domingo, 13 de julio de 2014

Lunes por las almas del Purgatorio. 14/07/2014. San Camilo ¡ruega por nosotros y especialmente por los enfermos!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-42; 11, 1

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino discordia. Porque he venido a separar al hijo de su padre, a la hija de su madre, a la nuera de su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que quiera conservar la vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo; y quien dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños sólo porque es discípulo mío, les aseguro que no se quedará sin recompensa".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue a enseñar y a proclamar el mensaje en los pueblos de la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 15a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Purifíquense y aparten de mi vista sus malas acciones

Lectura del libro del profeta Isaías 1, 11-17

¿De qué me sirven todos sus sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; detesto la sangre de novillos, corderos y chivos. Cuando vienen ante mí, ¿quién les pide que pisoteen mis atrios? No vuelvan a traer ofrendas vacías, cuya humareda me resulta insoportable.
¡Déjense de convocar asambleas, lunas nuevas y sábados! No aguanto fiestas mezcladas con delitos. Aborrezco con toda el alma sus lunas nuevas y celebraciones; se me han vuelto una carga insoportable.
Cuando extienden las manos para orar, aparto mi vista; aunque hagan muchas oraciones, no las escucho, pues tienen las manos manchadas de sangre. Lávense, purifíquense, aparten de mi vista sus malas acciones. Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien. Busquen el derecho, protejan al oprimido, socorran al huérfano, defiendan a la viuda.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 49, 8-9.16bc-17.21 y 23

Dios salva al que cumple su voluntad.

No te reprendo por tus sacrificios, pues tus holocaustos están siempre ante mí; pero no aceptaré un novillo de tu casa, ni un cabrito de tus corrales.
Dios salva al que cumple su voluntad.

¿Por qué recitas mis mandamientos, y tienes siempre en tu boca mi alianza, tú que detestas la corrección y no tienes en cuenta mis palabras?
Dios salva al que cumple su voluntad.

Esto haces tú, ¿y me voy a quedar callado? ¿Piensas quizás que soy como tú? Yo te acuso y te lo echo en cara. El que me ofrece un sacrificio de alabanza, es el que me da gloria; al que rectifique su camino yo le mostraré la salvación de Dios.
Dios salva al que cumple su voluntad.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

No he venido a traer la paz, sino la guerra

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-42; 11, 1

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles:
"No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino discordia. Porque he venido a separar al hijo de su padre, a la hija de su madre, a la nuera de su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que quiera conservar la vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo; y quien dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños sólo porque es discípulo mío, les aseguro que no se quedará sin recompensa".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue a enseñar y a proclamar el mensaje en los pueblos de la región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, llenos de confianza en el amor que nos tienes, presentamos en tu altar esta ofrenda, para que, tu gracia nos purifique por estos sacramentos que ahora celebramos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:

Antífona de la Comunión

Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Dia 14/07 San Camilo de Lelis (presbítero, blanco)

Antífona de Entrada

Vengan ustedes, benditos de mi Padre, dice el Señor: estuve enfermo y me visitaste. Les aseguro que cada vez que lo hiciste con cada uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hiciste.

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Dios todopoderoso, tú has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san Camilo de Lelis, podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Buena es la oración con el ayuno

Lectura del libro de Tobías 12, 6-13

En aquellos días, el ángel dijo a Tobías y a su hijo:
"Bendigan al Dios del cielo y proclámenle ante todos los vivientes, porque ha sido misericordioso con ustedes. Es bueno guardar el secreto del rey, y es un honor revelar y proclamar las obras de Dios. Buena es la oración con el ayuno. Mejor es hacer limosna que atesorar dinero: porque la limosna libra de la muerte y limpia del pecado, alcanza la misericordia y la vida eterna. Los que cometen pecados y maldades son enemigos de sí mismos.
Les diré toda la verdad, no les ocultaré ningún hecho: cuando tú orabas con lágrimas y debas sepultura a los muertos; cuando dejabas la comida, para esconder de día los muertos en tu casa y sepultarlos de noche, yo presentaba tu oración al Señor. Eras agradable a Dios, por eso tuviste que pasar por prueba".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 111

Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra la descendencia del justo será bendita .
Dichoso quien teme al Señor.

En su casa habrá riquezas y abundancia; su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y comprensivo.
Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará; su recuerdo será perpetuo; no temerá las malas noticias.
Dichoso quien teme al Señor.

Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta ver derrotados a sus enemigos.
Dichoso quien teme al Señor.

Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante, sin falta y alzará la frente con dignidad.
Dichoso quien teme al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros como yo los he amado, dice es Señor.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando

† Lectura del Santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanezcan en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y nuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les he mandado.
Yo no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; a ustedes les llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido, y y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre, se los dé. Esto les mando: que se amen los unos a los otros".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe Señor, los dones de tu pueblo y concédenos que, al recordar las maravillas que el amor de tu Hijo realizó con nosotros, nos reafirmemos, a ejemplo de los santos, en el amor a ti y al prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo, porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones.
Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Alimentados con estos sagrados misterios, te pedimos, Señor, nos ayudes a seguir los ejemplos de san Camilo de Lelis, que te rindió culto con devoción constante y se entregó a tu pueblo en un continuo servicio de amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


Meditación diaria

15ª Semana. Lunes

LOS PADRES Y LA VOCACIÓN DE LOS HIJOS

— Libertad plena para seguir a Cristo. La vocación es un honor inmenso.

— Dejar a los padres, cuando llega el momento oportuno, es ley de vida.

— Desear lo mejor para los hijos.

I. Quien ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí, leemos en el Evangelio de la Misa1. Al decidirnos libremente a seguir al Señor por entero, entendemos que han de ceder otros planes: padre, madre, novio, novia... El llamamiento de Dios es lo primero, lo demás debe quedar en segundo término.

Las palabras de Jesús no entrañan ninguna oposición entre el primero y el cuarto mandamiento, pero señalan el orden que ha de seguirse. Debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas a través de la peculiar vocación recibida; y también hemos de amar y respetar –en teoría y en la práctica– a los padres que Dios nos ha dado, con quienes tenemos una deuda tan grande. Pero el amor a los padres no puede anteponerse al amor a Dios; de ordinario no tiene por qué plantearse la oposición entre ambos, pero si en algún caso se llegara a dar, habría que recordar aquellas palabras de Cristo adolescente en el Templo de Jerusalén: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que Yo esté en las cosas de mi Padre?2, respuesta de Jesús a María y a José, que le buscaban angustiados, y que constituye una enseñanza para los hijos y para los padres: los hijos, para aprender que no se puede anteponer el cariño familiar al amor de Dios, especialmente cuando el Señor pide un seguimiento que lleva consigo una total entrega; los padres, para saber que sus hijos son de Dios ante todo, y que Él tiene derecho a disponer de ellos, aunque en alguna ocasión esto suponga un sacrificio grande a los padres3.

Triste decisión sería aquella que llevara a desoír a Dios para no disgustar a los padres, y más triste consuelo sería el de los padres, pues, como dice San Bernardo, "su consuelo es la muerte del hijo"4. Difícilmente podrían haberle causado un daño mayor.

Al Señor solo se le puede seguir con la libertad nacida del desprendimiento más pleno: libertad de corazón, que no anda prendido en melancolías y añoranzas, en flojos sentimientos que conducen a una entrega a medias; libertad también que conlleva la necesaria autonomía para cumplir la voluntad de Dios. No se gana nada con una decisión a medias, con un corazón dividido. Puede ocurrir en algunos casos que la decisión de seguir por entero al Señor no sea comprendida por los propios parientes: porque no la entiendan, porque se hayan forjado otros planes, legítimos, o porque no quieran participar en la renuncia que les corresponde. Debemos contar con ello, y, aunque seguir a Cristo cause dolor a los padres, hemos de entender entonces que la fidelidad a la propia vocación es el mayor bien para nosotros y para la familia entera. En toda circunstancia, siendo muy firmes al propio camino, tenemos que querer a nuestros padres mucho más que antes de la llamada; debemos pedir mucho por ellos, para que comprendan que "no es un sacrificio, para los padres, que Dios les pida sus hijos; ni, para los que llama el Señor, es un sacrificio seguirle.

"Es, por el contrario, un honor inmenso, un orgullo grande y santo, una muestra de predilección, un cariño particularísimo, que ha manifestado Dios en un momento concreto, pero que estaba en su mente desde toda la eternidad"5. Es el mayor honor que el Señor puede hacer a una familia, una de las mayores bendiciones.

II. Quien ha entregado su corazón por completo al Señor, lo recupera más joven, más grande y más limpio para querer a todos. El amor a los padres, a los hermanos..., pasa entonces por el Corazón de Cristo, y de ahí sale enriquecido.

Señala Santo Tomás de Aquino que Santiago y Juan son alabados porque siguieron al Señor abandonando a su padre, y no lo hicieron porque este los incitase al mal, sino porque "estimaron que su padre podría pasar la vida de otro modo, siguiendo ellos a Cristo"6. El Maestro había estado cerca de sus vidas, los había llamado, y desde entonces todo lo demás se situó en segundo lugar. En el Cielo encontrarán los padres una especial gloria, fruto en buena parte de la correspondencia de sus hijos a la llamada de Dios: la vocación es un bien y una bendición para todos.

La vocación es iniciativa divina; Él sabe bien qué es lo mejor para el llamado y para la familia. Muchos padres aceptan incondicionalmente, con alegría, la voluntad de Dios para sus hijos y dan gracias cuando alguno de ellos es llamado para seguir a Cristo; otros adoptan actitudes muy diversas, alimentadas por varios motivos: lógicos y comprensibles unos, con mezcla de egoísmo otros. Con la excusa de que sus hijos son demasiado jóvenes –para seguir la llamada de Dios, no para tomar otras decisiones también comprometidas–, o de que carecen de la necesaria experiencia, se dejan llevar por la grave tentación a que aludía Pío XII: "aun entre aquellos que se jactan de la fe católica, no faltan muchos padres que no se resignan a la vocación de sus hijos, y combaten sin escrúpulos la llamada divina con toda clase de argumentos, incluso con medios que pueden poner en peligro, no solo la vocación a un estado más perfecto, sino la conciencia misma y la salvación eterna de aquellos que debían serles tan queridos"7. Olvidan que ellos son "colaboradores de Dios", y que es ley de vida que los hijos abandonen el hogar paterno también para formar un nuevo hogar, o simplemente por motivos de trabajo, de estudio. Muchas veces, aún jóvenes, se marchan a vivir a otro lugar, sin que ocurra ninguna catástrofe. En otras ocasiones, son las mismas familias quienes fomentan esta separación para el bien de los hijos. ¿Por qué han de poner trabas en el seguimiento de Cristo? Él "no separa jamás a las almas"8.

III. Los buenos padres desean siempre lo mejor para sus hijos. Son capaces de llevar a cabo los mayores sacrificios por su bien humano. Y, ¡cómo no!, por su bien sobrenatural. Se sacrifican para que crezcan llenos de salud, para que mejoren en sus estudios, para que tengan buenos amigos..., para que vivan según el querer de Dios, lleven una vida honrada y cristiana. Para eso los llamó Dios al matrimonio; la educación de los hijos es un querer expreso de Dios en sus vidas; es de ley natural.

En el Evangelio encontramos muchas peticiones en favor de los hijos: una mujer que sigue con perseverancia a Jesús hasta que cura a su hija9, un padre que le pide que expulse al demonio que atormenta a su hijo10, el jefe de la sinagoga de Cafarnaún, Jairo, que espera con impaciencia al Señor porque su única hija de doce años está a punto de morir11... Es ejemplar la decisión con que la madre de Santiago y Juan se acerca a Cristo para pedirle algo que ellos no se habían atrevido a pedir. Sin pensar en sí misma, se acercó a Jesús, le adoró, y manifestó querer pedirle una gracia12. ¡Cuántas madres y cuántos padres a lo largo de los siglos han pedido para sus hijos bienes y favores, que jamás se hubieran atrevido a solicitar para ellos mismos! El Señor, comprensivo ante este cariño tan grande de madre, no lo rechaza, pero se dirige a los dos hermanos para darles el mayor honor que puede tener un hombre: compartir con Él la propia copa, su mismo destino, su misma misión.

Los padres deben pedir lo mejor para sus hijos, y lo mejor es seguir la propia llamada, lo que Dios tiene dispuesto para cada uno. Este es el gran secreto para ser felices en la tierra y llegar al Cielo, donde nos espera un gozo sin límite y sin fin. Sin embargo, desde el punto de vista de cada llamada considerada en sí misma, es verdad que la castidad en el celibato por amor a Dios es la vocación más grande: "La Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma –de virginidad o celibato– frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios"13. ¡Cuántas vocaciones a una entrega plena ha concedido Dios a los hijos por la generosidad y la petición de los padres! Es más, el Señor se vale de ordinario de los mismos padres para crear un clima idóneo donde pueda crecer y desarrollarse la semilla de la vocación: "Los esposos cristianos –afirma el Concilio Vaticano II– son para sí mismos, para sus hijos y demás familia, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; los forman con su palabra y su ejemplo para la vida cristiana y apostólica, les ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo esmero la vocación sagrada cuando la descubren en sus hijos"14. No pueden ir más allá, pues no les compete discernir si tienen o no vocación; únicamente han de formar bien su conciencia, y han de ayudarles a descubrir su camino, sin forzar su voluntad.

Una vocación en medio de la familia comporta una especial confianza y predilección del Señor para todos. Es un privilegio, que es necesario proteger –especialmente con la oración– como un gran tesoro. Dios bendice el lugar donde nació una vocación fiel: "no es sacrificio entregar los hijos al servicio de Dios: es honor y alegría"15.

1 Mt 10, 34; 11, 1. — 2 Lc 2, 49. — 3 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, I, EUNSA, Pamplona 1983, notas a Mt 10, 34-37 y Lc 2, 49. — 4 San Bernardo, Epístola 3, 2. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 18. — 6 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2 q. 101, a. 4 ad 1. — 7 Pío XII, Enc. Ad catholici sacerdotii, 20-XII-1935. — 8 Cfr. San Josemaría Escrivá, Surco, n. 23. — 9 Mt 15, 21-28. — 10 Mt 17, 14-20. — 11 Mt 9, 18-26. — 12 Mt 20, 20-21. — 13 Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio, 22-XI-1981, n. 16. — 14 Conc. vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 11. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Surco, n. 22.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Francisco Solano, Santo Presbítero Franciscano, 14 de julio  

Francisco Solano, Santo

Presbítero Franciscano
Evangelizador de América

Martirologio Romano: En Lima, capital del Perú, san Francisco Solano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que para salvar almas recorrió en todas las direcciones América Meridional, enseñando con palabras y con milagros a los indios y a los mismos colonizadores españoles la novedad de la vida cristiana (1610).

Etimológicamente: Francisco = Aquel que porta la bandera, es de origen germánico.

 

Antiguamente se recordaba a San Francisco Solano el 18 de abril, el Martirologio Romano actual lo festeja el 14 de julio

Aquellos primeros misioneros que vinieron a nuestras tierras americanas junto con los conquistadores son de una grandeza casi sobrehumana. Entre ellos descuella la figura imponente de San Francisco Solano, el de una vida apostólica inconcebible que hoy vamos a presentar. ¿Cómo es posible realizar tanto trabajo en sólo veinte años, desde las costas de Panamá hasta las inmensidades peruanas, argentinas y uruguayas, para finalizar sus días de nuevo en el soñado Perú?...

Nace en Andalucía, ingresa en la Orden de San Francisco, y es un religioso y sacerdote sabio y santo.
Pero España es un campo muy estrecho para su celo apostólico, y a sus cuarenta años solicita venirse para nuestra América, donde tantas almas están sedientas de Dios.
Se embarca, llega a Cartagena y Portobello, y se detiene en Panamá durante cuatro meses, tan llenos de males y de dificultades, que mueren dos de sus compañeros. La vida del misionero empieza con grandes peligros, pero él no se va a rendir.

Toma una nave para el Perú, aunque el viaje se presenta difícil. Ante las costas de Colombia se produce la tragedia. La nave se parte en dos y en una lancha salvavidas pueden llegar algunos náufragos a la playa.
Francisco no intenta salvarse el primnero y se queda en la nave para dar ánimos a los que se ven del todo perdidos.

Vuelven las lanchas, y todos logran llegar a la arena entre grandes dificultades. El misionero es el último en abandonar el navío, se ata el hábito a la cintura, se lanza al mar, llega a la barca, y cuando alcanza la playa no le queda cubriendo su cuerpo más que la túnica. Decidido, se regresa a buscar su hábito, mientras dice a los compañeros aterrados:
- Voy por mi hábito. El Padre San Francisco me lo dio y a él se lo tengo que devolver.
Ese pobre hábito será su orgullo mayor y lo va a pasear con gallardía por aquellas tierras vírgenes.

Dos meses largos permanecen los náufragos en la playa inhóspita, comiendo sólo hierbas y los peces que llegan a sacar del mar como pueden. Francisco infunde ánimos a todos:
-¡Tranquilos! Dios nos sacará de aquí de una manera u otra.

Por fin, aparece una nave providencial, que recoge a los náufragos y los deja en el norte del Perú.
Francisco sigue a pie su camino hasta la lejana Lima, de donde arrancará ahora y donde acabará después su prodigioso apostolado.

Se arrodilla ante su superior, y le suplica con lágrimas casi en los ojos:
- ¡Padre, mándeme, mándeme a mí! Por amor a mi Señor Jesucristo, yo quiero ir a las misiones más difíciles.
El superior comprende que aquellos impulsos tan vehementes hacia las misiones más arriesgadas vienen de Dios, y autoriza todo:
- ¡Vaya, pues, y que Dios le acompañe siempre!
Francisco escala los Andes, sube a las alturas más encumbradas de Bolivia, desciende después hasta la Argentina y llega al Tucumán, donde va a tener el centro de su apostolado durante once años pro-digiosos, apostolado que se extenderá hasta el Estero y Paraguay.

Estudia con ahínco las lenguas de los indígenas, a los que trata con un amor enternecedor. Y, cuando una vez se ve ante varias tribus, sin conocer las lenguas de todos, confía en el Espíritu Santo, que renueva con él aquella vez el prodigio de Pentecostés. Todos sus oyentes lo han entendido, y exclaman atónitos:
- ¿Y cómo el Padre español habla a la vez todas nuestras lenguas?...
El caso de conversiones más famoso en la vida de Francisco Solano se dio en La Rioja.
Cuarenta y cinco caciques se dan cita en ella, y las autoridades se ponen al tanto, con los soldados a punto de entrar en acción ante el primer peligro.

Era Jueves Santo, y en la procesión, organizada por el santo misionero, formaba un grupo de disciplinantes. Desnudos de la cintura para arriba, y con el despiadado látigo en la mano, iban dándose duros golpes en las espaldas, en memoria de la flagelación de Jesús y haciendo así penitencia por los pecados de todos.
Los caciques indios se conmueven ante aquel espectáculo. Abrazan la fe católica que predica Francisco, y se hacen bautizar todos con muchos otros de sus tribus, después de la rigurosa instrucción a que los somete el misionero.

Dicen que llegaron hasta nueve mil los que se fueron bautizando después poco a poco, una vez recibida la debida instrucción. Todo fue fruto de aquella procesión tan devota y singular.
Los caciques, que habían venido al acecho como fieras, se habían convertido en corderitos mansos y obedientes...
El infatigable misionero, obediente a la voz de sus Superiores, regresa a Lima, donde permanecerá haciendo prodigios de santidad y de conversiones durante los seis últimos años de su vida.

Esta vida tan preciosa del misionero acaba mientras el sacerdote alza la Sagrada Hostia en la Misa que se celebra en su presencia por el moribundo.
Con el Cristo de la Hostia se alzaba hasta el Cielo uno de los mayores apóstoles que han recorrido nuestra América, tan prometedora...

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Francisco Solano, llamado "el Taumaturgo del nuevo mundo", por la cantidad de prodigios y milagros que obtuvo en Sudamérica, nació en 1549, en Montilla, Andalucía, España.
Su padre era alcalde de la ciudad, y el jovencito desde muy pequeño se caracterizó por su habilidad en poner paz entre los que se peleaban. Cuando había algún duelo a espada, bastaba que Francisco corriera a donde los combatientes a suplicarles que no se pelearan más, para que hicieran las paces.

Estudió con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana porque le atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los religiosos de San Francisco. Los primero años de sacerdocio los dedicó a predicar con gran provecho en el sur de España. Sus sermones no tenían nada de rebuscado ni de elegante, pero llegaban hasta el fondo del corazón de los pecadores y conseguían grandes conversiones. Es que rezaba mucho antes de cada predicación.

Primer contagio. Llegó a Andalucía la peste del tifo negro y Francisco y su compañero Fray Buenaventura se dedicaron a atender a los enfermos más abandonados. Buenaventura se contagió y murió (y ahora es santo también) luego se contagió también Francisco y creyó que ya le había llegado la hora de partir para la eternidad, pero luego, de la manera más inesperada, quedó curado. Con eso se dio cuenta de que Dios lo tenía para obras apostólicas todavía más difíciles.

Pidió a sus superiores que lo enviaran de misionero al Africa, y no le fue aceptada su petición. Pero poco después el rey Felipe II pidió a los franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica y entonces sí fue enviado Francisco a extender la religión por estas tierras. Fue una gran alegría para su corazón.

Y sucedió que una terrible tempestad lanzó el barco contra unas rocas frente a Panamá y se partió en dos. No había sino una embarcación para volver a tierra firme, y el misionero prefirió aguardar allá en esos escollos con los esclavos negros que él había venido instruyendo durante el viaje y acompañarlos hasta que llegara otra barca a salvarlos. Y aprovechó esos tres días de terror y peligro, para acabar de instruirlos y bautizarlos allí mismo. Varios de ellos perecieron luego entre aquellas olas pero ya habían sido bautizados.

La pequeña embarcación los llevó a unas costas inhospitalarias y allá pasaron días terribles de hambre y peligros. Cuando los marineros se desesperaban lo único que podía calmarlos era la intervención del Padre Francisco. Cuando había peleas, al único que le hacían caso para dejar de pelear, era el Padre Solano. Al fin lograron que un barco los recogiera y los llevara a la ciudad de Lima.

Fray Francisco Solano recorrió el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los indios. Pero su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo. Más de 3,000 kilómetros y sin ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas.

Y le sucedió en aquel gran viaje misionero, que lograba aprender con extraordinaria facilidad los dialectos de aquellos indios a las dos semanas de estar con ellos. Y le entendían todos admirablemente sus sermones. Sus compañeros misioneros se admiraban grandemente de este prodigio y lo consideraban un verdadero milagro de Dios. Pero lo más admirable es que las tribus de indios, aun las más belicosas, y opuestas a los blancos, recibían los sermones del santo con una docilidad y un provecho que parecían increíbles. Dios le había concedido la eficacia de la palabra y la gracia de conseguir la simpatía y buena voluntad de sus oyentes.

Fray Francisco llegaba a las tribus más guerreras e indómitas y aunque al principio lo recibían al son de batalla, después de predicarles por unos minutos con un crucifijo en la mano, conseguía que todos empezaran a escucharle con un corazón dócil y que se hicieran bautizar por centenares y miles.

Un Jueves Santo estando el santo predicando en La Rioja (Argentina) llegó la voz de que se acercaban millares de indios salvajes a atacar la población. El peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la defensa, pero Fray Francisco salió con su crucifijo en la mano y se colocó frente a los guerreros atacantes y de tal manera les habló (logrando que lo entendieran muy bien en su propio idioma) que los indígenas desistieron del ataque y poco después aceptaron ser evangelizados y bautizados en la religión católica.

El Padre Solano tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y la guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes con sus alegres canciones. Un día llegó a un convento donde los religiosos eran demasiado serios y recordando el espíritu de San Francisco de Asís que era vivir siempre interior y exteriormente alegres, se puso a cantarles y hasta a danzar tan jocosamente que aquellos frailes terminaron todos cantando, riendo y hasta bailando en honor del Señor Dios.

San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie, convirtiendo innumerables indígenas y también muchísimos colonos españoles. Su paso por cada ciudad o campo, era un renacer del fervor religioso. Un día en el pueblo llamado San Miguel, estaban en un toreo, y el toro feroz se salió del corral y empezó a cornear sin compasión por las calles. Llamaron al santo y éste se le enfrentó calmadamente al terrible animal. Y la gente vio con admiración que el bravísimo toro se le acercaba a Fray Francisco y le lamía las manos y se dejaba llevar por él otra vez al corral.

A imitación de su patrono San Francisco de Asís, el padre solano sentía gran cariño por los animalillos de Dios. Las aves lo rodeaban muy frecuentemente, y luego a una voz suya, salían por los aires revoloteando, cantando alegremente como si estuvieran alabando a Dios.

Por orden de sus superiores, los últimos años los pasó Fray Francisco en la ciudad de Lima predicando y convirtiendo pecadores. Entraba a las casas de juegos y hacía suspender aquellos vicios y llevaba a los jugadores a los templos. En los teatros, en plena función inmoral hacía suspender la representación y echaba un fogoso sermón desde el escenario, haciendo llorar y arrepentirse a muchos pecadores. En plena plaza predicaba al pueblo anunciando terribles castigos de Dios si seguían cometiendo tantos pecados y esto conseguía muchas conversiones.

Un día estando predicando en una misa empezó a temblar. Las gentes quisieron salir huyendo, pero él les dijo: "Si piden perdón a Dios, no les sucederá nada malo". Todos pidieron perdón y nada malo sucedió aquel día allí. Otro día en pleno sermón exclamó: "Por las maldades de estas gentes, todo lo que está a mi alrededor será destruido y no quedará sino el sitio desde donde estoy predicando". Y así sucedió años después. llegó un terremoto y destruyó el templo y todos los alrededores, y el único sitio que quedó sin que le pasara nada, fue aquel desde donde el santo había predicado.

En mayo de 1610 empezó a sentirse muy débil. Los médicos que lo atendían se admiraban de su paciencia y santidad. El 14 de julio, una bandada de pajaritos entró cantando a su habitación y el Padre Francisco exclamó: "Que Dios sea glorificado", y expiró. Desde lejos las gentes vieron una rara iluminación en esa habitación durante toda la noche. San Francisco Solano: pídele a Dios muchas bendiciones para América.

texto publicado en EWTN

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Beata Kateri Tekakwitha
Virgen
(1656-1680)

 "Lirio de los Mohawks"

Patrona del medio ambiente y de la ecología. La beata Kateri Tekakwitha aún no ha sido canonizada.

Kateri nació en un pueblo cerca de Auriesville, Nueva York en el año 1656 y era hija de un luchador de la tribu Mohawk. Ella tenía cuatro años cuando su madre murió de rubéola. Esta enfermedad también atacó a Kateri y desfiguró su rostro. Luego de este evento que marcó toda su vida Kateri fue adoptada por sus dos tías y su tío.

Kateri se convirtió al catolicismo durante su adolescencia. Ella fue bautizada a los veinte años y esto ocasionó una gran hostilidad hacia ella por parte de su tribu. Aunque tuvo que sufrir grandemente por su fe, ella se mantuvo firme en sus creencias.

D
espués de un tiempo Kateri se fue a una nueva colonia indígena en Canadá. Allí, ella vivió una vida dedicada a la oración, a la penitencia y al cuidado de los enfermos y ancianos. Cada mañana, aun durante los inviernos más fuertes, ella se instalaba frente a la puerta de la capilla hasta que la abriesen, a las cuatro de la mañana, y se mantenía ahí hasta la ultima misa del día.

Kateri era muy devota a la Eucaristía y a Jesús Crucificado. Murió el 7 de Abril de 1680 a la edad de 24 años y es conocida como la Flor de Pascua de los Mohawks. A la devoción de Kateri se le atribuye el establecimiento de ministerios para las tribus indígenas en las Iglesias católicas de los Estados Unidos. Kateri fue declarada venerable por la Iglesia Católica en 1943 y fue beatificada en 1980.

Actualmente se está trabajando en el proceso para su canonización. Miles de personas han visitado sus santuarios, erguidos en San Francisco Javier y en Caughnawage, lugar natal en Auriesville, Nueva York. Hoy en día siguen habiendo grandes peregrinaciones a estos lugares históricos y de gran importancia espiritual.

La beata Kateri Tekakwitha es la primera Indígena Americana declarada beata. Su festividad se celebra el 14 de julio. Ella es considerada patrona de la naturaleza y de la ecología así como  San Francisco de Asís.

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Fuente: ACIprensa.com
Camilo de Lelis, Santo Fundador, 14 de julio  

Camilo de Lelis, Santo

Fundador de la Comunidad Siervos de los Enfermos

Martirologio Romano: San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos. (1614)

Etimológicamente: Camilo = Aquel que es el mensajero de Dios, es de origen hebreo.

 

Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego . Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie,

Camilo de Lelis, Santo

y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.

Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

Fue canonizado en 1746 por S.S. Benedicto XIV.

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Fuente: Franciscanos.net
Angelina de Marsciano, Beata Fundadora, 14 de julio  

Angelina de Marsciano, Beata

Viuda, religiosa de la Tercera Orden
(1377‑1435)

Martirologio Romano: En Foligno, de la Umbría, beata Angelina de Marsciano, que al quedar viuda se entregó durante cincuenta años a servir a Dios y al prójimo, e inició la Congregación de las Terciarias Franciscanas, las cuales, viviendo en un monasterio, se dedican a la formación de las jóvenes (1435).

 

Fundadora de las Hermanas Terciarias Franciscanas Regulares.
Su culto fue aprobado por S.S. León XII el 8 de marzo de 1825.

Angelina, hija de los condes de Marsciano, fundadora de la Tercera Orden Regular femenina, nació en 1377 en el castillo de Montegiove cerca de Orvieto. A los 12 años quedó huérfana de madre, hizo el voto de virginidad y, cuando en 1393 su padre la obligó a casarse, Dios le envió la misma noche de las bodas a su Angel para protegerla.

Sorprendida por su esposo en conversación con el celestial mensajero, le reveló el secreto de su alma pura y él juró imitarla. A la vuelta de un año, al quedar viuda, Angelina distribuyó todos sus bienes entre los pobres y vistió el humilde sayal de San Francisco, haciéndose promotora de la virginidad y de la pureza de costumbres. Fue seguida por otras muchachas, que abandonaron el mundo para seguir al Señor. Pero el asunto suscitó las iras de los Feudatarios, que indujeron a Ladislao, rey de Nápoles, a decretarle el destierro junto con sus compañeras.

Habiendo partido con éstas de Civitella, el 31 de julio llegó a Asís y fue a visitar las tumbas de San Francisco y Santa Clara. De allí se fue a Foligno, donde en 1397, con sus compañeras emitió los tres votos evangélicos de obediencia, pobreza y castidad. Así surgía el primer núcleo de Hermanas Terciarias Franciscanas Regulares. Al primer monasterio dedicado a Santa Ana, le siguieron otros: en Asís en 1421, en Viterbo en 1427, en Florencia en 1429, en Rieti y en otros lugares. En 1430 el Papa Martín V, que había reunido todos estos monasterios bajo una única superiora general, puso la nueva institución bajo la jurisdicción de los Hermanos Menores, asignándole como finalidad específica la educación e instrucción de la juventud femenina.

Angelina, al sentir acercarse la última hora, quiso hacer la confesión general. Recibió devotamente los últimos sacramentos y exhortó a sus hijas a observar fielmente la regla franciscana. Después de haberles dado la última bendición, entró en un éxtasis delicioso. Su alma pasó de las dulzuras del éxtasis a las alegrías embriagadoras del Paraíso, donde se unió con la falange celestial de las vírgenes alrededor del trono del Cordero sin mancha. Murió en el monasterio de Santa Ana de Foligno el 14 de julio de 1435, a la edad de 58 años. Su rostro se puso brillante con un esplendor maravilloso, y su celda se llenó de un aroma celestial. Se le hicieron solemnes funerales con participación del Obispo y de todas las autoridades, y fue sepultada en a iglesia de los franciscanos de Foligno.

En 1492, al exhumar su cuerpo, fue hallado incorrupto. Colocado en una preciosa urna fue colocado en un altar frente a la tumba de la célebre mística franciscana Beata Angela de Foligno.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Angelina, contacte a:
Francescane della Beata Angelina
Via Giorgio Bolognetti 4
00151 Roma, ITALY

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Fuente: Mercaba.org
Gaspar de Bono, Beato Sacerdote, 14 de julio  

Gaspar de Bono, Beato

Pesbítero

Martirologio Romano: En Valencia, ciudad de España, beato Gaspar de Bono, presbítero de la Orden de los Mínimos, que abandonó las armas de un príncipe terreno para militar a las órdenes de Cristo Rey y rigió la provincia hispana de dicha Orden con celo, prudencia y caridad (1604).

 

Fueron sus padres modestos artesanos: Juan, francés, e Isabel, de la villa de Cervera, en el antiguo reino valenciano, en cuya capital se establecieron como tejedores de lino. El Señor bendijo este matrimonio ejemplar dándoles cuatro hijos: Isabel, Gaspar, Juan y Mateo.

Gaspar vino al mundo el día 5 de enero de 1530 y recibió este nombre en veneración de uno de los Santos Reyes, por haber nacido en la víspera de su fiesta. Vivía el matrimonio con escasez. Y aun la escasez se trocó en pobreza angustiosa cuando la madre, todavía joven, quedó completamente ciega y no pudo ayudar al esposo en los telares. Tampoco Juan se bastaba por sí solo para atender al pesado oficio. Vendió, pues, aquellos instrumentos de su ocupación diaria, dejó la casa porque ya no la necesitaba tan grande, y se puso a ganar el pan afilando cuchillos y vendiendo juguetes de poco valor; le bastaban unas cañas y unos pedazos de papel para fabricar molinillos de viento. Contaba Gaspar entonces unos tres años.

En Valencia, como en todas las partes de la cristiandad europea, se mezclaban en extraña proporción la fe viva y la gloriosa piedad medieval con las pecaminosas corrientes derivadas del Humanismo y del Renacimiento.

La palpitación que despertó en todas partes San Vicente Ferrer en el paso del siglo XIV al XV quedó también de manera poderosa en su patria chica. Concretamente la adivinamos en los infantiles entretenimientos de Gaspar. No sólo se complacía en cantar la salve, vestir de flores arrayanes una cruz y dar otras muestras de su piedad, sino que en plena calle organizaba procesiones con sus amiguitos, para remedar las de los disciplinantes, al menos en el canto doloroso del estribillo vicentino "¡Señor, verdadero Dios, misericordia!", llevando luces de candelillas y cantando las letanías. Pusiéronle sus padres a los diez años en casa de un rico mercader, pero a Gaspar no le llenaba aquel oficio, cuando empezó a sentir el anhelo de cosas más altas: quería ser sacerdote. Y no vio otro camino posible ni mejor que el claustro. Y hasta le pareció fácil, porque otro criado mayor de la misma casa, que andaba con idénticos proyectos y sabía el latín, se ofreció a enseñarle esta lengua.

Gaspar entraba de allí a poco en el convento de dominicos de la ciudad. Bien es verdad que, recapacitando la mucha pobreza de su casa, tuvo que desandar el noble camino y volver al antiguo empleo.

Llegó de esta manera hasta los veinte años, y, aunque su dueño le quería bien y le ayudaba a sustentar a sus ancianos padres, Gaspar, en busca de más propicia fortuna, se alistó en el ejército de Carlos V. Quizá le moviese a ello un sentimiento de inferioridad que le apartaba de buscar el anhelado sacerdocio, pues era balbuciente y tartamudo. En el ejercicio de las armas transcurrieron ocho o diez años, sin ascenso ni esperanzas de prosperidad. No tenemos noticias de encuentros, batallas, sitios, asalto y defensa de fortalezas en las que tomara parte señalada. ¿Fueron para él aquellos años completamente grises? Más adelante dirá que, hallándose en este género de vida (más apto para la distracción que para las virtudes), se complacía en repetir, a tiempo y a destiempo, la jaculatoria tan valenciana: "Jesús, María, José"; asimismo profesaba devoción a San Valero (titular de una de las parroquias de Valencia) porque fue tartamudo; rezaba diariamente el oficio, rosario y letanía de Nuestra Señora; frecuentaba templos y lugares píos, y "de mi pobreza —añade— no dejaba de dar limosna a los pobres, aunque faltase a mi sustento". Indudablemente, era también militar a lo divino y en estos campos de la vida interior debería desplegar sus dotes y recursos de combate y estrategia, buscando la santidad a toda costa, con brillante éxito y guiando a otros.

La ocasión para cambiar de banderas le llegó por el duro camino del fracaso material. Sucedió que él, con algunas unidades de su escuadrón de caballería, tuvo que hostigar al enemigo sólo con finalidad de descubierta: mas éste respondió con tan fiero empuje que Gaspar y los suyos retrocedieron en confuso desorden. El mismo Gaspar cayó en un pozo seco, quedando oprimido por su cabalgadura; los enemigos vinieron sobre él, y, después de abrirle la cabeza a golpes de pica o alabarda, le dejaron por muerto. En aquella terrible angustia invocó a sus santos patronos y a la Virgen de los Desamparados, prometiendo ingresar en la Orden de los Mínimos de
San Francisco de Paula si salía con vida. Pudo cumplir el voto. Experimentado ya en la pobreza y en los trabajos de ella, no le resultaba áspero seguir las reglas del severo instituto: perpetua abstinencia de carnes, de huevos y lacticinios, coro a medianoche y otras penitencias.

En aquel santo retiro la virtud de Gaspar comenzó a ser notable. Su mismo apellido, Bono, se prestaba a inocentes juegos de palabras que ponían a prueba su humildad, y él se precavía contra la vanagloria diciendo: "Sólo de bueno tengo el nombre, porque de palabra, obra y pensamiento soy malo." Curiosa fue la manera que en cierta ocasión discurrió para escapar sin miramiento a una posible tufarada de soberbia. Se celebraban en el convento unas conclusiones públicas de filosofía, y uno de los novicios, para lucir su ingenio, usando del recurso fácil y de todos conocido, alabó al padre Gaspar, que presidía. Mas fue tal el dolor de éste, que, asomando a sus ojos las lágrimas, saludó a los concurrentes, abandonó la sala y se retiró a su celda lleno de confusión. Llegó la hora de la cena, y el inocente agresor tuvo que escuchar, entre otras admoniciones, esta salida propia de un santo: "Por que vuestra caridad no pague la lisonja en el purgatorio, reciba una disciplina por espacio de un miserere." Se cuenta de San Felipe Neri que tenía un sexto sentido: era capaz de olfatear la hediondez del Pecado y conocer sus especies. Del Beato Gaspar Bono cabe asegurar que leía en las conciencias. Si llegaba al convento algún religioso con el alma no tan pura como cabía esperar de su estado y profesión, le recibía con sañudo y desapacible semblante, y le hablaba mostrando sequedad y rigor en las palabras. Si esta misma persona le pedía licencia para salir, le atajaba al punto con aspereza: "¡Ah Jesús, María, José! ¿Para qué quiere ahora ir fuera? Quédese en casa; que yo sé que le conviene así al servicio de Dios y al bien de su alma."

La Orden de los Mínimos, fundada hacia 1460, es decir, en unos momentos en que la sociedad cristiana comenzaba a sentir deseos vivos de restauración y de apostolado reformatorio, no encarna aquel espíritu nuevo. Los seguidores de San Francisco de Paula se mantienen dentro del molde de las Ordenes mendicantes, según la estructura medieval. Forman un frente silencioso, aunque no menos heroico, donde la humildad puede tener menos quiebras. De aquí que la tendencia apostólica, la salvación del prójimo, no encaje en la espiritualidad del Beato Gaspar Bono como fin primordial, si no es dentro de los muros del cenobio. Mandará al hermano limosnero que le cuente los pecados y públicos desórdenes de que haya tenido noticia por las calles, a fin de aplacar a la justicia divina con oraciones y penitencias, pero no irá a buscar a los pecadores.

Esta es su espiritualidad genuina: imitar al Poverello de Asís con una tendencia más rigurosa que las ramas franciscanas. Gaspar Bono será luz y sal de la tierra, pero sin salir apenas al mundo, en el silencio del claustro. Su primer biógrafo y contemporáneo, el padre fray Vicente Guillermo Gual, atestigua que, hallándose el siervo de Dios en el convento de Valencia, fue visto por el sacristán menor —que por la incumbencia de su oficio había de ir a medianoche a tocar las campanas para los maitines— en medio del coro y envuelto en una claridad tan deslumbradora que no le permitía distinguir qué cosa era aquélla. Quedó inmóvil sin atreverse a pasar adelante ni poder volver atrás. Pero luego mitigáronse los resplandores y vio al siervo de Dios en oración, el cual se levantó y le dijo: "¿Qué tiene, hermano fray Pedro? Parece que está turbado y espantado. Ea, hijo mío, sosiéguese por lo que ha visto. Le suplico humildemente, y como superior le mando, que guarde secreto."

Emulando la increíble abstinencia de San Francisco de Paula, no perdonaba a su cuerpo ni cuando los graves accidentes de su enfermedad reclamaron la presencia del médico. Este, viendo la mucha debilidad del santo religioso, le ordenaba comiese carne. Respondía el padre Gaspar: "Ya veo que tiene razón que regale mi cuerpo. Yo le prometo de regalarle como conviene." Sin duda que la respuesta encerraba doble sentido. Lo que se siguió fue que se estuvo encerrado por espacio de tres días y sólo una vez al día se alimentaba con hierbas, pan y agua. Instábale el hermano Roque a que tomase otras viandas. A lo cual solía decir: "No trate, hermano Roque, de esto, por caridad, porque para regalar a la señora del alma conviene maltratar al vil esclavo del cuerpo, que, en sintiendo el regalo, luego, como bestia fiera, se envanece para destruir el alma, cuanto más que a esta bestiaza la trato mejor que merece.

En el seguimiento de la pobreza fue no menos admirable. Por intervención del Beato Juan de Ribera, a la sazón arzobispo de Valencia, el padre Gaspar fue elegido provincial. Y si aceptó el cargo a pesar de todas las razones que pudo discurrir su humildad, en la pobreza no toleró interpretaciones contrarias a aquella virtud. "Ea, padre, reciba este tintero nuevo, que cierto es vergüenza que en la mesa de un provincial haya este otro", decíale el padre corrector. A lo que el siervo de Dios contestó: "¡Ah Jesús, María, José! ¿Para qué esta novedad de traerme tintero nuevo? Váyase con su tintero, padre corrector, que yo me hallo bien con este pobrecito, porque ha muchos años que somos amigos."

Si pasaba junto a los muros de la catedral de Valencia, no podía menos de entrar a postrarse en la capilla de San Francisco de Borja, donde se veneraba una imagen de Santa Inés, pintura sobre tabla de Juan de Juanes, que aún se conserva. Allí, escribe un biógrafo, hacía tan fervorosa oración que bien lo manifestaba su alegre y festivo semblante. Al salir decía al religioso compañero: "Hermano, ¿no ve en el retablo de Santa Inés, cómo aquel santo clérigo (el Venerable Agnesio) pone un anillo en el dedo de la Santa? Pues sepa que es voz pública que le fue tan devoto que un día mereció que se le apareciese la Santa, y, después de haber pasado entre los dos una plática dulcísima, le admitió por su esposo espiritual, y él le dio por arras aquel anillo."

Siempre conservó las tradicionales devociones que aprendió de sus padres. Los frailes le veían cantar de rodillas y de memoria los gozos de San Vicente Ferrer en su lengua materna.

Murió el 14 de julio de 1604 y fue beatificado el 17 de septiembre de 1786 por S.S. Pío VI.

En el alma del Beato Gaspar se funden admirablemente los ideales propios de aquellos siglos, cuando los hombres cifraban su ambición en una de estas dos arduas metas: ser guerrero o ser monje; triunfador terreno o santo. También para la generación presente tiene una enseñanza el Beato Gaspar, puesto que en él se cumple la bella sentencia de San Francisco de Sales: "Todos nosotros podemos alcanzar la santidad y la virtud cristiana, cualesquiera que sean nuestra profesión o posición social", según volvió a recordar el papa Juan XXIII en la canonización de otro santo de extracción humilde a los ojos de los hombres: Carlos de Sezze, franciscano.

La Congregación de los Mínimos de San Francisco de Paula lo festeja el 4 de julio.

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Ghebre Miguel, Beato Presbítero y Mártir, 14 de julio  

Ghebre Miguel, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Cerecca-Ghebaba, pueblo de Etiopía, beato Ghebre Miguel, esto es, "Siervo Miguel", presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que buscó siempre en sus estudios y en la oración la verdadera fe. Habiendo abrazado el dogma de la verdadera Iglesia, sufrió por ello primero cárceles, y después, custodiado por soldados y cargados sus pies con cadenas, fue obligado a caminar durante trece meses, hasta que, agotado por los azotes recibidos, falleció consumido por la sed y el hambre (1855).

Etimológicamente: Miguel = Quien es como él, es de origen hebreo.

 

De origen etíope, nace en una aldea de Goyam hacia el año 1788. Educado dentro de la teología copta, dedica varios años de la juventud a la investigación de la verdad; es un apasionado del estudio y de la contemplación, medios que él elige para llegar al conocimiento del verdadero Dios. Cuando contaba ya con cincuenta y tres años, la Providencia puso a su lado el ejemplo, la ayuda y la abnegación de Justino de Jacobis, a quien profesará profunda veneración.

Siendo neófito, se dirige a Roma, en 1841, con una comisión para el Romano Pontífice. En 1844, profesa públicamente la fe, cargado de cadenas y en la cárcel. Los años que siguen los dedica a la oración, a la instrucción de los católicos y a doctas controversias, produciendo estupendos resultados.

El 1 de enero de 1851 recibe la ordenación sacerdotal de manos del obispo Justino de Jacobis, sacerdote de la Misión, quien afirma de Ghebre: "¿Quién más digno de él de las Ordenes Sagradas?. Me juzgo, pues, dichoso de haber promovido como el primero su elevación a la dignidad sacerdotal". Luego Ghebre pide ser admitido en la Congregación de la Misión.

Desde este momento Ghebre Miguel toma parte en todas las obras de la misión. Enseña en el seminario y colabora en la composición de los libros necesarios para los seminaristas y en las obras de apologética destinadas a los cismáticos.

En la persecución del emperador Teodoros, un grupo encabezado por Justino de Jacobis es encarcelado; pero esta vez sólo Ghebre Miguel es seleccionado para el holocausto. Trece meses duró su cautiverio sin que pudieran doblegar su espíritu ni promesas, ni amenazas, ni el terrible ghenz -cepo abisinio- que agarrotó sus piernas durante la mayor parte de este tiempo. Golpeado por orden del tirano en el único ojo sano que tenía, apareció más luminoso que nunca después del tormento, cuando todos pensaban verle ciego.

Murió mientras iba caminando cargado de cadenas el 13 de julio de 1855, a estas alturas ya algunos de los semibárbaros soldados lo veneraban como santo. Su beatificación tuvo lugar el 3 de octubre de 1926.

fuentes: SANTOPEDIA
MISA TRIDENTINA

 

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Ricardo Langhorne, Beato

Mártir Laico, 14 de julio

 

Ricardo Langhorne, Beato

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, beato Ricardo Langhorne, mártir, insigne jurista, que acusado de traición, siendo rey Carlos II, fue condenado a la pena capital y entregó su alma a Dios en el patíbulo de Tyburn (1679).

Etimológicamente: Ricardo = Aquel que es un caudillo o líder, es de origen germánico.

 

Mártir inglés, nacido aproximadamente en 1635, murió en Tyburn, el 14 julio de 1679. Era el tercer hijo de William Langhorne y Leticia Needham. Fue admitido en el Inner Temple (uno de los cuatro colegios profesionales de abogados de Inglaterra y Gales) en noviembre de 1646, y fue llamado a la barra en 1654. Se casó con una dama protestante, Dorotea, hija de Thomas Legatt de Havering, y vivían en Shire Lane, muy cerca de su lugar de trabajo.

Fue arrestado el 15 junio de 1667, durante las investigaciones del gran incendio. Fue arrestado nuevamente el 7 de octubre de 1678, esta vez acusado de ser parte de una conspiración papista, y sin ningún trámite judicial fue enviado a Newgate, encerrado en solitario durante 8 meses, el 14 de junio de 1679 fue llevado a juicio bajo la imputación de haber conspirado con personas desconocidas contra el rey y el gobierno inglés. Condenado a muerte como culpable de alta traición, le ofrecieron la libertad si confesaba ser parte de la supuesta confabulación y declaraba en contra de alguno de los falsos conspiradores. Insistió que desconocía de cualquier conspiración, y fue llevado al patíbulo.

Sus últimas palabras al verdugo fueron: "Estoy deseoso de estar con mi Jesús. Estoy listo y usted necesita estar más cerca de mi".

La mujer del mártir, Dorotea Legatt, a pesar de ser una protestante militante que incluso había algunas veces dado informes contra los católicos, estuvo siempre fiel a su marido hasta el final, y posiblemente se haya convertido al Catolicismo, según deja entrever una nota de Burnet en su Memorándum sobre la conspiración papista.

Su causa de beatificación fue iniciada el 9 de diciembre de 1886, por solicitud del Papa León XIII, y finalizo el 15 de diciembre de 1929 en el pontificado de Pío XI, cuando su nombre fue inscrito en el catálogo de los beatos.

fuentes: santiebeati.it
The Catholic Encyclopedia

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Hroznata, Beato Mártir, 14 de julio  

Hroznata, Beato

Martirologio Romano: En Stáry Kynsperk, lugar cercano a la ciudad de Egres, en Bohemia, República Checa, beato Hroznata, mártir, que, fallecidos su esposa y su hijo, dejó el palacio ducal e ingresó en el monasterio premostratense de Tepla, y por defender los derechos de este monasterio, fue hecho prisionero por unos malhechores, que lo dejaron morir de hambre (1217).

Etimológicamente: Hroznta = Nacido en la cruz, es de origen checho.

 

Hroznata provenía de una importante familia noble checa que poseía los ricos dominios en Bohemia Occidental. Nació muerto. Su desesperada madre llorando pidió a los cielos para que su hijo viviera, Dios atendió sus enfervorizados ruegos. En su infancia, dos veces más fue salvado de la muerte por milagro.

Por estar muy agradecido y luego de que murieran su esposa e hijo, dedicó su vida a Dios y fundó el monasterio en Tepla. Un día el abad le encargó a Hroznata que visitara las fincas de Tepla en Hroznětín. Eligió un acompañante para su viaje entre los monjes y salieron. Por el camino fueron los dos capturados por un salteador quien era además un enemigo jurado del monasterio. El salteador les llevó a su castillo Kinsberg cerca de Cheb (hoy en día Star† Hrozňatov) y pidió un cuantioso rescate al monasterio a cambio de la vida de Hroznata. Los monjes de Teplá hubieran podido reunir esta gran cantidad de dinero, pero Hroznata no le permitió al abad que pagara el rescate.

El salteador le torturó cruelmente. Hroznata falleció a causa de la tortura cruel el 14 de julio de 1217. Su acompañante empezó a urdir el plan de escape. Una noche, la celda de la prisión se llenó de luz clara y brillante y ante el prisionero apareció Hroznata vestido de hábito blanco. Hizo un gesto con la mano y las cadenas se soltaron y cayeron al suelo. La puerta de la cárcel se abrió y el prisionero pudo salir y volver sin obstáculos al monasterio.

El cuerpo de Hroznata fue luego transportado a Teplá y sepultado en la iglesia del monasterio. El abrumado salteador desapareció sin dejar huellas y nadie volvió a oír de él.

Por solicitud de la orden Premostratense y del arzobispo de Praga, el papa León XIII, el 16 de septiembre de 1897, confirmó el culto.

La fiesta litúrgica es al 14 de julio, es patrón de los injustamente perseguidos.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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