sábado, 12 de noviembre de 2016

Domingo por la Santísima Trinidad. 13/11/2016. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto (desde los 7 años): Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza

JA

JMJ

Pax

Si perseveran con paciencia, salvarán sus almas

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-19

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez del templo y la belleza de las ofrendas
que lo adornaban, Jesús dijo:
"Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que admiran: todo será
destruido".
Entonces le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo va a ocurrir eso?, ¿y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?"
El les respondió:
"Cuídense de que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: "Yo
soy el Mesías, el tiempo ha llegado"; pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y
de revoluciones, no tengan pánico, porque eso tiene que ocurrir primero, pero todavía no es el
fin".
Luego les dijo:
"Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, y en
diferentes países epidemias y hambre. Habrá también señales prodigiosas y terribles en el cielo.
Pero antes de todo eso los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel,
y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa mía. Esto será ocasión de dar
testimonio. Hagan el propósito de no preocuparse de su defensa, porque yo les daré palabras y
sabiduría, a las que no podrá resistir ni contradecir ninguno de sus adversarios. Los traicionarán
hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de ustedes, y
todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, no caerá ningún cabello de su cabeza. Si se
mantienen firmes conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

33a. Dom Ord Ciclo C

Antífona de Entrada

Yo tengo designios de paz y no de aflicción, dice el Señor. Me invocarán y yo los escucharé, los libraré de su esclavitud por donde se encuentren.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el
cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Brillará para ustedes el sol de justicia

Lectura del libro del profeta Malaquías 3, 19-20a

"Ya viene el día del Señor, ardiente como un horno, y doctos los soberbios y malvados serán
como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni
raíz ni rama. Pero par a ustedes, los que temen al Señor, brillará el solo de justicia, que les
traerá la salvación en sus rayos"
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 97

El Señor rige la tierra con justicia.

Cantemos al Señor al son del arpa, aclamemos al son de los clarines al Rey y Señor.
El Señor rige la tierra con justicia.

Alégrese el mar y el mundo submarino, el orbe y cuantos la habitan. Los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría.
El Señor rige la tierra con justicia.

Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
El Señor rige la tierra con justicia.

Segunda Lectura

El que no quiera trabajar, que no coma

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 7-12

Hermanos: Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando estuve entre
ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para comer; antes bien, de día y de noche
trabajé hasta agotarme, para no serles gravosos. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el
sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba entre ustedes, les decía
una y otra vez: "El que no quiera trabajar, que no coma".
Y ahora vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada, y
además entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos tales y les ordenamos, de parte del
Señor Jesús, que se pongan a trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida.
Palabra del Señor.

Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca al hora de su liberación, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Si perseveran con paciencia, salvarán sus almas

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-19

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez del templo y la belleza de las ofrendas
que lo adornaban, Jesús dijo:
"Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que admiran: todo será
destruido".
Entonces le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo va a ocurrir eso?, ¿y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?"
El les respondió:
"Cuídense de que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: "Yo
soy el Mesías, el tiempo ha llegado"; pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y
de revoluciones, no tengan pánico, porque eso tiene que ocurrir primero, pero todavía no es el
fin".
Luego les dijo:
"Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, y en
diferentes países epidemias y hambre. Habrá también señales prodigiosas y terribles en el cielo.
Pero antes de todo eso los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel,
y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa mía. Esto será ocasión de dar
testimonio. Hagan el propósito de no preocuparse de su defensa, porque yo les daré palabras y
sabiduría, a las que no podrá resistir ni contradecir ninguno de sus adversarios. Los traicionarán
hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de ustedes, y
todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, no caerá ningún cabello de su cabeza. Si se
mantienen firmes conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Pidamos, hermanos, y hermanas, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones:

A cada petición, respondemos,
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el número de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios conceda a los jefes de las naciones buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las criaturas que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerzas para amar a nuestros enemigos y para cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.

Celebrante:
Dios nuestro, principio y fin de todas las cosas: Tú que quieres reunir a toda la humanidad para formar el templo vivo del Cuerpo de tu Hijo, escucha las oraciones de la Iglesia suplicante y haz que, a través de los acontecimientos alegres y tristes de la propia vida, mantengamos firmes la esperanza de que sufriendo con perseverancia ganaremos la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte
con amor y la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Historia de la salvación Cristo

En verdad es justo y necesario,es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque él, con su nacimiento, restauró nuestra naturaleza caída; con su muerte, destruyó
nuestro pecado; al resucitar, nos dio nueva vida; y en su ascensión, nos abrió el camino de tu
reino.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios, y en poner sólo en él mis esperanzas.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como
memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

 

Trigésimo tercer Domingo

ciclo c

TRABAJAR MIENTRAS LLEGA EL SEÑOR

— La espera de la vida eterna no nos exime de una vida de trabajo intenso.

— El trabajo, uno de los mayores bienes del hombre.

— El quehacer profesional, hecho de cara a Dios, no nos aleja de nuestro fin último: nos debe acercar a él.

I. En estos últimos domingos, la liturgia nos invita a meditar en los novísimos del hombre, en su destino más allá de la muerte. En la Primera lectura de hoy1 el Profeta Malaquías nos habla con fuertes acentos de los últimos tiempos: Mirad que llega el día, ardiente como un horno... Y Jesús nos recuerda en el Evangelio de la Misa2 que hemos de estar alerta ante su llegada en el fin del mundo: Cuidado que nadie os engañe...

Algunos cristianos de la primitiva Iglesia juzgaron como inminente esta llegada gloriosa de Cristo. Pensaron que el fin de los tiempos estaba cerca y por eso, entre otras razones, descuidaron su trabajo y andaban muy ocupados en no hacer nada y metiéndose en todo. Dedujeron que no valía la pena, dada su precariedad, dedicarse de lleno a los asuntos de aquí abajo. Por eso, San Pablo les llama la atención, como leemos en la Segunda lectura de la Misa3, y les recuerda su propia vida de trabajo entre ellos, a pesar de su intensa labor; les vuelve a repetir la norma de conducta que ya les había aconsejado: Cuando viví entre vosotros os lo dije: el que no trabaje, que no coma. Y a los que andan sin hacer nada les recomienda que trabajen para ganarse el pan.

La vida es realmente muy corta y el encuentro con Jesús está cercano; un poco más tarde tendrá lugar su venida gloriosa y la resurrección de los cuerpos. Esto nos ayuda a estar desprendidos de los bienes que hemos de utilizar y a aprovechar el tiempo, pero de ninguna manera nos exime de estar metidos de lleno en nuestra propia profesión y en la entraña misma de la sociedad. Es más, con nuestros quehaceres terrenos, ayudados por la gracia, hemos de ganarnos el Cielo. El Magisterio de la Iglesia recuerda el valor del trabajo, y exhorta "a los cristianos, ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico". Para imitar a Cristo, que trabajó como artesano la mayor parte de su vida, lejos de descuidar las tareas temporales, los cristianos deben "darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno"4.

Así debe ser nuestra actuación en medio del mundo: mirar frecuentemente al Cielo, la Patria definitiva, teniendo muy bien asentados los pies aquí en la tierra, trabajar con intensidad para dar gloria a Dios, atender lo mejor posible las necesidades de la propia familia y servir a la sociedad a la que pertenecemos. Sin un trabajo serio, hecho a conciencia, es muy difícil, quizá imposible, santificarse en medio del mundo. Lógicamente, un trabajo hecho de cara a Dios debe adecuarse a las normas morales que lo hacen bueno y recto. ¿Conozco bien estas reglas que hacen referencia a mi trabajo en el comercio, en el ejercicio de la medicina, de la enfermería, en la abogacía..., la obligación de rendir por el sueldo que recibo, el pago justo a quienes trabajan en mi empresa?

II. La posibilidad de trabajar es uno de los grandes bienes recibidos de Dios, "es una estupenda realidad, que se nos impone como una ley inexorable a la que todos, de una manera o de otra, estamos sometidos, aunque algunos pretendan eximirse. Aprendedlo bien: esta obligación no ha surgido como una secuela del pecado original, ni se reduce a un hallazgo de los tiempos modernos. Se trata de un medio necesario que Dios nos confía aquí en la tierra, dilatando nuestros días y haciéndonos partícipes de su poder creador, para que nos ganemos el sustento y simultáneamente recojamos frutos para la vida eterna (Jn 4, 36)"5.

El trabajo es medio ordinario de subsistencia y lugar privilegiado para el desarrollo de las virtudes humanas: la reciedumbre, la constancia, la tenacidad, el espíritu de solidaridad, el orden, el optimismo por encima de las dificultades... La fe cristiana nos impulsa además a "portarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios"6, a vivir un "espíritu de caridad, de convivencia, de comprensión"7, a quitar de la vida "el apego a nuestra comodidad, la tentación del egoísmo, la tendencia al lucimiento propio"8, a "mostrar la caridad de Cristo y sus resultados concretos de amistad, de comprensión, de cariño humano, de paz"9. El trabajo será, además, el medio para acercar muchas almas a Cristo. Por el contrario, la pereza, la ociosidad, la chapuza, la labor mal acabada traen graves consecuencias. La ociosidad enseña muchas maldades10, pues impide la propia perfección humana y sobrenatural del hombre, debilita su carácter y abre las puertas a la concupiscencia y a muchas tentaciones.

Durante siglos parecía a muchos que para ser buenos cristianos bastaba una vida de piedad sin conexión alguna con la tarea realizada en la oficina, en la Universidad, en el campo... Es más, muchos tenían la convicción de que estos quehaceres temporales, los asuntos profanos en los que un hombre que vive en el mundo está inmerso de una forma o de otra, eran un obstáculo para encontrar a Dios y llevar una vida de plenitud cristiana11. La vida oculta de Jesús nos enseña el valor del trabajo, de la unidad de vida, pues con su labor diaria estaba también redimiendo el mundo. Es en medio de esas tareas donde procuramos cada día encontrar al Señor (pidiéndole ayuda, ofreciendo la perfección de aquello que tenemos entre manos, sintiéndonos partícipes de la Creación en aquello que ejecutamos, aunque parezca pequeño y de escasa importancia...) y ejercer la caridad (cultivando las virtudes de la convivencia con quienes están a nuestro lado, prestándoles esos pequeños servicios que tanto se agradecen, rezando por ellos y por su familias, ayudándoles a resolver sus problemas...). ¿Tratamos al Señor en nuestro trabajo ordinario? ¿Le tenemos presente?

III. El trabajo no solo no nos debe alejar de nuestro fin último, de esa espera vigilante con la que la liturgia de estos días quiere que nos mantengamos alerta, sino que debe ser el camino concreto para crecer en la vida cristiana. Para eso, el fiel cristiano no debe olvidar que, además de ser ciudadano de la tierra, lo es también del Cielo, y por eso debe comportarse entre los demás de una manera digna de la vocación a la que ha sido llamado12, siempre alegre, irreprochable y sencillo, comprensivo con todos13, buen trabajador y buen amigo, abierto a todas las realidades auténticamente humanas: Por lo demás, hermanos -exhortaba San Pablo a los cristianos de Filipo-, cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de íntegro, de amable y de encomiable; todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza, tenedlo en estima14.

Además, el cristiano convierte su trabajo en oración si busca la gloria de Dios y el bien de los hombres en lo que está realizando, si pide ayuda al comenzar su tarea, en las dificultades que se presentan, si da gracias después de concluido un asunto, al terminar la jornada..., ut cuncta nostra oratio et operatio a te semper incipiat, et per te coepta finiatur... para que nuestras oraciones y trabajos empiecen y acaben siempre en Dios. El trabajo es camino diario hacia el Señor. "Por eso el hombre no debe limitarse a hacer cosas, a construir objetos. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor. Reconocemos a Dios no solo en el espectáculo de la naturaleza, sino también en la experiencia de nuestra propia labor, de nuestro esfuerzo. El trabajo es así oración, acción de gracias, porque nos sabemos colocados por Dios en la tierra, amados por Él, herederos de sus promesas"15.

La profesión, medio de santidad para el cristiano, es también fuente de gracia para toda la Iglesia, pues somos el cuerpo de Cristo y miembros unidos a otros miembros16. Cuando alguno lucha por mejorar, a todos favorece en su caminar hacia el Señor. Además, un trabajo bien hecho ayuda siempre al bienestar humano de la sociedad. "El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo ha venido a realizar (cfr. Jn 17, 4). Esta obra de salvación se ha realizado a través del sufrimiento y de la muerte de cruz. Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad. Se muestra verdadero discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día (cfr. Lc 9, 23) en la actividad que ha sido llamado a realizar"17.

En el ejercicio de nuestra profesión encontraremos, con naturalidad, sin querer sentar cátedra, innumerables ocasiones para dar a conocer la doctrina de Cristo: en una conversación amigable, en el comentario a una noticia que está en boca de todos, al recibir la confidencia de un problema personal o familiar... El Ángel Custodio, al que recurrimos tantas veces, nos pondrá en la boca la palabra justa que anime, que ayude y facilite, quizá con el tiempo, un acercamiento más directo a Cristo de aquellas personas que están alrededor nuestro en el trabajo.

Así esperamos los cristianos la visita del Señor: enriqueciendo el alma en el propio quehacer, ayudando a otros a poner su mirada en un fin más trascendente. De ninguna manera empleando el tiempo en no hacer nada o haciéndolo mal, desaprovechando los medios que Dios mismo nos ha dado para ganarnos el Cielo.

San José, nuestro Padre y Señor, nos enseñará a santificar nuestros quehaceres, pues él, enseñando a Jesús su propia profesión, "acercó el trabajo humano al misterio de la Redención"18. Muy cerca de José encontraremos siempre a María.

1 Mal 4, 1-2. — 2 Lc 21, 5-19. — 3 2 Tes 3, 7-12. — 4 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 43. — 5 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios. 57. — 6 ídem, Es Cristo que pasa, 36. — 7 Conversaciones con Mons Escrivá de Balaguer, n. 35. — 8 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 158. — 9 Ibídem, 166. — 10 Eclo 33, 29. — 11 Cfr. J. L. Illanes, La santificación del trabajo, Palabra, 9ª ed., Madrid 1981, p. 44 ss. — 12 Cfr. Flp 1, 27; 3, 6. — 13 Cfr. Flp 2. 3-4; 41 4; 2, 15; 4, 5. — 14 Flp 4, 8. — 15 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 48. — 16 1 Cor 12, 27. — 17 Juan Pablo II, Enc. Laborem exercens, 14-IX-1981, 27. — 18 ídem, Exhort. Apost. Redemptoris custos, 15-VIII-1989, 22.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

El santo amigo del Papa Francisco

Artémides Zatti nació en Boretto, Italia, el 12 de octubre de 1880. Desde los nueve años tuvo que empezar a trabajar para llevar un poco de dinero a su casa, pues su familia era muy humilde. En 1897, a causa de la lamentable situación económica, tuvieron que emigrar a Bahía Blanca, Argentina.

Allí, él frecuentó una asociación escolar que estaba dirigida por los salesianos. Poco a poco fue percibiendo en su interior una especial sintonía con la vocación religiosa salesiana, hasta que en un momento decidió optar por consagrar su vida al Señor como hermano coadjutor, siendo admitido en 1900 en la Casa de Bernal como aspirante por Monseñor Cagliero.

Después de un tiempo, se le confió a los cuidados de un joven sacerdote tuberculoso; experiencia que hizo que contrajera la enfermedad. Así, ingresó al Hospital de San José, dirigido por un sacerdote y médico llamado Evaristo Garrone; asistiéndolo en sus necesidades.

Artémide le hizo una promesa a María Auxiliadora, que fue consagrar su vida a los enfermos, en caso de curarse. Luego, contra todo pronóstico médico, sanó y pudo cumplir su promesa, ocupándose primero de la farmacia del hospital, y más adelante, a raíz de la muerte del Padre Garrone, asumiendo la completa responsabilidad del hospital.

Siempre vivía dedicándose plenamente a sus enfermos, a quienes siempre visitaba diariamente. Se le llamaba "el infatigable enfermo" o "el amigo de los pobres"; pasó 50 años de su vida trabajando en el hospital.

En 1913, Artémide fue el alma de la construcción del nuevo hospital, que permitió poder acoger y cuidar a más enfermos. En el año 1950, luego de caer por una escalera, tuvo que guardar reposo, parando así su labor por un tiempo. Poco después se le declaró un cáncer del que murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma a los 70 años.

Él se entregaba a los demás sin cálculo ni medida, pues veía en cada enfermo al Señor mismo. Sus "ordenes" a la enfermera han quedado en las memorias de todos: "Prepare un lecho para el Señor", "¿Tienes sopa caliente y vestidos para un Jesús de 10 años?".

Una vida desbordante de bondad y de dulzura, a tal punto que todos llamaban a esta bella figura de salesiano coadjutor "un ángel que se hizo enfermero". Habiéndose obtenido un milagro por su intercesión, fue declarado venerable por Su Santidad Juan Pablo II en 1997 y beatificado el 14 de abril del 2002

¡Favor de rezar por su pronta canonización! Prueba la novena y comprueba los milagros:

Oración para pedir gracias por su intercesión

Señor Jesús.

Tú llamaste a don Zatti, salesiano coadjutor,

para servir a los pobres y necesitados.

Tú le diste la fuerza para entregarse

con alegría y sin descanso a sus hermanos enfermos.

Tú lo hiciste un hombre bueno,

que supo vivir fielmente tu Evangelio

en el trabajo cotidiano y en el sacrificio escondido.

Te pedimos la alegría de verlo brillar en el cielo de tus santos

y de dar también nosotros testimonio de tu Luz.

Te pedimos por su intercesión la gracia de .....................

Amén.

 

Novena para pedir gracias

1. Rece la oración anterior, con fe y confianza, por 9 días seguidos.

2. Haga cada día una obra de caridad en favor de los enfermos y necesitados.

3. Tome el compromiso de confesarse y comulgar.

4. Si puede, dé a conocer la gracia recibida y colabore con una limosna.

 

Comunica el milagro a:

Causa de canonización del venerable Artémides Zatti:
    * Casilla de correo 52 - (8500) Viedma - Argentina
    * Vieytes 150 - (8000) Bahía Blanca - Argentina
    * O también puede ponerse en contacto con el
Obispado de Viedma

 

Padre Jorge Mario Bergoglio: "sobre la experiencia que he tenido con Don Zatti "

IHS

Buenos aires, 18 de mayo de 1986

R.P.
Cayetano Bruno, SDB
Buenos Aires

Querido P. Bruno:

                                    Pax Christi!!

                                    En su carta del 24 de febrero Usted me pedía que procurar escribir algo sobre la experiencia que yo había tenido con Don Zatti (con quien me hice muy amigo), respecto a las vocaciones de Hermanos Coadjutores. Le pido me disculpe la tardanza en responder, pero realmente durante este tiempo me costó encontrar un espacio tranquilo para recordar todo aquello y ponerlo por escrito. Pero nunca es tarde…

  1. Nosotros teníamos una penuria muy grande de Hermanos Coadjutores. Pongo como referencia el año 1976, que fue el que conocí la vida de Don Zatti. En ese año, el Hermano Coadjutor menor tenía 35 años, era enfermero, y moriría cuatro años después víctima de un tumor cerebral. El que le seguía en edad tenía  46 años, y el que seguía a éste tenía 50 años. De aquí en más todos ancianos (muchos de ellos siguen trabajando actualmente como brazos de mar con sus 80 años encima). Este "cuadro demográfico" de los Hermanos Coadjutores  en la Provincia Argentina hacía pensar a muchos en la posibilidad de que se trataba de una situación irreversible, y que no habría más vocaciones. Algunos, incluso, se cuestionaban sobre la "actualidad" de la vocación del Hermano Coadjutor en la Compañía, debido a que -por los hechos- parecía que se extinguirían. También se daban esfuerzos en varias partes por delinear una "nueva imagen" del Hermano Coadjutor, para ver si –por este camino- se lograba una mayor convocatoria de jóvenes que siguieran este ideal.
  1. Por otra parte, el P. General P. Pedro Arrupe, S.J., insistía con fuerza en la necesidad de la vocación del Hermano Coadjutor para el cuerpo entero de la Compañía. Incluso decía que la Compañía no era la Compañía, sin Hermanos Coadjutores. Los esfuerzos que hizo el P. Arrupe en esta área fueron ingentes. La crisis era no solo de algunas Provincias, sino de toda la Compañía (en la referente a las vocaciones de Hermanos).
  2. En 1976, creo que fue por el mes de septiembre aproximadamente, durante una visita canónica que hice a los misioneros jesuitas del norte argentino, me detuve en el Arzobispado de Salta durante algunos días. Allí, entre charla y charla de sobremesa, Mons. Pérez me contó la vida de Don Zatti. Incluso me dio a leer el libro de la vida. Me llamó la atención su figura de Coadjutor tan plena. De ahí en más sentí que debía pedirle al Señor, por intercesión de ese gran Coadjutor, nos enviara vocaciones de coadjutores. Hice novenas y pedí a los novicios que las hicieran.
  3. Quiero aclarar dos cosas: la primera que las fechas no son exactas. Al hablar de septiembre del 76 estoy marcando más o menos un tiempo, que abarca un período elástico de 6 meses.Para poder determinar con exactitud la fecha, tendría que ver los archivos de la Curia Provincial. Pero para el caso de esta narración basta con la indicación general del tiempo. La segunda cosa es que también en Salta en varias ocasiones sentí la moción de encomendar al Señor y a la Señora del Milagro el aumento de vocaciones en la Provincia (esto en general, y no específicamente de Coadjutores, los cual hice a Don Zatti). Incluso hice una promesa de que irían en peregrinación los novicios a la fiesta del Señor del Milagro si alcanzábamos el número de 35 novicios (esto se dio en septiembre de 1979).
  4. Vuelvo al pedido de vocaciones de Coadjutores. En julio de 1977 entró el primer Coadjutor joven (actualmente con 32 años). El 29 de octubre de ese mismo año entró el segundo (actualmente con 33 años). Después siguieron así:

·         el tercero entró en 1978 actualmente con 33 años

·         el cuarto entró en 1978 actualmente con 26 años

·         el quinto entró en 1979 actualmente con 42 años

·         el sexto entró en 1980 actualmente con 24 años

·         el séptimo entró en 1981 actualmente con 39 años

·         el octavo entró en 1981 actualmente con 27 años

·         el noveno entró en 1981 actualmente con 23 años

·         el décimo entró en 1981 actualmente con 27 años

·         [el undésimo falta en el texto original, nota de Redacción];

·         el duodécimo entró en 1982 actualmente con 25 años

·         el 13º entró en 1983 actualmente con 25 años

·         el 14º entró en 1983 actualmente con 25 años

·         el 15º entró en 1983 actualmente con 22 años

·         el 16º entró en 1985 actualmente con 25 años

·         el 17º y el 18ºentraron este año y están en el Noviciado.

Es decir, desde que comenzamos las peticiones a Don Zatti entraron 18 coadjutores jóvenes que perseveran y cinco más que salieron del noviciado y del juniorado. En total: 23 vocaciones.

6.    Los novicios, los estudiantes y los Coadjutores jóvenes hicieron varias veces la Novena en honor de Don Zatti pidiendo vocaciones de Coadjutores. Yo mismo también lo hice. Estoy convencido de su intercesión en este asunto, puesto que por el número es un caso raro en la Compañía. Como reconocimiento, en la 2da. y 3ra. edición del Devocionario del Sagrado Corazón hemos puesto la Novena para pedir por la Canonización de Don Zatti.

7.    Un dato interesante es que la calidad de los que ingresaron y que perseveran. Son jóvenes que quieren de Coadjutores como San Ignacio quería que fueran, sin que les "doren la píldora". Para nosotros la vocación del Hermano Coadjutor es muy importante, El P. Arrupe decía que la Compañía, sin ellos, no era la Compañía, Tienen un carisma especial que se alimenta de la oración y del trabajo. Y hacen bien a todo el cuerpo de la Compañía. Y ellos piden exigencia. El P. Swinnen, quien era Maestro en el tiempo en que comenzaron a llegar las vocaciones de Hermanos (luego fue Provincial y ahora ha vuelto a ser Maestro de Novicios) ha sabido inculcarles ese verdadero carisma ignaciano de la Coadjutoría Temporal ya desde el principio. Y lo mismo hizo el que lo sucedió en el cargo de Maestro mientras él fue Provincial (el P. López Rosas). Los jóvenes se desilusionan cuando ven que se los trata con medias tiendas o con paleativos en su vocación.  Quieren ser de una pieza (aunque a veces pataleen en el momento, pero en el fondo del corazón buscan cosas auténticas, y no imitaciones).

Esta ha sido, en líneas generales, la historia de mi relación con Don Zatti en el asunto de las vocaciones de Hermanos Coadjutores a la Compañía. Repito que estoy convencido de su intercesión, porque sé de todo lo que hemos pedido poniéndolo a él como abogado del asunto.

Nada más por hoy. Quedo, de Usted afmmo., en nuestro Señor y Su Santísima Madre,

Jorge Mario Bergoglio, S.J.

(Sigue)

8.    Al releer la carta veo que habría que completar el nº 7 hablando de la calidad de los jóvenes Coadjutores. Son piadosos, alegres, trabajadores, sanos. Muy hombres y son conscientes de la vocación a la que fueron llamados. Sienten especial responsabilidad por rezar por los jóvenes Estudiantes jesuitas que se preparan para el sacerdocio. En ellos que no se nota "complejos de inferioridad" por no ser sacerdote, ni se les pasa por la cabeza aspirar al diaconado….etc.; saben cuál es su vocación y la quieren así. Eso es saludable. Y hace bien.

http://www.infoans.org/2.asp?sez=2&sotSez=13&doc=9897&lingua=3

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Santa Francisca Javier Cabrini, patrona de los emigrantes

REDACCIÓN CENTRAL, 13 Nov. 15 / 12:00 pm (ACI).- "La madre Cabrini es una mujer muy inteligente y de gran virtud… Es una santa", dijo en una ocasión el Papa León XIII, quien conoció personalmente a Santa Francisca Javier Cabrini, patrona de los emigrantes.

Santa María Francisca nació en 1850 en Italia en una familia acomodada. Desde pequeña, al escuchar lecturas misioneras, quiso ir a predicar a tierras extranjeras, pero sus padres la enviaron a estudiar para profesora con las religiosas de Arluno.

En 1870 murieron sus padres y con el tiempo Francisca buscó ingresar a la congregación donde realizó sus estudios, pero no fue admitida por su mala salud. Intentó en otra congregación pero tampoco la recibieron.

El Obispo y un sacerdote amigo la invitaron a entrar en el orfanato "Casa de la Providencia", donde la fundadora llamada Tondini había realizado una mala administración. La Santa aceptó y con un grupo de compañeras fundó a las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón, bajo la inspiración de San Francisco Javier.

La conducta de Tondina, quien al parecer estaba mal de la cabeza, se convirtió en escándalo público. El Obispo aconsejó a Francisca a salir como misionera y cerró el orfanato. La madre Cabrini con sus fieles compañeras se trasladaron a un convento franciscano que estaba vacío. Redactó las reglas, el Obispo las aprobó y así abrió otras casas.

Viajó a Roma para obtener la aprobación de su congregación en la Santa Sedey algunos obispos, entre los que estaba el Arzobispo de Nueva York, le pidieron que enviara sus religiosas a Estados Unidos. Santa Francisca por aquel entonces tuvo un sueño que se lo contó al Papa León XIII y el Pontífice la animó ir al occidente y no a China.

A pesar de su miedo al agua por haber caído a un río siendo niña, cruzó el Atlántico y llegó a Nueva York en 1889. Allí se encontró con una realidad pastoral muy dura ya que había una gran multitud de pobres europeos que habían emigrado a los Estados Unidos; y los sacerdotes en su mayoría estaban allí por mala conducta.

El Arzobispo tuvo problemas para recibirlas y les dijo que lo mejor era que volvieran a Italia. Santa Francisca decidida y firme le respondió que el Papa la había enviado a allí y que se iba a quedar. En poco tiempo la madre Cabrini obtuvo ayuda para iniciar un orfanato y consiguió casa para sus religiosas.

Poco a poco la congregación se fue expandiendo en Estados Unidos, ayudando con mucha caridad a los emigrantes y a todos los necesitados. La gente que trataba con ella la admiraba y la quería. Aunque era estricta, Santa Francisca tenía un gran sentido de justicia.

"Amense unas a otras. Sacrifíquense constantemente y de buen grado por sus hermanas. Sean bondadosas; no sean duras ni bruscas, no abriguen resentimientos; sean mansas y pacíficas", solía decir a sus religiosas.

Por su actividad misionera tuvo que viajar a Nicaragua, Argentina, Costa Rica, Panamá, Chile, Brasil, Francia e Inglaterra.

En 1907 finalmente aprobaron las constituciones de su congregación que ya estaba en ocho países con más de mil religiosas en escuelas, hospitales y otras instituciones.

Más adelante la salud de Santa Francisca empezó a decaer y partió a la Casa del Padre el 22 de diciembre de 1917.

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San Diego de Alcalá

Hermano Lego
(1400-1463)

Señor: enséñanos a amarte a Ti y a amar a los pobres,
como lo hicieron San Diego y tus demás santos.

 

En este santo se cumple lo que decía San Pablo: que Dios escoge aquello que para el mundo no tiene valor, para hacer grandes obras en el campo espiritual.

Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban. Un muchacho cayó en un horno ardiente, y el santo lo bendijo y el joven salió sano y sin quemaduras.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.

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Christian, Santo Uno de los patronos de Polonia, 13 de noviembre  

Christian, Santo

Noviembre 13

 

Etimológicamente significa "creyente, cristiano". Viene de la lengua latina.

Cuando la persona comprende que Dios la ama, y que la ama hasta en los momentos más deplorables, se vuelve más atenta a los demás. Todo el arte de la existencia consiste en vivir el amor de Dios reflejado en la gloria de todo se humano.

El joven Christian, acompañado de sus amigos Benito, Isaac, Santiago y Mateo, llevaban en sus corazones las ilusiones de todo buen creyente: trabajar por la conversión de su país al cristianismo.

Llegaron de Italia hasta Polonia y, no teniendo sitio en donde cobijarse, se establecieron en el bosque de Kazimeierz, al sur de Gniezno.

Pertenecían todos a la orden de los camaldulenses. El apóstol siente en sus venas el gozo de llevar la Buena Noticia del Evangelio a todos los rincones del universo.

Sin embargo, hay personas que no solamente persiguen a los hombres de paz, sino que los persiguen y acaban con ellos.

Una noche, la del 11 de noviembre del año 1003, mientras dormían en su cama, fueron unos bandidos a hurtadillas a matarlos.

¿Cuál era la razón de semejante acto de barbarie?
Los banda de criminales creía, que los chicos que habían llegado de Italia, llevaban consigo un tesoro inapreciable.

La única forma de tenerlo – se decían – es matarlos.

Al día siguiente, los habitantes del lugar los encontraron muertos. Y como buena gente, les dieron sepultura. Y entre los creyentes corrió en seguida la voz de que habían muerto como mártires.

Christian era el cocinero del grupo, y era polaco. Al encontrarlo algo apartado de los otros, lo enterraron en el claustro de la iglesia.
Hoy es uno de los patronos de la nación polaca.

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María Patrocinio Giner Gomis de San Juan, Beata Mártir, 13 Noviembre  

María Patrocinio Giner Gomis de San Juan, Beata

Nació en Tortosa, el 4 de Enero de 1874 y murió en Portichol de Tavernes de Valldigna, el 13 de Noviembre de1936.

Religiosa profesa de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas

Por muchos años formadora de las jóvenes generaciones de claretianas y educadora en Carcagente. Fundadora de la comunidad y colegio en Puerto de Sagunto, Sufrió la primera persecución el año 1931. Entregó la vida por Cristo y Su Evangelio ofreciéndola por la paz y reconciliación.

Ella es uno de los mártires de Valencia. Para ver más sobre los 233 mártires en España haz "click"
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Fuente: Vatican.va
Agustina Livia Pietrantoni, Santa Religiosa, 13 Noviembre  

Agustina Livia Pietrantoni, Santa

Una tierra... una familia

"Existía una vez y sigue existiendo todavía, con una imagen nueva, un pueblo llamado Pozzaglia, en las colinas de Sabina... y había una casa bendecida, nido lleno de voces infantiles, entre las cuales la de Oliva, llamada más tarde Livia, y quien se llamará en la Vida Religiosa hermana Agustina... ".
La vida muy breve de la hermana Agustina, empieza y se desarrolla así: "simple, límpida, pura, amante... pero al final... dolorosa y trágica... o mejor... simbólica". Vida que inspiró a Pablo VI, el Papa que la Beatificó, palabras de extraodinaria poesía, para narrar el transcurso de su vida.

27 de marzo de 1864. Es en el pequeño pueblo de Pozzaglia a 800 metros de altitud en la linda zona geográfica que se extiende entre Rieti, Orvinio, Tivoli donde nace y es bautizada Livia; ¡la segunda de once hermanos! Sus padres, Francisco Pietrantoni y Catalina Costantini, pequeños agricultores trabajan sus tierras y otras alquiladas. La infancia y la juventud de Livia respiran los valores de la famiglia honesta, trabajadora, religiosa y en la casa bendecida "todos estaban pendientes de hacer el bien y de rezar a menudo...". Este período está marcado todo por la sabiduría del abuelo Domingo un verdadero ícono patriarcal.

A los 4 años, Livia recibe el sacramento de la Confirmación y alrededor de 1876 hace su Primera Comunión, con un conocimiento ciertamente extraordinario si la juzgamos por lo que fue su posterior vida de oración, generosidad y donación. Muy pronto, en la gran famiglia, donde todos parecían tener derecho a su tiempo y a su ayuda, aprende de su mamá Catalina las atenciones y los gestos maternales que emplea con dulzura a la vista de sus numerosos pequeños hermanos. Trabaja en los campos y cuida los animales, no conoce ni los juegos ni el colegio, al que ella va de una forma muy irregular, pero del que consigue obtener un provecho extraordinario, hasta el punto de merecer de sus compañeras el título de "profesora".

Trabajo... orgullo

A los 7 años y con otros niños empieza a trabajar, transportando miles de baldes de piedra y arena para la construcción de la ruta que va de Orvinio a Poggio Moiano. A los doce años, se va con otras jóvenes jornaleras que se dirigen a Tivoli, durante los meses del invierno para la recolección de aceitunas. Precozmente sabia. Livia asume la responsabilidad moral y religiosa de sus jóvenes compañeras, las sostiene en ese rudo trabajo, lejos de la familia y se enfrenta con fuerza y coraje a los "jefes" arrogantes y sin escrúpulos.

Vocación y desprendimiento

Livia es una joven agradable por su sabiduría, su sentido de ayuda al prójimo, su generosidad, su belleza... y varios jóvenes en el pueblo tienen puestos los ojos en ella. Sus miradas de admiración no pasan desapercibidas a su mamá Catalina que sueña con un buen partido para su hija. Pero, ¿qué piensa Livia? ¿Qué secreto guarda? ¿Por qué no elije? ¿ Por qué no se decide? "Livia... extremadamente audaz por la voz que le habla interiormente, la voz de su vocación, cede: Cristo será su amor, Cristo, su Esposo". Su búsqueda se orienta hacia una vida de sacrificio; a quién, en su familia o en el pueblo, quiere hacerla cambiar de opinión, definiéndola como un escape de la fatiga, Livia responde "quiero elegir una Congregación donde haya trabajo para el día y la noche" y todos están seguros de la autenticidad de estas palabras. En un primer viaje a Roma, acompañada por su tío Fray Mateo, vive una desilusión dolorosa: han rechazado acogerla.

Algunos meses después, por tanto, la Superiora General de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, Madre Josefina Boquien, le hace saber que la espera en la Casa General, calle Santa María in Cosmedin. Livia comprende que esta vez el adiós es definitivo. Con emoción, se despide de todos los habitantes del pueblo, de todos los rincones de su pueblo, sus lugares de oración: la Parroquia, la Virgen de la Rifolta; abraza a sus familiares, recibe de rodillas la benedición del abuelo Domingo, "besa la puerta de su casa, hace el signo de la Cruz y se va corriendo".

Formación y servicio

23 marzo de 1886. Livia tenía 22 años, cuando se fue a Roma, vía S. Maria in Cosmedin. Algunos meses de postulantado y de noviciado son sufficientes para mostrar que la joven tiene la pasta de una hermana de la Caridad, es decir de una "sierva de los pobres" según la tradición de S. Vicente de Paúl y de Santa Juana Antida. Livia, in efecto, lleva al convento un potencial humano heredado de su familia particularmente sólido y que ofrece garantía. En ella la mujer y la religiosa están en perfecta armonía. Cuando toma el hábito religioso y se le da el nombre de hermana Agustina tiene el presentimiento que será ella quien encarne una santa con ese nombre: efectivamente no conoce ninguna santa Agustina.

Enviada al hospital Espíritu Santo, que tiene 700 años de gloriosa historia y definido como "el gimnasio de la caridad cristiana", tras las huellas de los santos que la han precedido, entre los cuales se encuentran Carlos Borromeo, José de Calasanz, Juán Bosco, Camilo de Lelis... la hermana Agustina aporta su contribución personal y en este lugar de sufrimiento expresa su caridad hasta el heroísmo.

Silencio, oración y bondad

El ambiente del hospital es hostil a la religión. La cuestión romana envenena los espíritus; los Padres Capuchinos son expulsados, se prohíbe el crucifijo y cualquier otro signo religioso. Quisieran también alejar a las Hermanas, pero tienen miedo de la reacción de la gente: les hacen la vida "imposible" y se les prohibe hablar de Dios; pero la hermana Agustina no tiene necesidad de su boca para "proclamar a Dios" y ninguna mordaza puede impedirle anunciar el Evangelio. Primero en el cuidado de los niños, y después de haberse contagiado mortalmente, de lo cual se recupera milagrosamente, en el cuidado de los tuberculosos, servicio de desesperación y de muerte, expresa siempre una devoción total y una atención extraordinaria a cada enfermo, sobre todo a los más difíciles, violentos y obscenos, como "Romanelli".

En secreto, en el pequeño rincón oculto donde ha encontrado un sitio para que la Virgen María siga en el hospital, ella le confía a sus enfermos y le promete vigilias más numerosas, sacrificios más grandes, para obtener la gracia de la conversión de los más obstinados. ¿Cuántas veces le ha presentado a José Romanelli? Es el peor de todos, el más vulgar y el más insolente sobre todo con la hermana Agustina, quien multiplica las atenciones con él y que con gran bondad, acoge a su madre ciega cuando viene a visitarlo. De él se puede esperar cualquier cosa, todos están hartos.

Cuando después de su enésima bravuconería hacia las mujeres en la lavandería, el Director lo expulsa del hospital, su rabia busca una víctima y la pobre Agustina es la elegida. "¡Te mataré con mis propias manos!", "¡Hermana Agustina, no tienes más de un mes de vida!", son las amenazas que le hace llegar varias veces por medio de cartas.

Romanelli no bromea, en efecto, y la hermana Agustina tampoco, no pone límites a su generosidad por el Señor... Está dispuesta a pagar con su propia vida el precio del amor, sin escapar, sin acusar. Cuando Romanelli la sorprende y la golpea cruelmente sin que ella pueda escapar, el 13 de noviembre de 1894, de sus labios no salen más que las invocaciones a la Virgen y las palabras de perdón.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Homabono de Cremona, Santo Sastre laico, 13 Noviembre  

Homabono de Cremona, Santo

San Homobono, confesor, en Cremona, fue sastre y mercader de telas; al cual habiendo resplandecido en milagros, canonizó Inocencio III.

La extraordinaria figura de san Homobono, comerciante de telas, esposo y padre de familia, que se convirtió al misterio de la cruz y fue "padre de los pobres" y artífice de reconciliación y paz, cobra un valor ejemplar como llamada a la conversión. Su ejemplo muestra que la santificación no es vocación reservada a algunos, sino que se propone a todos.

Es el primer fiel laico, y el único que, sin pertenecer a la nobleza o a familias reales o principescas, fue canonizado en la Edad Media.

"Padre de los pobres", "consolador de los afligidos", "asiduo en las continuas oraciones", "hombre de paz y pacificador ", "hombre bueno de nombre y de hecho", este santo, como afirmó el Papa Inocencio III en la bula de canonización Quia pietas, sigue siendo aún hoy un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto en nuestro tiempo.

No sólo porque la santidad es una sola, sino también por las características de la vida y de las obras con que este fiel laico vivió la perfección evangélica. Responden de modo singular a las exigencias actuales y confieren a la celebración jubilar un profundo sentido de "contemporaneidad".

Los testimonios unánimes de la época definen a Homobono "pater pauperum", padre de los pobres. Esta definición, que se ha mantenido en la historia de Cremona, resume en cierto modo las dimensiones de la elevada espiritualidad y de la extraordinaria aventura del comerciante. Desde el momento de su conversión a la radicalidad del Evangelio, Homobono llega a ser artífice y apóstol de caridad. Transforma su casa en casa de acogida. Se dedica a la sepultura de los muertos abandonados. Abre su corazón y su bolsa a todos los necesitados. Se dedica con todo su empeño a dirimir las controversias que, en la ciudad, dividen a grupos y familias. Lleva a cabo con generosidad las obras de misericordia espirituales y corporales y, a la vez, con el mismo fervor con que participa diariamente en la Eucaristía y se dedica a la oración, protege la integridad de la fe católica frente a infiltraciones heréticas.

Recorriendo el camino de las bienaventuranzas evangélicas, durante la época del municipio, en la que el dinero y el mercado tienden a constituir el centro de la vida ciudadana, Homobono conjuga justicia y caridad y hace de la limosna el signo de comunión, con la espontaneidad con que, gracias a la asidua contemplación del Crucificado, aprende a testimoniar el valor de la vida como don.

Fiel a estas opciones evangélicas, afronta y supera los obstáculos que se le presentan en su ambiente familiar, ya que su esposa no comparte sus opciones; en el parroquial, que ve con cierta sospecha su austeridad; e incluso en el ámbito del trabajo, por la competencia y la mala fe de algunos, que tratan de engañar al honrado comerciante.

Así, surge la imagen de Homobono trabajador, que vende y compra telas y, mientras vive el dinamismo de un mercado que se extiende por ciudades italianas y europeas, confiere dignidad espiritual a su trabajo: una espiritualidad que es la impronta de toda su laboriosidad.

En su experiencia se funden las diversas dimensiones. En cada una encuentra el "lugar" adecuado para desarrollar su aspiración a la santidad: en el núcleo familiar, como esposo y padre ejemplar; en la comunidad parroquial, como fiel que vive la liturgia y participa asiduamente en la catequesis, unido profundamente al ministerio del sacerdote; en el ámbito de la ciudad, donde irradia la fascinación de la bondad y de la paz.

Una vida tan rica en méritos no podía menos de dejar una huella profunda en la memoria. En efecto, es admirable la perseverancia que ha tenido Cremona en el afecto y en el culto a este singular ciudadano suyo, que surgió precisamente del sector popular.

Es significativo el hecho de que, en 1592, la iglesia catedral fuera dedicada simultáneamente a él y a la Asunción de la Virgen María. Y es igualmente significativo que, en 1643, fuera elegido patrono de la ciudad por los miembros del Concejo, en medio del júbilo, "la inmensa alegría" y las "lágrimas de devoción" del pueblo. Un santo laico, elegido como patrono por los mismos laicos.

No ha de sorprender que el culto de san Homobono se haya difundido en muchas diócesis italianas y más allá de las fronteras nacionales. Homobono es un santo que habla a los corazones. Es hermoso constatar que los corazones sienten su amable fascinación. Lo demuestra la incesante peregrinación de fieles ante sus restos mortales, sobre todo, no exclusivamente, el día de su fiesta litúrgica, y la intensa devoción que le profesa la población, recordando las gracias recibidas y confiando en la intercesión del amado "comerciante celestial".

Se trata de un fiel laico que, como laico, alcanzó el don de la santidad. Su historia tiene un valor ejemplar como llamada a la conversión sin restricciones de ningún tipo y, por tanto, a la santificación, que no está reservada a unos cuantos, sino que se propone a todos indistintamente.

Murió en el templo durante la celebración de una misa. Cuando el sacerdote entonaba el Gloria Patri, tendió Homobono sus manos hacia el altar y cayó muerto con los brazos en cruz, ante el crucifijo. Su fama de santidad era tal que unos meses más tarde se esculpía su estatua para la fachada de la iglesia de San Homobono de Cremona, y dos años después de morir fue canonizado.

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Fuente: www2.ocarm.org
María Teresa de Jesús (María Scrilli), Beata Fundadora, 13 de noviembre  

María Teresa de Jesús (María Scrilli), Beata

Fundadora del Instituto
de Nuestra Señora del Monte Carmelo

Nacida en desamor
Nace María Scrilli el 15 de mayo de 1825 en Montevarchi, ciudad del Gran Ducado de Toscana. Era la segunda niña que nacía en el hogar de los Scrilli-Checcucci; se esperaba fuera un varón y la desilusión fue grande. "Aquella misma mañana de domingo y muy temprano…a las pocas horas de haber nacido, fue llevada a la pila bautismal de forma privada con gran disgusto de mis padres por haber tenido una segunda hija", cuenta ella misma. "Hasta la edad de cuatro años o poco más, me sentía rechazada por mi misma madre, razón por la cual caía en una profunda tristeza y era propensa al llanto; no siéndole de mucho agrado, procuraba alejarme de ella lo más que podía". (El drama infantil estaba servido). Y continúa escribiendo: "Cuando apenas fui capaz de comprender el desamor que me tenía mi madre no tengo palabras para poder expresar la magnitud de esa espina que atravesaba mi corazón. Mi tormento no era causado por la envidia de ver a mi hermana tan delicadamente querida por mis padres, sino porque en el fondo también yo sentía la necesidad de verme amada".

Terribles palabras de esta muchacha que descifrarán en parte la vida y la obra de esta singular mujer. Sin embargo, lo que pudo haber sido un verdadero trauma para la chiquilla le sirvió para ir modelando su carácter sin guardar ninguna acritud; afortunadamente supo comprender a tiempo que la envidia es la que corroe el corazón y no el vacío por la ausencia del amor; a colmar esas ansias va a dedicar María Teresa toda su vida sin amargura, sin tan siquiera un mínimo resentimiento para con su propia madre. En María la Virgen encontrará la solución a su íntimo problema de afectividad: Ella será su auténtica Madre, la del Cielo, ya que teniéndola no la tenía en la tierra; una tiernísima devoción mariana brotará con fuerza y modelará aquel corazón hecho para entregarse a cuantos eran víctimas del desamor, a semejanza de María.

A los 21 años ingresa en Santa María de los Ángeles en Florencia, el monasterio de Sta. María Magdalena de Pazzis, pero no prospera en su propósito. De aquella experiencia carmelitana adquiere unos sólidos fundamentos, base de toda su espiritualidad para el futuro; en su diario escribe, por ejemplo: "Pureza, pureza de intención. Buscar en todo complacer a Dios, hacer bien a los demás (esto también en Dios), y la abnegación de uno mismo. Todo basta para hacer un santo". La pureza de intención y el amor propio fueron los ejes centrales de la espiritualidad de la santa florentina. Este principio no es solamente una feliz coincidencia. Del Carmelo de Florencia sale con una clara decisión: será contemplativa, pero "contemplativa en acción". Y lo conseguirá, perdiéndose.

Por la cultura y la dignidad humana
Y es que desde 1849 aquella región toscana vive un virulento anticlericalismo originado por el liberalismo más radical entonces de moda; aquella sociedad yace bajo un ínfimo nivel de analfabetismo y de miseria, factores que de ordinario suelen ir juntos. María Scrilli piensa qué puede hacer para remediarlo y, consciente de que la incultura e ignorancia degrada especialmente a la mujer, comienza a impartir enseñanza en su propia casa de Montevarchi a un grupo de niñas que encontraba por la calle. "En 1849 el número de mis pequeñas alumnas había llegado a doce; las tenía gratuitamente, pero ellas correspondían con tantas demostraciones de agradecimiento, que no tenía más remedio que corresponderlas", escribe. Pronto se le unen a esta labor otras compañeras. "Éramos Edvige Sacconi, Ersilia Betti, Teresa del Bigio y yo…Escribí algunas normas que nos regularan, pero regularmente lo hacía de palabra". En 1854 nace el Pío Instituto de Pobres Hermanitas del Corazón de María aprobado por el obispo de Fiésole. En agosto de 1857, estando en el monasterio de Sta. María Magdalena de Pazzis, Pío IX la bendice: "…y puso su mano sobre mi cabeza, mientras que yo me incliné y le besé los pies", escribe, interpretando aquel gesto como un signo aprobatorio.

En junio de 1859 las tropas piamontesas entran en Montevarchi y ocupan el convento de las religiosas y por un decreto del 30 de noviembre el Instituto es suprimido; toda la obra de M. Scrilli se viene abajo y las monjas han de marchar a casa secularizadas. María Teresa se refugia en Florencia desde donde trata de reconstruir su instituto, hasta que en 1878 el arzobispo Eugenio Cecconi les concede recomponer la comunidad, quedando restablecido en 1892. "El Instituto, sin duda, según el diseño de Dios, debía fundarse con lagrimas, con dolor y con los combates de la fundadora". Algunas Hermanas abandonan la casa, otras fallecen y ninguna otra ingresa. La mejor colaboradora, Clementina Mosca, se marcha con las dominicas de clausura. Todo el proyecto de la Scrilli se derrumba. Pero su ánimo no decae. Sabe muy bien que si aquello es obra de Dios y María su Madre lo quiere, la obra saldrá adelante; es consciente de que ella, como grano de trigo, debe morir y desaparecer para que una nueva vida surja.

Y así acontece. María Teresa se ofrece como víctima por aquella obra de la Iglesia. Cae gravemente enferma y muere en el mayor de los desamparos; el panorama congregacional era desolador: una Hermana anciana, otra enferma prácticamente paralítica y una novicia. Era el 14 de noviembre de 1889. Tras la muerte de María Teresa se presagia la total extinción. Todo ha terminado. Pero, el grano de trigo no cae en tierra y muere… (Jn 12, 24). Y se produce el milagro. He aquí que inesperadamente vuelve Clementina Mosca (1862-1934), "el ángel enviado por Dios"; adopta el nombre de María de Jesús y recoge el precioso legado de María Teresa. "Bajo el dinámico liderazgo de esta segunda fundadora el Instituto cobró nueva vida, creció en miembros y multiplicó las fundaciones, ampliando el arco de la acción apostólica: enseñanza, cuidado de enfermos y otros trabajos de caridad. Elaboró Constituciones y logró que su congregación fuese reconocida de derecho diocesano por el Cardenal Mistrangelo en 1929; el mismo año el prior general Elías Magennis las afilió a la Orden ya con el definitivo nombre de Instituto de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Fue beatificada el 8 de octubre de 2006.

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Fuente: ACIprensa.com | Asuncionistas.atspace.org
Kamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, Beatos Presbíteros y Mártires, 13 de noviembre  

Kamen Vitchev, Pavel Djidjov y Josaphat Chichkov, Beatos

Martirologio Romano: En Sofía, ciudad de Bulgaria, beatos Kamen (Pedro) Vitchev, Pavel (Pablo, en el siglo José) Djidjov y Josaphat ( en el siglo Roberto) Chichkov, presbíteros de la Congregación de los Agustininos de la Asunción, que bajo un régimen hostil a Dios, acusados falsamente y encarcelados por ser cristianos, merecieron recibir por su muerte el premio prometido a los discípulos de Cristo (1952)

El domingo 26 de mayo de 2002, en la ciudad búlgara de Plovdiv, el Papa Juan Pablo II beatificó a tres religiosos asuncionistas búlgaros, mártires asesinados por el entonces régimen comunista en noviembre de 1952.

Los beatos son los Agustinos de la Asunción Kamen Vitchev (1893-1952), Pavel Djidjov (1919-1952) y Josaphat Chichkov (1884-1952) -el primero de rito oriental y los dos segundos de rito latino-, que serán los primeros beatos de esta congregación, fuertemente comprometida, desde su fundación hace 150 años, en el acercamiento con el Oriente cristiano.

Fue la segunda vez, después de Ucrania en junio de 2001, que Juan Pablo II beatifique fuera de Roma a mártires del comunismo.

Testimonio heroico

Los tres religiosos fueron fusilados el 11 de noviembre de 1952 en la prisión central de Sofía, junto a Mons. Eugenio Bossilkov, obispo de Nicopoli, beatificado en 1998. Durante su larga prisión, los cuatro clérigos fueron torturados, tuvieron que soportar malos tratos y, a pesar de retractarse de las confesiones que habían hecho por la fuerza, los cuatro fueron condenados a muerte el 3 de octubre como "espías del Vaticano" y "lacayos del imperialismo" en un proceso dirigido por Moscú contra la Iglesia.

Sus cuerpos, enterrados en una fosa común, nunca fueron hallados.

El proceso contra 40 sacerdotes, religiosos y laicos católicos búlgaros, entre los que se encontraban Mons. Bossilkov y los tres asuncionistas, fue abierto el 29 de septiembre de 1952 ante la Corte Suprema de Bulgaria, en Sofía.

Los inculpados, presos y maltratados durante varios meses, fueron objeto de un "Acto de acusación contra la Organización Católica de complot y espionaje en Bulgaria". Se los acusó de haber "organizado y dirigido, desde el 9 de septiembre de 1944, una organización que tenía como finalidad invertir, minar y debilitar el poder democrático popular a través de un golpe de Estado, insurrección, motines, actos terroristas, crímenes e intervenciones armadas del extranjero".

Además fueron declarados "miembros de una organización de espionaje y de complot en una serie de ciudades del país para preparar una guerra imperialista contra la URSS, Bulgaria y otros países de democracia popular".

La sentencia, dictada el 3 de octubre de 1952, víspera del XIX Congreso del Partido Comunista Soviético en Moscú, declaraba a los tres religiosos "culpables de haber organizado y dirigido en Bulgaria, desde el 9 de septiembre de 1944 hasta el verano de 1952, una organización clandestina, una agencia de servicios secretos del Papa y de los imperialistas", y los condenaba "a muerte por fusilamiento con privación de sus derechos, confiscándoles todos sus bienes en beneficio del Estado".

Kamen Vitchev (nacido en 1893), tal vez el más conocido de los tres, fue profesor, un erudito, y un líder. Cuando lo arrestaron en diciembre de 1951, era Vicario Provincial de los Asuncionistas de Bulgaria. Había sido profesor en el seminario asuncionista de Estambul y durante mucho más tiempo, en el colegio de San Agustín de Plovdiv . Era muy conocido en Bulgaria como experto profesor, predicador de la fe y muy activo en toda relación ecuménica entre las Iglesias. Escribía regularmente en la revista asuncionista de estudios teológios orientales "Ecos de Oriente", y fomentaba las buenas relaciones con el clero ortodoxo de Ploviv, al que acogía frecuentemente la comunidad. Sus artículos versaban sobre temas especializados de Derecho Canónico Ortodoxo, y también sobre acontecimientos destacables en las Iglesias católica y ortodoxa, o eran reflexiones sobre la vida del cristiano en el mundo. Es indudable que la difusión de su pensamiento sobre el valor de la visión cristiana de la vida frente a la que tenían las doctrinas ateas y materialistas dominantes no le granjeó el aprecio del régimen. Se hizo "culpable" de ser un distinguido intelectual y educador, y un apasionado de la causa de la unidad entre la Iglesia Oriental y la Iglesia Latina. Él mismo había sido ordenado sacerdote en el rito Bizantino.

Pavel Djidjov era el más joven de los tres (nacido en 1919). Buen atleta, hombre práctico, con estudios de Economía, se le confió la gestión financiera de la misión asuncionista de Bulgaria, pero volcó lo mejor de sus energías en la educación de la juventud. Durante sus años de profesor en la escuela asuncionista de Varna, en el Mar Negro, se hizo notar por su postura nada ambigua respecto del Partido en Bulgaria. Se hizo "culpable" de defender la libertad religiosa frente a un régimen totalitario; era muy querido de sus alumnos y firme en su lealtad hacia la Iglesia.

Josaphat Chichkov el de más edad de los tres (nacido en 1884), ha sido durante mucho tiempo profesor y educador de jóvenes aspirantes al sacerdocio. Era un hombre sencillo, especialmente eficaz con los alumnos que tenían dificultades; y un tecnófilo, que para su ministerio echaba mano de las herramientas "modernas" apenas se inventaban (máquinas de escribir de caracteres cirílicos, cámaras de cine y gramófonos). Acusado de espiar a favor del Vaticano y de las potencias occidentales, fue en realidad "culpable" de ser un buen educador y muy popular, y un pastor afectuoso.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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