JMJ
Pax
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
Gloria a ti, Señor.
Los padres de Jesús solían ir a cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo:
"Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia".
El respondió:
"¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?"
Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Inmaculado Corazón de María
Antífona de Entrada
¡Salve, Madre Santa, Virgen, Madre del Rey, que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos!
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intersección de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas del mundo y concédenos las alegrías del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya.
Lectura del Libro de Génesis 3, 9-15. 20
Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó:
"Dónde estás".
Este le respondió:
"Oí tus pasos en el Jardín; tuve miedo, porque, estoy desnudo, y me escondí".
Entonces le dijo Dios:
"¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?"
Respondió Adán:
"La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí".
El Señor Dios dijo a la mujer:
"¿Por qué has hecho esto?"
Repuso la mujer:
"La serpiente me engañó y comí".
Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:
"Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales y entre todas la bestias salvajes. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; y su descendencia te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de morder su talón".
El hombre le puso a su mujer el nombre de "Eva", porque ella fue la madre de todos los vivientes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 97
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel .
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosa la Virgen María, que guardaba la palabra de Dios y la meditaba en su corazón.
Aleluya.
Evangelio
María conservaba en su corazón todas aquellas cosas
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
Gloria a ti, Señor.
Los padres de Jesús solían ir a cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo:
"Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia".
El respondió:
"¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?"
Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice "Credo".
Oración sobre las Ofrendas
El amor y la gracia de tu Hijo, hecho hombre por nosotros, sea nuestro socorro, Señor; y el que al nacer de la Virgen no menoscabó la integridad de su madre, sino que la santificó, nos libre del peso de nuestros pecados y vuelva así aceptable nuestra ofrenda delante de tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Maternidad de la santísima Virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la memoria de santa María, siempre Virgen.
Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y, sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Dichoso el vientre de María la Virgen, que llevo al Hijo del Eterno Padre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Al recibir estos sacramentos, Señor, imploramos de tu misericordia que cuantos nos gozamos en la festividad de María, siempre Virgen, nos entreguemos como ella al servicio de tu plan de salvación sobre los seres humanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
sab 12a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
El Señor es mi protector; él me libro de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Jerusalén, clama al Señor con toda el alma
Lectura del libro de las Lamentaciones 2, 2. 10-14. 18-19
El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob, en su furor ha destruido las fortalezas de Judá, ha echado por tierra y deshonrado al rey y a sus príncipes.
En el suelo silenciosos están sentados los ancianos de Sión, se han echado ceniza en la cabeza y se han vestido de sayal; humillan su cabeza hasta la tierra las doncellas de Jerusalén.
Mis ojos se consumen de tanto llorar y el dolor me quema las entrañas; la bilis me amarga la boca por el desastre de mi pueblo, al ver que los muchachos y niños de pecho desfallecen en las plazas de la ciudad.
Los niños les preguntan a sus madres:
"¿Dónde hay pan?", y caen sin fuerzas, como heridos, en las plazas de la ciudad, mientras expiran en brazos de sus madres.
¿Con quién podré compararte, Jerusalén?, ¿con quién te podré asemejar? ¿O qué palabras te podré decir para consolarte, virgen, hija de Sión?
Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte?
Tus profetas te engañaron con sus visiones falsas e insensatas; no te hicieron ver tus pecados para evitarte así el cautiverio, y sólo te anunciaron falsedades e ilusiones. Clama, pues, al Señor con toda el alma; gime, Jerusalén, deja correr a torrentes tus lágrimas, de día y de noche, no te concedas descanso y que no dejen de llorar las niñas de tus ojos.
Levántate y clama al Señor durante toda la noche, derrama como agua tu corazón en la presencia de Dios, alza tus manos hacia él y ruega por la vida de tus pequeñuelos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 73
No te olvides, Señor, de nosotros.
¿Por qué, Dios nuestro, nos has abandonado y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño? Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo, de la tribu que rescataste para posesión tuya, del monte Sión donde pusiste tu morada.
No te olvides, Señor, de nosotros.
Ven a ver estas ruinas interminables: el enemigo ha arrasado todo el santuario; rugieron los agresores en medio de tu asamblea, levantaron sus estandartes.
No te olvides, Señor, de nosotros.
Parecía que se abrían paso a hachazos en medio de la maleza. Con martillos y mazos destrozaron todas las puertas, prendieron fuego a tu santuario, derribaron y profanaron tu morada.
No te olvides, Señor, de nosotros.
Acuérdate de tu alianza, Señor, pues todo el país está lleno de violencia. Que el humilde no salga defraudado y los pobres y afligidos alaben tu nombre.
No te olvides, Señor, de nosotros.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.
Aleluya.
Evangelio
Que se te cumpla lo que has creído
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-17
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún se le acercó un oficial romano rogándole:
"Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama paralítico, y sufre mucho".
Jesús le contestó:
"Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó:
"Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero con que digas una sola palabra mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno que se vaya, se va; o a otro que venga, y viene; y si le digo a mi criado que haga algo, lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían:
"Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de Oriente y de Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
en el reino de Dios; en cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación".
Jesús le dijo al oficial romano:
"Vuelve a tu casa; que se te cumpla lo que has creído".
Y en aquel momento se curó el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama con fiebre. Entonces le tomó la mano y desapareció la fiebre; ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados; Jesús expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: "El hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros
En verdad es justo darte gracias,
Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz, porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte. Y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo,
que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad de tus hijos; y como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, y entonaré un himno de alabanza al Dios altísimo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 28/06 San Ireneo (obispo y mártir, rojo)
Antífona de Entrada
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: yo, el Señor, seré su Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Dios nuestro, que otorgaste a tu obispo san Ireneo la gracia de mantener incólume la doctrina y la paz de la Iglesia; concédenos, por su intercesión, renovarnos en fe y caridad y trabajar sin descanso por la concordia y la unidad entre los seres humanos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Quien sirve al Señor debe ser amable con todos y ha de corregir con dulzura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 22-26
Querido hermano: Procura llevar una vida de rectitud y de fe, de amor y de paz, junto con los que invocan sinceramente al Señor. Evita las discusiones tontas y absurdas, que sólo provocan altercados.
Ahora bien, quien sirve al Señor no debe provocar altercados; al contrario, debe ser amable con todos, y estar dispuesto a enseñar; debe
ser paciente y ha de corregir con dulzura a quienes lo contradicen. Quizá Dios les dé ocasión de convertirse y de conocer la verdad. Quizá se arrepientan y se libren de las trampas con que el diablo los tiene atrapados y sujetos a su voluntad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 36
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Confía en el Señor, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra; que agradar al Señor sea tu deleite, y él te dará cuanto deseas
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Pon tu vida en las manos del Señor, en él confía, y él hará que tu justicia y tu derecho brillen igual que el sol de mediodía.
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Rectas y sabias son las palabras del justo; pues lleva en su interior la ley de Dios, sus pasos son seguros.
Rectas y sabias son las palabras del justo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor; él que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.
Evangelio
Quiero que donde yo esté, también estén ellos conmigo
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:
"Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, que este sacrificio que ofrecemos con gozo en la fiesta de san Ireneo, glorifique tu nombre y nos impulse a amar la verdad, para que mantengamos intacta la fe de la Iglesia y guardemos segura la unidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la sangre del glorioso mártir san Ireneo, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al humano débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Este es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les reparta la ración a sus horas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por estos misterios que hemos celebrado, ten piedad de nosotros, Señor, y aumenta nuestra fe; y tú que glorificas a tu obispo san Ireneo por haber profesado su fe hasta la muerte, haz que esa fe nos justifique también a nosotros viviéndola en toda su verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
† Meditación diaria
Sábado posterior al 2º domingo después de Pentecostés
EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA*
Memoria
— El Corazón de María.
— Un Corazón materno.
— Cor Mariae dulcissimum, iter para tutum.
I. En mí está toda gracia del camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de fuerza1, leemos en la Antífona de entrada de la Misa.
Como considerábamos en la fiesta de ayer, el corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: María -escribe San Lucas- guardaba todas estas cosas, ponderándolas en su corazón2.
El Prefacio de la Misa proclama que el Corazón de María es sabio, porque entendió como ninguna otra criatura el sentido de las Escrituras, y conservó el recuerdo de las palabras y de las cosas relacionadas con el misterio de la salvación; inmaculado, es decir, inmune de toda mancha de pecado; dócil, porque se sometió fidelísimamente al querer de Dios en todos sus deseos; nuevo, según la antigua profecía de Ezequiel –os daré un corazón nuevo y un espíritu nuevo3–, revestido de la novedad de la gracia merecida por Cristo; humilde, imitando el de Cristo, que dijo: Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón4; sencillo, libre de toda duplicidad y lleno del Espíritu de verdad; limpio, capaz de ver a Dios según la Bienaventuranza del Señor5; firme en la aceptación de la voluntad de Dios, cuando Simeón le anunció que una espada de dolor atravesaría su corazón6, cuando se desató la persecución contra su Hijo7 o llegó el momento de su Muerte; dispuesto, ya que, mientras Cristo dormía en el sepulcro, a imitación de la esposa del Cantar de los Cantares8, estuvo en vela esperando la resurrección de Cristo.
El Corazón Inmaculado de María es llamado, sobre todo, santuario del Espíritu Santo9, en razón de su Maternidad divina y por la inhabitación continua y plena del Espíritu divino en su alma. Esta maternidad excelsa, que coloca a María por encima de todas las criaturas, se realizó en su Corazón Inmaculado antes que en sus purísimas entrañas. Al Verbo que dio a luz según la carne lo concibió primeramente según la fe en su corazón, afirman los Santos Padres10. Por su Corazón Inmaculado, lleno de fe, de amor, humilde y entregado a la voluntad de Dios, María mereció llevar en su seno virginal al Hijo de Dios.
Ella nos protege siempre, como la madre al hijo pequeño que está rodeado de peligros y dificultades por todas partes, y nos hace crecer continuamente. ¿Cómo no vamos a acudir diariamente a Ella? ""Sancta Maria, Stella maris" -Santa María, Estrella del mar, ¡condúcenos Tú!
"-Clama así con reciedumbre, porque no hay tempestad que pueda hacer naufragar el Corazón Dulcísimo de la Virgen. Cuando veas venir la tempestad, si te metes en ese Refugio firme, que es María, no hay peligro de zozobra o de hundimiento"11. En él encontramos un puerto seguro donde es imposible naufragar.
II. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón12.
El Corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén y lo que refirieron los pastores ante el pesebre, y la presencia, días o meses más tarde, de los Magos con sus dones, y la profecía del anciano Simeón, y las zozobras de su viaje a Egipto... Más tarde, le impresionó profundamente la pérdida de su Hijo en Jerusalén, a la edad de doce años, y las palabras que Este les dijo a Ella y a José cuando por fin, angustiados, le encontraron. Luego descendió con ellos a Nazareth y les estaba sometido. Pero María conservaba todas estas cosas en su corazón13. Jamás olvidó María, en los años que vivió aquí en la tierra, los acontecimientos que rodearon la muerte de su Hijo en la Cruz y las palabras que allí oyó a Jesús: Mujer, he ahí a tu hijo14. Y al señalar a Juan, Ella nos vio a todos nosotros y a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó en su Corazón con amor de madre, con el mismo con que amó a Jesús. En nosotros reconoció a su Hijo, según lo que Este mismo había dicho: Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo hicisteis15.
Pero Nuestra Señora ejerció su maternidad antes de que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde el momento en que prestó, mediante su fiat, su colaboración a la salvación de todos los hombres. En el relato de las bodas de Caná, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta solicitud por los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante: nada de cuanto atañe al hijo pasa inadvertido a la madre. En Caná, el Corazón maternal de María despliega su vigilante cuidado en favor de unos parientes o amigos, para remediar una situación embarazosa, pero sin consecuencias graves. Ha querido mostrarnos el Evangelista, por inspiración divina, que a Ella nada humano le es extraño ni nadie queda excluido de su celosa ternura. Nuestros pequeños fallos y errores, lo mismo que las culpas grandes, son objeto de sus desvelos. Le interesan los olvidos y preocupaciones, y las angustias grandes que a veces pueden anegar el alma. No tienen vino16, dice a su Hijo. Todos están distraídos, nadie se da cuenta.. Y aunque parece que no ha llegado aún la hora de los milagros, Ella sabe adelantarla.
María conoce bien el Corazón de su Hijo y sabe cómo llegar hasta Él; ahora, en el Cielo, su actitud no ha variado. Por su intercesión nuestras súplicas llegan "antes, más y mejor" a la presencia del Señor. Por eso, hoy podemos dirigirle la antigua oración de la Iglesia: Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis bona17, Virgen Madre de Dios, Tú que estás continuamente en su presencia, habla a tu Hijo cosas buenas de nosotros. ¡Bien que lo necesitamos!
Al meditar sobre esta advocación de Nuestra Señora, no se trata quizá de que nos propongamos una devoción más, sino de aprender a tratarla con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no solo se dirigen a ella cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que les salen al paso. Las madres les ayudan con alegría a resolver los problemas más menudos. Ellas –las madres– lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.
III. Al considerar el esplendor y la santidad del Corazón Inmaculado de María, podemos examinar hoy nuestra propia intimidad: si estamos abiertos y somos dóciles a las gracias y a las inspiraciones del Espíritu Santo, si guardamos celosamente el corazón de todo aquello que le pueda separar de Dios, si arrancamos de raíz los pequeños rencores, las envidias... que tienden a anidar en él. Sabemos que de su riqueza o pobreza hablarán las palabras y las obras, pues el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas18.
De nuestra Señora salen a torrentes las gracias de perdón, de misericordia, de ayuda en la necesidad... Por eso, le pedimos hoy que nos dé un corazón puro, humano, comprensivo con los defectos de quienes están junto a nosotros, amable con todos, capaz de hacerse cargo del dolor en cualquier circunstancia en que lo encontremos, dispuesto siempre a ayudar a quien lo necesite. "¡Mater Pulchrae dilectionis, Madre del Amor Hermoso, ruega por nosotros! Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como tú los has amado: haz que nuestro amor hacia los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso (...), haz que nuestra alegría sea siempre auténtica y plena, para poder comunicarla a todos"19, y especialmente a quienes el Señor ha querido que estemos unidos con vínculos más fuertes.
Recordamos hoy cómo, cuando las necesidades han apremiado, la Iglesia y sus hijos han acudido al Corazón Dulcísimo de María para consagrar el mundo, las naciones o las familias20. Siempre hemos tenido la intuición de que solo en su Dulce Corazón estamos seguros. Hoy le hacemos entrega, una vez más, de lo que somos y tenemos. Dejamos en su regazo los días buenos y los que parecen malos, las enfermedades, las flaquezas, el trabajo, el cansancio y el reposo, los ideales nobles que el Señor ha puesto en nuestra alma; ponemos especialmente en sus manos nuestro caminar hacia Cristo para que Ella lo preserve de todos los peligros y lo guarde con ternura y fortaleza, como hacen las madres. Cor Mariae dulcissimum, iter para tutum, Corazón dulcísimo de María, prepárame..., prepárales un camino seguro21.
Terminamos nuestra oración pidiendo al Señor, con la liturgia de la Misa: Señor, Dios nuestro, que hiciste del Inmaculado Corazón de María una mansión para tu Hijo y un santuario del Espíritu Santo, danos un corazón limpio y dócil, para que, sumisos siempre a tus mandatos, te amemos sobre todas las cosas y ayudemos a los hermanos en sus necesidades22.
1 Antífona de entrada. Misas de la Virgen María, I. Misa del Inmaculado Corazón de la Virgen María, n. 28. — 2 Lc 2, 19. — 3 Cfr. Ez 36, 26. — 4 Mt 11, 29. — 5 Cfr. Mt 5, 8. — 6 Cfr. Lc 2, 35. — 7 Cfr. Mt 2, 13. — 8 Cfr. Cant 5, 2. — 9 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 53. — 10 Cfr. San Agustín, Tratado sobre la virginidad, 3. — 11 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 1055. — 12 Antífona de comunión, Lc 2, 19. — 13 Lc 2, 51. — 14 Jn 19, 26. — 15 Mt 25, 40. — 16 Cfr. Jn 2, 3. — 17 Misal de San Pío V, Oración sobre las ofrendas de la Misa de Santa María Medianera de todas las gracias; cfr. Jer 18, 20. — 18 Mt 12, 35. — 19 Juan Pablo II, Homilía 31-V-1979. — 20 Cfr. Pío XII, Alocución Benedicite Deum, 31-X-1942; Juan Pablo II, Homilía en Fátima, 13-V-1982. — 21 Cfr. Himno Ave Maris Stella. — 22 Oración colecta de la Misa.
* Después de la consagración del mundo al dulcísimo y maternal Corazón de la Virgen María en 1942, llegaron numerosas peticiones al Romano Pontífice para que extendiera el culto al Inmaculado Corazón de María, que ya existía en algunos lugares, a toda la Iglesia. Pío XII accedió en 1945, "seguros de encontrar en su amantísimo Corazón... el puerto seguro en medio de las tempestades que por todas partes nos apremian". A través del símbolo del corazón, veneramos en María su amor purísimo y perfecto a Dios y su amor maternal hacia cada hombre. En él encontramos refugio en medio de todas las dificultades y tentaciones de la vida y el camino seguro -iter para tutum- para llegar prontamente a su Hijo.
12ª semana. Sábado
MARÍA, CORREDENTORA CON CRISTO
— María, presente en el sacrificio de la Cruz.
— Corredentora con Cristo.
— María y la Santa Misa.
I. A lo largo de la vida terrena de Jesús, su Madre Santa María cumplió la voluntad divina de atenderle con amorosa solicitud: en Belén, en Egipto, en Nazaret. Tuvo con Él todos los cuidados normales que necesitó, iguales a los de cualquier otro niño, y también los desvelos extraordinarios que fueron necesarios para proteger su vida. El Niño creció, entre María y José, en un ambiente lleno de amor sacrificado y alegre, de protección firme y de trabajo.
Más tarde, durante su vida pública, María pocas veces le sigue físicamente de cerca, pero Ella sabía en cada momento dónde se encontraba, y le llegaba el eco de sus milagros y de su predicación. Algunas veces Jesús fue a Nazaret, y estaba entonces más tiempo con su Madre; la mayoría de sus discípulos ya la conocían desde aquella boda en Caná de Galilea1. Salvo el milagro de la conversión del agua en vino, en el que tuvo una parte tan importante, los Evangelistas no señalan que estuviera presente en ningún otro milagro. Tampoco estuvo presente en los momentos en que las gentes desbordaban entusiasmo por su Hijo. "No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni –fuera de las primicias de Caná– a la hora de los grandes milagros.
"—Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, "juxta crucem Jesu" —junto a la cruz de Jesús, su Madre"2. Ella se encuentra normalmente en Nazaret, en perfecta unión con su Hijo, ponderando en su corazón todo lo que iba ocurriendo; pero en la hora del dolor y del abandono, allí se encuentra María.
Dios la amó de un modo singular y único. Sin embargo, no la dispensó del trance del Calvario, haciéndola participar en el dolor como nadie, excepto su Hijo, haya jamás sufrido. Podría quizá haberse retirado a la intimidad de su casa, lejos del Calvario, en la compañía amable de las mujeres; "al fin y al cabo, nada podía hacer, y su presencia no evitaba ni aliviaba los dolores de su Hijo ni su humillación. Y no lo hizo por la misma razón por la que una madre permanece junto al lecho de su hijo agonizante en lugar de marcharse a distraerse, en vista de que no puede hacer nada para que siga viviendo o deje de sufrir. La Virgen se solidarizó con su Hijo; su amor la llevó a sufrir con Él"3. Poco a poco se fue aproximando a la Cruz; al final, los soldados le permitieron estar muy cerca. Mira a Jesús, y su Hijo la mira. En una estrechísima unión, ofrece a su Hijo a Dios Padre, corredimiendo con Él. En comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; "abdicó de los derechos de madre sobre su Hijo, para conseguir la salvación de los hombres; y para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar con razón que redimió con Cristo al linaje humano"4.
La Virgen no solo "acompañaba" a Jesús, sino que estaba unida activa e íntimamente al sacrificio que se ofrecía en aquel primer altar. De modo voluntario participaba en la redención de la humanidad, consumando su fiat, que años antes había pronunciado en Nazaret. Por eso, podemos pensar que en cada Misa, centro y corazón de la Iglesia, se encuentra María. En muchas ocasiones nos ayudará esta realidad a vivir mejor el sacrificio eucarístico –uniendo a la entrega de Cristo la nuestra, que también ha de ser holocausto–, sintiéndonos en el Calvario, muy cerca de Nuestra Señora.
II. Desde la Cruz, Jesús confía su Cuerpo Místico, la Iglesia, a Santa María, en la persona de San Juan. Sabía que constantemente necesitaríamos de una Madre que nos protegiera, que nos levantara y que intercediera por nosotros. A partir de ese momento, "Ella lo custodia y custodiará con la misma fidelidad y la misma fuerza con que custodió a su Primogénito: desde el portal de Belén, a través del Calvario, hasta el Cenáculo de Pentecostés, donde tuvo lugar el nacimiento de la Iglesia. María está presente en todas las vicisitudes de la Iglesia (...). De modo muy particular está unida a la Iglesia en los momentos más difíciles de su historia (...). María aparece particularmente cercana a la Iglesia, porque la Iglesia es siempre como su Cristo, primero Niño, y después Crucificado y Resucitado"5.
La Virgen Santa María intercede para que Dios imprima en las almas de los cristianos el mismo afán que puso en la suya, el deseo corredentor de que vuelvan a ser amigos de Dios todos los hombres. "La fe, la esperanza y la ardiente caridad de la Virgen en la cima del Gólgota, que la hacen Corredentora con Cristo de modo eminente, son también una invitación a crecernos, a ser fuertes humana y sobrenaturalmente ante las dificultades externas; a insistir, sin desanimarnos, en la acción apostólica, aunque en alguna ocasión parezca que no hay frutos, o el horizonte aparezca oscurecido por la potencia del mal.
"Luchemos –¡lucha tú!– contra ese acostumbramiento, contra ese ir tirando monótonamente, contra ese conformismo que equivale a la inacción. Mira a Cristo en la Cruz, mira a Santa María junto a la Cruz: ante su mirada se abren cauce, con seguridad pasmosa, la traición, la burla, los insultos...; pero Cristo, y secundando esa acción redentora, María, siguen fuertes, perseverantes, llenos de paz, con optimismo en el dolor, cumpliendo la misión que la Trinidad les ha confiado. Es un aldabonazo para cada uno de nosotros, recordándonos que a la hora del dolor, de la fatiga y de la contradicción más horrenda, Cristo –y tú y yo hemos de ser otros Cristos– da cumplimiento a su misión (...). Me decido a aconsejarte que vuelvas tus ojos a la Virgen, y le pidas, para ti y para todos: Madre, que tengamos confianza absoluta en la acción redentora de Jesús, y que –como tú, Madre– queramos ser corredentores..."6. Participar en la Redención, cooperar en la santificación del mundo, salvar almas para la eternidad: ¿cabe un ideal más grande para llenar toda una vida? La Virgen corredime ahora junto a su Hijo en el Calvario, pero también lo hizo cuando pronunció su fiat al recibir la embajada del Ángel, y en Belén, y en el tiempo que permaneció en Egipto, y en su vida corriente de Nazaret... Como Ella, podemos ser corredentores todas las horas del día, si las llenamos de oración, si trabajamos a conciencia, si vivimos una amable caridad con quienes encontremos en nuestras tareas, en la familia..., si ofrecemos con serenidad las contrariedades que cada día lleva consigo.
III. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: Mujer, he ahí a tu hijo7. Era la última donación de Jesús antes de su Muerte; nos dio a su Madre como Madre nuestra.
Desde entonces el discípulo de Cristo tiene algo que le es propio: tiene a María como Madre suya. Su puesto de Madre en la Iglesia será para siempre: Desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa8. Aquella es la hora de Jesús, que inaugura con su Muerte redentora una era nueva hasta el fin de los tiempos. Desde entonces, "si queremos ser cristianos, debemos ser marianos"9; para ser buen cristiano es preciso tener un gran amor a María. La obra de Jesús se puede resumir en dos maravillosas realidades: nos ha dado la filiación divina, haciéndonos hijos de Dios, y nos ha hecho hijos de Santa María.
Un autor del siglo iii, Orígenes, hace notar que Jesús no dijo a María "ese es también tu hijo", sino "he ahí a tu hijo"; y como María no tuvo más hijo que Jesús, sus palabras equivalen a decirle: "ese será para ti en adelante Jesús"10. La Virgen ve en cada cristiano a su hijo Jesús. Nos trata como si en nuestro lugar estuviera Cristo mismo. ¿Cómo se olvidará de nosotros cuando nos vea necesitados? ¿Qué no conseguirá de su Hijo en favor nuestro? Nunca podremos imaginar, ni de lejos, el amor de María por cada uno.
Acostumbrémonos a encontrar a Santa María mientras celebramos o participamos en la Santa Misa. Allí, "en el sacrificio del Altar, la participación de Nuestra Señora nos evoca el silencioso recato con que acompañó la vida de su Hijo, cuando andaba por la tierra de Palestina. La Santa Misa es una acción de la Trinidad; por voluntad del Padre, cooperando con el Espíritu Santo, el Hijo se ofrece en oblación redentora. En ese insondable misterio, se advierte, como entre velos, el rostro purísimo de María: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo.
"El trato con Jesús, en el Sacrificio del Altar, trae consigo necesariamente el trato con María, su Madre. Quien encuentra a Jesús, encuentra también a la Virgen sin mancilla, como sucedió a aquellos santos personajes –los Reyes Magos– que fueron a adorar a Cristo: entrando en la casa, hallaron al Niño con María, su Madre (Mt 2, 11)"11. Con Ella podemos ofrecer toda nuestra vida –todos los pensamientos, afanes, trabajos, afectos, acciones, amores– identificándonos con los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús12: ¡Padre Santo!, le decimos en la intimidad de nuestro corazón, y lo podemos repetir interiormente durante la Santa Misa, por el corazón Inmaculado de María os ofrezco a Jesús vuestro Hijo muy amado y me ofrezco yo mismo en Él, con Él y por Él a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas13.
Celebrar o asistir como conviene al Santo Sacrificio del Altar es el mejor servicio que podemos prestar a Jesús, a su Cuerpo Místico y a toda la humanidad. Junto a María, en la Santa Misa estamos particularmente unidos a toda la Iglesia.
1 Cfr. Jn 2, 1-10. — 2 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 507. — 3 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, p. 294. — 4 Benedicto XV, Epist. Inter sodalicia, 22-V-1918. — 5 K. Wojtyla, Signo de contradicción, pp. 261-262. — 6 A. del Portillo, Carta pastoral 31-V-1987, n. 19. — 7 Jn 19, 26. — 8 Jn 19, 27. — 9 Pablo VI, Homilía 24-IV-1970. — 10 Orígenes, Comentario sobre el Evangelio de San Juan, 1, 4, 23. — 11 San Josemaría Escrivá, La Virgen, en Libro de Aragón, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, Zaragoza 1976. — 12 Cfr. Flp 2, 5. — 13 P. M. Sulamitis, Oración de la Ofrenda al Amor Misericordioso, Madrid 1931.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Irineo
Obispo y escritor
Año 203
Irineo significa: amigo de la paz. (Irene - paz).
San Irineo es considerado como uno de los padres de la Iglesia, porque en la antigüedad con su sabiduría y sus escritos libró a la cristiandad de las dañosísimas enseñanzas de los Gnósticos, y supo detener a esta secta que amenazaba con hacer mucho mal.
En una hermosa carta San Irineo le dice a un amigo suyo que se pasó a los gnósticos: "Te recuerdo que siendo yo un niño, allá en Asia Menor me eduqué junto al gran obispo Policarpo. Y también tú aprendiste con él, antes de pasarte a la perniciosa secta. ¡Con qué cariño recuerdo las enseñanzas de este gran sabio Policarpo! Podría señalar todavía el sitio donde se colocaba para enseñar, y su modo de andar y de accionar, y los rasgos de su fisonomía y las palabras que dirigía a la muchedumbre. Podría todavía repetir (aunque han pasado tantos años) las palabras con las cuales nos contaba como él había tratado con Juan el Evangelista y con otros que conocieron personalmente a Nuestro Señor. Y como el apóstol Juan les repetía las mismas palabras que el Redentor dijo a ellos y les contaba los hechos maravillosos que ellos presenciaron cuando vivieron junto al Hijo de Dios. Todo esto lo repetía muchas veces Policarpo y lo que él enseñaba estaba totalmente de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Yo oía todo aquello con inmensa emoción y se me quedaba grabado en el corazón y en la memoria. Y lo pienso y lo medito, y lo recuerdo, con la gracia de Dios cada día".
Y después de anotar tan hermosos recuerdos de su niñez le dice al gnóstico: "en la presencia del Señor Dios, te puedo asegurar que aquel santo anciano Policarpo, si oyera las herejías gnósticas que tú enseñas, se taparía los oídos y exclamaría: '¡Oh Dios: que cosas tan horribles me ha tocado escuchar en mi vida! ¡A que excesos de error se ha llegado en estos tiempos! ¿Por qué tengo que escuchar semejantes errores?', y saldría huyendo de aquél lugar donde se escuchan tus dañosas enseñanzas".
San Irineo nació en el Asia Menor hacia el año 125 y como lo dice en su carta, tuvo el privilegio de ser educado por San Policarpo, un santo que fue discípulo del evangelista San Juan. Después se fue a vivir a Lyon que era la ciudad más comercial y populosa de Francia en ese tiempo.
Era el sacerdote más sabio de Lyon y por ello los católicos de esta ciudad lo enviaron a Roma como jefe de una embajada que tenía como oficio obtener que el Sumo Pontífice concediera su perdón a un grupo de cristianos que antes habían sido infieles pero que ahora querían otra vez ser fieles a la Santa Religión.
Y sucedió que mientras él estaba en Roma estalló en Lyon la terrible persecución en la cual murieron el obispo San Potino y un inmenso número de mártires. Irineo hubiera sido también martirizado si se hubiera encontrado en esos días en Lyon. Pero cuando regresó ya se había calmado la persecución. Dios lo tenía destinado para defender con sus escritos la Santa Religión.
A su regreso a Lyon fue proclamado por el pueblo como sucesor del obispo San Potino, y se dedicó con todo su entusiasmo a enfervorizar a sus cristianos y a defenderlos de los errores de los herejes.
En su tiempo se difundió mucho una de las herejías que más daño han hecho a la religión Católica y que aún existe en muchas partes. La secta de los gnósticos. Estos enseñan un sinfín de errores y no se basan en las Sagradas Escrituras sino en doctrinas raras e inventadas por los hombres. Creen en la reencarnación y se imaginan que con la sola mente humana se logran conseguir todas las soluciones a todos los problemas, sin la necesidad de la fe y de la revelación.
San Irineo que era un gran estudioso, se propuso analizar bien detenidamente todos los errores de los gnósticos y publicó cinco libros en los cuales los fue desenmascarando y les fue quitando su piel de oveja para que parecieran los lobos que eran. Él no atacaba con amargura, pero iba presentando lo absurdas que son las enseñanzas de los gnósticos. Se preocupaba más por convertir que por confundir y por eso era muy moderado y muy suave en sus ataques al enemigo. Pero de vez en cuando se le escapan algunas saetas como estas: "Con un poquito de ciencias raras que aprenden, los gnósticos ya se imaginan que bajaron directamente del cielo; se pavonean como gallos orgullosos y parece que estuvieran andando de gancho con los ángeles".
Los libros de Irineo contra los gnósticos fueron traducidos a los idiomas más extendidos de ese entonces y se divulgaron por todas las iglesias y con ellos se logró detener la peligrosa secta y librar a la religión de errores sumamente dañinos.
14 años después de su primera embajada fue enviado otra vez Irineo a Roma a pedir al Papa que quitara la excomunión a algunos cristianos que no habían querido obedecer las leyes de la Iglesia en cuanto a las fechas para la Semana Santa y Pascua. Y obtuvo el perdón del Sumo Pontífice. Por lo cual la gente decía que estaba haciendo honor a su nombre que significa: "Amigo de la paz".
No se sabe a ciencia cierta si Irineo murió mártir o murió de muerte natural. Pero lo que sí es cierto es que sus escritos han sido siempre de gran provecho espiritual para los cristianos.
Quiera Dios, por intercesión de este santo, enviar siempre a su Iglesia Católica, escritores que defiendan la religión y animen a todos a ser mejores seguidores de Jesucristo.
Los que enseñen a otros la santidad brillaran como estrellas por toda la eternidad. (Profeta Daniel 12, 3)
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Heinrado, Santo El loco por Cristo, Junio 28
El loco por Cristo Etimológicamente significa "protector de un Estado". Viene de la lengua alemana. |
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Fuente: Franciscanos.net
Vicenta Gerosa, Santa Co-fundadora, Junio 28
Co-Fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad de María Niña de Lovere Vicenta Gerosa nació en Lovere, el el año 1784, sobre el lago de Isso (Lombardía) de familia de comerciantes acomodados y prósperos. |
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Fuente: Enciclopedia Católica | ACI Prensa
Pablo I, Santo XCIII Papa, 28 de junio
XCIII Papa Martirologio Romano: En Roma, san Pablo I, papa, quien, afable y misericordioso, por la noche, en silencio, visitaba las casas de los enfermos pobres, prestándoles ayuda. Defensor de la fe ortodoxa, escribió a los emperadores Constantino y León, para que restituyeran el culto a las sagradas imágenes. Muy devoto de los santos, cuidó de trasladar desde los cementerios en ruinas al interior de la ciudad, en los diversos títulos y monasterios, los cuerpos de los mártires, en medio de himnos y cánticos (767). Fecha de nacimiento desconocida; muerto en Roma el 28 de Junio de 767. |
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Fuente: Vatican.va
María Pía Mastena, Beata Fundadora, Junio 28
Fundadora de las Religiosas del Santo Rostro MARÍA PÍA MASTENA nació el 7 de diciembre de 1881 en Bovolone, provincia de Verona. |
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Juan (John) Southworth, Santo Sacerdote y Mártir, 28 de junio
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, san Juan Southworth, presbítero y mártir, quien, por ejercer su sacerdocio en ese país, tuvo que soportar cárceles y destierros, y bajo Oliverio Cromwell fue condenado a muerte. Cuando vio el patíbulo preparado en Tyburn, exclamó que era para él lo que fue la cruz para Cristo (1654). Nació en el año 1592 en Samlesbury, Lancashire, Inglaterra. |
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Argimiro de Cabra y de Córdoba, Santo Mártir, Junio 28
Monje Mártir Martirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Argimiro, mártir, que en la persecución bajo los sarracenos en tiempo de Mohamed II, siendo monje, y ya avanzado en edad, fue invitado por el juez a negar a Cristo, pero, por peseverar en la confesión de la fe, fue atormentado en el potro y finalmente traspasado por una lanza (856). |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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