viernes, 5 de agosto de 2011

Lecturas Sábado 06 de Agosto de 2011

Divina Misericordia

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al llegar Jesús a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, que se puso de rodillas y le dijo:
"Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo".
Entonces Jesús exclamó:
"¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho".
Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano.
Después, al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron:
"¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?""
Les respondió Jesús: "Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe, al menos del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: Trasládate de aquí para allá, y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/swf/l.swf?video_id=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

sab 18a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Dios nuestro y protector nuestro, un sólo día en tu casa es más valioso para tus elegidos, que mil días en cualquier otra parte.

 

Oración Colecta

Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor a fin de que, amándote en todo sobre todo,
podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

 

Primera Lectura

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón

Lectura del libro del Deuteronomio 6, 4-13

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo:
"Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.
Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido. Repíteselos a tus hijos y háblales de ellos cuando estés en tu casa o cuando vayas de camino; cuando te acuestes y cuando te levantes; átalos a tu mano como una señal y póntelos en la frente para recordarlos; escríbelos en los dinteles y en las puertas de tu casa.
Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, una tierra con ciudades grandes y ricas, que tú no has construido; con casas rebosantes de riquezas, que tú no has almacenado; con pozos, que tú no has excavado; con viñedos y olivares, que tú no has plantado; y cuando puedas comer hasta saciarte, no te olvides del Señor que te sacó de la esclavitud de Egipto. Al Señor, tu Dios, temerás y a él solo servirás; sólo en su nombre jurarás".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 17

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Te alabaré, Señor, ante los pueblos y elevaré mi voz agradecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.

Evangelio

Si ustedes tienen fe, nada les será imposible

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al llegar Jesús a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, que se puso de rodillas y le dijo:
"Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no han podido curarlo".
Entonces Jesús exclamó:
"¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla? Tráiganme aquí al muchacho".
Jesús ordenó al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento éste quedó sano.
Después, al quedarse solos con Jesús, los discípulos le preguntaron:
"¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?""
Les respondió Jesús: "Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe, al menos del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a ese monte: Trasládate de aquí para allá, y el monte se trasladaría. Entonces nada sería imposible para ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti, tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste
para que , hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:

Antífona de la Comunión

Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos, Señor, a imagen de tu Hijo, para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

18ª semana. Sábado

EL PODER DE LA FE

— La fe capaz de trasladar montañas. Cada día tienen lugar en la Iglesia los milagros más grandes.

— Más gracias cuanto mayores son los obstáculos.

— Fe con obras.

I. Entre una inmensa muchedumbre que espera a Jesús, se adelantó un hombre y, puesto de rodillas, le suplicó: Señor, ten compasión de mi hijo...1. Es una oración humilde la de este padre, como reflejan su actitud y sus palabras. No apela al poder de Jesucristo sino a su compasión; no hace valer méritos propios, ni ofrece nada: se acoge a la misericordia de Jesús.

Acudir al Corazón misericordioso de Cristo es ser oídos siempre: el hijo quedará curado, cosa que no habían logrado anteriormente los Apóstoles. Más tarde, a solas, los discípulos preguntaron al Señor por qué ellos no habían logrado curar al muchacho endemoniado. Y Él les respondió: Por vuestra poca fe. Porque os digo que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: trasládate de aquí allá, y se trasladaría y nada os sería imposible.

Cuando la fe es profunda participamos de la Omnipotencia de Dios, hasta el punto de que Jesús llegará a decir en otro momento: el que cree en Mí, también hará las obras que Yo hago, y las hará mayores que estas, porque Yo voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pidiereis algo en mi nombre, Yo lo haré2. Y comenta San Agustín: "No será mayor que yo el que en mí cree; sino que yo haré entonces cosas mayores que las que ahora hago; realizaré más por medio del que crea en mí, que lo que ahora realizo por mí mismo"3.

El Señor dice a los Apóstoles en este pasaje del Evangelio de la Misa que podrían "trasladar montañas" de un lugar a otro, empleando una expresión proverbial; entre tanto, la palabra del Señor se cumple todos los días en la Iglesia de un modo superior. Algunos Padres de la Iglesia señalan que se lleva a cabo el hecho de "trasladar una montaña" siempre que alguien, con la ayuda de la gracia, llega donde las fuerzas humanas no alcanzan. Así sucede en la obra de nuestra santificación personal, que el Espíritu Santo va realizando en el alma, y en el apostolado. Es un hecho más sublime que el de trasladar montañas y que se opera cada día en tantas almas santas, aunque pase inadvertido a la mayoría.

Los Apóstoles y muchos santos a lo largo de los siglos hicieron admirables milagros también en el orden físico; pero los milagros más grandes y más importantes han sido, son y serán los de las almas que, habiendo estado sumidas en la muerte del pecado y de la ignorancia, o en la mediocridad espiritual, renacen y crecen en la nueva vida de los hijos de Dios4. ""Si habueritis fidem, sicut granum sinapis!" -¡Si tuvierais fe tan grande como un granito de mostaza!...

"—¡Qué promesas encierra esa exclamación del Maestro!"5. Promesas para la vida sobrenatural de nuestra alma, para el apostolado, para todo aquello que nos es necesario...

II. Señor, ¿por qué no hemos podido curar al muchacho? ¿Por qué no hemos podido hacer el bien en tu nombre? San Marcos6, y muchos manuscritos en los que se recoge el texto de San Mateo, añade estas palabras del Señor: Esta especie (de demonios) no puede expulsarse sino por la oración y el ayuno.

Los Apóstoles no pudieron librar a este endemoniado por falta de la fe necesaria; una fe que había de expresarse en oración y mortificación. Y nosotros también nos encontramos con gentes que precisan de estos remedios sobrenaturales para que salgan de la postración del pecado, de la ignorancia religiosa... Ocurre con las almas algo semejante a lo que sucede con los metales, que funden a diversas temperaturas. La dureza interior de los corazones necesita, según los casos, mayores medios sobrenaturales cuanto más empecinados estén en el mal. No dejemos a las almas sin remover por falta de oración y de ayuno.

Una fe tan grande como un grano de mostaza es capaz de trasladar los montes, nos enseña el Señor. Pidamos muchas veces a lo largo del día de hoy, y en este momento de oración, esa fe que luego se traduce en abundancia de medios sobrenaturales y humanos. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe7. "Ante ella caen los montes, los obstáculos más formidables que podamos encontrar en el camino, porque nuestro Dios no pierde batallas. Caminad, pues, in nomine Domini, con alegría y seguridad en el nombre del Señor. ¡Sin pesimismos! Si surgen dificultades, más abundante llega también la gracia de Dios; si aparecen más dificultades, del Cielo baja más gracia de Dios; si hay muchas dificultades, hay mucha gracia de Dios. La ayuda divina es proporcionada a los obstáculos que el mundo y el demonio opongan a la labor apostólica. Por eso, incluso me atrevería a afirmar que conviene que haya dificultades, porque de este modo tendremos más ayuda de Dios: donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Rom 5, 20)"8.

Las mayores trabas a esos milagros que el Señor también quiere realizar ahora en las almas, con nuestra colaboración, pueden venir sobre todo de nosotros mismos: porque podemos, con visión humana, empequeñecer el horizonte que Dios abre continuamente en amigos, parientes, compañeros de trabajo o de estudio, o conocidos. No demos a nadie por imposible en la labor apostólica; como tantas veces han demostrado los santos, la palabra imposible no existe en el alma que vive de fe verdadera. "Dios es el de siempre. —Hombres de fe hacen falta: y se renovarán los prodigios que leemos en la Santa Escritura.

"—"Ecce non est abbreviata manus Domini" —El brazo de Dios, su poder, no se ha empequeñecido!"9. Sigue obrando hoy las maravillas de siempre.

III. Jesucristo pone esta condición: que vivamos de la fe, porque después seremos capaces de remover los montes. Y hay tantas cosas que remover... en el mundo y, primero, en nuestro corazón. ¡Tantos obstáculos a la gracia! Fe, pues; fe con obras, fe con sacrificio, fe con humildad. Porque la fe nos convierte en criaturas omnipotentes: y todo cuanto pidiereis en la oración, como tengáis fe, lo alcanzaréis (Mt 21, 22)"10.

La fe es para ponerla en práctica en la vida corriente. Habéis de ser no solo oyentes de la palabra, sino hombres que la ponen en práctica: estote factores verbi et non auditores tantum11. Haced, realizad en vuestra vida la palabra de Dios y no os limitéis a escucharla, nos exhorta el Apóstol Santiago. No basta con asentir a la doctrina, sino que es necesario vivir esas verdades, practicarlas, llevarlas a cabo. La fe debe generar una vida de fe, que es manifestación de la amistad con Jesucristo. Hemos de ir a Dios con la vida, con las obras, con las penas y las alegrías... ¡con todo!12.

Las dificultades proceden o se agrandan con frecuencia por la falta de fe: valorar excesivamente las circunstancias del ambiente en que nos movemos o dar demasiada importancia a consideraciones de prudencia humana, que pueden proceder de poca rectitud de intención. "Nada hay, por fácil que sea, que nuestra tibieza no nos lo presente difícil y pesado; como nada hay tampoco tan difícil y penoso que no nos lo haga del todo fácil y llevadero nuestro fervor y determinación"13.

La vida de fe produce un sano "complejo de superioridad", que nace de una profunda humildad personal; y es que "la fe no es propia de los soberbios sino de los humildes", recuerda San Agustín14: responde a la convicción honda de saber que la eficacia viene de Dios y no de uno mismo. Esta confianza lleva al cristiano a afrontar los obstáculos que encuentra en su alma y en el apostolado con moral de victoria, aunque en ocasiones los frutos tarden en llegar. Con oración y mortificación, con el trato de amistad, con nuestra alegría habitual, podremos realizar esos milagros grandes en las almas. Seremos capaces de "trasladar montañas", de quitar las barreras que parecían insuperables, de acercar a nuestros amigos a la Confesión, de poner en el camino hacia el Señor a gentes que iban en dirección contraria. Esa fe capaz de trasladar montes se alimenta en el trato íntimo con Jesús en la oración y en los sacramentos.

Nuestra Madre Santa María nos enseñará a llenarnos de fe, de amor y de audacia ante el quehacer que Dios nos ha señalado en medio del mundo, pues Ella es "el buen instrumento que se identifica por completo con la misión recibida. Una vez conocidos los planes de Dios, Santa María los hace cosa propia; no son algo ajeno para Ella. En el cabal desempeño de tales proyectos compromete por entero su entendimiento, su voluntad y sus energías. En ningún momento se nos muestra la Santísima Virgen como una especie de marioneta inerte: ni cuando emprende, vivaz, el viaje a las montañas de Judea para visitar a Isabel; ni cuando, ejerciendo de verdad su papel de Madre, busca y encuentra a Jesús Niño en el templo de Jerusalén; ni cuando provoca el primer milagro del Señor; ni cuando aparece –sin necesidad de ser convocada– al pie de la Cruz en que muere su Hijo... Es Ella quien libremente, como al decir Hágase, pone en juego su personalidad entera para el cumplimiento de la tarea recibida: una tarea que de ningún modo le resulta extraña: los de Dios son los intereses personales de Santa María. No es ya solo que ninguna mira privada suya dificultase los planes del Señor: es que, además, aquellas miras propias eran exactamente estos planes"15.

1 Mt 17, 14-20. 2 Jn 14, 12-14. 3 San Agustín, Datado sobre el Evangelio de San Juan, 72, 1. — 4 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, in loc. — 5 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 585. — 6 Mc 9, 29. — 7 1 Jn 5, 4. — 8 A. del Portillo, Carta pastoral 31-V-1987, n. 22. — 9 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 586. — 10 ídem, Amigos de Dios, 203. — 11 Sant 1, 22. — 12 Cfr. P. Rodríguez, Fe y vida de fe, p. 173. — 13 San Juan Crisóstomo, De compunctione, 1, 5. — 14 San Agustín, cit. en Catena Aurea, vol. VI, p. 297. — 15 J. M. Pero-Sanz, La hora sexta, Rialp, Madrid 1978, p. 292.

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6 de agosto

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR*

Fiesta

— El Señor conforta a sus discípulos ante la inminencia de su Pasión y Muerte.

— Dios mismo será nuestra recompensa.

— El Señor está a nuestro lado para ayudarnos a llevar lo más duro y lo que más pesa.

I. Cuando Cristo se manifieste seremos semejantes a Él, porque le veremos según es1.

Jesús había anunciado a los suyos la inminencia de su Pasión y los sufrimientos que había de padecer a manos de los judíos y de los gentiles. Y los exhortó a que le siguieran por el camino de la cruz y del sacrificio2. Pocos días después de estos sucesos, que habían tenido lugar en la región de Cesarea de Filipo, quiso confortar su fe, pues como enseña Santo Tomás para que una persona ande rectamente por un camino es preciso que conozca antes de algún modo el fin al que se dirige: "como el arquero no lanza con acierto la saeta si no mira primero al blanco al que la envía. Y esto es necesario sobre todo cuando la vía es áspera y difícil y el camino laborioso... Y por esto fue conveniente que manifestase a sus discípulos la gloria de su claridad, que es lo mismo que transfigurarse, pues en esta claridad transfigurará a los suyos"3.

Nuestra vida es un camino hacia el Cielo. Pero es una vía que pasa a través de la cruz y del sacrificio. Hasta el último momento habremos de luchar contra corriente, y es posible que también llegue a nosotros la tentación de querer hacer compatible la entrega que nos pide el Señor con una vida fácil y quizá aburguesada, como la de tantos que viven con el pensamiento puesto exclusivamente en las cosas materiales. "¿No hemos sentido frecuentemente la tentación de creer que ha llegado el momento de convertir el cristianismo en algo fácil, de hacerlo confortable, sin sacrificio alguno; de hacerlo conformista con las formas cómodas, elegantes y comunes de los demás, y con el modo de vida mundano? ¡Pero no es así!... El cristianismo no puede dispensarse de la cruz: la vida cristiana no es posible sin el peso fuerte y grande del deber... Si tratásemos de quitar esto a nuestra vida, nos crearíamos ilusiones y debilitaríamos el cristianismo; lo habríamos transformado en una interpretación muelle y cómoda de la vida"4. No es esa la senda que indicó el Señor.

Los discípulos quedarían profundamente desconcertados al presenciar los hechos de la Pasión. Por eso, el Señor condujo a tres de ellos, precisamente a los que debían acompañarle en su agonía de Getsemaní, a la cima del monte Tabor para que contemplaran su gloria. Allí se mostró "en la claridad soberana que quiso fuese visible para estos tres hombres, reflejando lo espiritual de una manera adecuada a la naturaleza humana. Pues, rodeados todavía de la carne mortal, era imposible que pudieran ver ni contemplar aquella inefable e inaccesible visión de la misma divinidad, que está reservada en la vida eterna para los limpios de corazón"5, la que nos aguarda si procuramos ser fieles cada día.

También a nosotros quiere el Señor confortarnos con la esperanza del Cielo que nos aguarda, especialmente si alguna vez el camino se hace costoso y asoma el desaliento. Pensar en lo que nos aguarda nos ayudará a ser fuertes y a perseverar. No dejemos de traer a nuestra memoria el lugar que nuestro Padre Dios nos tiene preparado y al que nos encaminamos. Cada día que pasa nos acerca un poco más. El paso del tiempo para el cristiano no es, en modo alguno, una tragedia; acorta, por el contrario, el camino que hemos de recorrer para el abrazo definitivo con Dios: el encuentro tanto tiempo esperado.

II. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a un monte alto, y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestidos blancos como la luz. En esto se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él6. Esta visión produjo en los Apóstoles una felicidad incontenible; Pedro la expresa con estas palabras: Señor, ¡qué bien estamos aquí!; si quieres haré aquí tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías7. Estaba tan contento que ni siquiera pensaba en sí mismo, ni en Santiago y Juan que le acompañaban. San Marcos, que recoge la catequesis del mismo San Pedro, añade que no sabía lo que decía8. Todavía estaba hablando, cuando una nube resplandeciente los cubrió y una voz desde la nube dijo: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle9.

El recuerdo de aquellos momentos junto al Señor en el Tabor fueron sin duda de gran ayuda en tantas circunstancias difíciles y dolorosas de la vida de los tres discípulos. San Pedro lo recordará hasta el final de sus días. En una de sus Cartas, dirigida a los primeros cristianos para confortarlos en un momento de dura persecución, afirma que ellos, los Apóstoles, no han dado a conocer a Jesucristo siguiendo fábulas llenas de ingenio, sino porque hemos sido testigos oculares de su majestad. En efecto, Él fue honrado y glorificado por Dios Padre, cuando la sublime gloria le dirigió esta voz: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias. Y esta voz, venida del cielo, la oímos nosotros estando con Él en el monte santo10. El Señor, momentáneamente, dejó entrever su divinidad, y los discípulos quedaron fuera de sí, llenos de una inmensa dicha, que llevarían en su alma toda la vida. "La transfiguración les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua, y, sobre todo, como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y obediencia total"11, al que debemos buscar todos los días de nuestra existencia aquí en la tierra.

¿Qué será el Cielo que nos espera, donde contemplaremos si somos fieles a Cristo glorioso, no en un instante, sino en una eternidad sin fin? "Dios mío: ¿cuándo te querré a Ti, por Ti? Aunque, bien mirado, Señor, desear el premio perdurable es desearte a Ti, que Te das como recompensa"12.

III. Todavía estaba hablando, cuando una nube resplandeciente los cubrió y una voz desde la nube dijo: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle13. ¡Tantas veces le hemos oído en la intimidad de nuestro corazón!

El misterio que hoy celebramos no solo fue un signo y anticipo de la glorificación de Cristo, sino también de la nuestra, pues, como nos enseña San Pablo, el Espíritu da testimonio junto con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos también herederos: herederos de Dios, coherederos de Cristo; con tal que padezcamos con Él, para ser con Él también glorificados14. Y añade el Apóstol: Porque estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se ha de manifestar en nosotros15. Cualquier pequeño o gran sufrimiento que padezcamos por Cristo nada es si se mide con lo que nos espera. El Señor bendice con la Cruz, y especialmente cuando tiene dispuesto conceder bienes muy grandes. Si en alguna ocasión nos hace gustar con más intensidad su Cruz, es señal de que nos considera hijos predilectos. Pueden llegar el dolor físico, humillaciones, fracasos, contradicciones familiares... No es el momento entonces de quedarnos tristes, sino de acudir al Señor y experimentar su amor paternal y su consuelo. Nunca nos faltará su ayuda para convertir esos aparentes males en grandes bienes para nuestra alma y para toda la Iglesia. "No se lleva ya una cruz cualquiera, se descubre la Cruz de Cristo, con el consuelo de que se encarga el Redentor de soportar el peso"16. Él es, Amigo inseparable, quien lleva lo duro y lo difícil. Sin Él cualquier peso nos agobia.

Si nos mantenemos siempre cerca de Jesús, nada nos hará verdaderamente daño: ni la ruina económica, ni la cárcel, ni la enfermedad grave... mucho menos las pequeñas contradicciones diarias que tienden a quitarnos la paz si no estamos alerta. El mismo San Pedro lo recordaba a los primeros cristianos: ¿quién os hará daño, si no pensáis más que en obrar bien? Pero si sucede que padecéis algo por amor a la justicia, sois bienaventurados17.

Pidamos a Nuestra Señora que sepamos ofrecer con paz el dolor y la fatiga que cada día trae consigo, con el pensamiento puesto en Jesús, que nos acompaña en esta vida y que nos espera, glorioso, al final del camino. Y cuando llegue aquella hora // en que se cierren mis humanos ojos, // abridme otros, Señor, otros más grandes // para contemplar vuestra faz inmensa. // ¡Sea la muerte un mayor nacimiento!18, el comienzo de una vida sin fin.

1 Antífona de comunión. 1 Jn 3, 2. — 2 Cfr. Mt 16, 24 ss. — 3 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 45, a. 1, c. — 4 Pablo VI, Alocución 8-IV-1966. — 5 San León Magno, Homilía sobre la Transfiguración, 3. — 6 Mt 17, 1-3. — 7 Mt 17, 4. — 8 Cfr. Mc 9, 6. — 9 Mt 17, 5. — 10 Segunda lectura. 2 Pdr 1, 16-18. — 11 Juan Pablo II, Homilía 27-II-1983; cfr. Audiencia general 27-V-1987. — 12 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 1030. — 13 Mt 17, 5. — 14 Rom 8, 16-17. — 15 Rom 8, 18. — 16 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 132. — 17 1 Pdr 3, 13-14. — 18 J. Maragall, Canto espiritual, en Antología poética, Alianza, Madrid 1985, p. 185.

* Desde muy antiguo se celebraba esta fiesta del Señor, en esta misma fecha, en diversos lugares de Oriente y Occidente. En el siglo xv, el Papa Calixto III la extendió a la Iglesia entera. La Liturgia nos recuerda el milagro de la Transfiguración por dos veces durante el año: en el segundo domingo de Cuaresma para afirmar la divinidad de Cristo al acercarse su Pasión y hoy para festejar la exaltación de Cristo en su gloria. La Transfiguración del Señor es, además, un anticipo de lo que será la gloria del Cielo, donde veremos Dios cara a cara. En virtud de la gracia participamos ya de esa promesa de la vida eterna.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Justo y Pastor, Santos Niños Mártires, 6 de agosto  

Justo y Pastor, Santos

Niños Mártires

Martirologio Romano: En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor. Todavía niños, corrieron voluntariamente al martirio, abandonando en la escuela sus tablillas de escolar y, detenidos por orden del juez e inmediatamente azotados, animándose y exhortándose mutuamente fueron degollados por su amor a Cristo (304).

Convencieron los de la tetrarquía a Diocleciano que los verdaderos enemigos a exterminar del Imperio eran los que se profesaban cristianos y que ya estaban por todas partes. Fueron capaces de convencerlo porque había datos que de ningún modo necesitaban probarse por su evidencia: los cristianos no daban culto a los dioses romanos, se mostraban ausentes en el circo y ponían auténtico reparo a verse en las termas; su matrimonio les dura para toda la vida y a los hijos concebidos no los exponen jamás a la muerte; comparten el pan y las casas, pero no la cama. Estas cosas podrían perdonárseles porque son honestas, pero realizan extrañas prácticas religiosas sólo accesibles a los iniciados y como no ceden en la adoración a los dioses dándoles incienso, y como adoran a un Cristo o Cresto más que a su propia vida son una fuerza potencial inmensa que puede volverse contra el Imperio si se lo propusieran. Son fanáticos que escapan a la influencia y autoridad del César y es precisa su destrucción. El César Galerio ha triunfado en su intento exterminador. Decretos y más decretos promulga Diocleciano que está representado por su gobernador o prefecto Daciano en el extremo occidental del Imperio. La persecución se ha desatado fuerte y cruel desde los Pirineos hacia el sur, dejando un rastro de sangre cristiana: Vicente, Eulalia, tantos y tantos. También los niños Justo y Pastor.

Prudencio, que en su Peristefhanon cantará la gloria de los mártires y de las ciudades que los poseyeron, incluye a los dos niños mártires entre los que forman su corona, afirmando que son la "gloria para Alcalá"; luego serán mencionados por Venancio Fortunato y estarán presentes con veneración en los Santorales y Calendarios visigóticos con san Isidoro en su obra De viris Illustribus y san Ildefonso que retoca, en apéndice, el diálogo entre los hermanos; también en la liturgia Mozárabe aparecen sus nombres al celebrar las fiestas, y son cantados por la literatura posterior como en el soneto de Lope: "Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya de innumerables santos". Llegan con el tiempo a ser nombrados Justo y Pastor los Patronos de Alcalá y de toda la archidiócesis de Madrid.

Las actas son tardías, no auténticas y nada creíbles. Sólo recogen la tradición oral de los hechos transmitidos a lo largo de las generaciones; un autor anónimo los pone por escrito adaptándolos a las necesidades de sus destinatarios o inventándolos para dar una buena catequesis presentándolos adornados con elementos estéticos más o menos plausibles.

Sólo sabemos de Justo y Pastor que eran dos niños, como de siete y nueve años, y que murieron degollados por presentarse espontáneamente ante Daciano, manifestando su condición de discípulos de Cristo; sufrieron martirio los dos hermanos al ser degollados probablemente en las afueras de la ciudad llamada entonces Complutum y ahora Alcalá de Henares.

No quiso Asturio, el obispo de Toledo, dejar ya la ciudad complutense después del hallazgo de sus restos. Así llegó Complutum a ser sede episcopal y él su obispo primero. Allí mismo edificó en su honor la primera basílica.

Pronto se difundió su culto a toda la piel de toro cristiana e incluso más allá de los Pirineos; de hecho, el que en Barcelona se pusiera la diócesis recién erigida bajo su advocación, allá por el siglo IV, es un testimonio bien claro de cómo se comentó el suceso de la muerte de los intrépidos inocentes, de cuánto estimuló su ejemplo a ser leales a la fe y de dónde se sitúa el término o medida del amor a Jesucristo para no decir nunca "basta" a sus exigencias.

En 1567, san Pío V promulgó una bula papal, en la que ordenaba que fuesen trasladadas parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor desde Huesca a Alcalá de Henares, ciudad de su cuna y martirio. En noviembre de ese mismo año, Felipe II y su hijo el príncipe Carlos, enviaron una carta cada uno dirigida al Obispo de Huesca para que cumpliese con lo ordenado por el Papa. Así fue, como parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor, fueron remitidas a la ciudad de Alcalá de Henares de la que son patronos los "Santos Niños".

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Sixto II y compañeros, Santo XXIV Papa, Mártir, 6 de agosto  

Sixto II y compañeros, Santo

Papa y Mártir

Martirologio Romano: Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires. El papa san Sixto, mientras celebraba los divinos misterios y enseñaba a los fieles los mandatos del Señor, al irrumpir los soldados para aplicar el edicto del emperador Valeriano fue detenido e, inmediatamente, decapitado el día seis de agosto. Con él sufrieron el martirio cuatro diáconos, que fueron enterrados con el papa en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, y en ese mismo día, también sus diáconos santos Agapito y Felicísimo murieron en el cementerio de Pretextato, en donde fueron sepultados (258).

Etimología: Sixto = aquel que es listo y pulido, viene del griego

San Sixto nació en Atenas. Siendo diácono de la Iglesia romana, sucedió al Papa San Esteban en la silla de San Pedro por los años 257, durante la persecución de Valeriano.

San Sixto es titulado por San Cipriano: prelado pacífico y excelente. Y efectivamente un poco de paz sí se apresuró a llevar, apenas fue elegido, a las iglesias de Roma y de Cartago en cruenta lucha por la cuestión del bautismo a los herejes. (ver San Esteban I).

Tuvo una reconciliación con S. Cipriano, pero no hubo tiempo para profundizar un diálogo, pues debió enfrentar una nueva emergencia: Valeriano desató una segunda persecución contra los cristianos. Éstos fueron invitados a abjurar, so pena de la expropiación de los bienes y la decapitación.

A fines del mes de agosto del 258, San Cipriano, que sería decapitado el 14 de septiembre, escribía a uno de sus colegas: "Valeriano, en un escrito al Senado, ha dado la orden de que los obispos, sacerdotes y diáconos sean ejecutados inmediatamente. Sabed que Sixto ha sido muerto en un cementerio el 6 de agosto, y con él cuatro diáconos". La noticia era exacta. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato.

Nos hallamos ante la página más gloriosa de la historia de la Iglesia romana durante las persecuciones. Cipriano podía apoyarse en este testimonio para invitar a los cristianos de África "a la lucha espiritual: de tal suerte -dice - que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona" (Carta 80).

En la pared derecha de la Cripta de los Papas se conservan, juntados, dos fragmentos originales de un primer poema de San Dámaso, dedicado al Papa Sixto II para celebrar su glorioso martirio.

"Cuando la espada (persecución)
las pías entrañas de la Madre (Iglesia)
traspasaba, aquí el obispo sepultado (Sixto II)
la doctrina (las divinas Escrituras) enseñaba.
Llegan de improviso soldados y arrestan
allí al sentado en cátedra (la cátedra episcopal),
mientras los fieles ofrecen sus cuellos a la guardia enviada (es decir, intentan salvar al Papa a costa de su vida).
Apenas el anciano (obispo)
supo que uno quiso arrebatarle la palma (del martirio),
él mismo fue el primero en ofrecerse y dar su cabeza a la espada, para que así a ninguno pudiera herir una tan impaciente rabia (pagana).
Cristo que distribuye los premios de la vida, reconoció el mérito del pastor, defendiendo El mismo el resto de su grey".

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Octaviano, Beato Obispo, 6 de agosto  

Octaviano, Beato

Obispo

Martirologio Romano: En Savona, de la Liguria, beato Octaviano, obispo y hermano del papa Calixto II, que tanto en el claustro como en la cátedra buscó con ahínco servir a Dios y a los hermanos (1132).

Etimología: Octaviano = del octavo día. Viene de la lengua latina.

Octaviano murió en Liguria en 1132. Era nada menos que el hijo de Guillermo II, rey de Borgoña. Su hermano llegó a ser Papa con el nombre de Calixto II. Otro hermano fue el arzobispo de Besançon.

Toda la ilusión que anidaba en su pulcro corazón era la de ser monje de Cluny.

El padre, sin embargo, que lo había reservado para que fuera su sucesor, le envió a estudiar a la universidad de Bolonia.

Era un joven muy inteligente. Al terminar sus brillantes estudios, se convirtió en profesor.
Guillermo veía que su muerte se acercaba.

Entonces envió a mensajeros para que su hijo volviera. Cuando llegaron, su padre ya había muerto.

Gracias a esta muerte, dolorosa pero esperada, él pudo seguir libremente su vocación con tal de que los suyos no pusieran dificultades.

Al no encontrarlas, él entró en la abadía de san Pedro en la que vivió por espacio de cuarenta y dos años., entregado a la oración y al estudio de la Palabra de Dios.

Era una persona muy sociable y con unos talentos apropiados para tratar a todo el mundo como se merecía.

Pudo conquistar los honores más altos, y, en verdad, se le presentaron a menudo. Jamás, sin embargo, los aceptó en su alma.

Lo que él sentía realmente era la humildad de Jesús hecha carne en él mismo.

Veinte meses antes de su muerte, tuvo que presidir la diócesis de Savone porque no había candidato. Durante este tiempo realizó varios milagros, el primero de los cuales fue la reforma de los canónigos. Les privó de sus prebendas mientras no cambiaran de conducta.

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Carlos López Vidal, Beato Mártir, 6 de agosto  

Carlos López Vidal, Beato

Sacristán Mártir

Martirologio Romano: En las cercanías de Gandía, en Valencia, en España, beato Carlos López Vidal, mártir, que en tiempo de persecución de la fe alcanzó la gloria celestial (1936).

Carlos López Vidal, laico fiel, nace el 15 de noviembre de 1894 en Gandía (Valencia) e hizo sus estudios en el colegio escolapio de aquella localidd.

Era sacristán en Colegiata de Gandía y contrajo matrimonio con Rosa Tarasona Ribanocha.

Era un hombre de fe y de vida orante como parte de su ejercicio de virtudes cristianas. Fue miembro de algunas asociaciones de apostolado.

Encarcelado en agosto de 1936 fue martirizado hasta morir, en la Pedrera de Gandía, sus últimas palabras fueron: "Viva Cristo Rey".

Fue beatificado, junto a otros
232 mártires españoles, el 11 de marzo de 2001 por S.S. Juan Pablo II.

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Fuente: Franciscanos.org
María Francisca de Jesús (Ana María Rubatto), Beata Fundadora, 6 de agosto  

María Francisca de Jesús (Ana María Rubatto), Beata

Fundadora del Instituto de las
Hermanas Terciarias Capuchinas

Martirologio Romano: En Montevideo, de Uruguay, beata María Francisca de Jesús (Ana María) Rubatto, virgen, que en la ciudad de Loano, cerca de Savona, en Italia, fundó el Instituto de las Hermanas Terciarias Capuchinas y, habiéndose trasladado a América Latina, puso todo su empeño en el servicio a los pobres (1904).

María Francisca de Jesús (en el siglo, Ana María Rubatto) nació en Carmagnola (Turín) el 14 de febrero de 1844. Cuando tenía cuatro años, quedó huérfana de padre. A los diecinueve años perdió a su madre, tras lo cual fue a vivir a Turín. Dotada de una gran inteligencia, aunque no tenía estudios alcanzó un grado notable de cultura, que armonizó constantemente con la vida práctica. Cultivó desde pequeña una profunda espiritualidad. En la capital piamontesa entró al servicio de la noble Mariana Scoffone, de la que fue dama de compañía y colaboradora en la administración de su ingente patrimonio desde 1864 hasta 1882. Durante esos años Ana María se dedicó a las obras de caridad, a la enseñanza del catecismo a los niños, y a la visita a los enfermos del Cottolengo y a los abandonados. En el verano de 1883 se trasladó a Loano. Un día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llanto: una piedra se había caído de la construcción y había herido en la cabeza a un jovencísimo peón. Ana María socorrió al joven, lavó y curó la herida y, después de darle el equivalente a dos días de trabajo, lo envió a casa para que se recuperara. La construcción debía albergar a una comunidad femenina, para la cual se estaba buscando una directora: el padre capuchino Angélico de Sestri Ponente, que apoyaba esta iniciativa, pensó que Ana María Rubatto podía ocupar el cargo de directora.

Vistió el hábito religioso junto con otras cinco jóvenes el 23 de enero de 1885. Cambió su nombre por el de sor María Francisca de Jesús. Se convirtió, por mandato del obispo diocesano, en superiora, pero sobre todo en madre y formadora. Fue éste el inicio del "instituto de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto" [luego, Terciarias o Hermanas Capuchinas de Loano]. Tres años después, el instituto comenzó a dilatarse: Génova-Voltri, Sanremo, Génova-Centro... En 1892 fundó en Montevideo. Siguió la fundación en Uruguay y Argentina. Siete veces atravesó la fundadora el océano para estar al lado de las hermanas en los dos continentes. Abrió dieciocho casas en los veinte años de su gobierno. Durante los ocho años que duró en total su estancia en América, fueron incontables los viajes de Uruguay a Argentina y de una casa a otra. Fundó también en Alto Alegre en 1899, pero 18 meses más tarde las religiosas fueron asesinadas con los misioneros capuchinos y muchos fieles.

Después de organizar las casas de Italia, viajó a América para lo que iba a ser una visita pastoral de pocas semanas, pero que en realidad se prolongó por más de un año. Allí, en Montevideo, la sorprendió la muerte el 6 de agosto de 1904.
Juan Pablo la beatificó el 10 de octubre de 1993.

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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Mateo de Bascio, Beato Fundador, 6 de agosto  

Mateo de Bascio, Beato

Fundador de la Orden de Frailes
Capuchinos Menores

Fue fundador y primer superior general de la orden de los frailes capuchinos menores, la rama principal que se dedicó de la Reforma de la Observancia. Nació en 1495 en Bascio en la Diócesis de Montefeltro en el Ducado de Urbino. Murió en Venecia en 1552. Cuando tenía 17 años de edad entró en la orden de los Observantes de Montefiorentino. En 1525 era sacerdote y misionero siendo también miembro de la Provincia Reformada de Ancona.

Motivado por la necesidad que sentía por reformarse, la cual era común en toda la familia franciscana, resolvió en 1525 en el año del jubileo, principiar con una vida más austera escogiendo para el efecto un estilo más parecido al de San Francisco. El Papa Clemente VII le aprobó su requerimiento y por medio del mismo le permitió predicar en cualquier lugar y tener seguidores. Algunos de los miembros de la observancia pidieron el permiso para unirse a Mateo, y el 3 de Julio de 1528 el Papa decretó la Bula "Religionis zelus", por medio de la cual la nueva reforma era aprobada y colocada en la jurisdicción nominal de los Conventuales. El nombre "Capuchino" fue dado por la gente a los nuevos monjes franciscanos y luego adoptado oficialmente, en los decretos pontificales los seguidores de Bassi utilizaron varios estilos en la expresión "Capucini", "Capuciati" "Capulati" y "Hermanos de la Observancia Capucinorum".

En abril de 1529 la orden tuvo su primera seccional en Albacina donde Mateo de Bacci fue electo por aclamación vicario general. Se elaboró un código a manera de constitución que servia de base a la reforma. Sin embargo, el humilde fundador no mantuvo su cargo por mucho tiempo. Después de visitar unos poblados deseo volver a tener su carrera apostólica y quizá también influido por el hecho de sentirse sin mayor poder contra las dificultades que se generaban por parte de problemas con los discípulos, renunció a su puesto.

Desde entonces no tomó parte en el gobierno de la orden. Aproximadamente en el año 1537 decidió retornar a la obediencia de los Observantes aún con el temor de incurrir en alguna censura eclesiástica. En diferentes oportunidades y diferentes épocas habrían obtenido bulas y decretos contra la nueva reforma. Bacci predicó en todo el país de Italia y parte de Alemania.

Murió en Venecia en medio de sus labores y fue enterrado en la Iglesia de los Observantes de esa ciudad en presencia de una vasta concurrencia que había llegado al lugar atraída por su reputación como un santo. El siguiente texto de Arthur du Monstier se puede leer el Martirologio Franciscano y dice: "allí murió en Venecia el Santo Mateo, confesor, fundador de la congregación de los capuchinos. Sus continuos ayunos, vigilias y oraciones, su gran pobreza y ardiente celo por las almas, le confirieron una santidad extraordinaria y el don de los milagros hace que su memoria sea gloriosa".

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Fuente: ACIprensa.com
Hormisda, Santo LII Papa, 6 de agosto  

Hormisda, Santo

LII Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Hormisda, Papa. Abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente hizo que se respetaran religiosamente por los nuevos pueblos los derechos de la Iglesia (523).

Originario de la Campania, era un diácono de Roma, viudo, cuyo hijo San Silverio había de ceñir también la tiara pontificia.

En el año 514, Hormisdas fue elegido Papa. Tuvo que consagrar toda su actividad al problema delicado y complejo de la situación que había producido en el oriente el cisma provocado por Acacio de Constantinopla, con el fin de aplacar a los monofisitas.

A San Hormisdas pertenece el honor de haber acabado con el cisma mediante la confesión de fe que lleva su nombre: "La Fórmula de Hormisdas". Este documento, citado todavía por el Concilio Vaticano I, es una de las pruebas más fehacientes de la autoridad que se atribuía al Papa en los seis primeros siglos.

Sabemos que San Hormisdas fue un hombre inteligente, hábil y amante de la paz . En sus últimos años tuvo el consuelo de ver cesar en Africa la persecución de los vándalos.

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Fuente: Santiebeati.it
Tadeo Dulny, Beato Seminarista Mártir, 6 de agosto  

Tadeo Dulny, Beato

Mártir

Martirologio Romano: Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Tadeo Dulny, mártir. Al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, fue llevado al campo de concentración de Dachau por su fe en Cristo y, víctima de crueles tormentos, emigró a la gloria celestial (1942).

Etimológicamente: Tadeo = Aquel que alaba, es de origen arameo.

 

El seminario, luego el campo de concentración, y allí dentro la muerte. Así se resume la vida de Tadeo Dulny. Nacido en una numerosa familia (seis hijos y dos hijas) en la Polonia sudoriental. Sus primeros maestros en la fe son sus padres, Jan y Antonina, quienes le dieron el sí cuando manifiesta su deseo de ingresar en el seminario de Wloclawek, después de haber terminado con mucho esfuerzo su educación en Ostrowiec. También en el seminario debe esforzarse mucho para llevar el ritmo de estudios, pero no se queja ni se rinde, cualidad que no deja de ser causa de admiración entre sus compañeros.

El 1 de septiembre de 1939 empieza la segunda guerra mundial: Polonia es invadida primero por la Alemania nazi y luego por la Rusia comunista. Sin embargo a finales de septiembre, Tadeo se presenta puntual al seminario, para el nuevo año escolar. Pero el 7 de octubre llega la policía nazi y se lleva todo, profesores y clérigos. Primera etapa, la prisión local en Wloclawek, por tres meses. Luego un traslado a la ciudad de Lad, los ponen en las instalaciones de un colegio salesiano, con algunas libertades de movimiento al interior; se trata entonces de retomar los cursos del seminario y Tadeo lleva a término el programa del quinto año de estudios. Todo se derrumba en el verano de 1940. El 26 de agosto, maestros y seminaristas son llevados al campo de concentración de Sachsenhausen, cercano a Berlín. Por fin, el 15 de diciembre, Tadeo y otros son llevados a Dachau, en la alta Baviera. Aquí está el primer campo de concentración nazi, creado en 1933 y los primeros deportados fueron ciudadanos alemanes anti nazis. Vinieron luego, en número creciente, los judíos capturados primero en Alemania y luego en los Países invadidos por las tropas alemanas.

En el 1940 son llevados allí más de ochocientos sacerdotes y religiosos polacos. Con ellos está Tadeo, que no es sacerdote todavía; así lo recuerda un compañero de deportación: "No era como los otros, en esas circunstancias su personalidad maduró y resaltó poco a poco que era un hombre increíblemente generoso, que moría a si mismo". El objetivo de este nuevo "curso de estudios" era la muerte. Para los torturadores, los deportados no son hombres con un nombre, tan sólo son números, y él es el número 22662. No es más un futuro sacerdote, porque allí nadie tiene un futuro. Sólo existía un presente atroz, y luego la muerte.

Aquí el clérigo Tadeo progresa: se olvida de su persona, hace de si un instrumento de alivio para los demás. El objetivo de su vida, y muerte, en Dachau es evitar a otros la fatiga, los golpes, las torturas; es procurar comida a quien está muriendo de hambre. Hace uso de toda su voluntad para sobrevivir ayunando, para dar su ración a otros. Un testigo cuenta: "Elevarse por encima de la necesidad de comida, allí donde el hambre torcía los tripas, era una empresa extraordinaria". Otro dice: "Tadeo, un chico besado del sol. En las situaciones más oscuras, él logró recoger un rayo de la misericordia divina para dárselo a los demás". Un compañero de reclusión relata así su fin: "Murió de hambre. Asado en el crematorio". Tenía 28 años.

En el año 1999, durante una de sus visitas a Polonia, el papa Juan Pablo II lo proclamó beato, como mártir, junto a otras 107
víctimas del odio a la fe entre 1930-1945.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

 

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