede nacer más que bien. Nunca vale la pena mentir: ni por obtener un gran beneficio económico que dependiera solo de una mentira pequeña, ni por librarnos de un castigo o de un mal rato.
III. Hemos de ser veraces y sinceros en la vida corriente, en nuestras relaciones con los demás: sin esta virtud, se hace difícil o imposible la convivencia14. "Fuera de la verdad, la existencia humana acaba oscureciéndose y, casi insensiblemente, se entenebrece en el error y puede llegar a falsearse a sí mismo y su vida prefiriendo el mal al bien"15. De modo particular hemos de ser veraces y sinceros en el trato con Dios, para dirigirnos a Él "sin anonimato", sin querernos ocultar, con la alegría y la confianza con que un buen hijo se conduce delante del mejor de los padres. Esta virtud es particularmente necesaria en la dirección espiritual: hemos de aprender a dar a conocer la intimidad del alma a quienes, en nombre del Señor, nos ayudan a encaminar nuestros pasos hacia el Cielo. En la Confesión, la sinceridad es tan importante que si el hombre no reconoce su culpa, no puede recibir la gracia: no es, pues, solo la actitud ante una persona, el confesor, sino ante el mismo Dios. La postura contraria el disimulo, el engaño, el callar sería tan estéril en orden a los frutos que deseamos obtener, como la del que "acudiendo a la consulta del médico para ser curado, perdiera el juicio y la conciencia de a qué ha ido, y mostrase los miembros sanos ocultando los enfermos. Dios sigue San Agustín es quien debe vendar las heridas, no tú; porque si tú, por vergüenza, quieres ocultarlas con vendajes, no te curará el médico. Has de dejar que sea el médico el que te cure y vende las heridas, porque él las cubre con medicamento. Mientras que con el vendaje del médico las llagas se curan, con el vendaje del enfermo se ocultan. ¿Y a quién pretendes ocultarlas? Al que conoce todas las cosas"16. Si somos sinceros, nuestros mismos pecados serán motivo para que nos unamos más íntimamente a Dios.
Muy relacionada con la sinceridad está otra virtud, que podemos admirar hoy en San Bartolomé: la sencillez, que es consecuencia necesaria de un corazón que busca a Dios. A esta virtud se oponen la afectación en el decir y en el obrar, el deseo de llamar la atención, la pedantería, el aire de suficiencia, la jactancia..., faltas que dificultan la unión con Cristo, el seguirle de cerca, y que crea barreras, a veces insalvables, para ayudar a los demás a que se acerquen a Jesús. El alma sencilla no se enreda ni se complica inútilmente por dentro: se dirige derechamente a Dios, a través de todos los sucesos buenos o malos que ocurren a su alrededor. Junto a la sinceridad, la naturalidad y la sencillez constituyen otras "dos maravillosas virtudes humanas, que hacen al hombre capaz de recibir el mensaje de Cristo. Y, al contrario, todo lo enmarañado, lo complicado, las vueltas y revueltas en torno a uno mismo, construyen un muro que impide con frecuencia oír la voz del Señor"17.
Pidamos hoy a San Bartolomé que nos alcance del Señor esas virtudes, que tanto le agradan a Él y que tan necesarias son para la oración, la amistad, la convivencia y el apostolado. Pidamos a Nuestra Señora andar por la vida sin dobleces, con sinceridad y sencillez: ""Tota pulchra es Maria, et macula originalis non est in te!" ¡toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha original!, canta la liturgia alborozada. No hay en Ella ni la menor sombra de doblez: ¡a diario ruego a Nuestra Madre que sepamos abrir el alma en la dirección espiritual, para que la luz de la gracia ilumine toda nuestra conducta!
"María nos obtendrá la valentía de la sinceridad, para que nos alleguemos más a la Trinidad Beatísima, si así se lo suplicamos"18. San Bartolomé será hoy nuestro principal intercesor ante Nuestra Señora.
1 Jn 1, 45. — 2 Cfr. San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Juan, 20, 1. — 3 Miq 5, 2. — 4 O. Hophan, Los Apóstoles, p. 176. — 5 Dan 7, 13. — 6 San Agustín Comentario al Evangelio de San Juan, 78, 7, 16. — 7 San Josemaría Escrivá Surco, n. 337. — 8 Cfr. Jn 14, 6. — 9 Mt 22, 16. — 10 Mt 5, 37. — 11 Cfr. Jn 8, 44. — 12 Cfr. Conferencia Episcopal Española, Instr. Past. La verdad os hará libres, 20-XI-1990, n. 38. — 13 Juan Pablo II, Enc. Redemptor hominis, 4-III-1979, 12. — 14 Cfr. Santo Tomás, Sobre los Mandamientos, en Escritos de catequesis, Rialp, Madrid 1975, p. 281. — 15 Conferencia Episcopal Española, loc. cit., n. 37 — 16 San Agustín, Comentario al Salmo 31. — 17 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 90. — 18 ídem, Surco, n. 339.
* Bartolomé -o Natanael, como le llama a veces el Santo Evangelio- fue uno de los Doce. Era natural de Caná de Galilea y amigo del Apóstol Felipe, quien le llevó hasta Jesús en la región del Jordán. De él hizo Jesús esta gran alabanza: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Según la Tradición, predicó la fe en Arabia y Armenia, donde murió mártir.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Bartolomé, Apóstol
(Siglo I)
A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús) lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo.
Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios") Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
El encuentro más grande de su vida.
El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a Jesús fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe se encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le respondió: " ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le dijo: "Ven y verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" Natanael le preguntó: "¿Desde cuando me conoces?" Le respondió Jesús: "antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo te vi". Le respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre." (Jn. 1,43 ).
Felipe, lo primero que hizo al experimentar el enorme gozo de ser discípulo de Jesús fue ir a invitar a un gran amigo a que se hiciera también seguidor de tan excelente maestro. Era una antorcha que encendía a otra antorcha. Pero nuestro santo al oír que Jesús era de Nazaret (aunque no era de ese pueblo sino de Belén, pero la gente creía que había nacido allí) se extrañó, porque aquél era uno de los más pequeños e ignorados pueblecitos del país, que ni siquiera aparecía en los mapas. Felipe no le discutió a su pregunta pesimista sino solamente le hizo una propuesta: "¡Ven y verás que gran profeta es!"
Una revelación que lo convenció.
Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba, dijo de él un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría: "Este si que es un verdadero israelita, en el cual no hay engaño". El joven discípulo se admira y le pregunta desde cuándo lo conoce , y el Divino Maestro le añade algo que le va a conmover: "Allá, debajo de un árbol estabas pensando qué sería de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios que yo sea y que yo haga? Cuando estabas allá en esos pensamientos, yo te estaba observando y viendo lo que pensabas". Aquélla revelación lo impresionó profundamente y lo convenció de que este sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó: "¡Maestro, Tú eres el hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! ¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba meditando muy seriamente allá abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le iluminara lo que debía de hacer en el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que El leyó sus pensamientos. Esto lo convenció de que se hallaba ante un verdadero profeta, un hombre de Dios que hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le añadió una noticia muy halagadora. Los israelitas se sabían de memoria la historia de su antepasado Jacob, el cuál una noche, desterrado de su casa, se durmió junto a un árbol y vio una escalera que unía la tierra con el cielo y montones de ángeles que bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús explica a su nuevo amigo que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo del Hombre, a ese salvador del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las alturas.
Desde entonces nuestro santo fue un discípulo incondicional de este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy: "San Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza".
Para San Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien posible.
Oración
Oh, Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable día con la festividad de tu Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo que el creyó, y predicar lo que él enseñó. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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María Micaela del Santísimo Sacramento, Santa Fundadora, 24 de agosto
Virgen y Fundadora |
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Fuente: Mercaba.org
Emilia de Vialar, Santa Fundadora, 24 de agosto
Virgen y Fundadora |
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Fuente: www.filles-de-la-charite.org
Juana Antide Thouret, Santa Fundadora, 24 de agosto
Virgen y Fundadora |
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Audeno de Rouen, Santo Obispo, 24 de agosto
ObispoMartirologio Romano: En Clichy, en la región de París, muerte de san Audeno, obispo de Ruan (Rouen en francés), que desde el cargo de refrendario del rey Dagoberto fue elevado al episcopado y gobernó felizmente su iglesia a lo largo de cuarenta y tres años, fundando muchísimos templos y protegiendo los monasterios (684).
Audeno es conocido en Francia como Ouen; en Inglaterra y los países anglo parlantes como Ouen, Owen o Aldwin. El nombre en latín del santo es Audoenus y en italiano es Audeno. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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