JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (8, 5-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho". El le contestó: "Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: '¡Ve!', él va; al otro: '¡Ven!', y viene; a mi criado: '¡Haz esto!', y lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande.
Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Antífona de Entrada
Oíd, pueblos, la palabra del Señor y anunciadla en todos los rincones de la tierra: "He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengáis miedo".
Oración Colecta
Oremos: Concédenos, Señor Dios nuestro permanecer alerta a la venida de tu Hijo Jesucristo, para que cuando venga y llame, nos encuentre velando en oración y entonándole alabanzas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías (2, 1-5)
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas, y hacia él confluirán todas las naciones.
Acudirán pueblos numerosos, que dirán: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor".
El será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra.
¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Salmo 121
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Digan de todo corazón: "Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa".
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Señor y Dios nuestro, ven a salvarnos; míranos con bondad y estaremos a salvo.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (8, 5-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho". El le contestó: "Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: '¡Ve!', él va; al otro: '¡Ven!', y viene; a mi criado: '¡Haz esto!', y lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande.
Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento III
Cristo, Señor y juez de la historia El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión Ven Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de ti, de todo corazón.
Oración después de la Comunión Oremos: Por nuestra participación en esta Eucaristía enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
Adviento. 1ª semana. Lunes
PREPARARNOS PARA RECIBIR A JESÚS
— Alegría del Adviento. Alegría al recibir al Señor en la Sagrada Comunión.
— Señor, yo no soy digno... Prepararnos para recibir al Señor. Imitar en sus disposiciones al Centurión de Cafarnaúm.
— Otros detalles referentes a la preparación del alma y del cuerpo para recibir con fruto este sacramento. La Confesión frecuente.
I. El Salmo 121, que leemos en la Misa de hoy, era un canto de los peregrinos que se acercaban a Jerusalén: Qué alegría –recitaban los peregrinos al aproximarse a la ciudad– cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor". Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén1.
Esta alegría es imagen también del Adviento, en el que cada día que transcurre es un paso más hacia la celebración del nacimiento del Redentor. Es además imagen de la alegría que experimenta nuestro corazón cuando nos acercamos bien dispuestos a la Sagrada Comunión.
Es inevitable que, junto a esta alegría, nos sintamos cada vez más indignos, a medida que se aproxima el momento de recibir al Señor, y si decidimos hacerlo, es porque Él quiso quedarse bajo las apariencias de pan y de vino precisamente para servir de alimento y, por tanto, de fortaleza para los débiles y enfermos. No se quedó para ser premio de los fuertes, sino remedio de los débiles. Y todos somos débiles y nos encontramos algo enfermos.
Toda preparación debe parecernos poca, y toda delicadeza insuficiente para recibir a Jesús. Así exhortaba San Juan Crisóstomo a sus fieles para que se dispusieran dignamente a recibir la Sagrada Comunión: "¿Acaso no es un absurdo tener tanto cuidado de las cosas del cuerpo que, al acercarse la fiesta, desde muchos días antes prepares un hermosísimo vestido..., y te adornes y embellezcas de todas las maneras posibles, y, en cambio, no tengas ningún cuidado de tu alma, abandonada, sucia, escuálida, consumida de hambre...?"2.
Si alguna vez nos sentimos fríos o físicamente desganados no por eso vamos a dejar de comulgar. Procuraremos salir de este estado ejercitando más la fe, la esperanza y el amor. Y si se tratara de tibieza o de rutina, está en nuestras manos el remover esa situación, pues contamos con la ayuda de la gracia. Pero no debemos confundir otros estados, por ejemplo de cansancio, con la situación de una mediocridad espiritual aceptada o de una rutina que crece por días. Cae en la tibieza el que no se prepara, el que no pone lo que está en su mano para evitar las distracciones cuando Jesús viene a su corazón. Es tibieza acercarse a comulgar manteniendo nuestra imaginación con otras cosas y pensamientos. Tibieza es no dar importancia al sacramento que se recibe.
La digna recepción del Cuerpo del Señor será siempre una oportunidad para encendernos en el amor. "Habrá quien diga: por eso, precisamente, no comulgo más a menudo, porque me veo frío en el amor (...). Y ¿porque te ves frío quieres alejarte del fuego? Precisamente porque sientes helado tu corazón debes acercarte más a menudo a este Sacramento, siempre que alimentes sincero deseo de amor a Jesucristo. Acércate a la Comunión –dice San Buenaventura– aun cuando te sientas tibio, fiándolo todo de la misericordia divina, porque cuanto más enfermo se halla uno, tanta mayor necesidad tiene del médico"3.
Nosotros, al pensar en el Señor que nos espera, podemos cantar llenos de gozo en lo más íntimo de nuestra alma: ¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor...!
El Señor se alegra también cuando ve nuestro esfuerzo por estar bien dispuestos para recibirle. Meditemos sobre los medios y el interés que ponemos en preparar la Santa Misa, en evitar las distracciones y desechar la rutina, en que nuestra acción de gracias sea intensa y enamorada, de forma que nos haga estar unidos a Cristo todo el día.
II. El Evangelio de la Misa4 nos trae las palabras de un hombre gentil, un centurión del ejército romano.
Estas palabras están recogidas en la liturgia de la Misa desde muy antiguo, y han servido para la preparación inmediata de la Comunión a los cristianos de todos los tiempos: Domine, non sum dignus —Señor, yo no soy digno.
Los jefes judíos de la ciudad pidieron a Jesús que aliviara la pena de este gentil, curando a un siervo suyo al que estimaba mucho, que estaba a punto de morir5. La razón por la que deseaban favorecerle era que les había construido una sinagoga.
Cuando Jesús estuvo cerca de la casa, el centurión pronunció las palabras que se repiten en todas las Misas (diciendo "alma" en lugar de "siervo"): Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra y mi siervo quedará sano. Una sola palabra de Cristo sana, purifica, alienta y llena de esperanza.
El centurión es un hombre con profunda humildad, generoso, compasivo y con un altísimo concepto de Jesús. Como es gentil, no se atreve a dirigirse personalmente al Señor, sino que envía a otros, que considera más dignos, para que intercedan por él. Fue la humildad, comenta San Agustín, "la puerta por donde el Señor entró a posesionarse del que ya poseía"6.
La fe, la humildad y la delicadeza se unen en el alma de este hombre. Por esto, la Iglesia nos propone su ejemplo y sus mismas palabras como preparación para recibir a Jesús cuando viene a nosotros en la Sagrada Comunión: Señor, yo no soy digno...
La Iglesia nos invita no solo a repetir sus palabras, sino a imitar sus disposiciones de fe, de humildad y de delicadeza. "Queremos decir a Jesús que aceptamos su inmerecida y singular visita, multiplicada sobre la tierra, hasta llegar a nosotros, hasta cada uno de nosotros, y decirle también que nos sentimos atónitos e indignos de tanta bondad, pero felices; felices de que se nos haya concedido a nosotros y al mundo; también queremos decirle que un prodigio tan grande no nos deja indiferentes e incrédulos, sino que pone en nuestros corazones un entusiasmo gozoso, que no debería nunca faltar en los verdaderos creyentes"7.
Es admirable observar cómo aquel centurión de Cafarnaúm quedó doblemente unido al sacramento de la Eucaristía: por las palabras que el sacerdote y los fieles dicen antes de comulgar en la Misa, y porque fue en la sinagoga de Cafarnaúm, que él había construido, donde Jesús dijo por primera vez que debíamos alimentarnos de su Cuerpo para tener vida en nosotros: Este es el pan bajado del cielo –dijo Jesús–; no como el pan que comieron los padres y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. Y precisa San Juan: Esto lo dijo enseñando en Cafarnaúm, en la sinagoga8.
III. Prepararnos para recibir al Señor en la Comunión significa en primer lugar recibirle en gracia. Cometería una gravísima ofensa, un sacrilegio, quien fuera a comulgar en pecado mortal. Nunca debemos acercarnos a recibir al Señor si hay una duda fundada de haber cometido un pecado grave de pensamiento, de palabra o de obra. Quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Por ello, continúa San Pablo: Examínese el hombre a sí mismo y entonces coma el pan y beba el cáliz, pues el que sin discernir come y bebe el Cuerpo del Señor, se come y se bebe su propia condenación9.
"Hay que recordar al que libremente comulga el mandato: Que se examine cada uno a sí mismo (1 Cor 11, 28). Y la práctica de la Iglesia declara que es necesario este examen para que nadie, consciente de pecado mortal, por contrito que se crea, se acerque a la Sagrada Eucaristía sin que haya precedido la Confesión sacramental"10.
"La participación en los beneficios de la Eucaristía depende además de la calidad de las disposiciones interiores, pues los Sacramentos de la nueva ley, al mismo tiempo que actúan ex opere operato, producen un efecto tanto mayor cuanto más perfectas son las condiciones en las que se reciben"11.
De ahí la conveniencia de una esmerada preparación del alma y del cuerpo: deseos de purificación, de tratar con delicadeza este santo sacramento, de recibirlo con la mayor piedad posible. Es una excelente preparación la lucha por vivir en presencia de Dios durante el día, y el hecho mismo de procurar cumplir lo mejor posible nuestros deberes cotidianos, sintiendo, cuando cometemos un error, la necesidad de desagraviar al Señor llenando la jornada de acciones de gracias y de comuniones espirituales Así se hará habitual, poco a poco, que en el trabajo, en la vida de familia, en las diversiones, en cualquier actividad tengamos el corazón puesto en el Señor.
Junto a estas disposiciones interiores, y como su necesaria manifestación, están las del cuerpo: el ayuno prescrito por la Iglesia, las posturas, el modo de vestir, etcétera, que son signos de respeto y reverencia.
Pensemos al terminar nuestra oración cómo recibió María a Jesús después del anuncio del Ángel. Pidámosle que nos enseñe a comulgar "con aquella pureza, humildad y devoción" con que Ella le recibió en su Seno bendito, "con el espíritu y fervor de los Santos", aunque nos sintamos indignos y poca cosa.
1 Sal 121, 1-2. — 2 San Juan Crisóstomo, Homilía 6; PG 48, 756. — 3 San Alfonso Mª de Ligorio, Práctica del amor a Jesucristo, 2.— 4 Mt 8, 5-13. — 5 Cfr. Lc 7, 1-10. — 6 San Agustín, Sermón 6. — 7 Pablo VI, Homilía, 25-V-67. — 8 Jn 6, 58-59. — 9 1 Cor 11, 27-28. — 10 Pablo VI, Instr. Eucharisticum Mysterium, 37. — 11 San Pío X, Decr. Sacra Tridentina Synodus, 20-XII-1905.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Santa Catalina Labouré
Religiosa
Año 1876
Oh María sin pecado concebida:
Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Sma. Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.
Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a la Sma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición.
Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.
A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: "Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos". La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.
Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dió cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.
Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica y le recomendó que el mes de Mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.
Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Sma. Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.
Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Sr. Arzobispo a consultarle el caso. El Sr. Arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros.
Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti", conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también.
En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote, renunció a sus errores masónicos y terminó sus días como creyente católico.
Catalina le preguntó a la Sma. Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: "Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden". Y añadió: "Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden".
Después de las apariciones de la Sma. Virgen, la joven Catalina vivió el resto de sus años como una cenicienta escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130,000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un librito narrando lo que la Virgen Santísima había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.
En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera: el rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó esto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora vio que se le aparecía la Virgen Santísima y le sonreía. Con esto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar también la Medalla de Nuestra Señora (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).
Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido (y al verla, aunque es una imagen hermosa, ella exclamó: "Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen").
Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales (quien se humilla será enaltecido).
Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado.
En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, y con esa declaración quedó también confirmado que lo que ella contó acerca de las apariciones de la Virgen sí era Verdad.
_________________________________________________________Fuente: Corazones.org
Nuestra Señora de los Dolores de Kibeho (Ruanda) Madre del Verbo, 28 Noviembre
APARICIONES EN KIBEHO, (RWANDA, AFRICA) 1981-1989
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Santiago de la Marca, Santo Presbítero Franciscano, 28 Noviembre
Predicador incansable
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Fausta Romana, Santa Madre del siglo I, 28 de noviembre
Noviembre 28
Etimológicamente significa " feliz". Viene de la lengua latina. |
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Nerea de Tolomei, Santa Monja, 28 de diciembre
Diciembre 28
Etimológicamente significa "la que me pertenece". Viene de la lengua vasca. |
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Fuente: Acdp.es
Luis Camos Gorriz, Beato Padre de familia y Mártir, 28 Noviembre
Nació en Valencia el 30 de junio de 1905. Tras estudiar la primera enseñanza y la media en el colegio de San José que dirigían los padres jesuitas, simultaneó las licenciaturas en Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia y se doctoró en Leyes en la Universidad Central de Madrid. Durante estos años de estudiante, realizó distintos viajes por Europa acompañando al siervo de Dios Ángel Herrera Oria. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Esteban el Joven, Santo Mártir, 28 Noviembre
San Esteban el joven fue, antes de nacer, ofrecido al Señor por sus padres. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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