JMJ
Pax
El que me sirve será honrado por mi Padre
† Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
San Lorenzo (10 de ago)
Antífona de Entrada
Alegrémonos hoy con la festividad de san Lorenzo, quien se entregó al servicio de los pobres de la Iglesia, mereció sufrir el martirio y reina gloriosamente con Cristo.
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que hiciste resplandecer al diácono san Lorenzo por su fidelidad al servicio de los demás y su glorioso martirio, concédenos, por su intercesión, amar a Cristo como él lo amó y servirlo en los hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Primera Lectura
Al que da de buena gana lo ama Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-10
Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: "Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente".
Dios, que proporciona semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 11
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.
No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y en paz su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Al pobre san limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me siga no caminará en la oscuridad, y tendrá la luz de la vida, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
El que me sirve será honrado por mi Padre
† Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 24-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos al celebrar al diácono san Lorenzo y haz que este sacrificio eucarístico ayude a nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los apóstoles, cimientos de la Iglesia y testigos de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque cimentaste tu Iglesia sobre la roca de los Apóstoles, para que ella fuera en el mundo signo permanente de tu santidad y anunciara a los hombres, tu mensaje de salvación.
Por eso,
con todos los ángeles y llenos de profunda devoción, te alabamos ahora y siempre, diciendo:
Antífona de la Comunión
El que quiera servirme, que me diga, dice el Señor, y donde yo estoy, allí estará mi servidor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía, que hemos celebrado a conmemorar la fiesta de san Lorenzo, nos haga participar, Señor, más profundamente de los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
19ª semana. Miércoles
EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
— Promesa e institución del sacramento de la Penitencia. Dar gracias por este sacramento.
— Razones para este agradecimiento.
— Solo el sacerdote puede perdonar los pecados. La Confesión, un juicio de misericordia.
I. Jesús conoce bien nuestra flaqueza y debilidad. Por eso instituyó el sacramento de la Penitencia. Quiso que pudiéramos enderezar nuestros pasos, cuantas veces fuera necesario; tenía el poder de perdonar los pecados y lo ejerció repetidas veces: con la mujer sorprendida en adulterio1, con el buen ladrón suspendido en la cruz2, con el paralítico de Cafarnaún3... Vino a buscar y salvar lo que estaba perdido4, también ahora, en nuestros días.
Los Profetas habían preparado y anunciado esta reconciliación del todo nueva, del hombre con Dios. Así se refleja en las palabras de Isaías: Venid y entendámonos –dice Yahvé–. Aunque vuestros pecados fuesen como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque fuesen rojos como la púrpura, llegarán a ser como la blanca lana5. Fue esta también la misión del Bautista, que vino a predicar un bautismo de penitencia para la remisión de los pecados6. ¿Cómo se extrañan algunos de que la Iglesia predique la necesidad de la Confesión?
Jesús muestra su misericordia, de modo especial, en su actitud con los pecadores. "Yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción (Jer 29, 11), declaró Dios por boca del profeta Jeremías. La liturgia aplica esas palabras a Jesús, porque en Él se nos manifiesta con toda claridad que Dios nos quiere de este modo. No viene a condenarnos, a echarnos en cara nuestra indigencia o nuestra mezquindad: viene a salvarnos, a perdonarnos, a disculparnos, a traernos la paz y la alegría"7. Y no solo quiso que alcanzasen el perdón aquellos que le encontraron por los caminos y ciudades de Palestina, sino también cuantos habrían de venir al mundo a lo largo de los siglos. Para eso dio la potestad de perdonar los pecados a los Apóstoles y a sus sucesores a lo largo de los siglos. De modo solemne prometió el Señor a Pedro el poder de perdonar los pecados, cuando este le reconoció como Mesías8. Poco tiempo después –se lee en el Evangelio de la Misa de hoy9– lo extendió a los demás Apóstoles: Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el Cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el Cielo. La promesa se hizo realidad el mismo día de la Resurrección: Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, a quienes se los retuviereis les serán retenidos10. Fue el primer regalo de Cristo a su Iglesia.
El sacramento de la Penitencia es una expresión portentosa del amor y de la misericordia de Dios con los hombres. "Porque Dios, aun ofendido, sigue siendo Padre nuestro; aun irritado, nos sigue amando como a hijos. Solo una cosa busca: no tener que castigarnos por nuestras ofensas, ver que nos convertimos y le pedimos perdón"11. Demos gracias al Señor en nuestra oración de hoy por el don tan grande que significa poder ser perdonados de errores y miserias; ahora, en la oración ante Él, podemos preguntarnos: ¿son hondas y bien preparadas nuestras confesiones?
II. El incomparable bien que el Señor nos otorgó al instituir el sacramento de la Penitencia se desprende de muchas razones, que nos mueven a ser agradecidos con Él y a amar cada vez más este sacramento. Su consideración nos ayudará también a cuidar mejor la frecuencia con la que lo recibimos.
En primer lugar, la Confesión no es un mero remedio espiritual que el sacerdote posee para sanar el alma enferma o incluso muerta a la vida de la gracia. Esto es mucho, pero a nuestro Padre Dios le pareció poco. Y lo mismo que el padre de la parábola no concedió el perdón a su hijo a través de un emisario, sino que corrió él en persona a su encuentro, así el Señor, que anda buscando al pecador, se hace presente en la persona del confesor y nos acoge. Cristo mismo, por medio del sacerdote, nos absuelve, porque cada sacramento es acción de Cristo.
En la Confesión encontramos a Jesús12, como le encontró el buen ladrón, o la mujer pecadora, o la samaritana, y tantos otros...; como el mismo Pedro, después de sus negaciones. Por ser la remisión de los pecados una acción de Cristo, es a la vez una acción de su Cuerpo Místico inseparable, que es la Iglesia.
También hemos de dar gracias por la universalidad de este poder otorgado a la Iglesia, en la persona de los Apóstoles y de sus sucesores. El Señor está dispuesto a perdonarlo todo, de todos y siempre, si encuentra las debidas disposiciones. "La omnipotencia de Dios –dice Santo Tomás– se manifiesta, sobre todo, en el hecho de perdonar y usar de misericordia, porque la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonar libremente"13.
Jesús nos dice: he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia14. En la Confesión nos da la oportunidad de vaciar el alma de toda inmundicia, de limpiarla bien: "Imagina que Dios te quiere hacer rebosar de miel: si estás lleno de vinagre, ¿dónde va a depositar la miel?, pregunta San Agustín. Primero hay que vaciar lo que contenía el recipiente (...): hay que limpiarlo aunque sea con esfuerzo, a fuerza de frotarlo, para que sea capaz de recibir esta realidad misteriosa"15. De este modo, con ese pequeño esfuerzo que supone la delicada recepción frecuente del sacramento, el examen diligente, el dolor y el propósito bien hechos, el Espíritu Santo va logrando en nuestra alma la delicadeza de conciencia: no la conciencia escrupulosa, que ve pecado donde no lo hay, sino la finura interior que afianza una fuerte decisión de tener horror al pecado mortal y de huir de las ocasiones de cometerlo, a la vez que hace crecer el empeño sincero de detestar el pecado venial. De este modo, la Confesión nos llena de confianza en la lucha, y quienes la practican experimentan que es ciertamente "el sacramento de la alegría"16. ¿Cómo no agradecer al Señor esa muestra patente de su misericordia? ¿Cómo no valorar –y dar a conocer a otros– cada vez más este sacramento?
Con la eficacia silenciosa de su acción incesante, en el sacramento de la Penitencia el Espíritu Santo nos va dando el "sentido del pecado", nos enseña a dolernos más, a valorar con más profundidad la ofensa a Dios, e infunde en nosotros un espíritu filial de desagravio y de reparación. Por eso, la Confesión puntual, contrita, bien preparada, es manifestación inequívoca de espíritu de penitencia. Agradezcamos al Espíritu Santo haber inspirado a los Pastores de la Iglesia el fomento de la Confesión frecuente17: con ella progresamos en la humildad, combatimos con eficacia las malas costumbres –hasta desarraigarlas–, podemos hacer frente a la tibieza, robustecemos nuestra voluntad y aumenta en nosotros la gracia santificante, en virtud del sacramento mismo18. ¡Cuántos beneficios nos concede el Señor a través de este sacramento!
III. La potestad de perdonar los pecados fue entregada a los Apóstoles y a sus sucesores19. Solo tiene facultad de perdonar los pecados quien haya recibido el Orden sacramental. San Basilio comparaba la Confesión con el cuidado a los enfermos, comentando que así como no todos conocen las enfermedades del cuerpo, tampoco las enfermedades del alma las puede curar cualquiera20. Pero, a diferencia de los médicos, al sacerdote no le viene su poder de su ciencia, ni de su prestigio, ni de la comunidad, sino que le llega directa y gratuitamente de Dios, a través del sacramento del Orden.
Por disposición divina, para mejor ayudar al penitente a ser sincero y a profundizar en las raíces de su conducta, así como para defender la pureza del Cuerpo Místico de Cristo, el confesor, que hace las veces de Cristo, debe juzgar las disposiciones del pecador –el dolor y propósito de la enmienda– antes de admitirle por la absolución a una más plena comunión con la Iglesia. Por eso, el sacramento de la Penitencia es un verdadero juicio al que se somete el pecador21; pero es un juicio que se ordena al perdón del que se declara culpable. "¡Mira qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios! —Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona.
"¡Bendito sea el santo Sacramento de la Penitencia!"22.
El sacerdote no podría absolver a quien no está arrepentido de su pecado; a los que, pudiendo, se niegan a restituir lo robado; a quienes no se deciden a abandonar la ocasión próxima de pecado; y, en general, a quienes no se proponen seriamente apartarse de los pecados y enmendar su vida. Ellos mismos se excluyen de esta fuente de misericordia.
El juicio del sacramento de la Penitencia es, en cierto modo, adelanto y preparación del juicio definitivo, que tendrá lugar al final de la vida. Entonces comprenderemos en toda su profundidad la gracia y la misericordia divina en el momento en que se nos perdonaron los pecados. Nuestro agradecimiento no tendrá entonces límites, y se manifestará en dar gloria a Dios eternamente por su gran misericordia. Pero el Señor nos quiere también agradecidos en esta vida. Demos gracias a Dios y pidamos que nunca falten en su Iglesia sacerdotes santos, dispuestos a impartir este sacramento con amor y dedicación.
1 Jn, 8, 11. — 2 Lc 23, 43 — 3 Mc 2, 1-12. — 4 Lc 19, 10. — 5 Is 1, 18. — 6 Mt 1, 4. — 7 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 165. — 8 Mt 16, 17-19. — 9 Mt 18, 18. — 10 Jn 20, 23. — 11 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 22, 5. — 12 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7. — 13 Santo Tomás, Suma Teológica, 1, q. 25, a. 3 ad 3. — 14 Jn 10, 10. — 15 San Agustín, Comentario a la 1ª Epístola de San Juan, 4. — 16 Cfr. Pablo VI, Audiencia general 23-III-1977. — 17 Cfr. Pío XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943, 39. — 18 Ibídem. — 19 Cfr. Ordo Paenitentiae, 9. — 20 San Basilio, Regla breve, 288. — 21 Cfr. Conc. de Trento, ses. XIV, cap. 5; Dz 899. — 22 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 309.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: THE UNIVERSAL LIVING ROSARY ASSOCIATION
SANTA FILOMENA
Virgen y mártir, intercesora de milagros
El gran nombre de FILOMENA significa en latín estas palabras: FILIA LUMINIS, es decir, HIJA DE LA LUZ. Ella ilumina en esta época oscura y corrupta, confundiendo la sonrisa de desprecio del materialismo. Ella es la PATRONA DE LOS HIJOS DE MARÍA. Hoy, su misión, es atraernos a nosotros al Inmaculado Corazón de María por medio de la imitación de su heroica virtud de la pureza, obediencia y humildad. Santa Filomena es ÁNCORA DE ESPERANZA, en esta oscura época de desesperanza.
Los rigurosos Últimos Tiempos han llegado. Están clara y universalmente marcados por el ocultismo, modernismo, materialismo, espiritismo, desesperanza y una general apostasía de la Fe. Desde los comienzos del Cristianismo, nunca las fuerzas de las tinieblas han tenido tanto poder como en el día de hoy. Santa Filomena es ¡LA NUEVA LUZ DE LA IGLESIA MILITANTE! Este título le ha sido conferido a ella por San Juan María Vianney (El Santo Cura de Ars), heroico confesor y patrono de todos los párrocos.
Verdaderamente, poco se sabe históricamente de Santa Filomena. Su historia real comienza cuando sus santos restos mortales fueron encontrados en la oscuridad de las Catacumbas de Santa Priscila en las que descansaron hace unos mil setecientos años.
Pero Dios es maravilloso en sus santos, y Santa Filomena de modo impresionante ejemplifica esta frecuente y repetida verdad. Después de permitir que su nombre y su memoria fueran sepultados por siglos junto a sus restos mortales, Él atrajo la atención de la Humanidad hacia esta pequeña doncella mártir, y ahora obra asombrosos prodigios en nombre de ella, como si deseara mostrar de esta manera, que Él quiere recompensar el largo tiempo que permitió que ella permaneciera en la oscuridad.
Las reliquias de Santa Filomena fueron desenterradas a principios de siglo XIX, el 24 de Mayo de 1802. El emblema del lirio y la palma estaba grabado en el sepulcro de la santa para indicar su virginidad y su martirio. También había un ancla, un látigo, y tres flechas, dos apuntando en dirección opuesta, y una con la línea curvada en ella, significando fuego e intentando simbolizar los diferentes tormentos que la mártir sufrió en testimonio de su fe y amor a Jesucristo.
Santa Filomena fue formalmente elevada a los altares por Su Santidad el Papa Gregorio XVI en una infalible declaración hecha pública en nombre de la Santa Madre Iglesia para edificación de todos los fieles y para Gloria de Dios en el tiempo y en la Eternidad.
El mismo Papa fue testigo de la curación milagrosa de PAULINE JARICOT, fundadora del Rosario Viviente, en el Santuario de Santa Filomena en Mugnano, Italia.
La historia de la vida de Santa Filomena está basada en revelaciones privadas hechas por la santa en 1863 a tres personas diferentes, en respuesta a las oraciones de varios devotos de Santa Filomena, para permitirles que sepan saber quién era ella y como hizo frente al martirio.
Esas personas favorecidas eran un joven artista de buena moral y piadosa vida, un celoso sacerdote y una devota monja de Nápoles, la Venerable Madre María Luisa de Jesús. Mientras que la Santa Sede no garantiza la autenticidad de las pretendidas revelaciones, el Santo Oficio dió su autorización para la difusión el 21 de Diciembre de 1883.
Nuestra bella Santa Filomena salió de los brazos de su madre para morir por Cristo, los lictores (Magistrados de Justicia de la antigua Roma) han cortado con el hacha el joven lirio y piadosas manos la han recogido para depositarla en el sepulcro. Esta verdadera heroína pisoteó toda la vanidad del mundo debajo sus pies y eligió los múltiples tormentos en lugar de renunciar a sus votos por Nuestro Salvador Crucificado. ¡Qué modelo de constancia y de toda virtud! Animémonos a ir a ella cuando seamos probados. ¡Permitámonos todos con ilimitada confianza implorar su intercesión!
SANTA FILOMENA
"el descubrimiento de sus reliquias"
Las reliquias del Santa Filomena fueron descubiertas al principio del siglo XIX. El 24 de mayo de 1802, durante las excavaciones que se están haciendo continuamente en las Catacumbas romanas, un sepulcro fue traído a la luz. Tres losas juntas, cerrando la entrada, y en ellas eran una inscripción que se parecía decir:
LUMENA PAXTE CUM EL FI
Las escrituras estaban en pintura roja y fueron rodeadas con símbolos cristianos. Después de que un estudio, era evidente que estas losas habían sido puestas desordenadamente, o con demasiada rapidez, o alguien no familiarizado con el latín, las había puesto en orden equivocado. Luego de ordenarse correctamente, leyeron:
PAXTE CUM FI LUMENA
(Pax tecum Filumena!)
¡LA PAZ SEA CONTIGO, FILOMENA!
Cuando, en el día siguiente, las losas de piedra fueron quitadas, allí fue encontrado dentro del lugar del entierro un vaso fino, quebrado a la mitad, que en la pared interna del mismo estaba cubierta con sangre coagulada. Era la sangre que había sido recogida en la muerte del martirio, según la costumbre de los cristianos durante las persecuciones, y puesta con los restos como testimonio de su muerte en el martirio. Esta sangre fue aflojada de los pedazos quebrados del vaso a los cuales estaban adheridos, y puestos cuidadosamente en una urna de cristal. Sorprendieron ver que estas pequeñas partículas de sangre, tan pronto como cayeron en la urna, brillaban como el oro o la plata pulido, o brillaran como diamantes y joyas preciosas, o, eran otra vez resplandecientes con todos los colores del arco iris. Este fenómeno extraordinario continúa hasta el día de hoy.
En la tumba de la santa estaban los emblemas de un lirio y de una palma, indicando su virginidad y su martirio. Había también un ancla, un látigo, y tres flechas, dos que señalaban en direcciones opuestas, y una con una línea curvada sobre ella, significando el fuego, intentando simbolizar los diferentes tormentos en los cuales la mártir soportó en testimonio de su fe y amor por Jesucristo.
TRANSLADO DE SUS SANTOS RESTOS
Después que las reliquias de la santa fueron exhumadas, fueron llevadas a Roma en el año 1805. En aquella época, Canon Francis de Lucia de Mugnano, de una ciudad pequeña cerca de Nápoles, visitó Roma. Tenía el deseo ardiente de procurar las reliquias de algún santo mártir para su capilla privada. El obispo de Potenza, al cual él había acompañado a Roma, apoyó su petición, y Canon Francis de Lucia obtuvo permiso para visitar el Tesoro de las reliquias, una gran sala en donde los restos exhumados de varios santos están preservados. Al detenerse brevemente ante las reliquias de Santa Filomena, se sintió repentinamente lleno de una alegría espiritual indescriptible, e inmediatamente pidió por ellas. Era muy difícil que las reliquias fueran finalmente consignadas a él, puesto que era contrario a la costumbre conceder tales tesoros a un simple sacerdote. Con las negociaciones de un amigo, el cuerpo de otro santo al principio se lo dieron a él, el cual lo aceptó con renuencia.
Mientras tanto, Canon de Lucia enfermó muy grave. El rezó a Santa Filomena y fue curado inmediatamente. Esto renovó sus intentos de procurar sus reliquias, y poco después, estas dificultades que parecían insuperables, fueron finalmente superadas y se las dieron en posesión, con lo cual él las hizo llevar a Nápoles. Allí las reliquias fueron embutidas en una imagen de la Santa, especialmente hecha para ese propósito. Pronto ocurrieron muchos milagros. La señora Angela Rose, había sufrido doce años de una enfermedad incurable; ella pidió la intercesión de la Santa y fue curada inmediatamente. Otros, obtuvieron también curaciones maravillosas.
TRANSLADO DE SUS RELIQUIAS A MUGNANO
El 10 de agosto de 1805, las reliquias del santo fueron llevadas a Mugnano, a una ciudad de la colina cerca de Nápoles y al hogar de Canon de Lucia. Milagros continuos de todo tipo acompañaron este traslado. El día antes de su llegada, con las oraciones de los habitantes, una lluvia abundante restableció los campos y los prados de Mugnano después de una larga sequía.
El señor Miguel Ulpicella, abogado, que no había podido dejar su habitación por seis semanas, tuvo las reliquias y luego volvió completamente sano a su hogar. Una señora de posición tenía una úlcera cancerosa y su mano requería de una operación. La reliquia de la Santa fue traída a ella, y por la tarde se la puso en la herida. A la mañana siguiente que debía ir a cirugía para ser operada, ella encontró para su sorpresa que la herida había desaparecido.
El relicario de Santa Filomena en Mugnano se convirtió en la escena de los prodigios más maravillosos. Entre éstos estaba la curación de Pauline Jaricot, conocido como el "gran milagro de Mugnano". Después de esta curación, y luego de una larga y madura deliberación, llevó a la aprobación formal del culto a Santa Filomena por el Papa Gregorio XVI, que lo declaró un milagro de primera clase. El Papa, en su decreto, llamó a la Santa "la milagrosa (obradora de maravillas) del siglo XIX". Este título, como millares atestiguan, no son menos en nuestros días, porque sus milagros son tan numerosos y tan brillantes como siempre.
SAN JUAN MARIA VIANNEY (El Santo Cura de Ars) Y SANTA FILOMENA
La pequeña ciudad de Ars, Francia, ha llegado a ser famosa a través de la santa vida y de las obras de San Juan María Vianney. Y él quizás más que cualquier otro, ha traído la atención del mundo al poder de su Santa favorita entre los santos: Santa Filomena.
Él era de pedirle todo tipo de favores, y dice de ella que es "el milagro próximo" por los extraordinarios prodigios que ella obra. Santa Filomena solucionó sus problemas financieros, ella convirtió pecadores; curó enfermedades gravísimas; y obró innumerables milagros en respuesta a sus simples oraciones. Muchos de ellos están registrados en la biografía del santo, pero los milagros no registrados, estos solos, podrían llenar un volumen.
Una persona se acercó al Cura de Ars y le dijo una vez: "¿es verdad, Padre que Santa Filomena le obedece?". A lo cual contestó el sacerdote santo, "¿y porqué no? si Dios mismo me obedece en el Altar" ("obedece": se refiere a que por obra de Dios a través del sacerdocio en la Misa se realiza milagrosamente la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, es decir, Jesús "obedece" por amor al sacerdote en este caso). Él sentía constantemente la proximidad de su presencia y se dirigía a ella con nombres más familiares y no ahorró ningún esfuerzo en inducir a otros a que invoquen su intercesión en sus necesidades de cuerpo y alma. Él decía a menudo: "Hijos míos, Santa Filomena tienen gran poder con Dios, y ella tiene, por otra parte, un corazón buenísimo; roguemos a ella con confianza. Su virginidad y generosidad en el abrazo de su martirio heroico la han hecho tan agradable a Dios que Él nunca rechazará cualquier cosa que ella le pida para nosotros." Se decía que el Cura de Ars hacía todo por ella y Santa Filomena hacía todo por él.
El Cura de Ars primero conoció el maravilloso poder de Santa Filomena a través de una amiga suya: PAULINE JARICOT, la Fundadora de la Sociedad para la Propagación de la Fe y del Rosario Viviente. Ella en 1835 fue milagrosamente curada de un desesperante mal por la intercesión de Santa Filomena. La Señorita Jaricot, le ofreció a él la parte de una preciosa reliquia de la Santa que ella había obtenido del relicario de Mugnano y el Cura de Ars la recibió como una valiosísima joya. Inmediatamente se puso a trabajar para erigir una capilla en Ars para estas reliquias que muy pronto dieron lugar a innumerables curaciones, conversiones y milagros.
Lleno de un intenso amor por esta pequeña santa, la eligió a ella como su especial patrona celestial y comprometió a ella por voto. Siempre hablaba de la santa y recomendaba le hagan Novenas por incontables intenciones de todo tipo que las personas le referían. Advirtió seriamente a los enfermos para que recen a Santa Filomena y los bendecía e instruía en la Novena para que la rezaran y siempre se impresionaba por todas las curaciones de esta pequeña santa, a la cual, después de Dios, le estaba totalmente agradecido. Miles de personas vinieron a la capilla de Ars en peregrinación, con el propósito de invocar el auxilio de Santa Filomena en sus necesidades y pruebas. Evidencias tangibles de favores obtenidos, los milagros obrados, las conversiones realizadas, las oraciones escuchadas son la respuesta de Santa Filomena.
Debido al fervor de la devoción del Cura de Ars a Santa Filomena, y las numerosas curaciones y favores obtenidos por su intercesión, toda Francia pronto elevó su nombre. Cada diócesis tenía altares y las capillas o las iglesias se dedicaron a ella. Pero la devoción a la santa no sólo fue en Francia. Los reyes, las reinas, los cardenales, los obispos, los sacerdotes, y muchos religiosos y fieles a través del mundo la aclaman como su patrona celestial.
HISTORIA DE SANTA FILOMENA
(como le fue revelada a la Madre María Luisa de Jesús)
Mi querida hermana:
Soy la hija de un príncipe que gobernó un pequeño estado en Grecia. Mi Madre también era de sangre real; y como no tenían hijos, ambos permanecían en la idolatría con la intención de obtener algo, y continuamente ofrecían sacrificios y plegarias a sus falsos dioses. Un doctor de Roma, de nombre Publius -ahora está en el Cielo- vivía en el palacio al servicio de mi padre; él profesaba el Cristianismo. Al ver la aflicción de mis padres y movido por la ceguera de ellos y por el impulso del Espíritu Santo, les habló de nuestra fe, he incluso les prometió posteridad si consentían en recibir el bautismo. La gracia que acompañó sus palabras iluminó sus entendimientos y triunfó por encima de sus voluntades: se hicieron Cristianos y obtuvieron la gran deseada felicidad que Publius les había prometido en premio a su conversión.
Al momento de mi nacimiento, me dieron el nombre de LUMENA, en alusión a la luz de la fe, de donde era, y lo que era: su fruto. Y el día de mi bautismo me llamaron FILOMENA, o hija de la luz porque ese día había nacido a la fe. El afecto que mis padres me tenían era tan grande que procuraban siempre tenerme con ellos. Era por esta razón por la cual me llevaron a Roma, en este viaje que mi padre estaba obligado a realizar en ocasión de una injusta guerra en la que estaba amenazado por el orgulloso Dioclesiano. Yo tenía entonces 13 años. Cuando llegamos a la capital del mundo, los tres nos conducimos al palacio del Emperador en la que fuimos admitidos en audiencia.
Tan pronto como Dioclesiano me vio, sus ojos se fijaron en mí, se mostró bien predispuesto de esta manera durante todo el tiempo que mi padre manifestó con animados sentimientos todo lo que pudiera servir en su defensa. Tan pronto como cesó de hablar, el emperador lo tranquilizó para que no estuviera más perturbado y que abandone todo miedo, que él debía pensar solamente en vivir en la felicidad: "Yo pondré a tu disposición toda la fuerza de mi imperio y te pediré a cambio sólo una cosa, que es, la mano de tu hija". Mi padre, deslumbrado con el honor, era mucho más de lo que esperaba, y de buena gana accedió a la propuesta del emperador, y cuando retornamos a nuestra casa, mi padre y mi madre hicieron todo lo que pudieron para inducir a rendirme a los deseos de Dioclesiano y los suyos.
"¡QUÉ!" les dije a ellos, "¿POR EL AMOR DE UN HOMBRE YO DEBO ROMPER LA PROMESA QUE HICE HACE DOS AÑOS A JESUCRISTO?
Mi virginidad pertenece a Él, y ya no puedo disponer de ella".
"¿Pero tú eres muy joven para realizar ese compromiso?" y me lanzó las más terribles amenazas con el fin de que aceptara la mano de Dioclesiano. La gracia de Dios me hizo invencible, y mi padre, que no pudo convencer al Emperador con las razones que alegó para ser dispensado de la promesa que había hecho, éste dió la orden que fuera traída a su presencia.
Tuve que soportar de antemano un nuevo ataque de enojo y afecto de mi padre. Mi madre, uniendo sus esfuerzos a los de él, se esforzó para conquistar mi resolución. Caricias, amenazas, todo fue utilizado para que aceptara. Por último vi a los dos caer de rodillas y decir con lágrimas en los ojos: "¡Hija mía, ten compasión de tu padre, de tu madre, de este imperio, y de este asunto!" "¡No, no!", les contesté; "Dios y la virginidad por la cual he hecho voto con Él, está antes que todo, antes que ustedes, antes que el imperio. Mi Reino es el Cielo". Mis palabras los hundieron en la desesperación, y me llevaron ante el emperador, que por su parte, hizo todo lo posible por ganarme; pero sus promesas, sus seducciones, sus amenazas, fueron igualmente inútiles. Él, entonces, entró en un violento acceso de ira e influenciado por el Demonio me encerró en una de las prisiones del palacio en la cual fui inmediatamente encadenada pensando que el dolor y la vergüenza debilitarían el valor que mi Divino Esposo me inspiraba.
Venía todos los días a verme y después que me soltaba las cadenas y que había tomado la pequeña porción de pan y agua que recibía de alimento, él renovaba sus ataques, algunos de ellos, si no hubiera sido por la gracia de Dios, podrían haber sido fatales para mi pureza.
Las derrotas que él siempre experimentaba eran para mí los preludios de nuevas torturas; pero la oración me sostenía. No cesaba de encomendarme a Jesús y su Purísima Madre.
Mi cautiverio había durado treinta siete días, cuando, en el medio de una luz divina, vi a María con su Divino Hijo en sus brazos, y Ella me decía: "Hija mía, tres días más de prisión, y después de 40 días dejarás este lugar de sufrimiento". Estas felices noticias llenaron mi corazón de alegría, pero la Reina de los Ángeles había agregado que antes de salir de prisión sería sometida a grandes tormentos mucho más terribles que los anteriores. Entonces caí inmediatamente de la alegría a la más cruel angustia y pensé que moriría, entonces María me dijo: "Ten valor, Hija mía, ¿no sabes el amor y la predilección que tengo por ti? El nombre que has recibido en tu bautismo es garantía de ello, y la semejanza que tiene con Mi Hijo y conmigo. Como tú te llamas Lumela y tu Esposo se llama Luz, Estrella, Sol; y como soy llamada, Aurora, Estrella, la Luna en su máximo fulgor y el Sol. No temas, yo te asistiré. Ahora que tu naturaleza se debilita, con toda justicia, en su momento, la gracia te prestará sus fuerzas y el Ángel, que también es mi Ángel, Gabriel, que su nombre expresa fortaleza, vendrá en tu auxilio. Te recomendaré especialmente a él para tu cuidado como mi más querido bien." Estas palabras de la Reina de la Vírgenes me dieron nuevamente valor y la visión desapareció, dejando la prisión llena de un perfume celestial.
Como Ella me lo había anunciado, así prontamente ocurrió. Dioclesiano, desesperado por doblegarme, tomó la decisión de torturarme en público y el primer tormento al que me sometió fue el de azotarme y él dijo: "Debido a que ella no se avergüenza de preferir a un malhechor, condenado por su mismo pueblo a una muerte infame, en lugar de un emperador como yo, entonces merece que mi justicia la trate a ella como él fue tratado". Entonces ordenó que me quitaran la ropa y que fuera atada a una columna y en la presencia de un gran número de personas de la corte, fui azotada con tal violencia que mi cuerpo, bañado en sangre, parecía todo una sola herida. El tirano percibió que me debilitaba y moriría, entonces fui quitada de su vista y arrastrada de nuevo a prisión y él creyó que respiraría mi último suspiro.
Pero Dioclesiano fue decepcionado, y tenía en mí una encantadora esperanza de irme rápidamente a unirme con mi Esposo, pero dos ángeles, con luces brillantes, se me aparecieron y vertieron sobre mis heridas un saludable bálsamo, dejándome más vigorosa de lo que había estado antes de la tortura. A la mañana siguiente el Emperador fue informado de ello y fui traída a su presencia, y me miró atónito, bucándome persuadir que mi curación fue obrada por Júpiter a quién el adora, y dijo: "El ha decidido positivamente que tú serás la emperatriz de Roma" y lanzó seductoras palabras y promesas de grandísimos honores y aduladoras caricias, esforzándose por completar el trabajo del Infierno que había comenzado; pero el Espíritu Santo al cual había encomendado mi constancia, llenó de luz mi entendimiento en ese instante para dar todas las pruebas de la solidez de nuestra Fe que ni Dioclesiano ni ninguno de sus cortesanos presentes pudieron nunca responder. Entonces se renovó su frenética ira y ordenó que fuera sumergida en las aguas del Tíber con un ancla en el cuello. La orden fue ejecutada, pero Dios permitió que esto no tuviera éxito, y en el momento que era precipitada al río y luego de ser cortarda milagrosamente la cuerda que me ataba al ancla mientras ésta cayó al fondo del Tíber y que sigue allí aún en el presente, fui transportada delicadamente a la vista de una inmensa multitud, a las orillas del río.
Este milagro obró un maravillo efecto en un gran número de espectadores y ellos se convirtieron a la fe; pero Dioclesiano, lo atribuyó a cierta magia secreta y me arrastraron por las calle de Roma y ordenó que me dispararan una lluvia de flechas y cuando las recibí, mi sangre fluía por todos lados; él ordenó, cuando estaba exhausta y moribunda, a ser llevada nuevamente al calabozo. El Cielo me honró nuevamente con un nuevo favor. Caí en un dulce sueño y me encontré cuando desperté perfectamente curada.. Dioclesiano aprendió. "¡Bien, entonces....!" lloró en un acceso de rabia, "dejemos por segunda vez que ella sea perforada por agudas flechas y déjenla morir en esa tortura". Ellos se apresuraron a obedecerle. Los arqueros doblaron sus arcos con todas sus fuerzas con la intención de lanzar las flechas, pero éstas, milagrosamente no salieron disparadas. El Emperador estaba presente y a la vista de esto se llenó de rabia, y dijo que era una maga, y pensó que la acción del fuego destruiría este "encantamiento". Entonces ordenó que las puntas de las flechas fueran calentadas en un horno al rojo vivo y con ellas mandó apuntar nuevamente contra mí. Y esta vez las flechas fueron disparadas, pero éstas, luego de recorrer parte de la distancia que las separaba de mí, tomaron milagrosamente la dirección contraria desde donde habían sido lanzadas y seis arqueros fueron muertos por estas y entonces varios de ellos renunciaron al paganismo y la gente comenzó a rendir público testimonio del poder de Dios que me había protegido.
Estas murmuraciones y aclamaciones hicieron temer al tirano de infligirme mayores castigos, entonces decidió terminar mis días ordenando que me cortaran la cabeza. Entonces mi alma voló a la presencia de mi Celestial Esposo, el cual me coronó con la corona de la virginidad y la palma del martirio, y distinguida con esta elección, tengo parte en el gozo de su Divina Presencia. Este día que fue tan feliz para mi por verme entrar en el Gloria, fue un Viernes, y la hora de mi muerte, la tres de la tarde: el mismo día y la misma hora en que el Divino Maestro expiró.
Sor María Luisa de Jesús, conocida antes como Cannela Ascione, nació en Barra el 23 de febrero de 1799. Cuando todavía era muy joven fue llamada a la santidad perfecta. Cuando solamente tenía 13 años tenía, como Santa Teresa, una visión de ver el infierno. Desde entonces, nuestra Cannela vivía una vida de oración y penitencia. A los 18 años se despidió de los alicientes del mundo, se colgó el hábito de las Hermanas Dominicanas y escogió el nombre Sor María Luisa de Jesús. Más adelante fundó la familia religiosa de "Oblatas de Nuestra Señora Dolorosa y Santa Filomena". Un día, después de haber recibido la Santa Comunión, absorta en un éxtasis, escuchó la voz de Nuestro Señor, diciéndole que le dio el regalo de interpretar el libro del Apocalipsis y luego le dio la explicación de toda las Sagradas Escrituras.
Sus obras admirables, comunican doctrina profunda, ascética, y teológica de una manera muy simple y clara.Fuero publicadas por los Padres Dominicanos de Imola, diócesis del Obispo Mastai Ferritti, quien llegó a ser el Papa Pio IX. Este Santo Padre tenía gran respeto por Sor María Luisa, y desde el principio de su pontificado, le escribía cartas personales llamándola siempre su "hija más querida".
El 10 de enero de 1875 (El cumpleaños de Santa Filomena) después de una vida totalmente dedicada al sacrificio por las almas, entregó su espíritu a Dios para recibir la recompensa merecida.
Oh gran Santa Filomena, Virgen y Mártir, obradora de maravillas de nuestra era, le doy las más fervientes gracias a Dios por los dones milagrosos otorgados a Vos, y os suplico impartirme una porción de las gracias y bendiciones de las cuales vos habéis sido el canal para tantas almas. Por la heroica fortitud con la cual confrontasteis la furia de tiranos y el disgusto de los poderosos antes que desviaros de vuestra alianza con el Rey del Cielo, obtened para mí pureza de cuerpo y alma, pureza de corazón y deseo, pureza de pensamiento y afecto.
Por vuestra paciencia bajo sufrimientos multiplicados, obtened para mí una aceptación sumisa de todas las aflicciones que pueda complacer a Dios enviarme y como vos escapasteis milagrosamente ilesa de las aguas del Tiber, en el que fuisteis arrojada por orden de vuestro perseguidor, así también yo pueda pasar a través de las aguas de tribulación sin detrimento a mi alma. Además de estos favores, obtened para mí, Oh esposa fiel de Jesús, la necesidad particular que ardientemente os recomiendo en este momento. Oh Virgen pura y Mártir santa, dígnate dirigir una mirada de piedad desde el Cielo sobre vuestro devoto siervo, consoladme en aflicción, asistidme en el peligro, sobre todo venid en mi auxilio a la hora de mi muerte. Guardad sobre los intereses de la Iglesia de Dios, rezad por su exaltación y prosperidad, la extensión de la Fe, por el Soberano Pontífice, por el clero, por la perseverancia del justo, la conversión de los pecadores, y el sufragio de las almas del Purgatorio, especialmente mis seres queridos. Oh gran Santa, cuyo triunfo celebramos en la tierra, interceded por mí, para que un día pueda contemplar la corona de gloria otorgada a vos en el Cielo y bendecir a El quien liberalmente recompensa por toda la eternidad los sufrimientos soportados por Su amor durante esta corta vida. Amén.
ORACIÓN
Oh Purísima Virgen, gloriosa Mártir Santa Filomena, quien Dios en Su poder eterno parece haber revelado al mundo en estos días desastrosos para revivir la fe, sostener la esperanza e inflamar la caridad en almas cristianas, contempladme postrada a vuestros pies. Dignaos, Oh Virgen llena de bondad y virtud, recibir mis humildes oraciones y obtener para mí esa pureza por la cual sacrificasteis los placeres más atractivos del mundo, esa fortaleza de alma que os hizo resistir los más terribles ataques y ese ardiente amor por nuestro Señor Jesucristo que los más temidos tormentos no pudieron extinguir en vos. Así que, imitándoos en esta vida, pueda algún día ser coronada con vos en el Cielo. Amén.
¡SANTA FILOMENA, PATRONA DE LOS HIJOS DE MARÍA, ROGAD POR NOSOTROS!
-SCTJM
Papas devotos a Santa Filomena
En nuestro amor por Santa Filomena seguimos bien la dirección y el ejemplo de los Romanos Pontífices:
Papa León XII (1823-1829) dio permiso para la erección de altares e iglesias en honor de Santa Filomena.
Papa Gregorio XVI, en Enero 30 de 1837, solemnemente la elevó al altar dando completa autoridad a su culto en todo el mundo católico y por toda la eternidad. Le dio el título de Patrona del Rosario Viviente:
Dice la Santísima Virgen María: "El Santo Rosario es el arma a la cual le teme el enemigo, es también el refugio de los que buscan alivio a sus pesares y es la puerta para entrar en mi corazón" (San Nicolás, 10.04.86)
La oración te llena de bendiciones y riega la fe ¡no dejes que se marchite! Reza al menos 3 minutos por día (sin horario) en la cadena de oración más grande del mundo, el Rosario Viviente. Escribe a RosarioViviente+subscribe@yahoogroups.com
Pío IX - En 1849 la nombró Patrona de los Hijos de María.
Papa San Pío X elevó la Archicofraternidad de Santa Filomena a Universal y nombró a San Juan Vianney su Patrón. Este Papa y gran Santo de la Santa Madre Iglesia solemnemente declaró: "... desacreditar las presentes decisiones y declaraciones concernientes a Santa Filomena como no siendo permanentes, estables, válidas y efectivas, necesarias de obediencia, y en completo efecto para toda la eternidad, procede de un elemento que es nulo y vano y sin mérito y autoridad." (1912)
Leo XIII - Antes de su elección al Papado, fue dos veces en peregrinación a su Santuario. Después de ser nombrado el Vicario de Cristo, le dio una cruz de mucho valor al Santuario. Aprobó la Confraternidad de Santa Filomena y la enriqueció con indulgencias. La elevó a Archicofraternidad.
Pío X - Elevó la Archicofraternidad a Universal y nombró a San Juan María Vianney su Patrón.
San Lorenzo |
Su nombre significa: "coronado de laurel".
Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.
Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontíice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.
En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.
La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que la Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás". Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.
Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todos los dineros y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candeleros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.
El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Vaya, recoga todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar".
Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".
Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!"
El alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente".
Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura.
Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso.
Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: "Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.
El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.
San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.
El santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.
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Fuente: Archidiócesis de Madrid || FrateFrancesco.org
Amadeo de Silva y Meneses, Beato Sacerdote Fundador, 10 de agosto
Sacerdote Fundador
Incluido en la historia y santoral pacense. Hermano de Santa Beatriz Silva y Meneses, fundadora de la Orden de las Concepcionistas. |
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Fuente: DonOrione.org.ar
Francisco Drzewiecki, Beato Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Presbítero y MártirMartirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beatos Francisco Drzewiecki, de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, y Eduardo Grzymala, presbíteros y mártires. Oriundos de Polonia, y devastada su patria durante la guerra, fueron encerrados en una cárcel extranjera, emigrando a Cristo desde la cámara de gas (1942).
Presbítero polaco de la Obra Don Orione que entregó su vida en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. |
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Fuente: Libro "Santos y Beatos de la Cartuja"
Lázaro Tiersot, Beato Presbítero y Mártir, 10 de agosto
Presbítero y MártirMartirologio Romano: En el brazo de mar frente a Rochefort, en la costa de Francia, beatos Claudio José Jouiffret de Bonnefont, de la Sociedad de San Sulpicio, Francisco Frangois, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, y Lázaro Tiersot, de la Orden de los Cartujos, todos presbíteros y mártires, que durante la Revolución Francesa, encerrados a una vieja nave, consumaron su martirio por el hecho de ser sacerdotes (1794).
Era profeso de la cartuja de Nyestra Sra. de Fontenay (18 de diciembre de 1769). Cuando fueron suprimidas las Órdenes monásticas, él se retiró a la ciudad de Avallón. Allí fue detenido el 19 de abril de 1793 siendo trasladado a Auxerre, desde donde, con otros 15 sacerdotes de Avallón, fue deportado un año mas tarde y se le embarcó en el buque Washington. Un compañero de infortunio llamado SOUDAIS, nos dejó después el siguiente testimonio sobre Dom Lázaro: "El primero de nuestro departamento que cayó enfermo fue el Padre TIERSOT, cartujo de Avallón, quien había ejercido en otro tiempo el cargo de Vicario en su Orden. Se atribuyó su enfermedad a la caritativa costumbre que había tomado de no acostarse durante 4 días, para no molestar a sus vecinos que se quejaban de no disponer de cama. . . El último día de su enfermedad, algunos de los nuestros le encontraron y le dijeron que pronto volvería a unirse a nosotros en el mismo departamento. Ante esta salida, sonrió y dijo: Mañana me toca a mí. Dentro de tres horas ya no estaré más en este mundo. |
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Fuente: LaVerdadCatólica.org
Arcángel de Calatafino Piacentini, Beato Presbítero, 10 de agosto
Martirologio Romano: En Alcami, en Sicilia, beato Arcángel de Calatafino Piacentini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne por su austeridad de vida y su amor a la soledad (1460).
Nativo de Calatafimi, Sicilia; Italia. Descendiente de la noble familia Piacentini o Piacenza. |
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Amadeo Gómez, Santo Biografía, 10 de agosto
Agosto 10
Etimológicamente significa "que ama a Dios". Viene de la lengua latina. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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