viernes, 15 de enero de 2016

Sábado de la Virgen María. 16/01/2016. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; toda la gente lo seguía y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su mesa de impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió.
Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían.
Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con pecadores y recaudadores de impuestos, preguntaron a sus discípulos:
"¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?"
Habiendo oído esto, Jesús les dijo:
"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

sab 1a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.

 

Oración Colecta

Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

 

Primera Lectura

Acerquémonos con plena confianza al trono de la gracia

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-16

Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos: penetra hasta lo más íntimo del alma, hasta lo más profundo del ser y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Así que toda criatura es transparente para Dios. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquél a quien hemos de rendir cuentas.
Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un sumo sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos, mantengámonos firmes en la fe que profesamos.

Pues no es él un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino que ha sido probado en todo como nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y encontrar la gracia de un socorro oportuno. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 18, 8.9.10.15

Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta: da consuelo al hombre; el mandato del Señor es verdadero: da sabiduría al ignorante.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Los preceptos del Señor son rectos: dan alegría al corazón; el mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

El temor del Señor es puro: permanece para siempre; los juicios del Señor son verdad: todos justos por igual.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Que te agraden mis palabras y mis pensamientos, Señor, roca mía, mi redentor.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena Noticia y a proclamar la liberación a los cautivos. Aleluya.
Evangelio

No he venido a llamar justos, sino pecadores

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; toda la gente lo seguía y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su mesa de impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió.
Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían.
Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con pecadores y recaudadores de impuestos, preguntaron a sus discípulos:
"¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?"
Habiendo oído esto, Jesús les dijo:
"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las ofrendas

Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Prefacio

Restauración universal en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas. Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor
y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

1ª Semana. Sábado

CONVIVIR CON TODOS

— Un cristiano no puede estar encerrado en sí mismo, despreocupado y ajeno a lo que pasa a su alrededor. Jesucristo, modelo de convivencia.

— La virtud humana de la afabilidad.

— Otras virtudes necesarias para la convivencia diaria: gratitud, cordialidad, amistad, alegría, optimismo, respeto mutuo...

I. Después de responder a la llamada del Señor, Mateo dio un banquete al que asistieron Jesús, sus discípulos y otras gentes. Entre estos, había muchos publicanos y pecadores, todos amigos de Mateo. Los fariseos se sorprenden al ver a Jesús sentarse a comer con esta clase de personas, y por eso dicen a sus discípulos: ¿Por qué come con publicanos y pecadores?1.

Pero Jesús se encuentra bien entre gentes tan diferentes. Se siente bien con todo el mundo, porque ha venido a salvar a todos. No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Y como todos somos pecadores y nos sentimos algo enfermos, Jesús no se separa de nosotros. En esta escena contemplamos cómo el Señor no rehúye el trato social; más bien lo busca. Se entiende Jesús con los tipos humanos y los caracteres más variados: con un ladrón convicto, con los niños llenos de inocencia y de sencillez, con hombres cultos y pudientes como Nicodemo y José de Arimatea, con mendigos, con leprosos, con familias... Este interés manifiesta el afán salvador de Jesús, que se extiende a todas las criaturas de cualquier clase y condición.

El Señor tuvo amigos, como los de Betania, donde es invitado o se invita en diversas ocasiones. Lázaro es nuestro amigo2. Tiene amigos en Jerusalén que le prestan una sala para celebrar la Pascua con sus discípulos, y conoce tan bien al que le prestará el pollino para su entrada solemne en Jerusalén que los discípulos pueden tomarlo directamente3.

Jesús mostró un gran aprecio a la familia, donde se ha de ejercer en primer término la convivencia, con las virtudes que esta requiere, y donde tiene lugar el primero y principal trato social. Así nos lo muestran aquellos años de vida oculta en Nazaret, de los que el Evangelista resalta, por delante de otros muchos pequeños sucesos que nos podría haber dejado, que Jesús Niño estaba sujeto a sus padres4. Debió de ser uno de los recuerdos imborrables de María en aquellos años. Para ilustrar el amor de Dios Padre con los hombres se sirve del amor de un padre para con su hijo (que no le da una piedra si pide pan, o una serpiente si le pide un pez)5. Resucita al hijo de una viuda en Naím6 porque se compadece de su soledad (era hijo único) y de su pena. Y Él mismo, en medio de los sufrimientos de la cruz, vela por su Madre confiándola a Juan7. Así lo entendió el Apóstol: y el discípulo, desde aquel instante, la recibió en su casa8.

Jesús es un ejemplo vivo para nosotros porque debemos aprender a convivir con todos, por encima de sus defectos, ideas y modos de ser. Debemos aprender de Él a ser personas abiertas, con capacidad de amistad, dispuestos siempre a comprender y a disculpar. Un cristiano, si de veras sigue a Cristo, no puede estar encerrado en sí mismo, despreocupado y ajeno a lo que pasa a su alrededor.

II. Una buena parte de nuestra vida se compone de pequeños encuentros con personas que vemos en el ascensor, en la cola de un autobús, en la sala de espera del médico, en medio del tráfico de la gran ciudad o en la única farmacia del pequeño pueblo donde vivimos... Y aunque son momentos esporádicos y a veces fugaces, son muchos en un día e incontables a lo largo de una vida. Para un cristiano son importantes, pues son ocasiones que Dios nos da para rezar por ellos y mostrarles nuestro aprecio, como corresponde a hijos de un mismo Padre. Y lo hacemos normalmente a través de esas muestras de educación y de cortesía, que se convierten fácilmente en vehículos de la virtud sobrenatural de la caridad. Son personas muy diferentes, pero todas esperan algo del cristiano: lo que Cristo hubiera hecho en nuestro lugar.

También tratamos a personas muy distintas en la propia familia, en el trabajo, en el vecindario..., con caracteres, formación cultural y humana y modos de ser muy diversos. Es necesario que nos ejercitemos en la convivencia con todos. Santo Tomás señala la importancia de esa virtud particular –que encierra en sí otras muchas–, que ordena "las relaciones de los hombres con sus semejantes, tanto en los hechos como en las palabras"9. Esta virtud particular es la afabilidad, que nos lleva a hacer la vida más grata a quienes vemos todos los días.

Esta virtud, que debe formar como el entramado de la convivencia, no causa quizá una gran admiración; sin embargo, cuando falta se echa mucho de menos, se vuelven tensas las relaciones entre los hombres y se falta frecuentemente a la caridad; a veces, este trato se torna difícil o quizá imposible. La afabilidad y las otras virtudes con las que se relaciona hacen amable la vida cotidiana: la familia, el trabajo, el tráfico, la vecindad... Son opuestas, por su misma naturaleza, al egoísmo, al gesto destemplado, al malhumor, a la falta de educación, al desorden, al vivir sin tener en cuenta los gustos, preocupaciones e intereses de los demás. "De estas virtudes –escribía San Francisco de Sales– es necesario tener una gran provisión y muy a mano, pues se han de estar usando casi de continuo"10.

El cristiano sabrá convertir los múltiples detalles de la virtud humana de la afabilidad en otros actos de la virtud de la caridad, al hacerlos también por amor a Dios. La caridad hace entonces de la misma afabilidad una virtud más fuerte, más rica en contenido y con un horizonte mucho más elevado. Debe practicarse también cuando es necesario tomar una actitud firme y continua: "Tienes que aprender a disentir –cuando sea preciso– de los demás, con caridad, sin hacerte antipático"11.

El cristiano, mediante la fe y la caridad, sabe ver hijos de Dios en sus hermanos los hombres, que siempre merecen el mayor respeto y las mejores muestras de atención y consideración12. Por eso, debemos estar atentos a las mil oportunidades que ofrece un día.

III. Todo el Evangelio es una continua muestra del respeto con que Jesús trataba a todos: sanos, enfermos, ricos, pobres, niños, mayores, mendigos, pecadores... Tiene el Señor un corazón grande, divino y humano; no se detiene en los defectos y deficiencias de estos hombres que se le acercan, o con los que Él se hace el encontradizo. Es esencial que nosotros, sus discípulos, queramos imitarle, aunque a veces se nos haga difícil.

Son muchas las virtudes que facilitan y hacen posible la convivencia: la benignidad y la indulgencia, que nos llevan a juzgar a las personas y sus actuaciones de forma favorable, sin detenernos mucho en sus defectos y errores; la gratitud, que es ese recuerdo afectuoso de un beneficio recibido, con el deseo de corresponder de alguna manera. En muchas ocasiones solo podremos decir gracias, o algo parecido; cuesta muy poco ser agradecidos, y es mucho el bien que se hace. Si estamos pendientes de quienes están a nuestro alrededor, notaremos qué grande es el número de personas que nos prestan favores diversos.

Ayudan mucho en la convivencia diaria la cortesía y la amistad. ¡Qué formidable sería que pudiéramos llamar amigos a las personas con quienes trabajamos o estudiamos, a los padres, a los hijos, a aquellas personas con las que convivimos o nos relacionamos!: amigos, y no solo colegas o compañeros. Esto será señal de que nos hemos esforzado en muchas virtudes humanas que fomentan y hacen posible la amistad: el desinterés, la comprensión, el espíritu de colaboración, el optimismo, la lealtad. Amistad particularmente honda dentro de la propia familia: entre hermanos, con los hijos, con los padres. La amistad resiste bien las diferencias de edad, cuando está vivificada por el ejemplo de Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, que ejercitó las virtudes humanas acabadamente, en plenitud.

En la convivencia diaria, la alegría, manifestada en la sonrisa oportuna o en un pequeño gesto amable, abre la puerta de muchas almas que estaban a punto de cerrarse al diálogo o a la comprensión. La alegría anima y ayuda al trabajo y a superar las numerosas contradicciones que a veces trae la vida. Una persona que se dejara llevar habitualmente de la tristeza y del pesimismo, que no luchara por salir de ese estado enseguida, sería un lastre, un pequeño cáncer para los demás. La alegría enriquece a los otros, porque es expresión de una riqueza interior que no se improvisa, porque nace de la convicción profunda de ser y sentirnos hijos de Dios. Muchas personas han encontrado a Dios en la alegría y en la paz del cristiano.

Virtud de convivencia es el respeto mutuo, que nos mueve a mirar a los demás como imágenes irrepetibles de Dios. En la relación personal con el Señor, el cristiano aprende a "venerar (...) la imagen de Dios que hay en cada hombre"13. También la de aquellos que por alguna razón nos parecen menos amables, simpáticos y divertidos. La convivencia nos enseña también a respetar las cosas porque son bienes de Dios y están al servicio del hombre. El respeto es condición para contribuir a la mejora de los demás, porque cuando se avasalla a otro se hace ineficaz el consejo, la corrección o la advertencia.

El ejemplo de Jesús nos inclina a vivir amablemente abiertos hacia los demás; a comprenderlos, a mirarlos con una simpatía inicial y siempre creciente, que nos lleva a aceptar con optimismo la trama de virtudes y defectos que existen en la vida de todo hombre. Es una mirada que alcanza las profundidades del corazón y sabe encontrar la parte de bondad que existe en todos. Una persona comprendida abre con facilidad su alma y se deja ayudar. Quien vive la virtud de la caridad comprende con facilidad a las personas, porque tiene como norma no juzgar nunca las intenciones íntimas, que solo Dios conoce.

Muy cercana a la comprensión está la capacidad para disculpar con prontitud. Mal viviríamos nuestra vida cristiana si al menor roce se enfriase nuestra caridad y nos sintiéramos separados de las personas de la familia o con quienes trabajamos. El cristiano debe hacer examen para ver cómo son sus reacciones ante las molestias que toda convivencia diaria suele llevar consigo. Hoy, sábado, podemos terminar la oración formulando el propósito de cuidar con esmero, en honor de Santa María, estos detalles de fina caridad con el prójimo.

1 Mc 2, 13-17. — 2 Jn 11, 11. — 3 Cfr. Mc 11, 3. — 4 Cfr. Lc 2, 51. — 5 Cfr. Mt 9, 7. — 6 Cfr. Lc 7, 11. — 7 Cfr. Jn 19, 26-27. — 8 Jn 19, 26-27. — 9 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 114, a. 1. — 10 San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III, 1. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 429. 12 Cfr. F. Fernández-Carvajal, Antología de textos, Palabra, 13ª edición actualizada y ampliada, Madrid 2003, voz Afabilidad. — 13 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 230.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Sierva de Dios, Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa
(1563 †1635)
Fiesta: 16 de Enero

Nació 1563 Biscaya, España. † Enero 16, 1635 Quito, Ecuador.

Mariana fue la primogénita de D. Diego Torres Cádiz y de Doña María Berriochoa Álvaro, que también tuvieron dos hijos varones; nació en el año 1563 en España.


En 1556, las piadosas mujeres de Quito, en comunión de ideales con su primer obispo, Don García Díaz Arias, habían elevado ferviente petición al Rey de España, Don Felipe II, para la fundación de un Monasterio de la Limpia Concepción.

La Navidad de 1534 fue una fiesta inolvidable para toda la comunidad, porque sabían que sus días se acortaban y todas querían unas palabras de la madre querida, que les decía entre otras cosas: "Mirad hijas mías, que mi destierro se ha prolongado mucho, todas mis hermanas fundadoras gozan ya de la visión de Dios, dentro de un mes y medio también yo os dejaré, como nos han dejado ellas".

 

La llama su biógrafo la "Monja que muere tres veces" porque se comprueba histórica y documentalmente que esta bendita monja, murió realmente en el año 1582; luego sigue viviendo y muere por segunda vez el 17 de septiembre de 1588, para resucitar y volver a morir definitivamente el 16 de enero de 1635 a la edad de 72 años.
A las tres de la tarde dejó de latir el corazón de Madre Marianita.

 

 

 

Bajo el Altar de una capilla interior del Monasterio de la Limpia Concepción, (Quito, Ecuador.)
Se conservan 4 de los cuerpos incorruptos de las Madres Fundadoras.
Uno de ellos es el de la Madre Mariana de Jesús Torres.

 

Profecías:

http://www.nuestrasenoradelbuensuceso.com/site/index.php?option=com_content&view=article&id=8&Itemid=5

 

Nota: se solicita donación para poner sus revelaciones en internet al costo de 5 centavos de dólar por página (son 3 libros de unas 200 pgs cada uno, total 600, 30 dólares): iesvs.org @gmail.com

 

 

San Marcelo
Papa

En la serie de los Pontífices (que hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre "Marcelo" significa: "Guerrero".

Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran.

Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio que llegó a ser muy famoso y se llamó "Cementerio del Papa Marcelo".

Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia. Unos (los rigoristas) decían que nunca más se les debía volver a aceptar. Otros (los manguianchos) decían que había que admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.

El Papa San Dámaso escribió medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado por haber sido acusado injustamente por un renegado.

El "Libro Pontifical", un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.

Un Martirologio (o libro que narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 209.

La casa de Lucina fue convertida después en "Templo de San Marcelo" y es uno de los templos de Roma que tiene por titular a un Cardenal.

Señor Dios: concédenos la gracia de no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.

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Honorato de Arles, Santo Obispo, Enero 16  

Honorato de Arles, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Arlés, ciudad de la Provenza, en la Galia (hoy Francia), san Honorato, obispo, que estableció el célebre monasterio en la isla de Lérins y después aceptó regir la sede de Arlés (429).

De familia galorromana y pagana, él y su hermano Venancio se convirtieron al cristianismo. Peregrinó a Grecia, donde entró en contacto con los monjes de aquellas tierras y conoció su modo de vida.

Sobre el año 410 regresó a la Galia. Deseaba residir como ermitaño en algún lugar apartado y se instaló en la isla Lerina, también llamada isla San Honorato, una de las islas Lérins, frente a Cannes. La isla era un lugar desierto e inhóspito donde abundaban las serpientes. Según la tradición, Honorato cayó de rodillas y se puso a rezar; muriendo todas las serpientes y dando orden al mar para que arrastrara sus cadáveres limpiando la isla.

Al cabo de un tiempo se le unieron otros compañeros y fundó el monasterio de Lérins, regido por la regla de san Pacomio. La comunidad creció y dio varios santos, teólogos y obispos como Hilario de Arlés, Vicente de Lerins, Cesáreo de Arlés, y se convirtió en un importante foco cultural.

A pesar de su mala salud era muy activo. Murió poco después de ser elegido arzobispo de Arlés.

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San José Vaz, Presbítero Misionero, Enero 16

Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, beato José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711).

Nació el 21 de abril de 1651, en India, fue el tercero de los seis hijos del matrimonio cristiano formado por Cristopher Vaz y María de Miranda,

Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el colegio de Sancoale, donde los estudios se realizaban en dos idiomas: el nativo y el portugués, además aprendió latín. Posteriormente estudió humanidades en la Jesuit Goa University especializándose en filosofía y teología en la San Thomas Aquinas Academy. Recibió la ordenación en 1676.

Abrió una escuela de latín en Sancoale para los posibles seminaristas. Muy devoto de Nuestra Señora, en 1677 se consagró como "esclavo de María", sellándolo con un documento conocido como su "Carta de Esclavitud".

Fue en esta época que él se enteró de las penurias de los católicos en Ceylon; quienes sufrían persecución de los protestantes holandeses, al punto que por 50 años no habían tenido sacerdote en su comunidad. Pidió permiso para trabajar en Ceylon, pero le solicitaron fuera a Kanara. Aceptó, pero sus pensamientos y corazón estaban en Ceylon.

Como Vicario en Kanara, predicó, oyó confesiones, visitaba enfermos, ayudó a los pobres, rescató a cristianos esclavizados y trabajó para solucionar disputas jurídicas que interferían con la celebración de los sacramentos.

Mientras, una pequeña congregación sacerdotal se había formado en Goa teniendo la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros como sede. El P. José se unió a esta congregación y fue elegido como su superior. El dio un estatus canónico a este oratorio introduciendo ejercicios religiosos, actividades de caridad y preparando a sus miembros para las misiones.

En 1686 dejó su cargo y se encaminó a Ceylon, disfrazado como un obrero itinerante, llegando al puerto de Tuticorin en la Pascua de 1687, y luego a la fortaleza holandesa de Jaffna en el norte de Ceylon.

Padeció disentería aguda, agravada por las condiciones terribles del viaje, apenas se recuperó empezó su misión contactando a los católicos y escondiéndose de los holandeses. Fue alojado por un valeroso católico, y atendía en la noche a su oculta feligresía. Se mantuvo siempre un paso delante de las autoridades, y en 1689 se fue a Sillalai, un poblado católico, y empezó a atender a las gentes en pueblos circundantes.

En 1690 el P. José viajó a Puttalam en el Reino de Kandy, donde 1,000 católicos no habían tenido un sacerdote por medio siglo. Decidió hacer el centro de su apostolado en Kandy, y en 1692 se mudó para allá y pidió permiso al Rey para trasladarse libremente en ese territorio. En lugar de ello, él fue aprendido por imputaciones Calvinistas de ser un espía de Portugués, y se lo encarceló con otros dos católicos. Allí él aprendió Sinhala, el idioma local, y apenas los guardias de la prisión redujeron su vigilancia, construyó una choza-iglesia y posteriormente una iglesia que dedicó a Nuestra Señora, empezando así su misión, convirtiendo a otros prisioneros.

En 1696 el Reino de Kandy estaba sufriendo una seria sequía, y el rey pidió a los monjes budistas que oraran a sus dioses para que lloviera; nada ocurrió. Entonces el Rey se volvió hacia José quien erigió un altar y una cruz en el medio de un área cuadrada, y oró; una lluvia abundante empezó a caer, mientras José y la zona del altar permanecían secas. El rey le concedió licencia a José para predicar a lo largo del reino.

Haciendo uso de su reencontrada libertad, hizo una labor misionera visitando la zona holandesa y a los católicos en Colombo. Tres misioneros del Oratorio de Goa llegaron a 1697 para ayudarlo y con la noticia de que Don Pedro Pacheco, Obispo de Cochin, lo había nombrado Vicario General en Ceylon. Él estaba organizando la estructura básica de la misión cuando la viruela asoló Kandy. Su trabajo con los enfermos convenció al rey de concederle todas las facilidades para que el P. José realizara sus labores.

Joseph llevó su misión a los principales centros poblados de la isla, regresando a Kandy en 1699 con el Padre José de Carvalho que había sido expulsado por instigación de monjes budistas. Completó la construcción de su nueva iglesia, y entró al servicio del rey, traduciendo libros portugueses al sinhala. Desde esa óptica, intensificó su ministerio, y convirtió algunos notables Cingaleses que dio lugar a calumnias contra él y a la persecución de los convertidos.

Nuevos misioneros llegaron en 1705, lo que le permitió organizar las misiones en ocho distritos cada uno a cargo de un sacerdote.

Trabajó en la creación de una biblioteca católica comparable a la de los budistas, y en cimentar los derechos de católicos con el Gobierno protestante holandés.

El Rey Vimaldharna Surya II, protector del Padre José, murió en 1707, Narendrasimha, su sucesor, fue un respaldo aún mayor. Nuevos misioneros llegaron a 1708.

Frecuentaba comer sólo "Kanji", arroz asado considerado comida del pobre. Dormía sobre una estera en el suelo y mantenía un saco de arroz que distribuía a los necesitados después de la Misa.

El Papa Clemente XI bendijo a los misioneros del Oratorio, muchas iglesias se construyeron y las conversiones pasaron la marca de 100.000 al final de su vida.

En 1710, a pesar de sus problemas de salud, José hizo otro viaje apostólico. A su retorno, él cayó enfermo de su carruaje, y llegó a Kandy en condición seria. Aunque se recuperó de una serie de infecciones y fiebres durante el año siguiente, su edad, el trabajo, y las enfermedades lo habían debilitado.

Inició nueve días de ejercicios espirituales prescritos por la Regla de su orden, pero antes del séptimo día, fue llamado a la casa de Dios, era el 16 de enero de 1711.

Cuando sintió que ya era hora de partir a la Casa del Padre, se preparó con una oración intensa. Antes de morir dijo a los reunidos: "Difícilmente podrás hacer en el momento de muerte lo que no has hecho durante tu vida".

Honrado por el rey, el cuerpo fue expuesto al público por tres días. El beato José Vaz es conocido como el "apóstol de Sri Lanka" por la reactivación que hizo de la Iglesia en una época de persecución durante el reinado de los holandeses en el siglo XVII.

El crucifijo que le obsequió el Papa, fue enviado por el P. Vaz a Goa y se conserva en la "Sala del Oratorio del Beato José Vaz" en Sancoale, Goa, India. Es la única reliquia del beato y es visitada por miles de devotos de todo el mundo.

Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó el 21 de enero de 1995 durante su visita apostólica a Sri Lanka. La causa había sido iniciada en 1737. Fue canonizado por el Papa Francisco el 16/01/2015 en su viaje a Sri Lanka.

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato José Vaz por favor comuníquese con:
Sanctuary of Blessed Joseph Vaz
413 Blessed Joseph Vaz Road
Sancoale P.O.
Cortalim
Goa, India-403 710
phone/0834-550263 

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Fuente: Franciscanos.org
José Antonio Tovini, Beato Maestro Laico, Enero 16  

José Antonio Tovini, Beato

Maestro Laico

Martirologio Romano: En Brescia, ciudad de Italia, beato José Antonio Tovini, que, siendo maestro, se ocupó en erigir numerosas escuelas cristianas y en promover la construcción de obras públicas, y en toda su actividad dejó testimonio de su oración y de sus virtudes (1897).

José (Giuseppe) Tovini nació el 14 de marzo de 1841 en Cividate Camuno, provincia italiana de Brescia. Recibió una educación especialmente austera. Sus estudios estuvieron a punto de interrumpirse, pero la intervención del sacerdote Giambattista Malaguzzi, tío materno, le consiguió un puesto gratuito en el colegio para jóvenes pobres, fundado en Verona por don Nicola Mazza. Pasó luego al seminario diocesano, donde fue muy apreciado por compañeros y profesores. La muerte de su padre, en 1859, y la difícil situación económica de la familia -era el mayor de seis hermanos- le hizo abandonar la idea de hacerse misionero, tras grandes luchas interiores. En 1860 se inscribió en la facultad de jurisprudencia de Padua: se ayudaba haciendo prácticas en el despacho de un abogado y dando clases particulares. En vísperas de doctorarse brillantemente en la universidad de Pavía, murió su madre. Al terminar sus estudios trabajó en el despacho de un abogado y en el de un notario de Lovere. Al mismo tiempo ejerció el cargo de vicerrector y profesor de un colegio municipal, tarea que desempeñó durante dos años: era el único que rezaba al comenzar y terminar las clases, y comulgaba cada domingo.

En 1867 se trasladó a Brescia. Allí fue declarado idóneo para el ejercicio de la abogacía y trabajó desde 1868 con el abogado Corbolani, con cuya hija Emilia se casó siete años más tarde, el 6 de enero de 1875, decidiendo definitivamente su vocación. Tuvieron diez hijos, de los cuales uno fue jesuita y dos religiosas. Fue padre solícito y afable, educador atento, que inculcó en sus hijos los principios de la moral católica.

De 1871 a 1874 fue alcalde de Cividate, promoviendo numerosas iniciativas.

En 1877 ingresó en el movimiento católico bresciano y participó en la fundación del diario "Il Cittadino di Brescia", de cuya dirección administrativa y organizativa se ocupó. En ese mismo año participó en la formación del comité diocesano de la Obra de los congresos, del que fue nombrado presidente (recorrió toda la provincia para organizar los comités parroquiales); luego, fue sucesivamente presidente del Comité regional lombardo, miembro del consejo directivo, presidente de la tercera sección de educación e instrucción, miembro del Consejo superior y vicepresidente de la Obra. Ingresó en la Tercera Orden Franciscana en 1881. Progresó en el ejercicio de las virtudes, en particular en las características de la espiritualidad franciscana: la ascesis, la sencillez, la pobreza, la oración y el diálogo respetuoso. Se empeñó mucho en la política: fue elegido repetidamente consejero municipal en Brescia. Favoreció iniciativas e instituciones inspiradas, organizadas, fundadas u orientadas por él, a través de programas presentados en congresos católicos italianos, en Brescia y en Lombardía, así como en el ámbito nacional. Sostuvo y apoyó otras muchas iniciativas de carácter social, como las Cajas de Ahorro municipales; propuso la fundación de la Unión diocesana de las sociedades agrícolas y de las Cajas municipales; fundó en Brescia el Banco de San Pablo y en Milán el Banco Ambrosiano. Pero donde multiplicó sus esfuerzos fue en el sector educativo y escolar. Defendió con ahínco la enseñanza religiosa en las escuelas para tutelar la fe y moral de los jóvenes, y la libertad de enseñanza; sostuvo la escuela libre, como instrumento eficaz para formar a la juventud en las tareas de responsabilidad civil y social. Promovió la erección de círculos universitarios católicos y colaboró en la fundación de la "Unión León XIII" de estudiantes de Brescia, de la que nació la FUCI (Federación de estudiantes católicos italianos). Fundó la revista pedagógica y didáctica "Escuela Italiana moderna", de difusión nacional; el semanario "La voz del pueblo"; el "Boletín de los terciarios franciscanos", etc.; propuso recaudar fondos para una universidad católica.

Trató siempre de que la Iglesia tuviera una presencia cada vez más decisiva en el mundo del trabajo, lo que le llevó a hacer una propaganda intensa y constante para la fundación de las asociaciones obreras católicas. En su última relación pública, habló del apostolado de la oración, dirigiendo una apasionada invitación a la comunión eucarística.

Admira su gran obra, a pesar de su poca salud.

Falleció el 16 de enero de 1897.

Lo beatificó Juan Pablo II en Brescia el 20 de septiembre de 1998.

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Fuente: Vatican.va
Juana María Condesa Llunch, Beata Virgen Fundadora, 16 de enero  

Juana María Condesa Llunch, Beata

Fundadora de la Congregación de
Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras

Martirologio Romano: En Valencia, ciudad de España, beata Juana María Condesa Lluch, virgen, la cual, con solícita caridad y espíritu de sacrificio para con los pobres, niños y jóvenes obreras, se entregó completamente a atenderlos y, para su tutela, fundó la Congregación de Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras (1916).

Juana María Condesa Lluch nació en Valencia (España) el día 30 de marzo de 1862, en el seno de una familia cristiana de buena posición socio-económica. Fue bautizada el 31 de marzo de 1862 en la Iglesia de San Esteban, lugar donde habían sido bautizados San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán. Recibió una esmerada formación humana y cristiana, que contrastaba con la mentalidad racionalista e ilustrada que se abría paso en la sociedad valenciana del momento y que dio lugar a una oleada de descristianización. En la etapa de la adolescencia y juventud va reforzando su vida como cristiana, nutriéndose de las devociones religiosas propias del momento histórico que vive, especialmente la devoción a Jesús Sacramentado, a la Inmaculada Concepción, a San José y a Santa Teresa, lo que a su vez la lleva de forma progresiva a una mayor sensibilidad y compromiso con los mas necesitados.

Muy pronto descubre el don del amor de Dios que se estaba derramando abundantemente en su corazón (cf. Rm 5, 5) y hace propia la tarea de acoger ese don en su vida a fin de ser "Santuario de Dios, morada del Espíritu" (cf. 1 Co 3, 16). Su intensa vida de oración, su constante relación con Dios, fueron la fuerza que hizo posible que en ella maduraran los frutos propios de quien vive según el Espíritu: la alegría, la humildad, la constancia, el dominio de sí, la paz, la bondad, la entrega, la laboriosidad, la solidaridad... la fe, la esperanza y el amor. Por ello, quienes la conocieron nos la presentan como una mujer que "Logró vivir lo ordinario de forma extraordinaria".

Tenía apenas 18 años, cuando descubrió que la voluntad de Dios sobre su vida era entregarlo todo y entregarse del todo a la causa del Reino a través de la evangelización y el servicio a la mujer obrera, interesándose por las condiciones de vida y laborales de estas jóvenes, realidad sufriente que contemplaba desde la tartana que la conducía desde Valencia a la playa de Nazaret, donde la familia tenía una casa de descanso y expansión.

En 1884, tras varios años de dificultades y obstáculos especialmente por parte del entonces Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antolín Monescillo, al considerar que era demasiado joven para llevar a cabo la propuesta que le hacía de fundar una Congregación Religiosa, logra de éste el permiso necesario para abrir una casa que diera acogida, formación y dignidad a las obreras que, dado el creciente proceso de industrialización del siglo XIX, se desplazaban de los pueblos a la ciudad para trabajar en las fábricas, donde eran consideradas meros instrumentos de trabajo; "Grande es tu fe y tu constancia. Ve y abre un asilo a esas obreras por las que con tanta solicitud te interesas y tanto cariño siente tu corazón".

Unos meses después, en esta misma casa se inauguraba una Escuela para hijas de obreras y otras jóvenes se unían a su proyecto compartiendo los mismos ideales. Desde este momento comenzaba a tomar forma en su vida lo que experimentaba como voluntad de Dios: "Yo y todo lo mío para las obreras", no se trataba de una frase hecha, era el espacio que posibilitaba la llamada de Dios y la respuesta de una persona, Juana María Condesa Lluch.

Convencida de que su obra era fruto del Espíritu y con el deseo de que fuese una realidad eclesial, continúa insistiendo a fin de poder organizarse como Congregación Religiosa, pues seguir a Cristo, dando la vida por Él en el servicio a las obreras le pedía exclusividad, de ahí su opción por vivir en castidad, en obediencia y en pobreza de forma radical. Acrisolada en la prueba, pero manteniendo un espíritu sereno, firme y confiado: "Señor, manténme firme junto a tu Cruz", haciendo de la fe su luz, de la esperanza su fuerza y del amor su alma, consigue la Aprobación Diocesana del Instituto en 1892, el cual crecía en miembros y se iba extendiendo por distintas zonas industriales. En 1895 emite la Profesión Temporal junto con las primeras hermanas y en 1911 la Profesión Perpetua,

Durante todos estos años, su vida a ejemplo de la Virgen Inmaculada, fue una entrega incondicional a la voluntad de Dios, haciendo suyas las palabras de María ante el anuncio del Ángel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi, según tu palabra" (Le 1, 38), palabras que se convirtieron en clave de espiritualidad y en estilo de vida, hasta el punto de definirse como "esclava de la Esclava del Señor" y de dar nombre y significatividad a la Congregación fundada por ella.

El 16 de enero de 1916, la Madre Juana María Condesa Lluch pasaba a contemplar el rostro de Dios por toda la eternidad, alcanzando su anhelo de santidad, manifestado tantas veces a las hermanas con estas palabras: "Ser santas en el cielo, sin levantar polvo en la tierra". Expresión que denota que su vida transcurrió según el Espíritu de Cristo Jesús, conjugando la más sublime de las experiencias, la intimidad con Dios, con el empeño de que la joven obrera alcanzara también la más sublime de las vocaciones, ser imagen y semejanza del Creador, y que pone de manifiesto su ser de "Mujer bíblica, llena de coraje en las elecciones y evangélica en las obras", tal como fue definida por uno de los Teólogos Consultores al estudiar sus virtudes.

El Instituto nutrido de la firme voluntad de su Fundadora, alcanzaba el 14 de abril de 1937 la aprobación temporal pontificia de S.S. Pío XI y el 27 de enero de 1947 la aprobación definitiva de S.S. Pío XII. La apertura diocesana del Proceso de Canonización de la Madre Juana María tuvo lugar en Valencia en 1953. Fueron declaradas sus virtudes heroicas en 1997 y el dia 5 de julio de 2002, ante S.S. Juan Pablo II, fue promulgado el Decreto de aprobación de un milagro atribuido a su intercesión, siendo beatificada el 23 de Marzo de 2003 por el mismo Papa.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 16  

Otros Santos y Beatos

San Melas, obispo y confesor
En la ciudad de Rinocorurua, en Egipto, san Melas, obispo, que por su adhesión a la fe ortodoxa sufrió el destierro en tiempo del emperador arriano Valente, tras lo cual descansó en paz (c. 390).

San Leobato, abad
En la región de Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), conmemoración de san Leobato, abad, a quien su maestro, san Urso, designó como superior del monasterio recién fundado de Sénevière, el cual gobernó santamente hasta su vejez (s. V).

San Triverio, presbítero y eremita
En el lugar de Dombes, en el territorio lugdunense de la Galia (hoy Francia), san Triverio, presbítero y después eremita (c. 550).

San Danacto o Danax, mártir
En la ciudad de Aulona, en Iliria (hoy Albania), san Danacto o Danax, mártir (s. inc.)



San Jacobo, obispo
En Tarantasia, ciudad de la Galia Vienense (hoy Francia), san Jacobo, obispo, discípulo de san Honorato de Lérins (s. V).



San Tiziano, obispo
En la ciudad de Oderzo, en la región de Venecia (hoy Italia), san Tiziano, obispo (s. V).



San Furseo, abad
En Mazerolles, junto al río Alteia, en la Galia (hoy Francia), san Furseo, abad primero en Irlanda, después en Inglaterra y, finalmente, en la Galia, donde fundó el monasterio de Lagny (c. 650).



Santa Juana, monja
En la ciudad de Bagno, de la Romagna (hoy Italia), santa Juana, que, admitida en la Orden camaldulense, se distinguió por su obediencia y humildad (1105).





Santos Berardo, Otón y Pedro, y Acursio y Aiuto, religiosos mártires
En la ciudad de Marrakech, en el Magreb (hoy Marruecos), santos mártires Berardo, Otón y Pedro, presbíteros, Acursio y Aiuto, religiosos, todos de la Orden de los Hermanos Menores, los cuales, enviados por san Francisco para anunciar el Evangelio a los musulmanes, fueron apresados en Sevilla y trasladados a Marrakech, donde les ajusticiaron por orden del príncipe de los sarracenos (1226).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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